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Las Áreas Naturales Protegidas (ANP) son porciones terrestres o acuáticas del territorio nacional

que representan distintos ecosistemas donde el ambiente original no ha sido esencialmente


alterado, lo que significa que su preservación es importante para el equilibrio ecológico de los
distintos ecosistemas. La importancia de las áreas naturales protegidas es saber diferenciar las
clases y sus características específicas de cada una de ellas en la potencialidad de su
aprovechamiento. Las diferentes áreas naturales protegidas están bajo la protección del Estado-
SERNANP en todas sus categorías a cuya gestión se suman las instituciones públicas de nivel
nacional, regional y municipal y todos los actores privados vinculados a ellas.

UNIDADES DE CONSERVACIÓN DE ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS


1.1. ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS
1.1.1. DEFINICIÓN
Lozano (2007) sostiene:
Son áreas terrestres o acuáticas del territorio nacional que representan distintos ecosistemas,
reconocido, establecido y protegido legalmente por el Estado, debido a su importancia para la
conservación de la diversidad biológica y demás valores asociados de interés cultural,
paisajístico y científico, así como por su contribución al desarrollo sostenible del país.
En el Artículo 68° de la Constitución Política “El Estado está obligado a promover la
conservación de la diversidad biológica y de las Áreas Naturales Protegidas”.
1.1.2. CLASES
En el Perú se han establecido 76 Áreas Naturales Protegidas (ANP) de administración
nacional, que conforman el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado -
SINANPE.
Clasificación según Valderrama (1997)
a) Refugios de Vida Silvestre

