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ESTUDIO DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DEL PSICÓLOGO EN

EL MEDIO UNIVERSITARIO DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DEL PAÍS


VASCO.

Juan José Arróspide Eizaguirre.


Fausto E. Blanco Aller.
Francisco Casanueva Gómez.
Oscar Díaz Nieto.

Dpto. de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la


Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco - Euskal Herriko
Unibertsitatea (U.P.V. / E.H.U.).

El objetivo de esta investigación es estudiar la representación social que un


grupo de estudiantes de facultades y escuelas universitarias de las
universidades vascas tienen sobre el oficio del psicólogo. Esta investigación
pretende ser un estudio transcultural réplica de una investigación dirigida
por W. Doise y col. que fue publicada en el número 3 del "Bulletin Suisse
des Psychologes". A fin de desarrollar esta investigación hemos utilizado, al
igual que los autores citados posteriormente, la perspectiva de S. Moscovici
sobre las Representaciones Sociales.

El presente trabajo nace de nuestras inquietudes por conocer la imagen, la


perspectiva funcional que un determinado colectivo -en nuestro caso, la sociedad vasca-
tiene sobre el rol profesional del psicólogo.

Somos conscientes de que este objetivo no es tarea laxa; por otra parte, tampoco
podemos representar significativamente en nuestra investigación a todos los sectores
sociales vascos; por ello hemos limitado nuestro campo de acción al ámbito
universitario de la Comunidad Autónoma Vasca, en la cual nuestras posibilidades de
actuación son mayores. Para ello hemos tomado como población los/as alumnos/as que
cursan sus licenciaturas o diplomaturas bien en la Universidad del País Vasco/Euskal
Herriko Unibertsitatea (U.P.V./E.H.U.), bien en la Universidad de la Iglesia de Deusto.

Como nuestra investigación se plantea como objetivo la exposición de las distintas


perspectivas que, sobre el papel del psicólogo tienen los sujetos encuestados, hemos
decidido retomar para ello la teoría de las Representaciones Sociales propuesta por S.
Moscovici.

Para realizar este trabajo nos hemos basado en la investigación realizada por W.
Doise, G. Mugny, P. de Paolis, C. Kaiser, F. Lorenzi-Cioldi y S. Papastamou y
publicada en el "Bulletine Suisse des Psychologues", nº 3, de 1982, la cual, a su vez, se
inspiró en una investigación de A. Palmonari y un equipo de investigadores de la
Universidad de Bolonia (1981) que reflejamos en la bibliografía.

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Centrándonos más en nuestro objetivo y relacionándolo con las investigaciones
que nos han servido de fundamentación, hemos de decir que en la investigación
originaria, A. Palmonari obtuvo un total de cuatro tipos de Representaciones Sociales
acerca de la profesión del psicólogo, investigación que hemos empleado como base para
realizar nuestro estudio comparativo.

Palmonari estructuró las diferentes sensibilidades de sus encuestados en cuatro


tipos de Representaciones Sociales. El Tipo A es la postura más extrema. La Psicología
es una ciencia, pero ésta es una ideología en cuanto que sirve a los grupos que detentan
el poder. Desde esta perspectiva hay que modificar, en primera instancia, el marco
político para poder transformar la realidad social. El psicólogo sería, pues, un "activista
político", un trabajador social -entendido como todo aquel que se ocupa del hombre y de
la sociedad. Así pues, esta postura no identificaría al psicólogo con un papel técnico.
Más bien su objetivo sería evidenciar las contradicciones de la sociedad, desarrollando
una actividad que no sea alienante.

El Tipo B concibe la Psicología como una ciencia social ya que emplea métodos e
instrumentos científicos para analizar los fenómenos sociales. Su objetivo sería pues,
conocer la sociedad y elaborar propuestas de intervención social, ya que afirma la
existencia de una relación entre ciertos factores sociales y el malestar individual. Según
esta postura, la enfermedad mental puede ser aliviada mediante psicoterapia. Esta
representación concede gran importancia a la integración del trabajo del psicólogo en
una tarea interdisciplinar sin la cual no sería posible el cambio social.

El Tipo C supone una posición más matizada, cercana a la corriente


psicoterapéutica; la Psicología sería una ciencia que emplea el método científico para
conocer al sujeto. Desde esta perspectiva sería imposible incidir en la sociedad. Por
tanto el objeto de la investigación psicológica serían los procesos individuales e
interindividuales. El psicólogo sería, en último término, un médico clínico con
capacidades técnicas, lo cual supone una postura muy diferente a la de un "trabajador
social".

El Tipo D es una posición también extrema. Desde esta postura, la Psicología es la


ciencia del "caso individual", pero no se define a los profesionales como psicólogos sino
como "psicoterapeutas"; la causa de esto radicaría en que la psicología implicaría un
marco de intervención demasiado vasto. Además la Psicología sería entendida como una
profesión liberal, en la que el instrumento de trabajo esencial sería la personalidad del
terapeuta. El método de trabajo estaría fundado en la capacidad de implicación concreta
del terapeuta con el paciente, dejando en un segundo plano las capacidades técnicas y la
formación abstracta.

