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LA CONTRIBUCIÓN DE LAS NEUROCIENCIAS AL DERECHO PENAL EN EL CONOCIMIENTO DE LA

AFECTACIÓN DE LA CAPACIDAD DE CULPABILIDAD POR ANOMALÍA PSÍQUICA

Pinillos-Seminario Augusto.1

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Máster en Derecho Penal-Universidad de Barcelona. Maestro en Derecho Penal y Ciencias Criminológicas-
Universidad Nacional de Trujillo. Profesor invitado en la Maestría en Derecho Penal de Universidad Nacional
de Trujillo, Universidad Nacional de Cajamarca, Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo-Huaraz,
Universidad Nacional de Tumbes, y Universidad Privada Antonio Guillermo Urrelo-Cajamarca, en las
asignaturas Psiquiatría Forense, Psicología Criminal, Criminología.

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REVISIÓN DE LITERATURA Y DISCUSIÓN TEÓRICA

LA CONTRIBUCIÓN DE LAS NEUROCIENCIAS AL DERECHO PENAL EN EL CONOCIMIENTO DE LA


AFECTACIÓN DE LA CAPACIDAD DE CULPABILIDAD POR ANOMALÍA PSÍQUICA

RESUMEN
Objetivo: Mostrar la contribución de las neurociencias al Derecho penal, en el conocimiento de
la afectación de la capacidad de culpabilidad por anomalía psíquica. Material y métodos: Se
realizó la búsqueda en revistas científicas de estudios relacionados con la pedofilia, psicopatía, y
la conducta agresiva impulsiva desde la perspectiva de las neurociencias; y sus hallazgos se
analizaron de acuerdo a la dogmática penal de la culpabilidad. Resultados: los pedófilos,
psicópatas y personas con conducta agresiva impulsiva, tienen déficits estructurales y
funcionales relacionadas con las funciones cognitivas y ejecutivas. Conclusiones: Las personas
con anomalía psíquica tienen afectada su capacidad de culpabilidad. Palabras Clave: psicopatía,
pedofilia, agresiva impulsiva, culpabilidad.

LITERATURE REVIEW AND THEORETICAL DISCUSSION

THE CONTRIBUTION OF CRIMINAL LAW IN NEUROSCIENCE KNOWLEDGE OF THE EFFECTS ON


THE ABILITY OF GUILT BY PSYCHIC ANOMALY

ABSTRACT
Objective: To show the contribution of neuroscience to criminal law, knowledge of the effect on
the ability of guilt for mental disorder. Material and methods: search in scientific journals of
studies related to pedophilia, psychopathy and impulsive aggressive behavior from the
perspective of neuroscience was performed, and the findings were analyzed according to the
criminal dogma of guilt. Results: pedophiles, psychopaths and people with impulsive aggressive
behavior, have structural and functional deficits associated with cognitive and executive
functions. Conclusions: People with mental disorder has affected their ability to guilt.
Keywords: psychopathy, pedophilia, aggressive, impulsive, guilt.

