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Analisis de La Cultura Organizacional de PDF
Analisis de La Cultura Organizacional de PDF
El presente artículo cuenta con dos objetivos, por una parte reflexionar sobre el em-
pleo de la etnograf ía sociológica como técnica de investigación para el estudio de las
organizaciones y por otra presentar los resultados obtenidos en una reciente inves-
tigación sobre la cultura organizacional de una empresa agroindustrial uruguaya,
en la cual se emplea expresamente la etnograf ía sociológica como técnica de inves-
tigación. Este dispositivo fue escogido principalmente por sus conocidas ventajas en
términos de obtención de información de primera mano, de registro de diferentes
puntos de vista en un determinado contexto, de hallazgos dif íciles de ser pensados
antes del trabajo de campo, y de análisis de razonamientos y circunstancias que en-
cuentran explicación, fundamentalmente, al ser observados en situación natural. Las
reflexiones en torno a la cultura organizacional se orientan a indicar elementos para
la gestión de los recursos humanos, que permitan alivianar las tensiones entre em-
presa y trabajadores, y que puedan ser aplicados oportunamente por los distintos
agentes de la organización.
Introducción
Los sociólogos, en las investigaciones, nos vemos enfrentados a la necesidad de
dar cuenta de “problemas sociológicos” que son los que nos estructuran nuestros estu-
dios. Pero muchas veces ya tenemos de antemano certezas o cuasi certezas de los re-
sultados de nuestras investigaciones. En estas ocasiones lo relevante de ellas está en
la descripción que realizamos a través de la información obtenida. Es un procedimiento
muy útil para darle solidez a las aseveraciones que realizamos. Otras veces en este
tipo de procedimiento nos encontramos con “hallazgos”, es decir resultados no pre-
vistos que nos obligan a proponer nuevas interpretaciones que en algunas ocasiones
nos conducen a realizar nuevas investigaciones. Hay veces que el problema al que nos
enfrentamos resulta ser un auténtico enigma. Y es en este tipo de situaciones en donde
ser la base para comprender el problema y menos para establecer elementos para
resolverlo.
En efecto, la presencia de un sindicato organizado y cohesionado, dispuesto a
sostener con energía las demandas de los trabajadores frente una dirección empresa-
rial considerada por el propio sindicato como rígida y refractaria a sus planteos por
un lado, y por otro la consideración muy negativa de la acción sindical por parte de la
empresa, aun reconociendo su fuerte implementación entre sus trabajadores, genera
un clima tensionado y siempre al borde del conflicto como señalábamos. Pero que a
su vez, la solución al problema, no podía concebirse sin involucrar al sindicato por su
fuerte arraigo entre los trabajadores de la empresa.
Es en este marco que se desarrolló el trabajo de investigación del cual deriva
este artículo. El tipo de problema/enigma al que nos vimos enfrentados, nos obligó por
un lado a tomar una serie de decisiones sobre la elección de la metodología que se
debía adoptar y también a tomar algunas decisiones en cuanto al enfoque teórico de
cómo abordar el problema. En los apartados siguientes describiremos los fundamentos
de la metodología y de la teoría finalmente adoptada, para luego presentar sucintamen-
te el análisis realizado, culminando con unas conclusiones y proyecciones de nuevas
preguntas de investigación.
Metodología
A partir de las primeras entrevistas con la gerencia de la empresa y con miem-
bros del sindicato de la misma, pudimos constatar lo que ya señalábamos, que los
puntos de vista sobre la situación eran totalmente divergentes en cuanto a la definición
de la situación en que se encontraban. Y que posiblemente, estos puntos de vista fue-
sen excesivamente sesgados por el grado de exacerbación de estos mismos actores.
Ello nos llevó rápidamente a descartar las técnicas tradicionales de estudio de clima
laboral a través de sondeos y a partir de un “lenguaje basado en variables” y a optar por
realizar un estudio de tipo etnográfico “in situ” para poder construir un “punto de vista”
autónomo de los “puntos de vista” tan distanciados de los actores antes mencionados.
En términos generales la observación directa se utiliza para dar cuenta de prácti-
cas y conceptualizaciones que para los actores involucrados se dan “de hecho” y que,
por lo tanto no requieren para ello ninguna necesidad de detenerse en dar una expli-
cación ni siquiera reflexionar sobre ellas. Pero la problematización explícita de estas
prácticas y conceptualizaciones, realizadas por un actor externo, pueden generar que
los propios actores involucrados se vean obligados a reflexionar sobre los mismos y
eventualmente cambiar sus “puntos de vista” primarios. (Mendras y Oberti, 2000).
