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Introducción

Filosofía de los derechos humanos:


problemas y tendencias de actualidad

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Serie Justicia Global N.o 1

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Introducción

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Serie Justicia Global N.o 1

Filosofía de los derechos humanos: problemas y tendencias de actualidad


Colección Documentos de Trabajo | Serie Justicia Global N.o 1

Primera edición: marzo de 2008


Tiraje: 500 ejemplares

© Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú


(IDEHPUCP), 2007
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parcialmente, sin permiso expreso de los editores.

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N.º 2008-03255

Impreso en el Perú - Printed in Peru

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Introducción

Índice

Introducción
MIGUEL GIUSTI ..................................................................................................................... 9

Los derechos humanos: ¿universales e indivisibles?


ARND POLLMANN .................................................................................................................. 11

Derechos humanos y dignidad humana


ARND POLLMANN .................................................................................................................. 21

Derechos humanos sociales y justicia global


ARND POLLMANN .................................................................................................................. 31

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Serie Justicia Global N.o 1

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Introducción

Introducción

En torno a la concepción de los «derechos huma- Naturalmente, es posible ofrecer diferentes


nos» ha existido desde siempre una amplia con- alternativas de fundamentación filosófica de los
troversia filosófica. No podía ser, en realidad, de derechos humanos. Puede incluso afirmarse que
otro modo, porque si se afirma que los seres hu- la historia de esas alternativas coincide en cierto
manos tienen «derechos» que les corresponden modo con la historia de las controversias recien-
por naturaleza, o por el mero hecho de ser huma- tes en torno a los principios o los valores de una
nos, lo que se está haciendo es ofrecer una inter- ética de alcance o validez universal. Existe una
pretación filosófica de la vida humana y de la exis- amplia bibliografía que da cuenta de dichas posi-
tencia de obligaciones morales o jurídicas que de bilidades de fundamentación, y en ella se pone
ella se derivan. Tras todas las declaraciones y de manifiesto el abanico de las posiciones filosó-
las convenciones relativas a los derechos huma- ficas que participan en estos debates.1
nos, incluso tras las críticas que se han esgrimi- Quizá uno de los rasgos más saltantes de la
do en su contra, hallaremos siempre una deter- concepción de los derechos humanos en la ac-
minada concepción filosófica que les sirven de tualidad, es que ella se ha ido convirtiendo paula-
sustento. tinamente en un código de principios éticos que

1
La bibliografía sobre el tema es abundante. Mencionamos aquí una selección representativa de la producción bibliográfica
reciente: ALEXY, Robert. Teoría del discurso y derechos humanos. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 1995; AA.VV.
Le fondement des droits de l’homme. Firenze: La nuova Italia, 1966; BOBBIO, Norberto. El problema de la guerra y las vías de
la paz. Barcelona: Gedisa, 1982; DERRIDA, Jacques. Fuerza de ley: el «fundamento místico de la autoridad». Madrid: Tecnos,
1997; DIEMER, A. y otros. Los fundamentos filosóficos de los derechos humanos. París: Serbal/UNESCO, 1985; FERNÁNDEZ,
Eusebio. Teoría de la justicia y derechos humanos. Madrid: Debate, 1984; Globalización y derechos humanos, número de
la revista Isegoría, 22 (2000) (textos de Manuel Castells, Otfried Höffe, Javier Echeverría, Luis Villoro, entre otros); HABERMAS,
Jürgen. Facticidad y validez. Sobre el derecho y el Estado democrático de derecho en términos de teoría del discurso.
Madrid: Trotta, 1998; IGNATIEFF, Michael. Los derechos humanos como política e idolatría. Madrid: Paidós, 2003; MATHIEU,
Vittorio. Los fundamentos filosóficos de los derechos humanos. Barcelona: UNESCO, 1985; MUGUERZA, Javier. Ética, disenso
y derechos humanos. En conversación con Ernesto Garzón Valdés. Madrid: Argés, 1998; NINO, Carlos Santiago. Ética y
derechos humanos: un ensayo de fundamentación. Buenos Aires: Astrea, 1989; POGGE, Thomas. La pobreza en el mundo
y los derechos humanos. Madrid: Paidós, 2005; POL-DROIT, Roger (ed.). Los derechos humanos en el siglo XXI. Barcelona:
UNESCO/Icaria, 1998 (textos en perspectiva intercultural); RAWLS, John. El derecho de gentes. Barcelona: Paidós, 2001; RORTY,
Richard. «Derechos humanos, racionalidad y sentimentalismo». En Verdad y progreso. Escritos filosóficos 3. Barcelona:
Paidós, 2000, pp. 219-242; SHUTE, S. y S. HURLEY (eds.). De los derechos humanos, Oxford Amnesty Lectures 1993. Madrid:
Trotta, 1998; STEINER, H. J. y P. Alston (eds.). International Human Rights in Context. Oxford: Clarendon Press, 1996; WALZER,
Michael. Tratado sobre la tolerancia. Barcelona: Paidós, 1998.

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Serie Justicia Global N.o 1

se propone como emblemático, vinculante y al- El Documento de Trabajo que aquí presenta-
ternativo frente a las concepciones éticas tradi- mos es una magnífica introducción a la proble-
cionales o culturalmente determinadas. Los de- mática filosófica en torno a los derechos huma-
rechos humanos se ofrecen en nuestra época nos. En él hallamos no solo una muy bien
como una «moral mínima» que pretende tener al- fundamentada exposición sobre los temas, los pro-
cance universal y hacer las veces de una instan- blemas y los cambios paradigmáticos que han
cia normativa que nos permita orientar (humani- caracterizado a la historia filosófica de los dere-
zar) la conducta social e individual. chos humanos, sino también abundante informa-
En el texto que presentamos a continuación, ción sobre las diferentes posiciones que preten-
el filósofo alemán Arnd Pollmann se ocupa de den hacerse valer en este campo. El Documento
los problemas y las tendencias actuales en tor- recoge, de manera sintética, las ideas centrales
no a la filosofía de los derechos humanos. Se del libro que el propio Arnd Pollmann coeditara
trata de un conjunto de tres ensayos, muy bien con Christoph Menke, actual director del Centro
articulados entre sí, de carácter didáctico, en el de Estudios sobre Derechos Humanos de la Uni-
que se exponen las ideas centrales y los proble- versidad de Potsdam, en Alemania, bajo el título
mas principales de lo que constituye una «filo- Introducción a la filosofía de los derechos huma-
sofía de los derechos humanos», y en los que nos.2
se analizan las controversias más importantes Arnd Pollmann es profesor de filosofía políti-
en torno a su validez y a su alcance. En el pri- ca en la Universidad de Magdeburgo, Alemania,
mer ensayo, titulado «Los derechos humanos: en la que dirige igualmente el Centro de Investiga-
¿universales e indivisibles?», el autor discute ciones sobre Derechos Humanos. El profesor
precisamente el sentido filosófico de la expre- Pollmann visitó Lima, en septiembre de 2007, gra-
sión «derechos humanos» y ofrece una defini- cias a la cooperación entre el Goethe-Institut, el
ción y un listado de las características concep- Centro de Estudios Filosóficos y el Instituto de
tuales que lleva consigo una tal definición. En el Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia
segundo ensayo, «Derechos humanos y digni- Universidad Católica del Perú, para participar en
dad humana», Pollmann hace una revisión his- el III Encuentro de Derechos Humanos organiza-
tórica de la tradición filosófica relacionada con do en la misma universidad. En dicha ocasión, el
los derechos humanos, y explica en qué sentido profesor Pollmann dictó un ciclo de conferencias
el concepto de «dignidad humana» representa sobre el mismo tema y con el mismo título con el
un giro decisivo en la concepción de tales dere- que ahora es publicado este Documento de Tra-
chos. En el tercer ensayo, en fin, titulado «Dere- bajo. Para su publicación, los textos han sido re-
chos humanos y derechos sociales», la mirada visados y corregidos por el autor, y debidamente
se concentra en la cuestión filosófica que editados en castellano. La traducción del alemán
subyace a la clasificación de los derechos hu- al castellano estuvo a cargo de Verónica Uribe y
manos, en particular en lo que concierne a los Manuel Seifert (el primer ensayo), Renato Sandoval
llamados «derechos económicos, sociales y cul- (el segundo ensayo) y Michell Nicholson (el ter-
turales». Precisamente en torno a estos dere- cer ensayo). La traducción ha sido revisada y
chos se ha desatado en fecha reciente un am- uniformizada luego por el suscrito.
plio debate, vinculado de modo especial a la El Instituto de Democracia y Derechos Hu-
cuestión de la «justicia global», es decir, a la manos de la Universidad Católica pone este Docu-
responsabilidad directa o indirecta que tienen o mento de Trabajo a disposición de los estudiantes
podrían tener los individuos, los Estados o la y de las personas interesadas en reflexionar sobre
comunidad de naciones, con respecto a la exis- el trasfondo filosófico de los derechos humanos,
tencia y/o a la perpetuación de la situación de la con la convicción de que se trata de un material
pobreza en el mundo. También en este caso, valioso, estimulante y enriquecedor.
Pollmann explica cuáles son las posiciones fi-
losóficas más importantes al respecto, y pro- MIGUEL GIUSTI
pone una solución propia. Director de Proyectos del IDEHPUCP

2
MENKE, Christoph y Arnd POLLMANN. Philosophie der Menschenrechte. Zur Einführung (Introducción a la filosofía de los
derechos humanos). Hamburgo: Junius, 2007.

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Los derechos humanos: ¿universales e indivisibles?

Los derechos humanos: ¿universales e indivisibles?


ARND POLLMANN

1. Introducción pel de los Estados Unidos en la protección de los


derechos humanos a nivel global, no es verdade-
En el año 2007, el Ministerio de Relaciones Exte- ramente hipócrita. Pues hipócrita es quien, ac-
riores de Estados Unidos presentó ante la opi- tuando contra su propia conciencia, propaga va-
nión pública mundial un Informe sobre los dere- lores morales que él mismo no está dispuesto a
chos humanos con el propósito de analizar en seguir. El régimen norteamericano no es hipócri-
qué situación se encuentra un conjunto de 196 ta, en ese sentido, sino parece ser más bien víc-
países del mundo en relación con el respeto a los tima de un autoengaño. El problema del régimen
derechos humanos, la democracia y la libertad.1 de Bush no es que no le importen la democracia
Como seguramente podrá sospecharse, los Es- y los derechos humanos, sino más bien el que
tados Unidos mismos no se encuentran en la lis- dicho gobierno crea realmente, hasta con afán
ta de países analizados. Los autores del Informe misionero, en la democracia y los derechos hu-
pretenden justificar esta omisión sosteniendo que, manos. El gobierno norteamericano no está de-
en los Estados Unidos, ya la prensa, el parla- fendiendo, por ejemplo, la opinión de que en pe-
mento y los tribunales se preocupan lo suficiente ríodos de emergencia se pueda dejar sin efecto,
del control y la transparencia en estos asuntos. excepcionalmente, la validez de los derechos
No obstante, frente a los casos de la Bahía humanos. No, la guerra contra el terror es llevada
de Guantánamo y de Abu Ghraib, frente a las cons- a cabo más bien en nombre de los derechos hu-
tantes críticas que se han expresado en contra manos.
de la guerra, de la lucha contra el terrorismo y de Antes de seguir, hagamos al respecto una
la tortura, no puede sino extrañarnos que el país reflexión de carácter más bien general. Hoy por
de las «infinitas oportunidades» no exhiba real- hoy parece imponerse en el mundo entero un
mente ningún problema de derechos humanos que acuerdo manifiesto con respecto a la vigencia
merezca una investigación. Parecería que los de- universal de los derechos humanos. Es verdad
rechos humanos corren el riesgo de convertirse, que los actuales pactos jurídicos internacionales
cada vez más, en palabras huecas o en coarta- sobre derechos humanos nunca han sido firma-
das cínicas que encubren hasta las políticas más dos por todos los gobiernos del mundo, pero sí lo
abiertamente defensoras de sus propios intere- han sido, siempre, por la gran mayoría de Esta-
ses. Lo más preocupante, sin embargo, es que dos, de muy diversas características culturales,
esta falta de autocrítica en la percepción del pa- religiosas o filosóficas.2 Prácticamente ningún

1
Puede consultarse el Informe en la dirección web: <http://www.state.gov/g/drl/rls/hrrpt/> (al 30 de septiembre de 2007).
2
El estado actual de la ratificación de los acuerdos sobre derechos humanos puede consultarse en la página web del Alto
Comisionado de Derechos Humanos de la ONU: <http://www.ohchr.org/english/law/index.htm> (al 30 de septiembre de 2007).

