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Estimados hermanos y hermanas, el día de hoy la Iglesia celebra la Epifanía del

niño Dios, que es la manifestación de Jesús al mundo entero, representado en la


persona de los Magos ¿quiénes son ellos? sabios que conocían los secretos de las
estrellas, ósea, de la astrología. Estos representan a las gentes de toda lengua y
nación que se ponen en camino, llamados por Dios para adorar al Niño. Ellos eran
de países lejanos, y siguiendo a la estrella llegaron al lugar donde había nacido el
Niño de María, aquel que es el Hijo de Dios, el Mesías de los judíos y la luz de las
naciones. Este Jesús que nos trae la salvación de Dios es para todos los pueblos,
paras todas las razas, y culturas, el mensaje de navidad es para todos, ósea que es
universal. No sólo, ahora, para los católicos o los cristianos, también para los
demás pueblos y religiones.

Ya Isaías anunciaba todo el programa de salvación de Dios bajo el símbolo de la


luz: "llega tu luz, la gloria del Señor amanece sobre ti". Alrededor, "las tinieblas
cubren la tierra", pero "sobre ti amanecerá el Señor". Además, el pueblo elegido
como los bautizados debe ser como un faro evangelizador para los demás: "y
caminarán los pueblos a tu luz". La primera carta de Juan entra en el primer tema
de su mensaje: Dios es luz, Jesucristo está en la luz, y nosotros debemos también
caminar en la luz. Caminar en la luz significa vivir en comunión con Dios y con
nuestros semejantes, y, por tanto, no pecar, no vivir en la oscuridad. Pero por
desgracia todos tenemos la experiencia de nuestra debilidad y nos sentimos según
san Juan pecadores. Nadie puede decir que no tiene pecado. Sería engañarse a sí
mismo e ir contra la luz. El Jesús de quien habla Juan es el que ha venido en
Navidad y a la vez el de la Cruz, el que con su sangre nos purifica de todo pecado,
no sólo a nosotros, sino a todo el mundo.

La envidia y la maldad de Herodes es la oposición de las tinieblas contra la luz, de


la maldad contra el bien. Se cumple lo que Juan dirá en su prólogo: vino a su casa
y los suyos no le recibieron.

¿Como se contraponen los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas? Los que
nacen de Luz y los que nacen de las tinieblas. ¿Como se puede distinguir? El
criterio para distinguirlos está en su estilo de vida, en sus obras. Quien comete el
pecado es del diablo, porque el pecado es la marca del maligno, ya desde el
principio. ¿Qué hacen los que permanecen en tinieblas? niegan a Dios, rompe la
comunión con el hermano y se hace daño contra su propia persona, porque se
debilita y oscurece su entendimiento.

Mientras que los que permanecen en la luz no cometen pecado, porque Dios está
con ellos abandonan el estilo de vida del mundo o del diablo, renuncian al pecado
y desean vivir como Cristo, en la luz y en la santidad de Dios tienen una conducta
coherente, hecha de alegría y a la vez de seriedad exigente con nosotros mismos.
Porque el pecado no se puede conjugar con la luz. La luz, en el lenguaje bíblico,
es sinónimo de alegría, de vida, de verdad, de bondad, de pureza.

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