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Las primeras sociedades sedentarias Emily McClung de Tapia* y Judith Zurita Noguera** Introducci6n Tradicionalmente, los estudiosos del origen de la agricultura y su supuesta | consecuencia —la vida sedentaria— han asociado estos fendmenos con la | domesticacién de los granos basicos autéctonos en las areas conocidas como | centros del cultivo temprano: trigo y cebada en el Cercano Oriente; arroz en el sureste de Asia; maiz en América. : Las investigaciones arqueol6gicas realizadas en México y Centroamérica proporcionaban escasa informacién al respecto,-y se crefa que el cultivo del maiz no habia comenzado mucho antes de 1000 aC en Mesoamérica, y cerca del principio de nuestra era en el suroeste de Estados Unidos. Cambi6 el panorama cuando pequeiios olotes obtenidos durante la excavacién de la Cueva del Murciélago, Nuevo México, Estados Unidos, en 1948-1949, fueron fechados por medio del carb6n asociado, dando una edad entre 3000 y 5000 afios. A su vez, Mangelsdorf reconoci6 ciertos atributos caracteristicos de la variedad primitiva llamada Nal-Tel En 1949, MacNeish descubrid mas restos de maiz en el sitio denominado la Perra, ubicado en la sierra de Tamaulipas, México, fechados indirecta- mente en 2500 aC, e identificados por Mangelsdorf como pre-Nal-Tel.! Exca- vaciones posteriores en el suroeste de Tamaulipas proporcionaron atin mas evidencias para el maiz domesticado y otras plantas de todavia mayor anti- gtiedad.* De gran impacto fue el descubrimiento un poco més adelante, de polen originalmente identificado como maiz, procedente de un nticleo pro- {Arquestoga, investigadora del Instituto de Investigaciones Antropoldgicas de la unas, México. *Arquedloga, técnico académico del Instituto de Investigaciones Antropoldgicas de la UNAM, México. 'MacNeish, “Introduccién’, p. 3. °MacNeish, Preliminary Archaeological hnvestigations in the Sierra de Tamaulipas 256 De las primera sociedaes al re OE fundo en la ciudad de México,’ lo cual indicaria la posibilidad de un orige tropical para esta planta. No obstante cierta fascinacién que MacNeish siempre mostr6 con el py blema del origen del maiz, sus investigaciones fueron mas amplias, ciig hacia cuestiones de mayor trascendencia, como la relacidn entre los req sos de subsistencia y los procesos de desarrollo sociceconémico, politica cultural de los grupos humanos. De hecho, como consecuencia de los est dios interdisciplinarios Ilevados a cabo bajo su direccién, ha sido posible. mostrar que el origen de la agricultura y la vida sedentaria son Proces mucho mas complejos que una simple asociacién entre la manipulacic genética del maiz y la intensificaci6n gradual de su cultivo. Al mismo tie po, la documentacion de secuencias regionales, en Tamaulipas y Tehuac4 con base en el aumento del ntimero de sitios (y, por consiguiente, el crec miento demografico) ademas del incremento en su complejidad, apoyad por evidencia directa para los patrones de explotacién del medio natural través del tiempo, ha sentado las bases para otras investigaciones dirigi hacia el estudio de la transicién de la vida nomada hacia el sedentarismo ¢ Mesoamérica El origen del cultivo de plantas es uno de los procesos mas important en el desarrollo sociocultural y econdémico de los pueblos mesoamericanos, \ que implica una serie de transformaciones en las actividades de subsistencia au afectaron tanto la organizaci6n social como las esctructuras econdmicas | estos pueblos. Varias regiones en Mesoamérica han proporcionado evidencias arqueol gicas de la transformacion de un modo de vida trashumante, que depend en primera instancia de la caza de mamiferos y secundariamente de uni combinaci6n de caza de especies menores con recoleccién de vegetales, a ur patron permanentemente sedentario basado en la agricultura. Las investiga ciones arqueolégicas llevadas a cabo en el Valle de Tehuacan revelaron un: secuencia cultural continua y, por lo tanto, es la regién mas conocida et cuanto al problema de la transicién de la caza-recolecci6n a una vida agrico la sedentaria. Al mismo tiempo, los hallazgos en Tehuacén han servido como. base para comparar los descubrimientos en otras regiones de Mesoaméric: en las que se conoce sdlo parte del patron general de desarrollo, como el Valle Sears, “Pollen profiles and culture horizons in the Basin of Mexico" -gmily McClung de Tapia y Judith Zurita Noguera # Las primeras sociedades sedentarias 257 de Oaxaca,’ el sureste de Tamaulipas,’ Puebla-Tlaxcala’ y otras areas en el cen- "tro de México,” A diferencia de otros pueblos del mundo, los pobladores de Mesoaméri- ca no contaban con animales de tiro, por lo que tampoco desarrollaron un tipo de vida basado en el pastoreo. Por lo tanto, no hay evidencia de domes- _ ticacion de animales relacionada con las actividades agricolas: Unicamente fueron domesticadas especies pequefias como el guajolote (Meleagris ga- Mopavo) y el perro (Canis familiaris). La extincién de la fauna pleistocénica dio lugar a un reemplazo, durante el Holoceno, por especies en su mayoria poco adaptables a una convivencia continua con el hombre y, sobre todo, a una ausencia total de especies aptas para el tiro y la carga. No obstante esta situaci6n, Mesoamérica representa uno de los principales centros indepen- dientes de domesticacién de muchas de las especies de ‘plantas econémica- mente importantes a nivel mundial. En Mesoamérica, la economia basada en la caza de animales pleistocéni- - cos concluyé al extinguirse éstos. Hacia el inicio del Holoceno, hay eviden- cias de un cambio hacia la explotacién de especies de mamiferos pequefios y _ un mayor €nfasis en la recoleccién de plantas. Posteriormente se encuen- tran evidencias del cultivo de una serie de plantas, como serian maiz, fri- jol, calabaza y chile, dando paso al desarrollo gradual de una economia basada en la producci6n agricola. Principales teorias, | «0 « sobre el origen de la agricultura Desde mediados del siglo pasado, han sido numerosos los intentos para explicar la transici6n de una economia basada en la caza-recoleccién a otra de producci6n de alimentos, Generalmente, los diversos modelos para explicar esta transicin privile- gian el papel predominante de cualquiera de los siguientes elementos: @) Los factores culturales; 6) las caracteristicas del medio ambiente, 0 c) los cambios genéticos que sufren las plantas. ‘Flannery (ed.), Guild Naquitz, Archate Foraging and Early Agriculture in Oaxaca, Mexico; Flannery, Marcus y Kowalewski, “The Preceramie and Formaiive of the Valley of Oaxaca” SMacNeish, Preliminary Archaeological Investigations ’ Cook, EI desarrollo cultural prebispdnico en ef valle poblano-tlaxcalteca. apa