Si tuviera que definirse cada uno de estos cuatro tipos de manera escueta -al igual
que W. Doise en su artículo-, podríamos denominarlos del modo siguiente aunque
reconociendo, no obstante, que dichas designaciones son necesariamente sesgadas.

Tipo A: Militante político.


Tipo B: Interdisciplinar.
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Tipo C: Técnico.
Tipo D: Clínico.

1.- Instrumento y técnica de recogida de datos.

A la hora de plantearnos el método de recogida de información decidimos


utilizar el cuestionario; una vez decididos a ello optamos por distribuir una réplica del
realizado por A. Palmonari, S. Moscovici y W. Doise, construido a fin de conocer los
diferentes tipos de representaciones que los psicólogos y los no psicólogos de diversos
países tiene con respecto a la actividad del psicólogo.

Dicho cuestionario fue elaborado gracias a la colaboración entre las facultades


de Psicología y Ciencias de la Educación de Ginebra y la Facultad de Magisterio de
Bolonia, y tenía como precedente otra investigación realizada por A. Palmonari y un
equipo de investigadores de la Universidad de Bolonia (1981).

El cuestionario consta de catorce aspectos o rúbricas de la actividad profesional


de los psicólogos, cada uno de los cuales consta a su vez de cuatro proposiciones o ítem
que corresponden a los cuatro tipos de representaciones sociales que los investigadores
italianos pudieron constatar. En cada ítem se pedía a los sujetos encuestados que
expresaran su grado de acuerdo o de desacuerdo rodeando con un círculo uno de los
cuatro números (-2, -1, +1, +2) que constituyen el espectro de respuestas posibles. El
significado de estos números era el siguiente: en desacuerdo, más bien en desacuerdo,
más bien de acuerdo, de acuerdo. Para su posterior análisis esta escala la hemos
transformado en otra de 1, 2, 3, 4, asignando el número 9 para aquellos ítem que los
sujetos hayan dejado sin contestar.

En total, el cuestionario consta de catorce rúbricas, que pasamos a detallar:

- R. 1: Objeto de la Psicología.
- R. 2: Relación con otras disciplinas.
- R. 3: Definición de la intervención.
- R. 4: Garantías profesionales.
- R. 5: Identidad profesional.
- R. 6: Relaciones entre sectores público y privado.
- R. 7: Psicología y manipulación.
- R. 8: Formación universitaria.
- R. 9: Formación continua.
- R.10: Definición de la intervención psicológica.
- R.11: Objetivos.
- R.12: Motivaciones.
- R.13: Criterios de satisfacción.
- R.14: Formación psicoanalítica.

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2.- Muestra.

Hemos contado con un total de 151 sujetos, estudiantes universitarios todos


ellos, matriculados en las dos universidades citadas al comienzo de este artículo.

3.- Resultados.

Al igual que en el estudio de W. Doise, nosotros, en nuestro estudio, también


realizaremos un doble análisis de los datos obtenidos en la muestra. Por un lado,
consideraremos el grado de aceptación o de rechazo que los estudiantes encuestados
expresan respecto a los ítem que resultan de los cuatro tipos. Por otro lado, y en segundo
lugar, someteremos al conjunto de respuestas a un análisis factorial con el objeto de
encontrar dimensiones específicas explicativas del fenómeno y que nos permitan
establecer una comparación con la realidad del estudio suizo.

3.1.- Grado de acuerdo con el ítem.

En el primero de los análisis utilizaremos un criterio "absoluto" que tenga en


cuenta los resultados medios de cada ítem inferiores a dos como un rechazo y los
resultados medios superiores a tres como una aceptación.

El cuadro 1 indica, para cada tipo, el número de ítem que han sido considerados
como los más rechazados o aceptados según el criterio establecido anteriormente.

Cuadro 1.- Número de ítem que han sido más a menudo aceptados o rechazados
para cada uno de los diferentes tipos.
Tipología Número de ítem
Rechazados Aceptados
Tipo A. 2 3
Tipo B. 2 6
Tipo C. 0 8
Tipo D. 1 7

Este cuadro muestra que son los ítem de tipo A con los que los encuestados están
menos de acuerdo y que son los ítem del tipo C y D -sobre todo los de tipo C, por no
acumular ningún rechazo absoluto- con los que están más de acuerdo. Con respecto a
los ítem de tipo B podría decirse que se observa un mayor equilibrio entre el rechazo y
la aceptación, si bien claramente favorable a la aceptación.

