Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Tacticas en Afganistan
Tacticas en Afganistan
net/publication/324226412
CITATIONS READS
0 341
1 author:
Francisco Berenguer-López
National Distance Education University
5 PUBLICATIONS 1 CITATION
SEE PROFILE
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
All content following this page was uploaded by Francisco Berenguer-López on 05 April 2018.
RESUMEN
La presente comunicación analiza las diferentes estrategias militares, tanto
estadounidenses como de la OTAN, que se han seguido a lo largo de intervención
internacional en Afganistán desde el derrocamiento del régimen talibán hasta el final de
la Operación Libertad Duradera (OEF) y la Fuerza Internacional de Asistencia a la
Seguridad (ISAF). Durante los trece años que han durado estas operaciones, se exponen
las razones para los cambios realizados en el contexto de las situaciones que se vivieron
en cada una de ellas, al objeto de tratar entender las causas que las justificaron. Por último,
se presentan unas conclusiones en las que se debaten los modelos seguidos a la vista de
los resultados obtenidos, junto a lecciones que se estiman de interés para el futuro de este
tipo de operaciones tan complejas que, sin duda, habrán de seguir realizándose en los
próximos años.
PALABRAS CLAVE: Afganistán, OTAN, EE. UU., ISAF, estrategias
ABSTRACT
This paper analyzes the different military strategies, both US and NATO, which have
been followed throughout the international intervention in Afghanistan since the
overthrow of the Taliban regime until the end of Operation Enduring Freedom (OEF) and
the International Security Assistance Force (ISAF). During the thirteen years that these
operations have lasted, the reasons for the changes made in the context of the situations
that were experienced in each one of them are exposed, in order to try to understand the
causes that justified them. Finally, some conclusions are brought, discussing the models
followed in the light of the results obtained and lessons that are of interest for the future
of this type of complex operations, which will undoubtedly have to be continued in the
years to come.
KEYWORDS: Afghanistan, NATO, USA, ISAF, strategies.
*
Doctorando en Seguridad Internacional. Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado (UNED) / PhD
candidate in International Security. Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado (UNED).
1. EL APOYO INTERNACIONAL TRAS EL 11S
Al día siguiente de los atentados de las Torres Gemelas del World Trade Center, el
Consejo de Seguridad de la ONU1 aprobó la Resolución 13682 en la que se ponía de
manifiesto el completo apoyo a cualquier acción que se acometiese para llevar ante la
justicia a sus perpetradores, así como su disposición a combatir todas las formas de
terrorismo. De igual manera, la OTAN3 invocó el artículo 5 de su tratado (NATO.int,
1949), definiendo el ataque a los EE. UU.4 como un ataque a toda la Alianza. Sin
embargo, los EE. UU. optaron por mantener un perfil muy bajo a la hora de convocar a
sus aliados ya que no querían ver limitados sus objetivos políticos de trasformación de
Oriente Medio por aquellos que no siguieran sus pautas —en aquellas fechas se había
iniciado el proceso político de toma de decisiones para la invasión de Iraq, tal y como la
testimonia el hecho de que sólo dos meses más tarde y en plena campaña aérea para
derrocar al régimen talibán, se ordenara el planeamiento militar para invadir Irak
(Dobbins, 2008, p. 159)—.
1
Organización de las Naciones Unidas.
2
UN, Security Council, Res. 1368/2001, 12th September.
3
Acrónimo oficial en versión francesa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
4
Estados Unidos de América.
Más interesante resulta conocer el apoyo prestado por Irán a los EE. UU. para que
pudiera iniciar la campaña de bombardeos (Khalizad, 2016, p. 120). El propio jefe de la
Misión Especial de Naciones Unidas para Afganistán (United Nations Special Mission
Afghanistan, UNSMA), el embajador Francesc Vendrell, relata cómo un representante
iraní se reunía con otro estadounidense en su despacho en Ginebra para proporcionarle
detallada información sobre dónde se encontraban las posiciones del frente talibán, así
como las unidades de la Alianza del Norte, al objeto de que los bombarderos que estaban
operando no confundiesen sus objetivos (Vendrell, 2009, p. 165). Sin embargo y de
manera asombrosa para los mismos iraníes —porque inicialmente no llegaron a
comprender que eran peones en un tablero mayor y que su destino ya estaba decidido5
antes de pedirles su apoyo para la campaña militar de derrocamiento al régimen talibán
(Dobbins, 2008, p. 75)—, Irán pasó de ser un país clave para la intervención de EE. UU.
en Afganistán, a formar parte del denominado «eje del mal» (Bush, 2002). En el ámbito
regional, el resumen fue una diplomacia inexistente o parcelada que primaba los intereses
de los EE. UU. sobre la búsqueda de soluciones para la estabilidad afgana a medio y largo
plazo.
