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Protocolo de Basilea

El Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los


Desechos Peligrosos y su Eliminación fue adoptado en respuesta a fuertes protestas
públicas en los años 80, tras el descubrimiento de depósitos de desechos tóxicos en
países en vía de desarrollo provenientes del extranjero. El convenio, en vigor desde
mayo de 1992, busca proteger la salud de las personas y el medio ambiente frente a los
efectos perjudiciales de los desechos peligrosos. Las disposiciones del Convenio giran
en torno a la disminución de la generación de desechos peligrosos y la promoción de la
gestión ambientalmente racional de los desechos peligrosos, la restricción de los
movimientos transfronterizos de desechos peligrosos, y la aplicación de un sistema
regulatorio para los movimientos permisibles de desechos peligrosos. (CEPAL, 2020)

Cuenta con 170 países miembros y su objetivo es proteger el medio ambiente y la salud
humana contra los efectos nocivos derivados de la generación, el manejo, los
movimientos fronterizos y la eliminación de los desechos peligrosos y otros desechos.

El Convenio de Basilea regula los movimientos transfronterizos de desechos peligrosos


y otros desechos aplicando el procedimiento del “consentimiento fundamentado previo”
(los envíos efectuados sin consentimiento son ilícitos). Los envíos efectuados a un
Estado que no sea Parte o desde un Estado que no sea Parte son ilícitos, salvo que
exista un acuerdo especial. Se exige a toda Parte en el Convenio que promulgue las
disposiciones legislativas nacionales adecuadas para prevenir y castigar el tráfico ilícito
de desechos peligrosos y otros desechos. El tráfico ilícito es delictivo.

En segundo lugar, el convenio obliga a las partes en él a asegurar que los desechos
peligrosos y otros desechos se manejen y eliminen de manera ambientalmente racional.
A ese fin, se espera de las partes que minimicen las cantidades que atraviesan las
fronteras, que traten y eliminen los desechos lo más cerca posible del lugar donde se
generen y que impidan o minimicen la generación de desechos en origen. Se han de
aplicar controles estrictos desde el momento de la generación de un desecho peligroso
hasta su almacenamiento, transporte, tratamiento, reutilización, reciclado, recuperación
y eliminación final.
¿Qué constituye desecho con arreglo al Convenio de Basilea?

Por “desechos” se entienden las sustancias u objetos a cuya eliminación se procede, se


propone proceder o se está obligado a proceder en virtud de lo dispuesto en la legislación
nacional. En el anexo I del Convenio, que los anexos VIII y IX aclaran en mayor detalle,
se enumeran los desechos que se clasifican como peligrosos y están sometidos a los
procedimientos de control estipulados en el Convenio. En el anexo II del convenio se
determinan los desechos que requieren una consideración especial (conocidos como
“otros desechos” y que principalmente se refieren a los desechos recogidos de los
hogares). Las Partes también pueden enviar información a la secretaría del Convenio
sobre desechos adicionales, diferentes de los desechos enumerados en los anexos I y II
del Convenio, considerados o definidos como peligrosos en virtud de su legislación
nacional, y sobre cualquier requisito relativo a los procedimientos de movimiento
transfronterizo aplicables a tales desechos Conforme a la definición del Convenio, la
“eliminación” incluye las operaciones que den lugar a la eliminación final y las
operaciones que puedan conducir a la recuperación de recursos, el reciclado, la
regeneración, la reutilización directa y otros usos. (PNUMA, 2020)

Desechos que están regulados por el Convenio de Basilea.

• Desechos biomédicos y de la asistencia sanitaria

• Aceites usados

• Acumuladores de plomo usados

• Desechos con contaminantes orgánicos persistentes, productos químicos y plaguicidas


que persisten muchos años en el medio ambiente. Se transportan a grandes distancias
del lugar de liberación, se bioacumulan (con lo que constituyen una amenaza para los
seres humanos y los animales que se hallan en la cúspide de la cadena trófica) y
provocan toda una serie de efectos en la salud

• Bifenilos policlorados (PCB), compuestos utilizados en la industria como fluidos


cambiadores de calor, en transformadores y condensadores eléctricos y como aditivos
en pintura, papel para copiar sin carbono, selladores y plásticos.
• Miles de desechos químicos generados por las industrias y otros consumidores.

