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PRIMER ACTO

AL ALZARSE EL TELÓN ESTAMOS EN EL PISO RECIÉN


ALQUILADO POR CARLOS, UNA ESTANCIA REVUELTA DONDE
APARECE UNA CAMA-MUEBLE, UNA SILLA CUBIERTA POR
ROPA Y UNA MESA DE ESTUDIO CON LÁMPARA Y LIBROS.
LA ESTANCIA ESTÁ EN PENUMBRAS. EN LA CAMA-MUEBLE,
TAPADO TOTALMENTE POR LA SÁBANA, CARLOS DUERME A
PIERNA SUELTA.
SUENA UN TELÉFONO MÓVIL EN ALGÚN LUGAR. TRAS UNOS
INSTANTES, CARLOS ASOMA UNA MANO Y COGE DEL SUELO
UN DESPERTADOR, LO MIRA FIJAMENTE Y LO ARROJA LEJOS.
EL PITIDO DEL TELÉFONO MÓVIL SIGUE SONANDO. CARLOS,
COMO SURGIDO DE ALGUNA PROFUNDIDAD, ASOMA LA
CABEZA.

CARLOS.-(Cae en la cuenta de algo) ¡Joroba! ¡Es sábado! (Medio desnudo


salta de la cama y gateando por la habitación, busca el teléfono móvil )
¡Sábado! ¡Hoy es el día! (Encuentra el teléfono móvil. Comprueba el
número que le llama. Aterrorizado) ¡Marta! ¿Dónde estás, Marta?
(Contesta) ¡Marta! ¿Eres tú? ¡Perdona, Marta, perdona! ¿Dónde te has
metido? No sé, me he debido quedar frito...( Observa que el teléfono pierde
cobertura) ¿Marta? ¿Marta? ¡No, ahora no! ¡Malditos móviles! (Recupera
la llamada) Sí, ya lo sé...(Sorpresa) ¡Que estás en el ascensor! ¡Joroba! ¡Ya!
¡Se ha quedado atascado entre el cuarto y el quinto piso...!¡Aguanta, Marta!
¡Aguanta...que voy enseguida!
(Busca sus ropas en la silla) ¡Dios mío, Marta se ha quedado encerrada en
el ascensor...! Salió a buscar tabaco a las...¿qué hora era?..¡las dos de la
madrugada! ¡Lleva seis horas y media encerrada en ese maldito ascensor!
(Suena el timbre de la puerta. Carlos no ha podido vestirse. No sabe qué
hacer. Decide abrir. Sale de escena para abrir la puerta y se le oye gritar )
¡Noooo! (Se escuchan unos ladridos de alegría) ¡Mamá! ¿Se
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puede saber qué haces aquí, y por qué te has traido a Colombo? En esta
casa no dejan entrar perros...Pues lo atas a la escalera...

ENTRA LA MADRE DE CARLOS Y ÉSTE LA SIGUE. CARLOS, AL


VERSE EN CALZONCILLOS, TOMA LA SÁBANA Y SE ENVUELVE
EN ELLA.

MADRE.-(Observa todo lo que la rodea) Así que éste es tu piso de


independiente. No está mal...un poco...minimalista, ¿no se dice así?...y muy
revuelto, sí señor...(Mira a Carlos con curiosidad) ¿Y esa pinta? ¿Estás
ensayando una obra de romanos? ¡Carlos que soy tu madre y te he limpiado
el culo mil veces...!

CARLOS.- ¿Cómo se te ha ocurrido venir a mi piso? Llevo sólo un mes


fuera de casa, y te he dicho que me puedo arreglar solito...¿Cómo has dado
con el piso?

MADRE.- Ha sido Colombo, ya sabes el olfato que tiene. Lo bajé esta


mañana a orinar a la calle y empezó a oler tu rastro...y hasta aquí.

CARLOS.- ¡Mamá! ¿No querrás decirme que has cruzado toda la ciudad
con ese chucho siguiendo mis huellas?

MADRE.- (Confiesa) Llamé a la agencia...estaba el teléfono subrayado en


la guía. Tú y tu manía de subrayar los teléfonos... Ha sido fácil. ( Maternal)
Hijo, me tenías preocupada...Entiéndeme, sólo tengo un hijo, soy viuda, y
ese hijo, tú, se ha ido de casa y quiero saber si hoy, precisamente hoy, tiene
para pagar el alquiler...¡Ah! Y te he traído unas porras calentitas y un termo
con café...

CARLOS.-( Más terror) ¡Hoy!. Tienes razón...hoy hay que pagar...( Muy
digno mientras su madre, prácticamente le mete en la boca una porra que
ha sacado

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de su bolso ) Bien, te agradezco tu interés y que me hayas venido a recordar
lo del pago y a traerme esta porra tan calentita.
Eres una agenda estupenda, mamá...y ahora, adiós...desata al chucho y ¡a
casa!...tengo muchas cosas que hacer...

MADRE.-(Fisgando en la cama encuentra unas bragas rojas que exhibe


ante su hijo) ¿Y esto?

CARLOS.-(Embarazosa situación) Unas...¿qué van a ser? ¡mamá!

MADRE.- ¡Unas bragas!...(Sospecha) No te habrás vuelto... no habrás


salido del armario ése...

CARLOS.- No, mamá, no son mías...¿de qué armario me hablas?... son de


Marta...vamos, que son unas bragas de una compañera de estudios...

MADRE.- Una compañera de estudios...de Marta...¡Ya! La tal Marta


estudia con unas bragas delante o sin ellas debajo...¿Quién es Marta?

CARLOS.- Una...amiga, una compañera que ha estado estudiando


conmigo...

MADRE.-¿ Y puede saberse qué estudiabais?

CARLOS.- Estamos con la tesis de economía de mercado tangencial. Mi


tesis doctoral...¡Y no me interrogues más!

MADRE.- ¡¿De mercados?! Puedo echarte una mano...yo de mercados sé


un rato largo...

CARLOS.- No son esos mercados llenos de pollos y tomates...Estamos


haciendo la tesis...estudiando, mamá.

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MADRE.- Sin bragas...(Seria) Mira, una cosa es independizarse y otra muy
distinta...lo que me imagino ¿Por qué se quitó las bragas?

CARLOS.-(Enérgico inventa lo primero que se le ocurre ) Pues porque le


apretaban... ¡Porque se puso de parto, mamá! Eso es...está de nueve meses
y como esta tesis es tan pesada, pues eso, se puso de parto y se quitó las
bragas...¿Has visto a alguien parir con las bragas puestas?. Ya lo sabes
todo. ¿Te sirve la explicación? ¿Has satisfecho tu curiosidad? ¡A casita con
tu perro!

MADRE.-(No sabe ni qué decir, ni qué pensar) ¿Y dónde está ahora?

CARLOS.- En el ascensor.

MADRE.- ¡¿En el ascensor?! Pues no la he visto...¡Ah! Es que he subido


por el de servicio por Colombo...que le da por mearse en los ascensores...
¿Tienes una fregona? ¿De parto y en el ascensor? Mira, yo me estoy
volviendo loca...

CARLOS.- Fue a buscar tabaco...y a parir de paso...y se quedó en el


ascensor entre el cuarto y el quinto piso...¡Qué te importa a ti, mamá lo que
haga la gente con sus bragas! ¿Para qué quieres una fregona? Tengo
veinticinco años, mamá, y estoy procurando resolverme la vida ( Cae en la
cuenta de otra barbaridad) ¿Estás segura de que hoy es sábado?

MADRE.-(Nerviosa) ¿A qué viene preguntar la fecha precisamente en


estos momentos tan críticos? ¡Vamos, haz algo! No te quedes ahí parado
como Calígula, con esa sábana y Marta, mientras, en ese ascensor pariendo
y seguramente desangrándose...Y una meada como un pantano en el
ascensor de servicio...¡Vamos! Resolverse la vida, resolverse la vida y
luego traes hijos al mundo en ascensores...

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CARLOS.- ¡No! Es sábado y el portero se ha ido a la sierra, a la
parcela...No puede arreglar el ascensor...

MADRE.-(Horrorizada) ¡Ese portero insensible...irse a la sierra! ¡Y ese


niño naciendo en un ascensor como si fuera el hijo de MacGiver! ¡Tenemos
que hacer algo! ¡Agua caliente! ¡Toallas! ¿Dónde hay toallas?

CARLOS.-(Intenta llamar a MARTA por el teléfono) En el tendedero...(La


MADRE sale de escena camino del tendedero. CARLOS, de nuevo, cae en
la cuenta de algo horrible e intenta detener a su MADRE. Pero no llega a
tiempo y se oye un grito espantoso) ¡¡¡Mamá!!! ¡No abras la ventana de
golpe porque se abren las dos hojas y te puedes...están rotas, mamá!
(Horrorizado) ¡Mi madre se ha caído por la ventana del tendedero! (Sale a
escape. Al rato vuelve con su MADRE, ésta viene lívida)

MADRE.-(Nerviosa) Menos mal que me agarré a las cuerdas de tender la


ropa...y que peso poco. Me veía en el fondo del patio al lado de aquella
bombona de butano. ¿Pero qué clase de piso es éste que vas a tender la ropa
y te caes al vacío y donde el ascensor se queda atascado con una parturienta
dentro?

CARLOS.-(Intenta atender el teléfono y a su MADRE ) ¡Sí, Marta! ¡Marta!


No, no pasa nada...mi madre que se ha caído por la ventana que no cierra
bien...bueno, no se ha caído, si tú lo dices...¿Y el niño? ¡Perdona! No sé en
qué estoy pensando...Que no te queda aire...respira despacio.

