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Venezuela)
Por
Daniel Arias Alfonzo
-
y el dólar en
Con la sorpresa y estupor causado por las declaraciones de Nicolás Maduro sobre el papel
beneficioso del dólar en la economía nacional, realizadas ante un más sorprendido
periodista José Vicente Rangel, se hace absolutamente indispensable adaptarlas a las
necesidades del pueblo venezolano. Por tal razón, recordando los viejos lemas
revolucionarios de patria o muerte, revolución o muerte, victoria o muerte, ahora el nuevo
eslogan nacional podría ser dólar o muerte.
Esta reflexión arranca con el cumplimiento del artículo 91 de la Constitución de República
Bolivariana de Venezuela de 1999, que establece que el salario mínimo debe alcanzar para
la satisfacción de las necesidades básicas del trabajador y su familia, lo que en palabras
concretas implicaría un salario mínimo redondeado de aproximadamente 200 dólares
mensuales para iniciar a partir de allí con toda una escala de sueldos, bonificaciones,
prestaciones sociales que permitan rescatar la función social del trabajo como medio para la
dignificación de dicha actividad, tal y como se considera en todas las sociedades normales
del mundo.
En el mundo de las universidades, los profesores dejarían de irse del país si se realizara un
ajuste digno de los sueldos en dólares, de manera tal que si se actualizara su salario a 400
dólares (Instructor), 700 dólares (Asistente), 1.000 dólares (Agregado), 1.500 dólares
(Asociados) y 2.000 dólares (Titular), veríamos una recuperación muy agresiva de la
calidad de vida de los profesionales universitarios dedicados a la docencia.
Sería muy largo describir escalas para cada una de las profesiones establecidas en gremios,
así como honorarios profesionales en cada uno de los servicios en el corto espacio de este
artículo de opinión, pero lo cierto es que la mano invisible del mercado de la que hablaba
Adams Smith ya cumplió su labor de fijar el precio en dólares de todos los bienes y
servicios en el ámbito nacional, desde perros calientes y tequeños de vendedores callejeros
hasta operaciones en clínicas privadas, sin dejar de mencionar que cualquier tipo de
instrumento mecánico o electrónico, así como artículos de madera o incluso telas y zapatos
o útiles escolares, en fin cualquier producto que el lector tenga a bien en imaginar, puede
encontrar su precio en divisa extranjera sin la menor complicación a lo largo y ancho de
toda Venezuela.
En todo el sector privado venezolano ya es una realidad concreta y cotidiana el predominio
del dólar sobre el bolívar y muchos trabajadores desde albañiles, secretarias, vendedoras,
gerentes, vigilantes prefieren recibir su quincena o semana en divisa estadounidense lo cual
ha generado la creación de dos países absolutamente diferentes dentro del mismo territorio
nacional. El país de los que se manejan con dólares y el país de los que no se manejan con
dólares.
El país de los que no tienen dólares es un país verdaderamente infernal, donde las personas
han perdido 15 o 20 kilos de peso corporal, donde sus familiares entran y mueren en los
hospitales en lapsos muy breves por falta de medicinas e insumos; es un país donde ir al
mercado se convierte en un ejercicio de tortura psicológica que recuerda los ejercicios de
autoflagelación que tenían los monjes medievales para castigarse por sus pecados y malos
pensamientos. En este mundo los automóviles se llenan de telarañas y óxidos en los
estacionamientos de sus casas y apartamentos, mientras que las casas se van deteriorando de
manera paulatina ante la imposibilidad de realizar cualquier tipo de reparación o
mantenimiento preventivo cuyo costo en dólares dejaría sin comer al grupo familiar durante
un lapso de tiempo.
El detalle radica en que ese sector público compuesto de 24 gobernaciones, 335 Alcaldías,
35 ministerios y más de 1.300 empresas, instituciones y fundaciones autónomas y
nacionales, estadales y municipales están esencia absolutamente quebradas en términos
financieros, llegando incluso al caso de que en la misma Pdvsa existen dudas muy
fundamentadas sobre si la misma no está en una crisis financiera de gran peligro para su
futuro. Este sector concentra aproximadamente a 3 millones de trabajadores que ganan en
bolívares con unas escalas que arrancan con un sueldo mínimo de 5 dólares mensuales y
que con muchos beneficios es dudoso pensar que aumenten a niveles mas allá de los 100
dólares mensuales que serían en la actualidad la mitad de un salario mínimo y necesario
para pagar la cesta básica.
A este inmenso sector de la población hay que sumarle los 4 millones de pensionados que
tienen además de sus necesidades alimentarias, un requerimiento de medicinas propios de la
tercera edad que, sin duda, superan con mucho el apoyo actual de la pensión establecida.
Nicolás Maduro tiene el desafío de crear una nómina en dólares para 7 millones de personas
que, de acuerdo con la propuesta del año 2018 de Francisco Rodríguez de 50 dólares
mensuales implicaría 350 millones de dólares y que de llevarse al artículo 91 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela implicaría 1.400 millones de
dólares mensuales o lo que es lo mismo 16.800 millones de dólares al año, lo que haría
posible el rescate integral de la población venezolana del sector público y con ello de un
inmenso sector de la sociedad venezolana.
