Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
“Los dioses habían condenado a Sísifo a subir sin cesar una roca hasta la
cima de una montaña desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso.
Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el
trabajo inútil y sin esperanza… El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta
para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo dichoso”.
1
Camus. Artesano del impasible Mersault (El extranjero), padre de la
generación del escepticismo y la indiferencia, el de la vida mediocre, los gestos
cotidianos y las sensaciones elementales, cuya causa homicida es el calor;
sentenciado a la pena capital por haber velado y sepultado a la madre con corazón
de criminal. Hacedor del desconcertante Tarrou (La peste), sumo sacerdote de la
santidad secular del incrédulo. Creador del atormentado Clamence (La caída), el
juez - penitente de la imposible justicia, abrumado ante el hurtado panel de Van
Eyck, Los jueces íntegros, del retablo El cordero místico. Redentor, por el influjo de
Simone Weil y la vía de la esperanza dichosa, del desgraciado Sísifo, condenado al
trabajo inútil de la fatiga diaria, quien, ante el suicidio, prefiere la vida, porque su
vida, no obstante carecer de sentido, aún es valiosa. Sísifo. Santo Sísifo: “Toda su
alegría silenciosa consiste en eso. Su destino le pertenece. Su roca es su cosa…
Cuando contempla su tormento, hace callar a todos los ídolos… No hay sol sin
sombra y es necesario conocer la noche… Su esfuerzo no terminará nunca. Si hay
un destino personal, no hay un destino superior…, pero sabe que es dueño de sus
días”.
2
metahistóricos, Cristos, sino mártires restauradores históricos, Prometeos,
enfermos de absurdidad, no son más que la síntesis ético-estética del levantamiento,
cuyo nombre es el silencio, nunca la resignación, contra el absurdo, de difícil
deslinde con el mal, en la brillante inteligencia que Camus hizo de la teodicea de
Plotino y la teología de Agustín, asuntos de su nunca realizada tesis de habilitación
filosófica. “Los mártires, amigo mío, deben elegir entre ser olvidados, ridiculizados
o utilizados. Comprendidos - tarea de los héroes- nunca”, monologa Clamence.
Peregrino solitario bajo el pesado cielo del sinsentido y sobre el leve sendero
de la fugacidad valiosa, como Sísifo, Camus, a 50 años de su muerte, necesario para
seguir creyendo en el hombre; cálido, persuasivo, desasosegado y sincero para que
sea su Sísifo, prendido a su roca, al tiempo que desprendido de ella, quien nos
mantenga, entre el llanto y la risa, en la vida, quien nos sostenga, entre la tragedia y
la comedia, en nuestras elecciones y convicciones, aunque repulsivas a los otros.