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Caperucita

(un espectáculo feroz)


de Javier Daulte

Caperucita se estrenará en el Multiteatro de la ciudad de Buenos Aires el 25 de agosto


de 2009 con el siguiente reparto:

Personajes

Silvia Valeria Bertuccelli


Víctor Héctor Díaz
Cora Alejandra Flechner
Eloísa Verónica Llinás

Iluminación Gonzalo Córdova


Escenografía Alicia Leloutre
Vestuario Alejandra Robotti
Múscia Original y arreglos Mauro García Barbe
Selección musical Mauro García Barbe & Javier Daulte
Asistente de dirección Marcelo Pozzi
Producción Ejecutiva Mara Guerra / Marina Sopeña (MP Producciones)
Producción General Carlos Rottemberg

Dirección Javier Daulte

Only you can make this world seem right


Only you can make the darkness bright
Only you and you alone
Can thrill me like you do
And fill my heart with love for only you

Only you can make this change in me


For it´s true, you are my destiny
When you hold my hand
I understand the magic that you do
You´re my dream come true
My one and only you
Only you (The Platters)
Dos espacios. El dispositivo ideal debería permitir una dinámica tal que se pudiese
pasar de un espacio a otro de la manera más aceitada posible. Al fondo, una ventana
con persianas y cortinas es común a los dos espacios: la casa de Cora y Silvia por un
lado, y por el otro, la habitación de sanatorio con una cama alta donde yace Eloísa.

PRIMERA PARTE

1. Sanatorio

Al fondo, una ventana por la que entra la luz del día. Es indudablemente un día de
radiante sol. Eso le da a la habitación un aspecto aún más triste del habitual. Una
única cama sobre la que yace Eloísa apoya su respaldar sobre la pared de la derecha.
A la izquierda la puerta de entrada. Cerca, la puerta del baño. Una cánula en el brazo
de la mujer. Una delgada manguera pegada debajo de las fosas nasales le suministra el
oxígeno extra que requiere su convalecencia. Eloísa es una mujer mayor, aunque no
vieja. Tiene los ojos abiertos y clavados en el techo. El monitoreo suena minimalista y
tranquilizador. Silvia, una muchacha joven está también en la habitación. Lleva
bermudas, una camisa sin mangas y sandalias. Una mochila descansa sobre el
silloncito para las visitas. Hace mucho calor en la habitación. Ambas mujeres están
empapadas de sudor. Silvia juega con su celular. Tal vez las mujeres guardan silencio
desde hace un largo rato. Quizá Eloísa no está en condiciones de mantener diálogo
alguno. En cualquier caso, nada indica que podrían comenzar a hablar. Hasta que:
Eloísa ¿Vas a venir?
Silvia (sin dejar de jugar.) ¿Qué?
Eloísa ¿Vas a venir?
Silvia Estoy acá, Elo. ¿Dónde querés que vaya? ¿Qué decís? (Silencio. Deja el celular
dentro de la mochila.) ¿Elo? ¿Querés que vaya a alguna parte? (Eloísa golpea con la
palma el lecho.) Estoy acá. (Eloísa no la ubica. Silvia no se mueve de su lugar.) Elo.
Estoy acá. (Eloísa sufre una especie de espasmo. Silvia no se mueve.) ¿Te duele?
¿Traigo a alguien? (Eloísa parece recuperarse del episódico trance. Suena un celular.)
Eloísa Pase.
Silvia saca su teléfono de la mochila. Mira la pantalla. Duda. Finalmente atiende.
Silvia ¿Hola? (…) Ah, hola. No, es que me sale desconocido.
Eloísa ¿Por qué había una vaca?
Silvia (al celular.) Ahora no. No es buen momento. (…) ¿Después? ¿Después de qué?
(…) No, tampoco. (…) Sí, es así. Perdoname. (…) Ya sé que no te estoy hablando bien.
Te cuelgo. (…) Ahora no, te digo. (…) Te cuelgo. (Corta.)
Eloísa ¿Por qué había una vaca?
Silvia (volviendo a guardar el celular en su bolso.) ¿Qué?
Eloísa ¿Por qué había una vaca? Anoche me desperté y había una vaca. Pasó una vaca
blanca con manchas negras.
Silvia Estabas soñando. ¿Cómo va a haber una vaca? Estás en un sanatorio.
Eloísa Ya sé donde estoy. Pero yo vi una vaca. Anoche. La vi. Los médicos habían
traído a uno todo envuelto en Rollitos Ben. Uno que… Unos gritos pegaba, Dios me
libre. Después trajeron la vaca. Ahora si me preguntás, ni idea por qué. La enfermera no
me quiso decir. Yo le quise preguntar, yo le pregunté, yo… ella no me contestó… no
me… y… (Se detiene. Se angustia.) ¿Qué estoy diciendo? ¿Por qué estoy diciendo esto?
(Murmura algo ininteligible. Luego, silencio.) ¿Cómo está Cora? ¿Te dijo cuándo va a
venir a verme? Viste cómo le cuesta organizarse a ella.
Silvia Ya va a venir. No hables.
Eloísa ¿Por qué tu madre no viene a verme? (Silencio.) ¿Era ella? ¿Ella llamó?
Silvia No hables. No tendrías que hablar tanto.
Eloísa ¿Por qué?
Silvia No sé.
Eloísa A mí me da mucho miedo todo esto.
Silvia Sí.
Eloísa Contame algo.
Silvia ¿Qué?
Eloísa Algo.
Silvia No.
Silencio.
Eloísa Traeme un espejo.
Silvia ¿Un espejo?
Eloísa Un espejo, sí. Un espejo cualquiera.
Silvia ¿Para qué querés un espejo?
Eloísa ¿No tenés un espejito? Antes las carteras traían espejito. ¿Dónde está mi cartera?
Silvia Mejor no hables, Elo. Me parece que es mejor si no hablás. No estás bien.
Silvia se decide y va hasta su mochila. Busca pero no encuentra nada. Sale hacia el
baño. Eloísa se toca el pecho. Sus labios tiemblan. Vuelve Silvia con un espejo pequeño
con un marco de plástico blanco.
Silvia Acá tenés.
Eloísa Mostrame.
Silvia ¿Qué?
Eloísa Ponémelo delante.
Silvia ¿Para qué?
Eloísa Ponémelo. ¿Te conté que había una vaca anoche?
Silvia Sí.
Eloísa (por el espejo:) Dale, nena. (Silvia pone el espejo delante del rostro de Eloísa.
Eloísa se observa largamente en el espejo. Luego mira a Silvia.) Hablá. Hablá un poco.
Contame cualquier cosa.
Silvia ¿Qué querés que te cuente?
Silencio. Silvia vuelve al baño con el espejo. Regresa. Va hasta la ventana. Silencio. De
pronto empieza a hablar sin dejar de mirar a través de la ventana.
Silvia No sé qué contarte, Elo. Bueno, conocí a alguien, pero no… Primero me interesó,
pero se puso pesado… y ahora esto… Lo conocí en el club. Bueno, él me iba a ver…
Pero la verdad es que nada que ver, no me interesa, no me… Es el que recién… Medio
boludo, bah. Y viejo encima… (Logra que Eloísa ría un poco.) Boludo, viejo y baboso.
(Ríe con Eloísa. Luego retoma cierta seriedad.) Y… hace unos días que ni me lo cruzo
porque no estoy yendo por el club. Eso te quería contar. Cora no sabe que no estoy
entrenando y que dejé las clases. Acá no se puede fumar ¿no?
Eloísa Sí.
Silvia Bueno, la cosa es que no hago nada ahora. No sé, podría pasear perros, para ganar
algo de plata. Pero no sé. A mí lo del patín, qué sé yo. No es que no me guste. Pero
cuando era chica era distinto. No sé, lo tomaba más como un juego, pero ahora me lo
tengo que tomar como más profesional. Digo, porque o te metés con todo o no, porque
como hobby no da. Yo por ahí no te agradecí bien cuando me compraste el traje que es
relindo, de verdad, pero lo que pasó era que ahí ya estaba yo medio en la duda y pensé
que te ibas a poner mal si te decía que estaba pensando en dejarlo, así que seguí un poco
más. Pero ahora sí lo dejé. Es que cuando ves a las rusas que lo hacen tan bien, y yo
no… Lo bueno del patín es que te distraés. Quiero decir que cuando patinás te olvidás
un poco de todo. Además está fresco. Por el hielo. Y el aire está como limpio. No le
cuentes nada a mamá. Ya se lo voy a decir yo. Espero que se lo tome bien. (Se aparta de
la ventana y toma su mochila.) Bueno, Elo, me voy. Mañana paso. ¿Vos querías que yo
vaya adónde? ¿Elo? ¿Estás dormida?
Efectivamente Eloísa se ha quedado dormida. Comienza a sonar Only You en versión
de Ray Coniff. La escena funde a:

2. Casa

Casa de Silvia y Cora. Es una casa oscura, poca claridad llega desde afuera aunque
brille el sol. Ahora es de noche. La puerta de entrada a la izquierda. A la derecha la
kitchenett, una barra, y por detrás la heladera. Sobre una mesa escritorio, la
computadora, que está encendida. A Cora se la ve algo borracha. Fuma, tiene un vaso
de whisky en una mano y en la otra el celular. Por fin la atienden.
Cora ¿Hola? ¿Hola? ¿Me oís? (Baja el volumen del equipo de música.) Ah, hola. Es
que tenía la música a todo lo que da. ¿Me oís bien? (…) Sí, quería averiguar por el…
(…) Cora. Cora es mi nombre. Sí. Quería averiguar por lo del servicio de masajes. (…)
Sí, Érico. (…) ¿No? Ay, ¿a ver? (Corre a la computadora. Lee.) Ah, no. Enrico. Enrico,
sí. Lo que pasa es que es un… (…) Ah ¿vos sos Enrico? Ah, qué tal. (…) Bueno, eso,
que quería averiguar en qué consistía someram… Ajá… Integral, sí, sí… No, ningún
dolor en particular… Bueno, cuando te duele todo ¿qué sería? Ah, sí, tensión en general,
sí… De eso para exportar tengo. ¿Y tendrás un turnito? Qué sé yo ¿ahora? (…) ¿Por
dónde estás vos? No, no, acá no. Mejor no. Creo que no. (…) Sí, acá dice que estás
céntrico. (…) Esperá que anoto. Y… en media hora… Bueno, lo que tarde el taxi.
Decime. (Anota.) Perdoná que te pregunte, es que a veces, bueno no siempre… Acá dice
participativo… ¿Qué entendés vos por participativo? (…) (Se abre la puerta de entrada.
Entra Silvia.) Ajá… ajá… ajá… Bueno, bueno, con eso está bien supongo. Bueno, en
media horita… Sí, ah ¿un celular? ¿No te queda grabado? Ah, claro esto no es un
celular. Ahora te mando un mensaje de texto desde otro que ahora no… Bárbaro…
Bueno, nos ve… Perdoná, no me cortes ¿cuánto cobr…? Mierda. (Le han cortado.)
Silvia ¿Qué pasa?
Cora Hola, amor. ¿Dónde estabas?
Silvia Por ahí. ¿Vas a salir?
Cora (luchando con la computadora.) Este mouse no anda.
Silvia ¿A dónde querés ir ahora mamá? (Por el mouse que Cora golpea contra la
mesa.) Si lo golpeás así claro que no va andar.
Cora Salgo. Voy a salir. ¿Cuál es el problema?
Silvia Ninguno. Son las dos de la mañana.
Cora Voy a que me den un masaje.
Silvia ¿Un qué?
Cora Un masaje.
Silvia ¿Un masaje?
Cora ¿Qué dije?
Silvia Son las dos de la mañana.
Cora Ya sé. Estoy borracha, no sorda.
Silvia ¿Te viste el pelo?
Cora ¿Qué pelo?
Silvia Como tenés el pelo. Dejame que te arregle. (Sale hacia el baño.)
Cora Estoy bien. No hace falta que me toques.
Silvia (regresando con un cepillo en la mano.) Mamá…
Cora ¿Vas a querer hablarme? Ay, no. ¿Qué tenés ahora? Mi vida, yo te quiero, pero vos
no estás bien ¿dónde está mi celular?
Silvia No tenés celular.
Cora Ay, cierto, qué tarada.
Silvia Sentate acá. (Le señala una silla.)
Cora No estás bien vos. ¿Los aros que parecen de coral vos tenés idea de dónde pueden
estar?
Silvia (comienza a peinarla.) No.
Cora ¿Qué me hacés? ¡Me tirás! (Silvia intenta “reparar” el error.) ¡Pará! (Silvia la
mira.) Decime ¿Lo tuyo es “mal urgente” o “mal que puede esperar”?
Silvia ¿Eh?
Cora Dijiste que no estás bien.
Silvia Yo no dije eso.
Cora Me dijiste…
Silvia Nada. Nada dije. Vos dijiste.
Cora ¿Qué dije?
Silvia No importa.
Cora ¿Qué?
Silvia Que no importa, no... (Por cómo se mueve Cora, impidiéndole peinarla.) Quedate
quieta.
Cora (poniéndose un collar.) Este collar es demasiado too much ¿no? Recién dijiste “no
estoy bien” ¿o estoy loca yo? Decime ¿estoy loca? ¿Parezco loca? (Por el pelo.) ¡Bruta!
Ah, ¿me prestás tu celular?
Silvia Ya está. (Abandona el cepillo.) No, no estás loca.
Cora ¿Me lo prestás?
Silvia ¿Mi celular?
Cora Decime. Soy tu madre. Y vos sos Cora verifica que tiene todo en la
mi hija. Y si decís que no estás bien me cartera. Mientras tanto escribe un
interesa. Quiero saber. Enrico puede mensaje de texto en el celular.
esperar cinco minutos.
Silvia Tomá. (Le da el celular.) ¿Enrico?
Cora El masajista.
Silvia ¿No ibas a otro? Ya está. Ya podés ir.
Cora A las dos de la mañana el otro no atiende. Este Enrico es full time parece. A
propósito ¿qué hacías a esta hora por ahí? ¿Te seguís viendo con aquel…? (Intenta leer
lo que escribió en el celular.)
Silvia No me estoy viendo con nadie. Me preocupa Elo.
Cora Deberías. Verlo a ese… ¿cómo era que se llamaba? (Acercándole el celular a
Silvia.) ¿Me leés qué puse ahí? Tengo que hacerme anteojos nuevos.
Silvia (leyendo.) “Salgo para allá. Este es mi número. Cora.”
Cora Perfecto. Y Elo también está perfectamente. ¿Eso fue el timbre?
Silvia No. ¿Qué timbre?
Cora Como un timbre. ¿No sentiste nada? Pedí un taxi. Pará un poco: ¿yo pedí un taxi?
Silvia No sé.
Cora Tengo toda la sensación de haber pedido un taxi. Pero ahora me siento un poco
desorientada. ¿Pedí o no pedí? ¡Silvia, por favor contestame!
Silvia No sé. Yo acabo de llegar. Por ahí lo pediste. Qué sé yo. (Breve silencio.)
Perdoname, no te quise levantar la voz.
Cora Entonces eso no fue el timbre.
Silvia No sonó ningún timbre.
Cora ¿Vos creés que soy linda? Qué me vas a decir, si sos mi hija y me adorás, qué