Durante el otoño de 2001, la Alianza del Norte controlaba menos de un 20% del
territorio afgano (Rashid, 2002, p. 79), correspondiente a porciones de las actuales
provincias del Panjshir, Badakshan, Baghlan, Takhar, Balkh y Bamyan. Además, no era
un territorio continuo, sino que estaba divido, de norte a sur, por la carretera que une
Kabul con Kunduz, a través del paso de Salang —la única arteria que une el sureste y este
afgano con el norte—.
5
No debemos olvidar que cuando se produce el ataque a las Torres Gemelas, ya se tenía decidido el
derrocamiento del régimen de Sadam Huseín por cualquier método necesario.
Figura 1
Territorios controlados por la Alianza del Norte en 2001
6
Pilotos de guerra basados en tierra con la misión de coordinar las operaciones tierra-aire y, en particular,
los fuegos de apoyo aéreo cercano a las tropas propias.
El trece de noviembre, el régimen talibán abandonaba Kabul y las fuerzas de la Alianza
del Norte se hacían con su control. El catorce, la Resolución 1378 del Consejo de
Seguridad invitaba a los países miembros a participar en la seguridad de las zonas que
habían sido liberadas del régimen talibán7.
La rapidez con la que todo el frente talibán del norte se desplomó, sorprendió incluso
a los estrategas norteamericanos que no lo habían previsto con tal celeridad. A pesar de
que los militares estadounidenses habían acordado con los tayikos de Fahim8 no entrar en
la ciudad hasta que hubiera un acuerdo político para formar gobierno y una fuerza
internacional que lo respaldara, éste tomó la decisión de entrar en la ciudad, una vez que
los talibanes la abandonaron a la desesperada (Meek, 2001).
Una vez que se hizo con el control de Kabul, y contando con el apoyo de Rusia, Irán e
India, la Alianza del Norte no estaba muy dispuesta a repartir el poder, más si cabe
considerando que las únicas fuerzas terrestres que habían combatido sobre el terreno eran
las suyas. Con estos precedentes, el jefe de Jamiat-i Islami y presidente de Afganistán
desde el año 1992, Burhanuddin Rabbani9, decidió instalarse en el palacio presidencial e
inicialmente no se mostró muy dispuesto a negociar el reparto del poder (Khalizad, 2016,
p. 118; Dobbins, 2008, p. 3).
Mientras tanto, el enviado especial de EE. UU. para Afganistán, James F. Dobbins10,
y el representante especial para Afganistán del secretario general de la ONU, Lakhdar
Brahimi11, se mostraron muy activos en organizar una conferencia donde se reunieron
7
UN, Security Council, Res. 1378/2001, 14th November.
8
Mohammed Fahim alcanzó notoriedad como líder guerrillero durante la guerra de resistencia contra los
soviéticos. Llegó a ser el segundo del conocido comandante Ahmad Massoud y tras el asesinato de éste (9
de septiembre de 2001), se hizo cargo de la estructura militar de la Alianza del Norte. Falleció siendo
vicepresidente al final de la segunda legislatura del presidente Karzai (Sieff & Salahuddin, 2014; Qazi,
2015).
9
Fue presidente de Afganistán (1992-1996) y empujado al exilio, una vez que los talibanes se hicieran con
el poder, aunque conservó el reconocimiento internacional. Regresó a su país, a raíz de los ataques liderados
por Estados Unidos. Fue asesinado en 2011 por un terrorista suicida que decía ser un emisario talibán
cuando era jefe del Alto Consejo de la Paz (Shepherd, 2015).
10
Embajador James F. Dobbins fue designado representante especial de la administración Bush durante el
proceso para el acuerdo de un nuevo gobierno multiétnico tras el derrocamiento del régimen talibán
(Rand.org, n.d.).
