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ARTE MODERNO

Como planteamos la clase pasada se entiende por arte moderno al llamado “arte
autónomo”. A fines del siglo XVIII,, surge un nuevo concepto de arte: la idea de arte como un
todo homogéneo, entendido como reino de la creatividad sin objeto y del agrado
desinteresado; es decir no sólo una actividad diferenciada de otras sino un ámbito liberado de
toda finalidad en relación a la realidad social. Autonomía por tanto no solo implica separación
del arte de los imperativos de la Corte y de la Iglesia (de lo político/religioso), de la ciencia y la
moral (de las pretensiones cognitivas y morales) sino distancia y separación (por esa falta de
finalidad) en relación a la vida social, a la praxis vital. El arte así se comienza a pensar como el
término opuesto a lo útil.

Tal idea de arte se da en el contexto del desarrollo del capitalismo, del racionalismo, del
ascenso de la burguesía, y de los consecuentes procesos de modernización societal en
relación a las revoluciones industriales. Lo que queremos resaltar ahora son dos puntos
centrales: 1) la noción de arte autónomo por una parte resulta del proyecto moderno, de
esos procesos de cambio: es una respuesta a ellos pero al mismo tiempo se les opone. 2)
este proceso de creciente autonomización no se da sin tensiones, contradicciones o
parodojas. Como veremos en adelante 1) la noción de autonomía puede entenderse como
un intento de hacer frente a la progresiva alienación de la sociedad burguesa y a la creciente
cocificación de la vida moderna. 2) y si bien se define por la idea de separación o
emancipación, fundamentalmente de la religión, paradójicamente no se deja definir sino en
relación a la experiencia de la religión y el mito.

Según Peter Bürger1 la idea de autonomía surge en relación con las primeras formulaciones
críticas de intelectuales y artistas a los dos principios fundamentales de la sociedad burguesa
desarrollada: a). la racionalidad de los medios y fines2 y b). la división del trabajo.3

1. Así por ej Karl PhilippMoritz ya en 1786 en “Lo nobilísimo en la naturaleza”, se refiere a


una dominante razón instrumental, una razón reducida al cálculo interesado: “La

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De Peter Bürger ustedes leerán la Teoría de la vanguardia. Allí y en otros textos como “Institución
literaria y modernización” analiza el proceso histórico de la autonomización del arte. Sus estudios sobre
este proceso se enmarcan en la tradición sociológica alemana (Marx, Weber, Habermas) y en la teoría
crítica de la Escuela de Frankfurt. Sus reflexiones son de suma importancia para interpretar la acción de
las vanguardias y lo que queremos resaltar en ellas para establecer vínculos con el formalismo, a la vez
que una introsucción a problemas teóricos que serán retomados en la UNIDAD 6.
2
A Bürger le interesa destacar la relación entre desarrollo del capitalismo y racionalismo. Sigue aquí a
Weber quien sostiene que la marca distintiva de las sociedades capitalistas es un proceso de
racionalización que llega a su pleno desarrollo y tiene como características la facultad de dominar las
cosas por cálculo; la sistematización de visiones de mundo; la elaboración de un proyecto de vida
sistemático. Según Weber esto se relaciona con la aparición de una ética protestante que favorece a
nivel individual el desarrollo de comportamientos acordes con el espíritu de lucro y las relaciones de
mercado. Así la característica básica de la vida social es la orientación de las acciones humanas hacia la
consecución de determinados fines a través de la utilización de medios adecuados racionalmente para
conseguirlos. (racionalidad de los medios y fines).
3
La conocida expresión división del trabajo alude a la especialización de las fuerzas laborales en
diferentes tareas y roles con el fin de incrementar su eficacia. Especialización que se aceleró con la
revolución industrial y el desarrollo del capitalismo.