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ARND POLLMANN

mandatario o Estado se atrevería hoy en día, al sia acerca de cuál debería ser su adecuada inter-
menos no ante la opinión pública, a cuestionar pretación jurídica y filosófica. En segundo lugar,
radicalmente los derechos humanos en cuanto me ocuparé de la defensa de los derechos huma-
tales; y obviamente tampoco ha pensado en ha- nos, no precisamente contra sus enemigos sino
cerlo el gobierno norteamericano como los prisio- contra sus «falsos amigos». Mi tesis puede for-
neros en Abu Ghraib que fueron masacrados por mularse sencillamente así: quien está a favor de
los soldados norteamericanos. los derechos humanos, no debe hacer excepcio-
¿Cómo entender entonces la política parcial- nes; de lo contrario, demostrará que no ha enten-
mente negativa de los Estados Unidos en rela- dido verdaderamente lo que los derechos huma-
ción con los derechos humanos? Y, al margen de nos exigen.
ello, ¿cómo es posible que también muchos otros
países y gobiernos de este mundo que, en princi-
pio abogan por los derechos humanos, atenten 2. ¿Qué son los derechos
permanentemente contra ellos? Mi respuesta, humanos?
desde un punto de vista filosófico, es la siguiente:
el problema central de los derechos humanos hoy ¿A qué nos referimos cuando hablamos de «de-
en día no es ya el llamado «universalismo de las rechos» que corresponden a todos los hombres
normas vinculantes» sobre dichos derechos, sino por igual, es decir, que todos los hombres siem-
lo que quisiera llamar el «universalismo de la ex- pre «poseen» por el simple hecho de ser hom-
cepción». Prácticamente todos los gobiernos se bres? Mi respuesta, un tanto complicada, será:
arrogan entretanto la dudosa libertad de reclamar los derechos humanos son pretensiones (aspira-
para sí mismos condiciones especiales en la lu- ciones), moralmente fundamentadas, a realizar
cha por los derechos humanos, sin que vean por políticamente derechos fundamentales. Esta de-
ello peligrar la vigencia de sus propias declaracio- finición no es, para nada, evidente, por lo que pro-
nes de principio. El encarcelamiento, la tortura, cederé a explicarla a continuación.
la pena de muerte, la guerra contra el terrorismo: El concepto de derecho tiene su campo pro-
todas estas son solo algunas de las medidas de pio de aplicación en el ámbito jurídico, es decir,
excepción, las más saltantes, a las que recurren en el ámbito del derecho positivo o «estableci-
los gobiernos cuando consideran que deben de- do».3 El centro de atención se halla aquí en las
fenderse de sus enemigos. leyes que rigen dentro de los diferentes Estados.
En todos estos casos se está poniendo en Los derechos jurídicos son, pues, derechos que
cuestión el sentido de la «indivisibilidad» de los les son otorgados a los individuos por medio de
derechos humanos. Si se afirma que los dere- leyes. Los derechos humanos, en cambio, son
chos humanos no son solo «universales», sino de una naturaleza distinta. En efecto, hablamos
también «indivisibles», se da a entender enton- de derechos humanos también, o incluso espe-
ces al menos lo siguiente: que no es posible con- cialmente, en aquellas situaciones en las que no
traponer algunos derechos o algunas clases de existen las leyes correspondientes que los ha-
derechos frente a otros, así como no lo es tampo- gan vigentes dentro de un Estado; así, por ejem-
co que se garantice a algunos hombres la protec- plo, consideramos que es una violación de los
ción plena de sus derechos mientras que se les derechos humanos el que no exista libertad de
niega total o parcialmente a otros, como, por ejem- prensa o libertad de religión en un país autorita-
plo, a los delincuentes o a los enemigos del Es- rio. Bajo una comprensión estrictamente jurídica
tado, pero ocasionalmente también a mujeres, de los derechos, se podría, pues, hacer el siguien-
niños, minorías indígenas o emigrantes. Voy a te razonamiento: si los individuos tienen derechos
ocuparme a continuación de este problema, des- solo en razón de las leyes vigentes, entonces no
de un punto de vista filosófico, en dos pasos: en puede haber derechos humanos en sentido es-
primer lugar, expondré brevemente mi propia con- tricto, pues los derechos deben ser otorgados por
cepción filosófica sobre los derechos humanos, el Estado. Si ello no es el caso para las preten-
pues, como es sabido, existe una vieja controver- siones que mencionamos hace un momento, en-

3
Para lo que sigue a continuación, cf. Menke y Pollmann (2007: cap. 1).

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Los derechos humanos: ¿universales e indivisibles?

tonces se podrá a lo más hablar de «deseos pia- de otro modo: la forma en que cada Estado se
dosos» o de «exigencias bienpensantes», pero comporta, en su interior, frente a los individuos
nunca de «derechos». Un concepto como el de que le están sometidos, se ha convertido en par-
derechos humanos sería, en tal sentido, una con- te constitutiva de las obligaciones jurídicas a las
fusión categorial, un «sinsentido en muletas», que dicho Estado se compromete en el derecho
como lo dijera alguna vez el filósofo Jeremy internacional. Cada Estado se obliga frente a los
Bentham (1843: t. II: 523). demás Estados a no transgredir los derechos
Lo que esta crítica expresa es que los dere- humanos en el ámbito de su propia soberanía.
chos solo pueden ser otorgados por una legisla- No obstante, pese a que los derechos huma-
ción positiva y que, por tal motivo, los derechos nos luego de la Segunda Guerra Mundial han se-
humanos no pueden ser derechos. No obstante, guido una marcha triunfal que los ha hecho con-
sabemos que desde 1945 los derechos humanos vertirse en parte constitutiva del derecho estatal,
se han convertido en materia de reglamentacio- de los acuerdos regionales y del derecho interna-
nes jurídicas positivas. Esto ha ocurrido no solo cional, el concepto de los derechos humanos no
en las Constituciones nacionales de los Estados se agota en la existencia de derechos jurídicos.
individuales en los que los derechos humanos han Esto se expresa, por ejemplo, en el hecho de que
sido consagrados expresamente como «derechos el concepto de derechos humanos suele emplear-
fundamentales», como por ejemplo en la Ley Fun- se para indicar cuáles son las razones normati-
damental de Alemania de 1948, o en la Constitu- vas que explican por qué deben adoptarse las
ción peruana de 1993, sino también en el modo normas jurídicas y positivas que estamos men-
en que, a nivel supraestatal, se han impuesto los cionando. Sostener, por ejemplo, que los ciuda-
derechos humanos con fuerza de ley positiva y danos de un determinado Estado autoritario ten-
jurídica. Así, por ejemplo, si los países que for- drían el derecho humano a la libertad de opinión,
man parte de la Organización de Estados Ameri- no quiere decir simplemente que el Estado en
canos (OEA) o del Consejo de Europa consideran cuestión esté obligado a respetar y hacer cumplir
que se están produciendo casos de violaciones dicho derecho en virtud del derecho internacional.
graves de los derechos humanos, pueden acudir No, aun si no existiera esta obligación fáctica
a la Corte Interamericana o a la Corte Europea de contraída por el Estado, este debe respetar el
Derechos Humanos. Y numerosos pactos sobre derecho de sus ciudadanos a expresar libremen-
derechos humanos en las Naciones Unidas es- te su opinión. El concepto de derechos humanos
tablecen procedimientos específicos con el pro- se refiere a las pretensiones justificadas que todo
pósito de permitir a los ciudadanos presentar de- hombre tiene a vivir en determinadas condiciones,
mandas ante las Naciones Unidas sobre casos sin depender de que el Estado al que pertenece
de transgresión de sus derechos humanos. haya contraído obligaciones jurídicas al respec-
Aunque pudiesen parecernos acaso poco to. Más allá, pues, de las codificaciones jurídicas
efectivas las demandas sobre derechos humanos a que han llegado los derechos humanos, cabe
en los casos particulares, el hecho es que los aun preguntarse de qué tipo son las pretensiones
derechos humanos han obtenido, entretanto, un que quieren hacer valer dichos derechos.
sentido claramente jurídico, también en términos La respuesta más común que dan los filóso-
del derecho internacional. Si el derecho interna- fos a esta pregunta es que los derechos huma-
cional de comienzos de la Modernidad se propo- nos deben entenderse como pretensiones o de-
nía regular principalmente las relaciones exterio- rechos «morales».4 Derechos morales son, en tal
res de los Estados entre sí, por ejemplo a través sentido, derechos que todo ser humano puede
de normas para los casos de guerra y de paz, la hacer valer frente a cualquier otro ser humano;
«revolución silenciosa» (Klein 1997) del derecho son pretensiones o exigencias del hombre que
internacional luego de la Segunda Guerra Mun- poseen la fuerza de ser vinculantes para todos
dial ha consistido en proponerse regular también los demás hombres exclusivamente por el hecho
los asuntos internos de los Estados bajo la su- de que se trata de pretensiones de un ser huma-
pervisión de la comunidad de las naciones. Dicho no, es decir, de un miembro de la comunidad hu-

4
Véase, por ejemplo,Tugendhat (1997: lección 17).

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ARND POLLMANN

mana. El concepto de «moral», en esta acepción, derechos morales o jurídicos, mientras que en el
se refiere a normas que regulan el trato recíproco caso de la masacre entre los grupos étnicos de
entre todos los hombres, independientemente de los hutu y los tutsi en Ruanda, en 1994, habla-
sus diferencias culturales, sociales o cualesquie- mos de «violación de los derechos humanos»?
ra otras. Moral significa aquí moral universal; más La diferencia principal reside en el hecho de que,
precisamente: una moral universal «de igual res- en este último caso, no constatamos solamente
peto». Las reglas de la moral indican que todo violaciones de derechos jurídicos o morales de
hombre debe respetar a los demás como sus los actores responsables, sino observamos ade-
iguales. A este «deber», a esta «obligación» mo- más que dichas violaciones tienen su origen en
ral, le corresponde el «derecho» moral de todo deficiencias estructurales graves del orden públi-
hombre a ser respetado por todos los demás co vigente en Ruanda. Estas fallas estructurales
como un igual. Los derechos «morales» son an- del orden público, así como aquellos que fueron
teriores, pues, a cualquier disposición de carác- sus causantes, es decir: los gobernantes de
ter estatal. Ellos deben ser entendidos como cri- Ruanda, fueron al menos corresponsables de las
terios que, siendo independientes de la cultura y violaciones supuestamente «privadas», ya sea
el Estado, se refieren a situaciones culturales y porque no hicieron nada ante los asesinatos y las
estatales concretas. expulsiones masivas, o porque se aprovecharon
Sin embargo, esta interpretación filosófica de ellos o incluso porque participaron activamen-
habitual de los derechos humanos como derechos te en su ejecución. Por esa razón, las masacres
«morales» se enfrenta a una objeción importante. entre las poblaciones étnicas no solo violan dere-
La objeción se refiere a que los derechos huma- chos morales y jurídicos, sino también los dere-
nos no pueden ser derechos morales en sentido chos humanos de sus víctimas. En resumidas
estricto porque tienen manifiestamente otro des- cuentas: los derechos humanos se diferencian de
tinatario, no uno de igual naturaleza. Veámoslo los derechos morales porque son pretensiones o
con un ejemplo. Si una persona hiere corpo- exigencias que no se dirigen inmediatamente a
ralmente a otra, en su entorno privado, aun cuan- los seres humanos en cuanto individuos, sino ante
do lo haga de manera grave y persistente, no por todo al orden público vigente, es decir, son prime-
ello decimos que se esté produciendo una viola- ramente exigencias ante la política y el Estado.
ción de su derecho humano a la integridad corpo- Correlativamente, solo puede hablarse de viola-
ral. En este caso, podemos hablar, ya sea de la ciones de los derechos humanos cuando los res-
violación de un derecho moral o de la violación de ponsables políticos, los actores estatales, no
un derecho jurídico: de la violación de un derecho cumplen con su deber (Pogge 2002).5
moral, cuando nos referimos a las obligaciones La definición habitual de los derechos huma-
que son vinculantes para todos los miembros de nos como derechos morales no puede, pues, ser
la comunidad humana; de la violación de un dere- aceptada en su sentido literal. Los derechos hu-
cho jurídico, cuando hablamos de la legislación manos no son lo mismo que los derechos mora-
penal que es vigente en una determinada comuni- les, porque no tienen el mismo destinatario que
dad política. Solo excepcionalmente, bajo circuns- los derechos morales. No se dirigen, al menos no
tancias muy especiales, podría ser adecuado, en primeramente, a los individuos privados respon-
un caso así, hablar de una «violación de los dere- sables de las violaciones de derechos, sino al orden
chos humanos». Pero ¿cuándo? público vigente y a sus representantes. La defini-
Ello sería adecuado si, y solo si, existiera ción habitual de los derechos humanos como
una relación directa entre la violación individual, derechos morales solo podría aceptarse, en todo
privada, y ciertas deficiencias estructurales del caso, en el sentido en que ella nos remite a la
orden público vigente, es decir, solo si este orden fuente de la que se nutren las pretensiones o las
público es corresponsable de aquella violación pri- exigencias morales que dirigimos al orden públi-
vada. Esto también puede apreciarse por medio co, es decir: a la fuente de la que deriva su fuerza
de ejemplos: ¿por qué, en aquel caso de maltrato vinculante. Así, la tesis sobre el carácter moral
corporal, hablamos «solo» de una violación de de los derechos humanos podría expresarse del

5
Un modelo moralmente contrario puede hallarse en Singer (2004: cap. 5).

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Los derechos humanos: ¿universales e indivisibles?

modo siguiente: las pretensiones a instaurar un decir, frente a quienes están dispuestos a some-
orden público acorde con los derechos humanos terse realmente a los mandatos y deberes men-
se derivan del hecho de que los seres humanos, cionados. Tenemos, pues, el derecho moral a te-
que están sometidos a este orden, están moral- ner derechos frente a todos los seres humanos
mente obligados a respetarse recíprocamente solo en la medida en que estos se consideren
como iguales. Porque todos los hombres están miembros de la comunidad moral. Pero que ellos
moralmente obligados a respetar a todos los de- realmente se consideren así, es algo que, aun-
más por igual, también el orden público está obli- que parezca poco alentador, solo dependerá de
gado a brindar respeto a todo hombre por igual. ellos. El ingreso a la comunidad moral no puede
La tesis según la cual los derechos humanos tie- ser forzado, ni puede ofrecerse de él una
nen el carácter de pretensiones morales, debe fundamentación filosófica última en sentido es-
entenderse, pues, en el sentido de que los ras- tricto. Se trata de una actitud de respeto igualita-
gos constitutivos del orden público se derivan de rio para la que hay muy «buenas» razones, pero
las reglas fundamentales de la moral. no razones «obligatorias»; una actitud que en al-
Podríamos tratar de simplificar esta argumen- gunas culturas y sociedades, en parte como re-
tación, un tanto complicada, de la siguiente ma- sultado de experiencias históricas de injusticia,
nera: cuando hablamos de derechos humanos nos ya se ha difundido, pero que en otras culturas y
referimos, en primera instancia, a que todo hom- sociedades ha tenido menos difusión (Menke y
bre tiene, por así decir, el derecho superior a ser Pollmann 2007: cap. 2).
miembro de una comunidad política y estatal cuyo De este modo, hemos vuelto a la definición
orden público debe respetar las pretensiones o de los derechos humanos citada al comienzo: los
exigencias consagradas en los derechos huma- derechos humanos son pretensiones, moralmen-
nos. Eso significa, sin embargo, que un Estado te fundamentadas, a realizar políticamente dere-
que respete los derechos humanos está obligado chos fundamentales. Esta no es una concepción
a, y se propondrá, concretizar estos derechos de meramente moral ni tampoco meramente jurídica
manera jurídica y positiva. Si ello ocurre, por ejem- de los derechos humanos, sino una concepción
plo, por medio de una Constitución, como es el al mismo tiempo moral, jurídica y política. Es una
caso de la Ley Fundamental alemana o de la concepción moral, en la medida en que extrae de
Constitución peruana, entonces hablaremos de la autoobligación moral del hombre la pretensión
«derechos fundamentales». En este sentido, todo básica de que todo hombre se considere miem-
hombre tendría un derecho humano básico a go- bro de una comunidad ciudadana en la que impe-
zar de derechos fundamentales o, como lo dijo ren los derechos humanos. Es una concepción
alguna vez Hannah Arendt, «un derecho a tener jurídica, en la medida en que a partir del derecho
derechos» (1951: cap. 9). básico a la membresía ciudadana se derivan pre-
Ahora bien, ¿cómo puede fundamentarse fi- tensiones o exigencias particulares que deben
losóficamente, a su vez, este «derecho a tener concretizarse jurídicamente en forma de derechos
derechos»? ¿Por qué todo hombre «tiene» se- fundamentales. Y es, finalmente, una concepción
mejante derecho? El argumento principal de ello política, porque el destinatario de los deberes a
ya ha sido insinuado: el derecho a tener dere- los que se asocian las exigencias concretas men-
chos resulta del hecho de que, si somos partida- cionadas, son los responsables políticos de las
rios de una moral del respeto igualitario, no tene- respectivas comunidades. En suma, los derechos
mos sencillamente razón alguna para reconocer humanos deben situarse entre la moral, el dere-
o atribuir derechos fundamentales a algunos hom- cho y la política.
bres, mientras que los negamos a otros, ya que
ello equivaldría a contravenir el mandamiento del
trato moral igualitario a todos los hombres, consi- 3. Diferentes aspectos de la validez
derados como iguales. En tal sentido, todo hom- de los derechos humanos
bre tiene el derecho moral a ser miembro de una
comunidad política en la que se respeten los de- Las amplias pretensiones normativas de los de-
rechos humanos. El derecho moral del que esta- rechos humanos, desde un punto de vista filosófi-
mos hablando, es, sin embargo, solo un derecho co, pueden resumirse brevemente del modo si-
a la membresía y frente a la comunidad moral, es guiente. Los derechos humanos son: a) derechos

