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RS - Psicologo-Pais Vasco PDF
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Somos conscientes de que este objetivo no es tarea laxa; por otra parte, tampoco
podemos representar significativamente en nuestra investigación a todos los sectores
sociales vascos; por ello hemos limitado nuestro campo de acción al ámbito
universitario de la Comunidad Autónoma Vasca, en la cual nuestras posibilidades de
actuación son mayores. Para ello hemos tomado como población los/as alumnos/as que
cursan sus licenciaturas o diplomaturas bien en la Universidad del País Vasco/Euskal
Herriko Unibertsitatea (U.P.V./E.H.U.), bien en la Universidad de la Iglesia de Deusto.
Para realizar este trabajo nos hemos basado en la investigación realizada por W.
Doise, G. Mugny, P. de Paolis, C. Kaiser, F. Lorenzi-Cioldi y S. Papastamou y
publicada en el "Bulletine Suisse des Psychologues", nº 3, de 1982, la cual, a su vez, se
inspiró en una investigación de A. Palmonari y un equipo de investigadores de la
Universidad de Bolonia (1981) que reflejamos en la bibliografía.
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Centrándonos más en nuestro objetivo y relacionándolo con las investigaciones
que nos han servido de fundamentación, hemos de decir que en la investigación
originaria, A. Palmonari obtuvo un total de cuatro tipos de Representaciones Sociales
acerca de la profesión del psicólogo, investigación que hemos empleado como base para
realizar nuestro estudio comparativo.
El Tipo B concibe la Psicología como una ciencia social ya que emplea métodos e
instrumentos científicos para analizar los fenómenos sociales. Su objetivo sería pues,
conocer la sociedad y elaborar propuestas de intervención social, ya que afirma la
existencia de una relación entre ciertos factores sociales y el malestar individual. Según
esta postura, la enfermedad mental puede ser aliviada mediante psicoterapia. Esta
representación concede gran importancia a la integración del trabajo del psicólogo en
una tarea interdisciplinar sin la cual no sería posible el cambio social.
Si tuviera que definirse cada uno de estos cuatro tipos de manera escueta -al igual
que W. Doise en su artículo-, podríamos denominarlos del modo siguiente aunque
reconociendo, no obstante, que dichas designaciones son necesariamente sesgadas.
- R. 1: Objeto de la Psicología.
- R. 2: Relación con otras disciplinas.
- R. 3: Definición de la intervención.
- R. 4: Garantías profesionales.
- R. 5: Identidad profesional.
- R. 6: Relaciones entre sectores público y privado.
- R. 7: Psicología y manipulación.
- R. 8: Formación universitaria.
- R. 9: Formación continua.
- R.10: Definición de la intervención psicológica.
- R.11: Objetivos.
- R.12: Motivaciones.
- R.13: Criterios de satisfacción.
- R.14: Formación psicoanalítica.
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2.- Muestra.
3.- Resultados.
El cuadro 1 indica, para cada tipo, el número de ítem que han sido considerados
como los más rechazados o aceptados según el criterio establecido anteriormente.
Cuadro 1.- Número de ítem que han sido más a menudo aceptados o rechazados
para cada uno de los diferentes tipos.
Tipología Número de ítem
Rechazados Aceptados
Tipo A. 2 3
Tipo B. 2 6
Tipo C. 0 8
Tipo D. 1 7
Este cuadro muestra que son los ítem de tipo A con los que los encuestados están
menos de acuerdo y que son los ítem del tipo C y D -sobre todo los de tipo C, por no
acumular ningún rechazo absoluto- con los que están más de acuerdo. Con respecto a
los ítem de tipo B podría decirse que se observa un mayor equilibrio entre el rechazo y
la aceptación, si bien claramente favorable a la aceptación.
Entre los ítem de tipo D tan solo hay uno que sea rechazado mayoritariamente
por la muestra y es aquel que hace referencia, de nuevo, a lo innecesario de la existencia
de una asociación profesional de psicólogos (D.4, 38).
