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PUBLICADO Este es el APRA. ¿Qué les parece?

: 2011-05-26

“¿Tropezáis con uno que miente? Gritadle a la cara ¡Mentira! y adelante.

¿Tropezáis con uno que roba? Gritadle: ¡Ladrón! y adelante. ¿Tropezáis con uno que dice tonterías
a quien oye toda una muchedumbre con la boca abierta? Gritadles ¡Estúpidos! y adelante
¡Adelante siempre!

Miguel de Unamuno.

La expresión del epígrafe es la repetición del estribillo que –en sus épocas de auge- utilizaban los
apristas en sus grandes concentraciones de masas, con la que impresionaban y hasta
atemorizaban a sus opositores.

Relato algo que me ocurrió en las elecciones de 1962. Presencié un casi interminable desfile de
apristas gritando, a todo pulmón: “Esta es el Apra, que les parece?. Confieso que me impresioné
tanto que, en ese momento los consideré invencibles.

La realidad se apreció semanas después: el primer puesto en Lima lo obtuvo Odria, el segundo
Belaunde y el tercero los apristas y en 1963 el orden fue: primero, Belaunde, segundo Odría y
terceros los apristas. En ambas elecciones el aprismo obtuvo el tercer lugar. Pero el estribillo
funcionaba y lo utilizo ahora como título de este capítulo para facilitar al lector la apreciación
exacta de lo que ha sido y lo que es el Partido Aprista Peruano en la historia del país. Apreciaremos
su origen, lo que ellos llaman “los años aurorales”, su doctrina o ideología, el total viraje de ella,
sus pactos y componendas, su actuar político y, sobretodo, la autoridad moral que tienen.

Veremos, al final, cual es el saldo – deudor o acreedor - del aprismo y lo que se puede esperar de
ellos.

Para clarificar lo que pienso concluir del aprismo hay que recordar que son muchos- políticos,
analistas políticos, órganos de expresión – que repiten: “El Apra es el partido más grande”; “el
Apra es el único partido con organización” y hace unos días, con soberbia por cierto, la lideresa
aprista Mercedes Cabanillas ha dicho: “El Apra es el único partido político del Perú”, sin olvidar
que hace unos meses el decano de economía de una Universidad, don Daniel Córdova escribió
sobre la crisis de los partidos. En primer lugar ni mencionó a Acción Popular (actitud de la mayoría
de los analistas) lo que naturalmente me resintió, sino que dijo: “El aprismo es el único partido
político digno de esa denominación”.

Esta última expresión, que no es de un aprista, merece ser esclarecida, contrastada con el
testimonio que dejaremos sobre el aprismo, que no solo será testimonio personal, sino que es
testimonio colectivo, está amparado en dichos y hechos del aprismo, en publicaciones de diarios y
revistas y, lo más importante, en actuados judiciales.

Más de uno querrá invalidar mi testimonio por mi reconocida filiación partidaria. Pero todo lo que
diré estará respaldado por innegable documentación. Y esa documentación será aprista, en su
mayoría.
El sub-título del libro “sacar alfresco” calza perfectamente para referirse al aprismo pues, más que
los velasquistas y fujimoristas, que también serán “sacados alfresco”, los apristas tienen un
historial tan rico en desaciertos, tan nutrido en malas artes que es una verdadera tentación, que
no hay que desperdiciar, el ocuparse de su historia, de su trayectoria, de su ideología y sus
volteretas ideológicos, sus pactos y componendas, su concepto de lo que es la política y
fundamentalmente de la moralidad predicada y su inmoralidad practicada.

Para hablar del aprismo nos encontramos con dos dificultades. La primera es que se trata de una
larga, muy larga historia. Comenzó en 1923, hace 87 años y aún no termina. La segunda –quizá la
mayor- es que es una inagotable fuente de mitos, leyendas, historias para catecúmenos, dogmas y
explicaciones que los apristas dan para cada caso, por increíbles que sean sus razones, aparte de la
tradicional intolerancia aprista que justifica cualquier conducta, por aberrante que sea.

Al escribir sobre apristas tengo dos ventajas. La primera es que conozco y trato apristas desde
hace setenta años, cuando estudiaba en Guadalupe y creo conocerlos bien. La segunda es que hay
muchos libros, generalmente de los disidentes apristas, los que se retiraron amargados,
desilusionados, traicionados por sus líderes, que han querido dejar testimonio de su frustración.

Naturalmente la intolerancia aprista los anatematiza con el mote de traidores y ahí terminan con
el tema, pero los testimonios están ahí, no han sido rebatidos y son valiosos.

Para que el lector aprecie que no desconozco lo que ha significado el aprismo en la historia del
país reproduzco el párrafo que publiqué en el Rescate de la Memoria I –el 56 que corresponde a
Manual Dornellas:

“Durante cinco décadas el Apra tuvo en sus manos el poder de decisión en la política nacional. En
jaque a los dictadores militares. En vilo a los estamentos dominantes tradicionales. A la defensiva
al comunismo. Nada se podía lograr sin el consentimiento aprista. Nada duraba sin el PAP. Para
bien o para mal Haya de la Torre era el árbitro del quehacer peruano”.

Esta situación, tan bien descrita por D’ornellas, era la realidad del país en 1956. En ese entonces
las únicas fuerzas políticas importantes eran el aprismo y el urrismo, el último de escasa
significación electoral. El comunismo no contaba nada. Se había desacreditado por el abierto
apoyo al primer gobierno de Prado (1939-1945) al que llegaron a llamar “el Stalin Peruano”.

Recordará el lector que en 1956 se inició la rutilante carrera política de Fernando Belaúnde Terry y
el vertiginoso crecimiento de Acción Popular, lo que determinó el fin de la hegemonía política del
aprismo.

Antes de analizar las razones y sin razones, las luces y sombras –mas sombras del aprismo- desde
1923 al día de hoy ruego al lector detenernos en unas declaraciones que explican la urgencia –
verdadera urgencia de realizar esta profilaxia política.

En artículo de marzo del 2008 en el prestigiado Le Monde Diplomatique del Perú el tribuno
aprista, Javier Valle Riestra al conmemorarse el fallecimiento de don Víctor Raúl Haya de la Torre
dice “sin exageración facciosa podemos decir que se extinguió el peruano más ilustre de todos los
siglos, sea de la patria mítica, sea de la patria histórica. La vida del Perú se tejerá hasta que
perezcamos o desaparezca la escritura entorno a Víctor Raúl”.

Es innecesario comentar este desmesurado intento de divinización del señor Haya de la Torre.

El epitafio de la tumba de Haya en Trujillo dice “Aquí yace la luz.

El notable intelectual y político aprista, Luis Alberto Sanchez dijo sobre Haya de la Torre: “Murió
un santo, un apóstol, un mártir. Lo mataron el odio, la envidia y el resentimiento.

Días antes de escribir estas líneas Armando Villanueva del Campo ha dicho: “Alan García es el
mejor presidente que ha tenido el Perú en los últimos noventa años” y para no quedarse atrás en
el elogio –aún que más recatado –el novísimo líder aprista Javier Velasquez Quesquen dijo dos días
después: “Alan García es el mejor presidente que ha tenido el Perú en los últimos cincuenta años”.

Y en estos mismos días el propio Alan García ha hecho dos declaraciones importantes que recogen
todos los diarios. La primera: “el Perú es ahora, potencialmente acreedor del Banco Mundial y
como la mayoría de la pobre gente no entiende aquello de potencial, cree que el Banco Mundial es
deudor nuestro” y la segunda es que “los bancos peruanos son más sólidos que los bancos
norteamericanos”. Y hoy mismo que escribo he leído que se va a solicitar que el 2026 seamos sede
de un Campeonato Mundial de Football.

Meses antes Alan García había firmado que se celebrarán en Lima los próximos juegos olímpicos.

Las expresiones trascritas son tan desaforadas que resulta imperativo hacer el esclarecimiento
total de lo que ha significado, significa y significará el aprismo en la escena nacional.

Considerando los ochentaitantos años de vida del aprismo sería harta tarea y fatigante para el
lector ocuparnos extensamente de ella.

Señalaremos los hechos más importantes y haremos los comentarios que creamos pertinentes.

En primer lugar la vida del aprismo es indesligable de la vida de Víctor Raúl Haya de la Torre. El
creó el Partido, formuló su doctrina, su ideología y la varió cuando quiso, diseñó la organización
partidaria. Nadie discutió jamás su liderazgo. Fue el Jefe Maestro y Guía y dentro del partido fue
venerado hasta la divinización de su figura.

Los hechos resaltantes en la vida del aprismo suscitamente son los siguientes:

En 1923 Haya como Presidente de la Federación de Estudiantes encabeza la oposición al designio


del dictador Leguía de consagrar al Perú al corazón de Jesús.

En un mitin muere un estudiante y un obrero.

A pocos meses de ese incidente Haya es deportado y viaja por Centro América México y Europa.
Vive en Londres, Paris, Bruselas, escribe artículos para el diario al Norte de Trujillo y mantiene una
muy copiosa correspondencia.
En 1924 funda el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) en México.

Regresa al Perú en 1931 para postular a la presidencia de la República, luego del derrocamiento de
Leguía en 1930. Compite con el comandante Luis Sánchez Cerro y en vencido por este. Haya no
acepta la derrota, alega fraude y se proclama “Presidente Moral del Perú”.

A partir del desconocimiento de los resultados del sufragio se producen alzamientos


conspiraciones y motines, promovidos por apristas desde esa fecha hasta 1948, que los detalla
Nelson Manrique en su reciente obra “Usted fue aprista”.

En 1934 Haya es deportado nuevamente y solo regresa en 1945 para apoyar la candidatura de
José Luis Bustamante y Rivero.

El 3 de octubre de 1948 se produce la última rebelión aprista, de las veinte mencionadas y


posteriormente el golpe del General Manuel Odría y el derrocamiento de don José Luis
Bustamante y Rivero.

Haya se asila por cinco años en la Embajada de Colombia y se va nuevamente a Europa de donde
regresaría en 1962 para postular a la presidencia de la República.

Entre 1949 que sale del Perú Haya y el 1962 que regresa, en 1956, los apristas con sus votos eligen
Presidente a Manuel Prado, en ausencia de Haya pero con su consentimiento.

En 1962 y 1963 se realizan las elecciones que llevan a Fernando Belaúnde a la Presidencia de la
República.

Tanto en 1962 como en 1963 Haya pacta personalmente con Odría para formar mayoría
parlamentaria de oposición muy hostil a Belaunde.

En 1968 se produce el golpe militar de Velasco y los militares gobiernan hasta 1980.

Antes se había convocado una Asamblea Constituyente – en la que no participó Acción Popular- y
que presidió Haya de la Torre.

En 1980 Belaúnde es elegido presidente compitiendo con Armando Villanueva del Campo.

En 1985 es elegido Alan García Presidente de la República y fue reelegido el 2006.

