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Hobsbawm: La era del imperio 1875-1914 “De la paz a la guerra”

Antes de 1914 la paz reinaba en la vida europea. Las grandes potencias elegían a sus víctimas
entre los débiles y en el mundo no europeo. Los Balcanes eran calificados como el polvorín de
Europa, de hecho fue allí donde estalló la explosión de 1914.
Si bien hacia ppios del s XX la opinión pública admitía la posibilidad de una guerra gral, su
estallido NO SE ESPERABA realmente. Pensaban que se encontraría una solución. Incluso los que
apretaron los botones de la destrucción lo hicieron no porque lo desearan, sino porque no podían
evitarlo.
Antes de 1914, la función fundamental de los ejércitos en sus sociedades era de carácter civil.
Para los gobiernos y las clases dirigentes, los ejércitos no solo eran fuerzas que se utilizaban contra
los enemigos internos y externos, sino también un medio de asegurarse la lealtad, y el entusiasmo de
los ciudadanos que sentían simpatías por los mov de masas que minaban el orden social y político.
La escuela primaria y el servicio militar eran los instrumentos utilizados por el estado para inculcar
un comportamiento cívico adecuado y convertir al habitante de la aldea en un ciudadano patriota de
una nación. En cuanto a la ciudadanía, los desfiles, ceremonias, eran los lugares en donde se veía al
ejército, e incrementaba su identificación con la patria. Los soldados y a veces los marineros podían
ser movilizados para reprimir el desorden y la protesta en momento de crisis social, hubo muchas
víctimas domesticas por la represión militar en este periodo. Para las tropas estas tareas no eran
peligrosas, pero las guerras ocasionales, sobre todo en las colonias eran más riesgosas. El riesgo era
más de tipo médico que militar (ej, las enfermedades tropicales en América). Los gob respaldaron la
investigación médica lo cual permitió controlar la fiebre amarilla, la malaria y otras plagas. Las bajas
que se produjeron en esas campañas fueron impresionantes, tanto de las víctimas como de los
agresores.
Sin embargo, en gral la vida del soldado y el marinero en una gran potencia era bastante
pacifica (excepto en los ejércitos de la Rusia zarista, que se enfrentaron con los turcos y luego con
los japoneses. Y en los ejércitos japoneses que lucharon contra China y Rusia obteniendo éxito). Si
bien los estados se preparaban para la guerra, tenían en cuenta el último gran conflicto que figuraba
en la experiencia de los comandantes de las academias militares. Fueron los civiles los que predijeron
las transformaciones del arte de la guerra, gracias a los progresos de la tecnología militar. Los
gobiernos buscaron equiparse de armamento, la tecnología para matar, en proceso de industrialización
a mediados de la centuria progreso enormemente en el decenio de 1880. La preparación para la guerra
resulto mucho más costosa, porque los estados competían para mantenerse a la cabeza. Esta carrera
de armamentos comenzó modestamente a fines de 1880 y se aceleró a ppios del s XX.
Para costear estos gastos se recurrió a impuestos más elevados, a préstamos inflacionarios o
a ambos procedimientos para financiarlos. Otra consecuencia evidente fue que convirtió a la muerte
por las diferentes patrias en una consecuencia de la industria a gran escala. La simbiosis de la guerra
y la producción para la guerra transformó las relaciones entre el gob y la industria. El estado comenzó
a impulsar determinadas ramas de la industria, ya que era el gob el que aprovisionaba de armamento
a los clientes. No era el mercado el que decidía que productos tenía que fabricar la industria, sino la
competencia de los gobiernos para conseguir el aprovisionamiento adecuado de las armas más
avanzadas y eficaces. Los gobiernos tenían que garantizar que la industria tuviera una capacidad de
producción muy superior a las necesidades en tiempos de paz. Los estados estaban obligados a
garantizar la existencia de poderosas industrias nacionales de armamento, a hacerse cargo de gran
parte de sus costes de desarrollo técnico y a preocuparse de que produjeran beneficios. En vez de
hacerse cargo directamente de las manufacturas de armamento preferían establecer acuerdos con las
empresas privadas. La guerra y la concentración capitalista iban de la mano.
