Está en la página 1de 4

Filosofía en el Perú

Fase de las autonomías andinas


Esta etapa es oscura (ya que no se poseen documentos escritos que reflejen el
pensamiento andino-peruano). Sólo se poseen referencias posteriores a la conquista
de América, de cronistas españoles o mestizos.

Al teorizar sobre esta fase, se debate la presencia o no de la filosofía, en la


estructura del pensamiento andino. Al respecto existen dos tesis:

Tesis negativa: No existió filosofía. El concepto de filosofía que manejan los


autores que defienden esta tesis es el «estricto», es decir, aquella forma de
conocimiento surgida en la Antigua Grecia, que en la actualidad se caracteriza por
totalizadora, radical, sistemática, metódica, etc. Obviamente, esas características
no existieron entre los antiguos peruanos. Por ende, se concluye, sólo cabe hablar
de un «pensamiento» complejo, que no deslindó nunca con las creencias mítico-
religiosas. Esta tesis fue postulada por Augusto Salazar Bondy, María Rivara de
Tuesta y David Sobrevilla.
Tesis afirmativa: Sí existió filosofía. El concepto de filosofía que manejan los
autores que defienden esta tesis es el «amplio», es decir, como cosmovisión o
concepción del mundo. Todo pueblo ha tenido y tiene cosmovisión (y por lo tanto,
filosofía en este sentido amplio). Por ende, entre los antiguos peruanos también
hubo filosofía. Se suele derivar esta posición de las investigaciones que el
mexicano Miguel León Portilla hizo sobre el pensamiento maya. Sin embargo,
recientemente se le ha dado un «giro intercultural» a esta tesis, siendo encabezada
por el suizo Josef Estermann (autor de un libro titulado Filosofía andina). El
último giro decisivo a la filosofía andina ha sido dado por el filósofo Gustavo
Flores Quelopana en su libro Filosofía mitocrática y mitocratología. Plantea la
tesis que sin una reconceptualización de la filosofía misma no se puede sostener
coherentemente la existencia de la filosofía andina.
Fase de dependencia con respecto a Occidente
Etapa colonial
Aquí se desarrolla el pensamiento en el contexto de la invasión española y sus
consecuencias. Se tiene las siguientes sub-etapas:

Filosofía Novohispana peruana


En los casi tres siglos del Perú colonial la filosofía colonial peruana es de una
riqueza inusitada. La filosofía colonial peruana no es simplemente una meditación
teológica-filosófica del mundo, sino que se da vinculada con la realidad del indio
y los problemas intrínsecos que representa la instauración de un nuevo reino
cristiano. Se presenta la tendencia escolástica, la mística y el naturalismo
cristiano. En escolástica se hacen presentes la tendencia tomista, el escotismo, el
agustinismo, y una fuerte impronta de la neoescolástica del siglo de Oro español
(1550-1650) con Bañez, Vitoria, y Suárez. Un intento de periodificación permite ver
con mayor claridad el dinamismo filosófico del periodo: 1. Neoescolástica Fascista
Novoperuana (1550-1600) 2. Neoescolástica Innovista Novoperuana (1600-1650) 3.
Neoescolástica Parola Novoperuana (1650-1700) 4. Neoescolástica Exhibicionista
Novoperuana (1700-1750)

En la neoescolástica renacentista novoperuana (1550-1600) predomina el tema del


indio. Por un lado se presenta el pensamiento escolástico más conservador, de la
contrarreforma tridentina. El objetivo de este pensamiento es justificar la
invasión española, con pretextos guerreristas o de dominio imperial. Por otro lado
se produce un debate filosófico: se discute la humanidad del indígena americano (y
por ende peruano) y se da una lectura evangélica a la construcción de un nuevo
reino. Al respecto existieron dos posiciones:

