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Julio Broca
Portada
ISBN: XXXXXXXXX
Impreso y hecho en México
Printed and made in Mexico
Palabras iniciales
Pedro F. Hernández Ornelas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Introducción
Giuseppe Lo Brutto y Fernando Matamoros Ponce . . . . . . . . 11
Capítulos
Capítulo 1
Posmodernidad y extravío ante el eclipse de Dios. Ciencia
y fe en el conocimiento humano desde la sociología de la religión
Pedro F. Hernández Ornelas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Capítulo 2
Pensamiento crítico y esencia genérica contra la violencia
Fernando Matamoros Ponce. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Capítulo 3
Las raíces cultuales del arte
Laurence Le Bouhellec . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Capítulo 4
La Teología de la liberación como antecedente
geo-epistémico de la crítica decolonial
Luis Martinez Andrade. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
Capítulo 5
Trabajo, ecología política y religión
Ulises Castro Conde. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Capítulo 6
Religiosidad indígena y luchas socio-ambientales:
Hacia una arqueología de los lugares sagrados en Guatemala
C. Rafael Castillo Taracena. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
Capítulo 7
Sobre la relación entre religión y decisiones microeconómicas:
un estudio en torno al caso Cartagena de indias, Colombia (2013)
Yirlean Ramos Feria, Felipe Del Río
Carrasquilla y Jorge Luis Quintana Montes . . . . . . . . . . . . . 123
Capítulo 8
El paganismo metafórico como respuesta
al cristianismo secular occidental
Ximena Pernas Cuevas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
Capítulo 9
Morir hoy, remanentes teológicos negativos
en el culto a la Santa Muerte
Guillermo López Varela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
tal; que se ha ido imponiendo como la única verdad del arte. Revertir
dicho paradigma, establecer la no-autonomía de la producción artísti-
ca y sus nexos específicos con determinado tipo de problemática exis-
tencial, es, para Le Bouhellec, el objetivo de sus reflexiones. De ahí
su propuesta de pensar un enfoque multidisciplinario y una lectura
desde el lejano horizonte del origen de las primeras manifestaciones
artísticas: el paleolítico. Solamente así se puede entender, remarca la
autora, la necesidad del arte. Aquella necesidad, mucho más que cum-
plir con algún tipo de deleite visual superficial, responde a intereses
religiosos particulares. Así, este trabajo permite pensar el arte como
representación, pero también como fenómeno religioso, pues no pue-
de negar sus raíces cultuales.
El cuarto capítulo, “La Teología de la Liberación como antece-
dente geo-epistémico de la crítica decolonial”, de Luis Martinez An-
drade, aborda la importancia de la Teología como crítica moderna
de la modernidad. Analizando algunos puntos cardinales del pensa-
miento de dos de sus principales protagonistas (Gustavo Gutiérrez
y Leonardo Boff), el autor intenta dar cuenta, genealógicamente, de
la aportación de esta corriente teológica, no sólo en el plano socio-
político, sino también en su aspecto geo-epistémico. A lo largo del
capítulo, Martínez Andrade sostiene que la Teología de la Liberación
es un antecedente fundamental de lo que posteriormente se conoce-
rá como “giro decolonial” –propuesta teórica que ha ganado mucho
peso y terreno estos últimos años. Por otra parte, este trabajo muestra
la “afinidad electiva” entre la crítica de Walter Benjamin de la moder-
nidad y la realizada por los teólogos latinoamericanos. Huelga decir
que, para este autor, es fundamental la propuesta de Walter Benjamin
planteada en sus Tesis sobre el concepto de historia, donde se enfatiza
que la teología debe estar al servicio de la lucha de los oprimidos por
su liberación. En este sentido, sostiene que la Teología de la Libera-
ción forma ya parte del arsenal teórico y discursivo de las víctimas de
la modernidad/colonialidad realmente existente.
El quinto capítulo, “Trabajo, ecología política y religión”, de Ulises
Castro Conde, propone, desde la condición metabólica del trabajo, una
lectura de las luchas por la tierra y el agua. Partiendo del pensamiento
y reflexión de Karl Marx, el trabajo de Castro Conde enuncia la im-
portancia de la diversidad cultural en los procesos teóricos, sensoriales,
1
Una versión de este trabajo fue publicado en la revista Zócalo, enero-marzo, 2016.
Resumen
Tras un prólogo de circunstancia –mi experiencia espiritual perso-
nal en la vida académica de madurez–, vislumbro un pórtico a este
ensayo. La pos-modernidad es la etapa actual de la civilización oc-
cidental: un estilo de vida globalizado bajo el dominio hegemónico
de una economía de mercado que sólo busca el crecimiento del ca-
pital y se olvida del ser humano, de la Tierra y del bien común. Un
mercado propiedad de un grupo muy pequeño de gente que mue-
ve todo por un complejo de redes de poder industrial-financiero y
aplasta toda soberanía nacional o cultural. Un sistema no de vida,
sino de muerte, a los humanos y al planeta Tierra. Saber y creer
(primera parte) son los términos del problema. Ante las sociedades,
muchísimas, de hoy en día (segunda parte), ¿se oculta Dios por un
tiempo? ¿Será la época de un “eclipse de Dios”? (Buber). Exami-
nada esa propuesta y por las condiciones actuales más difíciles para
la transmisión cultural de alguna fe religiosa, me pregunto (última
parte) si no estaremos, más bien, ante un invierno y época glacial
para la vida de la fe: ¡un clima donde sólo el compromiso muy per-
sonal la alcanzará en algún clima de amistad!
Un proemio personal:
religión, academia y espiritualidad
Leer meditativamente acerca de nuestra condición en el mundo es, en
el fondo, vivir la vida del espíritu; los saberes de toda cultura en torno
al proceso de la evolución humana, sobre todo en la religión y en la po-
lítica, son especialmente inspiradores para el conocimiento: la historia
como un solo cuerpo de experiencias sobre “nuestro mundo”. Una evo-
lución hacia lo transcendente, que arranca como piezas minúsculas de
escuadrones de energía (E’-materia), que los sentidos sólo divisan por
sus huellas de luz o bien como vibraciones imperceptibles (Penrose, R.,
2002, c. 2), temblor de aquellas cuerdas en la lira del ciego Homero, a
cuyo ritmo consonaba el amor entre los átomos, que intuyó Demócrito
en las visiones de Epicuro... Los átomos que se abrazan unos a otros
por amor: amor-energía del universo. Materia desde su presencia como
sensible, energía cósmica, “ser” en finitud y contingencia en busca y
angustia hacia lo absoluto... Energía en nosotros, ¡energía en el Cosmos!
Hay en nosotros un despegue del espíritu y hacia él; eso es lo que
podríamos objetivamente ver (experiencia vivencial) como la “comple-
xification de la matière” (fr. para Teilhard de Chardin) o su complejidad
estructural y funcional de la materia, cada vez mayor en la duración del
tiempo. Y todo eso a partir de la experiencia de la reflexión y los funda-
mentos –razón y voluntad o conocimiento y deseo ejecutable–; de un
conocimiento cualitativamente lejano y superior en muchos modos al
conocimiento intuitivo de las especies de vida que preceden al ser hu-
mano en el curso de la evolución del Universo.
Qué pertinente me parece la célebre frase de Marx al caer en la
cuenta de nuestra hermandad con la naturaleza entera, los eco-sistemas
y el universo del Cosmos, que sostienen toda vida en el planeta Tierra y
han surgido de la misma energía que poseemos: “No hay dos historias;
la historia del hombre es la historia de la naturaleza” (J. Bellamy-Foster,
Marx Ecology, 2010).
Paradójicamente, hoy en día, a partir del humanismo del Renaci-
miento y la modernidad, nuestra razón, la pretendida soberana de la cien-
cia y rectora de la sabiduría, la sede misma del conocimiento, se ha em-
peñado en hacernos vivir el drama de la explotación y envilecimiento de
la naturaleza que nos rodea: un fratricidio de dimensiones de terror. Algo
que nunca imaginaron las generaciones y culturas que precedieron nuestra
eso es un fenómeno tan real como la atmósfera terrestre; tan duro como
puede serlo un terremoto. La presencia del misterio en la historia, la
única historia del cosmos, es la del hombre en la naturaleza –glosando
el famoso dictum de Marx.
Todo conocimiento encierra, junto a su objeto directo, un compo-
nente fiduciario, es decir, “encierra el lenguaje aprendido de oros en la
identificación de la realidad –de toda realidad– que es el mismo ser de
lo que se puede entender al modo humano” (Alex Scott, en Gadamer,
2004). Lo ha explicado y justificado ejemplarmente Gadamer (1975,
c.4) y el análisis crítico de la subjetividad: toda convicción de validez
en el conocimiento humano conlleva una rasgo de fe en lo que algunos
otros nos han dicho.
Además, la filosofía moral contemporánea (A., Mac-Yntire, 1954,
349) ha puesto en claro que todo conocimiento humano nos remite de
un modo u otro a la tradición, es decir, si todo lo que sabemos de algo
tiene, en su constitución subjetiva, alguna huella de confianza compar-
tida con un sinnúmero de actores sociales que de un modo o de otro
participan de ese conocimiento o del objeto conocido, entonces, ¿por
qué o con qué argumentos puede la ciencia desechar con rigor la posi-
bilidad de que un saber misterioso, el de la fe transmitida y compartida
por otros seres que amamos o respetamos profundamente, genere en el
creyente una certeza también igualmente inexplicable como el misterio
mismo? Y, argumentado más a fondo, ¿por qué llega la ciencia a pre-
tender, con autoridad de árbitro, negar la existencia del Dios como “Ser
en sí” (presencia de un misterio, en otras palabras) y afirmar categórica-
mente que sólo existe la materia, cuya esencia ignora la ciencia misma y
cuya presencia es igualmente inexplicable?
Parece más honesto y más científico reconocer que la ciencia –a par-
tir del positivismo evolucionista– se ha auto-limitado a buscar la certeza
de fenómenos propios de la E’materia (perceptibles de algún modo por
los sentidos y consecuentes con leyes de la física; cuando han sido riguro-
samente comprobados con procedimientos matemáticos o estadísticos),
solamente sobre ellos puede hablar de un tipo de certeza, muy legítimo
y de gran provecho para vida de las sociedades todas: la certeza científica.
No la única certeza.
sujeto social. A esa realidad y certeza del ser humano ante el misterio (y
el aspecto religioso del misterio), es interesante conocer la respuesta del
reconocido pensador y literato André Malraux, acerca de su visión del fu-
turo; pregunta formulada por un diario de Dinamarca (siglo xxi), y hacia
los últimos años del gobierno de De Gaulle, en Francia.
La respuesta atribuida al pensador francés fue una inesperada ase-
veración: “El siglo xxi será totalmente un siglo religioso; o, simplemen-
te, no será” (www.fredericlenoir.com/editos...religions/malraux-et-le-
religieux/). Ante ella, y al correr de los años, la inquieta búsqueda de
seguridad y tranquilidad en las culturas y pueblos del planeta, revela
la profunda soledad humana, no menos que la sed insaciable de una
plenitud de vida que ahora nos parece más distante por la manifiesta
desproporción e injusticia de la riqueza y de la distribución de los re-
cursos de la tierra frente a la impotencia de los gobiernos ante modos
y movimientos de violencia inéditos (contra los humanos y contra los
eco-sistemas planetarios). Todo hace hoy más urgente (en vida de Mal-
raux) la búsqueda de algunos signos que permitan dar crédito a esa voz,
sin duda la de un muy reconocido analista de muchas sociedades de su
tiempo y de la propia condición humana, proféticamente retratada en
la vida de la juventud comunista de China, hacia el primer tercio del
siglo pasado (La Condition humaine, 1933).
En este ensayo, mi búsqueda de respuestas a la inquietud que lo
anima encuentra un punto, luminoso a mi parecer, desde el cual pode-
mos apreciar algo de la profundidad del pensamiento del célebre inte-
lectual de la “Quinta República Francesa”, al lado del Gral. De Gaulle.
Ese punto luminoso es la confluencia de las hipótesis (¿intuiciones?)
propuestas por dos reconocidos historiadores de la cultura contemporá-
nea, E. Voegelin y Karl Rahner (Voegelin, E, Order and History, 1974,
vol. IV, c. 1; Rahner, K, Testamento... ap. Pagola, 2013, p. 62).