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generalizada idea de lo útil ha reemplazado gradualmente lo noble y lo bello. Y aún la
grande y sublime naturaleza es vista sólo con los ojos de la hacienda pública
hallando interesante su explotación sólo cuando se calcula el provecho que pueden
brindar sus productos.
2. O F. Schiller quien desarrolla su teoría estética en base a una crítica de las
consecuencias que la división del trabajo tiene para el individuo: “Eternamente
encadenado a un sólo, único y pequeño fragmento del conjunto, el hombre mismo
crece para ser sólo un fragmento, oyendo siempre el único ruido monótono de la
rueda que él inpulsa, el hombre jamás desarrolla la armonía de su ser y en vez de
estampar en su naturaleza el sello de su humanidad, se convierte en una copia de su
ocupación, de su ciencia.” La diferenciación de actividades da lugar a una clasificación
más estricta de las clases sociales y de los negocios.

En el período en el que los fundamentales y esenciales principios de la sociedad burguesa ya


eran reconocidos, el arte era percibido como la única posible esfera en la que la integridad del
hombre podía ser recuperada. El nexo entre el concepto de arte autónomo y estas críticas al
orden social capitalista/burgués puede ser trazada por la vía de la concepción romántica del
arte y el camino hacia el esteticismo. En esta vía confluyen una revaloración de lo natural y lo
sagrado que lleva a una mitificación del arte.

Recordemos algunas nociones centrales del Romanticismo vinculadas a la autonomía y a estas


críticas a los principios de la sociedad burguesa.

-La idea de obra de arte como producto natural, como una totalidad orgánica. Esta idea se
opone al principio de la razón instrumental, a la idea de máquina como resultado más
avanzado de la producción planificada.

- El culto al genio: esta nueva autoconciencia de la individualidad creadora, implica también


una crítica al principio de racionalidad, a la labor calculada y una valoración del salvajismo, la
barbarie, la irregularidad. Solo un genio puede crear objetos cuasi naturales totalmente
distintos a los que pueden ser producidos por la actividad humana racionalmente planificada.

-La recepción entendida como inmersión contemplativa en la obra de arte. Éste énfasis en el
receptor recuerda más ciertas formas de apropiación de las creencias religiosas que una
aproximación racional específicamente moderna.

Estas nociones suponen la negación de toda regla exterior impuesta. La obra de arte aspira a
ser juzgada por sus propias reglas subyacentes. Es autónoma. El concepto de autonomía tiende
a negar el concepto de norma.

La forma estética así considerada se libra de la obligación de servir a ciertos propósitos y


puede ser considerada como algo de valor independiente. La cualidad casi trascendental del
arte, demanda una recepción que se corresponde con la contemplación religiosa.

Todas estas categorías deben considerarse como una reacción a una sociedad y cultura
caracterizadas por la importancia creciente de los modelos racionales de acción, y la paralela
desvalorización de lo sagrado.

2
Otros pensadores como R. Williams, H,R, Jauss o Th. Adorno formulan interpretaciones
semejantes a las de Bürger. Raymond Williams por ej. afirma que este nuevo concepto de arte
es una fuerte respuesta afirmativa, en nombre de una creatividad humana esencialmente
general, a las formas sociales represivas e intelectualmente mecánicas de un nuevo orden
social: el orden social del capitalismo y especialmente del capitalismo industrial. Desafiadas
(estas formas) en nombre de una imaginación o creatividad plena y liberadora, en una primera
fase las cualidades humanas esenciales y salvadoras deben ser desplegadas y luego
preservadas, en el arte.

El arte cumpliría la misión de devolverle al hombre su unidad; contribuye a facilitar la


formación de la totalidad de las disposiciones humanas que los individuos no pueden
desarrollar en el ámbito de su actividad. O podríamos también decir permite satisfacer,
aunque sea, idealmente, las necesidades que han quedado al margen de su praxis cotidiana.

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Ahora bien, avanzamos un poco más en esta interpretación del concepto de arte autónomo,
retomando las formulaciones de Peter Bürger. Según Bürger este concepto no sólo tiene que
vincularse con las críticas a los principios característicos de la sociedad burguesa; tiene que
entenderse en términos de ideología. 4 Siguiendo a Marx, Búrger llama ideología o falsa
conciencia a determinados productos del pensamiento que si bien sostienen ideas falsas o
ilusorias no están completamente alejados de la verdad, es decir poseen una estructura
contradictoria. El ejemplo, dado por Marx y retomado por Bürger, es la religión.

