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Informe cuestionario y escala sobre concepciones de extensión e innovación rural

Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)


Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF)
Argentina

Proyecto de investigación “Evaluación de las concepciones de extensión rural de extensionistas


de diferentes países – Fase 1” (2016-2018)
Financia: Universidad de la Cuenca del Plata (Argentina)
Convenio: Global Forum for Rural Advisory Services (GFRAS)

Autores: Fernando Landini1 y Maite Beramendi2


Fecha: mayo de 2018

Introducción

En este informe se presentan los resultados obtenidos a partir de la toma de un cuestionario


a técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Subsecretaría de
Agricultura Familiar (SsAF) del Ministerio de Agroindustria de la Nación, y de otras instituciones.
El cuestionario tuvo por finalidad evaluar concepciones o enfoques de extensión e innovación
rural, es decir, buscó conocer de qué manera los propios extensionistas y asesores técnicos piensan
o entienden a la extensión rural, a los procesos de innovación y a temas relacionados. A la vez,
este informe también se propone analizar si existen diferencias en los enfoques de extensión e
innovación entre diferentes instituciones (en particular el INTA y la SsAF) y si estos enfoques
varían según la edad, la experiencia o el sexo de quienes trabajan como extensionistas o asesores
técnicos.

Metodología

Para el diseño del cuestionario para evaluar concepciones de extensión rural e innovación
se construyó un modelo teórico a partir de lectura bibliográfica y de una investigación previa
llevada adelante por el equipo, implementada en diferentes países de América Latina, donde se
estudiaron visiones de extensionistas sobre diferentes temáticas. Este modelo teórico fue enviado
a 12 expertos en extensión e innovación rural de diferentes países, quienes hicieron
recomendaciones para perfeccionarlo. El modelo incorporó diferentes aspectos que resultan
fundamentales para diferenciar entre diferentes enfoques de extensión e innovación. Entre estos
elementos se destacan los siguientes:
- Valoración de la difusión de tecnologías
- Valoración dado al trabajo de articulación interinstitucional
- Valor dado el conocimiento experiencial de los productores
- Tipo de vínculo establecido con los productores (vertical, horizontal)
- Origen o la fuente de las innovaciones (conocimiento científico vs. aprendizaje surgido en
el vínculo entre actores)
- Reconocimiento de la importancia de la contextualización del asesoramiento técnico

1
Conicet y Universidad de la Cuenca del Plata
2
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Responsable del procedimiento estadístico de la escala para
la evaluación de concepciones de extensión
- Modelo usado para pensar el aprendizaje de los productores (conductismo o
constructivismo)
- Valoración de diferentes formas de participación
- Grado de actitud autorreflexiva
- Identidad profesional (ayuda al productor, posicionamiento técnico u orientación al cambio
social)
- Paradigma productivo sustentado (agroecología vs. agricultura convencional moderna)
Luego, este modelo conceptual fue convertido en un cuestionario que incluyó preguntas
sociodemográficas, una escala tipo Likert, y consignas para marcar opciones u ordenar elementos.
La claridad del cuestionario fue chequeada por extensionistas, asesores y técnicos de terreno del
INTA, la SsAF y el sector privado, en diferentes puntos del país a partir de grupos focales.
La escala tipo Likert fue analizada y validada estadísticamente. Por la naturaleza técnica
de este informe no se incluye una descripción detallada de los procedimientos de análisis factorial
exploratorio y confirmatorio realizados, además de que actualmente se está escribiendo un artículo
sobre la temática, que estará a disposición una vez que sea publicado. El cuestionario fue tomado
entre agosto y septiembre de 2017. Se accedió a los participantes a partir del apoyo de autoridades
del INTA y de la SsAF. En el caso del INTA el cuestionario se envió por email a Jefes de AER,
ODR y OIT, responsables de proyectos PROFEDER, técnicos de ProHuerta, y Agentes de
Proyecto y Promotores de Cambio Rural, en total 3467 personas. En el caso de la SsAF se accedió
a los técnicos de campo por medio de los coordinadores provinciales, quienes reenviaron la
invitación para participar de la investigación, por lo que se desconoce con exactitud la cantidad de
extensionistas que recibieron el mensaje. En total 608 personas respondieron a los 67 ítems que
componían la escala. Se destaca que en el caso del INTA, no todas las personas que respondieron
al cuestionario formaban parte de la institución al momento de responder. Por su parte, si bien el
tamaño de la muestra es alto para un estudio de estas características, al tratarse de un muestreo
intencional no es posible considerarlo estadísticamente representativo.
Por último, se destaca que para los análisis estadísticos se utilizó el software SPSS. Cuando
resulta conveniente, al momento de presentar los resultados se indican las pruebas estadísticas
utilizadas.

Descripción general de la muestra

En la Figura 1 y en la Tabla 1 se muestra la distribución por sexo de la muestra en términos


generales y según institución.