Esta apretada relación de hechos comprende una actuación aprista que merece un análisis que
justifique la expresión

¿Esta es el Apra que les parece?

Comenzaremos por la primera actuación pública de Haya con su oposición a la canonización del
Perú al corazón de Jesús en 1923. Quienes conocían a Haya manifiestan que era un notorio
protegido de un pastor evangelista Mc Key que lo alentó a esta oposición. Sea o no cierta esa
versión el hecho es que Lima ha sido siempre una ciudad muy católica y muchísimo más hace 80
años. El resultado de esa actitud, en mi modesta opinión, le enajenó las simpatías de los católicos
que desde esa fecha lo calificarían como ateo-comunista.

Sobre la vida que hizo Haya desde 1924 hasta el 31, que regresó, la mayor fuente son sus cartas,
en las que va definiendo su pensamiento político, su ideología o doctrina y orientando sobre
organización partidaria.

En este último aspecto hay que recordar que él, en Europa, vió como insurgieron el fascismo y el
nazismo en Italia y Alemania y de ahí extrajo mucho para la organización partidaria.

Lo primero que se advierte en sus cartas –no son muchas las conocidas- es su ambigüedad, su
imprecisión. Es notoria la famosa carta al compañero Mendoza, del Cusco en la que le dice:
“Somos comunistas, pero no hay que decirlo”. En general son cartas en las que se auto-elogiaba,
hablaba de amistad con personajes que ni había conocido y en general, fantaseaba.

Pero a través de esas cartas también orientaba como debía ser el partido, que características
deberían tener los militantes y en una de ellas, citada por Alberto Flores Galindo dice: “Lo que hay
que buscan ahora es disciplina, disciplina militar“. Solo destaco esta carta porque de ella se aprecia
que, desde sus inicios el aprismo fue disciplina y militar, de la que se deriva la obediencia, la
consigna y el manejo de los militantes como un rebaño.

En lo que escribiremos no perderemos tiempo en analizar cartas – lo consideramos “la arqueología


del aprismo- pero citaremos un párrafo de la obra citada de Manrique: “Haya tenía una sagaz
comprensión del uso de la prensa para formar una opinión pública favorable a su causa. A lo largo
de décadas sus cartas abundan en encargos a sus corresponsales para desarrollar campañas
periodísticas, hacer llegar folletos, libros y artículos que hablen bien de él y del Apra, así como
descalificar a sus adversarios”.

En otro párrafo Manrique dice “a cada uno de sus corresponsales le decía lo que, en ese caso,
convenía”.

En estos “años aurorales” Haya cometió un error monumental. Señaló y los apristas hasta ahora lo
festejan como el 24 de mayo de 1924, como el día de creación del partido, en México.

Un investigador serio y acucioso como fue el recordado Pedro Planas escribió “Orígenes del Apra”
que muchos conocen como “el joven Haya”. Ahí Planas demostró fehacientemente que ese era un
dato falso. Probó Planas que ese día solo hubo una ceremonia en la que Haya entregó a
estudiantes mexicanos una bandera diseñada por José Vasconcelos y pronunció un discurso. Y
nada mas. No hubo tal fundación del Apra y ni siquiera se la mencionó. Esta información de Planas
nunca la ha rebatido ningún aprista.

A propósito de José Vasconcelos, eminente figura intelectual de México, el trató a Haya y hasta lo
protegió con un trabajo en el Ministerio de Educación y luego dijo esto de Haya “Probablemente
no hay otro caso en la historia hispano –americana que un sujeto de talla tan mediocre haya
logrado crear y mantener durante varios lustros una agrupación política tan poderosa. El aprismo
ha sido una aspiración ardiente, pero ciega y confusa. Así, su jefe hombre de tesón para la lucha
cívica nunca ha tenido una ideología precisa, quizá por falta de cultura, quizá porque ha pensado
que el oportunismo en materia de doctrina social era el medio más seguro para lograr el triunfo
(Política Peruana- Novedades, Mexico D.F 5 de noviembre de 1948).

Otro encontrón que tuvo Haya en Mexico fue con el famoso José Antonio Mella, líder cubano,
posteriormente asesinado, que conoció a Haya cuando presidía la Federación de Estudiantes y que
al homenajearlo calificó a Haya como “el nuevo Rodó de América” y después escribió la obra más
mordaz sobre el Apra con su famoso artículo ¿qué es el ARPA? Según lo dijo el mismo Haya tan
brutal ataque lo obligó a escribir “El antiimperialismo y el Apra” y que suspendió la publicación
considerando que Mella había muerto posteriormente, asesinado. Algo que no tiene sentido.

Y precisamente también sobre “El antiimperialismo y el APRA” la obra cumbre de Haya de La


Torre, el sustento de su ideología, lo que podríamos llamar el catecismo aprista dice Haya que lo
escribió en 1928 pero curiosamente sólo lo imprimió en Buenos Aires en 1936.

Y después pasaron años para una segunda edición. Prohibió nuevas ediciones hasta que gobernó
Velasco Alvarado.

Si bien es cierto, que Haya regresó al Perú después del derrocamiento de Leguía, hay un hecho
que el mismo Haya ha admitido, pero que no es de mayor conocimiento público. El hecho está
avalado en varias cartas y fundamentalmente por versión de Luis Eduardo Enriquez que fue el
primer Secretario General del APRA es Paris y autor de la obra “La estafa política más grande de
América”.

Resulta que en 1928 un llamado Partido Nacionalista Peruano con sede en Abancay lanzó la
candidatura a la Presidencia de la República de Víctor Raúl Haya de La Torre. Ese hecho era insólito
porque gobernaba Leguía, no había convocatoria a ninguna elección y Haya tenía en ese momento
33 años, no los 35 que exigía la Constitución.

Luego se comprobó que esa proclamación de candidatura había salido de México y fue tan seria la
situación que provocó la ruptura definitiva con Mariátegui que envió el 16 de abril de 1928 una
carta a la célula aprista de México en la que refiriéndose al Partido Nacionalista Peruano dice:
“Recibo correspondencia constante de provincias, de intelectuales, profesionales, estudiantes,
maestros, etc y jamás en ninguna carta he encontrado hasta ahora mención del propósito que
Uds. dan por evidente e incontrastable” y termina la comunicación con esta muy enérgica
afirmación: “Me opongo a todo equívoco. Me opongo a que un movimiento ideológico que por su
justificación histórica por la inteligencia y abnegación de sus militantes, por la altura y nobleza de
su doctrina ganará si nosotros mismos no lo malogramos la conciencia de la mayor parte del país,
aborte miserablemente por una vulgarísima agitación electorera”.

Naturalmente tan contundente oposición de un personaje tan prestigiado como José Carlos
Mariátegui le ganó el odio que Haya demostró con cartas en los que insultó, en forma miserable a
Mariátegui, haciendo mofa, con la mayor crueldad, de la invalidez de Mariátegui. Las expresiones
verdaderamente soeces de Haya sobre Mariátegui que se basaban en la enfermedad que este
sufrió, son suficientes para calificar la catadura moral de Haya.

Este hecho de la prematura candidatura de 1928 y que revela la obsesión por la presidencia de la
República por parte de Haya, lo relata con detalle Enriquez en el libro citado pues en ese momento
era el secretario del partido y Haya le dirigió varias cartas insistiendo en el asunto.
Y el mismo Haya lo admitió en carta que cita Flores Galindo “Entiendese esto. En la cerrazón de
Uds. sobre este punto está lo bazantino, lo poético, lo intelectual, lo cojo (malvada alusión a JCM)
si la divergencia estriba en la separación o no de Partido Nacionalista Peruano, dividamos las
actividades. Este último está progresando por si solo. Va adelante. Puede convertirse en acción
armada de un dia a otro. Pero salvemos el APRA y salvemos la acción Ese Partido Nacionalista solo
existía en la imaginación de Haya.

Cartas fantasiosas de Haya existen varias, pero ya dijimos que esto es arqueología política, de
hechos que ocurrieron hace 80 años, que ya han sido analizados por muchos y que no significan
nada y sobretodo al lado de hechos graves que ocurrieron después y otros mucho más graves, que
ocurren ahora pero las cartas citadas sirven para reflejar al “joven Haya”.

Vayamos ahora al año 1930. El 25 de agosto renunció Leguía después de ser derrocado por
Sánchez Cerro. El señor Haya ni dejó terminar la semana. Ya el 31 de agosto pide que lancen su
candidatura a la presidencia. La célula aprista no acepta su pretensión, pues ni siquiera había
convocatoria a elecciones. Haya insistió el 2 de octubre y reclamó que en 1928 no le hubieran
hecho caso, cuando quiso lo mismo. Aunque el Comité Ejecutivo Nacional del APRA no lo apoyó
Haya imprimió miles de volantes en Paris y en Berlín, que decían lo postulaban unos ciudadanos
chiclayanos. Enriquez que era secretario del partido desmintió la autoría de esos volantes. Haya
insistió con varias comunicaciones Enriquez deja la secretaría del partido y califica la actitud de
Haya de “Complejo presidencial”.

Al fin Haya es postulado y compite con el comandante Sanchez Cerro que gana la elección con
152.062 votos y Haya obtiene 106.007 No hay mayores datos sobre este proceso. No hubo
debates, no hay noticia sobre mítines, Sí se sabe que el norte del país apoyó a Haya.

En opinión del autor el año 1930, a pesar de la distancia, ha sido el año crucial para el aprismo
pues ahí se inició verdaderamente su participación en la política. Ahí tuvo que medir fuerzas con
otro para ganar una elección, que es la forma civilizada de obtener el poder, a través del sufragio.

Y en esa elección Haya de la Torre alegó fraude, no aceptó el resultado y se proclamó presidente
moral del Perú.

Fue una manifestación de megalomanía, de intolerancia y soberbia.

No se presentó ninguna prueba o indicio de fraude. El comandante Sánchez Cerro no solo no


estaba en el poder, sino que mas bien tuvo problemas para venir a postular desde Paris que los
arregló por gestión personal del General Benavides.

La Junta de Gobierno la presidía Samanez Ocampo intachable personaje y la integraban José


Gálvez y el Comandante Gustavo Jiménez, ambos amigos personales de Haya. Todos los
historiadores, incluido Basadre, no solo dicen que no hubo fraude sino que fue una de las
elecciones verdaderamente limpias que ha habido en el país. Enrique Chirinos Soto amigo del
APRA lo dice rotundamente en su historia del Perú.

La actitud de Haya de no aceptar su derrota evidencia que el se sobrevaloró, él había vivido todos
los años, desde que se fue, con la idea de que reunía las mejores condiciones para gobernar y a la
vez sub estimó a Sánchez Cerro sin considerar que este era admirado por el pueblo como caudillo
tanto por haber terminado con una tiranía como por sus rasgos faciales que lo identificaban con el
pueblo.