litica en México; Mitambel, “La etapa litica’: Lorenzo y Mirambell (coords.), Tlapa- cove, 35,000 anos ce bistoria cel lago de Chalco. ce De las primeras sociedades al Pec} Al mismo tiempo, la mayoria de estos modelos han sido desarrollados base en evidencias de diversas regiones del Cercano Oriente. Por consig te, muchos de sus elementos no resultan muy adecuados para aplicarse caso de Mesoamérica. En los afios cincuenta, Childe® propuso el primer modelo explicativo de| gen de la agricultura, que trata de contestar dénde, ‘cémo y por qué-s El definié este momento como la transicién de una economia de apropiaci hacia otra de produccién de alimentos, llamandola “Revolucién Neolitic Childe elaboré la llamada “teorfa del oasis”, en la que propone que cambio climatico al final del Pleistoceno provocé la desertificacién de | gran parte del Medio Oriente. Las comunidades de flora y fauna, y los grup humanos se congregaron en las zonas himedas alrededor de los “oasis’ donde establecieron relaciones simbisticas para asegurar su supervivenc La domesticacién de plantas y animales por el hombre es vista asf come resultado de la intensificacin de estas relaciones simbisticas. Posteriormente, autores como Braidwood? y Binford" argumentaro1 insuficiencia de evidencias para postular un cambio climatico drastico al. del Pleistoceno, Al rechazar las posiciones‘de Childe y Braidwood, Lewis Binford expuso uno de los primeros modelos de presién demografica p explicar el origen de la agricultura. Binford parte de la idea de que las pobl ciones prehistéricas de cazadores-recolectores se encontraban en equilib con su medio ambiente. En consecuencia, no necesitaban mds recursos subsistencia de los que podian enconwar en el habitat en que se hallaba por lo cual no estaban impelidos a buscar recursos adicionales. Este equil brio sdlo se puede romper cuando ocurre uno de los siguientes fenémen 4) Un cambio en el medio ambiente fisico que provoque una reducci de los recursos naturales de una regi6n, lo cual resultaria en la dist nucién de los alimentos disponibles, o . b) un cambio en la composicién de la poblacién, la cual al crecer se ace ca al limite de la capacidad de carga del ecosistema, desestabilizanc asi el equilibrio previo. : Binford refuté la idea de Childe sobre modificaciones en las condicion medio-ambientales al final del Pleistoceno, ya que no existen evidencias cc vincentes respecto a cambios lo suficientemente importantes como paté provocar el desarrollo de una nueva economia de subsistencia; propone, SChilde, Los orfgenes de a etvilizacién °Braidwood, “The Agricultural Revolution”. 0Binford, *Post-Pleistocene Adaptations’. Emily McClung de Tapia y judith Zurita Noguera ° Las primeras sociedades sedlentarias 259 cambio, que fueron los factores demogrificos los que condujeron a la pro- duccidn de alimentos. Argumenté que dos factores pueden inducir cambios en la composici6n de la poblacién: a) Una explosién demografica interna, o b) una presion externa, como resultado de inmigraciones desde otras regiones, en donde el exceso de poblacion pone en riesgo el equilibrio entre habitantes y recursos disponibles. Binford sugiri6 que la agricultura surge en regiones donde existe presién demografica externa; esto es, en las Ilamadas zonas de “tensi6n adaptativa”,"! en las que: a) La precipitacin es baja; b) la vegetaci6n predominante es de xer6fitas” potencialmente domesti- cables, y ©) el equilibrio entre poblacién humana y medio se ha roto. El papel del crecimiento demogréfico y su consecuente presién sobre los Tecursos como causa potencial de la agricultura alcanz6 su maxima expresion en el planteamiento de Cohen," quien sostuvo que el conocimiento del cul- tivo de plantas es universal y esta al alcance de todos los cazadores-recolec- tores, quienes conocen perfectamente su medio. No necesitan inventar la agricultura, pues ésta consiste en la aplicacién sistematica de una serie de téc- nicas ya conocidas; la agricultura se origina en el momento en que los gru- pos de cazadores-recolectores necesitan practicarla Cohen compara las ventajas y desventajas tanto de la economia de cazz recoleccién como de la basada en la agricultura, concluyendo que la unica ventaja que presenta la agricultura es la capacidad de producir una mayor cantidad de alimentos por unidad de espacio en una misma unidad de tiem- po. Por lo tanto, la agricultura puede sustentar a poblaciones mas densas. No obstante, la calidad de la dieta resulta inferior, por ser menos variada. Ademis, las actividades agricolas requieren de una mayor inversion de tra- bajo. Partiendo de este razonamiento, Cohen concluye que la agricultura se practicaria Gnicamente en virtud de una necesidad de mayor cantidad de ali- {uf el planteamiento cle Binford se postula la existencia de zonas éptimas (que cuentan con abundantes yy variacos recursos de subsistencia) y Zonas marginles (con menor variedad y abundancia). En esta tiltima, la tensi6n adaptativa” se da cuando un exceso de poblacién requiere de una mayor cantidad de recursos de subsistencia de los que puede proporcionar la zona bajo condiciones naturales. 2Xeréfitas son plantas adaptadas a climas secos, '8Cohen, La crisis alimentaria de la prebistoria. 260 De las primeras sociedad al Pe mentos. Segtin su interpretaci6n, las evidencias arqueol6gicas indican qui agricultura tuvo sus inicios en diversas reas del mundo, casi al mismo tie; po, hace aproximadamente 10,000 0 12,000 aftos. Dicha necesidad sélo pue explicarse por medio del crecimiento demografico. Una vez que la “pobla cién maxima” de un territorio ha sido rebasada, no se puede mantener | nivel de vida anterior y se requiere de fuentes adicionales de alimentos 0 d& una intensificacién en la productividad de fuentes ya existentes."' e Byre’* sugiere que los cambios de clima ocurridos durante el Pleistoce tardio y el Holoceno temprano ocasionaron modificaciones importantes las poblaciones de plantas silvestres y animales salvajes y, por consiguient tansformaciones en las actividades de subsistencia humana en areas clay. como el Cercano Oriente, Mesoamérica y Ja zona andina. . Propone que ya que los principales cultivos tempranos son. basicament anuales, es decir, que completan su ciclo de vida en un afio, y puesto q son comunes en habitats alterados o desérticos o en climas secos de tempo: ral, debieron evolucionar a partir de ancestros silvestres adaptados a clim: secos de temporal; en consecuencia todos los centros de domesticaci6n ten prana se encontraban en dreas de Iluvias de temporal bien delimitadas. Est tipo de clima estimula el aumento en el ntimero de plantas anuales y gedfi tas.!