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Gran Depresión

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No se debe confundir con Gran Recesión.

Madre migrante, imagen de la fotógrafa Dorothea Lange que muestra a los desposeídos cosechadores de California y se centra

en Florence Owens Thompson, de 32 años y madre de 7 hijos, en Nipomo, condado de San Luis Obispo, California (marzo de 1936).

La Gran Depresión, también conocida como Crisis del 29, fue una gran crisis financiera mundial que se prolongó
durante la década de 1930, en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países
que se analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de la década de los años
treinta o principios de los cuarenta. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a
mayor número de países en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido utilizada como paradigma de hasta qué punto se puede
producir un grave deterioro de la economía a escala mundial.
La llamada Gran Depresión se originó en Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa de valores de Nueva York el
martes 29 de octubre de 1929 (conocido como Crac del 29 o Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de octubre,
ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo.
La depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres, donde la inseguridad y la miseria se
transmitieron como una epidemia, de modo que cayeron: la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios
empresariales y los precios. El comercio internacional descendió entre un 50% y un 66%. El desempleo en los Estados
Unidos aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%. 1 Ciudades de todo el mundo se vieron gravemente
afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada, y la industria de la construcción se detuvo
prácticamente en muchas áreas. La agricultura y las zonas rurales sufrieron la caída de los precios de las cosechas,
que alcanzó aproximadamente un 60%.234 Ante la caída de la demanda, las zonas dependientes de las industrias
del sector primario, con pocas fuentes alternativas de empleo, fueron las más perjudicadas. 5
Los países comenzaron a recuperarse progresivamente a mediados de la década de 1930, pero sus efectos negativos
en muchas zonas duraron hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.6 La elección de Franklin D.
Roosevelt como presidente y el establecimiento del New Deal en 1932, marcó el inicio del final de la Gran Depresión en
los Estados Unidos. Sin embargo, en Alemania, la desaparición de la financiación exterior a principios de la década de
1930 y el aumento de las dificultades económicas, propiciaron la aparición del nacional-socialismo y la llegada de Adolf
Hitler al poder.

Índice

 1Antecedentes
o 1.1Consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial
o 1.2Crecimiento de Estados Unidos
 2Causas
o 2.1Plan Dawes y Plan Young
 3Desarrollo de la crisis
o 3.1El crac bursátil
o 3.2La quiebra del sistema bancario
 4Efectos de la crisis
 5La difusión de la crisis
o 5.1El hundimiento del comercio internacional
 6La recuperación en los Estados Unidos
o 6.1El primer New Deal
o 6.2El segundo New Deal
o 6.3La Segunda Guerra Mundial
 7La recuperación europea
o 7.1La recuperación en el Reino Unido
o 7.2La recuperación en Francia
o 7.3La recuperación en Alemania y el nacimiento del Nazismo
 8Véase también
 9Referencias
 10Bibliografía recomendada
 11Enlaces externos

Antecedentes[editar]
Consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial[editar]
Artículo principal: Consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial tuvo consecuencias económicas profundas y duraderas al poner fin al orden económico
internacional existente desde la segunda mitad del siglo XIX. Supuso un descenso demográfico directo e indirecto de
alrededor del 10% de la población europea y de un 3,5% del capital existente.7 Desde el punto de vista financiero, el
conflicto bélico conllevó un gasto público descomunal en Europa financiado por deuda pública tanto interna como
externa que supuso la multiplicación por seis de la deuda ya existente; también generó la creación de dinero, lo que
supuso una fuerte presión inflacionista.
En el transcurso de la guerra, diversas naciones no participantes en el conflicto como Estados Unidos y Japón se
apoderaron de algunos mercados internacionales, tradicionalmente dominados por los europeos, que en ese momento
centraban sus esfuerzos industriales en la producción militar. En el sector agrícola, la demanda exterior de productos
alimenticios de los países participantes creció durante la guerra, lo que estimuló la producción agrícola de los países
neutrales, que al acabar la guerra y volver a la situación anterior vieron cómo contaban con una oferta excesiva de
productos agrícolas, lo que forzó una reducción de los precios en este sector, que sufrió grandes pérdidas.
La guerra también estableció un nuevo mapa político de Europa con nuevas fronteras que trastocó la estructura
económica y comercial del continente, al romper mercados y perder eficiencia económica, con lo que fueron necesarias
nuevas inversiones.
Las reparaciones económicas impuestas por los vencedores de la guerra a los derrotados fueron astronómicas. La
cantidad fijada para Alemania por el Comité de Reparaciones, en 1921, fue de 132.000 millones de marcos oro,8 lo que
significaba, en su momento inicial, el pago anual del 6% del producto interno bruto (PIB) de ese país. Los acreedores
cobraron solo una pequeña parte de las deudas, a costa de que la economía internacional perdiese oportunidades de
fortalecimiento y crecimiento.7
Véanse también: Ocupación del Ruhr, Plan Dawes, Plan Young e Hiperinflación en la República de Weimar.