Nuestra posición epistemológica es que este “punto de vista” que aportamos
como investigadores, es uno entre otros posibles, pero que incorpora nuestra propia
experiencia y trayectoria biográfica como sociólogos. Lo que en tanto que cientistas
sociales, nos obliga a darle un fundamento y coherencia que lo haga consistente. Y, en
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relación a la información sobre la que nos basamos para construir nuestro “punto de
vista” la utilizamos solamente a título de ejemplo de nuestros desarrollos conceptuales
y no como evidencia capaz de falsear ningún tipo de hipótesis. No nos instalamos en el
espacio popperiano sino más bien en las posturas de Passeron (2006).
Para dar cuenta de las decisiones metodológicas que se fueron tomando en el
diseño de la investigación y durante ella, partimos de un análisis bibliográfico de las
investigaciones realizadas que utilizan la Observación como principal técnica y que fue-
ron publicados por la American Sociological Asociation, que muestran que en términos
generales la presentación de los artículos sigue el esquema de tratar primero las deci-
siones epistemológicas y luego la de los problemas prácticos de recopilación de datos,
para culminar discutiendo los aspectos éticos de la misma, antes de pasar a la parte
analítica en sí. (White Riley y Nelson, 1976). Seguiremos este esquema para describir
las decisiones tomadas en este campo metodológico.
La tarea de identificar los desencadenantes de las tensiones e intentar compren-
der los motivos subyacentes del particular clima laboral en las plantas industriales que
investigamos, requería de un abordaje que permitiera captar las relaciones interperso-
nales y las representaciones sociales de los agentes en situación natural, es por ello
que entendimos que la técnica más adecuada sería la etnografía sociológica.
En este plano es importante señalar que se optó por la etnografía sociológica y
no por la observación participante, otra corriente de investigación muy cercana a la pri-
mera (Angrosino, 2009). En términos generales se distinguen estas dos corrientes por-
que la primera se asocia al trabajo de investigación que realizan los antropólogos sobre
sociedades primitivas y se utilizan las técnicas de observación participante más bien
cuando se están observando las sociedades contemporáneas. Sin embargo optamos
por denominar a nuestro enfoque metodológico como etnográfico y no de observación
participante por sutiles razones epistemológicas. En efecto, la observación participante
en América Latina se asocia muchas veces a las posturas de autores como Orlando
Fals Borda (1971) y Rodrigues Brandâo (1984) que optan a priori por los actores a
defender y apoyar en sus investigaciones. Más allá del respeto de esta posición en el
contexto latinoamericano, en nuestro caso esta postura no era posible, dado que no
podíamos definir a priori a qué actor privilegiábamos y “tomábamos partido por” en la
investigación, porque la misma surgía de un acuerdo entre la empresa y el sindicato y
porque además, a priori, no compartíamos el punto de vista adoptado por ninguno de
los agentes. Por lo tanto, nuestra posición epistemológica obligaba necesariamente a
un “distanciamiento” de ambas partes lo que suponía –como ya hemos señalado– la
creación de un “punto de vista” diferente del de los actores involucrados en el sistema
productivo. Sabíamos de antemano que este nuestro enfoque distinto, en el corto plazo
podía generar una decepción, porque no coincidiría con el que los agentes sostenían
con mucha vehemencia, pero que posiblemente en el mediano plazo generase cambios
que permitiesen un proceso de aproximación de las partes más sustantivo.
Análisis de la cultura organizacional de una empresa agroindustrial uruguaya 299
A su vez el diseño del proyecto fue concebido para realizarse en dos etapas
lógicamente sucesivas, en primera instancia se buscó describir el mundo social que
se observaba “in situ” para luego realizar una observación de segundo nivel, es decir
observar las categorías que estructuran las observaciones que se realizaron al primer
nivel. Es obvio que en la práctica de la investigación estas dos etapas se intersectaron
de forma continua.
Consideramos por lo tanto que el modelo de observación que realizamos es
de tipo etnográfico, aunque es necesario diferenciar de la etnografía antropológica, y
como veremos más delante de sus prácticas investigativas, que presuponen una inmer-
sión en el terreno de investigación por plazos muy largos.