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ARND POLLMANN

subjetivos, y b) derechos fundamentales. Ellos sas y en innumerables roles o funciones: como


tienen una validez: c) universal, es decir, para to- socios contractuales, como poseedores de ac-
dos sin excepción; d) categórica, es decir, para ciones, como funcionarios estatales, como cón-
todos de modo incondicional; e) igualitaria, es decir, yuges, etcétera. Pero de derechos humanos solo
para todos en igual medida; f) idéntica, es decir, hablamos —o deberíamos hablar— cuando se tra-
para todos con el mismo significado; y, finalmen- ta de garantizar un «mínimo» de condiciones re-
te, g) indivisible, es decir, para todos en forma lativas a la comunidad estatal, que les correspon-
completa. A continuación, explicaremos estos dan a todos los hombres sin diferencia alguna,
siete aspectos de la validez de los derechos hu- por el mero hecho de ser hombres, y que les per-
manos. mitan desarrollar una vida en dignidad. En ese
sentido, por ejemplo, la cuestión de la re-
a) Carácter subjetivo de los derechos distribución de las riquezas disponibles en el pla-
neta es una cuestión que excede el ámbito de lo
Que los derechos humanos sean derechos «sub- que podría considerarse como una exigencia
jetivos», quiere decir que se trata de pretensio- justiciable de derechos humanos sociales espe-
nes o exigencias individuales que el sujeto de cíficos en una comunidad política mundial (pero
derechos puede formular en cuanto individuo (y sobre este punto volveré en el tercer capítulo). No
no en cuanto miembro de un colectivo, sea este obstante, los derechos humanos son fundamen-
cual fuere). La exigencia central consiste en que tales o básicos también en el sentido en que ellos
el individuo posee derechos inalienables aun fren- tienen que garantizarse de modo incondicional
te a su respectivo sistema de derechos y que este para que puedan formularse y exigirse cualesquie-
sistema debe garantizarle ante todo dichos dere- ra otros derechos de mayor valor. En resumidas
chos y cualesquiera otros. Por más evidente que cuentas, desde una perspectiva moral, los dere-
pueda parecernos hoy esta concepción de los chos humanos se refieren a las presuposiciones
derechos, ella ha sido una conquista de la Mo- necesarias o, mejor aún: mínimas, de la igualdad
dernidad europea. En la perspectiva de la socio- de oportunidades y de derechos a nivel global.
logía del derecho, fue necesario primero que la
idea de la igualdad jurídica formal se impusiera c) Conjunto universal de destinatarios
frente al predominio de los privilegios tradiciona-
les y frente a la administración de justicia Que los derechos humanos tengan validez «uni-
estamentaria. Como derechos subjetivos, cuya versal», tiene como consecuencia que es inadmi-
pretensión de validez —en la perspectiva de la sible cualquier tipo de discriminación entre los
historia de las ideas— estaba dirigida contra el destinatarios de dichos derechos. Por mucho tiem-
Leviatán de Thomas Hobbes, los derechos hu- po fue usual, incluso en contextos en los que se
manos formulan la necesidad de institucionalizar defendían los derechos humanos, considerar que
una barrera constitucional que le imponga límites no todos los seres humanos eran hombres «en
al absolutismo de la soberanía estatal y que colo- su pleno sentido» o sujetos de derechos huma-
que a los ciudadanos y ciudadanas particulares nos; piénsese, por ejemplo, en los esclavos, los
bajo una protección muy especial, casi paradóji- miembros de minorías indígenas minoritarias, los
ca: una protección estatal frente al Estado. trabajadores, las mujeres, los niños, los inmi-
grantes o los exiliados. Solo a consecuencia de
b) Carácter fundamental de los derechos los conflictos interestatales e intraestatales de la
humanos Modernidad —como la liberación de los esclavos,
las guerras de independencia de las colonias, el
Los derechos humanos son «fundamentales», es movimiento feminista o los movimientos migra-
decir, son derechos básicos. Con ellos se hace torios luego de las grandes guerras— se abrió
referencia primeramente a las cuestiones del ase- paso a la exigencia propia de la idea de los dere-
guramiento de la convivencia estatal, vale decir, a chos humanos de reconocer los derechos verda-
los estándares mínimos de una vida humana dig- deramente a todos los seres humanos. Así pues,
na, no a las aspiraciones máximas de una vida quien crea hoy en día poder defender los dere-
buena o de la felicidad. Los seres humanos pue- chos humanos, pero otorgue al mismo tiempo a
den tener derechos individuales a múltiples co- diferentes miembros de la especie humana dife-

16
Los derechos humanos: ¿universales e indivisibles?

rentes niveles de exigibilidad de sus derechos, son de manera «igualitaria», es decir, que no co-
está demostrando que no ha entendido en qué rresponden a todos los hombres por igual. Esto
consisten los derechos humanos. Los esclavos, ocurre cuando se afirma, por ejemplo, que tam-
los miembros de minorías indígenas, los trabaja- bién las mujeres pertenecen al conjunto de desti-
dores, las mujeres, los niños, los refugiados, los natarios de los derechos humanos, pues ellas
homosexuales, los no creyentes, los embriones, también serían parte de la comunidad humana.
incluso los terroristas: todos ellos poseen dere- No obstante —de acuerdo, por ejemplo, con una
chos humanos. opinión difundida aún entre algunas comunidades
religiosas monoteístas—, no se otorgará a las
d) Validez categórica mujeres un estatuto moral igual, sino solo uno
inferior al del hombre. Esta errónea interpretación
Observemos más de cerca el caso de los terro- de la concepción de los derechos humanos, la-
ristas, pues este nos muestra claramente hasta mentablemente aún muy difundida, sostiene lo
dónde llega la pretensión de los derechos huma- siguiente: todos, mujeres y hombres, poseen de-
nos de poseer validez «categórica». En el pasa- rechos humanos, pero los hombres tienen siem-
do reciente se ha desatado una discusión, en la pre precisamente más derechos. Semejante dis-
filosofía del derecho de Europa occidental, acer- tribución diferenciada de los derechos entre grupos
ca de si no debería asociarse la posesión indivi- de destinatarios, es inadmisible. Todo intento de
dual de los derechos humanos a los requerimien- establecer gradaciones en el interior de la comu-
tos de una buena conducta moral o penal individual. nidad de los seres humanos, tendrá que apoyar-
En otras palabras: quien desprecia los derechos se en última instancia en criterios de diferencia-
humanos, los pierde él mismo; esta es la tesis ción arbitrarios.
que se ha venido sosteniendo. Así, bajo el influjo
del terrorismo global se ha debatido sobre un en- f) Contenido idéntico
durecimiento o una doble vía del derecho penal
vigente. El «viejo» derecho penal —se argumen- Otra posibilidad de abrir espacios para excepcio-
ta— debería seguir siendo aplicable para los ca- nes particulares es la reinterpretación, o la nueva
sos de delincuentes que, pese a sus delitos, si- interpretación, que se le da a algunos derechos
guen situándose en el marco de una Constitución. humanos. Tomemos, por ejemplo, el caso de la
Los terroristas y los grandes criminales, en cam- tortura. Cuando el gobierno de Bush, al tomar
bio, cuyo objetivo es minar las bases del Estado conocimiento de los hechos ocurridos en Abu
de derecho, deberían ser tratados más bien como Gharib, asegura que no ha habido torturas en
«enemigos», es decir, deberían ser castigados con aquellas cárceles, se está arrogando manifiesta-
más dureza y con mayor severidad, pues quien mente una muy peculiar definición de la tortura.
atenta contra los principios más elementales del Al respecto, un filósofo alemán ha tratado de es-
orden constitucional, anula su propia condición tablecer recientemente una fórmula casi obsce-
de sujeto portador de derechos fundamentales. na: ha dicho que se trató solo de «interrogatorios
Quien así argumenta, malentiende la peculiar na- de liberación autoprovocados» («selbstverschul-
turaleza normativa de los derechos humanos, dete Rettungsbefragung») (Trapp 2006). No obs-
según la cual no se quiere precisamente diferen- tante, lo que en un caso vale como tortura, no
ciar entre amigos y enemigos. Los derechos hu- puede ser, en otro, desconocido por medio de una
manos tienen, más bien, una validez incondicio- definición. ¿Existe alguna diferencia, si se lleva a
nal, es decir, una validez categórica. Hasta los cabo una tortura en las oficinas de la Gestapo
terroristas, hasta los monstruos humanos, tienen alemana, en una estación de policía del Perú o
derechos humanos. en una cárcel iraní? La validez que los derechos
humanos exigen debe ser «idéntica». Si el go-
e) Validez igualitaria bierno norteamericano crea una situación de ex-
cepción por medio de una definición («war against
Se puede también vulnerar la pretensión de vali- terrorism»), lo que está haciendo es aprovechar-
dez de los derechos humanos en forma inadverti- se del hecho de que no existe todavía, para los
da cuando, pese a reconocer que son propios de asuntos relativos a la interpretación de los dere-
todos los seres humanos, se sostiene que no lo chos humanos particulares, una instancia insti-

17
ARND POLLMANN

tucional soberana. A lo mejor esto cambiará el este posee una dimensión moral, una dimensión
día en que, siguiendo el modelo interamericano o jurídica y una dimensión política. En la segunda
el modelo europeo, se instituya una Corte Inter- parte, hicimos una caracterización formal más
nacional de Derechos Humanos. Pero para llegar precisa de los derechos humanos y de su com-
hasta allí hace falta recorrer aún un largo camino. pleja pretensión de validez. Procuré explicar, así,
que los derechos humanos son derechos «subje-
g) Indivisibilidad tivos» y «fundamentales»; y que ellos demandan,
en conjunto, una validez normativa «universal»,
Una última forma de justificar excepciones en la «categórica», «igualitaria», «idéntica» e «indivisi-
aplicación de los derechos humanos, proviene de ble».
la posibilidad de dar pesos distintos a diferentes Adelanto brevemente cuál será el hilo de la
derechos humanos o a diferentes clases de di- argumentación siguiente: en el segundo ensayo
chos derechos, contraponiéndolos o contraponién- me ocuparé del problema filosófico consistente
dolas, de manera que se diluya su pretensión a en que para definir con más precisión el sentido y
ser «indivisibles». Así, por ejemplo, en el debate el contenido de los derechos humanos, hace fal-
filosófico existe desde hace años una suerte de ta analizar detenidamente el concepto central de
confrontación de posiciones sobre los derechos «dignidad humana». Al menos desde una pers-
humanos: los «liberales» favorecen aquella clase pectiva filosófica, el sentido de los conceptos de
de derechos humanos que corresponden a los lla- «derechos humanos» y de «dignidad humana» no
mados derechos de «libertad negativa». Los «re- puede pensarse seriamente por separado. En el
publicanos» dan prioridad a los derechos de par- tercer ensayo, finalmente, me ocuparé de la
ticipación política. Los «marxistas», en fin, «cuestión de la aplicabilidad» de los derechos
privilegian el tipo de derechos humanos identifi- humanos, una cuestión filosófica muy actual y
cados con los derechos sociales. Quien creyera que es materia de grandes controversias, a sa-
que estas son disputas ideológicas bizantinas, ber: qué exigencias políticas internacionales pue-
debería recordar que, a raíz de la lucha interna- den extraerse, desde una perspectiva de los de-
cional contra el terrorismo, en la actualidad se rechos humanos, con respecto a la redistribución
está produciendo una serie considerable de res- global de la riqueza y de los recursos materiales.
tricciones a los derechos de la libertad individual Al finalizar el presente ensayo cabría, sin embar-
en beneficio, por ejemplo, de los derechos a la go, a modo de conclusión, que nos preguntemos
seguridad. No es posible, en cualquier caso, pre- en qué medida las reflexiones conceptuales lle-
tender extraer, de aquellas contraposiciones vadas a cabo hasta el momento nos ayudan a
circunstanciales, la consecuencia de que algu- resolver la cuestión planteada al comienzo: que
nos derechos humanos o algunas clases de de- la concepción de los derechos humanos, si bien
rechos serían prescindibles. Eso equivaldría a des- es ampliamente reconocida a nivel internacional,
conocer el sentido normativo de los derechos se ve contradicha en la práctica porque incluso
humanos, para el cual es fundamental formular los Estados signatarios se permiten violar dichos
una exigencia de indivisibilidad del derecho. Los derechos, y que parece ser necesario aún un ca-
derechos humanos exigen, con toda razón, ser mino muy largo para su implantación definitiva en
indivisibles, aun cuando no pueda otorgárseles el el mundo entero. Como ya se dijo, uno de los
mismo peso en cada caso particular. problemas principales en la escena política inter-
nacional de la actualidad reside en el hecho de
que algunos autodenominados defensores de los
4. Conclusión derechos humanos creen posible y lícito atentar
«excepcionalmente» contra los derechos hu-
Resumamos la argumentación. En la primera par- manos en nombre de esos mismos derechos.
te, definimos los derechos humanos como «pre- Puede que las excepciones confirmen la regla,
tensiones, moralmente fundamentadas, a realizar como se dice, pero se sabe también que las
políticamente derechos fundamentales». De esa excepciones terminan con frecuencia convirtién-
manera, tratábamos de dar cuenta, desde un punto dose ellas mismas en reglas. Que los derechos
de vista filosófico, del hecho de que, para definir humanos sean, como lo dice abreviadamente el
dicho concepto, es preciso siempre destacar que título de este ensayo, «universales e indivisibles»,

18
Los derechos humanos: ¿universales e indivisibles?

significa precisamente que no es posible admitir KLEIN, Eckart


excepciones. Cuando se entiende cuán lejos llega 1997 Menschenrechte. Stille Revolution des
la pretensión de validez universal, categórica, Völkerrechts und Auswirkungen auf die
igualitaria, idéntica e indivisible de los derechos innerstaatliche Rechtsanwendung. Baden-
Baden: Nomos.
humanos, se comprenderá que ya no existen hoy
en día razones legítimas para aceptar semejan- MENKE, Christoph y Arnd POLLMANN
tes reglas de excepción, ni siquiera aquellas que 2007 Philosophie der Menschenrechte. Zur Ein-
presuman de hacer frente a las urgencias políti- führung (Introducción a la filosofía de los de-
cas del momento. rechos humanos). Hamburgo: Junius.

