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ISSN: 0120-4823
revistascientificasjaveriana@gmail.com
Pontificia Universidad Javeriana
Colombia
Cimadevilla, Gustavo
Sociedad digital, sociedad dual
Signo y Pensamiento, vol. XXVIII, núm. 54, enero-junio, 2009, pp. 68-81
Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá, Colombia
Keywords: Digital society, information, communica- Palabras Clave: Sociedad digital, información, comu-
tion nicación
Submission date: September 29, 2008 Recibido: Septiembre 29 de 2008
Acceptance date: October 27, 2008 Aceptado: Octubre 27 de 2008
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Gustavo Cimadevilla*
Sociedad digital,
sociedad dual
Introducción
* Gustavo Cimadevilla. Argentino. Licenciado y doctor en Ciencias de la Comunicación; magíster en Extensión y Desa-
rrollo, Universidad Federal de Santa Maria, Brasil. Coordinador en la Asociación Latinoamericana de Investigadores de
Comunicación (Alaic), del Grupo de Trabajo de Comunicación, Tecnología y Desarrollo. Docente investigador y profesor
asociado del Departamento de Ciencias de la Comunicación, Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina. Correo
electrónico: gcimadevilla@hum.unrc.edu.ar.
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leyes del calor” (1872) 1. La sentencia, por cierto tenía aproximadamente 60 millones de usuarios
provocadora, para pensar las transformaciones de la red con tendencia creciente4. ¿No es acaso
de su época, no deja de tener vigencia, toda vez una buena noticia? ¿No habrá sólo que esperar a
que al pensar el mundo compartido observamos que el proceso se amplíe y consolide?
cuáles son las configuraciones y dinámicas que se La preocupación, en todo caso, aparece
imponen y sus implicancias socioculturales. Pues cuando frente al espejo se insinúa otra cara. Y
bien, si la sociedad tecnológica en su versión digital es que las estadísticas también muestran que “la
llegó para quedarse y su seducción, belleza y magia brecha digital interna” no decrece. El 70% de
nos cautiva, no olvidemos, entonces, examinar la población latinoamericana y caribeña de más
sus leyes. O para plantearlo con un término más altos ingresos (que representan el 15% del total)
amigable para las ciencias sociales, no olvidemos tenía acceso a Internet en el 2004, mientras, por
examinar sus condicionantes sustantivos. contraste, la conectividad regional era estimada en
Como a diario podemos constatar, los datos un 10%, apuntó el titular de la cepal, José Anto-
que nos hablan acerca de la penetración de los nio Ocampo5. La brecha, confirma Carlos Razo
dispositivos digitales en nuestras sociedades se ±oficial de Asuntos Económicos de la Comisión
vuelven viejos ni bien los terminamos de receptar. Económica para América Latina y el Caribe
Las cifras, los relatos y las cuotas de optimismo (cepal) ±, “se extiende” (2008). Hoy la conecti-
tecnológico son, por cierto, crecientes. En los últi- vidad se calcula con cierto optimismo en un 18%,
mos años, por ejemplo, la tasa de incorporación de pero las proporciones de crecimiento no alcanzan,
telefonía móvil en cualquiera de nuestros países de igual manera, lo que en algún momento se
ha seguido tendencias nunca vistas anteriormente denominó “inforricos” e “infopobres”6 . Ni los
para ese tipo de dispositivos de contacto, lo que
sobrepasa de manera clara la tradicional telefonía
fija y atraviesa todas las clases sociales. Casi lo 1. John Morley (1838-1923), biografía disponible en:
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/morley_
mismo podemos decir de Internet y su versión de_blackburn.htm, recuperado: 11 de agosto de 2008.
última de banda ancha y/o de acceso inalámbrico, 2. Véase http://www.tendenciasdigitales.com/index_esp.
pero acotada a cierto segmento social. asp, recuperado: 12 de agosto de 2008.
