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LIMA: CRONICA DE UN DETERIORO·

Alberto Flores Galindo

" ... Lima, la sin lágrimas, la ciudad más gena. Lima ha sido, durante este siglo, una
extraña y triste que pueda verse" ciudad atravesada por una larga polémica
que tuvo una referencia importante en el
Herman Melville ensayo de Salazar Bondy: desde el título,
Lima La Horrible (1964 ), implicaba un
"voto en contra" y una denuncia contra
la mistificación de su pasado.
Una ciudad se define por sus habi- En este panorama, cargado de pa-
tantes, sus edificaciones, la manera de orga- siones, se ubica e libro reciente de César
nizar el espacio, sus calles y plazas, pero Pacheco Vélez, Memoria y Utopía de la
una ciudad es también la forma como la Vieja Lima 1 . Sumando diversas aproxima-
imaginan quienes la recorren. Existe una ciones -el ensayo,el artículo, la monogra-
abundante literatura sobre Lima a la que fía erudita- Pacheco quiere sostener el
han contribuido cro:pistas y viajeros, poe- encuentro entre la ciudad y la identidad
tas y novelistas historiadores y sociólogos peruana, a la vez que proponer algunas me-
y que, más allá de las profesiones, podría didas urgentes que detengan la destrucción
repartirse en dos vertientes: los amantes en- de sus ambientes y garanticen conservar
candilados y entusiastas de la ciudad, capa- su imagen. Libro de historia pero también
ces de trascender con su imaginación las ensayo y, en todo caso, texto escrito con
evidentes deficiencias cotidianas y, de otro inteligencia y pasión, al servicio de una
lado, los detractores, dispuestos siempre a cuasa: una vez embarcado en su lectura no
embestir con un espíritu crítico exacerba- se puede sino acompañar a su autor hasta
do. Podrían encarnar estos extremos Teófilo las páginas finales, donde un conjunto de
Castillo y González Prada, respectivamente planos invitan a recorrer las calles y
Desde entonces -los años que siguen a la materializan la propuesta de Pacheco Vélez
Guerra del Pacífico-, la defensa de Lima en la necesidad de restaurar por lo menos
se identificó con las actitudes conservado- algunas de las 200 casonas coloniales.
ras y con el hispanismo, como lo demues- Lima debe ser -es mi opinión- una
tra que entre sus panegiristas estuvieran in- de las ciudades más feas entre las capitales
telectuales en el estilo de Riva Agüero, Po- del mundo. El área central de la ciudad
rras, Solari Swayne, mientras que en el carece de grandes avenidas y de amplias
otro extremo se emplazaban Mariátegui, perspectivas urbanísticas. Lo anterior po·
Seoane, Valcárcel, enemigos del centralis- dría compensarse con el eventual encanto
mo y empeftados en sustentar la naciona- de calles a escala humana, pero el amonto-
lidad en las provincias y la tradición ind í- namiento de los más variados y contrapues-
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tos estilos arquitectónicos, el tamafio dispar por sus motivaciones. ¿Por qué no se ha
de sus edificios, el tono gris, la irrupción conservado la "Vieja Linia'"?
de avisos y propaganda, el descuido y el Antes de responder a la pregunta
desaseo hacen que terminefl inadvertidos hace falta precisar a qué se llama la "Vieja
los pocos rincones amables, balcones, igle- Lima". <;on una evidente concesión al
sias o antiguas viviendas que todavía persis- hispanismo, no se lamenta .la destrucción
ten resistiendo aquí o allá al cemento. de las huacas y adoratorios prehispánicos¡
La destrucción de la ciudad no pue- sino únicamente de las edificaciones colo~
de ser atribuida a los terremotos. Según niales. El trazo de las calles centrales y
César Pacheco Vélez, aunque algunos algunos templos se remontan al siglo XVII
fueron especialmente devastadores, como el y hasta el siglo anterior, pero en conjunto,
de 1940, la destrucción fue una obra huma- la Lima Colonial, en el recuerdo, la
na, que contó con urbanistas e ingenieros, memoria o la imaginación, es la ciudad de
con la tolerancia o el respaldo de la munici- Amat y Abascal, reconstruida después del
palidad y hasta del propio estado. Existen, terremoto de 1746 y que termina defi-
por lo tanto, responsables. Algunas de las niendo su perímetro con la Alameda~ la
páginas más emotivas de su libro están de- Plaza de Acho, y el templo de las Nazare-
dicadas a reseñar el solitario esfuerzo de nas. Una ciudad de 456 hectáreas que al-
quienes pretendían detener el "avance del bergaba a más de 50,000 habitantes. La
