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En ese sentido, América Latina considerada desde la década del 70 como la región
más desigual del mundo, presenta la particularidad de que el 20% de la población más rica
tiene en promedio un ingreso per cápita casi 20 veces superior al ingreso del 20% más
pobre. A este respecto, Oppenheimer señala
Este tipo de realidad ha traído consigo que en la región se levante una serie de
países como los más desiguales, ello tomando en consideración la distribución de la renta.
En este orden, serian Guatemala, Honduras, Colombia, Brasil, República Dominicana y
Bolivia los países más desiguales del continente latinoamericano (destaquemos que dos
países centroamericanos ocupan el lugar de honor en esta deplorable lista. Mientras que por
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otro lado, entre los países menos desiguales nos encontramos a Venezuela, Uruguay, Perú y
El Salvador.
Estos datos fríos nos ponen una cruel y violenta realidad frente a las ojos, nos dicen
que gracias a la expoliación inmisericorde de la fuerza de trabajo humana y la extracción
generalizada de la riqueza natural del continente, se ha venido creando un abismo
infranqueable que separa a ricos y pobres, en una región que ha venido creando conciencia
de la necesidad de crear un mundo más equitativo e inclusivo, esto es, de que otro mundo
es posible.
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sociedad hacia una visión de libre mercado, y en el contexto de un discurso altisonante que
proclamaba los perjuicios del Estado de Bienestar, y unas garantías sociales, económicas y
políticas, que al decir de los neoliberales habían venido debilitando y empobreciendo al
Estado.
Esta nueva realidad económica requirió no sólo de las políticas de shock empleadas
a través de los programas de ajuste estructural, sino también de lo que en Centroamérica se
denominó como la “guerra de baja intensidad”, esto es la represión, el encarcelamiento y el
asesinatos de miles de ciudadanos en Honduras, Guatemala y el El Salvador desde finales
de la década del 70 y durante toda la década del 80.
Cuadro N° 1
Centroamérica: Población rural (porcentaje)
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Como se muestra en el cuadro N°1, los países en los que más se ha reducido la
población rural son Panamá (35,4%), El Salvador (36,8%) y Costa Rica (41,0%), mientras
que países como Guatemala (59,1), Honduras (48,7%) y Belice (52,5%) han sido los que
han experimentado menor pérdida de población rural. Por otro lado, aunque sí bien es cierto
los procesos económicos de shock (ajustes estructurales) han afectado a la sociedad como
un todo, la peor parte la ha debido de soportar la población centroamericana que habita en
las zonas rurales, pues allí la pobreza ha ido creciendo significativamente respecto de la
zona urbana.
Con base en el gráfico N°1 podemos observar que exceptuando Costa Rica, en
donde los niveles de pobreza son similares, tanto en el área urbana como en la zona rural,
en el resto de países predomina la pobreza en el área rural, inclusive muy por encima del
promedio para América Latina.
De acuerdo con datos del Estado de la Región (2013) en la última década sólo dos
países lograron una disminución estable en sus niveles de pobreza (Honduras y Panamá).
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Respecto a la pobreza extrema todos los países lograron disminuir su incidencia, a
excepción de Costa Rica y Belice. Honduras es el país más pobre de la región con 61,9% de
la población en esa situación, Guatemala es el país más desigual de la región. En el 2006
(última medición disponible) su Índice de Gini fue de 0,590 uno de los más elevados en
América Latina, la región más desigual del mundo.1
Cabe destacar que en Centroamérica la pobreza tiene una ubicación clara, por ello es
posible establecer algunas coordenadas que nos permiten situar que aspectos condicionan
y/o favorecen la pobreza. Dentro de estos podemos mencionar que la pobreza afecta
mayormente a:
Con base a estos aspectos, podemos destacar con Baumeister et al (2004), que aunque si
bien es cierto en Centroamérica cerca de la mitad de la población vive en zonas urbanas, no
cabe duda de que no solamente la mayoría de los pobres se encuentran ubicados en las
zonas rurales, sino también que éstos tienen dos veces más probabilidades de ser pobres
que los habitantes del medio urbano (Baumeister et al, 2004).
Por otro lado debemos mencionar también que la pobreza se encuentra asociado al
medio geográfico, es por ello que de la población pobre concentrada en el medio rural se
puede observar que un alto porcentaje habita en zonas de alta peligrosidad se encuentra más
acentuada en espacios naturales difíciles; es decir en laderas erosionadas o fronteras
forestales, pues el deterioro medio ambiental y la obligación de las familias a desplazarse
hacia zonas de alta peligrosidad, ha contribuido a que la pobreza tenga un rostro asociado al
impacto de fenómenos de gran envergadura como el Huracán Mitch, que azotó parte de
Centroamérica en el año de 1998 (Baumeister et al, 2004).
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El coeficiente de Gini es una medida de la desigualdad. Normalmente se utiliza para medir la desigualdad
en los ingresos, dentro de un país, pero puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución desigual.
