Está en la página 1de 246

1

2
3
4
5
6
INTRODUCCIÓN

La economía venezolana necesita un plan de estabilización


macroeconómica que conduzca a la disminución de la inflación, a la
estabilización del valor de la moneda y a la disciplina fiscal, de manera que se
transmita credibilidad a los mercados financieros, a los inversionistas
nacionales y extranjeros y a los demás agentes económicos para que se
recupere la inversión, la generación de empleo, la producción y las
exportaciones.
En este contexto la política cambiaria desempeña una función
determinante.
En el período 1938–1983 hubo estabilidad económica, la cual comenzó a
quebrantarse con el manejo de la política económica que acompañó el aumento
de los precios petroleros a partir de 1974.
Tras el colapso del régimen de tipo de cambio fijo comenzó a aplicarse
el anclaje cambiario que redundó en sobrevaluación de la moneda,
devaluaciones, tasas de interés reales negativas y salidas de capitales. No hubo
una reforma tributaria eficaz que condujera a incrementar los ingresos fiscales
en forma sostenida, tampoco fue posible consolidar mecanismos de ahorro que
evitaran posteriores endeudamientos externos.
El tipo de cambio manejado cabalmente por una institución responsable
sirve para conseguir objetivos de estabilidad de precios y enfrentar
perturbaciones como fluctuaciones en los precios del petróleo y en las tasas
de interés.
Con un tipo de cambio adecuado pueden enfrentarse exitosamente las
alteraciones del flujo petróleo y la tendencia cíclica a la apreciación real de la

7
moneda, generándose como efecto previsible la diversificación de las
exportaciones.
En Venezuela se requiere una reforma monetaria con un doble objetivo:
evitar que el gobierno emita dinero libremente o devaluar periódicamente para
financiarse, y establecer el bolívar como una unidad monetaria capaz de
cumplir con sus funciones naturales, como son, unidad de cuenta, reserva de
valor e instrumento para las transacciones.
Con un tipo de cambio estable se obliga a la disciplina fiscal al impedirse
que el gobierno reciba ingresos adicionales como producto de modificaciones
cambiarias recurrentes. Adicionalmente, se flexibiliza el mercado laboral, se
fortalece el sistema financiero mejorando su capitalización y la calidad de la
cartera crediticia, habría continuo seguimiento del endeudamiento y de las
entradas de capitales y podría mantenerse consistentemente una política fiscal
convergente con la política cambiaria.
La Caja de Conversión es una eventual solución para eliminar la
incertidumbre cambiaria y reducir el incentivo para exportar capitales. Su
implementación debe ir precedida por una depreciación que ubique el bolívar
en un óptimo nivel de neutralidad, sin sobrevaluación ni subvaluación y serviría
para tratar con objetividad el tema monetario –cambiario disipando expectativas
alrededor de la conducta del tipo de cambio ya que lo estabilizaría, de no
mediar interferencias fuera de control.
Sin embargo, no es suficiente por si sola para lograr objetivos
perdurables en materia de estabilidad monetaria por cuanto la volatilidad del
ingreso petrolero introduce un factor de inestabilidad en la base monetaria, en
la tasa de interés y en el tipo de cambio real de equilibrio.
La finalidad de una institución como la Caja de Conversión es reducir el
margen de error discrecional en el manejo de la política monetaria cambiaria
debido a la rigidez de sus reglas, siempre y cuando se maneje como un arreglo

8
que contribuya a la estabilizar precios, señalando mejores perspectivas de
crecimiento.
El propósito de la investigación está dirigido a la reflexión en torno a la
política cambiaria que mejor se adecue a la complejidad de la economía
venezolana, presentándose la Caja de Conversión como alternativa que ha de
ser valorada en su justa dimensión.
La justificación surge como consecuencia de las reiteradas crisis
económicas que han obligado a la adopción de regímenes cambiarios diversos,
la mayoría de los cuales han durado efímeramente, arrojando resultados
precarios.
El soporte técnico seleccionado procede de una amplia revisión
documental, de la aplicación y tabulación de la guía de entrevistas, del análisis
de las repuestas de los entrevistados y de la argumentación de los expertos.
La investigación se estructura en los siguientes cinco capítulos.
Capitulo I. El Problema. Su planteamiento y contextualización.
Interrogantes. Objetivos. Justificación.
Capitulo II. Marco Teórico. Antecedentes. Bases teóricas. Aspectos
esenciales de la economía Venezolana.
Capitulo III. Marco Metodológico. Modelo de la investigación.
Población. Muestra. Técnica de análisis. Procedimiento.
Capitulo IV. Presentación y análisis de resultados. Tabulación.
Interpretación. Argumentaciones de los entrevistados. Análisis de las
entrevistas. Opinión del autor sobre el tema tratado.
Capitulo V. Conclusiones y Recomendaciones.
Resumen de la tendencia de las opiniones de los expertos.

9
CAPÍTULO I

EL PROBLEMA

Planteamiento y Contextualización

Situación de la Política Cambiaria en Venezuela

Un aspecto sensiblemente crítico de la política cambiaria es la


determinación idónea y adecuada del nivel del tipo de cambio. En Venezuela
existe una cierta sobrevaluación de la moneda nacional, ya que los agentes
económicos perciben que se pueden adquirir mas bienes y servicios en el
exterior utilizando una determinada divisa, que lo que se puede comprar
internamente con la cantidad de moneda local que se necesita para adquirir la
referida divisa. Una vez que se está en situación de sobrevaluación, ésta se
acrecienta en relación directa con el rezago que experimente el ajuste del tipo
de cambio con el diferencial inflacionario interno y externo.
Cuanto mayor sea la sobrevaluación, tanto menor será la capacidad
competitiva de los industriales locales que compiten con productos o servicios
que se pueden comercializar a nivel internacional. Esa pérdida de
competitividad puede neutralizarse por varias vías, como son: aumentos de
eficiencia de las empresas locales, subsidios e incentivos fiscales. Cuanto
mayor es el nivel de sobrevaluación, o mas acentuado es su ritmo de aumento,
estos efectos mitigadores pierden efectividad y se hacen altamente costosos.

10
La sobrevaluación estimula las importaciones y limita las exportaciones,
generándose un déficit creciente en la cuenta corriente de la balanza de pagos.
Estos excesos de compras externas netas se pueden cubrir con superávit en la
cuenta corriente cuando han ocurrido entradas netas de fondos o con reservas
internacionales.
Recientemente, diversas economías han implantado políticas económicas
que buscan como uno de los objetivos centrales el abatimiento de la inflación.
Una parte importante de estas políticas incluye el anclaje del tipo de cambio o
su fijación durante reducidos períodos, buscando con ello impedir el
encarecimiento de las importaciones, lo cual hizo Venezuela antes de
establecerse el control de cambio que hoy aún rige. Si bien el objetivo de
estabilización de los precios se ha conseguido parcialmente, diversas razones
han impedido ubicar la inflación en niveles similares a los internacionales, al
menos durante los primeros años de implantación de esta política. Esto ha
generado apreciaciones reales de la moneda, que a la larga desembocan en
sobrevaluaciones altas y crecientes, produciéndose elevados déficit en las
cuentas corrientes. Al principio estos desequilibrios externos no preocuparon
demasiado, ya que simultáneamente entraron capitales financieros atraídos por
las favorables posibilidades de colocación e inversión de fondos. Generalmente
los superávit en la cuenta de capital compensaron los déficit corrientes y
permitieron elevar las reservas internacionales a niveles muy altos.
En esta fase inicial pareciera que no debería haber preocupación por la
sobrevaluación de la moneda si ayuda al logro del objetivo de reducir la
inflación y contribuye a crear un clima de estabilidad y confianza, sin que se
generen desequilibrios globales, lo que aún no ha conseguido completamente la
economía venezolana. Algunos expertos han argumentado que no debería
importar el eventual déficit en la cuenta corriente si un favorecedor superávit en
la cuenta de capital lo compensa, ya que lo que importa es el equilibrio global

11
en la balanza de pagos por cuanto es el tipo cambio el que mantiene ese
equilibrio global y no el de la cuenta corriente. Así mismo, no debería
devaluarse el signo monetario siendo tan elevadas las reservas internacionales,
estando además protegidas por las entradas netas de capital. En este orden de
ideas, también se argumenta que no debería considerarse grave tener un bolívar
sobrevaluado pues ello no afecta el grueso de las exportaciones formadas
mayoritariamente por hidrocarburos, adicionándose que mayores exportaciones
permitirían incrementar importaciones necesarias sin que se generen problemas
significativos.
Esta argumentación es válida por cierto tiempo. A la larga una
sobrevaluación acumulada y creciente hace que el déficit en la cuenta corriente
alcance niveles críticos, llevando al convencimiento de que la situación es
insostenible, siendo inminente la devaluación. En ese momento, los que en el
pasado trajeron los capitales, así como el resto de las agentes económicos,
buscarán protección contra la devaluación, sacando del país rápidamente sus
recursos antes de que se produzca la modificación cambiaria. Esto hace que se
pase de una situación superavitaria a otra profundamente deficitaria de la
cuenta capital que, al sumarse al déficit de las transacciones corrientes,
produce una contracción violenta de las reservas internacionales. Esto precipita
la maxidevaluación y la crisis conexa. Hoy Venezuela ha encontrado en el
control de cambio y en la Ley de Ilícitos Cambiarios un remedio temporal para
estas amenazas.
La sobrevaluación del bolívar aún no ha llegado a niveles críticos, y hasta
ha servido de incentivo para que la industria local haga esfuerzos para
incrementar su eficiencia con el fin de proteger su menguada competitividad.
Urge, para evitar males peores, evitar que la sobrevaluación continúe
avanzando para evitar situaciones difíciles de presagiar Por su parte, abatir la
inflación no se logra solo con el control de cambio, ha de ser vencida a través

12
de la disciplina fiscal y monetaria, lo cual conduciría al surgimiento de un tipo
de cambio de relativa estabilidad en el marco de un mercado cambiario
flexible.
El efecto inmediato de la sobrevaluación es el estímulo de importaciones
de productos relativamente más baratos y la reducción de exportaciones
manufacturadas locales, lo cual suele conducir a desequilibrios externos. Un
paso siguiente es la pérdida de competitividad de bienes que pueden ser objeto
de comercio internacional, haciéndose más difícil competir con productos
foráneos más baratos. Cuando se ha llegado a situaciones extremas, el
productor deja de producir y se transforma en importador, pasando de una
actividad industrial a una comercial. Con frecuencia sobrevienen efectos
nocivos sobre el sector laboral pues la economía pasa a depender del
suministro externo de bienes y servicios, viéndose las autoridades a devaluar la
moneda, lo que se traduce en la elevación del nivel general de precios y en la
incapacidad de la economía de producir internamente los productos que antes
se importaban pero que ahora son prohibitivos por el encarecimiento de la
divisa.
La pérdida de competitividad de la industria local puede corregirse a
través de costosos esfue rzos para incrementar la productividad. Para ello
hacen falta estímulos, considerando que estos proliferan en las economías con
las cuales se realiza un intenso intercambio comercial y las cuales reciben
incentivos fiscales, financieros y logísticos, orientados a maximizar su
competitividad externa.
En este sentido la sobrevaluación del bolívar unida a la poca eficiencia de
nuestras exportaciones no tradicionales, ha conducido al cierre de centros de
producción y al deterioro salarial de la fuerza laboral. Sin embargo, pareciera
que la situación no es tan grave, ya que a pesar de la sobrevaluación, las
cuentas externas muestran resultados generalmente favorables, traducidos en

13
saldos superavitarios en la balanza de pagos. Adicionalmente, y como
consecuencia de la constante elevación del precio del barril de petróleo, las
reservas internacionales han alcanzado elevados niveles, nunca vistos en
Venezuela. La vigencia del riguroso control de cambio y de la ley de ilícitos
cambiarios parecen señalar la ausencia, a corto plazo, de expectativas
devaluacionistas, lo cual ha contribuido en cierta forma a impedir serios
ataques especulativos contra el signo monetario nacional.
En esta época es frecuente el riesgo de una política fiscal ampliamente
expansiva que conduce a mayores niveles de consumo, lo cual suele
satisfacerse con productos importados, imprimiendo mayor vulnerabilidad a la
economía para afrontar la eventual contracción de los precios de los
hidrocarburos, lo que obligaría a tomar severas medidas de ajuste con las
previsibles consecuencias para la economía y la población.
Conviene aprovechar la actual coyuntura que provee de abundantes
divisas para reducir progresivamente la sobrevaluación y no actuar
pasivamente, pues la bonanza presente es efímera y transitoria siendo imposible
cualquier vaticinio sobre el precio del petróleo.
La sobrevaluación genera tantos y tan variados efectos que no hay área
de la economía que sea invulnerable. Desempleo, deterioro de la cuanta
corriente, incidencia en las reservas internacionales, incremento en el déficit
del sector público, reducción en la inversión extranjera de capital a mediano y
largo plazos, disminución en las inversiones nacionales en los sectores agrícola
e industrial, especialmente en los ramos de exportaciones no tradicionales,
fuertes movimientos especulativos de capitales a corto plazo.
Conviene reiterar que un efecto devastador, especialmente en una
economía pequeña como la venezolana donde los precios de los productos
locales no afectan los precios internacionales, consiste –como ya se afirmó- en
un notable incremento en la importación de productos agrícolas y bienes

14
manufacturados paralelo a la perjudicial contracción de las exportaciones no
tradicionales, porque con la moneda sobrevaluada el valor de venta de los
productos nacionales se vuelve no competitivo en los mercados internacionales,
lo cual inicia un ciclo de desequilibrio en las cuentas externas. El aumento de
las importaciones y la citada disminución de las exportaciones sustituyen
parcialmente la producción nacional, lo cual tiene como efecto e inmediato
mayor desempleo, que se constituye en gravosa carga para las finanzas
públicas.
Ocurre, así mismo, una alarmante disminución en las inversiones en
plantas, equipos e instalaciones en las áreas donde las nuevas importaciones
sustituyen a los productos nacionales, lo cual reduce la capacidad productiva
del país en el mediano plazo y tiene como inmediato efecto un deterioro en la
cuenta de capital. El cierre de establecimientos industriales y sus reubicaciones
en países vecinos acontece porque se está aprovechando un costo de mano de
obra mas barato en términos de dólares.
En el sector turismo, la sobrevaluación genera efectos que también tienen
incidencia directa sobre el nivel de empleo. El costo de bienes y servicios para
los turistas extranjeros en Venezuela se incrementa, restando competitividad en
el sector. Adicionalmente, el turismo nacional se traslada a otros países para
aprovechar costos más bajos. En este sector el efecto de la sobrevaluación es
fuerte sobre el nivel de empleo por ser una actividad económica básicamente
de servicios, que utiliza mano de obra semicalificada, relativamente abundante
en el país.
Otro efecto típico ocurre sobre el nivel del déficit en el sector público,
ya que el Estado obtiene la mayor parte de sus ingresos de los impuestos que
aportan los hidrocarburos, los cuales se generan, en parte, sobre la base de
las utilidades que se contabilizan en dólares, afectándose debido al nivel de la
tasa de cambio y por el valor de los precios del petróleo. Los déficit

15
gubernamentales se han originado, en alguna medida, por los notables
incrementos del gasto público que ha crecido a una tasa mucho mas acelerada
que el nivel de devaluación de la divisa en los períodos previos al control de
cambio. Si se devaluara el bolívar ubicándose su valor cerca del nivel de
equilibrio, el costo de las importaciones en términos de la moneda nacional
crece, reflejándose de una sola vez en el índice de precios del consumidor por
cuanto no son aumentos continuos de inflación. Adicionalmente, al crecer los
precios de los productos importados se produce un efecto de sustitución ya
que comienzan a consumirse mas productos nacionales que importados y, por
lo tanto, no se traslada directamente todo el aumento al nivel general de
precios. Esta devaluación con fines de colocar equilibradamente el tipo de
cambio produce un aumento en la base monetaria por el efecto de la
disponibilidad de más dinero para el gobierno central, debido al pago en
bolívares de los impuestos de los hidrocarburos, lo cual podría evitarse porque
el gobierno no está obligado a gastar todos los bolívares que le ingresan por la
referida devaluación, ya que está en capacidad de acudir a los mecanismos de
esterilización de dinero, como el Fondo intergubernamental de estabilización
macroeconómica.
Siempre ha de tenerse presente que cuando el tipo de cambio se
sobrevalúa se está emitiendo una señal de alerta a los mercados sobre la
sostenibilidad del precio de la divisa, la calidad y eficacia de la política
económica y la orientación en el uso de los recursos productivos disponibles en
la economía. El tipo de cambio constituye para una economía abierta en sus
flujos de bienes y en sus transacciones de capital el precio fundamental,
aspecto determinante que ha de ser entendido colectivamente.
En las decisiones de los agentes económicos sobre ingresos, gastos e
inversión, la formación de expectativas sobre los valores futuros del tipo de
cambio es crucial. Con la experiencia acumulada de devaluaciones e inflación

16
se ha construido un modelo elemental de generación inflacionaria en el que se
le atribuye un rol clave al tipo de cambio. Puesto que toda devaluación genera
efectos- riqueza considerable, el horizonte de planificación de la autoridad
correspondiente anticipa lo que pueda ocurrir con el precio de la divisa.
Los rezagos sistemáticos en la tasa a la que se mueve este precio y las
inflaciones interna/externa promueven la toma precavida de divisas, hoy
limitada debido al control de cambio. Este fenómeno se expresa desde la
aceleración de las importaciones hasta la concentración del portafolio de los
agentes en activos valorados en divisas, protegiéndose de la inflación, suceso
promovido por el mismo gobierno al emitir periódicamente títulos valores en
dólares por concepto de deuda pública nacional.
La expansión fiscal y la debilidad de la restricción monetaria afectan
desfavorablemente el empleo y la estructura de costos de las empresas.
Cualquier intento de restricción monetaria consistente con la meta inflacionaria
se convierte en una costosa deuda del instituto emisor. Con escaso margen
para no hacer validación monetaria, las autoridades han centrado su mandato
antiinflacionario en el control de cambio como freno a la expansión de los
precios.
Una vez examinadas las consecuencias de la sobrevaluación y sus efectos
desestabilizadores, el control de cambio debería ser sostenible solo a corto
plazo.
Con el fin de clarificar conceptualmente el proceso de sobrevaluación del
signo monetario, se procede a definir y describir puntualmente indicadores
pertinentes. (Vivancos, 1999)
El Tipo de Cambio Real (TCR) es el producto del tipo de cambio nominal
(Bs/$) por la relación de precios entre los bienes transables (los incluidos en el
índice de precios al mayor, IPM) y los no transables(los incluidos en el índice
de precios al consumidor, IPC). Este precio se encuentra en estabilidad (Tipo

17
de cambio real de equilibrio (Tcre) cuando garantiza simultáneamente la
consecuc ión de los equilibrios interno y externo.
Ello sucede cuando a ese tipo de cambio el mercado de bienes no
transables se agota a la tasa natural de desempleo y no se esperan
desequilibrios futuros, toda vez que la cuenta corriente de la balanza de pagos
para valores actuales y esperados de la misma, es compatible con el flujo
estimado de capital a largo plazo.
Para el logro de estos objetivos deben actuar determinantes externos y
domésticos.
Entre los primeros son muy relevantes los términos de intercambio (la
relación entre el precio de las exportaciones y de las importaciones
imprescindibles para el país), los flujos de inversión (extranjera y de portafolio)
mas las transferencias y las tasas de interés internacionales.
Entre los segundos, a la estructura de aranceles y otras barreras al
comercio, los subsidios e impuestos, la existencia e intensidad de los controles
sobre las transacciones con divisas y el nivel y composición del gasto público
(variables de política económica), deben sumarse las innovaciones
tecnológicas, los cambios en la productividad y los patrones y niveles de gasto
del sector privado (variables que solo indirectamente pueden ser afectadas por
las decisiones públicas).
Como estas determinantes no son estáticas se acepta que el Tcre varíe en
el tiempo como reacción a cambios corrientes en los fundamentos y como
consecuencia de los ajustes de los agentes a sus valores esperados, en la
medida que sus decisiones implican optimización intertemporal, y dependiendo
de la adaptación o esterilización que hagan de los mismos las políticas públicas.
Además de la variación de los determinantes reales, cuyas innovaciones
afectarían temporal o permanente el Tcre, la senda que en el corto plazo puede
recorrer el TCR está sujeta a desviaciones de su nivel de equilibrio como

18
repuesta a inestabilidades de carácter agregado o inducidos
macroeconómicamente a través de la expansión excesiva de la oferta monetaria
o déficit fiscales, como a veces se presenta en Venezuela.
La inconsistencia entre el régimen cambiario seleccionado y la política
fiscal o la monetaria suele traducirse en desviaciones entre el TCR y el Tcre
que con frecuencia finalizan en deterioro de la balanza de pagos, disminución
de reservas internacionales y devaluaciones si el régimen es fijo, o si es flexible
en tendencias devaluacionistas e inflación, al final de cuyo trayecto también
emerge el colapso cambiario.
Seguidamente se procede a introducir otros indicadores con el fin de
incorporar mayor precisión y profundidad a la problemática cambiaria.
(Gómez, 1995)
El Tipo de Cambio de Equilibrio a largo plazo (TCE.lp) es un concepto
determinante y trascendental para comprender las incidencias de todo régimen
cambiario en la actividad económica del país.
Venezuela depende exageradamente de los hidrocarburos que, siendo
administrados por el Estado, determinan en forma decisiva el tipo de cambio,
que a su vez establece el tamaño del gasto fiscal el cual influye decisivamente
sobre la magnitud de la oferta monetaria. No es el gasto fiscal el que determina
la oferta monetaria, sino que ambas variables están predeterminadas por la
política cambiaria, exactamente por el nivel del tipo de cambio Tampoco es
solo la política cambiaria la que afecta a la políticas fiscal y monetaria según
la modalidad que el gobierno le asigne al tipo de cambio (fijo ó flotante); esto
influye de manera secundaria. La influencia cambiaria fundamental proviene del
margen de subvaluación de la moneda.
Al profundizarse sobre el problema cambiario y enfocarlo bajo
perspectivas inéditas se puede afirmar que no es la devaluación la que causa
inflación. Devaluar una moneda realmente sobrevaluada no produce inflación.

19
Ello expande la suboferta monetaria, acercándola a su nivel de equilibrio. Es la
subvaluación la que impulsa el crecimiento de los precios porque se genera con
ella una sobreoferta monetaria, de todo lo cual se deriva una consecuencia
vital: no es el anclaje del tipo de cambio (aplicado antes del control de cambio
por las autoridades) lo que puede detener la inflación, sino el anclaje del tipo
de cambio nominal a nivel del TCE.lp.
No obstante, carece de sentido valorar la sobrevaluación o subvaluación
si se carece de una clara noción del TCE.lp. Solo teniendo clara esta noción se
puede deducir. si una moneda se está sobrevaluando o si solo está ocurriendo
una disminución en su margen de subvaluación.
Un rezago en la tasa de devaluación sobrevalúa la moneda, cuando se da
por descontado que el tipo de cambio corriente se encuentra por debajo del
TCE.lp, es decir, cuando la moneda ya está sobrevaluada o cuando el tipo de
cambio corriente se iguale al TCE.lp. Cuando el tipo de cambio corriente se
ubica en una escala superior al tipo de cambio de equilibrio se atenúa la
subvaluación. La sobre o subvaluación de una moneda no dependen en rigor de
la relación entre la tasa de devaluación y la de inflación, sino del nivel en que
ya se encuentre el tipo de cambio corriente, y es de este nivel del que depende
la inflación.
Una consecuencia de la modificación que puede sufrir el TCE.lp es que
lejos de permanecer fijo, se mueve en el tiempo con relativa fluidez, siendo
este movimiento mas intenso en una economía que aún no ha definido una
estructura estable. Una moneda podría estar subvaluándose si, a pesar de que
la tasa de devaluación se rezague respecto de la inflación, el TCE.lp
disminuyera en una proporción superior a este rezago.
No es solo la doble relación entre la tasa de devaluación y la de inflación
la que permite saber si una moneda se está sobre o subvaluando, pero tampo co
es la relación entre el tipo de cambio corriente y TCE.lp, lo que determina el

20
valor externo del signo monetario. En una economía sujeta a profundas
transformaciones estructurales, el conocimiento y relevancia del TCE.lp han de
ser de obligatorio dominio por parte de quienes han de decidir sobre el régimen
cambiario que debe prevalecer .En una economía de mercado el TCE.lp es un
resultado. No se puede establecer previamente lo que ha de ocurrirle, ni fijarle
metas.
Una economía como la venezolana que debido al control del Estado
sobre los hidrocarburos y por estar en manos de CADIVI lo esencial de la
oferta de dólares, debe tomar la decisión básica de asumir su condición de país
petrolero, minero, energético, turístico y de servicios; tiene que dedicarse a
invertir masivamente en aquellos sectores en los que residen sus ventajas
comparativas y está obligada a definir las modalidades para proteger y
estimular las exportaciones no tradicionales, no solo acudiendo al tradicional
mecanismo del nivel del tipo de cambio, que pareciera no haber sido tan
eficiente y esperanzador como los gobiernos lo han esperado, sino aplicando
modalidades modernas en el contexto de un inexorable proceso de
globalización.
La productividad del sector de los hidrocarburos es determinante y
concluyente para establecer un elemento referencial para el tipo de cambio.
No son solo los precios del petróleo, ni la inflación, ni el desequilibrio en la
cuenta corriente, ni el déficit fiscal, lo que se puede constituir en el referente
estructural básico para establecer el nivel del tipo de cambio. Dicho referente
habrá de ser la productividad promedio relativa de la economía, pues sobre
este indicador gravita intensamente la productividad de los hidrocarburos.
La capacidad de los países con mercados internos limitados, para crecer
aceleradamente en el largo plazo, depende de la habilidad que desarrollen para
conquistar los mercados internacionales y hacer crecer sus exportaciones no
tradicionales. Para ello es indispensable poner en práctica una política

21
cambiaria que mantenga una tasa de cambio real competitiva, así la inflación
tenderá a reducirse con menor rapidez, pero de manera mas segura y
permanente. La adopción de una tasa de cambio fija produce, en el mediano
plazo, una tendencia a la sobrevaluación del tipo de cambio que se opone al
desarrollo del sector exportador.
Los efectos de la sobrevaluación cambiaria son bien conocidos en el
corto y mediano plazo. Dentro de un esquema de cambio fijo, si la inflación
interna no se ajusta rápidamente a la internacional, se produce una rápida
apreciación real de la tasa de cambio. En el corto plazo, la sobrevaluación
reduce artificialmente la inflación, aumenta el salario real en término de los
bienes transables, y también el ingreso real. En Venezuela, reduce los ingresos
reales del gobierno y de Pdvsa, aumentando el déficit fiscal. En el corto plazo
no se advierten las consecuencias de la pérdida de competitividad. Estos
efectos se revierten en el mediano plazo, cuando la sobrevaluación comienza a
deteriorar seriamente la cuenta corriente por el encarecimiento de los bienes
nacionales y el abaratamiento de los importados. El cambio en los precios
relativos a favor de estos últimos imprime un efecto sustitución que se expresa
en forma de detener la pérdida de reservas. El comienzo de la recesión,
causado por la contracción de la liquidez, produciría efectos fiscales
indeseables y se tendería a reproducir el déficit fiscal por la caída cíclica de la
recaudación. En este momento, la caída de las reservas llegaría a un nivel
crítico.

La Caja de Conversión

La caja de conversión como esquema cambiario tiene como objetivo


central eliminar la discrecionalidad que posee el Estado para incrementar
la masa monetaria, desactivando la facultad que es utilizada por los

22
gobiernos para crear efectos económicos mediante la utilización de créditos
adicionales en el marco de determinados e identificables intereses. La caja de
conversión es un sistema de regulación monetaria que condiciona la cantid ad de
dinero al nivel real de las reservas internacionales. El propósito de esta
regulación se justifica por los beneficios que puedan obtenerse a partir de esta
norma, siendo, el más resaltante la estabilidad monetaria, contra la cual atenta
la actitud de los agentes económicos quienes perciben en el mediano plazo el
crecimiento de la cantidad de dinero y sobre estas bases estiman los precios
futuros de bienes y servicios, tomando decisiones en el presente, anticipando el
crecimiento de los precios.
O t r o beneficio está constituido por la estabilidad de los precios, así el
dinero recupera la importante función de ser reserva de valor y adicionalmente
ha de servir como transmisor de información. Un beneficio final lo representa el
crecimiento económico en un escenario de disciplina fiscal, moderación en el
nivel de precios y estabilidad en el signo monetario.
Por lo tanto habrá de determinarse si la inflación es originada
estrictamente por expansión discrecional de masa monetaria y si el crecimiento
económico puede propiciarse en el escenario anteriormente referido. Es
fundamental que la caja de conversión esté inscrita en un cuerpo definido de
política, que permita armonizar la política monetaria con la política fiscal, de
modo que ambas conduzcan a un programa de desarrollo sustentable.
Algunas experiencias derivadas de ciertos países (Estonia, Honk Kong)
que han adoptado la caja de conversión indican que contribuye a la estabilidad
del tipo de cambio, siendo indispensables profundas reformas estructurales,
especialmente en el ámbito fiscal, que es punto focal de un programa de
estabilización, siendo el gasto público el agregado que ha de ser controlado
por generar masa monetaria.

23
La economía venezolana ha padecido en el pasado reciente de dos
relevantes flagelos, que son la devaluación de la moneda (tipo de cambio
errático y volátil) y el sostenido aumento de los precios (tendencia inflacionaria
creciente) (Maza, 1999).
La caja de conversión cuando ha sido aplicada a otras economías ha
producido resultados antagónicos, pues si bien inicialmente ha generado un tipo
de cambio estable con favorable comercio exterior, reducida fluctuación de los
precios y tendencia alcista en la economía, otras naciones han disfrutado de
breves plazos de prosperidad, holgura econó mica, tipo de cambio estable y
bajos niveles en el índice de precios al consumidor. No obstante, lenta pero
inexorablemente se ha revertido el proceso, retornando a inflaciones altas y
surgiendo tipos de cambio sobrevaluados o subvaluados, generándose agud as y
recurrentes crisis.
A Venezuela le fue propuesta la adopción de la caja de conversión en
1995- 1996, siendo rechazada en esa ocasión. El actual gobierno no ha
expresado criterio favorable sobre este régimen cambiario, por el contrario,
voceros autorizados han señalado renuencia.
Históricamente la caja de conversión procede de una antigua propuesta.
En 1944 el banco de Inglaterra, en su momento el mayor Banco Central del
mundo, mediante la llamada Acta de Peels, se dividió en dos departamentos:
uno dedicado al área bancaria y otro al área monetaria, el cual funcionaba
exactamente de la forma en que debería hacerlo una caja de conversión,
estableciendo una tasa fija entre la cantidad de billetes y monedas y las de oro
disponible en las reservas del banco. Hoy el dólar sustituiría al oro en su
función de signo monetario de reserva y base de convertibilidad (Hanke y
Schuler, 1993)
El tema objeto de estudio, la caja de conversión, también conocida como
Junta Monetaria, comenzó a ser aplicada por las autoridades monetarias

24
británicas, en el territorio de sus colonias a mediados del siglo XIX y
posteriormente en algunos países con intensa vinculación económica con el
Reino Unido.
La caja de conversión consiste en un mecanismo que podría sustituir al
Banco Centr al en su tarea de emisor de la moneda fiduciaria de un determinado
país, entendiendo por moneda fiduciaria aquella que no tiene valor intrínseco
como los tienen las monedas de oro y cuya circulación se basa en la confianza
del público. El mecanismo en su forma más pura funciona a través de un ente
distinto al Banco Central que vincula la emisión de dinero base con la posesión
de activos de reserva (reservas internacionales). Recientemente ha surgido la
coexistencia entre Banco Central y Caja de Conversión (Faria, 1998).
La caja de conversión ha de garantizar la circulación de cada unidad
monetaria emitida internamente, a la tasa de cambio fija predeterminada, con su
equivalente en reservas internacionales. Este respaldo de la moneda fiduciaria
confiere al poseedor del dinero la potestad de cambiarlo por moneda de
reserva en el momento y la cantidad deseada. Esta característica de libre
convertibilidad constituye su mayor fortaleza para que el público tenga
confianza en la moneda.
El establecimiento de la caja de conversión supone ligar la emisión de
dinero a los resultados de la balanza de pagos imponiéndose, en ausencia de
políticas neutralizadoras, el ajuste automático flujo de reservas- precios, como
mecanismo corrector de los desequilibrios en el sector externo, restándose
poder discrecional a la política monetaria y cambiaria.
Este mecanismo de ajuste automático postulado originalmente por los
economistas clásicos a fines del siglo XVIII, supone que se produciría un
período inflacionario en aquellos países superavitarios en su balanza de pagos,
mientras que en los deficitarios el proceso deflacionario se activaría al
reducirse el saldo en el comercio exterior (Uslar, 1995).

25
La adopción de la caja de conversión supone la selección de asuntos
claves como el tipo de cambio a la que se va fijar la moneda, y la divisa contra
la que se fijará. También incluye un conjunto de normas de operación
relacionadas con el respaldo de los pasivos emitidos y con los agentes que
tienen acceso a la caja. Estos elementos difieren poco entre los países que han
adoptado dicho mecanismo. Sin embargo, el referido a la ya mencionada
coexistencia o exclusión del respectivo Banco Central con la caja de
conversión si constituye un elemento de diferenciación relevante.
El arreglo más ortodoxo de este esquema cambiario supone la total
ausencia del Banco Central, quedando la emisión monetaria bajo la
responsabilidad de la banca privada, por lo cual el público solicitante de
divisas ha de canalizar su demanda a través del sistema financiero (Sucre,
1998) . Al no operar el Banco Central, los requerimientos de reservas
obligatorias mínimas oficiales (encaje legal) no existen por lo que la propia
banca debe establecer sus apartados de efectivo para enfrentar las salidas no
esperadas de fondos.
La caja de conversión (o Junta Monetaria, como también se le conoce)
restablecida en 1983 en Hong Kong, que era un protectorado inglés para la
época, es el arreglo mas parecido al ortodoxo. Este enclave tras abandonar
dicho esquema cambiario en 1974 por un régimen flotante del tipo de cambio,
se vio obligado a retomar el mecanismo como consecuencia de la presión a que
fue sometido el dólar de Hong Kong a raíz del pánico que surgió entre los
inversionistas tras las discusiones entre Gran Bretaña y China por la cesión de
los derechos ingleses a la República Popular China. Finalizando el siglo XX el
gobierno inglés oficializó la entrega de la Ciudad- Estado, manteniéndose en
vigencia la caja de conversión, con ocasionales modificaciones. Las
operaciones de compensación interbancaria son realizadas por los bancos de

26
Shangai y de la propia Hong Kong, siendo responsables de la emisión de
dinero y de establecer operaciones directamente con la caja de conversión.
En Estonia, con el fin de obtener la necesaria confianza del público, se
creó una ventanilla para que tenga acceso a las operaciones de la caja de
conversión.
Experiencias recientes como la de Argentina, que creó y utilizó una Ley
de Convertibilidad, Letonia y la misma Estonia, admiten la presencia del Banco
Central, cuya función es administrar la compensación interbancaria de cheques,
mientras que la caja de conversión conserva el manejo de las reservas
internacionales y la emisión de dinero. En ambos casos la política monetaria
está reducida a un papel muy discreto de estabilización de los movimientos
intermensuales de las tasas de interés.
La conveniencia de mantener o excluir a los Bancos Centrales responde a
las tareas de agente compensador interbancario y supervisor del sistema de
pagos de la econo mía, que todo instituto emisor asume en las sociedades cuyos
sistemas financieros no están desarrollados suficientemente. Su consistencia es
el pivote de los regímenes de libre convertibilidad, ya que la base monetaria
constituye una fracción de la totalidad del dinero en circulación, y la
responsabilidad del dinero secundario proveniente de la actividad bancaria
recae en el sistema financiero.
Considerando que ni el dinero bancario ni el fortalecimiento del sistema
financiero son responsabilidad de la caja de conversión, estas atribuciones
corresponden al organismo de regulación y supervisión bancaria, y la provisión
de fondos en caso de crisis bancarias es limitada por parte de la caja de
conversión.
Con relación al tipo de cambio, el grado de sobre o subvaluación de la
moneda doméstica determinará la asignación de recursos. La adopción de una
moneda sobrevaluada se refleja en un desestímulo para la producción de bienes

27
transables internacionalmente debido a la pérdida de competitividad. La
fijación arbit raria del tipo de cambio es contraproducente al instalarse la caja
de conversión ya que los agentes económicos percibiendo su insostenibilidad
inducirán ataques especulativos.
Usualmente los países que adoptan este tipo de arreglo, antes de
proceder a la fijación del tipo de cambio, permiten una amplia depreciación de
la moneda en el mercado libre. Dicha fijación se produce una vez estabilizada
la cotización del signo monetario alrededor de un precio que podría
interpretarse como de equilibrio, probablemente con algún grado de
subvaluación con respecto a la moneda que se vincule, que en la actualidad es
el dólar.
El tipo de cambio al cual serán convertidos los pasivos monetarios en
circulación por la nueva moneda, determinará el respaldo que habrá de tene r.
Dado un stock de reservas internacionales, si la conversión se hace a una
tasa de cambio mayor (devaluada), la nueva unidad monetaria tendrá en
términos relativos un mayor respaldo en divisas fuertes.
La asistencia de la caja de conversión como garante de los recursos
depositados en la banca es muy limitada, restringiéndose a los fondos
excedentarios que mantenga, los cuales pueden provenir de las utilidades que
registre la caja de conversión por el manejo del stock de moneda de reserva.
Por esta razón cobra importancia robustecer el sistema financiero y el
mantenimiento de excedentes por parte de la caja para servir de soporte
cuando el sistema bancario lo exija, de allí el requerimiento de contar con
suficientes reservas bancarias líquidas para enfrentar salidas no esperadas de
fondos.
La caja de conversión tiene serios efectos en la economía, uno de ellos es
la pérdida de una variable de ajuste como es el tipo de cambio en el

28
desenvolvimiento económico, lo que podría aumentar la magnitud del shock que
podría producirse, lo que frecuentemente es impredecible.
La exposición de la economía venezolana ante los choques internos y
externos es significativa, especialmente por el peso de los ingresos petroleros,
cuya disminución podría originar una desconocida deflación y severas
restricciones.
La decisión sobre la eventual implantación en Venezuela de la caja de
conversión ha girado en torno a la premisa de proveer a la nación de una
mayor solidez en su signo monetario, utilizando como referencia la aplicación
de la Ley de Convertibilidad en Argentina y la tendencia histórica de los
agregados macroeconómicos en Venezuela.
Entre las funciones de la caja de conversión, se pueden mencionar las
siguientes: (Hanke y Schuler, 1993)
- Suministra billetes y monedas.
- Rige un esquema de tipo de cambio fijo con moneda de reserva.
- Las reservas internacionales respaldan el 100 % de la masa
monetaria.
- Existe convertibilidad libre y sin restricciones para el cambio de
monedas y billetes.
- La política monetaria que establezca el gobierno ha de estar sujeta a
reglas.
- No actúa nunca como prestamista de última instancia.
- No ejerce ninguna regulación sobre la banca comercial.
- No financia los gastos del gobierno.
- Para crearla se requiere una reforma monetaria rápida y no compleja.
- Establece intensas limitaciones presupuestarias.
- No interfiere en los resultados de la balanza de pagos.
- El sistema financiero actúa en un marco liberal

29
En cuanto a los Bancos Centrales, los mismos:
- Suministran billetes, monedas y admiten depósitos.
- El tipo de cambio puede ser flotante vinculado a otra moneda, o fijo.
- Las reservas internacionales son variables.
- La política monetaria es discrecional.
- Actúa como prestamista de última instancia.
- Regula las actividades de la banca comercial.
- Su normativa puede originar inflación.
- Si puede financiar los gastos del gobierno.
- Las reformas monetarias que formula son lentas y de flexible
aplicación.
- Las limitaciones que establece al presupuesto nacional son
imperceptibles.
- Sus disposiciones inciden en la balanza de pagos.
- Está en capacidad de efectuar represión financiera.
Adicionalmente, bajo un régimen de caja de conversión la disciplina
monetaria está protegida porque:
- La cantidad de monedas y billetes aumenta o disminuye según los
resultados de la balanza de pagos.
- El volumen de dinero bancario se expande o se comprime en función
de la base monetaria y de las condiciones del mercado crediticio.
- El presupuesto fiscal se puede financiar con préstamos del sistema
financiero, pero nunca con recursos de la caja de conversión.
- Ante políticas bancarias inconsistentes, el público demanda en forma
creciente divisas, se elevan las tasas de interés y finalmente son afectadas las
reservas internacionales (disminuyen), que son la base de sustentación de la
caja de conversión.
Adicionalmente dos ventajas iniciales de la caja de conversión son:

30
La significativa contribución al logro de la disciplina fiscal y monetaria, y
su simplicidad, transparencia e imagen de permanencia. Las desventajas
de mayor relieve son las severas restricciones al otorgamiento de asistencia
financiera a la banca, pudiendo afectar a la economía al conducirla a diversos
riesgos y alta vulnerabilidad, particularmente en economías que dependen de
pocos bienes y servicios para la exportación.
Las distorsiones causadas por la rigidez de la Caja de Conversión
pueden ser muy peligrosas para las economías que la implantan. La pérdida de
competitividad, implícita en la apreciación real de la moneda y en su sobre-
valuación creciente, puede agudizarse por las correcciones que implementen las
economías competidoras.
Cuando el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos alcanza
niveles muy altos, surge el convencimiento de la devaluación inminente,
produciéndose una fuga de capitales de grandes proporciones, contrayéndose
abruptamente las reservas internacionales, lo que precipita la devaluación, a
pesar de las restricciones legales que establece la caja de conversión.
Esta situación puede ser aún mas grave si se implanta en economía mono
exportadoras y de baja productividad ya que las posibles expectativas
cambiarias negativas se pueden producir por circunstancias externas sobre las
que no es posible ejercer control, por ejemplo en el caso venezolano, una
notable disminución en el precio del barril del petróleo (Palma, 1998).
Otra desventaja consiste en determinar con precisión la cantidad de
dinero circulante (M1), que es el efectivo en poder del público más los
depósitos en cuentas corrientes. Dado el creciente volumen de títulos de la
deuda pública nacional que el gobierno venezolano ha emitido (bonos y letras
del tesoro, repos, certificados de depósitos y Ve Bonos), estos montos pueden
aumentar en breve plazo ante constantes intervenciones oficiales de
operaciones de mercado abierto que harían variar el nivel de M1.

31
Un aspecto especialmente delicado es el sesgo antiexportador que podría
originar una caja de conversión. Existiendo distorsiones en el mercado de
bienes no transables (no exportables) y un alto componente dedicado al gasto
social en el presupuesto, se generan presiones de demanda sobre estos bienes
que hacen que la evolución de sus precios sea más acelerada que la de los
bienes transables (exportables), lo cual conducirá a un incremento de los
precios internos mayor que el de los externos y a una tendencia a la
apreciación del tipo de cambio, incidiendo en las exportaciones (Zambrano,
1995).

Interrogantes de la Investigación

- ¿Cuál es el significado y sentido de la Caja de Conversión?.


- ¿Cómo es su operatividad y funcionamiento? .
- ¿Qué ocurrió en Argentina y su Ley de Convertibilidad ? .
- ¿Cuáles han sido las características relevantes de la política cambiaria
en Venezuela ?
- ¿Cuáles han sido los efectos de la caja de conversión en las
economías que la han adoptado ? .
- ¿Cómo ha de ser la relación entre caja de conversión y Banco
Central? .
- ¿Cómo ha de determinarse el tipo de cambio que ha de regir ? .
- ¿Cuál es la capacidad de la caja de conversión para evitar la sobre o
subvaluación del signo monetario ? .
- ¿Por qué ocurre volatilidad en el tipo de cambio bajo el esquema de
flotación? .

32
- ¿Qué consideraciones prevalecen para imponer el régimen
cambiario?.
Objetivos de la Investigación

Objetivo General

Evaluar la hipotética adopción de la caja de conversión en Venezuela


como alternativa de política cambiaria.

Objetivos Específicos

- Determinar si la adopción de la caja de conversión es una alternativa


de política cambiaria en Venezuela.
- Analizar las limitaciones de la economía Venezolana para adoptar un
régimen de caja de conversión.
- Examinar si el único respaldo a la circulación monetaria externa está
constituido por las reservas internacionales denominadas en dólares.
- Mencionar los efectos favorables en la econo mía Venezolana con caja
de conversión.
- Estimar si son homologables las experiencias interna cionales de caja
de conversión en la economía Venezolana.
- Considerar la coexistencia de caja de conversión y Banco Central.

Justificación

Los criterios para la elección del régimen cambiario van más allá de las
consideraciones técnicas que tradicionalmente han ocupado la atención de los

33
expertos. Por encima del tipo de incertidumbre a la que se vea sometida la
economía, la elección de régimen implica una decisión sobre el modo de
relacionarse con el entorno internacional y el grado de activismo de la política
económica interna. En el momento de decidir entre un régimen u otro, los
gobiernos no suelen analizar con la profundidad y densidad requeridas si las
perturbaciones son nominales o reales, externas o internas, transitorias o
permanentes. Tomar la decisión en base a estos criterios resulta arduo y
complejo ya que es difícil determinar la verdadera naturaleza de las referidas
perturbaciones, puesto que es fr ecuente observar la presencia simultánea de
diferentes y variados sucesos que inciden en la economía. Igual complejidad
existe en relación con las características estructurales ya que cualquier régimen
seleccionado puede conducir al éxito o fracasar.
La creciente liberalización y globalización de los mercados financieros ha
incrementado la interdependencia entre los países hasta el punto que resulta
obligatorio participar activamente o asumir el riesgo del aislamiento. De allí que
en la elección del régimen cambiario las autoridades deben sopesar el balance
de costos y beneficios que se derivará de la decisión. Cada alternativa acarrea
costos económicos y políticos, por ello los gobiernos han de considerar
cuidadosamente el costo político el cual constituirá el criterio central para la
elección del régimen. En función del peso relativo asignado por la sociedad a
cada objetivo, el gobierno evalúa las pérdidas esperadas en cada régimen y
decide en consecuencia.
A partir de Febrero de 1983, fecha en la cual se adoptó un control de
cambio para administrar el mercado de divisas, se han sucedido mecanismos
mas flexibles como el de las subastas, hasta los ajustes sucesivos por inflación
en dos variantes: el programa de devaluaciones anunciadas y progresivas entre
1990 1994 y el sistema de bandas aplicado a propósito de la liberación del

34
mercado cambiario en abril de 1996. Posteriormente se decretó de nuevo otro
control de cambio que ha permanecido hasta la fecha, Enero de 2006.
En todos éstos regímenes aplicados poco se tomaron en cuenta las
realidades específicas de la balanza de pagos cuya cuenta corriente suele
arrojar saldos superavitarios. En general, no se ha valorado cabalmente que en
cada régimen cambiario surge un particular mercado monetario, corriéndose
por ello el riesgo de ocasionar perturbaciones monetarias insostenibles. De allí
la necesidad de conformar fundamentos institucionales claros que analicen los
impactos monetarios de cada esquema cambiario puesto que son muy
diferentes las consecuencias de un régimen de depreciaciones programadas,
que uno de anclaje u otro de control de cambio.
La característica estructural de las cuentas externas de un país petrolero
como Venezuela, con una economía pequeña, permite un campo de maniobra
para establecer un régimen cambiario capaz de sanear el marco institucional
sobre el cual se desarrolla la política monetaria.
En razón de este conjunto de referencias y apreciaciones resulta
conveniente y oportuno examinar y analizar la reciente política cambiaria de
Venezue la a objeto de investigar los efectos de los distintos regímenes
cambiarios, sus orígenes y las razones de su implementación, para recomendar
un esquema cambiario que se ajuste a la economía venezolana, centrándose la
investigación en la caja de conversión como alternativa de política cambiaria,
para lo cual se recogió la opinión de un conjunto de expertos quienes
respondieron seis interrogantes mediante una entrevista cuyas argumentaciones,
a favor o en contra, revelarán la procedencia o no de instrumentar este régimen
cambiario.
En consideración de las singularidades de la economía venezolana, de la
importancia del dólar para las transacciones externas, su función de constituir
una fracción importante de las reservas internacionales y de los múltiples

35
esquemas cambiarios que se han instrumentado, la investigación y sus
resultados beneficiarán a:
1. Autoridades que han de tomar decisiones al respecto, pues la
conjunción organizada de los juicios de valor de los entrevistados permitirán
comparaciones, conduciendo a reflexiones de mayor profundidad a la hora de
asumir responsabilidades cambiarias.
2. Miembros de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, quienes
podrían divulgar las opiniones de los expertos entrevistados a través de sus
órganos de difusió n, valorando sus aportes y novedosos juicios de valor, que
eventualmente podrían ser considerados como elementos meritorios para
ingresar a la Academia.
3. Parlamentarios de la Asamblea Nacional, específicamente los
miembros de la Comisión de Finanzas que es la responsable de estudiar los
planteamientos en torno al tema y que eventualmente tomarían cuerpo de Ley.
4. Organizaciones gremiales que requieren de conocimientos sobre
política cambiaria a fin sugerir a los gobernantes sus particulares puntos de
vista.
5. Docentes que imparten conocimientos en el área, enriqueciendo la
formación académica del alumnado y fortaleciendo sus potencialidades.
6. Investigadores adscritos a instituciones que se dedican a encontrar las
razones que expliquen el origen de los problemas de la política cambiaria.
7. Estudiantes de cuarto nivel quienes buscan mejorar su excelencia
académica con fines de efectuar contribuciones en el área investigada.

