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COLOMBIA, UN PAÍS FRAGMENTADO Y DILAPIDADO DESDE SUS INICIOS

ERIKA TATIANA MÉNDEZ LARA


COD.4700673

PROBLEMAS SOCIALES, POLÍTICOS Y ECONÓMICOS DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS


PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA CAMPUS CAJICÁ

2018
COLOMBIA, UN PAÍS FRAGMENTADO Y DILAPIDADO DESDE SUS INICIOS

Inicialmente, si hiciéramos una línea de tiempo de la historia del país, y nos

detuviéramos a localizar las múltiples causas que dieron origen a los diferentes conflictos y

problemas por los que se ha tenido que transitar, me aventuraria a decir, que la más

significativa de estas, es la casi inexistencia de acoplamiento en su población, una perenne

división interna, en donde se pasa a segundo plano, el desarrollo unánime del país en cada

uno de sus aspectos, como los son los económicos, culturales, políticos y sociales, y es

reemplazado por la constante avaricia de pocos y la común ignorancia de muchos.

Ahora bien, el primer punto de nuestra línea de tiempo, estará situado en el periodo

comprendido entre 1810-1816, una época caracterizada por la carencia de una administración

efectiva o simplemente carente de administración, época conocida como “la patria boba”.

Una vez dado el grito de independencia de los criollos-españoles, se quedó en un

estancamiento, en donde no se sabía ni el cómo ni a dónde dirigirse; es por ello, que con el

objetivo de no quedarse ahí tanto tiempo y con la necesidad de establecerse, se inició la

instauración de Juntas, que dieron paso a divisiones territoriales y a un Estado “federalista”,

conocido como “ Las provincias Unidas” como se menciona en la Biblioteca Nacional de

Colombia.

Sin embargo, a pesar de esta “unidad”, como lo nombra David Bushnell (2007),

“la separación geográfica vino a reforzar todas las diferencias

socioeconómicas básicas que existían entre las grandes regiones, provocando un

agudo regionalismo que complicó enormemente los primeros intentos de

organización política”.
En otras palabras, cada división territorial o cada Provincia, se dedicó a conseguir

sus propios beneficios, olvidando el concepto de unidad como tal; eso, sin contar los

desacuerdos entre los centralistas de Bogotá, dirigidos por Nariño y los federalistas de las

Provincias Unidas, claramente, generando que se aminoraran las posibilidades de

supervivencia. José David Lamk V. (2015).

Prosiguiendo, observemos lo ocurrido en el periodo comprendido entre 1819-1830,

una historia parecida a la de la Patria boba, con la diferencia de que aquí sí hubo una

“administración”, pero dividida; la administración de Bolívar y de Santander, que con

múltiples variaciones desequilibradas tanto en el Gobierno como en su normativa,

conllevaron a la desintegración de la Gran Colombia, comprendida por los actuales territorios

de: Colombia, Venezuela, Ecuador, Panamá, este último convirtiéndose en una gran pérdida,

al llevarse consigo, una de las obras claves del desarrollo económico y social, como lo es el

Canal De Panamá, y pequeñas porciones de Perú, Brasil y Nicaragua, como lo alude Damián

Pachón Soto (2010) en su artículo denominado “ ¿Bolívar o Santander?: disputa estéril. Hacia

una reconciliación histórica en pro de la utopía de América Latina.” Sin olvidar, por

supuesto, las constantes variaciones en la política económica colombiana, no sólo en este

periodo de tiempo, sino, a lo largo de su historia; las cuales, no han permitido el establecer

cierta estabilidad económica, especialmente a los empresarios nacionales.

Avanzando en nuestro razonamiento, encaminemos más adelante, al periodo

comprendido entre 1946-1957, a la ya conocida era de la Violencia, época en donde, una

heredada rivalidad partidista, arrasó con todo un país. En efecto, se desvaneció el gentilicio

“colombiano”, y se pasó al simple hecho de que, o se era godo o se era liberal, y sin importar

de que conservaban la misma nacionalidad y que eran personas al igual que su contraparte, se
destruyeron entre sí, cabe decir entonces que no sólo era una lealtad hacia un partido político,

sino que se habían formado “subculturas políticas” con tradiciones propias, como cita Lukas

Rehm (2014) en su artículo titulado “La construcción de las subculturas políticas en

Colombia: los partidos tradicionales como antípodas políticas durante La Violencia,

1946-1964”.