MADRE.-(Grita a MARTA a través del teléfono ) Respira, hija, respira y


aguanta...ahora te sacamos de ese ascensor. (A CARLOS) El niño no ha
nacido aún, menos mal...Voy a hablar directamente con ella, que acompaña
mucho...Y tú vístete y llama a un taxi...

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CARLOS.-(Intenta decirle algo a su MADRE) Mamá, no hay niño, ni
parto...(Su MADRE no le hace caso y sale de escena. CARLOS lo deja por
imposible)

LA MADRE DE CARLOS SALE DE ESCENA PARA LLEGAR HASTA


EL ASCENSOR. CARLOS INTENTA VESTIRSE CUANDO VUELVE
A SONAR EL TELÉFONO.

CARLOS.-(Contesta) ¡Marta!. Usted perdone...¿De dónde llama? ¡Ah,


claro! De “Pateras y tomates”, la serie de televisión...¡Claro! Claro que
acudiré al casting...esta tarde, gracias. (Se sienta abrumado en la silla)
Tengo a Marta encerrada en el ascensor, mi madre ha dado con mi
escondite y campa a sus anchas, debo pagar el piso, devolver el traje de
segurata de Abdón...y esta tarde, si sigo vivo, es la prueba para la serie de
televisión. ¿Alguien tiene una pistola? (Sigue vistiéndose y el teléfono
vuelve a sonar) Marta...¿Que quien es esa señora que te ayuda a respirar?
Verás, digamos que es mi madre...¡Marta! ¿Cómo voy a estrangular a mi
madre? ¿Marta? ¿Marta ? (Intenta estrujar el móvil con las manos) ¿Por
dónde empiezo? (El móvil suena de nuevo) ¡Maldito invento! (Contesta
suave) Usted perdone...no iba con usted...¿Carolo? Aquí no vive ningún
Caro...(Se da cuenta de la enésima adversidad) Sí, señora...sí...Carolo a su
servicio...¿Cómo no? Espere, apunto su dirección...(Busca un bolígrafo y
un papel) ¡Ya! Leyó ayer el anuncio...(Escribe) ¿Media hora? Sí, sí, el
cliente es el cliente...Ahora mismo salgo para allá.
(Se derrumba en la silla) ¡Lo que me faltaba! Un servicio a las nueve y
media de la mañana...Y debo cruzar toda la ciudad...porque vive en la
quinta puñeta. Dos transbordos de metro y un autobús. ¿Qué clase de
viciosa debe ser que nada más levantarse está contratando un servicio de
boy? ¡Y hoy precisamente! Pongo el anuncio ayer, y ya tengo mi primer
servicio de boy...¿De qué está hecho el mundo? (Acaba de arreglarse, toma
una bolsa que está debajo de la cama-mueble y sale)

Y EL MUNDO ESTÁ HECHO DE PROGRAMAS CHILLONES DE


RADIO, CLÁXONES, BRONCAS, ESCAPES DE MOTOCICLETAS Y
MARTILLOS MECÁNICOS A LAS NUEVE DE LA MAÑANA DE UN
SÁBADO CUALQUIERA, CON EL PORTERO EN LA SIERRA Y
MARTA EN EL ASCENSOR.

EN ESCENA APARECE EL APARTAMENTO DE DIANA, UN


SALONCITO COQUETO CON DOS PUERTAS LATERALES Y UNA
VENTANA.
SUENA EL PORTERO AUTOMÁTICO, SALE DIANA, UNA
HERMOSA MUJER MADURA ENVUELTA EN UN ALBORNOZ,
VIENE DE LA TOILETTE, MECÁNICAMENTE ABRE LA PUERTA
DE SU APARTAMENTO, LA DEJA SEMIABIERTA Y SE ENCAMINA
DE NUEVO AL BAÑO.
TÍMIDAMENTE ASOMA LA CABEZA DE CARLOS POR LA
PUERTA ENTREABIERTA DEL APARTAMENTO DE DIANA.
CARLOS, TRAS UN INSTANTE, SE DECIDE A ENTRAR.
CUANDO CARLOS ENTRA, SUENAN UNAS ALARMAS
ESTREPITOSAS, SE ENCIENDEN UNAS LUCES DESTELLEANTES,
UNA GRABACIÓN OFRECE DISPAROS Y LADRIDOS DE PERROS
RABIOSOS Y LA VOZ DE UN POLICÍA MÁS RABIOSO QUE LOS
PERROS.

VOZ DEL POLICÍA.- ¡Alto! ¡Al suelo! ¡Al suelo! ¡No te muevas o te dejo
frito! ¡Quieto, policía!

CARLOS SE TIRA AL SUELO Y SE QUEDA INMÓVIL. DIANA SALE


APRISA ENVUELTA EN EL ALBORNOZ Y SE PLANTA ANTE
CARLOS QUE SIGUE EN EL SUELO.

CARLOS.-(Desde el suelo) ¡Tranquilos, tranquilos, que no he hecho nada!

DIANA.- ¿Quién es usted?

CARLOS.- ¿Me puedo levantar?

DIANA.- Sí, sí...usted perdone...(Desconecta las alarmas) Usted no es


Laura Patricia, la asistenta...¡Claro, es sábado! ¿Cómo me he olvidado? La
asistenta está acostumbrada y desconecta las alarmas antes de
entrar...Perdone, los sábados no viene...(Mira detenidamente a CARLOS)
¿Quién es usted? ¿Qué hace en mi casa?

CARLOS.- Carolo...soy Carolo, el del anuncio, puede tutearme...

DIANA.- ¡Ay, el anuncio! ¡Qué rápido has sido, Carolo!

CARLOS.- Es que en esta ciudad funcionan muy bien los transportes.


Vamos, como que es lo único que funciona porque lo demás...Por ejemplo,
los ascensores...¿Conoce usted a alguien que arregle ascensores?

DIANA.-(Extrañada) ¿Alguien que arregle ascensores? No. Pero


tutéame...Carolo...(Le da la mano) Me llamo Diana...

CARLOS.-(Chiste fácil) ¡Ay! Como Lady Di....

DIANA.-(Cara de asco) Sí...o como la diosa cazadora de la mitología...


(Mira detenidamente a CAROLO) Me parece que hay algo que no
encaja...El anuncio decía algo así como... “Carolo...rubio, ojos
azules...metro noventa...” Y venía una fotografía con el anuncio...
(Compara a CAROLO con el anuncio que lleva grabado en su cabeza)

CARLOS.- Sí, está la fotografía. Pero ya se sabe...de los periódicos no


puede uno fiarse, mandas una fotografía y pueden poner otra. Por ejemplo,
ayer venía una fotografía del Papa que no se parecía al Papa...vamos que no
era el Papa...sino Arafat.

DIANA.- ¡Hombre! Una cosa es que la fotografía no sea muy fiel y otra
que el modelo...(Mira despacio a CAROLO) Así que tú eres
Carolo...rubio...ojos azules...bien dotado.

CARLOS.- Dotadísimo...de esto no hay duda. Y profesional.


DIANA.- Muy bien, Carolo...acabo de arreglarme en un momento y
empezamos...Ponte cómodo.

CARLOS.-(DIANA sale de escena y CARLOS no sabe si salir corriendo.


Intenta sentarse relajado, sin quitarse el abrigo ni la bufanda, ni soltar la
bolsa que trae. No puede dejar de estar nervioso y decide levantarse. Nada
más levantarse suena su móvil. Contesta) Ya sé, mamá, ya sé que no estoy
en casa...Pues he salido a hacer un servicio...No, no llevo pizzas ya, eso fue
hace un mes...(Se inventa algo) Inyecciones...pongo inyecciones por las
casas...Sí, hice un curso del Inem. Es muy sencillo poner inyecciones. Sólo
se necesita una jeringuilla y un culo... Bueno, adiós, mamá...¡Te he dicho
que no hay niño! ¡Ni soy papá!
(DIANA ha entrado en la sala, ya arreglada, y contempla un rato a
CARLOS)

DIANA.- Se te acumula el trabajo...¿Verdad?

CARLOS.- Sí, no me puedo quejar.

DIANA.- Debe ser agotador...todo el día de aquí para allá...y luego el


desgaste que tiene este trabajo. Y si uno se descuida...pues se hace papá en
un plis plas, con tanta dotación y tanta profesionalidad.

CARLOS.-(Intenta relajarse y ser natural) Lo peor es el desgaste...Pero uno


ya está acostumbrado a esto...Y lo de papá...bueno, verás...llamaba un niño
y me debe haber confundido con su papá.

DIANA.-(Extrañada) ¿También te llaman los niños?

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CARLOS.- (Disimula) ¿Qué niños? ¡Ah el niño ése! Estaría jugando con el
teléfono de su madre. Ya sabes cómo son los niños. Yo de niños nada, que
luego van y te acusan...lo mío son las madres...(Cambia de tercio) ¿Y las
otras?

DIANA.- ¿Qué otras?


CARLOS.- Las chicas...las amigas...de la fiesta.

DIANA.- No hay amigas.

CARLOS.- ¿Usted, digo tú, has leído bien el anuncio?

DIANA.- Me lo sé de memoria. “Carolo, rubio, ojos azules, metro noventa,


bien dotado y profesional. Te alegro tu cumpleaños y tu despedida de
soltera, tu divorcio y tu cuerpo serrano” Mira, iba bien la literatura pero lo
del cuerpo serrano...me suena a jamón.

