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UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO- GUAYANA

Dirección General de Estudios de Postgrado


Programa de Estudios Avanzados de Historia Regional

LA AGONÍA DE UNA CIUDAD


ANGOSTURA DE REALISTA A REPUBLICANA

(1817-1822)

Autor:
Marianela Tortolero.
C.I: 8672662

Ciudad Guayana, julio de 2013.

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Resumen

LA AGONÍA DE UNA CIUDAD


ANGOSTURA DE REALISTA A REPUBLICANA

(1817-1822)

Esta investigación de tipo histórica busca rescatar nuestra historia regional


para revivir tiempos pasados que ha permanecido dormidos y por lo tanto
desconocido para las nuevas generaciones. El tiempo delimitado es el que
corresponde a los duros años de la lucha independentista por parte de los rebeldes
patriotas. Angostura fue un bastión importantísimo en dicha lucha por su ubicación
estratégica frente al rio Orinoco, principal corredor fluvial que permitía su conexión
con el resto del territorio de las provincias en la época, además de las riquezas
ubicadas en las Misiones del Caroní. El problema de Angostura y su población es
que no será fácil doblegarla, porque su gente sobre todo la clase dominante tendrá en
todo momento una actitud hostil hacia la causa republicana y sus líderes,
manteniéndose fieles al rey y a la preservación de su estatus quo. Por consiguiente,
los líderes patriotas como Cedeño, Piar, entre otros, organizarán un sitio por varios
meses para poder someter y doblegar a los angostureños, y sólo así tomar la ciudad.
La intención es recrear lo sucedido durante eso duros años y también tratar de
plasmar cómo fue el proceso de transición de ser una ciudad realista hasta constituirse
en la capital de la Tercera Republica de la Independencia de Venezuela.

Palabras claves: Angostura, rebeldes, sometidos, Misiones del Caroní, republicanos,


realistas, sitio.

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The agony of a city. Angostura realistic a republican (1817-1822)

This research seeks to rescue historical type regional history to relive our past that has
lain dormant and therefore unknown to the younger generation. The time is defined
corresponding to the hard years of the independence struggle of the patriots rebels.
Angostura was an important stronghold in this fight because of its strategic location
facing the main Orinoco river, corridor that allowed connection to the rest of the
territory of the provinces at the time, plus the riches located in the Misiones del
Caroni. The problem of Angostura and a population that will not easily bend it ,
because its people especially the ruling class will always have a hostile attitude
towards the republican cause and its leaders , staying loyal to the king and to the
preservation of status quo. Therefore, the patriot leaders as Cedeño, Piar, among
others, organize a site for months to subdue and crush the angostureños, and only
then take the city. The intent is to recreate what happened during that hard years and
also try to capture how was the transition from being a realistic city to become the
capital of the Third Republic of the Independence of Venezuela.

Key words: Angostura, rebel, subject, Caroni missions, Republicans, realistic site

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INDICE

Introducción………………………………………………….….….....…..5
Angostura realista, panorama…………………………………..……...…..8

Realista, ¡siempre!, la muerte antes que sucumbir……….…….……........12


El reajuste, angustura republicana……………………………………..….17
Consideraciones finales…………………………………..……….………26
Anexo A………………………………………………………….……......28
Plano de la ciudad
Anexo B…………………………………………………………….......…29
Lista de algunos pobladores que abandonaron la ciudad
Referencias Bibliográficas……………………………………….……..….30

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INTRODUCCIÓN

La agonía de una ciudad, es una investigación de tipo histórico regional; tiene


como objetivo realizar un seguimiento de lo ocurrido para poder conocer cuál fue el
impacto que produjo en Angostura el sitio llevado a cabo por las fuerzas republicanas
dirigidas por los generales Manuel Piar y Manuel Cedeño, el cual se llevó a efecto a
partir del 15 de enero de 1817, manteniendo en vilo a la ciudad durante seis meses
hasta el 17 de julio. Igualmente se abordará el proceso de reajuste de la ciudad bajo
el nuevo gobierno republicano hasta 1822.

La provincia de Guayana constituía un bastión importante para la lucha


republicana, pero nunca había podido ser doblegada porque el gobierno realista
mantenía un estricto control no sólo de Guayana sino del río Orinoco que,
estratégicamente bien ubicado, permitía establecer comunicación con el interior de
Venezuela hasta llegar al Virreinato de Nueva Granada por la confluencia del río
Meta, además con el extranjero bien sea Trinidad, las islas del Caribe, Estados
Unidos o Europa. De acuerdo a los datos suministrados por Humboldt, para 1810 se
calculó la población de Angostura en unos 6.000 habitantes, que desarrollaron su vida
en torno al puerto a través del majestuoso río y sus afluentes. Así mismo aprendieron
a convivir y sobrevivir a los períodos de fiebres malignas y enfermedades endémicas
muy comunes por estas tierras. La mayoría de la población era indígena y en un alto
porcentaje se encontraba adoctrinada y organizados por los misioneros que llegaron a
estos parajes en el siglo pasado. La élite angostureña, clase minoritaria
numéricamente hablando pero dominante desde el punto de vista político y
económico, era predominante realista, aspecto que fue uno de los motivos por el cual
hasta 1817 los revolucionarios patriotas no habían podido tener éxito en sus
pretensiones de controlar a la capital.

Son muchos los interrogantes que surgen a partir de este hecho, sobre todo lo
relacionado con los meses que duró el sitio, relativos a: ¿qué hizo la población?;
¿cómo se organizaron?; ¿hasta qué punto fue el aguante de los pobladores?; ¿por qué

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no se doblegaron y prefirieron abandonar la ciudad? También está el hecho de
indagar en ¿cómo fue el proceso de reorganización de Angostura una vez en poder
los republicanos? En ese sentido dividimos esta investigación en tres partes. La
primera titulada Angostura realista, panorama, cuya finalidad es recrear el contexto
de la ciudad desde varios puntos de vista y que permitan entender por qué
mantuvieron su postura firme de defensa al gobierno español. La segunda se llamó
Realista, ¡siempre!, la muerte antes que sucumbir, y busca hurgar sobre la
organización, los padecimientos y la actitud heroica de los valientes pobladores
angostureños, que prefirieron sacrificarse antes de ceder a los enemigos de la patria,
también aquí se trata de buscar una explicación que permita comprender porque los
republicanos en esta oportunidad tuvieron éxito en la toma no solo de la capital sino
de toda la provincia. La última parte fue titulada El reajuste, Angostura Republicana,
donde se tratará de abordar los primeros años de organización de la ciudad con el
nuevo orden republicano hasta 1822.

Para poder llevar a cabo esta investigación se utilizarán distintas fuentes, las
primarias ubicadas en el Archivo Histórico de Guayana durante los años 1817-1819,
que es bastante escasa, encontrándose mucha más información a partir de 1820. Cabe
destacar que dichos documentos se encuentra en muy mal estado lo que dificulta la
manipulación y lectura de los folios. Otras fuentes primarias son las vivencias de
algunos Legionarios que llegaron a la ciudad a partir de 1818. Igualmente se dispone
de material bibliográfico de varios autores que han escrito sobre el tema muy ricos en
datos y serán de gran importancia para sustentar la investigación.

