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EDICIÓN IMPRESA PYME 11.08.

16 | 00:00

El sucesor millennial en la firma familiar


Cerca del 70% de las pymes argentinas no logra superar la primera generación de su
fundador. Las características de los “Y” para revitalizar una empresa.

por GUIDO CURLETTO

mipymes , empresas familiares , millennials


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El sucesor millennial en la firma familiar

Aproximadamente el 90% de las MiPyMes argentinas son empresas familiares (EF), que
contribuyen con el 70 % del empleo privado de nuestro país. Sin embargo, estas unidades
económicas que tan bien representan el espíritu emprendedor, tienen altísimas tasas de
mortalidad: se estima que solo 3 de cada 10 EF logra superar la primera generación (del
fundador).

Si bien la intención de continuidad en generaciones futuras forma parte de la propia


definición de EF según Miguel Gallo (1997), junto a la propiedad en manos de una familia
y la gestión a cargo de uno o más familiares; al mismo tiempo la sucesión se presenta
como una de las “trampas” más difíciles de sortear por este tipo de empresas.
En relación a este aspecto crítico, que debe ser concebido y abordado como un
“proceso” y no como un “suceso”, Lansberg identifica un conjunto de factores que
atentan contra una sucesión planificada, ordenada y exitosa. Algunos se relacionan con
la propia familia propietaria/gestora, y otros con el contexto de la empresa, pero lo
cierto es que los que tienen mayor incidencia son los factores inherentes al fundador y
al sucesor.
En relación al fundador, se pueden citar entre otros:
• Temor a la muerte, (habitualmente personalidades fuertes con convicción de
controlar sus propios destinos).
• Renuncia a ceder el control y el poder, (costumbre y necesidad, de ejercerlos durante
muchos años).
• Pérdida de identidad, asociada al punto anterior e incertidumbre ante el retiro.
• Prejuicio contra el planeamiento, (derivado de su perfil ejecutivo orientado al hacer).
• Celos y rivalidades (muchas veces subconscientes), respecto al potencial sucesor que
asumirá el control de “su” amada empresa.

En cuanto al sucesor, parte necesaria para asegurar la supervivencia de una EF, es


menester que cumpla dos premisas sin ecua non: Aptitud (estar preparado) y Actitud
(querer ocupar ese rol).
La preparación adecuada tiene que ver con la crianza, la formación académica,
conocimientos, habilidades y experiencia previa que el sucesor debería poseer antes de
hacerse cargo de la dirección de la EF.
Pero además de “poder”, el sucesor tiene que “querer”, puesto que su decisión no solo
determinará el futuro de la EF, sino que influirá de manera relevante en su propia vida.
El deseo del/a sucesor/a de continuar en la EF o no, estará dado fundamentalmente por
sus propias expectativas; pero también condicionado por la relación con su padre o
fundadores y el entorno de la organización. La brecha generacional por la cual los hijos
buscan demostrar- cambiar- arriesgar, mientras que los padres buscan estabilizar-
conservar; la falta de delegación y autoridad; y factores psicológicos complejos de poder
y rivalidad mutua, atentan contra el deseo y disposición de los hijos de continuar en la
EF.

SUCESORES MILLENIALS
Entonces, si la formación del sucesor es tan importante como su deseo profundo de ser
quien continúe la conducción de su propia EF, no deberían desconocerse las
características particulares de la generación de jóvenes que actualmente están llamados
a ser los “sucesores”: la Generación “Y” o millenials.
Se puede inferir que existen algunas características potencialmente positivas en esta
generación en particular, que serían de gran valor para generar la necesaria
revitalización estratégica que requiere toda EF en esta parte de su ciclo de vida.
Puntualmente, se puede suponer razonablemente que sus preferencias por el trabajo
en equipo, proactivo, dinámico y mediante la creación de redes, su preocupación por la
generación de espacios laborales desafiantes y amenos, su creatividad y manejo de las
nuevas tecnologías de información y comunicación; sumada a valores positivos y al
respeto por la diversidad y la comunidad; constituyen cualidades necesarias y deseables
para cualquier empresa.
Pero, por otro lado es poco probable que estos jóvenes estén dispuestos a esperar y/o
aceptar las condiciones en las que se da muchas veces la transición gerencial-
generacional en este tipo de organizaciones. Es dable suponer que estos jóvenes que
priorizan la libertad, y cuya lealtad está condicionada a su realización personal, basada
en un sano equilibrio entre su vida privada y su trabajo; no soportarán algunas
particularidades que habitualmente poseen los procesos sucesorios en las EF.
Su preferencia por la inmediatez, los procesos ágiles, el reconocimiento de capacidades
y el desarrollo profesional acorde a logros; son condiciones antecedentes que si se
ignoran (sobre todo de parte del fundador o persona a ser sucedida) probablemente
terminen desencadenando un final negativo para el proceso de transición generacional,
al perder de manera prematura y quizás definitiva, a uno de sus dos pilares.
Los interesados en el desarrollo y supervivencia de estas importantes unidades
económicas, deberán prestar atención hoy más que nunca, a la instancia de sucesión en
las EF. Sobre todo en esta época, en la cual los particulares “millenials” están llamados
a ser quienes las continúen y potencien.

https://www.cronista.com/pyme/El-sucesor-millennial-en-la-firma-familiar-20160811-
0014.html

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