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INTRODUCCIÓN AL DERECHO

UNIDAD 1: El derecho como objeto de conocimiento

“El derecho es la propia cosa justa ‘ius ipsa nes iusta’.” Giuseppe Graneris.

NOCIONES GENERALES
La convivencia de los hombres en sociedad exige inexcusablemente la vigencia de normas a las
cuales deben ajustar su conducta; de lo contrario reinaría el caos y la vida en común sería
imposible.
La evolución de las sociedades y de los pueblos ha ido acentuando la distinción entre los distintos
tipos de normas que presiden la conducta del hombre en sociedad. Por lo pronto, hay algunas
cuto respeto se reputa tan necesario a la convivencia social, que el Estado las impone como
carácter obligatorio: son las normas jurídicas. Pero no basta que la norma haya sido impuesta
por el poder público, para considerarla derecho: para merecer este nombre es preciso que sea
conforme a la idea de justicia.
Todavía cabe agregar que existen normas obligatorias no impuestas por ninguna ley positiva,
pero que surgen del derecho natural o de la costumbre. Basta por ahora para definir el DERECHO
como el conjunto de normas de conducta humana obligatorias y conformes a la justicia.
El derecho contiene la noción de alteridad, o sea, requiere que exista una relación entre, por lo
menos, dos personas para que exista justicia, que a su vez contiene las ideas de proporción y
equilibrio.
Al derecho hay que diferenciarlo claramente de la ley, ya que mientras el primero contiene la
idea de justicia, la ley no necesariamente la contiene. En tal caso, la ley sería una ley injusta;
pero esa ley no sería derecho, sino mera ley. En tanto la ley participe del valor justicia será, en
mayor o menor medida, derecho. La ley es un ente real, en tanto que el derecho como idea es
un ente ideal.
Si la ley es injusta o no es dictada en beneficio de la comunidad misma, que es igual que decir
a favor del bien común, tal ley no será derecho.
Dado que la economía se ocupa de la producción y distribución de los bienes, su relación con el
derecho también es sumamente estrecha, pues el derecho deberá velar para que tal producción
de bienes no sea realizada en contra del bien común ni en perjuicios de terceros y que la
distribución de bienes sea justa. Carnelutti sostenía que el derecho es el puente entre la
economía y la ética.

MORAL Y DERECHO
El problema de la distinción entre moral y derecho consiste en que no se trata de conceptos
perfectamente independientes, separados entre sí por una línea definida. No sólo aparecen
frecuentemente entremezclados, no sólo se influyen recíprocamente, sino que, a nuestro
entender, la moral es un ingrediente necesario de lo jurídico.
 Tanto la moral como el derecho son normas de conducta humana; pero la moral valora la
conducta en sí misma, plenariamente, en la significación integral y última que tiene la vida del
sujeto; en cambio, el derecho valora la conducta desde un punto de vista relativo, en cuanto al
alcance que tenga para los demás. El campo de imperio de la moral es el de la conciencia;
mientras que el del derecho, la convivencia social. La moral gobierna la conducta social del
hombre mediante dos virtudes, la caridad y la justicia. Y por su parte, el derecho más de una vez
penetra al fondo de las conciencias y juzga las intenciones.
 La moral es autónoma, es decir, se la impone el individuo a sí mismo, surge de una
convicción propia, y éste estima que es bueno y obligatorio cumplir con ellas. En cambio el
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derecho es heterónomo, le es impuesto al individuo por el Estado, con total independencia de lo


que íntimamente piense aquél. No importa que el sujeto estime buena o mala la norma jurídica;
de todas maneras, le es obligatorio cumplirla.
 La moral supone y requiere libertad en su cumplimiento, pues para que una conducta pueda
ser objeto de un juicio moral es preciso que el sujeto la realice por sí mismo, que responda a una
posición de su propio querer. En cambio, la norma jurídica es obligatoria; los individuos no pueden
negarse a cumplirla, pues, si lo hicieran, el Estado los obligaría a cumplirla coactivamente; y si el
cumplimiento fuera ya imposible, aplicará, también coactivamente, una sanción.
En caso de violación de normas puramente morales, las sanciones suelen consistir en el repudio
social, en el menosprecio de los amigos. Pero la eficacia de estas sanciones, a veces dolorosísima,
es relativa y depende de mayor o menor sensibilidad del sujeto que las sufre, frente a ellas.
La sanción moral puede o no seguir a la violación de una norma moral y ésta puede o no ser
respetada por los individuos; en cambio, la norma jurídica debe ser cumplida inexorablemente y
en garantía de ello, está presente la fuerza del Estado, que incluso suele llegar a la compulsión
física si es menester.
 En la moral, el deber se impone fundamentalmente por causa del sujeto llamado a cumplirlo.
Al imponérsele un deber moral no sólo se tienen en cuenta al individuo en sí, sino también ala
sociedad en que actúa. En cambio, las obligaciones jurídicas no se imponen en consideración ni
en beneficio del obligado, sino del acreedor, es decir, de la persona que está colocada frente a él
en la relación jurídica. La obligación jurídica implica siempre la existencia, frente al obligado, de
un sujeto pretensor, que, jurídicamente autorizado, exige.
 Mientras que a la moral le interesa que el individuo se conduzca voluntariamente con justicia
en sus actos, porque busca la perfección del individuo, al derecho sólo le importa la justicia del
acto, ya sea que el sujeto se comporte de tal modo por su propia voluntad o coercitivamente,
pues el derecho, a diferencia de la moral, no tiene como objetivo la perfección de la persona,
sino la convivencia pacífica dentro de la comunidad, y la paz sólo es posible con justicia.

Son numerosas y muy importantes las normas legales que aluden concretamente a principios
de orden moral, señalando la íntima vinculación entre moral y derecho. Por lo pronto, el propio
Preámbulo de la Constitución Nacional señala entre los propósitos esenciales de nuestro
ordenamiento jurídico, el de afianzar la justicia; de ahíi que las soluciones injustas, contrarias al
sentido moral, son inconstitucionales.
Otra disposición de capital importancia es el artículo 953 del Código Civil, según el cual el objeto
de los actos jurídicos no debe ser contrario a las buenas costumbres. Ello significa que todo ese
vastísimo conjunto de relaciones humanas, originadas en los actos jurídicos, debe ajustarse a la
moral.
El artículo 792 dice que es nulo el pago efectuado por una causa contraria a las buenas
costumbres. El artículo 2261 prohíbe prestar cualquier cosa para un uso contrario a las buenas
costumbres. En materia de familia, el artículo 413 establece que el tutor debe administrar los
intereses del menor como un buen padre de familia. Este módulo para apreciar la conducta del
tutor está preñado de sentido moral y es de frecuente aplicación en el derecho de familia.

USOS SOCIALES
La conducta humana no sólo está reglada por la moral y el derecho, sino también por normas
de trato social, llamadas, asimismo, simples usos o reglas de decoro. Se trata de un conjunto
numerosísimo y abigarrado de normas que atañen a los buenos modales, la cortesía, el tacto
social, e inclusive, a la moda en los vestidos y en el trato.
Diferencias con normas morales
Las reglas de simple trato social se refieren a “la capa superficial del hombre”, a los planos
externos de la conducta, es decir, a aquellos en que se verifica el contacto con las demás gentes,
a lo que podríamos llamar piel social. La profundidad de la vida, la intimidad, la esfera de las
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intenciones originarias, en suma, la auténtica individualidad, es lo afectado por la moral, y es lo


no alcanzado jamás por las reglas del trato.
Mientras la moral es autónoma, los usos sociales son heterónomas, impuestas al individuo por
le medio social en que actúa, cualquiera sea su opinión al respecto.
Diferencias con las normas jurídicas
Los usos sociales tienen en común con las jurídicas su heteronomía, vale decir, que ambas le
son impuestas al individuo por una autoridad externa a él mismo. Pero en un caso, la autoridad
es la sociedad en que vive, el círculo de sus relaciones, su propia familia. En el otro, la autoridad
es el Estado, quien lo hace un ejercicio de su imperium.
De ahí se desprende esta diferencia fundamental: el que infringe un uso social se expone a
sanciones de su medio o de su círculo, que a veces son dolorosa, pero que, como en el caso de
las sanciones morales, pueden cumplirse o no, dependiendo de su eficacia, más que todo, de la
sensibilidad con que reaccione ante ellas el individuo. En cambio la coactividad jurídica, según ya
lo hemos dicho, tiende al cumplimiento inexorable de la ley, llegando si es necesario al a
compulsión física para lograr ese objeto.

DERECHO NATURAL Y DERECHO POSITIVO


El derecho natural es aquel que surge de la naturaleza misma del hombre, que se tiene por el
solo hecho de ser persona humana y que es revelado por la recta razón. Pero debido a que cada
sociedad debe regular su convivencia en un tiempo, espacio y condiciones diferentes, ese derecho
natural es un marco excesivamente amplio, por lo cual la sociedad establece un orden jurídico
propio de acuerdo a su tiempo, espacio y condiciones particulares; ese orden jurídico propio de
cada sociedad, vigente en un tiempo determinado, es el derecho positivo de esa sociedad. El
derecho natural conforma la guía o marco respecto del cual se debe establecer la normativa
particular del derecho positivo de cada comunidad, siguiendo un criterio de justicia y recta razón.
Derecho natural
La escuela del derecho natural afirma que la justicia es un elemento necesario del derecho. El
criterio que distingue lo justo de lo injusto es el derecho natural. Si la ley es conforme a él, es
justa; si es incompatible con él, es injusta.
El derecho natural es aquel que surge de la naturaleza humana y que es revelado al hombre
por la razón. Fija los grandes principios, las líneas rectoras de la organización social; pero dentro
de ellas caben soluciones distintas, aplicables a diferentes pueblos y épocas, puesto que las
circunstancias difieren.
Siendo la justicia una virtud moral, el planteo de la escuela de derecho natural implica que la
moral es un ingrediente necesario del derecho. Si se quita el carácter moral del derecho y de los
deberes jurídicos, se quita toda su dignidad y toda su nobleza al orden jurídico entero,
rebajándolo a una suma de medidas coercitivas, a un sistema policíaco.
Debe aceptarse que el respeto de la libertad y, por ende, de la dignidad humana, es el derecho
natural; igualmente lo es el imperio de la igualdad, entendiendo por tal la que se desprende de
la naturaleza y es destino del ser humano, lo que no implica negar las desigualdades accidentales
propias de cada sujeto; sino también de derecho natural la familia, las asociaciones, la propiedad,
y el derecho debe garantizarlas y asegurar su normal desenvolvimiento. Todo ello forma la base
del derecho natural y sobre estas materias existe acuerdo general.
Derecho positivo
Se llama derecho positivo al conjunto de leyes vigentes en un país. Se divide en dos grandes
ramas: derecho público y derecho privado.
La diferencia entre éstos se basa en el sujeto de la relación: si interviene el Estado como poder
público, estamos en presencia de una norma de derecho público; si intervienen sólo los
particulares, o el Estado en su carácter de simple persona jurídica, se trata de derecho privado.
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El público será un derecho de subordinación caracterizado por la desigualdad de los términos


de la relación jurídica: el Estado por un lado, los individuos por otro. Al contrario, el derecho
privado será un derecho de coordinación en el cual los sujetos están ubicados en un plano de
igualdad.
También se distinguen según el interés: si lo que predomina en la norma jurídica es el interés
general, colectivo, social, es derecho público; por el contrario, si lo que prima es el interés de los
particulares, es derecho privado.
Ramas del derecho público
 Derecho constitucional: organiza el Estado, determina las relaciones y facultades de los
distintos poderes y establece las normas fundamentales de convivencia social. Establece los
derechos y garantías de los ciudadanos.
 Derecho administrativo: organiza el funcionamiento de la administración pública, ya sea
nacional, provincial o municipal, y las relaciones entre ella y los administrados.
 Derecho fiscal, financiero o tributario: se ocupa del sistema económico e impositivo del
Estado.
 Derecho penal: establece los actos que son considerados delitos y la legislación represiva de
los mismos, en protección del orden social. Los procesos penales tienen como figura al fiscal,
que vela por los intereses del individuo defendido. Este derecho se caracteriza por su
tipicidad, por la cual una norma penal establece la conducta específica a castigar. El hecho
denunciable no se considera delito penal si no encuadra en la norma descripta.
 Derecho internacional público: rige las relaciones de los Estados entre sí.
 Derecho procesal: establece las normas para la administración de justicia. Determina el
proceso de la demanda judicial, los plazos, las pruebas, los testigos, etc. Cada rama del
derecho tiene su propio derecho procesal que lo regula. Cada provincia tiene sus propias
normas de procesamiento. La Ley de fondo es la que establece las normas comunes para
todas las provincias, y es dictada por el Congreso Nacional.

Ramas del derecho privado

 Derecho civil: tronco común de todas las ramas del derecho privado. Es el derecho que rige
al hombre como tal, sin consideración de sus actividades o profesiones peculiares; que regla
sus relaciones con sus semejantes y con el Estado, cuando éste actúa en su carácter de
simple persona jurídica y en tanto esas relaciones tengan por objeto satisfacer necesidades
de carácter genéricamente humano. Se refiere a las personas físicas (rasgos de humanidad)
y las jurídicas (empresas).
 Derecho comercial: regla las relaciones de los comerciantes y las consecuencias jurídicas de
los actos de comercio, y del cual se va diseñando, cada vez con mayor vigor, la segregación
del llamado derecho de la navegación, que atañe al comercio marítimo y aéreo.
 Derecho laboral: se ocupa de las relaciones entre trabajadores y empleadores, tanto
individual como colectivamente.
 Derecho de la navegación: tanto marítima como aérea, regla el tráfico marítimo y aéreo de
carácter civil y comercial.
 Derecho internacional privado: trata sobre las relaciones privadas de las personas con
domicilio en distintos Estados.
 Legislación rural: regla las relaciones de vecindad rural y las cuestiones que surgen de la
explotación agropecuaria.
 Derecho laboral: entre particulares. Es mixto porque mientras llegan entre particulares a las
condiciones generales, el Estado interviene por los derechos del empleado.
 Derecho informático: si bien necesitaría regulación por parte del Estado, actualmente es un
derecho privado. Involucra la propiedad intelectual.
El derecho positivo puede ser considerado también como derecho positivo histórico y derecho
positivo vigente. El primero comprende aquellas normas que se han aplicado en un Estado
determinado. Se lo puede invocar solamente a título de doctrina o de principios generales, como
el derecho romano, canónico, indiano, etc.
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El derecho positivo vigente es el aplicado en la actualidad y regula efectivamente la vida de un


pueblo. El derecho no vigente puede ser actual o histórico. Es actual en el caso de una ley que
no se aplica todavía porque se ha establecido una fecha de vigencia expresamente.
DERECHO OBJETIVO Y DERECHOS SUBJETIVOS
Mientras que el derecho objetivo es el conjunto de normas establecidas para una comunidad,
los derechos subjetivos son cada una de las facultades que el individuo tiene en virtud de ese
derecho objetivo. El titular de un derecho subjetivo que surge del derecho objetivo tiene la
facultad de ejercerlo en toda la extensión en que este derecho subjetivo es reconocido por el
derecho objetivo.
Pero como las normas que establecen el derecho objetivo normalmente son genéricas, pensadas
para un número indeterminado de casos, en ciertas circunstancias, no falla quien interprete
maliciosamente en su favor dicha norma, contrariando el espíritu o la finalidad para la cual se
dictó.
Por ello la ley sólo ampara los derechos ejercidos de modo regular, o sea de modo normal,
legítimo y justo. Sólo quedará amparado por la ley el ejercicio de los derechos subjetivos que sea
conforme a la finalidad que ella tuvo al dictarse.
Así, el derecho subjetivo es la facultad de exigir de otro una determinada conducta. Se habla
del derecho a cobrar una deuda, del derecho de propiedad, de patria potestad, del derecho a la
vida, al honor, etc.
Categorías de los derechos subjetivos
o Como facultad de exigir de otra persona el pago de una obligación.
o Como facultad de goce de una cosa con el poder de incluir o excluir la influencia ajena sobre
una cosa.
o Como poder de formación jurídica por la cual el propietario tiene derecho a vender, a
hipotecar, arrendar, donar, la cosa de su propiedad.
o Derechos de la personalidad: son irrenunciables e imprescriptibles. Por ejemplo, derecho a la
vida, al honor, la libertad, integridad física.
o De carácter público que los hombres tienen en calidad de ciudadanos.
Clases de derechos subjetivos
Patrimoniales
Tienen contenido económico.
 Derechos personales regulan la relación jurídica entre personas ya sean físicas o jurídicas.
Son demandables y exigibles. Un ejemplo de ellos son los contratos.
 Derechos reales creados por ley y establecidos en el código civil. Manifiesta la relación
persona- cosa. Ejemplos son el condominio, el usufructo y los derechos reales de garantía.
 Derechos intelectuales surgen de la creación intelectual.
Extrapatrimoniales
No tienen valor económico ni patrimonial.
 Personalísimos son inherentes a la personalidad.
 Potestades se trata de complejos derechos y deberes que se dan sobre todo en materia de
derecho de familia. Ejemplo es la patria potestad.
Derechos transmisibles y derechos inherentes a la persona
Los derechos patrimoniales son generalmente transmisibles: pueden enajenarse, venderse,
donarse, etcétera. Por excepción, algunos de ellos deben considerarse inherentes a la persona:
así, por ejemplo el derecho a recibir alimentos es intransmisible.
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UNIDAD 2: Fuentes del derecho

NOCIONES GENERALES
La expresión fuentes del derecho suele usarse en tres sentidos distintos. Desde un primer punto
de vista, que podemos llamar filosófico, significa la esencia suprema de la idea del derecho. Desde
otro, que puede calificarse de histórico, fuentes del derecho alude a los antecedentes patrios o
extranjeros que han podido servir de base a un determinado orden jurídico. Finalmente, la
expresión fuentes del derecho se aplica a las normas o preceptos del derecho positivo, del cual
nacen derechos y obligaciones para las personas.
Las fuentes del derecho son un conjunto de pautas compuesto por valoraciones, principios
morales, doctrina; que determinan la voluntad del legislador contribuyendo a la creación de la
norma jurídica. Sirve para la elaboración y la interpretación de la norma. También para tomar
decisiones con respecto a la norma.
CLASIFICACIÓN DE GENY
Fuentes formales: son la ley, la costumbre y lo que él llama tradición o autoridad, que son la
jurisprudencia y la doctrina.
Fuentes no formales: cuando las fuentes formales no le dan al juez la solución del caso, éste
debe tener en cuenta lo dispuesto por las leyes análogas, los principios de la moral cristiana, los
principios en que se basa el derecho público y la organización social del pueblo. El juez debe
sacar la norma aplicada al caso de un estudio profundo de la realidad social y de la naturaleza
positiva de las cosas, mediante el método de la libre investigación científica.

LA LEY
Concepto
Desde un ángulo filosófico-jurídico, la ley se entiende como “toda ordenación racional,
encaminada al bien común, promulgada por el que tiene el que tiene el cuidado de la comunidad”
(Santo Tomás de Aquino).
En una perspectiva netamente jurídica, la definición de ley está contenida en el Código Civil que
señala: “la ley es una declaración de voluntad soberana que manifestada en la forma prescripta
por la Constitución”.
En suma, por ley hemos de entender aquella regla de carácter obligatorio, emanada de la
autoridad (el Congreso Nacional) con arreglo a la Constitución, y cuyo cumplimiento puede
obtenerse por medios coactivos.
La ley es la fuente primera y fundamental del derecho. Es la única fuente obligatoria, a la que
hay que recurrir sí o sí ya sea para elaborar una ley nueva, aplicarla, etcétera. La ley se presume
conocida por todos, nadie puede alegar desconocimiento de la ley.
Desde el punto de vista material o sustancial, ley es toda regla social obligatoria, emanada de
autoridad competente. Por consiguiente, no sólo son leyes las que dicta el Poder Legislativo, sino
también la Constitución, los decretos, las ordenanzas municipales, etcétera.
Desde el punto de vista formal, se llama ley a toda disposición sancionada por el Poder
Legislativo, de acuerdo con el mecanismo constitucional.
Caracteres
 Generalidad: se trata de una norma dictada con carácter general y no con relación a cierta
persona en particular.
 Obligatoriedad: es de la esencia de la ley; para asegurar su cumplimiento y real vigencia
contiene siempre una sanción para el que la viole, sanción que en el orden civil puede ser la
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nulidad del acto contrario a la ley, la indemnización de los daños y perjuicios ocasionados a
terceros, etcétera.
 Debe emanar de autoridad competente: así no es obligatoria ni tiene por ende el
carácter de la norma jurídica el decreto del Poder Ejecutivo relativo a materias que son
relativas al Congreso.
Clasificación
Por su estructura y la técnica de su aplicación
o Rígidas: su disposición es precisa y concreta; al aplicarlas, el juez no hace sino comprobar la
existencia de los presupuestos o condiciones legales e impone la única consecuencia posible,
claramente fijada en la ley. No da lugar a dudas.
o Flexibles: son elásticas, se limitan a enunciar un concepto general, fluido; el juez, al aplicar
la ley, tiene un cierto campo de acción, dentro del cual se puede mover libremente. Estas
fórmulas elásticas tienden a difundirse cada vez más en la técnica legislativa moderna, que
prefiere no aprisionar al juez con normas rígidas, que un cambio de circunstancias puede
convertir en injustas o inaplicables.
Por la naturaleza de la sanción
o Perfectas: aquellas en que la sanción es la nulidad del acto.
o Más que perfectas: aquellas en que la sanción consiste no solo en la nulidad del acto, sino
también en una pena civil adicional y da lugar a graves sanciones contra el escribano; las
nulidades de los actos jurídicos basados en culpa o mala fe de una de las partes, acarrean,
además, la indemnización de los daños y perjuicios.
o Menos que perfectas: aquellas en que la sanción no consiste en la nulidad del acto, sino en
una pena que podemos llamar menos importante.
o Imperfectas: carecen de sanción; asumen la forma de consejo o indicación general, pero su
violación no trae aparejada ninguna consecuencia legal. Estrictamente, estas leyes sólo lo
son desde el punto de vista formal, puesto que han sido sancionadas por el legislador, pero
no lo son desde el punto de vista material o de fondo, ya que uno de los elementos esenciales
de la norma jurídica, es precisamente la sanción.
Por su validez en relación a la voluntad de las personas
o Imperativas: las que prevalecen sobre cualquier acuerdo de voluntad de las personas sujetas
a ellas; deben cumplirse aun cuando ambas partes intimaran preferible otra regulación de
sus relaciones jurídicas. En algunos casos asumen la forma de mandatos y en otros de
prohibiciones; pero en cualquier caso, los particulares no pueden dejarlas sin efecto.
o Supletorias: aquellas que las partes de común acuerdo, pueden modificar o quedar sin efecto.
Estas normas son frecuentes en materia contractual. El legislador suele tener en cuenta la
posibilidad de que las partes, al celebrar un contrato, no hayan previsto algunas de las
consecuencias que pueden derivar de él; para esos casos, establece reglas que, desde luego,
sólo tienen validez en la hipótesis de que los interesados nada hayan dispuesto sobre el
particular. Por eso se llaman supletorias, puesto que suplen la voluntad de las partes
inexpresada en los contratos. Es claro que si las partes no están conformes con la solución
legal, pueden, de común acuerdo, dejarla sin efecto y convenir cualquier otra regulación de
sus relaciones jurídicas. Este es un campo que queda enteramente librado al principio de
autonomía de la voluntad.
Codificación
El fenómeno de la codificación, que implica la reunión de las leyes vigentes en un cuerpo
orgánico, introduciendo a veces en ellas innovaciones profundas obedece a diversas y poderosas
causas: la necesidad de ordenar y simplificar las múltiples normas esparcidas en leyes y
costumbres diversas; la conveniencia de unificar el derecho de un país, en los casos en que sus
distintas regiones o provincias tengan leyes diferentes, como medio de asegurar la unidad
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nacional; finalmente, el deseo de consolidar las grandes reformas que introducen las revoluciones
sociales.
Los códigos modernos responden a ciertas ideas centrales, a una determinada concepción
filosófica, económica o política, que le confiere unidad a todo el sistema; y es natural que así sea,
pues son dictados por un legislador en un solo momento; además están redactados en un estilo
concreto y breve, y sólo comprenden una rama del derecho: el civil, el comercial, el procesal, etc.
Inconvenientes de la codificación
Este movimiento universal hacia la codificación se ha llevado adelante no sin vencer cierta
resistencia. Según los principios de la escuela histórica, el derecho era un producto de la vida
social, que se iba formando espontáneamente en la conciencia popular, la codificación traba ese
proceso espontáneo y contribuye a cristalizar el derecho, que deja así de responder a las
necesidades sociales; y si ello no ocurriere, si no obstante la codificación, la formación popular
del derecho continuara su natural devenir –tal suele ser la fuerza de la vida del derecho- bien
pronto el Código resulta superado e inútil.
La legislación argentina: leyes nacionales y provinciales
Las leyes nacionales abarcan toda la materia reservada al Estado Federal: aduanas,
contribuciones directas, relaciones con otros países, defensa nacional, navegación de los ríos y
mares. También son leyes nacionales los códigos Civil, Comercial, Penal y de Minería.
Las leyes provinciales comprenden todos los poderes no delegados en el Gobierno Federal por
la Constitución Nacional o por convenios posteriores realizados entre el Gobierno de la Nación y
las provincias. En particular, les está reservando todo lo relativo a su organización interior, su
administración de justicia, régimen municipal, educación primaria, etcétera.

