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¿Acaso estamos abordando un tema tabú con esta pregunta del lugar del
cuerpo en el Enfoque Centrado en la Persona? Podríamos pensarlo si
observamos este primer hecho bastante sorprendente por cierto, que el cuerpo
y sus manifestaciones junto con la comunicación no verbal, son temas casi
ausentes, incluso inexistentes, en la literatura del Enfoque Centrado en la
Persona (ECP).
1 Xavier Haudiquet es psicoterapeuta de orientación humanista, supervisor y docente. Director del
1
Efectivamente, la obra de Carl Rogers casi no menciona el cuerpo ni tampoco
el lenguaje no verbal. Ni la teoría del Enfoque Centrado en la Persona ni
siquiera la metodología de la Terapia Centrada en el Cliente consideran que el
cuerpo sea un objeto de estudio o un tema de reflexión, como es el caso por
ejemplo de las terapias psicocorporales que hacen del cuerpo el elemento
central de su enfoque terapéutico 2 , pero también de algunas corrientes
terapéuticas como la Terapia Gestalt, la Sofrología o la Psicosíntesis que
integran las manifestaciones corporales en su marco teórico o su praxis.
Por otra parte, son pocos los colaboradores de Carl Rogers que han abordado
el cuerpo o las manifestaciones no verbales del cliente. En realidad, no existe
referencia profunda sobre el tema en la literatura del ECP 3 . El único
colaborador que se interesó al cuerpo es Eugene Gendlin. Sin embargo, éste
último se separó del ECP para crear su propia metodología terapéutica
conocida bajo el nombre de Focusing4.
2 Wilhelm Reich el pionero, Lowen y la Bioenergética, el Rolfing de Ida Rolf, Gerda et Paul Boyesen,
Core energetic de Pierrakos, Hakomi de Ron Kurtz, etc.
3 Después de una búsqueda en la web, en inglés, francés y español, no he encontrado ningún
basado en la sensación corporal y el sentir con sentido y significado. El terapeuta ayuda el cliente a
concentrarse en la « sensación sentida » (felt sense).
5 Ver anexos al final.
2
En realidad, no se trata de hacer del cuerpo el centro del proceso
psicoterapéutico, sino simplemente de dar un lugar a la expresión corporal
como se lo da a otros elementos que se manifiestan durante la sesión como el
discurso, las emociones o los sentimientos. Pues, el cuerpo habla. Quizá sea la
expresión más profunda del ser. Se suele considerar que el lenguaje no verbal
representa del 70 al 90% de la comunicación humana. Entonces, ¿podemos
dejar a un lado esta metacomunicación cuando escuchamos a un cliente?
El cuerpo es una magnífica puerta de entrada hacia el mundo interior del otro,
de la misma forma que la narración. La respiración del cliente, corta o
6 Quizás podríamos encontrar ahí una base concreta y fisiológica (y no únicamente psicológica) al concepto de
“centro de evaluación interno” en oposición al “centro de evaluación externo”. E centro de evaluación (locus of
evaluation) es un concepto que ha sido utilizado por Rogers en su teoría del desarrollo. Se habla de centro de
evaluación externo cuando la persona actúa en función de normas, reglas y opiniones exteriores a ella, que
sean introyectadas o actuales. Una persona actúa a partir de su centro de evaluación interno cuando se orienta
a partir de su propia experiencia y utiliza su propio sentir como criterio principal para actuar en el mundo; es
decir, confía en su organismo. Véase Rogers C. (2001): cap. 12: Vers une approche moderne des valeurs : leur
construction chez l’adulte équilibré, p. 201-218. También in Rogers C. (1995, cap. 6) : What it means to become a
person, p. 107-124.
3
profunda, abdominal o torácica, su manera de andar o sentarse, todas esas
expresiones nos pueden ayudar a comprender cómo se vive una persona en el
mundo; o simplemente nos indica lo que ella siente mientras cuenta su
experiencia.
4
Entonces, ¿por qué Rogers no se ha interesado al cuerpo ni a sus
manifestaciones ? Es difícil contestar a esta pregunta. Mi hipótesis es que
Rogers no abordó el tema, no por razones teóricas sino más bien por razones
que tienen que ver son su personalidad7. Al parecer, Rogers no estaba tan
cómodo con este asunto. Por lo menos, es lo que deja a entender en el
capítulo 3 de “Grupos de encuentro” cuando menciona que se expresa en sus
movimientos tan espontáneamente como posible, pero que por su educación,
no se siente con libertad absoluta en este ámbito (1997, p. 66).