CARLOS.- Normalmente se actúa en fiestas, con gente.

DIANA.- Es mi fiesta. Y yo soy gente...¿o no? ¿Acaso hay alguna cláusula


que impida celebrar una fiesta individual? Si es por el dinero, no te
preocupes...yo lo pago todo, (Con retintín)...no me hace falta nadie más.

CARLOS.- No hay problema. Una fiesta puede celebrarse de muchas


formas, en grupo, de tres en tres, uno solo...individual.

DIANA.-(Se sienta en un sillón y espera) Bien, pues cuando quieras,


puedes empezar. Me imagino que no andarás sobrado de tiempo con tanto
trabajo. Ya me tienes dispuesta para celebrar mi cumpleaños.

CARLOS.-(Cortés) Muchas felicidades...por lo del cumpleaños.

DIANA.- Gracias. Eres muy amable.

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CARLOS.-(Intenta ser más amable mientras adopta una pose que quiere ser
sexy) Para Diana, en el día de su cumpleaños.

DIANA.-(Ríe) ¡Pero hombre de Dios! Me recuerdas a los discos


dedicados... “Para Diana en el día de su cumpleaños de sus tías y primos
que tanto la quieren y no la olvidan” ¿Quieres empezar de una vez y dejarte
de cumplidos?
CARLOS.- Es que entrar así...falta como algo...

DIANA.-( Mira la hora) ¿Has desayunado?

CARLOS.- Sí, una porra...

DIANA.- Veo que te cuidas...¿Quieres una copa para ir animándote?

CARLOS.-(Se hace el duro) Burbons...eso es, un Burbons seco...para


entonarme, hace un poco de frío...

DIANA.- Empiezas bien...Un Burbons seco. ¿Y un cigarrito?

CARLOS.- Ya puestos...un habano...si tuvieras un puro habano...

DIANA.-(Hace como que se derrite) ¡Hummm, un tipo duro, Burbons y


puros habanos para ir entonándose! Así me gustan los hombres, sin
sutilezas de ningún tipo. Ahora mismo te traigo el Burbons (Señala un
lugar de la mesa del salón) puedes coger el habano de esa caja.

DIANA sale de escena y CARLOS toma un puro habano de la caja y lo


enciende. Está a punto de asfixiarse cuando entra DIANA con la copa.

CARLOS.- Mi padre fumaba habanos continuamente.

DIANA.- ¿Hasta que reventó?

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CARLOS.- Hasta que se marchó a Cuba y nos dejó a mi madre y a mí.

DIANA.- Era previsible. Fumando tantos habanos...se coge afición y se


marcha uno a comprarlos a Cuba, directamente.

CARLOS.-(Se bebe de un trago la copa y casi se le saltan los ojos ) Fue una
putada, la verdad...desde entonces me aficioné a los puros habanos...Según
el psicólogo no debería haberlo hecho, sino todo lo contrario, pero ya me
ves...enganchado a los habanos, como mi padre. (Pega una calada y casi se
deja el alma en el intento)

DIANA.-Y al Burbons. Oye, ¿en cada servicio haces lo mismo? Porque no


te auguro mucho futuro en esto...Existe una cosa llamada cirrosis...y
también hay bronquitis crónica. ¡Ah! Y he leído en Cosmopolitan que
fumar provoca impotencia...lo digo por tu negocio.

CARLOS.- (Intentando contener la tos que le sacude y el calor que le gatea


la garganta. Aún no sabemos cómo puede reírse también)
¡ Ja! ¿Impotencia? No te preocupes...tengo todo calculado para superar
cualquier tipo de impotencia...

DIANA.- ¿Hay varios tipos de impotencias? Yo sólo conozco una.

CARLOS.- Hay...(No sabe qué argumentar)...doce tipos, ¡eso es! Como los
meses del año...¡Qué gracia, eh! La del tabaco es una de ellas. Se corrige
fácilmente...Dejando de fumar. ¡Fijate! Luego están las otras once...a
saber...

DIANA.- ¿Me vas a dar una lección de sexología? Mira, no es


precisamente la parte teórica la que me interesa...

CARLOS.- Directa, muy directa, y sincera. ¡Sí, señor! ( Se frota las manos
dispuesto) Entonces estamos solos...bien. ¿Por qué?

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DIANA.- ¿Cómo que por qué? Te puedo dar mil respuestas...Por ejemplo,
hay una edad en las mujeres en la que cumplir años no es precisamente una
ocasión para celebrarlo masivamente...ni para pregonarlo por las
esquinas...Cuando cumplí dieciocho años, se enteró todo el barrio...Pero
tienes que entender que ya...(Mira asombrada a CARLOS) ¿Y qué pinto yo
dándote explicaciones? ¿No eres un profesional? Pues vienes, te contrato, y
celebro mi cumpleaños sola o como me dé la gana...

CARLOS.- No es mi intención meterme donde no me llaman...¡desde


luego! Perdona si te he molestado.

DIANA.- No me has molestado. ¿Podemos empezar a celebrar mi


cumpleaños? ¡No sabes el tiempo que llevo esperando para darme este
homenaje! No es que me haga ilusión el hecho en sí, pero estoy en un
momento crucial de mi vida...es largo de explicar...así que, si no te importa,
me voy a poner en situación y empieza a trabajar de una vez...( DIANA se
concentra, respira, da un gritito y finge alegría) ¡Ánimo, Diana, que vas a
disfrutar de un auténtico hombre para ti sola! ¡Felicidades! ( Cara de asco)
Y que cumplas muchos más...sin que se entere nadie...¿A que es bonito,
Carolo?

CARLOS.- Muy bonito. (Se siente animadillo y se sitúa en el centro de la


habitación) ¿Empiezo?

DIANA.- ¡Claro! ¡Empieza! ¿Qué te ocurre ahora?

CARLOS.- No sé...supongo que falta algo más.

DIANA.- ¡El dinero! (Saca de un monedero unos billetes ) Ciento cincuenta


euros. ¿No es lo que cobras?

CARLOS.- Aparte de eso, claro,...Es otra cosa. Noto que falta otra
cosa...no sé, algo etéreo, intangible...

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DIANA.-(Asombrada) Etéreo, intangible...¿Sabes que para ser un boy...o


un gigoló...?

CARLOS.- (Le corta) Perdona, boy, soy un boy...artístico y de


compañía...Lo de gigoló no me va, no me gusta...

DIANA.- No te gustará lo de gigoló, pero ya me dirás...Mira, seas lo que


seas...me parece que andas muy bien dotado de sinónimos...además de a lo
que llames dotación.
CARLOS.- ¡Hombre! ¿Qué te has pensado? Estamos en el siglo veintiuno,
en la España desarrollada y moderna...¿Quién no está haciendo una tesis
doctoral? ¡Claro que tengo sinónimos! Etéreo, intangible,
inabarcable...leve...abstracto... ligero...Eso es lo que creo que falta aquí.

DIANA.- ¡La música! Supongo que te refieres a la música.

CARLOS.- ¡Eres asombrosa! ¡Claro que falta la música! ¿Cómo quieres


que baile sin música? ¿Dónde se ha visto un strip-tease sin música?

DIANA.- Eso mismo digo yo...Esto se hace con música. Traerás tu propia
banda sonora...

CARLOS.-(Cogido en falta) No.

DIANA.- Mira, Carolo...no sé qué clase de profesional eres, pero esto me


huele raro...Primero no te pareces a la fotografía del periódico, luego te
pones a hablarme como Lázaro Carreter...y ahora me dices que no traes la
música para el strip-tease...

CARLOS.- Es que con música es otra tarifa. Lo especificaba en el anuncio,


pero igual no lo han puesto...ya sabes, los periódicos...( Recita) “La pongo
yo o la pones tú”

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DIANA.- ¡Era la música! “La pongo yo o la pones tú...” ¡Qué imbécil soy!
Llevo todo el tiempo pensando en otra cosa...ya sabes... “La pongo yo...” Y
me decía...¡Qué original! “La pongo yo o la pones tú...”Otros anuncios
dicen, directamente, a la pata la llana... “La meto y la saco”...Pero tú eres
un boy intelectual...y usas “La pongo”...Podías haber usado... “La
coloco...” o “La introduzco”. Claro que hablando de música...( Extrañada)
Oye...¿En qué parte del anuncio viene eso?

CARLOS.- Por el medio, junto a la fotografía...Con letra pequeña.

DIANA.-(Resignada) Bien, de acuerdo...yo pongo la música. Al fin y al


cabo se trata de un comercio...y no perdonáis ni una. ¿Qué música quieres?

CARLOS.- Algo con ritmillo y tal...techno o free-pop.

DIANA.- ¡Despacio, chico! ¿Tú has hecho un cálculo?

CARLOS.- ¿De qué?

DIANA.- De generaciones. No es que sea una vieja...ni una carroza...pero


mi generación tenía otros gustos musicales...(Mira en una estantería los
discos) ¿Te sirven los Beatles?

CARLOS.- Sí...¿por qué no?

DIANA.-(Pone un disco de los Beatles. CARLOS inicia unos movimientos


que quieren ser sensuales. DIANA se ríe) Perdona...Carolo...pero esto me
parece...

CARLOS.- ¡Vale! Si quieres lo dejo...Si te va a dar la risa floja...

DIANA.- Es que tienes una pinta...¿Cómo vas a hacerme un strip-tease, sin


quitarte el abrigo, ni la bufanda? Pueden darnos las uvas...