Crecimiento de Estados Unidos[editar]


Artículo principal: Felices años veinte

Tras el final de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos experimentó un fuerte crecimiento económico, y desplazó
a Gran Bretaña del liderazgo económico mundial. Durante los años previos a la Gran Depresión se incrementó en
aquel país la producción y la demanda de sus productos, con una profunda transformación productiva dominada por la
innovación tecnológica. Del optimismo y de la bonanza económica también participó la Bolsa, que vivió un prolongado
incremento de las cotizaciones, lo que permitió la formación de una burbuja especulativa, financiada por el crédito.
Desde antes del verano de 1929, varios indicadores macroeconómicos habían empezado a sufrir un suave descenso,
sin que los economistas de la época lo detectaran y se tomaran las medidas preventivas adecuadas.

Causas[editar]
En 1925, la economía mundial se hallaba bastante equilibrada: la producción había vuelto al nivel de antes de
la Primera Guerra Mundial, la cotización de las materias primas parecía estabilizada y los países que atravesaban un
periodo de alta coyuntura eran numerosos. Sin embargo, no era un retorno a la belle époque. Una serie de equilibrios
tradicionales quedaban alterados: la producción y el bienestar progresaban de manera espectacular en unas partes
(Estados Unidos, Japón), mientras que en otras (en particular, en el Reino Unido), perdida la prosperidad anterior a la
guerra, la población vivía abrumada por el desempleo y las crisis endémicas.[cita requerida]
Al mismo tiempo, los estadounidenses complicaban de singular manera la posición de los europeos. La deuda
internacional no podía pagarse sino con oro o mercancías, y los estadounidenses frenaban sus importaciones de
Europa con los nuevos derechos de aduana, cada vez más elevados, al tiempo que utilizaban su superioridad para
imponer sus exportaciones a Europa.

Plan Dawes y Plan Young[editar]


Por otra parte, los Estados Unidos disponían de las mayores reservas de oro del mundo y, para mantener el patrón oro,
hubo de conceder cuantiosos préstamos a Europa. Tal fue el origen de los planes Dawes y Young.
En 1924, la economía estadounidense vivía en plena era de prosperidad, y la guerra europea la acrecentó: durante tres
años sucesivos, los Estados Unidos fueron los proveedores de un mercado casi ilimitado, mientras las potencias
europeas se aniquilaban entre sí. La capacidad industrial de los Estados Unidos también había aumentado
considerablemente, y su agricultura progresaba a idéntico ritmo.
Desde 1925, la actividad de la Bolsa de Nueva York había evolucionado tan vertiginosamente como la producción
industrial del país. La cotización de las acciones subía regularmente de año en año, y fueron numerosos los
estadounidenses que hallaron en la especulación de la bolsa la fuente de una rápida fortuna: la fiebre de operar a la
bolsa tentaba a todos los estratos de la población de modo irresistible, tanto rentistas y jubilados como aprendices, que
ignoraban todo lo relativo a la industria, a la economía y a la misma bolsa. Todo el mundo consideraba que la
economía del país se encaminaba hacia niveles insospechados, y todos estaban persuadidos con que las "mejores
acciones" podían conseguirse con muy poco dinero, pensando que debía aprovecharse de aquella buena suerte antes
de que pudiera terminarse.
La continua demanda hizo subir las acciones a alturas increíbles, y pronto la cotización en la bolsa fue
pura especulación, que nada tenía de común con la auténtica solvencia de la sociedad.
Mientras sólo se trató, para el ciudadano medio, de invertir sus economías, la especulación siguió dentro de ciertos
límites más o menos razonables, pero transcurrió el tiempo y los estadounidenses empezaron a operar en la bolsa
con dinero prestado.
Una acción de cien dólares nominales podía obtenerse solo por diez, mientras el resto, llamado "excedente" -o sea,
noventa dólares-, se pagaba a crédito. Si la acción seguía subiendo, todo iba perfectamente: un alza del 10 por ciento,
esto es, que pasara de 100 a 110 dólares proporcionaba al accionista un beneficio neto del 100 por ciento sobre los 10
dólares que en realidad había desembolsado. En cambio, si la acción bajaba en un 5 o en un 10 por ciento, el corredor
bursátil exigía nuevo pago al contado, y si el cliente no podía hacer frente al mismo, se veía obligado a vender con
pérdidas, con el fin de cubrirse él y cubrir a otros posibles acreedores.
Entre los pequeños especuladores -decenas de millares de ciudadanos-, eran muy pocos los que
poseían reservas de liquidez apreciable.

Desarrollo de la crisis[editar]
El crac bursátil[editar]

Multitud reunida en la intersección de Wall Street con Broad Street, al enterarse de la quiebra de la bolsa en 1929.

