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Hace sesenta años se conocían ya con profundidad las funciones de los genes, como regían

cada parte de nuestro cuerpo, como se expresaban y también como se constituían, pero lo
que no se imaginaban era que también podían ser editables, así como borrar una palabra
mal escrita en un texto académico. La primera incursión en la técnica se dio con la
reparación de recombinación homóloga, y como todo caso pionero, era complicado y
acarreaba un proceso muy largo, si bien es eficaz, no garantiza un resultado efectivo en
todas las pruebas. Por este motivo, y atendiendo a la necesidad de encontrar más sistemas
de edición de genomas, que fueran más eficaces, confiables y baratos, se inició todo un hito
de experimentación que giraba a una sola incógnita, ¿de qué otras formas un gen puede ser
modificado?
Se han ido encontrando técnicas como las nucleasas con dedos de zinc y la tecnología de
TALENs, nucleasas efectoras activadoras de la transcripción, por sus siglas en ingles. Por un
lado, lo primero se refiere a un dominio Cys2His2, que reconoce un triplete específico según
los residuos de la α hélice que se hayan elegido (Urnov, 2010). Y por el otro, la tecnología
TALENs utiliza motivos de unión de ADN para dirigir a una nucleasa. (Christian, 2010)
Actualmente son los métodos que más se utilizan, por su facilidad de localizar secuencias,
diseño rápido y precisión al escindir.
Estas técnicas, si bien dan buenos resultados, resultan caras y poco prácticas, con bajo uso
comercial, ganadero, e industrial. En recientes años se ha descubierto una alternativa a la
edición del genoma, de la mano de Francis Mojica, Jennifer Doudna y Emmanuelle
Charpentier. Una tecnología barata, fácil de usar, y con múltiples aplicaciones, tanto
comerciales como para la salud, por eso los científicos le han prestado mucha atención a
esta técnica de edición, que es resultado de observar una característica innata de las
bacterias y arqueas
SISTEMA CRISPER
Por muy revolucionaria que haya sido la tecnología CRISPR para la ciencia biomédica, su
descubrimiento partió de la curiosidad científica básica sobre una cuestión biológica muy alejada de
la medicina. Necesitamos profundizar en uno de los conflictos genéticos más antiguos de la Tierra:
la implacable carrera armamentística entre las bacterias y los virus que infectan bacterias.

Una bacteria posee numerosos sistemas inmunes para combatir los virus en múltiples etapas del
ciclo vital viral, que los microbiólogos llevan muchas décadas estudiando. Cuando comenzó el siglo
xxi, el paradigma vigente sostenía que, aunque diversos, estos sistemas inmunes no eran más que
una respuesta innata a la infección. Detectado por primera vez en 1987 en la bacteria Escherichia
coli (Ishino et al., 1986) un grupo de investigación de la Universidad de Osaka observó secuencias
repetidas de 29 nucleótidos altamente conservadas. En primera instancia, se pensó que dichas
secuencias eran ADN «basura»; sin embargo, diversos análisis bioinformáticas posteriores revelaron
que las secuencias entre estos repetidos, llamadas «espaciadoras», eran complementarias con
secuencias de algunos fagos y virus que atacan a las bacterias.

Aunque al principio CRISPR se recibió como una extrañeza, una casualidad de la naturaleza, a
principios de la década de 2000 los investigadores habían detectado CRISPR en docenas de otras
especies bacterianas (Mojica et al., 2000). Estas estructuras que se repiten se describieron
inicialmente usando una serie de acrónimos distintos y confusos, así que, en 2002, investigadores
holandeses simplificaron su clasificación con el acrónimo sencillo que seguimos usando hoy (Jansen
et al., 2002). CRISPER, clusters of regularly interspaced short palindromic repeats, traducido al
español seria Repeticiones Palíndromas Cortas Agrupadas y Regularmente Inter espaciadas.