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CARLOS.-(Se da cuenta) ¿Cómo no he caído en ello? ( Se quita el abrigo y


la bufanda y coge la bolsa) Con la charleta se me ha olvidado el uniforme
de trabajo...aquí lo traigo. Es de esos que tiras y ¡zas!, salen las piezas...
¿Puedo ir a cambiarme?

DIANA.- Pues claro, hombre...(CARLOS sale, DIANA hace un gesto


como de temor ante el desastre que se avecina. Suena el móvil que
CARLOS se ha dejado en la mesa del salón. DIANA contesta. ) ¿Cómo?
¿Que está encerrada en un ascensor? ¿Y qué quiere usted que yo le haga?

CARLOS.-(Sale vestido de guardia jurado) ¿Quién llamaba?


DIANA.-( Tras cortar la llamada) Una loca que dice que está encerrada en
un ascensor. ¡Mira qué coincidencia! Hace un rato hablabas de ascensores...

CARLOS.- ¡Marta!

DIANA.- ¿Cómo dices?

CARLOS.-(Disimula gritando) Digo...¡Diana! ¡Ay, Diana! ¡Aquí me tienes


dispuesto a darte el cumpleaños que te mereces!

DIANA.- ¿Se puede saber a qué viene ese entusiasmo? No hace falta que
grites...(Se fija detenidamente en el uniforme) ¿De qué vas? Te advierto
que a mí no me ponen mucho los uniformes...¿Son de esos que tiras de una
manga y se desprende? (Prueba y tira de la manga. CARLOS detiene los
tirones)

CARLOS.- ¡Cuidado! Que es el uniforme de Abdón.

DIANA.- ¿Abdón? ¿Y quién es Abdón?

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CARLOS.- Un colega de la Facultad...que se gana la vida como segurata en


un bingo...Con las prisas he cogido su bolsa...Perdona.

DIANA.- Pues ya puedes ir cambiándote porque te vuelvo a decir que a mí


los uniformes no me gustan nada...pero nada de nada, soy hija de guardia
civil, con eso creo que está dicho todo...Prefiero verte vestido de calle o en
calzoncillos para ir abreviando...

CARLOS sale de escena y vuelve a sonar el teléfono móvil. DIANA coge


el teléfono y se queda de piedra. Tras dejar el teléfono móvil, DIANA toma
un jarrón y espera a CARLOS con gesto de golpearle.
CARLOS vuelve a salir con una pistola en una mano, vestido aún de
segurata, y una bolsa en la otra.
DIANA.- (Amenaza) ¡No te muevas, cabrito! ¡No te muevas o te abro la
cabeza!

CARLOS.-(Intenta enseñar la pistola) Ese Abdón...lleva la pistola de


segurata en la bolsa...¡Qué fuerte!

DIANA.-(Grita) ¡Socorro, auxilio! ¡Tengo a un maníaco en mi casa y me


apunta con una pistola! ¿Qué quieres de mí, Carolo o quien seas?

CARLOS.- ¿Qué te ocurre?

DIANA.-(Señala el teléfono) Acaba de llamar la policía...y me han dicho


que te siguen por un programa de control de maníacos y enfermos
sexuales...Ahora entiendo lo del niño...¡Socorro, tengo a un maníaco y a un
pederasta en mi casa y me quiere pegar un tiro!

CARLOS.- Yo puedo explicarte...(Mira la pistola y la bolsa) Pero no puedo


explicarte lo del capullo de Abdón...( Confiesa) Sí, estoy en un programa
de enfermos sexuales...

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(Extiende su brazo y DIANA le lanza el jarrón que por poco le da en la


cabeza) Pero yo no soy un maníaco...¡Joroba! Casi me das...que no soy un
psicópata...

DIANA.- Eso decís todos...

CARLOS.- Mira mi muñeca. ¿Qué ves? (Le enseña la muñeca)

DIANA.- La muñeca de un enfermo sexual.

CARLOS.- Esta pulsera es electrónica, está conectada con el Hispasat, el


satélite, y emite una señal que está controlada por la policía. Cada
movimiento que hago, es seguido por el satélite y por una centralita...

DIANA.- ¡Dame el número del satélite o de la centralita!


CARLOS.- Es un experimento. No soy un maníaco...pagan ochenta euros
al mes a los voluntarios que nos prestemos al seguimiento...Por eso llaman,
porque estoy fuera de la zona delimitada...¡Tengo que llamar a la policía o
pierdo los ochenta euros porque me he salido de ruta sin avisar! ¡Joroba!

DIANA.- ¡La que tiene que llamar a la policía soy yo! ¿Y la pistola? ¿Por
qué me amenazas con una pistola? ¿No comprendes que estoy en peligro?
¡Tú que vas a entender! ¡Eres un criminal!

CARLOS.- ¡No, no puedes llamar a la policía! Me quedo sin


cobrar...Tengo que llamar yo...(Abrumado) No puedo llamar a la policía...
(Saca de la bolsa un montón de billetes) El cabrito de Abdón se ha traído a
casa la recaudación del bingo...o la ha robado...¡vete a saber!

DIANA.-(Se desploma sin fuerzas) ¡No puede ser! ¡No me está pasando!
¿A quién se le ocurre contratar a un boy para celebrar su cumpleaños?

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(Intenta sobreponerse) Mira, Carolo, si lo que quieres es dinero, más


dinero,...no tienes que hacerme nada...te doy lo que tengo y
adiós...encantada de haberte conocido...Pero guarda esa pistola...

Suena de nuevo el teléfono y CARLOS lo coge.

CARLOS.- ¿Mamá? No puedo ahora...Estoy poniendo una inyección muy


difícil...Es un culo con problemas...No necesito tu ayuda...¡Claro que le
pondré inyecciones gratis a las niñas de Encarni! Sí, ya sé que esta tarde es
lo de “Pateras y tomates” ¿Te he dicho que eres una agenda muy eficiente?
¿Y a ti qué te importa lo que pase con Marta? ¿Mi novia? ¡No es mi novia!
Fue a estudiar y se quedó en el ascensor. Bien, está encerrada en un
ascensor...no creo que le pase nada...no, no está pariendo. ¿Que es muy mal
educada y te ha insultado? Pues lo siento, mamá...¡Tampoco! ¡Este culo es
para mí... Verás cómo no se me resiste...!(Corta)

DIANA.- ¿Hablas en clave? ¿Quién es? ¿Una compinche? ¿Por qué hablas
de culo? ¿De qué culo hablas?

CARLOS.- Es mi madre...se cree que Marta, la que está encerrada en el


ascensor es mi novia...y que está de parto...

DIANA.- Esto está preparado. Lo habéis estudiado todo...¿Es un secuestro,


verdad? ¿Cómo sabes que mi exmarido es el productor y director de la serie
“Pateras y tomates”?

CARLOS.-(Aterrado) ¿Tu exmarido es el director de “Pateras y tomates”?

DIANA.- ¡Cínico! Lo sabes tan bien como yo. Sí, es el director y el


guionista también. ¡Menuda tontería! “Pateras y tomates”...”Pateras y
tomates”... Una gilipollez de las suyas sobre moros y plantaciones de
tomates en Almería que ha escrito para la televisión...La tercera o cuarta
serie que le tirarán de la parrilla por falta de audiencia...Pero él es

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infatigable...tiene un esquema en la cabeza, sólo uno, claro, porque no le


caben más, y lo repite hasta la saciedad...Una empresa, de tomates, comidas
o de discos, una pareja con mucho glamour y una pelea de corral que no
llega nunca ni al quinto episodio...Os habéis equivocado al secuestrarme
porque está palmao y no creo que después de lo de esta mañana, cuando
vino con las rosas para joderme el cumpleaños...quiera dar un duro por mí.
Así que yo pienso, si no te importa, que dejes lo del secuestro en un atraco
sencillito...y te vayas por esa puerta...Mira, puedo darte también su
cartera...igual lleva cien euros...la tiene ahí dentro en su chaqueta.

CARLOS.- Pero...¿Está aquí?

DIANA.- Sí.

CARLOS.- (Más terror) ¡La madre que me parió!

DIANA.- La madre que te parió está metida en esto. ¿No? Hay que ser
degenerados, madre e hijo...por esos mundos...encerrando a mujeres en
ascensores y encima, parturientas...hablando de culos...y secuestrando a
divorciadas que han cometido el delito de intentar celebrar su
cumpleaños...con un boy.

CARLOS.- Tengo una cita con él...esta tarde.

DIANA.- ¿Con quién?

CARLOS.- Con tu exmarido.

DIANA.- ¡¿Cómo?! ¿También está ese cacho cabrito metido en este


asunto?
¡No! ¡Esto es demasiado! O sea que todo está planeado por él. Como en
una serie de las suyas...Yo pensé que era simplemente un gilipollas, un
inmaduro, un lameculos que se ha liado con una tía...una de esas actrices

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secundarias dispuestas a abrirse de piernas ante el primer pringao con pose


de productor que se les pone a tiro...Y resulta que es un delincuente...

CARLOS.- Te equivocas...Tu exmarido no sabe nada.

DIANA.- Dices que has quedado con él esta tarde...

CARLOS.- Hemos quedado unos cuantos.

DIANA.- ¡¿Una banda?! ¡¿Sois una banda?! Pero...¿Qué tengo yo para que
toda una banda intente secuestrarme?

CARLOS.- No es un secuestro. Lo mío contigo no tiene que ver nada...Tú


me has contratado por la mañana...y él, espero que me contrate esta tarde.

