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UNIDAD VII

Tratados Internacionales
para la Manipulación de
Refrigerantes CFCs
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Unidad VII : “Tratados Internacionales para la Manipulación de
Refrigerantes CFCs”

1. REFRIGERANTES....................................................................................................... 1
1.1. PROPIEDADES DE LOS REFRIGERANTES ........................................................... 1
1.2. CLASIFICACIÓN ............................................................................................... 3
1.3. NOMENCLATURA DE LOS REFRIGERANTES........................................................ 5
2. RESEÑA.................................................................................................................... 7
2.1. RIESGOS PARA LA SALUD HUMANA..................................................................10
2.2. CÁNCER DE LA PIEL ........................................................................................10
2.3. CATARATAS ....................................................................................................10
2.4. SISTEMA INMUNITARIO ..................................................................................10
2.5. OTRAS REPERCUSIONES .................................................................................11
3. CALENTAMIENTO MUNDIAL DE LA ATMÓSFERA ........................................................12
3.1. DEFINICIONES ................................................................................................12
3.2. CONTRIBUCIÓN DIRECTA DE LOS CFC .............................................................13
3.3. EL IMPACTO TOTAL EQUIVALENTE DE RECALENTAMIENTO (TEWI)...................13
4. CFC Y OTRAS SUSTANCIAS QUE CONTIENEN HALÓGENOS ........................................14
5. PROTOCOLO DE MONTREAL.....................................................................................15
5.1. CONTRIBUCIÓN ADICIONAL AL EFECTO DE INVERNADERO ..............................16
5.2. CONTRIBUCIÓN DIRECTA DE LOS CFC .............................................................17
5.3. CONTRIBUCIONES DIRECTAS E INDIRECTAS....................................................17
5.4. CÁLCULO DE LA CONTRIBUCIÓN MUNDIAL ......................................................18
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UNIDAD VII
TRATADOS INTERNACIONALES PARA LA MANIPULACIÓN
DE REFRIGERANTES CFCs

1. REFRIGERANTES

Se designa en forma genérica, como REFRIGERANTES a las sustancias de trabajo con las
que operan los SISTEMAS DE REFRIGERACION.

En un sistema de refrigeración, tanto si es de refrigeración por compresión de vapor como si


es de absorción, el efecto refrigerante es consecuencia del cambio de fase líquido-vapor o
evaporación de¡ refrigerante. En consecuencia, cualquier sustancia que se evapore en
condiciones adecuadas de presión y temperatura, sería potencialmente un refrigerante.

Son muchos los factores que hacen que, cumpliendo la premisa anterior, unas sustancias
sean más adecuadas que otras.

1.1. PROPIEDADES DE LOS REFRIGERANTES

Condiciones.- Las condiciones que debe cumplir una sustancia para ser usada como
refrigerante son:

a. El "RANGO TÉRMICO" de operación debe estar comprendido entre dos puntos:


PUNTO CRÍTICO Y PUNTO TRIPLE.

TEMPERATURAS DE P. CRÍTICO Y P. TRIPLE DE ALGUNAS SUSTANCIAS

SUSTANCIA P.CRÍTICO P.TRIPLE


°C 'F °C 'F

AGUA 374 705 0 32


OXÍGENO -118 -181 -219 -362
ALCOCHOL 240 464 -115 -175
REFRIG. 12 112 234 -155 -274
REFRIG. 22 96 205 -160 -256
AMONIACO 133 271 -78 -108
DIÓXIDO DE CARBONO 31 88 -57 -71

PC

Pco
Tev = Temp. del evaporador.
Tc = Temp. de la cámara.
To = Temp. Ambiente.
Pev Pco = Presión de condensación.
Pev = Presión de evaporación.
PT
Tev Tc To Tco

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Condiciones de operación de un refrigerante

Presiones de evaporador y condensador: convenientes. Es decir, la presión del


condensador no debe ser muy alta respecto a la atmosférica y la del evaporador
(Pev), no debe ser muy baja respecto a la atmosférica, siendo deseable que sea
mayor a la atmosférica.
Calor latente de evaporación alto e igualmente alto calor específico del vapor, a la
presión del evaporador.
Volumen específico del vapor a la presión del evaporador- reducido.
No tóxico.
No corrosivo.
No inflamable.
No debe atacar químicamente, ni el aceite lubricante ni al material comúnmente
utilizado en la instalación.
Fugas fácilmente detectables por pruebas simples.
Bajo costo.

Normalmente la comparación estándar de los refrigerantes se hace bajo las


condiciones de: -15 °C (5 °F), en el evaporador y 30 C (86 °F) en el condensador.

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VOLUMEN ESPECÍFICO DE VAPOR: Mientras menor es el volumen específico del


vapor que sale del evaporador menor es la capacidad del compresor que se requiere.
En consecuencia es deseable que el volumen específico del refrigerante usado, en la
condición de vapor a la salida del evaporador, sea menor.

CALOR LATENTE DE VAPORIZACIÓN: Mientras mayor es el calor latente de


vaporización, se consigue un mayor efecto refrigerante útil (eru) por unidad de masa
del refrigerante.

Esto quiere decir, que mientras mayor es el efecto refrigerante útil, menor es el flujo
de masa del refrigerante.

PRESIONES: Convendría que las presiones de evaporador y condensador (p.) sea


mayor que la atmosférica para evitar la tendencia a infiltraciones, existentes en las
partes de una instalación que está al “vacío". El salto de presiones, es decir la
diferencia, entre la presión del condensador y la del evaporador, debe ser pequeño.
De este modo se requiere menor potencia de compresión.

TOXICIDAD: La toxicidad se refiere al grado en el cual el refrigerante resulta ser una


toxina o un veneno. Los refrigerantes halocarbonados (R-1 1, R-1 2, R-500 etc), son
todos no tóxicos; en tanto, que el amoníaco tiene algún grado de toxicidad. Esto no
debe llamar a confusión, pues casi todos los refrigerantes resultan ser asfixiantes aun
cuando no sean tóxicos, en tanto y en cuanto desplazan al oxígeno. Por este motivo
se debe mantener una buena ventilación en los lugares, en los que se almacenen o
reparen equipos de refrigeración.

1.2. CLASIFICACIÓN

De acuerdo con la toxicidad o riesgo que puedan representar los refrigerantes, estos
son clasificados por el AMERICAN NATIONAL STANDARDS INSTITUTE (ANSI) en tres
grupos en los que se refiere a la seguridad en su manipulación.