En su clásico libro de historia de la cultura política del mundo
(E. Voegelin, Order and History, v. IV, c. 1) describe así su hipótesis
central. Según Vögelin, el proceso (dialéctico) de la evolución del pen-
samiento del ser humano sobre el orden de su existencia en la tierra y
la vivencia “consciente” –la toma de conciencia– de tal proceso, resulta
plausible o aceptable cuando caemos en la cuenta de que en la duración
del tiempo de las diversas culturas y civilizaciones, han ocurrido, en
momentos distintos, temporalmente, muy importantes, a veces, defini-
Referencias Bibliogáficas
Resumen
Nuestra propuesta metodológica consiste en introducirnos en signifi-
cantes socioculturales de lo que Adorno (2004) llamó la vida dañada,
para destacar significaciones contradictorias de lo estético y erótico
en representaciones artísticas y culturales de la técnica y política de
los hechos religiosos (Marcuse, 2002; Adorno, 2004; Fanon, 2002).
Nuestra epistemología quiere ir más allá de la constatación de lo es-
téril de institucionalidades desencantadas (Estados e Iglesias) y de la
confirmación de habitus y distinciones (Bourdieu, 1979) de repro-
ducciones culturales de gustos. Según Benjamin (2005), para ir más
allá de la violencia institucional, la intencionalidad la crítica permite
rescatar o redimir la sustancialidad del pasado de los vencidos: po-
tencialidades creativas de una esencia genérica de la humanidad: un
“renacimiento” inventivo del hacer cotidiano (Certeau de, 1990: I).
En sus tesis de la historia, Benjamin sugiere no quedarnos atrapados
en los hilos invisibles que mueven las piezas del ajedrez de la política
y la tecnología, lo que implica mirar en las cosas herencias inventivas
de socialidades en lucha y esperanza: una frágil fuerza mesiánica de los
vencidos de generaciones precedentes permite actualizar, advierte, las
significaciones imaginarias utópicas del presente.
Bibliografía
Laurence Le Bouhellec
Resumen
Pensar el arte como un campo de producción autónomo, ha sido el
paradigma de la modernidad occidental que se ha ido imponiendo
cómo la única verdad del arte. Revertir dicho paradigma, establecer la
no autonomía de la producción artística y sus nexos específicos con
determinado tipo de problemática existencial, tal es el objetivo de esta
reflexión. De ahí el enfoque necesariamente multidisciplinario y una
lectura propuesta desde el lejano horizonte del surgir de las primeras
manifestaciones artísticas: el paleolítico. Solamente así se puede enten-
der la necesidad del arte, que, mucho más que cumplir con algún tipo
de deleite visual superficial, responde a intereses religiosos particulares.
Definitivamente: el arte no puede negar sus raíces cultuales.
debe comenzar con el comienzo”, bien sabemos que muy pocas veces se
cumple cabalmente, cuando de construir discursos de envergadura histó-
rica se trata. Las razones son múltiples y no viene al caso glosarlas todas
en este momento; debido al enfoque escogido para este texto, me limitaré
solamente a señalar algunas de ellas.
Primero, me parece pertinente subrayar el privilegio otorgado por
el tradicional discurso occidental de la Historia del Arte al campo an-
tropomorfo. Este un privilegio que acarrea múltiples consecuencias;
una de ellas es el hipertrofiado reconocimiento a la estatuaria griega
clásica, imprescindible punto de partida de la mayoría de los discursos
de la Historia del Arte autoproclamada universal. Pero también, la re-
petitiva dificultad para ampliar la aprehensión y el estudio del campo
de producción artística a sistemas de representación enfocados prin-
cipalmente a lo geométrico y zoomorfo; una dificultad que aumenta
cuando se considera al ser humano necesaria y esencialmente superior al
animal, aunque aquella supuesta superioridad sea solamente el produc-
to de la perversa y perniciosa máquina antropológica echada a andar en
los tiempos de la modernidad europea.1 De ahí que, en base a quién o
qué aparece mayoritariamente representado, se establezca una secuencia
jerarquizante de los campos iconográficos, secuencia que termina ob-
viamente premiando lo que más ha seducido y sigue todavía seduciendo
el gusto de los faiseurs d’art occidentales. De ahí también la impresio-
nante estrechez del proceso de alfabetización visual occidental, que lo
encuentra todo complejo u horrendo cuando le toca enfrentarse a obras
producidas sin apego a los tradicionales y ampliamente divulgados y
glosados cánones occidentales de representación plástica.2
1
“En la medida en que en ella está en juego la producción de lo humano mediante
la oposición hombre/animal, humano/inhumano, la máquina funciona necesaria-
mente mediante una exclusión (que es siempre ya una captura) y una inclusión
(que es también y siempre ya una exclusión). Precisamente porque lo humano está,
en efecto, siempre ya presupuesto, la máquina produce en realidad una especie de
estado de excepción, una zona de indeterminación en la que el afuera no es más que
la exclusión de un adentro y el adentro, a su vez, tan sólo la inclusión de un afuera.
Tenemos así la máquina antropológica de los modernos” (Agamben, 2006: 75).
2
Al respeto, resulta absolutamente paradigmático el siguiente comentario del cu-
rador del Departamento de Arte Islámico del Museo Metropolitano de Arte de
Nueva York: “¿Por qué es tan compleja la ornamentación islámica? […] El orna-
mento (como la vida misma) es reconocible mientras consta de muchos elementos
familiares, pero es desconocido al extenderse al infinito dentro de un mundo que
4
“Cette image n’est pas une fin en soi mais un moyen de divination, de défense,
d’envoûtement, de guérison, d’initiation. (…) Plus succinctement: un véritable moyen
de survie” (Debray, 2003: 43).
5
“La belleza en el sentido tradicional del término, dice Ernst Cassirer, no es de nin-
gún modo la meta única del arte; de hecho, no es más que un rasgo secundario y
derivado” (Westheim, 2006: 19).
6
“nous opposons à la décomposition de la mort la recomposition par l’image” (Debray,
2003: 38).
7
“L’histoire de ‘l’art ‘ doit ici s’effacer devant l’histoire de ce qui l’a rendu possible: le regard
que nous posons sur les choses qui représentent d’autres choses” (Debray, 2003: 18).
8
“Les formes, en leurs divers états, ne sont certes pas suspendues dans une zone abstraite,
au-dessus de la terre, au-dessus de l’homme. Elles se mêlent à la vie, d’où elles viennent,
traduisant dans l’espace certains mouvements de l’esprit” (Focillon, 1993: 22-23).
cada una de las grutas pintadas conocidas. Gruta tras gruta, vemos por
ejemplo cómo en la entrada se suelen dejar impresiones de manos o
marcas rítmicas; y cómo la figura humana, de tener presencia, no apa-
rece más que de manera solitaria, en el último momento de la narrativa
visual. Es como si, efectivamente, aquellas primeras pinturas estuviesen
obedeciendo un sistema de representación perfectamente estructurado
y ordenado, sin común parentesco con lo que para algunos visitantes
desprevenidos no es más que “el amontonamiento fortuito de figuras
disparatadas” (Leroi-Gourhan, 1990: 27). Para André Leroi-Gourhan,
no cabe la menor duda al respecto: lo que expresa este primer arte figu-
rativo, en su perfecta consistencia y repetitividad a lo largo de varios mi-
les de años, es “un pensamiento religioso coherente” (Leroi-Gourhan,
1990: 27). Y, por lo tanto, aquellas primeras grutas a pintura se pueden
entender, sin más, como los primeros santuarios conocidos. Dicho en
otros términos, el arte no nace del querer expresar belleza para un posi-
ble disfrute subjetivo sino del querer expresar un sentimiento religioso
compartido por una determinada comunidad para reforzar y afianzar
su emplazamiento.9
En un primer momento, se leyó el arte del periodo paleolítico con
un enfoque meramente utilitario, relacionándolo con la magia de la
caza. Tal fue en particular el caso de la teoría elaborada por el prehisto-
riador Henri Breuil, en base a la puntual asociación entre determinadas
figuras de animales, bisontes y caballos, sobre todo, y algunos signos
horizontales u verticales parecidos a flechas, como los que aparecen en
la gruta de Lascaux, por ejemplo. Cabe mencionar que si bien aquella
teoría sigue gozando de mucha aceptación entre el gran público, una de
sus principales limitaciones, señalada desde un principio por sus prime-
ros detractores, proviene del hecho de no abarcar la totalidad del campo
pictórico plasmado en una gruta sino solamente un muy pequeño por-
centaje suyo. Por otra parte, cabe señalar la ambigüedad que se despren-
de de la lectura de aquellos signos horizontales o verticales, que no apa-
recen en todas las grutas a pinturas y que, de aparecer, en muchos casos
resultan completamente desvinculados de las figuras animales que, se
supone, deberían necesariamente acompañar, según lo sugirió Henri
9
“El problema de un crear que no aspira primordialmente a un efecto estético es tan
viejo como el arte. Es el problema de todo arte religioso” (Westheim, 2006: 23).
10
Por ejemplo, el arqueólogo británico Mike Parker Pearson cuenta, en Stonehenge
al descubierto (National Geographic, 2008), que fueron su viaje a Madagascar y la
presencia de determinados ritos funerarios los que le permitieron interpretar al
gran círculo de Stonehenge como un monumento funerario y, por ende, reenfocar
su trabajo desde la arqueología de la muerte (Minutos 7:41-9:07).
11
“La roca tiene, pues, un significado propio para los san. Ésta no es simplemente
una superficie cómoda para pintar; un tipo de cuadro negro neutro sobre el que los
artistas habrán podido representar no importa qué imagen a su voluntad. Aquello
que la pared oculta aporta un sentido espiritual a las pinturas y en cierta manera las
condiciona” (Clottes & Lewis-Williams, 2010: 33).
12
“[…] l’érotisme est l’approbation de la vie jusque dans la mort” (Bataille, 1970: 17).
13
“Desde muy antiguo, los seres humanos tuvieron un conocimiento estremecedor
de la muerte. Las imágenes de hombres con el sexo erecto datan del Paleolítico
superior; cuentan entre las más antiguas figuraciones (precediéndonos en veinte o
treinta mil años). Pero las más antiguas sepulturas, que atestiguan este conocimien-
to angustiado de la muerte, son considerablemente anteriores; para el hombre del
Paleolítico inferior la muerte tuvo ya un sentido tan grave –y tan evidente– que le
indujo, al igual que nosotros, a dar sepultura a los cadáveres de los suyos” (Bataille,
2007: 41-42).
14
“A propósito de la esquizofrenia, algunos psiquiatras hablan incluso de racionalis-
mo mórbido. Posiblemente no ha de resultar inútil hacer referencia a una situación
paroxística, en este caso perfectamente patológica, para hacer resaltar claramente el
peligro de una actitud de espíritu que ‘corta’, separa y funciona en el vacío sin refe-
rencia con lo real, en lo que tiene de tangible, de palpable, de entero. El schizo del
racionalismo tan sólo proporciona un dibujo del hombre y del mundo. Ofrece un
esquema que presenta características importantes, pero al que le falta lo esencial: la
vida” (Maffesoli, 1997: 38).
15
La cita completa dice: “Debe su valor y su valer a la intensidad de la vivencia reli-
giosa con la que el fiel se acerca a la obra”.
16
“La religion étant mêlée à tout…”
17
“Ahora bien, lo que caracteriza a nuestra época es precisamente el entrecruzamiento
flexible de una multiplicidad de círculos cuya articulación forma las figuras de la
socialidad. Es esta teatralidad, la del circo y la del círculo, esta concatenación de los
círculos, lo que caracteriza otro aspecto de la socialidad: el de la religiosidad. Término
éste que conviene tomar en su sentido más simple, el de religación (Bolle de Bal), re-
firiéndonos a una de sus etimologías: religare, volver a ligar” (Maffesoli, 2004: 153).
18
“Reconnaissons d’abord que la raison d’être de certains interdits est manifeste. Il n’y a pas
de culture qui n’interdise la violence à l’intérieur des groupes de cohabitation. Et avec la
violence effective, ce sont toutes les occasions de violence qui sont interdites, les rivalités
trop ardentes, par exemple, et des formes de concurrence, bien souvent, tolérées et même
encouragées dans notre société” (Girard, 1979: 39).
Bibliografía
Resumen
Este texto aborda la importancia de la Teología de la liberación como
crítica moderna de la modernidad. Analizando algunos puntos cardina-
les del pensamiento de dos de sus principales protagonistas (Gustavo
Gutiérrez y Leonardo Boff), intentaremos dar cuenta de la aportación
de esta corriente teológica no sólo en el plano socio-político sino tam-
bién en su aspecto geo-epistémico. Por consiguiente, sostenemos que
la Teología de la liberación es un antecedente fundamental de lo que
posteriormente se conocerá como “giro decolonial” –propuesta teórica
que ha ganado mucho peso estos últimos años. Por otra parte, tratamos
de mostrar la “afinidad electiva” entre la crítica de Walter Benjamin de
la modernidad y la realizada por los teólogos latinoamericanos. Huel-
ga decir que nos tomamos en serio la propuesta de Walter Benjamin
planteada en sus tesis Sobre el concepto de la historia, que enfatiza que
la Teología debe estar al servicio de la lucha de los oprimidos por su
liberación; en ese sentido, la Teología de la liberación forma ya parte
del arsenal teórico y discursivo de las víctimas de esta modernidad/colo-
nialidad realmente existente.