progreso" y que asistieron anonadados al arquitectura de estos decenios finales del
ensanche de calles y el trazado de nuevas siglo XVIII está simbolizada no en los tem-
avenidas, que como Tacna, Abancay o plos o en las edificaciones públicas, sino en
Emancipación, implicaron irremediables las casas que luego han sido bautizadas con
demoliciones en busca de la línea recta y el nombre de la familia propietaria: Torre
los ángulos. Pacheco constata y describe Tagle, Riva Agüero, Osambela... familias,
la destrucción de lo que él llama "la Vieja la mayoría, de mercaderes, de procedencia
Lima" pero no se pregunta por qué sucedió peninsular, resultado de una reciente migra-
todo esto. Demoler es una forma demasia- ción y cuyas fortunas se formaron teniendo
do evidente de abolir el pasado. Los pro- como instrumento a los barcos, el tráfico
pietarios de esas casas abandonadas, que en el Pacífico, los almacenes del Callao y
luego terminan destruyéndolas para esta- los arrieros. Estas fortunas sustentaron a
blecer una playa de estacionamiento y una numerosa aristocracia pero es preciso
después un edificio, aparte de no interesar- guardar las proporciones. Era más podero-
les el contorno y carecer de cualquier sen- sa que lá clase alta chilena pero,aunque ca-
sibilidad estética, son gentes que, a diferen- reciera de los oropeles limeños, menos só-
cia de César Pacheco, no sienten ninguna lida que la corte mexicana y además debía
vinculación con el pasado y menos admiti- soportar la competencia del núcleo de co-
rían que la historia es parte de su identidad merciantes rivales establecidos en Buenos
personal. La demolición estaría negando Aires. De otro lado, su historia no era muy
de manera demasiado evidente esa tesis de antigua: la aristocracia mercantil limeña
Salazar Bondy según la cual el pasado se era una clase joven, en proceso de confor-
enseñorea de los limeños. Puede ocurrir mación, emplazada a medio camino entre
entre los lectores de Palma o los entusias- Perú y España, con escasas raíces en el mer-
tas de ciertos valses, pero no entre los pro- cado interior. Quizá por esto no sintieron
pietarios, los dueños de esas casas derrui- sus miembros la necesidad de edificar algún
das, a quienes no les dice absolutamente tipo de vivienda que testimoniara una vo-
nada un balcón o una reja. Si la destruc- luntad de durar y permanecer. Las condi-
ción de la ciudad tiene responsables creo ciones geográficas, ayudaron a que el mate-
que. aparte de señalarlos, hace falta indagar rial escogido fuera el adobe, la caña y la
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madera que, eficaces para resistir a los tem- nos entrega un valioso y detenido estudio
blores, requerían en cambio de cuidado y sobre la casa de Martín de Osambela que
conservación. Ocurre, además, que sus for- resulta, como veremos luego, un
tunas, antes que en las viviendas, se desmentido a su tesis.
materializaron en los lienzos, las calesas y Memoria y Utopía de la Vieja Lima
sobre todo en la platería: el atesoramiento, es un libro estrechamente vinculado a la ·
la predilección por la riqueza fácil de trans- reconstrucción de viviendas coloniales asu-
portar y ocultar quizá como sucedáneo del mida por algunas entidades bancarias. De
sordo temor a la rebelión. manera específica al proyecto de restaura-
Es esta élase dominante la que se ción y empleo de una antigua casa, empla-
derrumba con la independencia. Su ruina zada cerca de Santo Domingo y la Plaza
es atribuible a las circunstancias: la poster- Mayor, edificada piramidalmente en tres
gación del Pacífico, la pérdida del alto pisos y un mirador, con rejas, una gran por-
Perú, la competencia bonaerense, la des- tada, amplios balcones y pintada de blanco
trucción de la marina mercante a la llegada y aftil. Esta casa perteneció a un
de los patriotas y los costos de las prolonga- comerciante de apellido Osambela, que vin-
das campaftas militares, pero junto a todo culado a la familia Elizalde, igualmente
esto, también mediaron opciones: los co- Vasco Navarra, llegó al Perú hacia 1770 y
meciantes estuvieron siempre en el bando se enriqueció ingresando en la tupida red
realista, apostaron por los derrotados, mercantil que vinculaba a Urna con el sur,
siendo o sintiéndose espaftoles, no com- específicamente con Moquegua, de donde
prendieron siquiera el proyecto de la in- traía paltas y aceitunas y a cambio enviaba
dependencia. Entonces, aquellos que edi- telasy especies (p. 190). En 1807 adquiere