DIANA.- ¡Maricón! ¡Encima es maricón! No, si yo le veía algo raro...El


mundo de la televisión está lleno de maricones...Igual la tía esa que se ha
liado con él...es un travesti. ¡Eso es! Está liado con un travesti. El día en
que se compró la camisa de flores, lo supe...Yo me preguntaba por qué su
indiferencia en la cama. Y me torturaba, ya sabes, cosas de mujeres...los
años. Pensaba que se había aburrido de mí, que había jovencitas a su
alrededor, que la culpa era mía...era de mis primeras arrugas...de la piel que
se empieza a caer...Pero no...El señor contrata boys...

CARLOS.- Un momento...No es ese tipo de contrato. Esta tarde me


presento a la prueba, al casting de “Pateras y tomates”...Soy actor...o eso
intento.

DIANA.-(Mira a CARLOS detenidamente) ¿Ramírez? ¡Tú eres Ramírez!


El pelota ése que me ha puesto para espiarme...ése que quiere ser actor a
base de lamerle las babas. Es tan hijoputa que espera verme liada con
alguno para ahorrarse la pensión que tiene que pasarme...Y te ha puesto a ti
como

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espía...El imbécil de Ramírez, como te llama...¡Acabáramos! ¿Qué quieres


que te diga? ¿Que le soy infiel? Pues sí, le soy infiel, o al menos lo
intento...pero has interferido mi llamada y estás usurpando a Carolo...de
ahí que no te parezcas al de la fotografía del periódico...¡ya! ¡Muy
ingenioso! Por eso ha venido tan temprano con cara de baboso y cuarenta y
tantas rosas...para disfrutar al verme hacer el ridículo con un boy...a
joderme mi cumpleaños...¡Cómo me alegro de haberle vaciado medio spray
antiviolaciones en la cara cuando intentó besarme! (Imita a su exmarido)
“Cariño...felicidades por estos cuarenta y...”¡los dijo!
¿Dónde tienes escondida la cámara?

CARLOS.- ¿Pero de qué me hablas? Yo no sabía que estabas separada...ni


casada...¿De qué cámara me hablas?

DIANA.- (Agresiva) ¿Sabes lo que te digo, Ramírez de las narices? Que


voy a celebrar el cumpleaños y vas a hacer lo que pone en ese anuncio...Y
más. Me vas a hacer de todo, y luego, cuando hayas acabado, vas y le dices
a ese capullo que te ha contratado como espía, que sí, que le he sido infiel,
que he tenido un rollo con un tío...contigo...¡Anda! A ver si tienes
huevos...Le dices que tú y yo nos lo hemos montado mientras él estaba
fuera de combate en la habitación de huéspedes de mi casa...¡Ya verás la
cara que pone y las ganas que le van a quedar de contratarte en su serie! Y
puedes poner la cámara en marcha y grabarlo todo en technicolor y
cinemascope.
Y no me vengas con pistolas, ni interpretaciones...Porque saco el spry
antiviolaciones y te rocío la cara con él...(DIANA intenta, fuera de sí, coger
de un bolso el spry. CAROLO forcejea con ella. Desde una habitación se
oye un grito)

EXMARIDO.- ¡¡¡Diana!!!

TELÓN- FIN DEL PRIMER ACTO.

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SEGUNDO ACTO

DIANA se mueve nerviosa por el salón de su apartamento. Llaman a la


puerta y abre. Llega CARLOS vestido de guarda de seguridad. Cuando
entra en el apartamento, Carlos se desploma en un sofá.

DIANA.-(Nerviosa) ¿Qué?

CARLOS.-( Se palpa el pecho) ¿Cómo se nota un infarto?

DIANA.- ¡Dejate de infartos! ¿Qué ha pasado?

CARLOS.- ¿Yo qué sé? O sí que lo sé...acabo de arruinar mi vida, Diana.


¿Cómo me presento yo en el casting de “Pateras y tomates” después de
haber metido al director, productor y guionista en un taxi, esposado y con
una denuncia de su exmujer?

DIANA.- No te ha visto apenas...está medio ciego por el spray


antiviolaciones...
CARLOS.- ¿Cómo es posible que se haya tragado que soy un policía?

DIANA.- Porque no ve. Total, el uniforme es parecido.

CARLOS.-(Saca un papel) ¿Qué hago con la denuncia o lo que sea esto?


¡Mira que decirle que yo era un policía !

DIANA.- Como estabas ahí con esa pistola y ese uniforme...Tiene


prohibido entrar en esta casa, por el juez. Me viniste al pelo. (Se ríe) La
cara que puso cuando le esposaste...

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CARLOS.-Y la cara del taxista cuando le metí esposado en el taxi y le dije


que arreara para Alcalá Meco....Igual se creyó que el taxi era un coche de la
poli...

DIANA.- No veía. ¿Ves cómo no veía?

CARLOS.- Yo lo único que veo es que esta tarde no puedo presentarme al


casting. (Se levanta y hace ademán de irse) Me abro...

DIANA.- ¡Eh...eh! (Saca el dinero) ¿Eres o no eres un profesional?

CARLOS.- Ahora mismo no sé lo que soy, Diana, te lo juro...No sé si soy


un profesional, un policía, un guarda jurado o un psicópata...

DIANA.- Eres un profesional y yo tengo el dinero. Y es mi


cumpleaños...Vamos a hacer un trato.

CARLOS.- Sí. Yo me voy ahora mismo y tú te quedas con el dinero y con


ese marido o exmarido medio ciego...(Intenta irse) ¡Adios, muy buenas!
DIANA.- ¡Alto ahí! ¿Te crees que puedes aparecer en mi casa, por las
buenas, y montarte una película como la que has montado?

CARLOS.- ¿Que yo he montado una película? ¡Hombre...! Yo he venido


porque tú (Puntualiza) me has llamado, Diana...

DIANA.-Y yo te he llamado... Porque tú (Puntualiza) te has anunciado


como boy...Pero ¿de qué vas, tío? Vale, pongamos que no eres un
psicópata, que está por ver...que tampoco eres un espía de mi
exmarido...que de ninguna manera eres un secuestrador...¿Qué nos queda?
Un boy, un tío dotado con una buena...dotación, que cobrará ciento
cincuenta euros porque me da la gana de regalarme un homenaje hoy...

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(Casi llorando)...precisamente hoy, el día de mi cumpleaños...¿Sabes desde


cuando no celebro mi cumpleaños sola?

CARLOS.- No...

DIANA.- Desde nunca porque siempre he tenido a alguien conmigo.


Menos este año en el que he conseguido liberarme de él, de la caspa...

CARLOS.-(Repite como perdido)...de la caspa.

DIANA.-(Se repone) ¡Bien!...tengo un boy...que no es rubio, primera, que


no mide un metro noventa, segunda, y que no tiene los ojos azules...
tercera, y cuarta...

CARLOS.- La cuarta es, si te interesa, que no me llamo Carolo.

DIANA.-(Irónica) ¡Muchas gracias por la información! Pero me lo he olido


desde el principio. ¡Nadie se llama Carolo si no es para darle a la
dotación...! (Gesto de fornicación)

CARLOS.- Carlos, me llamo, Carlos.


DIANA.- ¡Huyyy, por el amor de Dios! ¡Carlos y Diana! ¡Esto sí que no se
lo cree nadie! ¡Carlos y Diana! Como para echar el hígado... ¿No tienes
otro nombre más original?

CARLOS.- No.

DIANA.- Bien, y cuarta, se llama, Carlos...Y hasta puede haber una quinta
sorpresa... que igual (Mira al lugar de la dotación) la tiene (Hace un gesto
típico de menudencia con los dedos pulgar e índice )...menos dotadita de lo
que dice... (Tan furiosa que asusta de verdad a CARLOS) O tengo delante a
un pringaillo, a un desgraciado que no sabe como pagar su piso o

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su droga o su moto y se ha dicho... “Voy a ver si encuentro a una estúpida


mujer solitaria y le saco el dinero que me hace falta...”
(Se acerca tanto a CARLOS que parece que se lo va a comer ) Pues vete
rezando, forastero...porque ni te imaginas de qué es capaz una mujer
solitaria que está de vuelta y hasta los ovarios de que tipos como tú, la
chuleen de por vida y se crean con derecho a tomarle el pelo por que tengan
una dotación equis o estén casados con ella ante el cura de Rascafría...

CARLOS.-(Más perdido) ...de Rascafría... Mira...mejor lo dejamos. Yo me


voy a casa... (Se frena) ¡Pero si no puedo ir a casa...!(Se derrumba) Marta
debe seguir en el ascensor...

DIANA.- ¿Quién es Marta, Carlos? ¿Tu novia?

CARLOS.- Una compañera de estudios. Estamos haciendo la tesis doctoral


sobre...

DIANA.- Sobre la mentira y sus consecuencias. ¿A que sí?

CARLOS.- Economía de mercado.

DIANA.- Pues viendo tu sentido de hacer economías...te aconsejo, por el


bien de España, que no se os ocurra opositar a Hacienda. ¡Sería un
desastre!

CARLOS.- Bajó a comprar tabaco y se quedó en el ascensor.

DIANA.- ¿Estás enamorado de ella? (Se lamenta) ¡No! Acabo de


pronunciar la palabra...(Hace gestos de vomitar) ¡Qué asco! No puedo
conjugar ese verbo, ni sus derivados...sin que se me revuelva el estómago...

CARLOS.-¿Y tú?

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DIANA.- ¿Y yo qué?

CARLOS.- De tu exmarido. ¿Estabas enamorada de él?