remedio te queda. Yo ya no atraigo a ningún hombre. Los hombres quieren ir con una
chica como vos, tengan veinte o setenta. Conmigo no quieren ir nunca. Por eso Enrico
va a estar muy bien. Ahí dicen que tiene veinticuatro. Yo estoy vieja y deformada. Vos
estás deformada nada más. Quién diría, con lo deportista que sos. ¿Qué pasa con Eloísa?
Silvia ¿Por qué no vas a verla?
Cora Eloísa está perfectamente bien, ya te lo dije. A ella le gusta que estén todos
alrededor cuidándola. Y ahí los tiene.
Silvia No están todos alrededor. Está sola.
Cora ¿Sabés qué? Me parece que voy a llamar a un taxi por las dudas. ¿Dónde dejé el
teléfono?
Silvia Yo te lo pido.
Cora Ay, qué divina que sos, saliste a mí.
Silvia (marcando un número en el inalámbrico.) No sé si estoy preparada para que a Elo
le pase algo.
Cora ¿Que le pase qué? Vos sos joven. Tendrías que aprovechar. Con vos todavía los
hombres quieren estar, pero no van a querer estar siempre.
En un momento ya no te van a mirar más. Silvia (al teléfono.) Hola. Código
Llamá al Víctor ese. Ay, mirá, me acordé diecinueve veinte. Sí, para ahora. (A su
el nombre. A mí me cae bien. Ya sé, no lo madre.) ¿Hasta dónde vas, mamá?
conozco, pero hablé hoy con él. (Se Cora Tribunales.
interrumpe para responder a su hija. Silvia (al teléfono.) Por la zona de
Luego retoma.) Aprovechá que yo me Tribunales. (…) Gracias. (Corta.)
voy un par de horitas. Llamalo y hagan lo
que quieran.
Silvia Eso se terminó, mamá.
Cora ¿Se terminó? Ah. Pero te sigue llamando. Podés confundirlo. Tendrías que
confundirlo, diciéndole que te sentís confundida y dejar que te abrace, dejar que te de
besos. Vos necesitás sentirte querida. Yo también ¿eh?, yo también necesito. Tenés cara
triste. Y eso no está bien porque la vida es una puta mierda. Lo único que la arregla un
poco es ser joven y no pensar que te podés morir mañana.
Silvia Cualquiera se puede morir mañana.
Cora Los hombres a partir de un momento van con una por plata o por lástima. Yo
prefiero por plata ¿qué querés que te diga? (Levantádose enérgica.) Ahora sí, eso fue el
timbre. Qué rápido ¿no? Bueno, chau mi vida.
La besa y se dirige hacia la puerta de salida.
Silvia Mamá.
Cora (volviéndose.) ¿Qué?
Silvia No sonó nada.
Cora Ah. (Silencio. No sabe qué hacer.) ¿Qué hago?
Silvia ¿Qué?
Cora ¿Qué tengo que hacer?
Silvia Andá. Esperalo en la puerta.
Silvia saca unas zahanorias de la heladera.
Cora ¿Vos decís?
Silvia Sí, andá.
Cora Chau, mi vida. Tengo plata, tengo mis cositas. La dirección de donde voy. Estoy
bien. Deseame algo lindo.
Silvia Que lo pases bien.
Cora sale. Silvia corta zanahoria. De pronto el cuchillo se le zafa y se hace un corte en
un dedo. Sangra. Sale al baño. Por el fondo se ve la silueta de un hombre que aparece.
Observa el lugar. Silencio. De pronto suena el teléfono. La silueta se oculta. Silva sale
del baño, va hasta el teléfono y atiende.
Silvia (al teléfono.) ¿Sí? (…) ¿Qué pasa? ¿No llegó? Bueno, recién bajás mamá. (…)
Yo también. (…) Que yo también te quiero. (…) Sí, mucho. (…) No, no estoy pensando
nada malo. (…) Bueno, puede ser que no esté tan bien lo que estás haciendo. (…)
¿Quién? ¿Dónde? Ay, mamá. No seas paranoica. (…) Bueno, si te pareció que había
alguien en la escalera… Bueno, ¿querés que me fije? (…) Sí, voy con el teléfono. (Sale
con el teléfono.)
Estoy saliendo a ver al pasillo. No te La silueta se adelanta. Vemos que se
preocupes. (…) Que no te preocup… Ah, trata de un hombre. Lleva traje negro.
¿llegó el taxi? Bueno, subí. (…) No, acá Chalina y guantes blancos. Avanza
no. Al taxi. Subíte al taxi. Te espero. Que silencioso y tranquilo. Observa el lugar.
acá en el teléfono te espero. (…) Que no Ingresa en el baño.
cuelgo. Decile al taxista adónde vas.
Silvia (reingresando al departamento.) No hay nadie, mamá. Nadie por aquí, nadie por
allá. ¿Te quedás más tranquila? (…) Bueno, cierro con traba. (Pone traba a la puerta.)
No creo que me duerma. Voy a estar despierta. (…) No sé, mirando un poco de tele
supongo. Después te cuento. (…) Sí, cualquier cosa me llamás. ¡Siiií! (…) Besito.
Cuelga. Piensa un segundo. Vuelve a entrar en el baño. Durante un momento que
parece eterno no se oye nada. Luego se oye el ruido de una sorda lucha. Aparece desde
el baño Silvia. El hombre, Víctor, la sujeta con fuerza desde atrás, tapándole la boca
para impedir que grite. Luchan. Caen. Ruedan por el suelo. Finalmente se separan y
quedan enfrentados, jadeantes.
Silvia ¿Qué hacés acá? ¿Vos estás loco? ¿Vos te volviste completamente loco? ¿Qué
hacés acá? ¿Por dónde entraste?
Víctor Vos sabés.
Silvia ¿Qué sé?
Víctor Vos sabés por qué estoy acá.
Silvia Andate. No… ¿cómo se te ocurre?
Víctor No me atendés el teléfono.
Silvia Hoy te atendí.
Víctor Hace días que no me atendés el teléfono.
Silvia No podía hablar.
Víctor Estuve en el club pero no apareciste.
Silvia Dejé patín.
Víctor Te tuve que llamar con identidad oculta para que me atendieras.