ficaron la "Vieja Lima", la Lima del siglo el solar antes mencionado. Por entonces
XVIII, no se sentían parte del país sino ha- la situación se tornaba cada vez más difícil
bitantes pasajeros .en la Ciudad de los Re- para él y sus parientes. En su correspon-
yes, apenas un lug·ar de los Reinos de Es- dencia, 4bicada y leída con detenimiento
pafia. Aquí está el origen de ese estereo- por Pacheco Vélez, se advierte a un hombre
tipo que califica a Lima de capital extran- definido por el bando realista -"los espa-
jera y a espaldas del país, que como cual- ftoles de ambos mundos somos y hemos
quier prejuicio tiene algún referente real, sido unos"-, temeroso ante el futuro en
desde luego no admitido por Pacheco un suelo hostil y cada vez más extranjero,
Vélez, interesado en soslayar los conflic- donde son frecuentes las "opiniones de
tos y buscar las confluencias entre Lima y ingratitud, desprecio y aborrecimiento con
el Perú (en este caso equivalentes a clase que se nos mira", sobre todo después de
dominante y nación). Por esta razón el 1812 y que, ante el avance del separatismo
autor se resiste a admitir la interpretación y la insurgencia en toda sudamérica, lo obli-
que yo propuse sobre la independencia y gan a tomar las armas y a mantener con su
la aristocracia 2 : "No toda la aristocracia peculio una compaftía de Granaderos:
criolla, mercantil, agrícola, minera, desa- "debemos considerarnos amagados de ene-
pareció con el vendaval de la independen- migos". Cuando llega 1821, aunque no fir-
cia; parte de ella asumió el proyecto re- ma el acta de la independencia, intenta una
publicano y fue aceptando, sin derroche de colaboración con San Martín pero no resis-
coherencia y lucidez, es cierto, junto con te a la campafta antiespaftola de Montea-
los otros sectores sociales, junto con las gudo: pierde una hacienda, abandona la
capas populares y los esclavos liberados por casa familiar y finalmente, solitario, se
San Martín y Castilla, su papel en el refugia en los castillos del Callao. Siguió
destino del país y la ciudad" (p. 79). Pero el destino de muchos emigrados: realistas
en las páginas que siguen, Pacheco Vélez que a la llegada de los patriotas se fueron a
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España, al Brasil, tras las tropas de La la ciudad. Meiggs y los nuevos ricos derrum-
Serna, a algún convento o al Real Felipe. ban simbólicamente las murallas y co-
Sus propiedades les fueron confiscadas. La mienzan el trazo de nuevas avenidas, aun-
partida de defunción de la aristocracia li- que la mayoría de "boulevares" se queda-
meña fue firmada por Bernardo de Mon- ron apenas en los planos 3 • Otro corte en
teagudo y su jacobina política antiespaño- la historia de Lima, tan devastador como la
la, emprendida desde el Tribunal de Secues- indep{lndencia, fue la ocupación chilena.
tros. Desde luego que el destino de una cla- Pasados esos años, la clase alta se empeña
se no es generalizable a todos sus miem- primero en modernizar el antiguo casco
bros. Algunos jóvenes aristócratas simpati- colonial pero después, ante la irrupción de
zaron tempranamente con la independen- artesanos y obreros, buscará establecer dis-
cia, como José de la Riva Agüero, pero tancias y limitaciones para lo que comien-
dada su conducta frente a Bolívar y sobre za el abandono del centro y la fuga persis-
todo su posición ultramontana después de tente hacia el sur y los arenales: San Isi-
exilarse en Bélgica, no sería un buen ejem- dro, Miraflores, Orrantia, después Monte-
plo para la tesis de Pacheco Vélez. Lo mis- rrico, Las Casuarinas y La Planicie. "La
mo podría decirse sobreTorre Tagle. No Vieja Lima", mientras tanto, soporta las
se los puede disculpar compadeciéndolos demoliciones. Nadie se interesaba en con-
por carecer de "coherencia y lucidez". servar nada. En todo caso, aquellos pocos
Otros fueron más eficaces en su incorpora- que añoraban algo o querían darse ínfulas
ción al nuevo orden. Se adaptaron y pasa- de añorantes, podían trasladar la reja, el
dos los momentos difíciles, buscaron re- balcón o la columna a la casa moderna del
componer sus fortunas: fueron soluciones barrio residencial, con lo que también po-
individuales. Cuando en 1860 Atanasio nían su cuota en la destrucción de la ciu-
Fuentes publique una lista de casas comer- dad: no deben ser omitidos entre los res-
ciales nacionales, la mayoría de sus dueños ponsables.