11
Desde octubre de 2001 hasta diciembre de 2004, y posteriormente nombrado primer jefe de la Misión de
Naciones Unidas para Asistencia a Afganistán (United Nations Assistant Mission Afghanistan, UNAMA),
cuando ésta se constituyó en marzo de 2002 (UN.org, 2004).
representantes de las cuatro facciones más importantes que habían vivido en el exilio
durante la época talibán: el grupo de Roma, formado por los seguidores del rey Zahir
Shah; el grupo de Chipre, formado por los afganos proiraníes; el grupo de Peshawar,
formados por aquellos refugiados residentes en Pakistán y apoyados por éste; y la Alianza
del Norte, los únicos que habían combatido a los talibán de forma ininterrumpida y desde
el propio territorio afgano. No existió representante alguno de los talibanes, ya que se les
consideró el bando derrotado y sin legitimidad para estar presente en la reunión —
particularmente entusiastas de esta posición fueron Rusia e Irán—. Finalmente, el acuerdo
de Bonn fue firmado el 5 de diciembre de 200112 y ratificado el día siguiente mediante la
Resolución 1383 del Consejo de Seguridad13. Supuso la legitimización internacional de
la victoria de la Alianza del Norte sobre el régimen Talibán, pero nunca un acuerdo
político de estabilidad futura entre las partes enfrentadas en la guerra.
12
Agreement on Provisional Arrangements in Afghanistan pending the Re-Establishment of Permanent
Government Institutions (UN.org, 2001).
13
UN, Security Council, Res. 1383/2001, 6th December.
apoyo de la comunidad internacional para organizar e instruir unas nuevas fuerzas
armadas, así como desplegar una fuerza de Naciones Unidas al objeto de mantener la
seguridad en Kabul y alrededores. En la Resolución 1386 del Consejo de Seguridad14, se
autorizó el establecimiento de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad, con
el cometido de asistir a la Autoridad Interina en el mantenimiento de la seguridad en
Kabul y sus alrededores. Ésta fue una cuestión especialmente sensible pues la Alianza del
Norte no la aceptaba (Maloney, 2003, p. 6), pero una vez que quedó acordado su
establecimiento, el propio general Fahim solicitó que fuera extendida a las principales
capitales de provincia —probablemente con el objetivo de reducir el poder de los líderes
muyahidín que las controlaban y así compensar su pérdida de poder en Kabul (Suhrke,
2011, pp. 33-35)—. Más problemática fue la postura de EE. UU. que se mostraba
contrario a establecerla fuera de Kabul, por cuanto entendía que le quitaría libertad de
acción para continuar con sus operaciones militares contraterroristas (Vendrell, 2009. pp.
166-167).
14
UN, Security Council, Res. 1386/2001, 20th December.
15
Político estadounidense republicano que sirvió como secretario de defensa en dos ocasiones: en el periodo
1975-77 con el presidente Gerald. R. Ford, y en el periodo 2001-06 con el presidente George W. Bush
(Encyclopaedia Britannica, 2016).
16
General estadounidense que una vez retirado de su vida militar fue nombrado secretario de estado durante
la primera presidencia de George W. Bush (Encylopaedia Britannica, 2012).
avalada por eminentes académicos que defendieron en su momento la probable
desaparición de los movimientos radicales islámicos en Afganistán, así como que «no era
probable una resistencia residual talibán excepto en las zonas fronterizas próximas a
Pakistán» (Roy & Zahab, 2004, p. 75). Consecuencia de esta estrategia fue la oposición
inicial norteamericana al establecimiento de la Fuerza Internacional Seguridad
(International Security Force, ISF) que había sido establecida en el acuerdo de Bonn y
que finalmente cambiaría el nombre por el de Fuerza Internacional de Asistencia a la
Seguridad (International Security Assistance Force, ISAF) en la Resolución 1386 del
Consejo de Seguridad que la autorizaba. Cambio producido por voluntad estadounidense,
de manera que no hubiera duda alguna de que la seguridad era responsabilidad exclusiva
de los afganos (Dobbins, 2008, p. 102; Maloney, 2003, p. 7).