El objetivo que persigue esta investigación es contribuir al estudio de nuestra


propia historia regional y que ha permanecido dormida por muchos siglos, esperando
ser analizada y expuesta a luz pública, para que las nuevas generaciones puedan
apreciar su valor histórico y mostrar cómo valiosos pobladores venezolanos de otros
tiempos, también tuvieron sus propios problemas y diferencias sociales, políticas y
económicas que los pudo haber llevado a enfrentarse, sacrificando incluso con su vida

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la defensa de sus ideales. Esa generación noble generación angostureña nos dejó un
rico legado y herencia cultural que hoy se desconoce y por no conocerla no se valora.

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Angostura realista, panorama

La capital de la extensa provincia de Guayana, Angostura (hoy Ciudad


Bolívar) se encuentra estratégicamente ubicada en la parte sur oriental de Venezuela
al limitar por la ribera sur con el imponente río Orinoco y cuya desembocadura al
Atlántico le permitía la comunicación con el mundo exterior. Por lo alejada que se
encontraba de Caracas, la capital de la Capitanía General, y por su severo clima
tropical mantenía una baja densidad poblacional. Esta región se había constituido en
un hinterland, por lo tanto era un centro portuario de creciente importancia; debido a
ello se desarrollará una especie de nudo comercial entre los llanos venezolanos y
colombianos y parte del oriente así como también con Trinidad, el Caribe, Estados
Unidos y Europa. Dicho privilegio tuvo su repercusión en el impulso cultural y en la
conformación de una élite comercial, que desde luego llevó una vida muy activa con
gran influencia tanto política como económica, algo desvinculada al resto del
territorio.

Desde el punto de vista político durante toda su historia colonial la ciudad


angostureña y su élite dominante, mantuvieron una actitud a favor de la causa realista
y cuando comenzaron los sucesos independentistas, su postura fue muy hostil a las
disposiciones emanadas por los jefes de la revolución de Caracas. En el análisis
realizado por Masur (1974) sobre la vida de Simón Bolívar hace énfasis sobre
rivalidades que surgieron entre los pobladores de las provincias y la negativa a la
separación de España por parte de las provincias de Maracaibo, Coro y Guayana,
haciendo hincapié en que no respondía tanto al amor a la madre patria, sino a las
rivalidades y odio hacia Caracas y su clase dominante, aspecto que sería nefasto para
la causa republicana y que llevó al enfrentamiento sangriento entre sus propios
pobladores (p.110). El proceso de desarrollo histórico de la provincia de Guayana y
su alejado nexo con la región central del país, la llevó a que desarrollara su propia
élite, mucho más vinculada a región de los llanos o de oriente, e inclusive a Trinidad
y las Antillas, por ejemplo, que a la región central del territorio. Por lo tanto
asumieron una postura negativa que los llevó a mantenerse apartados de cualquier

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cambio que atentase contra el estatus quo establecido desde la colonia y a pesar que
no va a tener la fuerza para imponerse, va aprovechar su posición geográfica para
mantenerse intocable a la causa republicana. Al respecto Surroca (2003) señala lo
siguiente:
“…estando Guayana sujeta y adicta a la voz del monarca, serían
vanos todos sus cálculos porque aun cuando ella, por su
debilidad, no pudiese formar ejércitos ofensivos podía facilitar la
entrada a cualquiera expedición española, e internarla en el
centro de cualquiera de las provincias independientes, y aún en
el reino de Santa Fe, valiéndose de la belleza de los ríos
navegables que sucumben en el Orinoco” (p. 93)

Como se observa, esta provincia va a ser sumamente significativa,


primeramente por su ubicación, aspecto como ya se mencionó que facilitaba el acceso
a gran parte del territorio perteneciente a la Capitanía General de Venezuela, por lo
tanto el control español a través del Orinoco fue clave para que se mantuviera al
margen de los movimientos insurgentes. En segundo lugar, estos territorios gozaban
de tierras fértiles producto de los ricos sedimentos dejados por los ríos que los bañan,
así como también tierras aptas para la cría de ganado de toda especie, aspecto que fue
aprovechado al máximo por los misioneros del Caroní, y a ello hay que sumarle las
grandes extensiones de selva cubierta con gran cantidad de finas maderas de diferentes
colores y usos. Estas bondades le imprimían cierto atractivo, en especial por su
estratégico puerto donde llegaba todo tipo de productos y se exportaban otros tantos,
por lo que será muy apetecido en la lucha revolucionaria anti-realista, y explica el
hecho de que su población, en especial la clase dominante, le imprimiera a la lucha
patriótica una admirable resistencia y defensa al gobierno español y su rey. He allí el
muro que tendrán que enfrentar los republicanos.

Como ya se mencionó, económicamente la provincia se destacó por una alta


productividad ganadera, dinamismo que mayoritariamente fue promovido
especialmente por los misioneros del Caroní, destacándose en la cría del ganado
vacuno, caballar y mular, además de la siembra de algodón, tabaco, yuca, entre otros
frutos de la selva. Estas actividades desde luego estaban muy vinculadas a la actividad

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portuaria de Angostura desde donde se exportaban dichos productos. A pesar de ello,
permanecía todavía en gran parte de la provincia una inmensa extensión territorial que
aún se mantenía sin explorar, por lo difícil de su acceso. Cabe destacar que en su
mayoría predominaba la población indígena, quien se encontraba dominada por una
minoría española, en especial misioneros, y en menor grado por la clase dominante y
sus descendientes criollos guayaneses.

Su histórico desarrollo colonial llevó a esta región a tener su propia dinámica,


debido a tres aspectos fundamentales como fueron la marcada dependencia de la corte,
el destacado carácter misional en las actividades económicas más relevantes, y desde
luego su aislamiento geográfico. Estos aspectos geohistóricos van a ser determinantes
para conformar una elite política bastante conservadora y muy tradicional desde el
punto de vista religioso, características que va a chocar con los ideales liberales de la
élite criolla caraqueña, por lo tanto, no es difícil entender su marcada posición
antirrepublicana. En ese sentido Perera (2006) destaca: “los colonos guayaneses
unieron su destino al rey y a la cruz: el primero por haberle servido de apoyo contra las
pretensiones expansionistas de sus vecinos extranjeros y la cruz misionera por
mantener en relativa calma a los nativos” (p.345). En consecuencia, la actitud y
convicción de los pobladores de Angostura hasta último momento tendrá cifrada sus
esperanzas en que la insurrección gestada desde Caracas tarde o temprano sería
sofocada y por lo tanto fracasaría, haciendo todo lo posible por resistir a las
intenciones de los insurrectos.