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INTRODUCCIÓN
En la administración de justicia penal, tanto los jueces como fiscales, deben valorar si quien ha
transgredido la norma jurídico penal, en el momento de la realización del hecho delictivo, no se
encontraba, por una anomalía psíquica, afectado en su capacidad para comprender la ilicitud de
su acto; o para adecuar su conducta, a los mensajes normativos, contenidos en la norma. Para
ello, es necesaria la colaboración de especialistas en el conocimiento de los aspectos psíquicos
de la conducta humana violenta y delictiva, para poder fundamentar la imposición de una
consecuencia jurídica adecuada a las circunstancias del hecho. Estos especialistas son los peritos,
quienes a decir de Rojas N. “si los peritos son los ojos del juez, que el juez sepa elegirlos para
que vean con claridad y no elija miopes o ciegos” (1).
La afectación de la capacidad de culpabilidad por causa psíquica, es el punto donde convergen el
Derecho penal y las ciencias empíricas. Los avances en neurociencia han aportado nuevos
conocimientos sobre las causas que subyacen en algunos trastornos de la personalidad con
relevancia jurídico penal, que deben ser analizados, si pretendemos fundamentar una dogmática
jurídicopenal de la culpabilidad.
La anomalía psíquica, es un término jurídico de carácter genérico, dentro de las cuales se
encuadran tanto las enfermedades mentales (con un criterio biológico-psicológico, entendidas
como aquéllas susceptibles de producir incapacidad para distinguir la fantasía de la realidad), las
enfermedades neurológicas (caso de las epilepsias); así como los trastornos de la personalidad,
y todas aquellas que, sin ser de carácter orgánico y estable, son susceptibles de generar
incapacidad para comprender el carácter ilícito de la conducta, o incapacidad para la adecuación
de la misma al ordenamiento jurídico.
El problema se presenta (en el campo jurídico), porque se quiere entender a la anomalía psíquica,
como sinónimo de incapacidad para distinguir la fantasía, de la realidad; grave alteración de la
conciencia lúcida; de la conciencia espacio-temporal. Ignorando la existencia de una conciencia
discriminatoria, de una capacidad de internalizar pautas o valores y actuar de acuerdo a ellas. De
entender la inimputabilidad como sobreviniente de la alteración de funciones mentales, tales
como inteligencia, pensamiento o memoria, fundamentalmente; ignorando que la capacidad de
juicio, la capacidad de abstracción, la resolución de problemas, la flexibilidad mental y la
estructura de la personalidad, también son funciones intelectuales superiores, que sí se
encuentran seriamente comprometidas en los trastornos de la personalidad, y concretamente
en la psicopatías (2).
Las anomalías o trastornos psíquicos, pueden modificar la capacidad de culpabilidad de los
procesados, lo que obliga a solicitar la participación de expertos en la salud mental mediante el
peritaje. La existencia de trastornos mentales en los sujetos que delinquen ha sido una realidad
constante en la historia del ser humano, no obstante, la valoración jurídico-penal que dichos
supuestos han merecido, no siempre han sido resueltos del mismo modo; por ello los
profesionales del derecho se han esforzado en poner a su disposición, a la ciencia para
documentar sus resoluciones doctrinales como jurisprudenciales, pretendiéndose dotar de un
carácter científico a la dogmática penal (3).

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El sujeto, actúa culpablemente cuando realiza un injusto jurídico penal pese a que (todavía) le
podía alcanzar el efecto de llamada de atención de la norma, en la situación concreta y poseía
una capacidad suficiente de autocontrol, de modo que le era psíquicamente asequible una
alternativa de conducta conforme a Derecho. Una actuación de este modo culpable precisa en el
caso normal, de sanción penal también por razones preventivas. Cuando el legislador plasma una
conducta en un tipo, parte de la idea de que debe ser combatida normalmente por medio de la
pena, cuando concurren antijuridicidad y culpabilidad. La responsabilidad jurídico penal se da sin
más, con la existencia de culpabilidad. Hoy día se reconoce que sólo culpabilidad y necesidades
preventivas conjuntamente, pueden dar lugar a una sanción penal (4).
La capacidad psíquica de culpabilidad, es la capacidad que éste tiene para responder a la
exigencia de que comprenda la antijuridicidad, y de que adecue su conducta a esta comprensión.
Esta capacidad del sujeto es la que da a la conducta el carácter de imputabilidad. La capacidad
de culpabilidad es una condición del autor, y la imputabilidad la característica que esa condición
le da a su conducta típica y antijurídica. La capacidad psíquica de culpabilidad requiere la
capacidad psíquica para ser sujeto del requerimiento o exigencia de comprensión de la
antijuridicidad, pero no se agota en ella, puesto que también es necesario que el autor tenga la
capacidad psíquica necesaria para adecuar su conducta a esta comprensión (5).
Respecto de la delincuencia especialmente violenta, los neurocientíficos sostienen que cada vez
hay más evidencia científica de que los autores de determinados delitos violentos presentan
alteraciones en el funcionamiento de ciertas áreas cerebrales, de modo que no parece fundado
sostener que han cometido el delito por decisión voluntaria y controlando en todo momento su
propia conducta, siendo más ajustada la idea de que la propia configuración y funcionamiento
cerebral constituyen los factores determinantes, o al menos, preponderantes de la actuación de
los delincuentes especialmente violentos (6).
MATERIAL Y MÉTODOS
Hemos consultado diversas bases de datos de artículos con acceso gratuito de las últimas
publicaciones con contenido relacionado con trastornos como la psicopatía, pedofilia y conducta
agresiva e impulsiva, enfocados desde la perspectiva de las neurociencias; luego estos resultados
los hemos confrontado con lo sostenido por diversos juristas reconocidos internacionalmente.