Realizando un estudio más pormenorizado de los ítem rechazados más a menudo


podemos observar que los de tipo A hacen referencia a considerar a la psicología como
un catalizador de alternativas políticas (A.13, 8) y a los psicólogos como personas
influenciadas y motivadas, de modo explícito, por una determinada ideología (A.12, 13).
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De los dos ítem rechazados del tipo B uno hace referencia a la poca o escasa
importancia y necesidad de un colegio de psicólogos (B.4, 11).

Al acudir a los ítem C rechazados encontramos que en nuestra muestra no existe


ninguno.

Entre los ítem de tipo D tan solo hay uno que sea rechazado mayoritariamente
por la muestra y es aquel que hace referencia, de nuevo, a lo innecesario de la existencia
de una asociación profesional de psicólogos (D.4, 38).

Acercándonos ahora a los ítem aceptados es obligado decir, a modo de


introducción, que en todos los tipos, los ítem aceptados sobrepasan en número a los
rechazados. Con respecto a los ítem del tipo A han sido tres los mayormente aceptados
por la muestra. Uno de ellos habla de la necesidad de que la formación continua en el
campo de la psicología contribuya a un discernimiento sobre el papel de los psicólogos
en la sociedad (A.9, 3). Otro niega la posibilidad de que los psicólogos, como tales,
puedan cambiar la realidad (A.3, 37). El último de los ítem aceptados de este tipo A se
refiere a la insuficiencia de la formación universitaria en los estudios de psicología que
imposibilita la realización de un análisis crítico de la sociedad (A.8, 50).

Seis son los ítem aceptados del tipo B. Hablan de la insuficiencia de la


formación universitaria que imposibilita un análisis multidisciplinar de la realidad (B.8,
2) o de la aportación del psicólogo a la definición y análisis de las necesidades de grupos
o individuos (B.10, 7). También hablan estos ítem de la necesidad de familiarización de
los psicólogos con los progresos de otras ciencias sociales por medio de la formación
continua (B.9, 12) y de la función de la psicología como facilitadora del conocimiento
de la realidad social (B.1, 16). Otro de los temas aceptados en este tipo B es el referente
a la insuficiencia del análisis personal como cualificador de los psicólogos (B.14, 54). El
último de los ítem tipo B hace referencia a la necesidad de la interdisciplinariedad en la
que debe colaborar el psicólogo como facilitadora de cualquier proyecto de cambio
social (B.3, 56).

Nos adentramos ahora en los ítem aceptados de tipo C, los más numerosos por
otra parte. No importa que el psicólogo trabaje en el sector privado o público siempre
que se le garantice una autonomía suficiente (C.6, 1). También es aceptado el ítem que
afirma que el psicólogo prepara a los individuos para que asuman mejor su relación con
los demás (C.10, 15). El tercero de los ocho ítem aceptados en esta tercera tipología dice
que es función de la formación continua del psicólogo integrar en su experiencia los
progresos de otras ciencias (C.9, 19). El cuarto afirma que a través de la psicología se
conoce mejor al individuo y sus relaciones (C.1, 27). El quinto de los ítem habla de la
necesidad de un colegio de Psicólogos para garantizar su competencia profesional (C.4,
29). Sobre la insuficiencia de la formación universitaria de los psicólogos debido al
escaso conocimiento que de otras técnicas profesionales tienen, habla otro de los ítem de
este apartado (C.8, 34). El penúltimo de esta serie de ítem dice que la intervención
política es manipuladora por no tener en cuenta las necesidades del individuo (C.7, 36).
Y el último, por fin, nos plantea la cuestión del trabajo pluridisciplinar en el psicólogo
como facilitador de las relaciones interpersonales (C.1, 51).

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Con respecto a los ítem del tipo D aceptados cabe decir que también son
bastantes y centran su atención sobre todo en la satisfacción del psicólogo en función de
la del cliente (D.13, 6) o la función de la relación terapéutica como paliante de
sufrimientos psíquicos (D.10, 32). También habla de la psicología como productora de
un mejor conocimiento propio a través del de los demás (D.1, 35). Así mismo otro ítem
afirma que la formación continua debe servir para aumentar la cualificación y el
desarrollo personal de los psicólogos (D.9, 43). El primero de los tres siguientes y
últimos ítem nos afirma la obligatoriedad que tiene el psicólogo de ayudar a sus clientes
a realizarse a sí mismos (D.1, 11). El siguiente también habla de la necesidad de
proporcionar bienestar al individuo (D.3, 48). Y el último de todos los ítem aceptados
está en la línea del autoconocimiento como premisa para la práctica de la psicología
(D.2, 52).

Estableciendo una comparación con el estudio suizo, es reseñable el hecho de


que las preferencias por una u otra representación social varían sensiblemente entre
ambas muestras. El cuadro 2 refleja, para las dos muestras, las preferencias de
representación, de mayor a menor y de izquierda a derecha.

Cuadro 2.- Representaciones sociales preferidas por cada una de las muestras.
De mayor a menor y de izquierda a derecha.
Pref. 1ª Pref. 2ª Pref. 3ª Pref. 4ª
Euskadi. Tipo C. Tipo D. Tipo B. Tipo A.
Suiza. Tipo B. Tipo C. Tipo D. Tipo A.