Para 1815 según datos suministrados por Perera (2006), se calcula que la
población de Angostura oscilaba en 9.000 habitantes (p.35). Cabe destacar que esta
población venía en descenso debido a que estaba siendo muy golpeada por el
incremento de enfermedades como la fiebre amarilla que por aquellos años había
causado estragos y se cobró gran cantidad de víctimas, condición que pudo haber
afectado la tasa poblacional. La dimensión de la ciudad capital era pequeña, abarcaba
desde el norte por el Orinoco, hacia el sur en las inmediaciones donde se encuentra
hoy en día la plaza Miranda, en el occidente en el sector donde se encontraba la

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barriada Perro Seco y al este en el sector de La Laguna. (Ver anexo A). Apenas
existían unas seis calles principales, donde se encontraba el palacio de gobierno, la
iglesia, la plaza principal, y en las inmediaciones se encontraban algunas tiendas,
pulperías, panaderías y las viviendas de las principales familias. La vida de la ciudad
era muy tranquila aunque algo bulliciosa por la intensa actividad portuaria, lo que
permitía un movimiento comercial bien activo. Es importante destacar que la precaria
situación existente en casi todo el territorio nacional, producto de la inestabilidad
política y estado de guerra, también afectó económicamente a esta región en especial a
su capital. Pero de acuerdo a lo señalado por Perera (2006) y al hecho de que las
finanzas públicas comenzaban a agotarse para 1816, la élite comercial tenía capacidad
para pagar sus impuestos bien sea con ropas o especies y poder sobresalir a la crisis
(p350). Cabe destacar que debido a la falta de circulación de moneda era común la
práctica del trueque.

Esta provincia fue objeto de ataque por parte de los republicanos en dos
oportunidades, de los cuales salió airosa1. En los últimos años han surgido
investigaciones interesantes que nos dan luces para entender por qué esta provincia
resistió el asedio al que fue sometida antes de 1817. La clave estuvo en el desarrollo
económico que se produjo en la provincia, sobre todo al este de la capital donde se
desarrollaron las Misiones del Caroní, promovido por los Capuchinos Catalanes
quienes se encargaban no sólo de adoctrinar en la fe y mantener controlada a la
mayoría de la población nativa sino de conformar un gran sector productivo en esa
parte de la provincia. Buchholz (2009) así lo confirma:

Por 1816, las Misiones de Caroní, regentadas por los capuchinos


catalanes desde 1724, habían alcanzado un desarrollo agropecuario
sorprendente por la época debido a las propias dotes organizativas de
los miembros de la congregación y al amplio grado de control que
los frailes ejercían sobre la población indígena de la región. A pesar
de los atroces y cruentos conflictos que estremecían las tierras al

1
Fue atacada entre 1811 y 1812 por las tropas de González Moreno, Francisco Solá, Felipe Esteves,
Juan B. Videau y Manuel Villapol. También en 1815 por José Tadeo Monagas y Manuel Sedeño. En:
Tavera Acosta. (1954). Anales de Guayana. Pp. 190.

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norte del río Orinoco desde la declaración de la primera República
de Venezuela en 1811, no fue alterado el ritmo de su producción, su
capacidad para sostener sus habitantes, ni su disposición de apoyar
las guarniciones de las fortalezas de la Antigua Guayana y la capital
de la provincia, Angostura… Toda Guayana fue beneficiada, porque
hasta la guarnición de las fortalezas ya contaba con un sustento
seguro que permitía un mejor desempeño de sus deberes de
protección de la región contra los caribes y grupos extranjeros
enemigos de España. (p.17).

Lo citado nos lleva a entender porque fue tan difícil para los
republicanos ponerle la mano a Angostura, allí estaba su secreto, un sector altamente
productivo y desarrollado a punta de constancia y organización que permitió socorrer
a las fuerzas y a la población realista de Angostura. En este excelente estudio afirma
que las Misiones del Caroní se habían convertido de acuerdo a lo señalado por
Buchholz (2009), en “un emporio de riquezas y una autarquía, porque las labores
programadas de ellas y el inteligente manejo de su producción las había elevado a un
estado de autosuficiencia asombrosa considerando su situación geográfica” (p.35).
Esto significa que de tomar los rebeldes las Misiones del Caroní, tendrían el camino
asegurado al éxito de su revolución independentista, como en efecto sucedió.

Realista, ¡siempre!, la muerte antes que sucumbir.


A finales de 1816 la provincia de Guayana y específicamente Angostura, su
capital, se convertirán en el objetivo de los líderes republicanos. Para noviembre lo
generales Piar y Cedeño cruzaron el río Cuchivero y se instalaron en la riberas del río
Caura, y entre el 13 y 15 de enero de 1817, llegaron a la capital y formaron la línea
sitiadora de Angostura, con su respectivo reconocimiento. No obstante, la toma de la
ciudad no será nada fácil; sus pobladores estaban dispuestos a luchar con todo con tal
de impedirlo, como efectivamente ocurrió en las trincheras que construyeron para
proteger y fortificar la ciudad, y cuya delimitación iniciaba en la orilla del Orinoco,
subiendo por el Zanjón, pasando por donde está hoy la plaza Miranda y terminando en
la Laguna (Ver anexo A).

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La pérdida de un elevado número de integrantes de la tropa debido a la rápida
respuesta del gobierno realista de Angostura, hizo que Piar desviara sus objetivos y se
enfocara entonces en las misiones del Caroní; sabía que si cerraba su fuente de
suministro podría doblegarlos. Ahora bien, ¿conocía Piar el valor económico que
tenían las misiones? De acuerdo a la investigación realizada por Buchholz (2009) muy
pocos conocían su valía cuando lo asegura de la siguiente manera: “Esta riqueza
agropecuaria y material de manadas y almacenes (apenas sospechada por otros
exceptuando las autoridades de las misiones que manejaban sus cuentas) y los
indígenas que representaban la mano de obra de la región” (p.27). Es decir, a nivel
general ni el gobierno de Angostura y mucho menos Piar tenía ni idea de lo que
encontraría una vez consolidada la toma de las misiones ocurrida con la ayuda de los
pobladores de Upata el 06 de febrero. Al ponerle la mano a los huevos de oro de la
provincia, y percatarse de la cantidad de recursos encontrados, Piar estableció como
Rodríguez (1971) afirma: “un flujo ininterrumpido de reses, granos, caballos, mulas y
vestuarios de las Misiones con rumbo a las dos líneas de sitio” (p.27). Además una vez
organizado el territorio formará un intercambio comercial con Demerara (Guyana
Inglesa) y las Antillas.
La toma de las Misiones del Caroní será la muerte anunciada para los
pobladores de Angostura y consolidará los objetivos iniciales de Piar, debido a que en
anteriores oportunidades los auxilios de las mismas habían ayudado a esta plaza a salir
airosa; sin embargo, esta vez, la ocupación de las misiones, beneficiaría en esta
oportunidad a los republicanos, y quedará apuntalada con la batalla de San Félix el 11
de abril. Ahora bien, ¿cuál será la actitud y qué tan dispuestos estaban los pobladores
de la capital para negociar y rendirse ante el enemigo?