Sin embargo, no se puede explicar el estallido de la guerra como una conspiración de los
fabricantes de armamentos. Es cierto que la acumulación de armamento, que alcanzo altas
proporciones en los años anteriores a la guerra hizo que la situación fuera más explosiva. Pero lo que
impulso a Europa hacia la guerra no fue la carrera de armamentos sin la SITUACION
INTERNACIONAL que lanzo a las potencias a iniciarla.

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Ningún gobierno de una gran potencia deseaba una guerra gral europea y tampoco un
conflicto militar limitado con otra gran potencia europea. Las potencias no eran pacificas ni pacifistas,
se preparaban para una guerra europea, aunque sus ministros de Asuntos Exteriores intentaban evitar
lo que se consideraba una catástrofe.
Pero en un momento determinado, la guerra pareció tan inevitable que algunos gob decidieron
que era necesario elegir el momento más favorable, o el menos inconveniente para iniciar las
hostilidades. En el verano de 1914, la paz fue rechazada por todas las potencias, incluso por los
británicos, de quienes los alemanes esperaban que permanecieran neutrales, incrementando sus
posibilidades de derrotar a Francia y a Rusia.
El problema de descubrir los orígenes de la PGM no es el de hallar al “agresor”. El origen del
conflicto está en una situación nacional cada vez más deteriorada, que fue escapando progresivamente
al control de los gob. Gradualmente, Europa se encontró dividida en dos bloques opuestos de grandes
potencias. Esos bloques eran nuevos y resultaban de la aparición en el escenario europeo de un
imperio alemán unificado, establecido mediante la diplomacia y la guerra a expensas de otros entre
1864 y 1871, y que trataba de protegerse contra su principal perdedor, Francia, mediante una serie de
alianzas en tiempos de paz, que a su vez desembocaron en otras contraalianzas. Las alianzas, aunque
implican la posibilidad de la guerra no la hacen inevitable ni probable. De hecho, el canciller alemán
Bismarck se dedicó a mantener la paz entre las potencias. El sistema de bloques de potencias solo
llego a ser un peligro para la paz cuando las alianzas enfrentadas se hicieron permanentes, pero sobre
todo cuando las disputas entre los dos bloques se convirtieron en confrontaciones incontrolables. Eso
fue lo que ocurrió a ppios del s XX ¿POR QUÉ?
En 1880, el alineamiento de las potencias en 1914 era impredecible. Aunque se podían
determinar aliados y enemigos potenciales. Alemania y Francia estarían en bandos opuestos, porque
Alemania se había anexionado amplias zonas de Francia (Alsacia y Lorena) tras su victoria de 1871.
La alianza entre Alemania y Austria- Hungría se mantendría, la cual había forjado Bismarck luego
de 1866, porque el equilibrio interno del nuevo imperio alemán exigía como elemento indispensable
la pervivencia del multinacional imperio de los Habsburgo. Su desintegración en diferentes
fragmentos nacionales no solo produciría el hundimiento del sistema de estados de la Europa central
y oriental, sino que destruiría también la base de una “pequeña Alemania” dominada por Prusia. De
hecho, ambas cosas ocurrieron durante la PGM. El rasgo diplomático más característico del periodo
1871-1914 fue la perpetuación de la “TRIPLE ALIANZA” de 1882, que en realidad era una alianza
germanoaustríaca, ya que el 3er integrante de la alianza, Italia, en 1915 se apartó y se unió al bando
antialemán.