En cuanto a las decisiones relacionadas a la captura de los datos, se recurrió
a lo que se denomina “observación directa” como señalábamos, eliminando cualquier
tipo de instrumento que intermediase al observador del objeto a observar. No utilizando
ni cuestionarios, pautas de entrevista, ni grabadoras o filmadoras (Arborio y Fournier,
1999). A su vez se siguió el principio de “la observación directa consistente en ser tes-
tigo de comportamientos sociales de individuos o de grupos en el lugar mismo de sus
actividades o de sus residencias, sin modificar el desarrollo ordinario de sus activida-
des” (Peretz, 1998). En sentido estricto, consideramos que la definición más correcta
es “observación directa de interacciones”, ya que éstas solamente pueden captarse
directamente, sólo a través de la observación. En sentido estricto no realizamos una
observación directa de forma totalmente ortodoxa, ya que como veremos enseguida,
generamos una pauta de observación a priori para orientar a los investigadores de
terreno y reducir su eventual perplejidad en su inmersión, en una situación totalmente
nueva para ellos.
En efecto, para realizar una investigación de estas características nos fue nece-
sario tomar una serie de disposiciones, tanto protocolares como metodológico prácti-
cas. Protocolares, ya que decidimos incorporar a dos jóvenes sociólogos, uno recién
graduado y el otro faltándole solamente la tesis, para que se integraran a dos plantas
de la empresa con el fin de realizar un estudio etnográfico pero con el consentimiento
de la empresa por un lado y del sindicato por otro, y además que los trabajadores su-
piesen exactamente lo que estos dos investigadores estaban realizando.
La forma de integrarse a la planta fue a partir de contratos zafrales, modalidad
de contratación corriente en esta empresa que como veremos más adelante va a ser
crucial en la explicación del clima que se vive en la misma.
Nos parecía central que los jóvenes investigadores que iban a realizar el trabajo
de campo fuesen contratados como obreros en una situación “normal” de contratación
o lo más cercano a ello, más allá de que todo su entorno supiese que estaban haciendo
un trabajo de investigación, lo que permitió su integración sin dificultades en las dos
plantas donde trabajaron.
300 Marcos Supervielle - Rafael Rey
Fue claro en el diseño del proyecto de investigación que no podíamos seguir los
protocolos tradicionales de la investigación etnográfica que suponen una inmersión del
investigador durante un plazo no menor al año como ya habíamos señalado, ya que la
investigación se realizaba para dar respuestas a los actores involucrados en el “clúster”
productivo: Directivos, Alta gerencia, Asociación de productores rurales y el Sindicato
de trabajadores, y ello no permitía darse plazos tan largos. Por ello fue necesario en
ese marco, idear un dispositivo novedoso, al introducir a dos observadores en las fac-
torías de la empresa; romper en buena medida con otra tradición de la investigación
etnográfica que hace que sea un único investigador el que realiza todas las tareas de
recopilación y análisis de la información recabada (Beaud y Weber, 1998).
A su vez al reducir notablemente los plazos de recopilación de la información en
el terreno de investigación por lo anteriormente expuesto, se les instaló una suerte de
supervisión continua de la captura de la información a partir de un supervisor externo
y de medios de comunicación informática de forma continuada. Por las mismas razo-
nes, complementariamente, se concibió realizar la captura de la información a partir
de pautas de observación diseñadas “a priori”, rompiendo nuevamente con algunas
tradiciones en la observación directa que por lo general construyen sus categorías de
observación “in situ” como señalábamos anteriormente. Todo ello nos llevó a inscribir
la observación y descripción de la realidad en una etnografía sociológica y no antro-
pológica ya que esta postura nos llevaba a realizar una descripción con objetivos más
acotados que la que realizan comúnmente los antropólogos que buscan realizar una
descripción lo más exhaustiva posible. (Becker, 2005) y (Supervielle y Robertt, 2013).
Pero la fundamentación de estas decisiones metodológicas no solamente se ago-
ta en la forma de resolver el problema del corto tiempo de trabajo de campo. También
tenían que ver con las características de los investigadores que realizaron este trabajo
en el terreno. Por las peculiaridades de su objeto de observación y del contexto en el
que se desarrollaba, necesariamente debían ser hombres y jóvenes capaces de sopor-
tar jornadas de ocho horas de trabajo obrero y ello durante varias semanas seguidas.
Esto nos obligó a recurrir a investigadores sin gran experiencia y sin una formación
especializada en observación etnográfica de tipo sociológico, que entre otras cosas,
no forma parte de las tradiciones de investigaciones en sociología en el Uruguay. Pero
además, el diseño del proyecto tuvo como finalidad potenciar al máximo la reflexividad
de los participantes de la investigación a partir de un diálogo continuo sobre lo obser-
vado, diálogo cotidiano en primera instancia entre sí, de los propios investigadores en
el terreno, diálogo con el supervisor de forma continua a través de medios informáticos
de comunicación y finalmente diálogo con los coordinadores generales del proyecto a
partir de reuniones colectivas de debate sobre la experiencia que iban adquiriendo. Se
trataba de “agregarle valor” a las informaciones primarias recabadas por los investiga-
dores de terreno.