Durante el sitio, los moradores angostureños se organizaron en función de las


directrices de su gobernador Fitzgerald, quien luego será depuesto por el coronel
Ceruti. En primera instancia se envió comunicación a Caracas y a los misioneros para
solicitar el envío de la ayuda respectiva. Paralelo a ello había que enfrentar la crítica
situación y de acuerdo a lo descrito por Surroca (2003) se tomaron medidas radicales

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como aplicar la pena de muerte a aquellos hombres que estando sanos y útiles no
tomasen un fusil para defenderla, además se procedió a organizar un bastimento de los
hacendados con todos los productos de los comercios y tiendas, así como el acopio de
los vecinos para aguantar los próximos tres meses (p.196). El panorama de la ciudad
era desolador; a medida que pasaban los días la cantidad de ganado rescatado que
paseaba por las angustiosas calles comenzaba a escasear. En este punto, la sal que
comenzaba a escasear era de suma importancia para poder hacer tasajo con el ganado
que se había logrado pasar de las misiones antes que Piar las tomara, igualmente las
mulas obtenidas fueron enviadas a Martinica para intercambiarlas por harina y
comestibles.

La angustia comenzó a surgir entre la población a mediados de marzo, cuando


las calenturas comenzaron a realizar estragos generando gran cantidad de fallecidos;
según datos proporcionados por Surroca (2003), morían 30 personas diariamente
(p.215). A esto, había que sumarle una epidemia de llagas en las piernas que
oscurecían y hacía más tenebroso el ambiente que se vivía en Angostura. A pesar de
lo exhausta que se encontraba la capital para la fecha en la que Piar obtuvo la victoria
de San Félix, cuando llegó la noticia, los pobladores lejos de aminorarse, mantenían la
esperanza que los auxilios llegarían pronto. Agotados pero constantes en su lucha y
fieles a su rey, éstos valientes realizaron un juramento de vencer o morir antes que
entregarse a los enemigos y por lo tanto, preferían morir defendiendo las trincheras
enclavadas alrededor de la ciudad. Cabe destacar que ese sentimiento era mutuo; los
patriotas también mantenían la misma actitud. Una anécdota que refiere el general
O’Leary2 sobre el atentado que sufrió Bolívar el 04 de julio cuando se encontraba
cerca del cuartel general ubicado en el Trapiche de Casacoima, cuenta que en el
mismo casi estuvieron a punto de capturar no sólo a Bolívar, sino al general Arismendi
y Dionisio el asistente del Libertador. De acuerdo a la anécdota todos estaban
preparados para quitarse la vida entes de caer en manos del enemigo como así lo

2
Memorias del General O’Leary citado por Rodríguez, M. (1971). Bolívar en Guayana. Ejecutivo del
Estado Bolívar. Caracas: Gráficas Herpa P. 81

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registró: “…tan lejos estaba el Libertador que podía salvarse, que había desnudado su
garganta y empuñado un puñal para degollarse”. Era un sentimiento de odio y rechazo
mutuo, donde predominaban los radicalismos y la intolerancia propios de una guerra
civil.

El ambiente y los ánimos en la sitiada ciudad cada día era más dantesco y
aterrador; la muerte deambulaba asolando las calles. En referencia a ello Tavera
(1954) describe el infierno que se vivía:
“Los niños se morían; las damas y muchas matronas honorables
buscaban entre las piedras hierbas y hojas de verdolaga para mitigar
las punzadas del hambre; los soldados caían rendidos de inanición al
pie de sus fortificaciones y los jefes y oficiales parecían esqueletos
ambulantes. Ya se habían comido hasta los caballos, las mulas, los
burros, todos los perros de la ciudad, los gatos, y hasta animales
inmundos, como las ratas, habían sido manjar delicado para todos los
habitantes y militares” (p.206).

Estos heroicos defensores realistas vivieron todo tipo de penurias. Los días de
horror les imprimían cierto desaliento, pero doblegarse jamás; el valor frenético por su
rey, a pesar de estar al borde de la muerte, era indoblegable. La ciudad estaba
completamente en la ruina; no había que comer, por lo tanto nada qué comprar,
entonces cabría la siguiente interrogante: ¿Dinero?, ¿Para qué? Es la pregunta que
podría hacerse en aquellos días lúgubres y míseros cualquier habitante de la ciudad.
Lamentablemente y a pesar de que los pobladores más ilustres tenía en sus arcas
dinero para comprar cualquier producto, no había nada. La miseria era absoluta.
Rodríguez (1971) utiliza la descripción del capitán Rafael Sevilla quien plasmó la
deprimente situación: “La última galleta que se comió en la plaza, la había comprado
el brigadier La Torre en dos onzas de oro. Eso sí, teníamos mucho dinero: a ningún
oficial le faltaban cincuenta o cien onzas” (p.260). Esta descripción muestra lo inútil
del significado del dinero si no se tiene nada qué adquirir. Familias enteras que se
habían desarrollado en la más alta opulencia, con riqueza en oro, a finales de junio se
encontraban desintegradas por la muerte. Muchas viudas lloraron a sus esposos, o peor
lloraron a sus hijos, y sin un pedazo de pan que comer. Cuando ya no quedaba nada,
los pobladores de acuerdo al mismo relato de Sevilla, cocinaban los cueros de los

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tinglados, baúles o sillas, y de ello salía un guiso con sabor a cola que se lo tragaban
con desesperación como si fuera un rico manjar. Este tipo de caldo produjo una
hinchazón generalizada, además de una diarrea incontenible que trajo más horror; los
muertos caían por montón en las calles, un panorama dantesco.

La ciudad se había convertido en un infierno, cadáveres ambulantes generaban


un ambiente deprimente y desolador, el hambre era absoluto, la mayoría de las
familias se encontraban enlutadas, todas reducidas por la pérdida de un hijo, padre,
hermano, esposo, bien sea por las balas, por la inanición o la peste. En este tipo de
condiciones la diferencia social no tenía ningún valor; la penuria logró nivelar a todos,
ricos, pobres, blancos, negros, indios, eran simplemente seres humanos que vivían día
tras día con la sombra de la muerte a sus espaldas. Pero todo lo vivido era preferible
antes de caer en la ignominia de los calificados perturbadores de la felicidad. Esta
actitud de aguante que raya en el heroísmo llevó a los pobladores a tomar la decisión
de unirse en conjunto, para abandonar la ciudad y trasladarse a las fortalezas de la
antigua Guayana. En consecuencia, el brigadier La Torre organizó la evacuación de la
misma y el día 16 de julio, en la noche, fue el momento en que comenzó la retirada de
las familias, del parque de guerra y de los archivos. Según Surroca (2003)
permanecieron sólo unas pocas familias, unas doce, a parte de alguna negra rezagada
(p.260). Se quedaron bien escondidas en sus casas, renuentes a abandonar la ciudad.
También existió un grupo de población, predominantemente mujeres y niños, que no
pudieron abandonar la ciudad por estar en una condición de pobreza que les impedía
enrumbarse en esa aventura, además de uno que otro a favor de la causa de los
rebeldes. Las familias que evacuaron la ciudad lo hicieron llevándose sus posesiones
valiosas. Alexander (1978) un legionario inglés venido en mayo de 1818 a Angostura
a formar parte de los Húsares Rojos para apoyar la causa patriótica, hace mención a
que muchas enterraron el dinero que no pudieron llevarse (p. 22), de lo cual se
presumen dos cosas, o se fueron con la esperanza de regresar algún día o prefirieron
dejar enterrado su dinero y joyas antes de que cayeran en manos de sus enemigos.
Tavera (1954) por su parte realiza una lista de quienes siendo partidarios del gobierno

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español decidieron quedarse, entre los que menciona están: “Francisco Ravago,
Agustín Catalá, Manuel Vallés, José Luis de Vergara, Juan Benito Ortiz, etc.” (p.112).
Todos, tanto los que se quedaron como los que evacuaron la ciudad, tuvieron la
convicción de no doblegarse sino enfrentar lo desconocido por terrible que fuese. ¿La
muerte podía ser peor a lo vivido? Por lo tanto, estaban dispuestos a enfrentarla y hasta
lo último mantuvieron el honor y orgullo de haber defendido la lealtad a España.