¿Quién adopta las decisiones sobre cómo debe operar el Convenio?

La Conferencia de las Partes, de la cual son miembros todos los Estados que son Parte
en el Convenio, es el órgano principal del Convenio. La Conferencia de las Partes elabora
las políticas que orientarán la aplicación del Convenio y puede adoptar enmiendas de
éste, así como nuevos instrumentos, como Protocolos, si considera que ayudarían a
alcanzar los objetivos del Convenio. La Conferencia de las Partes se reúne como mínimo
una vez cada dos años y trata de alcanzar sus decisiones por consenso.

Algunas cuestiones de actualidad de las que se ocupa el Convenio de Basilea…

Los desechos electrónicos y eléctricos, como los teléfonos celulares y las computadoras

• Los buques destinados al desguace

• Los desechos de mercurio y de amianto • El vertimiento ilícito de desechos peligrosos

La secretaría del Convenio de Basilea.

La secretaría presta servicios al Convenio proporcionando apoyo logístico y sustantivo


a las Partes (de acuerdo con los mandatos otorgados por el Convenio y la Conferencia
de las Partes), con objeto de facilitar la aplicación del Convenio. La administración de la
secretaría corre a cargo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA); su sede está en Ginebra. La secretaría depende de la Conferencia de las
Partes. El Convenio de Basilea tiene también 14 centros regionales y centros de
coordinación del Convenio en las siguientes ubicaciones: la Argentina, China, Egipto, El
Salvador, la Federación de Rusia, Indonesia, Nigeria, la República Eslovaca, la
República Islámica del Irán, el Programa Regional del Pacífico Sur para el Medio
Ambiente (Samoa), el Senegal, Sudáfrica, Trinidad y Tabago y el Uruguay. Los centros
elaboran y llevan a cabo proyectos regionales, imparten capacitación y se encargan de
la transferencia de tecnología para la aplicación del Convenio.

Unilever posee una política ambiental que se sustenta en la responsabilidad corporativa


y en un conjunto de indicadores de comportamiento. Entre ellos publicita sus resultados
a través de los indicadores de mercado FTSE4Good y el Dow Jones de sostenibilidad.
Unilever se adhiere explícitamente al concepto de ecoeficiencia, como parte de sus
sistemas de gestión ambiental. Tal concepto se interpreta como el mejoramiento de la
eficiencia ambiental en sus operaciones productivas, así como en la incorporación de
factores ambientales en el diseño y rediseño de productos (Unilever, 2003). Ha acuñado
el concepto de eco-innovación para incluir estos últimos factores, con énfasis en el
estudio de los impactos ambientales en los ciclos de vida. Cabe señalar que el concepto
de ecoeficiencia es visto por la empresa como un enfoque a nivel de unidades
productivas. (PNUMA, 2020)

Los indicadores de ecoeficiencia seleccionados son:

• Demanda Química de Oxígeno (DQO)

• Generación de residuos peligrosos.

• Generación de residuos no peligrosos.

• Consumo de agua.

• Consumo de energía.

• Generación de dióxido de carbono (CO2) por consumo de energía

• Generación de sulfuros de azufre (SO2) de procesos manufactureros.