Silvia Andate, mejor.
Víctor Necesitaba verte.
Silvia Me estás viendo. (Silencio.) ¿Cuándo entraste? No me gusta esto que hacés. No
es el momento… No es… Necesito un tiempo.
Víctor Lo nuestro necesita un tiempo.
Silvia ¿Qué “nuestro”?
Víctor No me hables así.
Silvia No me amenaces.
Víctor No me hables así.
Silvia Yo no te conozco. No nos conocemos.
Víctor Por eso te estoy diciendo. ¿Qué te estoy diciendo? ¿qué te estoy diciendo? Te
estoy diciendo que lo nuestro necesita un tiempo. Claro, porque no nos conocemos. Y si
no nos damos un tiempo ahora, nunca vamos a conocernos. ¿Me vas a prohibir? ¿Me
vas a prohibir que me pase lo que me pasa con vos?
Silencio.
Silvia ¿Qué querés tomar? Estoy muerta. Estoy muy cansada. Quince minutos y te vas.
Víctor ¿Qué hay?
Silvia Yo te sirvo. ¿Qué querés?
Víctor No sé. Lo que tomes vos.
Silvia Agua.
Víctor Agua. (Mientras Silvia busca dos vasos con agua.) No me imaginaba. Digo, que
no me imaginaba que era así tu casa. Está bien, está bien. Qué calorón hoy ¿no? (Silvia
se acerca con el vaso de agua. Víctor toma el vaso.) Gracias. Hola.
Silvia Hola.
Víctor ¿Te puedo agarrar la mano?
Silvia alarga su mano hacia Víctor. Víctor le acaricia la mano.
Silvia ¿Está?
Víctor Sí.
Silvia libera su mano. Silencio. Beben agua.
Víctor No sé cómo decirlo… pero… pienso en vos, pienso en vos mucho. Por ahí es
porque me dejaste colgado estos días… De cualquier manera… (Sonríe.) Silvia…
Silvia No. No. Por favor, no. No lo digas.
Víctor ¿Por qué no?
Silvia Porque no es cierto.
Víctor ¿Qué no es cierto?
Silvia Lo que vas a decirme.
Víctor ¿Qué cosa?
Silvia Vos no estás enamorado.
Víctor ¿Ves, ves, ves? Vos lo estás diciendo.
Vos lo estás diciendo. ¿Por qué lo dirías si Silvia No dije eso. Bueno, lo dije, pero
no tuviera algo de cierto? Sos vos la que no quiere decir nada. No te leo ningún
me lee el pensamiento a mí. Y eso no es pensamiento. ¿Qué te voy a leer yo? Sí,
cualquier cosa, eso no es una casualidad. es cualquier cosa. Es cualquier cosa,
Yo no estoy acá de casualidad. Esto no es porque nadie está predestinado a nada.
un capricho. Si fuera un capricho lo ¿Vos me querés decir que algo estaba
hubiera resuelto de otra forma. Pero no predestinado? ¿De qué hablás? ¿Qué otra
estaría esperando que me atiendas el forma? Ahora me vas a decir que nunca te
teléfono. No estaría esperando que me pasó. Me vas a decir que nunca dejaste a
llames, que me mandes un mensaje de nadie esperando un llamado vos. Por
texto. favor, basta, por favor dejame hablar.
¡Dejame hablar!
Cuando hacen silencio se escucha el teléfono que está sonando.
Silvia Tengo que atender… Tengo que atender.
Víctor Atendé, atendé.
Silvia (atendiendo.) Hola. (…) Ah, María Luisa ¿qué tal? (…) No, perdoname. Sí, sé
que es tarde. No me di cuenta. (…) No, nada, estoy bien. No te preocupes. (…) Bien,
bien. Estuve con ella. (…) Sí, mañana te cuento. Bueno, andá a dormir. (…) Y perdón
¿eh? (Corta.) Haceme el favor de hablar bajo que despertás a los vecinos. De verdad,
Víctor, andate. Yo te llamo. Yo te voy a llamar. Es que tengo la cabeza en otra cosa y
todo lo que me digas me va a caer mal y todo lo que te diga te va a caer mal a vos.
Dame dos o tres días, no sé. Yo te llamo. Te juro.
Víctor A ver a ver a ver que no entiendo nada. ¿Qué, es por mi trabajo?
Silvia ¿Qué? No.
Víctor Es por mi trabajo. ¿Qué pensás? ¿que Víctor El Mentalista va a hacer así (hace
un gesto con la mano) y que va a pasar qué?
Silvia No. Soy yo. Eloísa no está bien y…
Víctor ¿Quién?
Silvia ¿Ves? ¿Ves que no nos conocemos? Ni siquiera sabés quién es Eloísa…
Estuvimos viéndonos una semana nada más…
Víctor Una semana es mucho. Para mí es mucho.
Silvia La operaron…Tres by pass le hicieron y... Yo quiero que esté bien… que… que
vuelva a casa. No quiero que se muera…
Víctor ¿Acá viven las tres? ¿Vos, tu mamá y… Eloísa?
Silvia Sí.
Víctor ¿Por qué no me dejás que te ayude?
Silvia ¿Cómo vas a ayudarme? ¿Cómo? ¿Eh? ¿Cómo? ¿Vas a impedir que a Eloísa le
duela? ¿La vas a hacer sentir joven de vuelta? ¿Le vas a sacar el miedo?
Víctor Si hiciera falta. ¿Dónde está internada?
Silvia ¿Qué estás diciendo?
Víctor ¿Y te das cuenta de lo que estás diciendo vos?
Silvia Bajá la voz.
Víctor (bajando la voz.) Si me cerrás todas las puertas ¿cómo querés que…? No me
cierres la puerta del todo. Dejala abierta así. Así nada más. Con eso me alcanza. Pero no
me la cierres del todo. Por lo menos para que pueda entender. ¿Sí? ¿Sí?
Silvia No sé. Yo… te aprecio y…
Víctor Decilo…
Silvia Es que no es lo que vos pensás. Me atraés, sí… Me seducís…
Silencio. No puede seguir hablando. De pronto lo abraza y empieza a besarlo. Le besa
el cuello. Le quita el saco. Víctor se deja hacer. La abraza.
Víctor Está bien, está bien. Así no, Silvia. Así no.
Finalmente Silvia se separa de él angustiada.
Silvia ¿Así no? Entonces quiero estar sola.
Víctor Estás sola. Y no es eso lo que querés.
Silvia ¿Ah no? ¿Y qué es lo que quiero?
Víctor ¿Ahora? Dormir.
