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Lo usual que hacen aquellos que critican la televisión basura es mencionar a Esto es Guerra, las

series de América televisión o al programa “Yo soy”. Los comentarios de estas personas se
pueden resumir en: “Son programas basura y no aportan nada a mejorar la cultura y educación
de nuestro país”. Pero quedarnos en este comentario no es mas que un acto sesgado de
mediocridad e intolerancia; en otras palabras, expresar un comentario basura.

Dicho esto, empecemos definiendo a la “televisión basura”. De manera general la podemos


definir como aquellos programas televisivos que tienen por único fin lucrar, entretener y ganar
rating. Si hacemos el ejercicio de la memoria recordaremos que la infestación de televisión
basura a la televisión peruana comenzó con el gobierno de Alberto Fujimori. Todos
recordamos los vladivideos y la compra de editoriales de periódicos como también de
directores de canales de televisión.

La lógica era simple: sacar al aire programas de bajo presupuesto y complejidad que generen
rating alto y por ende más ganancias. Contemporáneo a estos hechos tenemos al programa
“Cómicos ambulantes”, “Risas y Salsa” y “Trampolín a la Fama”; pioneros en mostrar a nivel
nacional los actos de denigración, humillación, burla y morbo. Por otro lado, actualmente
nuestra televisión cuenta con un sinfín de programas basura (algunos más explícitos mientras
otros se esconden tras la fachada de “periodísticos”). Algunos de ellos son: El valor de la
verdad, Los cuatro finalistas, El wasap de JB y las novelas turcas.

¿Qué podemos rescatar de estos programas? Comprendo que uno de los objetivos de la
televisión es entretener al público, y me parece excelente que después de un mal día,
estresado llegue a casa, me eche en el sillón y prenda el televisor para poder darme un tiempo
de risas, distracción y un poco de alegría. Pero, este soy yo controlándome y siendo consciente
que la televisión basura genera adicción y, como diría Ernesto Sabato en “La Resistencia”, nos
tantaliza. ¿Qué hacemos con los miles de niños, jóvenes y adultos que lamentablemente solo
conocen estos programas basura? Es aquí cuando debemos hablar de la cuestión de la TV
basura.

Es conocimiento de todos que el programa más educativo y cultural fue la “Función de la


palabra” conducido por Marco Aurelio Denegri. ¿Quién no ha visto un fragmento de sus
programas en YouTube?, pues casi nadie. Le podrían seguir otros programas como: “La
neurona madre”, “Dr. Tv”, “Lucha Libro”, “TEC”, “A la vuelta de la esquina”, “Sucedió en el
Perú”, y por último “Reportaje al Perú”. En consecuencia, es absurdo y de ignorantes afirmar
que en el Perú no existe televisión de calidad en cuanto a cultura y educación. Cabe destacar
que casi todos los programas mencionados pertenecen a “TV Perú” e “iPE”, los canales
culturales por excelencia.

¿Entonces qué hacemos? La televisión basura tiene los mismos derechos para estar al aire que
los programas culturales, pero que lamentablemente haya más canales basuras que educativos
no es más que un síntoma de que algo anda mal. En este caso es necesario y fundamental que
existan políticas públicas que aseguren la regulación de la calidad televisiva de nuestro país.
Recordemos que la televisión, como internet, es un gran medio de comunicación que se
conecta con todos los peruanos, y es por este mismo hecho que mediante este se puede
compartir ideas, propuestas, cultura y educación.

¿Qué pasa si no se crean leyes para regular la programación basura? Entonces todo recae en
nosotros los televidentes. Mediante el rating tenemos el poder para demostrarle a las
autoridades de nuestro país, como a los empresarios, que el peruano de a pie está ansioso de
consumir cultura y educación. Tenemos la culpa porque los canales basura existan, nosotros
decidimos que programa mirar y al cual darle más rating, así que está en nosotros apoyar
desde todos los medios posibles a aquellos programas que poseen una propuesta nueva y
refrescante para educar a la población.

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