36
CAPÍTULO II

MARCO TEÓRICO

Antecedentes Relacionados con la Investig ación

Siendo el objetivo general de la investigación analizar y describir la


hipotética adopción en Venezuela de la Caja de Conversión o Junta Monetaria,
se inician los correspondientes antecedentes citado a Steve Hanke, profesor de
Economía aplicada de la Universidad John Hopkins, Baltimore, USA y
Economista jefe de Friedberg Commodity Management Inc., Toronto, Canadá,
además de columnista regular de la revista especializada “Forbes”, (¿Banco
Central ó Caja de Conversión) , 199 5, Buenos Aires, Fundación República. El
Sistema de Caja de Conversión: Hacia una auténtica reforma monetaria, Lima,
C.T.E.L. 1990) quien afirma que la caja de conversión ha generado resultados
favorables en las economías de mas de 70 naciones, desde 1948, definiéndola
como un organismo emisor de billetes y monedas convertibles a una moneda
extranjera de reserva, a una tasa fija y contra demanda, las cuales equivalen al
100% de los billetes y monedas en circulación. El instrumento en cuestión
genera ganancias (señoreaje) producto de la diferencia que existe entre el
interés acumulado por los títulos valores de primera línea en que han sido
invertidas las reservas y el costo de mantener los billetes y monedas en
circulación. Como institución la caja de conversión carece de todo poder
discrecional sobre la política monetaria y cambiaría. En el caso de que

37
coexistieran caja de conversión y Banco Central, la única función de este es
velar por la vigilancia, supervisión y regulación del sistema de pagos en general
los bancos comerciales en particular. Adicionalmente, las cajas de conversión
no están en condiciones de crear inflación, financiar el gasto gubernamental,
ejercer influencias sobre el tipo de cambio ni alterar discrecionalmente el nivel
de las reservas internacionales. Hanke juzga que en el caso Venezolano no es
necesario eliminar el Banco Central para establecer la caja de conversión, la
cual estaría a cargo de la emisión de dinero, diseñando las políticas relativas al
volumen que los medios de pago han de tener dentro de la economía. Al Banco
Central le correspondería controlar el sistema de pago y la regulación bancaria.
Finalmente afirma que han de suprimirse los controles sobre la libertad
cambiaria, lo cual incidirá en la estructura de la balanza de pagos ya que el
novedoso organismo establece una ancla que es la paridad cambiaría fija, la
cual para que tenga sentido exige que los demás aspectos vinculados al
esquema operativo han de ser flexibles para generar confianza y reducir el
riesgo del país.
Así mismo, Kurt Schuler (Currency Boards for Develonping Countries,
Mc Graw Hill, USA, 1992) estima que el éxito de una caja de conversión,
especialmente en el campo de la estabilidad cambiaría, consiste en asegurar
que la moneda local sea 100% convertible a la moneda de reserva a una tasa
fija, lo cual no constituye un riesgo debido a que las reservas internacionales
del país ($) corresponden al monto de billetes y monedas en circulación (Bs.),
la caja de conversión puede satisfacer la hipotética situación en la que todos
los tenedores de efectivo aspiren cambiar este activo por la moneda de
reserva. En teoría, en un sistema de caja de conversión, la moneda local es tan
sólida como la moneda extranjera de reserva. La diferencia entre usar la
moneda local o la extranjera es que la ganancia generada por la primera se

38
retiene en el país, mientras que con la segunda la ganancia retornaría al país
emisor de la moneda de reserva.
Argumenta, además, que cuando la política monetaria es discrecional, los
cambios en la oferta monetaria a corto plazo se traducen en devaluaciones o
revaluaciones de la moneda local, un aumento de la demanda se traduce en una
depreciación de la moneda y viceversa, ya que los cambios en la demanda
monetaria inducen a cambios en la misma dirección de las reservas comerciales
de la banca y en la capacidad de crédito de la misma, que obligan a realizar
ajustes en el tipo de cambio para equilibrar la balanza de pagos, lo cual no
ocurre en un sistema de caja de conversión.
Alexander Guerrero (Revista Semanal Especializada “Dinero”, Marzo 15,
1995, Caracas), Ph.D en Economía, London School, y profesor UCAB y
UCV, ha afirmado que para adelantar una reforma monetaria, utilizando la
figura de Caja de Conversión, se requiere un consenso nacional cuyo objetivo
central sea el abatimiento de la inflación, lo cual podría conseguirse mediante
un régimen de convertibilidad en el cual se sustituyan las funciones monetarias y
cambiarias del Banco Central, el cual solo intervendría en áreas que no afecten
directamente los volúmenes de liquidez monetaria, y aun cuando perdería sus
funciones de prestamista de última instancia, podría asumir tareas relacionadas
con la supervisión, regulación y mantenimiento de la base de datos financiera y
monetaria. Las dimensiones de una reforma monetaria basada en la
implementación de una Caja de Conversión serian profundas y significarían un
cambio institucional en los organismos rectores de finanzas públicas.
De allí que Venezuela posea condiciones para aplicar la caja de
conversión por que posee mas de la tercera parte (1/3) de las reservas en oro,
cuando la media de otros países es la quinta parte (1/5) y las reservas
internacionales son suficientes para establecer la Ley de Convertibilidad.

39
El Banco Central conservaría la atribución de establecer las reservas
bancarias, las cuales pueden esterilizarse como moneda de reserva de la caja
de conversión o por bonos y letras del tesoro.
Si el respaldo para constituir la caja de conversión fuese bajo o
insuficiente, podrían usarse colaterales petroleros para aumentar las reservas
internacionales, así disminuirá la devaluación del signo monetario evitándose los
impactos que sobre la economía tendría la depreciación del tipo de cambio.
Las participaciones en Dólares podrían incluirse como reservas siempre que se
vendieran en los mercados internacionales.
En Venezuela funcionó una cuasi caja de conversión por que leyes
anteriores establecían que el Banco Central no podía monetizar déficit fiscales.
Hugo Faría (Diario “El Universal”, 12-12- 1998. Pág. 12, Caracas)
Economista, Ph.D en Economía, Consultor y Asesor, profesor del IESA,
considera que una de las principales ventajas de la caja de conversión es que
minimiza el riesgo de que la emisión de dinero se politice, obedeciendo más a
criterios particulares que a aspectos económicos, tornándose la economía
Venezolana mas fuerte ya que contaría con un esquema firme que sostendría el
tipo de cambio con escasa discrecionalidad. Propone, además, un menú de
soluciones que incluye acompañar a la caja de conversión con un régimen que
imponga un límite al endeudamiento gubernamental, y si existiera déficit fiscal,
el estado lo financiaría con deuda, sometiéndose a la disciplina del mercado.
Advierte que la estabilidad monetaria y cambiaria solo es posible en países con
institutos emisores fuertes y autónomos, que no es el caso de Venezuela.
Concluye aseverando que los países con caja de conversión están en
mejores condiciones para enfrentar shocks externos, citando a Argentina que
sobrevivió a la crisis del efecto Tequila en 1995 y disminuyó la inflación de
1350% en 1990 a 84.1% al año de implantarse la caja de conversión, y al año
siguiente bajó a 17.5% ubicándose en 3.5% en 1994 y en 2.8% en 1995.

40
El economista Carlos Granier (Diario “El Universal”, 18- 06- 1998,
Pág.2.4, Caracas ) sentencia que la caja de conversión, así como ningún otro
esquema, es invulnerable a bruscos impactos y movimientos económicos y
sociales que puedan repercutir en las macro variables básicas de un país; sin
embargo, prepararía a Venezuela para enfrentar mejor las eventualidades,
protegiéndola frente a sobresaltos internos y externos al contar con un esquema
monetario firme y sin discrecionalidad, evitando controles de cambio que no
solucionan la crisis. El propuesto sistema de convertibilidad puede
instrumentarse con relativa fluidez dado el flujo continuo de divisas, elevadas
reservas internacionales y los periódicos superávit en la cuenta corriente de la
balanza de pagos. Los requisitos iniciales para la convertibilidad son: esterilizar
la liquidez inorgánica, derogar controles cambiarios y de precios, inducir a
tasas de interés positivas y determinar con la mayor certidumbre posible el
nivel de la tasa cambiaria Bs. /U$. Atenta contra la caja de conversión, el alto
nivel inflacionario, la rigidez de la brecha fiscal, la fuerte contracción interna, el
creciente desempleo, la caída rotunda de la inversión, el sistemático e
indetenible endeudamiento interno y la reducida tendencia al ahorro.
El empresario Enrique Sánchez, ex presidente del Consejo de Economía
Nacional (Diario “El Universal” 27- 06- 98, Pág. 2.6, Caracas), enfatiza en la
necesidad de una verdadera disciplina monetaria que podría lograrse
controlando la emisión de dinero, redundando en un adecuado volumen de la
masa monetaria en circulación, lo cual se conseguiría a través de la caja de
conversión, que además posibilitaría el endeudamiento en moneda dura,
estabilidad en el tipo de cambio, tasas de interés incentivadoras del crédito y el
ahorro y actividad importadora sustentable.
El economista Luis Zambrano Sequín, del instituto de investigaciones
económicas de la UCAB (Revista especializada “Dinero”, 15- 07-95, Pág. 18,
Caracas), calcula que para establecer una caja de conversión sería necesario

41
inmovilizar la cuarta parte del producto interno bruto en activos externos, lo
cual impediría el urgente crecimiento del consumo y la inversión. Además,
afirma, que una economía abierta como la venezolana, con la caja de
conversión cualquier Shock externo podría impactar seriamente la economía
produciendo inflación y recesión. No obstante, admite los ejemplos históricos
concretos en los que economías que se han valido de la convertibilidad han
logrado inflaciones de un dígito, aún cuando la correlación entre caja de
conversión y baja inflación no cuenta con la aprobación de comunidad
económica internacional, por lo cual, como método para controlar la inflación,
la caja es ineficiente en relación al monto de reservas que requiere para tal fin.
Concluye que lo importante es que la moneda esté respaldada por activos
sólidos, y estos no necesariamente tienen que ser reservas, siendo lo ideal
establecer un máximo nivel de confianza con un mínimo nivel de reservas.
El economista y columnista de “El Universal” y “Economía Hoy”,
Domingo Fontiveros (Guía Financiera Gerente, Marzo 1995, Pág. 62, Caracas)
Describe el peligro que podría implicar una caja de conversión,
estructurándose con ese nombre otro tipo de institución o que se implemente
desvirtuándose su esencia. El costo de una caja de conversión para Venezuela
será inicialmente alto, probablemente una recesión mayor no necesariamente
larga si el fisco privatiza y cubre el déficit, reabre los mercados y libera los
precios, es probable que la entrada de capitales sea sustancial, creciendo la
economía a corto plazo, pero si abren las ventanas de flexibilidad operativa
convenientes al interés político inmediato, las posibilidades de éxito serán
escasas. La probable crisis se haría presente cuando el diferencial de inflación
entre USA y Venezuela crezca consecutivamente, debiendo ser contrarrestado
no con mini devaluaciones periódicas, sino con mayor productividad, poco
probable a corto plazo en Venezuela.

42
El Economista Pedro Palma (Diario “El Universal”, 19-01- 98. Pág. 21,
Caracas), creador de la firma “Consultores Met ro económica”, Presidente de
Vena Cham (Cámara Venezolana – Americana) y conferencista, ha expresado
que la fijación del tipo de cambio y las restricciones al otorgamiento de
asistencia financiera a la banca por parte de la autoridad monetaria, generan
inconvenientes y riesgos cuando actúa la caja de conversión, colocando a la
respectiva economía en una posición vulnerable, especialmente a aquellas
petroleras dependientes de una actividad volátil e influida por circunstancias
económicas, políticas internacionales fuera de su control. Esta situación tiende
a agravarse ya que la materialización de expectativas cambiarias negativas se
pueden originar por circunstancias externas como una reducción de los precios
internacionales de los hidrocarburos.
En el caso de economías con caja de conversión, la vulnerabilidad de la
banca tiende a ser mayor ya que ante adversidades las instituciones financieras
no pueden acudir a las autoridades monetarias en busca de asistencia financiera
por estar prohibida o limitada. Las rigideces de la caja de conversión atentan
contra la economía ya que ocasionan perdida de competitividad ante la
apreciación de la moneda y una sobre valuación creciente, lo cual no conduce
al abatimiento inmediato de la inflación, ni la coloca en los nive les similares a la
de los países desarrollados. El nivel general de precios internos siempre ha
sido mayor que el externo, lo que conduce a una apreciación real de la moneda
y a una revaluación intensa que causa desequilibrios en el sector externo,
produciendo colapso.
Emeterio Gómez, Doctor en Economía y profesor de la UCV, además de
columnista dominical de “El Universal” y reconocido conferencista (Revista
Especializada “Dinero”, 15-03- 95. Pág. 39, Caracas) inicia su análisis
recordando que el dinero es cada vez mas dinero fiduciario, dinero signo,
dinero sin una base real, por eso desapareció el patrón oro, lo que lo lleva a

43
defender el rol de los Bancos Centrales y negar la posibilidad de volver a
esquemas de conversión monetaria ya que con las operacio nes financieras el
dinero otorgado en créditos se multiplica sin tener ningún respaldo material, es
decir, el dinero es una decisión autónoma del estado; pretender establecerlo
con una caja de conversión es una ingenuidad. El verdadero problema a
enfrentar, agrega, se encuentra en el marco de la voluntad política que habría
de decidir si se agrega o no dinero inorgánico. Enfatiza que establecer una
regla monetaria o cambiaria es una formalidad o mecanismo para cambiar
expectativas racionales, lo que no garantiza que el mecanismo en cuestión sea
en realidad una regla. Lo que si garantiza es que no se emitirá dinero
inorgánico, es la voluntad del estado de no emitirlo, lo cual limita el crecimiento
del gasto social. En el fondo del problema lo que resalta es la incorporación
del extracto marginal de la población a esquemas de vida superiores sin emitir
dinero inorgánico que mayoritariamente es la fuente del gasto social. Una vez
que se dilucide este aspecto, debe optarse por estudiar y aplicar la política
monetaria idónea y adecuada.
Enrique Folcini (Diario “El Universal”. Pág. 2- 1, 26- 06-97, Caracas), ex
Presidente del Banco Central de Argentina, afirma que la caja de conversión no
es suficiente para estabilizar la moneda nacional; en algunos casos puede ser
una condición necesaria aunque no suficiente para lograr la estabilidad de la
moneda. Los países que han instaurado la caja de conversión tenían un nivel de
reservas más alto que el de Venezuela hoy, sin que sea un impedimento para
alcanzar el éxito. A efectos de la convertibilidad no interesa tanto el nivel
absoluto de reservas, sino su relación con los pasivos monetarios del Banco
Central. El principal obstáculo que presenta la caja de conversión en su fase
inicial es el impacto social que significa la austeridad que impone. Estas
consecuencias sociales estarán determinadas por la severidad del ajuste
requerido para reasignar recursos y mejorar la productividad del sistema, así

44
como la restricción en el consumo, necesaria para generar una sólida corriente
de ahorro interno. Lo relevante es la disciplina monetaria y fiscal. Cualquier
política que se observe es una buena alternativa, debiendo concebirse la caja
de conversión como la única solución para contener la inflación y la fuga de
capitales.

B a s e s Operativas y Funcionales de la Caja de Conversión

Implantación de una Caja de Conversión. (Hanke y Schuler, 1995)

Modalidad A: Transformación del Banco Central

- Delegar en otros organismos las funciones del Banco Central que no


estén relacionadas directamente con la emisión de dinero.
- Permitir la libre flotación de la tasa de cambio durante cierto período
(un trimestre), para obtener información del mercado. Determinar el nivel de la
tasa de cambio que equilibra oferta y demanda. Anunciar la moneda de reserva
seleccionada y la fecha de vigencia de la nueva tasa de cambio.
- Transparencia y predicción de las acciones del Banco Central
evitando desestabilización. Difusión diaria de sus actividades y balances.
Mantener reservas suficientes para contrarrestar los incrementos en la base
monetaria.
- Convertir parcialmente reservas exigidas a la banca comercial y
universal en billetes y monedas de la caja de conversión o en títulos extranjeros
según decisión de los bancos. Cancelar semanalmente las reservas para reducir
los pasivos del Banco Central.

45
- Establecer una tasa de cambio fija con la divisa de reserva en niveles
cercanos a las tasas de mercado observadas durante el período elegido (un
trimestre).
- Asegurar que las reservas internacionales respalden el cien por ciento
del dinero en circulación.
- Abrir la caja de conversión a la totalidad de las personas que
intervienen en todas las actividades económicas. Transferir los activos y
pasivos remanentes del Banco Central a la caja de conversión.

Modalidad B: Creación de la Caja de Conversión como Emisor Paralelo

- Obtener las reservas internacionales iniciales para la caja de


conversión. Inicialmente no es necesario respaldar el cien por ciento de la base
monetaria, mas debe emitirse una señal de que la institución es sostenible. El
gobierno podría vender propiedades o solicitar préstamo a algún ente
financiero internacional. Legalizar la divisa de reserva de la Caja de
Conversión para posibilitar el pago de deudas privadas o impuestos. Los
usuarios pueden elegir la divisa objeto de su interés.
- Comenzar a emitir la divisa de reserva de la caja de conversión en un
monto equivalente a las reservas internacionales obtenidas inicialmente.
- Proceder a la circulación de la nueva divisa distribuyéndola entre los
residentes de acuerdo a un plan definido claramente, durante un período lo mas
breve posible.
- Cuando el valor real de la divisa del Banco Central se reduzca a
menos del diez por ciento de todas las divisas en circulación, el Banco Central
es sustituido por la caja de conversión.

46
Requisitos Administrativos para el Funcionamiento de la Caja de
Conversión

- Constitución. Mediante un modelo legal sencillo y consistente.


- Sede . Una oficina central para el almacenamiento y distribución de la
divisa, oficina s regionales en lugares apropiados y oficinas internacionales.
- Gerencia . Elección de una Junta Directiva de tres a ocho miembros,
nombrados por períodos escalonados, sin control discrecional.
- Personal . Para las operaciones de cambio, personal con las destrezas
habituales de cajeros de instituciones financieras. Expertos en finanzas para las
operaciones de inversión de los activos de la caja de conversión.
- Composición de las reservas. Activos de bajo riesgo denominados
en la divisa de reserva. Las exp eriencias internacionales señalan treinta por
ciento de reservas líquidas y setenta por ciento en inversiones.
- Egresos . Monto equivalente al medio por ciento de los activos totales
destinado a imprimir billetes, acuñar monedas, cancelar sueldos, alquileres,
servicios y demás gastos.
- Ingresos . Intereses generados por las colocaciones. Debe evitarse el
cobro de comisiones, ya que además de representar reducidos ingresos,
debilita la relación con la moneda de reserva
- Protección de la caja de conversión. La caja de conversión es una
Institución Monetaria no gubernamental, sin fines de lucro. Requiere
condiciones que garanticen credibilidad, compromiso y competencia.
- Credibilidad. Han de incluirse directores extranjeros como
representantes del Fondo Monetario Internacional, y directores nacionales no
miembros de instituciones públicas como representantes de la Asociación
Bancaria Nacional. Adicionalmente, ha de mantener activos en algún país de

47
alta credibilidad por la estabilidad de sus instituciones financieras y
responsabilidad de sus poderes públicos.
- Compromiso. Ha de establecer contratos de cambio a futuros a tasa
fija.
- Competencia . Ha de permitir al público contratar y pagar
obligaciones, así como garantizar los depósitos denominados en cualquier
divisa.
- Prestamista de última instancia. La caja de conversión ofrece mayor
estabilidad a los bancos, pues al eliminar el riesgo cambiario facilita el acceso a
los mercados foráneos y fomenta el establecimiento de bancos extranjeros. El
riesgo de pánico financiero puede reducirse mediante la contratación de
seguros de depósitos privados y voluntarios.
- Modalidad de la tasa de cambio. La tasa de cambio que establece
un Banco Central no debe ser fija, pues está sujeta a presiones políticas y
riesgos de diversa naturaleza. La caja de conversión sí puede mantener una
tasa verdaderamente fija. Además, permite al público conservar sus depósitos
en cualquier divisa, dentro o fuera del país, pudiéndose escoger cualquier
combinación de divisas con tasas de cambio fijas o flotantes.
- Impuesto inflacionario. La meta de una caja de conversión es el
mantenimiento de una divisa sana, no obtener ingresos en términos de
beneficio. Los ingresos obtenidos por vía de la inflación no constituyen su
objetivo. Los aumentos en el nivel general de precios impiden el crecimiento
económico sustentable, reduciendo ingresos que podrían obtenerse por vías
diferentes y disímiles.
- Cuantía y calidad de las reservas internacionales. Las reservas en
poder de la caja de conversión ganan intereses al invertirse en activos
foráneos. El costo de las reservas es la diferencia entre el valor de los bienes
que podrían comprarse en el presente y el equivalente capitalizado del interés

48
que generarían al ser invertidas. Solo si las tasas de interés internas fueran
mayores que las internacionales, para inversiones de riesgo similar, la caja de
conversión resultaría más costosa que el Banco Central. Las reservas deben
estar invertidas en títulos valores externos cuya demanda sea creciente. No
debe invertir en títulos en moneda local o en aquellos emitidos por el gobierno
local porque comenzaría a operar como un Banco Central. La inversión
adecuada han de ser los bonos públicos emitidos por el país cuya moneda ha
sido elegida como divisa de reserva, en segundo término, los bonos
comerciales e industriales emitidos por corporaciones, debidamente
diagnosticados por reconocidas calificadoras de riesgo, y en tercer lugar, los
préstamos en euromonedas. El vencimiento promedio de la cartera de
inversiones debe estar en el marco del corto plazo.
- Relación con el país emisor de la divisa de reserva. El fundamento
de la caja de conversión es darle mayor credibilidad a la moneda nacional, ya
que los actuales sistemas monetarios de los países con monedas aún no
fortalecidas se beneficiarían al tener como respaldo de su base monetaria a una
divisa de aceptación y credibilidad universal.
- Convertibilidad de la divisa. Si el público convirtiera las divisas de
la caja de conversión en divisas de reservas se fortalecería la confianza en el
instrumento pues las divisas están respaldadas en cien por ciento. Estando la
tasa de cambio establecida en una proporción de uno a uno, los agentes
económicos no tienen necesidad de efectuar un cálculo sobre sus precios. Los
depósitos en los bancos comerciales tampoco se afectan. La eventual
conversión de la divisa de la caja en divisa de reserva inicia una seria de
eventos que conducen a que la oferta monetaria, los precios y los ingresos
nominales alcancen nuevos niveles de mercado. La necesidad de realizar pagos
al gobierno en divisa nacional limita el monto de divisas que el público está en
disposición de convertir.

49
- Ganancias. Resultan de la diferencia entre el interés obtenido por
sus títulos de reserva en moneda extranjera y sus gastos, incluyendo el pago de
préstamos inicialmente recibidos. Una que éstos han sido devueltos la caja
debe acumular, aproximadamente, un diez por ciento de reservas adicionales
para protegerse de la eventual pérdida de capital que la posesión de títulos
pudiera ocasionar.

B a s e s Teóricas

La política cambiaria continúa siendo tema de análisis obligado. Las


discusiones sobre el tema cambiario, toman por lo general el rumbo de lo
monetario, de las tasas de interés, de los flujos capitales y el tipo de cambio
como instrumento de política cambiaria en el contexto de la política
gubernamental. Sin embargo, este análisis aunque en extremo relevante, tiende
a otra discusión quizás tan o más importante a los efectos de la economía en el
largo plazo, que es la referida a los impactos que una u otra estrategia
cambiaria conlleva sobre el crecimiento económico, la diversificación y
fortaleza de la economía y por ende cómo la definición de una determinada
estrategia de crecimiento predefine en gran medida la política de tipo de
cambio a seguir.
En los actuales momentos el stock de reservas internacionales (alrededor
de US$ 30 mil millones) soportan la apreciación del tipo de cambio, que dada
las magnitudes relativas y considerando cambios en el escenario petrolero,
pudieran mantener a la economía venezolana con un margen de sobrevaluación
y crecimiento económico. Esta apreciación cambiaria, sustentada en el control
de cambio, en principio ayudaría a frenar la inflación. Sin embargo, esta visión
está fuertemente reñida con los siguientes aspectos.

50
La apreciación cambiaria reduce el grado de competitividad de los
sectores productores de bienes, en la medida en que éstos no puedan elevar en
el mismo grado y a la misma velocidad su nivel de productividad, a los efectos
de compensar la apreciación del tipo de cambio. Siguiendo este argumento,
podría concluirse que la apreciación termina siendo un mecanismo de mercado
que sustentado en nuestras ventajas en el campo petrolero- petroquímico,
minero, de metales básicos y en general energético, termina excluyendo a las
empresas más ineficientes, en virtud de lo cual, probablemente hoy la mayor
parte del sector no petrolero de la economía productora de bienes perdería
apreciables márgenes de competitividad. Al contrario, evitar la apreciación del
tipo de cambio pudiera usarse erradamente como un argumento proteccionista.
En este punto, se deben medir las implicaciones de esta argumentación.
En primer lugar, aunque en mejores condiciones dada su estructura de
costos y mayores márgenes, ninguna industria productora de bienes, ni siquiera
la industria petrolera, puede dejar de ser afectada a largo plazo por una
apreciación del tipo de cambio. Por un lado, los costos de inversión de capital
y de operación en bolívares se encarecen en términos de dólares en la medida
en que la apreciación cambiaria se acentúa debido a la inflación interna,
reduciendo los márgenes de rentabilidad de las inversiones extranjeras en el
país. En el caso petrolero, los efectos de arrastre que la apertura generaría
sobre sectores industriales complementarios privados, se ven afectados en la
medida en que la apreciación merma la competitividad de los sectores
suplidores de insumos y de bienes de capital, en comparación con la
importación de sus equivalentes.
Asimismo, en el caso de la industria petrolera en la que su único
accionista –el Estado– ve concentrado su gasto fundamentalmente en
remuneraciones y servicios no transables (cuyos precios dependen más de la
inflación interna que del tipo de camb io), el retorno en bolívares sobre el activo

51
petrolero se reduce efectivamente en la medida en que el tipo de cambio se
aprecia, generando presión hacia una mayor tributación sobre la industria así
como sobre el sector no petrolero y personas naturales, cuando no lo es hacia
una corrección nominal del tipo de cambio, como históricamente ha ocurrido en
los episodios de devaluación cambiaria. Por tanto, al igual que en el caso de
las empresas privadas, la única forma en que el sector público pueda sostener
una apreciación cambiaria sin que ello suponga aumentos en la presión
tributaria, que finalmente termina frenado el crecimiento económico, es a través
de mejoras en su productividad, lo cual pasa necesariamente por una reducción
en el tamaño y reestructuración de la administración pública y por la
privatización de empresas del Estado. Tales procesos a su vez permitirían
atacar en su origen una fracción sustancial de las fuerzas de generación de
presiones en la economía. Hoy la velocidad e intensidad de las reformas
fiscales en esta materia son insuficientes, así como también lo es el grado de
disciplina fiscal, siendo la persistente apreciación del tipo de cambio un
síntoma claro de ello. En este sentido, es más probable que las presiones que
la apreciación cambiaria ejercerá sobre la economía, se manifestarán más
rápidamente sobre la sostenibilidad de las cuentas fiscales, que ya de por si es
precaria, y por el detrimento del crecimiento de la economía no petrolera, más
que por la velocidad de deterioro de la cuenta corriente, que estará en gran
medida cubierta por los flujos externos petroleros.
En este contexto, sumado a los factores claves que giran alrededor de la
seguridad jurídica de las inversiones foráneas directas en actividades no
petroleras, debe resolverse si se esperan flujos significativos de capital en estas
áreas, la apreciación del tipo de cambio y su sostenibilidad en el rango de los
riesgos a tomar por inversionistas extranjeros, dada la asociación entre ésta y
las condiciones de volatilidad e inestabilidad macroeconómica. En este orden
de conceptualizaciones deben plantearse algunas preguntas: (1) ¿Puede

52
volverse más vulnerable la economía en cuanto a la generación de flujos de
divisas, a pesar de que la actividad petrolera supone la definición del papel
estratégico de Venezuela en el mercado mundial de petróleo, y en principio una
menor vulnerabilidad de mercado?; (2) ¿Es el crecimiento inducido por el
petróleo y sus inversiones suficiente para garantizar una recuperación adecuada
del ingreso per cápita a largo plazo?; (3) ¿Qué rol hace la política económica
para que las instituciones, la legislación y las regulaciones sobre los mercados
de trabajo y de fondo propendan a la mejora de productividad del sector
privado, de manera que sustenten la apreciación del tipo de cambio de
equilibrio?: (4) ¿Se esta haciendo algo para competir con otros países en
Latinoamérica como receptor de inversiones directas en sectores distintos al
petrolero, teniendo en cuenta los retos de la globalización hemisférica?; (5) ¿Se
están acometiendo los procesos de privatización con esta perspectiva, y a la
velocidad requerida?; (6) ¿Se está definiendo en sectores claves, como el
eléctrico y telecomunicaciones, un marco regulatorio adecuado que estimule la
inversión?; (7) ¿Se está haciendo lo requerido para atraer inversiones foráneas
y nacionales en sectores no transables, que eventualmente serían menos
vulnerables a la apreciación cambiaria?
Luego, para equilibrar el tipo de cambio es necesario actuar
simultáneamente, sobre la liquidez monetaria, el control de cambio, el nivel de
tributación, la deuda pública, la burocracia, el nivel de inversión, las tasas de
interés, las tasas arancelarias, además de las correlaciones, elasticidades,
multiplicadores, coeficiente, índices, que hay que calcular para que las
dinámicas particulares de las principales variables además de la imponderable
variable sicológica produzcan el deseado y coherente resultado. No es fácil
pensar armónicamente en materia económica. (Faría, 1998)
A estas alturas surge la tesis de la creación de una caja de conversión,
siendo lo más sobresaliente y comentado que se le impedirá al Banco Central

53
emitir moneda fiduciaria legal, que no este respaldada ciento por ciento, por
una suma equivalente en dólares a la paridad que se establezca.
Adicionalmente si el Banco Central no puede emitir billetes sino contra su
equivalente en dólares su función de regulador del crédito bancario, y de
estabilizador del valor de la moneda nacional desaparecen. El Banco Central
de Venezuela dejaría de ser un prestamista de última instancia de la banca,
toda vez que no podría adquirir títulos valores en mercado abierto.
Se aprecia que los promotores y defensores de dicha institución soslayan
la moneda nacional. En la economía moderna no es la banca central la principal
emisora de la moneda nacional; ella tan solo emite la moneda fiduciaria legal, el
billete de banco, cuyo monto no es sino una fracción de la masa monetaria
nacional (M1 + M2 +M3), que constituye la base monetaria. La verdadera
creadora de la moneda nacional es la banca comercial, emisora de la moneda
del banco, movilizable, por medio del cheque. Basta comparar el total de la
masa monetaria con el monto de la base monetaria. Por eso no se puede
controlar la emisión de dinero controlando a quien emite. (Baptista, 1997)
Luce complejo y conflictivo sustituir la base monetaria de bolívares por
dólares, con toda la dependencia externa que ello implicaría. Se caería en una
situación monetaria similar a la de Panamá. El Banco Central de Venezuela no
pasaría de ser un depositario de las reservas internacionales. Lo que está
planteado es fortalecer al Banco Central de Venezuela para que controle mejor
una emisión que, hoy día, se escapa de sus manos, pero no anularlo ante una
banc a comercial, creadora de la moneda nacional y también, creadora de otros
fenómenos. Algunos economistas teóricos y autoridades monetarias no
perciben que, modernamente, la banca central debería representar un poder
público: el Poder Monetario del Estado, único representante de la sociedad,
como un todo. La emisión y control de la moneda no debe estar en manos de

54
particulares, ese poder debe estar en manos de un poder, autónomo, cuya
cúpula sería el Banco Central.
Establecer la caja de conversión equivaldría a un retorno de 150 años. En
efecto en la Inglaterra posnapoleónica de 1816, apareció el celebre Bullio
(lingote) Reporte, de David Ricardo, quien sostenía que para frenar y controlar
la inflación –secuela de las guerras de la época – el Banco de Inglaterra no
debía emitir libras esterlinas sino contra su equivalente en oro. Pero no fue sino
en 1844, mediante el “acta de Peel” (primer ministro entonces), cuando tal
mecanismo se adoptó. Aparte de las críticas que ya despertó, el “Acta de
Peel”, dada la estrechez monetaria que provocó, dio origen a la difusión y
crecimiento de la moneda de banco (cheque), bajo el control de la banca
comercial. Es decir, que, por deslizamiento residual, el poder de emisión de la
moneda nacional fue pasando, paulatinamente de manos del Estado a manos de
los particulares, sin que nadie se los otorgara ni que el Estado se despojara de
él.
Al adoptarse el sistema de Peel, el Banco de Inglaterra, (con el
monopolio de la emisión), se dividió internamente en dos departamentos: el
departamento de emisión y el departamento comercial. El primero no podría
emitir libras esterlinas sino cuando recibía su contravalor (100%) en oro metal.
Ahora bien, las libras así emitidas pasaban al departamento comercial,
mediante el redescuento y otros instrumentos de política comercial. Con la caja
de conversión, el Banco Central de Venezuela no debería dar créditos a través
del redescuento, ni comprar ni vender títulos públicos en el mercado abierto,
ni, probablemente, mover los encajes legales, pasando a ser un simple banco
que compra y vende monedas extranjeras, y un fondo de las reservas
internacionales del país.
Ni en los tiempos de la mayor vigencia (siglos XVIII y XIX) del patrón-
oro puro (circulación preponderante de especies o monedas metálicas) la

55
disciplina monetaria sería más rígida. De acuerdo al funcionamiento de los
mecanismos reguladores del régimen del patrón- oro, basado en los
fundamentos de la teoría cuantitativa de la moneda, explicada por Ricardo, el
nivel general de precios en una economía, depende de la cantidad de la moneda
en circulación en un momento dado, las variaciones de precios que se registran,
en un determinado período, son directamente proporcionales a las variaciones
en la cantidad de moneda.
Luego, cuando un país registra un déficit en su comercio internacional (en
su balanza de pagos) ello equivale a una salida, una pérdida de moneda
metálica; es decir, a una disminución de la moneda en circulación, que traerá
como consecuencia una disminución proporcional del nivel de precios de los
productos nacionales. Como resultado de esa baja de precios, los productos se
hacen más atractivos para los extranjeros, con el consiguiente aumento de las
exportaciones. Esta nueva situación significa una entrada importante de moneda
a la circulación (excedentes en balanza de pagos), y por tanto, un aumento
proporcional del nivel de precios interno. Según la teoría cuantitativa, sin
ninguna intervención artificial, las cuentas externas de un país y los precios
internos tendían a equilibrarse espontáneamente. Por otra parte, los
mecanismos del patrón-oro exigían, adicionalmente, que los movimientos
monetarios originarios fueran amplificados por los bancos centrales, ya bajando
su tasa de redescuento, en caso de excedentes de balanza de pagos, ya
subiéndolas, en el caso contrario.
Aparte de las críticas a que estuvo sujeta, y aún lo está, la teoría
cuantitativa del dinero, resultan comprensibles los desajustes a que podía estar
sometida una economía nacional, sujeta a esos vaivenes, a esos movimientos de
la masa monetaria en circulación. Sumando al hecho de que todos los países
que intervenían en el intercambio, sometidos al mismo régimen cambiario
(patrón- oro puro), favorecía la fluidez de los mecanismos de ajuste; si en los

56
países deficitarios la cotización del oro (valor de paridad) descendía hasta su
punto de salida, esos países perdían oro; si en los países excendentarios su
cotización alcanzaba el punto de entrada del oro, esos países recibían oro.
Sí, en sus orígenes los mecanismos del patrón oro pudieron funcionar con
cierta fluidez, debido, en buena parte, al papel preponderante y regulador cuasi
único del mercado de Londres sobre la economía mundial, la presencia cada
vez más importante de la moneda fiduciaria legal (el billete) y de la moneda
escritural, o de banco, con fuentes de emisión distintas a las entradas y salidas
del oro, vinieron a complicar la situación. En la práctica, no siempre se
producían los efectos esperados por los defensores de la teoría cuantitativa.
Por ejemplo, en los países deficitarios, en lugar de registrarse una baja general
de precios, el efecto producido era una seria disminución de la actividad
económica, como consecuencia de la resistencia a la baja de los precios de los
factores de producción: salarios, tarifas de servicios públicos, bienes de capital
importados.
Como paliativos a esos desajustes potenciales, las autoridades monetarias
tomaban medidas amortiguadoras de los impactos: punción sobre la masa
monetaria, para conseguir recursos con qué adquirir los nuevos ingresos,
esterilizar sus efectos, baja en lugar de alza de la tasa de redescuento, para
conjurar el peligro de depresión; baja de los encajes legales de la banca
comercial, entre otros. Estos últimos casos constituyen lo que llegó a llamarse
como “patrón- oro manipulado”.
Dos guerras mundiales y sus secuelas económicas, fueron suficientes para
dar al traste con el patrón- oro (así como también con el patrón de cambio oro
“Gol Exchange Satandard”). Después de la II Guerra Mundial, muchos fueron
los autores de la ciencia económica que se desengañaron de los efectos
equilibradotes del patrón-oro. Después de la II Guerra Mundial, pocos eran los
que creían en sus efectos beneficiosos, y apenas si aceptaban el patrón de

57
cambio oro (Sistema de Bretón Woods , recogido en el Convenio Constitutivo
del FMI). Después de los años sesenta, y del cuantioso déficit de balanza
Estados Unidos, en agosto de 1971, decide abandonar el patrón- oro. (Ortega,
1994)
Una vez eliminada la política monetaria del Banco Central de Venezuela,
y reducida a su mínima expresión la emisión de la moneda fiduciaria, el poder
de emitir la moneda nacional, y de ampliar sus efectos, queda prácticamente,
en las únicas manos de los banqueros comerciales, porque con el sistema
propuesto, los banqueros comerciales –ante la imposibilidad de redescontar
sus títulos valores en el Banco Central de Venezuela- se verían obligados a
restringir el crédito y a mantener una liquidez de primer grado.
El patrón-oro más o menos logró imponerse, primero, porque sólo
Inglaterra regulaba la coyuntura del comercio mundial y, segundo porque todos
los países que intervenían en el intercambio tenían el mismo sistema monetario.
El sistema propuesto puede frenar, la emisión al descubierto y el
crecimiento de la masa monetaria. Lo que sí no garantizaría es la desaparición
del déficit presupuestario, ni que la única forma de enjugar un déficit fuera
mediante la emisión de la moneda inorgánica. En cambio, sí eliminaría el
mecanismo de enjuagarlo a través de sucesivas devaluaciones, para provocar
excedentes monetarios artificiales de PDVSA.
En cuanto al segundo aspecto de la caja, es decir, la conversión,
propiamente dicha, no es otra cosa que la reducción de la masa monetaria
venezolana a su equivalente en dólares, estableciendo una paridad de 1$=1Bs.

Aspectos Esenciales de la Economía Venezolana

58
Los períodos recientes en Venezuela han sido muy difíciles en lo
económico, con incidencias políticas y sociales. Las inconsistencias en la
economía petrolera, han sido el factor principal de los desajustes
macroeconómicos, aunque, desde luego otras causas internas han contribuido a
su acentuación y persistencia: la discontinuidad de las políticas públicas, la
propensión manifiesta y sostenida al aumento del gasto gubernamental, la
creciente ineficiencia administrativa, la omisión de una estrategia de desarrollo
orientada a la diversificación productiva y la incorporación de ventajas
comparativas dinámicas, distintas de la tradicional petrolera, explican la
emergencia de presiones inflacionarias, de reiterados déficit fiscales, de
inconsistencia monetaria y financiera y de fenómenos tales como la pobreza
extrema, la delincuencia y otras calamidades sociales. Todo ello se resume en
la fractura estructural de la economía tradicional basada en la explotación
primaria de hidrocarburos.
El petróleo, sin embargo, ha servido de ancla real del movimiento
económico venezolano durante la mayor parte del siglo XX. La estabilidad de
los precios y la firmeza del bolívar fueron hasta 1976 constantes de nuestra
vida económica. La capacidad para importar e incurrir en endeudamiento ha
significado una condición determinante para la compensación de la insuficiencia
crónica en la oferta real interna de bienes. La vertiente principal del
presupuesto público y de divisas sigue siendo la actividad petrolera.
La garantía más preciada de los compromisos internacionales del país y el
señuelo mayor de los intereses extranjeros es la existencia de un potencial
petrolero considerable , en buena parte aun inexplorado. Cualesquiera que sean
las consideraciones que se hagan sobre el valor del bolívar, en el mediano y
largo plazo, hay que reconocer que el ancla real de esta economía y de su
régimen monetario y cambiario es el petróleo.

59
Los grandes desequilibrios macroeconómicos y macro sociales que
padece Venezuela se manifiestan en elevados índices de inflación y
correlativamente, en el deterioro sustancial del nivel y la calidad de vida de la
mayoría de la población. Por ello, la dinámica de la opinión sobre temas
económicos se concentra en el fenómeno inflacionario y los medios y modos de
vencerlo. El termómetro de los precios ha generado una alta sensibilidad en
todos los sectores. Es explicable, por tanto, que las propuestas e ideas más
debatidas se refieren a la inflación. Entre éstas la que es materia de la
investigación: la Caja de Conversión. Conexas con la propuesta de la caja de
conversión se presentan las exigencias de un tipo de cambio de equilibrio, de
libre convertibilidad, de menor intervención del Estado en la vida económica,
de apertura al exterior, de libre movimiento interno y externo de capitales, de
cónsonas tasas de interés, entre otras condiciones. En virtud de que éstas no
rigen plenamente en Venezuela, se requiere un período de transición, durante el
cual se puedan realizar los ajustes necesarios. Algunos de los proponentes de
la caja de conversión consideran que no es indispensable ese período de
transición y que el propio régimen monetario propiciaría el ajuste. Otros opinan
que sería conveniente una preparación previa para permitir, por ejemplo, la
supresión del excedente de liquidez y del déficit fiscal, así, como la flotación
del tipo de cambio para la determinación del cambio real o de equilibrio. Unos,
además, estiman que se necesita un nivel apreciable de reservas monetarias
internacionales como punto de partida; otros indican que es posible partir de
un nivel bajo de reservas y obtener recursos internacionales por la vía de la
importación neta de capital. Se tiene también una posición alternativa sobre el
funcionamiento del Banco Central: la caja de conversión puede operar sin que
se elimine al instituto, aunque éste puede ser eliminado en razón de que no
haría falta.

60
La inflación es un fenómeno complejo que se expresa en el campo
monetario , pero que tiene sus raíces en la economía real, en la producción, la
inversión, el consumo, la circulación y en los desequilibrios estructurales.
Pretender reducirlo a una causa única, la monetaria, es tomar el camino del
análisis parcial, bajo la condición ceteris patibus, o asumir que la corrección
del desequilibrio monetario es suficiente para que, automáticamente, los otros
desequilibrios económicos se corrijan. La disciplina monetaria es una valiosa
ayuda para pensar en combatir la inflación, lo mismo que la disciplina fiscal;
pero esto no basta: hay que actuar en la propia estructura de la economía y
esta actuación requiere un cambio a fondo de las condiciones de oferta y
demanda de bienes, servicios y factores. En América Latina puede observarse
que las políticas de choque, basadas en el monetarismo, logran en el corto
plazo resultados impresionantes en cuanto a la caída de los impulsos
inflacionarios manifestados en la alzas de precios; pero persisten los
desequilibrios más importantes: el comercial externo, el fiscal, el financiero, el
de insuficiencia real de la producción y la inversión, el de la distribución del
ingreso, el del empleo. Estos desequilibrios, subyacentes o emergentes,
generan presiones inflacionarias que eventualmente pueden manifestarse en la
apreciación del signo monetario cuando el tipo de cambio nominal es fijo y
presiones devaluacionistas como ha ocurrido en Argentina y Brasil.
Venezuela padece una grave crisis global que no es únicamente de
inflación. Esta crisis exige una transformación a fondo de las condiciones y las
fuerzas de la economía y la sociedad. La solución, aparentemente fácil y
expedita de una caja de conversión, apenas rozaría la superficie del problema
(Maza, 1999).
Expuesta la necesidad de una estrategia global e integral ante la crisis,
conviene, en relación con dinámica monetaria, sugerir algunas alternativas para

61
lograr una regulación de la oferta de dinero que tienda a ajustarse a la
demanda, excluido el motivo de especulación.
Una de ellas puede ser restable cer en la Ley de Banco Central la norma
de que la emisión de dinero esté relacionada directamente con la existencia de
un nivel de reservas internacionales netas, de este modo el aumento de la oferta
monetaria no sería posible sin un aumento de aquellas reservas. El margen no
cubierto por las reservas correspondería al ejercicio de la política monetaria,
mediante operaciones de descuento, redescuento, anticipo y reporto con
instituciones financieras o las de mercado abierto cuando sean indispensables
para la regulación de la liquidez. En ningún caso el Banco Central podría
financiar déficit fiscal o expansión de gasto del gobierno. En cuanto al régimen
cambiario, debe mantenerse un tipo de cambio fijo, ajustable en la situación en
que el tipo de cambio real se diferencie sensiblemente del nominal, quedando
implícito el requerimiento de que el gobierno tendría que hacer esfuerzos
efectivos para mantener el equilibrio del presupuesto.
El problema fiscal depende de la solución que se le dé al problema
monetario . Ello es una condición para poder desmontar las expectativas
inflacionarias, cuyo proceso de formación no ha podido ser abatido. El
desorden fiscal monetario se evidencia en las siguientes relaciones financiero-
monetarias de 1998, año previo al cambio político- constitucional.
Los anticipos monetarios otorgados por el Banco Central de Venezuela
representan dinero emitido por más de Bs. 1,2 billones (más de 10% del PIB)
y duplicó la base monetaria, alcanzando cerca de la mitad de los volúmenes de
liquidez (M2) del sistema. Solamente ese circulante representa un nivel de
monetización cercano a 12% del PIB.
En términos del agregado monetario más amplio y tomando en cuenta los
volúmenes de liquidez monetaria restringida existentes como pasivos del Banco

62
Central de Venezuela, ello representa un nivel total de monetización superior al
35%; una magnitud desconocida por Venezuela.
Su contraparte fiscal durante 1998 lo representó un déficit fiscal superior
a los Bs. 870.000 millones; es decir, 7% a 8% del PIB, el cual requirió de la
emisión de títulos de deuda, letras y bonos del tesoro, los cuales a su vez
extrajeron liquidez monetaria al costo de disminuir la intermediación financiera.
Por ese concepto, el Banco Central de Venezuela contabilizó pérdidas,
las cuales fueron transferidas al Fisco por un orden de Bs. 560.000 millones,
es decir, más de 5% en términos del PIB, sin incluir los costos financieros que
ha de cancelar Fogade al Banco Central de Venezuela, los cuales afectan el
patrimonio del Banco Central de Venezuela, con su correspondiente costo
fiscal.
Los factores que acentuaron las expectativas inflacionarias cultivadas por
los auxilios financieros elevaron la presión inflacionaria a los márgenes de una
típica hiperinflación venezolana de dos dígitos elevados.
El carácter hiperinflacionario de nuestra economía no se percibe en la
variación de los índices de precios es decir, en la inflación, sino en la variación
de la inflación; en la volatilidad de la misma, indicador preciso del carácter de
las actuales expectativas inflacionarias.
En ese sentido, el volumen del exceso de liquidez existente pudiera dirigir
esa inflación hacia una hiperinflación. En todo caso, es un marco inflacionario
destructivo del salario real; en la medida en que ambas curvas, la inflación y el
salario real, diverjan, la economía no crecerá.
La inestabilidad reflejada en las expectativas inflacionarias, en el marco
de una recesión económica, se refleja con mayor dinamismo en la pérdida total
de confianza, tanto en las instituciones financieras como en el Banco Central de
Venezuela, institución definida por las normas como garante del bolívar.