Artículo principal: Crac del 29

La crisis se originó en los Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa de Wall Street de 1929 (conocido como
Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se
extendió a casi todos los países del mundo.
La coyuntura del alza, denominada allí Big Bull Market, descansaba así sobre una base sumamente frágil. Todo el
sistema se derrumbó en octubre de 1929, y en pocos días —en cuestión de horas, incluso— las cotizaciones perdieron
todo cuanto habían ganado durante meses o, mejor dicho, durante años. Los pequeños especuladores quedaron
arruinados y tuvieron que vender con enormes pérdidas, y al cundir el pánico los grandes capitalistas se encontraron
también con dificultades.
El 23 de octubre de 1929 las cotizaciones registraron una pérdida media de 18 a 20 puntos, y pasaron de mano en
mano unos seis millones de títulos; al día siguiente, nueva caída de las cotizaciones, entre 20 y 30 puntos, e incluso de
30 a 40 para las grandes empresas.
En tan crítico momento, los primeros bancos del país y los corredores de bolsa más destacados intentaron salvar los
negocios y reunieron 240 millones de dólares para sostener las cotizaciones mediante compras masivas, y en aquella
sola jornada cambiaron de mano trece millones de acciones.
Tan desesperada tentativa produjo sólo resultados de carácter momentáneo; el lunes 28 de octubre, se produjo un
nuevo descenso de 30 a 50 puntos, y al día siguiente -que pasó a la historia con el nombre de "Martes Negro"- fue la
jornada más sombría de Wall Street. El pánico fue absoluto: en pocas horas, dieciséis millones y medio de acciones se
vendieron con pérdidas a un promedio del 40 por ciento.
Más tarde, en noviembre, cuando se habían calmado un poco los ánimos, las cotizaciones habían descendido a la
mitad desde el comienzo de la crisis de la bolsa, y no menos de 50.000 millones de dólares se habían desvanecido
como el humo, con lo que quedaron en evidencia la inseguridad y fragilidad de los sistemas financieros.
La quiebra de la Bolsa de Nueva York fue el momento más dramático de una crisis sin precedentes; de todos modos, el
derrumbamiento de Wall Street no fue el prólogo ni la causa de la crisis económica mundial: fue sólo su más
espectacular síntoma.
Los primeros indicios de recesión se dejaban sentir ya en los países productores de materias primas, mientras Wall
Street vivía aún en plena euforia, primer síntoma de la falta de vigilancia y prevención de las situaciones cambiantes,
por exceso de confianza. La depresión tenía causas múltiples: tras un periodo de fuerte expansión, sobrevino una crisis
de coyuntura y adaptación, que podría decirse "normal", pero que estalló con violencia inaudita. De todas formas
aquella crisis "normal" hasta cierto punto, era asimismo estructural, resultado de la guerra y sus funestas
consecuencias, tales como la presión fiscal, las deudas de guerra y las reparaciones alemanas.[cita requerida]
La racionalización y las nuevas técnicas industriales y agrícolas contribuían igualmente a la crisis. El aumento de
producción por hora trabajada, sin aumentar la mano de obra, es beneficioso para la industria, pero no en todas las
circunstancias. Un ritmo de expansión demasiado rápido acarrea dificultades de transición y adaptación. La
racionalización del trabajo suprime empleos, y los trabajos disponibles para otros sectores de la producción, al haber
desempleo, no pueden adaptarse siempre con suficiente rapidez; por tanto, este problema de readaptación provoca, en
la mayoría de los países, un bache importante apenas transcurre el periodo de alta coyuntura. Aparte de ello, las
dificultades internas y la inestabilidad de la política mundial impedían entonces la elaboración de cualquier planificación
a largo plazo.
La quiebra estadounidense no fue en sus comienzos sino una quiebra de índole bolsística, el brusco estallido y
desmoronamiento de un mito creado por los especuladores; no obstante, sus consecuencias fueron hondas y
duraderas. Las personas arruinadas a causa del derrumbamiento de la bolsa de valores limitaron sus gastos, los
afortunados que todavía disponían de algún capital quedaron atemorizados y se negaban a invertirlo de nuevo, y las
fuentes de crédito se agotaron. Las consecuencias de todo ello fueron fatales en general para Europa y en particular
para la economía alemana, que dependía casi por entero de los préstamos de los Estados Unidos a corto plazo.

La quiebra del sistema bancario[editar]


La inexistencia en los Estados Unidos de un sector bancario fuerte de ámbito nacional y la quiebra inicial de algunos
bancos hizo que la crisis bancaria se extendiera por todo el país, lo que multiplicó los efectos de la crisis. La Reserva
Federal era la única que podía haber evitado una caída en cadena de los bancos mediante concesión de liquidez de
forma masiva a los bancos, pero los gestores de la Reserva Federal, muy al contrario, redujeron la oferta monetaria y
subieron los tipos de interés, y provocaron una oleada masiva de quiebras bancarias. Esta reducción de la oferta
monetaria también provocó el inicio de un proceso deflacionista y la reducción drástica del consumo y el comienzo de
una intensa depresión.

Efectos de la crisis[editar]

PIB estadounidense en el período 1910–1960. La franja rosa resalta los años de la Gran Depresión (1929–1939).
Desempleo en los Estados Unidos en el período 1910–1960. La franja rosa resalta los años de la Gran Depresión (1929–1939).

La depresión subsiguiente fue la peor de la historia estadounidense. Durante al menos tres años y medio todos
los indicadores sociales y económicos reflejaron un progresivo deterioro de la situación. En 1932 el producto interno
bruto (PIB) había disminuido un 27 por ciento, y la producción industrial, un 50 por ciento. La inversión ni siquiera
alcanzaba para el mantenimiento de las instalaciones existentes. Bajo estas presiones, el sistema bancario acabó por
derrumbarse. En 1933, el desempleo llegó al 25 por ciento. Solo en 1940 se recobró el nivel de producción previo a
1929, y esto se debió al estallido de la II Guerra Mundial. Durante los primeros años de la depresión, entre 1929 y
1932, el índice general de precios en los Estados Unidos disminuyó el 35,6 por ciento.9 Muchos economistas piensan
que este proceso de deflación fue responsable de la profundidad y duración de la depresión, y también parece probable
que esta prolongada deflación sólo fue posible por la política del Sistema de Reserva Federal de disminuir la oferta
monetaria.10