LA COSTUMBRE
Concepto
En las sociedades poco evolucionadas era la principal fuente del derecho; pero a medida que
las relaciones humanas se fueron haciendo más complejas y múltiples, fue necesario ir
determinando con más precisión de lo que la costumbre permite, los derechos y las obligaciones
de los hombres. Falta de precisión, de certeza y de unidad, son los grandes defectos de la
costumbre.
En el derecho contemporáneo, el papel de la costumbre es modesto, si se lo compara con el de
la ley. No obstante ello, en algunas ramas del derecho, y particularmente en el comercial, su
campo de aplicación es bastante amplio. Las costumbres son un conjunto de comportamientos
humanos no reglados por ley, que una comunidad reconoce como obligatorias para el
establecimiento de relaciones jurídicas.
Un legislador prudente toma en cuenta la realidad social y las costumbres imperantes. En épocas
normales, los legisladores harán bien en conocer y respetar las costumbres, que por haber nacido
espontáneamente del pueblo, parece democrático respetar. Precisamente uno de los grandes
aciertos de Vélez Sársfield fue haber respetado las costumbres nacionales, incorporando
muchísimas de ellas a los preceptos del Código.
Características
 Es general, todos la llevan adelante.
 Es uniforme.
 Tiene continuidad en el tiempo.
Puesto que el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes y que ningún
habitante puede ser obligado a hacer lo que la ley no manda ni privado de lo que ella no prohíbe,
la conclusión parece clara: la costumbre no puede ser fuente de derecho a menos que la misma
ley la convalide.
Elementos
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 Objetivo o material: consiste en una serie de actos repetidos de manera constante y


uniforme; es necesario que el uso sea general, es decir, observado por la generalidad de las
personas cuyas actividades están regidos por aquél, no bastando que sea la práctica de
algunos pocos.
 Subjetivo o psicológico: consiste en la convicción común de que se trata de una práctica
obligatoria, de la cual surgen derechos y deberes; por consiguiente, los simples usos sociales,
que en la opinión general no tienen relieve jurídico, no pueden considerarse costumbre en el
sentido de fuentes del derecho.
Clasificación
Art. 17 del Código Civil “Las leyes no pueden ser derogadas en todo o en parte sino por
otras leyes. El uso, la costumbre o la práctica no pueden crear derechos sino cuando las
leyes se refieren a ellos (secundum legem) o en situaciones no regladas legalmente
(practen legem).”
 Según la ley (secundum legem). A su vez, se subdivide según que aplique el precepto
expreso de la ley o que se aplique la costumbre vigente por disposición de la ley misma.
 Fuera de la ley (praeter legem). Es aquella que supliendo el silencio de la misma integra
ineficiencias.
 Contra la ley (contra legem). Es la que está en franca oposición con el derecho escrito
pudiendo llegar a derogarlo y sustituirlo.
La costumbre contra legem va en contra de la ley y, por ende, carece de valor jurídico. Este
principio es elemental en todo derecho positivo; de lo contrario fomentaría la desobediencia, pues
bastaría que la comunidad se opusiera al cumplimiento de una ley para que ésta cayera en desuso
y perdiera su fuerza obligatoria. En efecto, la vida del derecho es tan vigorosa, que más de una
vez los tribunales se han visto forzados en admitir la derogación de la ley por la costumbre y a
reconocer el predominio de ésta sobre aquélla.

JURISPRUDENCIA
Concepto
Desde el punto de vista etimológico, jurisprudencia significa conocimiento del derecho. Pero el
significado más general y común de la palabra se refiere a los fallos de los tribunales judiciales,
que sirven de precedentes a futuros pronunciamientos.
La sentencia es la decisión del magistrado que pone fin al pleito y declara cuáles son los
derechos de las partes. Tienen carácter obligatorio para éstas y el vencedor puede pedir el auxilio
de la fuerza pública para hacerla cumplir.
Los fallos constituyen fuentes en cuanto aclaran la forma como puede o debe entenderse una
norma jurídica, pero no es vinculante, en el sentido que la interpretación sostenida en un caso
puede variar en otro.
Caracteres
La sentencia es obligatoria para las partes. Cuando ha sido dictada por el tribunal de última
instancia, hace cosa juzgada. Eso significa que no se puede volver a plantear la cuestión, por más
que la parte vencida pueda aportar más tarde elementos de juicios suficientes para demostrar la
razón que le asiste.
La sentencia debe ser fundada; el juez tiene el deber de tratar todas las cuestiones y defensas
planteadas en el juicio, analizar y valorar la prueba producida por las partes, y, finalmente,
precisar en qué normas jurídicas se basa su pronunciamiento. Esta exigencia de fundamentación
de la sentencia es una garantía de la seriedad del estudio del caso; por ello, una sentencia no
fundada o en la cual se ha omitido la expresión del derecho aplicable al caso, es nula.
Art. 15 “Los jueces no pueden dejar de juzgar bajo pretexto de silencio, oscuridad o
insuficiencia de las leyes.”
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Art. 16 “Si una cuestión civil no se puede resolver ni por las palabras ni por el espíritu de la
ley, se atenderá a los principios de leyes análogas; y si aun la cuestión fuere dudosa, se
resolverá por los principios generales del derecho, teniendo en consideración las
circunstancias del caso.”
Medios de uniformar la jurisprudencia
La existencia de distintos tribunales dentro de la misma jurisdicción, lleva implícita la posibilidad
de que una misma ley sea interpretada por ellos en diferentes sentidos. Ello da lugar a la
incertidumbre y la inseguridad en el goce de los derechos. Para evitar estos inconvenientes, en
nuestro país, se ha recurrido a los siguientes medios:
 Recurso de casación: mientras los jueces y tribunales de instancia deben decidir acerca
de todas las cuestiones de hecho y de derecho que implica un caso dado, el Tribunal de
Casación sólo juzga acerca del derecho. De esta manera, existiendo un único Tribunal de
Casación, queda asegurada la uniformidad de la interpretación de la ley.
 Recurso extraordinario: el propósito fundamental de este recurso es asegurar el pleno
imperio de la Constitución Nacional y las leyes nacionales y evitar que, so color de
interpretación, los tribunales de justicia dejen sin efecto normas en cuyo cumplimiento juega
un interés de norma social. La Corte Suprema asegura que la Constitución y las leyes
nacionales tengan un mismo significado en todo el país.
No está sujeto a los recursos extraordinarios la interpretación que los tribunales de provincia
hagan de los códigos Civil, Comercial, Penal y de Minería puesto que a pesar de que han
sido dictados por el Congreso Nacional, lo fueron con la expresa salvedad de las
jurisprudencias locales.
 Tribunales plenarios: la doctrina legal o interpretación de la ley hacha por las Cámaras
Nacionales de Apelaciones reunidas en tribunal plenario para unificar la jurisprudencia de
las salas y evitar sentencias contradictorias, será de apelación obligatoria para las salas de
la misma Cámara y para los jueces de la primera instancia respecto de los cuales la Cámara
que la pronuncie sea tribunal de alzada, sin perjuicio de que los jueces dejen a salvo su
opinión. Sólo podrá volverse sobre ella como consecuencia de una nueva sentencia plenaria.
Organización judicial argentina
A la justicia federal le compete:
 Por razón de materia entiende en todos los pleitos en que esté en juego la aplicación de las
leyes federales propiamente dichas.
 Por razón de las personas entiende en las causad en que son partes la Nación, los
embajadores extranjeros, las que se susciten entre dos provincias o entre vecinos de una
provincia y otra provincia o sus vecinos.
La justicia provincial es competente:
 En las causas en las que esté en juego la legislación provincial.
 Aquellas en las que se apliquen leyes que, aunque dictadas por el Congreso, no tienen
carácter de leyes propiamente federales, sino que forman parte del derecho común; es decir,
los Códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería y de Trabajo y Seguridad Social.
Una situación peculiar es la de la Capital Federal. También en ella existe la división de los
tribunales federales y comunes; pero estos
Últimos, por tener su jurisdicción en la Capital Federal, también tienen carácter nacional (aunque
no federal).

DOCTRINA
La doctrina jurídica comprende las opiniones y teorías sustentadas por los autores exponiendo
su criterio acerca de una determinada materia. No tiene fuerza legal obligatoria y su trascendencia
dependerá del reconocimiento otorgado al autor o en la mayor o menor fundamentación de las
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teorías que sustenta. Se recurre habitualmente a la doctrina de los autores para la interpretación
o aclaración de los preceptores legales a fin de lograr su aplicación al caso concreto.
En el derecho moderno, la doctrina de los tratadistas carece de toda fuerza obligatoria, como
es natural; sin embargo, su opinión suele ser citada con frecuencia en los fallos de los tribunales
y en los fundamentos de las mismas leyes. De ahí que pueda decirse que la doctrina es una
importante fuente mediata del derecho. Su valor depende del prestigio y autoridad científica del
jurista que la ha emitido; si se trata de la interpretación de una ley y los más autorizados juristas
opinan unánimemente en el mismo sentido, es difícil que los jueces se aparten de esa solución.
Los procesos revolucionarios suelen marchar frecuentemente más a prisa que los teóricos. No
es de llamar la atención, por consiguiente, que los grandes maestros ya consagrados, que se
educaron en el culto de los principios del derecho anterior, tengan dificultades en comprender la
evolución jurídica contemporánea. Pero está ya surgiendo una brillante pléyade de jóvenes
juristas que no sólo comprenden y sienten el nuevo derecho, sino que también tratan de influir
en él para desviarlo de las exageraciones e improvisaciones que podrían tornarlo peligroso.
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UNIDAD 3: La Constitución Nacional

NOCIONES GENERALES
La Constitución Política es el texto escrito en el cual se contienen los principios y elementos
básicos y necesarios para la ordenación y organización de la convivencia social dentro de los
límites de un Estado concreto, y se señalan los derechos y garantías que se reconocen a sus
habitantes, de suerte que en ella se determina quiénes y cómo deben regir el Estado- Nación.
Se reconoce a la Constitución Nacional como el conjunto de normas jurídicas básicas y
supremas que dan fundamento y validez al resto de las normas; y que constituyen el orden
jurídico de un país.

EL DERECHO DE LA CONSTITUCIÓN
Hablar de “derecho Constitucional” es tanto como hablar de “derecho de la Constitución”, con
lo que aludimos a que la Constitución tiene naturaleza jurídica. O que es “derecho”. Y decir
que es “derecho” equivale a afirmar que la Constitución manda, prohíbe, permite, obliga, vincula,
tiene eso que se da en llamar fuerza normativa, o vigor normativo. No son consejos, no son
directivas. Son normas jurídicas que describen lo que hay que hacer, lo que no se ha de hacer,
lo que se puede hacer.
En el “derecho de la Constitución” hallamos derechos de las personas, de los grupos, de los
sujetos colectivos, y deberes, tanto individuales como colectivos y, fundamentalmente, del
propio Estado o, si se prefiere, de los órganos que ejercen el poder del Estado.
Formas de la Constitución
Cuando hablamos de la Constitución formal aludimos a la que está escrita, a la que está
codificada en su normativa escrita; y cuando hablamos de Constitución material o real, nos
referimos a la que funciona y se aplica, tanto con normas escritas como con normas no escritas;
o sea, a la que podemos encontrar o describir en la dimensión sociológica del mundo jurídico
constitucional y evoluciona más rápidamente que la formal.
Estructura de la Constitución
La materia o el contenido del derecho constitucional se desdobla así:
 Primera parte dogmática ámbito que se refiere al
modo o manera como se sitúan políticamente los hombres
en el Estado, tanto en la relación del hombre con el Estado
como en las relaciones con los demás hombres. Abarca
del artículo 1 al 36.
 Segunda parte orgánica ámbito referido al poder, a
sus órganos, sus funciones, sus competencias, y las
relaciones de órganos y funciones. Abarca del artículo 37
al 129.
Hay que tener muy presente que no son dos sectores incomunicados, sino muy entramados
entre sí, sin fronteras rígidas ni separaciones tajantes.
Clasificación de la Constitución Argentina
 Constitución escrita o codificada en un texto único.
 Constitución rígida, que para su reforma exige un procedimiento distinto al de la ley común.
 Ley suprema, ley fundamental que está por encima de todas las normas. Está reunida en
un solo cuerpo de normas escritas y se afirma que proviene en su origen del poder
constituyente.
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TIPOLOGÍA DE LA CONSTITUCIÓN ARGENTINA


El texto originario, histórico y fundacional data de 1853, como producto de la Convención
Constituyente que ejerció el poder constituyente originario. Ese texto se completó en 1860,
cuando también en ejercicio del mismo poder constituyente originario se integró la provincia de
Buenos Aires a las otras provincias preexistentes.
La codificación articulada en la Constitución de 1853-1860 planificó el régimen político con
pretensión de continuidad futura, y volcó a su contenido todo cuanto hacían aconsejable los
antecedentes que, al menos desde 1810, fueron perfilando el estilo cultural de nuestra sociedad;
esta génesis permite afirmar que la Constitución de 1853-1860 participa, en ese sentido, del tipo
tradicional- historicista, en cuanto plasmó y legitimó los caracteres fundamentales que se
habían venido afincando en la comunidad social preexistente.
Hay suficiente base para sostener que, no por mera afición racionalista, sino por la mencionada
tradición histórica, la Constitución hizo suyos cuatro contenidos que cabe calificar como pétreos
en el sentido de que en tanto no se modifique la estructura subyacente que les dio apoyo, no
deben suprimirse, aunque pueden modificarse sin alterar su esencia; esos cuatro contenidos son:
 la democracia como forma estatal basada en la dignidad de la persona humana, y en
el reconocimiento de su libertad y sus derechos;
 el federalismo como forma estatal de descentralización territorial del poder;
 la república como forma de gobierno opuesta a la monarquía;
 la confesionalidad del Estado como reconocimiento de la Iglesia Católica en cuanto
persona de derecho público.
Mutaciones constitucionales
Las mutaciones constitucionales son cambios y trasformaciones reales que se producen en la
constitución material sin que el texto de la Constitución escrita o formal se reforme o modifique.
Cuando una de las tales mutaciones implica deformación u oposición respecto de las normas de
la Constitución formal, la tal mutación es violatoria de la Constitución y, por ende, inconstitucional.

EL PREÁMBULO
El preámbulo de la Constitución contiene y condensa las decisiones políticas
fundamentales. En él se comprimen las pautas del régimen, los fines y objetivos, los valores y
principios propugnados, el plan o programa del constituyente. Comparte la juridicidad y la fuerza
normativa de la Constitución.
Se puede desglosar de la siguiente manera:
 cuando alude a los “representantes del pueblo”, da a entender que el pueblo o la sociedad
es el titular del poder constituyente originario;
 cuando añade “por voluntad y elección de las provincias…” reconoce la preexistencia
histórica de las provincias que en 1853 y 1860 dieron origen a la Constitución;
 cuando se refiere al “cumplimiento de pactos preexistentes”, deja en claro que el poder
constituyente ejercido por el pueblo de las provincias en 1853 y 1860 ha tenido base
contractual o consensual en los instrumentos que fueron preparando, como
antecedentes, la formación y el nacimiento del Estado Federal Argentino;
 cuando enuncia seis fines que, a la vez, aparecen como bienes y valores, traza el
lineamiento del proyecto político; esos seis fines son:
o constituir la unión nacional;
o afianzar la justicia;
o consolidar la paz interior;
o proveer a la defensa común;
o promover el bienestar general;
o asegurar los beneficios de la libertad.
El preámbulo protege principalmente la libertad y la propiedad privada, que son los pilares del
liberalismo. Hace, además, un llamamiento a la inmigración porque se necesitaba poblar el
territorio.
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FORMACIÓN Y ALCANCES DE LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL


Decir que la Constitución tiene supremacía alcanza dos significados posibles: con uno
queremos afirmar que la Constitución material es la base o el fundamento que da efectividad y
funcionamiento al orden jurídico- político de un Estado; con otro, adosado a la tipología de la
Constitución formal, se señala que, por estar revestida de superlegalidad y supremacía, la
Constitución impone como “debe-ser” que todo el mundo jurídico inferior a ella le sea congruente
y compartible, y no la viole ni le reste efectividad funcional y aplicativa.
Desde la supremacía de la Constitución, el orden jurídico se escalona en planos de gradación
jerárquica: los hay subordinantes y subordinados, de modo que cuando se disloca esa gradación
se produce una inconstitucionalidad en los planos inferiores que no compatibilizan con los
superiores.
Se manifiesta de dos maneras:
 Supremacía de ordenamiento jurídico federal sobre los ordenamientos
jurídicos provinciales (art 5 y 31). El gobierno nacional dicta normas a través del
Congreso Nacional y a su vez cada provincia dicta sus propias normas. Sin embargo,
estos últimos no pueden sublevarse o ir en contra de las leyes de la Constitución Nacional.
 Supremacía de la Constitución Nacional sobre los ordenamientos jurídicos
tanto federales como provinciales (art 5, 31 y 128). Los gobernadores deben velar
por que sus normas no contradigan las determinaciones nacionales.
Para defensa de la Constitución Suprema, hace falta que exista y funcione algún sistema de
control. El control constitucional sirve de garantía para declarar que las normas y los actos
violatorios de la Constitución son inconstitucionales. El efecto de tal declaración, según cómo
sea el sistema de control, puede limitarse a desaplicar la norma o el acto inconstitucionales en el
caso donde así se declara y dispone, o adquirir un efecto general que llegue hasta derogar la
norma o el acto inconstitucional. Otros medios de control son la intervención federal (art 6) y el
Estado de sitio (art 23).
INSTRUMENTOS INTERNACINOALES
Los instrumentos internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional no forman
parte del texto de la Constitución; pero se sitúa a su mismo nivel, y en común con la Constitución
encabezan el vértice del ordenamiento jurídico argentino. Esto significa que, también en paridad
con la Constitución, forman parte de la que cabe denominar el “ bloque de constitucionalidad
federal”.
A partir de la reforma de 1994 en el art 75 inc 22, el Congreso dispone a los tratados
internacionales por encima de las leyes nacionales. El artículo declara 11 instrumentos
internacionales, que los declara allegados a la Constitución Nacional, dándole jerarquía
constitucional. Son derechos humanos, a los que se les han agregado 2 más pero que por evitar
una nueva reforma constitucional, se mantienen fuera de ella.
Estos instrumentos sumados a la Constitución forman el Bloque de Constitucionalidad
Federal. Los tratados que no tienen jerarquía son infraconstitucionales y supralegales por estar
debajo de las leyes.