En ambas muestras la representación social que concibe al psicólogo como un


técnico es una de las más aceptadas. Los encuestados vascos la eligen en primera opción
y los suizos en segunda. A pesar de estas diferencias de opción, la diferencia no es sino
de matiz. La muestra suiza rechaza dos de los ítem de esta representación (C.3, 31 y C.5,
45) en los que se dice que el psicólogo debe tener como prioridad cambiar a los
individuos y sus relaciones y que este profesional se define por sus competencias
técnicas. La muestra vasca no muestra rechazo alguno por ningún ítem de esta
representación. De todos modos en el apartado de ítem aceptados el acuerdo y la
coincidencia es total y absoluta, tanto en el número de ítem como en los ítem concretos
que cada muestra acepta. Para ambos conjuntos el psicólogo puede insertarse tanto en el
ámbito público o privado siempre que se le garantice su libertad de acción (C.6, 1).
También para ambos la función del psicólogo está en la línea de preparar a las personas
para que asuman mejor sus relaciones con los demás a través de un mejor conocimiento
del individuo y sus relaciones (C.10, 15, C.1, 26 y C.11, 51). Además creen
conveniente la integración de los progresos técnicos y teóricos en la experiencia
profesional del psicólogo (C.9, 19). El colegio de psicólogos siempre es necesario para
garantizar la profesionalidad de la psicología (C.4, 27). Ambas muestras estiman que la
actual formación universitaria no familiariza suficientemente a quien se está formando
con las distintas competencias y técnicas profesionales. Finalmente, ninguna muestra se
posiciona como partidaria de la intervención política considerándola como
manipuladora y marginadora de las verdaderas necesidades individuales (C.7, 36).

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La segunda preferencia de la muestra vasca, la representación social D, se
corresponde con un rechazo de los encuestados suizos.(6 ítem rechazados por 4
aceptados). Esta es, quizá, la mayor de las diferencias encontradas entre encuestados
suizos y vascos a la hora de concebir la función del psicólogo. Ambas muestras se sitúan
en desacuerdo con la innecesariedad de un colegio oficial (D.4, 38) pero, además los
suizos rechazan lo privado como único ámbito de actuación del psicólogo (D.6, 42), no
aceptan que la formación universitaria y continua esté en una línea de formación de la
personalidad y de crecimiento personal del psicólogo (D.8, 39, D.9, 43, aceptado en la
otra muestra), así como que la formación continua sea condición necesaria y suficiente
para el ejercicio de la profesión (D.14, 46). Tampoco aceptan que el psicólogo alivie
sufrimientos psíquicos desde la relación con el otro, aspecto este sí aceptado por nuestra
muestra (D.10, 30).

Los vascos coinciden con los ítem aceptados de los suizos y, además, aceptan
otra serie de ellos, cumpliendo así la circunstancia antes citada de aceptación del
muestreo vasco de esta representación y rechazo del suizo. Así pues, para los
universitarios encuestados vascos y para los suizos la psicología también es concebida
como maduradora de la propia personalidad a través de la relación (D.1, 33), y de la
personalidad de los demás (D.11, 44), facilitando el bienestar de los individuos (D.3,
48); todo ello desembocaría en el conocimiento profundo de uno mismo (D.2, 52). A
partir de esta coincidencia, la muestra vasca se desmarca de la línea suiza debido a una
mayor aceptación de ítem de esta representación e, incluso, por una aceptación de ítem
rechazados por los suizos. En este sentido, además de D.10, 30 y D.9, 43 cuya
valoración es bien distinta en ambas muestras, los estudiantes universitarios vascos
añaden a su concepción clínica del psicólogo la condición de satisfacer al cliente como
modo, incluso, de su autosatisfacción profesional (D.13, 6).

La tercera de las preferencias del muestreo vasco, representación social Tipo B,


se corresponde con la primera de las preferencias del muestreo suizo. Ambas muestras
defienden la existencia de un colegio oficial de psicólogos rechazando que la garantía de
un psicólogo resida en el trabajo con colegas de distintas disciplinas (B.4, 11). La
muestra suiza coincide con la vasca en que el psicólogo debe contribuir a la definición y
análisis de necesidades de grupos e individuos (B.10, 7), lo cual se lograría mediante
una formación continua cimentada en el conocimiento de los progresos de otras ciencias
sociales (B.9, 12). Ambas muestras coinciden también en concebir a la psicología como
una disciplina que permita conocer mejor la realidad social (B.1, 16), así como en
aceptar la insuficiencia de un mero análisis personal para calificar a un sujeto como
psicólogo (B.14,54). También coinciden ambas muestras en la necesidad de sumar las
competencias específicas del psicólogo a las de otros especialistas en ciencias sociales a
la hora de elaborar un proyecto de cambio social (B.3,56). A partir de aquí las dos
muestras divergen en cuanto a los ítem que son aceptados por cada una de ellas; así, la
muestra vasca reconoce que la formación continua debe contribuir a una reflexión
grupal sobre el papel social de los psicólogos (B.8,2). Por su parte, la muestra suiza
acepta como criterio válido de definición del psicólogo sus capacidades de análisis e
intervención en la realidad social (B.5,20), y considera acertado que el hecho de ayudar
a las colectividades a crear condiciones mejores para iniciar y evaluar proyectos de
cambio social fuese causa de motivación en los psicólogos (B.12,53).