1
Al respecto, ver la interesante obra del teólogo Jung Mo Sung (2008).
2
El término desarrollismo (desenvolvimentismo) hace referencia a la ideología del de-
sarrollo aplicada en América Latina, de suerte que la crítica a la noción de progreso
iba de suyo.
3
Esta posición crítica hacia la noción de progreso –como dispositivo del capitalismo
en tanto religión– muestra una de las afinidades electivas entre los trabajos de los
teóricos de la Teoría Crítica, especialmente los de Ernst Bloch y los de Walter Ben-
jamin, con los de los teólogos de la liberación (Löwy, 2006).
4
No es fortuito que algunos sociólogos como G. Simmel (1989), J. Habermas (1999)
o A. Touraine (1992) hayan abordado las raíces filosóficas de dicho concepto.
5
“Hegel emplea, de entrada, el concepto de modernidad en contextos históricos, para
designar una época: los ‘nuevos tiempos’ o los ‘tiempos modernos’. Esto correspon-
de a los términos usados en Inglaterra y en Francia: alrededor de 1800, los términos
de modern times o de tiempos modernos refieren los tres siglos precedentes” (Haber-
mas, 1999: 6). Para Dussel, Touraine se ciñe a esta línea de pensamiento, ya que su
genealogía de la modernidad siempre se apoya en la misma cronología espacio-tem-
poral: Renacimiento, Reforma, Enciclopedismo y Revolución Industrial. Touraine
omite el hecho de que el descubrimiento de América y la colonización representaron
los momentos fundadores de la subjetividad moderna occidental.
6
Incluso Marx (1989: 103) señaló que: “la circulación de mercancías es el punto de
arranque del capital. La producción de mercancías y su circulación desarrollada, o
sea, el comercio, forman las premisas históricas en que surge el capital. La biografía
moderna del capital comienza en el siglo xvi con el comercio y el mercado mun-
diales”. Gracias a la plata y, en menor medida, al oro, España –y Europa a través de
ella–, tuvo los medios para comprar mercancías a los chinos.
7
Debemos recordar que antes de 1492, Europa no poseía una conciencia efectiva de
superioridad, ya que ella estaba consciente de la superioridad económica, intelec-
tual y política del mundo musulmán y otomano. Ahora bien, según Walter Mig-
nolo (2008: 128): “mucho tiempo después del fin de las Cruzadas, Europa cristiana
continuó de sufrir la presión del Imperio Otomano que se estaba extendiendo por
entonces. Los Otomanos tuvieron victorias impresionantes, como la de la toma
de Constantinopla, último reducto del Imperio Romano y centro espiritual del
Cristianismo ortodoxo. Finalmente, los cristianos de occidente se organizaron para
contra-atacar y mantener al Imperio Otomano fuera de Europa central, pero por
mucho tiempo ‘la amenaza turca’ azorará los sueños de Europa […]. Además, los
cristianos sabían que los moros habían tenido un pasado islámico imperial y que
los Turcos tenían un presente imperial brillante”.
8
Esta sentencia ha sido también utilizada por Marianne Mahn-Lot (1996) en sus
trabajos. Sin embargo, nos parece que la autora no ha comprendido su verdadero
sentido y peso, es decir, ésta sentencia no es solamente anecdótica sino que es la
expresión de una nueva ontología que es el telón de fondo de una subjetividad
moderna con acento colonial.
9
No podemos tratar de soslayo la manera como Francisco de Vitoria, a través de los
llamados Justos Títulos, que otorgaban peso jurídico a la colonización, afirmaba,
en la tradición aristotélica de la desigualdad natural, lo siguiente: “Esos bárbaros,
aunque como se ha dicho, no sean del todo incapaces, distan, sin embargo, tan
poco de los retrasados mentales que parece no son idóneos para constituir y ad-
ministrar una república legítima dentro de los límites humanos políticos” (Cfr.
Gómez Nadal, 2015: 42).
10
En un trabajo muy interesante, Enzo Traverso (2002) parte del siglo xix para com-
prender la violencia nazi anclada en la Europa liberal; así, liga a la civilización
industrial con la colonización de África. Es evidente que no debemos caer en ana-
cronismo, ya que se trata de fenómenos distintos, sin embargo, si Traverso intenta
encontrar los orígenes culturales del nazismo en “el racismo de clase”, los teólogos
de la liberación como Enrique Dussel, Jung Mo Sung y Leonardo Boff, toman a la
conquista de América como la epifanía de la modernidad hegemónica.
11
Sobre el carácter asexuado del pobre en la Teología de la liberación, véase el exce-
lente texto de la teóloga argentina Marcella Althaus-Reid (2005). Por nuestra par-
te, hemos abordado esa cuestión en otro trabajo, véase Martínez Andrade (2011).
12
Para conocer algunos de los principales debates dentro de la Teología de la libera-
ción, nos permitirnos recomendar nuestro trabajo titulado Las dudas de Dios, don-
de se recogen entrevistas con los principales protagonistas de esta corriente como:
Leonardo Boff, Frei Betto, Jung Mo Sung, Enrique Dussel, entre otros (Martínez
Andrade, 2015).
cisivo para el desarrollo del capitalismo mercantil, sino que también fue
una sacudida para el marco teológico de la época. América Latina nació
dependiente y, por consiguiente, su liberación solamente será posible
cuando los movimientos populares destruyan las estructuras coloniales
en vigor. A pesar de los cambios políticos acaecidos en el siglo xix, estas
estructuras quedaron intactas, puesto que las condiciones de las po-
blaciones indígenas y negras no cambiaron (Martínez Andrade, 2008;
Rivera Cusicanqui, 2012; Gómez Nadal, 2015).
Si el primer momento constitutivo de la “colonialidad del poder”
apareció en el siglo xvi en el marco de La Conquista y de la evange-
lización, el segundo aire de la “colonialidad del poder” se efectuó en
los inicios del siglo xix, cuando la élite criolla se apoderó del aparato
de dominación: el Estado. Así se reconfiguró nuevamente la pirámide
social somáticamente diferenciada, pues se mantuvo a los indígenas y
a los negros en los niveles más bajos. Por ello, se puede afirmar que la
raza –como categoría de poder– contribuyó a la recomposición de la
sociedad latinoamericana. De allí que la “colonialidad interna del po-
der” haya beneficiado a los grupos criollos y a los mestizos de tez menos
oscura y los indígenas y negros hayan permanecido en la exterioridad
ontológica del sistema. En ese sentido, la reconfiguración de la “colo-
nialidad del poder” no escapa a la lógica del capital, al menos, a la que
articula el centro con la periferia. En ese orden de ideas, las contribu-
ciones de Immanuel Wallerstein y de Silvia Rivera Cusicanqui ofrecen
un enfoque interesante sobre la articulación entre capital multinacional
y Estado liberal.
En términos generales, Gustavo Gutiérrez asume la necesidad de es-
cuchar la voz de aquellos que no son considerados como seres humanos
por el sistema: las clases explotadas, las razas marginalizadas, las culturas
desdeñadas, que son tomados como no-personas13. En ese sentido, la Teo-
logía de la liberación reconoce en los ausentes de la historia la herida co-
lonial provocada por esta modernidad/colonialidad realmente existente.
Al respecto, Gustavo Gutiérrez afirma que la historia de la humanidad ha
13
Esta idea de la no-persona se encuentra en la línea del pensamiento fanoniano,
donde la distinción entre la zona del ser y la zona del no-ser influye en las relaciones
sociales de la colonia (Gutiérrez, 1986: 202).
sido escrita hasta nuestros días por “una mano blanca”,14 es decir, a partir
de los sectores dominantes. Además, escribe el teólogo peruano que:
La historia del cristianismo también ha sido escrita por una mano
blanca, occidental y burguesa. Debemos, por tanto, recuperar la
memoria de los cristos flageados de las Indias, para emplear la ex-
presión que propuso Bartolomé de las Casas para hacer referencia
de los indígenas del continente americano y que vale para todos los
pobres: víctimas de los amos de este mundo. Esta memoria vive en
las expresiones culturales, en la religión popular, en la resistencia a
las imposiciones del aparato eclesiástico. Memoria de un Cristo pre-
sente en cada hombre hambriento, sediento, prisionero o humillado
y también presente en las razas desdeñadas y en las clases explotadas
(Gutiérrez, 1986: 216).
14
Esta expresión fue acuñada por Leonardo Boff para referir al proceso por el cual las clases
dominantes intentan borrar la memoria de los oprimidos (Gutiérrez, 1986: 215).
15
Dentro de los autores que se mencionan figuran los nombres de Erich Fromm,
Herbert Marcuse y Max Horkheimer. Es evidente que Leonardo Boff asimila el
núcleo duro de la Teoría Crítica donde la crítica de la racionalidad instrumental no
es tratada de soslayo.
16
Dentro de las críticas dirigidas al marxismo –en cuanto producción intelectual
europea– por parte de la red decolonial consiste en señalar su indiferencia con
respecto a la estigmatización de los colonizados. Efectivamente, dentro de algunas
perspectivas marxista subyace un aspecto eurocéntrico con respecto al mundo colo-
nial y periférico. Sin embargo, la posición de Walter Benjamin muestra un enfoque
diferente sobre la relación entre el capitalismo y la modernidad. Dentro de la plé-
yade de pensadores marxistas no-eurocéntricos, se encuentran: Rosa Luxemburgo,
C.L.R. James, José Carlos Mariátegui, Daniel Bensaïd y Michael Löwy.
Bibliografía
Resumen
El presente texto propone una lectura de las luchas por la tierra y el agua
desde la condición metabólica del trabajo, hallada a lo largo del pensa-
miento de Karl Marx, para enunciar la diversidad de procesos teóricos,
sensoriales, religiosos y corpóreos que las luchas actuales en defensa de
territorios, espacios comunes y sobre todo la vida, han construido y
entramado frente a las dinámicas de proyectos de muerte. Así mismo,
presentamos un estudio de caso: el Frente de Pueblos en Defensa de la
Tierra y el Agua de Puebla y Tlaxcala (fpdtapt) para demostrar que la
condición metabólica del trabajo es central en estos movimientos y en
los debates de la ecología política, la categoría de trabajo y las luchas
socioambientales.
1
Uso el concepto en el sentido que Marx (2006: 121) usó en El Capital.
2
El Popocatépetl es un volcán activo, de ahí su nombre en náhuatl: popoca, tepetl,
“que humea, montaña o monte”: montaña que humea. Es un volcán activo localiza-
do en el centro de México, en los límites territoriales de Morelos, Puebla y México.
Es el segundo volcán más alto de México, su altura máxima de 5,500 metros sobre
el nivel del mar, sólo es superada por el Pico de Orizaba, con 5,610. El Iztaccíhuatl
(náhuatl: Iztac, cíhuatl, “blanco (a), mujer”: mujer blanca) es un volcán extinto en
el centro de México. Es la tercera montaña más alta del país, después del Pico de
Orizaba y el Popocatépetl. Se localiza en los límites territoriales de México y Puebla.
3
En el sentido dado por Walter Benjamín (2006: 139).
Debemos creer que tales historias son simples supersticiones. Los estu-
diosos del tema religiosos han constatado que “una teología socialmente
inocente no existe” (Houtart, 2001: 147). Se sabe que las aspiraciones
revolucionarias de los pueblos subalternos encuentran canales de ins-
piración política en la base religiosa mesiánica (Fromm, 1988; Bloch,
2002 y Matamoros, 2005). También, el creer pagano impulsó revueltas
4
El Popocatépetl es un volcán activo, de ahí su nombre. Desde 1994 ha incremen-
tado su actividad.
fiesta lo que más extrañaba Armando cuando vivía en los Estados Uni-
dos? ¿Era el convivio con los amigos y la familia, el trabajar la tierra, o
todo a la vez? Cuando le pregunté, se encogió de hombros.