La irracional medida de no acatar el resultado electoral ha sido en mi modesto entender, el mas


grave error en la vida de Haya de La Torre que dio inició a no menos de veinte movimientos,
conspiraciones, alzamientos desde ese momento hasta 1948, tal como los detalla Nelson
Manrique en “Usted fue aprista”. Para resaltar los más importantes: un motín naval que acabó con
el fusilamiento de ocho marineros; la toma del cuartel O’Dnovan en Trujillo con la masacre de
militares detenidos y después el fusilamiento de apristas en Chan-Chan que nadie sabe cuántos
fueron; el atentado y luego asesinato de Sánchez Cerro y posteriormente el horrible asesinato de
Antonio Miró Quesada y su esposa, todos atribuidos a apristas, así como les atribuyeron el
asesinato de Francisco Graña.

Y finalmente, la rebelión aprista del 3 de octubre de 1948 de la que nos ocuparemos después.

Todo este historial le valió al APRA la enemistad a muerte de dos instituciones poderosas: el
Ejército y el diario El Comercio y el veto para participar en política, temporalmente levantado en
1945. Todo esto solamente porque Haya se consideraba el Mesías, el Presidente, moral del Perú.

Naturalmente que el recuerdo de los “marineritos” fusilados como se les llamaba por su juventud,
los fusilados de Chan Chan, los presos y los desterrados apristas y las familias desvalidas de éstos
originaron el martirologio, las catacumbas, la persecución de la oligarquía y sobre todo el
ensalzamiento, el envanecimiento del Gran Ausente, del líder siempre perseguido, del líder que,
nos contaba la propaganda aprista, iluminaba con su verbo y sabiduría a auditorios de otros
pueblos. Era la gran liturgia aprista.

Creo, que no ha habido peruano que se haya divinizado tanto, hasta ahora como a Haya de La
Torre. Ahora está iniciándose la canonización de Alan García.

Contaré una anécdota personal. Ingresé a estudiar al Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, un
privilegio en esa época, en 1940. Me encontré con varios condiscípulos que llevaban cédulas de
inscripción para ser chapistas (chicos apristas). Luego se ascendía a japistas (jóvenes apristas) y al
final el galardón máximo: ser apristas.

Para entusiasmarnos nos contaban maravillas de Haya de la Torre: que era un perseguido de los
militares y la oligarquía, que daba charlas en los mejores centros del mundo, que era amigo de
Einstein, Gandhi, Trosky, Freud que hablaba seis o siete idiomas y para rematar nos dijeron que
había ganado un concurso de oratoria en Oxford. Ahí cometí un error y pregunté si el concurso
había sido en inglés. Quien contaba el cuento me miró con desdén y me dijo: “claro, pues, sino que
importancia habría tenido”. Como mis conocimientos del inglés, en ese momento eran incipientes,
quedé anonadado por las capacidades de Haya.

Si esos cuentos los hacían a estudiantes de secundaria imagínese Ud como maravillarían a gente
menos preparada.

Una muy buena definición de lo que el aprismo significaba en esas épocas es los que dio Endocio
Ravines en una reunión tal como cuenta Prieto Celli, en su obra “Así se formó el Perú”. Ravines
que había sido aprista dijo: “Yo he vivido en el seno del monstruo y le conozco las entrañas. Los he
visto correr el mundo, desterrados como yo. Los he visto recurrir a todas las fórmulas que pueda
encandilar a las multitudes y apagar en cada cerebro la luz de la razón. Vi como se trajeron de
otras tierras todo lo externo, lo aparente, lo superficial. Se trajeron de Roma la estrella de las cinco
puntas que está manando sangre y lodo por las cinco puntas. Les vi traer el saludo con el brazo en
alto del fascio de combatimento, les vi traer el pañuelo blanco con que los ingleses saludan a su
rey, les vi importar la organización vertical de los nazis y el cóndor de Chavín que reemplazará las
águilas germanas de los nazis.

“Fanfarrias, alaridos, maguinistas, precisamente todo lo que le impide al hombre realizar esa
función superior y creadora de pensar. Yo sé que antes que otros crímenes el APRA ha cometido el
crimen de querer asesinar el pensamiento. Este es un crimen contra la cultura y no tenían
doctrina. La doctrina de ellos habría sido copiada en las revistas y en los almanaques en cuanta
literatura barata pudieron encontrar.”

“Se robaron el relativismo de Einstein, el psicoanálisis de Freud, la dialéctica de Hegel. Todo en


una combinación al azar, sin método, sin pensamiento, sin espíritu”.

Tenga presente el lector que el señor Haya de La Torre estuvo totalmente ausente del país desde
1924 hasta 1931 que regresó a postular a la presidencia: Terminado ese proceso y como producto
de toda la convulsión social que causó el aprismo conspiraciones, atentados y hasta asesinatos.
Haya volvió a ser deportado en 1934 y esta vez la ausencia fue más larga: once años. Ahora volvía
para apoyar la candidatura de José Luis Bustamante y Rivero.

Durante esa ausencia, el partido aprista había crecido en importancia política no solo porque no
existía vigente ningún otro, sino porque la famosa leyenda de la importancia continental del
pensamiento de Haya circulaba de boca en boca. El aprismo en esa época era casi una religión, con
fanáticos, sectarios para quienes Haya era uno de los personajes intelectuales más importantes del
mundo.

Todo eso explica la enorme expectativa por escucharlo cuando se anunció un mitin en la plaza San
Martín en 1945. El autor tenía en esa fecha 20 años de edad y como tantos miles de
conciudadanos había gran ilusión por escuchar a ese magnífico orador, que cautivaba auditorios
en todos los lugares del mundo, según la propaganda aprista clandestina.

Naturalmente, la gran mayoría de oyentes de ese discurso no reparo en ese momento, en el


mensaje que envolvía la frase que después se hizo pública “No quitaremos riqueza a quien la
tiene, crearemos riqueza para quien no la tiene”.

El mensaje fue recibido por sus más interesados destinatarios a pocos metros, en el Club Nacional.
Los barones del algodón y el azúcar, los odiados oligarcas podían ir a dormir más tranquilos. El
APRA ya no era el de antes.

Sobre este viraje del APRA volveremos a ocuparnos. Por ahora solo anotaremos, muy brevemente,
la conducta del aprismo con José Luis Bustamante y Rivero.

1.- Haya se ensoberbeció con la importancia que adquirió en esos días. Eran enormes las colas de
gente del pueblo y de personas de todo tipo que querían conocerlo, tratarlo o pedirle algún favor.
Naturalmente los compañeros apristas eran los que más reclamaban su presencia, su palabra, su
mensaje. Estoy seguro que el fanatismo aprista estuvo al tope en esos días. El hijo predilecto
estaba con ellos.

2.- La situación descrita en el párrafo anterior endureció el trato con el presidente de la República
que era un jurista de clase y al que los apristas hostilizaron con un mote infamante. En la Tribuna
le decían el “cojuridico” a un señor jurista que después presidió el Tribunal de la Haya, el más
importante tribunal del mundo.

3.- La intolerancia y prepotencia aprista se mostraron en su más cruda dimensión con la paliza que
en el Parque Universitario, propinaron los “bufalos” apristas a quienes habían convocado un mitin
de rechazo a la ley de imprenta promovida por el APRA que la opinión pública llamó la “ley de la
mordiza”.

La reunión fue disuelta a cadenazos y palazos. Un testigo de esos hechos fue Alfonso Grados
Bertorini y otros peruanos que hoy pintan canas.

4.- En este gobierno 1945-48 fue la primera vez que los apristas tuvieron, aunque sea, una porción
del poder. Aparte de las embajadas, escaños en el congreso y otros cargos públicos, los
compañeros simples, los hombres de base saborearon por primera vez el poder y parece que les
gustó. Manejaron los “estanquillos municipales” donde se vendían todos los productos de primera
necesidad. Era la primera vez que se vieron las colas en Lima.

Esos estanquillos solo eran conducidos por apristas y para atender, preferentemente a apristas.
Dependían del Ministro de Agricultura, que era aprista.

5.- Toda la situación descrita generó que el aprismo desperdiciara, una vez más, una oportunidad
de vivir en democracia y comenzara a tratar de infiltrar cuarteles y provocar un levantamiento que
los llevara al poder.

Eso finalizó violentamente cuando fue debelado el movimiento de insurgencia aprista del 3 de
octubre de 1948. Este acontecimiento ha sido, sin duda alguna, el peor momento del aprismo,
pudo ser la debacle final, pues la debelación del movimiento se atribuyó a la dirigencia aprista.
Según contaron todos los protagonistas el movimiento fue denunciado por los máximos dirigentes
(Prialé, Idiaques, Muniz, Heysen) que intentaron detenerlo pero demasiado tarde. A consecuencia
de lo que las bases apristas consideraron una traición el aprismo sufrió la escisión mas grande de
su historia, los más calificados dirigentes del APRA tanto en lo intelectual como en lo moral se
apartaron definitivamente del APRA.

El Partido Aprista Peruano con la “traición” al movimiento que le atribuyeron al a dirigencia,


perdió a los más calificados apristas, a los más sinceros militantes.

Antes de esa debacle ya el señor Haya había formulado estas expresiones intolerables:

“El capital norteamericano no se parece ni remotamente al viejo capital que estudiaron Marx y
Engels. Ahora tiende a hacerse más social, más demócrata, más del pueblo” (La Tribuna 10 de
junio 1948).
“Yo no le tengo tanto miedo al imperialismo de Wall Street porque ese nos adiestra como al
imperialismo de Hollywood porque ese nos corrompe. Lo grave no es el poderío de los pueblos
grandes como los EE.UU. sino nuestro complejo de inferioridad (discurso en el teatro Colón de
Bogotá, reproducido en la Tribuna el 23 de setiembre de 1946.

Si con esas expresiones ya se manifestaba claramente el volteretazo ideológico, doctrinario del


aprismo hay que recordar al lector que el antiimperialismo yanqui y el combate a la oligarquía
eran el fundamento, la base del aprismo.

Ahora yo no se hablaba del imperialismo yanqui, sino del imperialismo en general y más aún y más
grave a la expresión antiimperialismo se la había sustituido con el “interamericanismo” sin
imperio. Es notorio que ya no se habla de lucha antiimperialista. Pero el colmo de los colmos, lo
increíble fue que terminado su asilo en un artículo en la revista Life ofreció el aporte voluntario de
5,000 apristas para que apoyaran a EE.UU en su guerra con Corea del Norte.

Esta declaración a Life motivó la indignación de todos los apristas que estaban en Santiago de
Chile, Buenos Aires, Asunción, Mexico y Guatemala y tantos otros países donde los había llevado el
exilio y que se comunicaban a través de los llamados congresos postales que había ideado Manuel
Seoane, que resolvieron reunirse en un Congreso en Montevideo al cual muchos, Seoane entre
ellos, con la renuncia en el bolsillo pero como dice Chanduvi una de los principales disidentes
apristas triunfó la “fraternidad aprista”. Así se consagró que el antiimperialismo del APRA ya no
existía. Unas páginas mas adelante se enterará como terminó también la lucha contra la oligarquía
aliándose, desvergonzadamente con ello.