Por su parte Austria, inmersa en una problemática situación en los Balcanes como
consecuencia de sus problemas multinacionales y en posición muy difícil desde que ocupara Bosnia-
Herzegovina en 1878 estaba enfrentada con Rusia en esa región. Aunque Bismarck intentó mantener
estrechas relaciones con Rusia, antes o después Alemania se vería obligada a elegir entre Viena y San
Petersburgo, y optaría por Viena. Además, una vez que Alemania se olvidara de la opción rusa a fines
de 1880, era lógico que Rusia y Francia se aproximaran, como de hecho lo hicieron en 1891. A ppios
de la década de 1890, dos grupos de potencias se enfrentaban en Europa.
Aunque esto incrementó la tensión de las relaciones internacionales, no hizo inevitable una
guerra gral europea, porque los conflictos que separaban a Francia y Alemania (Alsacia-Lorena)
carecían de interés para Austria, y los que enfrentaban a Austria y Rusia (el grado de influencia rusa
en los Balcanes no influían en Alemania. Francia no tenía serias diferencias con Austria, ni Rusia con
Alemania. Tres acontecimientos convirtieron el sistema de alianzas en una bomba de tiempo: - una
situación internacional de gran fluidez, desestabilizada por nuevos problemas y ambiciones de las
potencias – la lógica de la planificación militar conjunta que permitió un enfrentamiento permanente
entre los bloques – y la integración de la 5ta gran potencia, el RU en uno de los bloques. Entre 1903-
7 el RU ingresó al bando antialemán. Para comprender el origen de la PGM es importante analizar
los inicios del antagonismo anglo-alemán.

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No existía una tradición de enfrentameinto del RU con Prusia, ni razones permanentes para
ello, y tampoco parecía haberlas ahora. Por otra parte, el RU había sido un enemigo de Francia en la
casi totalidad de los conflictos europeos. Aunque ya no era el caso, tal vez porque Francia ya no era
capaz de dominar el continente, lo cierto es que las fricciones entre ambos países se estaban
intensificando, porque ambos competían por el mismo territorio e influencia como potencias
imperialistas (Ej, en África).
En cuanto a Rusia, los imperios británico y zarista habían sido adversarios constantes en el
ámbito balcánico y mediterráneo de la llamada “cuestión oriental” y en las zonas mal definidas pero
duramente disputadas de Asia Central y Occidental que se extendían entre la India y los territorios
del Zar: Afganistán, Irán, y las regiones que miraban al golfo pérsico. La posibilidad de que los rusos
ocuparan Constantinopla y de que, de esa forma, accedieran al Mediterráneo, así como las
perspectivas de expansión rusa hacia la India era una pesadilla para los ministros de Asuntos
Exteriores británicos. Los dos países habían luchado en la única guerra europea del s XIX en la que
participó el RU (Guerra de Crimea) y todavía en el decenio de 1870 parecía muy posible una guerra
ruso-británica.
Dada la estructura de la diplomacia británica, una guerra contra Alemania era una posibilidad
remota. La alianza permanente con cualquier potencia continental parecía incompatible con el
mantenimiento del equilibrio de poder que era el objetivo fundamental de la política exterior británica.
Una alianza con Francia o Rusia era muy improbable. Sin embargo, el RU estableció un vínculo
permanente con Francia y Rusia contra Alemania, superando las diferencias con Rusia, hasta el punto
de acceder a la ocupación rusa de Constantinopla, oferta que fue retirada tras la Rev Rusa de 1917
¿COMO Y PORQUE SE PRODUJO ESA TRANSFORMACION?
Ocurrió porque tanto los jugadores como las reglas del juego tradicional de la diplomacia
internacional habían variado. En 1er lugar, el tablero sobre el que se desarrollaba el juego era mucho
más amplio. La rivalidad de las potencias, que antes (excepto en el caso de los británicos) se centraba
en gran medida en Europa y las zonas adyacentes, era ahora global e imperialista, quedando al margen
la mayor parte del continente americano, destinado a la expansión imperialista de EEUU a raíz de la
D. Monroe. Además ahora existían nuevos jugadores: EEUU, que si bien evitaba los conflictos
europeos, desarrollaba una política expansionista en el pacifico y en Japón. De hecho, la alianza del
RU con Japón (1902) fue el 1er paso hacia la Triple Alianza, ya que la existencia de esa nueva
potencia, que pronto demostraría que podía derrotar al Imp Zarista, redujo la amenaza rusa hacia el
RU y fortaleció su posición. Eso posibilitó la superación de antiguos enfrentamientos ruso-británicos.