El reajuste, Angostura republicana


Inmediatamente que ocurrió el desalojo de la ciudad por parte de los
pobladores realistas de Angostura, los republicanos tomaron la desolada capital
dirigidos por el General Bermúdez y pocos días después incorporado el general
Piar, comenzando entonces una ola de represión y persecución hacia los
considerados enemigos de la república.
Ahora bien, ¿Cuál sería el destino de los fugitivos? De acuerdo a la
información suministrada por Sevilla, citado por Rodríguez (1971), la situación en
Los Castillos no era diferente y el 03 de agosto La Torre evacuó la plaza con las
embarcaciones que disponían, alrededor de treinta, y aproximadamente unas 4.000
personas, de los cuales habían 1.436 soldados, 1244 marinos y el resto eran
pobladores civiles (p. 90). Por su parte Surroca (2003) se refiere a 3500 personas,
pero en este caso son las que evacúan la fortalezas de Guayana para trasladarse a
Cumaná (p.275). Es posible que algunos se hayan quedado e inclusive tomado la
decisión de retornar a Angostura. De esos 3.500 pobladores, unos 2.000 perecieron
en el río por el ataque sufrido de parte de las fuerzas del almirante Brión quién venía
a reforzar a los republicanos. Los que pudieron salvarse, unos se trasladaron a La
Guaira, otros a Cumaná, Martinica y Puerto Rico, donde tuvieron que labrarse el
modo vivir por su cuenta (Ver anexo B). Cabe mencionar que también en el río
quedaron los archivos de Angostura, una terrible pérdida de valor histórico para la
región.

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Los jefes de las familias que quedaron en Los Castillos, de acuerdo a lo
señalado por Surroca (2003), fueron apresados por los republicanos, exceptuando a
algunos protegidos del general Cedeño como Francisco Ravago, Juan Sánchez y José
Reguero. Otros como Faustino de la Presa, Francisco Bernís, Vicente Oliver, Mateo
Ruíz, Pedro Lazo la Vega, Felipe Pérez, Juan Artaza, no corrieron la misma suerte y
fueron fusilados, quedando sus viudas e hijos desprotegidas y teniendo que regresar a
Angostura, donde fueron objeto de humillaciones por parte de los nuevos pobladores
republicanos. Tanto los que se quedaron en Angostura como los que estaban en Los
Castillos, tuvieron que doblegarse al nuevo gobierno y someterse a la discreción de
sus enemigos.

El 11 de agosto, es cuando el Libertador entra por primera vez a Angostura, y


de acuerdo a lo que señala Rodríguez (1971) exclamó lo siguiente: “¡Al fin tengo el
gusto de ver libre a Guayana!”(p. 91). Comenzó entonces la organización de la capital
y la provincia. El ambiente para los enemigos de la república fue muy duro, y muchos
de ellos tuvieron que rogar y argumentar a los patriotas para que inclusive le
perdonaran la vida. Arráiz (2007) así lo describe:

“por las calles desiertas de la plaza rendida a los patriotas, avanza en


busca de uno de sus jefes, con trapos blancos a suerte de banderas de
tregua, el grupo de valientes que se quedó en tierra, y al hacer cara
con el coronel Cedeño, Agustín Catalá le increpa en estos términos:
Hemos vivido aquí más de veinte años, nuestros hijos son
venezolanos, son guayaneses. Si hemos de morir será en nuestra
tierra, si hemos de seguir viviendo será en nuestro suelo y estamos
dispuestos a aceptar el gobierno de la República”. (p.16)

Este sentimiento de desesperación y a la vez resignación llevaría no sólo al


angostureño citado, sino a otros tantos a asumir la causa republicana en el más
absoluto y humillante silencio, con tal de salvar sus vidas y la de sus familiares.
Lamentablemente muchos de ellos fueron reducidos a prisión y sometidos a trabajos
forzosos, algunos muertos a posterior. Alexander (1978) realizó una descripción
sobre la ciudad y reseña un ambiente y estado deplorable debido al asedio padecido,
comentando que:

18
“Había muy poca población, principalmente mujeres y niños, que
eran demasiado pobres para haber abandonado el lugar. Todos
aquellos con quien me puse en contacto eran realistas en secreto, que
habían sufrido mucho el cambio, pues eran fuertemente
oprimidos…la gente suspiraba y lamentaba el cambio, a menudo
recordando con dolor los buenos tiempos pasados”. (p.22)

Efectivamente el ambiente de Angostura luego del sitio, tuvo que haber sido
dantesco y deplorable, donde la muerte formaba parte del menú diario y se encargaba
de recrear el contexto. La cantidad de cráneos y osamentas constituían el adorno que
deleitaban a la ciudad, sin contar la fiesta de zamuros de un cementerio improvisado e
insalubre. El reacomodo de la ciudad será difícil y lento; el duro sitio al que fue
sometida, dejó a un pueblo muy golpeado no sólo material y físicamente por el
hambre, sino moralmente y como se indicó anteriormente aguantando en silencio. Los
realistas a pesar de haberse doblegado, y asumido la república, estarán esperando la
oportunidad para vengarse, aspecto en el que Bolívar y su grupo deberán estar alertas
y vigilante, y para lo cual tendrán que tomar cartas en el asunto.

El reacomodo de la ciudad pasará por una serie de medidas tomadas a fin de


poner orden y reajustar el nuevo gobierno; una de ellas fueron las referidas a los
secuestros y confiscaciones de las propiedades de los pobladores realistas que
abandonaron sus bienes y que a partir de ese momento pasarían a manos del Estado,
incluyendo haciendas y propiedades de los capuchinos. Se creó para ello un Tribunal
de Secuestro cuyo presidente fue el Intendente del Ejército Francisco Antonio Zea.