Pone una mano delante de los ojos de Silvia. Esta entra en un estado soporífero, una
especia de trance preconciente. Víctor la hace sentar en una silla. Luego gira en redondo
como haciendo un rápido relevo del espacio. Finalmente va hasta el teléfono. Pulsa un
botón. Empiezan a escucharse los mensajes.
Voz de Silvia (en el contestador.)
¿Mamá? ¿Mamá? ¿Estás ahí? Mamá,
atendeme. (Ruido en el contestador.)
Voz de Cora (en el contestador.) Ah, sí,
mi vida, acá estoy. Estaba contectada. Víctor (sin mayor preocupación.) ¿Todo
¿Vos sabés que me parece que este Mouse bien, Sil?
no está andando bi…? ¿Qué es eso…? Silvia Sí…
Ay, me sale la voz por el teléfono.
Voz de Silvia (en el contestador.) Eso Víctor empieza a buscar por el lugar. Lo
pasa cuando atendés mientras atiende el hace con pasmosa tranquilidad, como un
contestador. profesional. Tiene una acertada intuición
Voz de Cora (en el contestador.) ¿Y acerca de lo que puede o no servirle.
cómo se saca? Porque es bastante
molesto…
Voz de Silvia (en el contestador.) Estoy
en el Sanatorio con Elo. La van a tener
que operar.
Voz de Cora (en el contestador) Ay,
mirá…
Voz de Silvia (en el contestador.) ¿Podés
venir?
Voz de Cora (en el contestador.) Ahora
no, mi vida. Estoy con cosas. ¿Es muy
grave?
Voz de Silvia (en el contestador.) Está. Víctor presta atención a la grabación.
Quedate. No hay problema. Te llamo. Luego sigue con lo suyo.
Voz de Cora (en el contestador.) Porque
si tengo que ir voy donde sea ¿eh? Sale de la sala.
Voz de Silvia (en el contestador.) No.
Está. No te preocupes. Chau.
Voz de Cora (en el contestador.) Chau,
mi vida. Llamame si querés que vaya y
voy.
Voz de Silvia (en el contestador.) Está
bien. Chau. Víctor regresa a la sala con una caja
Bip. llena de papeles, cartas y fotos. Empieza
Voz de Víctor (en el contestador.) Hola, a revisar. Se detiene en algunas fotos.
Silvia. Soy yo. ¿Estás? Quería saber si Otras las pasa rápidamente.
querías venir al show de esta noche. Si
querés te paso a buscar. Llamame. Bueno,
igual ahora te llamo al celular.
Bip.
Voz de Víctor (en el contestador.) Hola,
soy yo de nuevo. Te dejé un mensaje hoy
al mediodía, pero no me contestaste.
¿Está todo bien? Llamame.
Bip.
Voz de Silvia (en el contestador) Mamá,
yo. ¿Estás? Esto va para largo. Le tienen
que… bueno, que le van a hacer unos by
pass y... Me voy a quedar… Me quedo
hasta que terminen con la operación.
Llamame al celular cuando escuches esto.
Bip.
Voz de Víctor (en el contestador.) Hola,
Silvia. Yo. Bueno, si querés venite directo
y después vamos a comer algo. Me Víctor encuentra un cassette. Lee la
imagino que perdiste el celular. Quiero inscripción.
verte.
Bip.
Voz de Silvia (en el contestador.)
Mamá… ¿Dónde te metiste? Parece que
salió todo bien. Yo me voy a quedar acá
toda la noche. Te digo para que te quedes Va hasta el contestador automático y lo
tranquila. apaga.
Va hasta el equipo de música. Inserta el cassette. Pone el play. Se oye una vieja cinta
casera.
Se escucha un diálogo entre Cora, Elo y
Silvia niña: Víctor saca un papel de dentro del
Voz de Cora (en la grabación.) A ver mi estuche del cassette.
vida… ¿Estás lista?
Voz de Eloísa (en la grabación.) ¿Vos
decís que está bien esto acá? Es una carta.
Voz de Cora (en la grabación.) Y qué sé
yo. Desdobla el papel.
Voz de Eloísa (en la grabación.) ¿Estás,
Silvi?
Voz de Silvia niña (en la grabación.) Sí.
Voz de Eloísa (en la grabación.) Bueno,
a la una, a las dos y a las…
Empieza a escucharse un piano. Es la
melodía de Only You interpretada por
Silvia niña. Empieza a leer.
Voz de Eloísa (en off.) Querida Silvi: ¿Te acordás la cara que me pusiste el día que te
traje el catálogo con todas las fotos de los pianos? Yo sé que vos querías el piano de
verdad, el de cola larga, ese de madera brillante, pero vos viste que el departamentito
es recontrachico y ¿vos te imaginás cómo viviríamos si metemos un piano así de
grande? Así que te compré este que yo sé que mucho no te gusta, pero que suena igual
que un piano y que se puede guardar en cualquier lado, en el estante de arriba de la
puerta del baño, por ejemplo. Yo creo que ahí puede caber bien… (Víctor interrumpe
la lectura. Levanta la vista. Se pone de pie. Va hasta la abertura que conduce a las
habitaciones. Regresa con un teclado. Es el que Eloísa le regaló a Silvia. Continúa
leyendo la carta.) …Yo creo que ahí puede caber bien… Espero que lo disfrutes y te
prometo que un día, cuando nos mudemos a una de esas casas que tanto nos gustan,
como esa de la barranca, la de los árboles y los juegos, entonces ahí sí que va a haber
lugar y te voy a comprar el piano grande. Te quiero mucho. Elo.
Mientras se sigue escuchando el piano en el cassette, Silvia empieza a cantar jingles
publicitarios.
Silvia El Kohinoor es el Kohinoor… Poderoso el chiquitín… (Repite el remate.)
¡Poderoso el chiquitín! (Enlaza con un jingle inventado por ella.) Rodó, Rodó…
Electrodomésticos Rodóóó… ¡y se lo compró! (De pronto comienza a hablar de