° Ademas, el aumento en la estacionalidad marcada del clima & responsable de la extincién de la megafauna pleistocénica, lo que hace que se incremente la dependencia de los vegetales. Esto lleva a nuevas estrate- gias de subsistencia y eventualmente a la agricultura. Flannery” rechaz6 el planteamiento de Binford basandose en los rest arqueolégicos obtenidos en sitios neoliticos del Cercano Oriente. Destacé que los sitios con evidencias de la transici6n hacia la agricultura no estaban ubicados en zonas de tensidén adaptativa y, sobre todo, que no habia indi- cadores sobre un supuesto crecimiento demografico en la region que fuera lo suficientemente extensa como para explicar un cambio sustancial en le economia. Ademas, sefala que el esquema general de Binford tampoco s aplica al caso de Mesoamérica. Flannery"® desarrollé un modelo basado en conceptos tomados de teoria de sistemas; partid de la idea de que los grupos de cazadores- recolec: fxima’” se refiere al mayor mimero posible de habitamtes de un territorio que puede disponibles, y con un nivel determinado de vida. : ‘0 y los origenes de la agricultura” "sGuobitas son punts que cuentan con una parte perenne en forma de ratz 0 bulbo, protegida hajo nivel del sue. he Origins of Agriculture” IsFlanney,"Atchgeclogioa Spstems Theory and Barly Mesoamerica ~ fmily McClung de Tapia Judith Zurita Noguera * Las primeras sociedades sedentarias 261 tores no se adaptan a zonas ecoldgicas enteras y, en ocasiones, ni siquiera a microambientes, sino a una serie reducida de plantas y animales cuya exten- si6n atraviesa varios medios. Estas actividades forman la base de una serie de ~ sistemas de abasto. En el caso del centro de México, propuso los siguientes componentes de la base de subsistencia: el maguey, en la estacin seca; los cactos, al final de la estaci6n de secas; las leguminosas, en la estacién de lluvias; el conejo cola de algodén y el venado cola blanca, disponibles todo el afto. La explotacion de estos recursos, de acuerdo con Flannery, estaba regulada por dos mecanis- mos: la estacionalidad (ciertos recursos estaban disponibles en una determi- nada €poca del afio) y el sistema de preferencias (la seleccién de recursos cuando dos 0 mas se encontraban disponibles al mismo tiempo). Estos me- canismos reguladores evitaron que se intensificara uno de los sistemas de procuramiento a expensas de otros, impidiendo que los recursos se agotaran. Por medio de la “retroalimentacion negativa”, el sistema se mantuvo en equi- librio y se contrarrestaron las desviaciones de situaciones estables, durante periodos muy largos. Los mecanismos reguladores mantuvieron la eficiencia de los sistemas de abasto, por lo que no existié presién para que el sistema cambiara. De esta manera, el sistema siguié funcionando durante mucho tiempo en tanto no aparecié un elemento lo suficientemente importante como para estimular un cambio en su organizaci6n. El sistema experiment6é cambios en el momento en que los mecanismos de “retroalimentaci6n positiva” (que amplian la desviacién del sistema y provocan que se reestructure hasta alcanzar otra vez un nivel de equilibrio) no se vieron contrarrestados por los mecanismos que amortiguan el cambio. En el caso de Mesoamérica, este reajuste se dio, segtin Flannery, cuando surgieron estimulos accidentales tales como ciertos cambios genéticos y mor- folégicos en algunas plantas, los cuales se manifestaron a través de muta- ciones favorables en plantas entonces insignificantes como el maiz 0 el frijol silvestres, haciéndolos mas deseables y titiles al hombr Como consecuencia de los cambios que sufrieron estas plantas se inicié un proceso de retroalimentacién positiva, el cual se amplificd hasta que la obtencién de maiz emergid como el sistema de abasto principal, aumentan- do en importancia a expensas de los otros sistemas Segtin Flannery, el cultivo de gramineas, como el maiz, implica varias actividades durante el afio, como son el sembrado en Ia primavera, la siega en el otono, la escarda, etcétera. Puesto que el cultivo del masz interfiere 262 De las primeras sociedades al Preclisic con la obtencién de varios recursos, algunos cle éstos son relegados y sustj tuidos. : Por otra parte, se hacen necesarios lugares donde almacenar una porci de las semillas para la siembra clel siguiente ano. Ademias, se tienen’ que reprogramar ciertas actividades, lo que puede provocar cambios en el taman de las bandas que solfan reunirse en macrobandas durante la época de abi un dancia de recursos. Poco a poco se incrementa la duracién de los periodg en que la macrobanda se retine. a El resultado de estos procesos es una gradual reprogramaci6n de los si temas de obtencién de alimentos, quedando todos supeditados a los tiempo; y pasos del sistema de obtencién de maiz. as La tendencia durante los tltimos afios ha sido considerar el crecimient demografico de los grupos de cazadores-recolectores como origen de | baisqueda de fuentes adicionales de recursos alimenticios, lo que trae co1 ne consecuencia el desarrollo de la agricultura. Ademas, al suponer que la a cultura requiere de un patron permanente de asentamiento, clados los requi sitos del cultivo, se deriva la idea de que el sedentarismo esta estrechament relacionado con la adopcion de la agricultura. Mientras que algunos autore han propuesto que la vida sedentaria es necesaria para que se desarrolle | agricultura, otros sostienen que la agricultura motiva el cambio hacia dl sedentarismo. Algunas investigaciones enfatizan la secuencia de aparici6n de estos 1asgos en Ciertos sitios arqueolégicos para demostrar cual cle los fend- menos fue primero, y, por consiguiente, cual fue la precondicién para que ocurra el otro. a En el caso particular de Mesoamérica hay indicios prehistricos de los dos patrones, lo cual refuerza la importancia de examinar con detalle los fend- menos locales, asi como la necesidad de aclarar los conceptos implicitos en términos como agricultura, cultivo y domesticaci6n. Por ejemplo, en el Valle de Oaxaca, las evidencias de cuctrbitas ya do- mesticadas en asociacién con la ocupacién estacional de la Cueva de Guild Naquitz por parte de pequeftos grupos familiares demuestra que la selec cién y modificaci6n intencional de plantas con ciertas caracteristicas fueron | practicadas por los grupos humanos mucho antes (aproximadamente 8000 aiios aC) del desarrollo de la vida sedentaria, cuya economia se basa en fa agricultura. Por otro lado, la asociacion de asentamientos posiblemente p - manentes con restos de plantas atin silvestres, tal y como ocurre en Zohapil-_ Flannery (ed.), Guila Naquitz.... oS 264 De las primeras socieclades al Preclag bios en algunos de sus rasgos, dada la relacién coevolutiva con el hom] se transforman en organismos mas aptos para el consumo humano, cony tiéndose ast —segtin Rindos- en plantas domésticas. Este autor considera q este paso es el requisito para la agricultura. # La domesticacion especializada representa el siguiente paso dei proc Aqui, la relacion coevolutiva se da entre las plantas domesticadas incident mente y el hombre, lo que permite el establecimiento de un nuevo tipo relacion entre éste y el medio ambiente. El hombre se convierte asi 1 agente dispersor de este tipo de plantas, una vez establecidas en zonas de | bitaci6n humana. A través del tiempo se convierten en las plantas comunes en las areas de actividades humanas; el hombre las tolera y po riormente las protege, desarrollando una relacién simbistica que alter sucesi6n natural. Este tipo de interacci6n anticipa el desarrollo posterio: sistemas agricolas complejos. 