En ese sentido en el Correo del Orinoco, periódico creado en 1818 para


difundir las ideas revolucionarias y cuyo primer ejemplar saliera el 27 de junio, se
publicaron las siguientes medidas referentes a los secuestros, de la cual se citarán las
más importantes:

Art. 1. Serán secuestradas y confiscadas todas las propiedades del


gobierno español en estos territorios. Ar. 3. Se exceptúan a los
americanos que regresen en el término de 3 meses. Art. 4. También a
todo aquel español o americano que abrace el sistema de la
independencia. Art. Quedan exceptuados de la confiscación los bienes
de mujeres e hijos de los emigrados que permanecieron en el territorio

19
libre; pero se reservaran para el Estado el tercio y quinto de los que
aquellos habían de heredar del padre emigrado. Art. También están
libres de dicha pena los menores de dieciséis años, aunque hayan
emigrado, siempre que cumplida esta edad, al cabo de un año se
presenten a incorporarse en la república corriendo entre tanto la
conservación de sus bienes por cuanta del Estado. Art. 7. Los bienes
de las mujeres están exceptuados de la ley de confiscación. Las que
hayan emigrado, y tenido una conducta positivamente hostil,
acreditada con actos de espionaje, persecución declarada contra los
patriotas, u otro atentado de igual naturaleza contra la república, sino
vuelven a entrar a su territorio un año después de haber sido libertado,
incurrirá en la pena de confiscación de bienes. Art. 8. Todas las
propiedades confiscadas serán administradas por el Estado hasta que
se presenten sus dueños. (Tomo II. N° 35, sábado 31 de julio de 1819)
El nuevo gobierno republicano se hizo cargo de todas las propiedades dejadas
por los que emigraron, y estableció como política prioritaria un importe sobre la
recompensa a los defensores de la patria. En ese sentido se estableció una escala
compensatoria de acuerdo al rango militar que oscilaba entre los 25.000 pesos para el
rango más alto, es decir general en jefe, hasta 500 pesos a los soldados; también se
incluyeron las recompensas especiales. La comisión del reparto estuvo dirigida por el
Gobernador Comandante General de la Provincia el General Manuel Cedeño y el
Intendente General del Ejército y Presidente del Tribunal de Secuestros Francisco
Antonio Zea. Dentro de los más beneficiados estuvo el propio director de la comisión,
el General Cedeño, a quién además de los 25.000 pesos (que fueron pagados en
especies como yeguas y ganado vacuno) se le asignó unas sabanas en El Palmar para
que fundara un hato3, recompensa justificada que incluía también sus favores a la
república por la entrega del General Manuel Piar. Otro fue el Almirante Luis Brion,
a quien la nueva república le pagó 300.000 pesos por sus servicios, de los cuales una
parte se le pagó en especies, además de darle una de las mejores casas de Angostura
(Tavera Acosta, 1954, p.174).

Ante la imposibilidad de conformar un gobierno representativo con su


respectiva constitución, se decidió que el Jefe Supremo, en este caso Bolívar, tendría

3
O´Leary: Documentos, Tomo XV. Citado por Rodríguez. M. P. 142

20
el máximo poder hasta que pasara el peligro y estaría acompañado por un Consejo
Provisional que sería un cuerpo asesor sólo de tipo consultivo. En ese mismo orden
Angostura fue declarada capital provisional de la República.

La importancia de esta provincia fue absoluta para la causa republicana y su


éxito a posterior. Todo lo encontrado en Guayana, tanto en recursos humanos como
económicos iría destinado a la lucha independentista para ser utilizado en la
conformación del nuevo ejército republicano, ya con la misión de organizar la
conquista del sur y en consecuencia negociar material de guerra, contratar a
legionarios británicos, comprar una imprenta, entre otras necesidades. Los principales
productos que se utilizaron para realizar todas las negociaciones fueron el ganado,
mulas, caballos, cuero, manteca, cacao, tabaco, añil, etc. Al destinar todo a la guerra,
en la ciudad se vivirán tiempos con una dura inflación debido a la escasez de
productos, lo cual hacía incrementar los precios de una manera exorbitante, ambiente
que generaba mucho malestar y pugnas para adquirir los productos de primera
necesidad entre la población.

En un ambiente tan radical, podría pensarse que resultaba cuesta arriba aplicar
cierto grado de justicia a aquellos considerados enemigos de la causa. La presión
política vinculada al terror psicológico que es común en una guerra civil, genera un
ambiente donde predomina la venganza y el odio, por lo tanto es difícil que prevalezca
la armonía. En Angostura todo este ambiente generó un mutismo mezclado de
animadversión y resignación por parte del grupo oprimido, quien en parte se sintió
desesperado, sobre todo las viudas y sus hijos al verse sin nada, en la más absoluta
miseria, pues las casas que antes eran propias no se las entregaron con la excusa de
haber sido de españoles y por lo tanto ahora pertenecían al Estado. (Surroca, 2003,
p.283).
En la nueva Angostura tendrían que aprender a convivir varios grupos
sociales: por un lado estaban los republicanos que ahora detentaban el poder y que
gozaban de todos los privilegios e imponían sus propias normas; por otro los realistas,
bien sea los que se quedaron o regresaron y que en silencio aguantaban todas las

21
humillaciones, pero que de manera clandestina comenzaban hacer oposición al nuevo
régimen; los nativos que antes eran dominados por los misioneros ahora estaban a
disposición de los patriotas y en su mayoría fueron integrados al ejército y llevados a
la guerra, e igual pasaba con los esclavos aunque no tan numerosos, la mayoría fueron
llevados a la filas del ejército revolucionario, solo quedaban los incapacitados. Un
nuevo grupo extranjero se integró a la ciudad; éstos fueron los legionarios,
mayoritariamente ingleses, que al llegar a la capital y comenzar a padecer los efectos
del clima y el incumplimiento de los pagos acordados, verían rotas todas sus
expectativas y tendrían que aprender a sobrevivir en el duro contexto.
Tan crítica era la vida en la ciudad que Alexander (1978) explica que debido a
los efectos de la guerra la economía de la ciudad era caótica y deplorable. Eran tantas
las carencias por la falta de alimentos que los legionarios en su mayoría terminaron
vendiendo sus posesiones por unos pocos reales para poder comprar algo de comida a
unos precios exorbitantes, apenas para vivir, sin contar las muchas veces que fueron
objeto de robo. (p. 24). En un ambiente como este, la vida no tiene ningún valor. La
difícil situación vinculada a todo tipo de carencias hace que la mayoría termine en una
condición miserable; era común el riesgo de ser robados o asesinado tan sólo por
alguna pertenencia. Adicionalmente el resurgir constante de epidemias como la
viruela, cólera morbus, difteria, sarampión, fiebre amarilla, entre otras, les hacía
insufrible su vida. Para los europeos, la situación era insoportable y mortal, tan
calamitosa que los llevaba a protestar, renegar y maldecir a diario el hecho de haber
venido a estas tierras.

Existen datos interesantes que comenzó a publicar el Correo del Orinoco a


partir de 1820 y durante un año, referente algunas estadísticas de fallecidos en
Angostura. El total de fallecidos reportados suma unas 120 personas, de los cuales
predominan los niños a temprana edad, inclusive antes de cumplir el año de nacido, lo
cual pudiera pensarse era producto del ambiente contaminado o mala alimentación de
las madres. Así mismo también destaca la cantidad de mujeres viudas cuyo promedio
de edad era de 41 años. Estas mujeres pudieran ser las realistas o del bando

22
republicano que perdieron a sus esposos en la guerra o producto de alguna
enfermedad. (Tomos III-IV, diciembre de 1820 a 1821). Con los datos suministrados
se hizo un cálculo sencillo para determinar la edad promedio de vida, siendo esta de 20
años aproximadadmente, bastante baja, pero tratándose del estado de guerra, del sitio
padecido, las condiciones de insalubridad y un ambiente tan inclemente, además de las
enfermedades antes mencionadas, era lógico que la muerte se manifestara
prematuramente.