El maíz (poder germinal de la naturaleza) imprime el carácter sacro
a la fiesta. En los mitos de Mesoamérica el abastecimiento y asegura-
miento del maíz es la actividad principal de los dioses en la fundación
de la vida. La planta primordial en la creación de los primeros seres
humanos, del pueblo y de la constitución del eje cósmico (Floresca-
no, 2004: 18-38); parte imprescindible en la fundación simbólica del
territorio, el alimento primordial que hace posible la vida, el reino de
lo sagrado. Tal vez Armando no sea consciente del prodigio vital que
representa la siembra de maíz, pero al igual que los viejos, da batalla
para defender su tierra y trabajo agrícola; pues de acuerdo con su sentir,
comer maíz, sembrar y cantar es vivir.
En este sentido, lo que más llamó mi atención en el relato de Ar-
mando fue la íntima relación que establece entre el trabajo, la fiesta y la
tierra (naturaleza). Es decir, entre las relaciones sociales de producción
y las fuerzas productivas. He documentado que para los campesinos del
Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua, tierra, trabajo y
sacralidad no están separados: forman una unidad (Castro, 2015). En la
defensa de la tierra y el agua está la lucha de clases, la defensa de la vida,
los usos y costumbres y una específica forma de trabajo que se manifiesta
en festividades y rituales a través de la música y el canto.
Con el hacer cotidiano de Armando queda clara la articulación del
trabajo con la naturaleza, la producción simbólica, la vida y la comuni-
dad. Ahora bien, ¿cuáles son las características que contiene el trabajo
de campesinos como Armando? ¿Y por qué este tipo de trabajo genera
antagonismo con el Capital? En otro trabajo ya lo he analizado (Castro,
2015); aquí sólo señalaré que la principal característica del trabajo es
el uso de herramientas o aperos sencillos que, por su misma limitante,
requieren de la participación comunitaria para su efectividad. En tan-
to el trabajo es el medio a través del cual el hombre interactúa con la
naturaleza, partimos de su análisis, desde la perspectiva marxista, para
responder a las preguntas. En realidad, la perversión de la forma natural
del trabajo es el origen de la crisis ecológica y el quiebre de lo social. De
ahí que la práctica de lo que llamo condición metabólica del trabajo sea
parte importante en la lucha para preservar la vida.
5
Aquí, al igual que Marx, parto del supuesto del trabajo plasmado ya en una forma
que pertenece exclusivamente al hombre (Marx, 2006: 130).
En este sentido, Marx sugiere que, más allá de bregar por el cambio en
las relaciones de producción, está la lucha por la vuelta al trabajo sensi-
ble y la ciencia sensible, base de la actividad social y el goce como conte-
nido. “Así la sociedad es la unión realizada del hombre con la naturaleza,
la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo realizado del
hombre y el humanismo realizado de la naturaleza” (1987: 137). Para
Marx, la clave de la enajenación de la naturaleza humana y el punto de
partida de la revolución industrial se encuentra en el despojo de la ener-
gía proveniente de los órganos corpóreos. Cuando el hombre,
en vez de actuar directamente con la herramienta sobre el objeto tra-
bajado, se limita a actuar como fuerza motriz sobre una máquina
herramienta, la identificación con el músculo humano deja de ser un
factor obligado, pudiendo ser sustituido por el aire, el agua, el vapor,
etc. (Marx, 2006: 306).6
6
Marx (2006: 302-308) da una definición bastante concisa entre máquina y herra-
mienta.
Palabras finales
La emergencia de elementos simbólico-religiosos, en los pueblos conur-
bados a la ciudad de Puebla para defender la tierra y el agua, se presenta
como una crítica a la relación del Capital con la naturaleza, el trabajo
y la vida humana. Hemos visto que la función de lo simbólico en los
procesos de resistencia y rebeldía está vinculada a una específica forma
de trabajo: la condición metabólica. Actividad que, por su propia natu-
raleza, se desarrolla dentro de límites naturales y sociales. Por sí misma
es antagónica al Capital y abre el horizonte de lo posible.
El análisis muestra que el embate capitalista sobre el trabajo es cen-
tral en los nuevos procesos de acumulación. En este sentido, en la zona
conurbada a la ciudad de Puebla, el neoliberalismo se presenta como
una transformación energética de la economía, a través del despojo de
la condición metabólica del trabajo y de la tierra. Los procesos de refun-
cionalización del espacio y el desarrollo de todo tipo de megaproyectos
están dirigidos a imponer una economía que rebasa la capacidad ener-
gética humana. Ello con el fin de empatar los patrones de acumulación
de riqueza a escala global. La nueva fase de acumulación necesita, por
supuesto, del trabajo vivo contenido en la fuerza de trabajo, pero no
de su condición metabólica (que implica el control personal sobre el
trabajo y una relativa autonomía del cuerpo comunitario), pues repre-
senta un límite energético a la acumulación. Los espacios reutilizados
son permeados por redes de tráfico moderno, desarrollos inmobiliarios,
medios de transporte, energía eléctrica de gran voltaje, carreteras, aero-
puertos y tecnologías digitales (materialidades sustentadas en energía
no metabólica) que demanda la economía de los servicios.
Así, la desarticulación del hombre con el trabajo, la naturaleza, lo
simbólico y el cuerpo social es práctica cotidiana del quehacer político.
No obstante, la política orientada a introducir energías no metabóli-
cas genera diversas formas de violencia. En los habitantes de las zonas
refuncionalizadas con desarrollos inmobiliarios es imposible encontrar
los imaginarios, la comunidad y las formas tecnológicas que brindan
autonomía y poder social. Lo cual impacta no sólo en la relación con la
naturaleza, sino que implica un trastrocamiento subjetivo, manifiesto en
el declive de lo simbólico (Castro, 2015) y el incremento de necesidades
imaginarias realizadas en el consumo (cfr. Carreras, 2012). Así mismo,
esta política no sólo expulsa poblaciones de sus territorios, sino que las
Bibliografía
Resumen
Este trabajo tratará de luchas socio-ambientales del presente, protagoni-
zadas por decenas de comunidades y pueblos por toda América Latina
en contra del atropello y despojo neoliberal, que alumbran un camino
largamente transitado por los pueblos amerindios desde tiempos in-
memoriales. Este recorrido puede ser observado como un trazo crítico
que se hace visible en cada acto de repudio y rechazo en defensa de los
bienes comunes vitales. Actos heterogéneos y contradictorios que, en
su movimiento, despejan horizontes políticos o formas de hacer, orien-
tadas a afrontar, contener y detener la devastación provocada por la
mercantilización de la vida y la naturaleza en América Latina, desde el
despojo colonial hasta los más trágicos escenarios del (neo)extractivo.
Introducción
Las luchas socio-ambientales libradas en contra del despojo neoliberal
por parte de los amerindios en América Latina han hecho un largo
recorrido hasta las nuevas resistencias ante el del (neo)extractivismo.1
1
En sintonía con Composto y Navarro el modelo (neo)extractivista no se restringe
a las particularidades que adquiere la explotación de la naturaleza en los actuales
gobiernos de Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina, Brasil y Uruguay, sino que
también las nuevas formas de lo político para generar y regenerar lo común surgi-
das del conflicto socioambiental (Navarro, 2012: 151).
3
Cita en (Báez, 2008: 38)
4
“Rosa Luxemburgo [1913] (1968) en su análisis del imperialismo insiste en que
la reproducción ampliada en los países del capitalismo central sólo es posible me-
diante la continuidad de la acumulación originaria en la periferia no capitalista”
(Composoto & Navarro, 2014: 38).
ambición y codicia hacia las riquezas en las “indias”, materializó una frac-
tura en la cultura maya. Su temporalidad, un tejido social entre formas
de producción y reproducción, y aquellos aspectos inconmensurables de
la vida y reproducción humana. Las advocaciones mayas a Ixchel son el
amor, la gestación, el trabajo textil, la luna y la medicina. Su imagen de
madre representó para los mayas una constelación de saberes y haceres
como bien común, patrimonio vivo de una sociedad que está vinculada
a la tierra, como a los productos de su uso y disfrute colectivo.
En Tenochtitlan, después de la profanación que Cortés ordena
al Templo Mayor y la sustitución de las imágenes de Tezcatlipoca5 y
Huitzilopochtli6 por la imagen de la Virgen de los Remedios, sentencia
como idólatra al ya prisionero Moctezuma y a sus súbditos, legitimando
con ello el uso de la violencia en la conquista (León-Portilla, 2008: 85).
Meses después, en ese mismo lugar, el conquistador Pedro de Alvarado
ejecuta su primera gran masacre, el mismo día que se celebraba la Tóx-
catl, la fiesta principal de los mexicas dedicada a sus deidades fundacio-
nales (León-Portilla, 2008: 91-93).
La violencia mítica es una manifestación de poder, y su uso, la
violencia generadora de derecho. Walter Benjamin se refería a esta idea
en sus reflexiones sobre el derecho positivo y la violencia de la siguien-
te manera: “Justicia es el principio de toda finalidad divina, poder, el
principio de todo derecho mítico” (Benjamin, 1998). La destrucción
colonial, de formas de pensar la vida, en sus planos productivos y repro-
ductivos, impactó violentamente en las poblaciones originarias, frac-
turando costumbres, depredando saberes, destruyendo y enajenando
formas de hacer.
El latifundismo moderno instaurado con la Reforma Liberal de
1871, es un vestigio colonial que se desarrolló hasta mucho tiempo des-
pués de la Independencia, condicionado por la perduración de las bases
coloniales de la sociedad guatemalteca (Martínez, 1979: 185).
En el modelo de desarrollo contemporáneo se suspende el des-
pojo originario. La gestión privada del patrimonio cultural y natural
guatemalteco es una estrategia del (neo)extractivismo. Como una for-
ma más de expolio a los pueblos, los estados de la región mesoameri-
5
Considerado el dios de la guerra para los mexicas (Sahagún, 1990: 5).
6
Considerado el creador, puro espíritu y gobernador (Sahagún, 1990: 5).
Casos actuales como la defensa del lugar sagrado Wirikuta por los
huicholes en San Luís Potosí, México, para detener la explotación mi-
nera en su territorio (Álvarez, 2014); la recuperación de la autonomía
territorial sobre el sagrado Cerro Colo Colo por la comunidad mapu-
che Chilcoco en contra de la Municipalidad de la Araujo, Chile, en
el año 2010 (Toledo, 2010); o la recuperación de tierras comunales-
ancestrales de la comunidad kaqchiquel de Chuarrancho, Guatemala,
en julio del año 2014, son sólo tres experiencias indígenas de lucha a lo
largo del continente en defensa y recuperación del territorio, de otras
tantas en el pasado colonial a la cuales ya hicimos mención.
El estudio de los lugares sagrados como negación, como lucha, im-
plicaría dar cuenta del proceso de su activación patrimonial, es decir, la
forma en que se presentan en la esfera de la cultura patrimonial. Dicho
proceso se genera dentro de un campo de lucha, que por un lado con-
fronta pasados simbólicos y por el otro, presentes experimentados. Así,
cuando observamos a los lugares sagrados es necesario dar cuenta de
sus usos y de los contextos en donde estos fueron producidos y usados
para luego, cautelosamente, desenterrarlos a partir de su propia contra-
dicción.
Matilde Ivic y Marcelo Zamora (2003) dan las primeras luces sobre
este proceso de activación patrimonial, indicando que los lugares sagra-
dos cobraron cierto grado de legitimidad como Patrimonio Cultural del
pueblo maya en el proyecto nación al cual se aspiraba en los Acuerdos
de Paz. Así, a partir del reconocimiento de derechos específicos, sancio-
nado en el acuerdo de Paz sobre pueblos indígenas, conocido por sus si-
glas aidpi (Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas),
se reconoce el derecho al ejercicio de la espiritualidad indígena, y deri-
vado de esto, el reconocimiento de lugares sagrados como patrimonios
de estos pueblos (Ivic & Zamora, 2003).
Esta situación se convirtió en un sello político para el proyecto de
pacificación y democratización del país, pero a la vez, en un escenario
conflictivo para el desarrollo del proyecto neoliberal. La propuesta de
Ley No. 3835, “Iniciativa de ley de lugares sagrados de los pueblos in-
dígenas”, ampliamente rechazada por el alto sector empresarial del país
y solapadamente por un grupo trabajadores públicos y profesionales y
académicos funcionales, puso en relieve las materialidades de la religio-
sidad popular maya.
A manera de conclusión
José Carlos Mariátegui, en un texto escrito en 1930 llamado “En de-
fensa del marxismo”, hace un intento por superar la oposición habitual
entre fe y ateísmo, entre materialismo e idealismo del marxismo domi-
nante de la época. Él se pronunciaba en contra de la asepsia materialista
del pensamiento revolucionario que rezó la famosa frase de Marx en su
Crítica de la filosofía del derecho de Hegel: “la religión es el opio del pue-
blo”. Marx sostenía que la religión es a la vez la realización fantástica del
sujeto carente de realidad y la queja del sujeto dañado.