POGGE, Thomas
2002 World Poverty and Human Rights. Oxford:
Bibliografía Blackwell Publishing Inc.

ARENDT, Hannah SINGER, Peter


1951 The Origins of Totalitarianism. Nueva York: 2004 One World. The Ethics of Globlalization. Lon-
Harcourt Brace. dres y New Haven: Yale University Press.

BENTHAM, Jeremy TRAPP, Rainer


1843 «Anarchical Fallacies; Being an Examination 2006 Folter oder selbstverschuldete Rettungs-
of the Declaration of Rights Issued during befragung? Paderborn: Mentis.
the French Revolution (1792)». En The
Works of Jeremy Bentham. Edimburgo: TUGENDHAT, Ernst
William Tait. 1997 Lecciones de ética. Barcelona: Gedisa.

19
ARND POLLMANN

20
Derechos humanos y dignidad humana

Derechos humanos y dignidad humana


ARND POLLMANN

1. Introducción ticos de sus respectivas comunidades. Pero,


¿qué tiene que ver todo esto con la «dignidad
¿Qué significa llevar una vida con «dignidad humana»?
humana»? Es obvio que la respuesta a esta En las siguientes consideraciones, me ocu-
pregunta está estrechamente relacionada con paré primero de la historia de los derechos huma-
la respuesta a una pregunta adicional: ¿cuál nos, pues en la historia de estos derechos hay
es el sentido y el objeto de los derechos hu- que dar cuenta de una fractura decisiva en lo que
manos? ¿Pero qué tan cierta es esta relación? se refiere a la relación entre los derechos huma-
Desde el punto de vista de la filosofía (es lo nos y la dignidad humana. 1945 es el año que
que he tratado de mostrar en el ensayo ante- marca esa histórica fractura. Recién a partir de
rior), los derechos humanos son «exigencias entonces empieza, bajo premisas del todo distin-
moralmente justificadas para la realización tas, lo que se puede llamar el presente político de
política de derechos fundamentales». La idea los derechos humanos (Menke y Pollmann 2007:
básica era: todo hombre tiene, por así decirlo, cap.1). El totalitarismo europeo, el holocausto
el prioritario derecho moral a ser miembro de judío, así como la Segunda Guerra Mundial, pro-
una comunidad política, en la que el Estado le ducen un giro fundamental y decisivo en la con-
garantice sus derechos humanos bajo la for- cepción de los derechos humanos modernos y,
ma de derechos fundamentales. De conformi- con ello, un giro hacia la dignidad humana. Natu-
dad con esta definición, los derechos huma- ralmente, antes de 1945 ya había referencias le-
nos deben ser situados en el entrecruzamiento gales y políticas sobre la estrecha relación entre
de los ámbitos de la moral, el derecho y la derechos humanos y dignidad humana. Sin em-
política: como lo he tratado de demostrar, esta bargo, el motivo fundamental para la actual confi-
definición es moral, en tanto que la exigencia guración de la política sobre derechos humanos
fundamental para los derechos humanos —que es la experiencia de una catástrofe de la dignidad
es la de ser miembro de una comunidad públi- humana, que ha sido por demás decisiva, al pun-
ca, en donde rijan los derechos humanos— es to que la historia de los derechos humanos como
consecuencia de la responsabilidad moral que tal se ha visto remecida hasta en sus cimientos.
tienen todas las personas entre sí. La defini- A esta catástrofe ocasionada por el totalita-
ción es, además, jurídica, en la medida en que rismo político —sobre todo el nacionalsocialista,
de ese «derecho fundamental a tener dere- pero también el estalinista— se refiere explícita-
chos» (Hannah Arendt) resultan exigencias mente aquel documento que hasta ahora es el
concretas de derechos constitucionales. Final- fundamento de toda política sobre derechos hu-
mente, la definición es política porque los des- manos: la Declaración Universal de Derechos
tinatarios de las obligaciones que se derivan Humanos de 1948. En su preámbulo, se recuer-
de tales exigencias son los responsables polí- da los «actos de barbarie ultrajantes para la

21
ARND POLLMANN

conciencia de la humanidad». Son estos actos de instancia, se examinará con mayor profundidad
barbarie a partir de 1945 en los que ante todo se la estrecha relación en términos históricos y filo-
basan la experiencia y la lucha del régimen mun- sóficos que existe entre derechos humanos y dig-
dial de los derechos humanos (Jonson y Simonides nidad humana. En segundo lugar, se verá que
1998). No se entenderá, pues, ni los hechos ni la existen fundamentalmente cuatro interpretaciones
estructura y dinámica de la propagación de la idea distintas sobre la dignidad humana, las que res-
de derechos humanos después de 1945, si no se pectivamente tienen diferentes consecuencias en
los señala explícitamente como respuesta al es- la concepción de los derechos humanos. En ter-
panto mundial ante semejante catástrofe política y cer lugar, me alinearé con uno de esos cuatro
moral, en la que se ha llegado a dañar y a destruir puntos de vista y mostraré qué es lo que define
de una manera monstruosa lo que llamamos «dig- exactamente el concepto de dignidad humana.
nidad humana». Así, el artículo 1 de la Declaración Por último, se tratará de eliminar la contradicción
Universal de los Derechos Humanos de 1948 em- que se ha esbozado aquí entre el supuesto de
pieza con estas palabras: «Todos los seres huma- que la dignidad humana es un valor inalienable y
nos nacen libres e iguales en dignidad y derechos», la observación empírica de que la dignidad de
y, como añade el artículo 2: «sin distinción alguna hecho sí se puede perder.
de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión políti-
ca o de cualquier otra índole, origen nacional o
2. Significado de la dignidad
social, posición económica, nacimiento o cualquier
otra condición». Del mismo modo, la Constitución humana para los derechos
de la República Federal Alemana, promulgada en humanos
1949, parte de una noción de dignidad de la que se
dice que le corresponde indistintamente al ser hu- Si bien los derechos humanos solo han revelado
mano como tal. Así reza el artículo 1, parágrafo 1: su significado realmente vasto a partir de la se-
«La dignidad del ser humano es intocable. Velar gunda mitad del siglo XX, la idea que subyace a
por ella y protegerla es la obligación de todo poder ellos es bastante más antigua. Desde un punto
estatal». Y también la Constitución del Perú, de de vista filosófico, el así llamado «derecho natu-
1993, declara desde su inicio en el artículo 1: «La ral» ha sido de gran importancia a este respecto
defensa de la persona humana y el respeto de su (Bloch 1980). Las raíces de esta tradición se re-
dignidad son el fin supremo de la sociedad y del montan a la Antigüedad, pero el derecho natural
Estado». recién alcanza su auge filosófico con la Ilustra-
Sin embargo, si se observa desde más cer- ción europea de los siglos XVII y XVIII. Lo que com-
ca el concepto de dignidad y sus diversas inter- parten los diferentes pensadores de esta tradi-
pretaciones, muy pronto salta a la vista una cu- ción es que el ser humano, por el simple hecho
riosa contradicción: por un lado, muchos exégetas de su hechura antropológica, es decir, de su esen-
se basan en la idea de que la dignidad humana cia o naturaleza, tiene de por sí determinados
es un valor innato del hombre, una especie de derechos. Estos pueden ser entendidos como
«dote» con la que nace y que nadie le puede arre- «preestatales», en tanto que no se requiere de un
batar: los seres humanos poseen, en tal sentido, Estado concreto que conceda en efecto tales
dignidad humana solo porque son seres huma- derechos a fin de que podamos ser considerados
nos. Por otro lado, resulta indiscutible que exis- sujetos de derecho. Reconocidos o no por un
ten serias violaciones a la dignidad humana e in- Estado, simplemente tenemos esos derechos por
cluso situaciones en que de hecho se atenta el hecho de ser humanos.
contra ella. Pero ¿cómo se le puede arrebatar al En la historia, esta convicción sobre los de-
hombre algo que le es innato? O, planteado de rechos naturales se ve reflejada en los siglos XVII
otro modo: ¿cómo el Estado puede proteger algo y XVIII en diversos proyectos constitucionales de
que en principio es inalienable? Si el ser humano la aún joven modernidad occidental. Piénsese, por
posee «desde siempre» dignidad, ¿por qué el Es- ejemplo, en las revoluciones norteamericana y fran-
tado tiene entonces la obligación jurídica de velar cesa, en la Virginia Bill of Rights de 1776 o en la
por ella? Déclaration des droits de l’homme et du citoyen
A continuación, se pretende aclarar la confu- de 1789. La enorme innovación consistió en lo
sión a la que más arriba se alude. En primera siguiente: puesto que al ser humano le asisten

22
Derechos humanos y dignidad humana

derechos tan importantes como el derecho a la los derechos humanos» de carácter fundamental
vida, a la libertad, a la seguridad, a la propiedad y (Arendt 1951: cap. 9): el Estado habría dejado de
a la libre práctica religiosa en razón a un orden ser un medio neutral para la puesta en práctica
natural «superior» o divino, se debe hacer que tales de los derechos humanos para convertirse más
derechos sean independientes de sus más bien bien en su mayor amenaza (piénsese en la Ale-
azarosas circunstancias históricas de aplicación, mania nazi). Por tanto, la aporía consiste en que
lo que a la sazón significaba sobre todo defender- el Estado, cuyos medios de poder por sí solos
los de la arbitrariedad de los gobernantes abso- son adecuados para poner en práctica los dere-
lutistas. chos del hombre, ha demostrado ser a su vez la
Sin embargo, se requerirá de otro salto cua- principal amenaza para los derechos humanos.
litativo en el desarrollo del derecho para que los Considerando tal aporía, se puede concluir que
derechos humanos ocupen en él un lugar priorita- es la comunidad de Estados la que entonces tie-
rio. Si bien en las fuentes históricas menciona- ne que asumir la responsabilidad de defenderlos.
das se habla ya expresamente de derechos «del Es así que en la Asamblea General de las Nacio-
hombre», viéndolo más de cerca no queda claro nes Unidas del 10 de diciembre de 1948 fue pro-
si con ello se hace referencia a todos los hom- mulgada la Declaración Universal de los Derechos
bres sin excepción. En primera instancia, los do- Humanos, documento que hasta la fecha conser-
cumentos históricos fueron el resultado de con- va su valor simbólico para el desarrollo de los de-
flictos interestatales y estuvieron diseñados rechos humanos, y al que en años posteriores se
exclusivamente para aquel pueblo cuya Constitu- le suman, como se sabe, numerosos convenios
ción representaban. En consecuencia, los dere- y declaraciones.
chos ahí documentados valían en primera instan- Resumiendo lo hasta aquí dicho, a propósito
cia para aquellas personas que eran en efecto de la pregunta sistemática de qué es lo nuevo en
ciudadanos del Estado correspondiente. Así, se la idea de los derechos humanos después de
trataba principalmente de derechos «civiles». A la 1945, la respuesta es: los derechos humanos son
sazón, ni siquiera se menciona a aquellos habi- los derechos que tiene el individuo frente al Esta-
tantes que no eran considerados ciudadanos o do. Pero como el Estado cumple con el paradóji-
que incluso no pertenecían al Estado. Solo con co doble rol de ser garante de derechos y violador
los conflictos políticos de la era posterior —pién- de estos, y puesto que en la historia él se ha
sese en la abolición de la esclavitud, los movi- convertido en un peligro fundamental para la dig-
mientos obreros y de mujeres, la descolonización nidad, los derechos humanos y la dignidad hu-
y las migraciones a consecuencia de las gue- mana requieren ser institucionalizados y garanti-
rras—, se desencadena la verdadera dinámica de zados en un nivel transnacional. Ahora bien, no
la idea de derechos humanos, que consiste en les revelo ningún secreto si reafirmo que los dere-
querer referirse al derecho de todos los hombres. chos humanos, al menos en lo que se refiere a su
Es únicamente con el advenimiento de las luchas ejecución a escala mundial, hasta la fecha son
por el reconocimiento de los grupos anteriormen- motivo de polémica (se mencionó ya este proble-
te marginados —esclavos, obreros, minorías in- ma en el ensayo anterior). Si bien es cierto que
dígenas, mujeres, refugiados, homosexuales— han sido muchos los Estados que han ratificado
que estos derechos básicos se amplían y pasan los ya numerosos convenios sobre derechos hu-
de derechos civiles a ser derechos humanos en manos, no lo han hecho todos. Repetidas veces,
el sentido literal del término. varios de ellos ha hecho valer sus objeciones de
Finalmente, con el totalitarismo del siglo XX carácter político, cultural o religioso cuando los
se hace también evidente que los derechos hu- respectivos acuerdos ponían en entredicho sus
manos no solo deben ser garantizados en un juicios de valor de raigambre tradicional. Por más
ámbito nacional sino a escala internacional, o sea, que estas objeciones antiuniversalistas en mu-
en el derecho de los pueblos. El hombre debe ser chos casos sean dignas de consideración (por
protegido frente al peligro de las dictaduras na- desgracia, ahora no las puedo discutir con mayor
cionales. ¿Y quién, sino la comunidad de Esta- detenimiento), ellas sin embargo no suelen con-
dos, puede asegurarle tal protección? Poco des- siderar una verdad fundamental de la existencia
pués de la Segunda Guerra Mundial, Hannah humana, que no puede ser ignorada a partir de
Arendt llamaba la atención sobre una «aporía de 1945. Esta verdad consiste en que el ser huma-