Y después de ver tanta y tanta renuncia a principios podemos decir que todos los tomos de obras
completas de Víctor Raúl Haya de la Torre han sido reemplazados con creces por “El Perro del
Hortelano y la expresión “pan con libertad”, que asi como es el aprismo igual podría ser “pan con
queso” o “pan con jamón”.

La alianza mejor sería decir la entrega –del aprismo con Prado en 1956 quisieron justificarla los
apristas con el argumento de que fue necesaria para poder recobrar la legalidad del partido y la
amnistía para sus detenidos y deportados. No me extiendo en este tema porque lo he tratado
ampliamente en Rescate de la Memoria I El 56. Fue un buen argumento y calmó sobre todo a los
militantes apristas, pues tenía algo de razón. En el caso del pacto de odriistas y apristas el año 63
no había excusa, argumento o razón para justificarlo. Fue algo incomprensible. El lector podrá ver
en la sección Galería del Libro fotocopias de dos avisos publicados por apristas y odriistas en las
elecciones de 1962. Basta la lectura de ellos, para entender el verdadero abismo moral e
intelectual que los separaba y se asombrará más si se entera que diez días después, ambos grupos
pactaron para unir sus votos en el Congreso para consagrar presidente de la República a Manuel
Odría.

¿Quien en sus cabales, podría haber imaginado que entre los dos candidatos por los que debería
optar el aprismo, Belaúnde y Odría, pudieran inclinarse por el último?

El “argumento”, débil por cierto, fue que Acción Popular había denunciado el intento de fraude
que anuló las elecciones de 1962, en las que Haya de la Torre ganó a Belaúnde por 13,000 votos.
Ahora –y por primera vez- se enterara el lector y la ciudadanía toda de cómo ese intento de fraude
no solo fue cierto sino que se organizó casi como un crimen perfecto y tenía dimensiones
verdaderamente colosales. Los remitimos a la pagina…………de este libro donde les contamos con
argumentos, documentos y actuados judiciales que Acción Popular hizo bien en denunciar el
intento de fraude. Leerá el dictamen del Fiscal de la Corte Superior, don Octavio Palacios,
integerrismo magistrado que denuncia el hecho penal debidamente comprobado.

Si fue ese acontecimiento de la elección de 1962 lo que motivó la conducta aprista de ofrecer sus
votos para llevar a la presidencia a Odría, no se encuentra en 1963 ningún motivo, ninguna razón
que justifique, que haga comprensible, que el aprismo- Haya de la Torre en verdad- no hubiera
acogido la invocación de Belaúnde a todos los grupos políticos para formar un gobierno de
verdadera unidad nacional que habría sido tan provechoso al país y a la democracia.

No había razón para desoir a Belaúnde. El proceso electoral de 1963 ha sido el más limpio de la
historia.

Nadie objetó sus resultados. Y en vez de apoyar a una persona que los apristas conocían bien,
hicieron alianza con Odría. Este dictador los había perseguido, decían que era culpable de
asesinato de varios apristas, entre ellos Luis Negreiros, lo había humillado a Haya declarándolo
indigno de la nacionalidad peruana.

En cambio, tanto don Rafael Belaunde distinguido hombre público y su hijo Fernando eran de los
pocos ciudadanos que firmaron documentos, memoriales en defensa de la legalidad del APRA. La
amistad, la adhesión de los Belaunde era una amistad probada. Entonces, ante esos hechos, hay
una pregunta, una sola la que hay que formularse: ¿porqué?-

En el país hay muchos políticos analistas políticos y los que pasan por serlo. Creo haberlos leído a
casi todos y en ninguno he encontrado una explicación, una razón que lleve a entender cual fue el
motivo de esa decisión tan irracional.

Y como esa explicación nadie la ha dado o insinuado me atreveré a dar mi iletrada opinión: la
decisión de Haya de la Torre- el ha sido siempre el partido- fue producto de su megalomanía.

No aceptó el resultado de la elección de 1931 y desde esa fecha, salvo la elección presidencial de
1945, había visto pasar varios procesos electorales en la que el aprismo estaba vetado y ese veto,
hay que recordarlo, se le ganó el aprismo con su intolerante conducta.

Desde 1931 hasta 1963 habían pasado nada menos que 32 años y en todo ese tiempo había
crecido entre los militantes apristas la leyenda del ilustre líder desterrado y perseguido, del
“apóstol el santo y el mártir” como lo definía Luis Alberto Sánchez o la figura del “más ilustre
peruano de todos los siglos”, sean telúricos o míticos “como lo ha definido Javier Valle Riestra. La
iglesia aprista aún veneraba a sus mártires, recordaban las catacumbas. El fuego aprista se
mantenía en algo, pese al viraje doctrinario de 1948 y a la alianza con Prado en 1956 y al pacto
infame con Odria en 1962. Ninguna de esas defecciones afectó la megalomanía de Víctor Raúl
Haya de La Torre, siempre obseso por la presidencia de la república. Eso lo prueba su
correspondencia, sus discursos, sus declamaciones. El se consideraba desde 1928 el candidato con
las más superlativas cualidades. Agréguese que en el escenario político del país nunca tuvo un
rival, nunca nadie podría hacer nada sin el concurso del APRA como lo definió tan bien D’ornellas
en el párrafo ya citado. Ahora aparecía una nueva figura con brillo propio, un político “fuori serie”
como Belaunde que en seis años forjó un partido con organización que nada tenía que envidiarle
al APRA. Acción Popular tenía Comités Departamentales, Provinciales y Distritales en todo el país.
Lo acompañaban los más distinguidos profesionales: médicos, abogados, arquitectos y una clase
política que estaba harta de todos los enguajes políticos del APRA. Para Haya de la Torre el hecho
de perder la elección presidencial de 1963 fue sin duda, el golpe más dramático de su vida. Ya
tenía 68 años de edad. Frente al partido vertical, disciplinado y obediente que el poseía, veía un
partido joven, entusiasta, rozagante y sobretodo un rival del carisma, de la personalidad y calidad
de Belaunde y eso no lo soportó. Y así como en 1931 se proclamó Presidente moral ahora en 1963
proclamó a esa mayoría parlamentaria como “el primer poder del Estado”. De esa prédica para
enaltecer esa mayoría apro-odriista que era obstruccionista quisieron crear esa leyenda de las
1,500 leyes a favor del pueblo que repliqué en la carta que el lector encontrará en la pagina del
Archivo Personal.

Para que el lector pueda apreciar la verdadera saña con los que el aprismo quería aplastar a
Belaúnde y a Acción Popular le ruego leer las dos primeras cartas del Archivo Personal. En la
primera emplacé en forma muy resuelta a un aprista que era el más tolerante, el más demócrata
que tenía el APRA. Don Andrés Townsend Ezcurra había hecho declaraciones sobre la “burocracia
dorada” de Belaúnde y deslizado la expresión “Ali Baba y los cuarenta ladrones”. El lector verá en
esa carta que conminé al Sr. Townsend a precisar sus insinuaciones, que eso nomás eran. No
contestó pero esa campaña la han diseminado por años y años tanto el aprismo como la gente que
no simpatizó con Belaúnde. La otra carta deshizo con sólida argumentación la famosa leyenda de
las “mil quinientas leyes en beneficio del pueblo” que demostré era un mamarracho de
propaganda. La saña del aprismo con Belaúnde se refleja en el hecho de que le censuraron diez
ministros, todos capaces y honestos.

Y para que el lector no le quepa la menor duda sobre el resentimiento de Haya con Belaúnde tiene
que ir a la pagina………del libro y recoger de Valle Riestra la expresión de Haya “Belaúnde es el civil
que más daño me ha hecho”

Belaúnde no le hizo ningún daño al APRA. Los apristas ya habían perdido, desde 1948 a lo mejor de
su gente, tanto intelectual como moralmente al abjurar del antiimperialismo y en 1956 y 1962 al
aliarse con los “odiados barones del azúcar y el algodón”. Aquí hay que recordar la famosa frase de
Abraham Lincoln. Se puede engañar a todos por algún un tiempo, a algunos todo el tiempo, pero
no se puede engañar a todos todo el tiempo”.

Eso ocurrió con el APRA. Y ellos sin hacer ninguna mea culpa quisieron achacarle a Belaúnde la
culpa de la orfandad electoral aprista que terminó ese año con el fuerte apoyo del “sólido norte”
donde estaba lo más fanatizado, lo más sectario de partido. Léase Credo Aprista en la sección
Galería de este libro y entenderá que era el APRA. Como movimiento político basado en el
sectarismo.

Hemos ya relatado la forma aviesa, malhadada, malintencionada con la que la alianza apro-odriista
pretendió enervar, frustrar el buen desempeño del gobierno de Belaúnde. Hasta el final imprevisto
de su gobierno Belaunde había dado tres muestras importantísima, sobresalientes de la excelente
conducción de gobernante, de estadista. Había resuelto el casi secular problema con la IPC,
acababa de realizar una auténtica reforma tributaria que hemos analizado en el rescate de la
Memoria II y había destacado en el ámbito internacional con el memorable discurso en Punta del
Este (Uruguay) que podrá leer en el rescate de la Memoria III. Cuando lea ese discurso recuerde
dos cosas 1) todo ese discurso lo hizo sin recurrir a papel o apunte alguno y 2) que fue el único
presidente, entre los 21 asistentes, que fue aplaudido y dos veces.

Los apristas nunca perdonaron a Belaúnde, ni le perdonarán jamás que frustrara el sueño delirante
de su líder de ser presidente del Perú.

Cuando se inició el gobierno de Velasco Haya de la Torre reclamaba todos los años, en la
celebración del Día de la Fraternidad que “los militares están haciendo el programa del APRA “sin
recordar que los apristas y los barones del azúcar”, que eran sus aliados frustraron el proyecto de
reforma agraria de Belaúnde.

Haya de la Torre obtuvo la primera votación en la elección de la Asamblea Constituyente que


presidió hasta su fallecimiento. Belaúnde vuelve al poder en 1980 venciendo, una vez más, a un
líder aprista. Armando Villanueva del Campo y otra vez, los apristas que le tienen alergia a
Belaúnde pactan con lo más retrógrado de la política formando lo que ellos llaman la Coalición,
que fue un remedo, una caricatura de la auténtica Coalición que formó Nicolás de Piérola en 1895.

Así transcurrió el segundo gobierno de Belaúnde que ya no tuvo el estorbo de la mayoría hostil,
enemiga de su primer gobierno. Tenía mayoría propia en el Senado y en Diputados pero gobernó
en las situaciones adversas que he detallado en rescate de la Memoria III, pese a lo cual hizo un
gobierno constructivo como se detalla en el mismo libre y de las cuales la más importante fue la
crisis mundial que en el mismo libro analizó.