63
Generalmente lo último que se pierde en una economía es la confianza en
su signo monetario; ello ya ocurrió en Venezuela.
Con refo rmas y un programa económico creíble, las reservas
internacionales aumentan sin perturbar el crecimiento económico, el cual
requiere de una fuerte expansión de las exportaciones. Controlado el proceso
inflacionario, las exportaciones no tradicionales no perderían los niveles de
competitividad que han alcanzado hasta ahora.
Las siguientes son alternativas disponibles para preparar fases de
crecimiento económico y disminuir el creciente desempleo. La selección de
estas opciones depende de la vocación antiinflacionaria que posea el Gobierno
(Guarnieri, 1998).
El camino ortodoxo. Un ajuste de pagos de naturaleza ortodoxa,
implicaría flotar el bolívar alrededor de su punto de equilibrio en un marco de
libertad cambiaria.
La relación que existe entre la tasa de cambio y la tasa de inflación
determina que el proceso de desaceleración inflacionaria, que este esquema
promueve, sea lento, por lo que cualquier desequilibrio en la balanza de pagos
puede estimular la inflación y con ello un mecanismo de ajuste y depreciación
más intenso.
La flotación cambiaria produce un impacto inflacionario inicial, con una
tendencia a caer subsiguientemente. El descenso de la inflación no transcurre
sobre los requerimientos de una estrategia económica basada en la
optimización de los in strumentos de política monetaria fiscal necesaria para
reducir las expectativas inflacionarias.
Ese mecanismo de ajuste ortodoxo no puede anclar exitosamente la tasa
de cambio, sin que ocurran efectos adversos en la economía, afectando los
niveles de competitividad del sector exportador, ya que la caída de la inflación
no ocurre de manera inmediata y óptima, tal como lo requiere la economía.

64
Como el abatimiento de la inflación no sobreviene de manera inmediata, la
credibilidad inicial del esquema requiere de la presencia del Fondo Monetario
Internacional, el cual puede impulsar los costos políticos.
El esquema heterodoxo. Otro esquema de ajuste, tendría como objetivo
inducir la reactivación económica a través de una reducción considerable en las
tasas de interés, pero al costo de mantener un escenario inflacionario.
La naturaleza de las expectativas inflacionarias y de la misma clásica
inercia que caracteriza nuestra inflación impedirá que los gerentes de la política
económica establezcan una programación de precios y salarios, sin que
previamente medie una racionalización monetaria. Los sistemas de represión
financiera se caracterizan por el racionamiento del crédito siendo más
pernicioso en economías que carecen de amplios mercados de capitales. El
argumento antiinflacionario que se suele utilizar para impedir el descenso en las
tasas de interés es insostenible teóricamente, por cuanto la presión inflacionaria
está reprimida por el control de cambio.
La Caja de Conversión constituye la posibilidad de una reforma monetaria
en esquemas similares a los aplicados por Argentina, Brasil y El Salvador, con
las respectivas particularidades institucionales y económicas que se derivan en
los regímenes fiscales y monetarios.
La política de apertura económica inaugurada en 1989, se apalancó en un
creciente gasto público, por lo que, aunque ella no era inflacionaria, se
establecieron normas de crecimiento económico poco sostenibles en el mediano
plazo. El mejor carácter social de cualquier programa económico pasa
obligatoriamente por un esquema inmediato de abatimiento de la inflación. La
Caja de Conversión no es la más creíble de todas las alternativas presentadas
(Guerrero, 1995).

65
El Tipo de Cambio

En Venezuela, el tipo de cambio fijo que prevaleció entre 1961 y 1983,


ha dado lugar en materia cambiaria al régimen de cambio diferencial, flotación
con intervención del Banco Central, sistema de cambio programado y
anticipado (Crawling Peg), Bandas de flotación con paridad central, regímenes
transitorios de control de cambio y anclaje cambiario.
Unos de los factores que determina el nivel del tipo de cambio para medir
la competitividad de los productos nacionales es la diferencia entre los precios
de Venezuela y los de aquellos países con los cuales se comercia. Esta es la
sencilla expresión de la teoría de la paridad del poder de compra (Parity
Purchange Power) que supone que la tasa de cambio real se mantiene
constante en el largo plazo y que la tasa nominal respecto a otras monedas se
ajusta para compensar las variaciones de los precios relativos. Adicionalmente
debe considerarse que el tipo de cambio también está determinado por el
comportamiento de la actividad económica interna y externa, mas las
expectativas que los agentes económicos tengan respeto al país, siendo
deseable estimar un tipo de cambio real que responda al equilibrio de las
cuentas externas e internas, de allí que el tipo de cambio se convierta en un
precio mas y se fija, como en todo bien, por la oferta y la demanda. Cuando
Venezuela ha registrado cuantiosas reservas internacionales, la autoridad
monetaria ha estado en capacidad de anclar el tipo de cambio, resultado difícil
sostenerlo cuando se produce fuertes entradas o salidas de divisas (Filardo,
1997).
El tipo de cambio nominal es susceptible de devaluarse o revaluarse. Si el
saldo en la balanza de pagos es frecuentemente superavitario acumulándose
reservas, el signo monetario tiende a revaluarse y viceversa. Ahora bien, sobre

66
el tipo de cambio nominal influye decisivamente el flujo de capitales guiado por
la tasa de interés efectiva que se obtiene en otros mercados y acotada por la
percepción de riesgo y por el rendimiento obtenido en le mercado transando
monedas. De allí la reciente tendencia a admitir que el tipo de cambio real ha
de estar determi nado por los flujos de capital, y no por el resultado de las
cuentas comerciales ni por la aplicación de la teoría de la paridad del poder de
compra (P. P. P.).
Una medida del tipo de cambio real se puede obtener dividiendo el
promedio de los precios en bolívares de los bienes importados. O sea, el
promedio de sus precios en dólares, multiplicado por el tipo de cambio, entre
el promedio de los precios en bolívares de los bienes producidos en el país
(Méndez, 1998).
El tipo de cambio real se reduce en caso de que el promedio de los
precios en bolívares de los bienes nacionales se incremente en menor
proporción que el promedio de los precios en bolívares de los bienes
importados. De allí que el bolívar muestre sobre valuación cuando el tipo de
cambio real es tan bajo que las salidas de dólares del país superan a las
entradas de dólares, hasta el punto de que las reservas internacionales se
reduzcan a un ritmo tal que exista la amenaza de que alcancen niveles
críticamente bajos. En una situación de sobre valuación del bolívar, a
Venezuela le resulta tan barato importar los bienes y servicios que consume
que el valor en dólares de las importaciones del país supera el valor en dólares
de las exportaciones.
Para corregir esta situación es necesario que el promedio de los precios
en bolívares de los bienes y servicios nacionales se eleve con más lentitud que
el promedio de los precios en bolívares de los bienes y servicios importados, lo
cual se consigue:
a. Acelerando la devaluación del bolívar.

67
b. Reduciendo el ritmo de crecimiento de los precios de los bienes
nacionales.
c. A través de incremento de la productividad o mejoras de la calidad
que les permitan a las empresas nacionales mayor competitividad local y
foránea, a pesar de la fortaleza del bolívar.
Con respecto al establecimiento o decreto de tipo de cambio fijo, es
necesaria la presencia de un complejo esquema de requisitos. (Palma, 1998)
La primera condición es que al momento de fijarse la cotización a regir no
exista situación de alta sobre valuación de la moneda, pues ello tendería a
generar desequilibrios en la balanza de pagos, que se traducirían en presiones
cambiarias indeseables. De existir sobre valuación, habría que proceder a la
devaluación; de no hacerse la capacidad competitiva del sector transable
interno se debilitaría aun mas, estimulándose las importaciones y limitándose las
exportaciones.
Otra condición que debe preceder a la fijación del tipo cambio es la
eliminación del diferencial inflacionario interno y externo, y la estabilización de
dicha inflación en niveles similares a la de los países con los que se realice el
mayor intercambio. De persistir el diferencial inflacionario, la rápida
apreciación real de la moneda conducirá a nuevas situaciones de sobre
valuación.
El logro de este objetivo inflacionario exige la materialización de una
disciplina fiscal profunda, para asegurar la necesaria restricción monetaria
requerida para abatir la inflación, lo cual se hace crítico bajo un cambio fijo
donde no se tiene el control de la política monetaria, ya que la preservación de
la paridad exige la intervención del Banco Central en el mercado cambiario
para asegurar que toda la demanda de divisas al tipo de cambio fijo sea
satisfecha.

68
En Venezuela el logro de la necesaria disciplina fiscal depende de la
implantación de reformas estructurales, tales como: la transformación del
estado, la modernización de la educación, salud y seguridad social.
Una tercera condición es la disponibilidad de altos niveles de reservas
internacionales, debido a la vulnerabilidad de la economía ante las variaciones
de los precios internacionales de los hidrocarburos que inciden en el flujo de
divisas. Además, el Banco Central se vería forzado a satisfacer la demanda de
dólares; para cumplirlo, es indispensable un elevado volumen de reservas
internacionales, pues de lo contrario solo seria el mecanismo de elevar las tasas
de interés lo que disuadiría la salida de capitales.
En un sistema de cambio fijo, cuando se requiere hacer ajustes en la
tasa, los mismos no se realizan en el tiempo necesario. El retardo produce un
desequilibrio en la balanza de pagos, ya que incrementa las importaciones,
perdiéndose divisas innecesariamente.
Un régimen cambiario alternativo podría consistir en la fijación de la
divisa por parte del Banco Central, revisándose diariamente con base el valor
de una cesta de monedas compuestas por los signos monetarios de los países
con los cuales Venezuela tienen mayor intercambio comercial y ajustándose por
los diferenciales entre la inflación venezolana y la de los países referidos
(Rodner, 1998).
Puede concluirse sintetizando que, a pesar de sus manifiestas
imperfecciones, los tipos de cambio fijo han existido durante la mayor parte de
la historia humana, admitiendo que sus diversas modalidades, como la caja de
conversión, la unión monetaria o la dolarización, no son regímenes infalibles
para darle estabilidad a la economía. Sin embargo, el tipo de cambio fijo sí
ayuda a resolver problemas como los desequilibrios macroeconómicos, la
inflación persistente, la devaluación crónica, el desarrollo, el comercio, la
competitividad y el desempleo, entre muchos otros aspectos.

69
La experiencia internacional indica que el tipo de cambio fijo, sin ser
perfecto, suele arrojar resultados satisfactorios, dependiendo de las
características de cada economía. El premio Nóbel de Economía, Milton
Friedman, afirma que las naciones con cambio fijo estable han tenido mayor
crecimiento, menos déficit y menos inflación que las naciones con cambio
flotante, evidenciándose que el tipo de cambio flotante es adecuado para las
monedas fuertes y el tipo de cambio fijo para monedas débiles, siendo los
deseable la competencia entre monedas (Fleleke, 1992).
La transparencia y la competencia son mejores que la discrecionalidad y
el intervencionismo, ya sea en la producción, el comercio, las leyes o la
moneda.
Los Bancos Centrales son una manifestación de esta discrecionalidad e
intervencionismo (Hayek, 1978), siendo nefastas e inadecuadas.
Las desventajas que se le atribuyen al sistema de cambio fijo no se
originan en el tipo de cambio, sino que se hacen patentes por la existencia del
cambio fijo.
El empleo, la capitalización de la banca, las exportaciones, no aumentan
debido al tipo de cambio fijo, sino que se manifiestan gracias al tipo de cambio
fijo, que permite la sinceración de la economía para darle solución a los
problemas existentes (Cordeiro, 1998).
No obstante, para que el tipo de cambio fijo sea efectivo en la economía
Venezolana, ha de enfrentarse la flexibilización del mercado laboral, fortalecer
el sistema financiero mejorando su capitalización, monitoreo de la estructura y
evolución de la deuda, la entrada de capitales, mantener una política fiscal
consistente con la política cambiaria y fortaleciendo la autonomía del Banco
Central. (Guerra y Sáez, 1997)

70
Control de Cambio

Conviene señalar que un régimen de control de cambio puede adoptar


diversos grados de rigidez o flexibilidad, que oscilan desde la obligación de
vender al instituto emisor las divisas generadas por determinados conceptos
hasta la disposición de solicitarlas y recibirlas por parte del organismo
competente, Cadivi, creado para tal fin. Las divisas obtenidas a un valor
preestablecido han de ser destinadas a cancelar el valor de las importaciones,
amortización de deuda externa y transferencias sin contrapartidas. Han
existido regímenes de control de cambio en los que la libre convertibilidad de
la moneda se reservaba exclusivamente a los no residentes, a cuyo efecto se
permitía la posibilidad de abrir y movilizar en los bancos nacionales cuentas
denominadas en moneda extranjera. Hoy, la ley de ilícitos cambiarios permite
una tenencia máxima de US 10.000,00 dólares sin requerimiento de ser
declarados.
Aún cuando los controles de cambio se decretan con fines de proteger y
salvaguardar los intereses del país, con frecuencia generan intereses que
tienden a prolongar su permanencia. A la larga surgen beneficiarios y
afectados, y ese resultado no se distribuye de manera que los que menos
poseen sean los menos perjudicados.
Entre los grandes beneficiarios se encuentran las empresas cuyas
dimensiones, tradiciones, poder de mercado y estrechas relaciones con los
gobiernos las colocan en lugares preferenciales en la lista de adjudicaciones de
divisas con el mayor porcentaje de asignaciones.
Las dificultades administrativas para detectar la sobrefacturación de
importaciones, prácticas que se hacen generales, concluyen produciendo una
cuantiosa renta diferencial a favor de grupos económicos privilegiados. Otro

71
efecto que origina el control de cambio es la tendencia a colocar los
excedentes no declarados de divisas en el exterior, con lo cual los
adjudicatarios podrían reponer beneficios. En el presente la ley de ilícitos
cambiarios establece duras penalidades para evitar tal práctic a. Otra
consecuencia consiste en que dicho control empieza a operar como un
obstáculo para mantener cautiva la base de depósitos de las instituciones
financieras que diluye el arbitraje de las tasas de interés manteniéndose un
considerable diferencial, favoreciendo a los bancos que disminuyen el costo de
sus captaciones a costa de los depositantes. Hoy mediante disposiciones de la
Superintendencia de Bancos esta práctica se ha corregido en significativa
medida. Así mismo, el control de cambio facilita el ejercicio de estrategias que
crean condiciones para mejorar el poder de mercado de los grandes bancos,
arrebatándole cuotas a los competidores sin riesgo de fuga de capitales. En la
peor de las situaciones el control de cambio podría convertirse en un
instrumento útil para incrementar la concentración del poder financiero en el
mercado, desalojando competidores.
La ilusión de beneficio público que suele usarse como justificación se
desvanece en poco tiempo, ya que el Estado no tiene la deseable capacidad
administrativa para asumir un eficiente sistema de control de cambio que haga
mínimas las distorsiones surgidas. Este flagelo infortunadamente se engendra en
la propia base del sistema. Los controles de cambio se inician como una salida
transitoria de emergencia que han de durar poco tiempo. En el presente, el
poder Ejecutivo ha anunciado reiteradamente que el control de cambio tendrá
una larga permanencia. Las recientes experiencias señalan que la situación no
es mejor después que antes del control, agravándose las condiciones para
abandonarlo. Igualmente, puede señalarse que en diversos países que los han
implantado, no se produce un crecimiento económico significativo, tampoco
ocurre disminución de la inflación. En Venezuela, actualmente, las cifras de las

72
instituciones oficiales muestran lo contrario. Un grave riesgo de los controles
de cambio reside en que no contribuyen a evitar la fuga de capitales. Bajo el
control de cambio de mediados de los años noventa se evidenció disminución
de las reservas interna cionales, injustificadas y elevadas asignaciones a viajes y
turismo, y las ya mencionadas sobrefacturación de importaciones y
subfacturación de exportaciones. En esa época se detectaron crecientes
filtraciones de ese sistema.
El problema de fondo aún no ha sido enfrentado con determinación. Para
ello hay que adoptar un programa de medidas económicas de estabilización que
confronte las causas estructurales de la inflación en sus raíces y rescate la
credibilidad de la política económica.
En el caso de la economía venezolana el aspecto de naturaleza estructural
que directamente tiene un impacto en la competitividad es la reforma laboral,
siendo altamente costosa, además de impactar severamente los costos
laborales.
De allí la imperiosa urgencia de proceder a una reforma monetaria que
elimine el factor político en el proceso de creación de dinero y fijar, mientras
permanezca el control de cambio, un valor al tipo de cambio que devuelva a la
unidad monetaria poder de compra. Existen alternativas para esta reforma que
tienen en común la disminución de las expectativas inflacionarias (ejerciendo
mayor control sobre el gasto público e incorporándole calidad) y
devaluacionistas (el control de cambio lo impide), con el fin de estar en plena
capacidad de enfrentar el aluvión de dólares que inundan la economía por el
incesante crecimiento del barril de petróleo, cuya demanda internacional
aumenta sin mengua. (Ortega, 1994)
Es necesario conformar un coherente conjunto de elementos de políticas
económicas con fundamentos institucionales claros, que enfrenten los impactos
monetarios de cada esquema cambiario para que la autoridad monetaria defina

73
el grado de su intervención en los mercados monetarios y esencialmente su
sentido. En términos monetarios no es lo mismo un régimen de anclaje
cambiario que un control de cambio.
Ha de tenerse presente que la característica de una balanza de pagos de
un país petrolero con economía pequeña y afluencia de capitales permite, un
campo de maniobra para establecer un régimen cambiario en el marco
institucional sobre el cual se desarrolla la política monetaria, evitando
contingencias que obliguen a una mayor expansión de la oferta monetaria que
incida desfavorablemente en mayores niveles inflacionarios.

74
La Política Cambiaria

Origen y Evolución

El marco histórico de la política cambiaria que ha prevalecido desde el fin


de la Segunda Guerra Mundial, tiene su génesis en la conferencia celebrada en
Bretón Woods, New Hamspire, USA, convocada por los países vencedores
del conflicto bélico, fundadores del Banco Mundial y del Fondo Monetario
Internacional.
Este grupo de naciones cuyas monedas tenían un sólido respaldo y
aceptación universal, decidieron que sus signos monetarios habrían de
cambiarse a la par del dólar, que tras la conflagración, ejercía un dominio
hegemónico mundial.
Se acordó una banda de flotación de sólo 1% a la que no estaba
sometido el dólar, a cambio de lo cual el gobierno de los Estados Unidos ha de
comprar oro a una tasa fija de U$ 35 la onza, originándose un nuevo sistema
de tasas fijas, representando el patrón oro el régimen de cambio vigente.
Durante 26 años, hasta 1971 prevalece esta política cambiaria,
constituyéndose el dólar en la divisa dominante y también responsable de un
sistema monetario internacional asimétrico, es decir, la oferta monetaria
mundial es liderada por la Reserva Federal.
En 1958 la mayoría de los países europeos restablecen la convertibilidad;
Japón lo haría en 1964.
En agosto de 1971 el gobierno de USA suspende la convertibilidad del
dólar, aumentando así mismo, el arancel a las importaciones para eliminar el
cuantioso déficit de la balanza de pagos. Después de esta fecha otras divisas
fuertes inician un proceso de flotación, pero sujetas a regulaciones cambiarias,
manteniendo la fluctuación de las tasas dentro de límites acordados.

75
Así se inicia la flotación controlada. En diciembre de 1971 los países de
elevado desarrollo económico, bajo el auspicio del Fondo Monetario
Internacional acuerdan el realineamiento de las tasas de cambio. El dólar se
devalúa en relación con las otras divisas y a cambio de aumentarle tres (3)
dólares a la onza de oro se acordó que la banda de fluctuación se ampliara a
2.25%.
En junio de 1972 Inglaterra hace flotar la libra, lo cual marca el final del
sistema internacional de paridad fija.
Las crisis internacionales y la inestabilidad del dólar conducen a la
flotación y en marzo de 1973 este esquema cambiario se perpetúa,
predominando una flotación entrecruzada. Un país menos influyente como
Portugal continuó con el sistema de mini devaluaciones hasta 1990. Los países
de mayor desarrollo continúan con sus monedas alineados al dólar y algunas
economías europeas, a partir de 1972 inician el intercambio de sus monedas
bajo un arreglo informal que habrá de contribuir a compensar la asimetría del
sistema monetario internacional.
En marzo de 1979 el referido arreglo informal es reemplazado por el
sistema monetario europeo, en el cual la tasa de cambio y el mecanismo de
intervención operan con una matriz de paridad, es decir, el peso de la
economía de cada país tiene un porcentaje en el cálculo del valor de la unidad
monetaria europea (ECU) en la cesta de monedas. Alemania lidera el
continente con 34.4%, asumiendo el reto de hacer de la unión económica y
monetaria europea una realidad, en el marco del tratado Maastricht.
Desde esa fecha las transacciones interbancarias y la contabilización de
deuda y haberes oficiales se efectúan en euros, y para julio del 2002 la
circulación de las monedas europeas en la Europa integrada cesa, decretándose
su ilegalidad.

76
En la práctica el euro habrá de compartir con el dólar las transacciones
internacionales y las reservas en esas divisas (García, 1999).
Los países en vías de desarrollo, bajo estas nuevas realidades cambiarias
han optado cíclicamente por adoptar esquemas de paridad fija y flotación de la
moneda, ambos debatidos a profundidad en relación con sus ventajas y
desventajas, siendo Venezuela, entre muchos otros, el país que los ha
implementado en diversas oportunidades, de acuerdo a las caract erísticas de
las respectivas crisis.(Rangel, 1971)

Estabilidad Cambiaria

Generalmente los gobiernos tienden a aplicar políticas cambiarias que


favorecen tipos de cambios estables, de allí la necesidad de reconocer los
fenómenos que los inducen.
La influencia creciente de los mercados externos y los flujos de inversión
financiera son determinantes en este fenómeno.
La magnitud de estos flujos es una función de factores exógenos y
endógenos, destacando entre los primeros las tasas de interés en los países
generadores de estos flujos, y en los segundos los niveles de riesgo
configurados por la estabilidad macroeconómica, la madurez institucional y las
oportunidades de inversión.
Entre los elementos más sensibles que determinan el comportamiento de
los flujos de capital destaca el tipo de cambio, dada su importancia como
factor de arbitraje, su volatilidad y el carácter de riesgo asociado.
El tipo de cambio confiere estabilidad y confianza, siendo relevante para
definir la permanencia de la inversión, todo lo cual conduce a que la
estabilidad del tipo de cambio se convierta en un insoslayable objetivo de

77
política pública de tal manera que la instrumentación de una política cambiaria
haga predictible el tipo de cambio, reduciéndose el riesgo que implica una
volatilidad indeseada o una potencial devaluación.
En la medida que la política cambiaria se ajusta a estos requerimientos, la
posibilidad de salida de capital se reduce, mas no se elimina debido al riesgo
cambiario.
Definir una política cambiaria en este macro tiene su precio en términos
de competitividad dado que impone la necesidad de que el país la mejore a
través de un aumento de la productividad y no acudiendo a la devaluación
debido a los peligros de enfrentar shocks financieros y políticas
antiproteccionistas.
Una opción intermedia, instrumentada por Venezuela (1998 – 2002), son
las bandas cambiarias, las cuales coadyuvan a alcanzar niveles adecuados de
competitividad, mantener la confianza de los inversionistas foráneos y enfrentar
el proceso inflacio nario, ya que confiere cierta flexibilidad a la política
cambiaria, permitiendo manejar la volatilidad que suele acompañar a las
economías que procuran reducir la inflación, a veces sin mucho éxito, al utilizar
el anclaje cambiario intentando atenuar el efecto negativo incrementando las
exportaciones y captando ahorros externos para canalizar inversiones con fines
productivos.
Países como Chile e Israel obtuvieron relativos éxitos aplicando bandas
cambiarias ya que poseían elevados niveles de ahorro interno, políticas
económicas que evitaban el déficit fiscal y un régimen fiscal sostenible y
sustentable.
La libre entrada o salida de capitales en cantidades significativas impone
limitaciones a los diseños de políticas cambiarias, concentrándose la atención
en la estabilidad de la moneda y contando con un comportamiento predicativo
del tipo de cambio. Ambos objetivos adquieren relevancia dentro de una

78
integración de los mercados financieros que contribuye a la disminución de la
volatilidad, reduciéndose la percepción de riesgo y aumentando la confianza de
los inversionistas que se interesarían en la adquisición de activos en moneda
local.
Una política cambiaria de este tipo acorta el marco de opciones a las
políticas fiscal y monetaria, debiendo amoldarse al régimen cambiario dado la
alta sensibilidad que ante esta política muestran los inversionistas foráneos
cuando observan medidas fiscales y monetarias divorciadas de la cambiaria.
Un ejemplo sería las tasas de interés. El objetivo deseable de manejar una
tasa de interés real positiva depende del nivel inflacionario. Manteniéndose una
política cambiaria favorecedora de un tipo de cambio estable, la política
monetaria no ha de enfrentar la inflación a través de medidas monetarias
contractivas, como sería el encarecimiento del dinero.
Cuando el gobierno observe que se restringe la efectividad de su política
monetaria al no detenerse el alza de los precios, se deducirá que el tipo de
cambio no es sostenible. Seguidamente la política fiscal se verá presionada a
fin de que contribuya al éxito de la política monetaria mediante un ejercicio
presupuestario prudente (Bird, 1979).
Infortunadamente, las decisiones de política fiscal responden más al ciclo
político y a la propia gobernabilidad, de allí que la percepción de riesgo siga
latente.

Selección del Régimen Cambiario

Cuando los gobiernos seleccionan el régimen cambiario que ha de ser el


eje de la política cambiaria, deben considerar los niveles y atributos de

79
crecimiento a largo plazo de la economía y una tasa inflacionaria que no
desvirtúe los efectos de dicho crecimiento.
No es por azar que se debate con intensidad la selección de un régimen
cambiario ya que acertar o equivocarse causa consecuencias significativas
sobre la balanza comercial, el portafolio de los inversionistas, el nivel general
de precios, las cuentas fiscales y la asignación de recursos entre los sectores
transables y no transables de la economía.
Recíprocamente, lo que ocurra en estas esferas afectaría al régimen
cambiario y por supuesto al tipo de cambio de equilibrio, cuya fijación facilita
las reformas que impidan probables devaluaciones, caídas bruscas del salario
real, y que favorezcan tasas cambiarias nominales estables o con ajustes
menores respecto a los diferenciales de inflación.
No obstante, la política cambiaria diseñada requiere de una diversidad de
medidas de estabilización y de reforma para que sea efectiva, por ejemplo, la
resolución del problema fiscal en su triple vertiente:
I) Fortalecimiento, estabilidad y neutralidad en la pluralidad de cargas
impositivas; II) Calidad, nivel y reasignación en el gasto; III) Sostenibilidad del
presupuesto, financiando el déficit fiscal a través de mecanismos que reduzcan
la probabilidad de episodios de insolvencia.
La elección de la política cambiaria exige estabilización, reformas
estructurales y financiamiento consistente de los desbalances, siendo crucial su
sostenibilidad en el tiempo ante previsibles tensiones generadas por crisis
externas y domésticas que obliguen a un rediseño del régimen cambiario
(Vivancos, 1999).
Una vez que se cumplan las condiciones señaladas, el tipo de cambio
tiende a la estabilización, sobre todo cuando se hacen presentes transparencia,
consistencia de las distintas acciones de política económica y un conjunto de
incentivos institucionales permanentes.

80
En definitiva, cuando se escoge una determinada política cambiaria,
identificándose el respectivo régimen cambiario, previamente han de haberse
jerarquizado los densos problemas que se derivan de las condiciones que
caracterizan a una economía en particular, al régimen global de política
económica que se adopte y a la capacidad institucional para administrarlo.
Al seleccionarse un régimen cambiario y un determinado nivel para el tipo
de cambio, (cuando el mismo responde a una coyuntura de control de cambio o
de paridad fija), se está determinando simultáneamente el nivel de salarios y
consumo, la estructura de costos relativos, la competitividad entre el sector
transable y el no transable de la economía, el nivel de protección efectiva, el
rendimiento y extensión de la base tributaria, la tasa a la cual se crea dinero en
la economía, la estructura de rendimientos relativos de las inversiones, la escala
de riqueza junto con el patrón de distribución del ingreso y los grados de
libertad de la política económica, todo lo cual representa un insumo principal
de información para la formación de expectativas y de evaluación de la calidad
y sostenibilidad de las políticas públicas; así, el colectivo tiene acceso a toda
la información disponible, infiriendo la compatibilidad entre las tasas de
interés, el déficit fiscal financiable, la capacidad de restricción monetaria del
Banco Central y el precio esperado de barril de petróleo.
Si así ocurriera, sería menos relevante la sub o sobrevaluación (Bs./U$),
bajo un esquema de cambio libre, que la consideración de si el régimen
cambiario escogido es sostenible en un horizonte temporal amplio y su
esperada versatilidad para asimilar los choques externos, la consistencia de la
política económica en su vertiente fiscal y monetaria, la estructura de recursos
productivos y el grado de especialización de la economía venezolana (Baptista,
1997).
Una economía petrolera como la venezolana, que podría incentivar la
afluencia de capitales aplicando las políticas económicas adecuadas, permite un

81
campo de maniobra para establecer en transición un régimen cambiario que
conduzca al saneamiento del marco institucional sobre el cual se desarrolla la
política cambiaria, aislándola de contingencias fiscales e imposibilitándola de
expandir la oferta monetaria más allá de los límites que circundan el proceso
inflacionario, para lo cual es imperativo el funcionamiento de un instituto emisor
con absoluta e indeclinable autonomía para que sus decisiones a la hora de
expandir o restringir la circulación monetaria, responda únicamente a
razonamientos técnicos y no políticos.

Distinción entre Política y Régimen Cambiario

Es necesario distinguir claramente entre régimen cambiario y política


cambiaria. La política cambiaria se refiere a la definición de un determinado
nivel del tipo de cambio y a las acciones para alcanzarlo; el régimen cambiario
consiste en el marco institucional y en las reglas de funcionamiento, mediante
las cuales se forma el precio de las divisas y se regula su tendencia e
intercambio.
La característica distintiva de un régimen cambiario es el grado de
flexibilidad del tipo de cambio y no su nivel. Evidentemente, ciertos regímenes
cambiarios son más eficientes en la consecución de determinados objetivos en
el área cambiaria o son más proclives a ciertas políticas, pero esta estrecha
relación no debe conducir a difuminar los contornos respectivos.
La tipología más comúnmente utilizada es la establecida por el Fondo
Monetario Internacional en su Reporte Anual sobre Regímenes Cambiarios.
Aún cuando en principio habría también otras opciones para abordar la
tarea de clasificar los regímenes de cambio, la primera ventaja del esquema del
FMI reside en el hecho de que es la única fuente estadística disponible que

82
abarca todo el universo de países a través de un horizonte temporal
suficientemente largo, lo cual la ha convertido en estándar obligado a la hora
de estudiar la evolución de los arreglos cambiarios. Una segunda bondad de la
tipología del FMI es la sencillez de su criterio de clasificación, que consiste en
ubicar a los países dentro de un eje, cuyos extremos son la rigidez y la
flexibilidad de los mecanismos de determinación del tipo de cambio. Los
regímenes cambiarios difieren únicamente en el grado de flexibilidad,
entendiendo por ésta la frecuencia con la que el sistema de reglas e
instituciones cambiarias permiten ajustes del tipo de cambio nominal.
En la vida real, el eje entre rigidez y flexibilidad es un proceso continuo
de infinitas variantes en los regímenes cambiarios. A efectos analíticos, sin
embargo, es necesario establecer agrupaciones discretas que permitan
encasillar cada país con su respectivo arreglo cambiario dentro de grupos y
subgrupos. El FMI clasifica los arreglos cambiarios en tres grandes grupos:
regímenes fijos, regímenes de flexibilidad limitada y regímenes más flexibles
(Quirk, 1989).
Los regímenes fijos se catalogan como aquellos arreglos cambiarios en los
cuales el tipo de cambio está ordinariamente atado a otra(s) moneda(s) y sólo
es modificado de forma discrecional y poco frecuente en circunstancias
extraordinarias.
El término atado significa que la paridad de la moneda doméstica se
mantiene inalterada respecto a la(s) moneda(s) de referencia que fluctúan en
bloque frente al resto de las monedas.
Los regímenes fijos suelen subdividirse dependiendo, en primer lugar, de
si el país emite su propia moneda y, en segundo lugar, de si la referencia es a
una divisa individual o a una cesta de divisas:
El país ata su moneda a la de un país importante, que usualmente es el
primer socio comercial. Existen versiones duras y blandas de enganche. Una

83
forma dura de vincular y anclar el tipo de cambio es a través de una Junta
Monetaria, mediante la cual la emisión de moneda local debe estar respaldada
por un monto equivalente de divisas. Formas blandas son arreglos en los que el
tipo de cambio se mantiene fijo pero que es revisado y ajustado por las
autoridades cuando las circunstancias así lo aconsejan.
Los regímenes de flexibilidad limitada son arreglos cambiarios en los que
el tipo de cambio puede variar dentro de ciertos márgenes de fluctuación, que
han sido determinados previamente, pero donde las reglas del juego tienden a
rigidizar de hecho el tipo de cambio, pudiendo existir flexibilidad respecto a
una moneda individual, lo cual tipifica a los regímenes intermedios, en los que
el tipo de cambio está, de facto, atado a una moneda individual, pero goza
teóricamente de zonas de flexibilidad.
Los regímenes más flexibles son aquellos en los que el tipo de cambio
varía. Al igual que en el extremo de los regímenes fijos, los grados de
flexibilidad son muy diversos. Una modalidad es el ajuste según indicadores, en
el cual las variaciones del tipo de cambio se producen más o menos
automáticamente sobre la base de modificaciones de ciertos indicadores. Esta
vinculación entre el tipo de cambio y los indicadores debe quedar formalmente
establecida. Un ejemplo típico son los arreglos cambiarios en los que el tipo de
cambio nominal es ajustado automáticamente para absorber el diferencial de
inflación con los socios comerciales y preservar así un nivel constante del tipo
de cambio real.
Cada régimen cambiario debería poder ubicarse dentro de esta rigidez y
flexibilidad. En la realidad, sin embargo, los países adoptan regímenes, que no
son siempre fáciles de encasillar dentro de alguna de las categorías. Con
frecuencia un país ensambla mecanismos que pertenecen a varios regímenes
diferentes. Otras veces las autoridades anuncian formalmente la adopción de un
determinado régimen, pero su comportamiento real se corresponde con otro

84
régimen distinto. No es de extrañar, por consiguiente, que el mismo FMI
confronte dificultades a la hora de emprender la clasificación de países y que
muchas veces deba tomar decisiones un tanto subjetivas. Pero, la cuestión
importante es disponer una medida de qué tan flexible o rígido es el tipo de
cambio en cada caso, y eso es logrado satisfactoriamente con esta
clasificación. (Nóbrega y Ortega, 1994)

Evolución de las Políticas Cambiarias

Admitiendo que el mapa cambiario mundial contiene hoy más zonas de


flexibilidad que hace veinte años, es conveniente analizar con detalle la
evolución de las políticas cambiarias ya que ello permitirá detectar los cambios
d e tendencia en años recientes. Las mayores disminuciones porcentuales de
regímenes fijos se suceden entre 1976 y 1983 y luego con mayor fuerza entre
1989 y 1993. En el lapso 1976 y 1983, se evidencia el progresivo abandono
del dólar USA y de otras monedas individuales como moneda de enganche. La
explicación de ello debe buscarse en el intento de atenuar el impacto negativo
de la excesiva fluctuación de las principales monedas y especialmente del dólar
estadounidense. La solución preferida fue sustituir las monedas individuales por
cestas de monedas, cuyo comportamiento es más estable. El uso de los
Derechos Especiales de Giro, sin embargo, no se favoreció de este deseo de
adoptar portafolios balanceados de monedas, hasta el punto de que hoy
prácticamente no quedan países atados a los Derechos Especiales de Giro. La
disminución en doce puntos porcentuales de países con régimen fijo entre 1976
y 1983 tiene su contrapartida en un aumento de países con regímenes de
flexibilidad limitada (cinco puntos de incremento).

85
En el lapso de 1983- 1989, la proporción de países con regímenes fijos se
mantuvo estable, aun cuando persiste el reacomodo a favor del enganche a
cestas de monedas, que pasa a representar el 23 por ciento de los países.
Disminuye la proporción de país es con regímenes de flexibilidad limitada
respeto a monedas individuales y aumentan en la misma proporción los países
con regímenes más flexibles. Dentro de esta última categoría se observa un
claro incremento de la preferencia por regímenes de flotación independiente de
(6 a 13 por ciento) y una leve disminución de países con esquemas de
flotación administrada.
Esta tendencia a la libre flotación de acentúa marcadamente en el lapso
1989 – 1993, cuando los regímenes de flotación independiente se incrementan
de 13 a 32 por ciento del total de países. También los esquemas de flotación
administrada experimentan un incremento, aunque mucho más moderado. En
contraparte, los regímenes fijos disminuyen de 61 a 42 por ciento del total de
países, resaltando el descenso tanto de países con enganche al dólar USA,
como de países atados a cestas de monedas o Derechos Especiales de Giro.
Es de hacer notar que estos cambios se concentran exclusivamente en el mundo
subdesarrollado (Purroy, 1998).
Este inusitado auge de regímenes de flotación independiente en los países
en vías de desarrollo es congruente con cambios importantes en la escena
económica mundial, que también se reflejan en el interior de esos países:
liberalización y profundización de mercados financieros internos, mayor
movilidad internacional de capitales (globalización financiera), bancos centrales
más independientes y política monetaria más activa. Es comprensible también
que los procesos de apertura y modernización económicas que tuvieron lugar
en América Latina y Europa del Este durante esos años exigiesen un cierto
movimiento pendular desde los anteriores mercados altamente regulados hacia
mercados libres.

86
Después de 1993, ese movimiento pendular parece estar retornando hacia
esquemas cambiarios que, sin renunciar totalmente a la flexibilidad, la reduzcan
mediante la incorporación de elementos de rigidez (principalmente bandas y
compromisos de intervención) que le confieran mayor estabilidad al tipo de
cambio. La proporción de países con esquemas de flotación independiente se
reduce de 32 a 28 por ciento de los países, mientras que en aquellos con
regímenes de flotación administrada incrementan su participación de 17 a 26
por ciento. En esta misma tónica, los arreglos cooperativos de flexibilidad
limitada también incrementan su participación. En lo que se refiere a los países
con regímenes fijos, se observó entre 1993 y 1999 un mapa muy estable en
todas las modalidades, excepto en los regímenes ligados a cestas de monedas,
que continúan perdiendo terreno.
Un análisis todavía más detallado del mapa mundial de regímenes
cambiarios a mediados de 1997, revela que gran parte de los arreglos
catalogados como de flexibilidad limitada y flotación administrada contienen un
fuerte componente de elementos tendentes a dotar de estabilidad al mercado
cambiario. En efecto, la totalidad de los países catalogados como regímenes de
flexibilidad limitada funcionan con bandas estrechas. De los países clasificados
como regímenes de flotación administrada, 4 practican un enganche de facto, 6
mantienen el tipo de cambio cuasi fijo entre bandas mas o menos formales, 3
practican un enganche deslizante o crawling peg, y 11 funcionan con un
esquema de bandas deslizadas. Solamente 19 de los 47 países con flotación
administrada se inhiben de preanunciar la senda de evolución deseada del tipo
de cambio.
Puede apreciarse también un claro vínculo entre el tipo de régimen
cambiario y el tipo de ancla nominal utilizada para estabilizar el nivel de
precios. Ello es así porque, a mayor rigidez cambiaria, menor es el margen de
actuación de la política monetaria como ancla nominal, mientras que a mayor

87
flexibilidad cambiaria mayor es el ámbito de autonomía de la política monetaria
para asumir el papel de anclaje de los precios. La totalidad de los países
clasificados bajo regímenes fijos y de flexibilidad limitada utilizan el tipo de
cambio como ancla nominal. En el caso de los países europeos (arreglos
cooperativos entre bandas), 3 países han adoptado simultáneamente una meta
monetaria y 2 países tan bien metas formales de inflación. Más de la mitad de
los países con regímenes de flotación administrada (exactamente 25) utilizan el
tipo de cambio como ancla nominal. En total, por consiguiente, un 60% del
universo de países han adoptado el ancla camb iaria como herramienta de
estabilización (Arellano, 1993).
Como es de esperar, tanto los países con regímenes donde el tipo de
cambio no tiene una senda preanunciada como los que se rigen por flotación
independientemente utilizan predominantemente metas mo netarias o metas de
inflación como ancla nominal.
Este análisis del mapa cambiario mundial muestra que una buena parte de
los regímenes que hoy reciben la calificación de mas flexibles son de facto
arreglos que buscan limitar la variabilidad del tiempo de cambio. En años
recientes se observa un retorno hacia una mayor administración del tipo de
cambio. Esta tendencia refleja, por un lado, un creciente consenso entre los
hacedores de política sobre la prioridad del objetivo de la estabilidad de
precios y, por otro lado, un también creciente escepticismo respecto a la
efectividad de los instrumentos monetarios y cambiarios para el logro de
objetivos reales.
Basta resaltar que se está produciendo un cambio de paradigma respecto
al clásico dilema entre rigidez y flexibilidad cambiarias. En términos generales,
la rigidez del tipo de cambio está siendo más valorada por su efecto
beneficioso sobre la estabilidad de los precios y el clima de inversión. Existe
una clara percepción, sin embargo, de que cuando no están dadas las

88
condiciones para la rigidez cambiaria, ya sea por la presencia de
perturbaciones externas o por insuficiente disciplina financiera interna, la
flexibilidad cambiaria es la temporal alternativa. Buena parte de la discusión
actual se centra en las condiciones necesarias para la estabilidad cambiaria
conformándose un consenso de que, ante la liberalización y globalización de los
mercados financieros, no quedan muchas alternativas distintas a arreglos
institucionales fuertes, que le confieran credibilidad al compromiso de la
estabilidad cambiaria. El esfuerzo de transformar el arreglo cooperativo
europeo en una unión monetaria y el renovado interés por esquemas tipo caja
de conversión o por la sustitución de monedas son ejemplos de arreglos
institucionales fuertes.(Le Fort, 1992)
Adicionalmente al cambio en el pensamiento económico, un segundo
factor está propiciando el retorno a la rigidez, cual es la recomposición del
cuadro de liderazgos a nivel mundial. La intensa dinámica del comercio
internacional durante las pasadas dos décadas ha conformado tres bloque
político- comerciales con sus respectivos centros hegemónicos situados en los
EEUU y los cuales han asumido el papel de “primeros entre los primeros”. Los
países integrantes de cada bloque se muestran cada día más proclives a
enganchar sus monedas a la moneda del centro hegemónico.
Por otra parte, el fenómeno de la globalización favorece también esta
tendencia a la rigidez, puesto que las perturbaciones a las que se ven sometidos
los países son cada vez más simétricas, lo cual le resta efectividad al uso del
tipo de cambio como herramienta de ajuste. Se está ante la presencia de una
progresiva reaparición de las condiciones que se consideraban esenciales para
la sobre vivencia de un sistema monetario internacional basados en tipos de
cambio fijo o en alguna forma de unión monetaria.

Los Regímenes Cambiarios

89
Se concentrará el análisis de la evolución de regímenes cambiarios en el
periodo post Bretton Woods, pero primero conviene ubicarse dentro de la
historia de los grandes sistemas monetarios internacionales de los últimos cien
años. El colapso de Bretton Woods marca el fin de una larga secuencia de
arreglos internacionales relativamente homogéneos y universalmente
extendidos. Aun cuando las fechas de inicio y fin no son siempre claramente
identificables, se pueden diferenciar los siguientes períodos (Grilli y Kaminsky,
1991):
1. Patrón-oro (1879 -1914): Aun cuando este sistema data de 1819 con
el Acta de Reanudación Británica, es sólo a partir de 1979, cuando Estados
Unidos se adhiere al esquema, que el régimen experimenta su mayor apogeo, el
cual se extiende hasta la primera década del siglo XX.
2. Flotación Controlada durante la I Guerra Mundial (1914-1919):
Suspendida la convertibilidad de las monedas en oro por motivo de la
conflagración bélica, se aplican controles de cambio y de comercio para
estabilizar las monedas.
3. Flotación preparatoria del retorno al patrón-oro (1919 -1925): La
comunidad financiera internacional se mantiene adherida al princ ipio del retorno
a las paridades existentes al momento de la interrupción del patrón- oro.
Dados los diferentes niveles de inflación acumulados durante la guerra, las
monedas flotan respecto a la libra esterlina durante el proceso de transición.
4. Patrón cambio-oro (1925-1931): El período se inicia con la
restitución de la convertibilidad en 1925 por parte de Inglaterra y finaliza con
la suspensión de los pagos en oro de ese país en septiembre de 1931. La
mayor parte de los países se adhieren al sistema entre 1925 y 1929, pero la

90
gran Depresión de 1929 - 1933 y el debilitamiento de los mecanismos de
coordinación internacional hacer que esas adhesiones tengan corta vida.
5. Flotación controlada (1931-1939): El sistema financiero
internacional entra en un proceso de inestabilidad, proteccionismo comercial y
devaluaciones competitivas. Solamente a partir de mediados de la década
vuelve en cierto nivel de coordinación, pero sin renunciar ningún país a la
manipulación de su moneda.
6. Control de cambio durante la II Guerra Mundial y su epílogo
(1939-1949): Producto de la economía de guerra, las transacciones cambiarias
y comerciales vuelven a ser controladas. Presiones especulativas posguerra
obligan a varias oleadas de devaluación respecto al dólar. Desde 1945
comienzan a sentarse las bases del nuevo orden monetario mundial.
7. Régimen fijo ajustable bajo Bretón Woods (1949-1971): Se fija un
precio del oro en términos de dólar, que pasa a ser el numerario para el resto
del mundo. Los países comienzan a liberar las transacciones de la cuenta
corriente, proceso que se completa hacia fines de los años 50 en Europa. Las
autoridades se comprometen a defender una paridad fija frente al dólar
estadounidense, que sólo puede ser ajustada en caso de desequilibrios
fundamentales y previa aprobación del Fondo Monetario Internacional.
8. Régimen de flotación (1971 hasta fin de siglo): El sistema de
Bretton Woods colapsa cuando el gobierno de Estados Unidos decide
suspender la convertibilidad en oro de las reservas oficiales de dólares e
impone una sobre tasa a las importaciones, equivalentes a una devaluación del
dólar en 10 por ciento. El período de 1971- 1973 es testigo de varios intentos
de restauración de tipos de cambio fijos que duran poco y van dando paso a
realineaciones cambiarias cada vez más frecuentes. A partir de 1973, el yen
japonés y la mayoría de las monedas europeas comienzan a flotar oficialmente
día a día frente al dólar. En enero de 1976 se produce la enmienda del artículo

91
IV de los estatutos del Fondo Monetario Internacional, mediante la cual se
reconoce formalmente que los países tienen el derecho de elegir el régimen que
más les convenga (flotación o fijación).
En efecto, si se observa cómo ha variado la clasificación de países a lo
largo de las pasadas dos décadas y media, la proporción de países con
esquemas cambiarios rígidos ha disminuido en pro de esquemas más flexibles.
Son diversos los factores que explican este giro hacia la flexibilidad. A nivel de
los países desarrollados, el colapso del sistema de Bretón Woods hizo patente
la dificultad de mantener tipos de cambio fijo sin un mínimo de coordinación de
las políticas macroecómicas. Pero quizás el principal impulsor de la flexibilidad
fue la creciente apertura y liberación de los mercados de capitales. La
profundización de los mercados financieros y la creciente movilidad de
capitales trajeron como consecuencia que la determinación del tipo de cambio
estuviera cada día más en manos de los mercados y menos en la esfera de
influencia de los bancos centrales. Era sencillamente incompatible pretender al
mismo tiempo fijar el tipo de cambio, permitir la movilidad de capitales y
mantener una política monetaria autónoma. El conflicto dentro de este triángulo
se resolvió a favor de la flexibilización del tipo de cambio.
Algo distinto fueron los motivos en el ámbito de los países en vías de
desarrollo. De hecho, la flexibilización cambiaria se produce con cierto retraso
respecto al mundo desarrollado. A principios de los 70, cuando los países
desarrollados viraron hacia esquemas de flotación, buena parte de los países
no desarrollados todavía permanecían anclados bajo la esfera de influencia de
algún país hegemónico. La opción más evidente era ponerse a flotar
“enganchados” a la moneda hegemónica, de ahí que hasta mediados de década
de los 70 predominaran los arreglos cambiarios fijos. En 1976, el 86% de los
países en vías de desarrollo todavía tenían regímenes fijos, una proporción
superior al 74% a nivel mundial.