Pero, veamos de cerca como Carl Roger trataba la expresión no verbal de sus
clientes. A continuación, presentamos algunos ejemplos que hemos
seleccionado después de una revisión bastante exhaustiva de sus entrevistas
que fueron publicadas, durante un periodo de 40 años, entre 1946 y 19868.
Jill : No, no. No lo he hecho (perdonarse a sí misma). Soy muy dura conmigo misma.
C.R. : Se lo está haciendo usted pasar mal a usted misma.
Jill : Mhm. Sí, realmente lo hago, me hiero a mí misma, especialmente a mi cuerpo.
C.R. : Se me ocurre que usted probablemente no pensaría a tratar a su hija tan mal
como se trata a usted misma.
7 Como lo sabemos, tampoco Rogers se interesó en los sueños, pero en este caso, por razones teóricas más
obvias: hubiera tenido que hacer referencia al concepto de inconsciente o a algún método interpretativo. Cual
sean las razones, nos podemos preguntar si Rogers no ha dejado a un lado ahí dos temas importantes, el
cuerpo y los sueños.
8 Además de los casos más famosos como el de Gloria o de Mrs Vib, mi fuente principal fue la compilación de
las entrevistas de Rogers realizada por Barry Farber, Debora Brink y Patricia Raskin : La psicoterapia de Carl
Rogers : casos y comentarios, éd. Desclée de Brouwer, Bilbao 2001. En inglés : Farber B. y col.: The
psychotherapy of Carl Rogers, Cases and Commentary, ed. The Guilford Press, 1996. Todos los casos, salvo
mención contraria, se sacaron de este libro.
5
La clienta habla de su cuerpo pero Rogers hace caso omiso de esta mención.
No obstante, hubiéramos podido imaginar que Rogers hiciera una respuesta
más centrada en la experiencia inmediata del cliente, por ejemplo : “Aún su
cuerpo sufre”, “usted se lastima a sí misma incluso a nivel corporal”, “usted
hierre también a su cuerpo”. Pero Rogers prefiere centrarse en el contenido de
la narración. La entrevista continúa de la manera siguiente :
Jill : Probablemente. Me paro a mí misma cuando empiezo a tratarla tan mal como lo
hago conmigo. (Pausa)
C.R : ¿Puede decir lo que está pasando dentro de usted?
Jill : (Entre lagrimas) Bueno, cuando usted me mira tan afectuosamente, me siento
realmente escuchada y eso hace que me sienta muy triste, al ver que alguien
realmente me oye, realmente me escucha.
Muy fácilmente podemos imaginar a esta clienta con sus lagrimas y otras
manifestaciones fisiológicas las cuales pueden ser percibidas por un ojo
exterior. Sin duda, es lo que empuja Rogers a romper el silencio de la clienta
con una intervención que se dirige directamente hacia su experiencia interna,
haciendo una referencia implícita a la fisiología o sea a una experiencia de tipo
corporal, en este caso los ojos húmedos. Al final de la entrevista, Rogers rompe
nuevamente el silencio, dirigiendo la atención del cliente hacia un no verbal: la
expresión sonriente de la paciente.
Jill : (pausa y suspiro)
C.R. : ¿Que significa esa sonrisa?
Jill : Le brillan los ojos (los dos ríen)
C.R. : A usted también (ríe).
(Fin de la entrevista)
El caso de Gloria
Es interesante mencionar la famosa entrevista filmada con Gloria ya que es
uno de las pocas entrevistas fácilmente accesible (YouTube), y por lo tanto uno
puede observar el lenguaje no verbal de Gloria así como las reacciones de
Rogers, o más bien en este caso la ausencia de reacción de Rogers ante las
numerosas expresiones corporales de Gloria. Durante toda la entrevista, sólo
hace una intervención reflejando un no verbal de Gloria, el temblor de su voz,
muy al principio de la sesión.
Gloria: Bueno, pues en estos momentos estoy nerviosa, pero me siento más cómoda
por la manera en la que usted habla, con una voz tranquila, y siento que no será tan
duro conmigo. Pero…
C.R.: Escucho el temblor en su voz…
Gloria: Bueno, principalmente de lo que quiero hablar, es que (…)
6
El caso de Mary (Farber y col., p. 117)
C.R. : Usted está un poco resignada, un poco desesperada y, sin embargo, hay algo
que dice: “No, no lo estoy, no me he resignado”.