DIANA.-(Corta el tono de la conversación) ¡Desnúdate!

CARLOS.- ¿Cómo?

DIANA.- (Autoritaria) ¡Que te desnudes, coño! Que ya está bien de


comernos el tarro. ¿A qué has venido?

CARLOS.- Tú no estás bien de la cabeza...

DIANA.- Tú ganas. ¿No quieres? ¡A la puta calle! Mira que me he


propuesto mandar a la porra a todo aquello que me oliera a conflicto, a todo
aquel que no me quisiera...a todo lo que me cansara. Estoy cansada,
harta...seca...y no tengo narices para pegarte una patada en el culo...
¿Comprendes? Así que vete por tu propia voluntad...sin más historias.
¿Puedes hacer el pequeño esfuerzo de entenderme?

CARLOS.- ¡No! No entiendo nada.


DIANA.- Me da lo mismo. ¿Tú crees que tienes derecho a preguntarme lo
que me has preguntado? ¿Es que vienes a soplar precisamente sobre
aquello que intento tapar con los rescoldos?

CARLOS.- ¿Qué rescoldos?

DIANA.- Tú eres un rescoldo...la televisión es otro rescoldo...las mil


mentiras que me invento para justificar mi fracaso, son rescoldos...Y sólo
se te ocurre venir y empezar a soplar y soplar sobre estos rescoldos...¿Por
qué?

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CARLOS.- Bien, bien... Me callo, no pregunto más...Yo me desnudo y


hago mi trabajo. (Se pone bravo) También estoy harto de que una mujer...
(No sabe como definir)...una...

DIANA.- ¿Una vieja?

CARLOS.- ¡No! Una tía complicada...¡eso es! Una tía a la que su marido
ha abandonada porque...

DIANA.- ¿Porque es insoportable? ¿Porque se cuestiona todo? ¿Porque no


se cree ni media palabra de lo que le dicen hombres como tú y como él?

CARLOS.- ¡Sí! Estoy harto de que me examines. Tengo suficiente con mi


tesis...¿Quieres ver como siente una mujer de verdad?

DIANA.-(Como si le hubiera tocado la lotería) ¡¿No me digas que sabes


cómo siente una mujer de verdad?!

CARLOS.-(Se aturulla) No, digo, sí...digo que te voy a hacer sentir como
una mujer...Y me callo...

DIANA.- ¿Qué coño sabrás tú como siente una mujer? ¡Vale! ¡Se acabó!
Ahora mismo empezamos...¡Fuera el uniforme!

CARLOS.- (Se quita la chaqueta y la corbata) Voy al aseo...¡Es un minuto!

DIANA.- ¡Un minuto! ¡Sólo un minuto! ¡No sabes lo que ansío aprender a
sentir de verdad! (Desprecio) ¡Fantasma!

CARLOS.- (Sale con el teléfono en la mano y en calzoncillos con dibujitos


del Pato Donald) ¡Se ha muerto!

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DIANA.- ¿Quién? ¿El Pato Donald? (Señala los calzoncillos de CARLOS)

CARLOS.- No. Mi madre...

DIANA.- ¡¿Como?! ¿Que se ha muerto tu madre?

CARLOS.- Un tipo ha llamado al teléfono y me ha dicho.. “Tu madre ha


muerto” Y ha colgado. ¡No puede ser!

DIANA.- Pero esto es increíble ...Carlos, lo siento, lo siento muchísimo...


(Se acerca a Carlos con ternura) Es un momento terrible...Carlos.

CARLOS.-(Se sienta en una butaca muy hundido) ¡Mamá! ¡Siempre tan


oportuna, mamá! ¿Cómo se te ha ocurrido morirte ahora? Mira, Diana, sé
que tiene sus manías...que está metida en medio de todo lo que yo hago,
que es pesadísima...pero, tía, es mi madre...¿Lo entiendes? Y desde que mi
padre se marchó...

DIANA.- A Cuba.

CARLOS.- ¡Qué Cuba, ni qué...! Se marchó a Sigüenza con una modista


amiga de mi madre...lo de Cuba te lo he dicho para romper el hielo...Pues
desde entonces hemos vivido muy unidos, mi madre y yo...Hace unos
macarrones, Diana...o hacía...porque se ha muerto...unos macarrones con
queso parmesano...Y se ha muerto .¿No lo entiendes?

DIANA.- Tienes que llamar a alguien...decir algo...hacer algo...¿Donde


está? ¿De qué se ha muerto? ¿Quién era el que te llamó?

CARLOS.- ¡El ascensor! Igual se ha caído por el hueco del ascensor.


(Toma el teléfono y marca) ¡Marta! ¡Marta! ¡Leche...no hay señal...!
¡Ahora! ¡Marta! Mi madre se ha muerto...(Con sorpresa a DIANA) Se ha

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puesto a dar gritos de alegría...(Sigue hablando) Marta, no seas así...se ha


muerto mi madre...Sí, ya sé que era pesadísima...¿Y donde encuentro a un
ascensorista? ¿Cómo me voy a poner a buscar a un ascensorista con mi
madre de cuerpo presente?
(A DIANA) Ha colgado la muy...¡Le importa un rábano que mi madre esté
muerta!

DIANA.-(Le empuja) Anda, vístete...corre. Yo te acompañaré...

CARLOS.- Entiendo a Marta, quiero entenderla. Mi madre era un plomo.


Es capaz, incluso, de estar detrás de mí, después de muerta...de
aparecérseme. Pero, ¿qué estoy diciendo, Diana?...estoy
trastornado...alucino...

DIANA.- Venga, es normal...el impacto te hace decir chorradas...digo,


incoherencias...Vístete.

CARLOS sale de escena para vestirse. Justo cuando lo hace, suena el


timbre de la puerta. DIANA se asoma a la mirilla. Tras un instante de duda,
abre. Entra la MADRE de CARLOS.

MADRE.- He dejado el perro atado en el portal. ¿Usted cree que me lo


robarán? (No deja hablar a DIANA) Es un perro muy fiero...¿Quién es
usted?

DIANA.-(Atónita) ¿Y usted?
MADRE.- ¿También es compañera de estudios de mi hijo Carlos? Me
parece usted un poco mayor, la verdad, para seguir estudiando...¿Lleva
usted las bragas puestas?

DIANA.-(Grito de terror) ¡¡¡Carlos!!! ¡Tu madre! ¡Se nos está apareciendo


tu madre! (DIANA se desmaya aparatosamente en una butaca)

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CARLOS sale en calzoncillos cuando oye el grito de DIANA. Apenas le da


tiempo a socorrerla.

CARLOS.- ¡Mamá! ¿Qué haces aquí? Tú estás muerta...

MADRE.- ¿Yo? No, hijo, no. Salvo que el doctor Rueda, mi médico del
Seguro, me esté engañando, estoy como una rosa. Ayer me tomé la
tensión...(Señala a DIANA) La que se ha muerto es esta señora...

CARLOS.- Tu estás muerta, mamá...Me lo acaban de decir por teléfono.


¡Exijo una explicación! (Intenta ayudar a DIANA)

MADRE.- Bien, si tú lo dices...que para eso eres practicante...estaré


muerta. Pero la que exige una explicación soy yo...¿Quién es esta mujer?

CARLOS.- Un culo, digo...una paciente que sufre de mareos


constantes...estoy haciendo un servicio, voy a ponerle una inyección...Y
debes marcharte, mamá...al Cielo o al Purgatorio...pero vete.

MADRE.- ¿Desde cuándo se ponen las inyecciones al revés? ¿No debe


enseñar el culo la paciente? ¿Qué haces en calzoncillos?

CARLOS.- Estaba practicando, mamá...Tiene el culo muy difícil y quiero


asegurarme de que no la haré daño...por eso estoy en calzoncillos, porque
me estoy pinchando primero para calcular la fuerza del pinchazo...
¿Contenta? Pues... ¡fuera!...¡a la calle!...¡adiós!.
Suena de nuevo el timbre de la puerta y CARLOS se asoma a la mirilla. Se
vuelve aterrorizado.

CARLOS.-(Aparte) ¡Es él! ¡El exmarido! ¡Y viene con el taxista! ( A su


MADRE) Mamá...tenemos que saltar por la ventana...

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MADRE.- Hijo...pero qué manía con saltar por las ventanas. Ya he saltado
por la de tu piso...Y no estoy dispuesta a ir saltando por la primera ventana
que me presentes, yo padezco de vértigos...

CARLOS.- Tú flotas, mamá...porque los muertos flotan y no tienen


vértigos...(Se le ocurre algo) Mira, mejor, vas a salir...a la puerta, y me
asustas a esos dos que están detrás... ponte la sábana y la bola de fantasma,
de muerta, y los asustas.(Empuja a su MADRE fuera de la casa, tras abrir
la puerta y forcejear con los dos, EXMARIDO y TAXISTA, que quieren
entrar. Luego se acerca a DIANA e intenta reanimarla) Diana, por
favor...despierta...Diana...(Suena el teléfono) ¿Cómo dice? Que
disculpe...Que era un juego de rol y se ha equivocado de número...Que
“madre ha muerto”, es perder cinco casillas...¡Me cago en su padre! Ya, ya
sé que se está disculpando...(Cuelga y cae en la cuenta ) ¡Mamá! No estás
muerta, mamá...Y te he dejado ahí con “Pateras y tomates” y el taxista...

DIANA.-(Vuelve en sí) ¿Qué está pasando? ¿Ya se ha ido?

