Está en la página 1de 8

ETICA Y SOCIEDAD CIVIL

¿QUE ES LA ETICA?

La ética es una rama de la filosofía que se encarga de estudiar la moral, es decir, lo que
es considerado como parte de las buenas costumbres y del buen vivir en la sociedad a fin
de generar una convivencia amable y equilibrada entre las personas.

Asimismo, la ética es una virtud que conlleva a la responsabilidad, la honestidad, el


compromiso, a ser buenos ciudadanos y de evitar afectar de manera negativa a quienes
están a nuestro alrededor con acciones nocivas, en especial, si se trata de obtener un
beneficio en particular.

¿QUE ES LA SOCIEDAD CIVIL?

En general, la sociedad civil se trata de un acuerdo entre las partes por la que varias
personas ponen en común dinero, bienes y otros activos para conseguir un fin común que
debe ser en todo caso lucrativo para todos en función de la aportación de cada uno.

Al ser un pacto privado y secreto entre las partes y no una sociedad mercantil como la
sociedad anónima, limitada, comanditaria… se regula por el Código Civil, y las
actuaciones de los socios son individuales frente a terceros, no existe personalidad
jurídica.

ETICA EN LA SOCIEDAD CIVIL

Es el conjunto moral mínimo aceptado por una determinada sociedad donde se


salvaguarda el pluralismo de proyectos humanos, la no confesionalidad de la vida social
y la posibilidad de una reflexión ética racional.

¿Vale la pena educar moralmente? - Del vasallaje a la ciudadanía moral . La fórmula


mágica del pluralismo moral ,La moral cívica la harán las personas, o no se hará , Tomarse
en serio la construcción de un mundo humano ,Voluntad de entendimiento ,Educar en una
moral cívica , Moral cívica y moral creyente.
Ética, política y sociedad peruana

Alberto Simons, S.J.

1- ¿Es posible vincular la ética con la política? Así como se ha preguntado si es posible
que vayan juntas la economía o los negocios y la ética, así también se ha preguntado si es
posible unir la ética con la política. En los años noventa la cuestión para muchos era clara:
lo que contaba eran el pragmatismo y la eficacia, y la ética quedaba descartada como algo
inútil que estorbaba o quedaba reducida al ámbito de la vida privada.

Progresivamente, a partir de toda la corrupción descubierta hemos ido viento la


importancia de la ética aún en el campo económico. Según un dato reciente de la
Contraloría, en el Perú se pierden actualmente 9, 000.00 millones de soles por causa de
la corrupción, es decir por la falta de ética. I el problema no sólo viene del gobierno central
sino también de los gobiernos locales y de la colaboración de todos nosotros. La
corrupción, como dice la palabra, corrompe no sólo la situación del país sino, y sobre
todo, las conciencias. La baja autoestima que tenemos, proviene muchas veces de esto.

2- Aprender del pasado. Sin duda, el peor saldo que nos ha dejado un determinado
proceder político y medios de comunicación afines es el cinismo en el orden ético y moral;
el engaño y la mentira han sido considerados como parte del actuar político y de la
propaganda periodística. A esto se a unido la pobreza y superficialidad en la que se han
movido las campaña electorales. Ahora nos cabe la tarea de hacer prevalecer la verdad y
honestidad en el actuar como valores fundamentales. Se dejaron atrás los principios
básicos de la ética para actuar como en las épocas de barbarie: justificando los medios
por los fines. El Bien Común quedó relegado frente a la búsqueda del interés propio. Ante
un panorama así, la desmoralización ciudadana creció día a día pues el ser humano quedó
convertido en un instrumento del poder político avocado a sus propios fines. Confiemos
en que la inmoralidad y amoralidad hayan actuado sobre nuestra realidad política como
un catalizador y que nos empuje hacia una reacción cívica, ética y política.
3- Mirar con ánimo el futuro. Ahora bien, no podemos olvidar las enseñanzas que nos
deja el pasado reciente y el presente que vivimos, pero más importante es mirar hacia el
futuro. Es alentador que actualmente los problemas que más inquietan a la gente y se
traduzcan en los planes de los candidatos sean en de la corrupción, la seguridad
ciudadana, la educación, la saludo, la lucha contra la pobreza y la desigualdad de
oportunidades, etc. Aún a los empresarios, les preocupan más estos problemas que las
inversiones o las facilidades económicas para sus empresas, y que hayan caído en la
cuenta de que las empresas no progresan si no progresa el país en su conjunto. Esto nos
debe hacer salir de una actitud fatalista o de resignación respecto a una situación que
parecía fundamentalmente incambiable e imaginar creativamente las posibilidades que
nos ofrece la realidad y una perspectiva histórica. José Carlos Mariátegui nos recordaba
que “La historia les da siempre la razón a los hombres imaginativos.”