92
Entre los factores que explican esta evolución de los países en desarrollo
cabe destacar, en primer lugar, la culminación del proceso de independencia
política tanto de las excolonias, especialmente en el continente africano, como
de otros países con mayor tiempo de independencia formal, pero todavía
fuerteme nte dependientes de algún centro hegemónico. Al diluirse
paulatinamente los nexos políticos, la coordinación económica e institucional,
que necesariamente debe acompañar todo enganche con otra moneda, se hizo
más difícil. Es explicable también el deseo de trasladar al ámbito económico el
mismo afán de independencia del ámbito político.
En segundo lugar, la indisciplina macroeconómica de algunos países,
especialmente latinoamericanos, produjo niveles de inflación que hacían
insostenibles los tipos de cambio fijo, ya que la pérdida de competitividad
frente a los socios comerciales desembocaba en crisis de balanzas de pagos.
Sobrevino, en tercer lugar, la recesión mundial y la crisis de la deuda de
comienzos de la década de los 80, que colocó a gran parte de los países en
vías de desarrollo a las puertas de la insolvencia financiera. En estas
condiciones de bajas reservas internacionales y alta vulnerabilidad financiera
era muy cuesta arriba preservar la estabilidad cambiaria.
Pero el factor fundamental, que explica el viraje hacia la flexibilidad de
los regímenes cambiarios en los países en vías de desarrollo, fue la concepción
del tipo de cambio como un instrumento fundamental de política económica.
Durante los años 70 y 80, las economías se vieron sometidas a frecuentes
perturbaciones externas en contextos políticos internos que dejaban poco
margen para el uso de los tradicionales mecanismos deflacionistas que
caracterizan la época de apego a la rigidez cambiaria. Los gobiernos no
estaban dispuestos a aceptar el alto costo de la deflación interna para restaurar
el equilibrio externo. De acuerdo con la nueva concepción, el tipo de cambio
comenzó a ser usado como la variable operativa clave en los procesos de

93
ajuste, razón por la cual los gobiernos prefirieron arreglos cambiarios que
permitieran variar el tipo de cambio, pero sin abandonarlo a los vaivenes del
mercado. Así como en los países desarrollados la creciente apertura de los
mercados financieros y la consiguiente predominancia de las fuerzas de
mercado en la determinación del tipo de cambio fueron los elementos
propulsores del giro hacia la flexibilidad cambiaria, en los países en vías de
desarrollo los esquemas cambiarios adoptados, aun cuando pasan
estadísticamente a formar parte de la categoría de mas flexibles, respondieron
a una necesidad de política económica y mantuvieron, por lo tanto, un alto
componente de intervención oficial. Ello no quiere decir que casi todos los
países no hayan vivido episodios cortos de flotación independiente, que
típicamente solían coincidir con las fases de eclosión de las crisis externas y de
inicio de nuevos intentos de estabilización, pero que luego daban paso a los
regímenes administrados.
Subyace también a la concepción activista de la política cambiaria una
creciente preocupación por el tipo de cambio real, en gran parte productor de
la percepción de que el anterior modelo de crecimiento hacia adentro ya estaba
agotado y que la única vía de crecimiento estable pasaba por la apertura
comercial y las exportaciones. Uno de los instrumentos centrales de la
estrategia de promoción de exportaciones fue un tipo de cambio real más
competitivo. Como es sabido, la mayor parte de los determinantes del tipo de
cambio real escapan al ámbito de influencia de las autoridades. Si el gobierno
adopta un objetivo de tipo de cambio real, la manipulación del tipo de cambio
nominal es su única herramienta disponible en corto plazo. Una de las
principales causas de fluctuación de la paridad real fue la aceleración de las
tasas de inflación en esos años, lo cual a través de la apreciación real,
erosionaba la competitividad externa de los países victimas de mayor inflación.
Ante los brotes inflacionarios, las autoridades se vieron compelidas a

94
“manejar” el tipo de cambio nominal para evitar fluctuaciones indeseadas en el
tipo de cambio real efectivo, que es el que realmente importaba a efectos
económicos. De ahí que muchos gobiernos adoptaran políticas más o menos
explicitas de devaluación, para lo cual era necesario flexibilizar el esquema
cambiario.(Bordon y Kidland,1992)
Otro factor explicativo del viraje hacia la flexibilidad fue el creciente
escepticismo respecto a medidas de control administrativo. Mantener paridades
fijadas en contextos de divergencia de indicadores macroeconómicos y de
progresiva apertura financiera exigía la imposición de prohibiciones y controles
administrativos sobre las transacciones con divisas. Pero la acumulación de
experiencias de controles de cambio fallidos generalizó la percepción acerca de
la efectividad de lo s controles. La principal lección práctica de este proceso de
aprendizaje fue el reconocimiento de que los controles no sólo eran incapaces
de preservar el nivel deseado de reservas, sino que generaban importantes
distorsiones en el proceso de asignación de recursos en la economía. En
consecuencia, la mayoría de los países no tuvieron otra alternativa que adoptar
esquemas orientados al mercado que, por definición, exigía mayor flexibilidad.
Pudiera argumentarse que todas estas razones favorables a la flexibilidad
no tenían por que haber desembocado en esquemas cambiarios en los que el
tipo de cambio se moviera más o menos libremente en función de las fuerzas
del mercado. Una alternativa podían haber sino regímenes fijos, pero ajustables
por las autoridades cada vez que los fundamentos económicos los exigiesen.
Los gobiernos suelen ser de la opinión de que ellos saben interpretar cambios
en los fundamentos mejor que los mercados especulativos. De hecho,
regímenes fijos ajustables fueron la regla general durante la vigencia de los
acuerdos de Bretón Woods. El esquema, sin embargo, funcionó adecuadamente
sólo mientras el entorno económico mundial se mantuvo relativamente estable,
los flujos de capitales eran controlables y los países se acogían voluntariamente

95
al mandato de la convergencia de las políticas macroeconómicas. Pero cuando
estas tres condiciones empezaron a desmoronarse desde la década de los 70,
los ajustes cambiarios se hicieron más frecuentes y de mayor cuantía. A parte
de la turbulencia que generaban las apuestas especulativas en una sola
dirección, devaluaciones de tal magnitud acarreaban un alto costo político para
los gobiernos de turno.
El costo político esperado suele ser la consideración central en la
elección de régimen cambiario por parte de los gobiernos. Una forma de
atenuar el costo político de las devaluaciones discretas era asignarle al
mercado, y no al gobierno, esa responsabilidad de ajustar día a día el tipo de
cambio. Deslizamientos de las monedas no son interpretados inmediatamente
como fracasos del gobierno, sino como resultado de las fuerzas del mercado.
Aquí reside una de las razones fundamentales de la mayor preferencia por
regímenes flexibles durante las pasadas dos décadas.
Los regímenes cambiarios son el producto endógeno del conjunto de
circunstancias prevalecientes en el ámbito económico mundial en un momento
dado. Algunas versiones no son capaces de tomar en cuenta la complejidad de
esta relación endógena entre el arreglo cambiario y el entorno económico.
Viendo en retrospectiva la evolución del sistema monetario internacional desde
la época del patrón- oro, el éxito de la estabilidad de los regímenes cambiarios
fijos depende de la presencia de los siguientes factores:
- Liderazgo económico internacional de un poder individual dominante:
este papel fue asumido por Inglaterra durante la época del patrón- oro y por los
Estados Unidos durante Bretton Woods.
- Cooperación Internacional: un sistema internacional de regímenes de
cambio fijo requiere una gerencia colectiva, donde las partes estén de acuerdo
sobre las medidas a tomar en caso de desajustes.

96
- Consenso intelectual acerca del marco en el que puede y debe
desenvolverse la política macroeconómica y, especialmente, la política
cambiaria.
- Políticas monetarias- cambiarias activas y autónomas no son
compatibles con un sistema de regímenes.
- Estabilidad macroeconómica: si las perturbaciones económicas son
intensas, frecuentes y asimétricas la defensa del tipo de cambio puede resultar
excesivamente costosa.
- Acuerdo sobre la prioridad del objetivo antiinflacionario: el
relajamiento de la voluntad antiinflacionario suele coincidir con el
resquebramiento de los regímenes de cambio fijo.
Prácticamente, todas estas condiciones necesarias para el mantenimiento
de un sistema monetario internacional basado en paridades fijas fueron
desapareciendo desde fines de la década de los sesenta pero fueron
principalmente dos las que dieron al traste con la estabilidad cambiaria
mundial. La primera fue la negativa de los Estados Unidos a continuar
aplicando la mesura que su papel de centro hegemónico le exigía. Y el segundo
factor de resquebramiento fue el cambio en la forma de concebir la política
económica y en las prioridades respecto a los objetivos de inflación y
empleo.(Friedman, 1971)

Antecedentes de las Cajas de Conversión

Es conveniente dar una explicación sobre el régimen de Caja de


Conversión, tanto para ubicarlo en su perspectiva histórica como dentro del
marco de la discusión general sobre alternativas de regímenes monetarios-
cambiarios.

97
Un régimen de Caja de Conversión es en esencia un arreglo monetario,
según el cual la emisión monetaria es un reflejo automático de variaciones en la
posición de reservas internacionales. En la práctica, las Cajas de Conversión
han venido acompañadas por una regla de tipo de cambio fijo y por régimen de
convertibilidad total de la moneda doméstica. Estos dos elementos, sin
embargo. No son esenciales a la institución de Caja de Conversión (Hanke y
Schuler, 1993).
La Caja de Conversión nació al abrigo del imperio británico. La primera
de ellas fue establecida en Mauritius en el año 1949. Con el tiempo, más de 70
países, la mayor parte de ellos pertenecientes al ámbito colonial de alguno de
los centros hegemónicos, adoptaron alguna forma de Caja de Conversión. Este
tipo de arreglo monetario alcanzó su apogeo hacia fines de 1940.
Detrás de esta difusión del régimen se puede encontrar tanto una lógica
política, como también económica. El hecho político de la dependencia colonial
encontró su extensión natural en sometimiento del manejo del dinero y de su
valor de intercambio de los dictámenes del centro dominante. En el ámbito
económico, la Caja de Conversión representaba un régimen conveniente para
las colonias por el hecho de que les permitía disponer de una moneda “propia”,
que fuera estable y convertible, pero que al mismo tiempo no implicara el costo
de tener que utilizar billetes y monedas extranjeras. Este costo de adoptar la
moneda extranjera como circulante local estaba relacionado, en primer lugar,
con las pérdidas que hubiera acarreado la sustitución de los billetes o monedas
deterioradas o perdidas. Al disponer de un circulante local, el costo de su
reposición se limitaba al costo de acuñación o impresión, pudiendo mantener
intacto el stock de res ervas en la divisa fuerte de respaldo. Un segundo costo
estaba asociado con el costo de oportunidad del interés dejado de ganar por
tener que mantener una gran parte de las reservas en efectivo (Cash), caso de
usar la divisa extranjera como medio circulante local.

98
Un tercer motivo de carácter económico se derivó del simple hecho de
que el “Standard oro”- o algún Standard similar- era el régimen monetario
cambiario predominante a nivel mundial en la segunda mitad del siglo XIX hasta
bien entrada la primera mitad del siglo XX.
La Caja de Conversión no será más que el espejo del estándar - oro a
nivel de economías periféricas, ya que incorporaban los dos elementos básicos
de ese régimen: el respaldo “duro” de la emisión monetaria y el ajuste
monetario automático a los cambios en la posición de la balanza de pagos.
Fue esta racionalidad económica la que motivó la instalación de Cajas de
Conversión también en unos países independientes, como fue el caso de
Argentina (1902- 1914 y 1927- 1929), Irak (1931- 1949), Irlanda (1918- 1940),
Panamá (1904- 1931), y Rusia del Norte durante la guerra civil posterior a la
revolución bolchevique.
Las décadas de 1960 y 1970 fueron testigos del desmantelamiento de la
mayoría de las Cajas de Conversión existentes. Nuevamente intervinieron en su
desaparición factores políticos y económicos. Desde el punto de vista político,
la figura de las Cajas de Conversión era incongruente con el movimiento de
independencia que se había venido completando desde mediados del siglo en
los enclaves coloniales. Y desde el ángulo económico, un régimen tan rígido, en
el cual los países ofrendaban su autonomía monetaria a cambio de la
estabilidad, no encajaba en la moda del pensamiento keynesiano de la época
con su preferencia con el activismo monetario, cambiario y fiscal de carácter
anticíclico. Ya a comienzo de los 70, la mayoría de las Cajas de Conversión
habían sido sustituidas por Bancos Centrales .
En años recientes, sin embargo, se ha observado un resurgimiento de
arreglos monetarios similares. Lo interesante de este resurgimiento es el hecho
de que ya no se trata únicamente de territorios que difícilmente puedan ser
considerados como países por su reducida dimensión o por su extrema

99
dependencia respecto a algún país- centro, sino de economías medianas, como
Hong Kong, Estonia y Lituania, o incluso las economías grandes, Argentina.
Aún cuando las razones para su implementación varían en cada caso, el
denominador común ha sido una profunda desconfianza en la capacidad de los
respectivos Bancos Centrales para resistir las presiones para financiar
monetariamente el déficit gubernamental (Anexos A y B).

La Caja de Conversión, M ecanismo Antiinflacionario M onetarista

Una de las recetas que se prescriben para abatir la inflación es la Caja de


Conversión. Esta es una prescripción monetaria y descansa, por tanto, en la
idea de que la inflación es causada por la incontinencia monetaria, es decir, por
la creación de dinero sin un respaldo en oro y divisas fuertes y convertibles. El
exceso de la oferta monetaria en relación con la base mencionada obedece
principalmente, según la explicación monetarista, a la necesidad de financiar el
déficit fiscal sin tener que recurrir al mercado de ahorro interno o al mercado
financiero internacional. La posibilidad de generar un excelente de oferta
monetaria, en los términos considerados, existe en los sistemas monetarios
flexibles, en que la autoridad monetaria tiene la facultad de emitir dinero sin
atención a los límites determinados por la tendencia de reservas internacionales
en oro y divisas. La presión de los gobiernos o del sistema financiero interno
para lograr emisiones excedentes de dinero, en presencia de bancos centrales
subordinados o complacientes, puede lograr un financiamiento inorgánico, que
facilita o determina la emergencia de impulsos alcistas de los precios de bienes
y servicios. En esta situación, según la referida tesis monetarista, un correctivo
eficaz y prácticamente automático es el establecimiento de una Caja de
Conversión.

100
Antes de entrar al análisis del mecanismo denominado Caja de
Conversión, específicamente en el caso venezolano actual, procede un breve
bosquejo de la situación básica y la coyuntural en que se plantea como solución
la implantación de una regla monetaria como la contenida en aquella Caja
(Maza, 1999).
En enero de 1989, los hechos principales de la coyuntura económica eran
los siguientes: las reservas monetaria internacionales del Banco Central de
Venezuela, en términos netos, habían sufrido un descenso de US$ 2.705
millones en 1988, para situarse en US$ 6.671 millones; la cuenta corriente de
la balanza de pagos en 1988 había presentado un saldo negativo de US$ 5.809
millones; las importaciones de bienes es ese mismo año totalizaron US$ 12.080
millones, un máximo histórico entonces; la gestión fiscal del gobierno central
registraba un déficit de Bs. 13.462 millones; el servicio de la deuda pública
significaba un 20 por ciento del gasto pagado y la deuda registrada se situaba
en casi Bs. 400.000 millones; por otra parte, el producto bruto inte rno no
petrolero aumentó en términos reales en 5,7 por ciento en 1988 y la tasa de
desempleo se cifró en 7 por ciento ese mismo año; la tasa de inflación a nivel
de consumidor fue de 28 por ciento. La situación era bastante contradictoria,
pues, por una parte, el precio promedio de realización del petróleo y sus
derivados en el exterior mostraba alguna declinación, mientras que la balanza
de pagos se inclinaba fuertemente al déficit; el tipo de cambio nominal
promedio no controlado manifestaba un considerable deterioro y las reservas
operativas del Banco Central de Venezuela apenas alcanzaban a US$ 2.044
millones; sin embargo, las variables de la economía real acusaban expansión y
el desempleo formal se expresaba en cifras tolerables.
El nuevo gobierno estimó al iniciarse que la situación era crítica: presiones
inflacionarias subyacentes, refrenadas por regulaciones de precios y subsidios;
presiones de los acreedores internacionales por la caída de las reservas

101
operativas del Banco Central de Venezuela; necesidades fiscales diferidas o
subestimadas; declinación de las expectativas privadas de inversión y
potenciales desajustes mayores en la balanza fiscal y de pagos internacionales,
entre otras apreciaciones. Ante este cuadro se planteaban dos alternativas: la
primera, era la profundización de los controles, regulaciones y acciones
interventoras del Estado, para superar los desequilibrios, con sacrificio parcial
del crecimiento económico y del bienestar social; la otra era la de supresión de
los controles, las regulaciones y restricciones económicas a la libre
competencia, la privatización de empresas del Estado, la apertura mayor a las
corrientes internacionales de comercio y financiamiento y la recurrencia a los
organismos multilaterales (F.M.I. y Banco Mundial)en demanda de asistencia
monetaria, financiera y técnica. Esta alternativa fue la escogida por el gobierno
y concretada en las cartas de intención presentadas a los mencionados
organismos internacionales; tal vía de gestión incluía un nuevo acuerdo de
reestructuración de la deuda externa del país con los acreedores, sujeto, desde
luego, a los condicionamientos y restricciones propios de estos casos.
En 1989, como primeros efectos y consecuencias de la estrategia de
liberación, apertura y ajustes macroeconómicos que se adoptó, la tasa de
inflación casi se triplicó, la devaluación del signo monetario se cifró en un 20
por ciento, la tasa de actividad económica real interna decayó en más de 8 por
ciento y la tasa de desempleo formal llegó a casi 10 por ciento. Por otra parte,
la cuenta corriente de la balanza de pagos registro un saldo favorable de US$
2.497 millones, las reservas operativas del Banco Central de Venezuela se
recuperaron al nivel de US$ 3.184 millones; la gestión fiscal resultó en un saldo
positivo de Bs. 27.600 millones; el servicio de la deuda pública absorbió un 26
por ciento del gasto pagado. Huelga mencionar los efectos sociales de este
cambio.

102
- El tratamiento aplicado puede calificarse sin exageración como de
choque, en la terminología convencional.
- Diferentes contingencias políticas, económicas y sociales ocurrieron
en el período 1989 – 1993.
Para mayor ilustración puede mencionarse que la coyuntura económica
venezolana se benefició considerablemente de los sucesos conocidos del Golfo
Pérsico (1990 - 1991) que incidieron en una pronunciada alza de los precios y
de la demanda de petróleo; la privatización de activos del Estado contribuyó a
aumentar los ingresos públicos; los prestamos de F.M.I. y del Banco Mundial,
bajo los auspicios de las cartas de intención, aportaron una cantidad sustancial
a las reservas brutas del Banco Central de Venezuela; la deuda pública externa
fue refinanciada una vez más y, según las cuentas del gobierno, se obtuvo una
reducción en el principal y los intereses, además del aplazamiento de
amortizaciones por varios años; sin embargo, buena parte de la deuda
refinanciada se instrumentó en bonos al portador, cuya tendencia se dispersó
en gran número de personas e instituciones en todo el mundo, lo que dificultó
un nuevo refinanciamiento; la devaluación prosiguió, y para 1993 se cifró en un
115 por ciento, en términos nominales, con respecto a 1989. Por otra parte, si
bien en los años 1990, 1991 y 1992 la actividad económica interna mostró una
recuperación apreciable, en ese mismo período se observaron signos de
debilitamiento, de quebranto en el aparato productivo, de aumento en la
desocupación informal y de deterioro del ingreso real laboral. El sector público
consolidado acusó déficit en sus cuentas financieras entre 19 y 16 por ciento
del PBI. La balanza de pagos en cuenta corriente registró fuertes saldos
pasivos y tendencias a la caída de las reservas monetarias del Banco Central
de Venezuela. Las presiones inflacionarias continuaron activas en esos años: en
199 2 el costo de la vida subió en 32 por ciento y en 1993 ascendió en 46 por
ciento. Las tasas nominales de interés activas alcanzaron niveles superiores a

103
las tasas de inflación, en proporción mayor que las pasivas. Puede decirse, en
síntesis, que en el período 1989 – 1993 se acentuaron los fenómenos de índole
estructural que conforman el cuadro crítico de la economía venezolana; y
emergieron otros fenómenos de índole coyuntural relacionados con los sucesos
políticos y sociales que hicieron más agudo el proceso de desequilibrio,
deterioro y contracción de esta economía.
En febrero de 1994 el nuevo gobierno anuncia propósitos y objetivos de
rectificación y cambio con respecto a la estrategia de orientación monetarista y
neoliberal que con evidentes contradiccio nes e inconsistencias había practicado
el gobierno anterior. Sin embargo, el estallido de una crisis sin precedentes del
sistema financiero nacional, con efectos muy graves en el movimiento
monetario, cambiario, fiscal, económico y social, perturbó e hizo más difícil la
gestión rectificadora del gobierno. En la retrospectiva parece fácil la crítica de
la administración de la crisis financiera: se dice que se incurrió en error al no
interpretar el fenómeno en sus verdaderas proporciones y alcances, ya que
existían los elementos de diagnóstico para estimarla como una crisis sistémica,
que exigía un tratamiento global y directo, como, por ejemplo, la toma de
control simultáneo y oportuno de las instituciones financieras con problemas de
liquidez y solvencia, en lugar del otorgamiento de auxilios financieros, por parte
de Fogade con fondos creados por el Banco Central; una garantía global del
Estado para los depósitos del público probablemente habría detenido el retiro
masivo de dinero de los Bancos; o, en caso extremo de necesidad, una
congelación temporal o parcial de depósitos a la vista con garantía de
devolución y de pago de intereses. Ello implica forzosamente la implantación de
controles de cambio y de precios no más tarde de marzo de 1994, el
reemplazo de las autoridades de la Superintendencia de Bancos y Fogade y de
las directivas de los bancos que estaban bajo los supuestos de intervención. El
tratamiento que se dio a la crisis, en buena parte contingencia, contribuyó a su

104
profundización y extensión y resultó mucho más costoso en términos
monetarios, fiscales, financieros, económicos y sociales que si hubiera tomado
la otra vía ya indicada. Pero no había experiencia en el manejo de un fenómeno
de esta índole, calificado justamente como un sismo financiero y apenas
comparable con fenómenos semejantes ocurridos en otros países los últimos
años.
A la crisis financiera hay que añadirle los graves desequilibrios
macroeconómicos preexistentes: el déficit fiscal que adquiría características
estructurales, el déficit externo manifestado en el saldo negativo de la balanza
de pagos y el alza persistente del tipo de cambio, el déficit real en la relación
de oferta y demanda de bienes y servicios de producción interna que impulsaba
los precios al alza, las elevadas tasas reales de interés sobre créditos que
prácticamente inhibía a la demanda de éstos para la producción y la inversión y
la declinación de la actividad económica real, entre los hechos más
desfavorables del cuadro de la economía al iniciarse la gestión de go bierno.
En el primer semestre de 1994 el revés coyuntural se manifestó
agudamente en el movimiento de las variables monetarias, cambiarias y
bancarias: las reservas internacional del instituto emisor sufrieron un descenso
de US$ 4.000 millones aproximadame nte, mientras que el tipo de cambio
nominal describía una curva pronunciadamente al alza sobre todo a partir del
mes de abril de 1994, no obstante los esfuerzos del Banco Central de
Venezuela para moderar la fuga de divisas y el tipo de cambio; los auxilio s
financieros otorgados por Fogade a instituciones financieras, con recursos
facilitados por el Instituto Emisor, totalizaron Bs. 750.000 millones al cierre del
semestre, en parte aplicados al reintegro de depósitos del público, a las
necesidades de caja de los bancos, al fortalecimiento de los capitales bancarios
y otras exigencias más o menos justificadas; pero una parte considerable de
esos recursos bajo la forma de auxilios o anticipos extraordinarios se desvió

105
ilícitamente a fines extrabancarios, estimándose con razón que fueron a
engrosar los caudales de la acumulación privada.
En todo caso, tales auxilios no evitaron la caída de las instituciones
asistidas, aunque de cierto modo contribuyeron a aliviar la crisis financiera y a
situarla en un plano más manejable.
El año 1994 ha quedado en la historia económica del país como el más
difícil, complicado e infortunado de cuantos se ha vivido, por lo menos en la
época contemporánea. Mientras el nuevo gobierno procuraba hacerse un piso
político para su gestión y administraba la emergencia con la suspensión de
garantías constitucionales, la imposición de un control de cambio, la regulación
parcial de precios, la fijación de impuestos de vigencia temporal y un reajuste
de gasto público en un escenario difícil de las finanzas públicas, las variables
macroeconómicas registraban la acentuación de la crisis.
El PBI real se contrajo en un 3,3 por ciento, la demanda agregada interna
se redujo en un 13 por ciento, la acumulación brutal de capital disminuyó en 25
por ciento, el desempleo aumentó a un 8,5 por ciento, el ingreso real promedio
de los trabadores sufrió deterioro de 18 por ciento, el déficit del sector público
consolidado significó un 16 por ciento del PBI; por otra parte, el índice del
costo de vida acusó un alza de 71 por ciento y la liquidez monetaria global se
amplió en un 55 por ciento. La implantación de un control de cambio a
principios de julio de 1994, de carácter integral con un tipo nominal de cambio
fijo y único de Bs. 170 por un dólar de Estados Unidos, fue eficaz en el
segundo semestre del año para detener la fuga de capital, restringir la
importación de bienes y servicios, moderar el impulso inflacionario y recuperar
parcialmente las reservas internacionales del BCV. El control de cambio, sin
emb argo, adoleció de los soportes necesarios: un control selectivo de
importaciones y de precios, el alivio del déficit fiscal, la absorción del exceso
de liquidez monetaria y de un régimen de sanciones para las infracciones, entre

106
otros aspectos. Aún así, no es posible desconocer la variación sustancial de la
balanza comercial, que de un saldo de US$ 3.800 millones en 1993 pasó a uno
de US$ 8.000 millones en 1994 ambos con signo positivo. El cambio en la
cuenta corriente global fue más dramático: de un déficit de US$ 1.800 millones
en 1993 pasó a un superávit de US$ 4.120 millones en 1994.
No obstante los hechos mencionados, se han expuesto opiniones críticas
al establecimiento del control de cambio (y, en general, a todo control
económico) por parte de la corriente de pensamiento neoliberal monetarista y
de grupos económicos privados. Los críticos hubieran preferido una macro
devaluación con libre convertibilidad, lo que, en ausencia de ajustes a los
desequilibrios macroeconómicos y con una grave crisis financiera en curso
como la que existía a mediados del año 1994, habría ocasionado un descenso
mayor de las reservas monetarias del BCV, la profundización del desequilibrio
del sector externo y del financiero, una caída más fuerte de la confianza en el
bolívar y la reiteración de la onda devaluacionista, entre otros efectos. Desde
luego, se notó la falta de una estrategia global de estabilización y recuperación
y, en particular, una estrategia ante la crisis financiera. Igualmente se ha
evidenciado una cierta incoherencia en el equipo superior de gobierno, lo que
ha dificultado la formación de una voluntad política para tomar decisiones
oportunas, consistentes y eficaces. En estas circunstancias las actitudes y
posiciones monetaristas han recibido impulsos, presentándose como alternativa;
y entre los monetaristas ha destacado con mucha insistencia la Caja de
Conversión como mecanismo para abatir la inflación.
Al concluir el primer semestre del año 1995 la crisis global del país entró
en una fase de menor intensidad y gravedad, pero todavía complicada. La
inflación no fue vencida: los factores estructurales y conyunturales que la
determinan continúan actuando. Entre estos factores, el desequilibrio fiscal y el
elevado endeudamiento público inciden con peso muy considerable en el

107
cuadro económico. En un escenario de recesión de la actividad productiva
interna, con alto nivel de desempleo y de subempleo, con un deterioro
persistente del ingreso real de la mayoría, se hace poco viable el aumento de la
carga. La deuda pública la interna ha aumentado sustancialmente los dos
últimos años en virtud de la crisis compromete alrededor de un 35 por ciento
del presupuesto de gastos del gobierno y no parece haber posibilidad a corto
plazo de una reestructuración de la deuda externa. El exceso de reservas
bancarias de primero y de segundo grado de liquidez concentradas en pocas
instituciones exigía una política monetaria dinámica, para evitar la presión
inflacionaria desde este lado; la regulación de las tasas nominales de interés se
convierte en un compromiso estratégico: no permitir un descenso mayor de las
tasas reales pasivas para preservar la inclinación al ahorro y al mismo tiempo
no inducir un nivel mayor de las tasas activas para facilitar en lo posible la
recuperación de la demanda de créditos productivos; y también en el mismo
complejo escenario, procurar que la rentabilidad de la banca no se estrechara
inconvenientemente; todo ello en un clima proinflacionario y prodevaluacionista
que restringía extraordinariamente el ejercicio de aquella política.
Tres programas, en esencia, comparten los propósitos y las expectativas
del gobierno y de los agentes económicos privados para abrir camino a la
estabilización y la recuperación: el denominado compromiso antiflacionario
(gobierno, empresarios, trabajadores, consumidores, sociedad civil) cuyas
metas no se definieron con precisión, aunque fué posible la reducción del
índice inflacionario a un 40 por ciento (en comparación a un 70% por ciento en
1994); la privatización de empresas y activos del estado (que incluye
componentes del patrimonio existente antes de 1994 y otros que se
incorporaron, a través de Fogade como efecto de la crisis financiera en 1994 y
1995); y la denominada apertura petrolera, que consiste básicamente en
propiciar, dentro de las restricciones legales, la participación de intereses

108
privados (principalmente extranjeros) en la exploración, explotación y
comercialización de recursos de hidrocarburos semisólidos, líquidos y gaseosos
subyacentes en áreas tanto convencionales, sin que por ello la industria
petrolera nacional pierda el control efectivo de la actividad. Este conjunto de
programas, sin embargo, debe inscribirse realmente en un marco definido,
consistente, confiable, de estrategia integral, que encarne una voluntad, un
consentimiento de la nación, y un compromiso concreto del gobierno en el
corto y mediano plazo, plazo particularmente en el campo fiscal, el
administrativo, el financiero y el de la reforma del Estado.
La preocupación por la inflación ha llevado a explorar algunas alternativas
inscritas principalmente en le campo de la política monetaria, lo cual
representa, un sesgo; porque es verdad que el factor monetario es muy
importante entre los que de una u otra manera influyen en el proceso
inflacionario; pero no es el único factor a considerar, ni siquiera el fundamental.
Podría decirse que emisión inorgánica de dinero, es un mecanismo que
difunde la inflación, que la propaga, que refuerza las presiones inflacionarias;
pero estas subyacen en la economía real, es decir, la economía de producción,
de inversión, de ahorro, de empleo, de consumo, que constituye la esencia del
problema.
El factor monetario es el mas evidente, y en la América Latina, que en
general ha sufrido afecciones inflacionarias agudas, la atención se ha fijado
preferentemente en el campo de la moneda, el dinero y el crédito; de allí han
surgido algunas fórmulas por las cuales se pretende la regulación de la oferta
de dinero para evitar que sea excedente y, por tanto, que pueda presionar
desde este ángulo a los precios, además de incidir en el desequilibrio del
mercado financiero. Una de estas fórmulas, que se presentan con carácter
novedoso, es la Caja de Conversión, aunque ésta es una idea bastante antigua
que se remonta a la época del patrón oro.

109
Diferencias entre Caja de Conversión y Banco Central

En el régimen monetario que tiene como eje el Banco Central puede


adoptarse básicamente alguna de las alternativas siguientes: primera, se fija una
cierta relación entre las reservas de oro y divisas que tenga el instituto y el
máximo de la cantidad de dinero que puede crear; la segunda consiste en que
no hay requisito legal de encaje de reservas para la emisión de dinero y ésta
queda sujeta a las necesidades de la demanda de din ero o la discrecionalidad
del instituto emisor.
La primera alternativa existió durante gran parte de la historia del Banco
Central de Venezuela, desde su creación hasta la década de los 80: en la
década de los 50 y desde la fundación del instituto en 1940 la relación entre
las reservas internacionales y la oferta de dinero del Banco Central era del 50
por ciento, es decir, cada dos bolívares de emisión estaban respaldados por un
bolívar equivalente en reservas; posteriormente (por ejemplo, en la ley de
196 1) la relación considerada se fijó en un 33 por ciento; de manera que, en
ese régimen, la única posibilidad de ampliar la oferta de dinero del instituto
emisor era la de que aumentaran las reservas; cuando éstas disminuían, por
efecto de la dinámica de la balanza de pagos, la oferta de dinero se restringía.
El margen entonces existente por encima del coeficiente fijado permitía el
ejercicio de la política monetaria, mediante el uso de los instrumentos
permitidos por la ley: operaciones de crédito de última instancia con
instituciones financieras, generalmente exigidas en situaciones transitorias de
insuficiencias de liquidez o para proveer recursos en atención a la demanda de
crédito comercial por parte de la economía privada a las instituciones
financieras; también operaciones de mercado abierto, de compra o venta de
valores cotizados y negociados en el mercado, inclusive valores públicos, con

110
el objeto de regular la liquidez monetaria; no estaba permitido, sin embargo,
realizar operaciones de crédito directamente con el gobierno, a fin de evitar el
financiamiento del déficit fiscal por esta vía. Entre las facultades otorgadas al
Banco Central por ley, en ejercicio de la política monetaria, estaban la de
regular directamente las tasas nominales de interés y la de fijar las
proporciones de encaje legal mínimo o de encajes especiales, igualmente por
razones de regulación monetaria.
La otra modalidad de la emisión de dinero por el Banco Central de
Venezuela es la que existe actualmente: además de la exigencia legal de un
encaje determinado en reservas monetarias, el emisor tiene la facultad, hasta
cierto punto discrecional, de crear dinero en razón de las necesidades que
tengan la economía en general y el sistema financiero en particular. Emitir
dinero significa, a estos efectos, poner en circulación billetes que constituyen
obligaciones monetarias inmediatas del instituto y crear depósitos a la vista a la
orden de instituciones financieras, de petróleos de Venezuela, del Fondo de
Garantía de Depósitos y de Particulares.
La creación de depósitos no significa que el Banco Central de Venezuela,
crea dinero a favor de los depositantes, sino que mantiene tales depósitos
como la entrega de los recursos por parte de los depositantes, por diferentes
conceptos: operaciones en divisas, mantenimiento de encajes bancarios
exigidos por ley o para atender las exigencias de la compensación
interbancaria, abonos por descuentos, redescuento, anticipo y reporto en las
circunstancias pautadas por la ley. El Banco Central de Venezuela puede ser
depositario de la Tesorería Nacional, en su carácter legal de agente de ésta;
pero no puede aumentar este depósito mediante crédito al gobierno o a las
entidades oficiales. El Banco puede también aceptar depósitos de instituciones
internacionales oficiales y adquirir obligaciones con éstas y con otros bancos
centrales en virtud de convenios según las normas sobre la materia.

111
En concreto, el mecanismo de emisión del Banco Central obedece a un
conjunto de operaciones atribuidas o permitidas legalmente, cuya realización es
indispensable para el cumplimiento de las funciones propias de la autoridad
monetaria. Así, el Instituto puede adquirir oro monetario y divisas extranjeras,
realizar operaciones de descuento, redescuento, anticipo y reporto, comprar
valores privados y públicos en el mercados secundario, cancelar, emitir y
colocar sus propios títulos a corto plazo y atender a sus propios gastos en
moneda nacional, todo lo cual implica la emisión de dinero en el sentido ya
explicado; en la dirección contraria, el Banco Central puede vender divisas
extranjeras, valores privados y públicos de su cartera, cancelar sus propios
títulos al vencimiento, y en tal virtud recoge dinero de la circulación o se
reducen los depósitos de su pasivo. Estas operaciones permiten regular la
liquidez monetaria.
Hay que hacer énfasis en que el Banco Central no puede conceder crédito
al gobierno, ni adquirir en forma primaria los títulos o letras de la deuda
pública, ni garantizar en ninguna forma la colocación de emisiones de tales
títulos o letras. Pero, puede adquirir valores públicos negociables en el
mercado financiero una vez que esos valores hayan sido cotizados y sean
objeto de transacción; esta adquisición se puede hacer independiente de las
necesidades de Tesorería Nacional y sólo como operación de mercado abierto.
También es posible admitir como garantía de crédito que se otorgue a
instituciones financieras valores públicos que formen parte de la carrera de
inversiones de éstas. En virtud de estas restricciones, el argumento de que el
Banco Central de Venezuela puede convertirse en la Caja del gobierno no tiene
validez ni soporte alguno.
Una Caja de Conversión, de modo distinto, no admite la posibilidad de
operaciones de crédito, ni de mercado abierto; tampoco tendría la facultad de
regular las tasas de interés ni los encajes bancarios; por tanto, no les es dado

112
ejercer la política monetaria, por lo que se priva de actuar en circunstancias
coyunturales en que se hace indispensable tal política, junto con la fiscal que
ejerce el gobierno, para procurar la estabilización. De establecerse una Caja
de Conversión sus funciones serían muy limitadas, prácticamente operarían
como una gran casa de cambio. Tendría, si, la posibilidad de invertir en el
exterior en valores denominados en la moneda de reserva con el objeto de
hacer rentable parte de sus disponibilidades de divisas; pero no tendría la
facultad de adquirir valores denominados en moneda nacional, ya que esto
implicaría una oferta de dinero más allá de los limites fijados por la posesión de
oro y divisas. (Maza, 1999)
Una vez descrita la funcionalidad del Banco Central, obsérvese la
operatividad de la Caja de Conversión. Una Caja de Conversión aumenta
(disminuye) la cantidad de moneda cuando las reservas internacionales
experimentan un incremento (descenso) en base a un tipo de cambio fijo. Si la
relación que se establece es de uno a uno, por cada bolívar en circulación debe
existir un dólar de respaldo en poder de la caja, también conocida como Junta
Monetaria. La caja no puede crear dinero comprando un instrumento financiero
del Gobierno porque el respaldo de dicho dinero sería el instrumento y no una
moneda fuerte como el dólar. Emisiones monetarias no respaldadas por dólares
constituyen la semilla de la depreciación, porque cuando en un momento dado
el público repudia sus bolívares si no hay suficientes dólares para hacer frente
a las exigencias del público, la autoridad emisora devalúa o establece un
control cambiario.
Es un esquema de Caja de Conversión la moneda doméstica inspira
confianza porque los agentes económicos saben que está respaldada por
moneda dura. Esta certeza contribuye a mitigar los ataques especulativos que
ocurren contra los bancos centrales. En este sentido la moneda de una Junta
monetaria es solvente pues tiene un fuerte basamento.

113
En un sistema de Caja de Conversión, no puede haber emisiones
monetarias discrecionales en relación al crecimiento del Producto Interno Bruto
lo cual genera los procesos inflacionarios, porque la cantidad de billetes y
monedas fraccionarias depende de la cantidad de dólares en poder de la junta
monetaria. En tal virtud, no puede haber inflación, la cual entendida como un
proceso sostenido de alzas de precios es un fenómeno monetario. Esta
afirmación significa que cuando las tasas de crecimiento de la liquidez
excedente a la del Producto Interno Bruto, o cuando se esperar futuros
incrementos de la liquidez superiores al Producto, se genera inflación a pesar
de la instabilidad de la demanda de moneda. Ciertamente, la relación entre
moneda e inflación es variable; sin embargo, no hay variable que explique
mejor la inflación (Mc Callum, 1979).
Abandonó Hong Kong el sistema de Caja de Conversión en 1973, lo cual
en parte se debió al desempeño de la libra esterlina como moneda de reserva.
Más revelador es la readopción del sistema en 1983 utilizando el dólar
norteamericano como unidad de reserva. Cuando Hong Kong se unificó
monetariamente con Estados Unidos dejó abierta la posibilidad de otorgarle a
la Junta Monetaria poderes de emisión de moneda como un Banco Central.
Con la caja de conversión el objetivo último es la emisión de un nuevo
bolívar, cien por ciento respaldado en dólares, con una paridad de uno a uno.
Este nuevo bolívar reemplazaría a los bolívares existentes a un tipo de cambio
igual al existente entre el dólar y los actuales bolívares.
Un punto álgido es la determinación del tipo de cambio del nuevo bolívar
(dólar versus bolívares existentes). Es prudente aguardar un período de
flotación limpia con el propósito de evitar un sesgo importador o exportador.
Alternativamente se ha sugerido la emisión del nuevo bolívar con respaldo de
cien por ciento en dólar a ser negociado libremente.

114
Para que el sistema de conversión sea sostenible y opere eficientemente,
varios requisitos deben cumplirse. En primer hay que equilibrar las finanzas
públicas. Es decir puede haber déficit fiscal, pero su financiamiento no puede
ser suministrado por la Junta Monetaria. Esto implica que el déficit puede ser
temporalmente financiado con endeudamiento en los mercados de capitales y
con superávit obtenidos a través de aumento de los impuestos o reducción del
gasto. Unas finanzas públicas equilibradas sin financiamiento de las autoridades
monetarias es condición necesaria para que no haya inflación. Venezuela
presenta un déficit fiscal. Sin embargo, la razón por la cual hay inflación y no
hiperinflación es porque los montos de financiamientos del Banco Central de
Venezuela al Gobierno han sido bajos, el Banco Central de Venezuela no ha
financiado el déficit fiscal. Si se adoptara la Caja de Conversión, se agudizaría
el conflicto entre las políticas fiscales y monetarias.
Otro elemento de vital importancia para la perdurabilidad del sistema, es
la libertad cambiaria de modo que los precios de lo s bienes objeto del
comercio internacional se pueden igualar. Las fuerzas del arbitraje se
encargarían de esta unificación de precios, los controles de cambio impedirían
la tendencia hacia la igualación preservando distorsiones que impactarían
adversamente el tipo de cambio real, propiciando situaciones innecesarias de
sobre o subvaluación. La adopción de reglas claramente definidas crearía un
compromiso gubernamental que evitaría la tentación de incumplimiento,
preservándose la estabilidad de precios en la rgo plazo.
Las reglas pueden ser activas y pasivas. Una regla pasiva establece un
determinado tipo de política independientemente del estado de la economía.
Una regla es activa si establece determinado curso de acción en función de la
situación económica. Por ejemplo, si aumentan las reservas internacionales se
incrementan la oferta monetaria. En este sentido, la adopción de una Junta
Monetaria establecería una regla activista. Esta regla no depende de la

115
discreción de un individuo o junta directiva de un organismo gubernamental
para su aplicación sino de la interacción de la economía venezolana con la
economía internacional. La regla impuesta por una caja de conversión debe ser
considerada como una regla contingente o una regla con cláusula de escape. La
Junta monetaria mantiene el tipo de cambio excepto en el caso de un evento
claramente extraordinario. La regla es contingente porque los agentes
económicos comprenden que la variación en el tipo de cambio es transitoria,
pues una vez superada la emergencia y un período de ajuste, el Gobierno
adoptará políticas deflacionarias tendentes a reestablecer la paridad original.
La regla de política económica debe ser simple, transparente y con un
número limitado de contingencias validas. Estas condiciones impedirían que las
autoridades monetarias utilicen políticas discrecionales bajo el pretexto de una
regla contingente. Pudiesen considerarse como contingencias válidas las crisis
financieras y la variación sustancial en los precios del petróleo. Estas
contingencias deben estar claramente definidas en la Junta Monetaria.
Bajo el régimen de una Junta Monetaria, la reducción de reservas
disminuye la cantidad de Bolívares, lo cual aumenta las tasas de interés de
corto plazo induciendo una contracción económica. Frente al desplome de la
demanda de dinero, se contrae la oferta de dinero adecuándose a la menor
demanda y por lo tanto se evita la depreciación y la inflación. Frente a la
perspectiva de estabilidad cambiaria y de precios las tasas de interés de largo
plazo descienden (Grossman y Van Huyck, 1988).
Las economías que adoptan Juntas Monetarias no padecen inflaciones de
más de un digito y sus monedas no se aprecian. Lo mismo no se puede afirmar
de las economías con Banco Central. La cura de las enfermedades
inflacionarias trae beneficios para el país en términos de más producción y
menos desempleo, pues inflaciones de más de un dígito entorpecen la actividad
económica real. (Anexos C y D).

