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Mientras continuaba la persecución de los caudillos dispersos de la Revolución

Libertadora tras ser derrotados en la batalla de la Victoria en noviembre de 1902,


Inglaterra, Alemania, Italia, Holanda, Bélgica y España. Potencias extranjeras reclamaron la
inmediata cancelación de los daños sufridos por sus súbditos en Venezuela durante los
últimos años de guerra civil. También reclamaban el cumplimiento por parte del gobierno
del pago de las deudas de gobiernos anteriores al de Castro. El cobro de estas deudas
hace crisis en diciembre de 1902, cuando se llevó a cabo el conocido bloqueo a las costas
venezolanas como un clásico ejemplo de la diplomacia de cañonero aplicada por las
grandes potencias de la época.

El Bloqueo a las costas venezolanas fue un incidente diplomático entre fines de 1902 y
principios de 1903 en que las marinas de guerra del Imperio Británico, el Imperio alemán y
el Reino de Italia franquearon las costas y puertos de Venezuela exigiendo el pago
inmediato de las deudas contraídas por el gobierno a las compañías de sus connacionales.

El bloqueo naval tuvo su fin con el Protocolo de Washington el cual fue firmado en esa
ciudad el 13 de febrero de 1903 ya que Estados Unidos actuó como mediador al ser un
partido neutral en la situación. Por medio de dicho protocolo se formalizó el
levantamiento del bloqueo naval y el compromiso de reiniciar el pago de la deuda externa
que fue reducida de 352 000 000 Bs de capital e intereses más indemnizaciones de guerra;
a 150 900 000 Bs, menos de la mitad que las demandas iniciales de los reclamantes. En
este protocolo se acordó que Venezuela pagaría a plazos sus deudas con el 30% de sus
ingresos de aduana.

Castro pidió a los banqueros caraqueños un préstamo de dinero para atender la situación
económica en que se encontraba el Estado venezolano. Los banqueros se negaron a
colaborar y, por orden de Castro, fueron a parar a la cárcel. Luego se les hizo desfilar por
las calles de Caracas, desde la cárcel hasta la estación del ferrocarril, entre guardias
armados, con la amenaza de que iban a ser enviados al castillo de Puerto Cabello. Ante
aquella actitud, los banqueros cedieron y entregaron el dinero que pedía el gobierno. Pero
fueron, desde entonces, enemigos irreconciliables de Castro y promotores financieros de
la oposición armada contra él conocida como la revolución libertadora.

La Revolución Libertadora (1901-1903) fue una guerra civil, en la que una coalición de
caudillos encabezados por el banquero Manuel Antonio Matos del Monte, aliados con
empresas trasnacionales como la New York & Bermúdez Company y la Orinoco Steamship
Company, entre otras, intentaron derrocar al gobierno de Cipriano Castro.
Matos planeó y dirigió las operaciones iniciales desde la isla de Trinidad, logrando
convencer a varios caudillos locales descontentos con el gobierno para sumarse a la lucha.
Finalmente en enero de 1902 desembarcó cerca de Coro, momento en que la guerra civil
se extendió por todo el país.45

Se libraron unas 150 batallas incluyendo la fallida invasión de Carlos Rangel Garbiras
desde Colombia. En algunas de las batallas Castro participa personalmente al frente de las
tropas oficialistas, incluyendo la más importante como fue el asedio de La Victoria en
noviembre de 1902, donde con 6.500 hombres logra derrotar a los 14.000 revolucionarios
anticastristas que intentaban tomar Caracas por la fuerza.6 Después de La Victoria los
alzados se dividieron debido a las discrepancias internas las que a la larga fueron la causa
de su derrota porque el gobierno castrista aprovecha su división para derrotar a cada
caudillo por separado, reconquistando el territorio que habían ganado. Aun así quedaron
algunos grupos rebeldes activos en algunas zonas orientales, principalmente los
partidarios del general Nicolás Rolando atrincherados en Ciudad Bolívar. Después de un
bloqueo naval Juan Vicente Gómez ordena el desembarque de tropas y libra la sangrienta
batalla de Ciudad Bolívar. El general Rolando se rinde junto a su estado mayor el 21 de
julio de 19037 señalando el fin oficial de la guerra civil.

La derrota de la Revolución Libertadora marcó el final del siglo XIX venezolano


caracterizado por la inestabilidad política, el bipartidismo y las disputas entre caudillos,
donde el método de llegar al poder era mediante la rebelión armada, y el final de la época
de las grandes guerras civiles venezolanas, dando paso a una etapa de consolidación del
gobierno central bajo el gobierno de los andinos.

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