Reducción del PIB en Estados Unidos durante la depresión

Año Reducción del PIB (%)

1930 9,9

1931 7,7

1932 14,9

Instituto Universitario de Análisis Económico y Social. Universidad de Alcalá11

Los sectores más gravemente afectados por la depresión fueron la agricultura, la producción de bienes de consumo y
la industria pesada. Esto provocó que ciudades como Detroit y Chicago, que dependían de la industria pesada,
sufrieran la crisis con más intensidad. A su vez, hubo ciudades dependientes de una sola industria que terminaron
totalmente arruinadas. En 1932, el nivel de actividad al que estaba funcionando la industria era tan bajo que incluso
una eventual demanda del mercado podía ser satisfecha sin necesidad de inversión y sin recurrir a más mano de obra.
De modo semejante, el sector de la vivienda estaba también saturado de casas vacías cuyos propietarios no habían
podido hacer frente a las hipotecas. Sin embargo, lo que más se resintió fue la confianza de los empresarios, quienes
tenían grandes dudas sobre la utilidad de nuevas inversiones. El hundimiento de la bolsa fue además una causa directa
de la reducción de los beneficios empresariales y destruyó el incentivo individual al ahorro, y se redujo así el volumen
de los recursos destinados a la inversión. El nivel extraordinariamente bajo de los ingresos agrícolas fue decisivo y
retardó considerablemente la recuperación. La agricultura fue el sector más deprimido de la economía, y los
productores habían disminuido sus ingresos en un 70 por ciento. Gran parte de las cosechas no se vendían, y
comenzaron a disminuir la producción demasiado tarde. A su vez, como la gran mayoría de los
pequeños agricultores estaban endeudados, se veían forzados a vender sus productos o a perder sus propiedades.
El funcionamiento del sistema bancario estadounidense fue el factor individual que mayor influencia tuvo sobre la
profundidad alcanzada por la depresión. Los bancos se apoyaban en unas pocas industrias locales y eran muy
susceptibles a las retiradas de fondos. Al producirse una corrida bancaria masiva, los ahorros se tornaron menores que
los ingresos y los bancos no podían prestar dinero. A su vez, las garantías, como las casas, contra las cuales se
habían vendido los préstamos eran invendibles. A pesar de la debilidad del sistema bancario, su derrumbamiento pudo
haberse evitado, pero el gobierno no hizo nada para rescatar a los bancos. Es más, lo que se pensaba en ese
entonces era que la depresión suponía una purga que desembarazaría a la economía de sus aspectos menos
eficientes, y que las bancarrotas y los despidos eran parte necesaria de este proceso de retorno al equilibrio.
La difusión de la crisis[editar]
La depresión estadounidense de la actividad económica fue acompañada por una reducción adicional del préstamo
hacia el extranjero y una fuerte contracción de la demanda de importaciones. Esto produjo una gran reducción del flujo
de dólares hacia Europa y el resto del mundo. Dada la importancia de Estados Unidos en la economía mundial, el
impacto de su crisis sobre el resto del mundo fue fuerte; por eso se dice que Estados Unidos exportó su crisis.
Prácticamente todos los países padecieron declives tanto en la producción industrial como en el PIB, y la URSS fue la
principal excepción al estar aislada del capitalismo moderno. El siguiente cuadro muestra la caída de la renta y la
producción industrial entre el comienzo de la crisis en 1929 y 1932, año que marcó el momento de mayor profundidad
en el descenso de los indicadores económicos.

País PIB 1932 (1929 =100) Producción industrial 1932 (1929=100%)

Austria 80 62

Francia 86 74

Alemania 77 61

Japón 101 -

Reino Unido 95 89

Italia 98 86

Países Bajos 93 84

España 97 84

Estados Unidos 73 62

Fuente:12

A principios de 1931, si bien persistía la deflación y la desocupación era alta, los países más afectados eran los
exportadores de materias primas, y varios de ellos debieron abandonar el patrón oro. Sin embargo, con la quiebra
del Credit Anstalt, el principal banco de Austria, se produjo una fuga de capitales en Alemania, Gran Bretaña y en los
Estados Unidos, quien decidió terminar con el patrón oro. Hacia finales de 1932, casi todos los países del mundo lo
habían hecho.
Alemania, logró una moratoria en el pago de las reparaciones de la deuda pero igual decidió aumentar las tasas de
interés. Esto provocó una profundización en la caída de la actividad económica y un incremento de la desocupación. La
devaluación del marco fue descartada por temor a la inflación. La alta desocupación creó un clima de conflictividad
social y política que allanó el camino a la llegada de Hitler al poder. Gran Bretaña, por su parte, abandonó el sistema
monetario tradicional dejando flotar la libra, esto produjo su depreciación. Esto fue la demostración del liderazgo
británico y permitió que la economía británica se recuperara de forma razonable librada de las condiciones impuestas
por una moneda sobrevaluada y altas tasas de interés.
En poco tiempo se produjo la desorganización y la destrucción parcial de la maquinaria que movía la economía
internacional. Los países buscaron una salida individual a la crisis al desaparecer la cooperación financiera. Esto
produjo un deterioro de los términos de intercambio y significó el descenso de los precios de las materias primas
respecto a los productos manufacturados. En un contexto de escasez de crédito, el resultado para los países
periféricos fue la pérdida de reservas y la depreciación del tipo de cambio. Los países periféricos adoptaron dos tipos
de políticas: las pasivas y las activas. La pasividad fue el mantenimiento de la ortodoxia monetaria y cambiaría con
respecto a los países centrales, y fue realizado por países pequeños con alta dependencia del mercado como Haití,
Honduras y Panamá. Las políticas activas fueron modificar el tipo de cambio, controlar las importaciones,
intervencionismo estatal e industrialización por sustitución de importación. Estos fueron el caso de Argentina, Brasil y
Uruguay.