Áreas que requieren UBICACIÓN


intervención activa para
garantizar el
mantenimiento y
recuperación de hábitats
y poblaciones de
determinadas especies.
Se excluyen el
aprovechamiento
comercial de recursos
naturales que puedan
provocar alteraciones
significativas del hábitat.
REFUGIOS DE VIDA
SILVESTRE
Laquipampa Lambayeque
Los pantanos de villa Lima
Bosques nublados de Cajamarca
Udima
Áreas naturales protegidas
Las Áreas Naturales Protegidas son las zonas del territorio nacional y aquellas sobre las que la
nación ejerce su soberanía y jurisdicción en donde los ambientes originales no han sido
significativamente alterados por la actividad del ser humano o que requieren ser preservadas y
restauradas.
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas administra actualmente 182 áreas naturales
de carácter federal que representan 90,839,521.55 hectáreas y apoya 388 Áreas Destinadas
Voluntariamente a la Conservación, con una superficie de 417,562.27 hectáreas.
Fuentes:
http://www.conanp.gob.mx/regionales/
Selvas húmedas
Descripción: Son las comunidades vegetales más exuberantes del país, están formadas por árboles
de hasta 30 m o más de alto, de muy diversas especies y que conservan su follaje todo el año.
Además abundan las lianas, epífitas y palmas. Algunos árboles tienen troncos rectos con raíces
tubulares con contrafuertes. La mayoría de los árboles tienen hojas grandes y duras. Se
distribuyen en climas cálidos y húmedos. Son ecosistemas muy complejos con alta variación de
especies de un lugar a otro.
Distribución: Originalmente ocupaban una extensión de cerca del 9.2% de la República Mexicana
que se ha reducido a 4.7% (91, 566 km²). En México se desde el sur de San Luis Potosí a lo largo de
Veracruz hasta Tabasco y en el sur de la Península de Yucatán. Además de una angosta franja en la
Sierra Madre de Chiapas, así como áreas de menor tamaño en las faldas bajas de la Sierra Madre
del Sur de Oaxaca y Guerrero.
Clima: Se distribuye en regiones con lluvia abundante todo el año y temperaturas cálidas por lo
que las plantas conservan su follaje.
Flora y fauna: Son los ecosistemas con mayor riqueza de especies. El 99% de sus especies se
originaron en el sur del Continente Americano y tienen una distribución amplia.
Las selvas húmedas están dominadas por árboles y palmas de gran cantidad de especies que
crecen a diferentes alturas. Las de mayor altura que integran el dosel superan los 30 m de alto,
algunas de las más conocidas son caoba (Swietenia macrophylla), ceiba (Ceiba pentandra), cedro
rojo (Cedrela odorata), flor de corazón (Talauma mexicana), guapaque (Dialium guianense), jobo
(Spondias mombin), molinillo (Quararibea funebris), matapalo (Ficus spp.), mamey zapote
(Pouteria sapota), palo de aguacate (Nectandra sinuata), palo mulato (Bursera simaruba), ramón
(Brosimum alicastrum), sombrerete (Terminalia amazonia), zapote cabello (Licania platypus) y
zapote (Manilkara zapota), el zopo (Guatteria anómala), entre muchas otras.
Sobre ellas se desarrollan numerosas orquídeas, helechos, bromelias, musgos y líquenes. Otros
árboles de menor talla que crecen por debajo de los grandes son cacao (Theobroma cacao),
guanábana (Annona muricata), rosita de cacao (Quararibea funebris) y palo de hule (Castilla
elastica). En los límites de la selva y las orillas de caminos, crecen el chancarro (Cecropia
obtusifolia), el corcho (Ochroma pyramidale) y el jonote (Heliocarpus appendiculatus).
Al interior de la selva, la enorme masa de ramas y hojas constituida por el conjunto de árboles
mantiene sombreado y húmedo el nivel del suelo. Pocas especies están adaptadas a la sombra, las
más comunes son las palmas tepejilote (Chamaedorea tepejilote) y chocho (Astrocaryum
mexicanum), ramón colorado (Trophis racemosa), flor del beso (Psychotria elata), platanillo
(Heliconia bihai), y una pariente de las nochebuenas (Dalechampia spat), además de varios
helechos y algunas gramíneas de hojas anchas.
La selva es el hogar y refugio de gran cantidad de mamíferos, algunos de ellos de hábitos
arborícolas como mono araña (Ateles geoffrogyi) y mono aullador (Alouatta palliata), coatí (Nasua
narica), hormiguero (Tamandua mexicana), martucha (Potos flavus), mico dorado (Ciclopes
didactylus), mapache (Procyon lotor), y otros terrestres como venado temazate (Mazama
americana) y venado cola blanca (Odocoileus virginianus), armadillo (Dasypus novemcinctus),
jabalí (Pecari tajacu), musaraña (Cryptotis parva), nutria (Lontra longicaudis), tapir (Tapirus bairdii),
tepescuintle (Agouti paca) y tlacuache dorado (Caluromys derbianus).
Entre las aves más vistosas destacan el águila solitaria (Harpyhaliaetus solitarius), guacamaya roja
(Ara macao), hocofaisán (Crax rubra), pava cojolita (Penelope purpurascens), perico verde
(Aratinga holochlora), tucán real (Ramphastos sulfuratus), tucán de collar (Pteroglossus torquatus)
y zopilote rey (Sarcoramphus papa). También la habitan reptiles como tortuga casquito
(Kinosternon scorpioides), tortuga jicotea (Trachemys scripta), iguana (Iguana iguana), boa (Boa
constrictor), víbora mano de piedra (Atropoides nummifer), cascabel (Crotalus durissus) y varias
especies de ranas, sapos y salamandras. En los limites con otros ecosistemas vive el cocodrilo de
río (Crocodylus acutus).
Además de mamíferos, aves y reptiles, en las selvas húmedas viven una gran diversidad de
anfibios, de insectos, particularmente escarabajos, hormigas, mariposas, abejas y otros
invertebrados.
Servicios ambientales: Las selvas han sido tradicionalmente fuente de maderas preciosas, leña y
diversidad plantas y animales para la subsistencia de comunidades rurales e indígenas. Además
son sustento de los procesos de funcionamiento de los ecosistemas incluyendo ciclo de nutrientes
y agua, retención y formación de suelos, hábitat de biodiversidad, regulación del clima, erosión y
eventos extremos, mantenimiento de la biodiversidad. También desempeñan un papel importante
en la regulación de polinizadores, plagas y vectores de enfermedades. Así mismo, la producción de
miel depende de múltiples especies de abejas nativas, europeas y africanizadas que visitan más de
100 especies de plantas de las selvas húmedas.
Impactos y amenazas: Los principales impactos directos son el cambio de uso de suelo para
dedicarlo a agricultura o ganadería y el cambio climático que se prevé que ocasione condiciones
más cálidas secas lo cual ocasionaría la ampliación de ecosistemas secos afectando a los húmedos.
Otras amenaza más difícil de cuantificar pero evidente es la extracción desmedida de flora y fauna
para tráfico ilegal lo cual afecta la capacidad del ecosistema para mantener su funcionamiento y
sus servicios ambientales.
Estado de conservación: De los 255,000 km2 que se estima había originalmente en México, hubo
una gran destrucción de este ecosistema durante la década de los 70´s y para 2002 las
comunidades primarias se redujeron a 44,000 km2. Los cambios más drásticos ocurrieron en
Veracruz, Tabasco, la sierra del sur de Chiapas y la parte norte del estado de Yucatán donde casi la
totalidad de la vegetación de selvas húmedas se eliminó para la cría de ganado. Sin embargo
también ha habido regeneración ya que cerca de 5,900 km2 anteriormente dedicados a agricultura
o ganadería, para 2002 aparecían cubiertas de vegetación secundaria y unos 1,030 km2 incluso
tenían comunidades primarias.

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