4- ¿Cómo concebir la política en relación con la ética? Para nuestra reflexión voy a
considerar la ética como aquello que da sentido trascendente, autenticidad y coherencia
al ser y quehacer del ser humano, en lo personal y en su convivencia con los demás. En
resumen, lo que hace bien al ser humano en lo personal y en lo social. En cuanto a la
política, ésta es toda actividad humana que tiende a gobernar o dirigir la acción del Estado
en beneficio de la sociedad. Creo que es importante tener en cuenta tres maneras de
entenderla; como búsqueda del poder, como arte de lo posible y finalmente, en su relación
con la ética, como búsqueda del Bien Común.

Creo que estas tres formas no son excluyentes y tienen legítima validez. Así, por
ejemplo, desde un sano realismo es necesario tener en cuenta las posibilidades existentes
para obtener el Bien Común y para conquistar el poder, pero también es necesario para lo
mismo, no sólo tener en cuenta la realidad sino también sus potencialidades para no caer
en ese “realismo” chato o fatalista que se da con frecuencia en nuestro medio. Por otra
parte, la búsqueda del poder debe estar subordinada al logro del Bien Común pues,
tomando el caso de nuestro país, si los partidos políticos no ponen por encima de sus
intereses particulares e inmediatos el bien del país, terminan fracasando y haciendo
fracasar al país, como a sucedido en el pasado y sigue sucediendo en gran parte hasta
ahora.
5- Para hacer país. tenemos que tener claro el fin que pretendemos como país porque el
objetivo de la ética-política no es que la sociedad funcione bien, sino que la convivencia
sea verdaderamente humana. En nuestro sistema tecno-económico tanto la técnica como
la economía se han automatizado de tal manera que si algo se puede producir se produce
sin que nos preguntemos el por qué, el para qué y sobre todo el para quién (a quién
beneficia) de esa producción. Como se ha dicho: en nuestro mundo moderno vamos cada
vez más rápido pero no sabemos hacia dónde. El ser humano va perdiendo el control de
su propia obra y esto es profundamente antiético e inmoral porque es profundamente
irresponsable. Pero no somos los hombres los que definimos la moral según la
arbitrariedad de nuestros sistemas. Es más bien la ética la nos indica aquello que da
sentido, autenticidad y coherencia al ser y que-hacer del hombre en lo personal y en su
convivencia con los demás. Es lo que hace que la vida sea digna de ser vivida

6- Necesidad de fojar una identidad común. Para poder reparar la dimensión ético-política
en nuestro país es necesario tener o generar entre los miembros de la sociedad una
identidad común en la que nos reconozcamos y que nos haga sentir pertenecientes a ella;
porque, en general, no se da entre nosotros un sentido claro de pertenencia y adhesión
por parte de los ciudadanos al conjunto de la comunidad y, sin ese sentido, resulta
imposible responder conjuntamente a los retos que se nos plantean. Esta identidad
comunitaria es especialmente necesaria en las sociedades modernas y más aún en aquellas
que tienen la influencia de la postmodernidad.