3. Diversos sitios permiten consultar indicadores sobre la
Las secciones de “economía” y/o “sociedad” de incorporación de tecnologías digitales y las políticas de
los diarios, las publicaciones y los sitios especializa- los Estados latinoamericanos. Entre otros, puede seña-
dos, como www.tendenciasdigitales.com2 ±entre larse a: Monitor de Políticas TIC en América Latina y el
Caribe (ALC); America Latina SI-AMSI; Revista del Sur;
tantos otros±, ofrecen múltiples evidencias de Red del Tercer Mundo; Sitio oficial de la CEPAL; o el sitio
las transformaciones del paradigma tecnoeco- oficial del gobierno de Venezuela dedicado a las tele-
nómico instalado, a decir de Carlota Pérez comunicaciones (http://www.cnti.gob.ve/cnti_docm-
gr/noticias.html). Todos dan cuenta inmediata de una
(1986). Pero esa realidad y tendencias no sólo tendencia general que se resume en una sentencia: el
se vinculan al mercado, también incluyen crecimiento constante de las innovaciones tecnológicas
las políticas públicas. En mayor o en menor de base digital. Lo que también puede constatarse en el
sitio oficial de Argentina (Programa Sociedad de la Infor-
medida, los estados se ven obligados a acompa- mación), disponible en http://www.psi.gov.ar.
ñar y, en algunos casos, proyectar sus políticas 4. Empresa de Nueva York especializada en Internet y dis-
para ajustarse a los nuevos tiempos3. positivos digitales. Los informes de eMarketer reúnen,
filtran, organizan las estadísticas, las noticias y toda la
De modo que si los indicadores, las información que los negocios necesitan para tener suce-
políticas y los escenarios son tan auspicio- so en la Internet. Disponible en http://www.emarketer.
sos, ¿vale preocuparse? Según la firma com/articles, recuperado: 12 de agosto de 2008.
eMarketer, con sede en Nueva York y 5. El sitio web de la CEPAL está disponible en http://www.
cepal.org.
especializada en estadísticas relacionadas 6. La caracterización de los países en términos de inforricos
con Internet, la región, a fines del 2006, e infopobres ±expresa Cabello (2008)± se apoya en
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segundos parecen usufructuar de los avances de
los primeros.
Esa brecha interna, según lo explica el experto
venezolano Víctor Suárez:
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todo se resume a la adopción? ¿A la incorporación de identificación con esos dispositivos, pese a que
simple y llana de todo lo nuevo que llega al mer- el mundo de dirección única empuja cada vez más
cado, cualquiera sea su promesa de ponernos más a hacerse socio del club digital.
cerca y feliz del mundo digital? ¿Ya no hay resisten- Desde la comunicación, desde su cultivo
cias? ¿Ya no hay alternatividad? ¿Nada nos puede como disciplina y desde su cultivo como campo
enseñar esa historia? ¿Qué caras, por ejemplo, se de investigación, ¿podemos aportar en algo a esas
manifiestan hoy verdaderamente promisorias y qué caras y contracaras? Un camino que conocemos
“contracaras” denuncian el dualismo digital y sus es tratar de darle visibilidad al fenómeno; darle
consecuencias no siempre buscadas? entidad y carácter de problema. Y, en ese marco,
¿Son los números de las estadísticas que se mostrar las alternativas que desde los diversos
divulgan suficientes para imaginar que vivimos de ámbitos ±políticos, económicos, educativos, entre
pleno en eso que se presenta como “sociedad de la otros± se consideran o deberían considerarse.
información”, “sociedad del conocimiento”...? Son ¿Lo hacemos?
esos números significativos para contrastar enfá- Así pensemos, por ejemplo, en algunos dis-
tica y optimistamente otros contornos de nuestros positivos cotidianos que nutren la administración
escenarios como los que nos develan los vinculados de nuestras vidas. Pensemos, por caso, en los dis-
a los ámbitos de pobreza e indigencia (en Argen- positivos de interacción virtual para interaccionar
tina, por citar mi país, hoy esas cifras son mayores con los bancos11; pensemos en los jubilados que
a las que teníamos cinco décadas atrás); los cuadros precisan manipular esos dispositivos para acceder
de drogadicción crecientes y los Estados paralelos a sus magros ingresos de pasivos; o pensemos en
promovidos por quienes controlan ese mercado; la todo lo que implique reclamar a entidades públi-
marginalidad en sus diversos tipos; las realidades cas, reclamar a empresas de servicios, etc. Esto es,
paralelas sin tolerancia; los escenarios de otras pensemos en lo que supone acceder y usar esos
modernidades presentes y a riesgo de exclusión; y dispositivos. En general, dispositivos de interacción
las otras no modernidades igualmente en riesgo mediados por tecnologías de respuesta automática
de marginalizarse.