El año 1985 está a 25 años de distancia y a 20 esta 1990. Pero aún hay peruanos que vivieron
entre esos años y que aún recuerdan esos años de gobierno de Alan García, el nuevo y muy joven
líder aprista. Tenía la edad justa, 35 años, para gobernar este país.

El partido político más antiguo del país fundado en 1924 con un programa revolucionario –ya
públicamente abandonado- pero que más que partido era una religión, con sus mártires, sus
catacumbas, y su santoral, su liturgia, llegaba después de 51 años al poder. Un partido político tan
antiguo, con líderes tan populares y con toda la publicidad que se otorgaban era de suponer que
había estudiado seriamente los problemas nacionales que ellos reclamaban Belaúnde no había
solucionado. Y se esperaba lo mejor pues la frase de campaña de Alan García fue por un futuro
diferente. Y claro que fue diferente –fue diferente a todo lo que se había imaginado. Fue, sin duda
alguna, el peor gobierno en toda la historia de la república.

Fue prácticamente el desgobierno el que se vivió que acabó con una hiperinflación que constituyó
un record mundial, con acumulación superior al 2000 % anual (superó la hiperinflación que tuvo el
gobierno de Hitler al término de la guerra mundial. Un retroceso del PBI per capita igual al que
había en 1960, subida del índice de pobreza del 16 al 45% caída del PBI en 25%, 124 millones de
horas hombre perdidas en huelgas, inversión extranjera indirecta al 2.5% de la que recibían a la
fecha los otros países andinos, severa restricción de electricidad y agua por no haber hecho obra
alguna, incremento de la burocracia en casi 450,000 nuevos empleados públicos, aún hay quienes
recuerdan que a diferencia de las colas que se hacían en los estanquillos municipales que
manejaban los apristas en 1945. En este gobierno de Alan García las colas eran una para cada
producto, cola para la leche, para el arroz, para el azúcar Los precios subían de un día para otro, el
país fue declarado inelegible por los organismos internacionales, la red vial y hospitalaria estaba
casi destrozada por falta de mantenimiento y el terrorismo no solo estaba en auge sino que tuvo
el elogio del mismo A. García.

Lo peor de todo esto es que el Presidente de la República, vivía en otro mundo: Palacio de
gobierno era casa abierta para los “doce apóstoles” magnates de la banca, de la minería, de la
agricultura hombres de empresa de cuya presencia y amistad se ufanaba Alan García, y algo
increíble, en su último año de gobierno hizo públicamente la más apasionada apología de Sendero
Luminoso, la cual leerá en este libro, en la sección Galería. Es la apología más delirante que se
haya hecho del terrorismo. Se publicó integra en Caretas y nadie la ha repetido hasta el día de hoy,
en este libro.

El Perú era un país que estaba peor que después de la guerra del Pacífico.

Ese fracaso tan increíble de Alan García demostró no solo la incompetencia, la mediocridad aprista
para gobernar, sino que –lo peor- eso estuvo acompañado de una corrupción de la que nos
ocuparemos en detalle, más adelante y que solo fue superada por la corrupción del fuji
montesinismo.

Fue muy triste saber que un hombre joven que había llegado al más alto sitial nacional en un
partido en el que había lideres verdaderamente honestos y pobres como Prialé, Cox, Heysen y que
se jactaban de la vida franciscana de Haya de la Torre terminara siendo el único presidente de la
República acusado, con pruebas indiscutibles, de haber cometido el delito de enriquecimiento
ilícito.

La imputación a Alan García era muy simple: el no pudo acreditar ingresos lícitos suficientes que le
hubieran permitido adquirir una lujosa mansión en la residencial Chacarilla del Estanque, una casa
de playa en Naplo y otros bienes. Pese a que dos o tres amigos que conformaban el grupo los doce
apóstoles, alegaron haberle hecho préstamos a Alan García, el desbalance patrimonial fue
suficiente como para abrirle proceso.

La comisión de la Cámara de Diputados que sancionó este caso estaba formada por Fernando
Olivera, Rafael Rey y Antero Florez Araoz acudió al Senado para sustentar su acusación y ahí vino
la sorpresa. Sorpresa para los ingenuos pero para los más conocedores del Apra, fue una
confirmación de que los apristas son expertos en componendas, enguajes, en arreglos bajo la
mesa. El Senado, declaró haber lugar a la acusación, con el voto en contra de los Senadores
fujimoristas y apristas. Los fujimoristas pagaron así el apoyo aprista a la elección de Fujimori.

Pero los argumentos por los que se inició la acusación constitucional contra García eran “pecata
minuta” al lado de la imputación que se le hizo después con el famoso escándalo de la financiación
del Tren Eléctrico, ese monumento a la improvisación y el despilfarro que hace 25 años cruza Lima,
como el “muñón” de un tren.

Sobre este tema hay abundante información en diarios y revistas de los últimos años y uno que
otro recuerdan el caso del “tren eléctrico” pero nadie quiere recordar detalles que se hicieron
públicos, en su época, y que esta publicación, que se llama rescate de la Memoria, brinda ahora a
tantos lectores.

Simplemente para que recuerde lo que no se debe olvidar.


Sobre este escándalo podría escribirse varios libros. Nos atendremos a citar los hechos más
importantes.

En Febrero de 1986 el Presidente García anuncia la construcción de un tren eléctrico para Lima. El
mismo García concibió la ruta en uno o dos viajes en helicóptero sobrevolando Lima. Como dicen
los actuados judiciales no hubo ningún estudio previo de factibilidad.

Como dato curioso que quizás el lector no conoce, le diremos que este escándalo que es un baldón
para Alan García se vino a conocer cuando en Italia se había realizado un proceso de moralización
que se llamó “Mani pulite”, Manos limpias que puso al descubierto la practica común de las
empresas italianas de pagar “contribuciones” a los partidos políticos para verse favorecidos con la
obtención de contratos que contasen con la financiación de la Cooperación Técnica Italiana.

De la investigación judicial italiana se descubrió que autoridades peruanas habían recibido parte
de esas coimas.

El método para el arreglo fue muy simple. El presidente García en una visita a Roma se entrevistó
con Bettino Craxi, Primer Ministro de Italia quien favoreció y facilitó en términos políticos a la
empresa italiana INTERMETRO para que se obtenga el contrato a través del Consorcio Traslima,
quien a su vez, firmó con la Administración del Tren Eléctrico Peruana.

Cuando en Lima se toma conocimiento de estos ilícitos se forma la Comisión Investigadora del
Tren Eléctrico cita al ciudadano italiano Sergio Sinagusa Mule, asesor del Consorcio Traslima en el
Perú. En la primera reunión del 25 de noviembre de 1993, Siragusa ante la pregunta para que
indique el nombre o nombres de las personas que la han presionado para el pago de comisiones
para la construcción del Tren Eléctrico, solicita el plazo de una semana pues necesitaba cruzar una
información con Luciano Scipiani que era su superior. En la segunda reunión de 6 de Diciembre de
1993 expresa que el ex –presidente Alan García lo escogió como plenipotenciario en estos asuntos
y detalla con precisión que en setiembre de 1989 el coincidió con el Presidente García en Roma y
que en esas circunstancias recibió la visita del Embajador del Perú en Roma, Manuel Roca Zela, de
quien tomó conocimiento de que sería él, Sergio Siragusa y ningún otro el acompañante del
Presidente García en el automóvil que los llevaría a la inauguración de una línea de tren en Roma y
aquí copio textualmente lo declarado por Siragusa ante la Comisión: “Durante el curso del
trayecto, sin preveerlo el Sr. Dr. García Perez, sin mayores preámbulos, me hizo entrever que
además del aspecto social del proyecto, existía un problema de “contribuciones” no solucionado
hasta ese momento (al menos a favor de la parte peruana), debido quizá a “falta de coordinación”
me “invitó” por tanto a informar a quien debía resolver el asunto pendiente, reservándose, a su
regreso a Lima el proporcionarme los detalles necesarios. Así mismo, en previsión de que la
materialización de que las remesas solicitadas tomaran tiempo, en tono y términos decididos, me
exigió que a su regreso a Lima pudiera ya tener a su disposición una primera cifra no inferior a US$
500,000.00, suma que era necesaria según me dijo, en vista de la campaña para las elecciones
municipales de 1989. La solicitud fue atendida parcialmente (US$ 200.000.00) antes de fin de
setiembre autorizado por Roma en forma excepcional”.

Prosigue el señor Siragusa diciendo que pidió información a Roma sobre la respuesta que debía
dar, para evitarse mayores presiones.
En esa misma reunión de la Comisión informa Siragusa que en ocasión que visitó al Presidente
García en Palacio con el Dr. Rolando Sánchez, Presidente de la AATE, este lo hizo reingresar para
hablar a solas con él, dejando afuera al acompañante y dice textualmente: “Una vez solos me dejó
dos (2) trozos de papel con números e instrucciones de dos (2) bancos, en tono gracioso me dijo
que el no podía recibir menos que Bettino y que por tanto hiciese lo necesario estando él
dispuesto a recibirlo gradualmente. No puedo asegurar la “cifra italiana” comprometida a niveles
políticos a los que no he tenido acceso ni ingerencia imaginando obviamente que, dada la
exigencia, la cifra podría ser alta, limitándome a tomar conocimiento, a tramitar dicho
reconocimiento y a esperar información e instrucción de Roma”.

Los números de las cuentas aclaró después ante la Fiscalía Siragusa los recibió el día en que,
personalmente le entregó US$ 200,000.00

Continúa Siragusa diciendo que lo llamaron de Palacio a mediados de octubre de 1989 avisándole
que esa noche pasaría por su domicilio el Presidente de la República y que el motivo de la visita
fue para manifestarle que “Roma solo había cumplido parcialmente y que se habían producido dos
remesas faltando una para alcanzar la cifra de seis (6) dígitos. “Mi visitante volvió al tema que
Bettino por teléfono le tomaba el pelo en cuanto a la diferencia de trato entre “beneficiario
italiano” y “beneficiario peruano. Transmitido de inmediato el mensaje a Roma me pudo
solucionar el problema pendiente”.

Y en esa declaración ante la Comisión Investigadora del Parlamento dice el señor Siragusa, algo
que nunca nadie ha mencionado, pero ahí está la declaración cuya copia tengo a la vista. Dice “Mi
interlocutor frente a las dificultades por mi expuestas que no permitían ulteriores desembolsos en
vista de las próximas elecciones políticas en Perú insistió sobre la imprescindible necesidad de
contar con una nueva importante “contribución” aplicándola eventualmente a los fondos del
contrato a suscribirse con relación al segundo tramo. Para mayor claridad habló de US$ 5
millones”.

“Afortunadamente al no haberse obtenido la aprobación de las otras fuentes de financiamiento


para hacer efectiva la vigencia del segundo contrato, pude sentirme en libertad de sugerir a Roma
que se rehusara toda nueva solicitud de “contribución”.

Esta manifestación es prueba indubitable que el Presidente García pretendía cinco millones de
dólares más.