GRUPO 1: No tóxicos, ni inflamables, seguros.

GRUPO 2: Con algún grado de toxicidad y en algunos casos


inflamables.

GRUPO 3: Inflamables y en general, peligrosos; debe tenerse


mucho cuidado en su manipulación.

Las UNDERWRITER LABORATORIES los clasifican del 1 al 6, en este caso los más
riesgosos corresponden a los mencionados números 1, 2 y los más seguros
corresponderían al número 6.

En todo caso hay que tener en cuenta que los refrigerantes halocarbonados si bien no
son tóxicos ni inflamables, son además de asfixiantes, peligrosos desde el punto de
vista ecológico, pues se cuentan entre los factores causantes de la reducción de la
capa de OZONO, que nos protege de la radiación solar.

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Las moléculas de los refrigerantes cloro-fluorocarbonados (CFC) al ascender a la alta


atmósfera y recibir la acción de los rayos ultravioleta se rompen y dejan átomos libres
de cloro (Cl); los que, a su vez, rompen las moléculas de ozono (O3), es esta acción lo
que ha producido el adelgazamiento de la capa de ozono.

La capa de ozono juega el papel de filtro protector de la radiación ultravioleta la


misma que, a partir de cierta intensidad, es peligrosa para el ser humano y para la
biósfera en general.

Protocolo de Montreal

El Protocolo de Montreal (Canadá) es un acuerdo internacional suscrito en 1987 y


revisado en 1989. el mismo que ante la evidencia científica de lo señalado
anteriormente, prescribió la reducción de la producción de CFC y recomendó la
búsqueda de refrigerantes sustitutos. Los refrigerantes de tercera generación,
propuestos a instancias del Protocolo de Montreal, reciben la designación de
”'refrigerantes ecológicos".

Los refrigerantes controlados son:

R-1 1 TRICLOROFLUOR METANO


R-12 DICLORO DIFLUOR METANO
R-1 3 MONOCLORO TRIFLUOR METANO
R-1 13 TRICLORO TRIFLUOR ETANO
R-1 14 DICLORO TETRA FLUOR ETANO
R-13B1 MONOBROMOTRIFLUOR METANO
R-500 ACEOTROPIA DE 73.8% R-12 y 26.2% R-152a
R-502 ACEOTROPIA DE 48.8% R-22 y 51.2% R-1 1 5
R-503 ACEOTROPIA DE 40.1% R-23 y 59.9% R-13

Refrigerantes usados en refrigeración doméstica


Los refrigerantes más usados en refrigeración doméstica son R-12 y R-22, en
refrigeración por compresión de vapor y R-717 en refrigeradores por absorción,
siendo sus características las siguientes:

Refrigerantes de tercera generación


A consecuencia del Protocolo de Montreal, hay una búsqueda incesante de nuevos
refrigerantes que deban actuar en reemplazo de los comercialmente existentes y que
comprometan la ecología. La nomenclatura técnica de identificación de los refrigeran-
tes es la siguiente:
CFC Cloro-fluoro-carbones
HCFC Hidro-cloro-fluoro-carbones
HFC Hidro-fluoro-carbones
BFC Bromocluoro-carbones
MP, HP Mezclas cuasiaceotróficas

Para medir el índice de afectación a lo ecológico se usan dos siglas:

ODP : (Ozono Depletion Potencial) coeficiente que mide el nivel de


afectación a la capa de ozono, denominado DEPLECIÓN.
GWP : (Global Waming Potencial) coeficiente que mide el nivel de
contribución al “efecto invernadero”.

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Nuevos Refrigerantes Sustitutos

ACTUALES ODP GWP FUTUROS ODP GWP


R-11 o CFC-11 1 1 HCFC-123 0.019 0.020
HCFC-141b 0.092 0.097
R-12 o CFC-12 1 3 HFC-134a 0.000 0.290
HrC-152a 0.000 0.033
1-IP-33 0.030 0.250
IIP-39 0.030 0.220
1.1P-52 0.030 0.170
t.IP-56 0.030 0.020
R-500 o HCFC-500 0.74 22 0 MP-39 0.030 0.220
R-502 o HCFC-502 0.28 3.50 4FC-143a 0.000 0.760
IIFC-125 0.000 0.650
HP-62 0.000 0.800
lip-Bo 0.020 0.630
lip-81 0.030 0.520
R-113 o CFC-502 0.89 1.40 HCFC-123 0.019 0.020
IICFC- 14 lb 0.092 0.097
R-114 o CFC-114 0.80 4.00 IICFC-124 0.021 0.100
IICFC-142b 0.059 0.390
HCFC-227 0.000 0.500
R-13 o CFC-13 0.70 2.50 IIFC-23 0.000 0.600
R-1381 o BFC-1381 16.00 1.60 IIFC-32 0.000 0.130
IIFC-23 0.000 0.600

Los contribuyentes al aumento de la temperatura de la atmósfera terrestre son:

GASES QUE CONTRIBUYEN AL GRADO DE INFLUENCIA


EFECTO INVERNADERO
Dióxido de carbono (C02) 50 - 60%
Metano (CH4) 10 - 20%
Refrigerantes CFC, HCFC, HFC 15 - 20%
Otros gases 10 - 15%

1.3. NOMENCLATURA DE LOS REFRIGERANTES

A continuación presentamos la nomenclatura (designación química) de los principales


refrigerantes así como algunas características específicas de cada uno de ellos

REFRIGERANTE R-12
Compuesto químico : difluordicloro metano
Fórmula química : CC12 F2
Designación comercial : FREON-12; GENERATION-12; FRIGEN-12
Masa molecular : 120.93
Características : estable, no inflamable, no tóxico, incoloro.
Presiones de operación : 26.5 psia (180 kN/m2)a -15°C (5°F), 108 psia (735
KNim2) a 30"C
Calor latente : 68.2 BTU/Lb (159 kJ/kg) a –15°C (5°F)
Es un calor latente relativamente bajo, requiere mayores flujos de refrigerante,
permite sistemas de refrigeración sencillos.

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Volumen específico : 1.46 ps3/Lb a 5"F (-15"C) relativamente.


Presión crítica : 597 psia (4060 kN/rv)
Temperatura crítica : 234" F (1 12'C).