La religiosidad indígena es conciencia del desgarramiento de la
base material. La crítica a la religiosidad indígena es la crítica materia-
lista al despojo, a la separación.
La burguesía se entretiene en una crítica racionalista de método, de la
teoría, de la técnica de los revolucionarios. ¡Que incomprensión! La
fuerza de los revolucionarios no está en su ciencia, está en su fe, en su
pasión, en su voluntad. Es una fuerza religiosa, mística, espiritual. Es
la fuerza del mito. La emoción revolucionaria (Mariátegui, 1930: 19).
Bibliografía
Resumen
La presente investigación establece los efectos de la religión y del nivel
de religiosidad en las decisiones microeconómicas de los hogares en la
ciudad de Cartagena. Para el cálculo del impacto se realizan diversos
modelos econométricos (Mínimos cuadrados ordinarios, Probit) con
datos provenientes de una encuesta aplicada mediante muestreo alea-
torio estratificado. Se encuentra que las creencias religiosas influyen
en la decisión del número de hijos del hogar, del estado civil y, nega-
tivamente, en la ocupación de los individuos. Se concluirá luego del
análisis realizado que el hecho de adscribirse a los credos evangélico y
católico impacta de modo negativo en las decisiones microeconómi-
cas de los sujetos.
Introducción
A partir de la superación de la Constitución colombiana de 1886, que
establecía la religión católica como el credo religioso oficial en el país,
se presentó –en teoría– la posibilidad de que el ciudadano colombia-
Metodología
La investigación es descriptiva, exploratoria y correlacional (Hernan-
dez, Fernandez & Baptista, 2006). Desarrollada con datos represen-
tativos de la ciudad de Cartagena de Indias, departamento de Bolí-
var, Colombia en el segundo semestre del año 2013. La población
objeto del estudio corresponde a los habitantes mayores de 18 años
Caracterización de la población
Tomando como base los resultados obtenidos en el estudio aquí realizado
se puede afirmar, con respecto a la caracterización de los habitantes de
Cartagena, que el género sobresaliente fue el femenino. La población ob-
jeto reside, en su mayoría, en viviendas propias o familiares y cada hogar
alberga en promedio 5 personas. El rango existente en el número de hijos
por persona encuestada fue de 0-7. Por su parte, en lo que respecta al pro-
medio de hijos, es preciso señalar que la cifra obtenida fue 1. Se evidencia
que la mayor parte de las personas reciben ingresos mensuales menores a
$500.000. Esto se ve reflejado en la estratificación socioeconómica, en la
cual se establece que la densidad poblacional se concentra principalmente
en los estratos bajo y medio. La población presenta un comportamien-
to ahorrador y el máximo nivel educativo alcanzado por la mayoría fue
bachiller académico. Así mismo, una gran proporción de la muestra se
encuentra dentro de la población económicamente activa.
Ahora bien, en lo que se refiere de modo preciso a la religión y nivel
de religiosidad en la ciudad de Cartagena, es menester anotar diferentes
aspectos. En primer lugar, se calculó un índice de religiosidad2 mos-
1
En la cual N es el tamaño de la población, que para este caso es de 967.103 personas, Z
es el valor por debajo de la curva normal que se asocia al nivel de confianza del 95%, es
decir, Z será de 1,96. Los valores de p y q son probabilidades de escogencia, que se toman
cada uno del 50%. El término i es el error estadístico con el que se estimarán todos los
parámetros usando la información obtenida de la muestra, este se definió como de 7%.
2
Se construyó un índice de razón para el nivel religiosidad de la población objetivo.
Se tomaron en cuenta 13 variables (Creencia en Dios, Creencia en la vida después
de la muerte, Creencia en el alma, Creencia en el cielo, Creencia en el infierno,
o mas
Constante - -0,3622 - - - - - - - - - - -
a culto:
1= Sí -0,2628 0,1369 0,0815 0,0283 0,0161 0,0699 0,0339 -0,1038 - - -0,0754 -0,0166 -0,0003 0,0923 -
Semanalmente
o más
* El conjunto de creencias fueron: 1) creencia en Dios, 2) vida después de la muerte, 3) alma, 4) cielo, 5) infierno y 6) Satanás.
3
Es necesario indicar que el concepto de ahorro no es utilizado en un sentido téc-
nico económico preciso. Nos referimos aquí al uso cotidiano de la expresión “aho-
rrar”, la cual fue relacionada por la población encuestada con el atesoramiento de
dinero en alcancías.
Conclusiones
La investigación realizada acerca del impacto de la religión y el nivel
de religiosidad en las decisiones microeconómicas de los habitantes de
Cartagena, arrojó como consecuencia última el hecho de que el ads-
cribirse a los credos evangélico y católico influye de modo negativo en
las decisiones microeconómicas de los sujetos. En términos generales,
podemos decir que las personas con un alto nivel de religiosidad tienen
tanto una intensidad horaria laboral como ingresos inferiores respecto
de las personas que pertenecen a los grupos ubicados en un rango in-
ferior del nivel “muy religioso”. A esto se suma que las personas perte-
necientes a los credos católicos y evangélicos tienen una probabilidad
inferior de tener trabajo, a la par que tienden a dedicarse a las activida-
des en el hogar. Se añade a esto que las personas que oran con mayor
frecuencia tienden o no poseer vivienda propia.
En lo que concierne al aspecto educativo, vale indicar que la mayor
parte de los sujetos encuestados cuyo nivel de religiosidad se ubicó en la ca-
tegoría “muy religioso”, no han cursado una carrera profesional (77.9%).
Cabe aclarar aquí que el modelo matemático antes expuesto mues-
tra una clara relación entre religiosidad y aspectos socioeconómicos; no
obstante, no es posible demostrar con éste la dirección de la relación
causal. Atendiendo esta lógica, ha sido nuestra decisión construir el
modelo buscando la incidencia de la religión en las variables socioeco-
nómicas. Se hace necesario, por tanto, una ampliación teórica de la di-
reccionalidad causal del nexo religión-condición económica, tomando
como punto de partida lo indicado por Marx en El Capital:
[e]s, en realidad, mucho más fácil hallar por el análisis el núcleo te-
rrenal de las brumosas apariencias de la religión que, a la inversa,
partiendo de las condiciones reales de vida imperantes en cada época,
desarrollar las formas divinizadas correspondientes a esas condicio-
nes. Este último es el único método materialista, y por consiguiente
científico (Marx, 1990: 435).
Bibliografía
Resumen
En el mundo occidental contemporáneo, una serie de conceptos se han
logrado posicionar fuertemente, impidiéndonos diagnosticar nuestra
realidad a profundidad. Dichos conceptos, lejos de ser atemporales o
universales, deben su existencia a una episteme que ha sido lo suficien-
temente inteligente como para pasar desapercibida aun a los ojos de los
más analíticos. De este modo, muchos de los problemas y las situacio-
nes con las que lidiamos hoy en día, son el residuo a muy largo plazo
de uno de los primeros discursos humanos: la religión; pero no cual-
quier religión, sino una en particular: el cristianismo. Ante lo anterior,
mi propuesta es un análisis, quizá a nivel de metáfora, del paganismo,
como el paradigma olvidado de Occidente como posibilidad de crítica
y de propuesta de cambio.
(De Sousa Santos, 2009: 19). Puedo contestar que, al menos, para mí,
no la hay en absoluto. Pero quizá encontrar el camino de vuelta nos sea
tan complicado a nosotros como a Hansel y Gretel, sin migajas de pan
que seguir.
Así, considero que muchos teóricos del cambio han estado inmer-
sos en el mismo esquema, que plantea una vuelta de valores, pero no
una vuelta radical, es decir, de raíz, y el resultado ha sido lo mismo, pero
con un nombre y una cúpula distinta.
Las condiciones, sin embargo, están dadas para el cambio. La mo-
dernidad y sus postulados no pueden soportarse más por sí mismos.
Así pues, frente a un tiempo histórico dominado por la producción
y la parusía, existe un tiempo poético y erótico, un tiempo del ardor
de los cuerpos; un segundo tiempo, escondido, alrededor del cual se
organiza la permanencia de la socialidad. En torno a este tiempo se
articula la perduración de un profundo politeísmo que se enfrenta al
proceso reduccionista y totalitario del monoteísmo religioso y políti-
co (Maffesoli, 1996: 49).
Bibliografía
Resumen
Desde nuestra perspectiva, la forma mercancía encubre un carácter necrofí-
lico de las relaciones sociales. Un anhelo de muerte y nulificación humana
que atraviesa las relaciones sociales. Donde muchos pudieran ver un culto a
la muerte, a nuestro modo de ver, existe más bien un culto que representa
una estrategia de vida contra y más allá de la muerte, banalizada por las rela-
ciones sociales capitalistas que niegan lo humano y su potencia.
En este artículo nos proponemos elaborar una reflexión sobre cómo las
escatologías del culto a la Muerte, vuelta santa, en el horizonte de la ba-
nalización de la crueldad y panoramas de violencia exacerbada, tienen
una honda influencia en la configuración de los materiales simbólicos
e imaginarios de lucha de los devotos de la Santa Muerte en la ciudad
de Puebla. ¿Qué es lo que no cabe en los cuadros de contemplación de
las relaciones sociales si una lógica genocidiaria parece atravesarnos? En
nuestra investigación nos proponemos hilar reflexiones acerca de lo que
es la experiencia de la modernidad y su subsunción al lenguaje de las
categorías y los conceptos vistos como tragedias para la Teoría Crítica.
Tragedias que consideramos pueden ser materializadas en el culto de
la Santa Muerte, pues cierran al mundo al devenir identitarias. Nos
preguntamos: ¿se ha instituido en las nuevas formas de acumulación un
tipo de subjetividad emergente que haya sido testigo de múltiples nue-
vas formas del morir? Si ha sido así, ¿que transformaciones estamos por
presenciar en el tejido social, en la capacidad de transformar el mundo
radicalmente o de pensarlo de otra forma?
Para nosotros, las lógicas de exterminio de la vida en comunidad no
terminaron en los campos de concentración, sino que se actualizan día
con día en las lógicas de sociabilidad de la mercancía, en un mundo que
emerge constantemente como una fábrica de cadáveres. Podemos decir
en ese sentido, evocando a Giorgio Agamben, que en nuestro mundo
regido por lógicas fascistas y criminales se evidencia una vez más lo que
Agamben llama “el ultraje específico de Auschwitz”, a saber; que en los
campos no se moría, sino que se producían cadáveres: “Cadáveres sin
muerte, no-hombres cuyo fallecimiento es envilecido como producción
en serie” (2005: 72). San Fernando, Tlatlaya, Acteal, Guardería ABC,
Ayotzinapa, Apatzingán, Ciudad Juárez, La Bestia, San Martín Texme-
lucan, Ostula, emergen no como la excepción sino como la continuidad
de la inmensa fábrica de cadáveres. En este contexto, pensamos que la
producción de subjetividades en el seno de la devoción contemporánea
de la Santa Muerte es el indicio de una transformación radical del esta-
tuto del morir en sociedades, como la mexicana, regidas por el capital.
Esta diferencia que planteamos estribaría en el hecho de que, para no-
sotros, el campo de exterminio de las relaciones sociales que vivimos en
nuestro país, expresa el lugar histórico en que es imposible hacer expe-
riencia de la muerte. Los hombres y mujeres de esta cruenta coyuntura
histórica que presenciamos, y nos habita, no sólo mueren, sino que son
producidos como cadáveres. Con Agamben, podemos decir que:
donde el pensamiento de la muerte ha sido materialmente reali-
zado, donde la muerte es “trivial, burocrática y cotidiana”, tanto
la muerte como el morir, tanto el morir como sus modos, tanto la
muerte como la fabricación de cadáveres se hacen indiscernibles
(2005: 79).
salvación (cf. Agamben, 2006: 49). Esto es lo que significa ser “lo otro”:
mantenerse en la no identidad. Modelo de no sujeción a la biopolítica.
Aquí no hay resentimiento contra el mundo, ni formulación de una
utopía irrealizable que se proyecta en un futuro salvífico. Se trata de una
exigencia para el presente. Así nos confrontamos al dilema escatológico
entre la postergación indefinida o la cancelación resignada de la espera.
Pues para nosotros, los devotos de la “Dama Blanca”, justo han queri-
do dejar de nombrar a la muerte como lo “otro”, como si este mundo
no fuera una fábrica de muertos sin sepultura. Han elegido sentar a la
muerte en sus mesas, hacerla beber y comer, la han hecho humana, la
han escenificado en el teatro de un mundo tecnocrático que nos ha en-
señado a negar la muerte en su utopía lineal y progresiva.