CONTROL CONSTITUCIONAL
Quedan sometidos al funcionamiento operativo del control constitucional:
 las constituciones provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires;
 las leyes
 los tratados internacionales que no tienen jerarquía constitucional;
 los decretos, reglamentos y actos administrativos de contenido general;
 los actos administrativos individuales;
 las sentencias;
 la actividad de los particulares.
Sistema argentino de control constitucional
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Un esbozo lineal del sistema de control en el orden federal argentino arroja el siguiente
resultado:
 El texto de la Constitución no define ni articula al sistema; tan solo a partir de la reforma de
1994 podemos encontrar, aisladamente, una norma en el art 43 (dedicada al amparo) que
en su párrafo primero dice: “en el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la
norma en que se funde el acto u omisión lesiva”.
 En cuanto al órgano de control, el derecho federal argentino ha seguido el modelo
norteamericano de control jurisdiccional difuso, con posibilidad de acceso final a la Corte
Suprema por vía del recurso extraordinario. Pueden acceder jueces de cualquier
instancia. La intérprete final de la Constitución es la Corte Suprema. Debe siempre de haber
una situación concreta que devenga daños para solicitar la declaración de
inconstitucionalidad de una norma.
 La vía procesal habitual es la indirecta o incidental. Esto significa que lo que se solicita
directamente es que se repare el daño en un caso concreto, lo que lleva a indirectamente
pedir la inconstitucionalidad de la norma que ocasiona el daño. Pero, tomando en cuenta la
jurisprudencia de la Corte, tal vía no es la única, pues en torno del año 1985 la Corte
comenzó progresivamente a afirmar que también hay acciones directas de
constitucionalidad, como el amparo, el habeas corpus, la acción declarativa de certeza
del art 322 del código procesal civil y comercial; no obstante, nuestro sistema federal no
contiene la acción declarativa de inconstitucionalidad pura.
 El sujeto legitimado de la primera categoría es el titular actual de un derecho o un
interés legítimo pero, fundamentalmente a partir de la reforma de 1994, hay situaciones
que confieren legitimación al “afectado”, al defensor del pueblo, y a las asociaciones
que propenden a fines conexos con los derechos cuya protección se demanda; no hay que
olvidar que, para cumplir las funciones que el art 120 adjudica al ministerio público, a
éste se le debe reconocer también legitimación, aun cuando explícitamente la constitución
nada dice al respecto.
 El efecto de las sentencias declarativas de inconstitucionalidad se limita al caso, o sea inter-
partes. Sin embargo cuando la jurisprudencia de la Corte sienta pautas en la materia, el
resultado de sus sentencias suele generalizarse por reiteración, o por aplicación que de ellas
hacen los demás tribunales en casos similares (es el viejo adagio: la constitución es lo que
la Corte dice que es). A la fecha registramos unas pocas sentencias a las que la Corte les ha
asignado un alcance aplicativo a personas que, sin haber sido parte del proceso donde se
dictaron, se encuentran en la misma situación.
La mirada que puede recorrer el vasto campo del derecho público provincial, así como de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, encuentra marcadas diferencias con el orden federal, ya que
hay normas locales que acogen acciones de inconstitucionalidad, así como el efecto extra-partes
de las sentencias declarativas de inconstitucionalidad.
Marco de condicionamiento del control
Los requisitos para que un tribunal judicial se halle en condiciones de ejercer el control
constitucional son los siguientes:
 En primer lugar, hace falta que haya una causa o proceso en el que se sitúe la cuestión
constitucional a decidir. Los jueces no actúan de oficio (o sea, por sí mismos), porque su
jurisdicción debe ser provocada a efectos de configurar la causa judiciable.
 En segundo lugar, es menester que un sujeto con legitimación procesal alegue o articule la
cuestión constitucional (pero en la actualidad la Corte ha dado un sesgo favorable al control
sin necesidad de que haya petitorio expreso de parte interesada).
 Los jueces no juzgan la oportunidad, el acierto, la conveniencia o la eficacia de la ley.
Tampoco resuelven cuestiones que, conforme a la jurisprudencia, se enrolan en la categoría
de las cuestiones políticas no judiciables.
 A la inversa, la razonabilidad o arbitrariedad de una norma o un acto caen bajo la mirada del
tribunal que tiene a su cargo el control de constitucionalidad.
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 La declaración de inconstitucionalidad ha de reservarse para los casos en que sea imposible


compatibilizar una norma o un acto con la constitución; por eso, se dice que tal declaración
es la “última ratio” del orden jurídico.
 Los jueces no pueden desaplicar una norma vigente si, para hacerlo, no declaran su
inconstitucionalidad.
 Sobre principio, el control no recae sobre el modo de procedimiento formal que se ha seguido
para sancionar una ley, a menos que la transgresión sea muy grave y ostensible.

Por ley es posible –y deseable- que se confiera efecto “erga-omnes” a la sentencias de la Corte
que declaran la inconstitucionalidad de normas generales.
Son inconstitucionales las normas de cualquier tipo que, cualquiera sea el motivo que invoquen,
prohíben o inhiben en alguna clase de procesos el control constitucional.

EL PODER CONSTITUYENTE
Poder constituyente originario y derivado
Cuando a la palabra “poder” le atribuimos el significado de competencia, capacidad o energía
para cumplir un fin, y al adjetivo “constituyente” le damos el sentido de constituir algo, tenemos
bastante bien descripto el poder constituyente: es el poder que constituye o que da constitución
al Estado.
Sus dos grandes divisiones apuntan a un poder constituyente originario y a un poder
constituyente derivado. El originario es el que se ejerce en la etapa fundacional que,
precisamente, da origen al Estado en su nacimiento y su estructura organizativa; el derivado
es el que se ejerce para introducir reformas o enmiendas en la Constitución.
Del poder constituyente originario se suele decir que tiene como titular al pueblo o a la sociedad,
y ello porque al no estar predeterminada una forma política concreta para la comunidad que se
va a erigir en estado, es esa comunidad la que debe elegir la de su preferencia. Ello a efectos de
conferir legitimidad en el ejercicio del poder constituyente originario.
Cuando se califica al poder constituyente originario como ilimitado es menester, al día de hoy,
escudriñar qué significa ese “no tener límites”. En primer lugar, quiere decir que no tiene límites
provenientes de una instancia de derecho positivo superior. En segundo lugar, no significa
desconocer la suprapositividad del valor justicia (o derecho natural), ni los límites que
colateralmente derivan del derecho internacional público. Finalmente hay que tomar en cuenta
los condicionamientos que, según el lugar, el momento, y la cultura social, provienen de la
realidad con todos sus ingredientes concretos; y ello para no caer en los extravíos de un método
racionalista que prescinda de cuanto esa misma realidad aconseja o exige para lograr la eficacia
del producto constitucional.
El poder constituyente derivado tiene límites, por dos razones como mínimo: porque para su
reforma la constitución señala quién tiene competencia para introducir modificaciones y qué
procedimientos debe seguirse; y porque si hay tratados internacionales incorporados al
ordenamiento interno con anterioridad a la reforma, dichos tratados a veces impiden que
posteriormente el derecho interno incluya ciertos contenidos incompatibles.
El poder constituyente en el derecho constitucional argentino
Un somero recorrido histórico en torno de nuestro proceso constituyente admite situarlo en una
fecha cierta: el año 1810, en que la emancipación del Virreinato del Río de la Plata da inicio
genético a la futura formación territorial y política de la República Argentina, que culmina con la
constitución de 1853.
En mirada también histórica, decimos que, como en 1853 quedó segregada la provincia de
Buenos Aires, la predisposición geográfica y cultural que exigía la integración en un solo estado
de todas las provincias preexistentes a la federación, da base para sostener que el ciclo de nuestro
poder constituyente originario iniciado en 1853 quedó abierto hasta la incorporación de Buenos
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Aires en 1860, año en el que la llamada “reforma” constitucional no fue ejercido del poder
constituyente derivado sino de poder constituyente originario. Por ende, la prohibición del texto
de 1853 que impedía su “reforma” hasta transcurridos diez años no ha de ser aplicada para tildar
de inconstitucional a los agregados y enmiendas de 1860.
Etapas, límites y reformas efectuadas
El art 30 consagra la rigidez a través de las siguientes pautas:
 En cuanto al procedimiento o mecanismo que debe seguirse para modificar el texto
constitucional, hay que distinguir dos etapas:
 En la primera, es el Congreso el que toma la iniciativa para declarar que la reforma es
necesaria y, según sólida doctrina que ha de reputarse como convertida en fuente de
derecho espontáneo, debe puntualizar qué temas, cuestiones o normas de la
constitución incluye en el listado de reforma. La declaración de necesidad de reforma
toma forma de ley, pero no es un acto materialmente legislativo, sino pre-constituyente.
 En la segunda parte, es una convención convocada al efecto la que tiene a su cargo
decidir si, dentro del marco del listado antedicho, hace o no hace enmiendas en las
materias y los contenidos para los cuales se ha reunido; por derecho espontáneo, la
convención reformadora surge de la elección popular, aunque la letra del art 30 no lo
especifica. La convención reformadora no puede introducir enmiendas fuera del temario
concreto que ha fijado el Congreso; todo exceso reformador queda incurso en
inconstitucionalidad.
Si el Congreso le ha dado plazo a la convención, ésta no puede hacer reformas válidas después
de vencido; si al declarar la necesidad de reforma no ha establecido plazo, el Congreso no lo
puede fijar después.
 En cuanto a la materia, damos por seguro que la constitución posee contenidos pétreos
que, si bien se pueden reformar, no se pueden abolir, suprimir ni sustituir por otros opuestos.
Tal petreidad o petrificación surge del carácter parcialmente tradicional- historicista de
nuestra constitución de 1853-1860, o sea, de todo lo que hace parte de su contenido porque
proviene, con suficiente legitimidad, de nuestro proceso entre 1810 y 1853-1860.
Esos contenidos mantienen su naturaleza pétrea mientras la estructura social subyacente en
la que hicieron base conserve su fisonomía. Contamos con cuatro: la forma federal del
Estado; la forma republicana del gobierno; la democracia como forma de Estado y la
confesionalidad del Estado.
La prohibición sería: reemplazar el federalismo por el unitarismo, la república por la
monarquía, la democracia por el totalitarismo, la confesionalidad por la laicidad.
Haciendo entonces una retrospección, decimos que los límites de nuestro poder constituyente
derivado son varios: los contenidos pétreos que no se pueden abolir; los que impiden reformas
sin que el Congreso haya declarado su necesidad; los que surgen del temario que el Congreso
le propone a la convención constituyente para que introduzca –o no- modificaciones; el quórum
que precisa el Congreso para declarar la necesidad de la reforma; y el plazo para que trabaje la
convención, si es que el Congreso o ha estipulado al declarar necesaria la reforma.
Estos límites derivan de la propia constitución, pero hay además límites heterónomos, o sea,
que vienen desde fuera de ella. Son los propios del Derecho Internacional cuando preexisten a la
reforma.
La reforma de 1994 y la previa declaración de su necesidad por el Congreso suscitó un amplio
debate, acerca del cual diremos muy brevemente que:
 Cuando se declara necesaria una reforma, el Congreso que fija el temario puede señalar cuál
es la finalidad o el objetivo que toma en consideración para cada punto o artículo, y la
convención queda vinculada por tal finalidad; o sea, puede no hacer reforma, pero si la hace
no puede cambiar esa finalidad.
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 Es posible que asimismo el Congreso consigne que se habilita la reforma de tal punto o
artículo, a condición de que a la vez se modifique tal otro con el que tiene relación la finalidad
perseguida.
 No es posible –y deviene inconstitucionalidad- que el Congreso que establece el temario
sometido a la reforma le derive a la convención una enmienda preelaborada o cerrada, o una
normativa ya redactada en su formulación.
Una vez que la llamada “reforma” de 1860 es reputada como ejercicio del poder constituyente
originario que en ciclo abierto, tuvo inicio en 1853, las reformas habidas fueron las de 1866,
1898, 1857 y 1994.
Pautas del poder constituyente de las provincias
Las constituciones nacionales han de adecuarse al sistema representativo republicano y a los
principios, declaraciones y garantías de la constitución federal. Deben asegurar el régimen
municipal, la administración de justicia y la educación primaria, con más la obligación explícita de
que los municipios sean autónomos en el orden institucional, político, administrativo, económico
y financiero. Por último, tienen prohibido invadir el área de las competencias federales.
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UNIDAD 4: El Estado Federal Argentino

NOCIONES GENERALES
Nuestra constitución adopta la forma federal de estado. Ella importa una relación del poder con
el territorio: el poder se descentraliza políticamente con base física, geográfica o territorial.
Federalismo es lo opuesto a unitarismo. Además combina una fuerza centrífuga en cuanto
descentraliza al poder, con una fuerza centrípeta en cuanto la pluralidad y autonomía de varios
estados se integra la unidad de uno solo: el estado federal.
Con la reforma de 1994 hay que completar el cuadro: en las provincias hay, y debe haber,
municipios con autonomía conforme a los artículos 5 y 123; y a las provincias se suma un nuevo
sujeto federal, que es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Art. 5 “Cada provincia dictará su propia Constitución bajo el sistema representativo
republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la Constitución
Nacional; y que asegure su administración de justicia, su régimen municipal, y la
educación primaria. Bajo de estas condiciones, el Gobierno federal, garante a cada
provincia el goce y ejercicio de sus instituciones.”
Art. 123 “Cada provincia dicta su propia constitución, conforme a lo dispuesto por el artículo
5 asegurando la autonomía municipal y reglando su alcance y contenido en el orden
institucional, político, administrativo, económico y financiero.”

La cronología histórica del federalismo argentino reconoce tres fuerzas de integración, que son
otros tantos factores de predisposición:
 una fuerza proveniente del medio físico-natural (fuerza mesológica), donde la situación
capitalista de Buenos Aires jugó como polo de atracción de las provincias, y conforme al diseño
de un ámbito territorial preexistente a 1853-1860;
 una fuerza ideológica, que es la doctrina federal, cuya mejor expresión sistematizada fue el
pensamiento oriental con base en Artigas;
 una fuerza instrumentadora, que fue aportada por los pactos interprovincias.

RELACIONES FEDERALES
o Subordinación: en virtud de las cuales los ordenamientos locales han de sujetarse al
ordenamiento federal. Los gobernadores son los encargados de controlar su funcionamiento.
Art. 5
Art. 31 “Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el
Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son ley suprema de la Nación; y
las autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a ellas, no obstante
cualquiera disposición en contrario que contengan las leyes o constituciones
provinciales, salvo para la provincia de Buenos Aires, los tratados ratificados después
del Pacto de 11 de noviembre de 1859.”
Art. 123
Art. 128 “Los gobernadores de las provincias son agentes naturales del Gobierno federal para
hacer cumplir la Constitución y las leyes de la Nación.”
o Participación: en virtud de la cual se da cierto espacio a la colaboración de las provincias en
las decisiones del gobierno federal; en nuestra constitución se institucionaliza en la cámara
de senadores, que en representación de las provincias integra el congreso federal.
Art. 4 “El senado se compondrá de tres senadores por cada provincia y tres por la ciudad de
Buenos Aires, elegidos en forma directa y conjunta, correspondiendo dos bancas al
partido político que obtenga el mayor número de votos, y la restante al partido político
que le siga en número de votos. Cada senador tendrá un voto.”
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o Coordinación: delimita las competencias federales y provinciales mediante una distribución


o un reparto. La delegación ha sido efectuada por las provincias a través de la Constitución.
La norma esclarece que el poder de las provincias preexistió al del gobierno federal, que ha
recibido el suyo por delegación que ellas le hicieron. De tal modo el poder provincial fue y es
poder originario.
Art. 121 “Las provincias conservan todo el poder no delegado por la Constitución al Congreso
federal, y el que expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo de
su incorporación.”
Art. 122 “Se dan sus propias instituciones locales y rigen por ellas. Eligen sus gobernadores,
sus legisladores y demás funcionarios de provincia, sin intervención del Gobierno
federal.”

COMPETENCIAS
Exclusivas del gobierno federal
Art. 15 “Las provincias no ejercen el poder delegado a la Nación. No pueden celebrar tratados
parciales de carácter político; ni expedir leyes sobre comercio, o navegación interior o
exterior; ni establecer aduanas provinciales; ni acuñar moneda; ni establecer bancos con
facultades de emitir billetes, sin autorización del Congreso Federal; ni dictar los Códigos
Civil, Comercial, Penal y de Minería, después que el Congreso los haya sancionado; ni
dictar especialmente leyes sobre ciudadanía, naturalización, bancarrotas, falsificación de
moneda o documentos del Estado; ni establecer derechos de tonelaje; ni armar buques
de guerra o levantar ejércitos, salvo el caso de invasión exterior o de un peligro tan
inminente que no admita dilación dando luego cuenta al Gobierno federal; ni nombrar o
recibir agentes extranjeros.”
Art. 127 “Ninguna provincia puede declarar, ni hacer la guerra a otra provincia. Sus quejas
deben ser sometidas a la Corte Suprema de Justicia y dirimidas por ella. Sus hostilidades
de hecho son actos de guerra civil, calificados de sedición o asonada, que el Gobierno
federal debe sofocar y reprimir conforme a la ley.”
Exclusivas de las provincias
Art. 121
Art. 122
Art. 123
Art. 124 “Las provincias podrán crear regiones para el desarrollo económico y social y
establecer órganos con facultades para el cumplimiento de sus fines y podrán también
celebrar convenios internacionales en tanto no sean incompatibles con la política exterior
de la Nación y no afecten las facultades delegadas al Gobierno federal o el crédito público
de la Nación; con conocimiento del Congreso Nacional. La ciudad de Buenos Aires tendrá
el régimen que establezca a tal efecto. Corresponde a las provincias el dominio originario
de los recursos naturales existentes en su territorio.”
Competencias concurrentes
Las pueden llevar adelante tanto la Nación como las provincias. Es excluyente siendo que lo
hace una o la otra.
Art. 75 inc. 18 “Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de
todas las provincias, y al progreso de la ilustración., dictando planes de instrucción
general y universitaria, y promoviendo la industria, la inmigración, la construcción de
ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de propiedad nacional, la
introducción y establecimiento de nuevas industrias. La importación de capitales
extranjeros y la exploración de los ríos interiores, por leyes protectoras d estos fines y
por concesiones temporales de privilegios y recompensas de estímulo.”
Competencias excepcionales del estado federal
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Lo que el estado federal en principio no puede hacer, pero debe hacerlo en casos excepcionales.
Art. 75 inc. 2 “Imponer contribuciones indirectas como facultad concurrente con las
provincias. Imponer contribuciones directas, por tiempo indeterminado,
proporcionalmente iguales en todo el territorio de la Nación, siempre que la defensa,
seguridad común y bien general del estado lo exijan. Las contribuciones previstas en este
inciso, con excepción de la parte o el total de las que tengan asignación específica, son
coparticipables.(…)”
Competencias excepcionales de las provincias
Art. 126 “Las provincias no ejercen el poder delegado a la Nación. No pueden celebrar tratados
parciales de carácter político; ni expedir leyes sobre comercio, o navegación interior o
exterior; ni establecer aduanas provinciales; ni acuñar moneda; ni establecer bancos con
facultades de emitir billetes, sin autorización del Congreso Federal; ni dictar los Códigos
Civil, Comercial, Penal y de Minería, después que el Congreso los haya sancionado; ni
dictar especialmente leyes sobre ciudadanía u naturalización, bancarrotas, falsificación
de moneda o documentos del Estado, salvo el caso de invasión exterior o de un peligro
tan inminente que no admita dilación dando luego cuenta al Gobierno federal; ni nombrar
o recibir agentes extranjeros. ”
Competencias compartidas
Requieren doble decisión integradora.
Art. 3 “Las autoridades que ejercen el Gobierno federal, residen en la ciudad que se declare
Capital de la República por una ley especial del Congreso, previa cesión hecha por una o
más legislaturas provinciales, del territorio que haya que federalizarse.”
Art. 13 “Podrán admitirse nuevas provincias en la Nación; pero no podrán erigirse una
provincia en el territorio de otra u otras, ni de varios formarse una sola, sin el
consentimiento de la Legislaturas de las provincias interesadas y del Congreso.”
Competencias prohibidas a las provincias
Art. 127 “Ninguna provincia puede declarar, ni hacer la guerra a otra provincia. Sus quejas
deben ser sometidas a la Corte Suprema de Justicia y dirimidas por ella. Sus hostilidades
de hecho son actos de guerra civil, calificados de sedición o asonada, que el Gobierno
federal debe sofocar y reprimir conforme a la ley.”

LAS PROVINCIAS
Las provincias son las unidades políticas que, con calidad de estados, integran nuestra
federación. No son soberanas, pero sí son autónomas. Tienen facultad de ejercer sus propias
normas mediante una propia constitución, que no puede ir en contra de la nacional.
Históricamente, son preexistentes al estado federal, aunque solamente las 14 que existían al
ejercerse en 1853-1860 al poder constituyente originario.
Las 14 provincias preexistentes no pueden suprimirse ni fusionarse, porque su realidad e
identidad cuentan con raíz histórica, de modo que el federalismo en cuanto contenido pétreo
impide su desaparición.
Según el art. 7, los actos públicos y procedimientos judiciales de una provincia gozan de entera
fe de las demás. El art. 8 prescribe que los “ciudadanos” de cada provincia gozan de los derechos,
privilegios e inmunidades inherentes a ese título de ciudadano en las demás. Asimismo, la
extradición de criminales es obligación recíproca de todas las provincias.
La unidad territorial implica que el territorio de estado federal es uno solo, no obstante, la
pluralidad de provincias. Entendemos que el gobierno federal no puede alterar el elemento
territorial de las provincias sin consentimiento de sus legisladores.
Regionalización
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El art. 124 atribuye a las provincias la facultad exclusiva de crear regiones para el desarrollo
económico y provincial, y para establecer órganos con facultades destinadas al cumplimiento de
sus fines.
Sólo las provincias pueden crear regiones; el estado federal no tiene esa facultad pero puede
participar en tratados entre él y las provincias con fines de regionalización. El congreso debe
promover políticas diferenciadas para equilibrar el desigual desarrollo relativo de las provincias y
regiones. Tal política de promoción regional equivale a una especie de demarcación
territorializada para superar el desequilibrio y la desigualdad entre provincias y regiones.

LA CIUDAD DE BUENOS AIRES


La reforma de 1994 trazó un lineamiento mínimo para la autonomía de la ciudad de Buenos
Aires, previendo la acumulación del status con su actual calidad de capital federal.
El art. 129 alude a un régimen de gobierno autónomo, con facultades propias de la legislación
y jurisdicción, y a la elección popular directa del jefe de gobierno. Asimismo, previó que una ley
garantizaría los intereses del estado federal mientras la ciudad fuera capital de la república.
La ciudad de Buenos Aires alcanza la categoría de provincia, pero su autonomía es más amplia
que la de los municipios. Como nuevo sujeto de la relación federal, cabe atribuirle la categoría de
municipio “federado”, similar a lo que se suele entender por “ciudad-estado”.
En cuanto a la legislación en la capital federal, hay que admitir que mientras la capital esté
ubicada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tal legislación no es “exclusiva”, por que el art.
129 le confiere a dicha ciudad facultades de legislación, y la cláusula transitoria 15º reservó la
legislación exclusiva sólo hasta que se constituyeran los poderes locales propios de la autonomía.
A partir de tal momento, la competencia legislativa del congreso se limita a garantizar los
intereses federales de la ciudad, siempre mientras ella sea capital federal.