REFRIGERANTE 22
Compuesto químico : Difluor monocioro metano
Fórmula química : CHCIF2
Designación comercial : FREON-22; GENERATRON-22; FRIGEN-22
Masa molecular : 86.48
Características : estable, no tóxico, no corrosivo, no inflamable.
Presiones de operación : 43 psia (290 kN/m2) a -15 C (5°F) 173 psia (1175
kNIm22) a 30 C (86° F) mayores que las del R-12.
Calor latente : 93.21 BTU/Lb (216.5 kJ/kg) a –15°C (5°F) mayor
calor latente que el R-12.
Volumen específico : 1.24 Pies3 /Lb a 5 °F (-15°C) menor que el del R-12.
Presión crítica : 716 psi a (4870 kNIm2)
Temperatura crítica : 205 °F (96 °C) su costo es mucho mayor que el del
R-12.

REFRIGERANTE 717
Compuesto químico : Amoníaco
Fórmula química : NH3
Designación comercial : FREON-717; GENETRON-717; FRIGEN-717
Masa molecular : 17.03

Características:
Tóxico, explosivo a ciertas concentraciones, inflamable en concentraciones de 16 a
25%, ataca químicamente al cobre, se usa con restricciones en sus aplicaciones.
Desde un punto de vista termodinámico tiene muy buenas propiedades y rendimiento.

Presiones de operación : 34.3 psia (233 kNIm2 ) a - 1 5 °C (5 F) 169.2 psia


(1150 kN/m2) a 30 °C(86° F).
Calor latente : 565 BTU/Lb (1315 kJ/kg) a -15'C (S"F) mayor que
R-12 y R-22.
Volumen específico : 8.15 pies3/Lb a -15 °C (5° F) valor mayor que R-12
y R-22.
Presión crítica : 1657 psia (11 272 kN/m2)
Temperatura crítica : 271 ° F (133 °C).

REFRIGERANTE R-134a
Refrigerante ecológico o de tercera generación reemplaza al R-12, no afecta la capa
de ozono.
Compuesto químico : CF3 – CH2 ó C2 H2 F4
Designación comercial.- HFC 134a
Masa molecular : 124.43
Características :
Refrigerante ecológico o de tercera generación. no tiene cloro (C1) y, por lo tanto, no
afecta la capa de ozono no miscible con los aceites minerales.
Presiones de operación: 0.1650 MPa a -15 °C (5 °F)
0.771 MPa a 30 °C (86 °F)

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2. RESEÑA

Una capa protectora de la atmósfera ha permitido preservar la vida sobre la tierra durante
milenios. Dicha capa, compuesta de ozono, actúa como un escudo para proteger la tierra de
la radiación ultravioleta perjudicial proveniente del sol. Por lo que sabemos, es algo propio y
exclusivo de nuestro planeta. Si desapareciera, la radiación ultravioleta del sol esterilizaría la
superficie del globo, aniquilando la mayor parte de la vida terrestre.

El ozono es una forma de oxígeno con tres átomos en vez de los dos habituales. El átomo
adicional transforma el gas que respiramos en veneno; apenas un poco más de una mínima
fracción del mismo es suficiente para causar la muerte en caso de inhalación. A través de los
procesos naturales de la atmósfera, las moléculas de ozono se crean y se destruyen sin
cesar. La radiación ultravioleta del sol descompone las moléculas de oxígeno en átomos que
seguidamente se combinan con otras moléculas de oxígeno para formar el ozono. El ozono
no es un gas estable y es particularmente vulnerable a la destrucción por los compuestos
naturales que contengan hidrógeno, nitrógeno y cloro. Cerca de la superficie de la tierra (la
troposfera) el ozono es un contaminante cada vez más nocivo, un constituyente del smog
(Y, la mezcla fotoquímica de niebla y humo y de las lluvias ácidas. Pero inocuo en la
estratosfera, de 11 a 48 km por encima de la superficie terrestre, el gas azul y de fuerte olor
acre es tan importante para la vida como el oxígeno mismo. El ozono forma un frágil
escudo, curiosamente insustancial pero notablemente eficaz. Está distribuido tan finamente
en la estratosfera, de 35 km de profundidad, que si se pudiese concentrar en forma de
cinturón alrededor de la tierra su espesor no sería más grueso que el de la suela de un
zapato (o sea, unos 3 mm). La concentración del ozono estratosférico puede variar con la
altura, pero nunca constituye mucho más de una cienmilésima de la atmósfera circundante.

Sin embargo, este filtro tan fino nos protege eficientemente de casi todos los peligrosos
rayos ultravioleta del sol; la capa de ozono absorbe la mayor parte de la peligrosa radiación
UV-B (la radiación entre UV-A que pasa a través y UV-C que es capturada principalmente
por el oxígeno). Todo daño que se inflija a la capa de ozono dará lugar a un aumento de la
radiación UV-B. Se han observado aumentos bien determinados de radiación UV-B en zonas
que sufren períodos de intenso agotamiento del ozono. Toda radiación UV-B acrecentada
que llega a la superficie de la Tierra tiene la posibilidad de causar considerable daño al
medio ambiente y a la vida sobre ella. Una pequeña disminución de la capa de ozono, según
los datos actuales, podría aumentar de manera insoportable la incidencia de cáncer de la
piel y podría conducir a la intensificación de una forma rara, pero más virulenta de cáncer,
conocida como melanoma maligno cutáneo. La UV-B podría aumentar la incidencia de
afecciones oculares, lo cual incluye cataratas, deformación del cristalino y la presbicia. Se
estima que la incidencia de cataratas, principal causa de ceguera en el mundo, aumente
considerablemente.

La exposición a una mayor radiación UV-B podría también suprimir la acción del sistema
inmunitario del organismo. La inmunosupresión por UV-B ocurre sea cual sea la
pigmentación de la piel humana. Esos efectos podrían exacerbar las situaciones de
salubridad deficiente de muchos países en desarrollo.

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Una mayor radiación UV-B podría también causar una disminución del rendimiento de las
cosechas y dañar los bosques. Ello podría afectar a la vida en los océanos, causando daño a
los organismos acuáticos, partes de la cadena marina de alimentación, lo cual podría dar
lugar a una disminución del pescado en la cadena alimenticia superior. Los materiales
utilizados en las construcciones, pinturas, embalajes y otras innumerables sustancias,
podrían degradarse rápidamente por un acrecentamiento de la UV-B.

El agotamiento del ozono estratosférico podría agravar la contaminación fotoquímica en la


troposfera debido al aumento del ozono en la superficie de la Tierra, lugar donde no
conviene que haya. La Tierra y sus habitantes, por lo tanto, tienen sumo interés en
conservar el frágil estado de la capa de ozono.