A fines del s XIX GB estaba dejando de ser la única y mayor potencia. En 2do lugar con la
aparición de una economía capitalista industrial de dimensión mundial, el juego internacional
perseguía ahora objetivos distintos, los capitalistas no deseaban la guerra, para los hombres de
negocios la paz internacional era una ventaja ¿Por qué habrían deseado los capitalistas (incluso los
hombres de la industria, con la posible excepción de los fabricantes de armas) Perturbar la paz, marco
esencial de su prosperidad y expansión, ya que los negocios internacionales y las transacciones
financieras dependían de ella? Evidentemente, aquellos a quienes la competencia internacional les
favorecía no tenían motivo para la queja. Los que se veían perjudicados solicitaban protección econ
a sus gob, pero eso no equivale a exigir la guerra. Además, el mayor perdedor potencial, el RU,
rechazo incluso esas peticiones y sus intereses económicos permanecieron vinculados a la paz, a pesar
de los temores que despertaba la competencia alemana en la década de 1890, y aunque el capital
alemán y norteamericano penetro en el mercado británico.
Sin embargo, es cierto que el desarrollo del capitalismo condujo inevitablemente al mundo
en la dirección de la rivalidad entre los estados, la expansión imperialista, el conflicto y la guerra. El
mundo económico ya no giraba, como a mediados de la centuria, solo en torno al RU. Si bien las
transacciones financieras y comerciales del mundo pasaban por Londres, el RU había dejado de ser
el taller del mundo y su mercado de importación más importante. Había entrado en una etapa de
declive. Una serie de economías industriales coloniales competidoras se enfrentaban entre sí. En esas
circunstancias, la rivalidad económica fue un factor que intervino en las acciones políticas y militares.

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La 1era consecuencia de este hecho fue el nacimiento del PROTECCIONISMO durante el periodo
de la gran depresión. Desde el punto de vista del capital, el apoyo político podía ser fundamental para
eliminar la competencia extranjera y podía tener también gran importancia en las zonas del mundo
donde competían las empresas de las economías industriales nacionales. Desde el punto de vista de
los estados, la economía era la base misma del poder internacional y su criterio. Era imposible
concebir una “gran potencia” que no fuera al mismo tiempo una “gran economía”, transformación
que se ve en el ascenso de EEUU y el debilitamiento del Imp zarista.
¿Acaso los cambios producidos en el poder económico, que transformaban el equilibrio de la
fuerza política y militar, no entrañaban la redistribución de los papeles en el escenario internacional?
Así se pensaba en Alemania, cuyo crecimiento industrial le dio un peso internacional mayor que el
que había poseído Prusia.
Lo que hizo peligrosa esa identificación del poder econ con el poder político-militar fue no
solo la rivalidad nacional por conseguir los mercados mundiales y los recursos materiales y por el
control de determinadas regiones como el Próximo Oriente y el Oriente Medio, donde coincidían los
intereses económicos y estratégicos. Mucho antes de 1914 la diplomacia del petróleo era un factor de
primer orden en el Oriente Medio, en el que se llevaban parte RU y Francia, las compañías petrolíferas
occidentales (todavía no norteamericanas) y un intermediario armenio. Por otra parte, la penetración
econ y estratégica alemana en el imperio otomano preocupaba a los británicos y contribuyó a que
Turquía se alineara junto a Alemania durante la guerra. Pero la novedad de la situación residía en el
hecho de que, dada la fusión que se había operado entre la economía y la política. Incluso la división
pacifica de las áreas en disputa en “zonas de influencia” no servía para mantener bajo control la
rivalidad internacional. La llave para que ese control fuera posible era la restricción deliberada de los
objetivos. Mientras los estados pudieran definir con precisión sus objetivos diplomáticos (un cambio
en las fronteras, un matrimonio dinástico, etc.), el cálculo y la negociación serían posibles. Pero, todo
ello no excluía el conflicto militar controlable.