En general, realidades afectadas ±para
la alta modernidad vigente± por carecer de
vínculos con esos dispositivos. Carencias no sólo 11. Las aplicaciones alcanzan, incluso, sectores muy care-
de infraestructuras, de condiciones de consumo cientes de nuestra economía. Por ejemplo, los subven-
o de condiciones y habilidades tecnológicas para cionados con planes sociales de emergencia como el
‘Plan Trabajar’ o el ‘Plan Familia’, que reciben sus pagos
sumarse a los usos y adopciones, sino, también, mediante dispositivos electrónicos (únicamente dispo-
carencias de sentido, carencias de significación y nibles por tarjetas débito).
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(por ejemplo, los 0800 ó los sitios web). ¿Son ellos aun cuando para ello fueron asignados; las ins-
lo eficiente que se pregona? tituciones los destinaban, básicamente, a tareas
En discusiones anteriores (Cimadevilla, 2007, administrativas. La misma autora, en ese sentido,
pp. 105-118) pretendí mostrar cómo muchos de revela en una investigación reciente (Cabello, 2008)
los supuestos que se sostienen en torno a esas que las políticas de difusión de tecnologías de la
tecnologías resultan falaces; y, por tanto, implican información y la comunicación (tic) en la educa-
políticas no siempre consecuentes con el bienestar ción se han dado, hasta el momento, de manera
colectivo. Veamos brevemente a qué me refiero: asistemática, sobre todo apoyada en la distribución
a. Primera falacia: la existencia supone dispo- de equipamiento tecnológico. Esas políticas:
nibilidad. En muchos casos, las políticas públicas o
privadas ±por ejemplo, vinculadas a servicios± No han logrado siquiera promover un proceso
parten de suponer que al existir determinados de afluencia hacia abajo ... y a pesar de la presencia
dispositivos, con ello va implícita su disponibilidad. sostenida de las tic en la vida cotidiana, los profeso-
Esto es, su acceso libre de condicionamientos. res de los futuros docentes no se relacionan con los
Algunos ejemplos ±que nos deben seguramente medios informáticos y suponen que sus alumnos los
recordar otros± los proporciona la investigación manejan por el sólo hecho de ser jóvenes. (Cabello,
de Monge (2004), cuando observa que en la política 2008, p. 68)
de instalación de “telecentros” en Argentina se
llegó al extremo de asignar computadoras a zonas
sin disponibilidad de líneas telefónicas; y en plena
época, vale aclararlo, en que esos dispositivos no
tenían la alternativa inalámbrica.
b. Segunda falacia: la disponibilidad lleva al c. Tercera falacia: el uso permite alcanzar reso-
acceso. Como es dable suponer, no necesariamente luciones. Conviene recordar que el desarrollo de
la disponibilidad de infraestructuras y dispositivos infraestructuras de vínculo tecnológico necesitan
tecnológicos sugieren que los públicos tengan la algo más que la instalación de los mecanismos
posibilidad de su acceso. Buena parte de la llamada necesarios. Si un dispositivo 0800, por ejemplo,
“brecha tecnológica” se liga a esa circunstancia. no está acompañado de un buen equipo ±con
Cuestiones económicas, generacionales, de género, capacidad de recepción suficiente± de atención,
de educación y de desarrollo de habilidades tec- canalización y seguimiento de los casos de contacto
nológicas (Becerra, 2005), y también ±podemos difícilmente puede resultar, en la perspectiva del
agregarle± de actitud o afinidad con los nuevos usuario, eficiente... (un ejemplo extremo lo regis-
lenguajes inciden, aun cuando los argumentos tramos en nuestra región, donde un candidato a
sobre los beneficios de la sociedad digital no los jubilarse ocupó más de 600 horas para conseguir
incorpore. Una prueba de esa el contacto telefónico de un servicio 0800 que
distinción (que en muchos casos supuestamente iba a agilizarle sus trámites).
