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LA CIRROSIS

La cirrosis es la inflamación del hígado. Se trata de una enfermedad crónica e irreversible que
provoca fibrosis del hígado, lo que provoca cambios en la estructura del hígado y en sus funciones,
ya que la circulación de la sangre está bloqueada. Si la cirrosis es muy avanzada, puede llegar a
provocar insuficiencia hepática o cáncer de hígado.

Causas
Según la American Medical Association, las causas más comunes de la cirrosis son:
 Infección por el virus de la hepatitis Bo de la hepatitis C.

 Enfermedades autoinmunitarias del hígado como la hepatitis autoinmunitaria, la cirrosis biliar


primaria o la colangitis esclerosante primaria.

 Enfermedades del hígado graso no alcohólico, que puede darse en personas con obesidad.

 Enfermedades hereditarias metabólicas del hígado como la hemocromatosis, la enfermedad de


Wilson o la deficiencia de antitripsina.

 Exposición prolongada al alcohol que provoca la inflamación del hígado.

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Síntomas
En los primeros estados de la patología muchos de los pacientes no presentan síntomas. Según
avanza la enfermedad, pueden empezar a detectarse los siguientes:
 Debilidad y fatiga.
 Pérdida de apetito y de peso.
 Náuseas y vómitos.
 Dolor e hinchazón abdominal.
 Los vasos sanguíneos adquieren forma de araña en la superficie de la piel.
En estados avanzados de la enfermedad, también se pueden empezar a presentar síntomas más
graves, como lista el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del
Hígado (Niddk):
 Edemas y ascitis.
 Moretones y hemorragias frecuentes.

 Hipertensión portal: es un aumento de presión sanguínea en la vena porta, la cual conecta los
intestinos y el bazo con el hígado.

 Aparición de varices esofágicas y gastropatía.

 Esplenomegalia.

 Ictericia: ocurre cuando un hígado enfermo no elimina suficiente bilirrubina de la sangre, lo que
hace que la piel y el blanco de los ojos adopten un tono amarillento, así como un oscurecimiento
de la orina.

 Cálculos biliares.

 Mayor sensibilidad a los medicamentos.

 Encefalopatía hepática.

 Diabetes tipo 2: la cirrosis provoca resistencia a la insulina, lo que acaba provocando un exceso
de glucosa en el torrente sanguíneo.

 Cáncer de hígado.

Prevención
Para que no se produzca la cirrosis se deben evitar sus causas más comunes como el consumo
excesivo de alcohol; en el caso de padecer una enfermedad hepática crónica, hay que acudir
periódicamente al médico para comprobar si se trata de una enfermedad tratable e impedir así
que se convierta en una cirrosis.

Tipos
Dependiendo de la causa, según la clasificación de la Clínica Mayo se pueden distinguir entre varios
tipos de cirrosis:
 Cirrosis alcohólica: provocada por un consumo excesivo de alcohol, daña al hígado de forma
general.

 Hepatopatía grasa no alcohólica: la acumulación de grasas en las células del hígado crea una
fibrosis.
 Cirrosis vinculada a la hepatitis: la hepatitis B o C de un paciente acaba generando fibrosis en el
hígado.

 Cirrosis criptogénica: se desconoce qué causa la fibrosis.

 Cirrosis biliar primaria: un fallo del sistema inmunológico hace que este ataque a las células que
revisten las vías biliares del hígado.

 Colangitis esclerosante primaria: las vías biliares se hinchan y presentan fibrosis, lo que hace que
queden obstruidas.

 Cirrosis biliar secundaria: surge como consecuencia de la obstrucción de las vías biliares.

Diagnóstico
En primer lugar, el médico realiza una anamnesis para buscar signos de cirrosis. La decisión de
llevar a cabo este examen suele basarse en determinar que el paciente se encuentra en riesgo de
sufrir una cirrosis, por ejemplo, si presenta un problema de alcoholismo u obesidad.
Para estudiar el hígado se realizan otras pruebas como una ecografía, una elastografía por
resonancia magnética, una tomografía computarizada o una resonancia magnética.
Por último, para confirmar el diagnóstico, se realiza una biopsia para obtener una muestra de
tejido hepático, al que se le realiza un examen microscópico. Si se distinguen bandas diseminadas
de tejido fibroso que dividen al hígado en nódulos, significa que el paciente tiene cirrosis.
Si el paciente tiene una cirrosis avanzada se puede determinar su probabilidad de supervivencia a
90 días mediante el puntuaje MELD (modelo para el puntuaje de la enfermedad hepática en etapa
terminal). Este puntuaje se basa en el resultado de tres pruebas de sangre (índice internacional
normalizado, bilirrubina y creatinina) del que se extrae una puntuación del 6 al 40. Una
puntuación cercana al 6 indica que el paciente tiene una alta probabilidad de sobrevivir pasado
este tiempo, mientras que las puntuaciones más cercanas a 40 indican que corre mucho más
riesgo de no superar la enfermedad.

Tratamientos
No existe un tratamiento que sea capaz de eliminar por completo la cirrosis, pero se suelen llevar
a cabo intervenciones para aliviar los diversos síntomas:
 Cambios en el estilo de vida: evitar el alcohol en casos de alcoholismo o tratar de perder peso
puede ayudar a que los síntomas no se agraven. También se recomienda una dieta nutritiva baja
en sodio.
 Medicamentos: pueden retrasar el avance de algunos tipos de cirrosis o ayudar a aliviar síntomas
como el dolor o el cansancio.

 Disminuir la presión sanguínea: esto se consigue mediante endoprótesis vasculares (unas


pequeñas prótesis cilíndricas que se colocan en las paredes arteriales), y puede ayudar a aliviar
problemas de retención de líquidos o sangrado venoso en el estómago y el esófago.

 Mejorar el flujo de bilis: mediante un endoscopio se estiran las vías biliares para extraer los cálculos
biliares que obstruyan el paso de la bilis.

 Trasplante de hígado: en los estados más avanzados de la enfermedad se puede plantear la


sustitución del hígado.

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