Pero el rasgo característico de la acumulación capitalista era su ausencia de límites. Ese
aspecto del nuevo esquema de la política mundial desestabilizó las estructuras de la política
internacional tradicional. Mientras que el equilibrio y la estabilidad siguieron siendo los aspectos
básicos de la relación de las potencias europeas entre sí, fuera del ámbito europeo incluso las
potencias más pacificas no dudaban en iniciar una guerra contra los más débiles. Desde luego,
procuraban que los conflictos coloniales no escaparan a su control. Nunca parecían ofrecer el casus
belli para un conflicto importante, pero sin duda precipitaban la formación de bloques internacionales
beligerantes: lo que llego a ser el bloque anglo-franco-ruso comenzó con el “entendimiento cordial”
anglo francés de 1904, que era un acuerdo imperialista mediante el cual los franceses renunciaban a
sus pretensiones en Egipto a cambio de que los británicos apoyaran sus intereses en Marruecos,
victima en la que tmb se había fijado Alemania. Sin embargo, todas las potencias sin excepción
mostraban una actitud expansionista y conquistadora. Incluso el RU, que tenía una postura defensiva,
pues su problema era el de proteger su dominio global indiscutidos frente a los nuevos intrusos, atacó
a las repúblicas surafricanas y acarició el proyecto de repartirse con Alemania las colonias de
Portugal.
La ecuación crecimiento económico y poder político ilimitado se aceptó de forma
inconsciente. Cuanto más poderosa era la econ de un país, mayor seria su población y la posición
nacional de su estado-nación. En todos los casos había una necesidad imperativa de expansión de una
economía capitalista masiva.
Desde el punto de vista práctico, el peligro no radicaba en el hecho de que Alemania se
propusiera ocupar el lugar de RU como potencia mundial, aunque la retórica de la agitación
nacionalista alemana adoptó un color antibritánico. El peligro estaba en que una potencia mundial
necesitaba una armada mundial, en consecuencia a fines de 1890 Alemania comenzó a construir una
gran armada, que representaba no a los antiguos estados alemanes, sino a la nueva Alemania
unificada, con un cuerpo de oficiales que no representaba a los junkers prusianos u otras tradiciones
guerreras aristocráticas, sino a las nuevas clases medias, es decir, a la nueva nación.

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Desde el punto de vista británico, la construcción de la flota alemana no suponía solo un
nuevo golpe contra la armada británica, sino que dificultaba su objetivo más modesto de ser más
fuerte que las dos flotas siguientes juntas. A diferencia de las restantes flotas, las bases de la flota
alemana estaban todas en el Mar del Norte, frente a las costas del RU. Su objetivo no podía ser otro
que el conflicto con la armada británica. El RU consideraba que Alemania era una potencia
continental y las grandes potencias de esas características tenían una gran ventaja sobre una isla de
extensión media. Los intereses marítimos legítimos de Alemania eran marginales, mientras que el
imperio británico dependía por completo de sus rutas marítimas y había dejado los continentes
(excepto la India) a los ejércitos de los estados con vocación terrestre. Aun en el caso de que los
barcos de guerra alemanes no iniciaran ninguna operación, inevitablemente inmovilizarían a los
barcos británicos y dificultarían o imposibilitarían el control naval británico sobre aguas que eran
consideradas vitales, como el Mediterráneo, el océano Índico y las rutas del Atlántico. Lo que para
Alemania era un símbolo de status internacional y de sus ambiciones globales ilimitadas, era una
cuestión de vida o muerte para el imperio británico. Las aguas americanas podían dejarse bajo el
control de EEUU, con quien había relaciones amistosas y las aguas del lejano oriente podían ser
controladas por EEUU y Japón porque esas dos potencias solo tenían intereses regionales que no eran
incompatibles con los del RU. Pero, la flota alemana, aunque se mantuviera como una flota regional
era una amenaza para las islas británicas y para la posición gral del imperio británico. El RU pretendía
mantener el statu quo, mientras que Alemania deseaba cambiarlo a expensas del RU. En estas
circunstancias, y dada la rivalidad econ entre las industrias de los dos países, no sorprende que el RU
considerara a Alemania como el más probable de sus adversarios. Era lógico que tratara de
aproximarse a Francia y Rusia, una vez que el peligro ruso había quedado reducido por su derrota a
manos de Japón, la derrota de Rusia había destruido por 1era vez el equilibrio de las potencias del
continente europeo que durante tanto tiempo habían dado por sentado los ministros de Asuntos
Exteriores británicos. Alemania se reveló como la fuerza militar dominante en Europa, al igual que
ya era la más poderosa desde el punto de vista industrial. Este es el trasfondo de la formación de
la Triple Entente anglo-franco-rusa.