Desgraciadamente a causa del neoliberalismo occidental sólo se suele visualizar


el éxito individual como meta suprema y se percibe al otro ser humano como adversario
en el mercado de la competitividad, al que hay que vencer o eliminar. Pero al mismo
tiempo, vamos cayendo en cuenta de que ya no se puede pensar los asuntos o problemas
aislada o individualmente, ni siquiera sólo a nivel de países o sectorialmente sino de forma
global, y no sólo a nivel económico, como se viene haciendo, sino en todos los aspectos.
El mismo presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn ha dicho
recientemente que “mientras exista pobreza, los ricos no tendrán paz”. Hasta el 11 de
septiembre, para mucha gente había dos mundos, dise Wolfensohn: el mundo
desarrollado y el mundo en vías de desarrollo. Pero esta idea es falsa, dijo: “La pobreza
en un lugar es pobreza en todos lados” y dejó en claro que eso es lo que ha quedado
evidente el 11 de septiembre. La pobreza en un lugar en el mundo se trasladó en forma
de violencia a otro lugar del mundo, Esos atentados dejan en claro, aseguró, que los ricos
deben buscar urgentemente una solución a la pobreza, ya no por solidaridad o caridad,
sino por su propia supervivencia, su propia seguridad y su propia paz.

7- Necesidad de partir de la realidad concreta de nuestro país. Lo sucedido a nivel mundial


nos debería hacer caer en la cuenta de que la visión y análisis de la política no se puede
hace tampoco en el Perú con los paradigmas y respuestas tradicionales como parece, sin
embargo, seguir haciéndose. Se hace necesario ética y políticamente, partir de la realidad
de este país con sus particularidades y no de esquemas y planteamientos ajenos, si bien
estos últimos son aprovechables siempre que se adecuen y ayuden a enfocar y solucionar
los problemas concretos del país. Así, por ejemplo, frente al neoliberalismo capitalista
que se viene imponiendo casi como única posibilidad, no cabe decir que no se presenta
otra alternativa, sino emprender la búsqueda de esa alternativa sobre todo cuando
conocemos los efectos de las políticas neoliberales: concentración de la riqueza,
exclusión, ahondamiento de las diferencias entre ricos y pobres, exacerbación del
individualismo, competitividad desmedida, ausencia de consideraciones éticas y de
valores.

La economía como todo lo humano está sujeta a lo que la inteligencia, libertad y


por tanto responsabilidad del hombre decida y no podemos soslayar esta responsabilidad,
abandonándola a un supuesto determinismo de la economía que destroza seres humanos
y países a su paso. No tiene ningún sustento racional ni moral un sistema que contando
con riqueza suficiente para que nadie en el mundo pase hambre o miseria, mantiene a tres
y a casi cuatro parte de la población mundial en esa situación inhumana. Si el hombre es
hombre a diferencia del animal es porque no se ha dejado dominar por la realidad sino
que siempre se ha sobre puesto a ella y ha logrado transformarla. M. Scheler dice que el
hombre es el único animal que puede decir “no” a la realidad. Xavier Zubiri define al
hombre como animal de realidades porque precisamente el hombre se hacer cargo de la
realidad, se encarga de ella y carga con ella.

8- Los problemas fundamentales de nuestro país nos deben unir. Pobreza, desempleo,
educación, salud, descentralización e institucionalización democrática, etc., nos son
comunes y podrían ser, con voluntad política, los que nos unieran a todos en una causa
común, más allá de los intereses partidarios. Lo que está detrás de todo ello es la suerte
de la gran mayoría de nuestro pueblo que no tiene otra posibilidad que la solidaridad
emprendida tarea de todos a través de una legalidad bien y rectamente constituida. De allí
la urgencia de la defensa de los derechos humanos, que es la defensa de todos y cada uno
de nosotros.