Pero a su vez, y en el mismo proceso descripto, se buscó maximizar los contro-
les para no caer en sesgos fruto de tomar partido por alguno de los actores involucra-
Análisis de la cultura organizacional de una empresa agroindustrial uruguaya 301
La racionalidad ordinaria
El centro del trabajo se orientaba a elucidar el enigma de la “cultura” del trabajo
de los operarios de las factorías, que aparecía como el centro del problema en el fun-
cionamiento de la empresa agroindustrial. Por un lado ello implicaba poder describir
la cultura en todas sus dimensiones. Para ello se realizó la pauta que mencionábamos
previamente y que presentaremos en el próximo apartado. Pero además fue necesario
adoptar una postura teórica de cómo abordar la información obtenida por las obser-
vaciones y por las entrevistas y conversaciones informales que se realizaron con los
distintos actores del proceso productivo.
Se nos presentaban dos opciones, o bien partíamos de la base de que la cultura
de los trabajadores se trasmitía de alguna forma por procesos de socialización y por lo
tanto lo que importaba era el origen, la forma y el contenido de socialización a las que
habían sido sometidos los trabajadores, lo que implica concebir a los mismos como re-
lativamente pasivos porque son receptores de estas ideas que vienen “de otro lado”, o
bien podíamos partir del supuesto de que la cultura que desarrollaban los trabajadores
era auténticamente autóctona y además en cierta medida racional. Ello si entendemos
como Boudon (2012) a la racionalidad como las razones por las cuales un individuo
percibe una acción como legítima. Ello supone la asunción de cuatro principios.
El primero, que son las ideas y no los intereses los que están en el origen de la
acción humana. Este principio rompe con toda una tradición anglosajona que, partien-
do de Hume y de Bentham, le dan una primacía a los intereses sobre cualquier tipo
de ideas. En realidad muchas veces las acciones humanas están orientadas por ideas
que no tienen nada que ver con los intereses de las personas y en ese sentido ideas e
intereses aparecen como contradictorias. Pero por otro lado los intereses se expresan
a través de ideas y por lo tanto las ideas engloban a los intereses o al menos los com-
plementan. En este plano Boudon de alguna forma está tomando una postura de cómo
se coordinan “las acciones racionales con arreglo a fines” y “las acciones racionales
con arreglo a valores” de Max Weber.
El postulado fuerte es que el utilitarismo debe ser enmarcado en procesos con-
ceptuales más amplios y que no toda perspectiva antiutilitarista es irracional y debe
ser desdeñada. Este punto es importante porque uno de los problemas que tenemos
al analizar las informaciones recabadas es que los actores internos de la empresa in-
terpretan las acciones del “otro” de una forma reduccionista, sistemáticamente como
resultados de intereses, perdiendo así otras dimensiones y perspectivas de la acción
Análisis de la cultura organizacional de una empresa agroindustrial uruguaya 303
de los actores que son fundamentales y por lo tanto generando interpretaciones muy
sesgadas y definiciones de la situación erróneas o parcialmente erróneas.
El segundo principio postula que las causas de las creencias son razones pre-
sentes, de forma consciente o metaconsciente en el espíritu del creyente (la idea de
Boudon de “metaconsciente” es que la persona que realiza una acción no siempre
explicita sus razones pero si se ve obligada a hacerlo, puede perfectamente darlas).
Este principio se opone a todas las tradiciones que atribuyen las creencias a las fuer-
zas irracionales de origen biológico o psicológico. Y ello es válido tanto en el orden
científico como en el orden de la propia empresa. Toda incomprensión del otro culmina
atribuyéndose a causas irracionales o al menos a racionales, provenientes de los más
diversos orígenes y sin intentar entender cómo dichas acciones pueden tener raciona-
lidad para las personas que las realizan.
El tercer principio sostiene que la racionalización de las ideas juega un papel
central en la vida colectiva. Este principio es crucial en nuestra investigación. Primero
porque las ideas pueden ser verdaderas o falsas, sin embargo, si se basan en razones
y a su vez estas ideas son aceptadas por un colectivo, su legitimidad será mucho
mayor que si son admitidas por una sola persona. Como veremos en la investigación,
importa más para la acción la convicción en una idea, que si ésta es verdadera o falsa,
y que esta convicción se fortalece si la idea es adoptada colectivamente.