Hay un consenso mundial en apoyo de la teoría de que el cloro que contienen las sustancias
químicas artificiales liberadas en la atmósfera son responsables del agotamiento del ozono
en la estratosfera. Una gran parte de estos compuestos están constituidos por CFC y
halones (agentes de extinción de incendios), sustancias que obran muy eficazmente para
agotar el ozono. Los CFC han sido utilizados durante años como refrigerantes, disolventes o
aceites de espumación.

La estructura estable de estos productos químicos, tan útiles en tierra, les permite atacar la
capa de ozono. Sin sufrir modificaciones, derivan hacia la estratosfera, donde la intensa
radiación UV-C destruye los enlaces químicos, liberando el cloro que separa un átomo de la
molécula de ozono, transformándolo en oxígeno ordinario. El cloro actúa como catalizador,
llevando a cabo esta destrucción sin sufrir él mismo ningún cambio permanente, de manera
que puede continuar repitiendo el proceso.

Los más peligroso de estos productos químicos es que tienen larga vida. El CFC-11 dura un
promedio de 50 años en la atmósfera, el CFC-12 un promedio de 102 años y el CFC-113 un
promedio de 85 años. Por lo tanto, las emanaciones de estas sustancias químicas influirán
en el proceso de agotamiento del ozono durante muchísimos años.

AGOTAMIENTO DE LA CAPA DE OZONO

La radiación ultravioleta del sol separa las moléculas de oxígeno en átomos que
seguidamente se combinan con otras moléculas de oxígeno para formar el ozono. El cloro,
liberado de las moléculas que lo contienen por la radiación, puede despojar a la molécula de
ozono de un átomo, dando lugar al ClO (monóxido de cloro) y al oxígeno normal. Por
reacción con un átomo de oxígeno, el cloro puede liberarse nuevamente, volviendo a
producir una molécula de oxígeno normal. De esta manera, el cloro actúa como catalizador,
logrando esta destrucción sin que él mismo sufra ninguna modificación permanente, con lo
cual el proceso continúa repitiéndose. Así pues, cada molécula de CFC destruye miles y
miles de moléculas de ozono, alterando fuertemente el equilibrio natural.

Se ha comprobado también que los CFC –el cloro– constituyen la causa principal del
fenómeno más dramático que se ha constatado en lo que atañe al agotamiento de la capa
de ozono. Cada primavera, en el hemisferio sur, aparece un "agujero" en la capa de ozono
sobre la Antártida, tan grande como la superficie de los Estados Unidos. El "agujero" no es
en realidad un agujero sino una región que contiene una concentración inhabitualmente
baja de ozono.

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En invierno, la atmósfera sobre la Antártida queda aislada del resto del mundo por una
circulación natural de vientos llamada remolino polar. Durante el invierno, con el frío y la
oscuridad, se forman en la estratosfera las nubes estratosféricas polares (PSC). El cloro
inactivo en la superficie de estas nubes se convierte en formas que pueden agotar la capa
de ozono por reacciones químicas con el ozono bajo la acción de la luz solar. El resultado es
que, cada primavera, cuando reaparece el sol en la Antártida, el ozono se destruye
rápidamente.

El "agujero" desaparece nuevamente cuando la estratosfera sobre la Antártida se calienta lo


suficiente como para dispersar las PSC y disolver los vientos que la aíslan del resto del
mundo. Un aire rico en ozono fluye entonces para reaprovisionar la capa de ozono sobre la
Antártida. La circulación del aire aportará también hacia el norte masas de aire con menos
ozono, mezclándolas con las concentraciones de ozono de otros lados y diluyéndolas. Estos
fenómenos pueden, por lo tanto, afectar a grandes zonas del hemisferio sur.

En 1992 y 1993, cuando se produjeron los "agujeros" (hasta ahora los más grandes), el
ozono se había agotado en más del 60% con respecto a las observaciones anteriores. El
agotamiento se produce especialmente en alturas situadas entre 15 y 30 km sobre la
superficie de la tierra, que son las que normalmente contienen la mayor cantidad de ozono.
Cabe destacar que los efectos de los CFC en la capa de ozono parecen aumentar debido a
las condiciones meteorológicas únicas de la zona, que crean una masa de aire aislada,
sumamente fría, alrededor del Polo Sur.

Las reducciones de la capa de ozono observadas en el hemisferio norte no son menos


angustiantes que las de la región antártica, aun cuando no se han formado agujeros debido,
principalmente, a ciertos factores meteorológicos. No obstante, en enero de 1993, la
cantidad de ozono en la totalidad de la región situada entre los 45° N y 65° N de latitud, era
entre un 12% y un 15% inferior a la normal. En el período comprendido entre febrero y
junio de 1993, se produjo una reducción media del 15% en la capa de ozono sobre América
del Norte y Europa con una reducción máxima del 25% tanto sobre el hemisferio norte
como sobre el hemisferio sur. Este es verdaderamente un problema mundial que exige
soluciones mundiales.

EFECTOS SOBRE EL MEDIO AMBIENTE

La pérdida de la protección contra la radiación ultravioleta puede ocasionar graves perjuicios


a todos los organismos vivientes. La severidad de la situación aumenta por el hecho que
por cada disminución del 1% del ozono se produce un aumento de hasta el 2% de
exposición a la radiación ultravioleta.

La vida vegetal y marina puede verse afectada negativamente por la mayor exposición a la
radiación ultravioleta provocada por el agotamiento de la capa de ozono. Ensayos con la
producción del grano de soya han demostrado que la misma puede disminuir hasta el 20%
con niveles de disminución del ozono inferiores al 25%. La sensibilidad del ecosistema de los
océanos puede verse afectado adversamente. El fitoplancton y las larvas de muchas
especies que viven en zonas situadas a varios metros debajo de la superficie del océano,
podrían probablemente ser sensibles a una exposición más elevada a la radiación
ultravioleta. La mayor exposición tiene por resultado una menor productividad, lo cual
significa una disminución de la vida vegetal y una reducción de la pesca procedente de los
mares.

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2.1. RIESGOS PARA LA SALUD HUMANA

Mayores incidencias de cáncer de la piel, cataratas y el debilitamiento del sistema


inmunitario constituyen efectos graves resultantes de la disminución del ozono y de
los mayores niveles de radiación ultravioleta. Un estudio actual considera que las
personas que viven cerca de la zona ecuatorial y, por lo tanto, más expuestas a los
rayos directos del sol, están experimentando mayores incidencias de estos tres
problemas de salud.

