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Enfermedad de Alzheimer
Enfermedad de Alzheimer
Historia
Médicos griegos y romanos asociaron a la vejez con la demencia.7 Pero no fue hasta
1901 cuando el psiquiatra alemán Alois Alzheimer identificó el primer caso de lo que
se conoce hoy como enfermedad de Alzheimer, en una mujer de cincuenta años de edad,
esta mujer se llamaba Auguste Deter. El investigador hizo seguimiento de su paciente
hasta su muerte en 1906,fue entonces cuando pudo observar el cerebro. Después de este
momento fue cuando por primera vez se reportó el caso públicamente.
Uno de los primeros síntomas de una mujer de 51 años fue un fuerte sentimiento de celos hacia
su marido. Pronto mostró progresivos fallos de memoria, no podía encontrar el camino a casa,
arrastraba objetos sin sentido, se escondía o a veces pensaba que otras personas querían matarla,
de forma que empezaba a gritar. Durante su internamiento, sus gestos mostraban una completa
impotencia. Estaba desorientada en tiempo y espacio. De cuando en cuando decía que no
entendía nada, que se sentía confusa y totalmente perdida. A veces consideraba la llegada del
médico como la visita de un oficial y pedía perdón por no haber acabado su trabajo, mientras
que otras veces comenzaba a gritar por temor a que el médico quisiera operarla. En ocasiones lo
despedía completamente indignada, chillando frases que indicaban su temor a que el médico
quisiera herir su honor. De vez en cuando estaba completamente delirante, arrastrando las
mantas de un lado a otro, llamando a su marido y a su hija, y con aspecto de tener alucinaciones
auditivas. Con frecuencia gritaba durante horas y con una voz horrible. La regresión mental
avanzó gradualmente. Tras cuatro años y medio de enfermedad, la paciente falleció. Al final
estaba completamente apática y confinada a la cama, donde adoptaba una posición fetal.
Durante los siguientes cinco años, la literatura médica reportó al menos once casos
similares, algunos de ellos utilizando ya el término «enfermedad de Alzheimer».7 La
enfermedad fue categorizada por primera vez por Emil Kraepelin después de la
supresión de algunos elementos clínicos concomitantes como delirios y alucinaciones,
así como características histológicas irrelevantes para la enfermedad, como los cambios
arterioscleróticos, los cuales figuraban en el informe original sobre Auguste D.25 En la
octava edición de su libro de texto de Psiquiatría, publicado en 1910, incluyó a la
enfermedad de Alzheimer, denominada también por Kraepelin «demencia presenil»,
como un subtipo de demencia senil.26
Durante la mayor parte del siglo XX, el diagnóstico del alzheimer era reservado para las
personas entre las edades de 45 y 65 años con síntomas de demencia. La terminología
ha cambiado desde 1977, cuando, en una conferencia sobre alzheimer, se llegó a la
conclusión de que las manifestaciones clínicas y patológicas de la demencia presenil y
senil eran casi idénticas, aunque los autores también agregaron que ello no descartaba la
posibilidad de que tuviesen causas diferentes.27 Esto, a la larga, conllevó a que se haga
el diagnóstico del alzheimer independientemente de la edad.28 El término demencia
senil del tipo Alzheimer fue empleado durante un tiempo para describir el trastorno en
aquellos mayores de 65 años, mientras que la enfermedad clásica de Alzheimer se
reservaba para los de edades menores. Finalmente, el término enfermedad de Alzheimer
fue aprobado oficialmente en la nomenclatura médica para describir a individuos de
todas las edades con un patrón de síntomas: característica, curso de la enfermedad y
neuropatología comunes.
Tratamiento[editar]
Tratamientos farmacológicos[editar]
Además existen fármacos que mejoran algunos de los síntomas que produce esta
enfermedad, entre los que se encuentran ansiolíticos, hipnóticos, neurolépticos y
antidepresivos. Los fármacos antipsicóticos se indican para reducir la agresión y la
psicosis en pacientes con alzhéimer que tienen problemas de conducta, pero se usan con
moderación y no de forma rutinaria por razón de los serios efectos secundarios, como
eventos cerebrovasculares, trastornos extrapiramidales y una reducción cognitiva.154
Tratamientos no farmacológicos[editar]
El avance de la enfermedad puede ser más rápido o más lento en función del entorno de
la persona con alzheimer. No es una situación fácil y la familia tendrá que hacer grandes
esfuerzos para ofrecerle a la persona con alzheimer un entorno lo más favorable posible.
Aceleradores de la enfermedad. Se consideran aceleradores las siguientes situaciones:
Estrés familiar. Cambios bruscos en las rutinas diarias. Cambio a un domicilio nuevo y
desconocido (como son las residencias de mayores).
-(falta cita) Retardadores de la enfermedad. Se consideran retardadores las situaciones
nombradas a continuación: Ambiente familiar feliz. Hacer ejercicio. Socializar con los
amigos u otras personas.
Intervención psicosocial[editar]
Artículo principal: Rehabilitación psicosocial
Cuidados[editar]
Debido a que el alzhéimer no tiene cura, con el tiempo el paciente cae en un estado de
imposibilidad de autosuficiencia para cuidar de sí mismo, por lo que los cuidados por
terceros son una medida vital para esa deficiencia y deben ser abordados
cuidadosamente durante el curso de la enfermedad.
Ultrasonido
Marcapasos cerebral
Prevención
Ciertas actividades intelectuales, tales como el jugar ajedrez, así como las interacciones
sociales regulares, han sido asociadas en estudios epidemiológicos con un reducido riesgo de
contraer la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, no se ha encontrado aún una relación
causal.
Los estudios globales sobre las diferentes medidas que se pueden tomar para prevenir o
retardar la aparición de la enfermedad de Alzheimer han tenido resultados
contradictorios y no se ha comprobado aún una relación causal entre los factores de
riesgo y la enfermedad, ni se han atribuido a efectos secundarios específicos. Por el
momento, no parece haber medidas definitivas para prevenir la aparición del alzheimer.
Varios estudios epidemiológicos han propuesto diversas relaciones entre ciertos factores
modificables, tales como la dieta, los riesgos cardiovasculares, productos farmacéuticos
o las actividades intelectuales entre otros, y la probabilidad de que en una población
aparezca el alzhéimer. Por ahora se necesitan más investigaciones y ensayos clínicos
para comprobar si estos factores ayudan a prevenirla.
Los componentes de una dieta mediterránea, que comprende frutas y vegetales, pan,
cebada y otros cereales, aceite de oliva, pescados y vino tinto, pueden reducir de manera
individual o colectiva el riesgo y el curso de la enfermedad de Alzheimer. Varias
vitaminas, tales como la vitamina B12, B3, C o el ácido fólico, parecen estar relacionadas
con una reducción del riesgo de alzheimer. Sin embargo, otros estudios han indicado
que no tienen un efecto significativo en el desarrollo o el curso de la enfermedad,
además de que pueden causar efectos secundarios importantes.
La curcumina del curry ha mostrado en estudios del 2001 y 2007 cierta eficacia en la
prevención de daño cerebral en modelos de ratón.
Otros estudios han demostrado que hay un aumento en el riesgo de la aparición del
Alzheimer con la exposición a campos magnéticos, la ingestión de metales, en particular
de aluminio, o la exposición a ciertos solventes. La calidad de algunos de estos estudios
ha sido criticada, y otros estudios han concluido que no hay una relación entre estos
factores ambientales y la aparición del alzhéimer.