En ello radica la potencia de esta devoción, en su capacidad para
revelar ese irrefrenable anhelo de justicia en las genealogías de la religión
entendida como impulso de ruptura frente a las lógicas de cosificación.
Por ende, sabemos que una de las primeras batallas epistemológicas que
debemos de librar, al observar esta devoción, estriba en combatir la su-
puesta idea del sujeto desmembrado, fragmentado frente a la sociedad
objetivada con la que se confronta día a día. Sabemos que si el sujeto
se muestra, por tanto, dislocado, el mundo social objetivo se desplegará
como producto de la actividad vedada del sujeto. Una trayectoria histó-
rica que la forma mercancía se ha encargado de esparcir en su carácter
necrófilo.
Así, pensamos que aquello a lo que se enfrenta el sujeto social no
es un sistema autorregulado, de cabo a rabo, eminentemente lógico e
indiferente a los proyectos de su transformación, pues, sabemos, que lo
contrario ineludiblemente nos conduciría a adquirir la forma de aquel
artefacto autónomo como una segunda naturaleza. Invisibilizando las
prácticas humanas que no anidan en la recreación perpetua de la esfera
de la mercancía.
Con Walter Benjamin, compañero insustituible de reflexión, me-
diante un vigoroso viraje dialéctico, buscamos ubicar aquellos signos
de salvación que trazan las subjetividades del altiplano poblano y que
testimonian toda fragmentación con respecto a la esperanza teleológica
o aquella supuesta regeneración de la vida histórica. Con Benjamin, he-
mos aprendido que cuanto mayor es el aspecto mortificado o devaluado
de la historia, como en el mundo del Trauerspiel alemán, más deviene
1
Este malestar de la cultura penetrará las palabras del sueño del conocer como sueño
de Juana Inés de Asbaje, en la desconfianza en el ideal libresco del primer huma-
nismo que se abre a su fase biblioclástica en el Quijote, cansado de leer libros de
caballerías, o en Calderón de la Barca y el sueño de la vida y la vida como sueño.
2
Así lo elucida el Hamlet de Shakespeare: “Existir o no existir, ésta es la cuestión.
¿Cuál más digna acción del ánimo; sufrir los tiros penetrantes de la fortuna in-
justa, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darlas fin con atrevida
resistencia? Morir es dormir. ¿No más? ¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones
se acabaron y los dolores sin número, patrimonio de nuestra débil naturaleza? [...]
Éste es un término que deberíamos solicitar con ansia. Morir es dormir… y talvez
soñar” (Shakespeare, 1993: 34).
mundo, propedéutica para la acción sobre éste). Además del hecho de ser
el vector de una práctica que tiene como objeto el mundo, ella es tam-
bién el vector de una práctica ejercida sobre el sujeto, lo cual constituye
el aspecto “subjetivo” de la relación entre ella y sus devotos. La intencio-
nalidad activa que se le asigna a la Santa Muerte –ella come frutas, bebe
tequila y pulque, fuma marihuana, se viste como una reina y, según su
estado de ánimo, protege o abandona a los humanos– forma una figura
de “doble” de la intencionalidad humana (2012: 8).
que ven en ellos los márgenes sociales dentro de una lógica epistemo-
lógica de lo dentro y afuera, del centro y sus orillas, sin pensar que en
ellos y ellas emerge una lógica no conciliadora del mundo, una lógica
incluyente no aristotélica repleta de contradicciones y antagonismo. Por
ende, no hablaremos de ellos y ellas, sino desde ellos y ellas. Dentro de
la contradicción nace la lucha y la digna rabia.
Pensamos también que los devotos de la Santa Muerte hablan des-
de la crisis de un relato de la vida posible, de cara a algo que es inenarra-
ble, como el carácter de la muerte en sociedades que la banalizan y sin
embargo emprenden su posible discursividad.
Consideramos que la experiencia vital de los devotos de la Santa
Muerte existe cotidiana y subrepticiamente sólo, para su muerte. Es el
enfermo terminal en un sistema de salud privatizado y precarizado, es
el comerciante de lo “ilegal”, la trabajadora sexual en espacios hipervio-
lentos, el sicario, el transportista en un sistema de seguridad social in-
visible, el travesti en una sociedad patriarcal y homogénea, el migrante
vendido y traficado al mejor postor, la mujer violentada y humillada:
aquel sujeto que no cabe en los marcos de la fotografía de lo social, que
ha sido despojado de una muerte propia, pues sólo aparece como ca-
dáver postrado a la mirada de asco y conmiseración. En este campo de
exterminio que vivimos se hace cada vez más superfluo el pensamiento
sobre la muerte, sea por su banalidad sea por su mercantilización.
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— (2002), Walter Benjamin: Aviso de incendio, una lectura de las tesis “Sobre
el concepto de historia”, Buenos Aires, fce.
Alberto Athié
Para dar una opinión sobre lo que puede significar la visita del Papa
Francisco a México, primero hay que entender qué ha sido hasta ahora
su Papado para la Iglesia y para el mundo. Si bien se ha venido posicio-
nando como un Papa innovador y esperanzador desde su imagen me-
diática, sus gestos y palabras, es posible observar ciertas incoherencias,
vacíos y hasta contradicciones entre lo que dice y lo que hace. Por ello,
resulta útil conocer su trayectoria; primero, en Argentina como jesui-
ta, y luego como arzobispo de Buenos Aires; y sobre todo, buscar una
explicación profunda de la crisis creciente entre la curva ascendente de
popularidad de su imagen, mensaje y palabras, y la descendente de las
decisiones y acciones que ha ido llevando a cabo como máxima autori-
dad de la Iglesia católica y como jefe de Estado.
1
Una versión de este trabajo fue publicado en la revista Zócalo, enero-febrero-
marzo de 2016.
2
http://www.dw.com/es/el-papa-francisco-suspende-a-obispo-alem%C3%A1n/av-
17179490
3
https://www.youtube.com/watch?v=IQ9MjXKobd4
4
Las cuantiosas entrevistas que el papa ha concedido en los aviones o a personas cerca-
nas a él y a reporteros, constituyen una fuente muy valiosa para conocer sus puntos de
vista personales y como papa, más allá de sus posiciones oficiales y de sus silencios.
5
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/september/documents/
papafrancesco_20130921_intervista-spadaro.html.
6
https://w2.vatican.va/content/dam/francesco/pdf/encyclicals/documents/papa-
francesco_20130629_enciclica-lumen-fidei_sp.pdf
7
http://www.eldiario.es/sociedad/Vatileaks-robo-Vaticano-Papa_Francisco-Vallejo_
Balda_0_447955899.html
8
Entre otras graves preocupaciones, los cardenales le dijeron: “…varios padres han
expresado su preocupación de que un sínodo planificado para afrontar una cues-
tión pastoral vital -reforzar la dignidad del matrimonio y la familia- pueda llegar
a estar dominado por el problema teológico/doctrinal de la comunión a los di-
vorciados que se han vuelto a casar por lo civil. Si así fuera, esto inevitablemente
levantaría cuestiones aún más fundamentales sobre cómo la Iglesia, en su camino,
debería interpretar y aplicar la Palabra de Dios, sus doctrinas y sus disciplinas a los
cambios en la cultura. El colapso de las iglesias protestantes progresistas en la época
moderna, acelerado por su abandono de los elementos clave de la fe y de la práctica
cristiana en nombre de la adaptación pastoral justifica una gran cautela en nuestras
discusiones sinodales”. http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1351154?sp=y
9
http://www.imagen.com.mx/Papa-Francisco-innova-actitud-iglesia-romper-principios,
“Francisco, imparable, ha dado un paso importante y una señal poderosa de diálogo con
los cambios de las sociedades modernas. ¿Será seguido por los episcopados? ¿Cuáles se-
rán las resistencias conservadoras que ya ven a Francisco como enemigo interno? http://
www.jornada.unam.mx/archivo_opinion/autor/front/44/46565#sthash.dK7uPvtj.dpuf
¿Hasta qué punto esta decisión es una innovación total en la historia del
papado? Es una pregunta que queda pendiente por responder. Lo que sí
sabemos es que el Papa Francisco está siendo asesorado por una empresa
norteamericana especialista en el manejo de redes sociales y de medios
para posicionar su imagen y sus discursos ante la opinión pública.
Como un ejemplo, en la mayoría de los medios de comunicación,
su visita a Cuba y a los Estados Unidos resultó todo un éxito mediático,
incluso a pesar de mantener en Cuba:
un perfil inusualmente bajo para no molestar al régimen. Su silencio
constituyó todo un mensaje: lo único que le (pidió) a Raúl Castro en
público fue una “revolución de la misericordia”. Además, sostuvo un en-
cuentro en la casa de Fidel Castro. Mientras estuvo en La Habana más de
50 activistas fueron detenidos, lo que el pontífice aseguró desconocer.10
10
http://www.semana.com/mundo/articulo/la-exitosa-gira-de-francisco-por-cuba-
ee-uu/444062-3 http://www.bluradio.com/111480/papa-francisco-se-despide-de-
estados-unidos-tras-exitosa-gira, Cfr. Al final la Carta de un disidente cubano al
Papa Francisco, antes de su visita.
11
http://www.eldiario.es/sociedad/Vatileaks-robo-Vaticano-Papa_Francisco-Vallejo_
Balda_0_447955899.html, https://www.youtube.com/watch?v=_Mk_LTJyYDg
12
La exitosa gira…, op. cit.
Para empezar no hay que olvidar que, para muchos católicos, siguiendo
el famoso adagio: “Roma locuta causa finita”, basta que el Papa diga
algo para que sea considerado no sólo, verbalmente, definitivo, sino
incluso, un hecho consumado. Y si alguien osa buscarle alguna fisura
entre sus dichos y sus hechos, es un incrédulo digno de todas las sospe-
chas y los desprecios.
Aun a pesar de haberse dado, en distintas ocasiones, claras contra-
dicciones entre lo que ha dicho el Papa, las imágenes y gestos de aper-
tura que ha querido dar y las acciones y decisiones que ha tomado al
respecto, la tendencia general, representada oficialmente por parte del P.
Lombardi, jesuita vocero del Papa y de la Santa Sede, es a minimizarlas
y consolidar la imagen de apertura. Pero esto es un manejo mediático
de tipo político, como lo haría cualquier autoridad en el mundo que
comete graves errores y trata de mantener su imagen, llevar a cabo un
“control de daños” o esperar a que baje el rating… Del Papa esperaría-
mos otra cosa, supongo. Veamos algunos ejemplos.
13
Ibidem.
14
http://www.jornada.unam.mx/archivo_opinion/autor/front/44/46565. Según Ba-
rranco, “el Papa fundamenta la medida en misericordia y la preocupación de la
salvación de personas que se han distanciado de la Iglesia por cuestiones de las
estructuras jurídicas, pero se tiene que cuidar “de los sectores conservadores que ya
acusan la iniciativa de Francisco como un “divorcio católico disfrazado”, Ib.
15
Ver también la versión de Proceso, http://www.proceso.com.mx/?p=386795
16
http://archivo.eluniversal.com.mx/nacion/151927.html, y no hay que olvidar que
fue un jesuita, el P. Enrique González Torres, quien celebró una especie de bendición
matrimonial a favor del presidente Vicente Fox y Martha Sahagún en Los Pinos.
17
“No fue anulación [...] la Iglesia lo dictaminó como algo inválido, no tuvo validez
porque no llevamos las formas como la Iglesia lo requiere, fue un error de parte de
nosotros y las autoridades eclesiásticas; así lo tomaron”, declaró sobre la nulidad de su
matrimonio la actriz Angélica Rivera, quien contrajo nupcias con el productor de Te-
levisa en una playa de Acapulco, en el 2004. Posteriormente, el arzobispado apuntó
que se exige que la celebración sea con el rito prescrito por la Iglesia, con la autoriza-
ción del obispo y ante un sacerdote autorizado por él (http://www.cronica.com.mx/
notas/2009/438214.html). En cambio hay otras versiones que afirman lo contrario.
