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INTRODUCCIÓN
El suelo como todo cuerpo poroso tiene dos densidades. La densidad real (densidad media
de sus partículas sólidas) y la densidad aparente (teniendo en cuenta el volumen de poros).
Se denomina densidad real a la relación entre la masa de un material y el volumen real del
mismo, es decir, omitiendo el volumen de porosidad interna y externa de éste.
El contenido de los distintos elementos constituyentes de los suelos es el que determina las
variaciones de su densidad real, por lo que la determinación de este parámetro permite por
ejemplo estimar su composición mineralógica. Si la densidad real es muy inferior a 2.65g/cm,
podemos pensar que el suelo posee un alto contenido de yeso o de materia orgánica, si es
significativamente superior a 2.65g/cm podemos inferir que posee un elevado contenido de
minerales de fierro y magnesio.
La densidad aparente se define como la masa de suelo por unidad de volumen (g/cm3 o
t/m3). Describe la compactación del suelo, representando la relación entre sólidos y espacio
poroso. Es una forma de evaluar la resistencia del suelo a la elongación de las raíces. También
se usa para convertir datos expresados en concentraciones a masa o volumen, cálculos muy
utilizados en fertilidad y fertilización de cultivos extensivos.
En complemento a la práctica, se pesó una fiola con agua destilada, luego se botó la mitad de
agua de la fiola para introducirlo una cierta cantidad de muestra y pesarlo para la precisión
en la obteción de datos y poder hacer un cálculo adecuado.
El método del picnómetro cumple un rol muy importante en la realización de esta práctica,
el cual tiene como característica principal, nos permite ver que las burbujas de aire asciendan
y se concentren en el cuello del matraz, siendo expulsadas al colocar el tapón autoenrasante.
Esta operación es crítica para obtener buenos resultados, la presencia de burbujas de aire
modificará el peso y por tanto la densidad.