Es difícil saber las verdaderas razones por las que EE. UU. decidió dejar en manos de
los jefes de las milicias de la Alianza del Norte el control del territorio en todas las
provincias excepto en Kabul. Posiblemente la causa principal fue el temor a ser
considerado una fuerza de ocupación y encontrar una resistencia generalizada a su
despliegue para la operación contraterrorista Libertad Duradera (Operation Enduring
Freedom, OEF) que ya tenía planeado comenzar (Dobbins, 2008, p. 125). O la necesidad
de ahorrar tropas para la intervención en Irak ——. Fuera ésta la razón o hubiera otras en
una agenda oculta, el error estratégico que se cometió fue doble: por un lado, se
sobreestimó la capacidad de las milicias norteñas y sobre todo, el continuo juego de
lealtades y deslealtades que las caracterizaban —baste recordar los acuerdos alcanzados
con Al-Qaida que permitieron la fuga de Bin Laden de su escondrijo en Tora Bora
(Rashid, 2009, p. 98)—; el segundo gran error fue pensar que un socio que lo conviertes
a la fuerza en aliado —caso de Pakistán— te va a ser leal hasta las últimas consecuencias,
y no darse cuenta que para ser aliados se requiere una comunidad de intereses a largo
plazo, de lo contrario lo único que obtienes es un socio temporal que actuará en función
de la necesidad más perentoria en cada momento.
17
La unidad española participante, bajo el mando del Tcol. Juez, comenzó sus actividades de patrullaje
antes de finalizar el mes de enero (González, 2002).
Tabla 1
Naciones participantes en ISAF-I
18
UN, Security Council Res. 1510/2003, 13th October.
Mission, RSM), con los cometidos de asistencia, asesoramiento y adiestramiento de las
fuerzas afganas de seguridad nacional (Afghan National Security Forces, ANSF).
Figura 2
Fases de la expansión de la ISAF y las PRT desplegadas
Fuente: archive.defense.gov
19
Tuvo una vigencia de cinco años y se sustentaba sobre los tres pilares citados y uno transversal a los tres,
la lucha contra el narcotráfico. El Pacto incorporó un mecanismo de coordinación y seguimiento de los
esfuerzos de reconstrucción en Afganistán (Joint Coordination and Monitoring Board, JCMB) (NATO.int,
2006a).
20
UN, Security Council, Res. 1659/2006, 15th February.
de la cumbre. Pero sin embargo a lo largo de 2007, las desavenencias en el seno de la
ISAF se fueron incrementando y amenazaban con la propia consistencia de la misión:
diferente concepción del liderazgo en los PRT, diferentes caveats21 para el empleo de los
medios comprometidos en la operación, diferente nivel de compromiso en la lucha contra
el cultivo y tráfico del opio, diferente nivel de implicación con los órganos de
representación provincial y nacional afgano en el sector de la gobernanza, …22.
En febrero de 2007, el general Dan K. McNeill se hizo cargo del mando de la ISAF X,
con él se inició la regla de que el mando de la ISAF siempre sería asumido por un general
estadounidense. Con la expansión a todo el territorio afgano, tomó cuerpo la idea de una
posible unificación de la ISAF y la OEF. Los EE. UU. pretendían tal cosa, argumentando
que tener dos fuerzas separadas operando en estrecho contacto y con frecuencia
apoyándose mutuamente complicaba la unidad de mando, sin embargo los miembros
europeos de la ISAF estaban preocupados por mezclar dos misiones con estatutos y
objetivos muy distintos —la OEF estaba orientada al contraterrorismo y a sofocar la
insurgencia en el sur de Afganistán, la ISAF estaba orientada a facilitar un entorno de
seguridad que permitiese las actividades de reconstrucción—. Finalmente consiguieron
que ambas misiones no se fundieran en una sola.
Al inicio de 2009, la ISAF contaba con casi 60 000 efectivos, de los que casi la mitad
eran estadunidenses (29 820) y otros 12 000 estadounidenses estaban empeñados en la
OEF (Korski, 2009, p. 2). Pero la verdad era que, a pesar del aumento constante de tropas,
la insurgencia talibán se había expandido numérica y territorialmente —hasta un 80% del
país tenía alguna presencia de los talibanes— mientras que la credibilidad del gobierno y
la de la OTAN había caído precipitadamente a su punto más bajo desde que comenzó la
operación.
21
Lo que actualmente conocemos como national caveat o simplemente como caveat constituye la
limitación legal para su empleo que un Estado impone a sus propias fuerzas participantes en una operación
multinacional (Calduch Cervera, 2012, p. 42). El caveat es por definición diferente a la Regla de
Enfrentamiento (Rule of Engagement, ROE) y en tanto que el primero tiene carácter nacional y no está
acordada con otros países, la ROE es una norma de empleo acordada específicamente para una operación
militar entre todos los países participantes. Los caveats suponen serias restricciones al mando de cualquier
operación militar y generan gran debate a nivel político y militar (Auerswald & Saideman, 2009, pp. 6-9).