CARLOS.- No, no se ha ido...está en la puerta con tu exmarido y el taxista.

DIANA.- ¿Pero cuánto le duran las apariciones a tu madre? ¿Y por qué se


ha aparecido a esos dos?

CARLOS.- No está muerta, resulta que era uno jugando a un juego de rol y
“madre ha muerto” es perder cinco casillas...

DIANA.- ¡Un infarto cerebral! ¡He tenido un infarto cerebral! Porque ahora
sí que no entiendo nada. ¿Por qué no está muerta? ¿Quién es ese que juega?
Suena de nuevo el timbre y CARLOS, tras mirar por la mirilla, abre. Entra
la MADRE, como una rosa.

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MADRE.- Eran dos señores la mar de simpáticos...Uno de ellos va a traer


una patera a España para que los moritos vayan a coger tomates a Almería.
Y resulta que un policía, que está en esta casa, le ha detenido y lo ha metido
en un taxi que le ha llevado a Alcalá-Meco...pero le han soltado por falta de
pruebas...El otro es el del taxi que quiere cobrar el viaje al policía y a una
tal Diana que es la que lo ha planeado todo...

CARLOS.- ¡Mamá! ¿Cómo has dado conmigo?

MADRE.- La policía ha localizado tu señal de la pulsera. Saben que estás


aquí. (A DIANA) Lo que son los avances de la técnica. Como para
esconderse de alguien...Yo les he dicho que soy tu madre y que no se
preocuparan que te localizaba personalmente. Pero ahora, como estoy
muerta...no sé.

CARLOS.- Mamá, ya no estás muerta...

MADRE.- ¡Ay, qué alivio! No sabes lo preocupada que he estado pensando


que me he muerto y no he podido dejar colocado a Colombo. ¡Colombo!
¡Pobrecito! Debe de seguir atado a la escalera dándole mordiscos a todo el
que pasa...al señor de los tomates le ha mordido en el tobillo derecho...¡Sí,
sí...ya lo sé! Me he disculpado ante él...

DIANA.-(A CARLOS) Yo te mato...quiero matarte...¿Qué forma de


celebrar mi cumpleaños es ésta?

MADRE.- ¡Un momento! Usted no va a matar a nadie. Usted se va a


levantar las faldas, y a dejarse pinchar por mi hijo... de una vez. Y luego se
compra una tarta y celebra su cumpleaños...¡Felicidades! (Mira el reloj) ¡Y
dese prisa! ¿O quiere usted que le cierren el banco y no pueda pagar su
piso?
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CARLOS.-(Toma a su madre casi con violencia y la pone de patitas en la


calle. Cierra la puerta y respira aliviado ) ¡Por fin!

DIANA.- ¿Todos los sábados son iguales?

CARLOS.- No...los hay más movidos. ¡Y yo que quería la independencia!

DIANA.- No olvides que no hay independencia sin revolución. Por cierto...


(Se ríe) ¿Esos calzoncillos los has comprado tú o te los ha elegido ella?

CARLOS.-(Tarda en responder y se mira los calzoncillos) Sí...de acuerdo,


lo confieso...¡ Ha sido ella! Dice que el Pato Donald era mi héroe
favorito...de niño.

DIANA.-( Con malicia) Y Marta...¿Qué dice?

CARLOS.- ¿Marta? Nada. ¿Por qué iba a decir algo?

DIANA.- Es tu novia, supongo que te habrá visto en calzoncillos...en esos


calzoncillos.

CARLOS.- Marta está con otro...con un tal Quique. Uno que se lo monta de
anticuario y tiene negocios, coche y es huérfano...sin madre. Estudiamos
juntos y Quique viene de vez en cuando...aprovechan que tengo piso...

DIANA.- ¿No me digas que estás libre? (Sorna) ¿Tú? Rubio, ojos
azules...metro noventa...dotadísimo...Un hombre que sabe cómo hacer
sentir a las mujeres...¿Y está libre? ¡No puede ser! ¿Tú te has dado cuenta
del peligro que corres, de lo arriesgado que es para una joya como tú andar
por la vida libre...como un taxi que puede tomar cualquier desalmada y
partirte el corazón?
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CARLOS.- ¡Eso! ¡Despelléjame! Total...¿Qué me queda por hacer hoy? He


perdido a Marta...

DIANA.- Aclárate...¿La has perdido o no la has encontrado? ¡Uy, uy, uy! A


mí me parece que esa Marta no te deja indiferente...

CARLOS.- Es una extraordinaria compañera de estudios, experta en


análisis globales...La he perdido, como compañera, claro. He perdido los
euros del experimento de los psicópatas...también he perdido la
oportunidad de “Pateras y tomates”...he perdido a mi madre...aunque luego
la he vuelto a encontrar...también se me ha evaporado el piso porque ya han
cerrado los bancos...Mira, pensándolo bien, es la pérdida que menos me
jode porque así el Quique y Marta se quedan sin picadero...De Abdón...
¿Para qué hablar?. Andará por esas calles buscándome, buscando el
uniforme, la pistola y la recaudación del bingo...Y de postre, he perdido el
dinero de mi servicio de boy...¿Me pego el tiro en el salón o mejor me
salgo a la escalera? Como no viene la asistenta...por si ensucio algo con mis
sesos...

DIANA.- ¿Por qué vas a perder los ciento cincuenta euros? Yo no he


anulado tu servicio. Ni estoy dispuesta a dejar de sentir de una vez...como
una mujer total...No he terminado mi celebración.

CARLOS.-(Recoge, o intenta hacerlo, sus cosas) Pero yo sí...Además...no


podría...no creo que funcionara esta historia entre tú y yo.

DIANA.- Esa debe ser la segunda causa de impotencia. ¿O no? Dices que
había once o doce causas...

CARLOS.- ¿Qué causa?

DIANA.- Todos sois iguales. Entráis como toros bravos...¡Hala!


Dotadísimos...a por todas...Pero cuando os dejamos un minuto para
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recapacitar, un minuto en el que pueda arraigar un sentimiento...una


mínima reflexión...¡Nada! Aparece la crisis de impotencia...La causa es
sencilla: He tomado la iniciativa, una mujer toma la iniciativa y ¡pafff! ¡Se
acabó la altivez viril!...(Burla) Profesional....¿Tú, un profesional?

CARLOS.-(Con un golpe de autoridad extraño en él) Tú lo has querido...


¡Desnúdate!

DIANA.- ¿Estás seguro?

CARLOS.- Nunca he estado más seguro en mi vida. ¡Desnúdate ante un


profesional! ¡Vamos!

DIANA.-(Se sienta tranquilamente en el suelo, tras desprenderse de la


falda y quedarse en un body que no deja indiferente a CARLOS, y adopta
una postura de yoga) Tranquilo...todo tiene su preludio...la ópera, el
ballet...el sexo brutal y profesional...Acompáñame.

CARLOS.- ¿Para qué?

DIANA.- La pareja, según Master y Jhonson, y según mi exmarido...tiene


que encontrar los unísonos. ¿Sabes qué son los unísonos?

CARLOS.- Yo de música , ya sabes...free pop y techno...

DIANA.- Hay que hacer primero el lobo...Mi ex siempre hacía el lobo...Es


sencillo...verás...(Coloca las manos haciendo bocina en la boca y CARLOS
la imita) Repite...¡Uhhhhhhh! (CARLOS hace el lobo imitando a DIANA)

CARLOS.- ¿No te parece una... gilipollez?


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DIANA.- Él decía que relajaba los músculos, descargaba tensiones y


potenciaba la líbido. Siempre que tenses los músculos del perineo... (Ante la
cara de extrañeza de CARLOS) Que aprietes el culo...para que me
entiendas...

CARLOS.-(Hace una serie de muecas como queriendo apretar algo )¿Que


apriete el culo? Oye, Diana...tu marido sabrá mucho de televisión, pero esto
me parece...

DIANA.- Tienes razón...es una gilipollez...Sobre todo si te la proponen a


las dos de la madrugada, cuando el señor viene de cenar con unos (Retintín)
“clientes” y oliendo a puta de chalet con alarmas...

CARLOS.- ¿Por qué os separasteis?

DIANA.- Ya te lo he dicho. Porque se lió con una actriz secundaria veinte


años más joven que él...Seguramente hará el lobo con más entusiasmo que
conmigo y más temprano. (Anima a CARLOS) Pero tú aprieta el
culo...dicen que mantiene la erección más tiempo...y para tu trabajo eso es
fundamental.

CARLOS.-¿Y hay que estar mucho tiempo así, con el culo apretado y
haciendo el lobo?

DIANA.- Va en proporción con la duración del coito y la llegada del


orgasmo. Mira, por ejemplo, si queremos que el coito dure una hora...

CARLOS.-( Asombrado) ¡¿Una hora?!

DIANA.- ¿Te parece mucho? Pues vaya un profesional...

CARLOS.-(Disimula) No, ni hablar...¡Una hora! ¿Qué es una hora?

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DIANA.- Sesenta minutos.

CARLOS.- Puedo estar toda una noche dale que te pego...

DIANA .- Entonces tienes que hacer el lobo durante media hora...y


aullando fuerte porque así se recargan los centros del placer.

CARLOS.- El caso es que...(Se conforma) ¡¿Qué más da?! Si , total, han


cerrado los bancos, no puedo ir al casting...¡Hala! A hacer el lobo media
hora y a apretar el culo, Carlos. (Se pone a aullar)

DIANA.-¿Y luego? ¿Sabes qué viene luego? ¿Estás preparado, necesitas


comer algo, beber algo...vitaminas?

CARLOS.- Luego a darle hasta que amanezca o anochezca...sin comer, ni


beber, ni nada...a lo profesional, querida...como un minero en el pozo...hora
tras hora...sin saber si es de día o de noche, hasta que suene la sirena.

DIANA.-( Fatigada) ¡Uff! No sé si podré aguantar tanto...Pero una vez en


la vida es una vez en la vida. Dicen que hasta hay quien se desmaya. ¿A ti
se te ha desmayado alguna?

CARLOS.-(Que sigue haciendo el lobo aplicadamente) Docenas...llegan a


un punto tal...

DIANA.- ¿Al punto G? Seguro que con tanto pozo y tanta mina, tú eres de
los que encuentran el punto G

CARLOS.-Y más puntos...por lo menos el W o el X...


Y pierden el sentido...(Siguen haciendo el lobo)

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DIANA.-(Deja de hacer el lobo y mira fijamente a CARLOS. Con tono
divertido) Eres un farsante que no sabe mentir...(CARLOS intenta replicar)
Calla...no hables...permanece con ese gesto...así, muy bien...(Toca el
mentón de CARLOS) ¿No te han dicho nunca que te sale un hoyuelo muy
interesante en la barbilla cuando te mosqueas?

CARLOS.- ¡Es que eres la pera!...No sé ni el tiempo que llevo en esta casa
intentando cumplir con mi trabajo...haciendo de acompañante de
Caperucita...y ni me dejas probarte que lo que digo es cierto. Tú, como
todas...

DIANA.- ¿Como todas?

CARLOS.- Tenéis un esquema fijo en la cabeza para calificarnos a todos


los tíos como fantasmas...o mentirosos...

DIANA.-O niños inseguros...

CARLOS.- Jugáis con fuego...y cuando el juego se torna en realidad...Os


rajáis.

DIANA.- Yo no me he rajado. Estoy dispuesta a ser tuya, toda la noche,


hasta caer desmayada por el placer...Si tú adivinaras cómo me estoy
encendiendo por dentro...(Burla) Cómo me derrito cuando pienso que me
vas a encontrar el punto...¿ Qué punto me vas a encontrar?

CARLOS.- El X, si hace falta...

DIANA.- El X...o el Z...O, mejor...¿Qué tal si sumida en ese orgasmo


inacabable, se me ocurre morirme? ¿Puede haber alguna muerte más dulce?
¿Nunca se te ha muerto ninguna?

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CARLOS.-(Se levanta mosca) ¿No estarás enferma del corazón o de algo
por el estilo?

DIANA.- ¿El corazón? ¿Qué es el corazón? (Teatral) ¡Ah, ya! Esa cosa
molesta que se tiene en mitad del pecho y que estorba tanto para
vivir...Mira, Carlos...cuando digo morirme, es textual...morirme...¿Tú sabes
lo que hay ahí afuera?

CARLOS.- ¿En la puerta?

DIANA.-Y en la calle, y en cada despacho...y en cada casa...

CARLOS.- Gentes...tíos y tías...no sé, cada uno y cada una...

DIANA.- Enfermos terminales. Unos con la enfermedad más avanzada y


otros, como tú, buscando el contagio o intoxicándose cada día un poco
más...Cuando él, “Pateras y tomates”, me conoció, no dejaba de hablar, de
hacer planes...no sabía qué argumentar para ablandarme, para
conquistarme... como tú, prometiendo letras y puntos y éxtasis...hasta me
hizo un poema. (Recita) “Diosa, musa, cazadora de mi corazón...Diana que
da en la diana” ¡Idiota! Ni sabía rimar. Y me lo llegó a cantar en la
Facultad delante de los grises, decía que era una canción protesta...y allí los
únicos que protestaban eran los asistentes por lo mal que cantaba. Yo
estaba loca por él desde el primer día que le vi. Y no sé qué le vi, ni qué le
oí. Pero estaba loca por él. No hacía falta que me cantara, ni que me
escribiera poemas...Yo estaba loca por él. Y punto. Todo lo demás
sobraba...O no sobraba sino que se acumulaba como promesa de futuro...
(Asco) No cumplió nada...me tuvo, se aseguró de mi entrega...y se olvidó
de aquellas promesas...

CARLOS.-(Mira detenidamente a DIANA) ¿No te ha dicho nadie que te


brillan los ojos de forma especial cada vez que dices la palabra...promesa?

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DIANA.-(Sorpresa) ¿Puedes repetírmelo?

CARLOS.- Que te brillan los ojos cuando dices la palabra...

DIANA.- Promesa.

CARLOS.- ¡Sí! Te han vuelto a brillar...¿Por qué?

DIANA.-(Intenta ordenar sus sentimientos) Vamos a ver...tranquila,


Diana...(Se explica) No es nada, Carlos...debe ser algún síntoma de esas
cosas que le ocurren a las mujeres cuando rozan cierta edad...Vamos a ver...
(Respira hondo) ¿Estás segura, Diana, de lo que acabas de sentir?

CARLOS.- No entiendo nada...¿Qué has sentido?

DIANA.- Un...no sé bien...algo así como un escalofrío...¿Puedes volver a


decirlo?

CARLOS.- ¿Te has rayado?

DIANA.- No, estoy perfectamente...¡repítelo!

CARLOS.- Te brillan los ojos...

DIANA.-(Se aleja de CARLOS. En sus ojos hay un brillo, una humedad


extraña) ¡Qué hijos de puta sois...coño!

CARLOS.- ¡Diana!

DIANA.-(Un nudo en la garganta) ¡Cómo sabéis llegar a la fibra íntima, al


rincón secreto de una mujer...! ¡Cómo asaltáis, sin vergüenza alguna, ese
coto escondido...para dejarlo destrozado a la primera de cambio! Hace

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muchos años que no escuchaba una frase como ésa...y me la tienen que
decir a cambio de ciento cincuenta euros...¡Vete, por favor!

CARLOS.- Yo no he dicho eso a cambio de algo...Te he mirado y he visto


cómo te brillaban los ojos...Así de sencillo. ¿Puedo decirte una cosa?

DIANA.-(Entregándose) Si va a ser igual que lo que acabas de decir,


dilo...no te calles...

CARLOS.- Es mi primer servicio.

DIANA.- Lo sé.

CARLOS.- ¿Entonces?

DIANA.- ¿Tú crees que soy gilipollas? Mira, Carlos...no eres el primer
hombre que se pone delante de mí...y tampoco el primero que me miente.

CARLOS.- ¿Por qué la palabra promesa?

DIANA.- Por lo que encierra.

CARLOS.- Pues ya tiene que encerrar cosas para haberte llegado tan
adentro...y para emocionarte.

DIANA.- Ir al cine, acariciarme los pies y pasear por un parque...eso


encerraban las promesas.

CARLOS.- ¿Sólo eso?

DIANA.- ¿Te parece poco? Para él era un mundo. Nunca tuvo tiempo para
cogerme la mano en el cine, ni acariciarme los pies...ni estar a mi lado en
silencio entre los árboles...

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CARLOS.-( Se agacha junto a DIANA, que sigue en posición de yoga. Y
toma uno de sus pies) Son suaves...

DIANA.-(Rechaza a CARLOS) No...no...por favor, Carlos...

CARLOS.-(Bromea) Sólo en plan profesional.

DIANA.- (Casi en éxtasis mientras CARLOS le acaricia los piés ) ¿A Marta


también se lo haces así?

CARLOS.-(Se mosquea) ¿Cómo te voy a decir que Marta y yo no tenemos


nada de nada, que está con ese Quique...? (No puede terminar porque
DIANA le besa)

El timbre de la puerta suena insistentemente. CARLOS y DIANA siguen


besándose. Tras un rato, DIANA se levanta y mira por la mirilla.

DIANA.-(A CARLOS) Acércate...Verás qué espectáculo tan completo...

CARLOS.-(Mira por la mirilla y queda petrificado ) ¡Dios! Mi madre,


Marta, tu exmarido...Abdón...el taxista, la policía...(Sale corriendo hacia la
ventana) ¡La ventana! Yo me abro...

DIANA.-(Sujeta a CARLOS) ¡Quieto! Son sólo fantasmas...¿Quiénes


llaman a la puerta? ¿Qué quieren de nosotros? ¿Alguno trae la intención de
acariciarme los pies o acompañarme al cine o al parque? ¿Alguno de ellos
viene para regalarte algo...un beso, por ejemplo...? No. Todos vienen
buscando algo que justifique su existencia...Por eso son fantasmas, Carlos.
No existen ya... Deja que sigan llamando...(El timbre sigue sonando y el
teléfono también) En esta casa no hay nadie... Ellos no existen para
nosotros y nosotros no existimos para nadie...¿Qué estábamos haciendo?

CARLOS.-(Se acerca a DIANA) No me acuerdo bien, pero me gustaba...

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DIANA.-(Piensa y toma a CARLOS hasta tumbarle en el suelo ) ¡Ah, ya...!


Decías que me brillaban los ojos...y que ese Quique y esa Marta...
(CARLOS no deja que termine de hablar porque la besa con fuerza)
El timbre sigue sonando, y los martillos mecánicos de las obras de la calle,
y la radio, y los automóviles con sus bocinas, y el teléfono. Pero CARLOS
y DIANA se funden y la casa se queda vacía.

TELÓN FIN DE LA OBRA.

“CARLOS Y DIANA”
Comedia en dos actos para dos corazones solitarios

de

miguel murillo gómez

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