2.2. CÁNCER DE LA PIEL

La mayor radiación UV-B da por resultado tres tipos de cáncer de la piel que afectan a
los seres humanos. Los dos primeros, que son los más comunes, son los basases y
escamosos. Estos crecimientos no malignos afectan a alrededor de medio millón de
personas anualmente en los Estados Unidos. Si se detectan rápidamente, estas
afecciones son tratables y provocan muy pocas muertes prematuras. El Programa de
las Naciones Unidas para el Medio Ambiente prevé un aumento del 26% en estos
cánceres benignos de la piel por cada 10% de disminución del nivel del ozono. El
melanoma maligno, si bien es menos común y afecta a un menor número de personas
anualmente (25 000), es más perjudicial y provoca unas 5 000 muertes anuales. La
razón de la fuerte promoción de filtros solares para los que toman baños de sol es
fácil de comprender. La EPA considera que podría haber otros 154 millones de casos
y 3,2 millones de muertes. Si la utilización mundial actual de los CFC continuara, esto
afectaría a la población mundial actual y a los que nacieran de aquí al año 2075. El
cáncer de la piel se ha visto aumentado al triple en Australia (que está más cerca de
la Antártida) donde se han promulgado "alertas de ozono" durante años junto con
advertencias de utilizar lentes para sol y filtros solares.

2.3. CATARATAS

Las cataratas son opacidades que se forman en el cristalino y que limitan la visión. Si
bien esta afección ocular puede ser producida por varias otras causas, pruebas
concluyentes apoyan la idea de que es provocada por un aumento de la exposición a
la radiación ultravioleta. Sin los controles de los CFC como los que se están aplicando
mediante el Protocolo de Montreal, la EPA estima que habría otros 18 millones de
casos de cataratas (para la población en vida actualmente y nacida antes de 2075).
Los controles podrían reducir el número de nuevos casos en un 92% durante este
plazo.

2.4. SISTEMA INMUNITARIO

Las investigaciones actuales hacen pensar que una mayor exposición a la radiación
ultravioleta debilita al sistema inmunitario del organismo que permite combatir alguna
enfermedades. Se considera que hay una proliferación del herpes simple y del
leishmaniasis, enfermedad parasítica común en los zonas tropicales, debido a la
mayor radiación ultravioleta.

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2.5. OTRAS REPERCUSIONES

La mayor radiación de UV-B podría además causar modificaciones en la composición


química de varias especies de plantas, dando ello por resultado un rendimiento
inferior de las cosechas y daños a los bosques. Se ha constatado que las cosechas
más vulnerables son las de arvejas, y frijoles, melones, mostaza y repollo. Una mayor
producción de radiación UV-B también disminuyó la calidad de ciertos tipos de
tomates, patatas, remolacha azucarera y grano de soya.

Cerca de la mitad de las variedades de semillas de conífera estudiadas había sufrido


los efectos negativos de la radiación UV-B. Según parece, incluso los niveles actuales
de radiación están limitando el crecimiento de algunas plantas (por ejemplo, el
centeno, el maíz y el girasol), pero es difícil formular previsiones cuantitativas del
daño debido a que también entran en juego otros factores ambientales.

La radiación UV-B puede también afectar análogamente a la vida oceánica, causando


daño a los organismos acuáticos hasta una profundidad de 20 m en aguas claras. Es
particularmente perjudicial para las pequeñas especies como, por ejemplo, el
plancton, las larvas de los peces, los camarones y los cangrejos, así como las plantas
acuáticas. Como todos estos organismos forman parte de la malla alimenticia marina,
una disminución en su número puede dar lugar a una disminución de los peces en la
cadena alimenticia superior. Las investigaciones demuestran que el ecosistema
acuático está ya bajo fuerte tensión en algunas zonas debido a la radiación UV-B y
que un aumento de la misma puede tener graves efectos nocivos. Los países que
dependen fuertemente de la pesca como fuente importante de alimentación, podrían
verse gravemente afectados.

Al mismo tiempo, una disminución del fitoplancton marino privaría a los océanos del
potencial que tiene de crear depósitos de dióxido de carbono, contribuyendo así a un
aumento de éste en la atmósfera y del consiguiente calentamiento mundial de la misma.

Los materiales utilizados en los edificios, pinturas, embalajes y numerosas otras


sustancias, podrían degradarse por la UV-B. Los plásticos que se utilizan a la
intemperie serían los más probablemente afectados y el daño podría ser más grave en
las regiones tropicales donde la degradación podría aumentar por las temperaturas
más elevadas y los niveles más elevados de insolación. El costo de tales daños podría
representar miles de millones de dólares anuales.

El agotamiento del ozono estratosférico agravaría la contaminación fotoquímica en la


troposfera al proporcionar un catalizador más fotoactivo y acelerar así la creación de
ozono en la superficie de la tierra, donde lo es conveniente. La contaminación
fotoquímica se produce predominantemente en las ciudades donde el humo de los
escapes y las emisiones industriales están en su punto de mayor concentración. No
solamente afectaría esto a la salud humana, sino que posee el potencial de dañar a
las cosechas, ecosistemas y a los materiales de los que dependemos.

Cuando la luz solar descompone el ozono estratosférico, se acelera calor. El


agotamiento del ozono dará lugar por lo general a un enfriamiento de la estratosfera,
lo cual cambiará la característica de los vientos estratosféricos y aportará una
modificación de las características meteorológicas mundiales y locales. El ozono
mismo tiene fuerza radiante, o sea que es un gas de invernadero; la disminución de
los niveles de ozono resultará, por lo tanto, en una disminución del calentamiento
mundial (compensada por otros gases como los CFC).

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3. CALENTAMIENTO MUNDIAL DE LA ATMÓSFERA

3.1. DEFINICIONES

La temperatura de la tierra se mantiene debido a un equilibrio entre el calor de la


radiación solar que fluye desde el espacio y el enfriamiento debido a la radiación
infrarrojo emitida por la superficie caliente de la tierra y la atmósfera que se escapa
volviendo al espacio. El sol es la única fuente externa de calor de la tierra. Cuando la
radiación solar, en forma de luz visible, llega a la tierra, una parte es absorbida por la
atmósfera y reflejada desde las nubes y el suelo (especialmente desde los desiertos y
la capa de nieve). El resto es absorbido por la superficie que se calienta y a su vez
recalienta la atmósfera. La superficie caliente y la atmósfera de la tierra emiten
radiaciones infrarrojas invisibles.