El Pbro. Francisco Javier Sánchez afirma: “por lo que tengo entendido Angélica Rive-
ra presentó como argumento el hecho de que se casó en una playa y que por lo tanto
no se cumplió con la forma canónica. Sin embargo el sacerdote jesuita que ofició la
misa, afirma que la verdadera celebración religiosa se celebró días antes en una Iglesia,
con la forma canónica oficial… he dialogado con algunas personas que conocen de
este tema y me han dado a entender que no hubo motivos aparentemente válidos
para que se hubiera declarado nulo su matrimonio. A pesar de todo ella se ha vuelto
a casar por la Iglesia… ¿Por qué escribo esto? Porque me parece indignante que haya
privilegios en la Iglesia para algunos, únicamente porque tienen poder y dinero. 3 de
los grandes jerarcas de la Iglesia participaron en este matrimonio. Bueno, después de
que varios obispos del Estado de México, con gastos pagados, acompañaran a Roma
al probable candidato a la presidencia (en Diciembre pasado) para que le obsequiara
un nacimiento al Papa, era difícil decirle que no. Fue allá mismo que él anunció que
se casaría por la Iglesia” (https://franciscoxaviersanchez.wordpress.com/2010/11/29/
nulidad-de-matrimonios-catolicos-y-los-privilegios-de-los-poderosos/). Por otra par-
te, sabemos que el sacerdote José Luis Salinas, amigo personal de Angélica Rivera y
el Güero Castro, que los acompañó en su camino hacia el matrimonio y estuvo im-
plicado en ese proceso, fue suspendido del ejercicio de su ministerio por el Cardenal
Rivera por diversas irregularidades canónicas. Salinas interpuso una querella ante el
Tribunal de la Rota Romana de la Santa Sede y ganó el caso, por lo que debió haber
sido autorizado para el ejercicio de su ministerio por el mismo Cardenal Rivera. Esto
quiere decir que no se encontraba fuera de la norma de la Iglesia el matrimonio sa-
cramental de Angélica y el Güero Castro.
18
No: 2271: “Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo
aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El abor-
to directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contra-
rio a la ley moral… 2272 La cooperación formal a un aborto constituye una falta
grave. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la
vida humana. “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión
latae sententiae” (CIC can. 1398), es decir, “de modo que incurre ipso facto en ella
quien comete el delito” (CIC can. 1314), en las condiciones previstas por el Dere-
cho (cf CIC can. 1323-1324). Con esto la Iglesia no pretende restringir el ámbito
de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el
daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la
sociedad”, http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s2c2a5_sp.html
19
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/letters/2015/documents/papa-frances-
co_20150901_lettera-indulgenza-giubileo-misericordia.html. El significado de
este perdón de la indulgencia plenaria o jubilar concedido por el Papa Francisco
también a los Legionarios de Cristo, lo expresé en varias entrevistas, no sólo en lo
que se refiere a sus implicaciones éticas y civiles, porque implica el perdón al en-
cubrimiento de graves delitos de tipo penal cometidos por el fundador protegido
por su Congregación y por la Santa Sede y jamás investigados ni, por lo mismo,
sancionados, sino, también, como preparación a la visita del Papa a México, dado
que los Legionarios de Cristo constituyen una de las organizaciones religiosas más
poderosas, influyentes –económica, política y mediáticamente– y mejor relacio-
nadas en México. De hecho considero que, entre otros cabildeos y gestiones, el
encuentro del Papa con las multitudes en Tuxtla Gutiérrez es un signo del poder
actual que posee esa Congregación en Roma, ante el papa y en México, http://
aristeguinoticias.com/0211/entrevistas/muy-grave-mensaje-del-papa-al-perdonar-
a-legionarios-athie-en-cnn/
El Papa dice tener esa potestad de amnistiar un delito tan grave para
ellos y la ejerce y extiende ampliamente a todos los sacerdotes con mo-
tivo del Año Jubilar. Pero, por otro lado, al no tocar los principios que
también señalan la doctrina y moral de la Iglesia, también califican al
aborto como un delito penal de carácter civil al que los Estados deben
prevenir, proteger y sancionar a quienes lo cometen:
Cuando una ley positiva priva a una categoría de seres humanos de la
protección que el ordenamiento civil les debe, el Estado niega la igual-
dad de todos ante la ley. Cuando el Estado no pone su poder al servicio
de los derechos de todo ciudadano, y particularmente de quien es más
débil, se quebrantan los fundamentos mismos del Estado de derecho
[...]. El respeto y la protección que se han de garantizar, desde su misma
concepción, a quien debe nacer, exige que la ley prevea sanciones pena-
les apropiadas para toda deliberada violación de sus derechos.21
20
Ibidem.
21
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2273, op. cit.
Con estas palabras, parecería que el Papa abre un espacio real de discu-
sión al enorme y creciente desafío de la participación de las mujeres en
la Iglesia, incluso ahí, como dijo, donde se ejercita la autoridad… Pero,
como en todos los aspectos anteriores, se presenta también la fase de la
curva descendente.
22
https://bernardobarranco.wordpress.com/tag/suprema-corte-de-justicia-de-la-na-
cion/ http://www.gire.org.mx/publicaciones/temas-para-debate/ConstAbortoCiu-
dad_TD8.pdf
23
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/09/02/
actualidad/1441211555_498957.html
24
https://www.aciprensa.com/entrevistapapafrancisco.pdf
25
Ibidem.
26
Ibidem.
27
http://www.catedrateologiafeminista.com/index.php/consejeros, file:///C:/Users/
Alberto/Downloads/Aquino,%20Ma%20Pilar.%20Tamez%20Elsa.%20Teolo-
gia%20feminista%20latinoamericana.pdf.
28
https://laoveja100.wordpress.com/2010/11/24/las-palabras-del-papa-sobre-el-pre-
servativo-en-el-libro-%E2%80%9Cluz-del-mundo%E2%80%9D/. Sin embargo,
conviene señalar que, inmediatamente después de la publicación de la entrevista,
salieron a relucir las críticas a la interpretación de que, finalmente, un Papa aprobaba
el uso del condón con fines terapéuticos y no anticonceptivos (como en el caso de
dos homosexuales masculinos que previenen la infección sin fines anticonceptivos).
Pero esta aprobación para ciertos casos, no tiene nada que ver con que la Iglesia,
como institución, finalmente aprueba y legitima el uso del condón como medida
moralmente legítima para prevenir el sida. Para que eso fuera posible, escribe Lu-
crecia Rego de Planas , “tendría primero que anular mediante un decreto magiste-
rial: encíclica, carta, bula, motu proprio, etc (y no en una entrevista coloquial) la
Humanae Vitae, la Casti Connubii, la Evangelium Vitae, el Catecismo de la Iglesia
Católica y todo el magisterio anterior que habla sobre moral sexual y conyugal, in-
cluyendo las Sagradas Escrituras”, http://es.catholic.net/op/articulos/9088/seores-
periodistas-el-papa-no-ha-justificado-el-uso-del-preservativo.html.
¿Qué quiso decir el Papa con esta respuesta? Para empezar, que su res-
puesta, si se lee positivamente, es decir, si se entiende que él estaría de
acuerdo en el uso terapéutico del condón, tendríamos que decir que
para él el sida es un problema secundario, “no el mayor” ni el más im-
portante, aun en África.
Y si está de acuerdo en el uso terapéutico del condón, lo estaría
sólo en una forma condicionada, en un segundo momento, como lo
ha hecho con las otras respuestas ante otros problemas que se le han
planteado: “sí, siempre y cuando, en este caso, primero resolvamos pro-
blemas mayores”: como “la desnutrición, la explotación de personas, el
trabajo esclavo, la falta de agua potable, éstos son los problemas”... y
también ¡en el mundo!30
29
https://www.aciprensa.com/noticias/texto-rueda-de-prensa-con-el-papa-francisco-
en-el-avion-de-regreso-a-roma-desde-africa-10626/
30
Para Patricia Otero, en su artículo en la Revista Siempre: “El tema no es banal,
pero sí la pregunta que se queda corta ante la gravedad de la situación. Francisco
abre la perspectiva y descoloca a quien cuestiona para obligarnos a ahondar en su
¿Cuándo será posible eso? Jamás. Tenemos que decirlo con toda
claridad. En este sentido, los usos terapéuticos de ciertos métodos pre-
ventivos para no adquirir enfermedades, como el sida, o para prevenir
embarazos no deseados, no parecen ser un tema del que el Papa Fran-
cisco vaya a hablar en México. Primero habrá que resolver los grandes
problemas del país… ¿Hablará de ellos?
ficado: “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad,
¿quién soy yo para juzgarlo?”.31
Expresión inicial que, por un lado, felizmente se concretó en el
encuentro que tuvo en la Nunciatura de Washington con un antiguo
amigo gay, Yayo Grassi, quien llevaba a su pareja y a quienes abrazó
con mucho cariño y respeto. Sin embargo, este gesto del encuentro
y del abrazo del Papa a una pareja homosexual32 que tiene relaciones
homosexuales, también debió haber suscitado una fuerte reacción con-
traria entre todos aquellos que rechazan la homosexualidad y todas sus
expresiones, como anti-naturales y antievangélicas y, por lo mismo, im-
posibles de aceptar como tales, como son los casos de los Cardenales
Sandoval y Rivera.33
Pero, pocos minutos después, ese mismo día y en ese mismo lugar,
también llevó a cabo un encuentro con Kim Davis, autoridad de un Con-
dado de los Estados Unidos, quien, por su principios cristianos y teniendo
31
Por lo demás, hay que decir, que dicha aseveración no tiene, en cuanto tal, nada de
novedosa en la tradición de la Iglesia. La Iglesia nunca ha condenado a nadie por
sus tendencias y en esto hasta el ortodoxo Ratzinger y el abierto Bergoglio coinci-
den. Los actos y las relaciones homosexuales son temas dogmáticos y morales y en
eso Francisco se manifiesta inamovible en su fidelidad a toda la tradición católica.
Para ello es interesante conocer las otras preguntas que se le hicieron durante su
regreso de Brasil a Roma, por ejemplo: -La sociedad brasileña ha cambiado, los
jóvenes han cambiado. Usted no ha hablado sobre el aborto ni sobre el matrimo-
nio entre personas del mismo sexo. En Brasil se ha aprobado una ley que amplía
el derecho al aborto y otra que contempla los matrimonios entre personas del
mismo sexo. ¿Por qué no ha hablado sobre eso? Y el Papa respondió: “La Iglesia se
ha expresado ya perfectamente sobre eso, no era necesario volver sobre eso, como
tampoco hablé sobre la estafa, la mentira u otras cosas sobre las cuales la Iglesia
tiene una doctrina clara. No era necesario hablar de eso, sino de las cosas positivas
que abren camino a los chicos. Además los jóvenes saben perfectamente cuál es la
postura de la Iglesia”. -¿Pero cuál es su postura en esos temas? “La de la Iglesia, soy
hijo de la Iglesia”... http://www.lanacion.com.ar/1605441-entrevista-completa-
papa-francisco-avion-vatileaks-corrupcion-iglesia-lobby-gay-argentina-jo
32
Como veremos, más tarde el P. Lombardi negó la importancia del encuentro del
Papa y el apoyo a la Sra. Kim Davis en la misma Nunciatura y enfatizó que «la
única audiencia verdaderamente concedida por el papa se hizo en la nunciatura
con uno de sus antiguos alumnos y su familia», sí familia… agregó Lombardi,
pensando que, tal vez, el hecho no iba a saberse…
33
http://mobile.nytimes.com/2015/10/03/world/europe/pope-francis-kim-da-
vis-meeting.html?referer&_r=2, http://www.jornada.unam.mx/2015/06/29/
sociedad/038n1soc, http://mexico.cnn.com/nacional/2010/08/17/sandoval-iniguez-
no-se-retracta-de-acusaciones-contra-ebrard-y-la-corte
el mandato civil para hacerlo, se ha negado a casar a parejas gay y por ello
terminó en la cárcel. En dicho encuentro declarado como “privado”, breve
e irrelevante por la Santa Sede. En cambio, según la versión de su abogado,
“la señora Davis y su esposo, Joe, acudieron a la Nunciatura en la tarde del
jueves. Asimismo, contó que Francisco les regaló unos rosarios y le pidió
“mantenerse fuerte” y le dio las gracias por su “valentía”.34
Y cuando se veía que para el Papa era muy importante que temas
como el de la homosexualidad, matrimonios vueltos a casarse y el abor-
to se trataran en el Sínodo de los obispos sobre la familia,35 de manera
inoportuna e impertinente –porque lo grave para la Institución no es
que existan, sino que se sepan–, se le ocurrió a un sacerdote polaco,
Krzysztof Olaf Charamsa, posicionar el tema de la homosexualidad al
interior mismo de la Iglesia, confesándose públicamente como cura
gay con pareja y ejerciendo la homosexualidad activa –trabajando, al
mismo tiempo, en la Congregación para la Doctrina de la Fe, siendo
asistente secretario de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano
y enseñando Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el
Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, de los Legionarios de Cristo–,
tratando de ser, públicamente y por primera vez: “una voz cristiana que
quiere llevar al sínodo la respuesta de los creyentes homosexuales al
cuestionamiento de Francisco”.36
Al parecer el P. Charamsa estuvo durante mucho tiempo, como
muchos otros lo hacen en sus diócesis o Institutos religiosos, viviendo
su homosexualidad activa en el closet como sacerdote y vio en los dis-
cursos y los gestos del Papa, la gran oportunidad de salir del mismo y
confesarse públicamente como clérigo homosexual, que mantiene rela-
ciones homosexuales estables con su pareja y que, en paraleo, ejerce su
ministerio (celebra misas, confiesa, lleva a cabo algún tipo de pastoral) y
también, trabaja en la cúspide de la Iglesia, la Santa Sede, enseña inclu-
so Teología en universidades de Roma y afirma abiertamente:
34
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/09/150930_papa_polemico_encuen-
tro_kim_davis_lav
35
http://www.excelsior.com.mx/nacional/2015/07/12/1034236?no_mobile=true
36
http://cnnespanol.cnn.com/2015/10/03/un-teologo-del-vaticano-revela-que-es-ho-
mosexual-horas-antes-de-la-apertura-del-sinodo-sobre-la-familia/
37
Ibidem. Lo mismo sucedió aquí en México, cuando, meses antes, mencioné, aprove-
chando la curva ascendente del Papa Francisco sobre los homosexuales, en el programa
“Sacro y Profano” de Bernardo Barranco en el Canal 11, que en la Arquidiócesis de
México había sacerdotes gays activos en puestos importantes y con sus parejas y se
canceló la publicación de esa parte del programa. Pregunté a Bernardo quién había
prohibido y quitado esa parte del programa y me dijo que él también había pregunta-
do y le dijeron que iban a investigar. Hasta la fecha no ha habido respuesta.