22
El autor de este documento permaneció durante diez meses como jefe de la Sección de Lecciones
Aprendidas y Preparación de Líderes Principales (Lessons Learned and Key Leaders Training) en el Cuartel
General de ISAF IX (Kabul, 2006-07).
Figura 3
Presencia talibán en 2009
Sobre este sombrío telón de fondo, el presidente Obama dio preferencia a la cuestión
de Afganistán por primera vez en ocho años. Proclamó que «nuestra nueva estrategia
tiene una misión clara y objetivos definidos: desorganizar, desmantelar y derrotar a Al-
Qaida y sus aliados extremistas» y declaró que «…Tomo esta decisión porque estoy
convencido de que nuestra seguridad está en juego en Afganistán y Pakistán. Este es el
epicentro del extremismo violento practicado por Al-Qaida» (Obama, 2009).
Con este supuesto los estrategas estadunidenses diseñaron un plan cuyas líneas de
esfuerzo se resumían en:
Figura 4
Cronología de niveles de tropas de EE. UU. en Afganistán (2002-2012)
En junio de 2011, el presidente Barak Obama anunció que las tropas norteamericanas
habían comenzado su redespliegue a territorio nacional y que lo finalizarían en 2014,
después de alcanzar su pico máximo en mayo de ese año (99 800 efectivos). A partir de
ese año, pasarían de una misión de combate a otra de asesoramiento y apoyo (Yager &
Laurent, 2013, p. 4).
Figura 5
Media diaria de ataques iniciados por el enemigo
Más preocupantes resultaron las cifras referidas al número de los conocidos como
insider attacks o aquellos ataques perpetrados por personal talibán infiltrado en las
unidades internacionales, ya fuera como soldados afganos o como trabajadores locales.
Las cifras con respecto al año 2009 se incrementaron en un 900% (Yager & Laurent,
2013, p. 18), lo que puso en evidencia la debilidad de los controles a los que eran
sometidos el personal afgano que voluntariamente quería inscribirse en la policía y el
ejército.
Para concluir, el Presidente Obama anunció en mayo de 2014 que los EE. UU. tenían
la intención de mantener una presencia militar en Afganistán hasta finales de 2016 —
presencia que de nuevo fue extendida en sus actuales niveles, a la espera de la decisión
que tome el nuevo presidente electo—, donde unos 10 000 militares y más de 30 000
contratistas (Peters, Schwartz, & Kapp, 2016, p. 4) operan con dos misiones concretas:
seguir apoyando la capacitación de las ANSF mediante la Misión Apoyo Decidido
(Resolute Support Mission, RSM) y continuar llevando a cabo operaciones de
antiterrorismo contra los remanentes de Al-Qaida en el marco de la operación Centinela
de la Libertad (Operation Freedom´s Sentinel, OFS). Al mismo tiempo, los EE. UU. se
comprometieron a seguir proporcionando los recursos necesarios para el mantenimiento
operativo y funcional de las ANSF.
23
The Council of the European Union, Council Joint Action 2007/369/CFSP, 30th May on establishment
of the European Union Police Mission in Afghanistan (EUPOL AFGHANISTAN) OJ L 139/33.
entrenamiento y asistencia, tras la invitación efectuada por el gobierno afgano (NATO.int,
2012).
Figura 6
Organización de un nuevo mando regional (SE) con ocasión del aumento de tropas estadounidenses (2010)
La estrategia marco civil-militar fue diseñada en 2009 por los equipos del embajador
estadounidense Karl W. Eikenberry y el entonces comandante de la OEF, general
McChrystal, al objeto de facilitar la coordinación sobre el terreno de ambos esfuerzos,
civil y militar. Fue posteriormente actualizada en 2011 y 2012. La estrategia definía el
esfuerzo en cuatro diferentes pilares: seguridad, desarrollo económico, gobernanza e
imperio de la ley. Así como en otros asuntos transversales a los anteriores: reconciliación
y reintegración, papel de la mujer en la sociedad, fronteras y cooperación regional.
Durante el año 2006, se elaboraría la 1º Revisión del citado SACEUR OPLAN 10302.