2
Figura 1. Distribución de la muestra por sexo

Mujeres
35%

Varones
65%

Tabla 1. Distribución de la muestra por sexo


Institución Hombres Mujeres
INTA 63,82% 36,18%
SsAF 65,18% 34,82%
Otra 71,59% 28,41%

Como puede observarse, las mujeres representan aproximadamente un tercio de la muestra,


mientras que los hombres dos tercios, algo consistente con estudios anteriores realizados en
nuestro país sobre perfil de los extensionistas.
En cuanto a la distribución de la muestra por institución, en la Figura 2 se observa que la
mayor parte corresponde a personal del INTA (63%), seguido de técnicos de terreno de la SsAF y
de participantes de otras instituciones, incluyendo esta categoría tanto asesores independientes
como personal de diferentes empresas e instituciones públicas. De todas formas, debe tenerse
presente que se accedió a los emails de las personas incorporadas a la categoría ‘Otra’ a partir del
apoyo ofrecido por el INTA, lo que significa que son personas que han trabajado en la institución
o se encontraban vinculados con ella de alguna manera al momento de responder al cuestionario.

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Figura 2. Distribución de la muestra por institución
Otra
16%

SsAF
21%
INTA
63%

La distribución por provincia de la muestra por provincia se muestra en la Tabla 2. Como


puede verse, todas las provincias están representadas, aunque de manera desigual, lo que resulta
razonable si se tiene en cuenta que la producción y las explotaciones agropecuarias (EAPs) se
encuentran distribuidas de manera desigual en el territorio nacional.

Tabla 2. Distribución de las respuestas por provincia


Provincia Casos Porcentaje
Buenos Aires (provincia) 85 14,0%
Mendoza 53 8,7%
Santiago del Estero 49 8,1%
Corrientes 40 6,6%
Santa Fe 36 5,9%
Chaco 32 5,3%
Córdoba 32 5,3%
Río Negro 30 4,9%
Entre Ríos 29 4,8%
La Rioja 25 4,1%
Misiones 23 3,8%
La Pampa 22 3,6%
San Luis 22 3,6%
Tucumán 21 3,5%
Salta 18 3,0%
San Juan 17 2,8%
Catamarca 16 2,6%
Chubut 16 2,6%
Jujuy 14 2,3%
Formosa 13 2,1%
Neuquén 7 1,2%
Santa Cruz 5 0,8%
Tierra del Fuego 3 0,5%
Total 608 100%

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En cuanto al nivel educativo de quienes respondieron al cuestionario (ver Tabla 3), se
observa que más del 80% poseen nivel universitario, y que casi el 16% posee maestría o doctorado.
En la Tabla 4 se describen los títulos universitarios de los integrantes de la muestra. Allí se observa
que el título más frecuente, como era de esperarse, es el de Ing. Agrónomo (casi el 50% de la
muestra), seguido por los Veterinarios (13,6%). En este marco, llama la atención que el siguiente
título más común es el de Lic. en Sociología y luego el de Lic. en Trabajo Social, aun cuando
sumados solo alcancen al 3,4% de la muestra. En contraste, quienes poseen título de Ing.
Zootecnista y de Ing. Forestal resultan llamativamente pocos, incluso aún menos que aquellos que
poseen títulos en ciencias sociales como los mencionados.
Por otra parte, comparando las Tablas 3 y 4 parecería existir una inconsistencia, ya que en
la segunda sólo 10,7% señalaron no tener título universitario, cuando por la tabla anterior sabemos
que ascienden a 18,4%. En este caso, de la lectura de las respuestas introducidas a la categoría
‘Otros’ se observa que allí incluyeron su formación quienes poseen diversos títulos no
universitarios.

Tabla 3. Nivel educativo de los integrantes de la muestra


Nivel educativo Casos Porcentaje
Primario 3 0,5%
Medio 27 4,4%
Terciario (no universitario) 82 13,5%
Universitario 399 65,6%
Magíster 89 14,6%
Doctorado 8 1,3%
Total 608 100%

Tabla 4. Título universitario de los integrantes de la muestra


Título universitario Casos Porcentaje
Ing. Agrónomo 303 49,8%
Médico Veterinario 83 13,6%
Lic. en Sociología 11 1,8%
Lic. en Trabajo Social 10 1,6%
Ing. Zootecnista 9 1,5%
Lic. en Administración o
9 1,5%
Administración Rural
Ing. Forestal 7 1,1%
Ing. en Recursos Naturales 8 1,3%
Otro (especifique) 103 16,9%
Ninguno 65 10,7%
Total 608 100%

Para finalizar la descripción de la muestra, en la Tabla 6 se describe la cantidad de años de


experiencia de quienes respondieron el cuestionario.

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Tabla 6. Años de experiencia como asesor o extensionista
Experiencia Casos Porcentaje
Hasta 5 años 166 27,4%
Entre 6 y 10 años 151 24,9%
Entre 11 y 15 años 117 19,3%
Entre 16 y 20 años 62 10,2%
Entre 21 y 25 años 62 10,2%
Entre 26 y 30 años 25 4,1%
Entre 31 y 35 años 16 2,6%
Entre 36 y 40 años 7 1,2%
Total 606 100%

De la lectura de los datos, se observa que los porcentajes disminuyen a medida que aumenta
el rango de experiencia. En este sentido, puede verse que más del 50% de quienes respondieron al
cuestionario tienen hasta 10 años de experiencia en extensión.