4 La cercania de las 4reas de actividades humanas a las plantas domést ejerce una serie de presiones selectivas, mediante el reconocimiento de a nas caracteristicas que son ttiles al hombre. Esta selecci6n dirige la evoluci posterior de las plantas, afectando no sdlo su dispersién, sino también § ciclos de vida. Se establece entonces una relaci6n simbidtica entre el hombi y una comunidad de plantas coevolucionadas, propiciando las condici agroecolégicas®* que permiten la domesticacién agricola. a La domesticacion agricola se caracteriza por la interaccién de la condi humana con las tendencias evolutivas de las plantas, tal como se estable en la agroecologia, lo cual incluye toda una serie de manipulaciones afectan a las plantas (como pueden ser los incendios, la tala, el deshierbe, irrigacion, el arado, etcétera), asi como el lugar en donde esto ocurre. Se crementa el grado de evolucién de las plantas domesticadas y se inicia el pi ceso de domesticacién de otras plantas silvestres, las cuales apareceri inicialmente en la agroecologia como arvenses,” mismas que posteriorme se desarrollarian como plantas domesticadas secundarias. Aqui se designan como domesticadas primarias a las plantas en las cuales se aprovechan Ic Organos reproductivos (semillas, flores, etcétera); y como domesticada: secundarias aquellas de las cuales se utilizan los érganos vegetativos (tallo hojas, raices, etcétera). a 2 Agroecologia es el conjunto de condiciones naturales y antificiales caracteristicas del lugar en don desarrollan los diferentes sistemas agricolas. término “arvense” se refiere a plantas colonizacioras de habitats alteraclos por la activiclad, Emily McClung de Tapia y Judith Zurita Noguera * Las primeras sociedadles sedlentarias 265 Tradicionalmente se parte del supuesto que “domesticacién” implica el establecimiento de una relacidn intencional entre los seres humanos y otros organismos. Es decir, una posible relacién inconsciente en un principio, se vuelve intencional cuando el hombre percibe algtin atributo Gtil en el,otro organismo y selecciona la direcci6n de su evoluci6n futura. Bye’ propone un concepto de domesticacién que considera tanto los aspectos biolégicos de las plantas como el impacto de las actividades humanas (véase figura 1). Algunas plantas silvestres tienen una tendencia a colonizar habitats modifica- dos por los seres humanos en donde se desarrollan como arvenses y malezas. Cuando éstas se toleran o son cuidadas por el hombre, hay una seleccién inconsciente que favorece su sobrevivencia y aumenta la posibilidad de muta- ciones. En caso de desarrollar caracteristicas que el hombre considere ttiles, la seleccién se hace consciente, favoreciendo el que se cultiven con la intencién de aumentar el nmero de plantas con las caracteristicas preferidas. De esta manera, en algunos casos se transforman en plantas domésticas que dependen del hombre. ° El argumento de Rindos se basa en una definicién mas amplia de “domes- ticacin”, la que generalmente se maneja en el contexto del estudio antropo- logico de los otigenes prehistéricos de la agricultura. Desde su punto de vista, ste es un proceso co-evolutivo, dentro del cual una planta diverge a partir de la reserva genética original y establece una relacin con el animal que se alimenta de ella. Estas relaciones se dan entre el hombre y las plantas inde- pendientemente de que sean deseables o inevitables, por el hecho de que el hombre se adapta a su medio y las plantas al suyo. No obstante, podemos observar que los grupos humanos utilizan plantas que se encuentran en diferentes etapas de su proceso de desarrollo como plantas domesticadas. Algunas especies nunca alcanzan la domesticacién aunque puedan tener mucha importancia para la subsistencia humana. Por lo tanto, la domesticacién es un proceso que ocurre y contintia ocurriendo bajo diversas condiciones y a diferentes velocidades. Cambios en los patrones prehist6ricos ¢ de asentamiento en Mesoamérica Las etapas sucesivas de desarrollo gradual de la vida sedentaria en Meso- américa antigua se manifiestan en varias regiones. Tres regiones en particu- Bye, “Quelites, ethnoecology of edible greens-past, present and future” 266 De las primeras sociedades al Preclisico Seleccién i > —Anvense _. | inconsciente natural | i : Arvense ie Planta silvestre pe (Colonizador en habitats ot (colonizadon) alterados por actividad 7 humana} ; En habitats 1 . fe | Seleccién i. ie | consciente v humana - tre cetio ee moroligicamente silvestes Figura 1. Pasos hacia la domesticacién de plantas. lar han proporcionado largas secuencias arqueolégicas, las cuales permiten reconstruir el esquema de un patron generalizado: el Valle de Tehuacin- (Puebla), el Valle de Oaxaca y Tamaulipas (incluyendo la Sierra Madre del suroeste de Tamaulipas y la Sierra de Tamaulipas) (véase figura 2). Aunque _ hay ciertas divergencias cronoldgicas entre dichas 4reas, ademas de una amplia separacién geografica entre algunas de ellas, todas son zonas se! aridas con marcadas fluctuaciones estacionales, afectando asi la variedad de e recursos de subsistencia disponibles en el transcurso del afio, En este senti- do, es probable que estas areas no sean representativas de la totalidad de Mesoamérica, puesto que no se incluyen las zonas propiamente tropicales. Por otro lado, estas areas cuentan con caracteristicas ambientales que favore- cen la conservacién de materiales arqueoldgicos, como los restos botanicos; €n consecuencia, tenemos mayor conocimiento de sus procesos de desarrollo, Podemos resumir las transformaciones de la siguiente manera. En gene- ral, los primeros habitantes del centro de Mesoamérica parecen haberse organizado en pequefas bandas trashumantes que ocupaban campamen- tos ocasionales y dependian de la caza de mamiferos pleistocénicos. Como consecuencia de la extincién de esta fauna al inicio del Holoceno, se