El cuarto principio sostiene que, al igual que las creencias relativas a una determi-
nada representación del mundo, las creencias normativas (los valores) tienen su origen
en razones y que ellas también están sometidas a un proceso de racionalización. Este
principio es fundamental en dos sentidos. En primera instancia porque le da, a las ra-
zones que se dan los actores para actuar, el estatuto de motivos de la acción. Lo que
hace que la racionalidad sea autosuficiente para la explicación en el sentido de que no
necesita apelar a ningún factor externo (biológico, físico, cultural o social) para explicar
la acción. Y por otro, esta perspectiva puede aplicarse a las creencias pero también a
los valores. Defendemos los valores si tenemos buenas razones para hacerlo.
Partimos por lo tanto de la siguiente definición de Boudon acerca de la Teoría
de la Racionalidad Ordinaria: sea X un valor, una representación, una preferencia, una
creencia o una opinión. Se sostendrá que X se explica por la racionalidad ordinaria, si X
es a los ojos del individuo que adhiere a X, consecuencia de un sistema de razones (S)
en el cual todos los elementos le son aceptables y que, no existe a su conocimiento un
sistema (S’) preferible que lo lleve a elegir X’ más que X. Si se dan estas condiciones
diremos que S es la causa de la adhesión del individuo a X.
Por lo antedicho, el esfuerzo de lo que intentamos elucidar en la investigación
como núcleo duro de la misma, es el sistema de razones que los trabajadores se dan
para actuar como actúan.
304 Marcos Supervielle - Rafael Rey
con dureza frente a la empresa. Este contexto muy particular hace que la dirección del
sindicato tenga mucha autonomía en relación a sus afiliados, en las definiciones de los
conflictos y en el desarrollo de los mismos, en particular en la definición de la intensidad
con que los encaran. Tenemos la impresión que este sindicato a pesar de tener la virtud
de lograr una gran disciplina en cuanto a las normas que impone a sus trabajadores
en relación a la empresa, no ha logrado generar ningún tipo de carisma en torno a sus
dirigentes sindicales más allá de que nadie se les enfrente. Esta actitud obviamente es
más clara entre los trabajadores con contratos estables que entre los eventuales, que
están totalmente alejados de la vida sindical y pesan muy poco en ella.
Ésta es la hipótesis que proponemos para comprender lo que sucede en esta
empresa y que nos permite entender el porqué será de muy difícil solución en la medi-
da en que la misma no encuentre una forma compatibilizar los éxitos económicos que
está teniendo, con un modelo de gestión de sus recursos humanos, tan exitoso como
el anterior.
Conclusiones y proyecciones
Proyecciones
La experiencia de esta empresa pujante y moderna en muchos planos, muestra
relevantes carencias y distorsiones en el plano de las relaciones laborales que llevan
a reflexionar acerca de cuáles deberían ser estas relaciones en el proyecto de país
productivo que el Uruguay encara. ¿Cuáles deben ser los dispositivos de gestión que
se deben impulsar y cuáles las estrategias de Gestión de recursos humanos que logren
eficacia productiva pero a su vez, orientada a la justicia social? ¿Cómo evitar las disgre-
gaciones de las identidades laborales en un mismo proceso productivo, en particular
cuando sobre ellas se construye el modelo de producción? Estas preguntas se vuelven
más relevantes en la medida que la empresa que hemos estudiado no es un caso aisla-
do, este modelo de diferenciación de trabajadores estables y trabajadores inestables,
o al menos potencialmente inestables, como mecanismo de aumentar la productividad
a partir de la incertidumbre, es una práctica muy generalizada en buena parte de las
Análisis de la cultura organizacional de una empresa agroindustrial uruguaya 311
empresas de nuestro país. Nos parece que una interesante pregunta de investigación
para el futuro sería: ¿cuánto tiempo en las condiciones descriptas se puede mantener
una ética de trabajo, es decir una construcción de normas internas de los propios
trabajadores de buscar mejorar su producción, como hemos visto entre algunos de
los trabajadores observados en esta investigación, manteniendo estos mecanismos de
contratación? ¿Hasta qué punto este tipo de sindicalismo, como el que hemos visto y
creemos haber comprendido, es funcional a los propios trabajadores en el mediano y
largo plazo?
Las respuestas a estas preguntas quizás algún día puedan transformarse en un
auténtico programa de investigación.
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