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La cuarta de las preferencias de la muestra vasca, representación social tipo A,
coincide también con la cuarta preferencia de la muestra suiza. No obstante, existe una
gran divergencia entre ambas muestras con respecto a los ítem rechazados y aceptados
por cada una. Ambas muestras coinciden en rechazar que la principal fuente de
satisfacción para los psicólogos consista en trabajar bajo un proyecto que puede
desembocar en una alternativa política (A.13,8), así como que la motivación del
psicólogo debiera sustentarse en una elección de tipo político o ideológico (A.12,13). A
partir de aquí ambas muestras difieren en cuanto a los ítem que rechazan cada una; los
encuestados vascos agotan de este modo los ítem rechazados, mientras que los
encuestados suizos no aceptan además de los dos ítem ya enumerados otros cinco. Así
pues, rechazan que los psicólogos deban aliarse con aquellas fuerzas sociales que luchan
para crear una sociedad menos opresiva (A.11,4), así como que el trabajo del psicólogo
deba realizarse siempre en una institución pública (A.6,17). También rechazan que en
nuestras sociedades la intervención del psicólogo sea frecuentemente manipuladora
debido al ocultamiento de los problemas sociales y políticos (A.7,22). Igualmente
consideran falso que la psicología se utilice con frecuencia para desviar la atención de
los verdaderos problemas sociales a los que se enfrentan los individuos (A.1,24), así
como que toda actividad de investigación y de intervención psicológica deba basarse en
un análisis de tipo político (A.2,25).

En cuanto a los ítem que son aceptados por ambas muestras, señalar que
únicamente coinciden en el hecho de que el psicólogo como tal no puede cambiar la
realidad social (A.3,37). Con esto se agotan los ítem aceptados por la muestra suiza,
mientras que la muestra vasca acepta otros dos ítem más. Los encuestados vascos sí
consideran oportuno que actualmente la formación continua debe contribuir a una
reflexión grupal sobre el papel social de los psicólogos (A.9,3). También aceptan que la
actual formación universitaria de los psicólogos es insuficiente, ya que su abstracción no
proporciona los instrumentos precisos para realizar un análisis crítico de la sociedad
(A.8,50).

3.2.- Análisis factorial.

Con respecto al segundo de los análisis que nos habíamos comprometido a


realizar; el análisis factorial, hay varios aspectos importantes a destacar. El cuadro 3 da
las saturaciones de los cinco factores más importantes que explican, al menos cada uno
de ellos, el cinco por ciento de la varianza total. Al igual que en el estudio suizo, y para
ceñirnos lo más posible a su metodología, tan sólo comentaremos los factores que tienen
al menos siete saturaciones significativas del mismo signo sobre los catorce ítem
pertenecientes a un mismo tipo. Nuestro cuadro 3, al igual que el cuadro 3 suizo,
muestra que es el caso para los tres primeros factores.

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Cuadro 3. Número de ítem que presentan saturaciones específicas en los cinco
primeros factores.
Factor I. Factor II. Factor III. Factor IV. Factor V.

% de
varianza 9.3 7.5 5.1 5.1 4.3
total
explicada.
Saturación - + - + - + - + - +
Tipo A. 2 2 0 8 1 2 1 1 1 4
Tipo B. 0 7 0 4 1 0 2 1 0 1
Tipo C. 0 3 0 3 0 1 0 3 2 0
Tipo D. 1 4 0 1 0 7 2 0 0 1

Factor 1.

Las saturaciones más numerosas en los ítem de Tipo B y en los ítem de Tipo D
constituyen las principales características de este factor. Dos ítem son saturados
positivamente y otros dos negativamente en la representación social Tipo A. Los ítem
A.4, 29 y A.14, 18 que afirman que la asociación de los psicólogos en un colegio oficial
es un instrumento de conservadurismo social, y que la práctica psicológica supone
psicologizar los problemas individuales más que abordarlos desde su origen social,
obtienen una saturación negativa que obliga a interpretarlos en sentido inverso. Por otra
parte A.10, 40 y A.11, 4 van en la línea de considerar al psicólogo como un profesional
que lucha junto con otros para erradicar la marginación, aliándose, incluso, con fuerzas
sociales que luchan para crear una sociedad menos opresora.