23
ARND POLLMANN

no, sin importar su país de origen o cultura, es en derar todas sus diferencias—, ya que, como «ima-
esencia un ser vulnerable, que necesita ver prote- gen de Dios», se le había acordado en la creación
gida su dignidad. Y mientras nosotros —me refie- divina un rol privilegiado respecto de todos los de-
ro a todos nosotros, independientemente de la más seres vivos. En el transcurso del Renacimien-
cultura de la que provengamos o de la lengua que to europeo, y sobre todo a través de Pico della
hablemos— empleemos el término «ser huma- Mirandola, y más tarde con la Ilustración, en par-
no», estaremos partiendo del interés universal- ticular con la figura de Kant, este concepto uni-
mente compartido de ser protegidos, lo que a su versal de dignidad se seculariza, es decir, se «li-
vez da origen a derechos concomitantes, o sea, bera» de sus cargas teológicas. De ahí en
a los derechos humanos. Pasemos entonces a adelante, el ser humano no solo posee dignidad
la pregunta sobre de qué intereses de protección porque cae sobre él un reflejo divino proveniente
compartidos se trata. del más allá, sino porque él mismo se convierte
en un ser digno de devoción debido a su capaci-
dad de raciocinio y de autodeterminación.
3. Distintos conceptos de dignidad ¿Pero cómo se emplea hoy el término digni-
dad? En los últimos años, sobre todo en Alema-
Veamos más de cerca lo anteriormente dicho. El nia, se lo viene discutiendo intensamente. El go-
que los derechos humanos se ajusten a la defen- bierno alemán ha tenido que tomar una serie de
sa de las condiciones de la vida humana, bien decisiones en el campo de la bioética, en concre-
visto ello no solo significa que tales derechos apun- to en el marco de la medicina reproductiva y de la
ten únicamente a las condiciones de la «mera» embriología, concernientes a la pregunta de cuán-
vida humana, es decir, a la supervivencia. Por más do empieza exactamente la vida humana y a par-
cínico que pueda sonar, la pérdida de la libertad, tir de en qué momento se le atribuye dignidad
la esclavitud, la tortura y la discriminación, todo humana. Ese hecho demostró que se debe dis-
esto bien puede condecirse con la mera supervi- tinguir entre al menos cuatro conceptos de digni-
vencia. No obstante, los derechos humanos exi- dad, que pueden ser esbozados mediante los si-
gen una calidad de vida de un grado superior. Y guientes dos bloques de preguntas (Pollmann
es precisamente en este objetivo fundacional que 2005):
se cumple la idea guía, no solo la de una vida
humana sino con dignidad humana. El concepto – ¿Quiénes forman parte del grupo de perso-
de dignidad es la piedra angular normativa sobre nas a las que hay que acordarles dignidad?
las que se fundamentan los derechos humanos ¿Se debe entender el concepto de dignidad
universales. humana como si toda forma de vida humana
Si se empieza observando las fuentes histó- participara sin más de ella? ¿O es que la
ricas de las que se nutre el actual uso de dicho dignidad se refiere a una cualidad que el ser
concepto, se hace evidente un cambio de signifi- humano recién irá adquiriendo en el trans-
cado que se ha producido —al menos en el pen- curso de su vida, de manera que recién en-
samiento europeo— en tres fases. En la antigua tonces ella le pueda ser conferida?
Roma, el concepto de dignidad se refería princi- – ¿Se debe entender la dignidad humana como
palmente a la posición destacada que ocupaba un bien inalienable y no graduable, que pue-
un personaje determinado de la vida pública. Los de ser otorgada a cada persona por igual?
hombres de Estado y los políticos gozaban de ¿Poseen, por ejemplo, los embriones exac-
una reputación especial a causa de los cargos tamente la misma dignidad que un adulto con
que tenían al interior de su comunidad, lo que derechos fundamentales? ¿O más bien se
sustentaba su dignidad. Sin embargo, fue más debe efectuar en este caso una gradación
tarde, en el marco de la teología cristiana medie- jurídica y moral?
val, que el concepto de dignidad referido a la posi-
ción privilegiada de un determinado personaje se La diferencia entre estos dos bloques de pre-
vio ampliado a una posición especialísima que el guntas radica en lo siguiente. En el primer caso,
hombre ocupaba en el orden establecido por Dios. se trata de la pregunta de si se tiene que distin-
A partir de ese momento, al ser humano como tal guir entre seres humanos en el sentido «pleno»
se le atribuye una dignidad sui generis —sin consi- de la palabra y «otras formas» de vida humana,

24
Derechos humanos y dignidad humana

distinción según la cual podría otorgársele digni- ral, por ejemplo, con respecto al temprano desa-
dad solo a los primeros. En el segundo caso, en rrollo embrional del ser humano. Aquí se diferen-
cambio, la dignidad podría estar presente en dis- cia entre «formas previas» de existencia humana
tintos grados, aun cuando cualquier forma de vida y aquellas etapas de desarrollo en las que se for-
humana sin excepción participe de ella. De la man los rasgos distintivos de las personas. Así,
combinación de estos dos planteamientos se solo poseerían dignidad las personas y, por el con-
desprenden, como ya se dijo, cuatro posiciones trario, los seres humanos que no son considera-
fundamentales. dos personas —entre otros los embriones, los que
se encuentran en estado de coma o los que su-
a) La dignidad como «dote» fren de demencia senil— no tendrían dignidad al-
guna. Por tanto, el concepto de dignidad está re-
La primera y más frecuente postura parte de la ferido a una característica personal específica que
idea de que la dignidad se encuentra de antema- solo presenta una parte de la humanidad. De lo
no en toda forma de vida humana, a saber, en que se trata aquí es, por ejemplo, de la facultad
todos los casos y de manera no graduable. En personal de ser autónomo o de tener considera-
este contexto, existe la importante convicción de ciones de tipo moral. Quien intuitivamente consi-
que cualquier diferenciación valorativa entre dis- dere poco plausible esta restricción, recuerde el
tintas formas o etapas de desarrollo de la vida capítulo 1 de la Constitución peruana: «Derechos
humana es arbitraria y, por ende, debe ser dese- fundamentales de la persona». También ahí se
chada. Independientemente de si se prefiere una hace clara alusión al derecho de la «persona» y
fundamentación biológica, antropológica, teológica no al derecho de todos los «seres humanos».
o de derecho racional, según la tesis compartida,
el ser humano posee dignidad por el mero hecho d) La dignidad como «logro»
de serlo, y esto se aplica a cualquier persona
desde su momento más temprano posible. En Si bien el cuarto grupo de exégetas comparte con
consecuencia, la dignidad humana debe enten- el tercero la opinión de que se debe diferenciar entre
derse como una dote inalienable que toda perso- vida humana en general y vida humana personal,
na, por el hecho de serlo, trae consigo al mundo. también coincide con el segundo grupo en que se
puede establecer una gradación de la dignidad. En
b) La dignidad como «potencial» tal contexto, destaca un tipo de convicción muy
parecido al que se tuvo en la Antigüedad: el ser
Si bien el segundo grupo de exégetas concuerda humano no solo debe adquirir su dignidad, sino
con la visión de que cualquier forma de vida hu- que además la tiene que defender de manera
mana posee dignidad, propone, sin embargo, una autosuficiente en el transcurso de su vida. Solo se
diferenciación entre un «mayor» y un «menor» le reconocerá una dignidad especial a aquella per-
grado de dignidad para cada caso en particular. sona que en la sociedad haya demostrado una
El principal supuesto dice que si bien todo ser actitud correspondiente. Recién entonces obten-
humano, por pertenecer a la especie humana, ya drá por parte de sus congéneres el respeto social
lleva en sí la esencia o el potencial de dignidad, que es concomitante con el reconocimiento de su
sin embargo, la realización plena de tal potencial dignidad. De acuerdo a esto, la dignidad tiene que
—es decir, la pregunta de en qué medida la vida ser entendida como una forma de logro que tiene
se desarrolla dignamente— depende, entre otras que ser alcanzado en la interacción social. Así, no
cosas, de circunstancias objetivas o de una si- todas las personas pueden poseer dignidad ni te-
tuación de vida concreta que pueda considerarse nerla en el mismo grado, sino solo aquellas que
digna en su conjunto. Según esto, toda persona realmente logren alcanzarla.
vive en ocasiones con mayor o menor dignidad.

c) La dignidad como «rasgo característico» 4. La dignidad como «encarnación


del autorrespeto»
El tercer grupo niega que a toda forma de vida
humana le asista de antemano dignidad. En este Llama la atención que en las discusiones sobre
caso, se establecen divisiones de relevancia mo- el tema de la dignidad se pase por alto el hecho

25
ARND POLLMANN

de que la doble pregunta acerca de si realmente importancia: llamamos «autorrespeto» o «res-


a todas las formas de vida humana les correspon- peto de sí mismo» a aquel sentimiento de
de dignidad y en un grado determinado, dependa autoconfianza adquirido mediante el recono-
de la respuesta a un pregunta previa, a saber: cimiento social que tiene una persona cuan-
cómo se puede determinar con exactitud en qué do es consciente de que se la considera como
consiste la dignidad. Dependiendo de si se quie- un miembro de la comunidad que vale tanto
re entender por dignidad una dote, un potencial, como los demás.
un rasgo característico o un logro, la identifica- d. Si bien en un primer momento el autorrespeto
ción del grupo de destinatarios de la dignidad hu- puede ser visto como una mera postura inte-
mana tiene que ser diferente desde un principio. rior, este puede llegar a ser expresado si es
Sea cual fuere la postura que se tome, en un pri- que una persona es capaz de hacerlo paten-
mer momento se observa un amplio consenso te de forma creíble ante los otros. A lo que
entre los diversos exégetas acerca de que un nos referimos es a la apariencia de la perso-
concepto universalista de dignidad referido a la na correspondiente, la que en mayor o me-
especie humana debe aludir a rasgos humanos nor medida puede adecuarse a la convicción
específicos que justifiquen la atribución de digni- interior de que se merece respeto. Eventual-
dad a la propia forma de vida. ¿Pero de qué ras- mente, al ser humano se le reconocerá «in-
gos se trata? En primer término, quisiera enume- tegridad» o «temple».
rar algunos de los rasgos que hoy más definen la e. La muy significativa circunstancia de que los
dignidad, cuyo orden de enumeración busca re- seres humanos quieran hacer patente su dig-
flejar a su vez la creciente proporción en la que nidad, hace que esta se torne vulnerable.
tales rasgos son motivo de polémica en los deba- Donde una persona se encuentra con condi-
tes contemporáneos. ciones de vida indignas, surge la pregunta de
cómo puede conservar el autorrespeto si es
a. Si empezamos preguntándonos por aquella que no posee a su vez la libertad social de
especificidad del hombre que lo convierte en vivir y actuar en consonancia con el respeto
miembro del grupo de destinatarios cuya dig- que tiene por sí misma. En tal contexto, los
nidad humana debe ser protegida, llegamos ataques a la dignidad humana suelen deno-
a la conclusión, como ya se ha insinuado, minarse «omisión», «humillación», «discrimi-
de que se trata de su mera pertenencia a la nación» y «denigración».
especie humana. Esta pertenencia por sí sola
lo califica, al menos potencialmente, como A partir de estas cinco definiciones iniciales
portador de dignidad. Dicho de otra manera: surge una imagen conceptual que a primera vista
la existencia humana en sí misma —así lo resulta un tanto peculiar: Aun si la defensa de la
dice el concepto que subyace a esta premi- dignidad humana es a) un bien universal del que
sa casi trivial— es una condición necesaria participa cualquier individuo por el hecho de ser
para que un ser vivo pueda participar de la humano y que b) nos es conferido mediante el
dignidad humana. respeto de los demás, resulta que este bien solo
b. Se le llama simplemente «respeto» a la for- se realiza del todo si es que c) la persona impli-
ma especial de reconocimiento social que los cada se guía por un sentimiento de autorrespeto,
seres humanos otorgan a otros cuando les si d) es capaz de encarnar tal autorrespeto y si,
acuerdan dignidad. Cuando una persona se al hacerlo, halla las circunstancias más adecua-
siente tratada dignamente en el sentido en das, de manera que le sea posible marchar con
que otros la perciben como un ser de carne y «temple». La complejidad de esta imagen con-
hueso y de igual condición, y no como una ceptual puede parecer problemática desde un ini-
cosa, un animal o una máquina, entonces cio en tanto que parece implicar que la dignidad
probablemente se sentirá reafirmado y res- del hombre es en última instancia una «actitud»
petado como un igual entre iguales. basada en el autorrespeto. Si ese fuera el caso,
c. El hecho de saber que uno es respetado por habría que pensar que la pérdida de la dignidad,
otros conlleva a un tipo específico de rela- aun cuando pudiera ser motivada por las expe-
ción que consigo mismas guardan las perso- riencias sociales de discriminación, tendría que
nas para las que la dignidad es de fundamental ser, en última instancia, interpretada como una