Si bien la atmósfera es relativamente transparente a la radiación solar, la radiación


infrarroja se absorbe en la atmósfera por muchos gases menos abundantes. Aunque
presentes en pequeñas cantidades, estas trazas de gases actúan como un manto que
impide que buena parte de la radiación infrarroja se escape directamente hacia el
espacio. Al frenar la liberación de la radiación entrante, estos gases calientan la
superficie terrestre.

En un invernadero, el vidrio permite entrar la luz solar, pero impide que una parte de
la radiación infrarrojo se escape. Los gases en la atmósfera terrestre que ejercen un
efecto similar se llaman "gases de invernadero". No se trata ni de nitrógeno ni de
oxígeno, los principales componentes de la atmósfera, sino de trazas de gases que
incluyen, por ejemplo, el vapor de agua, el dióxido de carbono y el ozono. El vapor de
agua es el más importante gas natural de invernadero en la atmósfera. De los gases
de invernadero artificiales, los más importantes son el dióxido de carbono (C02), el
metano (CH4), el óxido nitroso (N20) y los halocarbonos de los cuales los
clorofluorocarbonos son los más importantes. El ozono (0), principalmente en la parte
inferior de la atmósfera, cuya concentración se ve afectada por las actividades
humanas, es también un importante gas de invernadero. Aparte de los CFC, estos
gases existen de modo natural. El vapor de agua tiene un papel preponderante en la
cuestión del efecto de invernadero debido a que su concentración está vinculada a la
de los demás gases a través de un mecanismo de retorno. El recalentamiento,
producido por los demás gases de invernadero, aumenta la evaporación y hace que la
atmósfera pueda retener más vapor de agua, aumentando a su vez el
recalentamiento.

Los diferentes gases absorben y atrapan cantidades variables de radiación infrarrojo.


También persisten en la atmósfera por períodos diferentes e influyen en la química
atmosférica (especialmente del ozono) de diferentes maneras. Por ejemplo, una
molécula de CFC-12 tiene más o menos el mismo efecto sobre la radiación que 16000
moléculas de C02. El efecto de una molécula de metano es igual aproximadamente al
de 21 veces del efecto del C021, pero la vida útil de la misma es mucho más corta.

El potencial de calentamiento mundial de la atmósfera (GWP) es un índice que


compara el efecto del recalentamiento en un lapso de tiempo para diferentes gases
con respecto a emisiones iguales de C02 (por peso).

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3.2. CONTRIBUCIÓN DIRECTA DE LOS CFC

Dado que la vida útil de los gases es diferente de la del CO2, se podrían calcular
diferentes GWP, lo cual depende de la extensión de tiempo considerada. La vida útil
del CO2 es del orden de los 200 años en la atmósfera; si se compara con el CO, sobre
un plazo corto, un gas cuya vida útil es muy corta, se da relieve al potencial de
recalentamiento de este gas y se subestima el potencial de recalentamiento del CO2.
Tomando una extensión de tiempo de 500 años se pone de relieve el efecto del CO2 y
se subestima la influencia del gas de vida útil corta en el período de los primeros 20 a
50 años.

Por esta razón en la literatura se pueden encontrar diferentes GWP, según la


extensión de tiempo considerada.
GWT C02 CH4 CFC-11 CFC-12 HCFC-22 HFC-134a

20 años 1 63 4500 7100 4100 3200

100 años 1 21 3500 7300 1500 1200

500 años 1 9 1500 4500 510 420

Diferencias en GWP para diferentes extensiones de tiempo

Normalmente se adopta una extensión de tiempo de 100 años. Remplazar el CFC-12


por el HFC-134a implicaría una reducción por un factor de 6 en el calentamiento
mundial de la atmósfera si hay emanación del gas.

Utilizando el GWP de los gases junto con sus concentraciones previstas en el futuro da
por resultado escenarios de cambios climáticos en el próximo siglo, un aspecto que
recibe más y más atención de los científicos y responsables de tomar decisiones en
todo el mundo.

La contribución directa ya se está reduciendo gracias a la limitación de las emisiones,


tanto por los métodos más estrictos, para evitar fugas en los sistemas de
refrigeración, como por la recuperación de los CFC.

3.3. EL IMPACTO TOTAL EQUIVALENTE DE RECALENTAMIENTO (TEWI)

Además de la contribución directa de los CFC, que se produce únicamente cuando hay
emisiones de la sustancia, debe considerarse la contribución indirecta debida al
consumo de energía de los sistemas de refrigeración. Esta contribución indirecta
representa el número de kilogramos de CO2 vertidos en la atmósfera por la
producción de cada kilovatio-hora de electricidad utilizado para producir frío. Diversos
experimentos y cálculos han demostrado que la contribución indirecta de los sistemas
termodinámicos al efecto de invernadero es considerablemente superior a la
contribución directa vinculada con la liberación de los CFC.

Por ejemplo, para un refrigerador doméstico que utiliza CFC-12 y que está aislado con
espuma de poliuretano que contiene CFC- 11, la contribución indirecta (CO2
desechado por la combustión en las centrales eléctricas) representa el 80% de la
contribución del sistema termodinámico al efecto de invernadero y los CFC
desechados en la atmósfera representan el 20% restante.
Las contribuciones directas o indirectas se toman en cuenta en un coeficiente
denominado impacto total equivalente de recalentamiento (TEWI).

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4. CFC Y OTRAS SUSTANCIAS QUE CONTIENEN HALÓGENOS

Los CFC se han utilizado ampliamente desde el decenio de 1950. El consumo mundial de
CFC, que ha aumentado constantemente desde entonces, quedó sujeto a limitación a finales
de los años 1980 por el Protocolo de Montreal destinado a reducir y eliminar el uso de los
CFC y de otras sustancias que contienen halógenos.

Los CFC se utilizan como disolventes, como impelentes en aerosoles, en la producción de


espumas de poliuretano; estos usos representan cerca de 70% de todos los CFC producidos.
También se emplean los CFC como líquido activo en muchos sistemas de refrigeración y de
aire acondicionado y en bombas de calor. La industria de la refrigeración fue responsable
de un cuarto del consumo mundial de CFC en 1986. Los utilizadores de pequeñas cantidades
como, por ejemplo, los de las industrias de esterilización, consumieron el 5% restante del
total mundial.

