MELQUÍADES Padín ¿Por qué?; porque Dios mismo la hizo así. Porque en el ma- responsabilidad. No la ama, sólo la usa. Ese pecado produ- trimonio gobierna un amor puro, duradero, vinculado con ce soledad, temor, inseguridad y un sentido de inferioridad. Para El Visitante la responsabilidad de cada cónyuge. Porque los cónyuges Es una deshumanización cruda y cruel. Es un pecado grave. Se está viviendo una vida loca. Sólo se piensa en lo se comprometen a suplir las necesidades el uno con el otro. Pero podemos escapar de todo pecado. Ve y confiesa tus mundano y nadie se acuerda de Dios. Es como si no existie- Ese amor no admite egoísmo. Produce armonía y libertad. pecados, arrepiéntete, humíllate a Dios, pide tu perdón y ra. Muchos dicen: “Todos los hombres tienen mujeres aparte Es muy diferente a los hechos inmorales donde cada perso- Dios mismo te acogerá en sus brazos y te dirá: “Ve y no pe- de su esposa, todos lo hacen y todos lo saben. Así somos los na busca satisfacerse sin importarle la otra persona. El que ques más”. Que Dios nos bendiga a todos. hombres, realmente no es tan malo”. Los universitarios di- se mete con una mujer ajena sólo quiere placer, pero no cen: “la castidad, la virginidad son todas normas antiguas y ya nadie las practica. Los jóvenes queremos libertad sexual. Hoy día hacemos lo que queremos, nada a la fuerza. Si am- bas personas están de acuerdo, ¿por qué no?” Los escritores y filósofos liberales dicen: “las viejas normas de moralidad han esclavizado a la gente, se expresan ellos. Esas normas las produjeron las religiones para mantener al pueblo bajo control. No necesitamos más las religiones ni las restriccio- nes sexuales”. Pero, ¡qué vergüenza! esa es la voz mentirosa de la nue- va moralidad que no es otra cosa que la vieja inmoralidad. Pero Dios no está callado. Él siempre habla y siempre habla la verdad. Él no ha dejado de ser un Dios santo y no se deja- rá vencer por hombres impíos del siglo XXI. Él no ha anulado sus normas para la conducta sexual. San Pablo nos dice en Gálatas 5, 19-21: “Es fácil ver lo que hacen los que siguen los malos pasos. Cometen inmoralidades sexuales, hacen cosas impuras, y viciosas. Son envidiosos, borrachos. Nos advierte que los que son así no tendrán parte en el reino de Dios”. El adulterio es una actividad sexual que no respeta el matri- monio. Así dice el Señor: “Hagan pues morir lo terrenal en vosotros, fornicación, impurezas, pasiones desordenadas”. La fornicación se refiere a actividad sexual de los que no tienen compromiso matrimonial. Mucha gente cree que no hay nada malo en que una pareja viva junta sin casarse. Esas personas no han cumplido su compromiso matrimonial. Han formado una relación temporal o irresponsable. Por eso, según las normas de Dios, no importa que vivan mucho tiempo juntos, siempre estarán en pecado de fornicación. En 1 Corintios 6-9-10 San Pablo dice: “No erréis, ni los fornica- rios, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones heredarán el Reino de Dios”. Dios condena la actividad sexual entre hombres y el lesbianismo. Sabemos que las pasiones más agudas para los jóvenes son las pasiones sexuales. Debemos huir de ellas en toda su manifestación, sean los cuentos vulgares, la masturbación, las miradas indecentes, o las caricias. Muchos creen que es- tos pecados no son graves, pero ante Dios son pecado de todos modos, y nos conducen a los pecados mortales. El adulterio, la fornicación, homosexualidad, lesbianismo, bes- tialidad, y las pasiones carnales, todos son pecados. Dios lo ha dicho ya en su palabra. Estos pecados nos llevan a la con- denación eterna. Dios ha condenado la inmoralidad. Dios nos ama pero quiere que actuemos correctamente. Dios mismo ha hecho a cada hombre y mujer con la sexualidad, pero guardada para su momento,y ahí es buena y bella. No hay nada más bello en el mundo que la unión matrimonial.