26
Derechos humanos y dignidad humana

falta de autorrespeto. ¿Puede ser correcta esta es probablemente el de la tortura. A causa de ello,
interpretación? las personas corren peligro de perder el autorrespeto
A este respecto, véase un ejemplo literario porque se les niega el reconocimiento. Sin embar-
de una novela de Pascal Mercier. Mercier es un go, una fuerza externa no les puede arrebatar del
novelista alemán que en la vida «real» es un filó- todo su dignidad, ya que el respeto que se tienen
sofo alemán muy famoso llamado Peter Bieri. En permanece siempre parcialmente inaccesible. Por
la novela Tren nocturno a Lisboa (Nachtzug nach más duro que pueda sonar, en última instancia son
Lissabon), una antigua víctima de la dictadura ellas quienes, dada su condición social, deben
militar portuguesa y miembro de la resistencia, conservar su dignidad.
João Eça, le habla a su amigo Gregorio sobre los No obstante, en este punto se debe evitar a
azotes que alguna vez tuvo que soportar: su vez el malentendido de que una pérdida con-
creta de autorrespeto es de por sí la causa par-
Cuando me llevaban a azotar, me hacía en los cial de que se pierda la propia dignidad. Por razo-
pantalones y ellos se reían de eso. Era una nes que en su mayoría están fuera de su control,
terrible humillación, pero yo no tenía la sensa- algunas personas simplemente tienen más fuer-
ción de estar perdiendo mi dignidad. ¿Pero qué za para conservar el autorrespeto que otras. Aquí
es ella, entonces? solo se trata de afirmar que no existe una pérdida
Gregorio preguntaba si él creía que habría per- de dignidad donde no hay una pérdida de
dido la dignidad si hubiera hablado. autorrespeto. Por cierto, esto no significa que por
No dije una palabra, ni una sola palabra. […] ello las personas en cuestión sean total o mayor-
¿Y si le hubieran soltado la lengua con una dro- mente responsables de conservar su dignidad.
ga? Queda en pie la idea de que una persona posee
Eça decía que ya se lo había preguntado mu- dignidad cuando —y solo cuando— no se vea per-
chas veces y que había soñado con ello. Había judicada por nada ni por nadie en la realización
llegado a la conclusión de que lo habrían podi- de su vida hasta el punto que pierda el respeto
do destruir con eso, pero que no habrían podi- por sí misma. El desprecio, la humillación o la
do arrebatarle su dignidad. Para perder su dig- discriminación son y seguirán siendo un peligro
nidad, uno mismo tenía que malbaratarla. […] para la dignidad humana, precisamente porque
Que existieran cosas que uno no haría ni per- amenazan con interferir en el espacio social en
mitiría a ningún precio: en eso consistiría tal que las personas pueden accionar con libertad y
vez la dignidad, dijo Gregorio. Agregó que no desean mantener y hacer patente el autorrespeto.
tenían que ser límites morales. También se Sin embargo, el que lo consigan o no siempre
podía malbaratar la propia dignidad de otra dependerá también de ellas mismas.
manera. Un profesor que debido a su absoluta De esto se desprende —y con esto nos
sumisión hace el ridículo en el varieté. Adula- aproximamos ya a la tesis central de mis reflexio-
ción total para hacer carrera. Ilimitado oportu- nes— que puede existir un derecho humano como
nismo. Embustes y evasión de conflictos para tal solo en tanto «defensa» de la dignidad y como
salvar un matrimonio. Cosas como esas. protección del espacio de libre acción en que se
(Mercier 2004) manifiesta la dignidad, pero no como un derecho
«a» la dignidad. La mínima contribución que to-
Supongamos que quienes participan en esta dos los seres humanos tienen que realizar a fin
conversación, o acaso el propio autor de la novela, de conservar su propia dignidad hace que sea
no han malinterpretado el sentido de la palabra imposible que ellos se garanticen mutuamente la
«dignidad». Si realmente es cierto que uno puede dignidad humana. A lo más, ellos pueden garanti-
«malbaratar» su dignidad, esto significaría que zar la mejor protección social posible de ella.
f) la conservación de la dignidad de algún modo
dependería también de la fuerza que tenga la per-
sona en cuestión, y que por ello g) no puede haber 5. La diferencia entre poseer
una relación automática y directa entre un ataque dignidad y defender la dignidad
a la dignidad y una pérdida de esta. Es cierto que
los seres humanos no pocas veces están expues- De las versiones definitorias a) a f) se desprende
tos a violencia extrema cuyo ejemplo más drástico que todas las formas de vida humana deben ser

27
ARND POLLMANN

consideradas como equivalentes en tanto que humano correspondiente debe asegurar su pro-
propugnan de antemano una vida con digni- tección creando espacios para la libre acción en
dad y autorrespeto. Sin embargo, los seres los que el ser humano pueda llevar una vida con
humanos difieren entre sí en la medida en que autorrespeto.
logran desarrollar o hacer patente el autorres- Por todo ello, la resolución de la contradic-
peto y así vivir con dignidad. No todos los se- ción que se señalaba al inicio debe consistir en
res humanos y ni siquiera todas las personas que no se debe cometer el error de afirmar que,
poseen la dignidad completa, pero todos par- así como existe de hecho un derecho categóri-
ticipan de la dignidad y tienen por ello el mis- co a la defensa de la dignidad, puede igualmente
mo derecho universal a su defensa. Es preci- darse por sentada la posesión ilimitada de la
samente en este punto que se debe señalar dignidad. Dicho de otro modo: no todos los se-
una diferencia decisiva y a menudo ignorada: res humanos y ni siquiera todas las personas
la pregunta de si un ser humano posee digni- tienen una dignidad plena, pero todas poseen
dad y, si es así, en qué medida la posee, debe el mismo derecho universal a la defensa de su
diferenciarse cuidadosamente del problema dignidad. Sin embargo, hacia el final de mi re-
igualmente básico pero distinto de si le co- flexión quisiera advertir sobre un posible malen-
rresponde un derecho equivalente a la defen- tendido que debería ser evitado a toda costa:
sa de su dignidad o no. A lo mejor al final re- obviamente, no solo tienen derecho a la defen-
cién se termina por entender el derecho uni- sa de su dignidad aquellas personas que ya
versal a la defensa de la dignidad en su ele- poseen una dignidad plena. Suponer eso sería
mental función aplicada a los derechos hu- completamente equivocado, ya que estas per-
manos si se hace la distinción correspondiente sonas son quienes menos necesitan un dere-
entre defensa de la dignidad y posesión de cho de ese tipo. Todo ser humano tiene, por el
esta. ¿Por qué? mero hecho de serlo, derecho a que se defien-
El derecho humano correspondiente debe, da su dignidad, precisamente porque todo ser
pues, garantizar esa defensa y no la dignidad en humano, a raíz de las violaciones y de la falta
sí misma, creando y respetando espacios para de autorrespeto que acaso haya experimenta-
la libre acción en los que el ser humano pueda do, solo puede hacer patente su dignidad en
llevar una vida íntegra y libre, sin humillaciones cierta medida. Son aquellas personas cuya dig-
de ningún tipo. En tanto que podemos atribuirle nidad está en inminente peligro las que tienen
un interés por un trato digno a cualquier forma que gozar especialmente de una protección ju-
de vida humana —incluso a «no-personas»—, rídica y moral.
debemos también entender la dignidad como un
asunto de índole universal. No obstante, al po-
der este asunto universal ponerse en práctica Bibliografía
como tal únicamente de forma mutua —es de-
cir, si cada persona respeta los correspondien-
ARENDT, Hannah
tes espacios para la libre acción del otro—, pue-
1951 The Origins of Totalitarianism. Nueva York:
de presuponerse de igual manera un derecho mu- Harcourt Brace.
tuo a la defensa de aquellas condiciones socia-
les necesarias para llevar una vida digna. Al me- BLOCH, Ernst
nos desde el punto de vista de los derechos hu- 1980 Derecho natural y dignidad humana. Madrid:
manos, surge entonces la sospecha de que la Aguilar.
dignidad humana no es ni una «dote», ni un «lo-
gro», ni un «rasgo característico», sino un «po- JOHNSON, M. Glan y Janusz SIMONIDES
tencial» que se está realizando, del cual partici- 1998 The Universal Declaration of Human Rights:
a History of its Creation and Implementation
pa de antemano toda forma de vida humana, pero
1948-1998. París: UNESCO.
que solo puede realizarse plenamente si las per-
sonas involucradas cuentan con la defensa de MENKE, Christoph y Arnd POLLMANN
sus derechos humanos. Dicho de otra forma: la 2007 Philosophie der Menschenrechte. Zur Einführ-
dignidad humana es un bien frágil, por lo que ung (Introducción a la filosofía de los dere-
requiere de una garantía jurídica. Y el derecho chos humanos). Hamburgo: Junius.

28
Derechos humanos y dignidad humana

MERCIER, Pascal POLLMANN, Arnd


2004 Nachtzug nach Lissabon. Munich: Carl 2005 «Menschenwürde nach Maß». Deutsche
Hanser Verlag. Zeitschrift für Philosophie, n.o 4.

29
ARND POLLMANN

30
Derechos humanos sociales y justicia global

Derechos humanos sociales y justicia global


ARND POLLMANN

1. Introducción no es fruto de cierto destino natural o de un plan


divino; es una injusticia producida fundamental-
En el mundo viven, en la actualidad, aproximada- mente por el hombre: él es tan responsable por la
mente, 6.600 millones de personas. Según datos riqueza en el llamado Primer Mundo, como es
de la Organización de las Naciones Unidas para culpable por las numerosas muertes en el llama-
la Agricultura y la Alimentación (FAO), 850 millo- do Tercer Mundo. A lo largo del siglo se han pro-
nes de personas padecen desnutrición y no tie- ducido, tanto a nivel nacional como internacional,
nen acceso a servicios de salud. Unas 100.000 complejas circunstancias históricas, económicas
personas mueren diariamente como consecuen- y políticas que hoy nos confrontan precisamente
cia de la pobreza; mueren de inanición o de enfer- con esa paradójica situación que ya alcanza re-
medades que pueden evitarse. Y cada cinco se- sonancia: nunca fue mayor la convicción tanto
gundos muere un niño no mayor de 10 años. Sin entre expertos como entre intelectuales de que la
embargo, sostiene la FAO con firmeza, los recur- humanidad se dirige hacia un mundo más justo
sos globales disponibles serían suficientes para en general. Y, sin embargo, es también cierto que
atender a cerca del doble de la población mundial nunca fueron mayores las injusticias globales.
actual, es decir, a 12.000 millones de personas. Es obvio, por cierto, que se debe ceder a los
Ante estas cifras, Jean Ziegler, relator especial expertos de las diferentes disciplinas la respues-
de las Naciones Unidas para el derecho a la ali- ta a la pregunta por cómo se ha podido llegar a
mentación, ha declarado en repetidas ocasiones este desequilibrio. Los estudios de las ciencias
que desde hace mucho tiempo ya no existen «fa- históricas, económicas y políticas deben informar
talidades» de la pobreza; antes bien, a diario se acerca de las responsabilidades concretas por el
da una «masacre silenciosa». Según Ziegler, hoy problema de la pobreza mundial. Desde el punto
en día el niño que muere de hambre, ha sido ase- de vista de la filosofía política, no obstante, la
sinado (Ziegler 2006). pregunta por la responsabilidad es un tanto dis-
Tales cifras resultan particularmente alarman- tinta. En lo que sigue quisiera abordar dos aspec-
tes si se considera que nunca antes se desarro- tos centrales de los problemas filosóficos en torno
lló tanto la conciencia moral de vivir en un mundo a la pobreza: por un lado, la pregunta, prime-
globalizado, interdependiente de diversas formas ramente planteada por la filosofía del derecho,
y en el que deberían regir la justicia y los dere- acerca de en qué medida el hecho mismo de la
chos humanos. Ante este enorme desequilibrio pobreza global —independientemente de las cir-
hay que plantear en primer lugar, naturalmente, la cunstancias históricas, económicas y políticas
pregunta por la responsabilidad concreta —histó- concretas— impone obligaciones específicas vin-
rica, económica y política— de tal situación. culadas a los derechos humanos —obligaciones
Como también Ziegler destaca, la enorme e in- que comprometerían incluso a aquellos Estados
justa distribución desigual de las riquezas globales o ciudadanos del mundo a los que no podría

31
ARND POLLMANN

demostrárseles complicidad con los sucesos his- justiciables, si dichos derechos son garantizados
tóricos, económicos y políticos—. Se trata de la y consagrados estatalmente en forma de un códi-
pregunta por el sentido y el contenido de los lla- go de derechos constitucionales. He tratado, por
mados derechos humanos sociales. Por otro lado, eso, de mostrar que los derechos humanos no
la pobreza global se presenta desde la perspecti- deben entenderse solo como derechos morales,
va filosófica también como un problema de distri- ni solo como derechos jurídicos, sino más bien
bución de orden moral y político: ¿quién, en suma, como pretensiones (aspiraciones), moralmente
está obligado ante quién y a ceder en qué medida fundamentadas, a realizar políticamente derechos
su riqueza? Esa es la pregunta por la extensión y fundamentales, y que ellos requieren también una
el alcance de la justicia distributiva global. protección a escala internacional, es decir, en el
Quisiera ocuparme de este doble cuestio- plano del derecho internacional.
namiento —del vínculo entre los derechos huma- ¿Cuál es, entonces, el sentido específico de
nos sociales y la justicia global— en cuatro pa- los derechos humanos sociales? Los derechos
sos. En primer lugar, trataré de explicar el sentido humanos se subdividen, en general, en tres cla-
específico de los llamados «derechos humanos ses: «derechos liberales a la libertad», «derechos
sociales»: ¿qué es lo que queremos decir con de participación política» y «derechos de partici-
ello? A continuación, abordaré brevemente el asun- pación social». Mientras que existe amplio con-
to de su fundamentación desde la perspectiva de senso en reconocer el estatus de las dos primeras
la filosofía moral: ¿las demandas de los derechos clases de derechos tanto en términos jurídicos
humanos sociales pueden fundamentarse de for- como desde el punto de vista de la filosofía moral,
ma tan plausible como las demandas de los de- con mucha frecuencia se pone en duda la legitimi-
más derechos humanos —por ejemplo, del dere- dad de los derechos humanos de tipo social —es
cho a la libertad—? Sobre la base de esta decir, los derechos relativos a seguridad social
fundamentación, puede tratar de ofrecerse una básica, trabajo, salud, educación, participación
primera definición del contenido de tales derechos: cultural, etcétera—. ¿No implican acaso estos de-
¿qué derechos, en particular, convienen y cuáles rechos humanos básicos una sobredemanda a los
no? Me preguntaré, por último, teniendo en cuen- respectivos Estados o a la comunidad de nacio-
ta las cuestiones de la justicia distributiva global, nes? ¿Quién habría de velar por el cumplimiento
por el alcance moral de las correspondientes obli- mundial de estos derechos; y, sobre todo, quién
gaciones: ¿quién se halla obligado ante quién a debería costearlos? Los derechos humanos socia-
preservar los derechos humanos sociales, a fin les, en tanto pretensiones individuales relativas a
de que se pueda alcanzar un ordenamiento mun- los derechos humanos de facto, ¿son algo más
dial global más justo? que solo declaraciones de intención? ¿O derechos
individualmente justiciables en sentido estrictamen-
te jurídico? Semejantes demandas, exageradas y
2. Significado de los derechos simplemente irrealizables, ¿no contribuyen a desa-
humanos sociales creditar a los propios derechos humanos consa-
grados en el derecho internacional?
Por «derechos humanos» se entiende por lo ge- Por lo pronto, en la distinción hecha entre
neral (he intentado dilucidar esto en los capítulos derechos liberales a la libertad, derechos de par-
anteriores) derechos inalienables, fundamentales ticipación política y derechos de participación
y subjetivos, que corresponden a todos los seres social no solo hay una exigencia sistemática, sino
humanos solo por el hecho de serlo. Esto debe además historiográfica: las tres clases de dere-
ser entendido, primeramente, en un sentido «pre- chos respectivas deben haber sido, al menos en
estatal»; es decir, con relativa independencia de Europa occidental, el fruto de un desarrollo histó-
que el Estado en el que viven las personas rico. Eso es lo que ha afirmado, por ejemplo, el
concernidas garantice de facto estos derechos o historiador social Thomas H. Marshall (1964).
no. Es precisamente porque los Estados y regí- Aproximadamente desde el siglo XVII, según
menes atentan repetidamente contra los derechos Marshall, los hombres luchan sobre todo por de-
humanos, que se afirma y sostiene su validez. rechos liberales de defensa contra el despotismo
No obstante, las personas solo podrán gozar de hacia el que tienden los Estados absolutistas.
derechos humanos confiables, jurídicamente Desde el siglo XVIII, tan pronto tales agresiones