tendrán nuevos apellidos. Aquí podemos Si la clase alta no se interesaba en
encontrar una primera respuesta al deterio- vivir en la "Vieja Lima", ésta hubiera po-
ro de Lima. Las casas se quedaron d(}s- dido ser conservada como un lugar de en-
habitadas o, como en el caso de Martín cuentro en la ciudad, testimonio de esa
de Osambela, pasaron a otros propietarios. identidad colectiva que Pacheco Vélez
La viuda de éste, Mariana de Ureta, endeu- quiere descubrir en nuestra historia. No fue
da y pierde la casa en 1854 frente a la se- así. La "Vieja Lima" no se conservó -es
ñora Meza de Goytizolo, quien no tiene otra explicación- porque la ciudad mo-
descendencia. La casa pasará entonces a derna carece de símbolos, de espacios
José de la Asunción Oquendo y después comunes, así como carece de ciudadanos
a la Beneficencia y la Caja de Ahorros de en el sentido estricto de la palabra. Se im-
Lima. Los propietarios republicanos no de- ponen las marginaciones y exclusiones. No
bi~ron sentir necesariamente una rela- se comparte: se separa. El esquema colo-
ción filial con esa vivienda. Quizá se salvó nial que contraponía dicotómicamente aris-
-y ahora ha sido posible reconstruirla- trocracia y plebe, se ha mantenido y exa-
porque entre quienes la habitaron estuvo cerbado. De un lado de los pobres y del
una pintora, con evidente sensibilidad es- otro los ricos (o quienes se sienten tales).
tética, manifiestamente interesada en refac- En las Casuarinas Sur, los habitantes de
cionarla. clase media que han edificado sus casas
No fue este el caso de otras casas. sobre cerros desde donde pueden divisar
Sobre todo cuando se recompone la clase la ciudad, para evitar cualquier contacto
alta peruana, durante la era del guano, y se con los de abajq, se oponen al ingreso de
comienza a proyectar la modernización de vehículos de movilidad pública y dada la
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proximidad de las barriadas del llamado murallas, la ciudad había iniciado su ex-
"cono sur", han proyectado construir una panslOn. Las 456 hectáreas de la "Vieja
muralla que impida el tránsito de cualquier Lima" albergaban a 2,797 viviendas parti-
poblador de Pamplona. Nuevamente el culares. Si de la población total excluimos
ideal colonial de vivir separados. Lima hoy a los eclesiásticos, a todos aquellos que vi-
carece de parques públicos, de playas o de vían en iglesias y conventos, tenemos un
diversiones donde se confundan las diver- promedio de 18 habitantes por vivienda.
sas tonalidades que caracterizan a sus habi- Pero el promedio no refleja la realidad da-
tantes. En los tiempos de la "Vieja Lima", do que estas viviendas iban desde amplias
San Lázaro era un barrio de negros, mien- casas, con uno o dos pisos;. ocupando más
tras que en el Cercado se concentraba la de l ,000 m2 como la casa de Osambela,
población indígena minoritaria. A esa hasta los tugurios y callejones donde a
época se remonta la ediJicación de una ciu- veces una familia podía disponer apenas de
dad jerárquica, donde los hombres se sepa- una habitación; la familia Osambela tenía,
ran nítidamente por sus títulos, por sus en cambio, dos patios,caballerizas, amplios
apellidos, por sus fortunas y, sobre todo, recibos y más de cuarenta habitaciones
por el color de su piel, los gestos, los olores (p. 189), sólo en la casa ubicada en el
y los hábitos cotidianos. La desigualdad es actual Jirón Lima, sin considerar a otras
en realidad el transfondo del autoritaris- seis propiedades urbanas.