Análisis de concepciones de extensión, asesoramiento técnico e innovación

Las escalas tipo Likert son aquellas que se estructuran a partir de la presentación de frases
frente a las cuales las personas que responden el cuestionario tienen que indicar generalmente su
grado de acuerdo o desacuerdo. La escala tipo Likert del cuestionario tenía por finalidad analizar
las concepciones de extensión, asesoramiento técnico e innovación de los participantes. El análisis
estadístico exploratorio mostró la existencia de 5 factores, es decir, 5 áreas evaluadas por la escala,
siendo las 4 primeras sólidas a nivel estadístico, mientras que la quinta necesita algunos ajustes
posteriores. En este contexto, se opta por presentar aquí los resultados de los 5 factores, aun cuando
en publicaciones de difusión se presentarán los 4 primeros, mientras nuestro equipo perfecciona el
quinto.
Las 5 áreas evaluadas por la escala fueron:
A. Enfoque difusionista: Refiere a la orientación a la transferencia de tecnologías y a una
concepción lineal de la innovación, como algo generado por los investigadores, estudiado
por asesores o extensionistas y transferido a los productores.
B. Enfoque interinstitucional y dialógico: Se refiere a una conceptualización de la extensión
rural, el asesoramiento y la innovación como procesos co-construidos, para los cuales se
requiere del intercambio, el diálogo y la cooperación entre diferentes personas
(extensionistas, asesores, productores) y entre diferentes instituciones y actores como ser
investigadores, extensionistas, organizaciones de productores, entidades públicas, etc. A
nivel teórico, esto corresponde a un enfoque territorial de la extensión rural, como lo
conceptualiza el INTA, a lo que se suma la propuesta de establecer vínculos horizontales
entre extensionistas y productores.
C. Crítica a la falta de dinamismo y esfuerzo de los productores: Refiere a la tendencia a
afirmar que los productores son pasivos y/o no se comprometen con cambios para mejorar
o progresar.
D. Independencia y autodeterminación del productor: Expresa un reconocimiento positivo de
que el productor es una persona independiente, que tiene sus propias ideas, intereses y
necesidades, por lo que es necesario incorporar sus perspectivas y posiciones a la hora de
trabajar y planificar.

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E. Falta de autocrítica: Este factor expresa el grado de falta de autocrítica de los extensionistas
y asesores sobre su propio rol y sobre su modo de trabajo. En un sentido positivo, puede
pensarse que una persona será más reflexiva y crítica de su trabajo, en un sentido
constructivo, cuanto menos puntaje tenga en este eje.
Los resultados se presentan de manera numérica. Cada uno de los ítems tipo Likert
contenidos en el cuestionario podía responderse a partir de 5 niveles, a saber:

1 = Totalmente en desacuerdo
2 = En Desacuerdo
3 = Ni de acuerdo ni en desacuerdo
4 = De Acuerdo
5 = Totalmente de Acuerdo

Antes de avanzar a los resultados numéricos, debe tenerse en cuenta que los distintos
factores, si bien pueden estar relacionados estadísticamente de manera directa (si uno sube, sube
el otro) o inversa (si uno sube, el otro baja), constituyen entidades estadísticas diferentes. Esto
significa que sería incorrecto pensar que un factor (por ejemplo, el difusionismo) es la contracara
de otro factor (la comprensión del trabajo de extensión rural desde un enfoque interinstitucional y
dialógico). Si uno fuera la contracara del otro, entonces ambos formarían parte de un mismo factor,
donde unos ítems sumarían al factor mientras que otros restarían.
En la Tabla 7 se presenta el valor promedio de la respuesta a los ítems correspondientes a
cada uno de los factores. Esto significa que si el valor indicado como promedio es 2, entonces la
respuesta media a cada uno de los ítems de esa área o factor fue ‘En desacuerdo’, o si es 3, que la
respuesta media fue ‘Ni de acuerdo ni en desacuerdo’.

Tabla 7. Concepción de extensión, asesoramiento e innovación rural de los participantes,


según Programa
Desvío
Factores Media INTA SsAF Otra
estándar
A. Enfoque difusionista 2,99 0,69 2,94 2,88 3,03
B. Enfoque
interinstitucional y 4,21 0,45 4,23 4,12 4,17
dialógico
C. Crítica a la falta de
dinamismo y esfuerzo del 3,32 0,64 3,30 3,18 3,40
productor
D. Independencia y
autodeterminación del 3,94 0,56 3,93 3,89 3,96
productor
E. Falta de autocrítica 2,00 0,59 2,02 1,92 2,07
A nivel general, se observa un importante grado de acuerdo de los participantes con un
modelo de extensión centrado en coordinación interinstitucional y el diálogo horizontal. En
contraste, se observa una valoración intermedia (ni de acuerdo ni en desacuerdo) con un enfoque
difusionista, aun cuando existen diferencias interindividuales relevantes. De hecho, el desvío
estándar (es decir, el promedio de la distancia entre las respuestas individuales y la media), es el
más alto si se lo compara con el del resto de los factores.