116
Consecuencias Previsibles de la Caja de Conversión

1. Eliminación de la inflació n: la consecuencia más importante del


esquema es que permite eliminar el crecimiento de los precios haciendo más
previsible la evolución del entorno macroeconómico.
2. Aumento de las tasas de interés: la adopción del esquema
produciría un aumento inmediato en las tasas de interés, hasta ubicarlas a
niveles superiores a los que ofrecen los mercados internacionales.
El incremento de los intereses es una consecuencia directa de la libre
convertibilidad al poder cambiar libremente “nuevos bolívares” por divisas a la
tasa de cambio establecida, nadie querrá mantener activos financieros en
moneda nacional si los rendimientos en el mercado interno resultan inferiores a
los que pueden obtenerse en otros mercados. La teoría predice que si el
esquema es sostenible (para lo cual se requiere el equilibrio fiscal) los intereses
internos tenderían a ubicarse muy cerca de los internacionales. Sin embargo,
bien podría ocurrir que se observaran lapsos relativamente prolongados en los
que el diferencial entre los intereses internos y externos se mantuviera alto.
3. Deterioro en la cuenta corriente del sector privado: en su carácter
de propietario de PDVSA, el Estado venezolano es un oferente neto de divisas.
Un gran porcentaje de las divisas por concepto de exportaciones
provienen del sector petrolero, el cual posee una productividad muy alta en
comparación con el resto de los sectores productivos. Como consecuencia, la
adopción del esquema tendería a producir una apreciación del tipo de cambio
real, una caída en las exportaciones no tradicionales y un aumento en las
importaciones.
4. Ajuste en el poder de compra de la moneda; el efecto inmediato de
la medida sería una fuerte caída del poder de compra de los bolívares y de los

117
instrumentos financieros nominados en éstos. Una parte muy importante de los
bolívares que circulan actualmente y de la propia deuda del Banco Central, no
está respaldadas por activos internacionales sino por papeles del gobierno.
Esto quiere decir que los bolívares que poseemos valen en realidad
mucho menos. La adopción de un esquema de este tipo implicaría sincerar el
valor de la moneda y por lo tanto una fuerte caída en su poder de compra
(Vásquez, 1995).
El sistema de la Caja de Conversión o Junta Monetaria, vincula la
creación de dinero primario con el nivel de reservas internacionales de un país,
sustituyendo al Banco Central en su función de emitir moneda fiduciaria.
La misión de la Caja de Conversión es evitar la producción de dinero
inorgánico, pues cada unidad monetaria emitida tiene su respaldo en activos de
reserva. Al instaurar este sistema, se dictan un conjunto de normas de
operación que regulan su funcionamiento, para asegurar el cumplimiento del
objetivo trazado.
La Caja de Conversión establece una tasa de cambio fijo predeterminada.
La garantía de la estabilidad del tipo de cambio es una de las grandes ventajas
de la caja de conversión. Esto, sumado a libre convertibilidad de la moneda,
redunda en la confianza del publico, que sabe que en el momento en que lo
desee puede cambiar todo el dine ro que quiera, por moneda de reserva. Se
acaba el temor de la gente por la pérdida del poder adquisitivo de sus ahorros.
Las personas dejan de acudir a los mercados cambiarios para obtener monedas
fuertes o “duras”. La estabilidad del tipo de cambio es uno de los factores
fundamentales para la creación de un clima propicio para atraer grandes
capitales foráneos, promover la inversión interna e incentivar el desarrollo
económico.
Las autoridades monetarias, al fijar la tasa de cambio que se aplicará en
la Caja de Conversión, deben ser muy cautelosas. Si se adopta una moneda

118
sobrevaluada, se provocará una perdida de la competitividad de la producción
nacional que ante este fenómeno, se encarece en relación con los bienes y
servicios del exterior. Por el contrario, si se fija una moneda subvaluada, los
agentes económicos al percibir este desnivel, tenderán a comprar grandes
cantidades de divisas con fines especulativos, porque saben que el tipo de
cambio es insostenible. La preferencia por moneda extranjera acentuará más
aún la necesidad de devaluación.
La Caja de Conversión, en su modalidad más ortodoxa, opera por medio
de un ente diferente al Banco Central, el cual desaparece. La emisión de
billetes y monedas está a cargo de la banca privada. Sin Banco Central, se
suprime el encaje legal. Las instituciones financieras tienen que establecer, por
sí mismas, el nivel de reservas liquidas que se va a mantener para atender el
retiro de depósitos y las cancelaciones dentro del sistema de pagos
interbancario de la cámara de compensación.
Otra concepción de la Caja de Conversión, aplicada en varios países,
supone la coexistencia del Banco Central con la Caja de Conversión. En este
panorama, cambian las funciones del Banco Central, que ahora debe limitarse a
ser el administrador de la cámara de compensación interbancaria de cheques.
En este rol, debe supervisar el sistema de pagos de la economía.
Con o sin Banco Central, se reduce a su mínima expresión el papel de las
políticas monetarias neutralizadoras, que quedan para cumplir modestos
objetivos.
En este esquema, las operaciones de mercado abierto no están permitidas
estos instrumentos no se pueden usar para modificar la oferta monetaria las
tasas de interés, ya que estas variables están determinadas por los resultados
de la balanza de pagos. Por ende, no se puede inducir el crecimiento
económico, a través de bajas tasas de interés que incentivan la demanda de
crédito por parte del aparato productivo.

119
La Caja de Conversión no produce un ajuste mágico de las cuentas
fiscales. Al contrario, el funcionamiento idóneo de este mecanismo depende de
la disposición de realizar una serie de cambios estructurales en esta materia,
como por ejemplo una reducción drástica del aparato burocrático y un
intensivo plan de privatización, en caso de que el estado maneje empresas
deficitarias.
Sin duda que un aspecto positivo del régimen de libre convertibilidad de
la Caja de Conversión, es que este sistema no puede actuar como prestamista
del gobierno. Si el Estado no aumenta su eficiencia fiscal, antes de optar por
este mecanismo, se incrementará su necesidad de obtener fondos mediante
empréstitos de la banca nacional y extranjera. Entonces su capacidad de
endeudamiento estará completa porque para obtener financiamiento en el plano
interno tiene que competir con los otros agentes deficitarios del mercado, y en
el foráneo, debe cumplir con una serie de condiciones que disminuyan su riesgo
país, y garanticen una posición de solvencia para el futuro.
Limitaciones. El mérito más importante de la Caja de Conversión es que
contribuye a la estabilidad económica, al garantizar un tipo de cambio fijo.
Pero a la larga, la rigidez de este esquema compromete el crecimiento y la
estabilidad macroeconómica. En estas condiciones, la cuenta corriente de la
balanza de pagos tiende a deteriorarse, por la perdida de la competitividad
nacional. No se puede devaluar la moneda para incentivar la producción
interna. Una forma de superar esta dificultad es atrayendo flujos de capitales
extranjeros, que apoyen el crec imiento económico.
La Caja de Conversión no es una fórmula con poderes extraordinarios
para corregir todos los desequilibrios macroeconómicos. Antes de incorporar
una junta monetaria, el sistema debe ser sometido a un proceso de reformas
estructurales profundas. Si se adopta la Caja de Conversión en un ambiente
caracterizado por el desorden fiscal, se corre el riesgo de crear un caos

120
económico, que puede degenerar en la dolarización de la economía. El público
podría presenciar una caída vertiginosa de su poder adquisitivo, a causa de la
disminución de la cantidad de reservas en relación con la magnitud del
producto interno bruto.
Con la Caja de Conversión aumenta la vulnerabilidad del país ante
factores distorsionantes internos y externos, pues no es factib le valerse de la
política monetaria o cambiaria para neutralizarlos. Venezuela es más proclive a
sufrir estos desequilibrios por el alto grado de dependencia que tiene de los
ingresos petroleros. Una caída acentuada de los precios del crudo a nivel
internacional, podría provocar escasez de divisas, lo que causaría un aumento
de la inflación y una contracción de la demanda de bienes y servicios, que
probablemente terminaría en una grave recesión.
Además, el sistema de la junta monetaria es sumamente limitado a la hora
de atender una crisis bancaria, como la atravesada por Venezuela en 1994,
cuando se desplomaron varios bancos. La Caja de Conversión, al ligar la
emisión de dinero con los resultados de la balanza de pagos, presenta desde su
concepción incapacid ad de crear provisiones de fondos suficientes para
permitir que el sistema financiero afronte sin resquebrajarse la caída de
instituciones financieras.
Para atender este tipo de emergencias, la junta monetaria sólo cuenta con
las utilidades registradas en las transacciones de compra venta de moneda de
reserva. Evidentemente que estos recursos no alcanzan para servir de apoyo en
momentos críticos. Incluso se reduce se reduce la capacidad del ente emisor
para servir a la banca de prestamista de última instancia para afrontar problema
transitorios de liquidez por el retiro inesperado de fondos por parte de los
depositantes.
El buen funcionamiento del sistema financiero soporta el éxito de la caja
de conversión. Este mecanismo solo controla la emisión de dinero primario que

121
conforma una mínima parte de la base monetaria. La mayor parte del dinero
que circula en la economía, es creado por las instituciones financieras, a través
del otorgamiento de créditos. Dada la responsabilidad sobre la banca de la
Caja de Conversión, es muy importante que los organismos de regulación y
supervisión, ejerzan bien su labor.

La Caja de Conversión en Términos Críticos

En términos corrientes, la Caja de Conversión se conoce, en relación con


Venezuela, como “bolívar –Dólar”, pues se trata de establecer una relación
precisa entre la variación de las reservas monetarias internacionales del país y
la variación del circulante monetario; de este modo se evitaría la tentación, de
crear oferta monetaria en exceso de las necesidades reales de la economía, y
en la línea de pensamiento estrictamente monetario ello seria el mejor
instrumento contra la inflación. No podría emitirse dinero “inorgánico” es decir,
sin respaldo efectivo bien sea en la capacidad de pago al exterior (reservas de
oro y divisas) o bien en producción de bienes y servicios. La dinámica
monetaria dependería del curso de las transacciones internacionales del país;
un superávit externo daría lugar a una expansión monetaria en términos
vinculantes; un déficit ocasionaría una contracción monetaria.
Tendría que ajustarse en forma correspondiente, las variables
circulatorias de la economía; o sea, costos nominales, precios, salarios
nominales, tasas de interés nominales e ingresos monetarios. Estos ajustes
serían automáticos y eficientes. Los llamados equilibrios macroeconómicos
convencionales expresarían la estabilidad del sistema.
El patrón oro tuvo su esplendor y su caída. La paridad de la moneda
consistía en una determinada cantidad de oro y el tipo de cambio no podía

122
variar más allá de los llamados “puntos de oro” un pequeño tanto por encima o
por debajo de aquella paridad metálica. Así la franja de flotación de la divisa
estaba predeterminada y asegurada. La balanza comercial podía oscilar entre el
superávit y el déficit por períodos muy breves, pues la afluencia o la salida de
oro en el país constituía por si misma el mecanismo de ajuste bajo la condición,
por supuesto de que no ocurriera una importante intervención del Estado o
manipulaciones monopolísticas privadas. Ese sistema concebía el mundo ideal
de la libre competencia, del mercado abierto, de la libre circulación de
mercancías; un mundo que pronto se topo con las imperfecciones, la
concentración del poder económico, las fluctuaciones en la producción de oro,
el asesoramiento de este metal precioso para fines no monetarios. Las
innovaciones estuvieron acompañadas por ciclos de financiamiento de
inversiones, de ganancias y remuneraciones precios, todo lo cual fue objeto
de tentaciones monopolísticas. Este mundo hizo crisis en la primera guerra
mundial pero su tumba histórica se abrió con el “crack” de 1929 y la gran
depresión de los años treinta del siglo XX.
Después de la segunda guerra mundial se hizo el intento de reproducir en
otro escenario más complicado que el siglo XIX, un sistema monetario y
financiero con un mecanismo de liberación comercial, tipificado en la trilogía
de Bretón Woods que presidio la segunda edad de oro del capitalismo durante
25 años. La crisis monetaria evidenciada en la inconvertibilid ad nominal del
dólar que estalló a comienzo de los años 70 erradicó al oro de la base del
sistema pues ocurrió la desmonetización del oro decretada por el Fondo
Monetario Internacional y sujetó al dólar, como patrón de cambio a
fluctuaciones que aún persisten, contenidas por la intervención convenida de
los bancos centrales de los países más ricos y poderosos.
La crisis monetaria y financiera evidenció las contradicciones económicas
en términos de tasas menguadas e inestables de crecimiento económico,

123
presiones inflacionarias subyacentes, elevados índices de desempleo y fuerzas
productivas parcialmente en receso que conforman el cuadro de la economía
mundial.
El keynesianismo, que durante cuatro décadas suministró armas teóricas y
políticas a los gobiernos para sostener elevados niveles de actividad económica
con relativa estabilidad de precios, declinó y se le ha intentado reemplazar por
diferentes modalidades de neoliberalismo, de economía de mercado, de
políticas ortodoxas en el campo monetario y fiscal, y en este empeño se
renuevan viejas formulas, una de las cuales es la Caja de Conversión, especie
de ancla para calmar la tempestad inflacionaria e imponer la disciplina a
gobiernos y autoridades monetarias, para darle buen pie al funcionamiento del
mercado y lograr la ansiada estabilidad. Si la cuestión fuese tan simple el gran
desafió del sistema capitalista consistiría en crecer sostenidamente, con
estabilidad y equidad.
Una norma reguladora de la oferta monetaria es indispensable. En
esencia, la Caja de Conversión es un mecanismo regulador monetario y en la
medida que la inflación sea causada por desequilibrios monetarios (liquidez en
exceso de las necesidades efectivas de la economía) la aplicación de una norma
que fije límites a la creación de dinero, puede contribuir sustancialmente al
abatimiento de la inflación. Es igualmente sostenible que la existencia de
estabilidad monetaria sea condición suficiente para el crecimiento de la
economía, pero no es sostenible la afirmación de que la inflación es generada
exclusivamente por trastornos de índole monetario. Este es uno de los puntos
de discusión. El otro punto, es que el mecanismo de ajuste prácticamente
automático a impactos de origen externo o interno no puede ser tan sencillo y
operativo como lo pretende la teoría.
Las leyes del Banco Central de Venezuela desde su creación establecen
las normas por las cuales el instituto emisor puede poner en circulación sus

124
billetes y monedas metálicas, por ejemplo la ley de 14/12/60 en su artículo 69
pauta tres formas u operaciones: I) mediante la compra de oro, II) mediante la
compra de cambio extranjero, III) mediante las operaciones autorizadas por la
ley. Los billetes emitidos serían convertibles al portador en moneda legal
venezolana en oro o en divisas convertibles. La misma ley obliga al banco a
mantener un encaje no inferior al 33% de sus pasivos a la vista; ese encaje
debía ser mantenido en oro y divisas convertibles, además la posición crediticia
neta en el Fondo Monetario Internacional también podía formar parte del
encaje. Debe destacarse que existía legalmente una norma regulatoria de la
emisión de billetes y otros pasivos a la vista. Es conveniente mencionar que
entre las operaciones por virtud de las cuales el Banco Central de Venezuela
podía emitir billetes o abonar en depósitos, estaban las de otorgar crédito al
gobierno nacional en forma regulada, las de descuento, redescuento, anticipo y
las de mercado abierto. Una caja de conversión sólo permite la formación de
base monetaria mediante las operaciones en oro y divisas. La ley de 30/12/74
no cambia la norma para la puesta en circulación de billetes y monedas
metálicas, sin embargo, en relación con la convertibilidad de la moneda
nacional hace exclusión del oro y sólo pauta la convertibilidad en divisas de
libre convertibilidad. Esta misma ley fija normas de regulación del comercio de
oro y de negociación de divisas en el país. En cuanto a la composición de las
reservas monetarias enumera los elementos siguientes: oro, divisas convertibles,
valores extranjeros o internacionales de primera clase, derechos especiales de
giro (DEG) y posición crediticia neta en el FMI.
La ley de 24/12/92 no tiene modificaciones en este sentido.
Conviene hacer notar las diferencias entre las facultades de emisión de
dinero y creación de depósitos por el Banco Central de Venezuela y las que
podría tener una Caja de Conversión. Los pasivos monetarios del Banco
Central de Venezuela pueden crearse mediante compra de oro y divisas pero

125
también en virtud de otras operaciones, entre las cuales hay que mencionar las
de créditos en dos categorías: descuento, redescuento, anticipo y reporto con
instituciones financieras, y anticipos a Fogade para que pueda asistir a bancos
en situaciones de iliquidez e insolvencia (auxilios financieros), las operaciones
de mercado abierto (compra y venta de valores en el mercado secundario)y las
que puede efectuar con sus propios títulos. Esta prohibido al Banco Central de
Venezuela el financiamiento al Gobierno, aunque puede adquirir en virtud de las
operaciones descritas, valores públicos en circulación. La posibilidad legal de
crear dinero fuera de las operaciones de compra de oro y divisas y sin límite
preciso o explicito significa una diferencia sustancial con la caja de conversión
la cual sólo puede emitir dinero contra adquisición de oro y divisas.
Resulta conveniente estudiar una formula como la establecida en la Ley de
Banco Central de Venezuela de 2002 que fije una relación cuantitativa explícita
entre el monto de la base monetaria y de las reservas internacionales netas del
instituto emisor, esto permitiría una eficacia en la oferta monetaria, sin la
rigidez automática de una caja de conversión. El Banco Central de Venezuela
no puede, particularmente en la situación actual del país, renuncia r a su
función de oferente de crédito de última instancia, ni a la utilización de
instrumentos de política monetaria consistente en operaciones de mercado
abierto y con sus propios títulos, ni a la fijación de encajes bancarios y de
tasas nominales de interés activas y pasivas máximas y mínimas. La disciplina
monetaria eficaz que es lo que interesa en todo caso puede ser lograda
mediante la relación mencionada que evitaría excesos y deformaciones.
En otro orden de ideas se encuentra el tema de la disciplina fiscal otro
elemento influyente en la estabilidad monetaria que puede ser lograda y
mantenida si se regula en la ley un margen de tolerancia de déficit de
presupuesto y del consolidado del sector público y se toman las providencias
para que el crédito público esté sujeto a normas y patrones de estricto

126
cumplimiento. Para alcanzar esa situación a partir de la actual es indispensable
un programa de ajuste fiscal que persiga sistemáticamente la reducción del
déficit, lo cual exige una reestructuración del gasto público y una reforma
orgánica del régimen tributario, además de la documentación instrumental
de la deuda pública existente y una política objetiva y viable de privatización
de empresas y activos del Estado.(Maza, 1999)

Una Experiencia Internacional

Seguidamente se reseñan los resultados que en materia de estabilización


económica lograron las reformas monetarias en Argentina, con la aplicación de
la ley de convertibilidad.
Antes de analizar los resultados, cabe advertir que dichas reformas
monetarias no pueden analizarse fuera del contexto de los cambios
estructurales, por lo que sería un error atribuir los resultados en materia de
estabilidad macroeconómica exclusivamente a la regla monetaria adoptada.
(Cavallo, 1996)

127
Caso Argentino

Antecede ntes

El presidente Carlos Menem asumió el poder en julio de 1989 e


inmediatamente puso en marcha un plan de reformas estructurales que logró
materializar el apoyo del Fondo Monetario Internacional mediante un acuerdo
Stand- By. El programa incorporaba un masivo plan de privatización que
contemplaba la venta de más de treinta de las mayores empresas públicas, una
agresiva poda burocrática del gobierno central y el sector público
descentralizado. Poco tiempo después el apoyo del FMI le fue retirado como
cons ecuencia del incumplimiento de las metas establecidas en el acuerdo
original.
A pesar del tropiezo señalado, entre 1990 y 1991 el gobierno continuó
persiguiendo la meta de estabilización de los precios y a partir del segundo
semestre de 1990 la economía comenzó a registrar una desaceleración del
incremento del índice de precios, el cual había remontado a un máximo anual
de 20.266% en el mes de marzo de 1990. Sin embargo a comienzos de 1991
comenzaron a observarse algunos indicios de que el gobierno estaba haciendo
uso de su capacidad de impresión de dinero para la cancelación de
compromisos, y la traducción a los precios en una economía con el expediente
hiperinflacionario argentino no hizo esperar y se tradujo en el mes de febrero
en una inflación de 27%.
El nerviosismo de los agentes y las expectativas que desde el mes de
enero se dispararon, le costaron el cargo al Ministro de Hacienda Ermán
González. La designación del Domingo Cavallo a fines de enero, determinó en

128
el mes de marzo un cambio fundamental en la conducción de la política
económica en Argentina.
La introducción en el Congreso de una Ley conocida como Ley de
Convertibilidad, que obligaba el respaldo del 100% de la base monetaria,
mayormente en dólares y de manera suplementaria no mayor del 10% en
papeles de bajo riesgo denominados en dólares, en esencia, implicaba el
establecimiento de lo que se conoce como Caja de Conversión o junta
monetaria. Sin embargo, su establecimiento no fue del todo abierto. Tan es así,
que los profesores Steve Hanke y Kart Schuler (¿Banco Central o Caja de
Conversión?, 1995) advierten sobre un inminente fracaso del Plan de
Convertibilidad, como consecuencia de la poca credibilidad del Banco Central
y la incapacidad para hacer frente a presiones políticas. La propuesta de
ambos se basó en el establecimiento de una institución diferente al Banco
Central como la única posibilidad de evitar el fracaso del Plan de
Convertibilidad.
A continuación se revisarán los aspectos claves que permiten analizar el
desenvolvimiento de la economía argentina:

Inflación :

El abatimiento de la inflación a niveles sin precedentes en la historia


reciente argentina, ha sido el principal éxito del Plan de convertibilidad. En
efecto, después de experimentar un período inflacionario considerablemente
intenso en los años 1989 y 1990, en los años subsiguientes se han registrado
tasas de inflación con clara y fuerte tendencia a la baja, hasta situarse a nivel
de un digito en 1993. El año 1994 significó una nueva reducción en el ritmo de
crecimiento de los precios, al punto que la variación anual del índice de precios

129
al consumidor hasta el mes de noviembre mostraba un crecimiento de apenas
3,6%.

130
Actividad Económica :

La economía argentina ha crecido durante el último quinquenio a un ritmo


acelerado. En el bienio 1991- 92 experimentó una tasa de crecimiento
acumulada de 18,37%. En 1991, año de introducción de la Caja de
Conversión, la reducción de los niveles de tasas de interés y la recuperación de
la confianza reactivó el consumo de los agentes y promovió en buena medida
un crecimiento económico de 8,9%. Mientras que para 1992 la tasa de
crecimiento se ubicó en 8,7%. Para el bienio 1993-94 la economía argentina
presentó una reducción en el ritmo de expansión con respecto a los dos años
precedentes, pero mantuvo tasas relativamente elevadas de 6% por año, lo que
muestra la consolidación de un crecimiento económico autosostenido.

Fianzas Públicas :

El manejo de las finanzas públicas durante la mayor parte de los años


ochenta, provocó episodios de aceleración inflacionaria sostenida. La causa
fundamental de este fenómeno residió en que el mecanismo utilizado para el
funcionamiento del déficit gubernamental fue la emisión monetaria.
Luego del rebrote hiperinflacionario en enero de 1990, el gobierno inició
un programa antiinflacionario, que contemplaba entre otras cosas, la reducción
del costo de servicio de la deuda interna del gobierno, mediante el efecto
combinado de una contracción de la liquidez, una renegociación unilateral de la
deuda interna del gobierno, la reducción de los coeficientes de reservas
obligatorias mínimas de la banca, y una reducción de la tasa que remuneraba
dichos fondos y, adicionalmente, la confiscación de una porción del retorno
obtenido por los ahorristas a cambio de bonos estatales a diez años plazo. En
1991 se produjo un nuevo refinanciamiento de la deuda interna, y en dicha

131
oportunidad toda la deuda interna vigente al primero de abril fue reprogramada
en bonos de largo plazo con seis años de período de gracia para el pago de
intereses y amortización de capital. Estos acuerdos permitieron que el Plan de
Convertibilidad contara con superávit fiscales que hicieron viable el mismo, ya
que otorgaron la holgura en las cuentas fiscales necesaria para no apelar el
expediente de la impresió n de dinero, que a partir del primero de abril fue
limitada con rango de Ley mediante el establecimiento de facto del sistema de
Caja de Conversión.
El sector público argentino obtuvo superávit desde 1990, como
consecuencia en buena medida de la contribución de los ingresos de capital,
generados por el programa de privatización.
Adicionalmente en 1992 el Gobierno argentino negoció en el marco del
Plan Brady un acuerdo de Facilidad Ampliada con el Fondo Monetario
Internacional, que permitió la renegociación de la deuda externa en poder de la
banca internacional y acreedores oficiales.
Por último, el esfuerzo en materia impositiva se dirigió a hacer de los
impuestos indirectos la principal fuente de recaudación de ingresos. El
impuesto al valor agregado IVA y los impuestos indirectos al consumo de
combustibles y tabaco han sido los instrumentos por excelencia para el
cumplimiento de este objetivo.

Sector Externo:

El abultado déficit en cuenta corriente constituye una de las debilidades


de la economía argentin a luego de implantado el sistema de Caja de
Conversión. Para 1992 la cuenta corriente mostraba un desequilibrio por el
orden de US$ 6,7 mil millones y en apenas tres años esta cifra alcanzó US$
10,5 mil millones en 1994.

132
Cabe subrayar que a pesar del profundo déficit comercial argentino la
posibilidad de una crisis de balanza de pagos no se presentó debido al
importante influjo de capitales que ingresó. Los superávit en cuenta capital
superaron el déficit corriente, y en 1994 la balanza de pagos cerró cerca del
equilibrio, ya que la cuenta de capital registró un superávit de la misma cuantía
del déficit corriente.
Cabe advertir en este punto, que pese a la solvencia del sector externo
que garantizó la Caja de Conversión argentina, esta soportó fuertes presio nes a
raíz de la crisis del peso mexicano y la óptica de buena parte de los
inversionistas fue de anticipar la posibilidad de una devaluación o la crisis de
algunos de los bancos.
En efecto, como consecuencia de la corrida de inversionistas que generó
la crisis mexicana en toda América Latina, algunos bancos fueron sorprendidos
con escasez de liquidez y el gobierno argentino se vio en la obligación de
fusionar algunas instituciones financieras de tamaño relativamente pequeño,
pero que significó salidas de capitales que impidieron el financiamiento de los
desequilibrios comerciales. Esta situación condujo a plantearse una nueva
negociación con el FMI, con el objeto de que el organismo multilateral preste
asistencia monetaria y técnica a la necesaria reestructuración del sistema
financiero argentino.
Aunque el lineamiento del Plan Cavallo y la Ley de Convertibilidad
apuntaba hacia la búsqueda de la estabilización de la economía, para luego
entrar en una etapa de crecimiento, el mismo se adelantó indeseablemente: 5%
en 1991, cuando apenas comenzaba el plan de reestructuración económica.
No obstante, se había teorizado que todo crecimiento que no fuese precedido
por la estabilización, tendía a ser inestable; pero si primero se estabilizaba la
economía, entonces habría bases sólidas para crecer.
Entre las medidas más importantes se encontraron:

133
- Se dejó flotar libremente la moneda para que las fuerzas del mercado
establecieran el tipo de cambio a que se debería efectuar el ajuste de cambio,
antes de igualar la paridad cambiaria de uno a uno de la nueva moneda con
respecto al dólar.
- Se reestructuró la deuda de corto plazo a deuda de largo plazo (Plan
Bonex).
- Reforma tributaria profunda.
- Establecimiento de un cronograma acelerado de privatización.
- Apertura de los mercados.
- Reforma del Estado
- Validó los contratos en moneda extranjera.
- Emisiones de títulos de deuda para respaldar reservas internacionales.
- Promulgación de la Carta Orgánica del Banco Central.
- Se estableció la indexación de la economía.
- Negoció acuerdos de precios con el sector privado.
- Redujo aranceles.
- Estableció acuerdos con el Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial.

Beneficios:

La implementación de un modelo de Caja de Conversión, creó el clima de


confianza necesario para que Argentina comenzara a percibir los cambios
positivos que se produjeron en el orden económico.
Los niveles de hiperinflación que había alcanzado Argentina para el año
1991 de casi 5.000% posibilitaron la adopción de un modelo de Caja de
Conversión como la única manera de producir un cambio radical en las
expectativas y de romper con la hiperinflación. En consecuencia, la

134
hiperinflación en Argentina se redujo drásticamente, para descender a los
niveles de inflación más bajos de América Latina. Esto produjo una mejora
sustancial del poder adquisitivo de los argentinos, incrementando los niveles de
consumo interno. Al reducir los niveles de inflación, las tasas de interés
cayeron considerablemente, generando una expansión del crédito. Esta
expansió n se soportaba en la entrada de capitales extranjeros que se produjo
como consecuencia de un agresivo e intenso cronograma de privatizaciones y
de conversión de deuda en capital, junto a una apertura de los mercados. La
apertura y mejora en las condiciones internas abrieron nuevamente las
posibilidades de endeudamiento externo del Estado en los mercados de
capitales foráneos. El gobierno también obtuvo resultados positivos en la
generación de ingresos por la vía de la recaudación de impuestos. En tal
sentido, se produjo una reforma tributaria profunda y con impuestos menos
distorsionantes. A su vez, el estado procedió a una reestructuración a fondo
del sector público, que permitió una reducción del déficit fiscal, el cual se tornó
en un leve superávit, de 0,7% para 1993. La actividad económica registró
incrementos importantes de crecimiento del producto interno. De igual forma,
el sistema financiero presentó una gran expansión y desarrollo.
Las condiciones favorables establecidas incentivaron la entrada de
inversión extranjera a través del mercado de capitales, así como de la inversión
directa. Las tasas internas de rendimiento más atractivas, así como un
rendimiento ascendente de los precios bursátiles argentinos, hicieron que
entraran al país montos importantes del capital foráneo. Esto permitió el
financiamiento de la economía argentina, ya que el ahorro interno fue
insuficiente para financiar su crecimiento económico en los últimos años. La
apertura de los mercados abrió la competencia, incrementándose el nivel de
importaciones, lo que originó déficit en cuenta corriente.

135
La adopción de un modelo de Caja de Conversión, produjo efectos
positivos, particularmente en el abatimiento de la inflación, así como también en
lo referente al financiamiento del estado, de la política monetaria y de las tasas
de interés, las cuales están determinadas por el flujo de capitales y bienes y no
por efecto de una política monetaria abierta y discrecional.

Perjuicios:

Uno de los mayores problemas que presenta una Caja o modelo de


Conversión es su vulnerabilidad ante shocks internos o externos.
Desde el inicio de la crisis mexicana, Argentina ha sido el país más
afectado por el llamado efecto tequila. El modelo de convertibilidad argentino
enfrentó su más crítica situación en dicho periodo.
La amenaza al sistema de Caja de Conversión está ligada a la crisis de
confianza en los mercados emergentes latinoamericanos después de la
devaluación de la moneda mexicana en diciembre de 1994. Este factor ha
contribuido a una pérdida de la confianza por parte de los inversionistas
extranjeros, así como de los propios nacionales. La mayor preocupación en
relación con el sostenimiento del modelo de conversión son las corridas de los
depositantes sobre el sistema bancario argentino, lo que ha conllevado a una
pérdida del nivel de depósitos de la banca, así como mayores reducciones de
las reservas internacionales por la fuga de capitales. Es por ello que la mayor
amenaza al sistema financiero, que en tiempos de shocks se convierte en el
punto débil del esquema. En tal sentido, el gobierno argentino tomó medidas
para proteger al sistema bancario y a los bancos con problemas de liquidez,
modificando los niveles requeridos de reserva. De allí que en el sistema
bancario argentino surgieran fusiones, y pequeños bancos regionales se

136
mostraron insolventes. Como resultado, la economía experimentó una situación
de iliquidez, con reducción del crédito y un alza violenta de las tasas de interés.
Bajo un esquema de Caja de Conversión puro, el sistema bancario es el
más vulnerable, ya que el Banco Central pierde su rol como prestamista de
última instancia, incrementando el riesgo de las corridas bancarias. En el caso
argentino, mucho del éxito del sistema de Caja de Conversión estuvo en manos
de los propios depositantes y de su confianza, así como de las medidas
adoptadas por el gobierno.
Entre las medidas puestas en práctica por el Gobierno para estabilizar la
situación se pueden mencionar:
1. El Gobierno convirtió las reservas mínimas requeridas por la banca en
pesos mantenidos en el Banco Central por reservas en dólares, así como la
eliminación del pequeño diferencial de cambio que el Banco Central aplicaba
para la compra/venta de dólares a la banca.
2. Compra de carteras con problemas de grandes bancos:
aproximadamente a 250 a 300 millones de dólares.
3. Incremento de 2% en reservas mínimas requeridas para ser usadas
por el Banco Central para préstamos de corto plazo a entes con problema.
4. Modificar la “Carta Orgánica del Banco Central”, la cual le permite
actuar como prestamista de última instancia.
5. Garantía de riesgo de depósitos hasta de 3000 pesos a los
depositantes.
6. Ajuste fiscal en el orden de 3,3 billones de pesos para mantenimiento
del equilibrio del Presupuesto Nacional.
7. Ahorro de 150 millones de pesos a través de la reestructuración del
sector publico.
8. Aumento del Impuesto al Valor Agregado de 18% a 21%

137
Acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y organismo multilaterales
de un paquete de financiamiento de siete billones de dólares. Dentro de este
paquete se incluyó un billón de dólares en “Bonos Argentinos”, colocados en el
mercado de capitales local, y otro billón de dólares entre inversionistas
institucionales extranjeros a través de los denominados “Bonos Patrióticos”
(Cavallo, 1996).

138
CAPÍTULO III

MARCO METODOLÓGICO

M odelos en las Investigacione s

Los modelos se definen en las investigaciones como proyectos factibles


los cuales consisten en la elaboración de una propuesta viable que atiende a
necesidades en una institución, organización o grupo social, y que se han
evidenciado a través de una investigación documental o de campo. Existen
distintos significados de lo que representa un modelo; puede ser una
representación o emplearse en el sentido de perfección o ideal, o bien, de
muestra. A los modelos formales, por ser la representación de una teoría, se
les puede denominar modelos teóricos, siendo la representación de una
estructura idealizada que se supone análoga a la de un sistema real, exhibiendo
relaciones entre variables de los fenómenos que intenta explicar y afirmando
que estas relaciones formales son semejantes a las que existen en la realidad
(Hevia, 2002).
El modelo es una analogía. Representa la comparación entre un evento
cuyas leyes son conocidas y otro que se encuentra en investigación. El modelo
hace referencia a las semejanzas esenciales entre el evento explicado y la
representación utilizada para su comprensión; permite a las personas entender
un acontecimiento desconocido a través de sus semejanzas con uno conocido.
Conduce a la identificación y descripción de las pautas relacionadas y las
formas de ocurrencia que permiten captar cómo y por qué una cierta

139
configuración de eventos, bajo ciertas condiciones y relaciones, son capaces
de generar el suceso que se desea explicar (Barrera, 2000).
El modelo representa la teoría, muestra las condiciones ideales como
producto de la aplicación de leyes en el fenómeno estudiado y se configura en
términos simplificados.
A fin de justificar la presencia y utilización del modelo en las
investigaciones, conviene precisar que el mismo presenta un carácter
instrumental y apriorístico en la ciencia. Los modelos son instrumentos
conceptuales que se constituyen como ayuda en el estudio y comprensión de la
realidad, pudiéndose distinguir dos sentidos: ejemplar y representación.
Los modelos se pueden definir como construcciones teóricas hipotéticas,
con las que se puede representar un sector de la realidad a efectos de su
estudio y de la verificación de la teoría (Sierra, 1994).
La razón de ser del modelo se encuentra en la utilidad de formar
prototipos o representación esquemática del fenómeno.

Tipo y Diseño de la Investigación

Las investigaciones suelen orientarse hacia las siguientes modalidades:


documental, de campo, proyecto factible y especial. Sin embargo, existen
numerosos y adicionales tipos de investigación que incorporan precisión,
detalles y puntualidad, como por ejemplo: aplicada, exploratoria, descriptiva,
explicativa, analítica, predictiva, ex post facto, ex ante, cuyos deslindes han de
ser cuidadosamente establecidos (USM Normas, 2000).
En términos de mayor generalidad, la investigación puede concebirse
como básica (pura o fundamental) y aplicada (constructiva o utilitaria).

140
La investigación aplicada depende de los descubrimientos de la básica,
caracterizándose por la utilización práctica de los conocimientos. Busca el
conocer para hacer, actuar, construir y modificar.
La investigación básica busca el saber científico, acrecentando los
conocimientos teóricos (Bravo, 1994).
El problema planteado se inscribe en los límites de la investigación
analítica pues su esencia procede de la investigación básica ya que la caja de
conversión es un instrumento funcional inserto en las ciencias económicas y
perteneciente a una de sus áreas que es la política cambiaria.
La investigación corresponde al tipo Ex Ante, siendo su diseño no
experimental con modalidad longitudinal. Se caracteriza porque no hay
manipulación de variables, habiendo transcurrido su acción en la realidad sin
que el investigador interviniera sino que observa las interrelaciones en su
contexto natural. (USM Normas, 2000). Es longitudinal porque en la
investigación se realizan observaciones en varios momentos, proporcionando
una base mayor para otros tipos de análisis y estando expuesto a la acción de
diversas sucesos (Sierra, 1994).
El método elegido corresponde al hipotético deductivo, cuya principal
exigencia conlleva a la observación de datos, su clasificación, análisis y
resultados. El carácter deductivo parte de lo complejo, abstracto y general,
hasta llegar a lo simple, concreto y particular; es decir, se inicia en verdades
generalmente aceptadas para concluir en casos singulares (Bravo, 1997).
Supone, además, un marco global donde se inicia, adecuándose
progresivamente los datos para describir su estructura y decidir el conjunto de
escenarios a desarrollar por medio de descripciones determinantes explicadas
en términos de dimensiones claves (Hevia, 2002).
La elección del tipo de investigación Ex Ante no excluye la presencia de
elementos tradicionalmente pertenecientes a otros tipos de investigación, ya

141
que el investigador para profundizar su trabajo puede acudir a combinaciones
para alcanzar la totalidad de los objetivos. No obstante la investigación es un
proceso controlado para garantizar la objetividad, validez y confiabilidad de
los resultados (USM, Normas, 2000).
La investigación se enmarca pertinentemente en el tipo Ex Ante, pues
Argentina en 1991, promulgó y aplicó la Ley de Convertibilidad, que obligaba
respaldar el 100% de su base monetaria en dólares y papeles de bajo riesgo, lo
cual implicaba el establecimiento de una caja de conversión, aunque su
desenvolvimiento no fue del todo abierto ni auténtico.
Estas y otras experiencias como la de Hong Kong, Estonia y Lituania,
convalidan la elección del tipo Ex Ante pues servirán de referencias, aceptando
las diferentes particularidades de cada una.
La investigación ha de ser profundamente analítica pues un inédito
esquema cambiario exige denso esfuerzo para que las recomendaciones
constituyan una guía valedera en la toma de decisiones de las autoridades
monetarias, así como para académicos, profesores, investigadores, estudiantes
y público que aspiran conocer la implementación de la Caja de Conversación y
sus efectos en la política cambiaria y en la economía en general.
Además la investigación tiene como objetivo analizar y comprender la
caja de conversión en términos de sus aspectos menos evidentes para descubrir
los elementos y las conexiones que la integran.

Población

La población se refiere a un conjunto de elementos, seres, o eventos,


concordantes entre si en cuanto a una serie de características, de los cuales se
desea obtener alguna información. A estas características compartidas por los

142
integrantes de la población se les denomina “criterios de inclusión”, siendo la
población a quien estarán referidas las conclusiones de la investigación. En
determinadas ocasiones, se utilizará la poblacional referencial, que es el
conjunto de factores de las cuales se va a obtener la información respecto a la
población en estudio (Barrera, 2000).
En la investigación que nos concierne, este último concepto ocupa un
significativo sitial, concretamente en la guía de entrevistas, pues ante la
ausencia prolongada de miembros de algunas instituciones que conforman la
población y la muestra, debido a responsabilidades diplomáticas y asignación
de funciones en organismos internacionales, habrán de utilizarse sus respuestas
a través del correo electrónico.
Debido a la complejidad del problema investigado y a sus rasgos
específicos y particularidades, el termino población puede sustituirse por
objeto de estudio. (USM, Normas, 2000) o unidades de observación (Sierra,
1994).
En nuestro caso la población está conformada por el conjunto de
investigadores, académicos, profesores, ensayistas y funcionarios inmersos en
el problema investigado, quienes constituirán la fuente primaria de naturaleza
originaria. Las características cualitativas de la población se evidencian por su
formación, preparación y experiencia y por su legitimidad, autenticad y
formalidad.

Muestra

La muestra es una parte de la población que se somete a observación


científica en representación del conjunto con el propósito de obtener resultados
válidos para el universo total investigado. Las muestras tienen un fundamento

143
matemático-estadístico. Consiste en que obtenidos de la misma unos
determinados resultados, se puede hacer la inferencia correspondiente dentro
de unos límites de error y probabilidad que se pueden determinar
estadísticamente.
Una ventaja de la muestra es que se puede prestar mas atención al caso
particular pudiendo conducir a un resultado mas preciso que una encuesta total
(Sierra, 1994), lo cual resulta especialmente revelador en nuestro caso, ya que
algún entrevistado, por su particular capacidad y trayectoria puede poseer
condiciones especiales para juzgar y valorar a la caja de conversión como
alternativa de política cambiaria, con una perspectiva de mayor clarividencia y
trascendencia que los demás integrantes de la muestra, lo cual se corresponde
con el concepto de muestra referencial, definida como un conjunto de fuentes
que constituyen una porción representativa de la población referencial
(Barrera, 2000).
Las muestras más eficientes son las más pequeñas ya que permiten
obtener la mayor información con el mínimo de error y recursos (ibidem).
Cuando lo que se desea es describir un proceso explicativo, la validez de
la investigación dependerá de la capacidad del investigador para abstraer los
procesos universales que subyacen en las unidades estudiadas (ibidem).
Se ha seleccionado para la investigación la muestra no probabilística
porque la elección de sujetos y objetos de estudio ha dependido del criterio
del investigador. Es intencionada porque se han escogido las unidades
muéstrales representativas de acuerdo a parámetros de idoneidad, aptitud,
pertenencia y manejo sistemático del problema investigado.
Adicionalmente, la muestra es no probabilística porque se desconoce la
probabilidad que tiene cada elemento de la población de formar parte de la
muestra. La escogencia se hizo en base a criterios establecidos por el
investigador, lo cual no garantiza la representatividad de la muestra; no

144
obstante, se le considera apropiada por cuanto no se han identificado
concienzudamente las características de la población, los grupos no han sido
estrictamente delimitados y las características por estudiar están distribuidas en
forma desigual entre los grupos. La muestra es intencionada porque fue
escogida en función del control que se pretende establecer sobre determinadas
variables y en base a criterios que se consideran necesarios para tener una
mejor aproximación al evento. En este tipo de muestreo se pueden eliminar los
casos atípicos y calibrar influencias excepcionales tratando de que la muestra
sea lo mas parecida al grupo natural (Barrera, 2000). De allí que ante la
imposibilidad de determinar cuantitativamente el tamaño del universo o
población total, se eligió este tipo de muestreo, admitiendo que no autoriza
generalizar a la población.
La población esta definida por los siguientes criterios de inclusión:
a. Facultad para incidir en la política cambiaria
b. Experiencia y trayectoria en el área de las ciencias sociales,
específicamente en la economía y política monetaria y cambiaria.
c. Divulgación sobre el tema investigado mediante foros, conferencias,
docencias, investigación, extensión, ensayos, entrevistas en medios
especializados y artículos de opinión.
d. Autenticidad de conocimientos actualizados.
Toda muestra se basan en leyes matemáticas, entre ellas la de
probabilidades, regularidad estadística, inercia de los grandes números,
permanencia de los números pequeños y recursos holográficos.
A la muestra se le han respetado sus condiciones fundamentales, es decir,
comprende parte de la población, su amplitud es estadísticamente
proporcionada, se ha evitado la distorsión en la elección de sus elementos y es
reflejo fiel de la población.

145
Así mismo, se han tenido en cuenta los parámetros de la población, la
estimación de la distribución de la característica investigada, el nivel de
precisión y el error de muestreo aceptable.
Para calcular el tamaño de la muestra de modo que el error sea el mínimo
aceptado, se aplicará la fórmula para poblaciones desconocidas, especialmente
útil en eventos dicotómicos, en nuestro caso acuerdo o desacuerdo con la
adopción de la caja de conversión como alternativa de política cambiaria en
Venezuela (Barrera, 2000). (Anexo E).

Técnicas e Instrumentos de Recolección de Datos

La selección de técnicas e instrumentos de recolección de datos implica


determinar el procedimiento para alcanzar los objetivos de la investigación y su
diseño se basa en los indicios del evento.
a. Es un proceso que comprende la elaboración de un instrumento de
medición, ajustado a los eventos que se desean medir.
b. Se ha aplicado el instrumento a las unidades en estudio.
c. Los datos fueron organizados de modo que sean susceptibles de
análisis (Hernández y Otros, 1991).
La medición es la representación simbólica de un evento, permitiendo
asignar símbolos a las observaciones, de modo que entre estos símbolos
existan relaciones definidas convencio nalmente (Ander, 1987).
En el proceso de medición se ha utilizado la escala nominal, asignando
categorías a las unidades de estudio, lo que indica cuál evento está presente o
ausente. Para su utilización basta con disponer de un criterio que permita
precisar la diferencia entre dos características, pudiéndose calcular el número
de unidades que hay en cada categoría del evento. La manifestación que se

146
mide en una escala nominal es presencia-ausencia, adecuada para la
investigación planteada que presenta la dicotomía acuerdo o desacuerdo con la
caja de conversión como alternativa de política cambiaria en Venezuela.
La escala nominal exige que las categorías deben ser excluyentes entre si
y cada unidad debe pertenecer a una sola categoría.
Según el holotipo de investigación, la recolección de datos se inscribe en
la categoría analítica ya que admite el evento descrito, en nuestro caso, la caja
de conversión; luego, la recolección de datos se basa en el uso de técnicas
básicamente documentales. De allí la procedencia del diseño documental cuyo
objetivo es analizar un evento. De acuerdo a la temporalidad y número de
mediciones, la recolección de datos se realiza sobre hechos de un momento del
pasado, que en el escenario de la investigación se justifica por ser la caja de
conversión un esquema cambiario originado en las colonias británicas del siglo
XIX, implementado de nuevo en Honk Kong, Estonia y Lituania, y aplicado
parcialmente en Argentina a fines del siglo XX mediante la Ley de
Convertibilidad.
La técnica que habrá de utilizarse en la medición es la entrevista y el
instrumento es la guía de entrevista, la cual supone la interacción verbal entre
dos personas en la cual se obtiene la información acerca de un tema con base
en ciertos esquemas o pautas (Ander, 1987). (Anexos F y G).

Tipo de Entrevista

Según el grado de elaboración de las preguntas, existen diferentes tipos


de entrevista. Se aplicará la denominada entrevista estructurada, conocida
también como formal o estandarizada. Consiste en un interrogatorio en el cual
las preguntas se les formulan a las diferentes personas, manteniendo siempre el

147
mismo orden y con los mismos términos. Esta entrevista se basa en un
formulario normalizado, cuyas preguntas han sido previamente preparadas. Este
tipo de entrevista supone conocimiento previo, por parte del investigador, de
los aspectos relevantes del evento estudiado, lo que le permite seleccionar y
formular las preguntas de manera precisa; requiere además que conozca el nivel
de información y vocabulario de los entrevistados, de modo que el lenguaje
empleado sea comprensible, sin necesidad de explicaciones adicionales. La
entrevista estructurada posee la ventaja de lograr mayor uniformidad en la
medición, siendo más confiable, y como el rango de respuestas es limitado, se
codifican con mayor facilidad (Kerlinger, 1989).

Técnicas de Análisis Utilizadas en los R esultados del Instrumento de


M edición

Para efectuar el análisis de las respuestas recopiladas mediante la técnica


de la entrevista estructurada se clasificó la información en hoja tabular que
contiene el procesamiento de los datos, lo cual consistió en: (Anexo H)
1. Reproducir cada uno de los seis ítem cuyas respuestas fueron
recogidas con el instrumento de recolección para facilitar el manejo de la
información.
2. Anotar el número de cada opción según la codificación respectiva.
3. Numerar e identificar cada entrevista para ordenar los datos en la
tabla.
4. Incluir las preguntas del instrumento en la hoja tabular, marcándose
en cada ítem una X a la opción correspondiente.
5. Sumar las X de cada opción en el renglón de subtotal.
6. Sumar los subtotales de cada ítem en el renglón de totales.

148
7. Verificar que cada uno de los totales de los ítem sea igual a la
cantidad de los entrevistados.
Adicionalmente, se diseñó un tabla de doble entrada con ítems y escala
titulada “Presentación de resultados del instrumento” (Anexo I) que recoge los
resultados observados , es decir frecuencias, y los porcentajes.
En sentido horizontal se numeraron los seis dígitos que corresponden a
los ítems de la entrevista, y en sentido vertical se numeraron los cinco dígitos
que representan la escala de las cinco respuestas del instrumento.

Procedimiento

Indagación de los Antecedentes

Los antecedentes relacionados con la investigación fueron extraídos de


ensayos y monografías en revistas especializadas y entrevistas publicadas en
medios impresos de comunicación masiva, ya que el problema objeto de la
investigación, aun cuando posee antiguos orígenes, solo recientemente ha
cobrado vigencia, ya que la adopción de la caja de conversión es un
planteamiento que ha despertado agudo interés en diversas economías debido a
los intensos y prolongados periodos de inflación y devaluación, lo cual ha
conducido a los estudiosos de la materia a proponerla como régimen
cambiario, tras lo cual han surgido detractores y adherentes.
Los antecedentes, entonces, revelan el apoyo o rechazo a tal esquema
cambiario por parte de autores investigadores, funcionarios de alto rango y
también por profesores universitarios, mayoritariamente economistas expertos
en el área, cuyas opiniones poseen un hondo y reflexivo contenido.

149
Para ello se ha efectuado un repaso y recopilación de trabajos
relacionados con el tema de estudio. Así mismo, se ha recolectado el material
disponible e indagado lo que se ha hecho al respecto en otros contextos y
latitudes.
El problema objeto de estudio ha sido observado directamente y a la vez
se ha interrogado a las personas involucradas en situaciones semejantes.

Revisión de la Literatura

Ha consistido en un procesos mediante el cual se ha recopilado, revisado,


analizado, seleccionado y extraído información de diversas fuentes, acerca del
problema en estudio, con el propósito de llegar a su conocimiento y
comprensión. Para ello se consultaron libros, antologías, artículos de opinión
en publicaciones periódicas, monografías, tesis, disertaciones, documentos
oficiales, reportes de asociaciones, trabajos presentados en conferencias o
seminarios, reportajes periodísticos, testimonios de expertos y ponencias
presentadas en congresos y simposios.

