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LA LEYENDA DEL ORIGEN DEL LAGO DE ATITLÁN

Cuentan que esto sucedió hace mucho tiempo, cuando los Cakchiqueles dieron muerte a
saetazos a Tolgom. Este suceso permitió que la punta del cerro del lanzamiento de Tolgom se
volviera muy famosa. Los Cakchiqueles arrojaron a la laguna los pedazos de Tolgom y se
marcharon más allá de Qakbatzulú. Luego de esto, se sumergieron dentro de la laguna.Cada
uno pasó ordenadamente y sentían mucho miedo pues la superficie del agua se agitaba
fuertemente. De allá se dirigieron a Panpatí y Payán Chocol, practicando sus dones de
hechicería. Estando en Chitululse toparon con nueve zapotes. Posteriormente los guerreros,
entre ellos Gagavitz y su hermana llamada Chetehauh. Decidieron parar y construir sus casas
en la punta llamada actualmente QabouilAbah. Sin razón alguna, un día Gagavitz decidió
arrojarse al agua convirtiéndose en la serpiente emplumada. Al instante se obscureció el agua,
se levantó un viento y se formó un remolino que acabó de agitar la superficie del lago. En la
orilla del agua estaban las siete tribus, quienes al ver lo ocurrido dijeron a los descendientes de
los Atziquinahay:”Acaba de agitarse la superficie de
nuestra laguna, nuestro mar ¡oh hermano nuestro! Que
sea para ti la mitad del lago y para ti una parte de sus
frutos, los patos, cangrejos, pescados.” Consultaron entre
ellos y brindaron la siguiente respuesta:”Está bien,
hermano. La mitad de la laguna es tuya, tuya será la mitad
de los frutos, los patos, cangrejos y pescados, la mitad de
las espadañas y las cañas verdes. Y así también juntará
la gente todo lo que mate entre las espadañas.” De esta
manera fue hecha la división del origen del Lago de Atitlán.

LA LEYENDA DE LA LLORONA
En su versión guatemalteca, la Llorona es el alma en pena de una
mujer de origen criollo (descendiente de españoles) o mestiza,
pero en ambos casos de un estrato socioeconómico alto. Cuenta
la leyenda que la mujer se llamaba María y que, mientras su
esposo andaba de viaje, tuvo un amorío con un mozo de su
hacienda. Pero María resultó embarazada a causa de esta
relación. Angustiada, terminó ahogando a su hijo (en otras
versiones son dos o tres) en un río una vez que nació. Se dice
que el niño se llamaba Juan de la Cruz. Por este crimen la mujer
fue condenada a repetir hasta el fin de los tiempos su grito «¡Ay,
mi hijo!», que en ocasiones se transforma en «¡Ay! ¡Dónde está
mi hijo! ¡Juan de la Cruz!». Según la tradición, la Llorona pasea
por las calles solitarias y frecuenta los lugares donde hay agua,
como piletas, ríos, fuentes o tanques. Sus lastimeros gritos asustan al más valiente y paralizan
al pavoroso. Muchos dicen haberla visto y escuchado. Se cuenta que, cuando se la escucha
cerca, en realidad está muy lejos, y viceversa. Se dice que no puede ganarse a una persona
(es decir, quitarle la vida) si esta usa la ropa interior al revés. Se les presenta a los hombres
mujeriegos como una mujer para engañarlos. Se dice que quien le habla pierde la vida y que
un hombre acechado por la Llorona se salva únicamente si una mujer le toma la mano, pues el
espectro ataca únicamente a hombres solitarios. También se cuenta que, si uno escucha el
grito, debe tratar de moverse y no quedarse congelado por el pavor. La persona tiene que huir
antes de escuchar el tercer grito o la Llorona se la ganará. Para evitar encontrarse con ella o
ahuyentarla, la persona hará bien en rezar al santo de su devoción o repetir las oraciones
tradicionales católicas.
Unos imaginan a la Llorona como una mujer vestida de luto riguroso, mientras que otros la ven
ataviada de blanco. También se dice que el pelo suele taparle la cara y que esta es como la de
un caballo (rasgo que comparte con la Siguanaba). Otro aspecto propio del espectro, según
otras leyendas guatemaltecas, es que su grito viene acompañado de un viento frío que hiela la
sangre. También se cuenta que si alguien ve a la Llorona a los ojos pierde la vida.