Hay que mencionar además, que las personas que tuvieron una mayor participación

en este conflicto, fueron aquellos pertenecientes a la población campesina, gente que sin

saber el por qué, tan sólo guiados por los inconcebibles odios heredados, se mataban entre sí,

mientras como lo manifiesta David Bushnell (2007), los grandes propietarios y hombres de

negocios de los dos partidos, permanecían en la aparente seguridad de las ciudades, sin

importarles siquiera la batalla sangrienta que se manifestaba a su alrededor, abusando de la

precaria información verídica con la que contaban los campesinos, para así, poder saciar su

incontrolable sed de poder.

A pesar, de que en 1957 se hubiese instaurado “el Frente Nacional” como un

conjunto de disposiciones elaborado para dar fin a la Violencia, que a simple vista, podría

nombrarse como un acuerdo de esperanza, de que por fin, se da inicio a la unidad; en realidad

fue un acuerdo entre los altos mandos de ambos partidos, para así seguir en el poder, sin la

posibilidad de que alguien más pudiese acceder. Fue allí, donde a causa de su inconformismo,

y por posibles fragmentaciones dentro de sus partidos, varios miembros, se alejaron y

formaron sus propios movimientos, como lo fueron el MRL (Movimiento Revolucionario

Liberal), el MOIR (Movimiento Obrero Independiente Revolucionario) y la ANAPO, que

con su líder el General Rojas Pinilla, se convirtió en el principal partido de oposición. Sin

mencionar aún, lo referido por el Banrepcultural, que durante este periodo se controló la
empatía de los sectores populares y de las clases medias emergentes, formando así las

primeras redes del clientelismo y la corrupción. Dando paso a la aparición los movimientos

guerrilleros más significativos, como lo son las FARC, el ELN, y el M-19.

Miremos finalmente, en 1991, como ironía en un país que ya venía fragmentado, se

incursiona en una serie de conflictos armados entre el Estado, el narcotráfico y los grupos

guerrilleros y paramilitares; dicho esto, a pesar de que toda guerra trae consigo cierta

estabilidad económica al incrementar el flujo monetario, provocó el crecimiento de

desconfianza tanto de inversionistas nacionales como extranjeros, derrochando así, una

posible oportunidad de desarrollo económico.

Para concluir, actualmente, Colombia ya no se encuentra en un guerra civil, pero

aún así persiste, la incontrolable división entre su población; y en mi humilde opinión,

Colombia no podrá surgir ni social, ni económica, ni políticamente, si no se incursiona en

una transformación cultural, iniciando por el tema, de que somos un sólo país, una UNIDAD.
REFERENCIAS

David Bushnell. (2007). Colombia una nación a pesar de sí misma. Colombia.

José David Lamk V. (2015). La Patria Boba. Universidad Distrital. Recuperado de

http://forocsu.udistrital.edu.co/images/LA-PATRIA-BOBA.pdf

Damián Pachón Soto. (2010). ¿Bolívar o Santander?: disputa estéril. Hacia una reconciliación
histórica en pro de la utopía de América Latina. Recuperado de
file:///C:/Users/pedam/Downloads/Dialnet-
BolivarOSantanderDisputaEsterilHaciaUnaReconciliac-3709205.pdf

Lukas Rehm. (2014). La construcción de las subculturas políticas en Colombia: los partidos
tradicionales como antípodas políticas durante La Violencia, 1946-1964. N°27, Medellín,
Colombia, julio-diciembre de 2014, PP. 17-48 Historia y Sociedad. Recuperado de
http://www.scielo.org.co/pdf/hiso/n27/n27a02.pdf

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