INTERVENCIÓN FEDERAL
Nuestra constitución prevé la garantía federal. Ella significa que el Estado federal asegura,
protege y vigila la integridad, la autonomía y la subsistencia de las provincias dentro de la unidad
coherente de la federación a la que pertenecen.
La propia intervención federal es el recurso extremo y el remedio tal vez más duro que se depara
como garantía federal.
Esta garantía federal queda condicionada al cumplimiento de las pautas que las provincias tienen
obligación de respetar y cumplir, dentro de la relación de subordinación que es típica de los
estados federales.
Tipologías, causas y fines
La intervención federal procura conservar, defender o restaurar la integración autonómica de
las provincias, cuando hay dislocamientos o peligros que la perturban o amenazan.
El art. 6 habla de intervenir “en” el territorio de las provincias, y no de intervenir “a” las
provincias. Ello permite pensar que la constitución no impone necesaria ni claramente que la
intervención haga caducar, sustituir o desplazar a las autoridades provinciales.
No obstante, el actual art. 75 inc. 31 establece entre las competencias del congreso, la de
“disponer la intervención ‘a’ una provincia o a la ciudad de Buenos Aires”.
Motivos y causas
 Por sí solo: ‘para’ garantizar la forma republicana de gobierno o repeler invasiones exteriores.
 A requisición de las autoridades constituidas: ‘para’ sostenerlas o restablecerlas si han sido
depuestas por sedición o por invasión de otra provincia.
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Según cada situación, la intervención que dispone el gobierno federal por su propia iniciativa
puede ser, a la vez, una facultad y una obligación así como también puede operar como
sancionatoria o como restauradora.
Como el art. 6 fija las condiciones y causales para la intervención, el gobierno federal no puede
ni debe actuar discrecionalmente. Si se evade el marco del citado art. 6 es fácil sostener que se
incurre en inconstitucionalidad.
El art. 6 no individualiza cuál es el órgano del gobierno federal que tiene competencia para
intervenir. El actual art. 75 inc 31 especifica que es competencia del congreso, en tanto el art3
99 inc. 20 establece que si el congreso está en receso puede intervenir al presidente de la
república, quien simultáneamente debe convocarlo; finalmente, la norma del art. 75 inc. 31 dice
que el congreso puede aprobar o revocar la intervención que durante su receso decretó el poder
ejecutivo.
La intervención federal es un acto de naturaleza política, pero ello no significa que escape al
control judicial de constitucionalidad.
La designación del interventor federal es siempre y en todos los casos una facultad del poder
ejecutivo. El interventor es un funcionario federal que representa al gobierno federal. Sus
atribuciones dependen, en cada caso, del acto concreto de intervención, de la finalidad y el
alcance que se le ha asignado al disponerla, y de las instrucciones precisas que se le imparten al
interventor por el poder ejecutivo.
La intervención no extingue la personalidad jurídica de la provincia ni suprime su autonomía.
Ergo, el interventor debe respetar la constitución y el derecho local, apartándose solo y
excepcionalmente si tiene que dar prioridad al derecho federal de la intervención, y ello debido a
la supremacía de la constitución federal.
En la medida en que caducan autoridades provinciales, el interventor opera como sustituto y
asume sus funciones, con excepción de las judiciales, porque aún si la intervención alcanza al
partido judicial provincial, las facultades del interventor se limitan a reorganizar la administración
de justicia, a remover jueces y a designar reemplazantes.

ESTADO DE SITIO
El estado de sitio es el instituto de emergencia que la constitución tiene arbitrado para dos
situaciones: ataque exterior y/o conmoción interior. Cada una de estas situaciones debe poner
en peligro el ejercicio de la constitución y de las autoridades creadas por ella; y debe producir
perturbación en el orden.
El acto declarativo debe caer bajo control judicial de constitucionalidad para verificar si
concurren los presupuestos habilitantes. La Corte considera revisables judicialmente los
requisitos de competencia y de forma que prescribe la constitución, y la exigencia de fijación
del plazo de vigencia del estado de sitio y el lugar donde ha de regir. Son judiciables las medidas
concretas que se adoptan en ejecución del estado de sitio, a efectos de controlar su razonabilidad.
Cuando la causal radica en el ataque exterior, el estado de sitio tiene que ser declarado por
el poder ejecutivo con acuerdo del senado. Si el congreso está en receso, debe ser convocado.
Cuando la causa consiste en la conmoción interna, el estado de sitio tiene que ser declarado
por el congreso. Si el congreso está en receso, la facultad puede ejercerla el poder ejecutivo
correspondiendo al congreso aprobarlo o suspenderlo.
Nuestra constitución es sobria en su referencia a la limitación de los derechos durante la vigencia
del estado de sitio. Hay una pauta global, según la cual, quedan suspensas las garantías
constitucionales en la provincia o territorio donde hay perturbación del orden. Y hay una pauta
específica que prohíbe al presidente de la república condenar por sí o aplicar penas, limitando su
poder a arrestar o trasladar personas de un punto a otro, si ellas no prefieren salir del territorio
argentino.
La suspensión de garantías, en cada situación concreta, va a afectar limitativamente sólo a
aquellos derechos cuyo ejercicio resulte incompatible con los fines que en aquella misma situación
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concreta busca el estado de sitio; y ello, más el control judicial de razonabilidad cada vez que la
persona afectada impugna judicialmente la medida que le ha sido aplicada.
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UNIDAD 5: Declaraciones, derechos y garantías

SISTEMA DE DERECHOS
La parte dogmática de la constitución centraliza un núcleo que coincide con la forma de estado
democrático, al instalar a la persona humana de acuerdo con su dignidad, su libertad y sus
derechos. Para ello, une –por un lado- la defensa y promoción de los derechos, con –por el otro-
la limitación del Estado y del poder en pro de la seguridad de las personas. De ahí que la parte
dogmática y la parte orgánica se hallen intercomunicadas.
Que los derechos se “declaran” equivale a decir que la constitución a cuyo texto se incorpora
tal declaración, los reconoce, con todos los efectos que según cada momento histórico se adjudica
al reconocimiento; originariamente era suficiente no violarlos; después, y ahora, es menester
promoverlos. Siempre, además, protegerlos.
Los derechos son facultades que se reconocen a todos los habitantes del estado y se
denominan derechos individuales o civiles. Su titular puede hacerlos valer frente al estado y frente
a otros individuos.
La fuente que podemos calificar como “ideológica” de la declaración de derechos tiene,
históricamente, el sentido de valorar positivamente a la persona humana.
En la primera etapa del constitucionalismo moderno, el sujeto pasivo que quedaba obligado a
omitir violaciones a los derechos era el estado. Esos derechos eran los llamados derechos públicos
subjetivos del hombre “frente” o “contra” el estado.
Paulatinamente, el desarrollo del constitucionalismo logró aplicaciones:
 los particulares también han llegado a ser sujetos pasivos que, junto con el estado, deben
respetar los derechos;
 a la obligación de omitir violaciones se añaden, según los casos, obligaciones de dar o de
hacer.
Del constitucionalismo liberal se pasa al constitucionalismo social y de la democracia liberal a la
democracia social. A los derechos, además de protegerlos, hay que promoverlos, para lo cual
muchas instituciones actuales obligan al estado a remover los obstáculos que impiden a muchos
seres humanos acceder al disfrute y ejercicio pleno de sus derechos. A su vez, a los clásicos
derechos civiles y políticos se agregan los derechos económicos, sociales y culturales.
En este marco, el lenguaje actual ha introducido la denominación “derechos humanos” para
abarcar a las distintas categorías de derechos que deben recibir recepción en la constitución.
Cuando ésta los positiviza, se suele echar mano a otra expresión, que es la de derechos
fundamentales.
La diversidad de enfoques que se apartan del voluntarismo estatal abre una pluralidad de
fundamentos de lis derechos: el derecho natural, el sistema objetivo de valores, la naturaleza
humana, la idea racional del derecho justo, las necesidades humanas en cada situación concreta,
la tradición histórica de cada sociedad, la cultura social, la ética o moral, etc..
 Primera generación de derechos. Son los derechos civiles y políticos que surgen de la
libertad privada en 1853. (art. 14)
 Segunda generación de derechos. Son los derechos sociales, económicos y culturales
que surgen a mediados del siglo XX cuando el hombre requiere de derechos para el
trabajador y el trato entre los mismos. (art. 14 bis)
 Tercera generación de derechos. Se destina a proteger a grupos de personas. Surge a
fines del siglo XX: son el derecho del consumidor, usuario y medioambiente.
 Cuarta generación de derechos. Surge de las organizaciones supranacionales, rige para
los habitantes de las naciones involucradas.
Pautas de caracterización de los derechos
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Hay derechos enumerados y derechos no enumerados (implícitos); todo derecho


fundamental o primario debe considerarse incluido en la constitución. En el bloque de
constitucionalidad, fuera del texto de la constitución, hay derechos que fluyen de instrumentos
internacionales. Estos derechos pertenecen tanto a nacionales o ciudadanos como a extranjeros.
Obligan, como sujeto pasivo, tanto al estado federal como a las provincias.
Los derechos son relativos, ninguno es absoluto, todos tienen limitaciones para poder convivir
con los demás. El derecho individual termina donde comienza el derecho del otro.
Si bien es posible distinguir algunos derechos “más valiosos” que otros, o con mayor jerarquía,
no hay que olvidar que en cada caso en el que hay conflicto o controversia entre sujetos que
disputan entre si diversos derechos, hay que preferir el que “según las circunstancias de ese caso
concreto” resulte más valioso de acuerdo a ellas.
El titular de los derechos puede o no ejercerlos, porque como principio le resulta disponibles;
en cambio, el sujeto pasivo debe cumplir su prestación (de omisión, de dar o de hacer), por lo
que, en cuanto a él, los derechos le son indisponibles.
Sujeto activo y sujeto pasivo
El sujeto activo o titular de los derechos es la persona humana que, en marco de la
constitución, tanto es un nacional como un extranjero con calidad de habitantes. Asimismo, hay
derechos susceptibles de quedar titularizados por entidades colectivas que revisten calidad de
sujeto de derecho.
El sujeto pasivo es doble: el estado (federal y provincial) y los demás particulares. El estado
no es titular de derechos.
Cualquier actividad –por acción u omisión- proveniente de uno o más sujetos pasivos que lesiona
derechos es inconstitucional. Las garantías se deparan para proteger derechos tanto cuando
la violación proviene de actividad estatal como actividad privada.
Las obligaciones del sujeto pasivo –sean de omitir, dar o hacer- son obligaciones de
naturaleza constitucional, y asó como se pone énfasis a favor de los derechos, también hay que
tener muy en claro que, por la correspondencia entre derechos y obligaciones, las obligaciones
que son recíprocas de derechos revisten igual valor que éstos.

LAS GARANTÍAS
El constitucionalismo moderno o clásico procuró desde su inicio organizar al estado en defensa
de las libertades y los derechos del hombre, lo que equivale a decir que ha tendido a asegurar
al hombre frente al estado. Todo el andamiaje constitucional se armó para proporcionar
seguridad y garantías, tal como lo testimonian las dos partes tradicionales en que se divide la
constitución: la parte dogmática con su declaración de derechos, y la parte orgánica con la
llamada división de poderes.
Las garantías son mecanismos de seguridad creados a favor de las personas para que cuenten
con medios para hacer efectivos el goce de sus derechos subjetivos.
Si bien en sentido amplio todo el ordenamiento jurídico garantiza las libertades y los derechos,
la aceptación más restringida de lo que es “garantía” apunta a la disponibilidad que tiene la
persona para movilizar al estado en protección suya, tanto para evitar ataques como para
restablecer la situación anterior al ataque, o para compensarle el daño sufrido, sin dejar de lado
la sanción al trasgresor.

DECLARACIONES
Las declaraciones son enunciados sobre cuestiones fundamentales del estado. Se refieren a
las autoridades en general y a las unidades autónomas (las provincias).
Art. 1 “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana
federal, según la establece la presente Constitución.”
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Art. 2 “El gobierno Federal sostiene el culto católico apostólico romano.”

Art. 14 “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las
leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de
navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y
salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de
usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su
culto; de enseñar y aprender.”
Art. 14 bis “El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que
asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada;
descanso y vacaciones pagadas; retribución justa; salario mínimo vital; igual
remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control
de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario;
estabilidad del empleo público; organización sindical libre y democrática, reconocida por
la simple inscripción en un registro especial.
Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la
conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán
de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas
con la estabilidad de su empleo.
El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral
e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a
cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica,
administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir
superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la
familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a
una vivienda digna.”
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UNIDAD 6: Poder legislativo

NOCIONES GENERALES
La palabra “poder” aquí y así empleada, más que connotar una “función” del poder, está
mentando a un “órgano”. Es órgano colegiado, porque se compone de varios individuos
(diputados y senadores), y es órgano complejo porque cada una de sus cámaras tiene
naturaleza de órgano.
Los actos del congreso que exigen competencia compartida de ambas cámaras son actos
complejos. A estos actos, y a la competencia en cuto ejercicio se cumplen, los llamamos
congresionales. Los actos de cada cámara que no requieren la competencia compartida de la
otra son actos simples de la cámara que los cumple; por eso, no pueden denominarse actos
del congreso, ni tienen naturaleza compleja.
El art. 54 añade senadores por la ciudad de Buenos Aires; pero suprime los senadores por la
capital federal, que dejará de tenerlos si se traslada fuera de la ciudad de Buenos Aires.

BICAMARISMO
En nuestro derecho constitucional, el bicamarismo no se apoya en una mera división interna del
órgano y del trabajo que la constitución le encomienda al asignarle sus competencias. Nuestro
congreso es bicameral porque el Estado es federal: el bicamarismo federal tiene su modelo
en la constitución de EEUU, y responde a la teoría de que la cámara de representantes (diputados)
representa al “pueblo”, y la de senadores a los estados miembros o provincias.
Las provincias no quedan obligadas a reproducir el bicamarismo federal, porque no concurre la
misma razón que preside la división del congreso en dos cámaras.
Los diputados (que en el orden normativo de la constitución se dice que representan al pueblo)
representan realmente a sus respectivos partidos. Entonces, las bancas de diputados son de
pertenencia de los partidos que postularon las candidaturas triunfantes.
Cuando un diputado se desvincula por cualquier causa del partido que nominó su candidatura,
debe perder su banca.

Cámara de diputados
Los diputados son, de acuerdo con la letra y el espíritu de la constitución formal, representantes
de la “nación” o del “pueblo”. Son elegidos por el pueblo; “pueblo” es, a este fin, el electorado
activo o cuerpo electoral.
El número de habitantes que sirve de índice básico para establecer el número de diputados debe
computarse incluyendo a los extranjeros; no es posible limitarlo a la población “argentina”, porque
la norma habla de “habitantes”, y habitantes son tanto los ciudadanos nacionales como los
extranjeros.
Ninguna provincia puede tener menos de dos diputados aunque la base de población de alguna
no alcance más que para designar “uno” solo. También es inconstitucional agregar más diputados
que no guarden relación con la población.
La elección de los diputados se efectúa de modo directo y a simple pluralidad de sufragios,
considerándose a las provincias, a la ciudad de Buenos Aires y a la capital federal como distritos
electorales de un solo estado.
Para ser diputado se requiere haber cumplido 25 años de edad, tener 4 años de ciudadanía
en ejercicio, y ser natural de la provincia que lo elija o con dos años de residencia inmediata en
ella.
Los diputados duran 4 años, y son reelegibles, pero la cámara se renueva por mitad cada bienio.
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El derecho constitucional material ha incorporado la práctica de elegir suplentes en la elección


de diputados para tener sustitutos anticipados en caso de vacantes.

Cámara de senadores
El senado se compone de 3 senadores por cada provincia y 3 por ciudad de Buenos Aires. Las
3 bancas de cada jurisdicción se reparten en 2 senadores del partido que obtiene el mayor número
de votos y 1 senador al partido que le sigue en número de votos.
Cuando los senadores votan en la cámara, la representación no se unifica, como pudiera
pensarse en razón de que los tres representan a un mismo ente, sino que cada senador tiene un
voto.
Los senadores de las provincias son asignados por elecciones directas. La senaduría por la
capital ha desaparecido.
Los requisitos para ser “elegido” senador (que deben reunirse ya en el momento en que la
elección se realiza) son: edad de 30 años, haber sido 6 años ciudadano de la nación, y disfrutar
de una renta anual de dos mil pesos fuertes o entrada equivalente, y ser natural de la provincia
que lo elige o con dos años de residencia inmediata en ella. Así lo establece el art. 55.
Los senadores duran 6 años en el ejercicio de su mandato y son reelegibles indefinidamente. El
senado se renueva a razón de una 3ra parte de los distritos electorales cada dos años.
Cuando vaca una plaza senatorial por muerte, renuncia u otra causa, el gobierno a que
corresponde la vacante hace proceder inmediatamente a la elección de un nuevo miembro.
La vacancia de renuncia no opera por la presentación de dimisión, sino recién a partir del
momento en que el senado la acepta.
El vicepresidente de la república es el presidente nato del senado. Con respecto al poder
ejecutivo, es un órgano al margen de él –extrapoderes-, pero con respecto al senado, lo integra
a título propio como presidente nato. Sin embargo, sólo dispone de “voto” en caso de empate, lo
que no debe interpretarse como impidiéndole tener “voz”.
El art. 58 establece que el senado nombrará un presidente provisorio para que lo presida en
caso de ausencia del vicepresidente, o cuando este ejerza las funciones de presidente de la
nación.

El art. 52 consigna que ningún miembro del congreso podrá recibir empleo o comisión del poder
ejecutivo, sin previo consentimiento de la cámara respectiva, excepto los empleos de escala. Se
conoce como tales a aquellos que constituyen un estado o profesión habitual que no se reciben
por favor o gracia del designante, y en los cuales se asciende por antigüedad en forma graduada.
El art. 105 establece que los ministros del poder ejecutivo no pueden ser senadores ni diputados
sin hacer dimisión de sus empleos de ministros.
Los miembros del congreso tienen prevista una remuneración en el art. 74 de la constitución.
Esa dotación debe ser fijada por ley, y pagada por el tesoro de la nación.

DERECHO PARLAMENTARIO
El derecho parlamentario es la parte del derecho constitucional del poder que se refiere a la
constitución, los privilegios y el funcionamiento de los cuerpos parlamentarios.
De este modo, el derecho parlamentario comprende solamente:
 La constitución del congreso en sentido formal, o sea, desde las sesiones preparatorias
hasta la incorporación de los legisladores, abarcando el juicio sobre la validez de la “elección-
derecho-título” de los mismos, la aceptación de sus diplomas, el juramento, y la constitución
de las autoridades.
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 Los llamados privilegios o inmunidades individuales y colectivos.


 El funcionamiento del congreso, sesiones y sus clases, duración, modo de reunión,
carácter de las mismas, formas de emisión de los actos de su competencia, quórum, mayoría
de votos, etc.

Sesiones del congreso


Las sesiones del congreso se dividen en cuatro categorías: tres previstas en la ordinarias; las
de prórroga y las extraordinarias. La cuarta categoría está dada por las sesiones preparatorias,
que son las primeras en el orden del tiempo porque se anticipan a las ordinarias.
Sesiones preparatorias
Tienen por objeto recibir a los electos que han presentado diploma expedido por autoridad
competente, y elegir a las autoridades de cada cámara.
También prevé la constitución de una facultad de las cámaras, que es privativa de cada una de
ellas y que suele incluirse entre sus privilegios colectivos. Normalmente se ejercita en las
sesiones preparatorias para constituir la cámara. Es la que el art. 64 contiene en la fórmula “cada
cámara es juez de las elecciones, derechos y títulos de sus miembros en cuanto a su validez”.
En ejercicio de la facultad que consagra este artículo, las cámaras pueden –y deben- juzgar si
el electo reúne el requisito de la “idoneidad” para ser diputado o senador. Inclusive cuando el
art. 66 otorga a las cámaras el poder disciplinario para remover a sus miembros por inhabilidad
física o moral “sobreviviente” a su incorporación, fluye de la norma que si su similar inhabilidad
es “anterior” a la incorporación (y la cámara lo conoce), el legislador electo no debe ser
incorporado.
Sesiones ordinarias
Ambas cámaras se reunirán en sesiones ordinarias todos los años desde el 1 de marzo hasta el
30 de noviembre.
El art. 99 inc. 8 menciona entre las facultades del presidente de la nación la de hacer anualmente
la apertura de las sesiones del congreso mediante la Asamblea Legislativa. En esta ceremonia,
el presidente da un discurso haciendo una síntesis del año anterior y los objetivos para el presente
año ante las dos cámaras reunidas en un mismo recinto.
El ejecutivo tiene la “obligación constitucional” de convocar las cámaras el 1 de marzo y abrir
sus sesiones ordinarias, pero si no lo hace, el congreso tienen competencia para reunirse de pleno
derecho, y debe hacerlo.
Las sesiones que tienen lugar en los días y horarios arreglados en las sesiones preparatorias,
son las sesiones de tabla. Fuera de estas fechas, las sesiones especiales tienen lugar a
solicitud del poder ejecutivo, por resolución de la cámara o por petición de 5 diputados.
Sesiones de prórroga
Tienen lugar finalizado el período de sesiones ordinarias, y quedando asuntos que el Congreso
considere urgente, o bien siendo solicitadas por el poder ejecutivo.
Sesiones extraordinarias
Las cámaras son convocadas fuera del período de sesiones, por el presidente de la república
motivado por un gran interés de orden o de progreso, si ocurriesen graves hechos. El congreso
no puede por si solo disponer de su realización.
Ambas cámaras empiezan y concluyen sus sesiones simultáneamente; ninguna de ellas,
mientras se hallen reunidas, podrá suspender sus sesiones más de 3 días sin consentimiento de
la otra.

EL QUÓRUM
Quórum significa el número de miembros que se necesita para que un órgano colegiado pueda
constituirse, funcionar y adoptar decisiones. El art.64 dice que ninguna cámara entrará en sesión
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sin la mayoría absoluta de sus miembros (más de la mitad). Un número menor podrá compeler a
los miembros ausentes a que concurran a las sesiones, en los términos y bajo las penas que cada
cámara establecerá.
Cuando una ley que exige un quórum de votos para “decidir” no dice expresamente que se trata
de los miembros “presentes”; aquel quórum de votos debe computarse sobre el total de los que
componen la cámara.