32
Derechos humanos sociales y justicia global

dejaron de resultar amenazantes, se insiste en mentarlas, se puede recurrir a las conclusiones


los derechos de participación política. Finalmen- del vasto y complejo debate de la filosofía política
te, desde el siglo XIX, con el correr de la industria- en torno a la justicia que se deriva de la célebre
lización, los ciudadanos, políticamente fortaleci- teoría de John Rawls (1985). El centro de aten-
dos, se lanzan a la conquista de derechos básicos ción de dicho debate se ha desplazado notoria-
de orden social y económico. mente en los últimos años: si antes se ocupaba
A través de este análisis histórico se pone de problemas de distribución de carácter nacio-
de manifiesto asimismo, desde un punto de vista nal, ahora se ocupa de cuestiones de distribu-
sistemático, un creciente nivel de exigencia de ción de orden internacional o, mejor, global.1 Con
los derechos humanos: los titulares de los dere- ello se ha puesto en evidencia que las demandas
chos humanos buscan reconocimiento en dimen- globales de redistribución solo se pueden funda-
siones cada vez más básicas de su necesidad: mentar de manera plausible si y solo si tienen
libertades elementales, participación política, se- que ver con una distribución equitativa —global y
guridad social básica. Y los derechos vinculados al mismo tiempo culturalmente diferenciada— de
con las dos últimas dimensiones de necesidad «estándares mínimos» de una vida humana dig-
mencionadas apuntan muy ostensiblemente a na. Así pues, la justicia global no puede querer
servicios públicos de bienestar social a los que decir: distribución equitativa global de todos los
está obligado el Estado, en cuanto los afecta- bienes disponibles. Más bien, ella tiene que ver
dos, por alguna razón, no puedan velar ellos mis- con una redistribución solo de estándares míni-
mos por su propia seguridad básica. Sin embar- mos básicos de orden social, económico y cultu-
go, de los derechos humanos sociales se puede ral, y adecuada a las necesidades propias de las
sostener, en principio, lo mismo que de los dere- diferentes culturas.
chos relativos a la libertad, así como de los dere- Esa es, precisamente, la exigencia de justi-
chos de participación política: reclaman necesi- cia que se vincula al discurso sobre los «dere-
dades básicas o intereses fundamentales de los chos humanos sociales». Recordemos (del pri-
seres humanos de los cuales se deben derivar mer ensayo): los derechos humanos son
luego derechos correspondientes. fundamentales, en primer lugar, en tanto que se
Con todo, el mero hecho de que los hombres alude con ellos a la aseguración de la convivencia
tengan intereses y necesidades diversos, no nos estatal, vale decir, a los estándares mínimos de
dice nada todavía sobre si tales necesidades pue- una vida humana digna. En segundo lugar, son
dan fundamentar realmente un derecho, ni si pue- fundamentales o básicos también en el sentido
dan reclamar una garantía estatal que asegure su en que deben garantizarse de modo incondicio-
satisfacción. El hombre tiene muchas necesida- nal para que puedan formularse y exigirse cua-
des; por ejemplo, también la necesidad de amor, lesquiera otros derechos de mayor valor. Esto,
de amistad, de humor. No todas estas necesida- por cierto, se aplicaba y se aplica a todos los
des corresponden adecuadamente a derechos derechos humanos. Específicamente, los dere-
respectivos. El derecho al humor sería quizá una chos humanos sociales implican beneficios de
idea un tanto extraña. Antes que nada, es preci- asistencia en aspectos sociales, económicos y
so, pues, desarrollar los criterios normativos apro- culturales que deben ser provistos por los Esta-
piados para poder distinguir entre necesidades dos cuando los seres humanos no sean capaces
humanas típicas que se ajusten a las exigencias de producir por sí mismos al menos una vida hu-
propias de los derechos humanos y aquellas que mana digna. Estos beneficios de asistencia «po-
no lo hacen. sitivos» van más allá de la obligación del Estado
o de sus representantes políticos de brindar una
protección «negativa» (en sentido estricto), en la
3. Fundamentación de los medida en que dicha asistencia tiene por objeto
derechos humanos sociales permitir ante todo que los seres humanos invo-
luntariamente desfavorecidos estén en condiciones
Si no se quiere solo afirmar las exigencias de los de llevar una vida humana digna. En otras pala-
derechos humanos sociales sino además funda- bras, los derechos humanos sociales comprenden

1
Véanse, por ejemplo, los artículos en (Pogge 2001).

33
ARND POLLMANN

demandas de prestaciones estatales que contri- una vida digna (he aludido a esto anterior-
buyan a compensar de modo elemental situacio- mente, en el segundo ensayo) depende siem-
nes de discriminación de tipo económico, social y pre también de factores individuales e inter-
cultural que no han sido voluntariamente produci- personales que pertenecen al dominio de la
das por quienes las padecen (Gosepath 2001). esfera privada; por ello, garantizar tal cosa
Si bien se trata, como vemos, solo de requi- puede no ser una tarea del orden público ni
sitos «mínimos» para una vida humanamente dig- materia de una exigencia desde la perspecti-
na, al mismo tiempo se está formulando así una va de los derechos humanos.
pretensión o exigencia política de largo alcance d. En cuarto lugar, la hasta ahora esbozada
—sobre todo, teniendo en cuenta la situación fundamentación de los derechos humanos so-
fáctica de desigual distribución de los recursos a ciales en buena medida carece aún de con-
nivel mundial—. Sin embargo, se deben especifi- tenido. Ella indica simplemente que todos los
car al menos cuatro aspectos de tal exigencia seres humanos tienen una pretensión univer-
política para evitar posibles malentendidos y de- sal de derechos humanos sociales. Pero no
mandas excesivas: indica aún exactamente a qué, es decir, a
qué contenido o a qué derechos en particular
a. En primer lugar, es preciso aclarar que la se refiere esa pretensión.
demanda de los derechos humanos sociales
no debe confundirse en modo alguno con la
cuestión de la justicia social. Los derechos 4. Contenido y extensión
humanos sociales no se refieren a «toda» la de los derechos sociales
justicia, sino a cuestiones relativas a una
seguridad social básica, es decir, a los Si, como hemos visto, la pretensión básica de
estándares mínimos de una vida humanamen- todos los seres humanos a poseer derechos hu-
te digna. Los problemas relativos a una am- manos sociales puede justificarse por medio de
plia redistribución de todos los bienes dispo- una concepción filosófico-política sobre la jus-
nibles a nivel mundial se extenderían mucho ticia global, le correspondería a una genuina teo-
más allá de aquello que en una comunidad ría ética de la vida buena determinar con más
mundial políticamente concebida se exigiría precisión el contenido de estos derechos. Di-
como una demanda de derechos humanos cho de otro modo, las respuestas a la pregun-
sociales. ta: qué pretensiones concretas deberían ser
b. De allí resulta, en segundo lugar, que las obli- tenidas por derechos humanos sociales, depen-
gaciones que corresponden al Estado o in- den de lo que consideremos más precisamente
cluso a la comunidad de naciones, en espe- como una vida por lo menos humanamente dig-
cial si se tienen en cuenta las condiciones na. Nos acercamos, así, a un difícil problema
empíricas de escasez, dependen siempre metodológico, pues las respuestas a esta pre-
necesariamente de los recursos disponibles gunta varían mucho de hombre a hombre y, so-
por ser distribuidos. Sin embargo, no debe bre todo, de cultura a cultura. Lo que se consi-
ser ese un pretexto. Lo que está disponible y dere en el Perú, por ejemplo, un nivel de vida
se puede distribuir, debe ser efectivamente adecuado, seguramente va a ser distinto de lo
redistribuido. Y, de acuerdo a la evaluación que se considere en México, en Marruecos o
de las organizaciones competentes, como la en los Estados Unidos. Lo que en Alemania se
FAO, puede afirmarse que los recursos actual- considera una atención adecuada de la salud,
mente disponibles a nivel mundial serían su- probablemente en Etiopía se considere como
ficientes para permitir a muchas más perso- un gran lujo. Ahora bien, para evitar una actitud
nas tener una vida digna. paternalista que pretenda establecer, por enci-
c. En tercer lugar, hay que considerar la idea ma de los involucrados, una idea sustancial de
ya esbozada en el último párrafo de que las la vida humanamente digna válida para todos
personas no necesariamente tienen un dere- los seres humanos, la concepción ética que aquí
cho legítimo a todo aquello que podrían ne- se está sugiriendo debería ser mantenida en un
cesitar para llevar una vida humanamente dig- nivel lo suficientemente formal como para que
na. Que el ser humano lleve efectivamente permita interpretaciones distintas, acordes con

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Derechos humanos sociales y justicia global

la sensibilidad de cada cultura. Pero, al mismo adecuado, llegamos al límite de lo que puede
tiempo, ella debería mostrar un contenido lo ser exigido desde el punto de vista de los dere-
suficientemente específico como para que, a chos humanos. La falta de un televisor, por ejemplo
partir de él, se puedan establecer derechos —algo que en Alemania puede ser exigido como
concretos. ¿Cómo llegar a una caracterización prestación estatal—, puede no ser una transgre-
de este tipo? sión de los derechos de la libertad, pero, en Ale-
En primer lugar, yo quisiera sostener, aun- mania por lo menos, podría considerarse como
que no pueda aquí explicarlo con la debida preci- una clara muestra de discriminación social con
sión, que el concepto de «dignidad humana», relevancia jurídica.
sugerido en el segundo ensayo, posee ya la for- Llegamos así a la ventaja específica de este
malidad a la que estamos aludiendo. La idea de modelo de fundamentación por niveles. Los cua-
una vida encarnada en el respeto de sí mismo y tro conceptos centrales de vida, dignidad, liber-
libre de humillaciones, tal como la he descrito, tad y nivel de vida no solo muestran una creciente
permite claramente que se den de ella interpreta- y sucesiva gradación normativa, sino dan a en-
ciones plurales en sentido sustancial. Hay, sin tender además que el modelo posee la apertura
embargo, una segunda reflexión, que me parece suficiente como para permitir interpretaciones
aún más importante: en la bibliografía sobre dere- culturales distintas. En efecto, mientras que el
chos humanos existe una clara tendencia a ha- concepto de vida puede definirse prácticamente
cer reposar la pretensión normativa de estos de- en sentido biológico, sin que se preste a mayo-
rechos sobre un concepto ético central, a saber, res discrepancias, la suposición de la existencia
generalmente sobre el concepto de «dignidad» o de una esencia universal de la dignidad humana
con frecuencia también sobre el concepto de «li- es algo mucho más discutible. Esto vale en ma-
bertad». En contra de esta tendencia generaliza- yor medida aún para la interpretación de la liber-
da, me parece a mí más razonable ofrecer una tad; y, en el caso de las cuestiones relativas a la
fundamentación tal de los derechos humanos que determinación del nivel de vida adecuado o pro-
nos permita vincularlos al menos a cuatro con- medio, es claro, como lo muestra el ejemplo del
ceptos éticos centrales, aun con diferencias de televisor, que esas cuestiones han de ser respon-
intensidad entre ellos. Estos cuatro conceptos didas en gran medida según las condiciones rela-
son, además del de «dignidad», los de «vida», tivas a cada cultura.
«libertad» y «nivel de vida». En relación con los derechos humanos so-
A partir de estas cuatro categorías puede ciales, esto significa que el grado de universaliza-
plantearse un modelo de fundamentación por ni- ción del contenido de los derechos va a ir des-
veles, superponiendo estas categorías entre sí en cendiendo de nivel en nivel en el marco del
la siguiente sucesión: vida-dignidad-libertad-nivel esbozado modelo de fundamentación. Esto no es,
de vida. El fundamento más elemental de una teo- sin embargo, una desventaja, sino una ventaja del
ría de los derechos humanos sería, en tal senti- modelo de cuatro niveles, porque a la par irá au-
do, la idea de respetar meramente la vida o la mentado, a su vez, el grado de sensibilidad cultu-
supervivencia humana. A esta situación se refie- ral. Además, el modelo obliga a caer en la cuen-
ren los derechos humanos básicos, como el de- ta, de un modo necesario y aún por precisar con
recho a la «vida», a la «integridad corporal», a la más detalle, que la determinación concreta de la
«salud» o la «alimentación». Algo mucho más sig- extensión de los derechos humanos sociales es
nificativo es lo que exige la idea de una vida hu- el resultado de un proceso permanente de acuer-
manamente digna. Que se atente, por ejemplo, dos, abierto siempre a las diferencias culturales
contra la prohibición a discriminar, puede que no y de carácter finalmente político. En otras pala-
contradiga al respeto de la vida, pero sí cierta- bras, si bien la extensión específica de los dere-
mente a la dignidad. A su vez, la idea de una vida chos humanos sociales solo puede determinarse
libremente autodeterminada, exige todavía algo con la ayuda de un modelo por niveles como el
más: el que no existan, por ejemplo, oportunida- que se ha indicado, un modelo filosófico no es
des de participación política, puede ser algo que suficiente para llegar a dicha determinación. Dado
no atente necesariamente contra la dignidad del que el modelo está abierto a interpretaciones cul-
ser humano, pero sí atenta contra su libertad. Fi- turales específicas de nivel en nivel, no puede
nalmente, con la demanda de un nivel de vida anticipar las interpretaciones ni tampoco renun-