Desarrollo de una Perspectiva Teórica

La intención de la teoría expuesta es proporcionar una explicación de los


acontecimientos y sus relaciones. Los conceptos y explicaciones han sido
inferidos a partir de situaciones observadas, sin que en este nivel se requiera
necesariamente de la comprobación empírica. La teoría es resultado de
inferencias a partir de información basada en niveles previos de investigación,
por lo cual es una suposición no demostrada o conjunto de convenciones
creadas. De allí que esté constituida por un conjunto de proposiciones

150
interrelacionadas en las que por lo menos una es susceptible de verificación,
siendo su verdadera naturaleza la explicación de los fenómenos, constituyendo
un conjunto organizado de principios, inferencias, creencias, descubrimientos y
afirmaciones por medio de los cuales se interpreta una realidad. Nuestra
perspectiva teórica hace posible entender los resultados de las investigaciones,
es decir, la forma concreta de manifestación de proposiciones abstractas.
La función más importante del basamento teórico es explicar la ocurrencia
del fenómeno y sus diversas manifestaciones. Otras funciones es dar orden al
conocimiento sobre el fenómeno estudiado y hacer proyecciones a futuro sobre
cómo se manifestaría el fenómeno bajo determinadas condiciones.

Construcción del M arco Teórico

Se define el marco teórico como un conjunto de proposiciones que sirven


de referencia al problema estudiado, y que al estar ligadas entre sí, constituyen
el ámbito dentro del cual se formulan las correspondientes proposiciones
específicas, describiend o e interpretando los hechos que interesan. El marco
teórico se ha centrado en el problema estudiado examinando con detenimiento
los aspectos relacionados con el problema y vinculando los conceptos y
proposiciones existentes en los antecedentes de la investigación. Ha sido
integrado con enfoques teóricos, estudios y antecedentes existentes en
esquema teóricos previamente desarrollados y aplicables al problema
investigado.

151
CAPITULO IV

PRESENTACIÓN Y ANÁLISIS DE RESULTADOS

Tabulación de los D atos Recopi lados Mediante la Técnica de la


Entrevista

Los veintidós entrevistados que constituyen la muestra han respondido el


instrumento de seis ítems utilizando una escala del uno (1) al cinco (5), según
los criterios que a continuación se describen.
1. Negación (rechazo).
2. Negación condicionada.
3. Con modificación.
4. Afirmación con reserva.
5. Afirmación (aceptación).

Ítems contenidos en la Guía de Entrevistas.


1. ¿Está de acuerdo con la adopción de la Caja de Conversión como
alternativa de política cambiaria?.
2. ¿Existen limitaciones en la economía venezolana para adoptar la Caja
de Conversión? .
3. ¿Son las reservas internacionales denominadas en dólares el único
respaldo de la circulación monetaria interna (Bs.)?.
4. ¿Ocurrirían efectos favorables en la economía venezolana con la
adopción de la Caja de Conversión? .

152
5. ¿Son homologables las experiencias internacionales de Caja de
Conversión en la economía venezolana?.
6. ¿Es posible la coexistencia de Caja de Conversión y Banco Central? .

Interpretación de los R esultados del Instrumento Aplicado

Habiéndose aplicado a los veintidós (22) entrevistados que constituyen la


muestra el instrumento elegido, que es la guía de entrevistas que consta de seis
(6) ítems, y contando con cinco (5) opciones que forman la respectiva escala,
los resultados mas significativos son los siguientes: (Anexo F)
a. El 27% de entrevistados rechazan la adopción de la Caja de
Conversión. Igual porcentaje la admite con reserva. El 23 % niega que sea la
caja de conversión el régimen cambiario adecuado para ser aplicado en la
economía venezolana. Sin embargo, admite que si se le introdujeran
modificaciones podría traer algún resultado favorable. El 14 % responde que si
bien el instrumento cambiario fue útil durante la vigencia del patrón oro, hoy su
aplicación acarrearía dependencia, limitando la autonomía monetaria. Solo el 5
% admite la caja de conversión sin condicionamientos, afirmando que su
capacidad para estabilizar precios y evitar déficit fiscal es la demostración de
su utilidad práctica. En resumen, se infiere una tendencia mayoritaria en contra.
b. El 27% de la muestra afirma con reserva que existen limitaciones en la
economía venezolana para adoptarla. El 14% indica la ausencia de limitaciones.
Otro 14 % afirma que son reduc idas las limitaciones en la economía venezolana
para aplicarla, pues los aspectos críticos que prevalecen pueden ser
enfrentados eficientemente y con bajo costo con este esquema cambiario. El 23
% responde que una vez incorporadas adaptaciones cónsonas con las
particularidades de la economía venezolana, podría aplicarse con resultados

153
útiles. Otro 23 % admite que son tan abundantes las limitaciones en la
economía venezolana para aplicarla, que los costos superarían ampliamente a
los beneficios. Podría deducirse que la economía no se encuentra en plenitud
de condiciones para asumirla.
c. El 27% rechaza al dólar como única divisa de respaldo a la
circulación monetaria interna, mientras que menos de la décima parte (9%) la
acepta. El 18 % cree que el dólar es una divisa de tanta aceptación universal
que debe formar parte de la canasta de monedas que podrían servir como
divisas de respaldo. El 23 % asume que si bien el dólar ha sido históricamente
la divisa imperante en el escenario internacional, deben considerarse otras
opciones, como el euro, para que el respaldo de la base monetaria sea firme y
sólido. Otro 23 % admite que es el dólar la divisa adecuada para el respaldo,
siguiéndose con detenimiento su cotización frente a otras monedas fuertes a fin
de tomar correctivos en tal sentido. Podría conjeturarse que el dólar como
moneda de reserva ya no goza de tanta aceptación universal como hasta hace
poco tiempo, habiendo perdido confiabilidad.
d. El 36% rechaza que pudieran ocurrir efectos favorables en la
economía con la adopción de la Caja de Conversión, mientras que la vigésima
parte (5%) también duda de estos efectos pero de manera condicionada. El 32
% responde que dependería del funcionamiento y operatividad de la caja las
mejorías en la economía, aduciendo además que Venezuela forma parte de un
importante concierto de naciones productoras de fuentes energéticas vitales
para el escenario internacional, por lo cual sería difícil atribuirle solo a la caja
los beneficios que pudieran producirse. El 18 % muestra escepticismo sobre
los hipotéticos efectos favorables ya que la caja de conversión no tiene
facultades para incidir en la totalidad de las áreas de la economía, ni enmendar
los aspectos más neurálgicos. El 9 % admite que la caja de conversión es un
mecanismo que puede, en el corto plazo, aportar soluciones eficientes en el

154
problema de la inestabilidad de los agregados macroeconómicos Puede
colegirse que más de las dos quintas partes de los entrevistados (41%) no cree
que la aplicación de la Caja de Conversión redunde en efectos favorables.
e. El 36% niega la homologación de las experiencias internacionales en
Venezuela con la Caja de Conversión; solo el 5% cree que la Caja de
Conversión modificada si produciría la citada homologación. El 23 % piensa
que efectos puntuales ocurridos en las economías que han aplicado este
régimen cambiario, podrían igualmente sucederse en Venezuela. Sin embargo,
las notables diferencias en el comercio exterior de Venezuela en comparación
con los países que la han implementado, harían poco probable la citada
homologación. El 18 % alberga dudas sobre la referida homologación, pues
Argentina, que fue el país que recientemente aplico un esquema parecido, tiene
una amplia diversificación en las exportaciones, aunque su deuda externa es
una de las mas elevadas de América Latina, por lo cual no puede considerarse
como un punto de referencia válido. Otro 18 % afirma que considerando que el
esquema de la caja de conversión es universal, su aplicación en cualquier
economía ha de producir iguales efectos, pues la sustentación reside en que la
circulación monetaria interna tiene que ser respaldada por las reservas
internacionales, aspecto inconmovible en toda caja de conversión. Puede
concluirse que la adopción de la Caja de Conversión en otros países no ha de
ocasionar consecuencias semejantes en Venezuela.
f. El 23 % niega la coexistencia de Caja de Conversión y Banco Central
y el 36% piensa que existen probabilidades para que ambas instituciones
funcionen simultáneamente, por cuanto que países como Lituania y Estonia han
experimentado tal situación, sin embargo, dadas las notables diferencias entre
la economía venezolana y las de los países mencionados, los ajustes habrían de
ser realizados en forma breve y con carácter duradero. El 14 % responde que
solo modificando sustancialmente el marco legal del Banco Central y el

155
carácter operativo y funcional de la caja de conversión, sería posible la
coexistencia. Otro 14 % piensa que resultarían arduas las alteraciones que
deberían producirse en ambas instituciones, por lo que finalmente se tendrían
dos entes bastante diferentes a los originales. El mismo porcentaje de
entrevistados, 14 %, cree que es perfectamente factible que coexistan Banco
Central y caja de conversión, pues en el entorno prevaleciente de
globalización, el aspecto monetario determinante es la presencia de divisas de
reconocida aceptación en las transacciones internacionales, y poseyendo
Venezuela esta cualidad por sus elevadas reservas internacionales,
proporcionalmente mayores que las de sus socios comerciales, la facultan para
asignarle a cada organismo funciones que han de ser complementarias y no
excluyentes. En virtud de que casi tres quintas partes (59%) descarta la
presencia simultánea de ambas instituciones, puede preverse una seria
dificultad para que funcionen a la vez los dos organismos. (Anexo H).

Análisis de las Entrevistas

a. Una vez aplicado el instrumento, efectuada la recolección de datos y


su correspondiente organización, se procede a realizar el análisis para llegar a
la conclusión en función de los objetivos planteados a fin de responder la
interrogante que dio inicio a la investigación.
b. Para ello se impone la categorización de la información, la cual
depende del objetivo general del estudio, que siendo analítico documental
descompone el evento, agrupando sus componentes de modo que se le pueda
comprender mejor.

156
c. En razón de ser la entrevista el instrumento aplicado, se requiere
comparar los datos, buscar relaciones entre categorías, atribuirles un
significado e integrarlos en un todo lógico y coherente.
d. Analizar implica detectar las características que contribuyen a la
formación del fenómeno, a fin de comprenderlo con la mayor profundidad y
descubrir nuevos significados.
e. El análisis conduce a la inferencia que permite identificar las
relaciones esenciales subyacentes.
f. Se procede en consecuencia a analizar en los términos descritos los
seis ítems contenidos en el instrumento aplicado, que es la entrevista.

ITEM 1. ¿Está Usted de Acuerdo con la Adopción de la Caja de


Conversión como Alternativa de Política Cambiaria?

La inconveniencia de adoptar la caja de conversión como régimen


cambiario se origina en el manejo superficial del concepto de regla monetaria y
su vulnerabilidad ante choques externos que afectarían el dinero de alto poder,
desviando a la base monetaria de su senda de equilibrio.
La caja de conversión es una solución inoportuna, toda vez que el Estado
pierde sus facultades de imprimir dinero que puede crear exceso de liquidez,
tendiendo a producir inflación. Antes de empezar el aspecto crítico de la actual
situación de excesivo endeudamiento, el gobierno se mostraba renuente a
perder el poder que implicaba la creación de dinero para enfrentar los
problemas de orden social y político. Con este planteamiento, el gobierno
estaría limitado para incidir autónomamente sobre la liquidez, siendo esta una
poderosa razón para rechazarla. Adicionalmente, la ausencia de credibilidad en
el sostenimiento de medidas que tiendan a sanear el ámbito fiscal, pero que

157
fortalecen al gobierno facilitándole el crecimiento del gasto público, no
permitirá la adopción de este tipo de régimen cambiario.
En otro orden de ideas, la caja de conversión no garantiza que la
productividad de la economía venezolana sea igual a la del exterior, induciendo
al continuo crecimiento de la sobrevaluación, como resultado del notable
diferencial en esta materia. La eventual, remota e improbable adopción de este
mecanismo cambiario sería la negación de la política económica del gobierno
que induce al crecimiento de la liquidez , pero con el inminente riesgo de
acelerar la inflación. Además, ejerce mayor control sobre el sistema
financiero al actuar como prestamista de última instancia.
El control de la inflación no puede limitarse solamente a impedir la
emisión de dinero inorgánico, como afirma el FMI. Un papel mucho más
importante juega la confianza y una moderna estructura económica. Tampoco
habrá control de la inflación si, aún existiendo la caja, se le permite a los
monopolios fijar los precios según sus intereses, y siga siendo el sistema
financiero el verdadero manipulador de la moneda.
Es perentorio aclarar una equivocada noción. No se debe confundir la
caja de conversión con la tendencia mundial hacia la unificación monetaria, o
con el esquema cambiario que rige en Hong Kong, Puerto Rico o Panamá. Aún
cuando Europa ha unificado sus monedas en torno al euro, ninguno de sus
países ha entregado la política monetaria a Juntas de Bancos Centrales en los
cuales no tengan representación o participación. También es oportuno aclarar
que los académicos de la Universidad de Chicago, a los que se le atribuye
propulsar el esquema de caja de conversión como el mecanismo de mercado
que mejor resuelve el problema de la política monetaria, no apoyó la
convertibilidad argentina. Ha sido Chile el mejor ejemplo de una economía con
un fuerte sistema financiero sin caja de conversión.

158
La economía venezolana, debido a la intensa dependencia de una sola
fuente proveedora de divisas, es la menos llamada a implementar tan rígido
sistema monetario.

ITEM 2. ¿Existen Limitaciones en la Economía Venezolana para Adoptar


la Caja de Conversión?

Debido a la determinante influencia del dólar en la economía venezolana


y considerando que la confianza en esa divisa puede flaquear en cualquier
momento y repetidas veces, como ya ha sucedido, y en razón de que su
fortaleza se debe realmente a las autoridades monetarias norteamericanas
respondiendo a los intereses de su propia economía, hacer depender los
asuntos monetarios de nuestro país de los vaivenes monetarios de otro país no
es sensato porque se tendría un tipo de cambio fijo cuya variación sería un
derivado de la variación del dólar. El mantenimiento de la paridad cambiaria
sería una manipulación del precio, contraria a las características intrínsecas del
libre mercado y equivalente a las intervenciones de un Banco Central. En
consecuencia, la oferta de bolívares dependería exclusivamente de la entrada y
salida de dólares y no de las necesidades in ternas de la producción y
comercialización.
Adicionalmente, incrementos en el volumen de exportación del crudo
causarían superávit en la balanza comercial que, suponiendo la cuenta capital
en equilibrio, producirían aumentos en la liquidez monetaria no consistentes con
el ritmo de la actividad no petrolera, generándose así tendencias ascendentes
en el índice de precios al consumidor.
Bajo otra óptica ha de recordarse que un régimen de cambio fijo
combinado con un respaldo monetario basado exclusivamente en activos

159
externos requiere mayor cantidad de estos para mantener un determinado nivel
del tipo de cambio. Un mecanismo automático que haga depender el
crecimiento monetario solamente de las variaciones de las reservas
internacionales luce frágil, en tanto que expone excesivamente la economía
interna a lo que ocurra en el sector externo, quedando indefensa ante
perturbaciones aleatorias relevantes.
La instrumentación de la caja de conversión en Venezuela tendría un
fuerte impacto recesivo, pues incidiría en la calidad de vida de la
población. El gobierno debe adoptar medidas para enfrentar exitosamente la
inflación, pero con los menores efectos secundarios posibles. Es de
esperar que los agentes económicos tengan formada sus expectativas sobre el
futuro inmediato y seguramente habrán tomado las previsiones al respecto.
En el caso en que el Banco Central no pueda afectar el monto de la base
monetaria y ante la imposibilidad de que emita dinero inorgánico, el gobierno
adquiere relevancia como actor de estabilización ante situaciones no
calculadas. La disciplina en el manejo de la cuestión monetaria se impone como
elemento fundamental para repeler acontecimientos lesivos, importando menos
otro tipo de consecuencia. Así mismo, la consecución de los objetivos fiscales
no puede detenerse ante obstáculos imprevistos no considerados en las
estimaciones presupuestarias. El aspecto político debería impactar menos al
escenario económico, para que no surjan la duda y la desconfianza.
Si Venezuela estimara como meta a mediano plazo volver al esquema de
un tipo de cambio flexible requiere de equilibrio fiscal. El elemento
indispensable es la confianza que debe inspirar el gobierno a través de la
sostenibilidad de un marco legal apropiado.

160
ITEM 3. ¿Son las Reservas Internacionales D enominadas en D ólares el
Único Respaldo a la Circulación M onetaria Interna?

Hoy la caja de conversión presenta la novedad de que el oro es sustituido


por el dólar ya que sería la única manera de parar la inflación al impedirse la
emisión de dinero inorgánico no respaldado por dólares La necesidad de
mantener un respaldo de cien por ciento en reservas significa un sobreesfuerzo
de acumulación de divisas, en comparación con un esquema de respaldo
diversificado. El costo de oportunidad de estos recursos excedentarios se eleva
en la medida en que se amplía la diferencia entre tasas de interés internas y
externas. El hecho de que se postule que solo es el dólar la moneda de reserva
debilita al bolívar, tomando en cuenta que el éxito del euro como moneda
prevaleciente en Europa debería considerarse como una opción de divisa de
reserva. Además, el triunfo de un programa de estabilización no es cuestión
exclusiva de una simple regla monetaria o cambiaria; la selección de la regla
adecuada no es ajena al cumplimiento de determinadas precondiciones fiscales
y financieras.
En un régimen de caja de conversión los créditos del Banco Central al
gobierno y al resto del sistema financiero no existen. Por lo tanto, la base
monetaria se hace igual al acervo de reservas internacionales. La base
monetaria se convierte en un múltiplo las reservas internacionales. Se puede
afirmar entonces que la moneda está respaldada por reservas en moneda
fuerte. Al suponer un multiplicador monetario estable, las variaciones en la
cantidad de dinero quedan circunscritas a las variaciones en las reservas
internacionales. Adicionalmente, las reservas se convierten en base monetaria
a una tasa de cambio fija, con total convertibilidad, libre fijación de las tasas
de interés y libertad de precios.

161
Los proponentes de la caja de conversión, al considerar que la inflación
venezolana se origina en el déficit fiscal, sugieren vincular la creación de dinero
a un mecanismo automático que dependa exclusivamente del dólar, escogid o
como moneda de reserva. Anclando el bolívar al dólar, la emisión de dinero
dependerá de la cuantía y el respaldo de esa moneda. Luego, no habría política
monetaria discrecional , las reglas del juego serían claras y confiables y se
tendería a la estabilidad cambiaria; este es el planteamiento de los proponentes
de la caja, siendo su esencia ajustar automáticamente la base monetaria en
función de la entrada y salida de dólares para mantener estable el tipo de
cambio
Sin embargo, esto está alejado de las ne cesidades monetarias de la
economía nacional, la cual podría afectarse negativamente. En el extremo de
esta visión, expresan sus proponentes, hasta podría adoptarse el dólar en
sustitución de la moneda nacional como un paso hacia la integración monetaria
a fin de lograr la movilidad de los factores de producción, indispensables para
recibir los beneficios de la dolarización.
No obstante, ha de tenerse presente que la caja de conversión puede
contribuir a solucionar dificultades, mas no resuelve las deficiencias
estructurales de la economía. En Venezuela existen serias limitaciones para
pensar que podría sobrevenir un mejor panorama., y si es el dólar la moneda
de reserva, las expectativas podrían estar llenas de incertidumbre debido al
elevado déficit fiscal y deuda externa de Estados Unidos, que es el país emisor
de la moneda de reserva.

ITEM 4. ¿Ocurrirían Efectos Favorables en la Economía Venezolana con


la Adopción de la Caja de Conversión?

162
Los proponentes de la caja de conversión consideran que es la única
forma atractiva para forzar una reforma económica, pues al contener un fuerte
elemento coactivo, las autoridades monetarias están obligadas, sin
subterfugios, a cumplir con los requisitos exigidos, de lo contrario la caja no se
puede establecer, a menos que se instrumente un mecanismo híbrido cuyas
consecuencias podrían ser catastróficas.
El escenario más favorable que podría caracterizar a la economía
venezolana con la caja de conversión es estabilidad fiscal, asignación óptima de
nuevos recursos y la suspensión del control de cambio
La caja de conversión es un mecanismo que permite acabar de raíz con la
especulación pues al establecer la paridad de uno a uno, del dólar con el
bolívar, no hay lugar para expectativas de fluctuación, si se cumplen ciertos
requisitos. El primero de ellos es que el volumen de la base monetaria emitida
sea inferior al volumen de la divisa de reserva . Este requisito podría
flexibilizarse y limitarse a exigir que la base monetaria en poder del público sea
equivalente a la reserva en oro y divisas, lo cual daría lugar a fluctuaciones
menores en la paridad. El segundo requisito consiste en aminorar el riesgo de
fluctuaciones altas en la paridad, y el tercero, tener una balanza comercial
favorable, lo cual ha sido un rasgo constante en las cuentas externas
venezolanas en los diez últimos años. Si como lo indican las expectativas
internacionales, el barril de crudo sigue mostrando una tendencia sistemática al
alza, el saldo de la balanza de pagos favorecerá la implantación de la caja de
conversión en un escenario de auge económico.
Algunos creen que este mecanismo lesiona la autonomía de acción de las
autoridades monetarias. Al contrario, al no estar sometidas al requisito de
manejar la tasa de interés, es cuando retoman el poder de guiar la economía,
conduciendo la marcha del crédito. Otros creen que constituye una camisa de
fuerza para las autoridades fiscales, toda vez que se excluye la posibilidad de

163
que se faciliten créditos o se mantenga el proceso de creación de dinero. Al
instaurarse condiciones favorables para la inversión privada la base impositiva
crecerá y con ello los ingresos al fisco. Habría orden fiscal.
La caja de conversión pudo establecerse en los meses siguientes al
lanzamiento de la Agenda Venezuela en 1996. Las buenas expectativas de
ingresos petroleros y el retorno a la racionalidad económica hicieron posible el
regreso de la confianza en nuestra economía. Durante los siguientes 30 meses
nuestro país fue receptor de importantes flujos de inversiones en el exterior,
elevándose el nivel de las reservas internacionales y produciendo elevados
superávit en la balanza de pagos. El ambiente era adecuado para hacer la
transición hacia una Junta Monetaria, lo cual hubiera sido equivalente a
reconstruir las bases monetarias que han regido desde la fundación del Banco
Central. Ello no fue posible porque los oponentes de la caja convencieron al
gobierno de que sus efectos negativos superaban a sus beneficios, siendo
abandonada la idea. Se argumentó que la caja dejaría a la economía aún más
vulnerable a los vaivenes del mercado petrolero. Un cambio negativo en los
términos de comercio internacional o en los flujos de capital tendría efectos
devastadores, empujando hacia una recesión por el esperado incremento en las
tasas de interés.

ITEM 5. ¿Son Homologables las Experiencias Internacionales de Caja


de Conversión a la Economía Venezolana?

Argentina implantó la caja de conversión como medida extrema, ya que


en 1991, la inflación fue de de 3.500 %. Estabilizar la economía era difícil en
ese entorno económico y el esquema mencionado era el más cómodo y fácil.
Antes de implementar tal modelo, es preferible que exista cierta flexibilidad en

164
materia cambiaria. Solo así se puede tener un programa de estabilización sin
los costos tan fuertes como Argentina, donde el circulante monetario estaba
respaldado solo en 30 %.
Para que Argentina hubiera tenido éxito, debió prevalecer el
mantenimiento de la solvencia en las cuentas fiscales, los avances en
productividad y el compromiso de mantener disciplina monetaria. La Ley de
convertibilidad fue el último recurso de las autoridades monetarias para
suscribir un compromiso antiinflacionario que fuera creíble para los agentes
económicos. Abandonar ese compromiso hubiera significado el regreso a los
años en que la discrecionalidad monetaria desencadenó inflaciones anuales de
cuatro dígitos. El desenlace ocurrió a comienzos de 1995, con una fuerte caída
de los depósitos.
La factura que dejó el modelo Argentino con su Ley de convertibilidad
arrojó como costos: a) La inestabilidad política y social. b) Una deuda externa
superior a $ 140 mil millones, cuyo servicio consumió el 97 % de las
exportaciones. c) Un déficit crónico del sector público consolidado. d) Una
recesión prolongada junto a altos niveles de desempleo y subempleo. d) Un
déficit sistemático de cuenta corriente que ni la recesión logró contener, en
medio del atraso cambiario acelerado por la estrategia desleal de su
fundamental socio comercial. e) Una balanza de pagos con un déficit cercano a
$ 20.000 millones. f) Un sistema financiero desestabilizado por la destrucción
de depósitos, por su alta exposición al impago de la deuda pública y por el
deterioro del valor de la cartera de créditos.
El entusiasmo que originó la caja de conversión no solo carecía de razón
técnica sino que mostró todas sus debilidades, incluso en un contexto de
financiamiento externo y de calidad de reformas que Venezuela no puede
remotamente instrumentar.

165
Además, el anclaje cambiario para una economía abierta sujeta a alta
volatilidad en sus mercados que, en adición, no avanzó en reformas que
hicieran viables las finanzas públicas, fue la forma más directa de fomentar
desempleo y a largo plazo, crisis financiera y de balanza de pagos.
Argentina fue el país con la tradición inflacionaria más arraigada en el
mundo. Al establecerse la caja de conversión de inmediato se redujo la
inflación y el gobierno recuperó su credibilidad. Ya en 1994 su tasa de
inflación era la más baja de América Latina: 3.6 %. Si se controla la emisión de
moneda es más fácil resolver otros problemas de lo contrario, todas las crisis
sociales se irán agravando
Acerca de la dolarización de la economía Argentina, Milton Friedman
afirmó que si fuera nativo de ese país él la objetaría por razones de soberanía y
sentido común.

ITEM 6. ¿Es Posible la Coexistencia de Caja de Conversión y Banco


Central?

Mantener el Banco Central con las características que hoy tiene no le


permite cumplir cabalmente con las disposiciones que le asigna su propia Ley.
Es necesario recurrir a un sistema más rígido, en el que las presiones que
recibe se reduzcan, de manera que pueda ejercer sus atribuciones en beneficio
de los ciudadanos y aún en contra de los deseos del Ejecutivo. Una caja de
conversión logra ese objetivo. Limita la posibilidad de emisión de moneda,
pues no permite emitir bolívares si no tiene el suficiente respaldo de la divisa
escogida como moneda de reserva. No se pueden emitir mas bolívares que
dólares existan en reservas.

166
Sostener como una virtud especial de la caja de conversión el hecho de
que no tiene poder discrecional sobre la política monetaria equivale a pensar
que esta es la única regla monetaria posible, cuando en realidad numerosos
bancos centrales han renunciado a manejos discreciona les de la política
monetaria. Esto puede ocurrir porque se fijan normas precisas sobre la calidad
del respaldo de la base monetaria o porque se someten a una programación
monetaria estricta en cuanto al cumplimiento de ciertas metas. Bajo estas
definiciones la discusión no es entre caja versus discrecionalidad, sino cuál
regla monetaria es la adecuada para Venezuela
La propuesta de la caja de conversión fue planteada de manera
improvisada. Su aplicación, tal como fue sugerida en el esquema, tendría breve
duración. Cuando el Banco Central ya transformado, empezara a funcionar
como caja de conversión, habrá una alta presión de la demanda. Una
modalidad de caja de conversión conlleva a la eliminación del instituto emisor
pues manipula la oferta monetaria. Pero es que el Banco Central tiene
objetivos distintos a la caja, como mantener la estabilidad de los precios y en
otras variables, así como poseer distintos instrumentos en el mercado
monetario e intervenir en el cambiario. De coexistir ambos entes, la caja
limitaría las atribuciones del Banco Central a la mera administración de flujos,
es decir, cambiar las monedas internacionales por moneda local. Funciones
como la de prestamista o proveedor de liquidez, quedarían eliminadas
Un ejemplo de cuán importante es este elemento se presentó en el caso
Argentino, en el cual, a raíz de los aumentos en las tasas de interés a nivel
internacional, junto a lo ocurrido en México con el llamado efecto tequila,
produjeron una mayúscula fuga de capitales porque el público percibía que el
esquema imperante no era sostenible
Si el Banco Central no puede tener su propia política monetaria, la
economía del país es muy vulnerable a shocks externos. La experiencia

167
universal muestra que los bancos centrales al utilizar la potestad para imprimir
dinero a su entera discreción, lo que hacen es agravar, no atenuar problemas
provenientes del exterior. La moneda venezolana ha perdido valor por el
inmenso aumento de la masa monetaria y debido a shocks monetarios muy
particulares que han afectado a la población. Si el gobierno no puede mantener
la disciplina en ausencia de la caja de conversión, es probable que no se
respeten por mucho tiempo las reglas de la misma caja. Sería ideal establecer
en una Ley de reforma monetaria que la paridad fijada no sea susceptible de
cambios. Los Bancos Centrales cumplen con la misión para la que fueron
creados solo en los países donde se aportan las condiciones necesarias para la
ejecución de la política monetaria.

Argumentación de la M uestra de Expertos

Tobias Nóbrega

El planteamiento de Steve Hanke encierra debilidades profundas y


arrastra serias confusiones acerca de problemas claves de teoría y política
monetaria. Interesa destacar el manejo superficial del concepto de regla
monetaria, implícito en la propuesta, la presunta superioridad de la caja de
conversión sobre el Banco Central por su presunta credibilidad intrínseca, la
vulnerabilidad del esquema ante choques internos y externos, el incentivo a
decisiones discrecionales compensatorias y el poco riguroso concepto del
respaldo al dinero interno.
La disyuntiva entre reglas o discrecionalidad ha sido un tema clásico de
debate en política económica, que consiste en evaluar si es mejor someter a las
autoridades a reglas complementarias para que optimicen un objetivo de largo

168
plazo, o si es mejor dotar a la autoridad monetaria de la autonomía y
flexibilidad necesaria para que escoja instrumentos de control monetario para
lograr sus objetivos.
Sostener como una virtud especial de la caja de conversió n el hecho de
que no tiene poder discrecional sobre la política monetaria equivale a pensar
que esta es la única regla monetaria posible, cuando en realidad numerosos
bancos centrales han renunciado a manejos discrecionales de la política
monetaria. Esto puede ocurrir porque se fijan normas precisas sobre la calidad
del respaldo de la base monetaria o porque se someten a una programación
monetaria estricta en cuanto al cumplimiento de ciertas metas. Bajo estas
definiciones la discusión no es entre caja versus discrecionalidad, sino cuál
regla monetaria es la adecuada para Venezuela.
En un sistema de tipo de cambio fijo y con libre movilidad externa de
capitales, como debería ser la caja de conversión, la oferta de dinero estaría
condicionada por el nivel de reservas internacionales, el dinero de alto poder
estaría endógenamente determinado por lo que ocurra en el sector externo. En
estas condiciones, cualquier perturbación con implicaciones monetarias a corto
plazo desviaría a la base monetaria de su senda de equilibrio, generando
presiones en el nivel de precios.
Una de las presuntas virtudes de la caja es su capacidad para no
claudicar ante presiones externas sobre la disciplina financiera, cualidad que
marca la diferencia relevante con un banco central que siga una tasa de cambio
fija. Llama la atención que Steve Hanke no explique porqué abandona Hong
Kong entre 1974 y 1983 el sistema de caja de conversión. Probablemente por
reconocer el impacto devastador que tienen choques externos de envergadura
sobre arreglos cambiarios rígidos.
Steve Hanke desarrolla toda su propuesta limitando el concepto de dinero
a efectivo, y suponiendo que la relación entre efectivo y depósitos es

169
constante, lo que en su esquema significa que la demanda de dinero es estable.
Además de no percatarse de las implicaciones de tales supuestos, despacha
todos los problemas empíricos relativos a la inestabilidad de la demanda de
dinero apelando a un episodio de 1984, cuando los bancos de Hong Kong
aprendieron a ajustarse a la demanda incrementada de efectivo, derivada de la
costumbre del público de hacer regalos de fin de año. Sin mencionar la
impertinencia de suponer una demanda estable para una economía que aún
transitaba por una crisis bancaria, los cambios de la demanda de dinero no
siempre se pueden predecir tan fácilmente.
La propuesta de Steve Hanke tiene graves implicaciones. Significa que
para la economía poder crecer debe lograr saldos superavitarios en balanza de
pagos. Si no hay suficiente entrada de capitales para financiar la inversión,
debe haber un amplio margen favorable en las cuentas externas para generar
los medios de pago compatibles con un incremento del producto, surgiendo el
dilema de proponerle al gobierno que debe escoger entre la disciplina de la
caja y la defe nsa del libre comercio.
La necesidad de mantener un respaldo de cien por ciento en reservas
significa un sobreesfuerzo de acumulación de divisas, en comparación con un
esquema de respaldo diversificado. El costo de oportunidad de esos recursos
excedentarios se eleva en la medida en que se amplía la diferencia entre tasas
de interés externas e internas.
Si al momento de implantarse la caja de conversión la economía atraviesa
por una etapa recesiva y se espera un saldo positivo de cierta significación, el
esquema implicaría presiones inflacionarias que afectarían su credibilidad desde
el inicio, a lo que se agregarían las perturbaciones derivadas de la inestabilidad
en las carteras de activos financieros ante el mínimo signo de crisis bancaria.
La viabilidad de la caja de conversión es compleja, no solo por exigencia
de una reforma legal que haga desaparecer al Banco Central, sino también por

170
el calificativo de colonialismo monetario que se ha ganado la propuesta. Hanke
llama la atención sobre el éxito de las colonias británicas en atraer capital
británico a principios de siglo, lo cual también puede interpretarse como el
triunfo del capital ingles al abrir territorios de inversión sin riesgo cambiario.
En nuestro país, el peso de la deuda pública interna y externa es un fuerte
lastre y lo seguirá siendo en los próximos años. Se siente muy intensa la
disyuntiva entre contener el impacto en el servicio de la deuda interna ante una
elevación de las tasas de interés versus el riesgo de erosionar el respaldo
monetario si se pretende controlarlas. Especialmente es relevante el peso de
una elevada deuda externa que plantea el probable riesgo de una crisis de
confianza si se presentan contingencias exógenas que afecten la capacidad para
servir la deuda.
Bajo un esquema de caja de conversión resulta evidente que estaría
planteado un conflicto entre acreedores externos versus tenedores locales del
nuevo signo monetario por la orden de pago contra el monto de las reservas
internacionales. Es necesario conservar buenas relaciones con los mercados
financieros internacionales, así como no alarmar a los compradores internos de
títulos de la deuda pública nacional.
El hecho de que se postule que solo es el dólar la moneda de reserva,
hace frágil al bolívar, considerando el éxito del euro como moneda dominante
en Europa. El éxito de un programa de estabilización no es cuestión exclusiva
de una simple regla monetaria o cambiaria; la selección de la regla adecuada no
es ajena al cumplimiento de determinadas precondiciones fiscales y financieras.

Miguel Rodríguez

Una breve revisión de las cuentas monetarias de una economía abierta


permite entender el sistema de caja de conversión. La base monetaria de

171
cualquier economía está constituida por los pasivos monetarios del Banco
Central. Los activos son iguales a la suma de las reservas internacionales mas
los créditos que el instituto emisor le haya extendido al sistema monetario y al
gobierno.
La masa monetaria es, a su vez, un múltiplo de la base monetaria, estando
constituida por todos los pasivos del sistema bancario consolidado, incluyendo
al Banco Central. Del lado de los activos esa masa monetaria es igual al acervo
de reservas en moneda extranjera del sistema bancario consolidado más el total
de crédito interno suministrado por el sistema bancario a la economía. Por
consiguiente, las variaciones en la cantidad de dinero son iguales a las
variaciones en las reservas más las variaciones en el crédito interno provisto
por el sistema bancario.
En un régimen de caja de conversión los créditos del Banco Central al
gobierno y al resto del sistema financiero no existen. Por lo tanto, la base
monetaria se hace igual al acervo de reservas internacionales. La liquidez o
masa monetaria se convierte en un múltiplo del acervo de reservas
internacionales. Se dice entonces que la moneda está respaldada por reservas
en moneda fuerte.
Al suponer un multiplicador estable de la masa monetaria, las variaciones
en la cantidad de dinero quedan circunscritas a las variaciones en las reservas
internacionales. Adicionalmente, las reservas se convierten en base monetaria
a una tasa de cambio fija, con total convertibilidad, libre fijación de las tasas
de interés y completa libertad de precios.
La variación de las reservas internacionales viene dada por el saldo en la
cuenta corriente de la balanza de pagos mas el aumento o menos la disminución
del endeudamiento externo neto y la inversión extranjera directa. Esto significa
que las variaciones en la masa monetaria están determinadas por el saldo en la

172
cuenta corriente más el incremento neto de la deuda más la inversión extranjera
directa neta.
El saldo en cuenta corriente de la balanza de pagos, en términos
contables, es igual a la diferencia entre el ahorro y la inversión internos. Esta
diferencia se puede desagregar en las diferencias entre el ahorro y las
inversiones públicas y privadas.
En cualquier economía, el saldo en la cuenta corriente de la balanza de
pagos es igual al superávit o déficit fiscal (ahorro menos inversión del
gobierno) más el superávit o menos el déficit del sector privado. Al expresarlo
en términos de la identidad contable de la masa monetaria se obtiene que las
variaciones en la cantidad de dinero en un sistema de caja de conversión son
proporcionales al saldo fiscal más el saldo del ahorro y la inversión del sector
privado mas el saldo neto de endeudamiento externo y la inversión extranjera
directa.
Las condiciones necesarias, más no suficientes, para la aplicación y
funcionamiento de la caja de conversión son: gran disciplina fiscal, un nivel
significativo de ahorro privado y endeudamiento externo moderado y
transitorio, lo cual requiere en Venezuela una profunda reforma estructural del
sector público.
Del lado fiscal, es necesario establecer una base de ingresos internos no
petroleros estable y emprender un eficiente programa de privatizaciones, con
una utilización adecuada de los recursos obtenidos. La recaudación de ingresos
no petroleros debe aumentar en un diez por ciento del Producto interno bruto,
mediante la aplicación completa del impuesto al valor agregado, una eficaz
recaudación del impuesto sobre la renta y el ajuste de los precios internos
atrasados del sector público, incluido el precio de la gasolina. Los citados
ingresos que pueden obtenerse mediante la profundización de la privatización
deben ser utilizados para amortizar deuda interna y externa aún no

173
reestructurada y saldar las obligaciones del Estado con los trabajadores, por
concepto de prestaciones sociales. El espacio abierto en el presupuesto por la
reducción de la deuda debe ocuparse con un programa de inversiones en
infraestructura social y de apoyo a la producción.
En cuanto al ahorro privado, es indispensable la permanente liberación de
las tasas de interés, ya que no es posible implementar un sistema de caja de
conversión con represión financiera y tasas de interés controladas, por ello es
perentorio establecer un sistema de fondos de pensiones que ayude a impulsar
el ahorro privado de largo plazo y permitir total convertibilidad y plena
liberación de precios.
No hay fórmulas mágicas para enrumbar una economía hacia el
crecimiento y el desarrollo. Tampoco es responsable proponer la aplicación de
una caja de conversión. Para el funcionamiento exitoso de cualquier economía
abierta, dentro de cualquier esquema monetario cambiario, hay que preservar
los equilibrios macroeconómicos y fortalecer el ahorro nacional.
La instauración de una caja de conversión presupone la existencia de la
mayoría de los referidos equilibrios y, reitero, un incremento importante del
ahorro interno, ya que con los recurrentes desequilibrios fiscales, bajos niveles
de ahorro privado y controles de cambio y de precios, la aplicación de la caja
de conversión con tipo de cambio fijo es absolutamente improcedente.
Aún en el caso de que el gobierno venezolano se decidiera a poner en
práctica medidas de cambio estructural que propulsaran el fortalecimiento de
la economía, no es recomendable una caja de conversión como mecanismo
monetario - cambiario, especialmente por el obstáculo que representa el tip o de
cambio fijo para el crecimiento exportador de nuestra economía. Ya se han
probado diversas fórmulas de desarrollo en varios continentes. La combinación
de una política de preservación de los equilibrios macroeconómicos, basada
en medidas fiscales, monetarias y financiera responsables, con decisiones en

174
materia cambiaria flexibles ha sido la clave del éxito de los países que han
conseguido un alto crecimiento de largo plazo, basado en la producción de
bienes exportables. Chile y los países asiáticos de nuevo desarrollo industrial
son los mejores ejemplos en las últimas décadas. Como es sabido, bajo caja de
conversión el Banco Central no emite crédito interno al sistema bancario,
debilitándolo ante los shocks externos o internos de la economía. Para hacer
viable en el mediano y largo plazo cualquier programa de crecimiento no
inflacionario, es necesario fortalecer tanto las cuentas fiscales como las del
sector privado.

Maxim Ross

Aplicar la caja de conversión como si nuestra economía fuera la de Hong


Kong, Singapur, Estonia, Letonia o Lituania, es decir, cual país que inaugura
por primera vez su política monetaria, es perjudicial. Hacerlo basándose en la
propia experiencia venezolana, utilizando al Banco Central, y poniendo en
práctica las reglas de disciplina fiscal y monetaria que son exigidas
universalmente, sería el acertado sentido que conduciría a definir la adecuada
política monetaria y cambiaria; la caja de conversión quedaría para mejor
oportunidad.
Para abatir la inflación se propone disciplinar el sector público, lo cual
incluye reglas sobre el déficit fiscal, pero no solo eso. Tiene que acompañarse
de una propuesta seria y bien pensada que indique el camino fiscal que se está
tomando, es decir, que garantice la solvencia financiera del Estado a mediano
plazo y evite los ajustes espasmódicos de recortes y aumentos anuales, que ha
perdido su capacidad de repuesta

175
En este sentido deben aplicarse dos tipos de medidas: a) Salir de la
postración que significa el control de cambio y de precios, es decir, producir
un esquema con los procedimientos y el cronograma correspondiente para
abandonar el control de cambio en una fecha establecida. b) Acordar una
regla para el tipo de cambio, comenzando por mantenerlo fijo hasta alcanzar la
libre convertibilidad, con el compromiso gubernamental de no aumentar
ingresos y gastos públicos. Los recursos excedentes deben pasar a un fondo de
estabilización. El tipo de cambio flotante no es conveniente y es políticamente
inviable.
La caja de conversión implica liberar todos los mercados y mucha
disciplina. Es todo lo contrario de lo que el gobierno ha venido haciendo. Lo
que sí exigiría, si es que algún día llegara a adoptarse, es que no sea una
versión criolla tratando de acoplarla a las mismas políticas económicas.
La caja de conversión fracasó en Argentina porque no aplicaron la
elemental regla de que tendría que ir pareja con un adecentamiento financiero y
una reforma fiscal que saneara al Fisco y le diera viabilidad a social a la
gestión pública, es decir, un programa que garantice la atención de los menos
favorecidos, de la educación, la salud, la seguridad social, que son los
problemas de la economía política.
Entre la caja de conversión y el neoliberalismo hay la misma distancia que
existe entre la medicina y la penicilina, quiere decir, entre un instrumento y
cualquier explicación de un fenómeno humano o natural, porque la caja de
conversión, al igual que la flotación de la moneda, los tipos fijos de cambio o
las bandas cambiarias, son maneras de enfocar fenómenos económicos
concretos. Quienes creen que hay vínculo entre la una y la otra, demuestran
que jamás se han paseado por un texto de economía política. Más neoliberal
sería la flotación cambiaria por su apego a las reglas del mercado.

176
Bajo estas consideraciones no tiene sentido la coexistencia de Banco
Central y caja de conversión, como tampoco que se limite al dólar la
exclusividad de moneda de reserva.

Guillermo Ortega

La caja de conversión consiste en la emisión de monedas y billetes


convertibles a una divisa extranjera de reserva y a una tasa fija. Argentina la
implantó como medida extrema, ya que en 1991, la inflación fue de de 3.500
%. Estabilizar la economía era difícil en ese entorno económico y el esquema
mencionado era el más cómodo y fácil. Antes de implementar tal modelo, es
preferible que exista cierta flexibilidad en materia cambiaria. Solo así se puede
tener un programa de estabilización sin los costos tan fuertes como Argentina,
donde el circulante monetario estaba respaldado solo en 30 %.
No se puede mantener un tipo de cambio que esté subvaluado
constantemente con el objetivo de mover exportaciones. Las ganancias
generadas por este proceso se tienen que materializar en la producción y
competitividad. La propuesta de la caja de conversión ha sido planteada de
manera irresponsable. Su aplicación, tal como ha sido planteado el esquema,
solo duraría pocos días. Cuando el Banco Central ya transformado, empezara a
funcionar como caja de conversión, habrá una alta presión de la demanda. Una
modalidad de la caja es la eliminación del instituto emisor pues manipula la
oferta monetaria; no comparto esta propuesta ya que tiene objetivos distintos a
la caja, como mantener la estabilidad de los precios y en otras variables, como
poseer distintos instrumentos en el mercado monetario e intervenir en el
cambiario. De coexistir ambos entes, la caja limitaría las atribuciones del
Banco Central a la mera administración de flujos, es decir, cambiar las

177
monedas internacionales por moneda local. Funciones como la de prestamista o
proveedor de liquidez, quedarían eliminadas. Hoy, al multiplicar las reservas
internacionales por el tipo de cambio oficial, el resultado demuestra que hay
suficiente respaldo para garantizar la base monetaria. El problema está en el
respaldo a futuro y en cómo los ajustes económicos surten los efectos
deseados. Los que proponen el instrumento consideran que es la única forma
atractiva para forzar una reforma económica.
La propuesta de una caja de conversión es como un préstamo con mala
reputación, es decir, que al solicitar un dinero se tiene que dar una garantía
muy grande. Si se impusiera tal herramienta se haría con el concurso de los
peores asesores, pues Steve Hanke, su principal propulsor, ni siquiera es
economista. Con un déficit significativo en las cuentas fiscales hay que tomar
algunas alternativas. Lo prioritario es la estabilidad fiscal, la generación de
ingresos y su adecuada asignación y la eliminación del control de cambio.
Para que Argentina hubiera tenido éxito, debieron ser consistentes tres
pilares fundamentales, como son: a) el mantenimiento de la solvencia en las
cuentas fiscales. b) los avances en productividad, fruto de un bien articulado
programa de políticas de oferta. c) el compromiso explícito por mantener
disciplina monetaria. La Ley de convertibilidad fue el último recurso de las
autoridades monetarias para suscribir un compromiso antiinflacionario que
fuera creíble para los agentes económicos. Abandonar ese compromiso hubiera
significado el regreso a los años en que la discrecionalidad monetaria
desencadenó inflaciones anuales de cuatro dígitos. El desenlace ocurrió a
comienzos de 1995, con una fuerte caída de los depósitos.