Nos adentramos ahora en los ítem aceptados de tipo C, los más numerosos por
otra parte. No importa que el psicólogo trabaje en el sector privado o público siempre
que se le garantice una autonomía suficiente (C.6, 1). También es aceptado el ítem que
afirma que el psicólogo prepara a los individuos para que asuman mejor su relación con
los demás (C.10, 15). El tercero de los ocho ítem aceptados en esta tercera tipología dice
que es función de la formación continua del psicólogo integrar en su experiencia los
progresos de otras ciencias (C.9, 19). El cuarto afirma que a través de la psicología se
conoce mejor al individuo y sus relaciones (C.1, 27). El quinto de los ítem habla de la
necesidad de un colegio de Psicólogos para garantizar su competencia profesional (C.4,
29). Sobre la insuficiencia de la formación universitaria de los psicólogos debido al
escaso conocimiento que de otras técnicas profesionales tienen, habla otro de los ítem de
este apartado (C.8, 34). El penúltimo de esta serie de ítem dice que la intervención
política es manipuladora por no tener en cuenta las necesidades del individuo (C.7, 36).
Y el último, por fin, nos plantea la cuestión del trabajo pluridisciplinar en el psicólogo
como facilitador de las relaciones interpersonales (C.1, 51).
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Con respecto a los ítem del tipo D aceptados cabe decir que también son
bastantes y centran su atención sobre todo en la satisfacción del psicólogo en función de
la del cliente (D.13, 6) o la función de la relación terapéutica como paliante de
sufrimientos psíquicos (D.10, 32). También habla de la psicología como productora de
un mejor conocimiento propio a través del de los demás (D.1, 35). Así mismo otro ítem
afirma que la formación continua debe servir para aumentar la cualificación y el
desarrollo personal de los psicólogos (D.9, 43). El primero de los tres siguientes y
últimos ítem nos afirma la obligatoriedad que tiene el psicólogo de ayudar a sus clientes
a realizarse a sí mismos (D.1, 11). El siguiente también habla de la necesidad de
proporcionar bienestar al individuo (D.3, 48). Y el último de todos los ítem aceptados
está en la línea del autoconocimiento como premisa para la práctica de la psicología
(D.2, 52).
Cuadro 2.- Representaciones sociales preferidas por cada una de las muestras.
De mayor a menor y de izquierda a derecha.
Pref. 1ª Pref. 2ª Pref. 3ª Pref. 4ª
Euskadi. Tipo C. Tipo D. Tipo B. Tipo A.
Suiza. Tipo B. Tipo C. Tipo D. Tipo A.
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La segunda preferencia de la muestra vasca, la representación social D, se
corresponde con un rechazo de los encuestados suizos.(6 ítem rechazados por 4
aceptados). Esta es, quizá, la mayor de las diferencias encontradas entre encuestados
suizos y vascos a la hora de concebir la función del psicólogo. Ambas muestras se sitúan
en desacuerdo con la innecesariedad de un colegio oficial (D.4, 38) pero, además los
suizos rechazan lo privado como único ámbito de actuación del psicólogo (D.6, 42), no
aceptan que la formación universitaria y continua esté en una línea de formación de la
personalidad y de crecimiento personal del psicólogo (D.8, 39, D.9, 43, aceptado en la
otra muestra), así como que la formación continua sea condición necesaria y suficiente
para el ejercicio de la profesión (D.14, 46). Tampoco aceptan que el psicólogo alivie
sufrimientos psíquicos desde la relación con el otro, aspecto este sí aceptado por nuestra
muestra (D.10, 30).
Los vascos coinciden con los ítem aceptados de los suizos y, además, aceptan
otra serie de ellos, cumpliendo así la circunstancia antes citada de aceptación del
muestreo vasco de esta representación y rechazo del suizo. Así pues, para los
universitarios encuestados vascos y para los suizos la psicología también es concebida
como maduradora de la propia personalidad a través de la relación (D.1, 33), y de la
personalidad de los demás (D.11, 44), facilitando el bienestar de los individuos (D.3,
48); todo ello desembocaría en el conocimiento profundo de uno mismo (D.2, 52). A
partir de esta coincidencia, la muestra vasca se desmarca de la línea suiza debido a una
mayor aceptación de ítem de esta representación e, incluso, por una aceptación de ítem
rechazados por los suizos. En este sentido, además de D.10, 30 y D.9, 43 cuya
valoración es bien distinta en ambas muestras, los estudiantes universitarios vascos
añaden a su concepción clínica del psicólogo la condición de satisfacer al cliente como
modo, incluso, de su autosatisfacción profesional (D.13, 6).