manera automática.) No / Sí, pero es que le hace competencia / Rodó a Garbarino / Sí,
le pasan la música, adentro del local. Pero Garbarino te da hasta treinta cuotas sin
intereses / y con tarjeta. / ¿Vos tenés la tarjeta Garbarino Gold? / Ah, porque Elo tiene. /
Tarjeta Garbarino Gold. / Hace un montón.
Víctor (interrumpiéndola con la mayor suavidad posible.) Silvia ¿me oís?
Silvia Sí.
Víctor ¿Dónde estás?
Silvia En mi casa.
Víctor ¿Con quién estás?
Silvia Con mi mamá.
Víctor ¿Y cuántos años tenés?
Silvia (piensa un segundo.) Nueve.
Víctor ¿Puedo ver?
Silvia ríe en señal de asentimiento. Empieza a cantar nuevamente la canción de
Electrodomésticos Rodó. Víctor le toca la cabeza. Entra en trance. Todo el espacio se
enrarece, como si vibrara. Mágicamente aparece Cora. Está con el teléfono, esperando
a que la atiendan. Viste de entrecasa. Se la ve bastante diferente de como la
conociéramos, sobre todo más joven. De hecho la escena toma lugar unos diez años
antes del tiempos presente. Silvia es una niña. Canta:
Silvia Rodó, Rodó, Electrodomésticos Rodó… ¡y se lo compró!
Cora ¿Ahora jugás a Rodó?
Silvia No.
Cora Pero cantás la canción de Rodó.
Silvia Sí, pero es que le hace competencia…
Cora ¿Quién?
Silvia Rodó a Garbarino…
Cora ¿Adentro de Garbarino?
Silvia Sí, le pasan la música, adentro del local. Pero Garbarino te da hasta treinta cuotas
sin intereses… y con la tarjeta.
Cora Ah.
Silvia ¿Vos tenés la tarjeta Garbarino Gold?
Cora Me parece que no.
Silvia Ah, porque Elo tiene.
Cora Mirá…
Silvia Tarjeta Garbarino Gold.
Cora Ajá.
Silvia Hace un montón. Porque es mayor de veintiuno. ¿Vos sos mayor de veintiuno?
Cora Sí.
Silvia Pero vos sos mucho más joven que Elo ¿no?
Cora Sí.
Silvia ¿Elo es una vieja?
Cora No.
Silvia Pero Elo es tu mamá.
Cora Sí. Y yo soy tu mamá. ¿Vos pensás que yo soy una vieja?
Silvia (riendo). No…
Silencio. Silvia sigue cantando. De pronto:
Silvia ¿Y a Elo también la visitó un diablito como a vos cuando me tuviste a mí?
Cora (mientras corta y vuelve a marcar un número.) Vos sabés que lo del diablito no es
cierto.
Silvia Sí, ya sé, porque estoy grande para creer en esas cosas.
Cora Entonces dejate ya de esa historia.
Silvia Sí, ya sé que hubo un señor. Pero yo pienso que el señor es como un diablito.
Cora ¿Por qué no seguís jugando a Garbarino?
Silvia No estoy jugando a Garbarino.
Cora Bueno, a Rodó.
Silvia Tampoco estoy jugando a Rodó.
Cora ¿No estabas cantando las publicidades y anotando cosas ahí?
Silvia Estoy preparando para jugar con Facu, pero no sé si María Luisa lo va a dejar.
Cora ¿Por qué no lo va a dejar?
Silvia No dije que no lo va a dejar. Dije que no sé si lo va a dejar.
Cora Bueno, está bien. Entendí.
Silvia Y no es lo mismo.
Cora ¿Qué?
Silvia Decir que no que decir que no sé.
Cora ¿Qué?
Silvia Que no es lo mismo decir que María Luisa no lo va a dejar a Facu venir a jugar a
Garbarino que decir que no sé si María Luisa va a dejar a Facu venir a jugar a
Garbarino.
Cora Ay, no sé qué decís.
Silvia Digo que yo dije que no sé si María Luisa va a dejar a Facu venir a jugar a
Garbarino…
Cora (mientras cuelga el teléfono y vuelve a marcar.) No me interesa Silvi.
Silvia Pero dejame que te explique…
Cora No, no me expliques.
Silvia Pero si es fácil.
Cora Te dije que no me interesa. (Corta el teléfono. Toma su agenda. Silvia se la ha
quedado mirando.) ¿Qué me mirás así? Qué cara de tonta que tenés, nena. Qué cara de
tonta. Y no te pongas a llorar. No te pongas a llorar, nenita ¿eh? Qué forra, por Dios, qué
pendeja forra. (Silvia se levanta y se le caen algunas cosas al suelo.) ¿Pero no ves que
tirás todo? ¡Salí de ahí, salí de ahí! Dejame que yo levanto. Quedate quieta, ¿querés? Y
ojito con contarle a Eloísa.
Silvia Yo no cuento nada.
Cora Sí que andás contando, sí que andás contando. Que Cora me hizo burla, que Cora
me gritó, Cora no me hizo la leche. Insoportable sos. Insoportable. Y no me pidas
perdón que no me hiciste nada. Mirá, andate a ver tele al cuarto de Elo. No te quiero ver.
Silvia no se mueve. Se abre la puerta y entra Eloísa con unas bolsas, acalorada y
enérgica. Cora y Silvia se miran.
Eloísa Yo no lo puedo creer. ¿Ahora se Cora vuelve al teléfono. Marca un
les da por repavimentar todo? Las vueltas número.
que tuve que dar para dejar el auto, no te
podés dar una idea. Yo no sabía que sobre Silvia vuelve a lo suyo. Empieza a jugar
Moreno no se podía estacionar, ¿vos con una cámara de fotos.
sabías? (Dejando un paquete de
cigarrillos sobre la mesa.) Tomá, acá
tenés tus cigarrillos. No te puedo creer,
me dejé las serpentinas así arriba del Cora (al teléfono, en voz baja.) Hola. Al
mostrador. Soy una pelotuda yo. La reina fin. No sabés lo que me costó
de las pelotudas. Ni pienso volver ahí. comunicarme. (…) ¿Muy ocupado?
Cora ¿vos te estás quedando sin (Mimosa.) ¿Y qué? ¿Ni un minuto para
corpiños? Cora, ey, te estoy hablando. mí tenés? (A Elo, tapando el micro del
teléfono.) ¿No ves que estoy hablando?