38
https://www.aciprensa.com/noticias/vaticano-denuncia-presion-contra-sinodo-
con-caso-de-sacerdote-gay-que-salio-del-closet-34569/. Incluso se fue más allá y
en una carta abierta, el P. Maurizio Patriciello, de la Santa Sede, afirmó que la vida
en pareja de Charamsa es una traición a las promesas sacerdotales y un intento
por “confundir al prójimo”, https://www.aciprensa.com/noticias/asi-responde-un-
sacerdote-italiano-al-monsenor-gay-que-escandalizo-al-vaticano-52673/
39
Cfr. “Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la atención pastoral a las personas
Homosexuales”, escrita y firmada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, cuando
fungía como Prefecto de la Sagrada Congregación de la Fe, el 1 de octubre de 1986.
40
file:///C:/Users/Alberto/Downloads/Dialnet-UnDinosaurioEnLaSacristiaLasFe-
deracionesDeSacerdot-3088707.pdf. Según este estudio, en los Estados Unidos, el
50% de los sacerdotes son homosexuales.
41
http://www.zocalo.com.mx/seccion/articulo/protegio-bergoglio-a-curas-pederas-
tas-1363865687. “Un abogado de uno de los casos dijo que Jorge Mario Bergo-
glio no se había reunido con sus clientes que sufrieron abusos ni los había ayudado.
También denunció que funcionarios de nivel medio de la Iglesia católica, que tra-
taron de encubrir estos hechos, siguen en sus puestos de trabajo”. Para conocer de
otros casos de abuso en Argentina, así como de niñas y niños desaparecidos durante
la dictadura, y que Bergoglio dice no recordar que le pidieran ayuda, ver https://
www.facebook.com/Sobrevivientes-de-Abuso-Eclesi%C3%A1stico-Argentina-
1432344857020893/?fref=ts; y sobre la responsabilidad de la Iglesia argentina y su
implicación en el conocimiento de bebés desaparecidos, particularmente en el caso
de la familia De la Cuadra, ver https://www.youtube.com/watch?v=cFTwpDPbax4;
cfr. También, http://www.latercera.com/noticia/mundo/2013/03/678-513705-9-la-
historia-de-las-dos-mujeres-que-denunciaron-a-bergoglio-por-vinculos-con-la.shtml
42
http://www.vatican.va/resources/resources_crimen-sollicitationis-1962_en.html,
Sacramentorum sanctitatis tutela del 2001.
43
http://www.vatican.va/resources/resources_lettera-modifiche_sp.html
44
De acuerdo con Mons. Scicluna, “grosso modo”, en el 60% de esos casos se trata
más que nada de actos de “efebofilia”, o sea, debidos a la atracción sexual por ado-
lescentes del mismo sexo, en otro 30% de relaciones heterosexuales; y en el 10% de
verdaderos y auténticos actos de pedofilia, esto es, determinados por la atracción
sexual hacia niños impúberes. Los casos de sacerdotes acusados de verdadera y
auténtica pedofilia son, entonces, unos trescientos en nueve años. “Son siempre
demasiados casos, es indudable, pero hay que reconocer que el fenómeno no está
tan difundido como se pretende hacer creer”, http://www.vatican.va/resources/re-
sources_mons-scicluna-2010_sp.html
45
http://mexico.cnn.com/nacional/2013/02/27/norberto-rivera-admite-en-video-
que-no-intervino-en-un-caso-de-pederastia
46
Entrevista de V. Alazraki.
t Los más de cien niños por parte del P. Eduardo Córdova de San
Luis Potosí, apoderado de la Arquidiócesis, desde los años 80’s
hasta el 2011 protegido por sus arzobispos durante 30 años o
más, con pleno conocimiento de la CDF, hoy prófugo de la jus-
ticia y sin que la Arquidiócesis haya informado y colaborado;
t Los cerca de cien niños indígenas en extrema pobreza abusados
por el P. Gerardo Silvestre de Oaxaca, protegido por su arzo-
bispo y por la CDF, quien además suspendió al clérigo que le
pidió que lo detuviera por entrometerse en lo que no le toca y
amenazó a otros 9 sacerdotes por intervenir en el caso.
Todos estos casos y muchos otros en el mundo fueron posibles, preci-
samente por el sistemático manejo interno de los pederastas protegidos
por sus autoridades eclesiásticas locales –al margen o en complicidad
con las autoridades civiles–, producto directo de este mecanismo ins-
titucional de carácter internacional que, por primera vez en la historia
de la Iglesia, el Comité de los Derechos del Niños califica su conducta
institucional a nivel internacional y le informa públicamente:
El Comité está seriamente preocupado porque la Santa Sede no ha
reconocido el alcance de los delitos cometidos, ni adoptado las me-
didas necesarias para abordar los casos de abusos sexuales de niños y
protegerlos, y porque ha adoptado, en cambio, políticas y prácticas
que han permitido la continuación de dichos abusos por clérigos y la
impunidad de los perpetradores [... y, sobre todo, que] haya preferido
sistemáticamente preservar la reputación de la Iglesia y proteger a los
autores de dicho abuso, y no el interés superior del niño [...].47
47
CRC/C/VAT/CO/2,
48
Recomendaciones del Comité de loa Derechos del Niño: Asegurar “que la Comi-
sión creada en 2013 investigue de forma independiente todos los casos de abuso
sexual, así como la conducta de las autoridades católicas en el trato de éstos”; “re-
tirar inmediatamente a todos los abusadores y sospechosos y remita los casos a las
autoridades civiles”; “intercambio transparente de información para que se finquen
responsabilidades a los abusadores, a quienes los encubrieron y a aquellos que deli-
beradamente colocaron a los abusadores en contacto con los niños”; modificar “el
derecho canónico para que el abuso sexual infantil sea considerado como un delito
civil, no como un mero ‘delito contra la moral’, y derogue todas las disposiciones
que tienden a imponer el silencio a las víctimas y a quienes conocen los delitos”;
establecer “reglas, mecanismos y procedimientos claros para la denuncia obligato-
ria a las autoridades civiles”; asegurar que “toda la Iglesia y las personas que laboran
bajo las autoridades eclesiásticas conozcan la obligación que tienen de denunciar y
sepan que ésta prevalecerá sobre las disposiciones del derecho canónico”; impulsar
“programas y políticas de prevención, recuperación y reintegración social de los
niños víctimas”; “El escaso valor dado al interés superior de niñas, niños y adoles-
centes, que revela la tendencia de las autoridades eclesiásticas a proteger a los sacer-
dotes, a la institución o a la doctrina antes que afirmar y hacer valer los derechos de
la infancia”; “la ausencia de un sistema legal que ofrezca mecanismos adecuados…
no ha establecido como delito el abuso sexual infantil, no tiene medidas de protec-
ción para menores, no reconoce suficientemente la autoridad y las leyes civiles, no
coopera con ellas y, además, debe derogar las disposiciones que imponen el silencio
a las víctimas y a sus padres”, CRC/C/VAT/CO/2
49
Contenido publicado en es.gaudiumpress.org, en el enlace http://es.gaudiumpress.org/
content/55583-Santa-Sede-rechaza-interferencia-de-comite-de-la-ONU-en-doctrina-
catolica-y-recuerda-su-compromiso-en-defensa-de-los-ninos#ixzz3n4QoMAeb.
50
Ibidem.
51
https://patrickjwall.wordpress.com/category/minnesota/
52
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-frances-
co_20150524_enciclica-laudato-si.html
versal y como Jefe del Estado Vaticano, para terminar con el delito de
la pederastia clerical:
No hay lugar en el ministerio de la Iglesia para quienes cometen esos
abusos. Me comprometo a no tolerar el daño infligido a un menor
por parte de nadie, sea cual sea su estado clerical.
Cabe resaltar que, a pesar de que tiene claro que cuando los clérigos
abusan de niñas o niños, en general lo hacen dentro del ámbito de su
función o ministerio sacerdotal y en torno a los sacramentos y actos reli-
giosos más importantes, por lo mismo, no sólo cometen delitos penales
graves en contra de las niñas y niños sino, también, cometen los delitos
canónicos más graves, que consisten en actos denominados sacrílegos
–porque pervierten los fines de los sacramentos cuya naturaleza consiste
en acercar la gracia de Jesús a los que participan–, y que están tipificados
en el Código de Derecho Canónico y en otros documentos pontificios.
53
Entrevista de Valentina Alazraki, marzo 2015, Op. Cit.
54 https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-rueda-de-prensa-del-papa-
francisco-en-vuelo-de-regreso-a-roma-desde-tierra-santa-48517/#.U4PT3_l5Pfc
55
Cfr. AA.VV., La voluntad de no saber, op. cit., p. 236.
Constatamos también, por lo que sabemos a través de las noticias, que ha ac-
tuado y respondido con acciones a algunas solicitudes personales y a algunas
cartas de víctimas que le han escrito pidiéndole ayuda. Éste es unejemplo:
En su encuentro privado con víctimas en julio del 2014, se filtró
a los medios (Irish Times) que Marie Kane, víctima irlandesa, le dijo
expresamente que “el encubrimiento aún sucede y Usted tiene el poder
de que eso cambie”, y le pidió que destituyera al cardenal Sean Brady.
Meses después, le aceptó la renuncia al Cardenal. Sin embargo, esto
sucedió, sólo hasta que el prelado cumplió los 75 años, y sin ninguna
sanción a su responsabilidad por encubrimiento. Es lícito preguntarse
si otras víctimas le pidieron algo semejante y si han obtenido respuesta,
sólo porque no se filtró a los medios.
Otro ejemplo es su decisión directa de suspender al obispo de
Ciudad del Este, Paraguay, Ricardo Livieres Plano, por encubrir a un
sacerdote acusado de abusar sexualmente de menores de edad. Nos pre-
guntamos: ¿y que acciones tomó respecto a la responsabilidad penal del
obispo Livieres en su país? ¿Cómo y por qué llegó a esta resolución en
este caso y no en muchos otros, conocidos públicamente a lo largo de
toda América Latina? Otro caso contradictorio fue el del nombramien-
to del Obispo Barros para la Diócesis de Osorno en Chile, cómplice del
P. Karadima en los abusos que éste cometió.
El obispo de Autlán, que fue suspendido por encubrir a sacerdo-
tes en su Diócesis y que fue conocido públicamente sólo hasta que se
enunció por parte de la Santa Sede, significa que la Santa Sede tiene
conocimiento pleno de ciertos casos, que le permiten actuar hasta ese
nivel de sanción sin el conocimiento de las autoridades civiles del país y
se supone que no tienen jurisdicción para ello.
56
Documento de la Santa Sede Sobre la manera de proceder en los casos de delitos
de solicitación (de actos sexuales alrededor del sacramento de la confesión), docu-
mento del 1962, con aprobación del Papa Juan XXIII.
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