Mary : Bueno, una parte de mí sabe que hay (suspiros)… que hay un estado de
plenitud. Una parte de mí lo sabe. No sé cómo crearlo (pausa) o dejar que se cree
(suspiros).
C.R.: Mhm. Usted no sabe realmente cómo darse permiso a sí misma para ello o cómo
crear la oportunidad o cómo soltarse y dejarse llevar.
Durante la sesión, Mary hace muchos suspiros (más que el promedio de los
clientes en general) y solamente en este pequeño fragmento (en medio de la
entrevista), ella suspira dos veces. Sin embargo, Rogers no señala esta
expresión no verbal de la experiencia de la clienta y se queda centrado en el
contenido de la comunicación de Mary. No obstante, hubiéramos podido
imaginar una intervención simple como “Veo que usted suspira
profundamente”. Pues, según mi experiencia, los suspiros acompañan
generalmente un movimiento interno de reacomodo o de reorganización
psicosomática. Aparecen generalmente en la segunda parte de la sesión,
cuando ya existe un buen nivel de empatía y que el cliente alcanza cierto nivel
de profundidad en su comunicación.
7
Sylvia : No, no es fácil. Estoy disfrutando de la riqueza de sentir… sus manos de este
modo y dejarme llevar y olvidarme de la cámara y del… (CR: Mhm, mhm) y del miedo a
dejar salir algo que (risas)…
C.R.: Mhm
Sylvia : Hay algo de lo que querría hablar con usted.
C.R. De acuerdo.
Sylvia : El caso es que me atrae mucho la gente de color.
Como lo podemos ver, Rogers no está cerrado a la cuestión corporal. Aún más,
confiesa que admira la facilidad de sus colegas más jóvenes respecto al tema:
“No promuevo particularmente el movimiento físico de los participantes aunque
sé de algunos facilitadores que consiguen hacerlo con gran soltura y eficacia”
(1997, p. 66). Y reconoce también que a veces ha utilizado el contacto
corporal: “He aprendido poco a poco a responder con el contacto físico cuando
este me parece auténtico, espontáneo y conveniente. En un caso, una joven se
echó a llorar porque había soñado que nadie la querría en el grupo; entonces la
abracé, la besé y consolé. Si veo que una persona sufre, y siento el deseo de
acercarme a ella y rodearla por los hombros, lo hago sin vacilaciones” (1997, p.
66-67).
LA CUESTIÓN DE LA NO DIRECTIVIDAD
Una objeción que tenemos que discutir ahora tiene que ver con la no
directividad. Hacer una intervención orientada hacia el cuerpo sería directiva
puesto que modifica el curso del proceso del cliente dirigiendo su atención
hacia algo que está fuera de su campo de conciencia.
8
implica un método no autoritario, lo que excluye de inicio todas las terapias que
aconsejan, orientan, dan soluciones o que tienen como objetivo la modificación
de la conducta del sujeto. Pero por otro lado, a menudo se ha confundido la no
directividad con el liberalismo, la pasividad, incluso la inacción, lo que
finalmente no es otra cosa que la negación de la presencia del terapeuta como
parte de la relación. En nombre de la no directividad, el terapeuta llega a negar
su propia participación en la interacción, olvidando el papel que tiene que
desempeñar en la construcción del dialogo con el cliente; y llegamos a una
situación incongruente, la de un contexto terapéutico al opuesto de la relación
real, autentica y horizontal, de persona a persona, que se busca en el Enfoque
Centrado en la Persona.
Por supuesto, esta intervención orienta la atención de cliente hacia una parte
del sí mismo de que no tenía conciencia y donde probablemente no existía
intención de exploración. Pero, pasa lo mismo cuando, en el discurso del
cliente, el terapeuta elige centrarse en un elemento especifico en detrimento de
otros. Por ejemplo, puede elegir centrarse en el sentimiento de tristeza del
paciente más que en las circunstancias que rodearon el fallecimiento de su
esposa. Puede optar por centrarse en una emoción de ira que emerge
repentinamente mientras el cliente continúa su historia sin percatarse de su
experiencia presente. Cual sea la respuesta del terapeuta, ella nunca es
neutra. El terapeuta hace una elección y necesariamente sacrifica algunos
contenidos. Por ejemplo, si un cliente empieza la sesión diciendo que le duele
la pansa y que en seguida agrega que eso no tiene importancia como para
disculparse de la irrupción de lo medical en el consultorio del psicoterapeuta, y
que sigue con un “contenido más correcto”, el terapeuta podría decidir sacrificar
el contenido y hacer una intervención orientada hacia esta parte del cuerpo
dolida9.