ETIOLOGÍA DE LA PEDOFILIA DESDE EL NEURODESARROLLO MARCADORES Y ALTERACIONES


CEREBRALES (7):
En el primer estudio mediante RM, los resultados muestran que los pedófilos tenían un menor
volumen de sustancia gris en los circuitos frontoestriatales y en el estriado ventral, que se
extendía en el núcleo accumbens y en la corteza orbitofrontal. Por lo que, según estos hallazgos,
los pedófilos sufren la misma dificultad para inhibir conductas repetitivas como las personas con
trastorno obsesivo-compulsivo.
Otro, que buscaba diferencias en áreas del sistema límbico, como la amígdala, y en la sustancia
gris de estructuras relacionadas con el desarrollo del comportamiento sexual como el
hipotálamo, encontró disminución significativa del volumen amigdalar derecho y una reducción
bilateral de la sustancia gris del hipotálamo, regiones septales, sustancia innominada y base del
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núcleo de la estría terminal. Estos deterioros estructurales, en regiones críticas para el desarrollo
sexual, pueden estar implicados en la patogenia de la pedofilia.
En una investigación reciente se encuentran asociaciones negativas entre la pedofilia y los
volúmenes de la sustancia blanca bilateral de los lóbulos parietales y temporales. Al aumentar la
muestra, estas diferencias aparecen en la sustancia blanca, en fascículos que conectan regiones
corticales que responden a señales sexuales.
Dos investigaciones posteriores con RM funcional, comparan los patrones de activación en
pedófilos heterosexuales y homosexuales, cuando se les presentan estímulos sexualmente
interesantes para ellos. El primero encontró, que la respuesta cerebral de los pedófilos
heterosexuales a estímulos visuales heteropedófilos, es comparable con la respuesta cerebral de
varones heterosexuales, a estímulos heterosexuales. Esta respuesta comprende la activación de
diferentes estructuras límbicas (amígdala, giro cingulado e hipocampo), sustancia negra, núcleo
caudado, corteza del cíngulo anterior, diferentes núcleos talámicos y corteza asociativa. Sin
embargo, en varones heterosexuales del grupo control, se encontró respuesta cerebral en la
corteza orbitofrontal durante la estimulación sexual visual; esta respuesta frontal no se halló en
los pedófilos, que además mostraron una actividad anormalmente reducida en la corteza
prefrontal dorsolateral.
En el segundo, estudian el patrón de activación cerebral en pedófilos homosexuales y controles
homosexuales, durante estimulación sexual visual, usando para ello fotografías sexualmente
estimulantes para ambos y emocionalmente neutras. En ambos grupos, las imágenes
sexualmente excitantes activaban áreas cerebrales involucradas en el procesamiento visual de
estímulos emocionales (cortezas occipitotemporal y prefrontal), pero durante la presentación de
estas imágenes se encontró una activación significativa de áreas como el tálamo, el globo pálido
y el estriado, únicamente en el grupo de pedófilos. En cuanto al funcionamiento cerebral de
sujetos controles y pedófilos, los resultados de estos últimos estudios parecen mostrar que, ante
los estímulos sexualmente relevantes para cada grupo, el procesamiento central de éstos es
comparable en ambos, mientras que el patrón de activación cerebral mostrado es diferente.
Los hallazgos neurales en el estudio de morfometría, con mayor potencia estadística encuentran
en pedófilos, un menor volumen en la sustancia blanca que conecta regiones corticales que
responden a señales sexuales. La presencia de este tipo de alteración estructural apunta también
en la dirección de problemas durante el desarrollo neural, y son la evidencia más sólida a favor
de dicha hipótesis.
Los hallazgos funcionales, complemento de los estructurales, muestran en los pedófilos un
procesamiento central de estímulos sexuales visuales similar al de los controles, pero con un
patrón de activación cerebral diferente, consistente en una mayor activación de regiones
subcorticales, frente a una menor activación de regiones corticales prefrontales.
Los trabajos de neuroimagen muestran la pedofilia como un trastorno caracterizado por una
desconexión parcial dentro de una red de reconocimiento de estímulos sexuales relevantes, y
por una activación cerebral disfuncional ante estos estímulos. Los indicadores anteriormente
citados no causan la pedofilia, sino que predicen una correlación entre ambos, ya que las
alteraciones del neurodesarrollo predisponen a desarrollar tanto la pedofilia como los

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indicadores (es decir, un bajo CI, preferencia manual izquierda, menor talla física, menor volumen
de sustancia blanca, etc.). Se puede decir que no hay una explicación determinante sobre las
razones que llevan a una persona a la pedofilia, pero los resultados de estos trabajos hacen
pensar que el origen se pueda encontrar, en parte, en las disfunciones cerebrales debidas a
eventos adversos durante el neurodesarrollo.