Para no alargar el relato diremos que el Sr. Siragusa entregó a la Comisión la constancia de los
depósitos que hizo en los bancos y cuentas que le había proporcionado el mismo Dr. García.

Error lamentable, mayor en quien es abogado, es que los papeles que García entregó a Siragusa
estaban manuscritos por lo que luego la pericia caligráfica determinó que los había escrito el
mismo Alan García.

Como los documentos entregados por Siragusa indicaban el nombre del Barclay Banks y los
números de cuenta en la isla Gran Caiman, se hicieron varias gestiones, aún diplomáticas para
obtener mayor información sin éxito.
Hubo un momento, inclusive, que un abogado de Alan García, Jorge Del Castillo, insinuó que
Siragusa había fraguado todo esto y que esos fondos del Gran Cayman eran de él, que había
fraguado esta historia para evadir su responsabilidad.

Pero lo que no pudo la Comisión Investigadora lo pudo el Juez italiano Vittorio Paraggio y se
descubrió que esa cuenta era la de una empresa de Alfredo Zanatti, quien era materia de
investigación por la corrupción en el manejo de los dólares MUC, de los que hablaremos después.

Luego llegó a Lima Zanatti y declaró ante el Poder Judicial que ahí en su cuenta se habían recibido
los depósitos de Siragusa y que ese dinero era de Alan García.

Mucho más serio aún, en esa cuenta estaban los 25 millones de dólares MUC, ilegalmente
recibidos por Zanatti, quien declaró ante los jueces que el dinero que él tuvo de propiedad de Alan
García llegó a la suma de US$ 2’835,138 que es la misma por la que Dr. Hugo Sivina formuló
acusación contra García por los delitos de colusión ilegal y enriquecimiento ilícito, coincidiendo
con el documentado dictamen acusatorio de la Fiscal de la Nación, doctora Nelly Calderón.

Parte importante del informe final del Vocal Supremo Hugo Sivina, Vócal Instructor en este
proceso se publicó el 4 de junio del 2010 en el semanario “Hildebrandt en sus trece” pero dio la
impresión que esta publicación se hizo en Groenlandia porque aquí, en Lima, nadie se dio por
aludido para confirmarlo o rechazarlo.

De todo lo actuado en el proceso judicial se acreditó la vinculación económica entre el procesado


García Perez y Alfredo Zanatti, que esa cuenta se abrió desde el año 1987 “cuando el ex presidente
García favorece a Zanatti con el otorgamiento de dólares preferenciales al amparo del régimen de
los dólares MUC y que de esos fondos se dispusieron varios millones, tanto para comprar la
radiodifusora 1160 y el canal 13 de Lima y que además, se había comprado un avión de propiedad
mancomunada de García y Zanatti y que alquilaban en Honduras. Lo más grave y que demuestra la
forma como manejaban los millones de dolares es que el canal de televisión se compró en dos
millones y medio de dolares y luego se revendió a 500.000 dólares. Perdieron dos millones dólares
como si hubieran perdido veinte soles.

La información del Sr. Siragusa y del Sr. Zanatti se confirmó con otras declaraciones y testimonio y
fue profusamente divulgada en diarios y revistas de la época.

Pero nada de eso queda en el recuerdo. Se quiere que se borre de la memoria y hace unos días un
prestigiado periodista del Comercio al referirse al Sr. Alan García dice “ya no estamos frente al
joven e impulsivo Presidente de 1985 sino frente al maduro estadista de hoy”.

Quizá no muchos lectores sepan como terminó este grosero escándalo. Terminó con la obtención
por el procesado García del derecho de prescripción y para el Señor Zanatti con una condena de
10 años de cárcel, la que terminó a los dos años y cuatro meses con beneficios del 2 x 1 u otra
martín gala procesal, luego de haber presentado unos cuadros que había pintado al oleo.

La prescripción penal es una figura legal y significa la extinción de la responsabilidad por el


transcurso del tiempo y el ejercicio de ella, más si el procesado la provoca pidiendo asilo y no
volviendo al país hasta que se cumpla el plazo le gal de la prescripción, no santifica a nadie ni borra
el recuerdo del delito cometido.
Los detergentes los utilizan las amas de casa para limpiar la vajjilla y lavar ropa, con absoluta
eficiencia.

Pero la prescripción no es ningún detergente. No puede borrar la mancha, ni menos abolir el


recuerdo.

Lo asombroso, casi increíble, inconcebible final de este acto probado de corrupción al que habría
que agregar su catastrófico primer gobierno es que Alan García regresa, hace crear una cátedra de
“gobernabilidad” y comienza a mostrarnos sus dotes de “estadista” postula a presidente y gana las
elecciones.

Quizás no muchos lectores sepan como terminó este grosero escándalo.

Terminó con la obtención del acusado Alan García del beneficio de la prescripción y la sentencia a
Alfredo Zanatti por el delito de apropiarse ilícitamente de 45 millones de dólares. La sentencia fue
de 10 años de cárcel que concluyeron a los dos años y medio, pues se acogió al beneficio que
llaman 2X1 y alguna otra martingala de la que está llena nuestra ley procesal penal. Para obtener
este beneficio Zanatti presentó unos cuadros al óleo que dijo había pintado en su celda. No
devolvió ni un dólar de los 45 millones de los que se apropió ni pago un sol de la indemnización a
la que estaba obligado. Casos como este se ven con frecuencia en nuestros prestigiados tribunales
de justicia.

Durante los últimos doce meses del primer gobierno aprista unas 1.027 empresas y personas
naturales incurrieron en mal uso del dólar MUC por un monto total de 376 millones de dólares
según la pericia contable que ordenó el Vocal Instructor Supremo Carlos Hermoza Moya. El autor
no recuerda que ndie, a parte de Zanatti fue investigado y menos sancionado por el mal uso de los
dólares MUC.

De los dólares asignados al Ministerio de Transportes Zanatti se había beneficiado con el 90%
llegando por ese concepto a 25 millones de dólares y en ganadería había obtenido 20 millones.

En el informe de la Comisión Investigadora –que el autor ha leído- un Ministro relato que en el


Consejo de Ministros el Presidente García insistía en que se diera prioridad a las peticiones de la
aviación comercial, sector de Zanatti.

Por el asunto de los dólares MUC fueron encausados cuatro ministros; dos fueron absueltos y dos
condenados a cuatro años de prisión suspendida.

La confirmación del hallazgo del dinero girado por Sirogusa en las cuentas de Alfredo Zanatti fue
aplastante para el prestigio de Alan Garcia, tanto que la revista CARETAS –a la que mucha gente
llama alanista- editorializó así el 7 de julio de 1994 “Ante las revelaciones de la última semana
CARETAS deja de presumir la inocencia de Alan García y pasa a sospechar de su culpabilidad”. Esta
es una calificada opinión de una calificada revista y no se la debe olvidar aunque hayan pasado
dieciséis años. Y pasarán cincuenta y ojalá este episodio no pase al olvido.

Todos los hechos relatados que confirmaban la sospechosa relación de negocios entre Alan García
y Zanatti estaban probados y confirmados en sede judicial ante la cual no se presentó nunca Alan
García ni fueron rebatidos y hoy han pasado al olvido, al olvido total. Posiblemente más de uno
crea que eso podría “afectar la gobernabilidad” y nadie se atreve a mencionarlos. Han pasado a
formar parte de esa innumerable legión de hechos y conductas que conforman la Gran Amnesia
Nacional.

El autor recuerda una entrevista a Rafael Rey en la que se le pide su opinión sobre el asunto del
tren eléctrico y el responde: “Yo no soy abogado pero se que se declaró la prescripción y ahí acabó
el asunto” Insiste el periodista y arguye que eso sería en el aspecto legal pero y en el aspecto
moral? Y Rey le responde “Oiga Ud. no hay que estar desenterrando, rebuscando la vida de la
gente”.

Hay que entender al señor Rey en este afán de “echar tierra” a la historia. Ya él hace tiempo que
olvidó que suscribió el informe que en el Congreso, junto con Antero Flores Araoz y Fernando
Olivera acusaron a Alan García de desbalance patrimonial.

Alan García espero pacientemente la prescripción. No ofreció ninguna prueba de descargo. Se


limitó a decir que era un perseguido político, que gozaba del asilo que le había concedido
Colombia, lo que le permitió vivir en la lujosa Paris con su esposa y cuatro hijos, dos en el colegio y
dos en la universidad.

A la vez que esperaba el tiempo necesario para alcanzar la prescripción, aprovechaba para
presentarse, ante la opinión pública, como un perseguido político. Muchos peruanos vivimos
enfrentándonos al gobierno autocrático de Fujimori, que él ayudó a crear y él vivía en París como
un asilado aunque en la practica era un prófugo de la justicia y vivió 10 años en el más exclusivo
“quartier” de París. Nadie, nunca, ahondó en investigar ese domicilio. Suertudo no?

La prescripción se produjo y el señor Alan García en un gesto increíble de frescura –por no


emplear la palabra adecuada que es muy gruesa- se hace crear una “escuela de gobernabilidad”.
Fue un acto de desvergüenza sin par, quien había realizado el más catastrófico gobierno de la
historia del país y más aún con prueba irrebatible de gran corrupción nos iba a enseñar a
gobernar.

Desgraciadamente en ese momento se manifestó otro rasgo del carácter nacional: Muchas
personas serias hicieron algo que no debieron hacer, aceptaron alguna “cátedra” en esa escuela,
agradecieron invitaciones para dictar charlas y conferencias y hasta aceptaron lo increíble y lo
recuerdo con eso que se llama vergüenza ajena, consistieron ser padrinos de algunas promociones
de esta escuelita. A lo que era escarnio y burla al país a lo que debió ser materia de repudio le
dieron un pequeño matiz de seriedad. Es simple cuestión de revisar diarios y revistas de esa época
y se sorprenderán de ver cuantas personas y quizás sin mala fe contribuyeron a materializar tan
burda impostura.

Lo que ocurrió después es historia reciente. Bañado por las aguas lustrales de la prescripción, sin
que jamás hiciera no digo un mea culpa, sin que nunca pidiera perdón por el daño que hizo al país
y a su partido y amparado en su verbo, del que tanto se envanece y que mereció que un día el
doctor Antero Florez Araoz lo llamará “Vendedor de sebo de culebra”, avanzó en su carrera a la
presidencia de la República acusando a su más cercana rival que era “la candidata de los ricos”, sin
que nadie atinara a replicarle que esos ricos eran los doce apóstoles de su primer gobierno y
mucho menos nadie le recordó el baldón que pasa su vida personal y política significó la acusación
por la Corte Suprema de los delitos imputados.

Y ese capítulo nefasto en la vida de Alan García que fue la “contribución” como él llamó a la coima
recibida de Bettino Croxi, es necesario recordarlo hoy más que nunca debido al insoportable olor a
mafia que nos afixia día a día.

