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La nueva carrera docente apunta a avanzar en la calidad y equidad de

nuestro sistema educativo, que es hoy nuestro principal desafío. Ella


busca impactar la calidad mejorando la formación, tanto inicial como
continua, de los profesores y las condiciones laborales de todos los
docentes que trabajan en el sector que recibe recursos fiscales.
Las mayores exigencias para ingresar a estudiar pedagogía, junto con
condiciones laborales más atractivas, entre ellas remuneraciones más
altas en los primeros años y la posibilidad de progresar en la carrera
profesional, tienen por objeto principal atraer a estudiantes talentosos y
con vocación a la profesión docente. Por otra parte, se pretende
impactar la equidad del sistema educativo, incentivando a los mejores
docentes a trabajar en establecimientos con un alto porcentaje de
alumnos vulnerables.
Por más que la tecnocracia sea vilipendiada, el éxito de esta política
depende finalmente del detalle del diseño de sus instrumentos. Si bien
hoy es imposible adelantar el grado de éxito o fracaso de la nueva
carrera docente, existe el riesgo no solo de que esta política no logre
mejorar ni la calidad ni la equidad del sistema educativo, sino incluso de
acrecentar la inequidad.
El primer problema que se observa son los bajos incentivos para atraer
a estudiantes talentosos y con vocación a la profesión docente. La
estructura de remuneración propuesta continúa considerando
principalmente los años de experiencia para el aumento salarial,
mientras que el mérito incide considerablemente menos. El aumento
salarial entre el primer y segundo nivel de desarrollo profesional es, en
el primer año, de cerca de $7.000 mensuales para una jornada de 44
horas semanales, es decir, mínimo, y entre el segundo y el tercer nivel,
que es cuando un profesor alcanza el nivel óptimo de desarrollo según el
Ministerio de Educación, es de aproximadamente $119.000 mensuales,
cercano a un 10%. Además, las remuneraciones son atractivas al
comienzo del ejercicio profesional, cuando los docentes aún no han
mostrado mérito alguno, y van perdiendo atractivo en comparación con
otras profesiones a medida que pasa el tiempo y se avanza en la carrera
profesional.
La señal que se entrega es clara, la nueva carrera docente es atractiva
para los jóvenes profesionales, especialmente para los de bajo
desempeño, pero no para los profesionales talentosos, cuyo mérito esta
carrera no premia suficientemente. Es cierto que se considera más que
antes el desempeño del docente en las remuneraciones, pero no
podemos perder de vista que el objetivo es atraer a jóvenes más
talentosos y con vocación a la profesión, pues ellos ofrecerán mejores
oportunidades de aprendizaje a nuestros estudiantes, y no es claro que
la nueva estructura salarial lo logre.
El segundo problema son los bajos incentivos para que docentes de
buen desempeño, especialmente al inicio de su ejercicio profesional,
trabajen en establecimientos escolares con alto porcentaje de alumnos
vulnerables. No solo necesitamos mejorar la calidad de nuestros
docentes, sino también, y por sobre todo, mejorar las oportunidades de
aprendizaje de nuestros alumnos más vulnerables. Si logramos atraer a
jóvenes talentosos a la profesión docente, pero no logramos que
trabajen en los sectores más desfavorecidos, arriesgamos aumentar la
inequidad de nuestro sistema educacional. Los incentivos que propone la
actual ley no son atractivos. El bono por trabajar en un establecimiento
con alto porcentaje de alumnos vulnerables se entrega a todos los
docentes jóvenes, independientemente de si es talentoso o no, y el
monto es tan bajo que apenas cubre los costos de transporte ($45.000
mensuales para una jornada de 44 horas semanales). El monto del bono
aumenta con los años de experiencia y según el nivel de desarrollo
profesional, pero sigue siendo poco atractivo. Los montos máximos para
los docentes que se encuentran en los dos niveles más altos del
escalafón profesional con 30 años de experiencia y una jornada de 44
horas son $147.000 y $235.000 mensuales, respectivamente, es decir,
menor al 10% del sueldo.
Sin buenos docentes, no tendremos nunca educación de calidad. Este
año se matricularon menos alumnos con más de 600 puntos en la
Prueba de Selección Universitaria (PSU) que el año pasado, aun cuando
el proyecto de carrera docente estaba por aprobarse. Resulta imperativo
monitorear cómo se comportan los estudiantes frente a las nuevas
exigencias e incentivos de la nueva carrera docente para así introducir
de forma oportuna las modificaciones necesarias que permitan
materializar sus fines.
Nuevas exigencias para estudiantes y las
universidades
Uno de los ejes de la nueva ley apunta a asegurar la formación de calidad para
quienes decidan estudiar pedagogía, elevando los requisitos de ingreso y la
acreditación obligatoria de los programas.