FUNCIÓN CORTICOLÍMBICA EN LA CONDUCTA AGRESIVA E IMPULSIVA (8):


Dos estudios de RMf han observado que tanto los dilemas morales complejos con evocación
emocional; como los dilemas morales simples, con menor evocación, activan la CPFOM, lo cual
sugiere que es crucial para la toma de decisiones morales, con independencia de la complejidad
ética o la intensidad emocional.
- Sistemas neurales responsables de la regulación de la emoción: En el año 1998, Raine A, Meloy
Jr, Bihrle S. et alt. (9), mediante la utilización de PET, para examinar el metabolismo cerebral
de la glucosa en delincuentes violentos impulsivos (asesinato sin planificación previa) en
comparación con delincuentes con violencia instrumental (un crimen premeditado), así como
con individuos control sanos, se encontró que los asesinos impulsivos mostraron una menor
función prefrontal izquierda y derecha; mayor función subcortical del hemisferio derecho y
menores ratios prefrontal/ subcortical del hemisferio derecho. En cambio, los asesinos
instrumentales mostraron una función prefrontal que era más equivalente a la de los grupos
de comparación, aunque también con una actividad subcortical derecha excesivamente alta.
Los autores plantearon que una actividad subcortical excesiva predispone a una conducta
agresiva y que los delincuentes impulsivos tienen una deficiencia adicional de los mecanismos
prefrontales que regulan los impulsos agresivos.
En otro estudio en el año 2000 Pietrini P, Guazzelli M, Basso G. et alt. (10), se observó una
intensificación de la activación en la CPFOM cuando los participantes limitaban su agresividad,
lo cual sugiere un papel regulador de esta región sobre los impulsos agresivos. De igual modo,
los pacientes con una inhibición de la agresividad mostraron un menor flujo sanguíneo cerebral
regional en la CPFOM en comparación con los individuos de control, en respuesta a un
escenario de inducción de enfado. La correlación positiva entre la actividad de la CPFOM y las
amígdalas en estos individuos, se interpretó como un fracaso de la CPFOM en la creación de
una retroacción inhibitoria sobre las amígdalas.
- La serotonina, regulación de la emoción y agresión: Existe un conjunto amplio de trabajos
que han identificado el funcionamiento anormal del sistema de la serotonina en la agresión
impulsiva, y que los déficits de los circuitos de regulación de la emoción prefrontales pueden
intervenir, en parte en la influencia de la disfunción serotoninérgica sobre la agresión
impulsiva. Se ha detectado una reducción del ácido 5-hidroxiindolacético en el líquido
cefalorraquídeo en diversas poblaciones con niveles elevados de violencia y agresión. Diversos
estudios han aportado evidencias que sugieren que los efectos de la serotonina sobre la agresión
impulsiva se producen, en parte, a través de los efectos sobre los circuitos que regulan la
emoción. Estos resultados respaldan la existencia de una relación entre la disfunción de la
serotonina, la menor capacidad de regulación de los impulsos agresivos, y el aumento de la