LA LEYENDA DEL SOMBRERÓN


Una de las leyendas más conocidas sobre este
personaje de la cultura guatemalteca y además
también es muy conocida en Aguadas, Caldas dice así:
Una noche El Sombrerón caminaba en un barrio de La
Antigua Guatemala cuando vio a una muchacha muy
bella con pelo largo y se enamoró de ella. Buscó su
casa y le llevó serenata una y otra noche, pero ella no
le dijo nada a sus padres sobre él. Un día empezó a
dejar de comer hasta el punto de que casi murió, y fue
entonces cuando la madre se dio cuenta que era por
El Sombrerón. Llevó a su hija a un convento creyendo
que ahí iba a estar mejor, pero la niña siguió sin comer y un día despertó con una trenza en su
pelo hecha por el espectro y ese día murió. Luego en el velorio, apareció El Sombrerón llorando
y sus lágrimas eran como cristales. Jamas olvida a las muchachas que ha amado. También se
cuenta que les hace trenzas a los caballos y mulas... Se cuenta también que este espanto a
parte de enamorar a muchachas jóvenes, gusta por cabalgar mulas y caballos de los establos
de las fincas en las noches agotándolos. Por ello, las bestias durante el día no cumplen las
tareas sumado a que se vuelven hostiles con las personas, los campesinos y finqueros al ver
este comportamiento buscan si el Sombrerón no les ha hecho trenzas en la greñas. Si es así,
el animal ya no sirve para tareas... Una forma de saber si el Sombrerón está haciendo de las
suyas en fincas y casas, es colocar ya sea cerca de un balcón de casa o cerca de los establos
una silla y mesa de pino recién elaboradas, junto a aguardiente y una guitarra en noche de luna
y deben guardar silencio todas las personas, sólo así se escuchará la guitarra y los cantos del
Sombrerón. Al Sombrerón le atraen las muchachas de pelo largo y ojos grandes, por ello,
cuando se sospecha que está tras una joven se le debe cortar el pelo a esta para que el
Sombrerón no se gane el alma de la joven.