Siete son los ítem de Tipo B los que presentan una saturación positiva
significativa, siendo esta, quizá la representación social que más marque este factor
dado que, además, ningún ítem satura negativamente. En este sentido se concibe al
psicólogo como aquel que permite conocer mejor la realidad social (B.1, 16), que, junto
con otros especialistas en Ciencias Sociales intentan crear colectividades que favorezcan
la emancipación de sus miembros (B.11, 10) gracias a su capacidad de análisis e
intervención en la realidad (B.5, 20). Nuestra muestra entiende que la motivación de los
psicólogos debe ir en esa línea, ayudar a las colectividades a crear condiciones que
inicien y evalúen cambios sociales (B.12, 53). Esta tarea debería ser llevada a cabo junto
con otras competencias sociales (B.3, 56), de manera transparente y no manipuladora,
insertándose en un proyecto social amplio aprobado por la población interesada (B.7,
21). En definitiva, el éxito de sus proyectos debiera constituir satisfacción para los
psicólogos (B.13, 55).

El Tipo C es saturado positivamente por tres ítem, negativamente por ninguno.


Estos ítem apoyan la tendencia iniciada por el análisis factorial de las dos
representaciones sociales anteriores. Así por ejemplo, en estos ítem hablan acerca de la
psicología como promotora de un mejor conocimiento individual y de las relaciones
interpersonales (C.1, 26) conseguido gracias al perfeccionamiento de conocimientos y
técnicas que debe utilizar el psicólogo (C.11, 51). En este sentido, y con saturación

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positiva en este caso, vuelve a aparecer la necesidad de un colegio oficial que garantice
la competencia profesional de éstos (C.4, 27).

La representación social del tipo D es la segunda a la hora de aportar


saturaciones positivas al factor 1. En ese sentido, y comenzando por el análisis del único
que satura negativamente cabe decir que nuestra muestra vuelve a mostrarse contraria a
la no existencia de un colegio oficial, rechazando que las garantías competenciales
residan tan sólo en la experiencia y personalidad del psicólogo (D.4, 38). En este sentido
viene a complementar este posicionamiento el que la muestra vasca crea que el
psicólogo debe contribuir terapéuticamente a la autorealización (D.11, 44) consiguiendo
el bienestar del individuo (D.3, 48) teniendo como instrumento de intervención un
profundo conocimiento de sí mismo (D.2, 52), a través de los demás (D.1, 33).

Así pues, no parece exagerado creer que el primer principio que organiza las
respuestas de los estudiantes universitarios de la C.A.V. (Comunidad Autónoma Vasca)
es el resultado de una síntesis de posiciones de tipo B y D fundamentalmente,
complementadas por A y C. En este sentido la muestra vasca valora muy positivamente
la existencia de colegios oficiales de psicólogos. Coloca al psicólogo dentro del campo
de la lucha por el cambio social; contra la marginación y a favor de las libertades, junto
con otros trabajadores sociales y dentro de un proyecto global socialmente aceptado.
Como instrumentos que lo faciliten, la muestra vasca cree adecuados la promoción de la
integridad de las personas y de la autenticidad de las relaciones interpersonales y
sociales. Todo esto debiera desembocar en el bienestar del individuo.

Comparativamente con el estudio suizo puede decirse que la muestra vasca


aboga por la existencia de colegios oficiales de psicólogos, así como por que la labor de
éstos consista en lograr el bienestar del sujeto mediante un proceso terapéutico que
permita la autorealización. En este sentido, la muestra suiza, en el factor 2 reconoce que
el papel del psicólogo consistiría en aliviar los sufrimientos psíquicos de las personas
permitiendo así cierto bienestar. Los encuestados vascos también consideran que el
trabajo de los psicólogos posibilita conocer de un modo más fiable la realidad social y
que junto con otros especialistas en Ciencias Sociales deben ayudar a crear las
condiciones necesarias para que se den los cambios sociales que los distintos colectivos
precisan. Esto concuerda bastante con la posición expresada por los encuestados suizos
(factor 2), los cuales defienden un mayor conocimiento de la realidad social, de las
necesidades de los grupos y de los individuos así como de diferentes maneras de
colaborar en proyectos sociales. La muestra vasca también considera que la psicología
facilita el autoconocimiento individual así como las relaciones interpersonales gracias a
los instrumentos y saberes propios de la psicología. La muestra suiza aboga también por
un cambio del individuo y sus relaciones con los demás gracias a la labor desarrollada
por la psicología (factor 2).

Factor 2.

Este factor se organiza en torno a las representaciones sociales Tipo A y Tipo B.


