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“(Re) Presentando” Un ensayo sobre la ceguera en la industria musical

Mirad a esos superfluos, se hacen ricos y sin embargo empobrecen.


Friedrich Nietzsche 1

¿Cuál es mejor, el original o el cover? Esta pregunta supo dividir las aguas en el campo artístico desde
tiempos inmemorables e incluso, es un interrogante que persiste hoy en día. Walter Benjamin2 se
cuestionó algo similar cuando, a partir del fenómeno de la reproductibilidad técnica, pensó el concepto
de aura e indagó en su pérdida o democratización. El planteamiento del filósofo alemán parece
subyacer en el inconsciente colectivo global, pues la pregunta con la que decidimos comenzar nuestro
ensayo, también nos encuentra indecisas, sin poder optar entre un blanco o negro. Así como “el otro
Frankfurt” no tomó una postura determinista como otros de sus contemporáneos, presentaremos a
continuación las dos caras de esta moneda: algunos aspectos que consideramos positivos y/o negativos
de los covers musicales.

En concordancia con los/as puristas, quienes siempre afirmarán que la canción original es la única
versión posible, se podrían cuestionar los casos que, en pos de adaptar una pieza al estilo del nuevo
intérprete, la misma pierde la intencionalidad primera del autor de la obra.

Para esclarecer esta conjetura, tomamos como referente al grupo de cumbia pop Agapornis que saltó a
la fama con las canciones “Si te vas” 3 de Shakira y “Persiana americana” 4 de Soda Stereo. Nos
detendremos particularmente en su reinterpretación de “En el muelle de San Blás” 5, donde se puede
ver cómo el ritmo alegre de la banda argentina parece ahogar el desconsuelo que transmite la canción
original de Maná y, en términos benjaminianos, atrofiar su esencia. Entendemos que una situación
semejante ocurre en la reversión del hit “With or without you” 6 de U2, hecha por Los Del Fuego. En
esta última, la banda de cumbia santafesina mantiene la melodía y el ritmo, pero no así la letra original
-producto de una aparente mala traducción- ocasionando, de esta manera, la destrucción del aura del
single irlandés.

Asimismo, podemos examinar que el valor cultual7 reviste tanto a la canción de U2 mencionada
anteriormente como también al hit “La Bestia Pop”8 de Los Redonditos de Ricota covereada por Los
Palmeras. En efecto, cabe aclarar que ambos casos produjeron en su momento contrariedades en el
ambiente del rock al ser las composiciones primeras resignificadas. El argumento de la negativa se
centraba en que estas reversiones desprestigiaban a las auténticas y las ‘bajaban del pedestal’. Sin

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embargo, si pensamos en la democratización del ‘culto’ que embiste a las canciones originales ¿No es
posible dilucidar un aspecto positivo en este ‘pasaje de estilo’ que alcanza a otro público?

Del otro lado nos encontramos con las versiones de artistas actuales que acercan canciones del tango o
del folklore a las nuevas generaciones, como es el caso de Andrés Calamaro con “Naranjo en Flor”9 y
“Por una cabeza”10. ¿Sabríamos los millennians de la existencia de estos ‘clásicos argentinos’ si no
fuera por el Salmón? La cadencia de la voz de Calamaro, a nuestro entender, logra transmitir una
sensación similar a la del Polaco Goyeneche y Carlos Gardel, al tiempo que habilita una nueva forma
de recepción gracias a su público “joven”.

Igualmente, percibimos que algunas piezas musicales cuyos autores casi no son reconocidos -o
pertenecientes al under- llegaron al éxito de la mano de otros artistas, y que además se instauraron
como un hito para toda una generación, como lo son en el plano nacional “Sr. Cobranza”11 de Las
Manos de Filipi, más conocida por Bersuit Bergarabat; y en el internacional “I will always love you”12
de Dolly Parton y “Girls just wanna have fun”13 de Robert Hazard, reconocidas mundialmente por
Whitney Houston y Cindy Lauper.

Para culminar nos quedamos con este interrogante de Benjamin: ¿Qué valor tiene toda la cultura
cuando la experiencia no nos conecta con ella? A la que sumamos los siguientes: ¿Acaso estar en una
cara u otra de la moneda determina qué es lo correcto o incorrecto? Luego de plantear estas diferentes
posturas basándonos en los ejemplos citados ¿Es posible pensar que la dicotomía expuesta descubre
ciertas posibilidades en ambos sentidos, enriqueciendo el arte y llegando a diferentes públicos?

Dadas estas circunstancias nos sigue siendo difícil situarnos en una postura en forma acabada, pero a la
vez nos hacemos de un pensamiento crítico capaz de cuestionar lo que recibimos cotidianamente en
términos del arte, y buscamos la riqueza en ello.

Notas
(1) Nietzsche, Friedrich (1883) Así habló Zaratustra. Chemitz, Alemania.
(2) Benjamin, Walter (1892) Berlín, Alemania.
(3) Mebarak Ripoll, Shakira Isabel (1999) ¿Donde están los ladrones? Barranquilla, Colombia.
(4) Ceratti, Gustavo (Soda Stereo) (1986) Signos .Buenos Aires.
(5) Olvera, Fernando y Gonzales, Alex (Maná) (1998) Sueños líquidos. Guadalajara, México.
(6) Hewson, Paul David (U2) (1987) The Joshua tree. Dublin.
(7) Benjamin.
(8) Solari, Carlos Alberto (Los redonditos de ricota) (1985) Gulp!, Buenos Aires.

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(9) Expósito, Homero y Virgilio (1944) Buenos Aires.
(10) Gardel, Carlos (1935) Buenos Aires.
(11) De Vega, Hernán (Las Manos de Filipi) (1998) Arriba las manos, esto es el estado. Buenos Aires.
(12) Parton, Dolly (1974) Jolene. Tenesse, Estados Unidos.
(13) Hazard, Robert (1983) she’s so unusual. Nueva York, Estados Unidos.

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