PRIVILEGIOS E INMUNIDADES
Estos privilegios se reputan establecidos en interés del parlamento o congreso como órgano, y
se alega que tienen como finalidad asegurar la independencia, el funcionamiento y la jerarquía
del mismo. Por eso se los llama también inmunidades, en cuanto preservan al órgano.
Los privilegios parlamentarios suelen dividirse en dos grandes grupos: colectivos y personales;
los primeros atañen al cuerpo o cámara en conjunto y como “órgano-institución” para facilitar el
ejercicio de su función; los segundos se refieren a la situación o actuación individual de cada
hombre que es miembro del cuerpo o cámara. Pero no en protección a su persona, sino a la
función que comparte integrándolo, para tutelar su libertad, su decoro y su independencia.
Entre los privilegios colectivos se incluyen:
 el juzgamiento por cada cámara de la validez de “elección-derecho-título” de sus miembros;
 la facultad reglamentaria de cada cámara;
 el poder disciplinario de cada cámara sobre sus propios miembros, y aun sobre terceros
extraños;
 el derecho de interpelación de cada cámara para hacer comparecer a su sala a los ministros o
jefes de gabinetes del poder ejecutivo;
 la aceptación de renuncia que voluntariamente hacen de sus cargos los legisladores.
Entre los privilegios personales se cita:
 Inmunidad de expresión: emitir cualquier tipo de opinión o denuncia sin poder ser juzgado
judicialmente por ellos; siempre y cuando esté relacionado con la tarea que desenvuelve. Le
permite comodidad de expresión en el cumplimiento de su función. Es de por vida, pero por lo
que haya dicho durante el ejercicio de su mandato.
 Inmunidad de arresto: salvo que sea sorprendido in fraganti. Se le puede iniciar acciones
procesales, pero sin detenerlo para no privarlo de su desenvolvimiento. Rige durante el ejercicio
de su mandato.
 Desafuero: posibilidad de destituirlo de la cámara, quitándole las inmunidades antedichas.
 Dieta: remuneración, viáticos. En caso de haber sido apartado de su provincia, goza también
del desarraigo.
Las cámaras tienen poder disciplinario para corregir, remover y expulsar a sus miembros. El
art. 66 dispone que cada cámara podrá, con 2/3 de votos, corregir a cualquiera de sus miembros
por desorden de conducta en el ejercicio de sus funciones, o removerlo por inhabilidad física o
moral sobreviviente a su incorporación, o hasta excluirlo de su seno.
Reputándose al congreso un órgano eminentemente deliberativo, la libertad de expresión de
sus miembros ha sido considerada como imprescindible para el desempeño del cargo. Al privilegio
consiguiente se lo conoce con el título de “inmunidad” de opinión, y mediante él, a tenor del art.
68, ninguno de los miembros del congreso puede ser acusado, interrogado judicialmente ni
molestado por las opiniones a los discursos que emita desempeñando su mandato de legislador.
La indemnidad del caso protege opiniones y discursos (incluyendo otras manifestaciones
simbólicas y actitudes) emitidos “en el desempeño del cargo”. Quiere decir que, en el tiempo,
esas opiniones y esos discursos tienen que emitirse desde que el legislador se incorpora a la
cámara hasta que concluye su mandato. Pero emitidos en tal lapso, quedan cubiertos todavía
después del cese en el cargo, o sea que lo expresado en el desempeño del mismo goza de
indemnidad vitalicia.
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El art. 69 dice que ningún senador o diputado, desde el día de su elección hasta el de su cese,
puede ser arrestado, excepto el caso de ser sorprendido “in fraganti” en la ejecución de algún
crimen que merezca pena de muerte, infamante y otra aflictiva, de lo que se dará cuenta a la
cámara respectiva con la información sumaria del hecho.
La inmunidad de arresto no es “inmunidad de proceso”. Puede iniciarse la causa penal y
tramitarse mientras no se afecte la libertad corporal ni se dispongan medidas de coerción
personal.
Si al tiempo de la elección de un legislador ya está en curso un proceso penal por un presunto
delito cometido antes, la cámara no debería incorporarlo porque ella, como juez de la elección,
habría de estimar que no reúne la condición de idoneidad.
Si, además, el legislador ya estuviera privado de su libertad, la solución sería la misma. En
cambio, si por un delito anterior a la elección del legislador recién es sometido a proceso penal
después, debe aplicarse la inmunidad de arresto y el mecanismo del desafuero.
Los privilegios parlamentarios, aun los individuales, por estar acordados por la constitución a
favor del congreso como órgano del poder independiente y autónomo, no quedan suspendidos
durante el estado de sitio.
Mediante la interpelación, cada una de las cámaras puede hacer venir a su sala a los ministros
del poder ejecutivo para recibir las explicaciones e informes que estime conveniente. El art. 101
hace obligatoria la concurrencia del jefe de gabinete de ministros al menos una vez por mes,
alternativamente, a cada una de las cámaras. La finalidad es informar sobre la marcha del
gobierno.

JUICIO POLÍTICO
El juicio político es el procedimiento de destitución previsto para que los funcionarios pasibles
de él no continúen en el desempeño de sus cargos. Se lo denomina juicio “político” porque no es
un juicio penal que persiga castigar (aunque una de sus causales puede ser delictuosa), sino
separar del cargo.
Si bien intervienen ambas cámaras, cada una lo hace a título de función privativa y cumplen
separadamente la función de “acusar” y “juzgar”.
La cámara de diputados declara el haber lugar a la función de causa, después de conocer la
razón que se invoca para el juicio político. Necesita mayoría de 2/3 partes de los miembros
presentes.
La cámara de senadores juzga en juicio público a los acusados por la cámara de diputados.
Previamente, los senadores prestan juramento para este acto. Para la declaración de culpabilidad
también se exige una mayoría de 2/3 de los miembros presentes. El fallo del senado no tiene
más efecto que “destituir” al acusado (fin principal) y aun declararle incapaz de ocupar ningún
empleo de honor, de confianza, o a sueldo de la nación (fin accesorio). De tal modo, se puede
destituir sin inhabilitar, pero no inhabilitar sin destituir.
Mediante la destitución, el acusado pierde sus fueros, con lo cual deja de gozar de inmunidad y
podrá ser juzgado judicialmente.
Son pasibles de juicio político: el presidente de la república; el vicepresidente; el jefe de
gabinete y los ministros; los miembros de la Corte Suprema. No es aplicable a los mismos
legisladores.
Las causas de responsabilidad que hacen viable la acusación y la destitución son: mal
desempeño; delito en el ejercicio de sus funciones; crímenes comunes.
El juicio debe ser público. Se trata de una función jurisdiccional y, por ende, ha de rodeársela
de garantías de defensa y debido proceso.

PROCESO DE FORMACIÓN Y SANCIÓN DE LEYES


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Al congreso se lo llama órgano legislativo o “poder legislativo” porque legisla. En el reparto


orgánico y funcional que la técnica del poder efectúa, la función primordial y fundamental de este
órgano es emitir la ley.
Los proyectos de ley pueden ser presentados por los mismos diputados o senadores, el poder
ejecutivo y, desde 1994, por los ciudadanos a través de la iniciativa popular.
El ejercicio de la función legislativa como etapa o fase constitutiva de la ley transita
separadamente en cada cámara; la cámara donde empieza el tratamiento del proyecto se llama
“cámara de origen”, y la otra “cámara revisora”.
Sin embargo hay excepciones: las materias relativas a impuestos y reclutamientos de tropas
son exclusivas para tener origen en la cámara de diputados; y las relativas a coparticipación
federal (ley convenio) y al desarrollo de las provincias, exclusivas de la cámara de senadores.
Una vez que la cámara de origen aprueba el proyecto en general, el mismo pasa a la Comisión,
donde se aprueba particularmente cada artículo y regresa a la Cámara de origen, la cual le da
media sanción y lo deriva a la cámara revisora.
La cámara revisora puede: rechazar el proyecto, y de esta forma no puede volver a ser tratado
en el mismo año; aprobar el proyecto y darle la sanción completa para que pase así al poder
ejecutivo; o puede modificarlo, corrigiendo o agregando puntos por votación y dejando por escrito
el porcentaje con el que se lo hizo. Así el proyecto vuelve a la cámara de origen.
La cámara de origen no puede rechazar por completo el proyecto que ella misma inició. O bien
aprueba las modificaciones hechas por la cámara revisora, y el proyecto pasa al poder ejecutivo,
o insiste con su proyecto original, teniendo el mismo o mayor porcentaje de votación que la
cámara revisora. Si es así, el proyecto de origen pasa al poder ejecutivo, de lo contrario, pasa al
ejecutivo el proyecto de la cámara revisora.
Si el poder ejecutivo promulga expresamente el proyecto publicándolo en el boletín oficial,
dándole fuerza de ley. Si no lo observa, a los 10 días, con promulgación tácita el proyecto se
convierte en ley. Si lo veta en su totalidad el mismo vuelve a la cámara de origen y si cuenta con
2/3 de la totalidad de miembros de cada cámara, tiene promulgación obligatoria. Si en
algunas de las cámaras no cuenta con ese porcentaje, queda anulado el proyecto, y no se puede
volver a tratar en el mismo año. Si el poder ejecutivo veta el proyecto parcialmente, éste va a
una comisión bicameral que deberá controlar que se mantenga el espíritu de ley y que la parte
aprobada tenga autonomía normativa.
Si la ley tiene establecida una fecha de inicio de regencia, aunque esté publicada, la ley no rige.
Si no establece fecha, comienza a regir a partir de los 8 días de publicada en e boletín oficial.
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ÓRGANOS EXTRAPODERES
La teoría clásica de Montesquieu ha elaborado una tríada o trinidad de poderes: ejecutivo,
legislativo y judicial, y ha incluído en esa tríada a todos los órganos y todas las funciones del
poder. No obstante, aparecen, a veces, otros órganos que no encajan en ninguno de los tres
poderes citados. El derecho constitucional del poder los coloca, entonces, al margen o fuera de
ellos, aunque en relación con los mismos. Por estar al margen o fuera, se les da el mencionado
nombre de órganos extrapoderes.

Auditoría General de la Nación


Es definida como órgano de asistencia técnica del congreso, con autonomía funcional.
Esta autonomía se adscribe al ejercicio de la función que le incumbe, ya que la norma dice
“autonomía funcional”, como para prohibir toda interferencia.
El examen y la opinión del poder legislativo sobre el desempeño y situación general de la
administración pública estarán sustentados en los dictámenes de la Auditoría General de la
Nación.
Este organismo de asistencia técnica del congreso, con autonomía funcional, se integrará del
modo que establezca la ley que reglamenta su creación y funcionamiento, que deberá ser
aprobado por la mayoría absoluta de los miembros de cada cámara. El presidente del organismo
será designado a propuesta del partido político de oposición con mayor número de legisladores
en el congreso.
Tendrá a su cargo el control de legalidad, gestión y auditoría de toda la actividad de la
administración pública centralizada y descentralizada cualquiera fuera su modalidad de
organización, y las demás funciones que la ley otorgue. Intervendrá necesariamente en el trámite
de aprobación o rechazo de las cuentas de percepción e inversión de los fondos públicos.
La Auditoría tiene dos competencias fundamentales: por un lado, la asistencia técnica del
congreso; y por el otro, el control de legalidad, gestión y auditoría. En el primer caso, la Auditoría
dictamina; en el segundo, controla.
El vocabulario utilizando en los distintos párrafos de la norma apunta al control del “sector
público nacional” y a la “administración pública”. El adjetivo “nacional” a continuación de “sector
público” equivale a federal. Y federal es tanto el congreso, como el poder ejecutivo, como el
poder judicial, más los órganos extrapoderes.
“Administración pública” en cambio, se refiere exclusivamente al poder ejecutivo, con lo que ya
no habría sitio para controlar la actividad administrativa o de la administración en las esferas del
congreso y del poder judicial.
En todo órgano de poder, en todo órgano extrapoderes, en toda entidad –aún no estatal ni
federal- que recibe o maneja fondos públicos, el control del congreso y el de la Auditoría tendría
materia suficiente para su ejercicio.

Defensor del Pueblo


Es un órgano independiente instituido en el ámbito del congreso de la nación, que actuará
con plena autonomía funcional, sin recibir instrucciones de ninguna autoridad. Su misión es la
defensa y protección de los derechos humanos y demás derechos, garantías e intereses
tutelados en la constitución, y las leyes, ante hechos, actos u omisiones de la administración; y
el control del ejercicio de las funciones administrativas públicas.
El defensor del pueblo tiene legitimación procesal. Es designado y removido por el congreso
con el voto de las dos terceras partes de los miembros presentes de cada una de las cámaras.
Goza de las inmunidades y privilegios de los legisladores. Durará en su cargo 5 años, pudiendo
ser nuevamente asignado por una sola vez.
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La organización y el funcionamiento de esta institución serán regulados por ley. La ubicación


normativa congresional no implica que forme parte del congreso, y mucho menos que guarde
dependencia respecto de él.
La función del defensor del pueblo consiste en fiscalizar, controla y proteger todo cuanto
queda incluido en el ámbito que el art. 86 le otorga. Su acción no se debe limitar a los actos u
omisiones ya consumados, sino que ha de tener a la vez carácter preventivo.
El control del ejercicio de las funciones administrativas públicas verifica si la misma presenta o
no irregularidades, aún cuando no irroguen violación a los derechos o no se proyecten a ellos.
Como órgano federal de control, circunscribe su competencia al espacio exclusivamente federal,
o sea, no puede intervenir en la zona que es propia de las provincias.
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UNIDAD 7: Poder ejecutivo

NOCIONES GENERALES
El poder ejecutivo de la nación será desempeñado por un ciudadano con el título de Presidente
de la Nación Argentina. Tiene carácter unipersonal. “Poder Ejecutivo” es únicamente el
presidente de la república.
El poder ejecutivo resume una triple actividad:
 La política gubernativa, vinculada a la Constitución, pero libre en su iniciativa y en su
desarrollo.
 La administración, que tampoco es siempre meramente de ejecución, porque si bien es sub-
legal (o sea, que debe moverse en un plano inferior, vinculado por la ley) presupone también
en amplias zonas un poder de iniciativa.
 La ejecución, o decisión ejecutoria, que recae en la aplicación y el cumplimiento de una
decisión, sea ésta emanada de otro órgano –congreso o judicatura- o del mismo órgano
ejecutivo.
Por un lado, el presidente de la república retiene la Jefatura del Estado y la del gobierno,
pero la Jefatura de la administración está a cargo del presidente responsable “político” de la
administración general del país, el Jefe de Gabinete de ministros “ejerce” esa administración
general.
Para ser elegido presidente o vicepresidente de la Nación, se requiere haber nacido en el
territorio argentino o ser hijo de un ciudadano nativo, habiendo nacido en país extranjero; y las
demás calidades exigidas para ser elegido senador: edad de 30 años; renta anual de 2000 pesos
oro o equivalente; la ciudadanía con antigüedad de 6 años no se aplica al presidente cuando éste
ha nacido en el país, porque la posee desde su nacimiento. Tampoco se aplica el haber nacido
en la provincia que lo elige o tener dos años de residencia inmediata en ella, porque el presidente
no es elegido por provincia alguna.
El presidente y vicepresidente serán elegidos directamente por el pueblo. De ahí surge que el
momento de la elección del presidente y vice es el acto electoral en el que el electorado vota por
la fórmula. Es entonces cuando deben estar reunidos los requisitos de elegibilidad. Para dar como
ganadora a una fórmula, la misma debe tener más del 45%, o el 40% más una diferencia de más
de 10% con la fórmula que le siga en número de votos. Si no se da ninguna de estas condiciones,
se va a segunda vuelta entre las dos fórmulas con mayor porcentaje de votos, dentro de los 30
días de la primera, ganando quien tiene mayor número de votos.
La duración del período presidencial del presidente y vice es de 4 años y está habilitado a la
reelección inmediata por un solo período consecutivo.
De los arts. 90 y 91 se infiere que el período presidencial (salvo el supuesto de reelección
autorizado) no admite prórroga, ni duración mayor que los cuatro años. Así, el lapso fijado
descarta y prohíbe, a la vez, ampliar o reducir su tiempo. Una permanencia menor de cuatro años
exactos sólo puede derivar de alguna causal de acefalía definitiva.
El presidente y vice gozan de sueldo pagado por el tesoro nacional. Su monto no puede
“alterarse” en período de sus nombramientos, o sea, ni aumentarse ni disminuirse.
Durante el período de desempeño, ni el presidente ni el vice pueden ejercer otro empleo, ni
recibir ningún otro emolumento nacional ni provincial. Todo lo que reciban será considerado
propiedad del Estado.

ACEFALÍA
“Acefalía del presidente” quiere decir que el poder ejecutivo residente queda sin cabeza, o sea,
sin titular, siendo el ejecutivo unipersonal, eso ocurre cuando falta el único titular que tiene, es
decir, el presidente.
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La acefalía desaparecerá tan pronto quien lo suceda reemplace al presidente de la república.


El art. 88 enfoca dos supuestos:
 que una causal de acefalía afecte únicamente al presidente de la república, en cuyo caso el
poder ejecutivo es ejercido por el vice (es lo que se llama la “sucesión del vice”);
 que tanto el presidente como el vice estén afectados por una causal de acefalía, en cuyo caso
cabe al congreso “determinar” el funcionario público que ha de desempeñar la presidencia.
La demolición por golpe de estado, revolución cualquier hecho de fuerza, es una causal
extraconstitucional; por eso, quien asume la presidencia es un presidente de facto y no june
(aun cuando asuma la presidencia aquel que señala la ley de acefalía).
Si la acefalía es definitiva, el presidente cesa y la vacancia debe cubrirse en forma permanente:
el vice ejerce el poder ejecutivo por todo el resto del período presidencial pendiente y asume el
cargo en sí mismo, y se convierte en presidente; no es el vice “en ejercicio del poder ejecutivo”,
sino “el presidente”; con eso, desaparece la acefalía, porque definitivamente el ejecutivo tiene un
nuevo titular.
Con la transformación del vice en presidente, el órgano presidencial queda a su vez acéfalo; de
allí en adelante, habrá presidente y no habrá vice.
Si la acefalía no es definitiva –por ejemplo, por ausencia o enfermedad transitoria del
presidente- el ejercicio que el vice hace del poder ejecutivo es algo así como una suplencia,
hasta que el presidente reasuma sus funciones; en esos casos, el vice es sólo vicepresidente en
ejercicio del poder ejecutivo: no sucede al vice en el cargo, sino solo lo reemplaza en las funciones
del cargo.
El art. 88 prevé que en determinada circunstancia, tanto el presidente como el vice están
incursos (destitución, muerte, dimisión o inhabilidad), o sea que la sucesión constitucional del
vicepresidente queda impedida. En tal caso, el congreso determinará qué funcionario público ha
de desempeñar la presidencia, hasta que haya cesado la causa de inhabilidad o un nuevo
presidente sea electo.
Cuando la vacancia del poder ejecutivo es transitoria y el vice no puede suceder al presidente,
la ley prevé el desempeño temprano del poder ejecutivo por alguno de los siguientes funcionarios,
en este orden: el presidente provisorio del senado; el presidente de la cámara de diputados; el
presidente de la Corte Suprema de Justicia. El que asume, ejerce el poder ejecutivo “hasta que
reasuma el titular”.
Cuando la vacancia es permanente hay dos etapas: en la primera, el poder ejecutivo es
ocupado transitoriamente por uno de los funcionarios ya mencionados; en la segunda, el congreso
reunido en asamblea elije definitivamente al nuevo presidente, entre los senadores federales, y
gobernadores de provincia.
Vacancia de la vicepresidencia
Puede no haber vice por dos circunstancias: porque habiendo presidente, el vice incurre en
alguna causal del art. 88; o porque afectado el presidente por una causal de acefalía, quien es
vice pasa a ejercer la presidencia. En cualquiera de ambas hipótesis, la falta de vice puede ser
definitiva o temporaria.
Cuando falta definitivamente el vice, el órgano-institución queda sin órgano-individuo que lo
porte.
La constitución no obliga expresamente a elegir nuevo vicepresidente, ni prohíbe elegirlo;
parece mejor elegirlo, porque la constitución prevé la existencia y la función del vice: aparte, la
falta de vice desarticula las previsiones constitucionales sobre la eventual sucesión en el poder
ejecutivo; y, además, conviene advertir que la constitución supone y regula como situación
normal la existencia conjunta del binomio presidente-vice. O sea, que debe haber vicepresidente.

COMPETENCIAS DEL PODER EJECUTIVO


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Desde 1994 las jefaturas presidenciales son: la Jefatura del Estado, la Jefatura del gobierno
y la Jefatura de las FFAA. La Jefatura de la Administración implica para el presidente la
“responsabilidad política” por su titularidad, pero su ejercicio no está a su cargo, sino del Jefe de
gabinete.
 Expide las instrucciones y reglamentos que sean necesarios para la ejecución de las leyes de la
Nación.
 Participa de la formación de las leyes con arreglo a la Constitución, las promulga y hace publicar.
 Nombra los magistrados de la Corte Suprema con acuerdo del Senado por dos tercios de sus
miembros presentes. Nombra los demás jueces de los tribunales federales inferiores en base a
una propuesta vinculante en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del senado.
Declara la guerra y ordena represalias con autorización y aprobación del congreso.
 Supervisa el ejercicio de la facultad del jefe de gabinete de ministros respecto de la recaudación
de las rentas de la nación y su inversión.
 Nombra y remueve a los embajadores, ministros plenipotenciarios y encargados de negocios
con acuerdo del senado.

REGALMENTOS ADMINISTRATIVOS
El término “reglamento” se suele aplicar a toda manifestación de voluntad de órganos
administrativos que crea status generales, impersonales y objetivos mediante normas
generales.
Son reglamentos administrativos los que en sus respectivas áreas de competencia administrativa
emiten el poder ejecutivo, el jefe de gabinete, los ministros, y los organismos y reparticiones de
la administración pública.
Reglamentos de ejecución
Son decretos del poder ejecutivo dictados en reglamentación a las leyes. El presidente expide
las instrucciones y reglamentos que sean necesarios para la ejecución de las leyes, cuidando de
no alterar su espíritu con excepciones reglamentarias.
La publicación de actos administrativos de alcance general es un requisito de la forma
republicana de gobierno.
La derogación de una ley priva la vigencia de su decreto reglamentario.
Reglamentos autónomos
Son reglamentos sobre materias no regulados por ley, y reservadas a la administración. Recaen
sobre materias propias de la “zona de reserva” de la administración, que no pueden regularse
por ley.
Reglamento delegado
Se dicta en mérito a una habilitación conferida por el poder legislativo. La delegación legislativa
permitida sólo puede ser efectuada por el congreso a favor del presidente. No al jefe de gabinete,
ni a los ministros, ni a los organismos administrativos.
Reglamento de necesidad y urgencia
Se dictan sobre materias propias de la competencia legislativa, cuando una urgencia súbita exige
emitir las normas que el congreso no ha dictado, o suprimirlo lisa y llanamente. La necesidad y
la urgencia son las razones justificables para consentir que se margine la división de poderes, y
que el ejecutivo ejerza una función del congreso.
Habilitan el dictado de decretos de necesidad y urgencia solamente circunstancias excepcionales
que imposibiliten seguir el procedimiento legislativo ordinario. Están absolutamente prohibidos
en materia penal, tributaria, electoral, y en el régimen de partidos políticos.
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Deben emanar del presidente de la república, por decisión adoptada en acuerdo general de
ministros, los que han de refrendarlos juntamente con el jefe de gabinete de ministros.
El jefe de gabinete de ministros tiene que someter personalmente, dentro de 10 días, el decreto
a la consideración de la Comisión Bicameral Permanente del Congreso. Dicha comisión debe
elevar su despacho en el plazo de otros 10 días al plenario de cada uno de las cámaras para su
expreso tratamiento. Las cámaras han de considerar ese despacho en forma inmediata.