Unilever sabe que la adopción del sistema GHS (CLP) para la clasificación de
agroquímicos es inminente en muchos lugares del mundo (por ejemplo, en la UE se
adoptó en junio de 2015). Con el tiempo, este sistema se optimizará y se transformará
en un sistema de clasificación global mejor comprendido. Luego, reemplazará al sistema
de clasificación de la OMS como base para eliminar gradualmente la mayoría de los
agroquímicos peligrosos de las cadenas de suministros de Unilever. La OMS también
está desarrollando una lista de pesticidas altamente peligrosos (HHP, por sus siglas en
inglés). Sin embargo, hasta que se completen estos sistemas, Unilever usará la base de
datos de la OMS y la clasificación del Convenio de Basilea y Rotterdam para eliminar
CPP peligros de las granjas donde se producen nuestras materias primas. También
implementaremos sistemas para detener el uso de agroquímicos OMS1b en los cultivos
de Unilever después de tres años desde la fecha de implementación del SAC2017,
excepto bajo circunstancias excepcionales. (UNILEVER, 2017)

Estas circunstancias son las siguientes:

a) Uso veterinario.

b) Volúmenes muy pequeños en trampas de feromonas o similares.

c) Aparición inesperada de una nueva plaga para la cual no existe alternativa legal.

d) Acuerdo formal con Unilever de que no hay una alternativa práctica para el uso del
ingrediente activo. En este caso, el uso continuo debe estar acompañado por un
programa de investigación para encontrar o desarrollar métodos de control alternativos.
(UNILEVER, 2017)

Sustentabilidad.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas constituyen, por


primera vez en la historia, un marco de consenso integral destinado a ayudar a abordar
los principales problemas sociales, medioambientales y económicos a los que se
enfrenta actualmente la humanidad. Pese a los múltiples avances que tienen lugar en
todo el mundo, aún sigue habiendo retos muy significativos y muchas oportunidades de
negocio por desarrollar. Las desigualdades crecen dentro y entre los países. En torno a
800 millones de personas siguen viviendo en condiciones de pobreza extrema y hambre.
Persiste también la desigualdad de género. Unos 946 millones de personas siguen sin
tener acceso a instalaciones de saneamiento. Los efectos adversos del cambio climático
continúan en aumento en un momento en que las migraciones climáticas son una
realidad. Más gente que nunca está siendo desplazada de sus hogares debido a
catástrofes naturales, y la escasez de agua afecta al 40% de la población mundial y sigue
extendiéndose.

Sin embargo, los progresos son lentos: los datos del Índice de Progreso Social predicen
que, de continuar la trayectoria actual, en 2030, fecha objetivo establecida en los ODS,
sólo se habrá producido un ligero aumento del bienestar humano. (Deloitte, 2017)
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible constituyen un marco colectivo y cooperativo
que exige una respuesta urgente a través de acciones sistémicas. Dado que los
Gobiernos se han comprometido a cumplir los objetivos, la sociedad civil y las empresas
tienen un papel protagonista a la hora de utilizar su creatividad y capacidad de innovación
para resolver los desafíos a los que nos enfrentamos como sociedad y como especie.

Aunque toda la sociedad tiene la responsabilidad de contribuir al desarrollo sostenible,


las empresas tienen un papel muy especial que desempeñar. Su impacto en el bienestar
económico e individual es inmenso, ayudan a resolver los problemas de la humanidad
mediante los productos que ofrecen y los servicios que prestan, y sus actividades
generan un impacto en el medioambiente. El alcance de la influencia de las empresas
en el futuro de la humanidad es enorme.

En un mundo con escasez de recursos, las empresas deben ayudar a la sociedad a


abordar los problemas medioambientales, en lugar de agravarlos. En la Encuesta sobre
Globalización realizada recientemente por Deloitte, el 72% de los directivos de empresas
en mercados emergentes señaló que minimizar los impactos medioambientales
negativos es extremadamente importante o muy importante para su empresa, más que
ninguna otra cuestión social. (Deloitte, 2017)

Las actividades empresariales pueden abordar algunos de los retos más complejos en
materia de desarrollo sostenible gracias a la innovación. Las nuevas tecnologías y
métodos ofrecen soluciones a algunos de los problemas a los que nos enfrentamos, ya
sea aumentando la eficiencia de las máquinas para reducir las emisiones u ofreciendo
un sistema de iluminación que emplee energías renovables para permitir que los niños
que viven en países en desarrollo estudien al atardecer. (Deloitte, 2017)