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tendencia a la respuesta agresiva durante la toma de decisiones sociales.
- Función corticolímbica en los trastornos psiquiátricos relacionados con la agresión:
En el Trastorno límite de la personalidad, existen evidencias sustanciales que indican una
disfunción corticolímbica; diversos estudios con técnicas de imagen han identificado anomalías
en la estructura y la función de las regiones corticales, y las regiones límbicas (estructuras
temporales mediales como las amígdalas y el hipocampo que intervienen en la expresión de los
impulsos agresivos), así como patrones aberrantes de conectividad entre ellas. Los estudios
volumétricos sugieren que el TLP se asocia a una reducción de los volúmenes frontales, aunque
los resultados han sido inconsistentes. En los estudios de RMf, mostraron generalmente una
hiperactividad en las regiones límbicas frente a los estímulos emocionalmente evocadores. Por
ejemplo, se observó un aumento de la activación de las amígdalas frente a imágenes
desagradables, así como las palabras causantes de temor y neutras (consideradas negativas por
los individuos con TLP).
Tiihonen J, Hodgins S, Vaurio O. et al. (11), utilizaron imágenes de resonancia magnética
volumétrica, y observaron que, en los delincuentes violentos las puntuaciones más altas de la
PCL-R, se asociaban a una reducción del volumen de las amígdalas. Por otro lado, Kiehl K, Smith
A, Hare R. et al. (12), compararon las respuestas neurales en individuos con puntuaciones altas
y bajas durante una tarea de memoria emocional en la que el participante procesaba palabras de
valencia neutra y negativa, observaron una atenuación de las respuestas de las amígdalas en
el grupo de puntuaciones altas. En otros, se ha observado una reducción de las respuestas
límbicas, en el contexto de un aprendizaje condicionado. Schneider F, Habel U, Kessler C. et
al. (13), observaron una disminución de la activación en las amígdalas en respuesta a un olor
nocivo en los participantes con TPAS en comparación con los controles sanos, y una activación
aberrante en las amígdalas durante el condicionamiento aversivo. Igual, Birbaumer N, Veit R,
Lotze M. et al. (14), observaron que la intervención de las amígdalas, la ínsula y la CPFOM
durante el aprendizaje aversivo, que se da en los controles sanos y en los individuos con fobia
social, estaba abolida en los individuos con psicopatía; lo cual sugiere que los déficits del
aprendizaje emocional, y especialmente el aprendizaje sobre las consecuencias punitivas,
pueden ser fundamentales en el trastorno.

EL DESEMPEÑO NEUROPSICOLÓGICO ORBITOMEDIAL EN PSICÓPATAS (15):


Los estudios señalan alteraciones en la corteza prefrontal, especialmente en áreas orbitales-
mediales en poblaciones antisociales y violentas. En los psicópatas los resultados
neuropsicológicos son controversiales y recientemente se han enfocado a que existe un daño
específico de la corteza orbitomedial.
El instrumento para medir la Psicopatía, ha sido la escala de Psicopatía de Hare (PCL-R Hare 2003),
estandarizado y adaptado para la población mexicana. Diversas investigaciones de neuroimagen
han mostrado que existe un daño, disfunción o trastorno en la anatomía, fisiología y/o
funcionamiento cognitivo de la corteza pre frontal, especialmente en áreas orbitales-mediales
en poblaciones forenses.

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La Corteza Prefrontal (CPF), es la corteza de asociación del lóbulo frontal, y ontogénicamente es
una de las últimas áreas en madurar. Hace referencia a la corteza anterior, a la corteza motora
y a la corteza premotora. Tiene tres grandes regiones anatómicas, dorsolateral, ventral, y
medial. Se ha propuesto que con dichas bases neurobiológicas podríamos explicar el
comportamiento desinhibido de los psicópatas, incluyendo su facilidad para la violencia
depredadora, que se encuentra relacionada con una disfunción en la corteza frontal
ventromedial (integración cognitivo – afectiva); y en la corteza frontal dorsolateral (inhibición de
la respuesta), y/o con una comunicación poco eficiente entre éstas y otras regiones del cerebro.
Estadísticamente los psicópatas obtuvieron un puntaje menor al de los controles. Muestran un
desempeño orbitomedial menor al de los controles. En el análisis por subprueba, se observó que
únicamente hubo diferencias significativas en el número de errores Stroop, y el puntaje total
en el Stroop versión “A”. Siendo el grupo de psicópatas el que comete un mayor número de
errores, y por lo tanto, un menor puntaje (aciertos) en la tarea.
En el análisis de correlación, se encontró una correlación positiva entre el número de errores de
mantenimiento y el factor 1 de psicopatía; así también, una correlación positiva entre el
porcentaje de cartas de riesgo y el factor 2 de psicopatía.
Los resultados señalan que, el perfil neuropsicológico orbitomedial de los psicópatas, es
diferente al de los sujetos del grupo control, obteniendo un desempeño significativamente más
bajo en tareas que involucran procesos de inhibición y de toma de decisiones, que ha sido
reportado previamente. Estos procesos cognitivos de inhibición, y toma de decisiones han sido
relacionados con el funcionamiento de la corteza prefrontal orbitomedial. Encontramos una
correlación positiva entre el número de errores de mantenimiento, y el factor 1 de psicopatía. El
error de mantenimiento (problemas para mantenimiento del set), ha sido asociado inicialmente
a problemas de memoria de trabajo y a corto plazo; así como a alteraciones en el mantenimiento
de la atención. Las tareas que requieren del uso de la memoria de trabajo, han sido relacionadas
primordialmente con áreas dorsolaterales; mientras que, el mantenimiento de la atención ha
sido asociado con áreas mediales superiores.
El factor 1 de psicopatía refleja los componentes afectivos e interpersonales del trastorno que
incluyen insensibilidad, incapacidad para establecer fuertes vínculos emocionales, falta de
empatía, falta culpa o remordimientos. Estos rasgos interpersonales y afectivos de la psicopatía,
se encuentran más estrechamente relacionados con el funcionamiento de la corteza
orbitomedial, lo cual podría explicar la relación encontrada entre el número de errores de
mantenimiento y los rasgos interpersonales y afectivos de la psicopatía, sugiriendo que estas
manifestaciones conductuales podrían deberse a las fallas en el funcionamiento de la corteza
orbitomedial. Los circuitos neuronales involucrados en el procesamiento emocional se
encuentran íntimamente conectados con la corteza prefrontal, e involucran procesos como la
inhibición y la toma de decisiones de riesgo.
Por otro lado, también encontramos una correlación positiva entre el porcentaje de cartas de
riesgo, y el factor 2 de psicopatía, que engloba características como la necesidad de estimulación
constante, la tendencia al aburrimiento un estilo de vida parásito, la ausencia de metas, poco
realistas, impulsividad e irresponsabilidad, que incluyen una tendencia a ignorar o violar las
convenciones y normas sociales (rasgos antisociales). Una falla en el procesamiento riesgo-