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Cuestiones educativas generales para la región
Por supuesto no todo ha sido negativo a nivel educativo, pues en los últimos quince
años hubo mejoras en la cobertura educativa y la escolaridad. La población de 5 a 24 años
que asiste a centros de educación formal pasó de 46,9% en 1992 a 61,7% en 2007, y el
porcentaje de analfabetismo promedio de los países de la región se redujo a la tercera parte
en 40 años, pasó de 38% en 1970 a 12% en 2010 (Estado de la Región, 2013). El siguiente
cuadro permite formarnos una idea en torno del proceso de disminución del analfabetismo
en la región, cuyo combate a lo largo de cinco décadas ha mostrado avances significativos.
Cuadro N°2
ANALFABETISMO (Porcentaje)
Población de 15 años y más que no sabe leer ni escribir
1960 1970 1980 1990 2000 2010
Costa Rica - 10.2 6,9 - 4,8 2,4
El Salvador 79,0 63,0 - 54,0 19,2 15,5
Guatemala 66,0 52,0 43,5 34,1 28,5 16,0
Honduras 52,7 40,4 32,0 - 14,9 10,8
Nicaragua 50,2 42,5 - 25,8 22,0 3,0
Panamá - 20,7 13,2 10,7 7,6 5,5
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El producto interno bruto es una medida macroeconómica que expresa el valor monetario de la
producción de bienes y servicios de demanda final de un país durante un período determinado de tiempo.
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Fuente: (2013) Estado de la región en desarrollo humano sostenible. Estadísticas
centroamericanas 2013.
Durante la última década los países del Istmo aumentaron sus tasas de matrícula en los
tres niveles educativos. En preescolar la tasa de matrícula regional promedio pasó de 45,4%
en 2001 a 56,8% en 2011. En primaria la cobertura pasó de 88,9% en 2000 a 93,7% en
2011. En secundaria la matrícula pasó de 40,4% en 2000 a 53,7% en 2011 (Estado de la
Región, 2013).
A pesar de este avance relativamente significativo entre los países de Centroamérica las
mayores brechas en las tasas de cobertura se dan en el nivel de preescolar (Pérez, Soto y
Pellandra, 2013). Para el 2011 Costa Rica presenta la mayor tasa (91,4%) mientras que
Honduras registra la más baja (35,7%). Guatemala –por su parte- es el país que ha logrado
una mayor disminución en las tasas de deserción escolar en primaria y secundaria durante
la última década (5,6 y 9,4 puntos porcentuales, respectivamente). Contrario a ello, en ese
mismo periodo Nicaragua aumentó la tasa de deserción en ambos niveles (6,1) (Estado de
la Región, 2013).
Al indagar sobre las brechas educativas según área de residencia, se observa que, los
residentes del área rural están en desventaja en cuanto al acceso a la educación respecto a
los residentes del área urbana. A este respecto, son Nicaragua y Guatemala los que
muestran las mayores diferencias entre urbano y rural para el grupo de 7 a 12 años.
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Diferencias que se acentúan a más de 30 puntos porcentuales para los grupos de 13 a 17
años de edad; hallazgo que resalta la importancia de extender la cobertura de la educación
secundaria en el área rural de estos países (Pallais y Laguna, 2007: 4).
Algunos desafíos
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claramente definidas y siguiendo un patrón de rendimiento de cuentas ciudadano
que garantice el uso real y efectivo de los recursos y su impacto en las condiciones
de vida de las poblaciones destinatarias.
Contrario a ello debemos combatir este enfoque, comenzando por cambiar la idea
de que la pobreza es un asunto de falta de deseos de superación de las personas,
pues aunque si bien es cierto con el paternalismo estatal de décadas pasadas se
crearon ciertas actitudes proclives al conformismo, más cierto es aún que la pobreza
es un problema estructural que tiene que ver con un modelo societal que concentra
la riqueza en pocas manos, que expolia a los sectores trabajadores y realiza ingentes
esfuerzos por recortar los beneficios sociales y económicos de las grandes mayorías,
a fin de promover un mayor margen de utilidad para el gran capital -tanto nacional
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como extranjero-. Ello ayudaría a comprender que las políticas y los programas no
pueden ser simples paliativos que no resolverán el problema en su raíz, por supuesto
se requiere más una simple política, pero ello es parte de lucha semántica por el
poder de la enunciación y el empoderamiento de la palabra que tenemos que dar en
América Latina.