gestd la sustitucién por otras especies menores, pero manteniendo esencialmente la misma estructura y organizacién de los grupos humanos: microbandas _ nomadas cuyos movimientos se programaban de acuerdo con la dispon. bilidad estacional de recursos de subsistencia. clung de Tapia y Juth Zurita Noguera ¢ Las primerassociedaes sedentarias 267 ueassierede Tanai! Golfo de México Tehaieo de Tehuacin® Sao, Figura 2. Sitios con evidencia temprana para el cultivo de plantas, El registro arqueolgico a través del tiempo advierte un aumento paulati- en el numero de sitios de ocupacion y una mayor especializacién de ps: representan ocupaciones estacionales ubicadas de acuerdo con Ja se nibilidad de ciertos recursos. Una mayor variedad de alimentos preferi- ; durante determinadas estaciones permitié la reunion de bandas fami- es en agrupaciones mas mumerosas, as cuales se volvieron a dispersar en srobandas al término de la temporada. Llamamos a este patron: “macro adas estacionales” (véase cuadro 1). La incorporacion gradual de mayores cantidades y variedades de plantas solectadas en la base de subsistencia, s¢ documenta a través de los restos tanicos procedentes de excavaciones en las areas mencionadas, Al mismo mpo, comienzan a aparecet algunos restos de plantas con ciertas modifi- ciones morfolégicas, resultado quizas de la selecci6n intencional en favor : Jos cambios genéticos que las harfan mas ttiles al hombre. Los primeros indicios de la domesticacién de ciertas plantas aparecen en. sntextos no sedentarios; es decir, cuando las poblaciones mesoamericanas in son trashumantes, NO obstante la tendencia gradual hacia mayores agru- iciones estacionales Como consecuencia de estos hallazgos recientes, Mangelsdorf™ postulé que fue una especie de teosinte (especificamente, Z. diploperennis), y no Trip- | sacum, la que se hibridé con el maiz ya extinto de su hipstesis original. A~ esta especie de teosinte se le atribuyen caracteristicas que aumentaron el éxito del maiz cultivado, como un sistema bien desarrollado de raices, tallos fuertes y resistencia a ciertas enfermedades. Segtin Mangelsdorf, los /eosintes mas conocidos, como los tipos Chalco y Balsas, son descendientes de este | proceso de hibridacion. 3 Hasta la fecha han sido reportados hallazgos arqueolégicos de teosinte en | Zohapilco, en el sur de la Cuenca de México, y Fabrica San José, en Oaxaca.” Mangelsdorf™ sefala que esta escasez de evidencias arqueolégicas sobre el “=Doebley, “Molecular evidence | Guzman, “El teosinte..."; his, “From teosinte to maize...”:Itis y Doebley, "Zea..." : *+Mangelsdorf, “The Origin of Com”, pp. 77-78. : . 4 ‘Lorenzo y Gonizilez Q., "E] mis antiguo teosinte’; Ford, “Carbonized Plant Remains” tMangelsdorf, “The Origin of Com”, p. 75. pela, Emily McClung de Tapia y Judith Zurita Noguera © Las primeras sociedades seclentarias 279 teosinte es una clara indicacién de un desarrollo posterior al del maiz (véase cuadro 2B). No obstante, existen otras explicaciones para esta situacién que incluirian condiciones deficientes de preservaci6n, sitios atin no localizados y, finalmente, poca esperanza de encontrar muchos restos si es que los gra- nos fueron molidos y consumidos por la poblacién humana.” Frijol (Phaseolus spp.) , Los cambios que afectaron principalmente a las poblaciones silvestres de Phaseolus en el proceso de domesticacién incluyen: 1. Mayor permeabilidad, lo que reduce el tiempo necesario de coccion; 2. el desarrollo de vainas rectas y resistentes en lugar de vainas torcidas y quebradizas, lo que minimiza la pérdida de semillas durante la co- secha, y 3. la transicién de un modo perenne a uno anual en ciertas variedades. Sin embargo, el registro arqueoldgico no muestra evidencias de estos cambios. La caracteristica ms representada en el registro arqueolégico, como posible indicador de domesticacién, es el aumento en tamajio de la semilla. No obstante, los ejemplares arqueoldgicos no muestran semejante transicién y Kaplan sefiala que los incrementos en tamario de la semilla debieron ocurrir muy temprano (por ejemplo, hace 7000 afios).”* Tales cambios tuvieron lugar, sin duda, durante el periodo en el cual la recoleccién o cultivo incipiente se combinaba con el almacenamiento de semillas, permitiendo asi la operacion de la seleccién natural sobre el sistema poligénico existente. La evidencia arqueobotinica indica que el ayocote (Phaseolus coccineus) fue domestica- do muy posteriormente al | comtin (P. vulgaris), hace aproximadamente 2000 afios.” Aunque el frijol comin silvestre se encuentra ampliamente distribuido en Mesoamérica, todavia no se ha encontrado en sitios arqueoldgicos arcaicos. El andlisis molecular de diversas especies cle Phaseolus revela que las poblacio- nes silvestres de frijol comtin mas semejantes a los cultivos actuales se locali- zan en una area claramente definida en el occidente del pais, en el estado de Jalisco.” Kaplan atribuye a los métodos de cosecha la baja representacién 7 Beadle, “The Mystery... p. 10 iplan, “What is the Origin of the Common Bean?”, p. 251 lan, “Archaeology and Domestication in American Phaseolus Biochemical evidence bearing on the domestication of Phaseolus (Fabaceae) beans”, p. 31 280 De las primeras sociedades al Preclisic descendientes domesticadas.* Calabaza (Cucurbita spp.) es pobre. Los restos mds antiguos son escasos y consisten de semillas. [; semilla fue la parte consumida, ya que el fruto de las variedades silvestres es amargo, con céscara dura y poco comestible. En la actualidad no hay evidencias arqueolégicas que documenten | desarrollo de formas domesticqdas de calabaza a partir de especies sil- vestres."* Las caracteristicas indicadoras de domesticacién son los rasgos del pedtinculo (tallo), el cual se preserva con poca frecuencia. Se han reperta semillas de cuctirbita silvestre en varios sitios, en las cuevas en Tamaulipas Oaxaca, fechadas entre 8000 y 7000 afios aC. También se recuperaron semi- llas pareciclas a la especie Cucurbita pepo en Tamaulipas y Tehuacan (aproxi- madamente 5200 afios aC), y semillas de C. argyrosperma™ procedentes de contextos en el Valle de Tehuacdn (aproximadamente 5000 aC). Los frutos de C. pepo muestran un rango vasto de formas y colores, amplia- mente distribuidos en Mesoamérica y Norteamérica. Tienen una semejanza: morfoldégica notable con la especie silvestre C. texana. No obstante, la evi- dencia molecular sugiere que otra especie silvestre, C. fraterna, localizada en Tamaulipas, en el norte de México, pudo haber jugado un papel importante en la evolucién de C. pepo domesticada.*” Dos especies adicionales han sido _ reportadas entre los restos arqueoldgicos en Tehuacan: C. mixta y C. moscha-_ ta.