Complementan a estas C y D. Como aspecto destacado de este factor reseñar la ausencia
de saturaciones negativas en ninguna de las cuatro representaciones sociales. En este
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sentido, ocho son los ítem que saturan positivamente la representación Tipo A y que
conforman cierto perfil del psicólogo. Para la muestra vasca un psicólogo debiera
sentirse satisfecho en su trabajo desde el momento en que opta por trabajar para un
proyecto político alternativo (A.13, 8 y A.12, 13) basando sus intervenciones en un
análisis de tipo político (A.2, 25) a fin de evitar el sobreseimiento de los verdaderos
problemas sociales de los sujetos (A.1, 24). Estiman, los encuestados vascos, que el
colegio de psicólogos se convierte en un instrumento de conservadurismo social (A.4,
29) y que las intervenciones psicológicas son manipuladoras y ocultadoras de los
verdaderos problemas políticos y sociales (A.7, 22). En línea con lo afirmado, el
psicólogo tan solo debiera realizar su trabajo en una institución pública (A.6, 17),
además consideran que la del psicólogo es una formación carente de capacidad de crítica
a la sociedad (A.8, 50).

Cuatro ítem saturados positivamente complementan esta visión del psicólogo. La


muestra de la C.A.V. cree que la capacidad de análisis e intervención social son
conformadoras de la profesión y motivación psicológica (B.5, 20) y debieran
encaminarse a ayudar a colectividades y grupos sociales a crear mejores condiciones
para iniciar proyectos de cambio social (B.12, 53). En este sentido, la satisfacción
fundamental de estos profesionales sería alcanzar el éxito en proyectos de este tipo
(B.13, 55). Además, para facilitar la integración de sus encomiendas en un proyecto
global, el trabajo del psicólogo debería depender del sector público (B.6, 47).

Las representaciones sociales C y D vienen a cumplimentar al grueso de los


contenidos de las representaciones A y B. En este sentido, en el Tipo C se habla de que
el objetivo del psicólogo sea, prioritariamente, lograr un cambio del individuo y sus
relaciones con el otro (C.3, 31) a través de las competencias técnicas que posea (C.5,
45), aspecto este bastante descuidado en su formación universitaria, a juicio de la
muestra vasca (C.8, 32).

El único ítem saturado positivamente en la representación Tipo D habla de la


insuficiencia de la formación universitaria que descuida la formación de su personalidad
(D.8, 39).

El segundo factor que organiza las respuestas de los estudiantes universitarios


vascos está fundamentalmente avalado por los Tipos A y B y complementado por los C
y D. Estas respuestas se organizan en la línea de trabajar desde una alternativa política
que se preocupe por los verdaderos problemas sociales. Desde el sector público debieran
crear condiciones de cambio social en colectividades y grupos a través de cambios en
los individuos y sus relaciones. El psicólogo tendrá a su disposición, como
herramientas, técnicas específicas de intervención y su propia personalidad. Además, en
este factor hay ítem saturados positivamente que critican las actuales actuaciones de la
profesión.

Es evidente que entre los encuestados vascos las respuestas se organizan


alrededor de los Tipo A y B al igual que el factor 1 del estudio suizo. En ese sentido los
encuestados vascos abogan por un tipo de psicólogo implicado en movimientos de
cambio social que alejen sus intervenciones de la manipulación y el ocultismo. Parece
también así manifestarse la muestra suiza en el factor 1 cuando afirma a través de un
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ítem saturado negativamente que el psicólogo no puede cambiar la realidad social.
Continuando con la comparación de ambas muestras, la vasca cree que el psicólogo
debe tener capacidad de análisis que contribuya a colaborar con colectividades en
proyectos de cambio, siendo el éxito de estos proyectos su mayor satisfacción. La
muestra suiza se alinea en cierta medida con esta concepción del psicólogo. En el factor
1 hablan de que el psicólogo ha de defender ideas de proyecto de cambio y de
intervención. La muestra vasca cree que el psicólogo debe tener por objetivo el mejorar
al individuo y sus relaciones. Así mismo creen que la formación universitaria descuida
la formación de la personalidad, importante instrumento para la intervención. En este
sentido en el estudio suizo también se habla de la importancia del conocimiento de uno
mismo que es condición necesaria y suficiente para trabajar como psicólogo.

Factor 3.

Las saturaciones positivas más importantes corresponden a la representación


social Tipo D, que organiza la mayoría de las respuestas del factor tercero, seguidas en
mucha menor medida, por las Tipo A y Tipo C. Negativamente saturan las
representaciones Tipo A y Tipo B con un ítem cada una de ellas. Para la muestra vasca
el psicólogo debe mantenerse al margen de cualquier tipo de fuerza social, como se
desprende de la saturación negativa de este ítem (A.11, 4). Además, los encuestados
vascos consideran el colegio oficial de psicólogos como un elemento de
conservadurismo social (A.4, 29); también consideran que la práctica del análisis
psicologiza los problemas en vez de abordarlos desde una perspectiva social (A.14, 18).

En el Tipo B tan sólo encontramos un ítem que satura el factor 3, y además de


modo negativo. La muestra vasca entiende que el sector público no es el único sector a
través del cual puede el psicólogo integrar su trabajo en un proyecto más global
(B.6,47).