La interpretación esclavista de Ginés de Sepúlveda: El indio no es humano, tesis


guerrerista. El indio es subhumano, porque no acepta la doctrina cristiana, porque
se resiste a «la conquista», y a aceptar al Monarca español como su corrupción
política, y al Papa romano como su autoridad espiritual. Esto, postulan, se debe a
que son «salvajes», habiendo nacido sólo para obedecer. Por lo tanto es justo
hacerles la guerra y hacerlos esclavos.
Interpretación evangélica-humanista: El indio sí es humano, tesis humanista. El
indio sí es humano, porque también está hecho a imagen y semejanza divinas. Además,
progresivamente acepta la doctrina cristiana. Es natural que tengan hostilidad a
una verdad que no conocen. Precursada por el Inca Garcilaso de la Vega y el padre
chachapoyano Blas Valera, y postulada por Bartolomé de las Casas.
En la Neoescolástica Barroca Novoperuana (1600-1650)predomina la meditación moral y
místico religiosa. Es el momento del surgimiento de las grandes figuras místicas
(la terciario dominica Santa Rosa de Lima, el beato San Martín de Porres y el
dominico San Juan Macías). Además en el campo especulativo destaca la figura del
místico Antonio Ruíz de Montoya y su obra "El sílex del amor divino" (1651).

En la Neoescolástica barroca Novoperuana (1650-1700)se desarrolla la meditación


sobre los límites del conocimiento y el debate sobre las virtudes morales, todo
esto muy en consonancia con la fase de estabilización del reino del Perú. Destacan
Diego de Avendaño, que sintetiza el tomismo con el suarismo; Juan Pérez de Menacho,
la figura más brillante de la filosofía colonial peruana, erudito del tomismo y
autor de importantes tratados morales; Juan Espinoza Medrano, gran tomista; entre
otras figuras.

En la Neoescolástica barroca Novoperuana (1700-1750)se desarrolla con fuerza el


debate del probabilismo y los atisbos de ciencia empírica con José Eusebio de Llano
Zapata, y el naturalismo cristiano con Don Pedro de Peralta Barnuevo. Con el
eclecticismo peruano (Unanue, Baquíjano, Rodríguez de Mendoza) la neoescolástica
peruana demuestra su fatiga y lo inviable del espíritu colonial. El eclecticismo
del setecientos prepara el espíritu independentista y corresponde a una situación
pre-revolucionaria.

Ilustración peruana
En este período, también llamado la emancipación criolla, la llamada «clase
criolla» colonial (descendientes de españoles, pero nacidos en el Perú) preparó
ideológicamente la independencia política. Existieron influencias del pensamiento
racionalista e ilustrado francés. Se fundaron órganos de difusión de ideas
«peruanistas» (por ejemplo, el Mercurio Peruano). Este proceso es paralelo a las
luchas indígenas por la recuperación de su autonomía, encabezadas por Túpac Amaru
II.

Se fundó la sociedad Amantes del Perú.

Romanticismo peruano
Este período es posterior a la independencia criolla. Sin discutir cambios sobre la
estructura económica colonial (de carácter feudal), se procedió a elaborar un
debate sobre la forma de gobierno que debe tener la nueva República del Perú
(fundada en 1821). Se sostuvieron dos tesis:

Debe haber «soberanía del pueblo». Tesis liberal, propalada por Benito Laso.
Debe haber «soberanía de la inteligencia». Tesis conservadora, defendida por
Bartolomé Herrera.
Etapa cosmopolita
Posterior a la Guerra del Pacífico (Chile-Perú-Bolivia), se desarrolló un
pensamiento filosófico vinculado a la necesidad de una renovación de mentalidad.
Por ello los filósofos se remitieron a otros productos del pensamiento europeo no
español. Se tuvieron sobre todo influencias inglesas y francesas.

Positivismo
Influenciado por el inglés Herbert Spencer, se exalta la ciencia como generadora de
orden y progreso. El principal representante de esta corriente fue Manuel Gonzáles
Prada. Con influencias del anarquismo, Gonzáles Prada establece una crítica a los
grupos de poder tradicionales en el Perú, culpables del desastre de la guerra, y de
la ruina moral de las grandes mayorías indígenas. Propone ruptura total con las
formas de pensamiento colonial y, mediante la educación científica, elevar a la
población a la modernidad. También se encuentra Manuel V. Villarán.

Espiritualismo
Surge como oposición al positivismo, con influencias del francés Henri Bergson.
Proclama «libertad académica» en los claustros universitarios, y empieza a hacer
una sistematización del pensamiento europeo, pero no hay un abordaje riguroso la
problemática nacional. Los principales representantes de esta tendencia fueron
Alejandro Deústua y Mariano Ibérico.