ÓRGANOS EXTRAPODERES
Jefe de Gabinete
En acto personalísimo, el presidente nombra y remueve por sí solo al jefe de gabinete y a los
ministros del despacho. También puede ser removido por la mayoría absoluta de los miembros
de cada una de las cámaras del congreso (moción de censura), o por juicio político. Mientras el
jefe de gabinete desarrolla su labor, no puede desempeñar otro ministerio.
Su principal función es servir de nexo comunicador del poder ejecutivo con el poder legislativo.
Ejecuta la administración del país bajo la responsabilidad del presidente. Su firma está en todo lo
hecho por el poder ejecutivo (refrendo), como por ejemplo, en los decretos. Coordina las
reuniones de gabinete y, una vez por mes, alternativamente, debe presentarse en las cámaras
del congreso para rendir cuentas de su gestión. Cuando es el congreso quien lo llama a rendir un
informe, se conoce como interpelación. Luego de la apertura de las sesiones ordinarias del
poder legislativo, debe presentar una memoria detallada del estado de la Nación y sus ministros.
El jefe de gabinete puede concurrir al congreso voluntariamente y participar en el debate de las
leyes, pero no tendrá voz de voto.
Ministerios
El art 100 exige el refrendo y legalización ministerial de los actos del presidente, por medio de
la firma, sin cuyo requisito los actos del poder ejecutivo carecen de eficacia; esto nos lleva a
interpretar que el ministerio es un órgano constitucional auxiliar, al margen del ejecutivo y, por
ende, también de la trinidad de poderes que la constitución institucionaliza.
El ministerio es un órgano de rango constitucional, colegiado y complejo. Como tal, actúa
junto al poder ejecutivo en dos tipos de relaciones:
o mediante el refrendo, que puede ser múltiple o no; hay normas que prevén el del jefe
de gabinete y otras de éste en conjunto con los demás ministros;
o mediante las reuniones de gabinete que fueron práctica constitucional cuando no
contaban con norma expresa, y que también se han denominado “acuerdo de ministros”
o “acuerdo de gabinete”.
También cada ministro por sí tiene calidad de órgano, tanto como jefe de su ministerio como
en su relación personal con el poder ejecutivo.
El número y la competencia de los ministros serán establecidos por una ley especial. Tanto el
jefe de gabinete como los demás ministros son nombrados y removidos por el presidente. Todos
son, asimismo, susceptibles de ser destituidos mediante juicio político.
Frente a sus respectivos ministerios, prevalece el aspecto administrativo. No pueden por sí solos,
en ningún caso, tomar resoluciones, a excepción de lo concerniente al régimen económico y
administrativo de sus respectivos departamentos.
El presidente puede hacer “imputación de funciones” propias del poder ejecutivo a favor de los
ministros, siempre que no transfiera las que son de carácter personalísimo.
Cada ministro es responsable de los actos que legaliza; y solidariamente de los que acuerda con
sus colegas. Los ministros no pueden ser senadores ni diputados ni hacer dimisión de sus cargos.
Acerca de las relaciones del ministerio con el congreso se prevén:
 llamamiento de uno o varios ministros por cada cámara para que concurran a su sala,
a efectos de propiciar explicaciones e informes;
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 concurrencia espontánea de los ministros a las sesiones del congreso, con


participación en los debates pero sin voto;
 presentación obligatoria pro cada ministro de una memoria detallada del estado del
país en lo relativo a los negocios de su departamento, luego que el congreso abre
anualmente sus sesiones.
Cuando el jefe de gabinete o un ministro se encuentra en el seno de una cámara del congreso,
sea por asistencia espontánea, sea por llamamiento de la misma, gozan transitoriamente de las
inmunidades y de los privilegios que la constitución depara a los diputados y a los senadores.
La circunstancia de que puedan ser pasibles de juicio político significa que mientras no quedan
destituidos por fallo senatorial no pueden ser juzgado criminalmente. Los ministros gozan por sus
servicios de un sueldo establecido por la ley, que no puede aumentarse ni disminuirse a favor o
perjuicio de lo que se hallan en ejercicio.
Las secretarías y subsecretarías no tienen ni pueden tener rango de ministerios, ni quienes las
ocupan pueden equiparse a los ministros previstos en la constitución.
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UNIDAD 8: Poder judicial

NOCIONES GENERALES
El llamado poder judicial se compone de una serie de órganos que forman parte de un gobierno
federal y que ejercen una función del poder del estado, cual es la denominada “administración
de justicia”, “jurisdicción” o “función jurisdiccional”. A ello se añade ahora el Consejo de la
Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento.
En primer lugar conviene advertir que el poder judicial se compone de varios órganos. Jueces
y tribunales de múltiples instancias, más el Consejo de la Magistratura y el jurado de
enjuiciamiento, integran una estructura vertical, que se corona en el órgano máximo y
supremo, que es cabeza del poder judicial: la Corte Suprema.
A estos órganos, bien que componen el gobierno y tienen a su cargo una función del poder, se
los considera como “no político”, por la diferencia que acusan en relación con el órgano ejecutivo
y con el congreso. Se habla también, por eso, de independencia del poder judicial.
Pero el poder judicial, que integra el gobierno federal, también es un “poder político” porque
ejerce una función del Estado.
El Estado reivindica para sí en forma privativa la función de administrar justicia. Está abolida la
justicia privada, porque hay interés público y legítimo en que los individuos resuelven sus
conflictos y prestaciones dentro de la esfera del poder estatal.
La función de administrar justicia en forma privativa, que se asigna a los órganos judiciales,
excluye también totalmente su arrogación y ejercicio por el órgano ejecutivo y por el órgano
legislativo.
No se admiten ni son constitucionales las influencias o presiones externas, ni las
instrucciones acerca del modo de ejercer la función. Solo la constitución y las leyes imponen
obligaciones a los jueces.
El juez tiene estabilidad en su cargo, ello quiere decir que es inamovible. De este modo, la
destitución sólo procede a título de excepción y de acuerdo a un procedimiento también especial.
El ejercicio de la función judicial apareja incompatibilidades casi totales con toda otra actividad.

LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


Las condiciones para ser miembro son: ser abogado de la nación con 8 años de ejercicio y tener
calidades requeridas para ser senador y ser especialista o conocedor de la materia en que se
presenta (penal, civil, etc.).
La Corte es órgano supremo y máximo del poder judicial. Es titular a cabeza de ese poder,
como el presidente lo es del ejecutivo y el congreso del legislativo. La corte es órgano colegiado
y órgano en el cual no se agota el poder judicial, porque existen otros tribunales inferiores que
juntamente con la corte lo integran en instancias distintas, además de órganos que no
administran justicia pero forman parte del poder judicial (Consejo de Magistratura y jurado de
enjuiciamiento).
Por integrar el gobierno federal como titular del poder judicial, la Corte debe residir en la capital
federal conforme a lo previsto en la constitución.
En 1853 la corte estaba formada por nueve miembros y dos fiscales. En 1860 se reforma
suprimiendo el número de miembros y delegando a una ley especial que establezca dicho número.
En 1863 se dicta la ley estableciendo que la corte se formará en cinco miembros. Esto se da hasta
1990 que se vuelve a subir el número a nueve. En el año 2006 el número se baja a 5 miembros,
continúa así hasta la actualidad. Es así desde el punto de vista formal, porque materialmente son
siete.
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Políticamente correspondería que cada gobierno que asuma cambie los integrantes de la justicia.
Illia y De la Rúa fueron los únicos presidentes que no cambiaron a los miembros y ambos fueron
destituidos. Los miembros son elegidos por el presidente.
La corte se denomina a sí misma como “tribunal de garantías constitucionales” para
resaltar la función que, en materia de control constitucional, cumple para tutelar los derechos y
garantías personales.
Así, cabe acordar que la Corte:
 da desarrollo a la doctrina constitucional en diversos campos, a medida que sus
sentencias despliegan la interpretación y la aplicación de la constitución;
 ejerce en instancia última el control judicial de constitucionalidad, incluso cuando el
derecho provincial discrepa con la constitución;
 actúa como custodio del sistema de derechos;
 vigila que los tratados internacionales no se violen, ni por acción ni por omisión, para
resguardar la responsabilidad internacional del Estado;
 integra los vacíos normativos de la constitución y del derecho infraconstitucional, y
confiere desarrollo y contenidos a las normas que, por su generalidad y apertura
requieren irse completando;
 controla la correcta aplicación del derecho, especialmente cuando se hace cargo de las
sentencias arbitrarias dictadas por tribunales inferiores.
La inamovilidad de los jueces
La constitución histórica consagra para todos los jueces del poder judicial la inamovilidad
vitalicia mientras dure su buena conducta. Resguarda la “remoción”, la “sede” y el “grado”.
La inamovilidad se integra y complementa la inamovilidad en el cargo ocupado y en el lugar
donde se desempeña.
Al cumplir 75 años los jueces cesan su desempeño, salvo que recaiga un nombramiento nuevo
precedido del acuerdo del senado; la nueva designación de magistrados cuya edad sea la indicada
u otra mayor se puede hacer por 5 años, susceptibles de repetirse indefinidamente mediante el
mismo trámite.
El sueldo de los jueces
La remuneración de los jueces es determinada por la ley, y no puede ser disminuida en manera
alguna mientras permanezcan en sus funciones. Además, los jueces no pagan impuestos ni a las
ganancias ni a los bienes personales.
La unidad de Jurisdicción
Nuestro derecho constitucional acoge el principio de la unidad de jurisdicción que consiste
en que la administración de justicia está a cargo exclusivamente, y para todos los judiciables,
de los órganos (tribunales) del poder judicial. Hay una jurisdicción judicial única para todos; por
ello, existe simultáneamente la igualdad de todos los justiciables ante la jurisdicción (única y la
misma para todos). Esa jurisdicción judicial “única” es ejercida por tribunales que deben revestir
el carácter de jueces naturales.

ÓRGANOS EXTRAPODERES
El Consejo de Magistratura está ubicado normativamente dentro de la sección que la
constitución dedica al poder judicial. Es un órgano integrado dentro del poder judicial, con
competencia (no judiciales) que son propias de dicho poder.
El Jurado de Enjuiciamiento sustituye el enjuiciamiento político por el senado para los jueces de
tribunales federales inferiores a la corte.
Consejo de magistratura
El Consejo de Magistratura tiene competencia de seleccionar a los magistrados y de administrar
el poder judicial.
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El desempeño de sus miembros es temporario, ya que la norma habla de integración


periódica. La norma ordena procurar un equilibrio entre las representaciones que invisten los
funcionarios del consejo:
o 7 representantes de los órganos políticos resultantes de su elección popular –o sea, del
congreso (6) y del poder ejecutivo (1)-;
o 3 representantes de los jueces federales de todas las instancias;
o 2 representantes de los abogados de la matrícula federal;
o 1 otras personas del ámbito académico y científico.
Competencias del Consejo de Magistratura
Formación de cuadros judiciales: realizan los concursos públicos para cubrir los cargos de
jueces en todas las instancias inferiores de la Corte, y seleccionar a los candidatos. Otra
atribución es formar ternas vinculantes para proponer el nombramiento; y, por último,
promover el enjuiciamiento político de los jueces de instancias inferiores a la corte.
Poder disciplinario: el Consejo tiene su ejercicio sobre los magistrados.
Poder reglamentario: recae sobre la organización judicial, para asegurar la independencia de
los jueces y para lograr la eficaz prestación de servicios de justicia.
Administración de los recursos económicos: administra los recursos y ejecuta el presupuesto
que la ley respectiva dedica al poder judicial.
No tiene competencia para intervenir en la designación de los jueces de la corte; ni para
promover el juicio político contra ellos; ni para ejercer sobre ellos el poder disciplinario; ni para
ejercer poder disciplinario sobre el personal del poder judicial.

Jurado de Enjuiciamiento
El procedimiento para remover a los jueces de tribunales inferiores se desdobla: en una primera
etapa, el Consejo de Magistratura acusa al decidir la apertura del procedimiento –y puede
suspender al juez-; en la segunda etapa, interviene el Jurado de Enjuiciamiento, que puede
remover, o no. Se trata de una relación entre dos órganos –Consejo y Jurado- que forman parte
–ambos- del poder judicial, por lo que cabe calificar a esa relación como intraórgano.
Los jurados de enjuiciamiento tienen triple composición: legisladores, magistrados, y abogados
de la matrícula federal. Su fallo será irrecurrible y no tendrá más efecto que el destitutorio.
A contar desde la decisión que dispone abrir el procedimiento de enjuiciamiento, el jurado tiene
180 días para dictar su fallo. Si en ese lapso no lo hace, deben archivarse las actuaciones y, en
su caso, hay que reponer al juez suspendido.

Ministerio público
El ministerio público es un órgano independiente con autonomía funcional y autarquía
financiera, que tiene por función promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad,
de los intereses generales de la sociedad, en coordinación con las demás autoridades de la
república. Está integrado por un Procurador General de la Nación y un Defensor General de
la Nación y los demás miembros que la ley establezca. Sus miembros gozan de inmunidades
funcionales e intangibilidad de remuneraciones.
El ministerio público es el único órgano que, fuera del poder legislativo, del poder ejecutivo y
del poder judicial, no aparece “dentro” del sector normativo dedicado en la constitución a cada
uno de esos tres poderes clásicos. Posee una sección normativa especial, no compartida, que es
la cuarta, contenida en la segunda parte del texto constitucional.
La cabeza del ministerio público es única y se sitúa en el Procurador General de la Nación. El
Defensor General ha de depender de él, y tener a su cargo el área que hasta ahora se conocía
como propia de los defensores oficiales –de pobres, de menores, de incapaces y de ausentes-.
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La autonomía funcional traza, en primer lugar, una frontera externa que impide cualquier
injerencia de los otros poderes. En segundo término, implica internamente que las relaciones
dentro del organismo son conducidas por quien inviste su jefatura máxima, que es el Procurador
General, sin perjuicio de lo que sugerimos con el vínculo que, en subordinación hacia él, se da en
el Defensor General y el ministerio pupilar a su cargo.
La autonomía funcional –interna y externa- implica independizar al ministerio público de toda
subordinación a cualquier otro poder u órgano del Estado.
La autonomía financiera indica que la ley de presupuesto debe asignarle los recursos en
forma separada, y que el mismo ministerio público tiene a su entera disposición la administración
de los mismos. Sin embargo, tal designación de fondos públicos está sujeta a los controles a
cargos del congreso y de la Auditoría General de la Nación.
Funciones del ministerio público
 Promover la actuación de la justicia para incitar la persecución penal de los delitos de acción
pública y para iniciar procesos no penales cuando es necesario hacerlo en defensa de la
legalidad o de los intereses generales de la sociedad.
 Defender la legalidad en cada proceso judicial que promueve o en el que interviene.
 Defender la legalidad en cada proceso judicial que promueve o en el que interviene.
 Defender los intereses generales de la sociedad en iguales oportunidades.
 Controlar a los órganos del poder y a los del poder judicial, todo ello en la medida y en el
marco que le traza y le delimita su intervención en los procesos judiciales donde la cuestión
que se ventila guarda relación con actos u omisiones de dichos órganos o de los particulares.
 Ejercer el control de constitucionalidad de leyes, normas infralegales, actos y omisiones del
poder y de los particulares con igual perfil.
 Asumir judicialmente las funciones tradicionales del ministerio pupilar (defensa oficial de
pobres, menores, incapaces, ausentes, etc.; y, en su caso, representación de los mismos).
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UNIDAD 8: Los sujetos de derecho

NOCIONES GENERALES
El sujeto es el titular de los derechos y obligaciones; puede ser una persona física o una persona
jurídica.

PERSONA NATURAL
Persona es todo ente capaz de adquirir derechos y contraer obligaciones, puesto que ese
derecho positivo no atribuye capacidad sino a las entidades que realmente lo son (el hombre y
las instituciones). Persona natural es el hombre.
Si bien desde el punto de vista biológico y metafísico, persona significa hombre, desde el punto
de vista jurídico designa simplemente a todo ente capaz de adquirir derechos y contraer
obligaciones; por consiguiente, la circunstancia de que el derecho objetivo atribuya a algo o
alguien esa capacidad, convierte a ese ente en persona.
La persona no nace porque el derecho objetivo le atribuya capacidad para adquirir derechos y
contraer obligaciones, sino que le reconoce esa capacidad porque es persona.
Principio de la existencia
La existencia de las personas comienza en el momento mismo de su concepción en el seno
materno. En efecto, desde el instante en que se unan los gametos masculino y femenino, existe
un nuevo individuo, único, rigurosamente diferente a todo otro individuo.
Hoy la fertilización invitro permite la concepción fuera del seno materno, lo cual no se concebía
todavía en la época en que se dictó el Código Civil. Lo esencial es, por lo tanto, la unión de los
gametos, dentro o fuera del seno materno.
Esta existencia está condicionada al hecho de que nazcan con vida, pues si muriesen antes de
estar completamente separados del seno materno, serán considerados como si no hubieran
existido.
La época de concepción de los que naciesen vivos, queda fijada en todo el espacio de tiempo
comprendido entre el máximum y el mínimum de la duración del embarazo. El máximo de tiempo
del embarazo se presume que es de 300 días y el mínimo de 180 días, excluyendo el día del
nacimiento. En el período de 120 días que corren entre estas dos fechas se presume ocurrida la
concepción.
Puesto que la persona está jurídicamente protegida desde el momento de su concepción, hay
un indiscutible interés en determinar la efectividad del embarazo. Pero no sólo está de por medio
el interés de la persona por nacer y la necesidad de amparar su vida y sus derechos, sino que
eventualmente pueden existir otras personas cuyos derechos patrimoniales dependen del
nacimiento.
Se tiene por reconocido el embarazo de la madre por la simple declaración de ella y el marido,
o de otras partes interesadas. Basta la denuncia de parte interesada para que el embarazo se
tenga admitido.
Son partes interesadas en el reconocimiento: los parientes en general del no nacido, y todos
aquellos a quienes los bienes hubieren de pertenecer si no sucediere el parto, o si el hijo no
naciera vivo, o si antes del nacimiento verificare que el hijo no fuera concebido en el tiempo
propio; los acreedores de la herencia; el Ministerio de Menores.
Nacimiento con vida
Basta que la persona haya vivido después de estar separada del seno materno, aunque sea por
algunos instantes; en caso de duda de si nació o no con vida, debe reputarse que sí, incumbiendo
la prueba al que alegue lo contrario.
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No es indispensable, sin embargo, que haya sido cortado el cordón umbilical, lo que importa es
que la criatura haya vivido fuera de la matriz.
El nacimiento se prueba por todos los miembros. Tienen especial importancia el testimonio del
médico o partera, o de los otros testigos asistentes al parto que hubiesen oído la espiración o la
voz de los nacidos o hubiesen observado otros signos de vida.
El código dispone que no importará que los nacidos con vida tengan imposibilidad de
prolongarla, o que mueran después de nacer por vicio orgánico interno, o por nacer antes de
tiempo. Esto se justifica en ser la solución que impone el respeto debido al ser humano; basta
con que la criatura haya tenido aunque sea por instantes el soplo de la vida, para que el derecho
no pueda considerarla como inexistente, puesto que existió.

Fin de la existencia
La existencia jurídica de las personas naturales termina con la muerte.
Para que se produzcan los efectos inherentes a la terminación de la existencia, disolución del
vínculo matrimonial, conclusión de las relaciones de parentesco, transmisión de derechos
patrimoniales, etc., es necesario que la muerte sea probable. Es necesario en principio, la
presencia del cadáver; que los testigos lo hayan visto e identificado.
En los casos en que el cadáver de una persona no fuese hallado, el juez podrá tener por
comprobada la muerte y disponer la correspondiente inscripción en el registro, siempre que la
desaparición se hubiese producido en circunstancias tales que la muerte deba ser tenida como
cierta. Igual regla se aplicará en el caso en que no fuese posible la identificación del cadáver.
Caso de conmorencia. Puede ocurrir que en un accidente mueran varias personas; interesa
sobremanera determinar legalmente quién ha fallecido primero, puesto que ello puede resultar
decisivo para la transmisión de los derechos sucesorios. Con frecuencia resulta imposible
determinar quién ha muerto primero; en este caso nuestra ley presume que todas las personas
que hubieran fallecido en un desastre común, o en cualquier otra circunstancia, han fallecido al
mismo tiempo, sin que pueda alegarse transmisión alguna de derechos entre ellos.
La muerte civil. Para los legisladores antiguos, los delincuentes condenados por ciertos delitos
graves a deportación reputados, a manera de condena adicional, como civilmente muertos. Los
efectos de la muerte civil eran: apertura de la sucesión, pasando sus bienes a los herederos
legítimos o testamentarios; pérdida de los derechos civiles y políticos, fuera de familia,
patrimoniales, etc., como también de los títulos de nobleza y disolución del vínculo matrimonial.
La sucesión
Toda persona es titular de un complejo vastísimo de derechos de muy distinta naturaleza. La
muerte extingue muchos de ellos, pues son propios de cada persona y no se concebiría que nadie
sino ellas mismas puedan ejercerlos. Otros, en cambio, se transmiten a los herederos; no
solamente nada se opone a que otras personas pasen a ser titulares, sino que hay incluso una
razón social a favor de la transmisión.
 Derechos inherentes a la personalidad. Son inherentes a la persona y, por tanto, no
transmisibles por causa de muerte, todos los derechos extrapatrimoniales. En cambio, los
derechos patrimoniales son en principio transmisibles, salvo que la ley dispusiera lo contrario;
que en el contrato donde se origina el derecho se hubiera establecido que los derechos nacidos
de él no se transmiten a los sucesores; o que por la misma naturaleza del derecho, este no fuera
transmisible.
 Derechos transmisibles mortis causa. Todos los derechos patrimoniales no comprendidos
en las excepciones.
La sucesión puede ser a título universal o singular. En el primer caso, el sucesor recibe la
totalidad o una parte alícuota del patrimonio del causante y adquiere el nombre de heredero.
En la segunda hipótesis, sólo se transmiten bienes o derechos determinados; una cosa, acciones,
dinero, etc. Este sucesor se llama legatario.
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La herencia puede ser testamentario o ab intestado. En el primer caso, la transmisión se


opera por voluntad del causante, manifestada formalmente por testamento. Bien entendido, sin
embargo, que el testador debe respetar siempre la porción de la herencia con la cual la ley
favorece a ciertos parientes y de la que no pueden ser privados.
La herencia se llama ab intestado cuando el causante ha fallecido sin otorgar testamento. En
ese caso la ley dispone el orden en el cual la herencia se ha de distribuir entre los parientes.
Finalmente, cabe agregar que aunque generalmente la posición en que se encuentra el sucesor
respecto del derecho recibido mortis causa es exactamente la misma que tenía el causante, en
algunos casos excepcionales no ocurre así. Tal acontece con los derechos intelectuales, que son
gozados por el autor durante toda su vida, mientras que los herederos solo los poseen por un
lapso que varía según las leyes y que en nuestro país se extiende hasta los 70 años de producida
la muerte del autor.
Muerte presunta
Ocurre con frecuencia que una persona desaparece de su domicilio o del lugar habitual de sus
actividades, sin que se tenga noticia alguna de ella. Cuando la desaparición se prolonga, sobre
todo si ella ha importado el abandono de la familia, los intereses, etc., no puede evitarse la
sospecha del fallecimiento. Además, la desaparición suele ocurrir a veces en circunstancias que
hacen más que probable ese desenlace, como, por ejemplo, si hubiera mediado un naufragio, un
accidente de aviación, un hecho de guerra.
No se tiene ningún caso de certeza de la muerte, y, por consiguiente, puede ocurrir que el
desaparecido esté aún con vida. Pero sin duda lo más probable, después de transcurrido algún
tiempo sin que se tenga noticias de él, es que haya fallecido. El derecho interviene entonces en
defensa de los intereses del ausente y de todos los que tienen un derecho subordinado a la
condición de su muerte.