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beneficio podría explicar algunos de los rasgos como la irresponsabilidad y la impulsividad,
presentando un mayor riesgo de cometer delitos rompiendo las convenciones sociales sin
evaluar apropiadamente las posibles consecuencias de sus actos.
El presente estudio apoya la teoría del déficit orbitomedial que subyace a la psicopatía, y que
probablemente exista una predisposición a la conducta violenta y psicópata. Otro factor
importante a tomar en cuenta es comprender que muy probablemente la psicopatía no es un
constructo unitario y que la comprensión de los diferentes factores que la conforman con un
sustrato neurobiológico, nos pueden ayudar a entender mejor los mecanismos biológicos que
subyacen a este tipo de conductas.

EL ADELGAZAMIENTO CORTICAL Y LA CONECTIVIDAD FUNCIONAL EN LA PSICOPATÍA (16):


Blair R, destaca en el Editorial de la American Journal of Psychiatry, los hallazgos de Ly M, Motzkin
J, Philippi C. et al. (17), mediante RMI en un grupo de reclusos 21 psicópatas y 31 no psicópatas;
así como con fRMI, con un grupo de 20 psicópatas y 20 no psicópatas.
La psicopatía es un trastorno de la personalidad que comparte superposición de
comportamientos con el diagnóstico clínico de trastorno de personalidad antisocial. Sin embargo,
los dos términos no son sinónimos. Para cumplir con los criterios para la psicopatía, la persona
debe mostrar evidencia de disfunción emocional, en particular, la culpabilidad reducida y
empatía, características innecesarias para un diagnóstico de trastorno de la personalidad
antisocial. Como tal, sólo alrededor del 20% - 50% de los pacientes con trastorno de personalidad
antisocial, también cumple con los criterios para la psicopatía.
Por otra parte, la psicopatía no debe considerarse como una forma más grave de trastorno de
personalidad antisocial. Los pacientes con trastorno de personalidad antisocial con frecuencia se
presentan con el estado de ánimo y los trastornos comórbidos de ansiedad. Mientras que otros
exhiben los déficits emocionales observados en la psicopatía.
El estudio ofrece mayor claridad con respecto a los resultados anteriores. El hallazgo de un
espesor reducido en la corteza temporal (el polo temporal y la corteza temporal superior), se
añade de manera clara a los resultados de estudios previos que indicaban algún grado de
disfunción en la integridad estructural de esta región.
Los resultados de una corteza más delgada en la ínsula izquierda y la corteza cingulada anterior
dorsal, y la conectividad funcional reducida entre estas dos regiones, refuerzan las sugerencias
de mayor atención a estas áreas en los modelos de la psicopatía.
Hay dos puntos fuertes metodológicos importantes en este artículo. En primer lugar, el tamaño
de la muestra es notablemente mayor al de muchos estudios clínicos, permitiendo una mayor
confianza en los resultados. En segundo lugar, los autores examinaron el grosor cortical, en lugar
de volumen de materia gris. Este estudio se suma de manera consistente al ya notable número
de informes sobre deficiencias estructurales en la corteza temporal de los individuos con
psicopatía. Cabe destacar que estas deficiencias estructurales observadas, se reflejan de manera
coherente en los informes de reducción de la actividad en esta región, mediante estudios de
imagen funcional. A pesar de la solidez de estos resultados, sigue siendo una pregunta abierta