* El nombre de C. mixta ha sido corregido y se refiere actualmente com 8{Kaplan, “What is...", p. 246. ® Kaplan, Wl p23l Kaplan, Archaeology and Domestication. ”; Flannery, Guild Naquitz..., pp. 6-7. , Guild Naguit.... pp. 6-7 arqueolégica...", p. 97 Nee, “The domestication of Circurbita (Cucurbtaceae)’,p. Nee, “The domestication.” pp. 39-62; Decker, “OriginG), evolution, and systematics of Cucurbit pep (Cucurbitaceae)”, pp. 10-11 ‘Cutler y Whitaker, “Cucurbits from the Tehuacan Caves”, ~ fimily McClung de Tapia y Judith Zurita Noguera * Las primeras sociedadles sedentarias 281 Cuadro 2C. Primeras evidencias botanicas en el registro arquealégico con fechas convencionales C. argyrosperma. Aparentemente se desarrollé a partir de la especie silves- tre C. sororia, ampliamente distribuida en los matorrales espinosos de las tierras bajas cle la costa del Pacifico, descle México hasta Nicaragua.” Las se- millas de C. moschata dificilmente se distinguen de las de C. argyrosperma. No se conoce su ancestro silvestre, aunque C. sororia es un posible can- didato.” En cuanto a pediinculos con rasgos que sugieran la domesticacién de esta especie, no aparecen en esta regidn sino hasta 3000 aC.® Los ejemplares ha- llados en contextos preceramicos de Guilé Naquitz son de particular impor- tancia, ya que se identificaron semillas y pediinculos de C. pepo cultivada, fechados aproximadamente para 8750 a 7840 afios aC.” Originalmente, se pens6 que ésta era una especie domesticada en el norte de México y el sur de Estados Unidos, dada la evidencia proveniente de la regién de Ocampo en Tamaulipas y otros sitios en el suroeste americano.” Por otra parte, Smith opina que la importancia de estas evidencias para el cultivo temprano de plantas en Mesoamérica descansa mas que nada en la antigiiedad y la canti- Nee, “The domestication..." p. 62 Nee, “The domestication...", p. 63. o*Flaninery, “The Origins..." p. 301 e2Flannery, Guild Naguite.. “Whitaker y Cutler, “Cucurbits from preceramic levels at Guild Naquitz", p. 275. 282 De ls primeras sociedacles al Preclésin dad de tiempo que debi6 transcurrir para que esta planta se transformara de silvestre a domesticada.” Se ha identificado guaje o jicara cultivada (Lagenaria siceraria) proce. dente de Tamaulipas (c. 7000 aC), Tehuacan (aproximadamente 5050 aC) Be Guila Naquitz (c. 7000 aC); Flannery sefiala la posibilidad de que represente - la primera planta domesticada en el Nuevo Mundo. Chile (Capsicum spp.) Las formas cultivadas del chile mesoamericano (Capsicum annuum) se derivan de variedades silvestres distribuidas en el centro de México.% Los restos arqueobotanicos mas antiguos corresponden a la fase El Riego (7000- 5000 aC) en Tehuacdn,” y a la fase Infiernillo (7000-5000 aC) en el suroeste — de Tamaulipas.* La identificacion de las especies depende de la presencia de tallos intactos. Sin embargo, entre los restos arqueobotanicos recuperados _ hay un predominio de semillas carbonizadas (véase cuadro 2C). Smith sefial6 la ausencia de semillas de chile entre los restos arqueobotanicos corres- pondientes a niveles precerémicos recuperados de Guila Naquitz.” Aguacate (Persea americana) Las primeras evidencias que documentan el uso del aguacate provienen del Valle de Tehuacan, durante la fase Ajuereado (aproximadamente 8000 afios aC)."° Durante toda la secuencia de ocupacién de Tehuacdn aumenta el ntimero de ejemplares, asi como su tamafio correspondiente, indicando su posible cultivo.” En los niveles preceramicos de Guilé Naquitz se encon- traron algunos ejemplares, aunque probablemente fueron introducidos desde niveles superiores. Otros ejemplares descubiertos en Oaxaca provienen del sitio de Fabrica San José.! Smith, “Preceramic plant remains from Guild Naquitz’, p. 274. sFlannery, Guild Naquitz... p. 6. s8Smith, “Evidencia arqueolégica...", p. 98. 3 Smith, *Evidencia arqueot6giea...",p. 98. ®Mangelsdorf, MacNeish y Willey, "Origins of Agriculture...", p. 512, Smith, "Evidencia arqueotégica...",p. 98. veigmith, “Evidencia arqueologics. p99. 20!Smith, “Archaeological evidence for selection in avocado"; “Additional notes on pre-conquest avoc: dos in Mexico” Smith, “Preceramic plant remains...”, p. 267; Ford, “Carbonized plant. Emily McClung de Tapia y Judith Zurita Noguera © Las primeras soctedades sedentarias 283 Otros cultivos prehispanicos Entre estos cultivos encontramos granos que también tuvieron importancia, como son las especies de Setaria, Amaranthus y Chenopodium. El primero, Selaria, fue reportado en Tehuacan y Tamaulipas. Callen" y Smith sugieren que puede haber sico cultivado; algunos autores opinan que pudo haber sido sustituido por el maiz una vez que éste fue domesticado.' No obstante, no hay evidencias arqueolégicas muy convincentes que muestren esta transicién. Ciertas especies de Amaranthus y Chenopodium son excepcionalmente productivas desde el punto de vista de la alimentacion humana, dado que se consumen las hojas, las inflorescencias y las semillas, Actualmente las eviden- cias para domesticacién de estos géneros son muy ambiguas. Sauer reporta Amaranthus domesticado, con base en caracteristicas de las inflorescen procede de Tehuacin y est fechado aproximadamente para 4000 aC." Sin embargo, la excelente preservacién del material arqueobotinico recuperado en esta region es poco comin. : La diferenciacién entre especies se basa, en gran parte, en las caracteris- ticas de las inflorescencias y, en menor grado, en el color de las semillas (pre- dominan semillas claras en algunas especies domesticadas). Desafortuna- damente las semillas que se conservan en la mayoria de los contextos arqueolégicos estan carbonizadas y no se ha estudiado su proceso de domes- ticaci6n. En el caso del Chenopodium encontramos una situacién similar. Es probable que la eventual domesticaci6n de estos dos géneros se haya dado como consecuencia de procesos largos, manifestindose después de la aparicion de otros géneros anteriormente mencionados. Aunque se encuen- tran con frecuencia en sitios asociados con la vida sedentaria y especialmente €n contextos urbanos, es razonable suponer que fueron recolectados y posi- blemente sembrados desde fechas tempranas, como lo indica su presencia en el Valle de Tehuacan (Gnicamente amaranto, 10,000-7000 aC), Zohapilco (5000 aC) y el sureste de Tamaulipas (2200-1800 aC). Su constante presencia entre los restos arqueobotdnicos correspondientes a ocupaciones del Forma- tivo y el Clasico en la Cuenca de México"” sugiere que estas plantas deberian ser consideradas como componentes importantes de la dieta prehispinica. Al igual que en la mayoria de las plantas ya mencionadas, hace falta mucha as Revealed by Coprolites"; “Analysis of the Tehuacan coprolites” remains. Flannery, “Archaeological Systems Theory..."; “The Origins of Agriculture. (Sauer, “Identity of archaeologic grain amaranths from the Valley of Tehuacan, Puebla, Mexico” WwMeClung de Tapia, "Investigaciones arqueobotinicas en Mesoamerica y Centroamérict". pp. 12-143. 