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Por su parte, también encontramos una tendencia a acordar con afirmaciones que reconocen
y valoran la autodeterminación e independencia de los productores, lo que se expresa en una
puntuación media de 3,94. De la misma forma, se observa un puntaje bajo en ‘Falta de autocrítica’,
siendo el promedio 2 ‘en desacuerdo’. En general estos dos puntajes deben considerarse como
positivos, dado que se orientan en la dirección deseada de profesionales que reconozcan la
independencia y autodeterminación de los productores y que tengan posibilidad de autocrítica,
elemento indispensable para la mejora continua.
Por último, se observa una puntuación de 3,32 en el grado de acuerdo con afirmaciones
críticas respecto de los productores que reflejan falta de dinamismo y esfuerzo orientados al
progreso. Esta puntuación sugiere que la respuesta más frecuente de las personas es ‘ni de acuerdo
ni en desacuerdo’, con una leve tendencia al acuerdo. En cierto sentido, este puntaje invita a
reflexionar hasta qué punto esta valoración hace referencia a una descripción real de los
productores o, por el contrario, a cierta dificultad para comprender las razones por las cuales los
productores hacen lo que hacen, lo que llevaría a tener posicionamientos críticos respecto de sus
decisiones.
Para analizar la existencia de diferencias entre las respuestas promedio entre INTA y SsAF
(dada la diversidad y vínculo con el INTA de aquellos incluidos en la categoría ‘Otra’), se utilizó
la Prueba U de Mann-Whitney (no paramétrica). Los resultados muestran que las diferencias son
estadísticamente significativas únicamente respecto del factor B “Enfoque interinstitucional y
dialógico” (p=0,005). En concreto, se observa mayor tendencia de los extensionistas del INTA a
pensar a la extensión y a la innovación como procesos de diálogo y coordinación entre diferentes
actores e instituciones, posiblemente por la definición institucional de pensar al desarrollo rural
desde un enfoque territorial, algo que no se rechaza en el marco de la SsAF, pero que tampoco
corresponde específicamente a un lineamiento institucional.
Por su parte, también se analizó la correlación entre las medias de cada factor, utilizando
el estadístico Rho de Spearman. Los resultados de este procedimiento indican la existencia de
correlaciones positivas, negativas o la ausencia de correlación entre los 5 factores. En concreto,
cuando se habla de una correlación positiva esto significa que cuando un factor aumenta, también
lo hace el otro, y negativa que cuando uno disminuye, el otro también lo hace. Dado que existe
una tendencia a que los factores correlacionen de manera positiva (por la tendencia de las personas
a responder más que ‘sí’ a los ítems de todo cuestionario), se presentan sólo las correlaciones
negativas, y las positivas superiores a 0,30. Para interpretar los resultados, téngase presente que el
signo (positivo o negativo) muestra la dirección de la correlación (positiva o negativa), y que
mientras más se acerquen los valores a -1 y a 1 la correlación será más grande, indicando el 0 la
inexistencia de correlación.
Luego de estas clarificaciones iniciales, los resultados muestran que existe correlación
entre la orientación difusionista (factor A) y una mayor crítica a la falta de dinamismo y esfuerzo
de los productores (factor C) (Rho=0,52, p <0,001) y mayores puntajes en falta de autocrítica
(factor D) (Rho=0,36, p<0,001). Por su parte, aquellas personas que acuerdan más con los ítems
referidos a un enfoque interinstitucional y dialógico (factor B) tienden a puntuar más en
independencia y autodeterminación de los productores (factor D) (Rho=0,45, p<0,001) y menos
en falta de autocrítica (factor E) (Rho=-0,103, p=0,011). A la vez, quienes tienen más actitudes
críticas respecto de los productores (factor C) puntúan más alto en falta de autocrítica propia (factor
E) (Rho=0,37, p<0,001), y quienes reconocen más la independencia y la autodeterminación de los
productores (factor D) tienden a puntuar menos en falta de autocrítica (factor E) (Rho=-0,17,
p<0,001).

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En resumen, como aspectos destacados puede decirse que las personas con mayor
orientación difusionista suelen ser más críticas de los productores, y menos críticas de sí mismas
y de su modo de trabajo. En contraste, quienes adhieren más a un modelo de extensión centrado
en la coordinación interinstitucional y el diálogo horizontal tienden a reconocer más la
independencia y autodeterminación de los productores, y a ser más autocríticos.