En ese nuevo documento se establecieron las directrices del plan de campaña para que las
fuerzas de OTAN pudieran actuar en todo Afganistán. El documento fue revisado varias
veces hasta su derogación coincidiendo con la desaparición de ISAF.
En el año 2012, se aprobó la Directiva Inicial del Consejo del Atlántico Norte, en la
que se asumieron los compromisos hechos por los países miembros en la cumbre de
Chicago. En ese mismo año, se aprobaría el Plan Estratégico de OTAN para Afganistán:
un documento que define el compromiso duradero de OTAN hasta 2024 y determinaba
los objetivos específicos para la ISAF durante el periodo de transición de
responsabilidades a las ANSF; así como el cambio de tareas de las tropas OTAN desde
una misión de apoyo al gobierno afgano, utilizando el combate si fuera necesario, hacia
otra sólo de adiestramiento, asesoramiento y asistencia.
7. CONSIDERACIONES FINALES
En primer lugar, subrayaremos las dificultades para determinar una estrategia militar
única en este tipo de operaciones de reconstrucción de Estados (state-building), donde
simultáneamente se libra una guerra de contrainsurgencia. Siguiendo a Robert Egnell
(2013, p. 9), resaltamos las dificultades que existieron para el enfoque integral debido a
las tres diferentes objetivos que la comunidad internacional ha tenido durante su
intervención en Afganistán: el primero ha sido contraterrorista, ante la negativa europea
de hacerse cargo de esta misión en el marco de la ISAF; el segundo, liderado por la ISAF,
fue proporcionar un entorno de seguridad que permitiese la actuación en los campos del
desarrollo social y la gobernanza; por último, un tercer objetivo liderado por la ONU y
centrado en los pilares de gobernanza y desarrollo.
Por lo tanto, la lección a aprender no era que muchas tropas provocarían el rechazo de
la población sino los métodos que éstas utilizarían (Suhrke, 2011, pp. 50-58). De hecho,
durante los años 2002 y 2003, lo que la población rural pedía era la presencia de tropas
internacionales para evitar los abusos de los conocidos como «señores de la guerra24». En
su lugar, se mantuvo una nula presencia en las provincias y, ante la escasez de medios y
la necesidad de actuación en ellas, la estrategia estadounidense optó por apoyarse en esos
señores de la guerra y en el despliegue de Equipos de Enlace Humanitario y Equipos
Cívico-Militares. Equipos acabarían convirtiéndose en el modelo para los posteriormente
conocidos Equipos de Reconstrucción Provincial (Provincial Reconstruction Teams,
PRT).
Pero todavía más grave fue el error estratégico de valoración al pensar que inicialmente
no era necesario construir un nuevo ejército nacional —pues las denominadas AMF,
establecidas en 2002, eran las mismas milicias norteñas que habían sembrado el terror en
24
Comandantes muyahidines que lo que deseaban era disponer de la autonomía y el poder en su valle,
expulsando de él a cualquiera que no se subordinase a su autoridad, sin deber de sujeción a norma legal
superior alguna y donde ellos ejercían el poder de manera arbitraria y absoluta.
gran parte del país desde 1992 a 1996—, y que tampoco se necesitaba organizar unas
fuerzas de policía —inexistentes en el 2002, pues fueron desorganizadas por los
muyahidines cuando llegaron al poder y los talibán se limitaron a instituir unas pocas
unidades que se sólo se dedicaron a velar por la moral y buenas costumbres—, ni unas
instituciones judiciales que en esos momentos eran inexistentes porque habían sido
suprimidas hasta tres veces durante los últimos veinte años —primero por los comunistas,
después por los muyahidines y por último por los talibanes—.
25
Operación militar, llevada a cabo por las fuerzas armadas pakistaníes, con el apoyo de los servicios
policiales, en la que fundamentalmente se expulsaron los grupos radicales terroristas pertenecientes al
entramado talibán pakistaní (Tehreek-i Taliban Pakistan, TTP) que no cooperaban con las instituciones
pakistaníes y se enfrentaron abiertamente a ellas (Shah, 2014).
Cuando la campaña militar de contrainsurgencia se estableció de manera diáfana en
2009 con la llegada del General McChrystal, su antecesor, el General McKiernan, ya
había solicitado un aumento de las tropas desplegadas en número similar al que
finalmente fue solicitado por McChrystal y autorizado por el presidente Obama. En todo
caso, la doctrina de contrainsurgencia se consolidó a partir del año 2009, y sobre todo se
estableció un nuevo centro de gravedad operacional —la protección de la población—.