Y hay que recordarlo ilustrando a mucha gente que, si bien es cierto que la prescripción es
legalmente inatacable y surte efectos eso será para el aspecto legal…Nadie, es verdad, podrá
sentenciar a Alan García por los delitos que se le imputaron, pero hay un aspecto, digamos, moral
al que me refiero en el párrafo siguiente.

Las amas de casa, en el mundo entero y hace décadas, bendicen la aparición de los detergentes
que lavan ropa y vajilla de manera tan eficiente, que nadie podría imaginar cuan sucios y
asquerosos estaban los objetos lavados antes que actuara el detergente.

Pues bien, la prescripción otorgará impunidad a los delincuentes, podrá amparar –alguna vez- a un
inocente, pero la prescripción no es un detergente. La prescripción no podrá borrar el recuerdo de
lo que se conoce, no podrá lograr el olvido de lo que debió ser castigado.

Hablando de la prescripción que amparó a Alan García existe un documento que nunca ví y que
ahora lo poseo y lo ofrezco a los lectores: el informe dictamen del Fiscal Supremo del caso García
que opinó que no se había cumplido el plazo para que operara la prescripción, debidamente
fundamentado, por cierto. No solo se ignoró la opinión del Fiscal, sino que después de una semana
lo enviaron a su casa, por que era provisional.

En la sección Galería el lector encontrará copia completa de ese dictamen. Que los lectores lo
aprecien, sobretodo los lectores abogados. No está de más recordar que los Vocales Supremos
que declararon fundada la prescripción fueron Víctor Raúl Del Castillo y Luis Serpa, ambos
ampliamente conocidos por su genuflexión al poder.

Y existe, además, otro hecho que es muy digno de consideración porque refleja –con exacta
claridad- la conducta de Alan García, que exprofesamente no quiero calificar, pero espero que el
lector apreciará.

El hecho al que me refiero pasó –en su momento- casi desapercibido. Lo hicieron notar los diarios
y alguna revista pero ahí quedó. Ahora y considerando el ambiente de corrupción ofrezco al lector
lo que será casi una primicia.

En la sección Galería encontrará fotocopia del diario oficial el Peruano en el que se podrá leer el
discurso de asunción al mando de Alan García el 28 de Julio de 1985 y ahí dijo que presentaba al
Congreso un proyecto de le4y para castigar la corrupción, en el que se doblaba la pena para
delitos contra la administración pública. Y la verdad es que entregó unas hojas en blanco. Y lo
mismo hizo con el anuncio de dos proyectos más, que no recuerdo ni me interesan.

El caso es que, como es natural, al término de la ceremonia los reporteros quisieron ver los textos
de esos proyectos y la respuesta fue la misma, entregó hojas en blanco.
Alguien, inocentemente, pudo cree4r que no hubo tiempo de prepararlos antes de la ceremonia
pero no se presentaron, después ni se presentaron por su bancada.

Ruego al lector leer la fotocopia en la sección Galería y apreciará la falsedad, el engaño, con el que
Alan García inició su gobierno en 1985, mintiendo tan descaradamente en la ceremonia más
solemne de su vida.

Lo que relato es producto de la documentación que he tenido que recabar para una debida
fundamentación. Lo que afirmo se basa en documentos. No es invento, ni elucubración mia.

Repasando hechos y declaraciones se advierte que la sospecha del actuar corrupto de Alan García
se inició con su desbalance patrimonial al terminar su mandato por propiedades que no llegaban
ni a los 200,000 dólares. Luego apareció la denuncia de un millón de dólares que había recibido
por el asunto del tren eléctrico y al encontrarse el dinero en la cuenta de Alfredo Zanatti se
descubrió que ahí estaban todos los 25 millones que Zanatti había obtenido de los dólares MUC y
ahondando la investigación afloraron los negocios de Zanatti y García: compra de un canal de
televisión y de un avión.

Todo este relato que parece fuera de un film de gangsters hace recordar el caso de la bola de
nieve que al descender va aumentando en velocidad y en volumen hasta dimensiones casi
inimaginables.

Enterarse de estos hechos y de la forma prepotente, casi matonesca, con la que un Presidente de
la República acosa en su domicilio a una persona para exigirle “el saldo” de la contribución que se
le debe llevar a presumir cuanto hubo de verdad o de cierto cuando –al inicio de su primer
gobierno- se insinuó que hubo un aprovechamiento ilícito en el caso, en el que tanto se habló de la
cancelación de la compra de 14 aviones Mirage 2000 de los 26 que el gobierno de Belaúnde había
adquirido un año antes de finalizar su mandato.

Esta decisión de Alan García que habría pasado simplemente por una decisión de ahorrar y
demostración de pacifismo se enturbió totalmente por la aparición junto a García de un conocido
traficante internacional de armas Abdul Rahman El Assir al que había conocido por intermedio de
Carlos Andrés Pérez había viajado dos veces con él y hasta lo había invitado a la ceremonia de
transmisión del mando.

Se supo que en un viaje al Cairo Alan García hizo desviar intempestivamente la ruta para hacer una
escala imprevista en la ciudad de Luxor donde descendieron solo Alan García, Alan Wagner y
Héctor Delgado Parker, solo los tres dejando a los demás en el avión para conversar con su amigo
El Assir. El hecho se supo en Lima, García no lo negó, no podía negarlo por que testigos fueron
todos los que se quedaron en el avión.

Un general de la FAP declaró que García le solicitó diera toda la información de los Mirage a El
Assir.

El caso de los Mirage quedó como tantos otros sin aclararse, pero quedó la sospecha de un
aprovechamiento ilícito en esa operación en la que el Perú perdió VEINTICINCO MILLONES DE
DOLARES por cada avión devuelto.
Sobre este asunto escribió un libro Carlos Malpica titulado “Pájaro de alto vuelo” en el que se
relata un hecho que había sido conocido en Lima como simple rumor. Alan García, siendo
presidente electo pasó 3 días en Capri en el yate de Carlos Andrés Pérez, quien le había dicho “no
cometas el error de Haya que llegó a viejo y tuvo que humillarse pidiendo dinero” que a ti no te
pase lo mismo en una reeleción. Haz tu propio dinero “y cuánto sería eso?” preguntó el joven
presidente. Por lo menos 10 millones de dólares, contestó el maestro. Fue, que duda cabe, un
curso intensivo de corrupción en ese yate Alan García probablemente conoció al Assir, se enteró
de la existencia del BCCI, que era el banco de Pérez, Noriega, y Somoza. Todo esto lo sabe bien el
dirigente Carlos Roca, que acompañó a García en el yate y contó eso a mucha gente y lo trasmitió
Carlos Malpica en el citado libro.

Y en este repaso viene incontenible a la memoria otro acto de vinculación del aprismo con la
corrupción como fue la conexión no negada del APRA con un sujeto tan conocido en el mundo de
las drogas como Carlos Langberg que editaba un pasquín de formato muy pequeño PM que
imprimía en decenas de miles para insultar a Belaunde y a su esposa en los primeros meses de su
segundo gobierno.

Langberg, notorio traficante de drogas era intimo amigo de Fernando León de Vivero y Jorge
Idiaquez y varias publicaciones dieron cuenta de las reuniones de los mayores dirigentes del APRA
en la casa de León de Vivero existen fotos de esas reuniones.

Se decía, aunque nunca se confirmó que Langberg financió la campaña presidencial de Armando
Villanueva del Campo.

Lo que si se confirmó y fue un escándalo descomunal es que Langberg compró el inmueble de Villa
El Salvador, que había sido el hogar por años de Victor Raúl Haya de la Torre, el cual era
considerado como un santuario por los apristas. Esta adquisición ante Notario Público significó el
rompimiento del Partido Aprista con tan corrupto personaje, pero la relación quedó al
descubierto, para vergüenza de los apristas.

La relación de los apristas con Langberg está debidamente documentada en el libro de ese
excelente periodista que es Gustavo Gorriti y que se titula “La calavera negra”. “El traficante que
quiso gobernar un país”

También la memoria nos trae otro acto gravísimo de corrupción que cometieron dos distinguidos
apristas.

Eran tan distinguidos que uno era el Presidente del Banco Central de Reserva y el otro el Gerente
General del mismo banco.

Estos “compañeros” recibieron la suma nada despreciable de 3’000.000 de dólares por colocar
170’000.000 de dólares en un banco de muy dudosa reputación, el BCCI.

Una operación de esta magnitud se suponía que no podía ser ignorada por Alan García, pero él
siempre lo negó, pese a que se encontró un documento en el que se probaba que el representante
de ese Banco se había entrevistado con él, García que al comienzo negó haber conocido a esa
persona, luego “recordó” que había sido por otro motivo y otra vez la cosa quedó ahí. La
participación de Alan García no llegó a esclarecerse pero fueron condenados por ese delito.

En este punto del relato es bueno recordar que los dos hechos más importantes de corrupción en
el gobierno de Alan García se conocieron porque los descubrieron en el extranjero. El caso del
Tren Eléctrico se descubrió cuando a Beltino Craxi lo enjuiciaron en Italia a resultas de lo cual se
exilió en Trípoli por doce años aprovechando que ahí no existía tratado de extradición con Italia.
Vivió y murió en Trípoli, como Fujimori vivió en Tokio y como, a su manera, vivió Alan García en
Paris.

Y el caso del Banco de Reserva se conoció porque lo comunicó al Perú el fiscal norteamericano
Morgenthan en una investigación al banco BCCI.

Eso prueba lo difícil que aquí es hallar pruebas. Y si se encuentran las hacen desaparecer como
estamos viendo hoy, delante de todos y en las mismas narices de las autoridades judiciales.

La memoria también nos trae el caso de los CERTEX que era un sistema para otorgar beneficios a
los exportadores, de ahí su nombre: Certificados de Exportación.

De esto, en el régimen aprista se beneficiaron decenas de pillos que accedían a esos beneficios sin
exportar nada, a veces vulgarmente piedras. Nunca se sancionó a nadie por esto.

Y la memoria también nos recuerda otro hecho más escandaloso que el que protagonizó Alan
García con el tren eléctrico. Es el caso del señor Agustín Mantilla a quien se le encontraron
depósitos por llones de dólares a nombre de él y de sus hermanos.

Este es un asunto del que nunca se ocupan diarios o revistas. Solo recuerdan los 30,000 dólares
que recibió de Montesinos, que está filmado y por el que fue condenado.

Pero estos depósitos por tantos millones de dólares parece que han sido “olvidados” por los
organos de expresión. Es uno de esos asuntos en los que más de uno piensa “mejor es no tocarlo”.

Y el hecho no fue negado Con la frescura que caracteriza al señor Mantilla el dijo ante el juez que
esos milloncitos eran donaciones de partidos políticos amigos, algo que no creo haya podido
probar.

Esta denuncia tiene tantos años y nadie habla de ella. Es de presumir que haya prescrito, así como
prescribió hace años el delito por el que el propio Congreso acusó a Romulo León. La prescripción
es buena amiga del aprismo.