1. La religión es una ilusión, una falsedad. El hombre proyecta en el cielo lo que quisiera
ver realizado en la tierra.
2. Pero al mismo tiempo hay en ella un momento de verdad. La religión, la realización
ideal de la humanidad en el cielo, es expresión de la miseria real, descubre la carencia
de una auténtica humanidad en la sociedad. Y es protesta contra esa miseria real, ya
que de alguna manera los ideales religiosos constituyen un modelo de lo que tendría
que ser en la realidad.

La religión es una estructura ideológica, en tanto es una falsedad que en esa expresión y
protesta tiene un momento de verdad. Pero a pesar de esa verdad mantiene las formas de
dominación, esa es su función social: al permitir la experiencia de una felicidad ilusoria
propicia la existencia de la miseria e impide la realización de la felicidad real.

4
El concepto “ideología” tiene una larga historia que se remonta a los inicios del siglo XIX. La abundante
literatura sobre el tema revela que se trata de un concepto muy controvertido y con fuertes
desacuerdos en cuanto a su sentido. Pese a la diversidad de significados que se le atribuyen, lo que
origina grandes dificultades, consideramos que se trata de un concepto útil y que conserva actualidad.
en el plano del estudio de la dimensión cultural de los fenómenos sociales, sobre todo en tanto apunta a
dar cuenta del modo en que los procesos y luchas sociales que conducen a la constitución y
afianzamiento de formas de dominación, desigualdad y poder, son paralelos con las luchas por la
imposición social del sentido, las que dejan su impronta en la discursividad social. Rescatamos de este
concepto su tradición contestataria, de denuncia y puesta en cuestión de los contenidos opacos y
engañosos que esttán presentes en la discursividad social, en los discursos del poder y en el sentido
común. Bürger, en esta línea, toma el concepto de ideología tal como lo acuña Marx en la Introducción
a la Crítica de la Filosofía del derecho de Hegel: ideología como falsa conciencia.

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Según Búrger el arte autónomo sería un equivalente funcional de la religión: es también de
carácter ideológico.

En esta interpretación de la función del arte Bürger retoma ideas desarrolladas por H. Marcuse
en “Sobre el carácter afirmativo de la cultura”. Marcuse da un diagnóstico global de la función
del arte en la sociedad burguesa.

Sostiene que la función del arte en la sociedad burguesa es contradictoria: por una parte el
arte muestra verdades olvidadas (con lo que protesta contra la realidad en la que esas
verdades ya no funcionan) pero al mantenerse esas verdades o valores humanos en el ámbito
ideal del arte, en una esfera apartada de la vida cotidiana, se impide la pregunta por su posible
realización, se estabilizan las relaciones sociales , se justifican las formas de vida existente.

De este planteo de Marcuse saca un importante argumento teórico. Marcuse no se basa en


obras artísticas particulares sino en el status general del arte en tanto que autónomo,
separado de la lucha cotidiana de la existencia. Bürger concluya entonces: las obras de arte no
surgen aisladas o individualmente sino en el seno de determinadas condiciones estructurales
que establecen claramente la función de las obras. Por lo tanto cuando se habla de función,
ésta no resulta de las cualidades particulares de las obras, sino de la clase y manera en que
está regulado el trato con las obras en la sociedad (Unas ideas predominantes acerca del arte
que regulan su producción y su recepción y que Búrger llama institución. La institución arte en
la sociedad burguesa es sinónimo de autonomía., lo que implica una determinada función.

En síntesis, según Búrger el arte permite a su receptor individual satisfacer idealmente las
necesidades que han quedado al margen de su praxis cotidiana pero a causa del status del arte
(un arte concebido en términos de autonomía: separación de la vida social, en una esfera
ideal, trascendente) esta experiencia no tiene continuidad en la realidad. Esta carencia de
continuidad supone una función específica del arte en la sociedad burguesa: la neutralización
de la crítica; la neutralización de las fuerzas transformadoras de la sociedad, la pervivencia del
status quo.

Las escuelas de vanguardia, como veremos, se caracterizan por intentar derribar el carácter
autónomo del arte, destruir de distintas maneras esta separación, reintroducir el arte en la
praxis vital.

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