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Tratados Internacionales
para la Manipulación de
Refrigerantes CFCs
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Unidad VII : “Tratados Internacionales para la Manipulación de
Refrigerantes CFCs”
1. REFRIGERANTES....................................................................................................... 1
1.1. PROPIEDADES DE LOS REFRIGERANTES ........................................................... 1
1.2. CLASIFICACIÓN ............................................................................................... 3
1.3. NOMENCLATURA DE LOS REFRIGERANTES........................................................ 5
2. RESEÑA.................................................................................................................... 7
2.1. RIESGOS PARA LA SALUD HUMANA..................................................................10
2.2. CÁNCER DE LA PIEL ........................................................................................10
2.3. CATARATAS ....................................................................................................10
2.4. SISTEMA INMUNITARIO ..................................................................................10
2.5. OTRAS REPERCUSIONES .................................................................................11
3. CALENTAMIENTO MUNDIAL DE LA ATMÓSFERA ........................................................12
3.1. DEFINICIONES ................................................................................................12
3.2. CONTRIBUCIÓN DIRECTA DE LOS CFC .............................................................13
3.3. EL IMPACTO TOTAL EQUIVALENTE DE RECALENTAMIENTO (TEWI)...................13
4. CFC Y OTRAS SUSTANCIAS QUE CONTIENEN HALÓGENOS ........................................14
5. PROTOCOLO DE MONTREAL.....................................................................................15
5.1. CONTRIBUCIÓN ADICIONAL AL EFECTO DE INVERNADERO ..............................16
5.2. CONTRIBUCIÓN DIRECTA DE LOS CFC .............................................................17
5.3. CONTRIBUCIONES DIRECTAS E INDIRECTAS....................................................17
5.4. CÁLCULO DE LA CONTRIBUCIÓN MUNDIAL ......................................................18
Tecsup Virtu@l Sistema de Aire Acondicionado
UNIDAD VII
TRATADOS INTERNACIONALES PARA LA MANIPULACIÓN
DE REFRIGERANTES CFCs
1. REFRIGERANTES
Se designa en forma genérica, como REFRIGERANTES a las sustancias de trabajo con las
que operan los SISTEMAS DE REFRIGERACION.
Son muchos los factores que hacen que, cumpliendo la premisa anterior, unas sustancias
sean más adecuadas que otras.
Condiciones.- Las condiciones que debe cumplir una sustancia para ser usada como
refrigerante son:
PC
Pco
Tev = Temp. del evaporador.
Tc = Temp. de la cámara.
To = Temp. Ambiente.
Pev Pco = Presión de condensación.
Pev = Presión de evaporación.
PT
Tev Tc To Tco
Esto quiere decir, que mientras mayor es el efecto refrigerante útil, menor es el flujo
de masa del refrigerante.
1.2. CLASIFICACIÓN
De acuerdo con la toxicidad o riesgo que puedan representar los refrigerantes, estos
son clasificados por el AMERICAN NATIONAL STANDARDS INSTITUTE (ANSI) en tres
grupos en los que se refiere a la seguridad en su manipulación.
Las UNDERWRITER LABORATORIES los clasifican del 1 al 6, en este caso los más
riesgosos corresponden a los mencionados números 1, 2 y los más seguros
corresponderían al número 6.
En todo caso hay que tener en cuenta que los refrigerantes halocarbonados si bien no
son tóxicos ni inflamables, son además de asfixiantes, peligrosos desde el punto de
vista ecológico, pues se cuentan entre los factores causantes de la reducción de la
capa de OZONO, que nos protege de la radiación solar.
Protocolo de Montreal
REFRIGERANTE R-12
Compuesto químico : difluordicloro metano
Fórmula química : CC12 F2
Designación comercial : FREON-12; GENERATION-12; FRIGEN-12
Masa molecular : 120.93
Características : estable, no inflamable, no tóxico, incoloro.
Presiones de operación : 26.5 psia (180 kN/m2)a -15°C (5°F), 108 psia (735
KNim2) a 30"C
Calor latente : 68.2 BTU/Lb (159 kJ/kg) a –15°C (5°F)
Es un calor latente relativamente bajo, requiere mayores flujos de refrigerante,
permite sistemas de refrigeración sencillos.