Veo, veo. Veo todo yo. (A Silvia, que Sí, acá. Con mi vieja y la nena.
saca fotos.) ¿Vos vas a dejar de darle a la
maquinita esa? Me ponés nerviosa. Me Decile a tu supervisor que estás hablando
imagino que me estás sacando fotos de con un cliente muuuy importante y que…
verdad.
Silvia Son fotos de verdad. Bueno, bueno. Entiendo.
Eloísa Eso no tiene rollo, mi vida.
Silvia Sí que tiene. No te molesto más. Besito. (…) Besito
Eloísa No tiene. Si esa cámara es besito. (…) (Ríe.) Besito besito besito.
prehistórica. No anda. Chau.
Silvia La arregló el amigo de mamá.
Cora (Colgando el teléfono.) El amigo de mamá tiene nombre.
Silvia La arregló Tito.
Cora Saludos de Roly.
Silvia ¿Roly? ¿Y Tito?
Eloísa ¿Vos me estuviste sacando fotos con esta facha que tengo? ¿Querés que yo te
mate a vos?
Silvia A mí me gustaba más Tito. Arregló la cámara.
Eloísa (a Cora, mientras se sienta en un sillón, agotada.) Mirá cómo tengo los pies. ¿Y
qué caminé? Cuatro cuadras. Lo que no puedo es estar parada yo. (A Silvia.) ¿Tomaste
la leche?
Cora Tomó.
Silvia No tomé nada.
Cora Te tomaste un jugo.
Eloísa Hay que comprar jugo.
Cora Iba al chino ahora. ¿Qué más hay que comprar?
Silvia Jugo, no la leche.
Eloísa ¿Comió algo?
Cora No sé. ¿Comiste algo? ¿Querés comer algo?
Silvia No.
Eloísa Ayudín hay que comprar. Y arroz, que voy a hacer unos bocadillos de seso.
Cora Seso no.
Silvia ¡Seso!
Cora Pero voy al chino, no a Coto. Los chinos no venden seso. (Mirando su agenda.)
Mañana tengo un día yo…
Eloísa Tomá. Mirá. (Mientras le tiende un catálogo a Silvia, a Cora.) ¿Qué tenés que
hacer vos mañana?
Cora (interceptando el catálogo.) ¿Qué es eso?
Eloísa Dame para acá que no es para vos.
Silvia ¿Qué es?
Cora No la hagas ilusionar.
Eloísa (recuperando el catálogo de manos de Cora y dándoselo a Silvia.) Vos me decís
que averigüe. De Disney, del piano…
Cora Si, pero no vamos a comprar ningún piano. No tenemos plata y no tenemos lugar.
Eloísa (por el catálogo, a Silvia.) ¿Este te gusta?
Silvia (señala.) No. Me gusta este, que es de verdad.
Eloísa Muy grande es ese. (A Cora.) Me agarró un policía ¿podés creer? Me dice, acá
está prohibido estacionar. No le puedo creer lo que me está diciendo le digo y abro así
los ojos. El tipo se rió. Bueno, no empecé tan mal, pienso. Es que yo no salgo nunca con
el auto. ¿Dónde dice que no se puede estacionar? Acá. Un cartel así había, justo ahí, si
era un bicho me muerde. Ay, yo me muero. Si me hace la boleta yo me muero. Silencio.
(De pronto Eloísa parece desfallecer.)
Silvia ¡Elo! ¡Elo! ¿Qué le pasa? ¿Qué te pasa?
Eloísa (riendo, recuperada.) Así le hice. Al policía. Es que no estoy bien le dije. Me
falta el aire… Y me ayudó a subir al auto, algo de locos. ¿Está segura de que puede
manejar así? Le llamo una ambulancia. Ahí me empecé a sentir mal de verdad. No, no,
no. Yo llego perfectamente, perfectamente. ¿Viste que a los policías les gusta que les
hables así? Perfectamente. Absolutamente. Completamente. Tengo mis remedios en
casa. Perfectamente. Y el tipo paró el tránsito, así como te lo cuento. Cora ¿me estás
escuchando? Paró el tránsito para que yo pudiera salir.
Cora ¿Estaba bueno?
Eloísa ¿Eh?
Cora Qué tal, digo.
Eloísa ¿Qué cosa?
Cora El tipo digo. El policía. Por como contabas parecía que estaba bueno.
Eloísa Ah, no. No sé.
Cora Me encantan los policías. No sé. Tienen cara de buenos. (Silvia sale.) ¿Vos sabés
que el que tenía parada acá a la vuel…?
Eloísa (interrumpiéndola.) ¿Qué le hiciste? ¿Otra vez la estuviste peleando?
Cora ¿Qué? Ay, pará Elo, que no doy más de calor.
Eloísa La estuviste peleando.
Cora Bueno, también, las cosas que me dice… Sigue con lo de los diablitos, y ya no es
más una nena. No sé para qué le contaste ese cuento vos.
Eloísa Mejor que decirle que te la ganaste en una rifa.
Cora Bueno, eso se lo dije una vez y en chiste. Y vos no perdés oportunidad de
echármelo en cara.
Eloísa Ahí sí que era chica y no lo entendió como un chiste.
Cora Bueno, ya tiene diez años.
Eloísa Nueve tiene.
Cora Cumplió diez. ¿Me vas a decir a mí?
Eloísa Nueve cumplió, Cora.
Cora ¿Nueve? ¿Estás segura?
Eloísa Sí.
Cora Ah, entonces yo voy a cumplir veintinueve y no treinta. No sabés el alegrón que
me das. (Por uno de los paquetes que trajera Elo.) ¿Dónde meto esto? Acá no hay lugar
para nada ya.
Silvia (asomándose.) Elo ¿podés venir?
Eloísa ¿Qué pasa mi vida?
Silvia (se queda en el marco de la abertura que da al baño y a la única habitación.) No
sé qué me pasó. Yo sentí que me iba a tirar un pedito y me parece que me salió caca.
Eloísa ¿Cómo que te parece?
Cora ¿Caca? ¿Te hiciste caca? No te la puedo creer.
Silvia Me quedó una mancha marrón en la bombacha.
Eloísa (se levanta y va hacia Silvia.) A ver. (Saliendo hacia el baño con Silvia.)
Sacándose la ropa, muchachita… sacándose la ropa… Pero esto no es caca, mi amor.
(llama desde afuera.) Cora, Cora.
Cora ¿Qué, che? Que se cambie y listo que está grande.
Silvia (desde afuera.) ¿Es sangre?
Eloísa (desde afuera.) ¿Sabés que es esto? Esto es que te hiciste señorita.
Silvia (desde afuera.) ¿Pero pasa algo?
Eloísa (desde afuera.) No, mi amor. Te hiciste señorita y eso es muy lindo. (Vuelve a la
sala.)
Silvia (desde afuera.) Pero no entiendo ¿cómo que me hice señorita?
Cora ¿Cómo puede ser? Es muy chica.
Silvia Elo, vení.
Eloísa (a Cora.) Andá vos.
Cora ¿Qué le digo?
Eloísa No le digas nada. Ayudala a limpiarse. Voy a pedir hora con Gutiérrez. (Toma su
agenda y va hacia el teléfono.) ¿Hoy qué es? No sé si va a estar en el consultorio. (A
Cora, que no atina a moverse.) ¿Qué hacés ahí parada? Andá a ayudarla.
Cora Yo no puedo llevarla a ningún lado. Yo iba al chino y después tengo cosas.
Entra Silvia.
Eloísa Bueno, no hagas nada Cora. Andá al chino de una vez y traé unas toallitas
también ya que estás.
Cora (preparándose para salir.) Bueno, Ayudín, jugo, las toallitas, ¿algo más? (Eloísa
la mira severa.) Bueno, veo. Mirando me doy cuenta. (Sale.)
Eloísa mira a Silvia.
Silvia ¿Me puedo sentar?
Eloísa Claro, mi amor. (Le da un beso fuerte en la mejilla.)
Silvia ¿Me va a seguir saliendo?
Eloísa Sí, un poco. Por eso le pedí a mamá que traiga las toallitas. Después te va a
enseñar a ponértelas.
Silencio.