EL CADEJO
El cadejo es un animal legendario de la región de Centroamérica y México que se encuentra en
zonas rurales e incluso urbanas. Se dice que es un animal parecido al perro que se aparece a
quienes deambulan a altas horas de la noche. Es un personaje grande, fuerte y peludo, tiene
grandes garras y se suele escuchar su caminar.Según la leyenda existen dos cadejos, uno
blanco y otro negro, y simbolizan el bien y el mal respectivamente. El blanco es guardián, y el
negro es fiero y peligroso. El cadejo es el espíritu que cuida a los borrachos durante la noche,
sobre todo a aquellos que apenas pueden mantenerse en pie. Si el borracho tiene la suerte de
ver aparecer al cadejo blando, el bueno, éste permanecerá a su lado protegiéndole. Pero se
dice que si el cadejo lame al borracho le hará compañía durante días, y será difícil librarse de
él. Al menos, durante las siguientes borracheras el cadejo blanco evitará que el negro se le
acerque. Hay versiones que dicen que en realidad el cadejo blanco cuida de la familia, mujer e
hijos, cuando el marido se encuentra fuera de la casa. El cadejo negro es el que siempre va
detrás de los hombres que han bebido demasiado. Hay quien dice que antes el cadejo había
sido humano, pero algún maleficio le condenó a vagar de esa manera hasta el final de los
tiempos. No se han conocido historias de ataques relacionadas con estos entes.
Lo que más prevalece sin duda, es el sentido protector
del cadejo. Es el vestigio de una antigua creencia que
supone que todo humano posee un animal de
compañía. Este animal es el doble del hombre, de tal
manera que la enfermedad o la muerte del primero
conllevan la enfermedad o la muerte del segundo. En la
actualidad, se puede establecer comparaciones de lo
anterior con el pensamiento cristiano, que expresa que
el hombre tiene ángel guardián que lo protege de los
peligros. La creencia supone la existencia de un animal
compañero para cada hombre. Ese animal es el cadejo
blanco. Dicho animal acompaña al hombre en todos sus
viajes solitarios por la noche. Lo protege y lo defiende contra los malos espíritus encarnados en
el cadejo negro, con color tenebroso que simboliza la muerte, o sea, el mal en todas sus
manifestaciones. Según dice la tradición, los dos cadejos son a cual más fuerte. En ellos se
representa la lucha entre el “bien y el mal”.
LA SIGUANABA
La Siguanaba, también llamada “La Sihuanaba”, es un personaje de la mitología de Guatemala
y de El Salvador. La Siguanaba es un ser mitológico en forma de mujer fantasma de hermoso
cuerpo que se les presenta a los hombres que son infieles. Al mirarla de cerca tiene el rostro de
una yegua. Según cuentan, la Siguanaba aparece regularmente en las áreas donde no hay
mucha infraestructura, especialmente en los basureros y barrancos, a donde lleva a los hombres
enamorados de ella y los hace caer haciendo que pierdan la vida y el alma a favor de ella. Es
parte importante del folklore y mitología guatemalteca, pero es principalmente una leyenda
perteneciente al folklore salvadoreño. Según lo que cuenta la leyenda, todos los trasnochadores
están propensos a encontrarla. Sin embargo, persigue con más insistencia a los hombres
enamorados, al Don Juanes que hacen alarde de sus conquistas amorosas. A estos, la
Siguanaba se les aparece en cualquier tanque de agua en altas horas de la noche, o a orillas
de ríos según otras versiones. La ven bañándose con una palangana de oro y peinando su
hermoso cabello negro con un peine del mismo metal, su bello cuerpo se trasluce a través del
camisón. Dicen las tradiciones que el hombre que la mira se vuelve loco por ella. Entonces, la
Siguanaba lo llama, y se lo va llevando hasta un barranco. Enseña la cara cuando ya se lo ha
ganado, su rostro se vuelve como de muerta, sus ojos se salen de sus cuencas y se tornan
rojos como si sangraran. Su antes tersa y delicada piel se torna arrugada y verduzca, sus uñas
crecen y suelta una estridente risa que paraliza de terror al que la escucha. Para no perder su
alma, el hombre debe morder una cruz o una medallita y encomendarse a dios. Otra forma de
librarse del influyo de la Siguanaba, consiste en hacer un esfuerzo supremo y acercarse a ella
lo más posible, tirarse al suelo cara al cielo, estirar la mano hasta tocarle el pelo, y luego tirar el
él. Así la Siguanaba se asuta y se tira al barranco.
Otras versiones dice que debe agarrarse de una mata
de escobilla, y así, cuando ella tira de uno, al
agarrarse la víctima de la escobilla, ella siente que le
tiran del pelo. Esta última práctica es más efectiva, ya
que es el antídoto propio que contrarresta el poder
maléfico de esta mujer mágica. Un método funcional
al observar a una mujer en el río sin saber si es la
Siguanaba, consiste en gritar tres veces seguidas: “No
te vas a ir María pata de gallina”. Si es la Siguanaba
se asustará y se lanzará al barranco, si no era ella te
dirán que estás loco, pero al menos estarás seguro.
La Leyenda del Jilguero La leyenda cuenta que hace mucho
tiempo, en nuestra Guatemala, se estableció en la
zona Atlántica, una tribu indígena. Entre ellos había un
guerrero llamado Batsu, quien era muy cruel. Un día, este
guerrero, se propuso buscar esposa y eligió a una mujer joven
y hermosa, llamada Jilgue. Ella acostumbraba pasear por el
bosque cantando como un pajarillo. Jilgue se entero de las
intenciones que tenia Batsu hacia ella y decidió huir,
escondiéndose en el bosque. Cuando Batsu se entero de que
Jilgue había desaparecido, se puso muy furioso y envió a todos
sus guerreros en busca de ella. Al poco andar escucharon el canto de Jilgue. Pero cuando
creían estar cerca del lugar de dónde venía el canto, Jilgue desapareció. Batsu estallo en cólera
y ordeno que se quemara el bosque. Cuando las llamas comenzaban a expandirse le gritó a
Jilgue que si salía podía salvarse, por lo que ella le respondió que antes prefería la muerte. El
fuego se hacía cada vez más fuerte. De repente se pudo observar como Jilgue, inconsciente,
caía al suelo. Pero un pajarillo color ceniza, con las patas y el pico rojo, comenzó a cantar sobre
sus cabezas. Luego se percataron que no era el canto de un pajarillo, era la voz de Jilgue, que
desde entonces se sigue escuchando en el canto de los jilgueros que hoy habitan los bosques
de nuestras tierras. Ahora que hablamos de mitos y leyendas recordemos a una leyenda
cantando Jilgueros.