REFRIGERANTE 22
Compuesto químico : Difluor monocioro metano
Fórmula química : CHCIF2
Designación comercial : FREON-22; GENERATRON-22; FRIGEN-22
Masa molecular : 86.48
Características : estable, no tóxico, no corrosivo, no inflamable.
Presiones de operación : 43 psia (290 kN/m2) a -15 C (5°F) 173 psia (1175
kNIm22) a 30 C (86° F) mayores que las del R-12.
Calor latente : 93.21 BTU/Lb (216.5 kJ/kg) a –15°C (5°F) mayor
calor latente que el R-12.
Volumen específico : 1.24 Pies3 /Lb a 5 °F (-15°C) menor que el del R-12.
Presión crítica : 716 psi a (4870 kNIm2)
Temperatura crítica : 205 °F (96 °C) su costo es mucho mayor que el del
R-12.
REFRIGERANTE 717
Compuesto químico : Amoníaco
Fórmula química : NH3
Designación comercial : FREON-717; GENETRON-717; FRIGEN-717
Masa molecular : 17.03
Características:
Tóxico, explosivo a ciertas concentraciones, inflamable en concentraciones de 16 a
25%, ataca químicamente al cobre, se usa con restricciones en sus aplicaciones.
Desde un punto de vista termodinámico tiene muy buenas propiedades y rendimiento.
REFRIGERANTE R-134a
Refrigerante ecológico o de tercera generación reemplaza al R-12, no afecta la capa
de ozono.
Compuesto químico : CF3 – CH2 ó C2 H2 F4
Designación comercial.- HFC 134a
Masa molecular : 124.43
Características :
Refrigerante ecológico o de tercera generación. no tiene cloro (C1) y, por lo tanto, no
afecta la capa de ozono no miscible con los aceites minerales.
Presiones de operación: 0.1650 MPa a -15 °C (5 °F)
0.771 MPa a 30 °C (86 °F)
2. RESEÑA
Una capa protectora de la atmósfera ha permitido preservar la vida sobre la tierra durante
milenios. Dicha capa, compuesta de ozono, actúa como un escudo para proteger la tierra de
la radiación ultravioleta perjudicial proveniente del sol. Por lo que sabemos, es algo propio y
exclusivo de nuestro planeta. Si desapareciera, la radiación ultravioleta del sol esterilizaría la
superficie del globo, aniquilando la mayor parte de la vida terrestre.
El ozono es una forma de oxígeno con tres átomos en vez de los dos habituales. El átomo
adicional transforma el gas que respiramos en veneno; apenas un poco más de una mínima
fracción del mismo es suficiente para causar la muerte en caso de inhalación. A través de los
procesos naturales de la atmósfera, las moléculas de ozono se crean y se destruyen sin
cesar. La radiación ultravioleta del sol descompone las moléculas de oxígeno en átomos que
seguidamente se combinan con otras moléculas de oxígeno para formar el ozono. El ozono
no es un gas estable y es particularmente vulnerable a la destrucción por los compuestos
naturales que contengan hidrógeno, nitrógeno y cloro. Cerca de la superficie de la tierra (la
troposfera) el ozono es un contaminante cada vez más nocivo, un constituyente del smog
(Y, la mezcla fotoquímica de niebla y humo y de las lluvias ácidas. Pero inocuo en la
estratosfera, de 11 a 48 km por encima de la superficie terrestre, el gas azul y de fuerte olor
acre es tan importante para la vida como el oxígeno mismo. El ozono forma un frágil
escudo, curiosamente insustancial pero notablemente eficaz. Está distribuido tan finamente
en la estratosfera, de 35 km de profundidad, que si se pudiese concentrar en forma de
cinturón alrededor de la tierra su espesor no sería más grueso que el de la suela de un
zapato (o sea, unos 3 mm). La concentración del ozono estratosférico puede variar con la
altura, pero nunca constituye mucho más de una cienmilésima de la atmósfera circundante.