9
constantemente haciendo elecciones, conscientes o no conscientes, tanto de
los aspectos que el cliente está mencionando como de lo que él está
respondiendo” (Farber y col., p. 104).
Ahora bien, es bien sabido que Rogers se opuso intensamente a la idea de que
su metodología pudiera ser transformada en técnica, y frecuentemente criticó el
uso de los ejercicios, particularmente en los grupos de terapia, cuando éstos
son directivos y manipulativos (Rogers 1997, p. 64 y Rogers 1979, p. 18-19).
10 El término “técnica” provoca a menudo polémicas y malentendidos porque tiene en realidad un doble
sentido. Se puede entender el término técnica como un procedimiento o una estrategia en pos de un resultado
especifico, lo que va en contra por supuesto de la filosofía del Enfoque Centrado en la Persona. Pero por otro
lado, la técnica también es un saber hacer, un arte, una habilidad en la practica de alguna actividad. Se habla
por ejemplo de la técnica de la acuarela o se puede decir que un pianista tiene una técnica extraordinaria. En
este sentido, se podría hablar también de la técnica de un psicoterapeuta centrado en la persona cuando uno
evoca su saber hacer y el arte que tiene para manejar una sesión.
10
paciente, el tipo de relación o el contexto; y el terapeuta persigue claramente
un objetivo teóricamente predefinido.
En realidad, esta eterna discusión acerca del uso de las técnicas en el Enfoque
Centrado en la Persona pone en relieve dos antropologías diferentes de la
psicoterapia. Por una parte, una terapia que utiliza la planificación, busca un
resultado predeterminado y pone su ímpetu en resolver un problema; por otra
parte, una terapia basada en la confianza en el proceso, que reconoce la
incertidumbre de la relación subjetiva y el valor de la espontaneidad. Como
escribe Rogers, “ la espontaneidad es el elemento más precioso y huidizo que
conozco. A veces hago algo de modo muy espontáneo y resulta de suma
eficacia; en otro, siento una gran tentación de repetir esa misma conducta « en
forma espontánea », pero, inexplicablemente fracasa: es obvio que no ha sido
realmente espontánea” (Rogers 1997, p. 65).
Por supuesto, este tipo de intervención (por ejemplo señalar una postura
particular, un cambio de ritmo en la respiración, etc.) puede ser utilizado como
una técnica. Pero eso puede suceder también con la reformulación de los
sentimientos que, de hecho, ha sido considerada como una técnica.
Recordemos que por un tiempo, una gran parte del público pensaba que el
método de Rogers consistía en reflejar los sentimientos del cliente. Como
respuesta a esta visión errónea del ECP, Rogers precisó el propósito de sus
intervenciones en un breve artículo en 1986: “No reformulo en lo más mínimo
los sentimientos. Simplemente busco determinar si mi comprensión del mundo
interior del cliente es correcta y si lo veo tal cuál él lo vive en este momento
(…). Sugiero más bien que estas respuestas sean denominadas, no “reflejo de
los sentimientos”, sino “intento de comprensión” o “examinar si mi propia
percepción es correcta.” (Rogers 1986)
11
insight. Sin embargo, la misma intervención se puede hacer con una intención
muy diferente: la de entrar más plenamente en la experiencia del cliente para
captar de la manera más precisa posible su sentir en el aquí y ahora.
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Al parecer, Rogers se sentía muy libre en su manera de practicar el Enfoque
Centrado en la Persona. Durante una clase, un estudiante lo confronta: “Me he
dado cuenta de que usted ha planteado preguntas al cliente. Sin embargo, ayer
precisamente, un conferenciante nos dijo que nunca debíamos preguntar.
Rogers respondió: “Bueno, yo me encuentro en la posición privilegiada de no
tener que actuar como un Rogeriano (Brink, comunicado personal, 1990)”.
(ibidem p. 25). Más allá de esta anécdota, Rogers ha mencionado varias veces
que el ECP es más una filosofía que una mera técnica o un mero método
psicoterapéutico, y que esta filosofía se expresa a través de una manera de ser
(Rogers 2001, p. 169).
de la manera siguiente :
- Lo que es esencial es la relación que se establece entre el terapeuta y el cliente.
- La confianza fundamental en las experiencias del cliente y en su significado para el proceso terapéutico.
