Está en la página 1de 2

BALONMANO TOLEDO 32-35 CAI ARAGÓN

EL CAI SE SABÍA LA LECCIÓN

BM TOLEDO (15-17): Marjanac, Plaza (4), Baverud, Eitutis (2), Casado, Strazdas (2),
Barbón (5), Ballesteros (p.s), Stelmokas (1), Jabato (1), Svensson (5), Fuentes (5),
Ivanovic (2), Ángel Pérez (5).

CAI ARAGÓN (17-18): Malumbres, Sorli (1), Maqueda (5), Val (1), Stankovic (2),
Grebenar (3), Lozano (4), Stojanovic (4), Ruiz Casanova (6), Hernández (p.), Rodríguez
(2), Masachs (3), Cartón (2), Arrhenius (2).

PARCIALES. Primera parte: 2-1, 4-3, 6-6, 8-9, 11-14, 15-17.


Segunda Parte: 17-19, 21-23, 26-26, 29-29, 31-33, 32-35.

ÁRBITROS. García Fernández y Pastor Gamón. Exclusiones: Plaza, Barbón, Svensson,


Ivanovic (2) en el Balonmano Toledo; Sergio Ruiz, Rodríguez y Masachs en el CAI.
Tarjetas amarillas: Ivanovic (BM Toledo). Tarjetas rojas: Ángel Pérez (BM Toledo).

Pabellón Javier Lozano Cid, Toledo. 700 espectadores.

Llegó el CAI a Toledo con la lección aprendida. En el seno de la expedición aragonesa


todo era precaución y elogios al equipo toledano. La sonora victoria del sábado anterior
al Valladolid había proclamado a toda la Asobal que el BM Toledo tiene más juego que
resultados. Los de Mariano Ortega se estudiaron los videos durante toda la semana. Por
lo que se vio en el Javier Lozano, el CAI tenía razón: había que aplicarse para ganar. El
Toledo ha mejorado sus prestaciones tanto que tuvo el partido en la mano. Se le escapó
por una serie de detalles.

El partido fue eléctrico y estuvo presidido por la igualdad, con una serie de jugadas que
encendieron a la hinchada. Los locales exhibieron su buena defensa, aunque costó parar
al toledano Jorge Maqueda, un jugador estupendo. No es casual su internacionalidad. Es
un gran lateral. También brilló Sergio Ruiz. Y de Demetrio Lozano hay poco que decir
a estas alturas del partido: es uno de los grandes y su ausencia, al final del encuentro, la
notó el CAI. Y de qué manera.

La primera parte fue muy igualada. Ninguno de los dos equipos conseguía una renta
importante. El Toledo BM tiene ya muy interiorizada la defensa 6-0 y ha progresado de
manera notable en el contragolpe. Ello provocó angustia en el CAI, que se mantuvo en
el partido con su gran primera línea. Queda para los anales de la primera parte un
lanzamiento con rosca de Svensson que describió una curva mágica. Un golazo. El
danés es un jugador de gran calidad. Pero sobre todo, quedó en la retina de la parroquia
el lanzamiento del portero Marjanac, que al ver al arquero del CAI adelantado intentó
sorprenderle. Casi lo consigue. El serbio hizo otro gran partido. La primera parte del
partido fue de un gran nivel.

Los diez primeros minutos de la segunda parte fueron un desastre para el BM Toledo.
No aprovechó la doble exclusión que sufrió el CAI. No sólo eso: encajó un gol en
superioridad numérica y desaprovechó un contragolpe claro y su posterior rechace. El
CAI acabó consiguiendo una renta de tres goles. El encuentro amenazaba con romperse.
Sólo la casta de los pupilos de Jorge Liébana lo impidió. Se arremangó, apretó los
dientes y cuando quedaban 15 minutos para el final, consiguió el empate a 26,
provocando el delirio de la grada con goles espectaculares como el de Jabato, un fly
espectacular a pase de Ángel Pérez.

Se intuía victoria local, sobre todo porque tuvo varias posesiones para conseguir una
ventaja de dos goles. Pero al equipo le falta un punto de pausa. A veces sale demasiado
rápido. Eso provoca pérdidas de balón que unas veces lastran al equipo y en otras, como
esta vez, le condenan. Con 28-27 se perdió un balón que a la postre resultó decisivo. Del
29-27 se pasó al empate a 28. Un parcial de 0-2 gracias al gran trabajo de Stankovic y
Sergio Ruiz decantó la balanza. Por si fuera poco hubo al menos tres decisiones de los
colegiados un tanto cuestionables: la expulsión de Ángel Pérez, ya que el contrario se
tropezó con él, la exclusión de Barbón, que no se movió en la entrada del extremo al
que defendía, y una falta en ataque no pitada al CAI que luego si cobró a los locales en
el área contraria en una jugada calcada. Demasiado para un equipo que perdía por dos
goles. Pero nadie achacó nada a los árbitros. La mejoría del equipo es evidente. El CAI
pudo comprobarlo. De no haberse estudiado bien la lección, se hubiera llevado un
batacazo. A punto estuvo. Faltó muy poco.

J. R.

También podría gustarte