Popular En La Comunidad
Con la sorpresa y estupor causado por las declaraciones de Nicolás Maduro sobre el papel
beneficioso del dólar en la economía nacional, realizadas ante un más sorprendido
periodista José Vicente Rangel, se hace absolutamente indispensable adaptarlas a las
necesidades del pueblo venezolano. Por tal razón, recordando los viejos lemas
revolucionarios de patria o muerte, revolución o muerte, victoria o muerte, ahora el nuevo
eslogan nacional podría ser dólar o muerte.
En el mundo de las universidades, los profesores dejarían de irse del país si se realizara un
ajuste digno de los sueldos en dólares, de manera tal que si se actualizara su salario a 400
dólares (Instructor), 700 dólares (Asistente), 1.000 dólares (Agregado), 1.500 dólares
(Asociados) y 2.000 dólares (Titular), veríamos una recuperación muy agresiva de la
calidad de vida de los profesionales universitarios dedicados a la docencia.
Sería muy largo describir escalas para cada una de las profesiones establecidas en gremios,
así como honorarios profesionales en cada uno de los servicios en el corto espacio de este
artículo de opinión, pero lo cierto es que la mano invisible del mercado de la que hablaba
Adams Smith ya cumplió su labor de fijar el precio en dólares de todos los bienes y
servicios en el ámbito nacional, desde perros calientes y tequeños de vendedores callejeros
hasta operaciones en clínicas privadas, sin dejar de mencionar que cualquier tipo de
instrumento mecánico o electrónico, así como artículos de madera o incluso telas y zapatos
o útiles escolares, en fin cualquier producto que el lector tenga a bien en imaginar, puede
encontrar su precio en divisa extranjera sin la menor complicación a lo largo y ancho de
toda Venezuela.
El país de los que no tienen dólares es un país verdaderamente infernal, donde las personas
han perdido 15 o 20 kilos de peso corporal, donde sus familiares entran y mueren en los
hospitales en lapsos muy breves por falta de medicinas e insumos; es un país donde ir al
mercado se convierte en un ejercicio de tortura psicológica que recuerda los ejercicios de
autoflagelación que tenían los monjes medievales para castigarse por sus pecados y malos
pensamientos. En este mundo los automóviles se llenan de telarañas y óxidos en los
estacionamientos de sus casas y apartamentos, mientras que las casas se van deteriorando de
manera paulatina ante la imposibilidad de realizar cualquier tipo de reparación o
mantenimiento preventivo cuyo costo en dólares dejaría sin comer al grupo familiar durante
un lapso de tiempo.
El detalle radica en que ese sector público compuesto de 24 gobernaciones, 335 Alcaldías,
35 ministerios y más de 1.300 empresas, instituciones y fundaciones autónomas y
nacionales, estadales y municipales están esencia absolutamente quebradas en términos
financieros, llegando incluso al caso de que en la misma Pdvsa existen dudas muy
fundamentadas sobre si la misma no está en una crisis financiera de gran peligro para su
futuro. Este sector concentra aproximadamente a 3 millones de trabajadores que ganan en
bolívares con unas escalas que arrancan con un sueldo mínimo de 5 dólares mensuales y
que con muchos beneficios es dudoso pensar que aumenten a niveles mas allá de los 100
dólares mensuales que serían en la actualidad la mitad de un salario mínimo y necesario
para pagar la cesta básica.
A este inmenso sector de la población hay que sumarle los 4 millones de pensionados que
tienen además de sus necesidades alimentarias, un requerimiento de medicinas propios de la
tercera edad que, sin duda, superan con mucho el apoyo actual de la pensión establecida.
Nicolás Maduro tiene el desafío de crear una nómina en dólares para 7 millones de personas
que, de acuerdo con la propuesta del año 2018 de Francisco Rodríguez de 50 dólares
mensuales implicaría 350 millones de dólares y que de llevarse al artículo 91 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela implicaría 1.400 millones de
dólares mensuales o lo que es lo mismo 16.800 millones de dólares al año, lo que haría
posible el rescate integral de la población venezolana del sector público y con ello de un
inmenso sector de la sociedad venezolana.
A estas alturas es difícil saber que irá a decir Nicolás Maduro en los próximos días, mas lo
cierto es que ya nada debe sorprender a la opinión pública nacional.
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El diputado del estado Delta Amacuro recordó que los debates en la Asamblea
Nacional deben ser para llegar a acuerdos y soluciones que beneficien a todos
los venezolanos y no para generar más confrontación política. También enfatizó
que el parlamento lo conforman todas las fracciones políticas y por eso todas
deben ser tomadas en cuenta.
Señaló que los venezolanos están atentos y evaluando todo lo que pasa con los
acuerdos que se están realizando en la Casa Amarilla y a la ruta acordada por
la directiva de la Asamblea Nacional, para ver que funciona y que no al país.