Raúl Sosa Rodríguez

178
La caja de conversión hoy no es una solución, toda vez que el Estado
pierde sus facultades de imprimir dinero, creando exceso de liquidez e
impulsando la inflación. Antes de que se incurriera en el elevado
endeudamiento que caracteriza a la mayoría de los países, los gobiernos se
mostraban renuentes a perder el poder que implicaba la creación de dinero
para enfrentar los diversos problemas de la sociedad. La tendencia del Estado
moderno se inclina más a asumir el papel de protector que el de productor.
Una situación de excesivo endeudamiento por parte de los países
industrializados, unida a la deuda externa de las naciones en vías de desarrollo,
puede conducir al sistema financiero mundial a un grave problema, una de
cuyas raíces es el déficit fiscal acumulado desde hace largo tiempo y no
resuelto, ni disminuido significativamente.
En Estados Unidos, país al que hay que hacer referencia por la hegemonía
que ejerce en todas las actividades económicas, el tema fundamental está
constituido por la dimensión del Estado, particularmente por su papel de
Estado-Providencia, carácter que ha asumido como una forma de solventar sus
graves dificultades en el ámbito de la deuda.
Para los países que la han aplicado, la caja de conversión exige la
adopción de una divisa que ha de responder a la competitividad externa de sus
productos de exportación e importación. Venezuela, por cuanto estas
operaciones las realiza en dólares, no se afecta en este sentido; su flujo de caja
en términos de divisas es holgado.
Ahora bien, aquel país que funcione bajo el esquema de caja de
conversión, un determinado monto de reservas constituido por monedas duras
como dólares, marcos, euros, yenes o libras, respalda una masa monetaria en
moneda nacional. En Argentina, tras la Ley de convertibilidad, el peso se
canjeaba por un dólar, teniendo circulación nacional y vendiéndose los
productos argentinos a los precios del mercado internacional en dólares o bien

179
en pesos. Si la divisa de referencia hubiera sido cualquier otra moneda, el pago
de sus exportaciones también hubiera sido en esa moneda.
En la medida en que Argentina exportaba más de lo que importaba, sus
reservas aumentaban, lo cual permitía la expansión de la masa monetaria, que
traía como consecuencia una reducción de las tasas de interés activas. Todo
ello condujo a un incremento de la demanda agregada, equivalente a más
consumo, inversión y gasto fiscal.
Si por el contrario, si Argentina hubiera importado más de lo que
exportara, era necesario cubrir esa diferencia con las reservas, lo cual se
traducía en una disminución proporcional de la liquidez, tendiendo a elevarse
las tasas de interés. En la primera situación ocurría una expansión de la
economía, en el segundo, una contracción.
En una economía regida por caja de conversión, el Estado se encuentra
libre de la responsabilidad de las variadas circunstancias del sector productor y
del sistema financiero, los cuales se verán en la necesidad y en el desafío de
incrementar sus capacidades de competir y sobrevivir. En este escenario, el
Estado solo será responsable de que el ingreso fiscal se utilice eficientemente
para mejorar los servicios públicos y la defensa de la soberanía del país. No
deberá aumentar el gasto público por encima de sus ingresos y la burocracia no
será una carga insoportable para la sociedad civil.

Gustavo García

La necesidad de un equilibrio a nivel fiscal y financiero, y una política


cambiaria acertada, acompañada de credibilidad en el sostenimiento de las
medidas que debiera instrumentar el gobierno, son elementos ausentes en
Venezuela, lo que contribuye a que una caja de conversión no pueda ser
adoptada.

180
Para poder sustituir al Banco Central por una caja de conversión es
necesario que el país mantenga un equilibrio fiscal, ya que, durante largo
tiempo el sistema se ha caracterizado por la activa presencia del gobierno
suministrando el dinero requerido a través de la emisión directa del instituto
emisor; una caja de conversión no permiten que se ejecuten situaciones de
esta índole.
Además, se hace indispensable contar con un sistema financiero en
perfecta estabilidad, donde no se requieran financiamientos adicionales por
parte del Banco Central, sino que deberían provenir de la Tesorería, vía
Fogade, instituto cuya estructura de capital está lesionada, por lo cual, de
nuevo, será con la emisión de papeles de la deuda que el Estado habrá de
asumir la cobertura de esta necesidad.
Para hacer viable la caja de conversión se requiere de una economía que
tenga amortiguadores ante los choques externos, de manera que éstos no
puedan someter a una inestabilidad la oferta de dinero, afectando con la
presión los impactos en las reservas internacionales. Hoy, la abundancia de
divisas ha actuado como amortiguador.
Un elemento que no debe faltar es la credibilidad en el sostenimiento de
la política adoptada por el gobierno, porque, si no, el esquema actual se puede
ver en serio peligro. Esto incluye mantener las tasas de interés a un nivel que
permita el sostenimiento de las reservas del Banco Central, las cuales se
encuentran elevadas por el continuo y creciente flujo de dólares, debido a la
temp oral y favorecedora coyuntura internacional.
Un ejemplo de cuán importante es este elemento se presentó en el caso
Argentino, en el cual, a raíz de los aumentos en las tasas de interés a nivel
internacional, junto a lo ocurrido en México con el llamado efe cto tequila,
produjeron una mayúscula fuga de capitales porque el público percibía que el
esquema imperante no era sostenible.

181
En Venezuela, el cíclico déficit fiscal sigue mostrando una tendencia al
aumento, inverso a los esporádicos superávit, debido al incremento en el
servicio de la deuda y por la reducción de la participación en los resultados de
la industria petrolera por parte del Estado, situación que tiende a mejorar por
las condiciones impositivas que recientemente el Seniat le ha impuesto a las
transnacionales que actúan en territorio venezolano.
Adicionalmente, el control de cambio con una tasa fija, hace que los
dólares rindan menos bolívares, compensándolo con la devaluación que elevó
el cambio oficial de Bs. 1.920/$ a Bs. 2.150/$, conducta que probablemente se
repetirá debido al deterioro del salario real, lo cual obliga al gobierno a buscar
mas recursos para satisfacer los requerimientos de una población empobrecida.
Banco Central con caja de conversión es un contrasentido y Argentina no
es Venezuela, como tampoco es acertado que solo sea el dólar la moneda de
reserva.

Francisco Vivancos

En Argentina, el abandono de la Ley de convertibilidad en medio de la


destrucción de billetes locales y de confiscaciones de riqueza a los ciudadanos
que creyeron en el régimen de política económica, demostraron la inoperancia
de un esquema muy cercano a una caja de conversión. La solución consistió
en: a) La conversión, por Decreto, de los activos y pasivos de instituciones y
personas nominados en dólares a pesos, a un tipo de cambio paritario. b)
Declaración explícita de moratoria de la deuda externa e interna. c) Recesos
estratégicos que permitieron evitar la quiebra del sector financiero y de los
fondos de pensiones. c) Programas sociales de alimentación y empleo.
Es mas fácil entrar que salir de regímenes cambiarios fijos que agonizan
sin cumplir con requisitos fiscales, monetarios y financieros que proporcionen

182
viabilidad y que, por tanto, no pueden absorber al menor costo real los
choques externos. Cuando quiebran, obligan a los gobiernos a producir
masivas redistribuciones vía caída en el salario real, explosión de la carga por
deuda fijada al tipo de cambio previo y severos recortes en el gasto fiscal que
terminan por anunciar la recesión y destruir mas empleo.
La factura que dejó el modelo Argentino con su Ley de convertibilidad
arrojó como costos: a) La inestabilidad política y social. b) Una deuda externa
superior a $ 140 mil millones, cuyo servicio consumió el 97 % de las
exportaciones. c) Un déficit crónico del sector público consolidado. d) Una
recesión prolongada junto a altos niveles de desempleo y subempleo. d) Un
déficit sistemático de cuenta corriente que ni la recesión logró contener, en
medio del atraso cambiario acelerado por la estrategia desleal de su
fundamental socio comercial. e) Una balanza de pagos con un déficit cercano a
$ 20.000 millones. f) Un sistema financiero desestabilizado por la destrucción
de depósitos, por su alta exposición al impago de la deuda pública y por el
deterioro del valor de la cartera de créditos.
El entusiasmo que originó la caja de conversión no solo carecía de razón
técnica sino que mostró todas sus miserias, incluso en un contexto de
financiamiento externo y de calidad de reformas que no podía remotamente
soñar Venezuela.
Además, el anclaje cambiario para una economía abierta sujeta a alta
volatilidad en sus mercados que, en adición, no avanzó en reformas que
hicieran viables las finanzas públicas, fue la forma más directa de acelerar el
desempleo y disminuir el ritmo de la producción. A mediano plazo sobrevino la
crisis financiera y desequilibrio en la balanza de pagos.
La disponibilidad de financiamiento fiscal externo o interno solo pospuso
el necesario ajuste fiscal, descargando en poco tiempo confiscaciones masivas
sobre el sector privado y no existió ningún compromiso constitucional o

183
político que dispusiera de un candado inviolable cuando los fundamentos que
proporcionaban consistencia estaban desalineados.
Auguro ningún éxito a un sistema en Venezuela como el que aplicó
Argentina. Nuestras limitaciones y dependencia de divisas de una sola fuente la
hacen inviable. Y dada la profunda tradición de banca central y el respeto que
insufla, no pueden coexistir ambas instituciones.

Antonio Francés

La aplicación del sistema de caja de conversión en Venezuela elevaría el


desempleo en un momento en que la tasa de parados ha superado el promedio
histórico. Además, debe descartarse este sistema como vía para eliminar la
sobrevaluación de la moneda, ya que es un factor que resta competitividad a la
producción nacional.
La caja de conversión ubica el valor de la moneda en una paridad uno a
uno frente a otra divisa fuerte como el dólar. Para ello se atan las reservas
internacionales al volumen de dinero circulante. En este contexto, si el país
exporta más de lo que importa sube la liquidez monetaria y viceversa. El
gobierno debe implementar un sistema de ajuste del tipo de cambio, en
ausencia del control de cambio, que elimine la sobrevaluación de bolívar para
estimular la inversión y crear fuentes de empleo.
Para alcanzar un nivel de rentabilidad de la inversión que resulte atractivo
en términos internacionales es necesario contar con un entorno favorable para
la producción, que permita hacer planificación a largo plazo. El alcance de este
nivel de rentabilidad requiere políticas económicas estables, lo cual es común
en Chile, Colombia y México.
Entre las políticas económicas que resultan mas dañinas y desfavorables a
la inversión se encuentran la sobrevaluación del tipo de cambio y las tasas de

184
interés punitivas. Tras analizar la situación económica, social y política del país,
existen vías para la solución de sus problemas si se hace énfasis en la
reactivación de la pequeña y mediana empresa.
La sobrevaluación de la moneda abarata las importaciones y encarece las
exportaciones, por lo cual resta competitividad a la producción nacional.
Mientras el mercado interno se mantuvo cerrado y protegido, la competitividad
no era una preocupación para los productores. La apertura de mercado ha
colocado a la competitividad en primer plano y ha puesto de relieve el impacto
negativo de una moneda sobrevaluada.
El único período en el cual no hubo sobrevaluación fue 1989-90, después
de la unificación cambiaria y durante la aplicación de las mini devaluaciones
anunciadas y programadas. Al principio de los años noventa comenzaron a
atarse las monedas menores como el bolívar y el peso, a las mayores, como el
dólar y el marco mediante una paridad fija. La depreciación progresiva a una
tasa diaria prefijada permitió a los agentes económicos planificar mejor sus
actividades, eliminando una de las principales fuentes de incertidumbre
económica.
Para incrementar la inversión privada se requiere la creación de empresas
y la ejecución de proyectos reproductivos y de largo plazo, lo cual debe
acompañarse por un cambio cultural inducido a partir del sistema educativo y
de los medios de comunicación, que propugnen una nueva valoración de la
iniciativa privada.
El sector informal es el semillero de emprendedores, es expresión del
ingenio del venezolano, que puede ser canalizado de maneras socialmente
productivas.
El esquema de caja de conversión crearía en Venezuela confusión y
peores expectativas, sobre todo cuando se plantea la desapar ición del Banco
Central y se establece al dólar como la única moneda de reserva.

185
Humberto García Larralde

Al pensar en un régimen cambiario de ajuste automático para Venezuela,


es menester tomar en cuenta, primero, la excesiva vulnerabilidad de nuestra
economía, dada la alta concentración de las exportaciones en torno al petróleo.
Con una caja de conversión, caídas drásticas en sus precios internacionales se
traducirían en recesiones de similar magnitud, con su secuela de cierre de
empresas, desempleo y colapso de instituciones financieras. En momentos de
auge de precios del crudo, habría que esterilizar la expansión monetaria
resultante del incremento en las reservas internacionales. La volatilidad de los
ingresos externos del país desaconsejaría la instrumentar la caja
La ausencia de amortiguación ante shocks externos adversos representó
un elevado costo para Argentina, país al que se señaló como muestra exitosa
de caja de conversión. Si bien este mecanismo cambiario acabó con la
hiperinflación, la severa contracción de la liquidez generó desacostumbrados
niveles de desempleo resistentes a revertir. La contratación de muy elevadas
deudas externas la llevó a tener la relación más alta entre servicio de la deuda
y exportaciones. Su vulnerabilidad externa se evidenció en los déficit en cuenta
corriente superiores a $ 10.000 ,00 en 1993.
En Venezuela, si a la base monetaria se le dividiera por el tipo de cambio
para crear una nueva moneda que tuviese paridad con el dólar, cada nuevo
bolívar estaría respaldado por más de un dólar y no de solo un dólar como
tuvo el peso argentino. Al efectuar la misma operación con la liquidez
monetaria, cada nuevo bolívar tendría un respaldo de menos de un dólar, y
considerando que el multiplicador monetario en el país sureño era mayor que el
de Venezuela, esta relación los desfavorecía.

186
Hoy la situación en nuestro país está lejos del desbordamiento monetario
que provocó la inflación de cuatro dígitos en Argentina y que le condujo a
instrumentar la caja de conversión. Nuestro exceso de liquidez se concentra en
los bancos, incapaces de colocar todos los fondos, teniendo sentido solo en
relación con la escasa demanda de dinero. Este bajo nivel de monetización
crece como contraparte financiera del menor crecimiento de la producción. Si
se adoptara la caja de conversión congelando la actual base monetaria se
frenaría la posibilidad de que la economía pudiera expandirse.
La ausencia de una regla de gestión fiscal institucionalizada y creíble, no
alteraría las aún expectativas inflacionarias de los agentes económicos, por lo
que sin una reestructuración del Estado se tendría que desmantelar la rígida
regla cambiaria.
Recordando la sobrevaluación del bolívar, en la medida en que la
hipotética caja de conversión equiparase el poder adquis itivo del nuevo bolívar
con el dólar, obligaría a una devaluación con los correspondientes incrementos
en la masa monetaria. La caja de conversión desataría presiones inflacionarias
en el corto plazo, deslegitimándola.
Los países avanzados carecen de caja de conversión y sus inflaciones son
bajas. Si esta regla monetaria se aplicara, estaría de espaldas a la realidad
macroeconómica.
Los pocos casos de este mecanismo deben ser analizados en su concreta
particularidad.

Luis Mata Mollejas

En 1989 la economía venezolana entró en una fase recesiva con inflación


creciente, como consecuencia de una desacertada actuación gubernamental
caracterizada por la política ortodoxa asumida, lo cual estimuló la preferencia

187
por divisas y valores extranjeros como conducta dominante, por lo cual la
inversión en activos directamente reproductivos descendió sistemáticamente.
La emisión y colocación de los títulos del Banco Central propiciaron la
disminución de las operaciones de intermediación crediticia de la banca,
incrementaron la especulación financiera, incluida la de divisas, y el alza de las
tasas de interés, ocasionando consecuencias funestas en la inversión.
Obnubiladas las autoridades monetarias por teorías obsoletas sobre el
dinero, como las basadas en la exogeneidad monetaria y las acientíficas
prácticas de considerar subvaluada o sobre valorada la moneda nacional, según
los cálculos esencialmente arbitrarios de la capacidad adquisitiva, concluyen
que el cálculo de la tasa de interés debe incluir como correctivo un porcentaje
de inflación y que el tipo de cambio es el resultado de comparar las paridades
adquisitivas de las economías externas con la nuestra. Los resultados
subjetivos obtenidos y la aceptación de hipótesis no probadas, les impidió
extraer de los procesos en marcha consecuencias objetivas observadas por el
resto del mundo, como por ejemplo, que el tipo de cambio es el resultado de
su oferta y su demanda, con efecto sustancial sobre las reservas, por tanto, no
puede estar sobrevalorado un signo monetario cuando hay acumulación de
reservas y sobrepasan las necesidades habituales del país.
La moneda de un país sirve de unidad de cuenta pues el dinero retenido
por el público sirve para saldar transacciones menores, de allí que la
proporción entre el producto interno bruto y la liquidez tienda a disminuir
relativamente.
La caja de conversión es un mecanismo que permite acabar de raíz con la
especulación pues al establecer la paridad, uno a uno, del dólar con el bolívar,
no hay lugar para expectativas de fluctuación, si se cumplen ciertos requisitos.
El primero de ellos es que el volumen de la base monetaria emitida sea inferior
a la reserva en divisas. Este requisito podría flexibilizarse y limitarse a exigir

188
que la base monetaria en poder del público sea equivalente a la reserva en oro
y divisas, lo cual daría lugar a fluctuaciones menores en la paridad. El segundo
requisito consiste en aminorar el riesgo de fluctuaciones altas en la paridad, y
el tercero, tener una balanza comercial favorable.
Algunos creen que este mecanismo lesiona la autonomía de acción de las
autoridades monetarias. Al contrario, al no estar sometidas al requisito de
manejar la tasa de interés, es cuando retoman el poder de guiar la economía,
conduciendo la marcha del crédito. Otros creen que constituye una camisa de
fuerza para las autoridades fiscales, toda vez que se excluye la posibilidad de
que se faciliten créditos o se mantenga el proceso de creación de dinero. Al
instaurarse condiciones favorables para la inversión privada la base impositiva
crecerá y con ello los ingresos al fisco. Solo habría orden fiscal
Dado que en otras economías ha sido posible la presencia de Banco
Central y caja de conversión, en nuestro país podría legislarse en ese sentido.
Hoy el dólar supone mayor consistencia que el euro, aunque siempre será
recomendable diversificar el respaldo.

Rafael Mac Quhae

Las discusiones sobre la caja de conversión arrojaron, en su momento,


tres resultados: Hubo coincidencia en que la política cambiaria que estaba
siendo aplicada no era conveniente, la necesidad de disciplinar el gasto fiscal y
resaltaron las comunes coincidencias en torno a los efectos fiscales, monetarios
y reales del régimen cambiario.
La caja de conversión se propone como un mecanismo para estabilizar los
precios y restringir la capacidad gubernamental para financiar el gasto público,
generando dinero inorgánico. La propuesta lucía atractiva como hipótesis de
laboratorio ya que intenta una aproximación a sus posibles efectos en la

189
economía venezolana y a las bondades que podrían surgir en condiciones
ideales. La ventaja mas importante que ofrece es la eliminación del riesgo
cambiario. El asunto consiste en la prohibición de generar dinero inorgánico sin
respaldo de reservas internacionales. El Banco Central pierde sentido porque
no existe la función de prestamista de última instancia, ni supervisor del sistema
financiero. Se eliminan el encaje legal y las operaciones de mercado abierto,
siendo su función más importante mantener un nivel de reservas de divisas
disponibles para satisfacer la demanda en todo momento. Quienes la proponen
alegan que tiene una alta credibilidad en el público por la libre convertibilidad.
Su característica resaltante es la apertura total y la ausencia de trabas políticas
a la autorregulación del mercado. Un efecto inmediato es que toda la economía
se recuesta del sector externo. Es inevitable que se destinen subsidios a las
exportaciones y se impongan fricciones a las importaciones, como un
mecanismo para garantizar el superávit comercial.
La caja elimina la política monetaria y restringe el gasto fiscal que solo se
podría financiar con impuestos y préstamos en el mercado interno. Sería
imposible legislar sobre emergencia financiera o conversión de deuda en
inversión. Los déficit fiscales solo serían financiables con préstamos que en
circunstancias de bajo ahorro interno desplazan la inversión privada que no
encontraría fondos disponibles para financiarse. Uno de sus atractivos es el
ajuste a los precios de los servicios públicos, la reducción de gastos y el
aumento de la recaudación tributaria. El más importante obstáculo que
encontraría es que el déficit en el presupuesto es el resultado de una estructura
de gasto público imposible de modificarse a breve plazo. La caja no garantiza
que la productividad sea igual a la del exterior, induciendo a la sobrevaluación
como resultado del diferencial en materia de productividad.
Para evitar que los excesos de liquidez se posesionen en dólares, habría
que hacer un ejercicio hipotético referido al nivel de los intereses que

190
disuadirían esta esperada conducta. De allí que la eventual adopción de este
mecanismo cambiario solo se entendería como un cálculo político que aspire
crear ilusas soluciones a la crisis, resultando muy onerosos para el país.
Hoy es necesario realizar un ajuste cambiario para eliminar la
sobrevaluación y permitir que el tipo de cambio se deslice para impedir el
sesgo antiexportador. En materia monetaria la norma debe ser la prudencia y
los excesos de liquidez han de ser conjugados con mayores intereses, siendo su
costo mayor inflación.
Salvador Luca

Un Banco Central que se someta a la caja de conversión no puede


imprimir más moneda de lo que su existencia en oro o en moneda extranjera
permita. Se impide así la emisión de dinero inorgánico por parte de las
autoridades gubernamentales..
Estados Unidos en 1934 implantó su caja de conversión al garantizar una
onza de oro a todo tenedor de 34 dólares. En 1971 se declaró la
inconvertibilidad del dólar en oro, reconociéndose el fracaso y la
inconveniencia de tal instrumento. En Argentina desde 1890 hasta 1935
funcionó, no regularmente una caja de conversión, hasta que una fuga masiva
de oro provocada por el aumento de los intereses en Estados Unidos condujo
al fin de este experime nto.
Hoy Steve Hanke reedita la caja, pero con la novedad de que el oro es
sustituido por el dólar ya que seria la única manera de parar la inflación,
impidiéndose la emisión de dinero inorgánico no respaldado por dólares.
Los logros parciales que obtuvo Argentina con la Ley de convertibilidad
fueron los resultados de la generosidad del Fondo monetario internacional
como se evidenció durante la crisis del peso mexicano. Por su parte, el éxito
del modelo brasileño dependió de medidas de disciplina y austeridad,

191
implantadas sin perder de vista sus peculiaridades y necesidades nacionales, y
sin renunciar a facultades en materia monetaria que son propias de todo Estado
moderno.
La caja es el reconocimiento definitivo de la incapacidad de los dirigentes
de un país de enfrentar y superar las dificultades por medio de esfuerzos
propios, por lo cual necesitan de la tutela de un ente regulador supranacional.
El control de la inflación no puede limitarse solamente a impedir la emisión de
dinero inorgánico, como afirma el FMI. Un papel mucho más importante juega
la confianza y la estructura económica de un país. Estados Unidos emite todo el
dinero inorgánico imaginable y sin embargo su moneda es sólida. Tampoco
habrá control de la inflación si, aún existiendo la caja, se le permite a los
monopolios fijar los precios según su conveniencia, y mientras el sistema
financiero sea el verdadero manipulador de la moneda.
Que no exista una relación tan directa entre gastos del Estado e inflación
es porque se señala como culpable al déficit fiscal. En Venezuela los superávit
fiscales ocasionan inflaciones hasta de tres dígitos, como ocurrió en 1996,
cuando el primero fue de 7 % y la segunda de 103 %. En cambio, Estados
Unidos y países europeos suelen tener inflaciones inferiores al 3 % anual,
acompañadas de crónicos déficit fiscales. El tratado de Maastricht fijó a cada
país el techo de 3 % como déficit fiscal para poder tener acceso y utilizar
como propia la nueva moneda europea, el Euro.
Restablecer la confianza en Venezuela y controlar eficazmente monopolios
y sistema financiero, es condición indispensable para abatir la inflación. Lo
demás no produce resultados como lo demuestra nuestra propia experiencia;
después de aplicar recetas emanadas del Fondo monetario internacional, nos
encontramos peor que al inicio.

192
Banco Central y caja de conversión no son compatibles, y solo el dólar
como moneda de reserva tampoco, especialmente ante la presencia cada vez
mas significativa del euro.

Vladimir Chelminski

La caja de conversión se montaría para atacar en su raíz la enfermedad


más grave que puede tener una economía: la inflación y la desconfianza en la
moneda. Argentina fue el país con la tradición inflacionaria más arraigada en el
mundo. Al establecerse la caja de conversión de inmediato se redujo la
inflación y el gobierno recuperó su credibilidad. Ya en 1994 su tasa de
inflación era la más baja de América Latina: 3.6 %. Si se controla la emisión de
moneda es más fácil resolver otros problemas de lo contrario, todas las crisis
sociales se irán agravando
Sin política monetaria, la economía del país es muy vulnerable a shocks
externos. La experiencia universal muestra que los bancos centrales al utilizar
la potestad para imprimir dinero a su entera discreción, lo que hacen es
agravar, no atenuar problemas provenientes del exterior. La moneda
venezolana ha perdido valor por el inmenso aumento de la masa monetaria y
debido a shocks monetarios muy autóctonos que han sorprendido a la
población. Si no se puede esperar que un gobierno venezolano sostenga la
disciplina en ausencia de la caja de conversión, ¿cómo se espera que se
respeten por mucho tiempo las reglas de la misma caja? Sería ideal establecer
en una Ley de reforma monetaria que la paridad fijada no ha de ser susceptible
de cambios. Los Bancos Centrales cumplen con su misión en los países donde
se aportan las condiciones necesarias para la ejecución de la política
monetaria. La discrecionalidad constituye una herramienta básica para
seleccionar el instrumento antiinflacionario.

193
Los Bancos Centrales tienden a abusar de su poder de emitir dinero. En
Venezuela han fracasado porque tiene demasiados objetivos contradictorios
que cumplir. Pero las cajas de conversión limitan la soberanía del país ya que
surgieron como mecanismos de economía colonial. No es viable el
establecimiento de una caja de conversión por los altos déficit y las vías que se
han de tomar para financiarlos.
Para que la caja pueda mantenerse en el largo plazo, nuestra
productividad tiene que crecer al mismo tiempo que la externa, de lo contrario
el esquema no es viable. Con una caja pierde sentido el tema de
sobrevaluación o subvaluación de la moneda. Quien creyera que la moneda
local está sobrevaluada podría cambiarla por dólares. Aquí no ha habido
suficiente inflación como para implementarla con éxito. Ahora bien, hay que
sincerar la tasa de cambio impuesta por el control de cambio porque es
artificial. Así, el problema podría resolverse mejor, porque todas las decisiones
económicas que se retrasan terminan costando mas caras, pero si no montamos
la caja, quién sabe cuándo llegará la estabilidad monetaria.
Quienes abogan por una caja de conversión no saben que en la economía
moderna no es la banca central la principal emisora de moneda nacional;
apenas se limita a emitir unos billetes que solo representan una fracción del
total de la masa monetaria. Es la banca comercial la que crea la mayor parte
del dinero en circulación. Si nuestro país vende petróleo en dólares, tiene
deuda externa en dólares y tiene sus reservas en dólares, lo que pueda pasar
con esa moneda le afecta, pero no más porque se haya montado una caja de
conversión para impedir que el Banco Central emita dinero inorgánico. El
patrimonio personal está más seguro si está respaldado por dólares.

Alejandro Sucre

194
La caja de conversión acaba con la inflación, pero a un alto costo, siendo
limitante no solo para el gobierno sino para toda la economía. Existen mejores
y más sencillas alternativas que se pueden implementar para acabar con la
inflación en Venezuela. Por ejemplo, impedir por Ley que el gobierno utilice la
devaluación como ingreso fiscal y que la Asamblea Nacional cese de aprobar
créditos adicionales. Con estas dos medidas se lleva a cero la inflación sin
necesidad de seguir endeudando al país y sin aumentar el desempleo.
No se debe confundir la caja de conversión con la tendencia mundial
hacia la unificación monetaria. La economía que mejor ha implementado la caja
de conversión ha sido Hong Kong por su alto grado de diversificación que no
la hace depender de sólo una materia prima para sus exportaciones.
Opiniones como la de Gary Becker, premio Nóbel de economía, han de
valorarse cuando afirma que este sistema funciona cuando no hay posibilidad
institucional de un Banco Central autónomo e independiente. Igualmente, el
también premio Nóbel, Merton Miller reconoce que bajo este esquema
mantener un adecuado nivel de liquidez y las tasas de interés descendientes,
cuando ocurre una caída en los precios petroleros, obliga a mayor
endeudamiento. Argentina ha sido el caso más emblemático en materia de
endeudamiento externo, lo cual fue necesario para mantener sus niveles de
liquidez y estimular la producción. Milton Friedman ha argumentado que hay
que alejarse de todo sistema que base su moneda en la comercia lización de
materias primas, ya que sus fluctuaciones generan incertidumbre.
La discusión sobre la coexistencia de Banco Central y caja de conversión
surgió debido a que el sistema tradicional de emisión de dinero en Inglaterra se
hacia a través de los bancos privados que emitían papeles para facilitar el
crédito. El dinero privado de bancos locales era inaceptable por los agentes
económicos de otros países e incompatible con Inglaterra, cuya prosperidad
dependía del comercio exterior. Finalmente se optó por establecer el Banco

195
Central, siendo utilizadas las cajas de conversión para controlar la moneda en
sus colonias, siendo considerado este mecanismo como no perteneciente a una
economía de mercado.
En el mundo moderno la necesidad de políticas monetarias discrecionales
impiden la presencia de cajas de conversión, cuyo fundamento central que es la
disciplina fiscal y la estabilidad de los precios, no siempre están al alcance de
gobiernos cuyos ingresos están basados en un solo producto de exportación o
se ven inducidos a incurrir en déficit fiscales debido al carácter proteccionista
de sus políticas que los obligan a gastar por encima de sus capacidades.
Mi conclusión sobre la caja de conversión es que aquellos que estén
interesados en utilizar el dólar como moneda de cambio en Venezuela, antes
deben negociar un régimen parecido al de Puerto Rico, y que se designe un
equipo especial que haga seguimiento a las necesidades monetarias del país,
estableciendo los correspondientes mecanismos de control.

Roberto Ball

En 1996 las buenas expectativas de ingresos petroleros y el retorno a la


racionalidad económica hicieron posible el regreso de la confianza en nuestra
economía. Durante los siguientes 30 meses nuestro país fue receptor de
importantes flujos de inversiones en el exterior, elevándose el nivel de las
reservas internacionales y produciendo gigantescos superávit en la balanza de
pagos. El ambiente era indicado para hacer la transición, lo cual hubiera sido
equivalente a reformular las política monetarias que han existido desde que se
creó el banco central. Poco antes, los oponentes de la caja convencieron al
gobierno de que sus efectos negativos superaban a sus beneficios, siendo
abandonada la idea. Se argumentó que la caja dejaría a la economía aún más
vulnerable a los vaivenes del mercado petrolero. Un cambio negativo en los

196
términos de comercio internacional o en los flujos de capital en nuestro país
tendría efectos desastrosos, empujándonos hacia una recesión por el
incremento en las tasas de interés implícito en el sistema. El impacto sobre el
nivel de empleo era preocupante para los adversarios de la idea. El hecho de
que la caja de conversión obligaría al gobierno a cumplir con los compromisos
más difíciles de la Agenda Venezuela, también influyó en la decisión de no
adoptarla. Entre otros aspectos, el gobierno hubiera tenido que tomar las
medidas indispensables para eliminar las razones estructurales del déficit
público, o sea, privatizaciones y eliminar la excesiva burocracia. Hoy, la
confianza en la economía se ha esfumado y el desempleo está aumentando junto
con la economía informal. La situación actual es mucho peor de lo que
hubiera sido de haber contado con la caja de conversión ya que hubiera sido
imposible alcanzar el inconveniente nivel que tuvieron las tasas de interés en
ese momento. Estamos sufriendo todos los males que nos presagiaban los
oponentes de la caja, sin gozar del beneficio que ésta le hubiera rendido al
país al eliminar la inflación. Por el contrario, continuamos inmersos en la
inflación más alta del continente americano.
Que distinta sería la situación actual, si aún a pesar de todos los males
que estamos padeciendo, la inflación fuera cero. A pesar de las tasas de interés
aún elevadas, recesión y desempleo, Muy diferente sería la calidad de vida de
la población si no hubiera aumento en los precios de los bienes y servicios que
consume y qué distintos serían los índices de aprobación del gobierno hasta las
expectativas electorales.
Es aleccionador notar cómo las economías asiáticas que mantienen Juntas
Monetarias, como Singapur y Hong Kong, han podido enfrentar diversas crisis
en mejores términos que sus vecinos como Indonesia y Tailandia.
Es imposible implantar una caja de conversión en el presente, ya que para
su funcio namiento es indispensable que se tenga absoluta confianza en su

197
permanencia en el tiempo. Por lo pronto, la oportunidad se perdió. Una vez
más los errores cometidos en materia económica los pagamos todos los
ciudadanos con mayor inflación, desempleo y pobreza. Aún en el peor de los
escenarios, la caja de conversión será siempre conveniente para los intereses
de la nación.
El Banco Central ha perdido capacidad para incidir favorablemente
controlando la inflación, es probable que la caja de conversión con su
disciplina lo logre seriamente.

Juan Pablo Pérez Castillo

Los proponentes de la caja de conversión, considerando que nuestra


inflación se origina en el déficit fiscal motivado por la creciente burocracia,
quieren vincular la creación de dinero a un mecanismo automático que dependa
exclusivamente de una moneda extranjera previamente escogida para el anclaje
cambiario. Atando el bolívar al dólar a través de la caja de conversión, la
emisión de dinero solo dependería de la cuantía y el respaldo de esa moneda,
no habría política monetaria discrecional y por tanto las reglas del juego serían
claras y confiables en beneficio de los ahorristas e inversionistas, exportadores
e importadores, consumidores y productores, afirman sus proponentes.
Los críticos piensan diferente. El dólar no tiene respaldo propio ninguno.
Su fortaleza reside en las oportunas decisiones que toma la Reserva Federal
cuando ajusta acertadamente el nivel de la tasa de interés activa, relegándose
los intereses foráneos, los cuales solo obtienen algún beneficio sin que esa sea
la intención de las autoridades americanas. Uno de los más indeseables efectos
de este rígido régimen es la dependencia del bolívar frente a la moneda
estadounidense, quedando a merced de sus propias volatilidades. Para

198
mantener la cotización paritaria entre ambas monedas habría que manipular los
precios, lo cual incidiría desestabilizadoramente en nuestra economía.
En estas circunstancias, la oferta de bolívares estaría alejada de su
demanda real, y en función de las presiones externas y no de las necesidades
internas. La estabilidad de los precios en vez de depender del nivel producto
interno, estaría sometida al flujo neto de la divisa de reserva. Las medidas para
enfrentar los shocks internos serían predeterminadas, ocasionando desempleo y
recesión, como ocurrió en Argentina bajo la Ley de Convertibilidad.
La caja de conversión postula el ajuste automático relacionando nuestra
base monetaria con el dólar, lo cual no necesariamente satisface a las
singularidades de la economía nacional, cuya complejidad va más allá del
régimen cambiario elegido, aunque sea un factor determinante. No tiene sentido
comparar nuestra situación con la que prevalecía durante el proceso que
condujo a casi todos los países europeos a adoptar al euro como moneda
internacional. Su disciplina monetaria, su inquebrantable institucionalidad y su
creciente productividad aunada a un nivel inflacionario moderado, se
encuentran muy lejos de nuestras particularidades.
La eventual dependencia del bolívar con respecto al dólar nos convertiría
en una nación con agudo subdesarrollo pues no es el objetivo de Estados
Unidos fortalecer nuestra moneda, sino aprovechar nuestras fragilidades para
fortalecer sus potencialidades.
Si llegaran a coexistir Banco Central y caja de conversión, las funciones
de esta última desplazarían progresivamente a las del instituto emisor,
reduciéndolo a un simple departamento de cambio e impidiéndole su presencia
ante cualquier crisis bancaria, pues, como es bien sabido, la función de
prestamista de última instancia desaparece.
La elección del dólar como divisa de reserva, además de acentuar la
dependencia, no sería una decisión financieramente rentable, ya que otras

199
monedas gozan hoy de mayor credibilidad por no estar expuestas a los
avatares que desata periódicamente los Estados Unidos y que han hecho crecer
su deuda y déficit fiscal a niveles peligrosos.

Rafael Muñoz J.

La caja de conversión ha evidenciado contradicciones e inconveniencias,


pues habiendo sido probada y descartada en algunas economías, no luce
acertado experimentar con ella en una economía tan frágil y dependiente como
la venezolana. Este régimen cambiario es una simple regla de política
monetaria, cuyo fundamento reside en la estricta relación entre base monetaria
interna y moneda externa. Por lo tanto no es auténticamente una regla
discrecional.
Por cuanto que la caja de conversión obliga a limitar el crecimiento de la
masa monetaria, la misma tiene que seguir el curso que le dicte la evolución del
sector externo, por lo cual los shock foráneos deben ser digeridos
internamente, y en razón de que el saldo de nuestra cuenta corriente depende
de los acontecimientos del mercado petrolero internacional, este grado de
exposición es absolutamente nocivo.
Con Banco Central, el mantenimiento del tipo de cambio fijo no exige tan
peligrosa exposición, pues la sensibilidad de nuestra economía esta en función
también de la evolución de los términos de intercambio que históricamente nos
han desfavorecidos.
Un riesgo inminente que produce la caja de conversión es el brote
inflacionario, ya que aun cuando el control de la inflación es el mayor atractivo
de este régimen, los superávit que presenten nuestras cuentas externas
obligaran al crecimiento de la base monetaria, la cual si no se ve correspondida

200
por una mayor producción interna, desencadena un crecimiento inesperado en
el nivel general de precios.
La caja de conversión luce también ineficiente ante un régimen de
reservas fraccionales asociado a la existencia de bancos centrales, en términos
de la cantidad de divisas requeridas para sostener un mismo tipo de cambio
fijo.
La necesidad de establecer una fuerte disciplina monetaria a través de
ajustes automáticos no implica necesariamente la desaparición del instituto
emisor, pues basta que se respete la ley que le dio origen para que actúe con
prontitud y oportunidad en el ámbito de la toma de decisiones de política
monetaria.
Aun cuando la caja de conversión esta asociada a reglas activistas, no ha
mostrado la efectividad esperada, pues otros requisitos para mantener la
inflación en términos moderados están en función del crecimiento de la
producción, de la progresiva diversificación de las exportaciones y del lento
pero sostenido aumento de la productividad.
La caja de conversión, como se ha demostrado , no ocasionaría efectos
favorables en la economía venezolana. Además, nuestras limitaciones nunca
permitirían su implementación y el requisito de disciplina fiscal no está a
nuestro alcance porque nuestra condición de nación en vías de desarrollo
obliga al estado a endeudarse y elevar sistemáticamente el gasto público, el
cual infortunadamente tiene cada vez menos calidad, constituyéndose hoy en un
perjudicial factor de derroche.
La coexistencia de caja de conversión y Banco Central crearía una grave
confusión.

Alfredo Salazar

201
Quienes apoyan la caja de conversión le asignan una importancia vital al
ordenamiento de la economía, a la calidad del gasto público y a la disminución
de la inflación, y siendo esta un fenómeno estrictamente monetario, basta
controlar la oferta de dinero mediante la disminución del déficit fiscal, para que
automáticamente descienda el nivel inflacionario.
Si bien el impulso inicial de la inflación puede provenir de un exceso de
oferta monetaria el crecimiento de los precios puede agravarse por la
incidencia de las expectativas, incrementos de costos, baja productividad e
imponderables componentes inerciales.
Además de controlar la masa monetaria, si no se establecen frenos a la
velocidad de circulación del dinero, los resultados serán precarios. Debe
reconocerse que esta variable asume comportamientos aleatorios y erráticos,
siendo muy difícil de pronosticar, ya sea con Banco Central o caja de
conversión.
El problema que se deriva de la velocidad de circulación del dinero radica
en las constantes innovaciones, en las deficiencias del sistema financiero y en
las expectativas de los agentes económicos, quienes ante reglas cambiantes e
impronosticables, se llenan de incertidumbre, vacilando a la hora de tomar
decisiones en el área de la inversión.
Los proponentes de la caja de conversión afirman que si el gobierno
tuviera voluntad política para tomar medidas heroicas, pronto se obtendrían
resultados beneficiosos. Sostienen que un nivel inflacionario que tiende
lentamente al alza no conlleva necesariamente menor crecimiento económico,
sino que son las políticas destinadas a combatirla las que producen recesión,
pues una fuerte caída del gasto público, del cual depende el ingreso de una
parte considerable de la población, desestimula tanto la inversión como la
producción.

202
Para impedir los deslices fiscales no es absolutamente necesario un rígido
régimen cambiario, porque no es el déficit fiscal el único culpable de la
inflación. Si el Banco Central cumpliera cabalme nte con sus funciones podría
actuar eficientemente sobre la oferta monetaria. Recientemente ha dejado de
hacerlo por la pérdida de autonomía que la infligido tanto el Poder Legislativo,
creando leyes que inciden sobre las reservas internacionales y las utilidades
cambiarias, como el Ejecutivo que presiona sobre su independencia al estimular
coactivamente la temprana jubilación de funcionarios que ejercen sensibles
funciones y designando personal ejecutivo improvisado y muy poco
experimentado.
La caja de conversión a corto plazo origina recesión, no esta en
capacidad de imponer disciplina fiscal y el control de la inflación es
impredecible.
Banco Central y caja de conversión no pueden funcionar como entes
complementarios, sus actuaciones no pueden se coincidentes y si en el peor de
los casos llegaran a coexistir, la confusión en el campo monetario y cambiario
sería un revés innecesario.
El dólar como divisa de reserva debe ser cuidadosamente estudiado y
analizado.

Julio Márquez Belloube

Si se admite que la inflación en Venezuela es causada fundamentalmente


por el desequilibrio de las cuentas fiscales originado en la monetización del
déficit que aumenta el circulante presionando la demanda, entonces la caja de
conversión parece tener sentido económico para Venezuela. El problema surge

203
cuando el diagnóstico es equivocado, adoptándose un programa heterodoxo de
estabilización, partiendo de supuestos débiles y dogmas irrevocables.
La inflación en Venezuela tiene un particular componente adicional que es
la obligación de PDVSA de venderle al Banco Central las divisas provenientes
del negocio petrolero, aspecto que hoy ha sido modificado al crearse un fondo
que recibirá parte de esas divisas y que será manejado discrecionalmente por
el Poder Ejecutivo.
Con la caja de conversión la oferta monetaria queda ligada a las reservas
internacionales, surgiendo la interrogante acerca de la respuesta del gobierno
ante notables variaciones en el precio del crudo. Y aún cuando más de la mitad
de los ingresos fiscales ya provienen de fuentes diferentes a los hidrocarburos,
la dependencia y la vulnerabilidad de la economía sigue siendo una verdad
irrebatible.
Dado que la economía Venezolana no esta en capacidad de responder
rápida y eficientemente a la demanda impulsada por una oferta monetaria
generada por un superavit en cuenta corriente, el resultado inevitable es el
crecimiento de la inflación. Por el contrario un déficit desaceleraría la actividad
económica obligando a la disminución de la inversión.
Al estar atado el bolívar al dólar, vía caja de conversión, cualquier
paliativo del gobierno sería costoso y poco productivo. De allí que la disciplina
en el manejo de la cuestión monetaria se impone para repeler estos dañinos y
perjudiciales efectos.
Dados los sucesos que recientemente han ocurrido a nivel de la política
monetaria impuesta por el gobierno, luce poco probable la adopción de un
anclaje cambiario como en el fondo es la caja de conversión, ya que la
discrecionalidad del Ejecutivo sería afectada, y el control que ahora ejerce
sobr e el Banco Central se debilitaría.

204
El gobierno esta en la obligación de rechazar la caja de conversión
porque le obligaría a mantener los objetivos de política fiscal lo cual no es del
agrado del gobierno porque le despoja de una influencia que lo fortalece.
Adicionalmente y en el mismo orden de ideas, igualmente la caja limitaría
el monto del gasto público, la solicitud constante de créditos adicionales y la
consecuente emisión de dinero inorgánico, ya que todo ello constituiría una
desviación de los objetivos políticos del gobierno que durante tanto tiempo ha
planificado con cuidadoso detenimiento.
Con respecto a la escogencia de la divisa de reserva, lo recomendable
sería establecer una cesta de monedas que representen a las economías mas
desa rrolladas y consolidadas, ya que se observa que la divisa americana ha
perdido algo del predominio internacional que históricamente ha mostrado.

Oscar García Mendoza

Uno de los males infligidos a la sociedad venezolana en el curso de los


últimos quinquenios ha sido someterla a devaluaciones con fines fiscalistas, que
no son otra cosa que impuestos sin aprobación del poder legislativo. Por
décadas hemos vivido en ambientes de bajas inflaciones, de crecimiento del
PIB y de pocos déficit fiscales. Una de las principales razones fue la Ley del
Banco Central, que era prácticamente una caja de conversión. Era
independiente, tenía representación el sector privado, la emisión de moneda
estaba sometida a una relación fija y para la convertibilidad mantuvo un encaje
legal no inferior al 50 % de sus obligaciones exigibles. Esta Ley rígida funcionó
de manera eficiente como lo comprobaron sus resultados. Con la Ley de
emergencia en 1975 se estatificó el ente emisor, se flexibilizó sus posibilidades

205
de financiamiento al gobierno, incluyendo representantes del Poder Ejecutivo
en su directorio.
La función primordial de un Banco Central es proteger el valor de la
moneda, siendo el interés de los ciudadanos no sufrir ni inflación, ni
devaluación; de ocurrir, el Banco Central estaría incumpliendo los fines para
los cuales fue creado. Al otorgársele flexibilidad y permitirse influencia del
Ejecutivo en su dirección, se facilitan las metas de de los gobiernos, que suelen
diferir de los de la comunidad. Tras estos cambios, los resultados fueron
insatisfactorios. Por ello, en 1990 se intentó restaurarle la autonomía mediante
un proyecto de reforma a la Ley que lo regía. Las circunstancias políticas
derivaron en sentido opuesto, pues finalmente la reforma que hoy está vigente
acabó con la poca autonomía que aún poseía. Durarte la crisis bancaria de
1994 financió a FOGADE y actuó bajo el control de cambio que el gobierno
estableció. Mantener el Banco Central con las características que hoy tiene no
es buena idea. Es necesario recurrir a un sistema más rígido, en el que las
presiones que recibe se reduzcan, de manera que pueda ejercer sus
atribuciones en beneficio de los ciudadanos y aún en contra de los deseos del
Ejecutivo.
Una caja de conversión logra ese objetivo. Limita la posibilidad de
emisión de moneda, pues no permite emitir bolívares si no tiene el suficiente
respaldo de la divisa escogida como moneda de reserva. No se pueden emitir
mas bolívares que dólares haya en reserva. Se le critica a la caja de conversión
dos aspectos: La respuesta que puede darle a los shocks petroleros a los que
estamos sujetos y la eliminación del papel de prestamista de última instancia.
En ese orden de ideas, debería agudizarse la privatización y con los recursos
obtenidos hacer grandes amortizaciones de deuda externa hasta reducirla a un
mínimo tolerante. Así quedarían abundantes recursos para la inversión
productiva y mantenimiento permanente y eficiente a la infraestructura vial. Si

206
cayeran los precios petroleros se tomaría dinero prestado, y cuando se
recupere, se cancelaría, es decir, se utilizarían los mecanismos del mercado de
manera eficiente. Un fondo de estabilización siempre estará sujeto a la
tentación del gasto. En cuanto a ser prestamista de última instancia, debe
recordarse la crisis de 1994. Habían muchos banqueros dispuestos a ayudar al
banco Latino, pero cuando en los días subsiguientes se analizó su cartera de
crédito se encontró que no habían préstamos, que era una inmensa auto cartera
que no valía nada y por lo tanto nadie colaboró. Si no hubiera existido el
mecanismo de FOGADE, las pérdidas de los depositantes hubieran sido
mayores.
Para el éxito de una caja de conversión es necesaria una disciplina fiscal
férrea y una muy buena administración pública. El dólar es un respaldo
adec uado.
José Grasso Vecchio

El debate alrededor de la implantación de la caja de conversión giró en


torno a la premisa de proveer a la nación de una mayor fortaleza en su signo
monetario. Se trató de una propuesta sincera impulsada por la intención de
avanzar hacia un escenario económico que pueda asegurar una mayor calidad
de vida y un entorno económico mucho más estable y propicio para el
desarrollo del país.
El fin básico de la caja es dotar a la nación de una moneda fuerte y
estable, lo cual es condición necesaria para avanzar hacia una economía sólida
y sana. En la mayoría de los países se ha manejado el esquema de manejar a
sus bancos centrales, optándose por la necesidad de fortalecer su autonomía
para la definición y aplicación de las políticas monetarias y cambiarias que sean
necesarias para alcanzar una verdadera consistencia, traducible en estabilidad y
desarrollo económico. La caja puede ser efectiva a fin de solucionar el

207
problema del circulante presente en el sistema monetario y sería eficiente en la
corrección de alguno de los factores que está signando la debilidad de la
economía. Así mismo, evitaría incrementar a discrecionalidad de los gobiernos
la cantidad de dinero circulante en el sistema, la cual solo podría ser el
equivalente al monto de las reservas que la respaldaría. Además, significa la
instrumentación de un paliativo autárquico a un problema económico integral,
cuando el avance hacia una recuperación solo es posible mediante la definición
y aplicación de políticas integrales, siendo la piedra angular un Banco Central
independiente y autónomo.
La ventaja de la caja es la de exigir reservas del 100 %, total
convertibilidad, política monetaria ajustada a reglas, transparencia,
credibilidad, no financiar al gobierno y poco personal. Habría que asegurarse si
sería mejor contar con una especie de Reserva Federal. No obstante, el
problema es dotar de autonomía al Banco Central para que conduzca la política
monetaria que demanda el país, sin la influencia de la coyuntura socio política
del momento. Hay que lograr estabilidad macroeconómica, eliminar la
volatilidad y depender progresivamente menos del petróleo, para que la
economía funcione con un tipo de cambio real, tasas de interés positivas y
mayor regulación y supervisión del sistema financiero. La inflación es el
enemigo a vencer. Cuando sea de un dígito bajo, el salario real rendiría y
bajarían las demandas para aumentos periódicos de remuneraciones. No
existen soluciones inmediatas. El potencial del país es inmenso, la situación es
gerenciable. La lucha contra la inflación debe basarse en controlar el exceso de
liquidez, requiriéndose de austeridad y disciplina fiscal, fortalecer el sistema
financiero, darle mayor apertura y modernización a la economía, profundizar
las privatizacio nes, establecer un eficiente, moderno y sustentable sistema de
seguridad social, lograr las condiciones para desarrollar un mercado financiero
y de capitales a mediano y largo plazo y contar con un régimen de alto

208
contenido de seguridad jurídica que permita mantener bajos costos
transaccionales.
Al lograr una clara coordinación de la política monetaria, cambiaria y
fiscal, no se requiere una caja de conversión; solo puede ser recomendable
cuando los países son incapaces de mantener la independencia entre el
Ejecutivo y el Banco Central.
La caja no soluciona todos los males de la economía de un país, y en
Venezuela existen serias limitaciones para pensar que sobrevendría
prontamente el éxito. Siendo el dólar la moneda de referencia y aceptación
universal, es la indicada para servir de reserva. Es imperativo tener presente la
experiencia de Argentina que no concluyó felizmente.