Sin embargo, este filtro tan fino nos protege eficientemente de casi todos los peligrosos
rayos ultravioleta del sol; la capa de ozono absorbe la mayor parte de la peligrosa radiación
UV-B (la radiación entre UV-A que pasa a través y UV-C que es capturada principalmente
por el oxígeno). Todo daño que se inflija a la capa de ozono dará lugar a un aumento de la
radiación UV-B. Se han observado aumentos bien determinados de radiación UV-B en zonas
que sufren períodos de intenso agotamiento del ozono. Toda radiación UV-B acrecentada
que llega a la superficie de la Tierra tiene la posibilidad de causar considerable daño al
medio ambiente y a la vida sobre ella. Una pequeña disminución de la capa de ozono, según
los datos actuales, podría aumentar de manera insoportable la incidencia de cáncer de la
piel y podría conducir a la intensificación de una forma rara, pero más virulenta de cáncer,
conocida como melanoma maligno cutáneo. La UV-B podría aumentar la incidencia de
afecciones oculares, lo cual incluye cataratas, deformación del cristalino y la presbicia. Se
estima que la incidencia de cataratas, principal causa de ceguera en el mundo, aumente
considerablemente.
La exposición a una mayor radiación UV-B podría también suprimir la acción del sistema
inmunitario del organismo. La inmunosupresión por UV-B ocurre sea cual sea la
pigmentación de la piel humana. Esos efectos podrían exacerbar las situaciones de
salubridad deficiente de muchos países en desarrollo.
Una mayor radiación UV-B podría también causar una disminución del rendimiento de las
cosechas y dañar los bosques. Ello podría afectar a la vida en los océanos, causando daño a
los organismos acuáticos, partes de la cadena marina de alimentación, lo cual podría dar
lugar a una disminución del pescado en la cadena alimenticia superior. Los materiales
utilizados en las construcciones, pinturas, embalajes y otras innumerables sustancias,
podrían degradarse rápidamente por un acrecentamiento de la UV-B.
Hay un consenso mundial en apoyo de la teoría de que el cloro que contienen las sustancias
químicas artificiales liberadas en la atmósfera son responsables del agotamiento del ozono
en la estratosfera. Una gran parte de estos compuestos están constituidos por CFC y
halones (agentes de extinción de incendios), sustancias que obran muy eficazmente para
agotar el ozono. Los CFC han sido utilizados durante años como refrigerantes, disolventes o
aceites de espumación.
La estructura estable de estos productos químicos, tan útiles en tierra, les permite atacar la
capa de ozono. Sin sufrir modificaciones, derivan hacia la estratosfera, donde la intensa
radiación UV-C destruye los enlaces químicos, liberando el cloro que separa un átomo de la
molécula de ozono, transformándolo en oxígeno ordinario. El cloro actúa como catalizador,
llevando a cabo esta destrucción sin sufrir él mismo ningún cambio permanente, de manera
que puede continuar repitiendo el proceso.
Los más peligroso de estos productos químicos es que tienen larga vida. El CFC-11 dura un
promedio de 50 años en la atmósfera, el CFC-12 un promedio de 102 años y el CFC-113 un
promedio de 85 años. Por lo tanto, las emanaciones de estas sustancias químicas influirán
en el proceso de agotamiento del ozono durante muchísimos años.
La radiación ultravioleta del sol separa las moléculas de oxígeno en átomos que
seguidamente se combinan con otras moléculas de oxígeno para formar el ozono. El cloro,
liberado de las moléculas que lo contienen por la radiación, puede despojar a la molécula de
ozono de un átomo, dando lugar al ClO (monóxido de cloro) y al oxígeno normal. Por
reacción con un átomo de oxígeno, el cloro puede liberarse nuevamente, volviendo a
producir una molécula de oxígeno normal. De esta manera, el cloro actúa como catalizador,
logrando esta destrucción sin que él mismo sufra ninguna modificación permanente, con lo
cual el proceso continúa repitiéndose. Así pues, cada molécula de CFC destruye miles y
miles de moléculas de ozono, alterando fuertemente el equilibrio natural.
Se ha comprobado también que los CFC –el cloro– constituyen la causa principal del
fenómeno más dramático que se ha constatado en lo que atañe al agotamiento de la capa
de ozono. Cada primavera, en el hemisferio sur, aparece un "agujero" en la capa de ozono
sobre la Antártida, tan grande como la superficie de los Estados Unidos. El "agujero" no es
en realidad un agujero sino una región que contiene una concentración inhabitualmente
baja de ozono.
En invierno, la atmósfera sobre la Antártida queda aislada del resto del mundo por una
circulación natural de vientos llamada remolino polar. Durante el invierno, con el frío y la
oscuridad, se forman en la estratosfera las nubes estratosféricas polares (PSC). El cloro
inactivo en la superficie de estas nubes se convierte en formas que pueden agotar la capa
de ozono por reacciones químicas con el ozono bajo la acción de la luz solar. El resultado es
que, cada primavera, cuando reaparece el sol en la Antártida, el ozono se destruye
rápidamente.
