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EL PEZ QUE QUERÍA VOLAR ( Leonor Bermúdez)

Había una vez en un gran lago, un pez que quería aprender a volar. Buscó la forma de volverse
amigo de un avestruz que era muy veloz para volar. Se ingenió la forma para pegarse de la raíz de
una mata de maíz y así poder hablar con la avestruz, le contó su deseo y le pidió le enseñara a
volar.

La avestruz como era muy buena actriz, disimuló para no reírse del pez y le dijo que esas clases no
serían gratis, que debía pagarle con un bulto de arroz las clases. El pez se puso feliz y le dijo que le
daría no uno sino diez bultos de arroz si le enseñaba a volar.

Acordaron que las clases serían todas las tardes y que debía llevar cuaderno y lápiz para anotar
todas las tareas que debía realizar.

Una codorniz que estaba cerca y escuchó la conversación, esperó que la avestruz se alejara y le
dijo al pez que no se dejara engañar, que nunca iba a ser capaz de volar, que los peces eran
buenos para nadar pero nunca para volar. Le contó que el avestruz era feliz engañando a todos los
animales y que debía recibir una gran lección, que en lugar de arroz le llevara una perdiz en el
bulto, esto haría poner nerviosa al avestruz porque no soportaba la voz de la codorniz.

Así lo hicieron y cuando el pez llegó a la primera clase el avestruz le preguntó que llevaba en el
bulto, el pez le respondió que un regalito que sabía la iba a poner muy feliz, cuando la avestruz
abrió el bulto salió corriendo espantada porque no soportaba siquiera ver a la perdiz y fue así
como la codorniz le enseñó al pez que era mejor que saltara por encima del agua y se imaginara
que estaba volando.

Desde esa tarde todos disfrutaban viendo al pez con su disfraz de pájaro saltar en el agua muy
feliz.

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