Audiencias priorizadas o niveles de acción

En el cuestionario se consideró la existencia de 4 tipos diferentes de niveles de acción como


asesor o extensionista, los cuales pueden ser también pensados como diferentes audiencias. El
nivel individual refiere al trabajo con productores individuales, el grupal al trabajo con grupos de
productores, el institucional al trabajo de articulación y coordinación con otras instituciones, y el
nivel de medios de comunicación al trabajo difundiendo información a través de medios de
comunicación como radios, televisión o internet.
En este marco, se preguntó a los participantes qué tipo de acción preferían y cuáles
realizaban más en su trabajo cotidiano. En concreto, se pidió primero que se ordenaran las opciones
según el nivel de preferencia, y luego en términos de cuánto se trabajaba con dichas modalidades
en la práctica. Se asignó 1 punto cuando se trataba de la primera preferencia o la estrategia de
trabajo más usada, y así sucesivamente, hasta el 4, que refería a la menos priorizada o la menos
utilizada. En el caso de uso de las diferentes estrategias, se permitió también indicar 0 para los
casos en los cuales la opción no se utilizaba en absoluto. En la Tabla 8 se indican los valores de
respuesta promedio. Los valores cercanos a 1 indican que se trata de la primera preferencia o de la
estrategia más usada, mientras que 4 indica menor preferencia o menor uso de la estrategia. Para
la obtención de promedios, cuando se indicó que la estrategia no se utilizaba en absoluto, se le
asignó como valor 5.

Tabla 8. Audiencias priorizadas, según las diferentes instituciones


Desvío
Tipo de trabajo Media INTA SsAF Otra
estándar
Preferencia 2,51 1,03 2,54 2,73 2,29
Individual Uso 2,39(20) 1,11 2,44 2,65 2,23
Preferencia 1,57 0,77 1,59 1,44 1,65
Grupal Uso 1,60(7) 0,87 1,58 1,48 1,65
Coordinación Preferencia 2,32 0,86 2,27 2,2 2,40
institucional Uso 2,37(13) 0,91 2,31 2,26 2,50
Medios de Preferencia 3,61 0,70 3,59 3,57 3,65
comunicación Uso 3,78(99) 0,91 3,68 3,88 3,93
Nota: las cantidades entre paréntesis indican la cantidad de personas que señalaron que no trabajan a ese nivel en su
práctica como extensionistas o asesores.

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Tabla 9. Trabajo y preferencias respecto de diferentes audiencias
Tipo de trabajo 1ra opción 2da opción 3ra opción 4ra opción No utiliza
Preferencia 21,4% 25,6% 33,9% 19,1% ---
Individual Uso 26% 29,2% 28% 13,5% 3,4%
Preferencia 57,5% 30,9% 8,9% 2,7% ---
Grupal Uso 59% 27,8% 8,8% 3,2% 1,2%
Coordinación Preferencia 18,5% 38,3% 35,8% 7,4% ---
institucional Uso 17,4% 38,4% 35,9% 6,1% 2,2%
Medios de Preferencia 2,5% 5,2% 21,4% 70,8% ---
comunicación Uso 4% 4% 18,2% 57% 16,7%

Los datos reflejan que, en términos generales, la técnica o estrategia preferida y más
utilizada es el trabajo con grupos de productores, seguida por el trabajo de articulación o
coordinación interinstitucional, el apoyo a productores individuales, y la difusión de información
a través de medios de comunicación. Analizando los valores medios, se observa una importante
diferencia entre la primera opción (trabajo grupal) y la segunda (trabajo individual), mientras que
entre la segunda y la tercera (articulación institucional y asesoramiento o apoyo individual) la
diferencia se hace más pequeña. Por último, se observa un muy bajo uso de estrategias o
metodologías de difusión de información utilizando medios masivos de comunicación, lo que hace
cierto punto resulta llamativo, atendiendo al interés que tiene y que ha recuperado en los últimos
tiempos el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) en la extensión
rural. En contraste, se observa como razonable la priorización de metodologías grupales, ya que
esto permite acceder a mayor cantidad de productores, reduciendo los costos de asistencia técnica
por persona.
Por otra parte, hasta cierto punto llama la atención que la media tanto de preferencia como
de implementación de acciones de coordinación interinstitucional sea superior a la de
asesoramiento individual, ya que esta última sería la que más se vincula con la formación
universitaria de los profesionales en el campo de las ciencias agrarias. No obstante, los enfoques
de desarrollo que ponen énfasis en la cuestión territorial, y las propuestas de innovación como
proceso sistémico apoyan este orden de preferencias, más tratándose de una muestra conformada
casi exclusivamente por extensionistas y asesores que trabajan en el sector público.
Por otra parte, comparándose los resultados correspondientes a personal del INTA y de la
SsAF, se observa que las diferencias son pequeñas. Utilizando nuevamente la prueba U de Mann-
Whitney (MW), se puede comprobar que únicamente son significativas en cuanto a las preferencias
a nivel del trabajo grupal (p=0,049), lo que se expresa en el hecho de que el personal de la SsAF
tiene una leve tendencia a preferir más que el personal del INTA el trabajo con grupos de
productores frente a otras opciones.
Por último, cabe destacar que en todos los casos se observó escasa diferencia entre las
técnicas o estrategias de trabajo preferidas por los participantes y las que utilizaban en la realidad,
lo que resulta claramente positivo, ya que esto implica que existen potencialmente pocos conflictos
entre la metodología que propone la institución de pertenencia y la que priorizan las propias
personas.