De esta forma quienes opten por estudiar pedagogía deberán obtener al menos
550 puntos en la PSU, estar dentro del 30% mejor de su promoción o bien haber
realizado un programa de preparación y acceso a la educación superior (como el
PACE).

En cuanto a las instituciones, las carreras de pedagogía deberán acreditarse


ante la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). En caso que una universidad
no obtuviera o perdiera este reconocimiento, no podrá admitir nuevos estudiantes,
aunque deberá seguir impartiéndola hasta el egreso y titulación de sus matriculados.

Esta última medida entrará en vigencia luego de tres años de la promulgación de la


ley. O sea, en 2019. El desafío no es menor, ya que en 2015 un 30% de los
programas no estaba acreditado.

Otra de las exigencias apunta a que las universidades deberán aplicar a sus
estudiantes evaluaciones diagnósticas sobre formación inicial en pedagogía,
que será determinada por el Mineduc. Una de estas pruebas será al inicio de la
carrera y otra durante su desarrollo (los doce meses previos al último año). Los
planteles deberán establecer programas de acompañamiento a los estudiantes que
tengan malos resultados.

Inducción y acompañamiento
La nueva ley consigna la inducción como un derecho para los docentes en la
entrada a las aulas, para lo cual se contratarán docentes que ejercerán como
mentores. Por otro lado se establece un mecanismo de desarrollo continuo que
contempla tres tramos obligatorios (inicial, temprano y voluntario) y dos de carácter
voluntario (experto I y experto II). El avance en la carrera irá acompañado de
mayores responsabilidades y mejores remuneraciones (en el siguiente punto
podrás ver un ejemplo).

Un docente que ingresa a la carrera entrará al tramo inicial. Luego de cuatro años
tendrá su primera evaluación. En caso de salir mal evaluado, podrá repetir el
proceso. Sin embargo, en caso de no mejorar su desempeño al cabo de dos años,
deberá dejar de hacer clases en el establecimiento y no podrá ejercer en otro lugar
adscrito al sistema de Carrera Docente.
Mejores remuneraciones
Según estimaciones del Mineduc, las remuneraciones tendrán un incremento
promedio de un 30% al ingresar a la carrera. Esto se traduce en que un docente
que ingresa al sistema con un contrato de 37 horas recibirá una remuneración
de al menos $800 mil.

Adicionalmente, se crea una asignación que permitirá aumentar hasta en cerca de


$300 mil las remuneraciones de los profesores que hayan alcanzado los más altos
niveles de desarrollo dentro de la carrera y que trabajen en establecimientos de alta
concentración de alumnos prioritarios.

Esta es una de las simulaciones realizadas por el Mineduc para ejemplificar la


progresión que puede tener un docente a lo largo de su carrera. En este enlace
puedes ver más ejemplos.

Incremento en horas no lectivas


Una de las principales demandas del Magisterio apuntaba a disminuir el agobio de
los docentes. Si bien se trata de un problema con varias aristas, una de ellas era la
falta de horas no lectivas, destinadas a la planificación de clases y preparación de
material.

En este contexto, la nueva ley establece que en 2017 las horas no lectivas se
incrementarán del 25% al 30% para los docentes del sector público y particular
subvencionado. En 2019 llegarán al 35%. El Gobierno suscribió el compromiso de
elevar las horas no lectivas al 40% de acuerdo al crecimiento económico.

Por otro lado, la ministra de Educación, Adriana Delpiano, anunció que en el marco
de la mesa de trabajo con el magisterio se abordaron otras materias que no
requerían ley, como pasar de un sistema de planificación diaria hacia uno por
unidad.

Incentivo al retiro: Lo que está pendiente


Uno de los temas polémicos durante la tramitación fue la demanda de contar con
un sistema de incentivo al retiro para los próximos años.

Fue a sólo horas de la votación final del proyecto en la Cámara de Diputados que
la ministra Delpiano y el titular de Hacienda, Rodrigo Valdés, anunciaron que el
Ejecutivo ingresará al Congreso un proyecto de ley que extenderá el bono de
incentivo al retiro para profesores, que beneficiará a unos 20 mil profesionales
en un plazo de 8 años.

“Con esto, la Carrera Docente también tiene claro su mecanismo de salida, porque
tenemos el compromiso de enviar el proyecto antes del 21 de mayo”, explicó en
esa oportunidad la secretaria de Estado.

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