El hundimiento del comercio internacional[editar]


Unos de los factores de propagación de la crisis fue el hundimiento brutal del comercio internacional; que llegó a perder
dos terceras partes del valor alcanzado en 1929. Este descalabro del comercio trasladó los efectos de la crisis hasta
aquellos países que tenían sus economías abiertas al exterior.
El hundimiento del comercio internacional se prolongó durante mucho tiempo. En 1938 el valor del comercio mundial se
situaba todavía por debajo de la mitad del nivel del año 1929. La razón del mantenimiento de la caída fue la adopción
generalizada de políticas comerciales proteccionistas encabezadas por Estados Unidos y Gran Bretaña que
desencadenaron una guerra comercial que junto con la bajada de la demanda por la propia depresión redujo el
comercio mundial.13 Durante la década se tomaron diversas medidas:
Control de cambios: diferentes formas de restricciones oficiales sobre las transacciones privadas de divisas
extranjeras. Los gobiernos exigieron de los exportadores las divisas recibidas por sus ventas entregándoselas a los
importadores como pago de sus compras, en ambas operaciones el precio era fijado por el gobierno. Esto produjo
aislamiento y favoreció el desarrollo de las industrias internas al limitar la entrada de mercaderías.
Acuerdos bilaterales: buscaban el equilibrio entre las cuentas mutuas de dos países que querían mantener alto el
nivel de comercio sin movilizar oro ni divisas. Un ejemplo son los acuerdos de compensación que consistía en una
forma moderna de trueque en los cuales no era necesario ningún tipo de movimiento monetario. Otro tipo de acuerdo
bilateral era el clearing, que consistía en abrir una cuenta en cada país a través de los cuales se efectuaban los pagos
por exportación e importación. Alemania fue uno de los que utilizó estos dos tipos de acuerdos. Finalmente, los
acuerdos de pagos, que se establecían entre países con tipo de cambio fijo y países con controles de cambio,
buscaban resolver los problemas de deudas congeladas e intereses impagos de los últimos países. Fueron utilizados
preferentemente por Gran Bretaña.
Aranceles al comercio: las tarifas fueron el mayor obstáculo para el intercambio internacional de bienes. Incluso Gran
Bretaña, país con fuerte tradición liberal, aprobó una ley de derechos de importación que imponía una tasa del 10%
sobre todas las importaciones fuera de la Commonwealth.
El colapso en el que se encontraba la economía en 1932 fue extendiendo la idea de que era necesaria la colaboración
internacional para combatir la crisis comercial y financiera. Por esta razón, se convocó a la Conferencia económica
mundial en 1933. Pero como Estados Unidos salió del patrón oro convirtiendo al dólar en una moneda fluctuante, la
reunión se clausuró sin ningún éxito.
Tres años más tarde, con el dólar estabilizado, se produjeron nuevos intentos de cooperación internacional como el
acuerdo tripartito entre Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, con el objetivo de regular los tipos de cambio. Varios
países hicieron acuerdos regionales como el de la Cuenca del Danubio en el cual Hungría, Rumania, Bulgaria y
Yugoslavia concedieron preferencias arancelarias a sus productos. Pero el pacto más famoso fue el realizado por los
países de la Commonwealth en la Conferencia de Ottawa celebrada en 1932, donde se acordó un sistema de
preferencias mutuas para las importaciones provenientes de los miembros de la comunidad.

La recuperación en los Estados Unidos[editar]