El Mico Brujo En Guatemala y toda Centroamérica la


leyenda del “Mico Brujo” es muy popular. En algunos
lugares también es conocida como “La Mona” o “El
Chancho”. Cuentan que hace mucho tiempo un grupo de
mujeres salían a las once de la noche, todos los días y
daban tres saltos hacia adelante y tres hacia atrás. Ellas
llevaban consigo un balde en donde depositaban su alma y
ya sin esta tomaban la figura de monos para hacer
“brujerías” en la oscuridad de la noche. Las mujeres se
trepaban a los árboles y a los techos de las viviendas para
tirar frutas y piedras a las personas que pasaban por el
lugar. En varias ocasiones los vecinos del lugar intentaban atraparlas para matar a “La Mona”
pero cuando creían estar cerca, desaparecía por encanto.

La Loba Cuentan que hace muchos años en


Guatemala, los padres de dos niños de 1 y 2 años,
dejaron abandonados a los pequeños en un bosque,
por razones que se desconocen. Cuando los padres
regresaron al bosque ya no pudieron encontrar a los
dos pequeños, por lo que luego de buscarlos por horas
y muy destrozados tuvieron que abandonar el lugar. Al
paso del tiempo unos cazadores que se encontraban
en las montañas de este mismo lugar, se toparon con
la sorpresa de encontrar a los dos niños a salvo, gracias
a que una loba maternal los había cuidado todo ese tiempo y los había alimentado con su leche.
Por tal razón, los cazadores decidieron no matar a la loba y entregaron a los pequeños a sus
padres. Hoy en día se puede observar un monumento en el palacio de la loba, en la
municipalidad, en honor a lo maternal y al suceso heroico de la loba.
EL CARRETÓN DE LA MUERTE
El carro o carretón de la muerte, aparece según la
leyenda, en las casas en las cuales fallecerá una
persona y, luego de fallecer, el carruaje llegaba a
recoger al muerto. Una de las leyendas cuenta
que el carrauje es jalado por 2 caballos negros e
incluso hay gente que dice que los mismos sacan
fuego de la boca. La persona que maneja el
carruaje va vestido totalmente de negro, haciendo
que todo el carruaje sea de ese color. Llegada la media noche, muchas personas del Centro
Histórico de la ciudad capital de Guatemala, estamos hablando de alla por los años mosos de
la ciudad, se escuchan el roce de las ruedas de una carreta con el suelo. Hay quienes aseguran
han oído hasta relinchar a los caballos que algunos dicen que por los ojos lanzan llamas.
Cuando la curiosidad hace que las personas vayan a ver, no ven nada, aunque escuchan y hay
quienes dicen sienten un aire extraño que pasa sobre sus cabezas porque este carretón no roza
el piso sino que vuela… La piel se eriza y se pone como de gallina solo de oír, la gente prefiere
quedarse en su casa y solo escucharlo pasar porque dicen que en ese carretón nos iremos
todos, el dia que la muerte decida trasladarnos al mas allá, pobre y ricos iremos en él.

LA LEYENDA DE LA TATUANA

Hay relatos que cuentan que hace muchos


años, en época colonial, hubo en Guatemala
una joven y bella mujer de origen mulato a la
que llamaban Tatuana, que disfrutaba con los
placeres de la carne y con los placeres del lujo,
los cuales no estaban bien vistos en una
sociedad recatada y religiosa. Así pues, se
acusó a la joven de brujería y de hacer
maleficios para conseguir a los hombres. Se le
acusó de codicia y de no seguir los preceptos
de la iglesia. Por todas estas razones fue
juzgada por el tribunal de la Santa Inquisición, y fue condenada a muerte. La Tatuana se negó
a recibir la gracia de confesión de sus pecados antes de morir. Cuentan, que la noche anterior
a su muerte, pidió como última gracia un trozo de carbón, unas velas y unas rosas blancas. Con
estas tres cosas hizo en la celda una especie de altar donde realizó una hechicería. Con el
carbón pintó en la pared una gran barca mientras recitaba conjuros, y se dice que se presentó
ante ella el mismo demonio. El demonio le sacó de la celda montada en la barca que había
pintado en la pared, y se dice que todavía se la puede ver en los días que llueve grandes
aguaceros. Se cree que los antecedentes de esta leyenda provienen de la mitología maya, y
más concretamente de la leyenda de Chimalmat (Diosa que se vuelve invisible por causa de un
encantamiento).

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