En 1992 y 1993, cuando se produjeron los "agujeros" (hasta ahora los más grandes), el
ozono se había agotado en más del 60% con respecto a las observaciones anteriores. El
agotamiento se produce especialmente en alturas situadas entre 15 y 30 km sobre la
superficie de la tierra, que son las que normalmente contienen la mayor cantidad de ozono.
Cabe destacar que los efectos de los CFC en la capa de ozono parecen aumentar debido a
las condiciones meteorológicas únicas de la zona, que crean una masa de aire aislada,
sumamente fría, alrededor del Polo Sur.
La vida vegetal y marina puede verse afectada negativamente por la mayor exposición a la
radiación ultravioleta provocada por el agotamiento de la capa de ozono. Ensayos con la
producción del grano de soya han demostrado que la misma puede disminuir hasta el 20%
con niveles de disminución del ozono inferiores al 25%. La sensibilidad del ecosistema de los
océanos puede verse afectado adversamente. El fitoplancton y las larvas de muchas
especies que viven en zonas situadas a varios metros debajo de la superficie del océano,
podrían probablemente ser sensibles a una exposición más elevada a la radiación
ultravioleta. La mayor exposición tiene por resultado una menor productividad, lo cual
significa una disminución de la vida vegetal y una reducción de la pesca procedente de los
mares.
La mayor radiación UV-B da por resultado tres tipos de cáncer de la piel que afectan a
los seres humanos. Los dos primeros, que son los más comunes, son los basases y
escamosos. Estos crecimientos no malignos afectan a alrededor de medio millón de
personas anualmente en los Estados Unidos. Si se detectan rápidamente, estas
afecciones son tratables y provocan muy pocas muertes prematuras. El Programa de
las Naciones Unidas para el Medio Ambiente prevé un aumento del 26% en estos
cánceres benignos de la piel por cada 10% de disminución del nivel del ozono. El
melanoma maligno, si bien es menos común y afecta a un menor número de personas
anualmente (25 000), es más perjudicial y provoca unas 5 000 muertes anuales. La
razón de la fuerte promoción de filtros solares para los que toman baños de sol es
fácil de comprender. La EPA considera que podría haber otros 154 millones de casos
y 3,2 millones de muertes. Si la utilización mundial actual de los CFC continuara, esto
afectaría a la población mundial actual y a los que nacieran de aquí al año 2075. El
cáncer de la piel se ha visto aumentado al triple en Australia (que está más cerca de
la Antártida) donde se han promulgado "alertas de ozono" durante años junto con
advertencias de utilizar lentes para sol y filtros solares.
2.3. CATARATAS
Las cataratas son opacidades que se forman en el cristalino y que limitan la visión. Si
bien esta afección ocular puede ser producida por varias otras causas, pruebas
concluyentes apoyan la idea de que es provocada por un aumento de la exposición a
la radiación ultravioleta. Sin los controles de los CFC como los que se están aplicando
mediante el Protocolo de Montreal, la EPA estima que habría otros 18 millones de
casos de cataratas (para la población en vida actualmente y nacida antes de 2075).
Los controles podrían reducir el número de nuevos casos en un 92% durante este
plazo.
Las investigaciones actuales hacen pensar que una mayor exposición a la radiación
ultravioleta debilita al sistema inmunitario del organismo que permite combatir alguna
enfermedades. Se considera que hay una proliferación del herpes simple y del
leishmaniasis, enfermedad parasítica común en los zonas tropicales, debido a la
mayor radiación ultravioleta.
Al mismo tiempo, una disminución del fitoplancton marino privaría a los océanos del
potencial que tiene de crear depósitos de dióxido de carbono, contribuyendo así a un
aumento de éste en la atmósfera y del consiguiente calentamiento mundial de la misma.