La división de Europa en dos bloques hostiles necesito casi un cuarto de siglo, desde la
formación de la Triple Alianza (1882) hasta la constitución de la Triple Entente (1907). Los bloques
se hicieron más rígidos y el continente se deslizo de forma incontrolable hacia la guerra, a través de
una serie de crisis internacionales que desde 1905 se solucionaban, cada vez más, por medio de la
amenaza de la guerra.
A partir de 1905 la desestabilización de la situación internacional como consecuencia de la
nueva oleada de revoluciones ocurridas en las márgenes de las sociedades “burguesas” empeoró las
cosas. En 1905 se produjo la Rev Rusa que incapacitó temporalmente al imperio zarista, estimulando
a Alemania a plantear sus reivindicaciones en Marruecos intimidando a Francia. Pero Berlín se vio
obligada a retirarse de la Conferencia de Algeciras (su objetivo era solucionar la 1era crisis marroquí
que enfrentaba a Francia con Alemania), por el apoyo británico a Francia, los alemanes sentían que
no estaban los suficientemente preparados para enfrentarse con la armada británica. Además llevar
adelante un conflicto serio por una cuestión solo colonial, no era atractivo desde el punto de vista
político. En 1907, se produjo la Rev Turca, que alteró el equilibrio en el Próximo Oriente. Austria
aprovechó para anexionarse Bosnia-Herzegovina, precipitando una crisis con Rusia, pero se resolvió
cuando Alemania amenazó con prestar apoyo militar a Austria. Y en 1911, la 3ra gran crisis
internacional fue la del puerto de Agadir al sur de Marruecos, esta no se trató de una Rev sino de una
crisis imperialista entre Alemania (que quería establecer un protectorado en el puerto y recibir una
compensación de los franceses) y el RU (que amenazó con entrar en guerra apoyando a Francia),
Alemania debió retirarse. Otra crisis fue la Balcánica que se precipitó en junio de 1914, cuando el
heredero al trono de Austria, el archiduque Francisco Fernando, visitaba la capital de Bosnia,
Sarajevo.
Lo que hizo que la situación fuera más explosiva en esos años fue el hecho de que la política
interna de las grandes potencias impulsó su política exterior hacia la zona de peligro. Comenzó a ser

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cada vez más difícil controlar y absorber e integrar las movilizaciones y contra movilizaciones de
unos súbditos que estaban en proceso de convertirse en ciudadanos democráticos. La política
democrática constituía un elemento de alto riesgo. Pero aun peor era la política no democrática ¿acaso
no podría decirse que la causa fundamental del hundimiento de Europa en 1914 fue la incapacidad de
las fuerzas democráticas de la Europa Central y Occidental para controlar los elementos militaristas
de su sociedad y la abdicación de los autócratas no en favor de sus súbditos democráticos leales sino
de sus irresponsables consejeros militares? Los países que tenían que afrontar problemas domésticos
insolubles ¿no se sentirían tentados a aceptar el riesgo de resolverlos por medio de un triunfo en el
exterior, sobre todo cuando sus consejeros militares les decían que, dado que la guerra era segura, ese
era el mejor momento para luchar?
Esto no ocurría en el RU y en Francia. Probablemente era el caso de Italia, aunque no podía
desencadenar por si sola una guerra mundial. En cuanto a Alemania, como en las demás potencias, la
agitación reaccionaria popular impulsó la carrera de armamentos, especialmente en el mar. Se ha
dicho que la agitación de la clase obrera y el avance electoral de la socialdemocracia indujo a las
clases dirigentes a superar los problemas internos mediante el éxito en el exterior. Sin duda, muchos
elementos conservadores pensaban que se necesitaba una guerra para restablecer el viejo orden. Pero
probablemente eso solo significaba que la población civil adoptara una actitud menos escéptica
respecto a los argumentos de sus belicosos generales. ¿Ese era el caso de Rusia? Si, en la medida que
el zarismo, restaurado luego de los hechos de 1905 con algunas concesiones modestas a la
liberalización política, consideraba que la mejor estrategia para la revitalización consistía en apelar
al nacionalismo ruso y a la gloria de la fuerza militar. De no haber sido por la lealtad de las FFAA, la
situación de 1913-14 habría estado más próxima a un estallido revolucionario que en ningún momento
entre 1905 y 1917. Pero en 1914, Rusia no quería la guerra. Sin embargo, gracias a la reconstrucción
militar en 1914 Rusia podía considerar la posibilidad de una guerra.
Sin embargo, había una potencia que afirmaba su presencia en el juego militar: Austria-
Hungría, desgarrada desde mediados del decenio de 1890 como consecuencia de problemas
nacionales cada vez más difíciles de manejar, entre los que el más peligroso parecía ser el que
planteaban los eslavos del sur.
¿Cómo Europa se encontró inmersa en la guerra poco más de 5 semanas después de que
ocurriera el incidente de Sarajevo (excepto España, Escandinavia, los Países Bajos, y Suiza)?
Alemania decidió prestar todo su apoyo a Austria, es decir, no suavizar la situación. A partir de ahí
los acontecimientos se sucedieron de forma inexorable. En 1914, cualquier enfrentamiento entre los
bloques, en el que se esperaba que cediera uno de los dos bandos, los situaba al borde de la guerra.
Superado cierto punto era imposible detener las movilizaciones de la fuerza militar, sin las cuales tal
enfrentamiento no habría sido creíble. En 1914 CUALQUIER INCIDENTE (incluso la acción de un
estudiante terrorista en un rincón olvidado del continente) podía provocar ese enfrentamiento, si una
sola de las potencias que formaban parte del sistema de bloques y contrabloques decidía tomárselo
en serio. Así estallo la guerra.
En resumen, las crisis internacionales y las crisis internas se conjugaron en los mismos años
anteriores a 1914. Rusia, amenazada de nuevo por la revolución social. Austria, con el peligro de
desintegración de un imperio múltiple que ya no podía ser controlado políticamente. Incluso
Alemania, polarizada y amenazada por el inmovilismo como consecuencia de sus divisiones
políticas, todos dirigieron su mirada a los militares y sus soluciones. Incluso Francia, donde toda la
población se mostraba renuente a pagar impuestos, y por tanto, a encontrar el dinero necesario para
un rearme masivo, en 1913 eligió un presidente que llamo a la venganza contra Alemania y jugo con
la idea de la guerra, haciéndose eco de la opinión de los generales que abandonaron la estrategia
defensiva por la perspectiva de lanzar una ofensiva a través del Rin. Los británicos preferían los
barcos de guerra a los soldados, la flota era una gloria nacional aceptada para los liberales como
protectora del comercio. Muy pocos comprendían que los planes de una guerra conjunta con Francia
implicaban poseer un ejército masivo y el servicio militar obligatorio, y solo se pensaba en
operaciones navales y en una guerra comercial. Pero aunque el gob británico se mostró partidario de

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la paz hasta último momento, o se negó a tomar posición por miedo a producir una división en el gob
liberal, no podía plantearse la posibilidad de permanecer al margen de la guerra. La invasión de
Bélgica por parte de Alemania proporcionó a Londres la justificación moral a efectos diplomáticos y
militares.
Pero ¿Cómo reaccionaría la población europea ante una guerra que necesariamente tenía que
ser una guerra de masas, pues todos los beligerantes (excepto RU), se preparaban para luchar con
ejércitos de enorme tamaño formados por soldados forzosos? ¿Cuál sería la actitud de esas masas
cuando se les llamara a defender su bandera y cual el impacto de la guerra sobre la población civil,
sobre todo si, como sospechaban algunos militares la guerra no terminaba rápidamente?
La situación interna perturbaba a los gobiernos. Es un error creer que en 1914 los gobiernos
se lanzaron a la guerra para palear sus crisis sociales internas. A lo sumo, consideraron que el
patriotismo permitiría superar en parte la resistencia y la falta de cooperación. Sus cálculos a este
respecto fueron acertados. La oposición liberal, humanitaria y religiosa a la guerra había quedado en
nada en la práctica, aunque ningún gob, con la excepción del británico, estaba dispuesto a aceptar la
negativa a realizar el servicio militar por motivos de conciencia. Los mov obreros y socialistas
organizados rechazaban el militarismo y la guerra, y la Internacional Socialista se comprometió en
1907 a organizar una huelga gral internacional contra la guerra, pero los políticos no tomaron enserio
estas amenazas. Los principales partidos socialistas estaban en contra de la huelga y pocos la
consideraban factible. Es decir que la llamada de los gobiernos a las armas no encontró una resistencia
eficaz.
Pero los gob se equivocaban en un punto central: fueron tomados por sorpresa, como lo fueron
los enemigos de la guerra, por el entusiasmo patriótico con que sus pueblos parecieron lanzarse a un
conflicto en el que al menos 20 millones de ellos resultarían muertos y heridos, sin contar los millones
de niños que no llegaron a ser engendrados como consecuencia de la guerra y el incremento del
número de muertes entre la población civil como consecuencia del hambre y las enfermedades. Las
masas avanzaron tras las banderas de sus estados respectivos y abandonaron a los líderes que se
oponían a la guerra. Fueron pocos los que manifestaron esa oposición, al menos en público. En 1914,
los pueblos de Europa, aunque fuera solo durante un breve periodo, acudieron para matar y morir. No
volverían a hacerlo después de la PGM.
¿Fue reconocida como el paso de una frontera histórica, una de esas raras fechas que señalan
la periodización de la civilización humana y que son algo más que meras conveniencias pedagógicas?
Probablemente sí, a pesar de que en 1914 eran muchos los que esperaban una guerra corta y un
previsible retorno a la vida ordinaria y a la normalidad que identificaban con 1913. Incluso las
ilusiones de los jóvenes patriotas y militaristas que se sumergieron en la guerra como en un nuevo
elemento, implicaban un cambio total. El sentimiento de que la guerra ponía fin a una época era fuerte
en el mundo de la política. Para los socialistas, la guerra era una catástrofe inmediata y doble, en la
medida en que un mov dedicado al internacionalismo y a la paz se vio sumido en la impotencia, y en
cuanto que una oleada de unión nacional y de patriotismo bajo las clases dirigentes recorrió las filas
de los partidos e incluso del proletariado con conciencia de clase en los países beligerantes.
Luego de la guerra, el periodo anterior a 1914 fue visto de forma nostálgica como una era de
paz y orden. Los historiadores deben preocuparse por comprender y mostrar como la era de paz, de
civilización burguesa y confiada, de riqueza creciente y de formación de unos imperios occidentales
llevaba en su seno el embrión de la era de guerra revolución y crisis que le puso fin.

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