Esta doctrina militar, definida por primera vez para las tropas estadounidenses en el Field
Manual 3-2426 (Army U.S., 2006, p. 5-17), establecía como principio y objetivo final
deseado «la protección de la población civil», y como procedimiento operacional el
conocido como «clear, hold and build27». Este último presuponía que, una vez protegida
la población local de los insurgentes, se conseguiría la legitimidad de las instituciones de
gobierno autóctonas sólo con mantener seguras las aéreas liberadas y promoviendo la
dispensación de servicios básicos a la población civil.
Esta falta de concreción de objetivos políticos ha sido muy bien recogida por Pablo
Gómez Lera en su documento de trabajo «El paradigma de la contrainsurgencia: ¿en
cuarentena?» (2014, p. 13), en el que plantea que el mayor error detectado en la doctrina
de contrainsurgencia estadounidense fue precisamente en lo que allí se denominaba el
diseño de la campaña —donde se establecía con claridad el escenario político y militar,
los actores y la situación final deseada, así como el centro de gravedad—, ya que
establecía la responsabilidad de este diseño al comandante militar, dejando fuera del nivel
estratégico a las autoridades políticas (Army, 2006, p. 4-2). En resumen, era el
26
Y que recogía los principios operacionales establecidos por el Tcol. francés David Galula (2006).
27
«Limpiar, mantener y construir»: limpiar el territorio de insurgentes, mantener bajo control estas áreas y
construir nuevas instituciones y desarrollo económico.
comandante militar el que diseñaba la estrategia política y la militar, con la consiguiente
subversión de ideas que esto conllevaba, al confundir objetivos militares y políticos28.
8. CONCLUSIONES
28
Estos errores fueron posteriormente corregidos en la versión posterior del Field Manual 3-24 (2014).
A finales del año 2009, se produjo la denominada oleada y se cometió un gran error
de diseño de la campaña al marcar un tiempo de finalización. Los defensores de este
diseño argumentan que se hizo así para forzar al gobierno de Karzai a tomar medidas
urgentes, a reaccionar ante un final anunciado de la presencia militar en Afganistán —
cosa que después no se ha podido cumplir y se ha enmascarado bajo una misión de OTAN
de entrenamiento y asesoramiento, y otra estadounidense de combate—. Pero el error fue
diseñar una campaña con dos actores sobre los que se quería actuar simultáneamente y
por un tiempo limitado: el talibán, al que se le quería vencer militarmente; y el gobierno
de Karzai, al que se le quería forzar a tomar decisiones que de otra manera no tomaba. Al
pretender cubrir ambos, los dos destinatarios de la presión a ejercer, una política y otra
militar, salieron vencedores pues ambos aprovecharon la falta de consistencia del
esfuerzo para sacar ganancias: los talibán porque sabían que lo único que tenían que hacer
era resistir hasta la llegada de la fecha del repliegue; el presidente Karzai porque el
incremento de tropas y ayuda económica le sirvió para seguir alimentado y manteniendo
unas estructuras de poder clientelistas hasta el final de su mandado constitucional. En
resumen, el cambio de estrategia de huella ligera a huella pesada fue demasiado tarde y
limitada en el tiempo, además de haber errado el objetivo estratégico sobre el que ejercer
el esfuerzo.
Por último, sólo nos queda subrayar el presupuesto de que si las estrategias de
intervención en este tipo de operaciones de reconstrucción nacional o reconstrucción de
Estados han de llevar de la mano la implantación de valores democráticos, transparencia
en la gobernanza y derechos humanos —como es lo deseable y teniendo presente que
algunos de estos valores no son compartidos en las sociedades islámicas—, habremos de
admitir que su plazo de ejecución conllevará plazos de ejecución muchos más largos —
quizás una generación—, cosa insostenible ante nuestras opiniones públicas y
difícilmente asumibles por nuestras escuetas haciendas. Es por ello que es imprescindible
repensar este tipo de intervenciones, planteando estrategias de intervención acordes con
las realidades sociales preexistentes en el país anfitrión, y definiendo objetivos y una
situación final deseada que sean alcanzables, teniendo presente las realidades sociales y
económicas en nuestras metrópolis.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS