Está en la página 1de 4

La juventud es una etapa de vital importancia en el desarrollo del ser humano,

donde se busca una identidad y una forma de expresar cada tipo de pensamiento
en el proceso de formación. Muchos jóvenes no encuentran una fácil
adaptabilidad a los modelos previamente establecidos a las normas, derechos o
deberes que rigen los modelos de ciudadanía tradicionales.

Se aprecia que la percepción de ciudadanía cotidiana se restringe para albergar y


hacer participes a aquellas poblaciones específicas como las juventudes, que en
su mayoría no se identifican con procesos democráticos, políticos y buscan su
propias formas de ser y sentirse participes de la sociedad, en procesos diferentes
a los tradicionales de comunicación, de expresión y de ser escuchados.

Los jóvenes en una búsqueda constante de identidad, se ven enfrentados a


encontrar sus propios espacios, medios y formas de expresión, es allí donde
encuentran en el barrismo un estilo de vida acorde a su forma de pensar, ver la
sociedad e interactuar con ella, un contexto construido sin parámetros o
reglamentos de conductas adoptadas por cada población; el barrismo les ofrece
una amplia gama de expresión cultural, el medio donde son reflejados
sentimientos y conductas propias de cada miembro del grupo.

El barrismo como actividad cultural se está abriendo campo en medio de la ciudad


moderna, la cual ha sufrido grandes transformaciones y permanece en constante
evolución como resultado de un cambio en el estilo de vida de las personas, un
desplazamiento de lo rural a lo urbano, la centralización de los lugares de mayor
relevancia para los ciudadanos.

El barrismo, se ha convertido en una práctica colectiva que día a día genera un


mayor impacto en la sociedad; a la vista de algunos una forma de entretenimiento,
para otros una problemática social, para aquellos que lo viven y experimentan todo
un estilo de vida, que se abre camino dentro de una ciudad postmoderna pero que
a su vez limita las diferentes formas de expresión y de pensamiento.
Y es allí donde se entiende que una parte fundamental de la sociedad son los
jóvenes y el reconocimiento que se les da a estos.

En prácticas como el barrismo se encuentra toda una gama cultural reflejada en el


territorio, donde la definición del mismo cambia de significado, entendiéndose
como una noción no física, que describe el regionalismo; como parte importante
del sentido de identidad, no necesariamente haciendo referencia al lugar donde se
nace, lo cual solo define un estatus ciudadano o una estadística.
Por ejemplo el estadio como epicentro de mayor encuentro por parte de los
integrantes de las barras; las canchas y parques que se extienden a lo largo de la
ciudad evidencian que existe un territorio propio de esta práctica.

Las barras son un claro reflejo de que la identidad es construida, no asignada por
parte del estado, por ejemplo, un integrante puede vivir en una ciudad
determinada y la sede de su equipo se encuentra a miles de kilómetros de
distancia.
El barrismo como colectivo ha permitido que sus miembros desarrollen y se
identifiquen con un lenguaje propio, que si bien no se rige bajo parámetros o
escuelas literarias altamente definidas, si hay una comunicación, un léxico que se
construye día a día a nivel interno de la barra. Un claro ejemplo son los llamados
“trapos” conocidos por el resto de la sociedad como pendones, como también lo
son sus apodos como forma de reconocimiento personal; todo un simbolismo que
refleja la identidad y pasión de sus integrantes. Los jóvenes en la mayoría
provenientes de los barrios más populares o comunes han adoptado sus jergas
incluso más allá del ambiente deportivo, un contexto sin restricciones, un
intercambio cultural a nivel nacional.

En el transcurso del tiempo las transformaciones de la sociedad se han ido


agudizando y la forma de ver la vida ha cambiado, hasta llegar a un punto donde
las expresiones se manifiestan con mayor libertad.
Los jóvenes conglomerados en masas han encontrado mayor facilidad de
expresión, tanto en su sentir, su vestir, en su forma de decorar el cuerpo y en su
comunicación con los demás actores de la sociedad.

Sin ser ajeno a esta situación, los integrantes de una barra expresan amor, odio,
tristeza, alegría, dentro de una manifestación más simbólica. La pintura en la cara
demuestra pasión por el equipo, lucir una camiseta implica sentirse parte de un
grupo que le brinda identidad, sus cantos pueden inferir desde amor y alegría
hasta odio y rivalidad, una forma de comunicación explicita para un integrante de
una barra seguidora de un equipo.

La expresión juega un papel importante en la fortaleza del grupo, ya que por


medio de esta se puede establecer un territorio, una identidad que marca la
diferencia ante sus rivales. Una riqueza cultural evidenciada en la cantidad de
coros, cantos, gritos, colores, banderas, mensajes, grafitis, camisetas, pendones,
expresiones faciales y corporales; y multitud de implementos decorativos con
estilos propios y que en muchas ocasiones nacen de su creación.

Dentro de las expresiones lo estético es fundamental, ya que además de identidad


demuestra pertenencia y sentido a cada una de las prácticas que se realizan como
grupo. La apariencia personal, la decoración de diversos lugares y el porte de
objetos simbólicos al equipo demuestran la afinidad como colectivo. Entre más
elementos puedan conseguir y modelar propios de su equipo, se sienten más
pertenecientes y fuertes. Estos elementos se pueden batallar hasta la muerte. Sus
trapos, banderas, camisetas y el bombo son objetos que tienen que defender
hasta el final y sin en algún momento pueden arrebatar una de estas cosas a sus
rivales es símbolo de triunfo. Lo que evidencia la unión del grupo y la simbología
que tienen cada uno de estos artículos para el colectivo, mientras que para otras
personas son simplemente cosas que pueden pasar desapercibidas. Otro factor
de gran importancia es la música, todo un ritual que se convierte en una de las
principales armas en contra de sus rivales, otra forma de comunicación que está
inmersa en una variedad de estilos, letras, coreografías, que son construidas
como equipo, con la coordinación de la cúpula o líderes de la barra, y donde se
distribuye al resto del grupo para realizar sus ceremoniales en cada uno de sus
territorios.

Las barras bravas han sido estigmatizadas como problemáticas sociales por
muchos, ya que en varias oportunidades se generan conflictos y rivalidades entre
ellos mismos o dentro del colectivo. Estas agresiones son reconocidas por líderes
y dirigentes de las barras en donde se adoptan medidas drásticas como
sanciones o expulsiones de las mismas. Los conflictos se presentan muchas
veces dentro del estadio por robos y agresiones dentro de las tribunas entre los
mismos hinchas. También se puede ver que en sus desplazamientos entre
ciudades unos pocos jóvenes pertenecientes a estas barras forman caos y
asonadas en la vía pública como robos, saqueos y disturbios, en donde tiene
que intervenir la fuerza pública para controlar y proteger bienes y personas . Es
allí donde la sociedad los tilda de vándalos o delincuentes. Además, aparecen
políticas gubernamentales promoviendo leyes para proteger a los más
vulnerables y castigar a aquellos que participan de estas manifestaciones.

Pero todo esta problemática se puede relacionar con aquella afirmación dispuesta
a llenar los vacios de la misma sociedad. Donde sus miembros han identificado el
futbol, específicamente como estilo de vida y se convierte en un espacio donde se
manifiestan todos los pensamientos y prácticas que tienen los jóvenes en común,
y se perciben situaciones de vida bajo algunas circunstancias. Es de destacar el
sentido de pertenencia por el grupo, la colaboración y el apoyo entre la mayoría de
sus miembros para superar las dificultades que deben afrontar, como económicas
en algunos casos.

Las barras bravas como grupo toman fuerza y es toda una masa de posiciones y
sentimientos, donde cobra importancia como modelo ciudadano la forma de
pensar y de vivir de cada persona.
Cada individuo como integrante de la sociedad cumple con unos deberes, pero es
importante resaltar los aportes que hace el colectivo a la misma. El barrismo no es
la excepción y pese a la noción negativa con que muchos la describen, genera
amplios aportes incluso más allá del factor económico donde se adquieren
grandes cantidades de dinero por venta de boleterías anualmente, cuyos recursos
son manejados por las administraciones locales; además de esto, se fomenta el
turismo y el deporte, aporta espacios de espectáculo y entretenimiento. Así que
más que una simple expresión el barrismo se convierte en una forma de
participación en la sociedad, donde se alojan personas que encuentran allí el
espacio propicio para sentirse miembros activos de la sociedad y donde los
jóvenes identifican diferentes formas de expresión, bien sea estética, artística y
corporal; de esta manera no se toma la sociedad como un individuo, una sola
forma de pensar, siguiendo un sólo prototipo; más bien se encuentra la necesidad
de replantear el concepto y la descripción misma, se puede pensar que es un
epicentro multicultural y como tal existen espacios diversos en los cuales la
diferencia hace plasmar múltiples modelos a seguir.
En conclusión el barrismo, es un modelo ciudadanía cultural enriquecida
precisamente por la diferentes formas de pensar y estilos de vida que tienen cada
uno de sus integrantes.

También podría gustarte