Antes de la declaración
Interés jurídico. Desde el momento en que una persona ha desaparecido del centro de sus
actividades y aunque no haya transcurrido un tiempo tan prolongado como para hacer lógica la
presunción del fallecimiento, existe ya interés en adoptar algunas medidas en protección de sus
bienes. En efecto, esa persona puede haber dejado bienes que es necesario conservar, y que no
podrían quedar abandonados sin grave perjuicio personal y aun social.
En este período no existe todavía una presunción de fallecimiento; lo único que hay es una
simple ausencia. No se justificaría, por tanto, ninguna medida que fuera más allá de lo que
exigen la defensa y conservación de los intereses del ausente.
Curador a los bienes. Cuando una persona hubiere desaparecido del lugar de su domicilio o
residencia, sin que de ella se tenga noticia, podrá el juez, a instancia de parte interesada, designar
curador a sus bienes, siempre que el cuidado de este lo exigiere. La designación sólo procede en
el caso de que el ausente no hubiera dejado apoderado o si, habiéndolo dejado, sus poderes
fuesen insuficientes o hubiere caducado el mandato. Si, en efecto, hubiera administrador
designado por el ausente, los bienes están ya suficientemente resguardados y no se concebiría
la designación de un curador de oficio. Sin embargo, si las personas interesadas en los bienes
demostraren que el apoderado dejado por el ausente no desempeña convenientemente el
mandato, el juez puede removerlo y nombrar un curador de oficio.
Quiénes pueden pedir la designación del curador. Podrán pedir el nombramiento del
curador el ministerio público y toda persona que tuviere interés legítimo respecto de los bienes
del ausente. Como se ve, la disposición de la ley es amplia; comprende no sólo a los herederos
y a las personas que tuvieran derecho a los bienes subordinados a la condición de su muertes,
sino también a todos los que tienen interés legítimo en su conservación; tal es el caso de los
acreedores, socios, etc.
En quiénes debe recaer la designación. Para la designación del curador serán preferidos
los parientes idóneos, en el siguiente orden: el cónyuge, cuando conservase la vocación
hereditaria, o subsistiese la sociedad conyugal; los hijos; el padre o, en su defecto, la madre; los
hermanos y los tíos; los demás parientes en grado sucesible.
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Juez competente. Serpa juez competente para atender en la designación del curador el juez
del domicilio o en su defecto el de la última residencia del ausente. Si éste no los hubiere tenido
en el país, o no fuesen conocidos, lo será el lugar en que existiesen bienes abandonados o el que
hubiese prevenido cuando dichos bienes se encontrasen en diversas jurisdicciones.
Cómo termina la curatela. La curatela de los bienes del ausente termina: por la presentación
del ausente, sea en persona o por apoderado; por la muerte del mismo; por su fallecimiento
presunto, judicialmente declarado.

Declaración de ausencia
La simple ausencia de una persona del lugar de sus actividades y de la residencia de su familia,
no basta por sí sola para presumir el fallecimiento. Pero si esta ausencia se prolonga durante
algunos años, el abandono de su familia y de sus bienes de la circunstancia de que no se tenga
de él noticia alguna, hacen nacer aquella presunción.
 Casos ordinarios: la primera hipótesis es la de la desaparición de una persona del lugar de
su domicilio o residencia, sin que medie ningún accidente y otro hecho del que haya debido
resultar su fallecimiento. Simplemente, la persona se ha ido, ha desaparecido sin que de ella
se tenga noticia alguna. En este caso, la ley presume el fallecimiento a los 3 años, haya o no
dejado apoderado. El término se cuenta desde la fecha de la última noticia que se tuvo de la
existencia del ausente.
 Casos extraordinarios: si la persona hubiera desaparecido a raíz de un accidente u otro
hecho cualquiera capaz de provocarle la muerte.
Cuando se hubiese encontrado en el lugar de un incendio, terremoto, acción de guerra u otro
suceso semejante, susceptible de ocasionar la muerte o hubiera participado de una empresa
que implique el mismo riesgo, se presume el fallecimiento del ausente si no se tuviere noticias
de él por el término de 2 años contados desde el día en que ocurrió o pudo haber ocurrido el
suceso.
Si el ausente se encontrara en una nave o aeronave naufragada o perdida, el plazo se reduce
a 6 meses.
Estos plazos deben contarse desde el día en que el suceso ocurrió o pudo haber ocurrido. En
caso de que no se sepa con certeza el día del siniestro, el plazo se contará:
o Si se trata de la hipótesis del incendio, terremoto, acción de guerra u otro suceso
semejante, empezará a contarse desde el día del término medio de la época en que ocurrió
o pudo haber ocurrido.
o Si hubiera desaparecido en un buque o aeronave, desde el último día en que se tuvo
noticia de la nave perdida.
Quienes tienen derecho a pedir la declaración de ausencia. Pueden pedirla todas las
personas que tengan algún derecho sobre los bienes del ausente supeditado a la condición de su
muerte: el cónyuge; los presuntos herederos; los legatarios instituidos en testamento abierto;
beneficiario de un seguro de vida, donante, deudor de una deuda vitalicia, acreedores de los
herederos; el ministerio fiscal.
Extremos que deben probarse:
 el derecho que posee el interesado a los bienes del ausente, subordinado a la condición de
su muerte;
 el tiempo de la ausencia, que debe ser mayor al fijado por la ley en cada caso;
 las diligencias practicadas para averiguar la existencia del ausente. Es necesario, por
consiguiente, que se haya procurado, sin éxito, tener noticias de él;
 en su caso, el suceso de incendio, terremoto, acción de guerra, accidente, naufragio o pérdida
de la nave y que el ausente se encontraba en el siniestro.
Declaración del fallecimiento presunto. Una vez cumplidos los plazos legales y comprobados
por el denunciante los extremos requeridos, si el ausente no se presentara a la citación por
edictos, el juez debe declarar su fallecimiento presunto, fijará el día presuntivo de la muerte y
dispondrá la inscripción de la sentencia en el Registro Civil.
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Carácter de la sentencia: no hace cosa juzgada. La sentencia dictada por el juez en el


juicio de ausencia, tiene efectos respecto de todos los interesados, pero no hace cosa juzgada.
Cualquiera de ellos podría impugnarla y probar que se tuvieron noticias ciertas del ausente,
después de la última que resulta de aquel juicio. Ello puede tener mucha importancia porque se
altera el día presuntivo del fallecimiento y, por consiguiente, pueden ser otros los que tengan
derecho a los bienes. Basta la simple prueba en contrario para desvirtuar los efectos de la prueba
anterior.
Naturalmente, si el ausente reaparece, la presunción del fallecimiento concluye.
Día presuntivo del fallecimiento. La cuestión tiene una importancia fundamental, porque
ese día es el que permite determinar cuáles son las personas que tienen derecho a los bienes del
ausente, en otras palabras, en ese día se abre su sucesión.
En caso ordinario, es el último día del primer año y medio. En el primer caso extraordinario, el
día del suceso en que se encontró el ausente, y si no estuviese determinado, el día del término
medio de la época en que ocurrió o pudo haber ocurrido. En el segundo caso extraordinario, será
el último día en que se tuvo noticia del buque o aeronave perdido.
Período de prenotación. Llámese prenotación a una anotación que se hace en el Registro de
la Propiedad, en virtud de la cual el heredero no puede disponer ni gravar los bienes del ausente
no obstante hallarse inscriptos a su nombre. Este período es también llamado de la
indisponibilidad relativa o del dominio imperfecto.
Quiénes tienen derecho a los bienes. Los herederos al día presuntivo del fallecimiento y los
legatarios, o sus sucesores, recibirán los bienes del ausente previa formación del inventario.
Reaparición del ausente o de un heredero con mejor derecho. Puede ocurrir que luego
de hecha la partición y entregados los bienes a los herederos, reaparezca el ausente o se presente
un ausente con mejor o igual derecho que los que se hallan en posición de la herencia, como
sería el heredero constituido en un testamento descubierto posteriormente a la partición, o el hijo
extramatrimonial reconocido por sentencia judicial, etc. Estas personas podrán reclamar la
entrega de los bienes o la partición que les corresponda en los mismos, según el caso.
Frutos y productos. Si bien los herederos están obligados a devolver los bienes, hacen suyos
los frutos percibidos durante el tiempo que duró la posesión de buena fe. Los poseedores de mala
fe, además, están obligados a dar los frutos que por su culpa hubieran dejado de percibir. Si bien
el heredero de buena fe hace suyos los frutos, no ocurre lo mismo con los productos, que siempre
corresponden al verdadero propietario.
Cómo termina el período de prenotación. El período de prenotación de los bienes termina,
bien sea por la reaparición del ausente o la presentación de otro heredero con mejor derecho, ya
sea por la consolidación definitiva del derecho de propiedad y la eliminación de todas las
restricciones al dominio del poseedor.
La consolidación de los derechos del heredero se produce en dos hipótesis: cuando se tienen
noticias ciertas del fallecimiento del ausente o cuando transcurren cinco años desde el día
presuntivo del fallecimiento u 80 desde el nacimiento de la persona, pudiendo desde ese mismo
momento disponer de los bienes.
Entrega definitiva de los bienes. A medida que el tiempo pasa, las probabilidades de
reaparición del ausente se hacen cada vez más remotas; no resulta lógica someter a los herederos
a restricciones indefinidas en su derecho de propiedad. Por ello es que transcurridos ciertos
plazos, aquel dominio precario se convierte en pleno, sin restricción alguna y sólo sujeto a la
condición resolutoria de la reaparición del ausente.
Siempre es necesario que hayan transcurrido los 3 años, 2 años y 6 meses, según los casos,
son necesarios para que se pueda iniciar el juicio de ausencia, porque de lo contrario no hay
presunción de fallecimiento, ni es posible fijar el día presuntivo de aquél.
Transcurridos estos plazos, los herederos quedan en el goce pleno del dominio sobre los bienes
del ausente, sin restricción alguna. La prenotación hecha en el Registro de la Propiedad queda
sin efecto; el heredero puede disponer de ellos libremente. Sin embargo, este dominio está sujeto
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a la condición resolutoria de la reaparición del ausente; en tal caso, deberá devolverlos en el


estado en que se encuentran.
Reaparición del ausente. Si luego de transcurridos los plazos, reapareciese el ausente, sólo
podrá reclamar los bienes que existiesen y en el estado en el que existiesen; los adquiridos con
el valor de los que faltaren; el precio que se adeudase de los que se hubieran enajenado y los
frutos no consumidos.
Disolución del vínculo matrimonial. La declaración de ausencia con presunción de
fallecimiento autoriza al cónyuge a contraer nuevo matrimonio, quedando disuelto el vínculo
matrimonial al contraer estas segundas nupcias.

ATRIBUTOS DE LA PERSONALIDAD
La persona natural, por el hecho de existir, tiene la protección del derecho. Esta protección se
manifiesta de diversas formas; ante todo, se le reconocen ciertos atributos jurídicos, que se
estiman inseparables de ella. Estos atributos son: los derechos de la personalidad, el nombre, el
estado y el domicilio.
Los derechos de la personalidad
Se llaman derechos de personalidad aquellos que son innatos al hombre como tal y de los cuales
no puede ser privado, sin afectar gravemente su naturaleza misma. Se aplican únicamente a la
persona física.
De la circunstancia de que estos derechos están vinculados con la misma personalidad humana,
surgen los siguientes caracteres:
 son innatos, es decir, se adquieren con el conocimiento;
 son vitalicios, puesto que duran tanto como la vida del titular;
 son inalienables, porque no están en comercio jurídico y no pueden ser objeto de venta,
cesión o transferencia;
 son imprescriptibles, pues no se adquieren ni pierden por el transcurso del tiempo o el
abandono que de ellos se haga;
 son absolutos, en el sentido de que se pueden oponer erga omnes.
Algunos de ellos son: el derecho a la vida, a morir con dignidad, a la integridad corporal, a la
libertad, al respeto de la intimidad, de réplica y el Hábeas data.

Nombre
El nombre es el modo más antiguo de designación e identificación de una persona dentro de la
sociedad en que vive.
En su naturaleza jurídica, el nombre es a la vez un derecho de la personalidad y una
institución de policía civil. El primero implica que el nombre forma parte de la personalidad del
hombre; su honor está íntimamente vinculado a él. El concepto común de que se tiene el deber
de mantener limpio el nombre paterno, revela hasta qué punto está vinculado con la persona que
lo lleva. Es institución de policía civil porque sirve para la identificación de las personas, de la
inmutabilidad, que se apoya en una razón de seguridad social.
Caracteres
 Está fuera del comercio; en consecuencia, es inalienable e imprescriptible; el uso
prolongado no da derecho a otro nombre que el propio.
 Es inmutable: sólo por causas graves puede ser autorizada una persona a cambiar su
nombre.
El apellido
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El apellido es el nombre que corresponde a la familia. Su imposición obedece a las normas que
varían según el caso.
Hijos matrimoniales. Los matrimonios tienen el derecho y la obligación de llevar el primer
apellido del padre. A pedido de los progenitores podrá inscribirse con el apellido compuesto del
padre o agregar el de la madre. No se puede adicionar el apellido de la abuela materna si el padre
no lo hubiera usado.
Si el interesado deseare llevar el apellido compuesto del padre o el materno, podrá solicitarlo
en el Registro Civil desde los 18 años. El criterio que primó en la Comisión redactora de la ley fue
no fijar término en razón de que con el tiempo pueden surgir homónimos que justifiquen el
agregado.
Una vez adicionado el segundo apellido paterno o el materno, no podrá suprimirse.
Hijos adoptivos. Es preciso distinguir dos tipos de adopción:
 En la adopción plena el hijo adoptivo adquiere la condición del hijo legítimo. En consecuencia,
lleva el apellido del padre o a pedido de éste puede agregarse su apellido compuesto, o bien el
apellido de la madre adoptiva. También puede solicitar esa adición el hijo adoptivo, una vez
cumplidos los 18 años. Si la adoptante fuese viuda o mujer casada cuyo marido no hubiere
adoptado al menor, éste llevará el apellido de aquélla, salvo que existieren causas justificadas
para imponerle el de casada. El juez tiene absoluta libertad para aplicar esas causas. Puesto
que la adopción plena supone la ruptura total de todo vínculo de parentesco con la familia de
sangre, no puede ya agregarse al apellido del adoptante el de sangre.
 En la adopción simple el hijo deberá llevar el apellido del adoptante, pero, a diferencia del
caso anterior, podrá agregar el de sangre. Si la adoptante es viuda, deberá llevar su apellido
de soltera, a menos que ella solicite que se imponga al menor el apellido del cónyuge
premuerto. Revocada la adopción, o declarada su nulidad, el adoptado pierde el apellido de
adopción, recuperando, por lo tanto, el de origen. Sin embargo, si el adoptado fuere
públicamente conocido por su apellido de adopción, puede ser autorizado por el juez a
conservarlo.
Hijos extramatrimoniales.
 Si el hijo nacido fuera del matrimonio es reconocido por sus padres, adquiere el apellido del
padre o madre que lo reconoció. Si es reconocido por ambos simultáneamente, adquiere el
apellido del padre, pudiendo agregar el de la madre. Pero puede ocurrir que el reconocimiento
no sea simultáneo. Si el que lo reconoció primero fue el padre, lleva su apellido, pudiéndose
adicionar el de la madre que lo reconoció con posteridad.
 Cuando primero lo reconoce la madre y luego el padre, el principio es que el reconocido debe
llevar el apellido paterno, ya sea anteponiéndole el materno, ya sea sustituyendo a éste. Puede
ser que el reconocido sea ya públicamente conocido por el nombre materno. El cambio de
nombre puede producirle trastornos de carácter social y aun profesional. Por ello, la ley permite
que el juez autorice a mantener el apellido materno en tal puesto. Si la madre fuese viuda, el
hijo llevará su apellido de soltera.
 Si el hijo extramatrimonial no fuere reconocido, el oficial de Registro Civil debe imponerle un
apellido común, es decir, un apellido que por su difusión hace imposible vincular al recién nacido
con una familia determinada. Pero puede ocurrir que la denuncia no se haga en el momento
del nacimiento, sino varios años después. Si en esta hipótesis, el menor hubiera ya usado un
apellido por el que fuera conocido, debe imponérsele el apellido de los progenitores. Y si fuese
conocido por el apellido inscripto, podrá el interesado optar por mantenerlo.
Apellido de mujer casada. Será optativo para la mujer casada añadir a su apellido el de su
marido, precedido de la preposición “de”.
Mujer separada judicialmente. El derecho de la mujer de optar por llevar o no el apellido del
marido, se mantiene después de decretada judicialmente la separación personal. Pero cuando
existieron motivos graves, los jueces, a pedido del marido, pueden prohibirle su uso.
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Divorcio vincular. Decretado el divorcio vincular, la mujer pierde el derecho de seguir usando
el apellido marital, salvo acuerdo en contrario o que por ejercicio de su industria, comercio o
profesión fuere conocida por aquel y solicitare conservarlo para sus actividades.
Disolución del matrimonio por muerte del marido. En caso de muerte del marido y hasta
tanto contraiga nuevo matrimonio, la viuda tiene derecho a seguir usando el apellido de él. Claro
está que si contrae nuevas nupcias, pierde automáticamente el apellido del anterior marido y
puede adicionar el del actual.
Anulación del matrimonio. Decretada la nulidad del matrimonio, la mujer pierde el apellido
marital. Sin embargo, a pedido de ella será autorizada a seguir llevándolo si tuviere hijos y fuere
cónyuge de buena fe, ignorando que existía una causal de nulidad.
El nombre de pila
El nombre de pila se adquiere por su inscripción en el acta de nacimiento.
Pueden elegir el nombre: en primer lugar los padres, que son quienes ostentan la patria
potestad; si los padres convenientes no se ponen de acuerdo en la elección del nombre, la
cuestión debe decidirse judicialmente; en caso de que ambos padres faltasen o se encontraren
impedidos, el nombre puede ser elegido por los tutores, los guardadores del Ministerio de
Menores y, por último, por los funcionarios del Registro de Estado Civil.
Cuando una persona hubiera usado un nombre de pila con anterioridad a su inscripción en el
Registro, se anotará con él.
Limitaciones al derecho de elegir el nombre de pila
 No podrán inscribirse los nombre que sean extravagantes, ridículos, contrarios a
nuestras costumbres, que expresen o signifiquen tendencias políticas o
ideológicas, que susciten equívocos respecto del sexo de la persona a quien se
impone.
 Los nombres deben ser castellanos; no pueden inscribirse los extranjeros excepto que
estén castellanizados por el uso o cuando se tratare de los nombres de los padres del
inscripto, si fuere de fácil pronunciación y no tuviere traducción en el idioma nacional. Esta
prohibición de imponer nombres extranjeros no rige para los hijos de los funcionarios o
empleados extranjeros de las representaciones diplomáticas o consulares acreditados ante
nuestro país y de los miembros de misiones públicas o privadas que tengan residencia
transitoria en el territorio de la República. De igual modo, podrán inscribirse nombres
aborígenes derivados de voces autóctonas y latinoamericanas.
 Está prohibido imponer apellidos como nombres.
 No se puede imponer nombres idénticos a los hermanos vivos. Sólo se refiere al
primer nombre. En cambio, nada se opone a que el segundo nombre de pila sea igual al
de los hermanos.
 No se pueden imponer más de 3 nombres de pila.
Justas causas para el cambio de nombre
 Si el nombre tiene en nuestro idioma un significado ridículo o se presta a signos injuriosos
o agraviantes o a deformaciones maliciosas.
 Si el nombre es contrario al sentimiento religioso del peticionante y al que predomina en
la sociedad; o si tienen significado ideológico contrario a las ideas predominantes en
nuestro medio.
 Si es la traducción del extranjero.
 Si se aduce error del oficial público al labrar el acta.
 Si el nombre ha sido públicamente deshonrado por los padres o por otros homónimos;
pero no basta un delito cualquiera, sino uno grave y que haya tenido púbica notoriedad.
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 Si el apellido fuera de difícil pronunciación, podrá pedirse su adecuación gráfica y fonética


al castellano al solicitarse la nacionalidad argentina y ante la misma autoridad que lo
concede.
 Puede cambiarse el nombre de pila del hijo adoptivo menor de 6 años.
Por el contrario, no son causas suficientes como para autorizar el cambio de nombre: motivos
de orden puramente sentimental o familiar; el abandono del padre ya fallecido y el reconocimiento
hacia el padrastro que lo educó y protegió; la costumbre de usar un nombre distinto del propio,
pero esta costumbre autoriza a una declaración de identidad de persona.
Protección del nombre
Acción de reclamación del nombre. Puede ocurrir que le titular de un nombre se le
desconozca el derecho a usarlo. En tal caso el titular tiene acción para demandar su
reconocimiento y pedir se prohíba toda futura impugnación por quien lo negare; además, podrá
pedirse la publicación de la sentencia a costo del demandado.
Acción de impugnación del nombre. Cuando una persona usara el nombre de otra para su
propia designación, el titular podrá demandar para que cese en el uso indebido, sin perjuicio de
la reparación de daños si los hubiere.
Acción en defensa del buen nombre. En este caso, la acción requiere que el uso sea
malicioso y que produzca daño material o moral al accionante. Se da para impedir que el nombre
sea utilizado para designar un personaje de fantasía ridículo o inmoral, o que por cualquier otra
razón perjudique el buen nombre y honor de una persona. Para que esta acción proceda, es
necesario malicia en el autor y perjuicio para el accionante.
El seudónimo
Con frecuencia las personas suelen ocultar su verdadero nombre bajo un seudónimo, impulsadas
por razones muy distintas.
Cuando un seudónimo hubiera adquirido notoriedad, goza de la misma protección del nombre,
es decir, el titular está protegido por idénticas acciones.
Por consiguiente, el titular de un nombre o de un seudónimo puede impedir que otra persona
utilice esa misma designación como propia.