El primer New Deal[editar]
Al asumir Franklin D. Roosevelt la presidencia en 1933 se aprobaron rápidamente varias leyes en el Congreso como
fondos asistenciales para desocupados, precios de apoyo para los agricultores, servicio de trabajo voluntario para
desempleados menores de 25 años, proyectos de obras públicas en gran escala, reorganización de la industria
privada, creación de organismo federal para salvar el valle del Tennessee, financiación de hipotecas, seguros para los
depósitos bancarios y reglamentación de las transacciones de valores. Estas leyes crearon nuevos organismos
encargados de llevar a cabo estas medidas. El New Deal, había sido elaborado durante la carrera presidencial por un
grupo de intelectuales, que Roosevelt reunió en torno suyo, conocidos como el "Brains Trust".
El problema más importante para Roosevelt era la quiebra casi total del sistema bancario, hasta tal punto que era
imposible cobrar un cheque. La producción industrial, por su parte, había tocado fondo en 1932. La crisis bancaria era
esencialmente de confianza y pudo ser solucionada fácilmente. En un discurso radial Roosevelt informó la población
sobre la reapertura de los bancos incitando a depositar ya que no se corrían más riesgos, por lo que varios individuos
volvieron a depositar. La recuperación de los bancos no fue más que el preludio de una revisión a fondo del sistema
financiero, gravemente distorsionado desde 1929 por la contracción del crédito, el incremento de las deudas y el
impago de las hipotecas.
Otro problema era el desempleo. La primera medida adoptada en este terreno fue la creación de campamentos de
trabajo donde los desempleados realizaban tareas de conservación de parques naturales y otros espacios verdes. Si
bien el Gobierno federal encaró la realización de obras públicas, estas no llegaron a compensar la enorme reducción
experimentada por el gasto a nivel estatal y municipal. El New Deal nunca dispuso de un programa concreto para bajar
la desocupación mediante obras públicas ya que se carecían de proyectos de antemano y la planificación requería
tiempo. Los proyectos debían autofinanciarse lo que hacía difícil su elaboración. Además, para lograr el máximo
beneficio social había que emplear a la mayor cantidad de mano de obra posible, ya sea calificada como no calificada
por lo que estos empleos eran tachados de constituir en la práctica una auténtica limosna. No solo el New Deal no
pudo disminuir considerablemente el desempleo, sino que los trabajos otorgados eran precarios al tratarse de obras
públicas que por su propia naturaleza no duraban mucho tiempo.
El New Deal se enfrentó constantemente al dilema de emplear el dinero en aliviar el sufrimiento actual o en estimular la
economía para el futuro. Gran parte de las inversiones del New Deal procedían de los impuestos, ya que de otro modo,
el gobierno federal tendría que haber aceptado un déficit presupuestario. Esto significaba que una parte del dinero
destinado a pagar el sueldo de los nuevos empleados se deducía del salario del que disfrutaba de un empleo. Esto
comprueba que Roosevelt desconocía de fondo las medidas recomendadas por Keynes ya que este indicaba que el
aumento de gasto, y en consecuencia, del déficit era algo positivo en épocas de crisis.
Otro problema gravísimo, era el bajo y permanente nivel de las rentas agrícolas. Era necesario aumentar los precios y
ello se conseguía disminuyendo la producción agraria. Para lograrlo, se concedían primas a aquellos agricultores que
deseaban producir menos. Esto implicaba que al menos una parte del costo recayera sobre el consumidor, que en
algunos casos estaba en la miseria si se trataba del proletariado de las grandes urbes. Sin embargo, el aumento del
nivel de vida de los agricultores significaba más dinero, más demanda y más empleo.

El segundo New Deal[editar]


El segundo New Deal se implementó en el segundo mandato de Franklin D. Roosevelt y consistió en la promulgación
de una ley sobre la vivienda, la puesta en marcha de la seguridad social, la creación de organismos de planificación
regional, el respaldo a los sindicatos y un sistema fiscal más progresivo con impuestos más elevados a los ingresos y a
la riqueza. Igualmente, las consecuencias de las nuevas imposiciones a los ricos fueron insignificantes y no hubo tal
redistribución de la riqueza. En 1929 las constituciones de sindicatos en forma irrestricta. Las empresas tuvieron que
aceptar la libertad de sindicación de sus empleados. Se logró la sindicalización de los trabajadores de las industrias de
producción en masa; todos los empleados, cualquiera que fuera su calificación, debían integrarse a un mismo sindicato
industrial en tanto el gobierno federal los emplearía como "correas de transmisión" de las normas estatales sobre
asuntos laborales.
En estas circunstancias, el gobierno cometió un grave error económico que retrasaría en dos años la recuperación. En
1936, el ritmo de expansión era acelerado y los precios subieron rápidamente. Temiendo un auge especulativo,
Roosevelt puso fin al déficit presupuestario y al año siguiente la economía se sumió en una depresión que no sufría
ningún otro país y aumentó el desempleo. Tan pronto como el gobierno redujo los gastos, los empresarios perdieron la
confianza y dejaron de invertir. Roosevelt seguía sin entender la política fiscal, pensaba que era la obra pública y no el
déficit presupuestario lo que promovía el empleo. Los gastos federales aumentaron en 1938 pero la hostilidad hacia el
New Deal había aumentado. A medida que el desempleo se prolongaba, crecía la impopularidad de Roosevelt.
Si bien se dice que el segundo New Deal fue un ‘giro a la izquierda’, no era en absoluto hostil a los empresarios, lo que
hizo fue poner al burócrata donde había fracasado el hombre de negocios hasta que la empresa privada pudiera
florecer de nuevo. Por haber sabido evitar una solución más radical fue el salvador del capitalismo. El efecto más
perdurable del New Deal fue aumentar el poder del gobierno federal y del presidente en particular: se redujo el poder
de los Estados y el presidente y su gabinete sustituyeron al Congreso como principal fuente legislativa. La sociedad
estadounidense experimentó una profunda transformación debido al incremento del poder federal y presidencial sobre
la economía. Por eso el auténtico legado del New Deal fue revolucionar las expectativas.

La Segunda Guerra Mundial[editar]

Existen dudas o desacuerdos sobre la exactitud de la información en este artículo o sección.


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Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación acreditada.
Este aviso fue puesto el 6 de febrero de 2014.

En los albores del ingreso de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, doce años después del fatídico 24 de
octubre de 1929, el gasto federal equivalía al 10% del PIB de los Estados Unidos. De una fuerza laboral de 56 millones
de trabajadores, el gobierno federal empleaba a cerca de 1,3 millones, el 2,2% en trabajos civiles y militares regulares y
a otros 3,3 millones (5,9%) en programas de emergencia de alivio laboral. Otros 10 millones, que representaban el 20%
de la población activa, aún estaban desempleados. La deuda nacional había crecido a casi 40 mil millones de
dólares.[cita requerida]
Las medidas restrictivas que la administración Franklin D. Roosevelt realizó sobre el comercio, la propiedad y la libre
empresa provocaron que el capital necesario para reactivar la economía fuera gravado con impuestos y forzado a
pasar a la economía sumergida.[cita requerida] Cuando los Estados Unidos entraron en la Segunda Guerra Mundial,
en 1941, Roosevelt intentó cambiar la agenda económica con el resultado de que gran parte de esos capitales se
canalizaron a través de la industria bélica en lugar de destinarse a la producción de bienes de consumo. Desde 1940 la
2ª guerra mundial ya producía un gran demanda de los productos estadounidenses. En un principio, Estados Unidos
sólo iba a intervenir en la guerra como proveedor de productos de guerra a los países aliados (especialmente Gran
Bretaña y Francia). Esto hizo que el desempleo se redujera porque se revitalizó la industria. Dado que Estados Unidos
no había sido atacado no podía intervenir de manera activa en la guerra, pero con el ataque Japonés a la base
de Pearl Harbor entra de lleno en todos los frentes.
En tiempos de guerra, al presidente Roosevelt se le conceden poderes extraordinarios. Esto le dio poder para organizar
un nuevo aparato administrativo y movilizar a la comunidad científica para la guerra. Se fue construyendo lo que va a
ser la economía de la pos-guerra.

La recuperación europea[editar]
La recuperación en el Reino Unido[editar]
La política económica británica en los años 1930 estuvo marcada por la trascendente decisión de abandonar el patrón
oro en 1931. La flotación de la Libra no fue acompañada de una mayor intervención estatal como en los otros países.
La nueva política británica se sustentó en el crédito barato y en el proteccionismo. Las posibilidades de acceso a
préstamos a bajo costo fue uno de los factores que contribuyó a impulsar el mercado de la construcción. Por otro lado,
el establecimiento de una política arancelaria dio por finalizado un período de casi noventa años de libre comercio, con
la importante consecuencia de colocar al mercado interno como motor del crecimiento. Este rasgo se vinculaba con la
pérdida de competitividad de los productos ingleses y con las posibilidades de expansión del consumo de masas que
se desarrollaría plenamente en la posguerra.
Si bien la economía británica experimentó una recuperación más prolongada y sostenida que la del resto de los países
industriales, hubo dos aspectos negativos importantes: el alto desempleo y la concentración empresarial producto del
proteccionismo y la preferencia imperial. Gran Bretaña, la potencia industrial menos concentrada en 1914.

La recuperación en Francia[editar]
La economía francesa, de buen comportamiento en la posguerra, se vio enfrentada a la crisis, cuando en 1931, Gran
Bretaña y otros numerosos países decidieron abandonar el patrón oro. Hasta ese momento, la devaluación del franco y
el proteccionismo hicieron que Francia fuera alcanzada débilmente por la crisis. El problema se presentó ante la
disyuntiva de mantener el patrón oro, favorecido por su gran cantidad de reservas de este material, o devaluar. La
decisión de mantener el patrón oro, por el temor a la inflación, impuso una línea de acción deflacionaria para adecuar
los precios franceses a los niveles mundiales en un marco de devaluación general. Así, se promovió la deflación
mediante la reducción de gastos, una baja en los salarios y el mantenimiento de altas tasas de interés. Esto provocó
tensión social, caída de las inversiones y ningún resultado positivo.
Sin embargo, en 1936, un nuevo gobierno de carácter socialista produjo un viraje de significación. Se abandonó el
patrón oro con la consecuente devaluación del franco, se realizó un moderado plan de obras públicas, se regularon los
precios agrícolas y se aumentaron los salarios. El traslado inmediato de los incrementos salariales a los precios relanzó
la inflación y reapareció la tensión social. A principios de 1939 la economía francesa pareció despegar debido al
aumento de los gastos militares, pero la entrada en la guerra y la ocupación por parte de Alemania al año siguiente
cambiaron el rumbo de la historia de Francia.

La recuperación en Alemania y el nacimiento del Nazismo[editar]

Discurso de Hitler en 1935.

Hacia 1933, la economía alemana no había superado aún el impacto negativo de la política económica implementada
por un gobierno que había apostado por la deflación para salir de la crisis. Como la economía alemana dependía
fundamentalmente de los préstamos estadounidenses, la reducción de los mismos a partir del 1929, tuvo efectos
directos en la economía. La decisión del gobierno de mantenerse en la ortodoxia generó más desempleo, la caída
del producto interno bruto y el colapso del sistema bancario. La mala situación social, más el temor del avance del
comunismo son claves para entender la llegada de Hitler y el partido Nacional Socialista al poder (que 6 años más
tarde daría comienzo a la Segunda Guerra Mundial). Los comunistas alemanes fueron acusados del incendio del
Reichstag, y en un clima de terror e inseguridad, se le otorgó el poder absoluto de una forma legal y constitucional.
El nazismo se caracterizaba por un ultranacionalismo totalitarista y expansionista, anticomunismo, antiliberalismo,
antisemitismo y por la idea de supremacía racial del pueblo alemán. La política nazi en relación a lo económico estuvo
caracterizada por el alto grado de intervención estatal. Los objetivos finales de esta política económica eran el control
totalitario de la sociedad, los planes bélicos y la idea de superioridad racial. El sistema económico fue parte del sistema
político de dominación.
La recuperación alemana comenzada en 1933, estuvo caracterizada por la creación de empleo y en una serie de
disposiciones fiscales con el objetivo de favorecer a las grandes empresas. El gasto militar subió del 3% del PIB en
1933 al 23% en 1939. El sector estatal fue el mayor inversor y el mayor consumidor en la economía alemana
disminuyendo el papel de la economía de mercado por las regulaciones impuestas por el Estado. A su vez, se
profundizó la concentración en las distintas áreas de la economía, rasgo característico de la estructura productiva
alemana.

Véase también[editar]

 Década Infame
 Economía y Gran Depresión en Checoslovaquia
 Historia económica
 Ley Glass-Steagall
 TACE
 Las uvas de la ira (novela)
 Hooverville
 Ley Hawley-Smoot
 Gran Recesión o Crisis económica de 2008
 Periodo de entreguerras
 Edad Contemporánea
 Crisis (desambiguación)
 Crisis económica
 Crisis financiera de 2008
 Crisis económica de 2008-2012
 Gran depresión en México
 Gran Depresión en Chile

Referencias[editar]
1. ↑ Johhanson, Robert H.; Bernanke, Ben S. (2007). Principles of
Macroeconomics (3rd edición). Boston: McGraw-Hill/Irwin.
p. 98. ISBN 0073193976.
2. ↑ «Commodity Data». US Bureau of Labor Statistics. Consultado el 30 de
noviembre de 2008.
3. ↑ Cochrane, Willard W. (1958). Farm Prices, Myth and Reality. p. 15.
4. ↑ «World Economic Survey 1932–33». League of Nations: 43.
5. ↑ Mitchell, Depression Decade
6. ↑ Great Depression and World War II. The Library of Congress.
7. ↑ Saltar a:a b ReferenciaTafunell, Xavier; Comín, Francisco. «La economía
internacional en los años de entreguerras (1914-1945)». Historia económica
mundial siglos X-XX. Crítica. ISBN 84-8432-648-9.
8. ↑ Kindleberger, Charles P. (1985). Historia económica mundial del siglo XX, La
crisis económica 1929-1939. Crítica. ISBN 84-7423-278-3.
9. ↑ Kindleberger, Charles P. The world in depression 1929-1930.
10. ↑ Mankiw, N. Gregory. Macroeconomía. Antoni Bosch Editor S.A. ISBN 84-
95348-12-8.
11. ↑ Torrero Mañas, Antonio. La crisis financiera y sus efectos sobre la economía
española. Instituto Universitario de Análisis Económico y Social. ISSN 1139-
6348 |issn= incorrecto (ayuda). Archivado desde el original el 20 de
septiembre de 2011. Consultado el 15 de abril de 2012.
12. ↑ Ocampo Suárez-Valdés, Javier; Peribañez Caveda, Daniel. Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Oviedo, ed. Historia econonómica mundial y
de España. ISBN 978-84-8317-595-8.
13. ↑ Un Intercambio Espléndido, pág. 408, William J. Berntein, 2010, ISBN 978-84-
344-6902-0

Bibliografía recomendada[editar]

 Aldcroft, Derek H., "Historia económica mundial del siglo XX, De Versalles a
Wall Street". 1919-1929, Barcelona 1985.
 Galbraith J., "El crack del 29", Barcelona 1975.
 Hayek, Friedrich A. von. Contra Keynes y Cambridge. Unión, Madrid,
1996. ISBN 84-7209-308-5
 Kennedy, David M. Entre el miedo y la libertad. Los EE.UU.: de la Gran
Depresión al final de la Segunda Guerra Mundial (1929-1945). Ed. Edhasa.
Barcelona, marzo 2005. ISBN 8435026469
 Keynes, John M. (Lord Tilton) La Teoría General del Empleo, el Interés y el
Dinero. Aosta, Madrid, 1998. ISBN 84-88203-05-5
 Maddison, A. "La política económica y sus recultados en Europa" en C. M.
Cipolla: "Historia económica de Europa, 5.2: El siglo XX", Barcelona, 1981.
 Rothbard, M. "La Gran Depresión"
 Sennholz, Hans F. (1969). «LA GRAN DEPRESIÓN». The Freeman 19 (10):
585-596.
 Steven McFred "Banco Popular de América" (A.B.P)

Enlaces externos[editar]

 Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Gran


Depresión.
 Stephen Davies (1 de julio de 2011). «Top Three Myths About the Great
Depression and the New Deal» (en inglés). LearnLiberty.org. Archivado
desde el original el 7 de mayo de 2012. Consultado el 26 de junio de 2012.
 Video Documental del crack del 29
 Información sobre la Gran Depresión
 ¿Que es un crash bursátil?
 Grandes mitos sobre la Gran depresión, por Lawrence W. Reed
 La Gran Depresión: lecciones de la historia, por Ángel Martín Oro
 Crash del 29 y New Deal
 El impacto de la Gran Depresión en el Norte de Chile, el caso de
Tocopilla (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial y la última versión).
 ¿Qué pasó el 24 de octubre de 1929?. Diario el país

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