284 De las primeras sociedades al Preclasico informaci6n respecto a la distribucién de sus parientes silvestres y los posi bles pasos hacia su domesticacion. y Spondias mombin (cituela), todos encontrados en el Valle de Tehuacén en contextos fechados alrededor de 5000 aC y en otros sitios en Oaxaca. La ciruela aparece también en sitios de Guatemala y Honduras. Smith sugiere que estos arboles frutales fueron introducidos en el Valle de Tehuacan, donde sin duda fueron cultivados en vista de la necesidad de proporcionarles riego durante la época de sequia para asegurar su sobrevivencia.' Varias plantas xer6fitas, como Agave spp., Opuntia spp. o Lemaireocereus spp., probablemente fueron de los primeros cultivos, dada la facilidad con la cual se reproducen y se mantienen.' Normalmente se detecta su presencia por medio de semillas, frecuentemente carbonizadas, excepto en el caso de Agave, que se conoce principalmente por medio de fibras y espinas. Sin embargo, resulta dificil determinar si la variabilidad encontrada en el tamafio — de las semillas de estas plantas constituye un indicador de cultivo o mas bie: es producto de la variabilidad entre los frutos mismos. Entre los restos arqueobotdnicos reportados en el sur de Mesoamérica se encuentran con relativa frecuencia frutos de palma como coyol (Acrocomia mexicana), que se presenta en Tehuacdn (aproximadamente 5000 aC), e1 donde se cree que se cultivaba debido a la necesidad de proporcionarle riego. durante la época de sequia. También esta especie se encuentra en sitios” arqueoldgicos de Belize, Honduras y otras partes de Centroamérica,, en donde fueron componentes importantes de la dieta antes de la introducci6n, del maiz." : Se ha dicho poco con respecto a los tubérculos porque practicamente carecemos de evidencia arqueobotanica de su consumo en Mesoamérica; a pesar de su importancia potencial en cuanto a la base de subsistencia pre- hispanica, especialmente en las zonas tropico-hiimedas. Los cultivos que se logran por medio de la reproducci6n vegetativa, y los tubérculos en particu-_ Jar, han recibido poca atencién por la ausencia de evidencia arqueobotinica: tangible. No obstante, Callen reporté epidermis de Manihot (yucca, mau sSmith, Smith, HoSmithy Emily McClung de Tapia y Judith Zurita Noguera * Las primeras sociedades seclentarias 285 dioca) entre el material identificado en los coprolitos de Tehuacén" y una semilla silvestre fue reportada por Smith en Tamaulipas (fase Lagunas, c. 500 aC-1 dC).!? El analisis de polen procedente de contextos arqueoldégicos representa una manera mds adecuada para sefialar la presencia de algunos cultivos pro- pagados en forma vegetativa, como se ha demostrado en el caso de sitios del occidente de Panamé."3 Cabe mencionar aqui la importancia del andlisis de polen y fitolitos para complementar técnicas como la flotaci6n, y la recupe- raciOn de restos arqueobotanicos in situ en el estudio de los patrones de ex- plotacin de recursos de subsistencia, particularmente para el estudio de plantas no representadas entre los macrorrestos. Es necesaria la coordinacién de estos tres tipos de evidencia, tanto en la seleccién de las procedencias de mues- tras, como en la interpretacion cultural y cronolégica de los datos asi obtenidos. La cerdmica ° Otro elemento tradicionalmente relacionado con la vida agricola sedentaria es la produccidn de ceramica. No obstante que esta actividad productiva puede verse como un indicio del establecimiento de comunidades permanentes y dependientes de la producci6n de sus propios alimentos, la ceramica no aparece en el registro arqueolégico mesoamericano sino hasta aproximada- mente 2500 aC, posterior a los cambios mas significativos en la economia de subsistencia y los patrones de asentamiento. La aparicion de cerémica en Mesoamérica marca el comienzo del horizonte Formativo, cuando se cristali- zan los patrones de vida aldeana asociados con una economia agricola. La ceramica mas antigua conocida en Mesoamérica hasta la fecha procede de un sitio cerca de Puerto Marqués, Guerrero. Se conoce como Pox por la perforaciones presentes en la superficie de las vasijas. Determinaciones hechas por radiocarbono indican una fecha aproximada de 2500 aC.' Por esta misma €poca (aproximadamente 2300 aC), aparece en el Valle de Tehuacin una ceramica muy semejante.'> En ninguno de los dos contextos citados hay indicadores de un desarrollo local de técnicas de fabricacién. Se supone que ncallen, “Analysis of... 12MacNeish, Preliminary Archaeological Investigations... p. 16. §sLinares de Sapir y Ranere, "Human adaptation to the tropical forests of western Panama’, p. 351 "UiBrush, “Pox Pottery, Earliest Identified Mexican Ceramic U5iMacNelsh, “Ancient Mesoamerican Civilization”; MacNei Tebuacan Valley, vol. 3, Ceramics. h, Peterson y Flannery, The Prebisiory of the 286 De las primeras sociedades al Precsico la ceramica Pox fue introducida, con lo que contintia sin conocerse el lugar preciso de origen de la ceramica mesoamericana mas temprana. MacNeish, _ Peterson y Flannery proponen una hipétesis de difusi6n de técnicas de fabricacién de ceramica desde Sudamérica, basada en las evidencias de la cerimica muy burda, mal cocida y sin decoracién procedente de Puerto Hormiga, Colombia." Esta es la cerémica mas temprana conocida en el Nuevo ~ Mundo, con fechamientos que la sittian probablemente antes del 3000 aC, - Aunque el estado de conservacién de la ceramica procedente de Puerto Marqués no permite una reconstrucci6n segura de las formas representadas, entre los materiales mas tempranos de Tehuacan dominan los tecomates (sin — cuello), ollas con cuello divergente y cajetes con paredes divergentes. Curio- samente, MacNeish, Peterson y Flannery notan la presencia de pequefias per- foraciones (pox) en la superficie exterior,” mientras que Brush sefala su presencia en el interior!’ Aparentemenie, se deben al frotado de la superfi- cie de las vasijas, ya parcialmente secas, durante el cual pequefas particulas del mismo material perforan la.superficie. En el Valle de Tehuacdn, mientras continéa la fase Purr6n, la ceramica se refina y aumenta la variedad en las formas. Se observa una evolucién local que ya se manifiesta en la siguiente fase (Ajalpan temprano, 1500-1100 aC). MacNeish, Peterson y Flannery sefalan las aparentes semejanzas entre los | complejos ceramicos contemporaneos del Valle de Oaxaca y, en menor medi- da, la depresion del Grijalva en Chiapas y el sur de Puebla, posiblemente la costa pacifica de Guatemala, y las capas inferiores de La Venta, Tabasco y San Lorenzo, Veracruz." | Ciertas relaciones culturales basadas en rasgos ceramicos se definen de manera més clara, sin embargo, durante la siguiente fase cerdmica (Ajalpan tardio, 1100-850 aC) y durante el periodo representativo de esta época (For- mativo medio) en el centro de México.'” El Formativo temprano en Oaxaca comienza con la presencia del com- plejo “Espiridién”, proveniente del sitio de San José Mogote y caracterizado principalmente por vasijas sin decoraci6n, semejantes al tipo definido para la — fase Purron, llamado “Purr6n simple”. La presencia adicional de otros tipos ceramicos, incluyendo cajetes hemisféricos sin antecedentes en conjunto con | otras formas, distingue este conjunto de materiales del complejo del Valle de heMacNeish, Peterson y 7 MaeNeish, Peterson UsBrush, "Pox Pottery...", p. 194 LusMaeNeish, Peterson y Flannery, The Prebistory of. \a1MaeNeish, Peterson y Flannery, The Prebistory of rhe Prehistory of... p. 1¢ Prebistory of... P. Emily McClung de Tapia y Judith Zurita Noguera © Las primeras sociedladles seclentarias 287 Tehuacan.™ La evolucién de un complejo ceramico mas elaborado caracteri- za la siguiente fase (Tierras Largas, 1400-1150 aC), con una amplia disttibucion através del Valle de Oaxaca. La ceramica més antigua esta representada por pocos ejemplares, formas limitadas y una distribucion geografica restringida. Es probable que la ausen- cia de mas evidencia se deba a la falta de trabajo arqueolégico en muchas areas de Mesoamérica. Conclusiones La distribucion de plantas que actualmente se conoce a través del registro arqueolégico es un indicador de donde no se originé la agricultura incipien- te. En palabras de Smith: “En cuanto a la mayoria de las especies americanas cultivadas, podemos decir que los cultivos no sé originaron donde se han efectuado los hallazgos arqueoldgicos.” Las implicaciones de esta observaci6n-son varias. Por ejemplo, se ha reali- zado poca investigacion arqueolégica (y menos arqueobotinica) en las areas de Mesoamérica donde probablemente ocurrid la domesticacién de determi- nadas plantas, segtin lo indican los estudios fitogeogrificos. Ademis, en el caso de muchas plantas, tenemos una idea demasiado general de como y cuando se Ilev6 a cabo su domesticacién. En algunos casos atin no se reco- nocen los ancestros silvestres de plantas actualmente domesticadas; la variaci6n en patrones de distribucién de plantas silvestres a través de mile- nios de modificacién ambiental complica todavia mas la situacién. Final- mente, la investigacién arqueolégica pocas veces contempla y mucho menos se guia por estos criterios y con frecuencia los estudios arqueobotanicos son productos secundarios. Las condiciones de preservacion en un sitio, ademas de la seleccién del area de excavaci6n y elementos del azar, son también factores de relevancia. Condiciones excepcionales de preservacién han favorecido los hallazgos de la mayoria de los restos arqueobotanicos, los cuales representan evidencias antiguas para el cultivo y la domesticacién de plantas. Es posible que la ausencia de evidencias que documenten la transicién de formas silvestres a cultivadas y domesticadas se deba a factores dificiles de controlar, como son las condiciones de preservaci6n, la selecci6n de sitios erréneos 0 de areas Flannery, Marcus y Kowalewski, “The Preceramic and Formative...", p. 6. 2Smith, “Evidencia arquueologica...", p. 106 288 De las primeras sociedades al Preclésico erréneas de sitios correctos, asi como el consumo durante la prehistoria de los productos que deseariamos poder recuperar, Varios elementos se conjuntaron y crearon condiciones aptas para un cambio en la economia, los patrones de asentamiento y la organizaci6n social de los habitantes del territorio mesoamericano durante el Holoceno. En el contexto de un clima relativamente més htimedo, se desarrollaron nuevas co: munidades bidticas, incluyendo plantas 0 animales adecuados para su explota- ci6n. No obstante, el establecimiento de patrones climaticos variables con fuertes oscilaciones anuales de precipitacion y temperatura, afectd la disponi- bilidad de los recursos de subsistencia. Todo esto se dio en combinacién con Ja tendencia de ciertas plantas para adaptarse facilmente a las areas ya modi- ficadas a través de las actividades humanas y para establecer gradualmente una simbiosis con las poblaciones humanas. Como consecuencia, el cultivo ocasional de ciertas plantas pudo haberse desarrollado como un mecanismo para combatir la escasez en afios secos, iniciando asi los pasos preliminares que se encaminarfan hacia la eventual domesticacién de algunos de ellos. Hablamos entonces de domesticacién cuando ciertas plantas han evolucio- nado en términos morfolégicos y genéticos, al grado de depender del hombre para asegurar su reproduc Por otro lado, podemos hablar de la agricultura como una serie de técni- cas de produccidn de alimentos fundamentales para la subsistencia de la po- blacién humana, aunque se siga complementando la dieta a través de la caza y recoleccién en menor medida. Una economéa en la cual predomina la agri- cultura como sistema productivo caracterizaba gran parte de Mesoamérica al inicio del Formativo temprano. Sin embargo, dicha situaci6n fue el resultado de milenios de desarrollo en diferentes partes de la region. El patron ejempli- ficado por el Valle de Tehuac4n representa quizd la secuencia m4s completa conocida actualmente. No obstante, hay que destacar que no es el tinico patr6n mesoamericano y que faltan atin muchos conocimientos respecto a otras areas. Las variaciones detectadas en lugares como Tamaulipas, Tehua- can, Oaxaca y la Cuenca de México evidencian la necesidad de reconocer en _ contextos cronoldgicos los patrones basados en caracteristicas locales (clima, — vegetacién, fauna, hidrologia, etcétera), los cuales determinan la disponibili- dad de ciertos recursos aptos para la explotacién. Emily McClung de Tapia y Judith Zurita Noguera ¢ Las primeras sociedades sedentarias 289 Bibliografia BaxGHOORN, E.S., M.K. Wolfe y K.H. Clisby: “Fossil Maize from the Valley of Mexico”, en Botanical Museum Leaflets, vol. 16, 1954, pp. 229-240. Beate, George W., “The Mystery of Maize”, en Field Museum of Natural History Bul- letin, vol. 43, ntim. 10, 1972, pp. 2-11. » “The Origin of Zea mays”, en C. Reed (ed.), Origins of Agriculture, The Hague y Paris, Mouton, 1977, pp. 615-635. . “El origen del maiz comprobado por el polen”, en Informacion cientifica y tec nolégica, vol. 4, ntim. 72, 1982, pp, 20-28. 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