9- Por la misma razón es necesario desterrar todo tipo de discriminación que excluye por
razón de posición social, raza, género, religión a diferente tipo de personas; lo cual,
desgraciadamente, es muy frecuente en nuestro país e impide a esas personas tener el
sentido de pertenencia común tan necesario, como señalábamos antes, para poder
construir una sólida sociedad civil que sea más bien inclusiva y no exclusiva, en la que
haya una auténtica convivencia y no una simple coexistencia. Sólo cuando nos
identifiquemos con todo ser humano sea cual sea su condición, y “nada de lo humano nos
sea ajeno”, podremos entender la dignidad del ser humano y nuestra propia dignidad.

10- Tenemos como ciudadanos constituirnos como sociedad civil para hacernos todos
responsables de nuestra realidad. Pero la civilidad no nace ni se desarrolla si no se produce
sintonía entre la sociedad y cada uno de nosotros. Por ello la sociedad debe constituirse y
organizarse de tal modo que consiga generar en cada uno de sus participantes el
sentimiento de que pertenece a ella, de que esa sociedad se preocupa efectivamente de él
y, en consecuencia, la convicción de que vale la pena trabajar por mantenerla y mejorarla.
Más aún, es necesario que se genere un movimiento que haga evidente que el destino del
país y, por tanto, de cada uno de nosotros, depende de nosotros mismos debidamente
organizados y no del gobierno de turno, y que el mejor gobierno no es el que monopoliza
la gestión de la cosa pública sino el que crea causes de participación a la sociedad civil y
coopera con ella. Un buen ejemplo concreto de esto, aunque sólo inicial, lo tuvo el
gobierno de transición al crear la Mesa de concertación de lucha contra la pobreza, el
Diálogo para la educación, la Comisión contra la Corrupción y la Comisión de la verdad.

Es necesario para nuestro proyecto de país que caigamos en la cuenta de que sólo lo que
se construye de abajo hacia arriba, y no el revés, tiene solidez, estabilidad y permanencia.
Los gobiernos que actúan de forma vertical, por más bien intencionados y eficaces que
parezcan, construyen, como nos diría el Evangelio, sobre arena.

11- Al mismo tiempo, se hace necesario en nuestro país implantar una cultura ético –
política lo cual implica modos de vivir, actual y pensar éticamente de forma habitual y
que lo inmoral y corrupto sea considerado como lo excepcional. El mal y la corrupción
con contagiosos pero el bien también puede serlo. Hace falta la convicción de esto es
posible tanto en el plano personal como en el social y esto hay que hacerlo frente al falso
“realismo” o fatalismo al cual hacíamos referencia al comienzo, que piensa que las cosas
siempre tienen que ser iguales y que no pueden cambiar.

12- Para poder unir ética y política tenemos que educarnos en la solidaridad; es decir, en
la capacidad de sentir y asumir la condición humana como una responsabilidad común,
lo cual implica una apertura a la realidad y necesidad de los otros. Esta empatía es
auténtica en la medida que se traduce en la disponibilidad para compartir los recursos
materiales (distribución justa de los bienes), como también los recursos humanos (tiempo,
interés, reconocimiento...). La solidaridad es la síntesis ética entre el amor y la justicia.
La justicia es la expresión efectiva del amor en cuanto a obligación de humanizar las
estructuras sociales para permitir una relación justa entre las personas.

13. Finalmente, es necesario que devolver el prestigio y la dignidad a la política. En este


sentido es muy bella e inspiradora la forma que tenía Hannah Arendt, esa gran pensadora
alemana, de considerar a la política como el amor y cuidado del mundo por encima del
interés propio. Por ello Juan Pablo II advierte que “ la difundida opinión de que la política
sea un lugar de necesario peligro moral no justifica lo más mínimo ni la ausencia ni el
escepticismo de los cristianos en relación con la cosa pública . Juntamente, todos y cada
uno, somos destinatarios y protagonistas de la política. Y añade: “para que todos seamos
verdaderamente responsables de todos.”(Chistifideles Laici n. 42)

REFERENCIA

https://es.scribd.com/document/165165708/Etica-politica-y-sociedad-peruana

También podría gustarte