209
Martín Kaufman

La fortaleza más evidente del esquema de convertibilidad es el éxito en el


control de la inflación. Logrados los equilibrios monetarios, se identifican sus
vertientes en el ámbito de la oferta y la demanda. La indexación surge como
una perniciosa tentación cuando la inflación se convierte en inercial. La clave
del éxito es revertir ese proceso.
Aplicar un esquema tan rígido en Venezuela supondría sacrificios que no
se ameritan. El que la caja fuera la única alternativa viable para la economía
Argentina no significa que sea un sistema monetario cómodo para los
gobiernos. La caja no es mágica, y si produjo resultados fue porque Argentina
era vista como una economía de libre mercado. Tras la aplicación de la Ley de
convertibilidad, la inflación se ubicó en una de las más bajas del mundo. El plan
dejó importantes lecciones acerca de la utilidad de un sistema de caja de
conversión para controlar hiperinflaciones. Las reformas monetarias en
Argentina fueron acompañadas de cambios en el ámbito fiscal. La recaudación
fiscal mejoró y disminuyó el gasto público. Las transformaciones estructurales
se hicieron: privatización de gran parte de las empresas públicas, desregulación
de amplios sectores de la economía y apertura comercial. Las políticas de
mediano y largo plazo son fundamentales si se aspira a definir un rumbo
económico. Ningún plan de estabilización en los países que vivieron los
procesos de inflación crónica logró detener el alza de los precios tan
rápidamente, en un período tan corto y en forma tan sostenida. El plan de
convertibilidad permitió un crecimiento del PIB del 7 % promedio entre 1991
1994. La privatización en ese período aportó $1.100 millones y una amplia
moratoria impositiva le permitió al gobierno asegurarse por un monto similar,
siempre y cuando los que se presentaron a pagar cumplieran con sus
obligaciones. A su vez, un grupo de bancos le garantizó al gobierno un crédito

210
por una suma equivalente a la descontada por la moratoria. Todo ello sumado a
las colocaciones de distintos bonos en el mercado de crédito internacional,
dieron el oxígeno suficiente para afrontar el pago de $ 2.200 millones en
amortizacione s de la deuda pública. Con esta estrategia Argentina cumplió con
el compromiso de acotar el déficit presupuestario a los $ 2.400 millones
pactados con el FMI. Esa meta fue mucho menos exigente que la acordada
inicialmente.
Argentina es una economía muy sensible a las externalidades. Recuérdese
que la crisis empezó con el efecto tequila, lo que significó un fuerte shock
externo y un serio desafío para el plan de convertibilidad. Sin embargo, el
sector externo no fue el verdadero problema. La crisis financiera fue lo mas
problemático. Los bancos argentinos perdieron 18 % de sus depósitos,
aproximadamente $ 8.000 millones en los primeros cuatro meses de 1995. En
la crisis iniciada en Estados Unidos en 1929, los depósitos cayeron 30 % a lo
largo de de cuatro años. El impacto en el sistema financiero Argentino fue
mucho mayor que en el país norteño. Eso significó una prueba para el sistema
financiero de la que salió airoso con el buen manejo de las reservas internas y
la ayuda financiera externa. La crisis bancaria fue superada. Dos tercios de los
bancos argentinos recuperaron los depósitos fugados y se neutralizaron las
causas del efecto tequila.
Si Venezuela desea volver al esquema de un tipo de cambio flexible
requiere de equilibrio fiscal. El elemento adicional es la confianza que debe
inspirar el gobierno. Se observa que la gente tiene un patrón dólar respecto de
la moneda muy internalizado. Convencer a la gente de otro valor referencial del
signo monetario resulta muy costoso.
Ha de tenerse siempre presente que los esquemas monetarios no son
homologables.

211
Opinión del Autor Sobre el Tema Tratado

A objeto de expresar una clara opinión al respecto, se procede a efectuar


una necesaria introducción sobre la elección de un régimen cambiario, sus
características, sus efectos y consecuencias.
Desde los inicios de la década de 1980 en el mundo desarrollado, y a
finales del mismo período en América Latina, el clima de ideas empezó a
evolucionar hacia una mayor ponderación de la estabilidad de precios frente a
otros objetivos desarrollistas y la rigidez cambiaria empezó a ser reivindicada
como una herramienta eficaz para imponer la disciplina financiera.
Adicionalmente, los análisis teóricos se fueron centrando progresivamente en
consideraciones de economía política, utilizando para ello los aspectos
conceptuales de la teoría positiva de la inflación. El nuevo acercamiento al
tema de la selección de régimen cambiario se hace ahora desde la perspectiva
de los costos y beneficios que la sociedad percibe en función de lo s objetivos
de empleo y de estabilidad de los precios.
A diferencia de los planteamientos clásicos que establecen normativas
sobre el régimen cambiario mas conveniente en función de las características
estructurales de la economía y de los tipos de perturbaciones a las que se ve
sometida, hoy es pertinente enfocar los regímenes cambiarios en función del
desempeño de los agentes económicos con expectativas racionales.
Los enfoques convencionales sobre elección de régimen cambiario
adolecen de deficiencias que lo hacen poco útil a la hora de explicar lo que
realmente ha sucedido en la realidad. Una de ellas es la ausencia de la variable
tiempo en el análisis. En los países en vías de desarrollo no se contempla con

212
profundidad la evolución de las estructuras económicas. La elección del
régimen cambiario, por lo tanto, no puede ser vista como solución única y
definitiva. Las características de la economía varían y así debe variar también
la definición del régimen cambiario óptimo. Otra deficiencia consiste en no
valorar la evolución de las preferencias de política de las autoridades
económicas.
Para la elección de régimen es importante determinar los objetivos de la
política económica ya que la decisión será muy distinta dependiendo del rol
que se le asigne al tipo de cambio; ya sea estabilizar el nivel de empleo o el
nivel de precios. Es necesario crear modelos explicativos sobre la elección de
un régimen cambiario, basados en las preferencias de las autoridades y en el
costo político- económico del incumplimiento de los objetivos, uno de ellos es,
por ejemplo, el gasto público que refleja la inclinación de la autoridad en
materia de inflación. Otro es la estimación del nivel general de precios, ya que
habrá que decidir entre recaudación de ingresos y estabilidad del tipo de
cambio. En períodos de normalidad fiscal, renunciar a nuevos ingresos a favor
de la estabilidad cambiaria resulta costoso. Pero cuando se producen
incrementos repentinos de las necesidades de gasto o aumentos en el costo de
usar fuentes alternativas de recaudación fiscal, puede surgir el imperativo de
abandonar o modificar el régimen de cambio elegido.
Tanto la adopción de un régimen de cambio fijo como la de un régimen
flexible tienen riesgo de fracasar. En el caso de un tipo de cambio fijo, el
fracaso consiste en la incapacidad de sostenerlo, y el abandono del
compromiso puede interpretarse como una equivocación de la autoridad
económica, especialmente si se trata de una devaluación. Todo ello tiene un
elevado costo político cuando la opin ión pública asocie devaluación de la
moneda con debilitamiento económico frente a terceros países lo cual conlleva
cierto desprestigio internacional. Alejarse de un tipo de cambio fijo ocurre tras

213
fases de tensión y turbulencia en los mercados financieros, generando
inestabilidad económica. Cuando finalmente se produce la realineación de la
tasa de cambio, el ajuste es de considerable magnitud para compensar el
tiempo perdido y el daño causado.
La adopción de un régimen de cambio flexible conlleva también riesgos
políticos. Permitir que el tipo de cambio asuma el peso de las perturbaciones y
de las expectativas cambiantes puede conducir a inestabilidad en el mercado
cambiario, la cual termina fluyendo al resto de los mercados. En economías
propensas a la vo latilidad, el mercado puede llegar a desestabilizarse hasta el
punto de que las autoridades económicas sean incapaces de moderar las
fluctuaciones erráticas del tipo de cambio. Adicionalmente, el cambio flexible
puede ubicarse en niveles muy alejados del tipo de cambio objetivo, es decir,
aquel que sea congruente con la posición de competitividad del país.
Desalineaciones persistentes del tipo de cambio traen como consecuencia
pérdida de empleos y destrucción de capacidades productivas. Por último, la
flexibilidad cambiaria elimina el impedimento que obliga a los diseñadores de
política a cultivar la disciplina financiera. La consecuencia puede ser pérdida
de credibilidad de la política monetaria y brotes inflacionarios. Considerando
que la autoridad económica busca minimizar el costo relativo de cualquier
decisión, la elección del régimen cambiario ha de hacerse en función de la
comparación de costos esperados entre adoptar un régimen fijo o uno flexible.
Un régimen de cambio fijo es percibido con un doble costo. Uno es
político, derivado de la necesidad de abandonar el régimen cuando la tasa fija
sea insostenible. El otro es de carácter económico, producto de la
desalineación del tipo de cambio fijo respecto al tipo de cambio objetivo.
En un régimen de cambio flexible se encuentra también presente el costo
de desalineación respecto al objetivo; además existe el costo potencial de
inestabilidad del mercado cambiario.

214
Los gobiernos suelen guiarse por una doble regla: Eligen un régimen de
cambio flexible si el costo percibido de un régimen fijo es igual o mayor que el
de un régimen flexible. O eligen un cambio fijo si el costo percibido de un
régimen flexible es mayor que el de un régimen fijo.
Si las autoridades perciben bajo costo político en caso de abandono del
tipo de cambio fijo, bajo costo económico en caso de desviación del tipo de
cambio respecto al objetivo y escasa capacidad para gerenciar un mercado
cambiario fluctuante, la decisión más probable será a favor de un régimen fijo.
Pero si las autoridades perciben altos costos políticos derivados de
realineaciones bruscas del tipo de cambio, alta probabilidad de que el tipo de
cambio fijo se desvíe del objetivo y suficiente capacidad para manejar las
fluctuaciones del tipo de cambio, entonces ha de esperarse la adopción de un
régimen flexible.
Existen varios factores que afectan a los diversos tipos de costos.
Respecto a la desalineación del tip o de cambio, los factores
determinantes son: el tamaño del déficit interno, la fortaleza del crecimiento
económico, la magnitud del diferencial de inflación interna/externa, las
modificaciones en el tipo de cambio real de equilibrio y las perturbaciones que
afectan los términos de intercambio.
Históricamente se ha observado que la elección de un régimen fijo es más
probable en países pequeños, poco abiertos y con saldos positivos en sus
cuentas externas. Algunos países con elevada inflación, acostumbran a recurrir
a esquemas de rigidez cambiaria como un mecanismo para reforzar la
credibilidad de los programas de estabilización, mientras que países con baja
inflación suelen adoptar regímenes flexibles. La estabilidad política ha
demostrado ser determinante para la elección de un régimen cambiario porque
de ella depende el costo político del abandono de régimen fijo. Gobiernos
fuertes son proclives a adoptar un régimen fijo, porque se sienten en mejor

215
posición para enfrentar el costo político de una posible crisis cambiaria,
mientras que gobiernos inestables prefieren adoptar esquemas flexibles, ya que
tienden a aplicar oportunos de decisión, lo cual compensa el costo político de
devaluar.
En lo que se refiere a la capacidad para mantener una paridad fija, cuanto
mas baja es esa capacidad, mayor es la probabilidad de que se adopte un
régimen flexible. Esta capacidad suele asociarse al grado de inercia
inflacionaria, el crecimiento del crédito doméstico, el nivel de reservas
internacionales y la habilidad para imponer controles de capital. Los países
desarrollados están en mejores condiciones para adoptar regímenes flexibles de
cambio.
En Venezuela los principales canales de transmisión de problemas
económicos son la inflación y el desempleo, que pueden traducirse en sus
equivalentes de devaluación y de pérdida de competitividad. Una inflación
persistentemente más alta que la de los socios comerciales sin un mejoramiento
compensatorio de la productividad concluye en devaluación, incidiendo en el
nivel de precios interno. La gravedad del problema proviene del hecho de que
existe una contradicción, ya que una ganancia de competitividad, vía
devaluación, implica un mayor costo en términos de inflación. A su vez, una
reducción de la inflación conduce a la apreciación del tipo de cambio, con
pérdida de competitividad.
Ahora bien, abordando el mecanismo cambiario objeto del estudio, la
caja de conversión, que tiene por objetivo central eliminar la discrecionalidad
que posee el Estado para incrementar la masa monetaria, es fundamental
desactivar la facultad que es utilizada por los gobiernos para crear efectos
económicos breves mediante la utilización de créditos adicionales en el marco
de intereses políticos determinados. Por tratarse de un sistema de regulación
monetaria que condiciona de manera automática la cantidad de dinero al nivel

216
real de reservas internacionales, el propósito de esta regulación se justifica por
los beneficios que pueden obtenerse a partir de esa norma. El primero es la
estabilidad monetaria ya que existen evidencias de la relación entre el
crecimiento de la masa monetaria y el nivel general de precios. A medida que
crece la cantidad de dinero en la economía también crece la inflación, excepto
que también aumente en la misma o mayor proporción la oferta de bienes y
servicios. El crecimiento de la liquidez con frecuencia es impulsado por la
discrecio nalidad del Estado. Las amplias variaciones en los distintos tipos de
dinero que existen en la economía producen expectativas en los agentes
económicos sobre la evolución futura de los precios, ya que se percibe el
crecimiento en la cantidad de dinero y sobre estas bases estiman los precios
futuros, tomando decisiones en el presente, anticipando de esta forma el
crecimiento de los precios.
El segundo beneficio es consecuencia del primero. Si hay estabilidad
monetaria, habrá estabilidad en los precios, admitiendo que la inflación es
considerada generalmente como un fenómeno monetario. De allí que una vez
estabilizados los precios el dinero recupera la importante función de ser
reserva de valor. Con precios estables es posible la transmisión de
información. Ambas funciones son esenciales para el desempeño eficiente de la
economía. La primera permite reducir la incertidumbre a través del estímulo al
ahorro y la segunda favorece la planificación de decisiones futuras sobre una
dinámica de precios en clara relación con las fluctuaciones de oferta y
demanda.
También es un importante provecho el crecimiento económico que pueda
impulsarse en un escenario de estabilidad monetaria y de precios. La disciplina
implantada por este mecanismo conduciría progresivamente hacia el auge.
Simultáneamente conviene determinar si nuestra inflación es originada

217
estrictamente por expansión discrecional de masa monetaria y si el crecimiento
puede propiciarse únicamente con estabilidad de precios.
Debe recordarse que Steve Hanke, promine nte propulsor de la caja de
conversión, en una de sus visitas a Venezuela afirmó que solo se requería de
voluntad política para implantar el esquema. En este sentido hay que reflexionar
sobre las implicaciones que tendría la aplicación de este mecanismo en nuestra
realidad, puesto que la eliminación de la discrecionalidad monetaria del Estado
exige una enorme transformación social.
Históricamente, el Estado venezolano se ha construido sobre las bases de
la renta petrolera. Su conformación es la de un Estado amplio en funciones,
cuya esencia es la de haber adoptado un modelo de desempeño y legitimación
que descansa en la transmisión de la renta petrolera a la sociedad en distintas y
desiguales proporciones, siendo el gasto público el mas importante dispositivo
utilizado para esta transmisión. La dimensión de las erogaciones públicas no ha
guardado relación con la producción nacional, pero sí ha permitido la
formación de un ente de inmenso tamaño que se ha prestado para la difusión de
la corrupción. Todo en el contexto histórico de generaciones que no pueden
asociar su nivel de bienestar alcanzado con el fruto de su productividad, sino
por la activa presencia de un Estado protector.
La sociedad venezolana abriga en su seno formas particulares de
comportamiento, producto de transformaciones ejercidas por la acción de un
modelo rentista de desarrollo. Ningún sector de la sociedad ha escapado al
efecto benefactor de una riqueza no trabajada. El Estado se ha manifestado en
numerosos espacios económicos como compensador de costos de empresas
mayoritariamente ineficientes. Ha propiciado un estilo de vida con poco
esfuerzo, el crédito blando, los precios artificiales y la emisión inorgánica de
dinero como estrategia para sostener una accidentada práctica pública. Ante
ese cuadro es de esperar que una disciplina monetaria rígida del tipo caja de

218
conversión provoque la reacción de esa sociedad que desconoce el significado
del la palabra disciplina. Basta que se les diga a los gremios que agrupan a
obreros, empleados, profesionales y demás sectores asalariados, que no es
posible aumentar sus remuneraciones porque una disminución de las reservas
internacionales lo impide, para que surja una situación de inestabilidad social
que obstaculizaría cualq uier intento de crecimiento. Se requiere mucho más
que voluntad política para implantar la tan necesaria disciplina monetaria. Es
imprescindible, a la par del esquema de regulación monetaria, una estrategia
global de transformación de la sociedad.
En cuanto a la validez de la caja para enfrentar exitosamente la inflación,
si bien ejerce un efecto de estabilización en los precios al impedir la emisión
inorgánica de dinero, la experiencia observada en otros países que han
aplicado sistemas similares indica que debe prevalecer una atención simultánea
hacia otros factores subyacentes para combatir con éxito el proceso
inflacionario.
Paralelamente, otro aspecto importante que debe combatir la caja es el
ordenamiento de la economía, lo cual supone la necesidad de alcanzar la tantas
veces mencionada disciplina fiscal, imprimirle calidad al gasto público, acelerar
la privatización, incentivar la presencia de capital foráneo en el sector de los
hidrocarburos y drenar permanentemente los excesos de liquidez en la
economía. Cuando no es posible alcanzar estos objetivos, el esquema no es
sostenible y origina una situación crítica que termina con una cuantiosa pérdida
de reservas y devaluación de la moneda, ya que en presencia de déficit fiscales
recurrentes el nivel del tipo de cambio establecid o por la caja no reduce la
inflación, con lo cual puede deteriorarse la cuenta corriente y producirse salida
de capitales al anticiparse la no sostenibilidad de la política aplicada.
Con el esquema de caja de conversión, en la práctica, el control de la
masa monetaria y de las tasas de interés lo tendrían los exportadores e

219
importadores puesto que son los que afectan el saldo de las cuentas externas
con sus transacciones, pero también el gobierno a través de los incentivos o
barreras a las ventas y compras al exterior. Por lo tanto, el tamaño de nuestra
economía y su tasa de crecimiento, dependerán del grado de competitividad, y
existiendo un claro sesgo importador, tendrán que elevarse los saldos externos
y a la vez reducir una cuota importante de importaciones.
Si se adoptara la caja de conversión como régimen cambiario, el gobierno
podrá decirle a acreedores y subsidiados que el déficit ya no existe porque
desapareció la forma de pagarlo mediante créditos adicionales o la impresión
de billetes sin respaldo. Si no hay un saneamiento previo de la economía,
particularmente en materia de déficit fiscal, institucionalidad, reforma,
reducción del Estado y eliminación de controles y subsidios, sobrevendrá una
situación políticamente inmanejable con altos niveles de desempleo, colapso de
bancos y empresas y deficiente prestación de servicios.
En esta disyuntiva luce necesario reconocer que un asunto son los
modelos económicos y otro su aplicación, o lo que es necesario hacer para
instrumentarlos, dado que el fa ctor político introduce en la economía variables
ajenas y extrañas, no susceptibles de ser controladas.
Finalmente, el verdadero problema quizás no sea la caja de conversión
como instrumento antiinflacionario, de disciplina fiscal y monetaria y
estabilizador del bolívar fortaleciéndolo como medio de pago, acumulador de
riqueza y reserva de valor, sino su aplicación sin generar una crisis de mayores
dimensiones y de consecuencias difíciles de vaticinar.

220
CAPITULO V

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Resume n de la Tendencia de las Opiniones de los Entrevistados

La muestra constituida por veintidós expertos se inclina mayoritariamente


por la no adopción de la caja de conversión como alternativa de política
cambiaria.
El rechazo al mencionado esquema cambiario se centra en numerosos y
variados aspectos, entre ellos la pérdida de instrumentos de política para
responder a shocks que puedan afectar la economía. Desaparecen de la
plataforma de instrumentos disponibles la política monetaria, en términos de
variaciones de la base monetaria, y la política cambiaria en términos de
variaciones del tipo de cambio. El mecanismo de ajustes a shocks se
circunscribe a los movimientos de la oferta de dinero, de las tasas de interés y
de los precios relativos.
Una de las dificultades que ocasiona la caja de conversión es que amplía
el efecto expansivo de los shocks y la política monetaria no puede ser usada
para responder a las necesidades del ciclo coyuntural de la economía. El hecho
de que la política monetaria activa haya causado mas daño que bien, no
invalida la conveniencia de disponer de medios para atenuar las fluctuaciones
del ciclo económico. El único instrumento de política macroeconómica del que
dispondrían las autoridades es la gestión fiscal, de allí su rol crucial en una caja
de conversión.

221
En este respecto surgen dos problemas. En primer lugar la política fiscal
se ve sometida a una carga excesiva, por cuanto se exige de ella flexibilidad
para responder a los desequilibrios que puedan presentarse en otras áreas de
la economía. La gestión fiscal suele estar sujeta a rigideces sociales, políticas y
económicas que no se presentan con otros instrumentos de política. Para
adquirir suficiente flexibilidad se requieren cambios estructurales en las
finanzas públicas que necesitan tiempo y que pueden enfrentar
resistencias, la cuales podrían socavar la credibilidad del sistema.
En segundo lugar, pueden presentarse situaciones en las que un
desbalance fiscal debería ser considerado como una respuesta frente a un
shock inesperado. Aún cuando el gobierno puede recurrir al endeudamiento en
tales ocasiones, si el impacto del shock es de gran magnitud y toda la carga del
ajuste tiene que recaer en el campo fiscal, el monto de este endeudamiento
pudiera ser excesivo y degenerar en el círculo perverso de elevación de la tasa
de interés, excesiva carga por servicio de la deuda y mayor endeudamiento
para saldar la deuda vieja. La disponibilidad de otros instrumentos de
políticas y una moderada inflación temporal, pudieran constituir un marco
más adecuado de política en situaciones adversas.
Los entrevistados estiman que el mecanismo de ajuste automático de una
caja de conversión es capaz de restaurar el equilibrio de la balanza de pagos y
el nivel de actividad económica, lo cual ocurriría después de un proceso de
deflación y desempleo temporal. La recuperación del empleo será posible si el
nivel de precios de los bienes y servicios no transables desciende hasta
alcanzar su nuevo nivel de equilibrio. Para que esta tendencia expansiva tenga
lugar, los factores de producción deben ser suficientemente movibles como
para transferir recursos productivos hacia el sector de bienes transables. No
obstante, las economías no tienen suficiente flexibilidad de precios y salarios,
ni bastante movilidad de factores para efectuar el ajuste.

222
Los expertos consideran que es importante la flexibilidad del sector no
transable ya que si el ajuste se realiza mediante la reducción de volúmenes en
vez de precios, ocurrirá un efecto negativo en el empleo. Los costos
representados por desempleo y recesión se incrementan en economías grandes
y poco abiertas ya que al representar las exportaciones e importaciones una
proporción menor del producto total, las variaciones en los precios relativos
serán mayores en comparación con economías más pequeñas y abiertas, para
generar la misma variación relativa del nivel de absorción interna.
Los méritos del mecanismo automático de ajuste de una caja de
conversión deben evaluarse en comparación con los de un régimen de cambio
flexible, en el que el tipo de cambio nominal se aprecia o deprecia en respuesta
a shocks. En este caso, la sola modificación del tipo de cambio produce el
mismo efecto sobre la estructura de precios relativos que el proceso de
inflación o deflación característico de una caja de conversión. Si la pretensión
es restituir el equilibrio en la cuenta corriente, una depreciación del tipo de
cambio incrementa el precio relativo de todos los bienes y servicios transables,
mejorando la competitividad externa y elevando la producción a través del
efecto sobre las exportaciones y sobre la sustitución de importaciones. Sin
embargo, la restitución del equilibrio externo a través de la devaluación se
obtiene a costa de más inflación.
Resume n los expertos que una de las consecuencias menos deseables de
la caja de conversión es la vulnerabilidad del sistema financiero ante huidas de
depósitos, debido a la ausencia de un prestamista de última instancia ya que la
normativa sobre la emisión monetaria impide prestar auxilio a instituciones
financieras con insuficiencias de liquidez más allá de las reservas
internacionales excedentarias. Esta limitación sumada a la garantía de
convertibilidad induce a la aparición de crisis financieras.

223
Ante la presencia de un shock negativo externo, los agentes económicos
pueden exigir la conversión de sus activos financieros a la divisa de reserva, y
considerando que las reservas internacionales solo cubren el monto de la base
monetaria y que los agregados monetarios más amplios la exceden, puede
presentarse la situación en que el sistema financiero, incluyendo la caja de
conversión, no pueda satisfacer la demanda de conversión de monedas.
Además, como la caja de conversión no admite depósitos de la banca
comercial ni universal, los bancos han de disponer de reservas propias en
divisas o de líneas de crédito con el exterior para responder a la demanda de
sus clientes.
Como estos recursos son escasos en la banca local, para garantizar la
convertibilidad, algunos de ellos tendrían que transformarse en filiales de
bancos extranjeros. En el caso de una caja de conversión en que la banca
comercial mantenga reservas, una vez que éstas hayan sido liberadas, la
restricción de liquidez en divisas se hace igualmente patente. En presencia de
un sistema bimonetaria, que suele existir en regímenes de convertibilidad, la
solución consistiría en recomponer el portafolio dentro del mismo sistema
financiero.
Quienes promueven la caja de conversión argumentan que ante la
ausencia de un prestamista de última instancia, el sistema financiero desarrolla
sus propios mecanismos de protección en forma de mayores reservas líquidas,
fortalecimiento de vínculos externos y esquemas cooperativos de seguro de
depósitos.
Si ante una crisis, las autoridades demuestran la plena resolución de
permitir que los mecanismos de ajuste monetario actúen irrestrictamente, la
credibilidad de la caja de conversión puede detener la crisis financiera en su
fase inicial.

224
Debe tenerse presente la probabilidad que el esquema de caja de
conversión haga especialmente vulnerable al sistema financiero. Sin embargo,
las experiencias internacionales han sido favorables, aún cuando la utilización
de instrumentos de provisión de liquidez por parte de las autoridades no
garantiza absoluta eficiencia.
Un hecho recurrente en la etapa posterior a la implantación de la caja de
conversión es la tendencia a la apreciación real del tipo de cambio. En países
con historia previa de alta inflación, ésta tiene una dinámica propia que no es
posible erradicar rápidamente al implementarse un programa de estabilización.
Ciertamente que un régimen de caja de conversión representa un fuerte
compromiso institucional. La credibilidad asociada con este compromiso puede
constituir el factor decisivo para desmontar en menor tiempo las expectativas
inflacionarias. Sin embargo, persiste el problema de los diferenciales iniciales
de inflación y de la apreciación real del signo monetario..
Según los entrevistados, una solución podría consistir en fijar un tipo de
cambio altamente devaluado al iniciarse la caja de conversión para tener
margen con fines de apreciación, sin sobrepasar el nivel real de equilibrio. Un
problema derivado consiste en que el tipo de cambio subvaluado empieza a
actuar como una guía nominal que ajusta los precios internos a los niveles
internacionales. Esto pareciera demostrar que la planificada sobrevaluación
inicial no soluciona el problema.
El fenómeno de la apreciación real es lo que históricamente avala la
tendencia antiinflacionaria de la caja de conversión. Por eso es necesario
preservar la credibilidad y una flexibilidad cambiaria que corrija las
desviaciones del tipo de cambio respecto de su nivel de equilibrio. Para
compensar el efecto de la apreciación real, al establecerse la caja de
conversión debería anunciarse una depreciación escalonada decreciente

225
durante un tiempo delimitado. La aplicabilidad de este esquema ha de
depender de la credibilidad de las autoridades.
En relación a la disyuntiva de la coexistencia de Banco Central y caja de
conversión o la sola presencia de la caj a, la muestra de expertos concluye que
mejor es dejarle al mercado la emisión monetaria, permitiendo la posibilidad de
que diferentes monedas puedan competir entre sí; este incentivo induciría a que
la oferta monetaria creciera amenazadoramente sin límite.
La teoría económica moderna confirma que el crecimiento no puede
mantenerse sin estabilidad de precios, lo cual exige la búsqueda de arreglos
monetarios que persigan ese objetivo. El papel del dinero en la economía esta
sustentado en la confianza colectiva que se le tiene como medio de pago,
unidad de cuenta y reserva de valor. La existencia de esa confianza permite
que el sistema financiero pueda intermediar entre diferentes agentes
económicos, arbitrando entre distintos plazos de maduración de inversiones y
administrando las diversas clases de riesgos.
El argumento más consistente para el desarrollo de una economía
moderna es mantener una autoridad monetaria con la facultad de velar por la
estabilidad del sistema financiero, actuando como agente proveedor de liquidez
temporal y prestamista de ultima instancia ante situaciones extremas. La
ausencia de un Banco Central es un síntoma de debilidad institucional en las
actuales circunstancias. Reconocer la importancia de las reglas, la necesidad de
una conducta activa y el papel en la estabilidad del sistema financiero pone en
evidencia la complejidad de un Banco Central. A diferencia de la caja de
conversión, un Banco Central puede respaldar la ba se monetaria con activos
internos, como son los préstamos al sector público o a la banca comercial,
teniendo la potestad de modificar la base monetaria mediante compras de
títulos de deuda pública o asistiendo financieramente a bancos con dificultades
transitorias de liquidez.

226
Un aspecto importante lo constituye el crédito bancario bajo régimen de
caja de conversión, ya que la banca comercial no tiene facultad para crear
dinero, aunque puede conceder crédito mediante la utilización de los ahorros
depositados por el público, quedando determinado el límite de la oferta de
crédito por la disponibilidad de ahorros. En la economía del mundo
contemporáneo, la rígida limitación del crédito en función del ahorro tendría la
ventaja de que la tasa real de interés se ajustaría a la tasa nominal, así las
funciones de ahorro e inversión se corresponderían con el comportamiento real
de la economía, estimulándose la producción y posibilitándose una lenta
disminución de las tasa de interés.
Para que la economía venezolana pudiera crecer aceleradamente hay que
conquistar los mercados internacionales mediante el crecimiento de las
exportaciones no tradicionales, siendo indispensable que prevalezca un tipo de
cambio real competitivo, de esta manera la inflación se reduciría con menor
rapidez, pero de manera más segura y permanente. Un tipo de cambio fijo, con
caja de conversión o control de cambio, produce una tendencia a la
sobrevaluación que se opone al desarrollo del sector exportador. Si la inflación
interna no se ajusta rápidamente a la internacional, se produce una apreciación
real del tipo de cambio. Sin embargo, a mediano plazo la sobrevaluación
deteriora la cuenta corriente de la balanza de pagos, por el encarecimiento de
la producción nacional y el abaratamiento de bienes y servicios foráneos.
Si llegara a plantearse de nuevo la implantación de la caja de conversión
en Venezuela, no puede omitirse el tema de una eventual crisis financiera. El
proceso de ajuste en una economía con caja de conversión se asimila a pautas
antiguas y superadas, donde el carácter de la oferta monetaria implicaba que
frente a un balance adverso en el sector externo, el ajuste de la economía
conduciría a la deflación. Este proceso tiene consecuencias relevantes para el
sistema financiero pues en el pasado se suscitó el “Efecto deflación de la

227
deuda” que elevó el valor real de las acreencias, generando la insolvencia de
los deudores y afectando el flujo de crédito disponible.
Para la muestra de entrevistados constituida por veintid ós expertos la
lección es clara y categórica. No hay nada peor para un sistema financiero,
cuya cartera de valores está formada mayoritariamente por títulos del estado
que incurre frecuentemente en déficit fiscal, que un mecanismo monetario rígido
y automático, como es la caja de conversión.

228
BIBLIOGRAFÍA

Ander Egg, A. (1987). Técnicas de investigación social. (8ª ed.). Buenos


Aires: Editorial Humanitas.

Arellano, R. (1993). Incertidumbre cambiaria y desarrollo económico.


(1ª ed.). México: Centro de Estudios Monetarios.

Baptista, A. (1997). Teoría económica del capitalismo rentístico. (2ª ed.).


Caracas: IESA.

Barrera, J., (2000). Metodología de la investigación holística. (3ª


ed.). Caracas: Fundación Sypal.

Bird, G. (1979) The choice of exchange rate regime in developing


countries . University of Chicago Press. Chicago.

Bordon y Kidland (1992). The gold standard. Working papers # 9205.


Cleveland. Federal Reserve Bank of Cleveland

Castañeda, J. Métodos de Investigación II , Ed. Mc Graw- Hill , México


2001

Cavallo, D. (1996). Inflación y desinflación en Argentina. Ponencia.


Seminario Experiencias inflacionarias. Caracas: Publicaciones Banco
Central de Venezuela.

Codeiro, J. L. (1998, Mayo 15). Dolorizar para prevenir el caos. Diario


El Universal, p. 2- 6. Caracas.

Faría, H. (1998, Diciembre 12). El Universal. p. 12. Caracas.

Filardo, L. (1997, Febrero 8). Estabilidad monetaria. Diario Economía


Hoy. p.17. Caracas.

Fleleke, N. S. (1992). The quest for sound money. New England: Economic.
Noviembre. Boston.

229
Folcini, E. (1997, Junio 26). El Universal. p. 2- 1. Caracas.

Fontiveros, D. (1995, Marzo). Guía Financiera Gerente. p. 62. Caracas.

Friedman, M. (1971). Defensa de los tipos de cambio flexibles.


Madrid: Ed. Gredos.

García, G. (1999). Caja de conversión y reglas. Caracas: Ed. IESA.

Gómez, E. (1995). Revista Semanal Especializada “Dinero”. Marzo, p.


39. Caracas.

Granier, C. (1998, Junio 18). El Universal. p. 2 - 4. Caracas.

Grilli, V. y Kaminsky, G. (1991). N ominal exchange rates regimes and the


real exchange rate. Bostón: Journal of monetary economics Nº 27.

Grossman y Van Huyck (1988). Buenos Aires. Sovercing debt. American


Economic review, vol. 78.

Guarnieri, R. (1998). Sontenibilidad de la política cambiaria. Caracas:


Publicaciones Banco Central de Venezuela.

Guerra, J. y Sáez, F. (1997). Experiencia cambiaria reciente en


Venezuela. Caracas: Fondo Latinoamericano de Reservas.

Guerrero, A. (1995, Marzo 15). Revista Semanal Especializada “Dinero” .


p. 32 . Caracas.

Hanke, S. y Schuler, K. (1993). El sistema de Caja de Conversión: Hacia


una auténtica reforma monetaria. Lima: Citel.

Hanke, S. y Schuler, K. (1995). ¿Banco Central o Caja de Conversión?.


Fundación República Buenos Aires.

Hayek, F. (1978). D esnacionalisation of money. (2a ed). Londres: Ed


IMF.

Hernández S., R. y otros. (1991), Metodología de la investigación. (3ª


ed.). México: Editorial Mc Graw.

Hevia, A., D. (2002). Reflexiones metodológicas y epistemológicas (1ª


ed.). Caracas: Editorial Tropykos.

230
Kerlinger, F. (1989). Investigación del comportamiento. (2ª ed.). México:
Editorial Interamericana.

Le Fort, G. (1992, Noviembre 16 y 17). Política monetaria y cambiaria.


Ponencia Seminarios Experiencias Inflacionarias. Caracas.

Maza Z., D., (1999, Junio 2) La Caja de Conversión, mecanismo


antiinflacionario monetarista. El Nacional. p. 1- 4, 02/06/99 Caracas.

Mc Callum, B. (1979). Are bond finnanced deficits inflationary. Madrid:


Journal of Political Economy.

Mendez, R. (1998, Junio 5). El tipo de cambio. Diario Economía Hoy .


p. 9. Caracas.

Nóbrega, T. y Ortega, G. (1994). Reglas y discrecionalidad. Lineamientos


para la política monetaria. Caracas: UCAB. Ed. Texto.

Ortega, G., (1994, Noviembre 5). El colapso del régimen camb iario. El
Universal. p. 2,6. Caracas.

Palma, P. (1998, Enero 19). El Universal. p. 21. Caracas.

Palma, P. (1998, Julio 9). Combate contra la inflación. El Universal. p. 2- 5.


Caracas.

Purroy, M. (1998). Inflación y régimen cambiario. (1ª ed.). Caracas:


Departamento de publicaciones Banco Central de Venezuela.

Quirk, P., (1989) Issues of openness and flexibility for foreing


exchange s ystem (1ª ed.) IMF working paper. Wp/89/3, Jan.

Rangel, D. (1971). La Oligarquía del Dinero . (2ª Ed.). Valencia: Vadell


Hermanos Editores.

Rodner, J.O. (1998, Septiembre 3). Desventajas de la política de cambio


fijo. El Universal. p. 2,6. Caracas.

Sánchez, E. (1998, Junio 27). El Universal. p. 2- 6. Caracas.

Schuller, K. (1992). Currency boards. Tesis Doctoral Inédita George


Mason University. Maryland.

Sierra B., R. (1994). Tesis Doctorales. (3ª ed.) Madrid: Editorial Paraninfo.

231
Sucre, A. (1998, Marzo 2). Alto Costo contra la inflación. El Universal. p.
2- 5. Caracas.

Universidad Santa María. Decanato de post grado y extensión.


(2000). Normas para la elaboración de trabajo de grado . Caracas.

Uslar G., J. (1995, Agosto 5). Un Sistema contra la inflación. Diario


Economía Hoy . p. 9. Caracas.

Vásquez, F. (1995). El tipo de cambio y expectativas . Ponencia Jornadas


Financieras. Caracas: Publicaciones Banco Central de Venezuela.

Vivancos, F. (1999, Septiembre, 15). Apreciación cambiaria y tipo de


cambio esperado. El Universal . p. 2-6. Caracas.

Zambrano, S., L. (1995, Julio). Estudio s Cambiarios. Revista Dinero. p. 18.


Caracas.

232
ANEXOS

233
ANEXO A
Como Opera una Caja de Conversión
Resultado de la Balanza de Pagos

1) Disminuye la demanda de 1)Crece la demanda de productos


productos importados o crece la importados o disminuye la demanda
demanda por exportaciones del país. por exportaciones del país
Aumenta la oferta monetaria. Disminuye la oferta monetaria
2) Superávit en la balanza de pagos. 2) Déficit en la balanza de pagos.
3) Se incrementa las reservas 3) Disminuyen las reservas bancarias.
bancarias.
4) Se incrementan los préstamos 4) Baja el volumen de préstamos de
bancarios. los bancos comerciales.
5) Bajan las tasas de interés. 5) Suben las tasas de interés.
6) Sube el ingreso. 6) Disminuye el ingreso.
7) Sube la demanda de bienes y 7) Disminuye la demanda de bienes y
dine ro. dinero.
8) Aumento en el nivel general de 8) Disminución en el nivel general de
precios. precios.
9) Crece la demanda de bienes del 9) Disminuye la demanda de bienes
exterior o disminuye la demanda de del exterior o aumenta la demanda de
bienes producidos en el país. bienes producidos en el país.

Fuente : Steve Hanke y Kurt Schuler (1994)

234
ANEXO B
Algunos Episodios de Aplicación del Sistema de Caja de Conversión

DIVISA DE
PERIODO PAÍS O REGIÓN
RESERVA
1849–1967 Mauricio Libra esterlina
1850–6 Nueva Zelanda Libra esterlina
1884–1950 Ceilan (Sri Lanka) Rupia
1897–1966 Kenya Libra esterlina
1899–1942. 1946 –73 Singapur Libra esterlina
1899–presente Islas Malvinas Libra esterlina
1902–14, 1927–9 Argentina Libra esterlina
1903–18, 192342, 1945–8 Filipinas Dólar
1904–31 Panamá Dólar
1915–presente Bermuda Dólar
1916–74 Bahamas Dólar
1919–66 Uganda Libra esterlina
1927–presente Gibraltar Libra esterlina
1928–43 Irlanda Libra esterlina
1928–64 Chipre Libra esterlina
1931–49 Iraq Libra esterlina
1933–61 Jamaica Libra esterlina
1933–61, 1972–presente Islas Caimán Dólar
1935–41, 1945–74, 1983 Hong Kong Dólar
presente
1935–64 Trinidad y Tobago Libra esterlina
1937–65 Guyana Libra esterlina
1937–73 Barbados Libra esterlina
1949–65 Malta Libra esterlina
1950–6 Libia Libra esterlina
1961–9 Kuwait Libra esterlina
Fuente : Steve Hanke y Kurt Schuler (1994)

235
236
ANEXO C
Comparaciones e ntre el Banco Central y Caja de Conversión en Países
en Desarrollo

Criterio de Comparación Banco Central Caja de Conversión


Tasa de cambio Flotante o atada Fija
Respaldo monetario Variable Ciento por ciento
Convertibilidad Limitada Total
Política monetaria Discrecional Reglamentada
Auxilios financieros Si No
Regulación de la banca Si No
Visibilidad Opaca Transparente
Presión política Politizado Independiente
Credibilidad Baja Alta
Ingresos Intereses e inflación Intereses solamente
Generación de inflación Si No
Financiamiento del gobierno Si No
Condiciona reforma monetaria Si No
Velocidad de reforma monetaria Lenta Rápida
Tamaño (personal requerido) Grande Pequeño
Fuente : Steve Hanke y Kurt Schuler (1994)

237
ANEXO D
Características de una Caja de Conversión y Un Banco Central en
Países en Desarrollo

Caja de Conversión Banco Central


Por lo general solo suministra Suministra billetes, monedas y
billetes y monedas depósitos
Tipo de cambio fijo con la moneda Tipo de cambio vinculado o flotante
de reserva
Reservas internacionales de 100% Reservas internacionales variables
de los pasivos emitidos
Convertibilidad total Convertibilidad limitada
Política monetaria sujeta a reglas Política monetaria discrecional
No es prestamista de última Prestamista última instancia
instancia
No regula bancos comerciales Suele regular bancos comerciales
Transparente Opaco
Protegida de presiones políticas Politizado
Alta credibilidad Baja credibilidad
Gana monedaje solo de intereses Gana monedaje de intereses e
inflación
No puede crear inflación Puede crear inflación
No puede financiar gastos Puede financiar gastos
gubernamentales gubernamentales
No requiere de “condiciones Requiere de “condiciones previas”
previas” para la reforma monetaria para la reforma monetaria
Reforma monetaria rápida Reforma mo netaria lenta
Poco personal Personal abundante
Limitaciones presupuestarias Limitaciones presupuestarias ligeras
fuertes
Pequeños choques económicos Grandes choques económicos
No crea problemas de balanza de Crea problemas de balanza de pagos
pagos
Sistema financiero liberal Represión financiera
Baja inflación Alta inflación
Bajas tasas de interés Altas tasas de interés
Fuente : Steve Hanke y Kurt Schuler (1994)

238
ANEXO E
Cálculo para Determinar la Muestra Cuando el Tamaño Exacto de la
Población se Desconoce

Z2 .p.q
M=
e2
donde:

M : Tamaño de la muestra.
Z ²: Nivel de confianza (escogido por el investigador).
e² : Error de estimación o error de muestreo (normalmente oscila entre 5% y 10% ).
p: Probabilidad a favor.
q: Probabilidad en contra.

y : Z = 1.4 ; e = 10; p = 20% ; q = 80%

Aplicando la fórmula : M = 1.4 (20) (80) = 2.240 = 22


(10)² 100

El tamaño de la muestra es veintidós (cantidad de expertos entrevistados).


(Fórmula para calcular el tamaño de la muestra cuando el tamaño exacto de la población se
desconoce)

Fuente : Castañeda, 2001. Cálculos propios.

239
ANEXO F
Guía de Entrevista
(Formulario Normalizado de Preguntas)

1- ¿Está usted de acuerdo con la adopción de la caja de conversión


como alternativa de política cambiaria?

2- ¿Existen limitaciones en la economía venezolana para adoptar la caja


de conversión?

3- ¿Son las reservas internacionales denominadas en dólares el único


respaldo de la circulación monetaria interna (Bs.)?

4- ¿Ocurrirían efectos favorables en la economía venezolana con la


adopción de la caja de conversión?

5- ¿Son homologables las experiencias internacionales de Caja de


Conversión a la economía venezolana?

6- ¿Es posible la coexistencia de la caja de conversión y Banco


Central?

Fuente : Masini, 2004

240
ANEXO G
Identificación de los 22 Entrevistados que Forman la Muestra

1. Tobías Nóbrega
2. Miguel Rodríguez
3. Maxim Ross
4. Guillermo Ortega
5. Raúl Sosa Rodríguez
6. Gustavo García
7. Francisco Vivancos
8. Antonio Francés
9. Humberto García L
10. Luis Mata Mollejas
11. Rafael Mc. Quhae
12. Salvador Luca
13. Vladimir Chelminski
14. Alejandro Sucre
15. Roberto Ball Z.
16. Juan Pablo Pérez Castillo
17. Rafael Muñoz J.
18. Alfredo Salazar
19. Julio Márquez Bellouve
20. Oscar García M.
21. José Grasso Vecchio
22. Martín Kaufman

241
Fuente: Masini, 2004

242
ANEXO H
Registro del Instrumento en Hoja Tabular

Item 1 Item 2 Item 3 Item 4 Item 5 Item 6


Cod. 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5
01 X X X X X X
02 X X X X X X
03 X X X X X X
04 X X X X X X
05 X X X X X X
06 X X X X X X
07 X X X X X X
08 X X X X X X
09 X X X X X X
10 X X X X X X
11 X X X X X X
12 X X X X X X
13 X X X X X X
14 X X X X X X
15 X X X X X X
16 X X X X X X
17 X X X X X X
18 X X X X X X
19 X X X X X X
20 X X X X X X
21 X X X X X X
22 X X X X X X
Sub-Tot 6 5 3 6 2 3 3 5 6 5 6 4 5 5 2 8 5 1 4 4 8 5 1 4 4 5 8 3 3 3
Tot. 22 22 22 22 22 22

243
Fuente: Masini, 2004.

244
ANEXO I
Presentación de Resultados del Instrumento

Ítem
1 2 3 4 5 6

F % F % F % F % F % F %
Escala

1 6 27 3 14 6 27 8 36 8 36 5 23

2 5 23 3 14 4 18 1 5 5 23 8 36

3 3 14 5 23 5 23 7 32 1 5 3 14

4 6 27 6 27 5 23 4 18 4 18 3 14

5 2 9 5 23 2 9 2 9 4 18 3 14

Total 22 10 22 100 22 100 22 100 2 2 10 22 100


0 0

Fuente : Masini (2004)

245

También podría gustarte