El Tipo C satura positivamente este factor con un sólo ítem, y en el cual se


afirma que ser analizado constituye siempre un aspecto importante de la cualificación
del psicólogo (C.14, 41).

En el Tipo D nos encontramos con siete ítem que saturan positivamente el factor
3. Los encuestados vascos consideran que la actividad del psicólogo pasa primero por
un profundo conocimiento de uno mismo (D.2, 52), y que la psicología puede producir
un mejor conocimiento de sí mismo en los otros individuos (D.1, 33), así como que la
motivación del psicólogo es el desarrollo de su personalidad por la ayuda proporcionada
al otro (D.12, 9); esta personalidad le confiere una identidad profesional válida (D.5,
28). También acepta la muestra vasca que el trabajo del psicólogo se desarrolla en
condiciones óptimas cuando se plantea como una actividad privada (D.6, 42), así como
una posible manipulación del individuo en pro de su bienestar (D.7, 49). Igualmente se
acepta que el psicólogo establezca una relación con el otro a fin de aliviar los
sufrimientos psíquicos del paciente (D.10, 30).

Este factor se explica fundamentalmente desde la representación clínico-


individual más clásica, aunque también incorpora algunos elementos de otras
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representaciones. Puede decirse que se aboga por el desarrollo de la personalidad como
elemento terapéutico, en el marco de una actividad privada. En menor medida también
se aboga por mantenerse al margen de las fuerzas sociales y que el análisis simplemente
psicologiza en lugar de realizar una tarea socializante. Se considera insuficiente la
actuación únicamente desde el sector público, y se señala la importancia que tiene el
autoanálisis para poder realizar una buena labor de ayuda al otro.

De los tres factores analizados este es el que más coincide con la muestra suiza,
puesto que, como aquella, incide primordialmente en aspectos clínico-individuales,
desmarcándose de los representaciones Tipo A y Tipo C ,aunque encontramos
divergencias entre ambas respecto a la representación Tipo C.

4.- Conclusiones.

Partimos de que las representaciones sociales se encuentran en un constante


proceso dinámico de transformación en buena medida determinado por la constante
evolución del perfil socio-profesional al que se ve sometido el rol del psicólogo. Aún
así, sí podría decirse que este trabajo marca la perspectiva actual del fenómeno.

En resumen, observamos que la muestra vasca opta por unos tipos concretos de
representaciones sociales de los profesionales de la psicología. Para estos encuestados el
Tipo C, que concibe un psicólogo autónomo dotado de instrumentos teóricos y técnicos
precisos que le posibilitan abordar problemas de índole individual e interindividual, es
la preferida de las cuatro representaciones. También el Tipo D es ampliamente aceptado,
representación que fundamenta la actividad del psicólogo en sus cualidades personales,
las cuales posibilitarán, en última instancia, el bienestar individual del paciente.
Finalmente, el Tipo B vendría a completar el cuadro de preferencias de los encuestados
vascos aunque con un peso específico menor que los dos anteriores. Esta representación
nos presenta un psicólogo integrado en un proyecto interdisciplinar que posibilite un
cambio social, trabajando en colaboración con otros especialistas en ciencias humanas.
La opción Tipo A es la única que no obtiene un mínimo respaldo.

El análisis factorial también aporta información importante que da forma a la


representación social que del psicólogo se tiene en las universidades de la C.A.V.
Dentro de los tres factores analizados podríamos distinguir tres modos distintos de
representarse socialmente la ayuda que ofrece la psicología. Por un lado, el factor 3 iría
en la línea de un psicólogo entendido como un elemento terapéutico validado por su
personalidad, en la línea psicoterapéutica tradicional, mientras que el factor 2 supone un
enfoque más estructural, integrado en un contexto político que permita el cambio social
mediante un proyecto interdisciplinar. El factor 1 sería el que estableciese en gran
medida un puente entre ambos enfoques, ya que supone la integración entre lo social, lo
interdisciplinar y lo terapéutico-individual.

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5.- Bibliografía.

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attitudes". En G. M. BREAKWELL y D. V. CANTER. "Empirical Aproacches
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investigación". Anthropos Suplementos. Nº. 27. oct. págs. 196-206.

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PALMONARI, A y ZANI, B. (1989). "Les representations sociales dans le champ des


professions psychologiques". En D.JODELET. "Les representations sociales".
Presses Universitaries de France.

6.- Agradecimientos.

Lorena Acosta, Izaskun Aguirrebaraikoa, Alfonso Aliende, Olatz Aretxaga,


María de los Ángeles Bayón, Maite Beristain, Isabel de Dios, Santiago Etxaniz, Javier
García, Inmaculada Gonzalez, Begoña Juarros, Marina Mendieta, Estrella Moreno,
Fabián Nieto, Josefa Nieto, Jesús Sánchez, Oscar Sánz, Roberto Sánz, Jorge Tomé,
Javier Vallejo, Sonia Villanueva.

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