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respecto a cómo debemos interpretarlos. Ellos pueden reflejar una consecuencia del desarrollo
de los déficits funcionales en la amígdala, una región en la que está implicada la disfunción
consistente en psicopatía.
Por otra parte, los resultados pueden estar relacionados con el deterioro bien documentado en
el aprendizaje estímulo-refuerzo, (es decir, la capacidad de aprender en base a algunos estímulos
que se asocian con resultados positivos y otros con resultados negativos). El aprendizaje
estímulo-refuerzo implica el funcionamiento integrado de la amígdala y la corteza temporal; de
tal manera que la función, y estructura de estas dos regiones altamente interconectadas pueden
estar inevitablemente comprometidas en los individuos con psicopatía.
Los datos actuales tienen dos implicaciones clínicas claras. En primer lugar, refuerzan
fuertemente la idea de que la psicopatía es un trastorno neurobiológico. Se sabe que los
individuos con psicopatía cumplen con los criterios para el trastorno antisocial de la personalidad,
a pesar de que no todos los individuos con trastorno de personalidad antisocial cumplen con los
criterios para la psicopatía. Si bien no podemos sacar conclusiones de estos datos con respecto
a la especificidad de los hallazgos en los pacientes con trastorno de personalidad antisocial,
podemos destacar el hecho de que al menos algunos pacientes que cumplían los criterios para
este diagnóstico tienen una condición neurobiológica clara. Será importante en el trabajo futuro
para determinar si estos datos se aplican a la totalidad o la mayoría de los pacientes con trastorno
de personalidad antisocial o si, como es probable, dada la heterogeneidad dentro de la
enfermedad, que son específicos para las personas con trastorno de personalidad antisocial, que
también cumplen los criterios de psicopatía.
En segundo lugar, y de manera provocativa, estos datos mantienen la promesa de mucha mayor
precisión diagnóstica. Los datos de imágenes funcionales son fundamentales para la
comprensión de deterioro sistematizado, aunque puede ser menos útil con respecto al
diagnóstico, sobre todo porque un paradigma fMRI típico toma mucho más tiempo que un
análisis estructural. En un futuro próximo, puede ser posible para proporcionar una clasificación
específica para la psicopatía que se base en la medida del deterioro neurobiológico.

RESULTADOS
Los estudios con RM muestran que los pedófilos tienen un menor volumen de sustancia gris en
los circuitos frontoestriatales y en el estriado ventral, que se extiende en el núcleo accumbens y
en la corteza orbitofrontal; y que sufren la misma dificultad para inhibir conductas repetitivas
como las personas con trastorno obsesivo-compulsivo. Además de mostrar una disminución
significativa del volumen amigdalar derecho, y una reducción bilateral de la sustancia gris del
hipotálamo, regiones septales, sustancia innominada y base del núcleo de la estría terminal. Esto,
sumado a los resultados de los estudios de morfometría que encuentra en pedófilos un menor
volumen en la sustancia blanca que conecta regiones corticales que responden a señales
sexuales. Por otro lado, los hallazgos funcionales, complemento de los estructurales, muestran
en los pedófilos un procesamiento central de estímulos sexuales visuales similar al de los
controles, pero con un patrón de activación cerebral diferente, consistente en una mayor
activación de regiones subcorticales frente a una menor activación de regiones corticales