Domicilio
El domicilio es el lugar geográfico que la ley fija como asiento o sede de la persona, para la
protección de determinados efectos jurídicos.
Es una exigencia ineludible del buen orden social, que las personas puedan ser ubicadas en el
territorio. Es necesario que exista un lugar determinado en donde se les pueda exigir el
cumplimiento de sus obligaciones, el pago de los impuestos, donde se los puede notificar judicial
o administrativamente; se precisa que las personas tengan un asiento jurídico, en donde puedan
reclamar la protección de las leyes. De ahí la importancia del domicilio.
La residencia implica la permanencia en un lugar con carácter temporario y sin ánimo de vivir
allí. Habitación es la permanencia accidental en un sitio determinado.
Domicilio general u ordinario
Se aplica a la generalidad de los derechos y obligaciones de una persona.
Domicilio real
Es el lugar donde tienen establecido el asiente principal de su residencia y de sus negocios. Es,
pues, el lugar en donde una persona vive, en donde tiene el centro principal de sus actividades,
en donde reside habitualmente.
Puede ocurrir que se tenga la residencia en un lugar y los negocios en otro. Para este caso el
Código dispone la prevalencia del lugar en donde está establecida la familia.
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El domicilio real requiere dos elementos: uno, objetivo, que es la residencia habitual; el otro,
subjetivo, que consiste en el ánimo o intención de permanecer en él.
Caracteres. Voluntario porque depende de la voluntad de las personas. Mutable porque
puede cambiarse de un lugar a otro. Inviolable.
Domicilio legal
Es el lugar donde la ley presume, sin admitir prueba en contra, que una persona reside de una
manera permanente para el ejercicio de sus derechos y cumplimiento de sus obligaciones, aunque
de hecho no esté allí presente.
El domicilio legal, a diferencia del real, es forzoso. Su elección no depende de la voluntad de
la persona, sino que es impuesta por la ley y no puede ser cambiado ni fijado en otro lugar
mientras dure la situación jurídica de la cual depende.
Ejemplos: los militares en servicio activo tienen su domicilio en el lugar en el que se hallan
prestando aquél, si no manifestasen intención en contrario, por algún establecimiento
permanente o asiento principal de sus negocios en otro lugar. Los incapaces tienen el domicilio
de sus representantes.
Domicilio de origen
Es el lugar del domicilio del padre, en el día del nacimiento de los hijos.
Necesidad del domicilio
Los transeúntes o las personas de ejercicio ambulante, como los que no tuvieren domicilio
conocido, lo tienen en el lugar de su residencia actual. El último domicilio conocido de una persona
es el que prevalece, cuando no es conocido el nuevo. En el momento en que el domicilio en país
extranjero es abandonado, sin ánimo de volver a él, la persona tiene el domicilio de su nacimiento.
Los transeúntes tienen domicilio legal, los vagabundos, real.
Domicilio especial
Es un domicilio de excepción y se aplica solamente a ciertas relaciones jurídicas especialmente
determinadas en cada caso particular.
Domicilio convencional o contractual
Al celebrar sus contratos, las partes interesadas suelen elegir un domicilio especial para todos
los efectos derivados de este contrato. Es esencialmente voluntario; las partes pueden o no
convenirlo. Es, además, contractual porque sólo puede ser constituido por contrato y obliga
únicamente si ha sido convenido en esa forma. Puede ser múltiple puesto que las personas
pueden constituir tantos domicilios especiales como contratos celebren.
Domicilio procesal o ad-litem
Toda persona que litigue está obligada a constituir, en el primer escrito que presenta, un
domicilio especial a todos los efectos del juicio. Generalmente es el estudio del abogado.

ESTADO
El estado de las personas es la posición jurídica que ellas ocupan en la sociedad. Es decir, es el
conjunto de calidades que configuran la capacidad de una persona y sirven para la atribución de
deberes y derechos jurídicos.
Clasificación
 Con relación a las personas consideradas en sí mismas: se puede ser mayor o menor;
de edad; hombre o mujer; sano o demente; o distintas profesiones.
 Con relación a la familia: casado o soltero; viudo o divorciado; padre o hijo de familia,
pariente, etc.
 Con relación a la sociedad en que vive: nacional o extranjero.
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Esta clasificación se aplica a las personas físicas, con excepción de la relación a la sociedad en
que vive, que también es aplicable a las personas jurídicas que sí pueden ser nacionales o
extranjeras.
Elementos
Son las distintas calidades jurídicas que confluyen a configurarlo y que, en consecuencia, dan
origen a derechos y obligaciones. Estos elementos constitutivos de estado consisten a veces en
simples hechos, ajenos a la voluntad de las personas, tales como el nacimiento, la edad, el sexo;
en otras ocasiones, en cambio, se originan en actos realizados voluntariamente, como el
matrimonio.
Caracteres
 Inalienables: no están en el comercio jurídico; no puede negociarse respecto de él.
 Imprescriptible: el transcurso del tiempo no ejerce ninguna influencia sobre él.
 El Ministerio Público es parte en todo lo que se refiere al estado de las personas.

CAPACIDAD
La capacidad es la aptitud de las personas para adquirir derechos y contraer obligaciones.
Puede referirse al goce de los derechos o a su ejercicio; en el primer caso, se trata de capacidad
de derecho; en el segundo, de capacidad de hecho.
Las personas físicas, en principio, somos todos capaces. La incapacidad es la excepción. Un
bebé es capaz de adquirir derechos pero incapaz de ejercerlos. A diferencia, la capacidad de las
personas jurídicas es la excepción, y la regla es la incapacidad.
Capacidad de derecho
La capacidad de derecho es la aptitud para ser titulares de derechos y obligaciones. Esta aptitud
se vincula muy directamente con la misma personalidad humana; por eso, todas las personas
son, en principio, capaces de derecho.
Incapacidades de derecho
 Son excepcionales. La regla no puede ser sino la capacidad; solo por excepción la ley
establece ciertas incapacidades de derecho, en forma de prohibiciones de realizar actos
determinados. Las prohibiciones suelen ser muy precisas y concretas.
 Es relativa porque no hay persona con incapacidad total de derecho.
 Obedecen siempre a una causa grave. Sólo por un motivo muy serio puede privarse a las
personas de su capacidad de derecho; es necesario que medie siempre un interés superior o
una razón de moral y buenas costumbres.
Capacidad de hecho
La capacidad de hecho es la aptitud para ejercer derechos y contraer obligaciones. Mientras que
la capacidad de derecho se refiere al goce, ésta se vincula con el ejercicio de los derechos.
Ocurre a veces que la ley priva al titular de un derecho, del poder o facultad de ejercerlo por sí
mimo. Esta privación se funda en la insuficiencia mental de algunas personas para realizar ciertos
actos; o bien en la carencia de libertad que traba la libre y eficaz actuación; o, finalmente, en la
necesidad de proteger al interesado y su familia del peligro de una dilapación irrazonable de sus
bienes. En todos estos casos, los actos para los cuales la ley declara incapaz a una persona, sólo
pueden ser realizados por intermedio de sus representantes legales.
Incapacidades absolutas y relativas
Los incapaces absolutos serían aquellos que no pueden ejercer por sí ningún acto; relativos,
los que sólo son incapaces respecto de ciertos actos o del modo de ejercerlos.
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Son incapaces de hecho: las personas por nacer; los menores impúberes; los dementes; los
sordomudos que no saben darse a entender por escrito; y los menores adultos.
Representación legal de los incapaces
De las personas por nacer, sus padres, y a falta o incapacidad de éstos, los curadores que se
les nombre. De los menores no emancipados, sus padres o tutores. De los dementes o
sordomudos, los curadores que se les nombre.
La capacidad plena se supone a los 21 años de edad, o por emancipación (pero solo para
algunos actos de la vida civil).

PERSONAS JURÍDICAS
El Código Civil reconoce como persona jurídica a toda aquella que no sea física o natural. Es
una asociación de dos o más personas que se juntan por un fin determinado. Es la ley la que le
da la personalidad. Así, son entes distintos de las personas que lo forman. Los derechos y
obligaciones que adquiera serán propios de la entidad, no de cada uno de sus miembros. Lo
mismo sucede con los bienes y las deudas propios de la sociedad. Adquiere también legitimación
o posibilidad para estar en juicio, sea como acusado o como demandante. Nuevamente, es la
entidad la que está en juicio, independientemente de sus miembros. Tiene además
responsabilidad por los daños que ocasione y por los hechos de los dependientes.
Clasificación
Las personas jurídicas se clasifican en públicas o privadas. La nota más precisa de distinción
entre ambas reside en el origen de la entidad: las primeras son creadas, cada una de ellas, por
una ley especial; en cambio, las segundas nacen de la voluntad de sus miembros o del fundador.
Las personas de derecho público se proponen de manera inmediata, directa y exclusiva, un fin
de interés público. En cambio, las privadas sólo persiguen, por lo general, una ventaja para sus
miembros aunque en forma mediata resulte un beneficio público.
o De carácter público: Estado nacional, las entidades autárquicas y la Iglesia Católica.
o De carácter privado: asociaciones, fundaciones, sociedades civiles/ comerciales.
Las asociaciones tienen miembros beneficiarios, sean éstos los miembros, el público o ambos.
Persiguen el bien común, no tiene fin de lucro. Los miembros pueden cambiar.
En las fundaciones hay una persona con idea del cumplimiento de un bien social para el cual
afecta un fondo o patrimonio destinado a la formación de esa entidad. El fundador da el inicio,
pero luego no da participación en la misma. No tiene tampoco fines de lucro.
Las sociedades civiles/ comerciales sí tienen fines de lucro. Los distintos tipos de sociedades
comerciales se establecen en la ley 19550. De allí dependerá la responsabilidad de la entidad.
Que sea civil o social dependerá del objeto que tenga la entidad. El Código comercial establece
los rubros de las sociedades comerciales.
Principio de la existencia
Comienza la existencia de las personas jurídicas desde el día en que fuesen autorizadas por la
ley o por el Gobierno, con aprobación de sus estatutos, y conformación de los prelados en la
parte religiosa.
 Constitución libre. La unión de dos o más personas físicas permite el origen a la entidad,
como en las sociedades civiles.
 Registro. Manifestada la intención de los miembros de crear una nueva entidad, deben
establecerlo ante el registro. Se da en las sociedades comerciales.
 Autorización estatal. Se da en las fundaciones. Se subordina a un acto administrativo
determinado que le otorga la personalidad, dándole nacimiento a la entidad.
Fin de la existencia
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 Decisión de sus miembros, aprobada por la ley competente.


 En virtud de la ley. Puede haber una sanción, imposibilidad de cumplir con sus estatutos u
objeto o por interés público que quiten la personalidad de la entidad.
 Conclusión de bienes destinados a sostenerlas. El patrimonio opera con fondos y bienes
destinados a llevar a cabo las actividades de la asociación, de quedarse sin estos bienes
dentro del patrimonio, se disuelve la sociedad, mediante el trámite correspondiente.
 Otras causas. Como el alcanzado el objeto propuesto o vencimiento del “plazo” establecido.
No termina la existencia de las personas jurídicas por el fallecimiento de sus miembros.
Corresponde al gobierno, si los estatutos no lo hubiesen previsto, declarar disuelta la corporación,
o determinar el modo cómo debe hacerse su renovación.
Disuelta o acabada una asociación con el carácter de persona jurídica, finaliza la capacidad de
contraer los derechos y las obligaciones, debiéndose liquidar el patrimonio.
Los bienes y acciones que a ella pertenecían tendrán el destino previsto en sus estatutos y si
nada se hubiese dispuesto en ellos, los bienes y acciones serán considerados como vacantes y
aplicados a los objetos que disponga el Cuerpo Legislativo, salvo todo perjuicio a tercero y a los
miembros existentes de la corporación.
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UNIDAD 10: Derechos patrimoniales

NOCIONES GENERALES
El patrimonio se constituye por el conjunto de derechos que sirven para la satisfacción de sus
necesidades económicas y que, por ello, pueden apreciarse en dinero. Es el conjunto de bienes
de una persona; las deudas no forman parte de él, simplemente lo gravan.
Toda persona tiene necesariamente un patrimonio, aunque no posea actualmente ningún
bien. Nadie puede tener más que un solo patrimonio; este es, por lo tanto, único e indivisible.
El patrimonio es siempre idéntico a sí mismo: es una unidad distinta y separada de cada uno
de los elementos que lo componen. No importa que salgan algunos bienes e ingresen otros;
inclusive, es indiferente que haya o no bienes o que las deudas superen el activo: el patrimonio
es siempre el mismo.
Es también inalienable; podrán enajenarse los bienes que lo integran, pero nunca la totalidad
del patrimonio, ni siquiera una parte alícuota de él.
El patrimonio como garantía de los acreedores
El patrimonio es la garantía del pago de las deudas, puesto que los acreedores tienen derecho
a ejecutar los bienes del deudor y a cobrarse de ellos. Se dice comúnmente que es la prenda
común de los acreedores.
Los bienes del deudor, cualquiera que sea la fecha de su adquisición, responden por todas las
deudas; pero el deudor mantiene la plena libertad para disponer de ellos, en tanto no se inicie el
proceso de ejecución y se trabe embargo.
Clases de acreedores
Puede ocurrir que los bienes del deudor no alcancen a cubrir sus obligaciones. De ahí que existan
distintas clases de acreedores privilegiados: con derecho real de garantía y comunes o
quirografarios.
 Llámense privilegiados los acreedores que tienen un derecho dado por la ley para ser
pagados con preferencia a otros. Los privilegios generales recaen sobre la generalidad de los
bienes muebles e inmuebles del deudor o bien solamente sobre los muebles. Los privilegios
especiales inciden sobre las cosas determinadas, sean muebles o inmuebles. Ejemplos son el
pago de las jubilaciones o aportes sociales, las indemnizaciones laborales, los impuestos, etc.
 Los acreedores que tienen a su favor un derecho real de garantía gozan también de una
preferencia en el pago de sus créditos, nacida en este caso de la voluntad de las partes, apoyada
en la ley. Cuando el bien es un inmueble, se denomina hipoteca; si es un mueble, prenda.
 Los acreedores comunes o quirografarios son los que carecen de toda preferencia; deben
cobrar después de los privilegiados y de los que tienen a su favor un derecho real de garantía,
y lo hacen a prorrata de sus respectivos créditos si los bienes del deudor no alcanzan a
satisfacerlos en su totalidad.

Bienes y cosas
Dentro de la terminología de nuestro Código Civil se llama cosas a los objetos materiales
susceptibles de tener un valor económico. Son cosas todas las que ocupan un lugar en el espacio,
sean sólidas, líquidas o gaseosas.
La palabra bienes es usada en nuestra legislación con dos significados distintos. En su
acepción genérica, designa todos los objetos materiales e inmateriales susceptibles de valor
económico; las cosas quedan, pues, incluidas dentro de este concepto general. En su significado
restringido bienes, por oposición a cosas, designa los objetos inmateriales económicamente
valiosos, es decir, los derechos patrimoniales.
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Bienes inembargables: aquellas cosas que sirven al deudor para la vida diaria, como una mesa,
silla, tv común, sobre las cuales el acreedor no podrá accionar.
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UNIDAD 11: Hechos y actos jurídicos

HECHOS JURÍDICOS
Cotidianamente se da lugar a una serie de hechos que pueden o no tener relevancia jurídica,
dependiendo de cómo se realicen. Al derecho le interesan los jurídicos.
El hecho jurídico tiene la propiedad de producir efectos jurídicos. Es el conjunto de circunstancias
que, producidas, deben determinar ciertas consecuencias de acuerdo a la ley.

Los hechos naturales son aquellos que acaecen sin intervención del hombre, mientras que los
humanos son todos aquellos realizados por el hombre y que producen efectos jurídicos.
Hechos voluntarios
Las condiciones internas de los actos voluntarios son: el discernimiento, la intención y la
libertad.
Se llama discernimiento a una aptitud elemental para comprender el significado del acto; el
Código reputa que las personas lo poseen desde los 10 años respecto de los actos ilícitos y desde
los 14 respecto de los lícitos. Afectan este requisito y por tanto son causa de nulidad de los actos:
la inmadurez (entendiéndose por tal no tener las edades mínimas antes señaladas), la
demencia y cualquier accidente que prive a una persona del uso de su razón.
La intención es el propósito de realizar ese acto. Mientras que el discernimiento es una
condición de carácter general, referida a cualquier acto, la intención debe existir respecto del acto
concreto que se desea realizar. Según el Código, el error y el dolo afectan la intención.
La libertad es la posibilidad de llevar a cabo o no el acto jurídico según las propias
conveniencias o deseos de la persona. Carecerá de libertad si ha sido objeto de violencia o
intimidación.
Como consecuencia lógica de esta premisa, el art 900 dispone que los hechos ejecutados sin
discernimiento, intención o libertad no producen por sí obligación alguna.
La condición externa está dada por la manifestación de la voluntad.
La declaración de la voluntad es el hecho exterior por el cual la voluntad se manifiesta. Sin
ella, el hecho carecerá de carácter voluntario. Por la misma, no debe entenderse sólo la palabra
verbal o escrita, sino toda conducta o proceder que de acuerdo con las circunstancias permita
inferir la existencia de una voluntad. No se pueden juzgar la intención ni el pensamiento si no
son concretados en acciones.
Formas de manifestación de la voluntad
 Declaración formal y no formal. Son formales aquellas cuya eficacia depende de la
observancia de las formas exclusivamente admitidas como expresión de la voluntad (testamento,
casamiento). Declaraciones no formales son aquellas que no están sujetas a ninguna
solemnidad legal.
 Declaraciones expresas y tácitas. Son expresas aquellas en que la voluntad se expresa
verbalmente, o por escrito, o por signos inequívocos (como comprar el boleto de colectivo sin
pedirlo verbalmente). Declaraciones tácitas son actos por los cuales se puede conocer con
certidumbre la voluntad; es aquella voluntad que se infiere del silencio.
 Declaración presumida por la ley. La ley obliga a revisarlas. Si pide explicaciones y el
sujeto no las da, lo presume culpable.
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Hechos lícitos
Mientras que los hechos lícitos se realizan conforme a la ley, los hechos lícitos importan siempre
una violación de la ley. Para que haya un acto ilícito en materia civil es necesario que sea contrario
a la ley y que exista un daño a terceros. En efecto, mientras no haya un tercero damnificado por
la acción ilícita, no interesa juzgar la licitud o ilicitud de una conducta humana. En cambio, en
materia penal, la ilicitud existe aún cuando no haya perjuicios para nadie.
Delitos y cuasidelitos
Los delitos son aquellos hechos ilícitos realizados con intención de producir el resultado contrario
a la ley. En los cuasidelitos, en cambio, no media intención sino culpa. La infracción de ley no ha
sido querida por el agente, sino que ha resultado de un acto (o de una omisión) llevado a cabo
sin haber tomado todas las diligencias necesarias para evitar el daño. Son causa la negligencia o
imprudencia.
La ley suele ser más severa con los delitos, imponiendo a sus autores responsabilidades más
gravosas que en el caso de los cuasidelitos.
Es necesario no confundir el delito civil con el comercial. El primero está caracterizado por la
intención de cometer el acto contrario a la ley. En cambio, el delito criminal es todo acto previsto
y penado por las leyes penales, sea intencional o culposo.

ACTOS JURÍDICOS
Se clasifican dentro de los actos voluntarios lícitos. Es el medio con que cuentan los hombres
para establecer entre ellos el tejido infinito y complejísimo de sus relaciones jurídicas.
El art 944 establece que son actos jurídicos los actos voluntarios lícitos, que tengan por fin
inmediato, establecer entre las personas relaciones jurídicas, crear, modificar, transferir,
conservar o aniquilar derechos.
Clasificación
 Positivos y negativos. En los primeros, el nacimiento, modificación, extinción, etc. de un
derecho depende de la realización del acto. En los segundos, en cambio, la conducta jurídica
consiste en una omisión o abstención; tal es el caso de las obligaciones de no hacer.
 Unilaterales y bilaterales. Los actos jurídicos son unilaterales cuando basta para formarlos
la voluntad de una sola persona, como el testamento. Son bilaterales cuando requieren el
consentimiento unánime de dos o más personas, como los contratos.
 Entre vivos y de última voluntad. Se llaman “entre vivos” los actos jurídicos cuya eficacia
no depende del fallecimiento de aquellos cuya voluntad emanan. Cuando no deben producir
efecto sino después del fallecimiento de aquellos de cuya voluntad emanan, se denominan
“disposiciones de última voluntad”, como son los testamentos.
 Gratuitos y onerosos. Son gratuitos aquellos en que la obligación está a cargo de una sola
de las partes y responde a un propósito de liberalidad. En cambio, en los actos onerosos las
obligaciones son recíprocas y cada contratante las contrae en vista de que la otra parte se
obliga a su vez.
 Formales y no formales. Formales son aquellos cuya eficacia depende de la observancia de
las formas ordenadas por la ley; y no formales aquellas cuya validez no depende del
cumplimiento de solemnidad alguna.
 Administración y de disposición o enajenación. De administración es aquel que
mantiene en su integridad el patrimonio e inclusive aumenta, por medio de una explotación
normal, los bienes que lo componen. En cambio, el acto de disposición implica el egreso
anormal de bienes y, por lo tanto, una modificación sustancial de la composición del
patrimonio.
Elementos
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 Partes: son aquellas personas que, ya sea por sí o por intermedio de un representante, se
han obligado a cumplir determinadas prestaciones y han adquirido ciertos derechos.
 Objeto: es la cosa o hecho sobre el cual recae la obligación contraída. Deben ser cosas que
estén en el comercio, o que por un motivo especial no se hubiese prohibido que sean objeto
de algún acto jurídico, o hechos que no sean imposibles, ilícitos, contrarios a las buenas
costumbres o prohibido por las leyes, o que se opongan a la libertad de las acciones o de
la conciencia, o que perjudiquen los derechos de un tercero. En consecuencia, se deduce
que el objeto debe ser determinado, posible, lícito y conforme a la moral y buenas
costumbres.
 Causa: designa, a veces, la fuente de las obligaciones; otras veces, en cambio, se emplean
en el sentido de causa final, significa el fin que las partes se propusieron al contratar.
Instrumentos del acto jurídico
Instrumentos privados
Llámense instrumentos privados aquellos que las partes otorgan sin intervención de oficial
público. Impera el principio de libertad de las formas. Pueden escribirlos las partes o un tercero.
El principio de la libertad de formas tiene dos limitaciones: la firma y el doble ejemplar. Deben
otorgarse tantos ejemplares como partes haya con un interés distinto.
Instrumentos públicos
Se llaman instrumentos públicos aquellos a los cuales la ley les reconoce autenticidad, es decir,
a los que prueba per se la verdad de su contenido, sin necesidad de reconocimiento de la firma.
La fe que merece el oficial público que los autoriza y el cumplimiento de las formalidades a que
están sometidos confiere a estos instrumentos una seguridad y seriedad muy superiores a las
que pueden ofrecer los privados. Poseen fuerza ejecutiva, su fecha es considerada cierta y la
copia de ellos, legalmente extraída, tiene el mismo valor que los originales.
Requisitos para los instrumentos públicos
La intervención del oficial público es indispensable y precisamente ella es la que confiere
seriedad al acto y permite tener por auténtico su contenido. El oficial público debe estar
legalmente nombrado por la autoridad competente y obrar dentro de los límites de sus
atribuciones, tanto respecto de la naturaleza del acto, como también dentro del territorio que se
le ha asignado para el ejercicio de sus funciones. Aunque el oficial público estuviera designado
para el ejercicio de sus funciones. Aunque el oficial público estuviera designado regularmente y
fuera competente, no puede autorizar actos en los que tenga interés personal o lo tengan sus
parientes dentro del cuarto grado. El instrumento público requiere esencialmente para su validez
que esté firmado por todos los interesados que aparezcan como parte de él.

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