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La cuarta de las preferencias de la muestra vasca, representación social tipo A,
coincide también con la cuarta preferencia de la muestra suiza. No obstante, existe una
gran divergencia entre ambas muestras con respecto a los ítem rechazados y aceptados
por cada una. Ambas muestras coinciden en rechazar que la principal fuente de
satisfacción para los psicólogos consista en trabajar bajo un proyecto que puede
desembocar en una alternativa política (A.13,8), así como que la motivación del
psicólogo debiera sustentarse en una elección de tipo político o ideológico (A.12,13). A
partir de aquí ambas muestras difieren en cuanto a los ítem que rechazan cada una; los
encuestados vascos agotan de este modo los ítem rechazados, mientras que los
encuestados suizos no aceptan además de los dos ítem ya enumerados otros cinco. Así
pues, rechazan que los psicólogos deban aliarse con aquellas fuerzas sociales que luchan
para crear una sociedad menos opresiva (A.11,4), así como que el trabajo del psicólogo
deba realizarse siempre en una institución pública (A.6,17). También rechazan que en
nuestras sociedades la intervención del psicólogo sea frecuentemente manipuladora
debido al ocultamiento de los problemas sociales y políticos (A.7,22). Igualmente
consideran falso que la psicología se utilice con frecuencia para desviar la atención de
los verdaderos problemas sociales a los que se enfrentan los individuos (A.1,24), así
como que toda actividad de investigación y de intervención psicológica deba basarse en
un análisis de tipo político (A.2,25).
En cuanto a los ítem que son aceptados por ambas muestras, señalar que
únicamente coinciden en el hecho de que el psicólogo como tal no puede cambiar la
realidad social (A.3,37). Con esto se agotan los ítem aceptados por la muestra suiza,
mientras que la muestra vasca acepta otros dos ítem más. Los encuestados vascos sí
consideran oportuno que actualmente la formación continua debe contribuir a una
reflexión grupal sobre el papel social de los psicólogos (A.9,3). También aceptan que la
actual formación universitaria de los psicólogos es insuficiente, ya que su abstracción no
proporciona los instrumentos precisos para realizar un análisis crítico de la sociedad
(A.8,50).
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Cuadro 3. Número de ítem que presentan saturaciones específicas en los cinco
primeros factores.
Factor I. Factor II. Factor III. Factor IV. Factor V.
% de
varianza 9.3 7.5 5.1 5.1 4.3
total
explicada.
Saturación - + - + - + - + - +
Tipo A. 2 2 0 8 1 2 1 1 1 4
Tipo B. 0 7 0 4 1 0 2 1 0 1
Tipo C. 0 3 0 3 0 1 0 3 2 0
Tipo D. 1 4 0 1 0 7 2 0 0 1
Factor 1.
Las saturaciones más numerosas en los ítem de Tipo B y en los ítem de Tipo D
constituyen las principales características de este factor. Dos ítem son saturados
positivamente y otros dos negativamente en la representación social Tipo A. Los ítem
A.4, 29 y A.14, 18 que afirman que la asociación de los psicólogos en un colegio oficial
es un instrumento de conservadurismo social, y que la práctica psicológica supone
psicologizar los problemas individuales más que abordarlos desde su origen social,
obtienen una saturación negativa que obliga a interpretarlos en sentido inverso. Por otra
parte A.10, 40 y A.11, 4 van en la línea de considerar al psicólogo como un profesional
que lucha junto con otros para erradicar la marginación, aliándose, incluso, con fuerzas
sociales que luchan para crear una sociedad menos opresora.