- La confianza en la eficacia de las condiciones y actitudes básicas que favorecen el proceso terapéutico, tal
como fueron formuladas por Carl Rogers.
- Es importante considerar al cliente y al terapeuta como personas en relación, y al mismo tiempo con otras
personas y con su entorno.
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del sentido. Por otra parte, la elección del momento para hacer una
intervención centrada en el cuerpo es de primera importancia ya que se
necesita haber establecido previamente una sólida relación de confianza con el
cliente y que haya enseguida un buen nivel de profundidad emocional.
ANEXO
CASO 1
Inicio de la consulta. El cliente llega abatido, con la espalda encorvada.
Cliente: Mi vida es un caos. No puedo creer que sea a mí a quien sucede todo
esto. Me siento muy confundido. Siento que todo lo que vivo es irreal.
Terapeuta: Antes de continuar, ¿estarías de acuerdo que hiciéramos primero
un ejercicio de arraigo para mover un poco la energía en tu cuerpo? (El
terapeuta lanza un ejercicio que consiste en movilizar el cuerpo a través de
movimientos).
CASO 2
C. Tengo una fuerte tensión en el cuello y en los hombros.
T. Voy a pedirte que te concentres en esta tensión. Simplemente observa lo
que está sucediendo en esta parte de tu cuerpo ... y vamos a ver lo que surge.
Observa lo que hay ahí...
C. Me jala, es como si algo me estuviera jalando hacia atrás. Algo que me
impide avanzar.
CASO 3
14
El cliente narra una situación mientras balancea su pierna.
T. ¿Puedes poner atención en tu pie, continuar este movimiento… y aún,
exagéralo un poco. Vemos que pasa.
C : Tengo ganas de mandarle a la fregada este hijo de…
CASO 4
Hombre de unos cuarenta años. Consulta del viernes a las 6 de la tarde.
C. Hoy me siento cansado... exhausto incluso. No puedo más. Sólo tengo
ganas de acostarme.
T. ¿Quieres recostarte en el sofá ahora?
C. ¡Ay sí! (El cliente se quita los zapatos y se recuesta boca arriba)
¡Ahh! Se siente rico. Sabes, nunca me doy tiempo para descansar. Siempre
estoy corriendo...
CASO 5
C. Tengo una tensión en el cuello
La intervención del terapeuta consiste en hacer un masaje en la zona de
tensión, quizás con intentos de elaboración de lo que emerge de esta
interacción.
CASO 6
T. ¿Y qué sucede si respiras profundamente, si tomas todo el aire que
necesitas?
C. Se siente bien... Creo que puedo empezar a ser yo misma. Me siento más
ligera... ¡Qué sensación de libertad!
CASO 7
C. Me siento cansado.
T. ¿Dónde sientes este cansancio en tu cuerpo ?
C. En todo el cuerpo. Por la tarde, me pesaban los párpados. ¡Tenía mucha
flojera de trabajar!
T. ¿Estabas muy cansado en el trabajo?
C. (Pausa) De hecho, estoy harto de este trabajo.
CASO 8
La clienta relata la difícil situación con su marido.
T. ¿Qué sensación está presente en tu cuerpo cuando me cuentas esta
situación?
CAS 9
El cliente habla de su gran tristeza de estar en una profunda soledad.
T. Y veo que tu respiración es cada vez más corta cuando hablas de este tema.
C. Me duele aquí (señala su esternón).
T. ¿Es por eso que prefieres no respirar profundamente?
C. Hay mucha angustia aquí, siento un gran nudo (se pone a llorar).
CAS 10
C. Tengo que divorciarme. Pero la verdad es que tengo miedo.
T. Escucho que tu voz tiembla.
C. Me dan ganas de llorar (empieza a llorar).
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CAS 11
C. Estoy muy triste. Mi marido me dijo que se iba a marchar la semana que
viene. Se acabó. Todo por esa chica que conoció el verano pasado.
T. Y veo que acabas de cerrar los puños y de cruzar los brazos.
C. (Pausa) Yo estoy muy enojada. Él me engañó… Estoy furiosa con él. Lo
arruinó todo.
CASO 12
T. Veo que desde el inicio de nuestras entrevistas, en cada sesión, te has
sentado en el borde del sofá y se me hace que debe ser bastante incómodo.
C. (Larga pausa) Sí, es incómodo, pero estoy acostumbrada (pausa). Siempre
quiero irme de donde estoy, no logro instalarme, no puedo quedarme quieta.
REFERENCIAS
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