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Identidad profesional como asesores o extensionistas

A partir de datos de estudios previos se hipotetizó que los extensionistas o asesores tienen
tres alternativas diferentes para identificarse en cuanto a su rol profesional: como actores que
ofrecen asesoramiento técnico de carácter neutro, como personas que ayudan a los productores, o
como personas que buscan generar cambios en la sociedad. A nivel práctico, se ofrecieron las tres
opciones y se pidió a los participantes que las ordenaran según su preferencia. Se asignó entonces
1 a la primera opción, 2 a la segunda y 3 a la tercera. En la Tabla 9 se presenta el promedio de cada
alternativa. Para interpretarlos, téngase presente que mientras un resultado se acerque más al
número 1 esto significa que fue seleccionado más veces como primera preferencia, mientras que
mientras más se acerque a 3, esto significará que tendió a ser más seleccionado como tercera
opción.

Tabla 9. Identidad profesional según instituciones


Identidad profesional Media INTA SsAF Otra
A. Extensión o asesoramiento como
1,64 1,62 1,64 1,79
práctica técnica
B. Extensión o asesoramiento como
forma de ayudar a los productores a 1,58 1,57 1,66 1,48
mejorar su calidad de vida
C. Extensión o asesoramiento como
2,79 2,81 2,71 2,74
herramienta para el cambio social

Tabla 10. Identidad profesional por orden de preferencia, en porcentaje


Identidad profesional 1ra opción 2da opción 3ra opción
A. Extensión o asesoramiento como
47,6% 41,0% 11,5%
práctica técnica
B. Extensión o asesoramiento como
forma de ayudar a los productores a 47,7% 47,0% 5,2%
mejorar su calidad de vida
C. Extensión o asesoramiento como
4,7% 11,8% 83,4%
herramienta para el cambio social

En términos generales, los resultados muestran una suerte de empate en la preferencia entre
la opción que piensa a la extensión rural y al asesoramiento como prácticas técnicas de tipo neutro,
y la que las propone como formas de ‘ayuda’ a los productores, lo cual puede observarse en que
ambas tienden a tener un puntaje cercano a 1,6. En contraste, con puntajes cercanos a 3 aparece la
opción de la extensión rural y el asesoramiento como formas de impulsar cambios sociales. Ahora
bien, analizando los resultados en términos porcentuales, se observa que las diferencias entre la
perspectiva de la extensión como práctica técnica neutra versus la extensión como forma de ayuda
a los productores se encuentra a nivel de la segunda y tercera opción. Como puede verse, más
extensionistas toman la idea de ayuda como segunda alternativa, mientras que la consideración de
la extensión como práctica neutra es más mencionada como tercera opción.
En cuanto a las diferencias entre INTA y SsFA, estas son pequeñas. Solo son
estadísticamente significativas en lo que hace a la consideración de la extensión rural como una
práctica orientada al cambio social (MW, p=0,027). En concreto, si bien se trata de una opción
poco elegida entre los integrantes de ambas instituciones, lo es más en el caso de la SsAF.

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Objetivos del trabajo de extensión

A partir de un análisis de bibliografía especializada y de entrevistas y encuestas realizadas


a extensionistas de diferentes países de América Latina, se identificaron 10 objetivos posibles del
trabajo de extensión rural. A partir de esto, se pidió a quienes respondían el cuestionario que
identificaran cuáles eran para ellos los más importantes. A continuación, en la Tabla 11 se
presentan de manera ordenada los objetivos más mencionados. Los porcentajes indicados expresan
la cantidad de veces que determinado objetivo fue considerado dentro de los tres más importantes
por los participantes.

Tabla 10. Objetivos del trabajo de extensión y asesoramiento, según programas


Objetivos del trabajo de
Promedio INTA SsAF Otra
asesoramiento o extensión rural
1. Creación y fortalecimiento de organizaciones
56,4% 55,49% 78,70% 45,78%
de productores.
2. Mejora de la calidad de vida a través del
35,5% 33,23% 43,52% 32,53%
acceso a servicios básicos.
3. Fortalecimiento de las estrategias productivas
y de los medios de vida de los agricultores a
35,3% 31,40% 62,96% 26,51%
través de la financiación de (pequeños) proyectos
productivos.
4. Integración de los productores en cadenas
comerciales y apoyo a la comercialización en 34,6% 34,76% 26,85% 42,17%
mercados convencionales
5. Aumento de los conocimientos productivos y
comerciales de los agricultores a través de 34% 35,37% 26,85% 36,14%
capacitaciones.
6. Modernización productiva para el aumento de
31,6% 33,84% 16,67% 32,53%
la productividad y la rentabilidad.
7. Protección y manejo de recursos naturales. 26,9% 29,88% 18,52% 26,51%
8. Desarrollo de capacidad emprendedora y
25% 28,66% 12,96% 30,12%
empresarial.
9. Resolución de problemas productivos o
comerciales planteados por los productores a 19,7% 16,46% 12,96% 26,51%
partir de asesoramiento puntual.
10. Entrega de información sobre precios o clima
0,9% 0,91% 0% 1,20%
para la toma de decisiones.

