Tal vez pudiéramos pensar que la importancia del suelo para la vida solo radica en sus aplicaciones agrícolas pues es la que más comúnmente se trata, sin embargo, existen otros factores que también pueden aportar elementos a este análisis. Por ejemplo, el suelo interviene en el ciclo del agua y de otros elementos de gran importancia en el sostenimiento de la vida. En el suelo tienen lugar cientos de las transformaciones de energía y materia que se generan en los ecosistemas. Además de forma general y debido al largo proceso de formación que debe ocurrir para que se generen los diferentes tipos de suelo, este ha sido catalogado como un recurso escaso y no renovable, máxime cuando está siendo sometido, desde haces varias décadas, a intensivos procesos de degradación que implican su pérdida total o peligrosamente parcial. El suelo es el elemento natural sobre el cual se genera la vida sin el cual no existirían las plantas, no pudiéramos disfrutar de los bosques ni de los cultivos agrícolas; brinda soporte, proporciona nutrientes y agua que utilizan los organismos vivos para su desarrollo y actúa como filtro ante la contaminación ambiental. La erosión resulta ser el mayor riesgo que corren los suelos del planeta. Este fenómeno ocurre debido a la degradación producida por la acción de varios factores entre los que se encuentran la circulación del agua o hielo, la incidencia del viento, los cambios térmicos, la acción del hombre, entre otros. Si los suelos se degradan hasta erosionarse o hasta alcanzar niveles que los hagan inservibles tanto para las actividades humanas como para la generación de los ecosistemas, se degrada el medio ambiente de forma general, afectando finalmente a la vida en el planeta. El suelo alberga aproximadamente una cuarta parte de la biodiversidad de nuestro planeta. Millones de microorganismos entre los que se pueden encontrar bacterias, hongos y protozoos habitan en el suelo, por otra parte, otros más complejos como insectos, ácaros y gusanos también encuentran refugio en él. Es tanta la vida que puede encontrarse en el suelo que muchos lo llegan a dar la categoría de “organismo vivo” y algunos estudios han demostrado que hay más organismos en un puñado de suelo fértil que personas en el planeta.
La Importancia Del Suelo Para La Vida Humana
La importancia del suelo para la vida humana o la relación de los humanos y el suelo es tan antigua como la humanidad misma. El hombre primigenio buscó refugio en las cavernas que se formaban en el suelo, sobre él avivó el fuego para calentarse, forjar sus armas y cocinar su comida. El suelo, sus irregularidades y variaciones le permitieron crear trampas y emboscar a sus presas. Más tarde creó viviendas y estás mayormente estaban soportadas sobre el suelo, luego aprendió a cultivar, naciendo así la agricultura, desde este día también aprendió que en él se desarrollan las plantas, de las cuales podía obtener los alimentos y materiales que le brindarían abrigo y comodidad. Con cientos de años de estudio, experimentación y análisis del suelo el hombre descubrió que este es un elemento natural de gran complejidad en términos de los procesos físicos, químicos y biológicos que se desarrollan en su interior o con su participación. Estos procesos, a su vez mantienen la vida de otros sistemas, los ciclos de nutrientes y del agua, regulan el clima y evitan el calentamiento global y, por tanto, favorecen la vida humana.
La Importancia Del Suelo En La Agricultura
El ser humano identificó la importancia del suelo en la agricultura. Aunque no tenía todos los elementos que conocemos hoy sobre este importante recurso sabía que de él provenían gran parte de los alimentos que consumía. Más tarde aprendió a cultivar y a tratar de alguna forma de domesticar a ese ser que por las riquezas que aportaba era ya parte directa de su vida y su desarrollo. Hace 10,000 años, tiempo que se estima en que aproximadamente se inició la explotación del suelo en funciones agrícolas, los pueblos han descubierto el valor alimenticio de plantas y animales salvajes, domesticándolos y criándolos. Es en Mesopotamia, en el fértil valle que se ubica entre los ríos Tigres y Éufrates (actualmente Iraq), donde se sitúan los primeros testimonios sobre prácticas agrícolas realizadas por el hombre. A partir de ahí, la agricultura se fue expandiendo a otras tierras que de igual forma entendieron su importancia. Durante las civilizaciones Sumeria y Babilónica, esta actividad se desarrolló considerablemente, llegándose en muchas regiones a diferenciar los suelos por su fertilidad y a introducir novedosas técnicas de riego y retención de humedad. Actualmente existen muchos más elementos que permiten dilucidar más fácilmente la importancia del suelo en la agricultura. Sólo el 12% de la superficie de la tierra es fácilmente cultivable y de ellos y otro pequeño por ciento, que pese a cientos de dificultades son utilizados en labores agrícolas, proviene cerca del 95 % de los alimentos que se consumen actualmente en el planeta. El suelo fértil ha ido disminuyendo a un ritmo acelerado en las últimas décadas, lo que compromete la capacidad de los agricultores de producir alimentos para sostener a una población mundial que, según las previsiones, debe alcanzar los 9 mil millones de habitantes para el 2050. En un suelo fértil debidamente abonado, con la presencia de bacterias, lombrices, hongos, ausente de fertilizantes químicos y pesticidas, se producirán cultivos fuertes y doblemente nutritivos. En cambio, un suelo pobre se producirán alimentos con bajos niveles de proteínas, enzimas y minerales. Por otra parte, se conoce que los vegetales desarrollados en terrenos sanos no atraen a los insectos como los de suelos pobres. La cubierta vegetal de la capa superior del suelo le proporciona protección contra el impacto de las gotas de lluvia evitando su dispersión, por su parte las raíces de las plantas ayudan a disminuir el arrastre por la acción del agua y el aire. La fertilidad de un suelo depende de las características físicas y químicas de éste. Entre otras se pueden mencionar la textura, estructura, profundidad y pendiente por su parte entre las químicas están la materia orgánica, el pH, la salinidad, la capacidad de intercambio catiónico y el porcentaje de saturación que presente. Por otra parte, la importancia del suelo en la agricultura se debe a que el rendimiento de los cultivos está estrechamente determinado por la productividad de este recurso, que, a su vez, depende del correcto o incorrecto manejo que reciba, existiendo una serie de factores que influyen directamente en el óptimo crecimiento de las cosechas como son: la capacidad de retención de agua, la densidad, la porosidad, la estructura y la salud de forma general.
La Importancia Del Suelo Para La Seguridad Alimentaria
El término Seguridad alimentaria hace referencia a la disponibilidad de los alimentos, tiene en cuenta el acceso de las personas a ellos y el aprovechamiento biológico que se hace de los mismos. La importancia del suelo para la seguridad alimentaria, por su parte, se refiere al papel determinante que desempeña el suelo como uno de los elementos fundamentales en la producción de alimentos. Con el incremento excesivo de la población humana de las últimas décadas se han aplicado técnicas que ponen en peligro la disponibilidad de los suelos fértiles o con posibilidades para el desarrollo de la ganadería. La agricultura intensiva es uno de ellos, esta propicia comúnmente el agotamiento de la fertilidad de los suelos de cultivo y por ende que se ponga cada vez más en peligro la seguridad alimentaria de varias regiones del planeta. Según algunos datos que pudimos consultar se estima que el 40 % de los suelos agrícolas del planeta se encuentren con altos niveles de degradación, siendo África el continente más afectado y donde se estima que de continuar el proceso acelerado hacia la pérdida de las propiedades de los suelos solo se podrá producir alimentos para un cuarto de su población total.