discrimina) se vuelve concreta d. Cuarta falacia: la resolución más con-
toda vez que se reconocen per- veniente se alcanza desde la virtualidad. ¿Qué
files de usuarios y, por tanto, necesita, por ejemplo, un jubilado de su órgano
perfiles característicos de quie- previsional?, ¿qué necesita un contribuyente de
nes operan los dispositivos. La su municipio?, ¿qué necesita un usuario de su
investigación de Cabello (2006), empresa de telefonía? Lo primero que necesitan
por ejemplo, revela que sólo el es ser escuchados. Su problema o inquietud tiene,
12% de las escuelas bonaerenses necesariamente, una primera condición, y es poder
tenían pc para usos pedagógicos, compartirla con quien tiene responsabilidades de
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provisión o servicio... Muchos de los dispositivos ciones con el ambiente, los planteos de minorías,
son preprogramados. Pueden registrar, pero no los foros de diálogo y encuentros ±entre muchos
escuchar, contemplar y ofrecer respuestas ad hoc. otros± ganen visibilidad, presencia y capacidad
e. Quinta falacia: la virtualidad, en cuanto de emisión y reclamo. Esos mismos dispositivos
información, suplanta a la comunicación y se consti- son, por ejemplo, los que han colaborado para
tuye en su equivalente. Finalmente, cabe insistir en que personas desconocidas entre sí puedan hacer
que el registro, el envío de información automática, circular mensajes de textos en repudio a la muerte
el aviso, etc., no se constituyen ±en la mayoría de del docente Carlos Fuentealba en la provincia de
los casos± en otra cosa que modos artificiales de Neuquén, hace poco más de un año, víctima de la
administrar reclamos, inquietudes y solicitudes. represión policial conducida por un gobernador
Si la eficiencia está atenta al número posible de amigo de la fuerza disuasiva de las armas, al son
registros administrados y en eso resulta plausible, del “gatillo fácil”. “Las tizas no se manchan con
por oposición anula toda calidad de consideración sangre”, visualizaban las pantallas en un unísono
ciudadana. Las personas desaparecen tras los vertiginoso que se leía en miles de celulares activos
números y juegos binarios. No hay reciprocidad a lo largo del país.
posible, tampoco esfuerzos de interpretación o Esos mismos dispo-
comprensión. Hay, en una versión clásica, un inter- sitivos (por caso, Internet)
cambio de informaciones; no hay, sin embargo, son los que permitieron tras-
cosa común, entendimiento, comunicación, para cender al Comandante Marcos o
decirlo en términos de Pasquali (1980). a las reivindicaciones de justicia
Y las falacias, sin duda, colaboran y conducen de un montón de actores que,
±en muchos casos± a políticas equivocadas, a hasta entonces, combatían su
enmascarar las bases estructurales de la desigual- anonimato alzando una voz
dad, a desresponsabilizar al Estado y a las empresas, escasamente escuchada. O, incluso, a identificar a
y a colaborar en reafirmar una cultura binaria de hijos de desaparecidos (perseguidos por la dicta-
incluidos y excluidos, o, para parafrasear a Néstor dura 1976/1983), como ha ocurrido recientemente
García Canclini (2004), de conectados y desconec- en Argentina. Esos mismos dispositivos son los
tados, de diferentes y desiguales que quedan al que enlazan solidaridades, organizan columnas
margen de la tecnodigitalización. de manifestantes o, como lo relata Salett Tauk
Pero bien dijimos que no hay cara sin con- Santos (2006) de Pernambuco, permiten que
tracara, y viceversa. Esos mismos dispositivos son, jóvenes casi en situación de riesgo personal y social
también, los que han colaborado a experiencias participen de un programa municipal destinado
antes impensables y a apropiaciones antes impo- a capacitar en informática para favorecer su for-
sibles. Tan sólo por citar algunas, pienso en un mación orientada al trabajo. Como uno de ellos
pequeño texto que bajo el título de Internet y lucha mismos lo relata: “la computación me da de vivir,
política, los movimientos sociales en la red nos ofrecen grabo cd piratas y con eso lo resuelvo todo”. Lejos
los colegas Martínez, Marotias y Movia (2006), de las preocupaciones de Sony y las principales
quienes analizan cómo la red ha servido y de hecho grabadoras de la industria cultural ±podríamos
sirve para que diversos movimientos sociales en el agregar nosotros±, que también viven de esa
campo de la política reivindicatoria, las preocupa- extraordinaria tecnología.