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prefrontales; además los trabajos de neuroimagen, muestran la pedofilia como un trastorno
caracterizado por una desconexión parcial dentro de una red de reconocimiento de estímulos
sexuales relevantes, y por una activación cerebral disfuncional ante estos estímulo.
Los pacientes con lesiones de la CPFOM, muestran una reducción de la capacidad de
identificar con exactitud las pistas sociales y emocionales. La misma que parece tener una
contribución importante en la toma de decisiones morales-éticas. Una actividad subcortical
excesiva predispone a una conducta agresiva, y los delincuentes impulsivos tienen una
deficiencia adicional de los mecanismos prefrontales que regulan los impulsos agresivos. En
consecuencia, la correlación positiva entre la actividad de la CPFOM y las amígdalas, se ha
interpretado como un fracaso de la corteza en la creación de una retroacción inhibitoria sobre
las amígdalas.
En el trastorno límite de la personalidad, existen evidencias sustanciales que indican una
disfunción corticolímbica. Mediante técnicas de imagen se han identificado anomalías en la
estructura y la función de las regiones corticales y en las regiones límbicas (estructuras
temporales mediales como las amígdalas y el hipocampo que intervienen en la expresión de los
impulsos agresivos); así como patrones aberrantes de conectividad entre ellas. Los estudios
volumétricos sugieren que este trastorno se asocia a una reducción de los volúmenes frontales,
aunque los resultados han sido inconsistentes.
Igualmente, las imágenes de resonancia magnética volumétrica han revelado que, a los
delincuentes violentos con las puntuaciones más altas de la PCL-R, se asocia a una reducción del
volumen de las amígdalas. Además, se ha observado una reducción de las respuestas límbicas
en el contexto de un aprendizaje condicionado. Así también se ha observado disminución de la
activación en las amígdalas, en respuesta a un olor nocivo en los participantes con TPAS, en
comparación con los controles sanos; y una activación aberrante en las amígdalas durante el
condicionamiento aversivo. Esto sumado a que la intervención de las amígdalas, la ínsula y la
CPFOM durante el aprendizaje aversivo, que se da en los controles sanos y en los individuos
con fobia social, estaba abolida en los individuos con psicopatía; lo cual sugiere que los
déficits del aprendizaje emocional, especialmente el aprendizaje sobre las consecuencias
punitivas, pueden ser fundamentales en este trastorno.
Las investigaciones de neuroimagen han mostrado que existe un daño, disfunción o trastorno en
la anatomía, fisiología y/o funcionamiento cognitivo de la corteza prefrontal, especialmente en
áreas orbitales-mediales, en poblaciones forenses. Así, los psicópatas obtuvieron un puntaje
menor al de los controles, y demuestran un desempeño orbitomedial menor. Lo que evidencia
un perfil neuropsicológico orbitomedial de los psicópatas, diferente al de los del grupo control,
obteniendo un desempeño significativamente más bajo en tareas que involucran procesos de
inhibición y de toma de decisiones. Estos procesos cognitivos de inhibición, y toma de decisiones
han sido relacionados con el funcionamiento de la corteza prefrontal orbitomedial. Además, los
rasgos interpersonales y afectivos de la psicopatía, se encuentran estrechamente relacionados
con el funcionamiento de la corteza orbitomedial, y se puede inferir que estas manifestaciones
conductuales podrían deberse a las fallas en el funcionamiento de la corteza orbitomedial.
También se ha evidenciado un espesor reducido en la corteza temporal (el polo temporal y la
corteza temporal superior), lo cual concuerda y da solidez a los hallazgos previos que indicaban

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un grado de disfunción en la integridad estructural de esta región. Conjuntamente con una
corteza más delgada en la ínsula izquierda, y la corteza cingulada dorsal anterior; así como una
conectividad funcional reducida entre estas dos. Estos resultados pueden estar relacionados con
el deterioro bien documentado en el aprendizaje estímulo-refuerzo. Este aprendizaje implica el
funcionamiento integrado de la amígdala y la corteza temporal; de tal manera que la función, y
estructura de estas dos regiones altamente interconectadas pueden estar inevitablemente
comprometidas en los individuos con psicopatía.

CONCLUSIONES
Con todos estos hallazgos, creemos que se cuenta con bases sólidas para poder fundamentar la
afectación de la capacidad de culpabilidad de las personas diagnosticadas con pedofilia, trastorno
límite de personalidad, psicopatía, y personas con conducta agresiva e impulsiva; esto es, con
anomalía psíquica, puesto que se han evidenciado daños estructurales y funcionales que afectan
tanto su esfera cognitiva y volitiva, que afectan de manera significativa la capacidad de
adecuación de su conducta a los mensajes normativos. Por lo tanto, se hace necesaria la difusión
de estos estudios en los predios jurídicos, para no incurrir en una indebida motivación de las
resoluciones judiciales, y no afectar a la garantía de la administración de justicia.

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