Desde el punto de vista comercial, el nuevo gobierno comenzó a explotar todos


los recursos encontrados en las Misiones del Caroní para iniciar un intercambio
económico bien activo con algunos puertos, siendo Trinidad, el Caribe, Estados
Unidos y Europa (Inglaterra) los destinos frecuentados. Haciendo un análisis de los
reportes de entradas y salidas desde el puerto de Angostura publicados en el Correo
del Orinoco a continuación se hizo una tabla con los seis productos más comerciados,
organizados en orden descendente. (Tomos I, II, III, IV, diciembre de 1820-1821).

Entradas Salidas
Ron Ganado
Sal Mulas
Mercancías Varias Cueros
Caldos Tabaco
Fusiles y uniformes Cebo
Víveres Añil

El ron era muy consumido en esta región, y aumentó mucho más con la llegada
de los legionarios en la ciudad, debido a que para evitar tomar agua por miedo a
enfermarse, consumía en exceso dicha bebida, convirtiéndose inclusive en un
problema de disciplina para el ejército republicano, como destaca muy bien Mondolfi
(2011), al comentar la repulsión y antipatía que tenía Bolívar hacia el soldado
borracho. En ese sentido tuvo que establecer un régimen disciplinario y castigos para

23
evitar la embriaguez excesiva, sobre todo en los legionarios británicos. Cabe destacar
que este tipo de vicio sirve también para evadir los distintos problemas y refugiar las
penas en el alcohol, muy apropiado en el contexto de caos que se vivía.

A medida que se consolida el gobierno y la causa republicana, la defensa de la


capital ya sin mayor riesgo, se dio paso al control de la vida cotidiana. Para 1822 el
gobernador de la provincia, el general José Francisco Bermúdez4, decretó una
normativa cuyo objetivo estuvo enfocado en establecer cierto orden, para regular y
mejorar la civilidad dentro de la ciudad. Los aspectos tocados fueron varios y pasan
por penalizar el irrespeto a los eclesiásticos y a personas mayores, así como también la
perturbación nefasta producto de los juegos de invite y azar. Este tipo de regulación
también prohibió las reuniones masculinas a partir de las nueve de la noche sin el
debido permiso, asimismo se impedía la proliferación de pordioseros o limosneros sin
su certificación escrita y el desorden que generaban los esclavos en horas de la noche,
por lo que se vedó su circulación en las calles a partir del toque de la retreta sin el
debido permiso de sus amos. También se obligó cierre de todas las tiendas, bodegas o
pulperías a partir de las nueve de la noche bajo la pena del cierre definitivo. Como se
refiere, se trató de reorganizar la vida social y es lógico después de un período de
reajuste y reacomodo, donde la confluencia de un variopinto de grupos sociales
generaba tensiones y una anarquía que afectaban la sana convivencia e impedían el
orden social, y en una sociedad portuaria donde llegan visitantes de todo tipo con
costumbres diferentes, se hacía mucho más prioritario. Cabe destacar que el estado
crítico desde el punto de vista económico, en la cual va a quedar la ciudad fue un caldo
de cultivo para generar un sociedad desordenada que tuvo bien arraigados vicios como
el juego y el consumo de alcohol, bien sea aguardiente o ron, las bebidas más
populares de la época.

Otro de los problemas que enfrentaba Angostura era el referente a la salud


pública, y como se ha mencionado anteriormente esta condición de insalubridad

4
Archivo Histórico de Guayana. Ejecutivo de la Provincia de Guayana. Gobernación. Orden Público.
Marzo de 1822. S/F.

24
constituía un caldo de cultivo para la proliferación de enfermedades, al punto de ser
una de las principales causas de muerte. En ese sentido se hace especial énfasis en: “el
cuidado de la salud pública, mostrar un aseo en las calles de la ciudad para evitar
enfermedades y que los dueños de las casas y solares barran sus respectivos frente…
se prohíbe tirar en las calles las aguas inmundas”5. Este tipo de medida también vino
acompañada de otra vinculada al control de las enfermedades contagiosas al establecer
que: “Cualquier persona que tenga en su casa algún enfermo contagioso, será
castigado como enemigo de la comunidad y del mismo modo todas las personas que
sabiendo no lo delatase”. Su finalidad era establecer cierto control epidemiológico
para evitar la propagación de las enfermedades contagiosas y controlar de ciertas
maneras los focos infecciosos vinculados al ambiente.

Sumado a las enfermedades también se trató de mejorar la violencia y la


seguridad, por ello si prohibió el uso de armas de fuego como pistolas. También la
implementación de una normativa que prohibía comprar artículos de dudosa
procedencia bien sea a los hijos de familias o a los esclavos, así como también a los
soldados.

Esta hermosa ciudad portuaria pagó un alto costo en la lucha independentista,


sus riquezas materiales y humanas prácticamente fueron sacrificadas para lograr no
sólo la independencia de Venezuela sino de la Gran Colombia. Su proceso de
reconstrucción será muy duro y lento desde todo punto de vista. Angostura para 1823,
de acuerdo al censo, realizado tenía una población de 3.223 habitantes (Rodríguez,
1971). Si lo comparamos con los 9.000 habitantes en 1815 fue muy caro desde el
punto de vista humano el costo de la independencia, eso sin contar con el impacto
económico y productivo. Le tocará a esa nueva clase social surgida en Angostura
dirimir sus diferencias políticas para sacarla de sus cenizas y tratar de reconstruir la
ciudad prospera y emprendedora que una vez fue.

5
Ídem.

25
CONSIDERACIONES FINALES

La agonía de una ciudad trata de recrear lo vivido en la Angostura en la época,


específicamente los terribles seis largos meses que les tocó a sus pobladores padecer
tantas penurias, producto del sitio llevado a cabo por los republicanos en 1817. Toda
una tragedia significaron esos duros meses, en la cual se pudo evidenciar la heroicidad
y el talante de aquellos angostureños, que nunca vieron debilitar su convicción a
pesar del hambre, las enfermedades y lo peor, la muerte de sus seres queridos. Cabe
destacar que los republicanos tomaron la plaza de Angostura al ser abandonada por la
mayoría de su población vencida por el hambre, las penurias y la muerte. Estos dignos
pobladores jamás se doblegaron y mantuvieron su posición de rechazo a la élite
republicana y adoración al gobierno español y a preservar el status quo hasta el final.
El éxito republicano en esta oportunidad se alcanzó debido a la toma que hizo el
general Piar sobre las Misiones del Caroní, y apropiarse de las cuantiosas riquezas
encontradas vinculadas a un sector productivo muy bien organizado y autosustentable
que desarrollaron los misioneros Capuchinos Catalanes. La toma de este emporio
económico fue fundamental no solo para dominar la provincia de Guayana sino para
aportar a posterior, cuantiosos recursos al proyecto de Bolívar de independizar toda la
república incluso Nueva Granada.

