Está en la página 1de 1

1.

He salido al super con mi lista de compras bien pensada, y al regresar regreso con una
bolsa extra de cosas que descubrí en el super que necesito.

2. He tenido la intención de llevar un control diario de mis gastos y saber en qué gasto mi
dinero. Pero al final del día no recuero en dónde se me fue todo y termino resignándome
a seguir escribiendo mis gastos.

3. Tengo el hábito de guardar todos los tickets de mis compras en mi cartera o bolsa, con la
intención de llegar a mi cuarto sacarlos y registrar lo que compré. Pero termino haciendo
de mi bolsa o cartera un basurero lleno de tickets que no revisaré.

4. Tengo en mi teléfono más de dos aplicaciones que según me ayudarán a llevar un control
de lo que gasto cada día, pero olvido usarlas a diario y terminan ocupando espacio en la
memoria del teléfono, pero no las borraré, porque claro, en algún momento me van a
servir.

5. Llegué este semestre con toda la intención de ahorrar dinero y tomar control de mis
finanzas, pero en este punto me siento culpable porque gasto lo que tengo al primer
impulso y no tengo idea en donde termina mi dinero.

6. Cuando finalmente decido darle un vistazo al montón de tickets guardados en mi cartera,


me llevo la sorpresa de que gasté mucho más de que había imaginado, y las emociones
de desesperación llegan por un momento hasta que me prometo no gastar más el resto de
la quincena.

7. He empezado a hacer mi plan de ahorro, y después de seguirlo fielmente durante una


semana, llego a un momento en el que necesito dinero urgentemente y le quito una
cantidad a mi ahorro justificándome, diciendo que al rato o mañana lo devolveré. Pero
muy dentro de mí sé, que eso no va a suceder.

8. Mis amigas van al super o a la plaza, voy con ellas y me digo: No iré a comprar, solo iré
a ver. Pero termino comprando un par de cosas, a veces más, porque no podía dejar pasar
la oportunidad. Y el remordimiento me llega cuando veo el saldo de mi tarjeta al intentar
retirar dinero.

9. En ocasiones, cuando siento frustración, enojo o tristeza, me desquito con mi cartera o


tarjeta, dándome un o un par de gustos, porque me lo merezco.

10. Cuando voy de compras, llego a caja indecisa respecto a una compra en específico, pero
termino haciendo una decisión de último minuto y sin pensarlo dos veces decido
llevarla.
Una vez salgo de la tienda, empiezo a pensar si realmente lo necesitaba y empiezo a
cuestionar si realmente fue una compra inteligente.

También podría gustarte