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A finales del año 1829, se consumó el movimiento separatista, en Valencia una Asamblea popular

decidió la separación definitiva de Venezuela de la República de Colombia, volviéndolos estados


independientes, para entonces Venezuela desconoce la autoridad de Bolívar y que nombró a José
Antonio Páez él gran magistrado, Estaría dos periodos constitucionales (del 24 de marzo de 1830
al 6 de febrero de 1835 y desde el 1 de febrero de 1839 al 28 de enero de 1843). Durante este
periodo se vio estancado o ralentizado el desarrollo del sistema de salud pública, seis décadas de
una insuficiente red hospitalaria y aún bajo el sistema establecido en 1817 para la Gran Colombia,
cuando se estableció la primera junta de Sanidad el 16 de octubre.

Para el 25 de Junio de 1827 decretó de creación de la Facultad de Medicina de la Universidad de


Caracas, paso trascendental en los orígenes del control de los medicamentos. Además de otorgarle
carácter de tribunal para los asuntos profesionales y de cuerpo director de los estudios médicos
universitarios, el citado decreto le confiere a la Facultad de Medicina atribuciones específicas
relativas a la “salubridad pública”. Funda las Juntas Principales de Sanidad en cada capital de
departamento y otras subalternas en cada capital de provincia. Este mismo año José María Vargas
funda la Sociedad Médica de Caracas, donde se inician las reuniones y discusiones científicas,
quién había contribuido con el progreso de la UCV para aquel entonces la “Real y Pontificia
Universidad de Caracas”; siendo rector en aquel entonces establece reformas que le darían
apertura a la actual institución no sólo por el nombre, el latín deja de ser el nombre oficial entre
otras reformas establecidas en “Los Estatutos Republicanos de la Universidad Central Venezuela
en 1827".

José María Vargas le sustituyó y gobernó desde el 9 de febrero de 1835 hasta su renuncia, el 24 de
abril del año siguiente, lo que inicia el segundo gobierno de Páez. Se da continuación a un periodo
de estancamiento donde sólo estaban funcionando 20 hospitales durante 35 años.

En palabras de Laureano Villanueva “Hasta 1888 los hospitales de Caracas eran casas inmundas, en
donde se hacinaban los infelices que no tenían donde morir. Eran lugares de depósitos para
proveer los cementerios, pues, todos estaban mal servidos en la parte facultativa, sin
administración, higiene, sin recursos de ninguna especie, sucios, hediondos y con edificios en
ruinas”. Haciendo referencia al gobierno del Dr.JP Rojas Paúl, entre 1888 y 1890, quien retomó el
desarrollo de la salud pública.

Se realizó esfuerzo de desarrollo integral de la capacidad pública para la atención de la salud,


coherente con los desarrollos científicos y técnicos traídos de Europa, superando todas las viejas
concepciones de la asistencia de enfermos, por una pléyade de jóvenes enviados por el Gobierno y
formados allí, entre ellos Luis Razetti, José Gregorio Hernández, Pablo Acosta Ortiz, Elías
Rodríguez, Elías Toro, Santos Aníbal Dominici, Emilio Conde Flores entre otros, quienes
transformaron la enseñanza de la medicina, la atención médica y reintrodujeron la salubridad
pública como responsabilidad del estado.

En 1892 se construye el hospital José María Vargas en Caracas y pasarán cuarenta años antes
de que se retome este tipo de iniciativas en el país y por iniciativa privada se comenzó a construir
el Hospital Linares (actual Cruz Roja venezolana) para la atención de niños entrando en
funcionamiento en 1893. El renacimiento de la medicina en Venezuela está marcado con la
creación del Hospital Vargas de Caracas.

Nombrado por la Presidencia de la Republica como Inspector de Hospitales fue el Dr. Laureano
Villanueva quien realizó extensos trabajos de reforma de los Hospitales de Caridad de mujeres y
de hombres y así mismo el de Lazaros, el Militar y el Manicomio, redactando un Reglamento para
cada uno de ellos. Con el suministro a adecuada de insumos pudieron llevar a cabo propuestas e
instalar organizaciones destinadas a la atención pública. Se crea la Gaceta de los Hospitales, donde
se reflejaban estadísticas, resoluciones, reglamentos lo referente a la legislación médica, pero en
1899 Castro instituiría la Dirección de Higiene y Estadística Demográfica, la cual estableció: “El
aseo urbano como servicio público, la inspección constante de alimentos, carne y leche y la
vigilancia a mercados y mataderos, envíos de muestras de alimentos al Laboratorio de
Bacteriología del Hospital Vargas y publicación en la Gaceta Médica de Caracas de los datos
mensuales referentes a la morbilidad en la ciudad de Caracas”.

Lamentablemente este florecimiento de la medicina, quedó algo estancada a comienzos del


siglo XX, durante el periodo presidencial del General Gómez. La iniciativa privada y la
preocupación social en cuanto a hospitales y clínicas privadas (Policlínicas Caracas, Córdoba y
Razetti) continuó por así decirlo, vigente. El número de camas para cubrir las necesidades del país
era insuficiente. Se crearon las Juntas o Sociedades Benéficas para la construcción de nuevos
hospitales; en Ciudad Bolívar un hospital modelo con escuela de enfermería, bajo la tutela de una
junta Administrativa, a cargo del Dr. Félix R. Páez.

Se plantearon objetivos sanitarios que contribuyeron a hacer habitable una gran porción del
país; eran eliminar la malaria, enfermedad de Chagas, bilharzia, fiebre amarilla, disminuir la
tuberculosis y controlar enfermedades infecciosas. Para ello se requirió establecer una red
hospitalaria junto con una distribución adecuada de agua potable y un drenaje funcional de aguas
servidas, campañas de vacunación infantil.

Entre 1911 y 1930, el Estado asume una acción más definida en relación a la salud y genera
diversas formas de organizar y legislar al respecto, pero sin conceder a la salud un espacio definido
dentro de la administración pública.

Es decretada la primera ley de Sanidad Nacional data de 1912 y ya para 1930 era obligatorio el
certificado médico expedido por la autoridad sanitaria para los trabajadores urbanos y petroleros,
lo cual preparó el camino para los procesos de saneamiento ambiental y de urbanización que
caracterizarán a nuestro país, especialmente a partir de los años 40 del siglo XX.

Para esta época la Academia nacional de Medicina era el principal interlocutor del Estado y las
Fundaciones extranjeras como la Rockefeller y la Carnegie, estimularon la formación de
epidemiólogos y malariólogos en el exterior.

Para 1935 el número de hospitales era más de 50 en todo el territorio nacional. La creación en el
recién inaugurado Ministerio de Sanidad y Asistencia Social en 1936, de una dependencia especial
encargada de la política hospitalaria, con el nombre de División de Hospitales (más tarde, Instituto
de Hospitales) donde se impuso el criterio de una moderna tecnificación de proyectos y la cónsona
administración de los hospitales.
Para 1962 existía toda una red formada por 315 centros hospitalarios. Este periodo originado en
1936 donde la salud pública estaba establecida como derecho y responsabilidad estadal, dio como
resultado una red eficiente de salud pública, un control coordinado de enfermedades rurales dada
la ampliación de su cobertura y la formación de personal de salud.

En 1944 se creó el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), específicamente diseñado
para la atención a la salud de los trabajadores formales y sus familiares a través de un Seguro
Social Obligatorio; se regionaliza la salud y la Constitución garantizaba la Seguridad Social y el
derecho a la salud. Desde el punto de vista de la organización del sistema sanitario, a partir de
1950 comienza a prevalecer el gasto curativo sobre el preventivo reforzando el carácter clínico de
la enseñanza y el modelo de aprendizaje que separaba las actividades de salud pública de aquellas
que eran consideradas propiamente médicas, modelo internalizado en nuestras escuelas médicas
y que ha dificultado una verdadera concepción integral de la salud.

La creación del IVSS apuntó en la misma dirección fraccionadora al conceder el privilegio de la


atención médica a los trabajadores asalariados del sector privado y a sus familiares, quienes eran
los únicos beneficiarios de este esquema restringido de Seguros Sociales. A diferencia de un
sistema de seguridad social, el propósito del sistema de los seguros sociales era cubrir las
contingencias que afectan la capacidad del trabajador para mantenerse activo en el mercado de
trabajo.

Pronto, diferentes gremios y grupos de interés de la sociedad venezolana comenzaron a


diferenciarse del resto mediante el acceso a servicios exclusivos de salud a través de organismos
de previsión social y la contratación de Pólizas de Hospitalización, Cirugía y Maternidad (HCM) a
Compañías Aseguradoras Privadas. Así nacen, entre otros, el Instituto de Previsión y Asistencia
Social del Ministerio de Educación (IPASME), destinado exclusivamente a prestar servicios médicos
a los trabajadores de la educación, y los institutos de previsión del profesorado de las
Universidades Nacionales, entre muchos otros.

Lo que se observa a lo largo de este lapso (1936-1958), es el lento pero progresivo proceso de
apropiación de los espacios públicos de salud por grupos de presión que caparan para si los
recursos del Estado a fin de garantizar la protección social y de salud para sus miembros. Así nacen
además de los ya descritos, numerosos centros de atención a la salud dependientes de
gobernaciones y alcaldías. La fragmentación y segmentación del naciente “sistema” trajo como
consecuencia el socavamiento de la institucionalidad inicial del MSAS, rasgo que no abandonará a
nuestra organización sanitaria hasta el presente.

A partir de 1959 el ejercicio del poder se podría definir como la alternancia pactada entre dos
grupos políticos. Por eso, durante parte de ese lapso de democracia post dictadura, el ejercicio de
la ciudadanía se vio seriamente restringido y la base sobre la cual se diseñó el Estado, fue la
exclusión social y política de importantes sectores de la población venezolana.

Entre 1960 y 1989 disminuye el gasto público y comienza a crecer en forma más organizada el
sector de la medicina privada.

En 1987 se promulga la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Salud (LOSNAS) que, dada la
fragmentación de los servicios públicos de salud, intentó superar esos problemas mediante la
unificación del sistema asistencial y su centralización en el MSAS. Esa ley, como sus mismos
proponentes afirmaron alguna vez, nunca tendría viabilidad por los acuerdos establecidos en el
mantenimiento del modelo asegurador de la salud (Testa y col., 1983).

Luego de 1990 se diferencia un periodo de crisis, tanto para el estado como para el sistema de
salud. Basado en una economía fundamentalmente rentista-petrolera, el Estado venezolano se
convirtió en una fuente de ingresos permanente que no requería de un esfuerzo productivo
sistemático, de manera que la política se convirtió en la forma en que se pactaba el acceso y
disfrute de la riqueza petrolera entre los grupos acordados. Algunas predicciones sobre el futuro
de la sociedad venezolana fueron elaboradas sobre la base de las crisis petroleras y su repercusión
en el proceso de distribución y re-distribución de la riqueza como fuerzas reordenadoras de las
relaciones sociales.

A mediados de los años 80 y frente a la evidencia del creciente deterioro del sistema político se
crea la Comisión para la Reforma del Estado (COPRE) cuyo logro más destacado fue poner en
marcha los procesos de descentralización, porque la más importante de las reformas –la reforma
constitucional- nunca se llevó a cabo. La crisis del sistema político se hizo evidente en 1989 cuando
se produce la asonada popular espontánea conocida como el “Caracazo” y algunos años después,
los 6 intentos de golpes de estado (1992 y 1997).

Una prolongada crisis fiscal, producto de la reducción de los precios del petróleo, condujo a
devaluaciones monetarias sucesivas como forma de enfrentar la crisis, con el consiguiente
impacto en el ingreso personal y familiar y el deterioro de las condiciones generales de vida,
además de un creciente proceso de endeudamiento externo.

En la descentralización de la salud, los servicios fueron transferidos entre 1992 y 1998 a 17 de las
24 entidades federales de la República. Este proceso se dio prácticamente sin la participación del
gobierno central el cual concibió esta estrategia como una forma de deslastrarse de los problemas
que significaban muchos años de desatención a la población más necesitada y su exclusión del
sistema sanitario, aquellas entidades federales que contaban con características específicas,
lograron mejorar la gestión de sus sistemas regionales de salud.

Bajo lo estipulado en la Constitución de 1961, en la cual el sistema público de salud existía en


virtud de la atención a quienes no pudieran acceder a alguno de los regímenes especiales,
incluidos el IVSS y el sector privado pero se vio sometido a tendencias de privatización donde se
cobraba por el servicio dificultando más el acceso, cosa que no mejoro con la escases de recursos,
la crisis era evidente en los sistemas sanitarios, el deterioro por la desorganización mermó los
partidos políticos y el Estado es declarado en quiebra.

En diciembre de 1998 se aprueba apresuradamente la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Salud
cuyo énfasis residía en la propuesta de permitir la participación del sector financiero y asegurador
privado, en la administración de los fondos de salud, a la manera en que lo había hecho Chile, y
Colombia, en cierta forma.

En aquel momento esta propuesta no prospero dada la circunstancia de extrema pobreza


creciente en la población, esas decisiones llevaron a una privatización desmedida en el sector de la
salud, una exclusión económica que generarían una tensión mayor e iría deteriorando aún más la
situación.
La Ley fue aprobada en noviembre de 1998, de espaldas a la creciente oposición que la misma
generó en sectores profesionales, gremiales y sindicales de la época, y posteriormente derogada,
en 1998. Esta es la condición de la que nace gobierno centralista del Estado, ese año es electo
luego de dos golpes de Estado, Hugo Chávez Frías, dada la propuesta de un sistema de distribución
de recursos que beneficiara a la clase obrera, para entonces la más afectada.

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