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CARÁCTER ECONÓMICO Y FINANCIAMIENTO

El carácter económico en favor del financiamiento del déficit fiscal en


los gobiernos funcionan como una familia al tener tienen ingresos,
que provienen de la recaudación tributaria y gastos. El
déficit fiscal aparece cuando los gastos del sector público exceden a
los ingresos; entonces, la diferencia debe ser financiada; para ello
existen alternativas, como la deuda interna, la deuda externa y el uso
de ahorros anteriores, tal como lo haría cualquier familia.
La recaudación tributaria, principal fuente de ingresos del gobierno,
aumenta cuando crece el PBI. A mayor crecimiento, mayor
recaudación. Ahora bien, para que se eleve el PBI a tasas mayores,
como ocurrió entre 2005 y 2008 deben aumentar la inversión privada
y/o las exportaciones, pues éstas no solo aumentan el empleo, sino
que además permiten elevar la recaudación.
El financiamiento del déficit no soluciona el problema de fondo que
es el déficit en sí mismo; es decir, a través del financiamiento se
cubre la diferencia, pero no se ataca la causa del problema, que es
una baja recaudación tributaria y/o en un alto nivel del gasto público,
así como en un lento crecimiento del PBI.

¿Y cómo se endeudan los gobiernos? A través de la emisión de unos


documentos llamados bonos, que ponen a la venta a través de la
bolsa de valores (sea de Lima o de Nueva York); el bono genera un
interés, por lo que quien compra el bono le “presta” al gobierno del
país y a cambio se queda con el documento que luego le genera un
interés. Sin embargo, un mayor endeudamiento externo vía la
emisión de bonos soberanos, debe tomarse con cautela. Los
mercados internacionales constantemente evalúan la capacidad de
pago del país, que se resume en el riesgo país y si el gobierno se
encuentra sobreendeudado, entonces o compran los bonos pero
exigen una tasa de interés muy alta o simplemente no le compran los
bonos. Un claro ejemplo de lo que puede ocurrir de no realizar lo
anterior es Grecia, cuyo elevado déficit fiscal fue una de las causas
principales de la crisis en la que se encuentra.
Por último, como los casos de Italia, Portugal, España y Grecia
enseñan, debe tomarse en cuenta que la reducción del déficit
enfrenta costos políticos en el corto plazo, pero beneficios en el largo
plazo. No es una tarea fácil, más aún, en un contexto de demandas
sociales en crecimiento. El gobierno peruano tiene un manejo fiscal
responsable, pues tiene un marco legal que impide que el déficit fiscal
exceda a 1% del PBI y otras reglas numéricas.
La única forma de crecer es aumentando la inversión, las
exportaciones y la productividad del gasto público. La claridad en las
reglas de juego y la reforma institucional son condiciones básicas
para ello. Como la inversión es un asunto de confianza, una parte de
la preocupación actual está en el campo político, que no es capaz de
generar la credibilidad necesaria. Los problemas políticos afectan al
crecimiento económico.

Los déficit presupuestarios o fiscales se habían considerado de


forma tradicional en la política económica como forma de estimular
la demanda de productos y en general la actividad económica ante
situaciones de caída del consumo y la inversión privados, pero
estas medidas se han demostrado poco eficientes, en determinadas
ocasiones, por la existencia de una serie de consecuencias
indeseadas de los déficit presupuestario que anulan el efecto inicial
expansivo.

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