Agustín Mantilla esta oficialmente expulsado del APRA, pero es un dirigente casi venerado por las
bases. Es un auténtico aprista.

La pregunta, casi inmediata, que origina la fortuna de Mantilla es la de saber de quien era ese
dinero, de él o de otra persona.

Mantilla solo dijo cuando recibió 30,000 dólares de Montesinos que él solo recibió órdenes ¿De
quién?
La memoria, porfiada memoria, nos recuerda una denuncia contra un diputado aprista que ya
había protagonizado un escándalo al importar carne podrida y al que se le halló 20’000.000 de
dólares enana cuenta.

Si la memoria no me falla recuerdo que él alegó que ese era dinero de su chofer y creo que ahí
termino el asunto. Seguramente algún juez declaró absurda o infundada la denuncia.

De todo lo que hemos recordado que es corrupción de grandes dimensiones observamos que en la
mayoría de esos casos terminaron en la prescripción que opera tanto por los recursos dilatorios
exagerados de los acusados como por la complicidad de jueces inmorales o complacientes.

Hay que recordar también –a quienes no frecuentan tribunales, ni conocen jueces o vocales que la
gran mayoría de magistrados, en todas las instancias, son provisionales o suplentes. En cualquier
momento dejan de ser jueces o vocales. No tienen la estabilidad que la ley solo concede a los
titulares.

Esta anómala situación, que se vive hace décadas, no es casual.

Se mantiene asi pese a que hace años tenemos un Consejo de la Magistratura que debería
nombrar jueces, en todos los niveles.

Se mantiene así porque conviene tener jueces o vocales que por esa inestabilidad laboral sean
“manejables” o se nombran jueces y vocales que en años siguientes tendrán que resolver sus
asuntos. Un caso clarisimo se dio cuando sancionado por ambas ramas del legislativo el asunto
judicial de Alan García lo vieron como jueces instructores en la primera instancia quien fuera su
profesor en el colegio y en segunda instancia quien fuera su profesor de derecho penal en la
universidad. Ambos, nombrados por Alan García y el último compañero de partido.

Últimamente no se pudo nombrar un vocal para el Tribunal Constitucional porque faltaba el voto
aprista y el Secretario del Partido, don ………Mulder dijo que no votaban por el postulante, el único
que existía porque “no tenía el perfil que el APRA requería” A buen entendedor pocas palabras.

Todo este recuento de hechos prescritos, no prescritos, hay que tenerlos presentes para fijar el
marco moral en el que, desgraciadamente, vivimos.

Hay expresiones populares que forman parte del habla nacional “Robó pero hizo obra” “No
importa que robé”. Es tan frecuente oir esas desgraciadas expresiones, que parece que la mayoría
está habituada, resignada a consentir la corrupción y se da la gran paradoja, verdaderamente
inexplicable, de que en las encuestas aparezca la corrupción como el principal mal y a la vez esas
encuestas consagran en el primer lugar de ellas a la hija del más grande corrupto de la historia y
esas mismas encuestas colocan en primeros lugares a personajes que son cuestionados como
corruptos.

Es tan grande la confusión que producen estas encuestas que al final será un lema el que se
impondrá, habrá una nueva visión de la corrupción, la decencia y la ley. Y esta visión será muy
maligna: “Es buen negocio ser corrupto” Recordarán el caso del señor Zanatti que se apropió de 45
millones de dólares, estuvo preso dos años y medio y se largó del país sin devolver ni un dólar de
los 45 millones que se llevó ni pagó un sol de los 20 millones de soles de indemnización. Pintó
unos cuadritos al óleo en su celda. Y recordarán el caso del General Hermoza que tenía 14 millones
de dólares en una cuenta, lo condenaron a ocho años, dentro de unos meses saldrá y la gente
sacará la cuenta robó 14 millones, estuvo preso siete años. Y mejor es el caso del señor Joy Way.
Fue sentenciado a seis años de cárcel pero la Corte Suprema estableció muy claramente, en la
sentencia final, que los dieciséis millones de dolarillos que tiene en Suiza son intocables, pues
parece que los ganó en buena ley. Como el señor Joy Way está libre y no tiene mucha edad podrá
disfrutar de ellos, salvo que se quebrante su salud. Dios no lo quiera. Y el caso más destacable es el
del señor Venero que manejaba casi todos los negocios y cuenta de Montesinos y que quebró la
Caja de Pensiones Militar. Hace rato que está libre y tranquilo.

La pésima conclusión a la que se puede llegar será que ser corrupto en este país no es un gran
riesgo ni significa mayor pena al ser descubierto. Naturalmente no se toma en cuenta la vergüenza
de ser conocido como corrupto, porque ellos no saben qué es eso ni les importa.

Para llegar a esta situación ahí están los jueces inmorales, o complacientes, las leyes permisivas,
los beneficios penitenciarios, las prescripciones, las amnistías, los indultos, las retractaciones.

Hay veces en que, con amargura, se piensa que las leyes procesales penales han sido hechas para
favorecer a los delincuentes que tienen poder.

Y cuando somos testigos de la evasión de la justicia por uso de cualquier triquiñuela legal
recordamos inevitablemente, el diálogo del Quijote con su fiel Sancho Panza cuando éste le
advierte de los peligros de ser perseguidos por la Santa Hermandad a lo que el Quijote le
responde:

“Y dónde has visto tu o leído jamás que caballero andante haya sido puesto ante la justicia por
más homicidios que hubiese cometido?

Todas las reflexiones hechas que puedan parecer amargas y pesimistas son necesarias para
enjuiciar la corrupción de este segundo gobierno aprista que no solo es visible sino muy
escandalosa.

La primera razón para sospechar la existencia de la corrupción a gran escala fue el conocimiento
de lo que se llamó el “gran faenón" o sea la red de influencias para orientar licitaciones. Fue tan
grande el escándalo que originó la caída del primer gabinete del gobierno de Alan García, por la
cantidad de personajes aparentemente comprometidos. Sea o no cierta esa presunción van casi
dos años que este caso se inició y el señor juez “no ha tenido tiempo” de escuchar todas las
grabaciones aparte que desde el inicio ha dicho que esas grabaciones no tienen ningún valor por
haber sido obtenidos, ilícitamente. Esa nueva tesis jurídica de “ilicitud” de las grabaciones no
autorizadas ya la señaló el Tribunal Constitucional. Dentro de unos meses será materia de debate.

A consecuencia de este caso estalló después el escándalo del caso Business Track, que era más
grave que el anterior pues eran centenares y quizá miles de interceptaciones telefónicas y audios
que podrían comprometer a muy altas esferas del gobierno.

La forma como está investigación se ha frustrado es uno de los hechos más escandalosos de la
historia. En las propias narices de las autoridades han desaparecido las CBS de las computadores.
Hay una expresión que usan los abogados que dice “lo que no está en el expediente, no existe”.
Eso lo superó Montesinos que hacia desaparecer los mismos expedientes. Y en este caso hace casi
un año que presenciamos un ridículo debate para precisar donde se perdieron los USB si en el
juzgado o en la Fiscalía o en la DINANDRO. Es ridículo porque es casi imposible determinarlo y el
único hecho cierto es que las pruebas de presuntos delitos ya no existen.

Y eso, que es tan grave, solo puede ocurrir y ampararse en la impunidad cuando viene ordenado
de muy altas esferas.

Igualmente escandaloso fue el caso de la pérdida de 800 cajas de documentos que contenían
casualmente documentos referentes a licitaciones en hospitales, que era lo que gestionaba
precisamente el famoso señor Canaan.

Los dos últimos casos revelan la “facilidad” con que desaparecen las posibles pruebas de delitos y
la tranquilidad con que la opinión pública recibe estas denuncias.

Si a eso agregamos el gran escándalo del indulto al señor Crousillat y la verdadera impavidez con la
que reacciona el señor Alan García encontramos un ambiente oficial que prácticamente ampara y
protege la corrupción.

Igualmente enorme ha sido el escándalo de la sede central de COFOPRI gerencial por el secretario
general del APRA que terminó con las denuncias de irregularidades de COFOPRI en varios
departamentos, todas manejadas por apristas. Ya nadie, ahora habla de ello.

Y la cereza del pastel es lo que está ocurriendo cuando escribo estas líneas: el famoso decreto
legislativo orientado a favorecer a los violadores de derechos humanos que felizmente ha sido
derogado, luego de una valiente intervención de Mario Vargas Llosa.

Todo lo hasta aquí relatado es más que suficiente para que nos atrevamos a dar la respuesta al
título de este capítulo y considerando la historia inicial del APRA el abandono de su doctrina o
ideología, su inicial claudicación con Manuel Prado, su infame pacto con Odría, su aquiescencia
con Velasco, el apoyo masivo a Fujimori en 1990 y la abierta, desembozada alianza actual con el
fujimorismo nos llevan a la conclusión de que el APRA tiene la fachada, la apariencia, la imagen de
un partido político, pero no lo es. Tendrá sus locales departamentales, provinciales y hasta
distritales, sus militantes, sus estatutos, sus convenciones pero lo que es en realidad y
fundamentalmente es:

1ro.- Con toda certeza, con absoluta convicción es la más grande agencia de empleos públicos. Lo
fue en el primer gobierno lo es ahora y pretenderá serlo siempre.

2do.- Es el más grande banco de votos. Así como hay bancos de sangre, bancos de leche materna y
últimamente hay bancos de órganos, el aprismo es el banco de votos que se utilizó para apoyar
lícita y abiertamente a Bustamante y Rivero y embozadamente a Prado el 56, a Odría el 63 y
masivamente a Fujimori en 1990 y ahora se utilizaron la alianza indiscutible con el fujimorismo y
con quien convenga en su momento.

3ro.- Finalmente una organización que con todos los actos de corrupción protagonizados,
prescritos o no prescritos que destila un insoportable olor a mafia.
Esa es la conclusión, desde mi punto de vista, de lo que es el APRA.
A eso agréguese la personalidad tan especial de Alan García que aparte de ser único, es narcisista.
Así como Haya tuvo obsesión por el poder la obsesión de Alan García es la de no dejar el poder.
Goza tanto con él. Se advierte su placer cuando en público tutea a Dionisio, que en el primer
gobierno le prestaba su avión particular, goza cuando produce sus intervenciones, donde se
complace tanto asimismo al sentir que esta cautivando a los oyentes con su verbo que ha llegado a
decir “me envidian porque se hacer buenos discursos” y en otra ocasión “No tengo el poder para
elegir, pero si para impedir que se elija el que yo no quiero” Así con esa arrogancia, con esa
soberbia hace recordar que en 1956 los votos apristas apoyaron a Prado, los parlamentarios
apristas se aliaron a los odriistas y los votos apristas votaron, en masa, por Fujimori en 1990.
Ahora está al descubierto la alianza apro-fujimorista.

El narcisismo agudo de Alan García, digno de un tratamiento médico, lo proyecta hasta el 2016, sin
que le pase por la mente ni por un minuto pensar que los seres humanos somos finitos.

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