Ámbito Educativo
Equidad de la educación: Sin querer dar más valor de lo debido a las teorías del
capital humano, podemos argüir que no se puede negar que la educación contribuye
-en buena medida- al nivel de ingresos de una persona y una familia. Estudios de la
CEPAL han demostrado que existe una correlación positiva entre el nivel de
escolaridad y el nivel de ingreso, y que una forma de salirse del círculo vicioso de la
pobreza es garantizar a la población pobre un grado de escolaridad superior a los
doce años, lo cual garantizaría un ingreso digno a las familias
Sí bien es cierto no puede negarse que los sistemas educativos han dado pasos
significativos en esta dirección, aún persisten altos niveles de desigualdad en la
educación centroamericana (preescolar, secundaria, universitaria). Diversos estudios
demuestran, por ejemplo, que a nivel de educación universitaria quienes se ven más
beneficiados son los sectores provenientes de los quintiles más ricos, mientras que
las personas provenientes de los quintiles más pobres tienen menores posibilidades
de ascender en la pirámide educativa y por ende lograr trabajos que ofrezcan una
remuneración mayor.
Calidad de los aprendizajes: Quizás uno de los mayores problemas a los que se
enfrentan los países centroamericanos es el de la calidad de los aprendizajes, No nos
referimos a calidad en el sentido mercantil y mercadocéntrico con que se suele
medir el avance educativo en nuestros países, nos referimos a que mejoraremos
cualitativamente la educación en la medida en que comprendamos que cada región
tiene sus particularidades que deben existir currículos adaptados a cada necesidad, a
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que la educación universitaria no debe ser la única opción y que los procesos de
formación técnica pueden contribuir a elevar los ingresos de las familias pobres,
permitiéndole a estas abandonar el circulo vicioso de la pobreza.
Refiere también al hecho de que se debe invertir más en las escuelas rurales, en la
formación de los docentes y en la posibilidad de egreso exitoso de los estudiantes
del medio rural así como su acceso y permanencia exitosa, ya sea en una educación
técnica intermedia o bien una educación universitaria.
Gestión del conocimiento: Uno de los mayores problemas que afecta a los
habitantes de las zonas rurales es el poco o nulo acceso a los medios de
comunicación e información electrónica, así como a las redes sociales. No cabe
duda de que el mundo ha disminuido los tiempos y espacios de comunicación y que
muchas de las actividades sociales y económicas se ven favorecidas por el uso de
estos instrumentos, sin embargo en las zonas rurales los niños/niñas, y los jóvenes y
adultos carecen de acceso a estos nuevos bienes simbólicos de la modernidad tardía.
Ámbito Socio-ambiental
Economía y medio ambiente: No cabe duda de que existe una relación profunda y
compleja entre economía y medio ambiente. Los modelos de desarrollo
implementados desde la época colonial han demostrado que la incidencia del
primero sobre el segundo ha conducido a la actual crisis medioambiental, ya que la
producción de excedentes para el comercio atenta contra el equilibrio que debe
haber en el planeta, y la explotación irracional de los recursos han generado el
malestar de la madre tierra que responde de manera virulenta contra todas aquellas
expresiones de destrucción sistemática que ha implementado la cultura occidental.
Nos enfrentamos a una crisis civilizatoria y el único camino que nos queda es
buscar un modelo de desarrollo societal capaz de articular los elementos de las
culturas originarias y las de la llamada “cultura universal”. El desarrollo rural
territorial integrado debe considerar como parte de sus políticas y programas una
filosofía que articule los saberes occidentales con los saberes ancestrales y
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campesinos en la lógica de esa poética de la vida que los pueblos del Sur de
América llaman como el Sumak Kawsay o Buen Vivir.
Un aspecto a destacar es que esta visión de mundo presupone una puesta en cuestión
del modelo societal y civilizatorio impuesto por la modernidad occidental, ya que
filosófica, axiológica y epistemológicamente se plantea desde una lógica de vida,
unos valores, unos saberes, unas formas productivas y unas relaciones humanas que
nada tienen que ver con la racionalidad occidental (Solano, 2013).
Como lo señala Acosta (2010), Suma Kawsay o buen vivir no tiene relación con la
concepción occidental de “bienestar”, pues más bien ésta se construye desde una
cosmovisión indígena en la que:
Los mal llamados desastres naturales no son más que desastres humanos, ya que son
fenómenos causados por el ser humano, y aunque afectan a los habitantes de las
zonas rurales no necesariamente han sido ellos los causantes, por eso una política
pública orientada al fortalecimiento de una nueva cultura por la vida podría
contribuir significativamente al cambio del paisaje y al mejoramiento de la calidad
de vida en el campo.
Bibliografía
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Acosta, A. (2010) El buen vivir en el camino del postdesarrollo. Una lectura desde la
Constitución de Montecristi. Policy Paper 9. Ecuador: Fundación Friedrich Ebert.
García Álvarez, S (2013) La economía del sumak kawsay o buen vivir. En http://
buenvivir.eumed.net. No ofrece numeración de página (Recuperado 12 de abril de 2013).
Solano, J. (2013). Las narrativas del desarrollo y la nueva gramática social del
capitalismo tardío en América Latina. Tesis Doctoral. Universidad Austral, Valdivia, Chile:
UACH.
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