En 1986 se produjo aproximadamente un total de 1 000 000 de toneladas de CFC para su


utilización en todo tipo de aplicaciones que incluían disolventes, impelentes así como
refrigerantes (no solamente para refrigeración), más unas 700 000 toneladas de
meticloroformo (un disolvente que también está cubierto por el Protocolo de Montreal) y 250
000 toneladas de HCFC-22 (sustancia también sujeta a control por el Protocolo de
Montreal). También se utilizaron cantidades pequeñas de tetracloruro de carbono (el CTC es
tan dañino como los CFC en lo que atañe al agotamiento del ozono). En la Figura 9, (ver
tabla inferior) tomada del "Report of the Technology Review Panel", 1989, se puede ver el
calendario de reducción de los CFC establecido por el Protocolo de Montreal en 1989, como
porcentaje del consumo de 1986 para diferentes categorías en uso. En 1991 y 1994 se han
publicado nuevos informes con calendarios más estrictos. La utilización mundial de
refrigerantes a base de CFC fue de unas 230 000 toneladas métricas según el informe de
1994 del Comité de opciones técnicas sobre refrigeración. El 85% de la utilización está
dedicado a las operaciones de servicio. En cuanto al HCFC R22, su utilización es cercana a
220 000 toneladas métricas.

La producción de CFC disminuyó en el período comprendido entre 1986-1993 y hubo una


drástica reducción en el uso de los CFC como impelentes de aerosoles, como agentes de
espumación y como disolventes. Fue menor la disminución en el uso de los CFC en
refrigeración, de manera que la proporción del consumo de este sector, correspondiente a
1992/1993, con respecto al total de CFC había aumentado a aproximadamente un 50%,
pero la cantidad de CFC producida en 1993/1994 es menor a la producida en 1986.

En 1991, los CFC se utilizaban en los diferentes sectores de refrigeración que se indican
seguidamente:

Aplicación Porcentaje de CFC


Aire acondicionado en vehículos 49,0%
Refrigeración comercial 26,0%
Cámara frías/fabricación de alimentos 26,0%
Aire acondicionado 11,5%
Refrigeración doméstica 4,0%
Transporte refrigerado 390%
Utilización industrial 2,5%

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5. PROTOCOLO DE MONTREAL

El PNUMA se preocupó de la protección de la capa de ozono desde su creación en 1972. En


marzo de 1985, el Convenio para la protección de la capa de ozono fue firmado en Viena. El
Convenio preveía futuros protocolos y especificaba procedimientos para las enmiendas y la
resolución de discrepancias. En septiembre de 1987, se llegó a un acuerdo sobre las
medidas concretas a adoptar y se firmó el Protocolo de Montreal sobre las sustancias que
agotan la capa de ozono. En este Protocolo se dio el primer paso concreto para proteger la
capa de ozono, disponiéndose que para el año 1999 a más tardar se debía llegar a una
reducción del 50% en la producción y el consumo de determinados CFC.

Mientras las naciones adoptaba el Protocolo en 1987, nuevas constataciones científicas


indicaron que las medidas de control del Protocolo eran inadecuadas para restaurar la capa
de ozono. Además, los países en desarrollo expresaron preocupación sobre el vago lenguaje
tanto en materia de transferencia de tecnología a los países en desarrollo como en cuanto a
asistencia financiera.

Como resultado de la Segunda Reunión de las Partes en Londres (1990), se alistaron los
plazos de Montreal de manera que para el año 2000 a más tardar quedasen eliminados
cinco CFC (CFC-11, -12, -113, -114 v -115) y tres halones. El metilcloroformo debía
controlarse y quedar eliminado en el año 2005 a más tardar. En Londres, se redactaron
disposiciones especiales en el Protocolo en materia o transferencia de tecnología a los países
en desarrollo y en cuanto a la creación de un Fondo Multilateral (para cubrir los costos
convenios de la aplicación del Protocolo).

Los grupos de evaluación del PNUMA llevaron a cabo una considerable cantidad de trabajos
en 1991. Los grupos de expertos consideran tanto los recursos científicos como los medios y
tecnologías existentes para remplazar y eliminar gradualmente las sustancias químicas
controladas. Basándose en estos informes, las Partes en el Protocolo de Montreal
deliberaron nuevamente respecto al acortamiento de los plazos de control.

Las Partes se reunieron por cuarta vez en Copenhague en noviembre de 1992 y convinieron
en que todos los CFC, al igual que el metilcloroformo y el CTC, quedasen eliminados en
1996 a más tardar, y que los halones se eliminasen en 1994 a más tardar. En cuanto a los
HCFC, éstos quedarían eliminados en el año 2030 a más tardar, habiéndose establecido esta
fecha tardía debido, principalmente, a la necesidad de alentar primero el uso de los HCFC,
de efecto menos agotador del ozono, como sustitutos de los CFC.

En virtud del Protocolo de Montreal, las fechas anteriores valen para las naciones
desarrolladas; los países en desarrollo (o sea los que consumen menos de 0,3 kilogramos de
CFC per cápita) están eximidos y tienen un período de tolerancia de 10 años.

En 1987, participaron en la redacción del Protocolo de Montreal únicamente 24 naciones; al


realizarse la reunión de Londres en 1990, este número se había visto aumentado
considerablemente. En diciembre de 1994, la situación era tal que habían ratificado el
Protocolo de Montreal casi todas las naciones del mundo, 101 lo habían hecho en cuanto a
la Enmienda de Londres y 39 en cuanto a la Enmienda de Copenhague.

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El logro de las metas del Protocolo de Montreal depende de una amplia cooperación entre
todas las naciones del mundo. No es suficiente que los países desarrollados, que en 1986
representaban el 85% del consumo de las sustancias agotadoras del ozono, participen en el
Protocolo. La participación de los países en desarrollo, que consumían sólo el 15% en 1986
es igualmente de importancia vital. El consumo de CFC en los países en desarrollo ha estado
creciendo a un ritmo mucho más elevado que los países desarrollados y podría anular el
efecto del Protocolo en dos a tres décadas, si se mantuvieran al margen del Protocolo.

Ya en 1987 los países en desarrollo habían recibido incentivos para ajustarse al Protocolo
mediante un período de tolerancia de 10 años para la ejecución y la asistencia técnica
(Artículos 5 y 10 del Protocolo). No obstante, por 1989 muchos de los países en desarrollo
más importantes indicaron que las disposiciones eran inadecuadas. Sostuvieron que no eran
ellos los responsables del agotamiento de la capa de ozono y que cuando apenas estaban
comenzando a desarrollarse económicamente y utilizar la tecnología de bajo costo, a base
de CFC, adquirida de los países desarrollados, necesitaban ayuda con los costos.