En definitiva, del análisis hecho se pueden puntualizar varios aspectos


conclusivos referidos a que la lucha independentista arrastró a la provincia de
Guayana hacia la devastación, dejando una región muy deprimida tanto en lo
económico como humano. Su capital Angostura fue dominada y vencida por el
hambre y la muerte de su población, que prefirió morir o huir antes que doblegarse a
sus enemigos. Las Misiones del Caroní se convirtieron en el sostén económico de la
gesta republicana e inclinó la balanza a su favor. La reorganización de la capital fue
muy lenta, dura y anárquica; en ella tuvo que confluir un nuevo orden social integrado
por varios grupos (patriotas, realistas, los legionarios, indígenas y negros) donde el

26
grupo dominante de republicanos impuso sus normas, pero a su vez tuvo que
manejarse con cuidado por los grupos opositores que se quedaron en la capital. Los
nativos pagaron un precio bien alto en la lucha, un alto porcentaje fueron integrados al
ejército republicano y en ello perdieron la vida o no regresaron a sus tierras. A nivel
poblacional el impacto fue sumamente duro; la población se vio reducida de 9.000 a
3,223 habitantes de acuerdo a los datos reseñados; la inanición, la guerra y las
enfermedades causaron estragos. El costo político para los realistas angostureños fue
muy alto. La mayoría quedaron en la ruina, humillados y sus familias desintegradas.
Los patriotas controlaron la economía y las propiedades de los antiguos pobladores,
por lo tanto tomaron las propiedades y las distribuyeron en retribución por los
servicios prestados a la nueva república.

A pesar del aporte histórico regional que persigue esta investigación, es


necesario continuar profundizando, para enriquecerlo todavía más; lamentablemente
en el Archivo Histórico de Guayana no dispone de material documental de primera
mano de esos años tan críticos, sobre todo antes de 1817. Lo que existe están muy
deteriorados y como ya se señaló con la huida de los pobladores de Angostura también
se llevaron con ellos los archivos y por cosas imperiosas del destino y de la guerra
terminaron en las profundidades del Orinoco, por lo que se debe recurrir al Archivo
Histórico de la Nación ubicado en Caracas.

Son muchos los tópicos como la salud, la religión, lo indígena, la esclavitud


entre otros, que se pudieran investigar y analizar para ir enriqueciendo y creando
nuestra propia historia regional, que ha estado dormida durante siglos, solo a la espera
de investigadores regionales que la saquen a la luz, e inclusive derriben o refuten los
viejos paradigmas historiográficos. Para finalizar, es recomendable que en el manejo
de fuentes o documentos primarios, se utilicen todos los implementos necesarios para
su manipulación, ya que los mismos por el deterioro de los años, están en muy mal
estado y se corre el riesgo de perderlos definitivamente; además evitar riesgos para la
salud de quien los manipula.

27
ANEXO A

Plano de la Angostura en 1817. Realizado por Tavera-Acosta.

Centro de
Gobierno

Las calles paralelas de acuerdo al autor eran las siguientes:

Paralelas al río (horizontal): La Orinoco, la Muralla o la Alameda; la Principal o ahora


Venezuela; la Laguna o de la Iglesia hoy llamada Bolívar; la Amor Patrio; la Rosario; la
Tumbazón o Santa Ana hoy Guzmán Blanco.

De Norte a Sur (vertical): La del Gobierno hoy Constitución; la Paciencia o de Fajardo hoy
llamada Igualdad; la de las Orozco hoy Libertad; la del Espejo hoy Boyacá; la de San
Cristóbal o Vallés hoy Carabobo y la Babilonia.

Barriadas: Hacia el este: El Poblado y Retumbo ubicado donde está la calle Miscelánea hoy
Dalla Costa. Hacia Occidente: El Temblador, El Zanjón, La Zapoara o Sapuara y el de Perro
Seco (donde está hoy la calle del Poder y Barrio Guzmán Blanco)

28
ANEXO B

Nombre de algunos vecinos y propietarios que abandonaron Angostura


Juan Álvarez Rodil Juan y José Joaquín Mariño
José Aponte José Márquez
Juan Bautista Artaza José Mas
José Antonio Arbur Juan Bautista Morales
Agustín Baamonde Carlos Pérez
Juan Baldó Juan José Pérez
Carlos Basanta Fausto de la Presa
Joaquín Berra Juan Antonio Pérez
Ramón Becerra Juan ramos
Luis y Manuel Cornieles José María Ramírez
Matías Farreras José Raviña
Félix Farreras Mateo Ruiz
Francisco Farrera Fabián Ruiz
José Esteva Manuel Rubianis
Francisco de Sales Echeverría Miguel Rodríguez
Martín Elizalde Agustín Rodríguez
Juan Antonio Echeverría José Rodríguez
Pedro Grillet Bernardo Salcedo
León Grillet José Sáez
Felipe Garcés José Soler
Pedro Gorrochotegui José y Luis Suzárregui
Buenaventura Gómez José Tarríus
José González Manuel Zerón
Manuel González
José de Heres
Manuel Ladrón de Guevara
Pedro Larranda
Celedonio Laguna
Pascual López
Jacinto Manterola
José Media Villa
Miguel Mejías

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Archivo.
A.H.G. Archivo Histórico de Guayana. Ciudad Bolívar.
Década de 1817-1822

Prensa
CORREO DEL ORINOCO (1818-1821). 1939. (Edición facsímil ordenado por el
Presidente General Eleazar López Contreras). París: Desclée de Brouwer &
Cie.

Referencias Bibliográficas

ALEXANDER, A. (1978). La vida de Alexander Alexander escrita por él mismo.


Introducción, traducción y notas de Jaime Tello. Caracas: Ediciones
Presidencia de la República. Colección Viajeros y Legionarios, n 4.

ARRÁIZ, L. (2007). Apuntes de memoria del editor. José Agustín Catalá 1915-2007.
Caracas: El Centauro ediciones.

BUCHHOLZ, J. (2009). El silencio de la muerte. Aguante, acomodo y desaparición


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Universidad Católica Andrés Bello. Caracas.

MONDOLFI, E. (2011). El lado oscuro de una epopeya. Los legionarios Británicos en


Venezuela. Caracas: Editorial Alfa.

MASUR, G. (1974). Simón Bolívar. Círculo de Lectores. Barcelona, España: Editorial


Grijalbo, S.A.

PERERA, M. (2006). El Orinoco domeñado. Frontera y límite. Caracas: Universidad


Central de Venezuela. Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico.

RODRÍGUEZ, M. (1971). Bolívar en Guayana. Ejecutivo del Estado Bolívar.


Caracas: Gráficas Herpa.

30
SURROCA, T. (2003). La provincia de Guayana en la independencia de Venezuela.
Caracas: Fuentes para la historia republicana de Venezuela

TAVERA-ACOSTA, B. (1954). Anales de Guayana. Caracas: Publicaciones


Auyantepuy.

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