A nivel general se observa que el objetivo más mencionado, con gran diferencia respecto
del resto, es la creación y fortalecimiento de organizaciones de productores (56,4%). Luego se
observa un bloque de 5 objetivos que tienen porcentajes similares que van de 35,3% a 31,6%, y
luego otros con porcentajes decrecientes. En último lugar se ubica la entrega de información sobre
precios o clima para la toma decisiones, con un magro 0,9%, lo que equivale a sólo 5 menciones.
En este punto, resulta de gran interés el análisis de las diferencias entre INTA y SsAF a nivel de
los objetivos de su práctica, ya que una simple lectura permite observar la existencia de fuertes
contrastes, muchos de los cuales son significativos a nivel estadístico cuando se los analiza con la
prueba Chi Cuadrado (χ²). En primer lugar, se observa que el objetivo de creación y fortalecimiento
de organizaciones productores es más frecuente en el caso de la SsAF (χ², p<0,001), así como el
fortalecimiento de estrategias productivas a partir de la financiación de pequeños proyectos (χ²,
p<0,001), algo que sin dudas se remonta al enfoque de trabajo del Programa Social Agropecuario
12
(PSA), precursor de la SsAF, orientado a la formación de pequeños grupos para la entrega de
créditos y/o subsidios para la compra de herramientas o insumos.
En cuanto al sexto objetivo, la modernización productiva, se observa que es mencionado
por personal del INTA casi el doble de veces que por los participantes de la SsAF (χ², p=0,001),
lo que sugiere una mayor orientación del INTA al aumento de la producción, productividad y
rentabilidad, algo que resulta consistente con el perfil de la SsAF más vinculado con la formación
de grupos de productores y la financiación de pequeños proyectos.
Por último, también se observa un porcentaje más alto de referencias en el INTA a objetivos
como la protección y el manejo de recursos naturales (χ², p=0,021), y el desarrollo de capacidad
emprendedora o empresarial (χ², p=0,001). Posiblemente pueda pensarse que la primera diferencia
se vincula con el énfasis explícito del PROFEDER del INTA en el desarrollo sustentable, mientras
que lo segundo podría vincularse con la importancia dada en el INTA al aumento de la
productividad y la rentabilidad, aspectos que suelen asociarse a la búsqueda de una cultura
emprendedora o empresarial.

Orientación productiva

Para conocer el perfil de los extensionistas o asesores también se consideró central


preguntar por su orientación productiva en el continuo ‘agroecología’ versus ‘agricultura
convencional moderna’. En este marco se establecieron 5 niveles, 1 para ‘agroecología’, 5 para
‘agricultura convencional moderna’, 3 para una opción intermedia y dos opciones adicionales (2 y
4) para acercarse a uno de los polos. En la Tabla 11 se presentan los resultados generales.

Tabla 11. Orientación productiva de los participantes y percibida de la institución


Institución
A nivel
Orientación productiva personal
en la que
trabaja
1. Agroecología 36,5% 14,8%
2. Tendencia a la agroecología 24,5% 20,1%
3. Intermedia 25% 40,8%
4. Tendencia a la agricultura convencional
7,5% 14,9%
moderna
5. Agricultura convencional moderna 6,3% 9,4%
Total 100% 100%

Analizando los resultados se observa que más de un tercio de quienes responden se


identifican a nivel personal con la agroecología, mientras que solo un 6,3% lo hace con la
agricultura convencional moderna. Este primer resultado resulta llamativo, teniendo en
cuenta que suele argumentarse que la formación que reciben en la universidad los
profesionales agropecuarios está fuertemente asociada a las premisas de la revolución
verde. Más aún, si se suma quienes tienen una tendencia hacia la agroecología con los que
se identifican directamente con ella, se alcanza el 61% de los participantes, lo que invita a
pensar en la potencialidad para generar alternativas productivas con menor uso de
agroquímicos, en el marco de unos consumidores que cada vez demandan más este tipo de

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productos y una sociedad que está preocupada por los impactos que estos pueden tener en
la salud y el ambiente3.
En cuanto a la posición percibida de la institución o empresa en la que los participantes
trabajan, se observa que existen respuestas que van desde la agroecología a la agricultura
convencional moderna, lo que podría relacionarse con diferencias entre las instituciones (ver más
abajo). En cualquier caso, llama la atención la existencia de una clara diferencia entre la
orientación personal de los participantes (cercana a la agroecología) y la percibida de la institución,
más neutra, lo que podría generar ciertos conflictos a los extensionistas y asesores cuando se
perciban diferencias relevantes entre los mandatos institucionales y las orientaciones o
convicciones personales. En la Tabla 12 se presentan los resultados diferenciando por institución.