A pesar de la constatación creciente de que CRISPR abundaba en la naturaleza, al haberse


encontrado en los genomas de un tercio de todas las bacterias y casi todas las arqueas, su función
biológica siguió siendo un misterio hasta 2005, cuando aparecieron las primeras pistas que
vinculaban CRISPR a la inmunidad a los virus (Mojica et al., 2005). Esto sentó las bases para
establecer que las bacterias poseían algo similar a un sistema inmune con memoria

Finalmente, en 2007, otro equipo demostró que Streptococcus thermophilus podía adquirir
resistencia a un fago, ya que al ser expuesto a éste incorporaba un fragmento de la secuencia del
intruso (Barrangou et al., 2007) Al infectar de manera intencionada sus cepas con un conjunto de
virus distintos y analizando luego el ADN de esas bacterias que se volvían inmunes, los
investigadores demostraron que CRISPR confería inmunidad adaptativa.

Mecanismo de acción
CRISPR/Cas es un mecanismo de defensa en bacterias y arqueas que identifi ca y degrada secuencias
de ácidos nucleicos exógenos. Se compone de dos elementos: un ARN proveniente de la secuencia
CRISPR, llamado «ARNcr», y la endonucleasa Cas. El ARNcr es el encargado de dirigir a Cas hacia su
secuencia complementaria, donde Cas realiza el corte.

CRISPR eran en realidad unas tijeras moleculares de precisión, con la asombrosa capacidad de actuar
sobre secuencias específicas de ADN y neutralizarlas, cortando ambos filamentos de la doble hélice.
Y el protagonista es una proteína llamada Cas9 (CRISPR proteína asociada 9) (Gasiunas et al., 2012;
Jinek et al., 2012).
Ilustración 1 Incorporación de secuencia espaciadora al genoma bacteriano

Si las bacterias empleaban CRISPR-Cas6 para introducir cortes de ADN en genomas virales para
prevenir infecciones, quizá los científicos podrían emplear CRISPR-Cas9 para introducir roturas de
ADN en genomas eucariotas, y así editar genes. La misma propiedad que hacía tan efectivos los
CRISPR-Cas9 para la inmunidad adaptativa, su capacidad de actuar sobre el ADN diana usando un
RNA «guía», podría transformar la capacidad de los investigadores de programar nucleasas para
romper dianas específicas de ADN y marcarlas para su reparación.

En junio de 2012, Doudna, Charpentier y sus colegas publicaron el primer artículo que describía los
componentes esenciales de los CRISPR-Cas9 y detallaban su utilidad para la edición de genes (Jinek
et al., 2012) Debido a la precisión en cortes sitio-específi cos, el sistema CRISPR/Cas es una gran
alternativa para los métodos clásicos de la edición genómica dirigida. La ventaja del uso de
tecnologías basadas en ARN es la complementariedad que presenta con su blanco. El sistema
CRISPR/Cas se dirige, pues, contra una secuencia específi ca e induce un corte en ambas cadenas de
ADN.
Bibliografía

Urnov FD, Rebar EJ, Holmes MC, Zhang HS, Gregory PD. Genome editing with engineered zinc fi nger
nucleases. Nat Rev Genet. 2010; 11 (9): 636-646

Christian M, Cermak T, Doyle EL, Schmidt C, Zhang F, Hummel A et al. Targeting DNA double-strand
breaks with TAL effector nucleases. Genetics. 2010; 186 (2): 757-761

Barrangou R, Fremaux C, Deveau H, Richards M, Boyaval P, Moineau S et al. CRISPR provides


acquired resistance against viruses in

Ishino Y, Shinagawa H, Makino K, Amemura M, Nakata A. Nucleotide sequence of the iap gene,
responsible for alkaline phosphatase isozyme conversion in Escherichia coli, and identifi cation of
the gene product. J Bacteriol. 1987; 169 (12): 5429-5433.

Sapranauskas R, Gasiunas G, Fremaux C, Barrangou R, Horvath P, Siksnys V. The Streptococcus


thermophilus CRISPR/Cas system provides immunity in Escherichia coli. Nucleic Acids Res. 2011; 39
(21): 9275-9282

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