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ARND POLLMANN

ciar a ellas. Correspondientemente, debería dife- nes) no forman parte de dicho listado, o en qué
renciarse entre la idea abstracta de los derechos medida los acuerdos vigentes sobre derechos
humanos y sus concretizaciones culturales e his- humanos han sido excesivos o, al menos, formu-
tóricas específicas, en las cuales la idea de los lados de manera equívoca. En relación con esta
derechos humanos está sujeta a interpretaciones evaluación, yo propondría la siguiente lista de
diferentes y controvertidas. El contenido concre- derechos humanos sociales como derechos jurí-
to de los derechos humanos debe ser, pues, con- dicamente vinculantes: el derecho a una vivienda
tinuamente debatido y acordado, cada vez de y una alimentación adecuadas; el derecho al agua;
manera nueva (Menke y Pollmann 2007: cap. 3). el derecho a la asistencia y la previsión estatal de
Y esto tiene como consecuencia que ni siquiera la salud; el derecho a la seguridad social y a un
los acuerdos ya vinculantes de las Naciones Uni- ingreso básico que garantice un nivel de vida ade-
das, acuerdos de derecho internacional amplia- cuado; el derecho a un salario mínimo garantiza-
mente reconocidos entre las culturas, pueden ser do estatalmente; el derecho a la protección de
considerados como formulaciones definitivas o una propiedad material que asegure la existen-
como catálogos cerrados de derechos humanos. cia, así como el derecho a la propiedad intelec-
Estos acuerdos deben entenderse simplemente tual; el derecho a la protección y el fomento de la
como un intento de dotar de contenido a la idea familia, así como el derecho a la participación en
abstracta de los derechos humanos. la vida cultural constitutiva de la propia identidad;
Así podemos comprender también por qué el derecho a la autodeterminación en asuntos in-
específicamente los derechos humanos sociales, formativos y al establecimiento y el mantenimien-
tal como son actualmente consagrados en el de- to de un sistema libre de medios de información;
recho internacional, son objeto de críticas cons- el derecho a un grado mínimo de educación es-
tantes. Si traemos a colación el pacto de la ONU colar gratuita y de un sistema desarrollado de
sobre los derechos económicos, sociales y cul- educación profesional; el derecho a condiciones
turales de 1966, no tendremos dificultad, por cier- de trabajo justas y a la formación de sindicatos,
to, al menos a primera vista, para admitir que de- incluyendo los derechos correspondientes de re-
rechos tales como el derecho a la seguridad social unión y huelga; el derecho a la participación indi-
(artículo 9), el derecho a la protección de la fami- vidual en el progreso científico y cultural, así como
lia (artículo 10) o el derecho a alimentación, vesti- en el fomento público de la ciencia y el arte.
do y vivienda adecuados (artículo 11), son preten- Aun cuando pueda discutirse largamente
siones o exigencias legítimas ante el orden sobre la viabilidad política concreta de la puesta
público. Pero ¿puede haber realmente en igual en práctica de semejantes derechos a escala
medida, como están asimismo consagrados, un mundial, es posible sostener que hay buenas ra-
derecho al trabajo (artículo 9) o un derecho a un zones para fundamentar la pretensión a poseer
alto grado de salud corporal y espiritual (artículo esos derechos humanos sociales. Pero la cues-
12), entendiendo estos derechos como derechos tión de su fundamentación tiene que verse com-
subjetivos en sentido fuerte? Pienso que no, pues plementada por la cuestión del «alcance» de las
teniendo en cuenta que las condiciones para la obligaciones correspondientes. La pregunta es,
existencia de un trabajo o de la salud para todos en ese sentido: ¿quién debe considerarse con-
manifiestamente no dependen solo del Estado, cretamente responsable de la puesta en práctica
podrá ser quizá razonable postular el derecho a de dichos derechos sociales? Llego así a la con-
una asistencia financiera estatal por desempleo clusión de este ensayo.
o a una atención sanitaria públicamente organi-
zada, pero no derechos subjetivos al trabajo o a
la salud. 5. Alcance de la responsabilidad
Esto me lleva a la siguiente conclusión provi-
sional: si bien sobre la base de un modelo filosó- La pregunta sobre el alcance de los derechos
fico no puede llegar a establecerse un listado humanos sociales es una pregunta sobre relacio-
comprehensivo y concluyente de derechos huma- nes concretas de responsabilidad. ¿Quién está
nos sociales, puede sí llegarse con su ayuda a obligado a qué y ante quién? ¿Los Estados ante
evaluar, como se ha visto para el caso del trabajo sus ciudadanos? ¿Los Estados ante los Esta-
y la salud, qué aspiraciones (con buenas razo- dos? ¿O, finalmente, todo ser humano ante todo

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Derechos humanos sociales y justicia global

otro ser humano? Estas preguntas pueden res- hallan entre sí en relaciones de interdepen-
ponderse recurriendo a los debates filosóficos dencia histórica, económica y política, obli-
sobre la justicia global de los últimos años, en la ga a plantear cuestiones internacionales de
medida en que se vinculen sus resultados explí- justicia distributiva. De allí se derivan al me-
citamente con la cuestión de los derechos huma- nos obligaciones internacionales que puedan
nos. Desde una perspectiva estrictamente norma- ayudar a la conservación pacífica de la co-
tiva —que no debería confundirse con el análisis munidad de las naciones. Así, por ejemplo,
de los problemas históricos, económicos o políti- John Rawls (2001: §16) postula una «obliga-
cos concretos—, la cuestión de los derechos hu- ción» de los países desarrollados «de asis-
manos sociales se plantea primeramente como tir» a los países más pobres, que padezcan
una cuestión de distribución global desigual de necesidad, a fin de que mejore su situación.
los bienes básicos y de las oportunidades de vida. c. Sin embargo, el tercer grupo exige aún más:
Al respecto, pueden diferenciarse cuatro posicio- amplía la concepción internacional de la jus-
nes principales en el debate contemporáneo so- ticia hasta incluir en ella una dimensión deci-
bre justicia global (Menke y Pollmann 2007: didamente global o cosmopolita del deber. No
107ss.). solo los Estados pobres —afirma, por ejem-
plo, Thomas Pogge (2002)—, sino también
a. Un primer grupo niega explícitamente que los los ciudadanos del mundo que sufren pobre-
problemas de la pobreza mundial tengan que za, tendrían derecho a protestar; y no solo
ver con cuestiones de justicia distributiva. De ante su propio Estado, sino ante cualquier
«deberes» de redistribución —esta es la po- Estado, con lo cual lo tendrían también ante
sición que sostiene, por ejemplo, el filósofo la comunidad de los Estados. La tesis es: el
alemán Wolfgang Kersting (2001: sección derecho a reclamo no lo tienen los Estados,
C)— solo podría hablarse en el marco de re- como sostiene Rawls, sino los ciudadanos
laciones intraestatales de cooperación. Es del mundo; en primera instancia, todo Esta-
decir, solo a partir de relaciones de interde- do está obligado a velar por la justicia ante
pendencia intraestatal, afirma Kersting, pue- cada uno de sus ciudadanos; pero ¿qué ocu-
den derivarse las correspondientes respon- rre cuando el Estado no cumple con su de-
sabilidades políticas. O, dicho de otro modo: ber? Entonces, piensa Pogge, la comunidad
solo los miembros de una comunidad de co- de los Estados debe suplir esa función.
operación específica y políticamente delimi- d. Finalmente, la cuarta posición va aun un paso
tada son recíprocamente responsables de la más allá y amplía la concepción cosmopoli-
justa distribución de la riqueza entre ellos. ta de la justicia hasta convertirla en una con-
De allí no resultan obligaciones transnacio- cepción moral global de justicia distributiva.
nales. Según, por ejemplo, Peter Singer (2004), todo
No obstante, esta concepción conduciría a ciudadano (pudiente) del mundo está obliga-
la conclusión, sumamente problemática des- do ante todo otro ciudadano (pobre) del mun-
de un punto de vista histórico, económico y do a redistribuir su riqueza personal. No inte-
político, de que los países pobres del mundo resan, pues, aquí las fronteras estatales o
serían, ellos mismos, en última instancia, los las pertenencias políticas. Las obligaciones
responsables de su pobreza, y de que los relativas a la justicia son obligaciones mora-
problemas de la justicia solo podrían ser de- les, no políticas, sostiene Singer; y todo miem-
nunciados como problemas sociales relati- bro de la comunidad humana tiene obligacio-
vos a comunidades políticas específicas. nes morales ante los demás miembros de
Esto es precisamente lo que las otras tres dicha comunidad.
posiciones tratan de cuestionar.
b. La segunda posición considera que la pobre- La pregunta con la que quisiera terminar es,
za global es, al mismo tiempo, un problema entonces: ¿cuál de estas cuatro posiciones es la
internacional, es decir, un problema inter- más plausible desde la perspectiva de los dere-
estatal. De acuerdo a ello, el hecho de que chos humanos? Consideremos inicialmente la
no solo los ciudadanos de los diferentes Es- primera posición, aquella según la cual las cues-
tados sino también los propios Estados se tiones de la justicia deben restringirse a las rela-

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ARND POLLMANN

ciones de cooperación inmanentes a una deter- derechos humanos sociales, no es, por cierto,
minada comunidad. Esta posición se define, en algo que se produzca únicamente cuando la ne-
realidad, prescindiendo de una vinculación con los cesidad es provocada por las instituciones públi-
derechos humanos sociales; es más, parece in- cas. Ella se produce, más bien, siempre que el
cluso querer negar la validez de reclamos de esta Estado o la comunidad de naciones no están en
naturaleza. Para ella, los derechos sociales a la condiciones de brindar una ayuda suficiente,
redistribución son legítimos solo en el marco de como, por ejemplo, en el caso de una crisis de
relaciones de cooperación internas a un Estado hambruna en África, o de una catástrofe por el
particular, y no es posible reconocer la existencia desborde de un río en Alemania (como ocurrió en
de derechos humanos sociales de un no-miem- el 2002), o de un terremoto en el Perú. Analizar,
bro «equis» de dicha comunidad. Por otro lado, sin embargo, qué medidas políticas concretas pue-
concepciones de la justicia internacional como la den derivarse de una posición como la que estoy
de Rawls pasan por alto la existencia de dere- defendiendo, sería materia de una nueva investi-
chos individuales de los ciudadanos del mundo, gación. Por el momento, espero al menos haberlos
en la medida en que para ellas solo el Estado persuadido de la razonabilidad de esta visión cos-
(pobre), y no sus ciudadanos, puede fungir como mopolita.
titular de derechos ante el orden jurídico interna-
cional. Finalmente, concepciones morales como
la de Singer parecen ir mucho más allá del objeti-
vo de los derechos humanos, porque en este caso Bibliografía
todo individuo particular es considerado un desti-
GOSEPATH, Stefan
natario moral de las obligaciones relativas a los
2001 «The Global Scope of Justice». En Thomas
derechos humanos. Pero, si los derechos huma- Pogge (ed.). Global Justice. Oxford: Blackwell
nos, como ya se ha dicho repetidamente, son Publishing Inc.
pretensiones o exigencias dirigidas primeramen-
te al orden público, entonces no son los indivi- KERSTING, Wolfgang
duos, considerados en sentido moral, quienes 2001 John Rawls zur Einführung. Hamburgo: Junius.
están obligados a preservar los derechos huma-
nos sociales, sino las instituciones estatales y MARSHALL, Thomas H.
sus responsables. Y, en caso de que estos no 1964 Class, Citizenship, and Social Development.
Doubleday: Garden City.
cumplan con su deber, es la comunidad de nacio-
nes la que está obligada a hacerlo. MENKE, Christoph y Arnd POLLMANN
De allí resulta que, desde la perspectiva de 2007 Philosophie der Menschenrechte. Zur Ein-
los derechos humanos, tal como la he presenta- führung (Introducción a la filosofía de los de-
do a lo largo de los tres ensayos, solo la tercera rechos humanos). Hamburgo: Junius.
alternativa, la concepción cosmopolita, parece
susceptible de fundamentación. Ser un «cosmo- POGGE, Thomas (ed.)
polita» en los asuntos relativos a los derechos 2001 Global Justice. Oxford: Blackwell Publishing
humanos sociales y la justicia global equivale, Inc.
entonces, a estar persuadido de que los derechos
POGGE, Thomas
humanos sociales expresan una pretensión o 2002 World Poverty and Human Rights. Oxford:
exigencia legítima de todo hombre de este mun- Polity Press.
do a recibir prestaciones de asistencia elementa-
les de parte del Estado y de parte de la comuni- RAWLS, John
dad de naciones. Esta pretensión se justifica 1985 Teoría de la justicia. México D .F.: Fondo de
cuando contribuye a la realización de condicio- Cultura Económica.
nes de vida humanamente dignas a escala mun- 2001 El derecho de gentes. Barcelona: Paidós.
dial, en la medida en que se trata de reclamos
SINGER, Peter
expresados por personas que padecen necesi-
2004 One World. Londres y New Haven: Yale
dad, que han caído involuntariamente en esa si- University Press.
tuación y que no están en condiciones de supe-
rarla por sus propios medios. Semejante situación ZIEGLER, Jean
de necesidad, que solicita la activación de los 2006 El imperio de la vergüenza. Taurus: Madrid.

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Derechos humanos sociales y justicia global

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ARND POLLMANN

FILOSOFÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS


se terminó de imprimir
en los talleres de Gráfica Delvi S.R.L.
Av. Petit Thouars 2009, Lince
teléfonos 471-7741 / 265-5430
en el mes de marzo de 2008

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