Si debían comprometerse a observar los plazos estrictos para adoptar nuevas tecnologías,
era necesario que se les proporcionasen las nuevas tecnologías y la ayuda financiera
requerida para adoptarlas. Esta asistencia financiera debería ser complementaria a la
asistencia extranjera actual y no una desviación. También sostuvieron que convendría que
se crease un nuevo mecanismo para proporcionar esta asistencia dado que los organismos
actuales como, por ejemplo, el Banco Mundial tenían más bien la tendencia a ayudar a los
países donantes. Las negociaciones relativas a este problema culminaron con la creación, en
Londres, en 1990, de un nuevo mecanismo financiero, a través de un nuevo Artículo 10 del
Protocolo de Montreal.

El mecanismo comprende un Fondo Multilateral y otro de cooperación multilateral, regional y


bilateral. El Fondo comenzó a funcionar en 1991; en virtud del mismo, el PNUMA IMA es
responsable de la distribución de la informaci6n, de la capacitación y de la red de
intercambio de información. El presente curso, sobre Buenos procedimientos en
refrigeración, es parte del programa de trabajo del PNUMA IMA relacionado con la
capacitación y las redes de intercambio de información en los países en desarrollo.

5.1. CONTRIBUCIÓN ADICIONAL AL EFECTO DE INVERNADERO

El efecto de invernadero es provocado por la radiación infrarrojo procedente del suelo


que queda atrapada por ciertos gases atmosféricos. Se trata de un fenómeno natural
sin el cual la vida no sería posible sobre la tierra dado que ésta sería demasiado fría
con la temperatura media de –18°C en comparación con +15°C bajo las condiciones
actuales.

Los componentes que causan el efecto de invernadero son:


El vapor de agua.
El CO2.
Otros gases de “efecto de invernadero”.

Estos gases permiten a la radiación solar incidente pasar, pero absorben la radiación
infrarrojo de ondas largas que vuelve de la superficie de la tierra, impidiendo así que
se escape hacia el espacio. Al aumentar la temperatura del aire, también contribuyen
a aumentar el contenido de vapor de agua en la atmósfera, lo cual a su vez crea un
efecto adicional de invernadero.

Pag. 16 Unidad VII


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Las actividades humanas aumentan la concentración de dichos gases, especialmente


por la combustión de los combustibles fósiles para las actividades industriales, la
calefacción o el transporte.

Aunque las proyecciones respecto al calentamiento de la atmósfera por el C02 varían


muchísimo de un modelo matemático a otro, todos predicen que al doblar la
concentración atmosférica del CO2 aumentará la temperatura media de la tierra entre
1,5° C y 4,5° C, provocando un gran número de consecuencias inciertas sobre el nivel
de los océanos y la fauna, la flora y los recursos acuáticos, etc.

5.2. CONTRIBUCIÓN DIRECTA DE LOS CFC

Los productos a base de CFC tienen una capacidad de absorción de rayos infrarrojos
muy elevada y por lo tanto son gases de efecto de invernadero. El índice GWP
(Potencial de calentamiento mundial de la atmósfera) caracteriza esta distribución con
respecto al CO2. El GWP puede definirse como el efecto integrado de la contribución
adicional de un kilogramo de dicho gas en un lapso dado comparado con la
contribución de un kilogramo de CO2.

Su valor es, por lo tanto, totalmente variable según el plazo de integración


considerado y esta duración debe ser siempre especificada.

Gas 20 años 50 años 100 años 200 años 500 años


C02 1 1 1 1 1
CFC-11 4500 4100 3400 2400 1400
CFC-12 7100 7400 7100 6200 4100
CFC-113 4600 4700 4500 3900 2500
CFC-114 6100 6700 7000 7000 5800
CFC- 1 15 5500 6200 7000 7800 8500
HCFC-123 330 150 90 55 30
HFC-134a 3100 1900 1200 730 400
HCFC-22 4200 2600 1600 970 540

5.3. CONTRIBUCIONES DIRECTAS E INDIRECTAS

Otro factor aumenta la complejidad de la estimación de la contribución de los CFC al


efecto de invernadero, a saber, la contribución indirecta debida al consumo de energía
de los sistemas de refrigeración. La mayor parte de este consumo de energía es
eléctrico para los sistemas de compresión de vapor. Esta contribución indirecta
representa el número kilogramos de C02 desechados en la atmósfera para la
producción de cada kilovatio-hora de electricidad utilizado para producir el frío.

Varios experimentos y cálculos han demostrado que la contribución indirecta de los


sistemas termodinámicos al efecto de invernadero es considerablemente más elevada
que la contribución directa relacionada con la emisión de CFC.

Por ejemplo, para un refrigerador doméstico que utiliza CFC-12 y tiene aislación de
espuma de poliuretano que contiene CFC- 1 1, la contribución indirecta (C02 emitido
por la combustión en las centrales eléctricas) representa el 80% de la contribución del
sistema termodinámico al efecto de invernadero, y los CFC liberados en la atmósfera
representan el 20% restante.

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5.4. CÁLCULO DE LA CONTRIBUCIÓN MUNDIAL

Se toman en cuenta tanto las contribuciones directas como indirectas en un


coeficiente llamado TEWI (impacto total equivalente del recalentamiento).

El TEWI es la suma de lo siguiente, expresado en kilogramos de CO2:

• La cantidad de C02 equivalente al GWP de un gas que contribuye al efecto de


invernadero;

• La cantidad de C02 producida por el consumo de energía.

Por ejemplo, para calcular el TEWI de un refrigerador doméstico que contenga x


kilogramos de R-11 en la espuma de aislación de poliuretano, y kilogramos de R-12 en
el sistema de enfriamiento, y que produce z kilogramos de CO2 para el
abastecimiento de energía eléctrica la fórmula es:

TEWI = x GWPR11 +y GWPR12+ z

Estos cálculos se llevaron a cabo para un número de centrales eléctricas ordinarias de


los Estados Unidos, lo cual incluye varias centrales alimentadas a carbón y petróleo.
En otros países, donde predomina la producción de electricidad mediante energía
hidroeléctrica o nuclear, la contribución directa del C02 es, por lo tanto, inferior.

El valor del índice depende del período de integración y de la estructura del suministro
de energía del país debería otorgarse prioridad al diseño de nuevos sistemas
termodinámicos y al mantenimiento o mejoramiento de su eficiencia energética, de
manera que el calentamiento mundial de la atmósfera sea mínimo.

FIN DE LA UNIDAD

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