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Esos mismos dispositivos son los que permi- en las décadas de los setenta y ochenta del siglo
tieron al gobierno de la ciudad de Buenos Aires xx marcaron significativamente el conjunto de
organizar cibers para los chicos de la calle, en una las ciencias sociales, en la medida que el cambio
apuesta que, lejos de ser una ficción, es ya una paradigmático de la “revolución microelectrónica”
alternativa concreta, aun cuando no se sepa quiénes movilizó políticas e intelectos.
en realidad serán los verdaderos usuarios de esa ¿Qué concluimos, aprendimos y redireccio-
infraestructura y para qué. namos luego de esos grandes planteamientos?
Pero si de caras y contracaras se trata, en ¿Qué cambió, en definitiva, en el panorama de
realidad vale decir que la tecnología nunca ha nuestros horizontes que ahora todo se resume a
conseguido escapar a esa función de consecuencias la adopción?
múltiples, quizá porque una vez lanzada, no tiene
caminos fijos, determinados o excluyentes,
y mucho menos en sociedades donde los En una obra ya clásica como
intercambios son parte de su “naturaleza El capital (tomo I, 1867), Karl Marx
social” de mercado y donde las (1986) analiza el papel de la maqui-
apropiaciones no se rigen por naria en la gran industria. Para Marx,
una sola lógica ni tampoco la incorporación de la tecnología en las
por un solo marco de industrias se vincula, básicamente, a
legalidad. Pero si ese su función potenciadora de la fuerza
ámbito de apropiacio- del trabajo y a las posibilidades que
nes no resulta necesa- ofrece para emplear obreros carentes
riamente novedoso, lo de fuerza muscular, como mujeres
que a nuestro entender y niños. Pero si su incorporación a
impacta sí es el nivel la gran industria era el resultado de
con el que esas innova- diversos factores que se articulaban
ciones circulan, se meten mediante la secuencia de innovaciones
y entrometen en los diversos que se lograban y de los cambios que
rincones de la vida cotidiana: socialmente se operaban en la conformación
en la producción, en el consumo, en social, ello no se había producido sin tensiones. En
el tiempo ocupado y en el tiempo libre. pleno proceso de gestación de lo que conocemos
como Revolución Industrial, diversos eventos
¿Puede la historia revelarnos revelaron cómo, para muchos, la introducción
algo al respecto? de máquinas era un modo de aniquilación
de la supervivencia de masivos contingentes
Planteaba en un inicio que abordar las razones de operarios. Entre esos capítulos, por ejemplo,
que explican el modo como nuestras sociedades Marx observa cómo en “el transcurso del siglo xvii
se acoplan tan rápidamente a esta “revolución (Europa) presenció una serie de revueltas obreras
digital” sugiere repasar la historia de debates contra el llamado ‘molino de cintas’, máquina des-
que registraron las preocupaciones sociales por la tinada a tejer cintas y galones”; que ya en 1579 y,
tecnología, toda vez que ésta se ha concebido como posteriormente, en 1629 había llevado a los consejos
revolucionaria para su época. Y, en ese sentido, municipales a intervenir ±en un caso atentando
creo que al menos tenemos dos capítulos clave. contra su inventor y, en el otro, prohibiendo su
Me refiero, por ejemplo, a la discusión del impacto uso± para evitar que la masa de obreros terminase
del maquinismo en las sociedades europeas de los en masa de limosneros (Marx, 1986, p. 354). Pero
siglos xviii y xix. Y me refiero a los debates que los registros documentales son muchos.
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