3.1. DEFINICIONES
En un invernadero, el vidrio permite entrar la luz solar, pero impide que una parte de
la radiación infrarrojo se escape. Los gases en la atmósfera terrestre que ejercen un
efecto similar se llaman "gases de invernadero". No se trata ni de nitrógeno ni de
oxígeno, los principales componentes de la atmósfera, sino de trazas de gases que
incluyen, por ejemplo, el vapor de agua, el dióxido de carbono y el ozono. El vapor de
agua es el más importante gas natural de invernadero en la atmósfera. De los gases
de invernadero artificiales, los más importantes son el dióxido de carbono (C02), el
metano (CH4), el óxido nitroso (N20) y los halocarbonos de los cuales los
clorofluorocarbonos son los más importantes. El ozono (0), principalmente en la parte
inferior de la atmósfera, cuya concentración se ve afectada por las actividades
humanas, es también un importante gas de invernadero. Aparte de los CFC, estos
gases existen de modo natural. El vapor de agua tiene un papel preponderante en la
cuestión del efecto de invernadero debido a que su concentración está vinculada a la
de los demás gases a través de un mecanismo de retorno. El recalentamiento,
producido por los demás gases de invernadero, aumenta la evaporación y hace que la
atmósfera pueda retener más vapor de agua, aumentando a su vez el
recalentamiento.
Dado que la vida útil de los gases es diferente de la del CO2, se podrían calcular
diferentes GWP, lo cual depende de la extensión de tiempo considerada. La vida útil
del CO2 es del orden de los 200 años en la atmósfera; si se compara con el CO, sobre
un plazo corto, un gas cuya vida útil es muy corta, se da relieve al potencial de
recalentamiento de este gas y se subestima el potencial de recalentamiento del CO2.
Tomando una extensión de tiempo de 500 años se pone de relieve el efecto del CO2 y
se subestima la influencia del gas de vida útil corta en el período de los primeros 20 a
50 años.
Utilizando el GWP de los gases junto con sus concentraciones previstas en el futuro da
por resultado escenarios de cambios climáticos en el próximo siglo, un aspecto que
recibe más y más atención de los científicos y responsables de tomar decisiones en
todo el mundo.
Además de la contribución directa de los CFC, que se produce únicamente cuando hay
emisiones de la sustancia, debe considerarse la contribución indirecta debida al
consumo de energía de los sistemas de refrigeración. Esta contribución indirecta
representa el número de kilogramos de CO2 vertidos en la atmósfera por la
producción de cada kilovatio-hora de electricidad utilizado para producir frío. Diversos
experimentos y cálculos han demostrado que la contribución indirecta de los sistemas
termodinámicos al efecto de invernadero es considerablemente superior a la
contribución directa vinculada con la liberación de los CFC.
Por ejemplo, para un refrigerador doméstico que utiliza CFC-12 y que está aislado con
espuma de poliuretano que contiene CFC- 11, la contribución indirecta (CO2
desechado por la combustión en las centrales eléctricas) representa el 80% de la
contribución del sistema termodinámico al efecto de invernadero y los CFC
desechados en la atmósfera representan el 20% restante.
Las contribuciones directas o indirectas se toman en cuenta en un coeficiente
denominado impacto total equivalente de recalentamiento (TEWI).
Los CFC se han utilizado ampliamente desde el decenio de 1950. El consumo mundial de
CFC, que ha aumentado constantemente desde entonces, quedó sujeto a limitación a finales
de los años 1980 por el Protocolo de Montreal destinado a reducir y eliminar el uso de los
CFC y de otras sustancias que contienen halógenos.
En 1991, los CFC se utilizaban en los diferentes sectores de refrigeración que se indican
seguidamente:
5. PROTOCOLO DE MONTREAL
Como resultado de la Segunda Reunión de las Partes en Londres (1990), se alistaron los
plazos de Montreal de manera que para el año 2000 a más tardar quedasen eliminados
cinco CFC (CFC-11, -12, -113, -114 v -115) y tres halones. El metilcloroformo debía
controlarse y quedar eliminado en el año 2005 a más tardar. En Londres, se redactaron
disposiciones especiales en el Protocolo en materia o transferencia de tecnología a los países
en desarrollo y en cuanto a la creación de un Fondo Multilateral (para cubrir los costos
convenios de la aplicación del Protocolo).
Los grupos de evaluación del PNUMA llevaron a cabo una considerable cantidad de trabajos
en 1991. Los grupos de expertos consideran tanto los recursos científicos como los medios y
tecnologías existentes para remplazar y eliminar gradualmente las sustancias químicas
controladas. Basándose en estos informes, las Partes en el Protocolo de Montreal
deliberaron nuevamente respecto al acortamiento de los plazos de control.