Silvia Yo no quiero ser señorita.
Eloísa Bueno, igual vas a seguir siendo una nena.
Silvia Pero vos me dijiste que ya soy señorita.
Eloísa Sí. Pero para que seas señorita señorita todavía falta.
Silvia ¿Cuánto?
Eloísa Uf.
Silvia ¿Y cuando yo sea señorita vos qué vas a ser?
Eloísa Yo voy a seguir siendo una señora.
Silvia ¿Vas a ser una vieja?
Eloísa Y, un día sí.
Silvia ¿Y después?
Eloísa ¿Después qué?
Silvia Después de que seas una vieja.
Eloísa Uh, falta tanto para eso.
Silvia Pero puede ser de repente ¿como lo de la sangre?
Eloísa No, no creo.
Silvia Yo no me quiero quedar sola con Cora.
Eloísa ¿Por qué te vas a quedar sola con Cora?
Silvia Un día te vas a morir.
Eloísa Pero ese día vos ya vas a ser grande y vas a tener un novio que te va a querer
mucho y...
Silvia No, yo no quiero que Facu sea mi novio.
Eloísa (ríe.) No digo Facu. Digo un novio. Otro.
Silvia Yo no voy a tener ningún novio. Vos te vas a morir y yo me voy a quedar sola con
Cora.
Eloísa Mi amor…
Silvia No quiero.
Eloísa Silvi. Cora es tu mamá. Y ella te va a querer siempre. No importa lo que pase. Y
no importa que a veces ella se ponga medio de mal humor y por ahí te grite. Yo también
me pongo de mal humor y grito. ¿Y vos? Somos unas gritonas todas acá.
Pero eso no importa. Cuando la necesites, Por la entrada se asoma Cora. Al ver el
tu mamá va a estar. Y ella te va a clima entre su madre y su hija, se detiene
escuchar cuando necesites que te escuche y escucha. Las otras no parecen advertir
y va a estar cuando necesites que te haga que está allí.
unos mimos.
Ella es la que siempre va a estar.
Silvia ¿Y si se muere ella en vez de vos?
Eloísa Basta de hablar de esas cosas.
Silvia Yo me quiero quedar sola con vos.
Eloísa Ay, Silvi. No digas así.
Silencio.
Silvia ¿Me vas a llevar?
Eloísa ¿Adónde querés que te lleve?
Silvia Cuándo te mueras ¿me vas a llevar?
Eloísa Cuando la gente se muere no se va a ninguna parte.
Cora (ingresando con soltura.) Ay, me olvidé de agarrar plata, qué gracioso ¿no?
Eloísa (a Silvia.) Tomá. (Le da un billete.) Acompañála. Y comprate algo. Dale. ¿Y
sabés qué…?
Suena de pronto un timbre. Eloísa y Cora desparecen. Víctor se sacude un poco. Abre
los ojos.
Silvia ¿Qué?
Cora (desde afuera.) ¿Mamu?
Silvia ¿Qué?
Vuelve a sonar el timbre. Víctor advierte que se trata del timbre en el tiempo presente,
no en la ensoñación. Sale del trance. Silvia permanece en la misma actitud.
Cora (desde afuera.) ¿Mamu, estás ahí? (Víctor se acerca a la puerta.) No sé qué hice
con la llave. ¿Estás ahí? Me la debo haber dejado en el taxi.
Vuelve a sonar el timbre.
Silvia ¡¿Qué?!
Víctor (regresando al lado de Silvia.) Silvia. ¿Me oís?
Silvia ¿Qué?
Víctor (mientras recoge sus cosas.) Escuchame con atención. Cuando cuente hasta tres
vas a despertarte y no te vas a acordar de nada de lo que pasó.
Vuelve a sonar el timbre.
Cora (desde afuera.) ¡Mamu! Abrime…
Silvia, repite los textos de la ensoñación.
Silvia ¿Y si se muere ella en vez de vos? (…) Yo me quiero quedar sola con vos. (…)
¿Me vas a llevar? (…) Cuando te mueras ¿me vas a llevar?
Ha quedado atrapada en un loop. Repite los textos una y otra vez.
Silvia ¿Y si se muere ella en vez de Víctor se acerca a Silvia y le da un beso
vos? / Yo me quiero quedar sola con en la frente.
vos. / ¿Me vas a llevar? / Cuándo te Víctor Yo te voy a salvar, Silvia. Yo te
mueras ¿me vas a llevar? / ¿Y si se muere voy a salvar.
ella en vez de vos? Va hasta la puerta.
Víctor Uno… dos…
Pero antes de que diga “tres” entra Cora. Al abrir la puerta, Víctor queda detrás de la
misma.
Cora Ay, al fin. La tenía, pero estaba Víctor se escabulle desde detrás de la
como en el fondo de la cartera. No me fue puerta sigilosamente, a espaldas de
bien ¿eh? No, no. Nada bien. Cora. Cuando está por salir:
Víctor Tres.
Y de inmediato cierra la puerta.
Silvia sale del trance. El clic de la puerta al cerrarse hace que Cora gire la cabeza,
pero no ve nada. Víctor se ido. Advierte el desorden reinante.
Cora ¿Qué es todo esto? ¿qué es…? (Silvia está como si acabara de despertar de un
largo sueño.) Silvia ¿qué estás haciendo se puede saber? ¿Qué es todo esto? ¿Qué
estuviste revolviendo? ¿Qué son todas estas fotos? ¿Quién te dio permiso para…? No
me fue del todo bien. No, no, no. Nada bien, nada bien. (Se saca la camperita que lleva
y la cuelga del perchero.) Maricón de mierda. Puto de mierda. Claro, no se le paraba.
¿Vos sabés? ¿No es cómico? Trabajar de eso y que no se te pare. Que tengo feo olor.
Mirá la excusa del maricón. Que tengo feo olor. Puto, flácido de mierda. (Por el
desorden reinante.) ¿Quién va a ordenar esto ahora? ¿Vos? ¿Qué estabas buscando, se
puede saber? ¿Qué estabas buscando? ¿Te gusta revolver? ¿Te gusta? (Ella misma
empieza a tirar cosas. Suena el teléfono.) ¿Quién es ahora? ¿El subnormal de tu novio?
Decile que estas no son horas de llamar, que acá vive una familia aunque le cueste
creerlo. (Mientras sale a las habitaciones.) ¿Qué estabas buscando se puede saber?
Silvia atiende el teléfono.
Silvia ¿Hola? (…) Hola, sí. Es acá. La nieta habla.
Empieza a sonar Only you en versión de Ray Coniff.
Cora (regresando de las habitaciones con una pistola en la mano.) ¿Esto buscabas?
¿Esto?
Cora ¿Por qué no me dijiste que me Silvia (al teléfono.) ¿Pero qué…? (…)
pusiera desodorante? Si vos ya sabés ¿Ahora…? (…)
cómo transpiro yo. Un zorrino soy. Yo te ¿Qué pasó? (…)
quería llevar a tantos lugares. Yo te quería ¿Pero no era que estaba…? Pero yo…
llevar a Disney. ¿Vos te acordás que te (…)
prometí que te iba a llevar a Disney? Pero Está bien. Espere que anoto. (Anota
te hiciste grande, de repente. Te hiciste algo.) Muy bien. Sí.
grande, Mamu. Yo no sé qué hacer. Ahora Cuelga el teléfono. Se queda un momento
es tarde. Ahora es tarde para todo. en estado de shock. Ve a su madre con la
pistola en la mano.
Silvia Estúpida. ¿Qué hacés con eso?
Cora No estoy bien. Yo estoy cansada. Estoy muy cansada, Mamu.
Silvia Es por Elo. Que no está bien. Parece que la tienen que operar de nuevo. No sé
qué pasó. (Sale hacia las habitaciones.)
Cora ¿Por qué no me dijiste que me pusiera desodorante? ¡Perra mala! ¡Mala hija!
Apagón.

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