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Oración Inicial

Señor hoy nos ponemos en tu presencia y queremos darte gracias


porque nos permites compartir estos momentos en comunión contigo
y con nuestros hermanos, hoy queremos escuchar tu Palabra,
conservarla en nuestro interior y seguir tus enseñanzas. Danos la luz y la
gracia que necesitamos para poder hacerlo.

Oración Final
Cuando tomamos conciencia de nuestra fragilidad muchas veces
experimentamos la tentación de ceder a la desesperanza. ¡Cuántas
veces somos negligentes en nuestro combate espiritual! Sin embargo,
Tú Padre Bueno siempre estás esperándome con los brazos abiertos
para perdonarme y devolverme a la vida. Sé que eres todo amor y
misericordia y eso me llena de confianza y de esperanza.

Gracias Jesús por renovarme en mi decisión de convertirme cada vez


más a Ti y creer en tu Evangelio. Ayúdame a ser como Simón y Andrés,
como Santiago y Juan, y seguirte sin temor. Quiero seguir tus pasos, ser
tu discípulo. Me fortalece la certeza de que me amas y siempre me
acompañas.

Jesús no nos deja solos. Él se hace, realmente, compañero de camino.


Siguiendo a Jesús, no hay camino en las tinieblas, porque Él me da la
luz de la vida en abundancia. No importa que requiera de mí la
negación de mí mismo y la necesidad de tomar la cruz cotidiana. Sólo
permaneciendo en Él, mi vida dará mucho fruto.

En medio de tantas posibilidades que se abren ante mí, la única que


resulta verdaderamente segura y justa es la propuesta por Jesús: el
camino del bien y el servicio a los demás. Cada día Él me invita a
caminar sobre este único camino, según el designio del Padre. Cada
nuevo día, cada nueva situación, cada persona, son espacios en los
que Jesús me llama a seguirle.

Los pescadores de hombres son formadores de otros hombres nuevos.


Es enseñar a volar de forma nueva.
Gracias padre por permitirnos ser esos pescadores.
Amen

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