Las Partes se reunieron por cuarta vez en Copenhague en noviembre de 1992 y convinieron
en que todos los CFC, al igual que el metilcloroformo y el CTC, quedasen eliminados en
1996 a más tardar, y que los halones se eliminasen en 1994 a más tardar. En cuanto a los
HCFC, éstos quedarían eliminados en el año 2030 a más tardar, habiéndose establecido esta
fecha tardía debido, principalmente, a la necesidad de alentar primero el uso de los HCFC,
de efecto menos agotador del ozono, como sustitutos de los CFC.
En virtud del Protocolo de Montreal, las fechas anteriores valen para las naciones
desarrolladas; los países en desarrollo (o sea los que consumen menos de 0,3 kilogramos de
CFC per cápita) están eximidos y tienen un período de tolerancia de 10 años.
El logro de las metas del Protocolo de Montreal depende de una amplia cooperación entre
todas las naciones del mundo. No es suficiente que los países desarrollados, que en 1986
representaban el 85% del consumo de las sustancias agotadoras del ozono, participen en el
Protocolo. La participación de los países en desarrollo, que consumían sólo el 15% en 1986
es igualmente de importancia vital. El consumo de CFC en los países en desarrollo ha estado
creciendo a un ritmo mucho más elevado que los países desarrollados y podría anular el
efecto del Protocolo en dos a tres décadas, si se mantuvieran al margen del Protocolo.
Ya en 1987 los países en desarrollo habían recibido incentivos para ajustarse al Protocolo
mediante un período de tolerancia de 10 años para la ejecución y la asistencia técnica
(Artículos 5 y 10 del Protocolo). No obstante, por 1989 muchos de los países en desarrollo
más importantes indicaron que las disposiciones eran inadecuadas. Sostuvieron que no eran
ellos los responsables del agotamiento de la capa de ozono y que cuando apenas estaban
comenzando a desarrollarse económicamente y utilizar la tecnología de bajo costo, a base
de CFC, adquirida de los países desarrollados, necesitaban ayuda con los costos.
Si debían comprometerse a observar los plazos estrictos para adoptar nuevas tecnologías,
era necesario que se les proporcionasen las nuevas tecnologías y la ayuda financiera
requerida para adoptarlas. Esta asistencia financiera debería ser complementaria a la
asistencia extranjera actual y no una desviación. También sostuvieron que convendría que
se crease un nuevo mecanismo para proporcionar esta asistencia dado que los organismos
actuales como, por ejemplo, el Banco Mundial tenían más bien la tendencia a ayudar a los
países donantes. Las negociaciones relativas a este problema culminaron con la creación, en
Londres, en 1990, de un nuevo mecanismo financiero, a través de un nuevo Artículo 10 del
Protocolo de Montreal.
Estos gases permiten a la radiación solar incidente pasar, pero absorben la radiación
infrarrojo de ondas largas que vuelve de la superficie de la tierra, impidiendo así que
se escape hacia el espacio. Al aumentar la temperatura del aire, también contribuyen
a aumentar el contenido de vapor de agua en la atmósfera, lo cual a su vez crea un
efecto adicional de invernadero.
Los productos a base de CFC tienen una capacidad de absorción de rayos infrarrojos
muy elevada y por lo tanto son gases de efecto de invernadero. El índice GWP
(Potencial de calentamiento mundial de la atmósfera) caracteriza esta distribución con
respecto al CO2. El GWP puede definirse como el efecto integrado de la contribución
adicional de un kilogramo de dicho gas en un lapso dado comparado con la
contribución de un kilogramo de CO2.
Por ejemplo, para un refrigerador doméstico que utiliza CFC-12 y tiene aislación de
espuma de poliuretano que contiene CFC- 1 1, la contribución indirecta (C02 emitido
por la combustión en las centrales eléctricas) representa el 80% de la contribución del
sistema termodinámico al efecto de invernadero, y los CFC liberados en la atmósfera
representan el 20% restante.
El valor del índice depende del período de integración y de la estructura del suministro
de energía del país debería otorgarse prioridad al diseño de nuevos sistemas
termodinámicos y al mantenimiento o mejoramiento de su eficiencia energética, de
manera que el calentamiento mundial de la atmósfera sea mínimo.
FIN DE LA UNIDAD