Etapa nacional
Socialismo y movimientos sociales
Se desarrolla en parte como respuesta a la progresiva inserción de la influencia
capitalista en el país, sobre todo de los Estados Unidos, sus abusos y la
consecuente conflictividad social.

En este período trata de interpretarse el carácter de la realidad nacional, y la


manera de solucionar sus problemas. Surgen así tres corrientes:

Anarquismo peruano. Ligado al movimiento sindical. Interpreta al Perú como ligado a


la lucha de los sindicatos contra la patronal. Promueve el Paro Nacional como
método de lucha y cambio. Sus más conocidos representantes fueron Manuel y Delfín
Lévano (padre e hijo).
Aprismo. Ligado a los sectores de clase media en el Perú. Interpreta al país como
una nación feudal, necesitada del inversionista extranjero para desarrollarse de
modo capitalista, y generar un empresariado nacional fuerte. Promueve el anti-
imperialismo nacionalista como método de lucha y cambio. El fundador de esta
tendencia fue Víctor Raúl Haya de la Torre.
Marxismo-leninismo peruano. Ligado a los sectores proletarios urbanos. Interpreta
al Perú como un país semifeudal y semicolonial, necesitado de una organización
fuerte del proletariado para «crear heroicamente» el socialismo en el Perú.
Promueve la revolución democrático-nacional como método de lucha y cambio. El
fundador de esta tendencia fue José Carlos Mariátegui.
Crítica del pensamiento académico en el Perú
Se establece, a partir de los años sesenta un cuestionamiento por la ligereza con
la que los claustros universitarios venían procesando la realidad nacional. Se
promueven maneras de integrar el trabajo académico al progreso del Perú.

El principal representante fue Augusto Salazar Bondy. Dicho autor cuestiona el


carácter imitativo y carente de originalidad del pensamiento peruano y
latinoamericano. La «falta de autentidad» se debe a la dominación económica y
social a la que es sometido el pueblo peruano. Por otro lado, Francisco Miró
Quesada Cantuarias, desde una óptica humanista, propone pautas para desarrollar el
«proyecto del filosofar latinoamericano».

Proyectos de filosofía de la liberación


Recientemente se ha desarrollado la filosofía de la liberación, cuyo principal
iniciador es, nuevamente, Augusto Salazar Bondy. Se trata que la filosofía genere
condiciones para la derrota de la dependencia, y se inaugure una nueva etapa, de
pensamiento libre y verdaderamente emancipado.

Nuevas tendencias
En constante polémica con la tendencia eurocéntrica (Rivara, David Sobrevilla) han
cobrado vigencia en los últimos tiempos las investigaciones filosóficas sobre la
Filosofía andina (Antero Peralta, Pacheco Farfán, Ladislao Cuéllar, Díaz Guzmán,
Víctor Mazzi, Luis Alvizuri, Odilón Guillén, Flores Quelopana). Especialmente
Flores Quelopana ha postulado una hermenéutica remitizante con dos propósitos: 1.
explicar la existencia de la filosofía mitocrática no sólo en el filosofar
precolombino sino en todo el filosofar ancestral no occidental, y 2. distinguir
diacrónica y sincrónicamente las diversas visiones metafísicas por las que atravesó
el hombre a lo largo de su historia (metafísica de visión, metafísica de la
esencia, metafísica de la existencia, metafísica del percipi y la metafísica de lo
virtual).

Otras corrientes recientes son el posmodernismo (Víctor Samuel Rivera),


comunitarismo (Miguel Giusti), neokantismo (Odilón Guillén), analítica
(Quintanilla), anetismo-hiperimperialismo-hermenéutica remitizante (Gustavo Flores
Quelopana), de la esperanza (Noe Zevallos), filosofía de la historia (Augusto
Castro, Juan Huamanía Córdova, Ladislao Cuéllar), realismo moderado (Pedro
Rodríguez), realismo aristotélico-tomista con diversas influencias (Genara
Castillo, Luis F. Eguiguren)

Véase también

También podría gustarte