La mayor parte de la población mundial pasará un tercio de su vida adulta en el trabajo


(Deloitte, 2017). Cuando las empresas desempeñan un papel tan importante en la vida
de cada persona, la forma en la que trabajan tiene un impacto más allá de la salud y la
seguridad, afectando directamente al bienestar. Si las personas se sienten realizadas y
motivadas en su trabajo, su calidad de vida aumenta. (Deloitte, 2017).
En el ámbito financiero, la actividad de las empresas beneficia a los países, a través de
los pagos de impuestos, y a las personas, al proporcionarles independencia económica.
(Deloitte, 2017)

Con sus actividades, las empresas pueden hacer una aportación decisiva al
cumplimiento de la meta 2030 establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El éxito empresarial y el compromiso con un desarrollo sostenible son interdependientes.

Realizar una aportación duradera al mundo en general no es bueno sólo para la


humanidad, sino también para la propia empresa. Por una parte, las metas y aspiraciones
de los Objetivos de Desarrollo Sostenible representan importantes oportunidades de
negocio. La publicación Global Opportunity Report de Naciones Unidas destaca medidas
que las empresas pueden tomar para apoyar directamente las aspiraciones contenidas
en sus objetivos. En su última edición, el tratamiento inteligente del agua ha sido
calificado como la oportunidad más beneficiosa para la sociedad y para la cual está más
preparado el mundo empresarial. (Deloitte, 2017)

Para tener éxito, las empresas necesitan asegurarse de que el entorno en el que operan
es sostenible. No pueden llevar a cabo sus operaciones sin un personal cualificado, un
entorno estable y un ambiente saludable para el desarrollo de sus actividades. La
producción sostenible también puede ayudar a preparar a las empresas para el largo
plazo, en particular para aquellos momentos en los que pueda haber escasez de
recursos (en un reciente estudio, el 75% de los encuestados opinó que la escasez de
recursos afectaría a su negocio en un futuro próximo). (Deloitte, 2017)

Un amplio conjunto de publicaciones ha establecido el argumento de que, cuando las


empresas asumen el compromiso de buscar el bien común, obtienen resultados
extraordinarios, tanto a medio como a largo plazo. En su importante obra Built to Last,
publicada en 1994, Jim Collins y Jerry Porras llegaron a la conclusión de que, entre 1926
y 1990, un grupo de empresas inspiradas por un paradigma que iba más allá de los
resultados económicos, obtuvieron seis veces más beneficios para sus accionistas que
aquellas de sus competidoras cuya política se basa explícitamente en obtener
únicamente beneficios económicos. (Deloitte, 2017) En 2003, Raj Sisodia y otros
investigadores demostraron en su obra Firms of Endearment que las empresas
comprometidas con un “capitalismo consciente” generaron hasta catorce veces más
ingresos que el resto de las empresas del índice S&P 500 a lo largo de 15 años. (Deloitte,
2017). Desde entonces, los estudios académicos han demostrado que la ecoeficiencia y
el compromiso constante con la sostenibilidad están correlacionadas con un excelente
rendimiento económico. Sólo en los últimos cinco años, se calcula que un conjunto de
empresas que han asumido un firme compromiso con la sostenibilidad ha obtenido unos
resultados superiores en un 11% a los de sus competidoras en el mercado de valores
.19 Los investigadores siguen buscando las causas que explican estas tendencias. Un
beneficio claro del compromiso con el desarrollo sostenible es la intensa conexión que
se establece con los grupos de interés, dicha relación es la responsable de unos
resultados bursátiles superiores en un 2% anual según los datos disponibles. (Deloitte,
2017)

Desde la perspectiva del talento, los consumidores, los socios comerciales, los
organismos reguladores y los inversores, el compromiso con el desarrollo sostenible y el
éxito empresarial están estrechamente relacionados.

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