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ARQUITECTURA MEXICANA DEL SIGLO XVI

Introducción: Los frailes mendicantes

Los monasterios mendicantes en México fueron una de las


soluciones arquitectónicas ideadas por los frailes de las órdenes mendicantes en
el siglo XVI para la Evangelización en la Nueva España. La función religiosa de
estas edificaciones se pensó para un número enorme de indígenas por
evangelizar, aunque pronto por la política de reducción, el conjunto se convirtió
en el centro social de los pueblos de indios, transmitiéndoseles los modos civiles
de occidente, el castellano, diversos artes y oficios, salud, e incluso servicios
fúnebres. Sus constructores se basaron en corrientes arquitectónicas ya en
desuso para la época, como el románico y el gótico, y en el modelo monástico
europeo -esencialmente en la Abadía de Cluny- pero añadieron elementos
innovadores como la cruz atrial y la capilla abierta, además de caracterizarse por
ostentar diversas corrientes decorativas y una apariencia recia como fortalezas.

Dentro de estos edificios, repartidos por el centro del actual México y con
ejemplos soberbios de maestría en la arquitectura y decoración, es posible hallar
un arte originado tanto en la talla de la piedra como en la decoración pictórica: el
arte tequitqui o indocristiano, una suerte de estilo hecho por los indígenas que
construyeron los edificios basado en los patrones europeos y dirigidos por los
frailes.

Los frailes mendicantes expresaron en sus edificios mediante recursos


arquitectónicos, escultóricos y pictóricos los deseos -basados en el milenarismo,
el joaquinismo y en la Contrarreforma, expresando con influencias lejanas en
tiempo y espacio la voluntad de refundación de la iglesia en el Nuevo Mundo.1
Encomendada la tarea de la evangelización de los indígenas mesoamericanos
recién conquistados, los frailes crearon con el conjunto monasterio una suma de
elementos didácticos y simbólicos, con programas iconográficos y elementos
diversos que condensaron las creencias acumuladas por la experiencia
mendicante en tareas semejantes en Europa, Asia y África.

Los edificios monásticos en todos sus elementos incluyeron una carga


voluntariamente medieval y apariencia antigua (arcaizante), usando sus
constructores influencias usadas varios siglos antes en Europa, pero con
técnicas del siglo XVI.

Los edificios mendicantes del siglo XVI tienen una distribución semejante en sus
elementos básicos a los monasterios europeos, así como en su decoración y
características constructivas al ser edificados bajo la dirección de los propios
frailes con manuales del Viejo Mundo. Sus constructores guardaron simetrías y
medidas que imitaban de forma arcaizante el esquema de monasterio
benedictino europeo del siglo IV, los cuales tuvieron la misma estereotomía de
inspiración bélica, con muros y contrafuertes gruesos, altura significativa con
sentido ascensional y almenados, entre otros elementos, semejantes a los
europeos que constituyeron reductos militares contra moros o sarracenos.

La construcción y disposición de los edificios se realizó con la intención


de volver a la Iglesia primitiva, con soluciones y espacios pensados para guardar
la regula de San Benito de Nursia.

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