Siete son los ítem de Tipo B los que presentan una saturación positiva
significativa, siendo esta, quizá la representación social que más marque este factor
dado que, además, ningún ítem satura negativamente. En este sentido se concibe al
psicólogo como aquel que permite conocer mejor la realidad social (B.1, 16), que, junto
con otros especialistas en Ciencias Sociales intentan crear colectividades que favorezcan
la emancipación de sus miembros (B.11, 10) gracias a su capacidad de análisis e
intervención en la realidad (B.5, 20). Nuestra muestra entiende que la motivación de los
psicólogos debe ir en esa línea, ayudar a las colectividades a crear condiciones que
inicien y evalúen cambios sociales (B.12, 53). Esta tarea debería ser llevada a cabo junto
con otras competencias sociales (B.3, 56), de manera transparente y no manipuladora,
insertándose en un proyecto social amplio aprobado por la población interesada (B.7,
21). En definitiva, el éxito de sus proyectos debiera constituir satisfacción para los
psicólogos (B.13, 55).
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positiva en este caso, vuelve a aparecer la necesidad de un colegio oficial que garantice
la competencia profesional de éstos (C.4, 27).
Así pues, no parece exagerado creer que el primer principio que organiza las
respuestas de los estudiantes universitarios de la C.A.V. (Comunidad Autónoma Vasca)
es el resultado de una síntesis de posiciones de tipo B y D fundamentalmente,
complementadas por A y C. En este sentido la muestra vasca valora muy positivamente
la existencia de colegios oficiales de psicólogos. Coloca al psicólogo dentro del campo
de la lucha por el cambio social; contra la marginación y a favor de las libertades, junto
con otros trabajadores sociales y dentro de un proyecto global socialmente aceptado.
Como instrumentos que lo faciliten, la muestra vasca cree adecuados la promoción de la
integridad de las personas y de la autenticidad de las relaciones interpersonales y
sociales. Todo esto debiera desembocar en el bienestar del individuo.
Factor 2.
Factor 3.
En el Tipo D nos encontramos con siete ítem que saturan positivamente el factor
3. Los encuestados vascos consideran que la actividad del psicólogo pasa primero por
un profundo conocimiento de uno mismo (D.2, 52), y que la psicología puede producir
un mejor conocimiento de sí mismo en los otros individuos (D.1, 33), así como que la
motivación del psicólogo es el desarrollo de su personalidad por la ayuda proporcionada
al otro (D.12, 9); esta personalidad le confiere una identidad profesional válida (D.5,
28). También acepta la muestra vasca que el trabajo del psicólogo se desarrolla en
condiciones óptimas cuando se plantea como una actividad privada (D.6, 42), así como
una posible manipulación del individuo en pro de su bienestar (D.7, 49). Igualmente se
acepta que el psicólogo establezca una relación con el otro a fin de aliviar los
sufrimientos psíquicos del paciente (D.10, 30).
De los tres factores analizados este es el que más coincide con la muestra suiza,
puesto que, como aquella, incide primordialmente en aspectos clínico-individuales,
desmarcándose de los representaciones Tipo A y Tipo C ,aunque encontramos
divergencias entre ambas respecto a la representación Tipo C.
4.- Conclusiones.
En resumen, observamos que la muestra vasca opta por unos tipos concretos de
representaciones sociales de los profesionales de la psicología. Para estos encuestados el
Tipo C, que concibe un psicólogo autónomo dotado de instrumentos teóricos y técnicos
precisos que le posibilitan abordar problemas de índole individual e interindividual, es
la preferida de las cuatro representaciones. También el Tipo D es ampliamente aceptado,
representación que fundamenta la actividad del psicólogo en sus cualidades personales,
las cuales posibilitarán, en última instancia, el bienestar individual del paciente.
Finalmente, el Tipo B vendría a completar el cuadro de preferencias de los encuestados
vascos aunque con un peso específico menor que los dos anteriores. Esta representación
nos presenta un psicólogo integrado en un proyecto interdisciplinar que posibilite un
cambio social, trabajando en colaboración con otros especialistas en ciencias humanas.
La opción Tipo A es la única que no obtiene un mínimo respaldo.
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5.- Bibliografía.
BILLING, M. (1993) "Studting the thinking society: social representations, rhetoric, and
attitudes". En G. M. BREAKWELL y D. V. CANTER. "Empirical Aproacches
to social representations". Clarendon Press. Oxford.
6.- Agradecimientos.
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