mo que todo habitante de Lima, carente de La mayoría de la población limeña
cuenta bancaria o de tarjeta de crédito, de- no vivía con la holgura y amplitud de los
be soportar: la mirada de arriba hacia aba- Osambela. La tugurización y el limitado
jo, el tono despectivo, el hábito de "cho- espacio urbano obligaron a idear como
lear", el maltrato a los clientes de los gran- solución una suerte de vivienda colectiva,
des almacenes o de los supermercados (casi donde compartiendo la entrada y algunos
todos potenciales ladrones salvo prueba en servicios, los cuartos familiares se organiza-
contrario). Aquí, antes que en sus edificios ban alrededor de un corredor central, que
o en el trazado de sus calles, radica la ver- a veces se bifurcaba: era el callejón que has-
dadera fealdad y toda la tristeza de Lima. ta ahora persiste, no abandonado, sino
Es difícil que en una ciudad como ésta, los como vivienda de los habitantes actuales de
provincianos y los migrantes se sientan aco- la "Vieja Lima", descendientes de las cla-
gidos e integrados: se ven obligados a con- ses populares coloniales. Estas clases po-
gregarse entre ellos, a buscar en las zonas pulares estuvieron conformadas por indios,
marginales lugares de reunión, a formar ins- mestizos, esclavos y sobre todo las llamadas
tituciones que los agrupen, como antes los "castas": 62 o/o de los habitantes que sub-
negros o indios se reunían en cofradías 4 • sistían enrolados en el servicio doméstico,
Obligados a vivir a la defensiva, no se los talleres de artesanos, las panaderías y
sienten necesariamente convocados a pre- chinganas, el comercio ambulatorio, hasta
servar una ciudad que no identifican como terminar algunos en los últimos escalones
suya. de la estratificación social, como desocupa-
En la "Vieja Lima" la desigualdad dos, vagabundos, ladrones y asaltantes.
podía advertirse en la distribución del Vivir en Lima nunca ha sido una empresa
espacio urbano. Sus 53,411 habitantes fácil: Termina siendo mistificador reducir
(1791) vivían en un area calculada en 456 la vieja ciudad a l 00 o 200 casonas. Un es-
hectáreas, dando como resultado a una pacio más importante fue el callejón, que
ciudad densamente poblada: 117 habitan- como señala demasiado rápido Pacheco
tes por hectárea. Más de un siglo después, Vélez, caractefiza a Lima como el corral
en 1908, Lima tenía l 09 habitantes por o el conventillo a Sevilla y Buenos Aires
hectárea: para entonces, derribadas ya las (ilustración 17). Podría pensarse en trazar
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la historia de un callejón y proceder a la re- reconstruir Lima? Es otra pregunta que no
construcción de sus ambientes. Con esto, se formula Pacheco Vélez. Todo proyecto
no estoy postulando la necesidad de recu- debería tener en cuent.a a los actuales-habi-
perar toda la vieja Lima: sería demasiado tantes de la vieja ciudad, a quienes han
costoso y con resultados inciertos. Pero sabido persistir en ella, a esos que en el
tampoco se trata de recuperar sólo las casas pasado no hu y eron a los castillos del Real
de la clase alta: podría darse una imagen Felipe y que ahora no se han trasladado
algo más plural de la ciudad si en los pro- a los barrios residenciales. Tenerlos ·en
yectos de restauración al lado de templos cuenta no sólo para mejorar sus condicio-
y casonas, figurara la casa común y corrien- nes de vida sino además para incorporarlos .
te, algún callejón, una botica, una tienda, al proyecto de construir una identidad. A
una chingana. La labor emprendida en La mi modo de ver, Lima no es el resultado del
Habana Vieja, con el auspicio de la Unesco mestizaje y del encuentro armónico de
y la asesoría de un equipo de historiadores tradiciones, pero nada de esto significa ne-
dirigidos por Eusebio Leal, es un buen ejem- gar que en el futuro no pueda ser un ins·
plo. Cualquier visitante puede entrar a la trumento cabal para que el país se reen-
antigua sede de gobierno, observar las co- cuentre consigo mismo. Alcanzar esta meta
lumnas y los amplios espacios de las tiene como prerequisito democratizar el
casonas, pero también la botica, el café, la espacio.
fuente de agua. ¿Para quién se buscaría

NOTAS

1) Pacheco Vélez, César. Memoria y Utopía Es uno de los más inteligentes artífices y de·
de la Vieja Lima, Lima, Universidad del fensores de la versión tradicional acerca de la
Pacífico, 1985. Las páginas citadas entre pa- indepedencia peruana.
réntesis remiten a este libro. César Pacheco 2) Flores Galindo, Alberto. Aristocracia y Ple-
Vélez es un historiador, periodista y escritor be, Lima 176()..1830, Lima, Mosca Azul
cuya tarea ha estado dedicada a estudiar los Editores, 1984.
años de la independenCia, escribiendo sobre -el 3) Basadre, Jorge. Historia de la República del
Conde de la Vega del Rhen, el pensamiento de Perú, Lima, 1983, t. V. p. 365.
Viscardo, la ideología de Túpac Amaru en un 4) Me rémito a la investigación que está em-
conjunto de textos dispersos en revistas espe- prendiendo Cecilia Rivera sobre los clubes
cializadas que valdría la pena tener reunidos y asociaciones de migrantes provincianos.
en un volumen similar al que comentamos.

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