Tabla 12. Orientación productiva según institución


Orientación productiva Promedio INTA SsAF Otra
A nivel personal 2,23 2,23 2,07 2,27
De la institución en la que trabaja 2,84 2,90 2,46 3,04

A partir de la lectura de la Tabla 12 se confirma que la orientación productiva a nivel


personal se encuentra sustancialmente más cercana a la agroecología que la de las instituciones en
las cuales trabajan los extensionistas y asesores participantes.
En cuanto a las diferencias entre las respuestas de los participantes de INTA y de la SsAF, se
observan diferencias tanto a nivel personal como de lo que se percibe en relación a la propia
institución. No obstante, el análisis estadístico indica que estas diferencias sólo son significativas
en el caso de la institución (MN, p<0,001). En este caso, se observa que el INTA tiende a ser
percibido como con una posición intermedia, mientras que la de la SsAF se orientaría levemente
hacia una posición agroecológica.

Comentarios finales

Atendiendo a los resultados obtenidos, resulta de interés presentar algunas reflexiones


finales. En primer lugar, pensando en la titulación de los extensionistas y los objetivos propuestos
para el trabajo de extensión, se observa un desbalance entre el perfil profesional de los participantes
y el objetivo más mencionado, es decir, la creación y el fortalecimiento de organizaciones de
productores. En efecto, los profesionales de las ciencias sociales incluidos en la muestra se acercan
al 4% (un porcentaje relativamente alto en el contexto latinoamericano), aunque esto sigue
contrastando con la importancia dada a la creación y al fortalecimiento de organizaciones de
productores, mencionada entre los tres objetivos más importantes por el 56,4% de los
extensionistas y asesores que participaron del estudio.
Por otra parte, en diferentes momentos se mencionó el bajo interés relacionado con el uso
de TICs para el trabajo de extensión rural. Esto se observó en que menos del 1% de los participantes
incluyeron la difusión de información por medio de TICs dentro de los tres objetivos más
relevantes de la extensión rural (el siguiente objetivo menos mencionado fue indicado 20 veces
más que este), o en que la amplia mayoría lo mencionara como una estrategia de trabajo que usa

3
Véase por ejemplo https://www.clarin.com/economia/Organicos-boom-mesa_0_ByYgg3UivXl.html ó FAO (2001).
Los Mercados mundiales de frutas y verduras orgánicas. Oportunidades para los países en desarrollo en cuanto a la
producción y exportación de productos hortícolas orgánicos. Roma.

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poco o directamente no utiliza. Esto contrasta con la potencialidad de estas herramientas para el
trabajo de extensión según se indica en la literatura internacional, lo que puede incluir desde
participar en programas radiales, hasta facilitar el acceso a información de precios y clima vía
teléfono celular o tener disponibles sistemas de respuesta especializados a consultas productivas
específicas, por mencionar algunas opciones. En esta línea, se destaca una casi nula presencia de
comunicadores sociales en la muestra, en línea con el escaso interés vinculado con el uso de TICs
o medios de comunicación en el marco del trabajo de extensión rural.
En cuanto al enfoque de extensión rural e innovación, llamó la atención el grado de acuerdo
con las premisas de un enfoque centrado en el diálogo interpersonal, la comunicación y la
coordinación interinstitucional, lo que representa un elemento positivo. Por otra parte, el acuerdo
leve con frases que responsabilizan el productor por su falta de desarrollo, fundamentalmente por
su falta de iniciativa, invitan a reflexionar críticamente, con el fin de evitar posiciones o ideas
acostumbradas o tradicionales, procurando focalizar la atención en las razones por las cuales el
productor hace lo que hace, y en qué podemos hacer en ese marco para generar nuevas
posibilidades y oportunidades. En esta línea, el reconocimiento de que el productor tiene una lógica
propia que hay que respetar, así como una actitud abierta a la reflexión sobre las propias prácticas,
resultan fundamentales.
A nivel de síntesis, parece posible identificar dos tipos de extensionistas, uno con una
orientación más difusionista, más crítico de lo que hacen los productores y menos crítico de sí
mismo y de sus propias prácticas, y otro con un enfoque más orientado al diálogo horizontal con
los productores y a la coordinación entre instituciones, más abierto a considerar la independencia
y autodeterminación de los productores y más autocrítico de sus propias prácticas (en un sentido
constructivo). En este marco, interesa desarrollar capacidad autorreflexiva como forma de ampliar
la comprensión de la complejidad de la extensión rural, como vía para avanzar del primer al
segundo modelo.
Por último, llamó especialmente la atención la fuerte tendencia a la agroecología de los
participantes, algo que resultó inesperado, dada la formación productivista y asociada a la
revolución verde que suele caracterizar la mayor parte de las carreras agropecuarias.
Potencialmente, este posicionamiento puede estar reflejando un cambio de época que porta nuevas
oportunidades, que sería interesante analizar reflexivamente. En este marco, también interesa
señalar la percepción de la mayoría de los participantes de que la institución en la que trabajan
tiende a tener una posición técnico-productiva más convencional que la propia. Las implicaciones
de esta diferencia no son claras, aun cuando queda claro que sería valioso analizarlas, pudiendo
incluso ser fuente de conflictos potenciales entre lo que los extensionistas y asesores piensan, y lo
que sus instituciones proponen.

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